las sociedades autoctonas y sus niveles de desarrollo histÓric1
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LAS SOCIEDADES AUTOCTONAS Y SUS NIVELES DE DESARROLLO
HISTÓRICO.
Latinoamérica o América Latina, en sentido amplio, todo el territorio americano al sur
de Estados Unidos. En sentido más estricto, Latinoamérica comprende todos los países que
fueron colonias de España, Portugal y Francia. Dado que los idiomas de estos países
provienen del latín, el término Latinoamérica ha servido para designar a las naciones que
fueron sus colonias en el Nuevo Mundo.
Antes de la conquista, América tenía aproximadamente algo más de 80 millones de
habitantes, mientras que la población europea era en esa época de 60 millones; los españoles y
portugueses que llegaron al continente eran pocos en número, pero superiores en armamento y
destreza militar. Por otra parte, la población de las grandes civilizaciones precolombinas
como la azteca de México, la maya de Centroamérica y la inca de los Andes fue pronto
diezmada por epidemias de enfermedades traídas por los conquistadores. Los que
sobrevivieron, no más del 15% de la población, fueron puestos al servicio de los
colonizadores para trabajar en las plantaciones y minas. Cuando los indígenas empezaron a
decrecer en número, para reemplazarlos se importaron esclavos procedentes de África que
fueron enviados a Brasil, a las islas caribeñas y también a otros países de la América
española. A pesar de la dominación ejercida por sus propietarios, los amerindios y los
afroamericanos lograron conservar aspectos significativos de los idiomas, costumbres,
religiones, artesanías y estilos de vida que han hecho de la moderna Latinoamérica un crisol
de culturas de tres continentes.
Los españoles y los portugueses llevaron muy pocas mujeres a América y, como consecuencia
de ello, se produjo la unión entre conquistadores y conquistados. Al finalizar el periodo
colonial, la mezcla de la población indígena y negra con la española y portuguesa (mestizos y
mulatos) era mayoritaria en muchas de las colonias. Esta diversidad de etnias y culturas
contribuyó a diseñar desde entonces una de las características más relevantes de la región.
A pesar de la diversidad racial, se desarrolló de forma notable una estructura social similar en
toda la región. Un limitado cuerpo de funcionarios reales gobernó las colonias en
colaboración con el clero y una reducida clase terrateniente y de mercaderes. Los burócratas,
peninsulares o nacidos en América (criollos), formaban, junto con sus respectivas familias, las
clases dominantes, que tenían a su servicio a la mayoría de la población formada por
indígenas, mestizos y negros.
Se desarrolló un sistema de comercio centralizado con la finalidad de excluir a competidores
extranjeros, pero el descubrimiento de oro y plata en las Américas atrajo a las restantes
potencias, Gran Bretaña, Francia y Holanda, que establecieron bases comerciales en la
periferia de las colonias e influyeron de forma considerable en ellas.
México, Alrededor del 55% de la población de México está formada por mestizos, personas
de ascendencia mixta, resultado del cruce de indígenas americanos y europeos, sobre todo
españoles. Aproximadamente el 30% de la población es de origen indígena americano
relativamente puro, y un 15% es de origen europeo puro.
Azteca o Mexica, miembro de un pueblo que dominó el centro y sur del actual México, en
Mesoamérica, desde el siglo XIV hasta el siglo XVI y que es famoso por haber establecido un
vasto imperio altamente organizado, destruido por los conquistadores españoles y sus aliados
tlaxcaltecas.
Algunas versiones señalan que el nombre de ‘azteca’ proviene de un lugar mítico, situado
posiblemente al norte de lo que hoy en día es México, llamado Aztlán; más tarde se
autodenominaron mexicas
Tras la caída de la civilización tolteca que había florecido principalmente en Tula entre los
siglos X y XI, oleadas de inmigraciones inundaron la meseta central de México, alrededor del
lago de Texcoco. Debido a su tardía aparición en el lugar, los aztecas-mexicas se vieron
obligados a ocupar la zona pantanosa situada al oeste del lago. Estaban rodeados por
enemigos poderosos que les exigían tributos, y la única tierra seca que ocupaban eran los
islotes del lago de Texcoco, rodeados de ciénagas.
El hecho de que, desde una base tan poco esperanzadora, los aztecas fueran capaces de
consolidar un imperio poderoso en sólo dos siglos, se debió en parte a su creencia en una
leyenda, según la cual fundarían una gran civilización en una zona pantanosa en la que vieran
un nopal (cactus) sobre una roca y sobre él un águila devorando una serpiente. Los sacerdotes
afirmaron haber visto todo eso al llegar a esta zona; como reflejo de la continuidad de esa
tradición, hoy en día esa imagen representa el símbolo oficial de México que aparece, entre
otros, en los billetes y monedas.
Centroamérica o América Central, región del continente americano, constituida por un
largo y estrecho istmo a manera de puente entre Norteamérica y Sudamérica.
Comprende los siguientes países: Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador,
Nicaragua, Costa Rica y Panamá, así como el sector más meridional de México.
La región comprendida entre México y Colombia albergó una extensa civilización
precolombina. La más importante fue la maya. El origen de esta civilización se remonta al
primer milenio a.C., y estuvo ubicado en las mesetas de Guatemala. Alcanzó su mayor
desarrollo entre los años 300 y 900, y su organización se basó en ciudades-estado autónomas,
ocupando los territorios de lo que ahora es el norte de Guatemala, Honduras, Belice y la
península de Yucatán. La unidad maya fue más cultural que política, pero la influencia de su
civilización fue muy amplia. Los logros artísticos y científicos mayas sobrepasaron a sus
contemporáneos europeos. No obstante, esta civilización entró en decadencia hacia el año
900, y su pueblo fue conquistado por los invasores toltecas procedentes de México.
El istmo estuvo también habitado por otros pueblos que no alcanzaron el nivel de
desarrollo de los mayas. Comerciaron con pueblos del sur y norte de América, haciendo de
Centroamérica un puente entre las antiguas culturas de las Américas. La población del istmo
antes de la conquista española pudo haber sido de unos seis millones, una cifra que no sería
alcanzada de nuevo hasta el siglo XX.
Etnografía.
Un porcentaje considerable de la población de Centroamérica es indígena o mestiza
(de español e indio). La población de la estrecha costa caribeña es predominantemente negra y
mulata (mezcla de blanco y negro). Al menos la mitad de la población de Belice es de origen
africano. En Costa Rica la gran mayoría es de origen español sin mezcla, y aproximadamente
el 90% de los habitantes de El Salvador y Honduras son descendientes de mestizos. En
Guatemala, el 45% de la población es indígena y el resto mestiza. En Nicaragua y Panamá, el
70% de sus habitantes son mestizos. Este último país tiene además una considerable
población negra. En general, el elemento indígena es menos manifiesto en el sur de
Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Cultura
Los modelos culturales en Centroamérica están definidos principalmente por la
herencia maya y de otras culturas indígenas, a las que se añade la herencia colonial hispánica.
Sin embargo, en los últimos tiempos se ha operado un gran cambio en las ciudades de la
región, donde los medios de comunicación de masas y las modernas instituciones culturales
ejercen una gran influencia. Los países centroamericanos han proporcionado a su población
joven muchas instalaciones educativas, pero, en comparación, una gran proporción de la
población infantil no acude a la escuela. La mayor parte de la población de más de 15 años de
edad en Costa Rica y Panamá sabe leer y escribir, mientras que más de un tercio de la
población de la misma edad en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua mantiene un
alto grado de analfabetismo.
Maya.
Grupo de pueblos indígenas que pertenecen a la familia lingüística maya o mayense y
que tradicionalmente han habitado la parte occidental del istmo centroamericano, en los
actuales estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Quintana Roo (península de Yucatán),
Tabasco y este de Chiapas, en la mayor parte de Guatemala y en algunas regiones de Belice y
Honduras, zona comprendida en Mesoamérica. Los mayas no conformaron una cultura
homogénea, ya que los distintos grupos, al parecer un total de 28, tenían su propia lengua,
aunque todos ellos compartían los ámbitos económico, artístico, religioso e intelectual.
Pueblo tolteca (en nahuatl, 'maestros constructores'), pueblo nativo de México que
emigró desde el norte de lo que ahora es México, tras la decadencia (en torno al año 700 d.C.)
de la gran ciudad de Teotihuacán, y que estableció un estado militar en Tula, a 64 km al norte
de la moderna ciudad de México, en el siglo X d.C. Se pensó que su llegada marcó el cenit del
militarismo en Mesoamérica, puesto que el ejército tolteca empleó su mayor potencia para
dominar las sociedades vecinas. El pueblo tolteca creó una refinada cultura, que incluía
conocimientos sobre la fundición del metal, el trabajo de la piedra, la destilación y la
astronomía. Su arquitectura y su arte reflejan influencias de Teotihuacán y de la cultura
olmeca. Los restos de Tula, a veces llamada Tollan Xicocotitlán, incluyen tres templos
piramidales, de los cuales el más grande está rematado por columnas de 4,6 m de altura en
forma de estilizadas figuras humanas conocidos como "atlantes" (guerreros); se cree que
estaba dedicado a Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, deidad que los toltecas adaptaron de
culturas anteriores y la adoraron como el dios del planeta Venus. Según la leyenda, un dios
rival tolteca Tezcatlipoca, hizo que Quetzalcóatl y sus seguidores abandonaran Tula en torno
al año 1000 d.C. Se desplazaron al sur y posteriormente desarrollaron la ciudad maya de
Chichén Itzá, convirtiéndola en su capital y en un importante centro religioso.
La civilización tolteca decayó en el siglo XII, cuando los chichimecas, junto con
otros pueblos indígenas, invadieron el valle central y saquearon Tula. Los toltecas del sur
fueron absorbidos por los mayas, a los que habían conquistado anteriormente. Hacia el siglo
XIII la caída de Tula y del poder tolteca abrió el camino para la ascensión de los aztecas.
Pueblo olmeca, antiguo pueblo del sur del golfo de México que originó la más antigua
civilización en Mesoamérica (México y América Central), y cuyo esplendor se fecha desde
aproximadamente el 1500 hasta el 900 a.C. Su área central ocupó unos 18.000 km2, en las
pantanosas selvas de las cuencas ribereñas de los actuales estados mexicanos de Veracruz y
Tabasco. Su influencia se extendió gradualmente hasta las tierras altas de México, esto es, el
valle de México, conocido como el Anáhuac, y los actuales estados de Oaxaca y Guerrero,
por lo que influyeron en otras culturas posteriores como la mixteca y zapoteca. Los olmecas
iniciaron su andadura, durante el denominado periodo olmeca I (1500-1200 a.C.), con
pequeñas aldeas costeras que practicaban una agricultura incipiente y mantenían el importante
aporte de la caza y la recolección. El periodo olmeca II (1200-400 a.C.) comprende San
Lorenzo, su centro más antiguo conocido, que fue destruido en torno al año 900 a.C. y
sustituido por La Venta, una ciudad creada según un patrón axial que influyó en el desarrollo
urbanístico de América Central durante siglos. Una pirámide de tierra apisonada de 30 m de
altura, una de las más antiguas de Mesoamérica, estaba situada en el centro de un complejo de
templos y patios abiertos. El periodo olmeca III (400-100 a.C.) se caracteriza por su marcada
decadencia, ubicado en los centros de Tres Zapotes y Cerro de las Mesas y que reflejan ya las
influencias de las culturas de Teotihuacán y maya, que comenzaron su expansión en los
primeros siglos de la era cristiana.
Los olmecas, cuyo nombre significa ‘país del hule’ (del azteca ulli, hule o caucho),
fueron los primeros en emplear la piedra en la arquitectura y escultura, a pesar de tener que
extraerla de los montes de Tuxtla, a 97 km al este de Tula. Sus obras escultóricas incluyen
tanto las colosales cabezas masculinas de basalto de 2,7 m de altura y 25 t de peso como
pequeñas estatuillas de jade que pueden observarse, junto a otros productos olmecas, en la
ciudad mexicana de Villahermosa. Su sistema de escritura fue el precursor de los jeroglíficos
mayas, y es probable que el famoso calendario maya se haya originado en la cultura olmeca.
La civilización olmeca dejó establecidos patrones de cultura que influyeron en sus sucesores
en los siglos venideros; por ello está considerada como la cultura ‘madre’ más importante de
México (véase Arte y arquitectura olmecas).
Mixteco, pueblo amerindio de la familia lingüística otomanque, habitante de los
actuales estados mexicanos de Oaxaca, Guerrero y Puebla. La cultura mixteca floreció en el
sur de México desde el siglo IX hasta principios del XVI y sus miembros fueron los artesanos
más famosos de México. Sus trabajos en piedra y en diferentes metales nunca fueron
superados. Entre sus especialidades se podían citar los mosaicos de plumas, la alfarería
polícroma decorada y el tejido y bordado de telas.
Las contribuciones más importantes de los mixtecos son: los registros pictográficos en
códices hechos sobre piel de venado de la historia militar y social que narran aspectos del
pensamiento religioso, de los hechos históricos y de los registros genealógicos de su cultura;
la orfebrería, cuyas muestras como pectorales, narigueras, anillos o aretes, demuestran que
manejaron con maestría el oro trabajado con la técnica de la cera perdida, así como el labrado
del alabastro, el jade, la turquesa y la obsidiana, entre otros. Las piezas más notables que se
conocen proceden de los enterramientos de Monte Albán, descubiertos por el arqueólogo
Alfonso Caso, y que se exhiben en el Museo Regional de Oaxaca. Otros legados mixtecos
son: un calendario análogo al utilizado por los aztecas y sus técnicas agrícolas.
Entre los siglos XI y XII de nuestra época, los mixtecos adoptaron una influencia
tolteca cuya característica civilizadora los motivó a buscar asentamientos más estables que los
que habían tenido; se dedicaron a dominar a los zapotecas por medio de invasiones de sus
tierras, guerras y alianzas políticas por matrimonios. De ese modo se apoderaron, por ejemplo,
de Monte Albán, que había sido abandonada por los zapotecas y los mixtecos convirtieron en
necrópolis, enriqueciendo notablemente sus monumentos funerarios. Tanto en esa ciudad,
como en Mitla, aportaron conceptos arquitectónicos evolucionados como las grecas
geométricas de piedras ensambladas que adornan los palacios. Otras ciudades zapotecas de las
que se apoderaron los mixtecos son Zaachila y Yagul, también en el estado de Oaxaca, con las
que se complementa el conjunto del impresionante legado de estas culturas. Los mixtecos
influyeron en el declive de la civilización maya en el sur, y permanecieron independientes de
los aztecas en el norte. Es posible que la población mixteca actual ronde el medio millón de
personas, distribuidas en 3 regiones principales: la Mixteca Alta (en las zonas frías de la sierra
Madre del Sur), la Mixteca Baja (siguiendo el curso del río Atoyac) y la costa (estados de
Oaxaca y Guerrero).
Pueblo zapoteca, pueblo mesoamericano perteneciente al tronco lingüístico
otomangue, establecido desde el I milenio a.C. en la sierra, valle central y en la parte del
istmo de Tehuantepec de lo que es en la actualidad el estado mexicano de Oaxaca, que tuvo
una destacada importancia durante el periodo precolombino y recibió la influencia de los
olmecas, es decir, de los creadores de la cultura madre que comenzó a florecer en las costas
del golfo de México, en la región limítrofe de los actuales estados mexicanos de Veracruz-
Llave y Tabasco.
Monte Albán (México) Monte Albán, que se encuentra en un altiplano del valle de
Oaxaca, fue el emplazamiento del antiguo centro de la civilización zapoteca
aproximadamente desde el 500 a.C. hasta fechas cercanas a la conquista española. La mayoría
de los edificios encontrados datan del 600 y 700 d.C., época en la que esta cultura se hallaba
en su momento de mayor apogeo.
Sudamérica o América del Sur, subcontinente de AméricaAtraviesa la línea
ecuatorial y el trópico de Capricornio. Se une con Centroamérica, en el norte, por el istmo de
Panamá.
Comprende diez países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador,
Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa (departamento
de ultramar de Francia).
Las culturas precolombinas de Sudamérica, véase Araucanos; Arawak;
Arqueología: El continente americano; Caribe; Chibchas; Perú: Historia; Arte y arquitectura
precolombinas; Tiahuanaco; Tupí-guaraní.
Arawak, pueblo amerindio cuyas numerosas tribus habitaban en sus orígenes una
zona comprendida entre la actual Florida y las Antillas, y la zona costera de Sudamérica hasta
el sur de Brasil. El grupo pertenece a la familia lingüística arauaca o arawaka. Los arawak,
también llamados arawacos, fueron los primeros indígenas del continente americano con los
que se encontró Cristóbal Colón.
Buena parte de los pueblos arawacos desaparecieron hace varios siglos. Los de las
Antillas Menores fueron sometidos en la guerra contra los pueblos caribes a finales del siglo
XV. En los primeros años del siglo XVI la población arawaca de las Antillas disminuyó en
millones y a finales de siglo se había extinguido. Esta catastrófica tasa de mortalidad se debió
a la llegada de enfermedades europeas (a las que los arawacos no eran inmunes), a la
desaparición de sus fuentes de alimentación y a la crueldad y esclavitud impuestas por los
españoles.
Antes de la conquista española, los sistemas ecológicos de las grandes islas, con sus
copiosas cosechas y abundancia de peces, junto con las poblaciones compactas y estables,
favorecieron el desarrollo de una evolucionada estructura política y social. Una casta de jefes
hereditarios gobernaba a otras tres castas, la más baja de las cuales estaba formada por
esclavos. Los conflictos entre las castas parece ser que eran mínimos. En esta sociedad
matrilineal (en la que la sucesión se establece por línea materna), a un jefe le sucedía el hijo
mayor de su hermana mayor. La religión presentaba una jerarquía de deidades paralela a la
estructura social.
Los grupos arawacos de Sudamérica resistieron mejor el contacto europeo debido a
que sus grupos eran más pequeños y estaban más dispersos. Su estructura social también era
matrilineal, pero mucho menos compleja. Los arawacos de tierra firme comerciaban con los
holandeses y los ingleses. Durante los siglos XVII y XVIII evolucionaron hacia una
agricultura de plantaciones.
En el transcurso del siglo XX, los arawacos comenzaron a aceptar trabajos asalariados
para suplir los escasos beneficios de la agricultura, la caza y la pesca. Aunque su cultura
actual refleja diversas influencias externas, este grupo se ha distinguido desde la época
prehispánica por su destreza en la alfarería (véase Cerámica), los tejidos, la talla en madera y
los metales. En la actualidad viven unos 30.000 arawacos en Guyana y poblaciones menores
en Surinam y en la Guayana Francesa. Otros grupos de habla arawaca se hallan dispersos por
diversas partes de Sudamérica.
Chibchas o Muiscas, pueblo amerindio perteneciente a la familia lingüística chibcha.
Habitan junto al río Magdalena, cerca de Bogotá, Colombia. En el pasado ocupaban parte de
la actual Panamá y los altiplanos de la cordillera Oriental de Colombia, y representaron la
zona más poblada entre los imperios mexicano e inca.
Desde el punto de vista cultural, los chibchas se asemejaban al pueblo inca;
practicaban la agricultura con ayuda de un extenso sistema de regadío, tejían telas de algodón
y eran grandes expertos en la artesanía del oro, realizando finísimas láminas decoradas con
motivos de alambre o cintas, y figuras antropomorfas muy estilizadas. Después de los incas,
los chibchas constituyeron estados sometidos al férreo control del poder personal autoritario
de los caciques y formaban una unidad muy desarrollada culturalmente en el momento del
encuentro con los españoles.
Además de utilizar esmeraldas como moneda para el trueque, realizaban el rito en el
cual el cacique o máximo sacerdote cubría su cuerpo con polvo de oro y se sumergía en la
laguna de Guatavita, a cuyo centro se desplazaba en una balsa. Esta ceremonia dio origen al
mito de El Dorado que atrajo a los aventureros españoles que acudieron en busca de lugares
donde abundara el oro, pero que no existían en la realidad. La llegada de los conquistadores
españoles en 1536 derrumbó sus estructuras políticas y sociales; fueron sometidos en 1541 y
en el siglo XVIII su cultura ya estaba prácticamente extinguida.
Caribe (antropología), miembro de los pueblos indígenas pertenecientes a la familia
lingüística caribe, ocupó diversas zonas del continente americano, aunque probablemente sea
oriundo del valle del río Orinoco. A finales del siglo XV los caribes poblaron la mayoría de
las islas de las Antillas Menores y la costa de la actual Venezuela, territorios de los que
expulsaron al pueblo arawaco.
Los caribes valoraban por encima de todo las hazañas en combate. No estaban
organizados en estructuras jerárquicas bajo el mando de un jefe, sino que peleaban como
guerreros solitarios y asaltaban otros pueblos.
Semejantes a los arawacos, los caribes manejaban la canoa con destreza y sus flotas a
veces llegaron a tener hasta 100 piraguas dotadas de velas. En tierra vivían en pequeños
asentamientos, practicaban la agricultura y pescaban y cazaban animales con cerbatanas,
mazas, hachas de piedra, arcos y flechas —cuya punta envenenaban con curare. Las
comunidades caribes estaban constituidas generalmente por varios grupos emparentados por
línea materna.
En el transcurso del siglo XVII, época en la que varios países europeos combatieron
por hacerse con el control de las Antillas Menores, los caribes fueron prácticamente
exterminados; sólo quedaron algunos grupos en las islas de San Vicente y Dominica. En 1796
el gobierno británico deportó a la mayoría de los 5.000 supervivientes desde San Vicente a la
isla de Roatán en la costa hondureña del mar Caribe.
Los caribes se dispersaron por tierra firme y en la actualidad forman un grupo de unos
40.000 individuos, cuyo núcleo se encuentra situado en Venezuela y la Guayana.
Aimaras o Aymaras, pueblo amerindio que habita en la alta meseta del lago Titicaca,
en el Alto Perú y Bolivia. Los aimaras fueron conquistados por los incas en el año 1450,
cuando formaban unos 80 reinos dispersos en un amplio territorio y enfrentados entre sí. A
partir de 1535 los españoles conquistaron el Altiplano boliviano al mando de Diego de
Almagro y ocho años después, en 1542, el virreinato del Perú incluiría ya la totalidad de su
territorio.
Actualmente en el territorio que habitan los aimaras se encuentran los centros
arqueológicos de Tiahuanaco y Pucará. Basan su subsistencia en la agricultura con la
obtención de papa, maíz, cebada, quina y coca, el pastoreo de la llama y la alpaca, y la pesca
en el lago Titicaca. También son diestros artesanos del metal, la cerámica, los tejidos y la
cestería. La organización social está basada en el ayllu, forma andina del clan, al que
pertenecen todos los parientes que tienen vínculos de sangre y que realizan en común las
tareas agrícolas y ganaderas.
La lengua aimara está muy difundida y la hablan diversos grupos indígenas como los
collas, lupacas, pacasés y otros. Hoy, numerosos grupos aimaras han adoptado la lengua
quechua (véase Lenguas aborígenes de Hispanoamérica). En la actualidad viven
aproximadamente 1.250.000 aimaras en Bolivia y 300.000 en Perú. Suele usarse también la
forma oxítona para designar a este pueblo: aimarás o aymarás.
Tupí-guaraní, perteneciente o relativo a una familia lingüística y cultural amerindia
que comprende diferentes grupos de población de zonas próximas a la costa atlántica del
continente americano y, en el interior, desde el sur del río Amazonas hasta las laderas de los
Andes. Sus lenguas principales son el tupí y el guaraní; el tupí se habla sobre todo en
Paraguay, Bolivia, Brasil y Argentina; el guaraní es la lengua más extendida en toda la región
amazónica y es el segundo idioma oficial de Paraguay.
En sus orígenes, los pueblos tupí-guaraní realizaron grandes emigraciones debidas, al
parecer, por el deseo de escapar del dominio de los colonizadores españoles. En el siglo XVII
fueron congregados en las denominadas misiones jesuíticas. Sin embargo, con la expulsión de
los jesuitas de Sudamérica durante el siglo XVIII, las misiones se disolvieron y los grupos que
habían adoptado costumbres occidentales se integraron en los asentamientos, mientras que los
demás emigraron a territorios inexplorados del oeste.
La subsistencia de los pueblos tupí-guaraní depende de la caza, la pesca y, en menor
medida, de la agricultura, aunque cultivan maíz, mandioca, batata, chile o frijol. Viven en las
orillas de los grandes ríos, agrupados en poblados bastante grandes, con 5 u 8 casas
comunales. Son unos expertos alfareros y artesanos de la talla en piedra. Entre las tribus más
importantes destacan: los omagua del Alto Amazonas, los tupinambás del Brasil o los
guaraníes de Paraguay y de la región del Chaco. Véase Lenguas aborígenes de
Hispanoamérica.
Etnología
Aunque la población de Sudamérica posee distintas herencias étnicas, sus principales
elementos lo constituyen los indígenas y los descendientes de españoles, portugueses y negros
africanos, así como la población con mezcla de dos o más de estos elementos. El espectro
racial producido por la mezcla de varios grupos es amplio. Lo que más caracteriza a
Sudamérica son los mestizos (mezcla de población hispana y portuguesa con la de
ascendencia indígena); son menos numerosos los mulatos (hispanos y portugueses con
población negra) y aún lo son menos los de indígenas con negros. La población indígena es
mayoritaria en los países andinos. La población descendiente de españoles y otros europeos es
más numerosa en Argentina y Uruguay. En Brasil, el portugués es el elemento predominante,
y los grupos negros y mulatos son más numerosos en esta región que en el resto de
Sudamérica. La población negra es también importante en las Guayanas y en la costa de
Colombia y Ecuador.
El continuo flujo de españoles y portugueses a Sudamérica durante la época colonial
aumentó en el siglo y medio que siguió a la independencia, sobre todo en el periodo
comprendido entre finales del siglo XIX y la década de 1930, con la entrada de millones de
italianos, que se establecieron principalmente en Argentina, Brasil y Uruguay. También
llegaron pequeños grupos de otras nacionalidades europeas, como alemanes y polacos.
Muchos de estos inmigrantes europeos fueron contratados principalmente para realizar
trabajos rurales, o como arrendatarios agrícolas en regiones poco pobladas de Argentina y
Brasil.
Algunos grupos de estos inmigrantes, como alemanes, italianos y otros, fundaron
colonias agrícolas. Los colonos alemanes establecieron importantes colonias en el sur y centro
de Chile. Otros inmigrantes se dirigieron hacia las ciudades del país que los acogió, y
engrosaron la mano de obra o se dedicaron a actividades en sectores empresariales. También
se establecieron en gran número muchos grupos de origen no europeo, como sirios y
libaneses. Los grupos más numerosos de inmigrantes asiáticos que llegaron a finales del siglo
XIX provenían de la India, Indonesia y China; la mayoría se estableció en la Guayana
Británica (actual Guyana) y en la Guayana Holandesa (actual Surinam), ligados a contratos de
trabajo después de la abolición de la esclavitud. Desde 1900, importantes grupos de colonos
japoneses se establecieron en el sur, norte y noreste de Brasil. En Perú, desde finales del siglo
XIX, se asentaron también grandes grupos de chinos y japoneses.
Aunque existe una conciencia de la identidad en términos de color de piel y del origen
étnico, no se han originado antagonismos raciales tan evidentes como en otros lugares del
mundo. Los sudamericanos en general atribuyen más importancia a las diferencias de carácter
económico y a los desfases en los niveles culturales y educativos.
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