la inteligencia emocional
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1-12-2014
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL, LA EMPRESA Y LA
Profesor: Luis flores Hidalgo
Alumna: Ingrid Lucía Beltrán Pacífico
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL, LA EMPRESA
Y LA INNOVACIÓN
Hoy día en este mundo globalizado donde la competencia cada vez es mayor es necesario
que las empresas Innoven, desarrollen o mejoren productos o servicios, esto con la
finalidad de mantener una competitividad en un mercado cada vez más saturado de
opciones para los consumidores. Es por ello que es necesario y fundamental estar a la
vanguardia de las necesidades actuales y utilizar herramientas diferentes que ayuden a
ofrecer mejores productos o servicios y por lo tanto poder posicionarse fuertemente en el
mercado.
Hay que tener claro la importancia que tiene la innovación hoy en día, para crear nuevos y
mejores recursos y para obtener mayores beneficios tanto económicos, sociales,
tecnológicos, de prestigio etc.
Para que seamos innovadores y podamos emprender necesitamos tener “Inteligencia
Emocional”, que viene a ser es la capacidad para administrar eficientemente el contenido
que proviene de nuestras emociones. Tener visión, ver más allá de lo contingente y
pragmático, tiene que ver con las nuestras capacidad creadora, innovadora e intuitiva,
como también con nuestro derecho a soñar. Construir nuevas realidades y hacerlas
posibles, que es lo que hace un emprendedor, sin duda requiere de energía y fuerza, debe
tener pasión en lo que cree.
La energía y fuerza están dadas también por la confianza que nos tenemos, el optimismo y
fe respecto al entorno. Incluye también el empeño en llegar al objetivo que nos
proponemos focalizando nuestra energía y siendo muy perseverantes en el camino.
Un emprendedor, transforma problemas en oportunidades, siendo sin duda ésta una de la
princípiales características de la inteligencia emocional, tal y como hemos anotado
anteriormente. Esta característica se denomina “resiliencia”, que consiste en la capacidad
de sobre sobreponerse a la adversidad, creciendo a partir de ella. Enfrentar cambios y
sobresaltos de una manera contractiva no dejándose abatir por la frustración.
Lo empuja la intuición y la confianza. Las personas eminentemente racionales que no dan
cabida, a la información que proviene de otras fuentes, que necesitan la lógica y lo
empírico para entender la realidad, difícilmente serán grandes emprendedores. En el
emprender hay mucho de intangible, de apuesta y de riesgo, y de intuitivo El
emprendedor debe ser un sujeto positivo, optimista y confiado. Esta confianza en sí
mismo, en los otros; es la fuerza de las creencias y al empuje. Este empuje no está dado
por un referente externo, sino más bien por el referente interno que sirve de motor de
partida para la concreción de sus ideas. El buen emprendedor seguro que tendrá una
adecuada evaluación de la realidad, como gran referente externo, pero serán más bien sus
propias ideas, creencias y confianzas las que lo impulsaran. Un emprendedor siempre está
enfrentando el riesgo cara a cara y dibujando realidades que previamente no existían, de
ahí la importancia de su fuerza, confianza y convicción. Para aquellos que gozan con cifras
y estadísticas, investigaciones señalan que sólo el 7% de las habilidades para liderar tiene
que ver con el coeficiente intelectual. Son la gran mayoría (93%), habilidades de
inteligencia emocional. Por lo tanto hemos de tenerlo en consideración.
El coeficiente intelectual junto al desarrollo y aplicación de las funciones netamente
cognitivas y racionales, son muy necesarios, pero en el mundo de hoy son insuficientes
tanto para desenvolverse como ejecutivo empleado y con mayor razón para atreverse a
emprender.
Extraído de Management del emprendedor. El Diario. Artículo de Janet Sprohnle.
‘La Inteligencia Emocional es una aptitud superior, una capacidad que afecta
profundamente a las otras habilidades, las facilita o interfiere” (Daniel Goleman,
“Emotional Intelligence” pág. 80 1995)
¿QUÉ ENTENDEMOS POR INTELIGENCIA EMOCIONAL?
Lo que empezó hace casi 30 años como una exploración de cómo nos relacionamos entre
nosotros se ha convertido en un modelo para tratar con las personas en el día a día,
construyendo un medio para gestionar equipos para el éxito comercial y educativo. Sin
embargo, aunque es difícil parafrasear el libro de Goleman, al principio él propuso que el
término Inteligencia Emocional engloba las cinco características y habilidades siguientes:
- Auto-conocimiento—conocer tus emociones, reconocer los sentimientos cuando
ocurren y diferenciarlos.
- Control de las emociones—manejar los sentimientos para que sean relevantes para la
situación actual y reaccionar apropiadamente.
- Auto-motivación—"recoger" tus sentimientos y dirigirte hacia un objetivo, a pesar de
las dudas, inercia e impulsividad.
- Empatía—reconocer los sentimientos en otros afinando las indicaciones verbales y
no-verbales.
- Control de las relaciones—gestionar la interacción interpersonal, la resolución de
conflictos y las negociaciones.
Partiendo de publicaciones de gran alcance, documentos de investigación y
presentaciones lo que se dice a continuación puede resumir lo que se entiende por
Inteligencia Emocional: tener éxito requiere el conocimiento, control y gestión efectivos
de las emociones propias y las de los demás. La Inteligencia Emocional engloba dos
aspectos de inteligencia: 1. Entendimiento de ti mismo, tus objetivos, intenciones,
respuestas, comportamientos, etc… 2. Entendimiento de los demás, y de sus sentimientos,
apoyado por los cinco dominios identificados por Daniel Goleman.
Habilidades y competencias relacionadas con la inteligencia emocional
Una empresa Americana denominada NBS ha llevado a cabo en nuestro país (España) un
profundo estudio, con objeto de conocer qué competencias y/o habilidades priman en las
empresas a la hora de promocionar o incorporar a un directivo en una compañía.
En este estudio se analizaron las competencias seleccionadas por las empresas, para
definir y posteriormente evaluar el perfil directivo de alto potencial. Las compañías
eligieron la metodología de Assessment Centre como herramienta de evaluación del
potencial.
En todos los casos analizados el perfil de los participantes correspondía a profesionales en
torno a los 30 o 40 años, con formación superior y sólida experiencia laboral y nivel
jerárquico de mando intermedio.
Del estudio se dedujo que existen una serie de competencias que aparecen
sistemáticamente en todos los procesos de selección y evaluación, independientemente
de la actividad o de los objetivos de la compañía.
Estas competencias, que podemos definir como comunes al perfil óptimo
· Liderazgo*
· Desarrollo de colaboradores*
· Iniciativa*
· Negociación*
· Gestión del conflicto*
· Trabajo en equipo*
· Orientación a resultados
· Análisis de problemas y toma de decisiones
· Organización y planificación
· Orientación al cliente
(*) Competencias relacionadas con la inteligencia emocional de la persona
Estas diez competencias son definidas por la mayoría de las empresas como habilidades
clave (entre otras más específicas de cada organización), para el éxito profesional de un
directivo.
Si hacemos un análisis más profundo de las competencias más comunes a la hora de
analizar el potencial de los mandos intermedios, observamos que el 60% de éstas
pertenecen al área de lo que se conoce como inteligencia emocional; es decir, la manera
en la que los directivos controlan sus emociones, ansiedades, motivaciones y energías
para influir positivamente en el entorno.
Los resultados del estudio vienen a confirmar que es precisamente este tipo de
inteligencia la que cada vez más empresas consideran a la hora de evaluar la capacidad de
sus profesionales para encauzar positivamente sus motivaciones y ambiciones laborales.
Este tipo de inteligencia les permite generar sinergias, impulsar acuerdos, gestionar en el
conflicto, motivar y animar al logro a los colaboradores y, en definitiva, liderar a un equipo
desde el carisma y no sólo desde la solidez técnica.
Además, las competencias más directamente relacionadas con la inteligencia emocional
suelen ser precisamente habilidades difícilmente entrenables o desarrollables, de ahí que
las empresas españolas las primen como criterio de éxito a la hora de elegir a sus
colaboradores para puestos de responsabilidad.
La inteligencia emocional, por tanto, parece haber desplazado a un segundo término la
relevancia del coeficiente intelectual o a la experiencia técnica como elemento clave para
predecir el éxito o el fracaso de un profesional en un determinado puesto de cierto nivel
directivo, toda vez que cada vez más empresas dan prioridad al factor emocional para
evaluar el desempeño futuro de la persona.
A. La organización emocionalmente inteligente y el
individuo.
En una organización emocionalmente inteligente, los empleados tienen como
responsabilidad el aumentar su propia inteligencia emocional mediante el desarrollo de la
autoconciencia, el control de las emociones y la automotivación; también responden del
uso que hacen de la inteligencia emocional en las relaciones con los demás, desarrollando
técnicas de comunicación eficaces, un buen conocimiento interpersonal y ayudando a los
demás a ayudarse a sí mismos; además, todos se sirven de esta inteligencia para aplicar
todas las mejoras a la organización
Adicionalmente, el éxito de una Organización Emocionalmente Inteligente depende por
completo del nivel de satisfacción y de éxito percibido por el individuo que está
influenciado no sólo por lo que la organización le dice sino también por influencias
externas.
Se ha demostrado que aquellas personas que poseen un adecuado autoconocimiento, son
capaces de regular y manejar sus iras, agresiones, angustias y miedos, tienen la capacidad
de ponerse en el lugar del otro, entendiendo sus sentimientos, valorándolos y además
están motivados y manejan adecuadamente las relaciones sociales, son sujetos más
exitosos y asumen la capacidad de dirigencia o liderazgo en las organizaciones.
Estudiar y analizar el perfil emocional de la organización proporcionaría una información
muy valiosa sobre su capacidad de desarrollo y evolución. Ahora bien, el capital emocional
con el que cuenta una empresa no viene dado exclusivamente por la suma de emociones
y/o sentimientos.
Importancia de la inteligencia emocional en la empresa
innovadora
Las personas emocionalmente inteligentes son más eficaces en la vida. Sin embargo, eso
no significa que quienes no lo sean no puedan alcanzar el éxito. La inteligencia emocional
puede mejorar a lo largo de la vida.
Las personas emocionalmente inteligentes son realistas respecto a las metas que se trazan
y logran un equilibrio interno, apoyándose fundamentalmente en las fortalezas para
minimizar las debilidades y amenazas. Son personas constructivas, es decir, son capaces
de aprovechar lo que se les ofrece, superando todos los obstáculos que se le presentan. Es
oportuno destacar que no se trata reprimir el sentimiento o la emoción que no nos gusta,
esto puede conducir a desajustes de la personalidad, sino de adecuar la expresión
emocional al contexto.
Es importante luchar por el logro de una organización emocionalmente inteligente, de
modo que en cada uno de sus empleados resulte en beneficios que mejoren su calidad de
vida.
En una empresa con estas características, los empleados tienen como responsabilidad
aumentar su inteligencia emocional mediante el desarrollo de la autoconciencia, el control
de las emociones y la automotivación; también responden por el uso que hacen de la
inteligencia emocional en las relaciones con los demás, el desarrollo de técnicas de
comunicación eficaces, el buen conocimiento interpersonal y la ayuda a los demás y’
ayudarse a sí mismo; además, todos se sirven de esta inteligencia para aplicar mejoras a la
organización.
La inteligencia emocional en la organización empieza por nosotros mismos. Al usar
nuestras emociones para reforzar el rendimiento y las relaciones laborales, estamos ante
el reto de fomentar e inspirar el desarrollo de la inteligencia emocional entre los
empleados de la empresa. Algunos aspectos a considerar en el entrenamiento de las
emociones, derivados de la teoría sobre alfabetización emocional son la identificación de
sentimientos propios y la de los demás, el control de impulsos, el reconocimiento de
situaciones problemáticas y
su verbalización, la empatía, la búsqueda de soluciones adecuadas a diferentes situaciones
problemáticas, el mejoramiento de la actitud pro social y armoniosa en el trabajo en
grupo y el mejoramiento de la cooperación, la ayuda y la actitud de compartir.
Las personas que obtienen el mayor éxito en las organizaciones, no son siempre las que
tienen más capacidades, y ni siquiera las que tienen más méritos y eficacia real. Todo eso
son parámetros importantes, pero no suficientes: el verdadero éxito requiere algo más:
habilidad para tratar de forma conveniente a las personas convenientes.
Creatividad, innovación y gestión de las
emociones
La gestión del talento se ha venido a sumar a la creatividad y la innovación como los
grandes retos a corto y medio plazo para las organizaciones. Un factor más a tener en
cuenta, la gestión de las emociones como clave para el éxito de las organizaciones.
“Gestionar el cambio, provocar y acelerar la innovación, la única forma posible de
supervivencia empresarial, es básicamente un proceso de gestión de emociones.”
El líder es un especialista en crear emociones (miedo y dolor para estimular el cambio,
ilusión para construir el futuro, certidumbres para alimentar los grandes sueños,
reconocimiento como motor de la motivación y esta como clave del cambio personal y
organizacional, y finalmente debe crear ideología para definir los nuevos valores de la
organización en el cambio).
Seguimos con algunas ideas sobre innovación, en este caso apoyándonos en Los siete
secretos de la innovación de Steve Jobs, un libro publicado por McGraw-Hill en 2010 que
desarrolla las principales ideas del fundador de Apple en torno a la innovación.
Básicamente estos siete secretos se pueden resumir en:
Dedícate a lo que te apasiona
Busca tu espacio en el Universo
Pon en marcha tu cerebro
Vende sueños, no productos
Di que no mil veces
Crea experiencias increíblemente brillantes
Simplifica tu mensaje
A modo de conclusión
Como futuros dueños y administradores de nuestros propios negocios o a los
emprendedores que ya lo son, es de pleno conocimiento que la innovación no es una
opción sino una obligación. En un entorno tan competitivo no nos podemos dar el lujo de
quedarnos sentados creyendo que nuestra idea o producto original será innovador para
siempre, o que no requiere cambios o mejoras por el hecho todavía se vende. Debemos
estar conscientes que si no nos actualizamos será muy difícil mantener la posición de líder
en el mercado, me atrevería a decir que empresa que no innova tiene el fracaso
asegurado. Es necesario que los servicios o productos que ofrecemos se vayan
modernizando y que se vayan adaptando a las exigencias actuales tanto de los clientes
como de los mercados, y por supuesto encontrar las formas de trabajar que nos ayuden a
optimizar la eficiencia de nuestros recursos. Recordemos que hoy en día todo mundo
quiere minimizar los costos, por lo que tenemos que hacer más con menos. Es esencial
que las personas de nuestros equipos tengan apertura al cambio y que promovamos
prácticas en la cultura organizacional que impulsen la innovación ya que siempre hay
formas de hacer mejor lo que hoy hacemos, sabemos que eso lo lograremos trabajando
arduamente, es decir monitoreando a la competencia, conociendo los deseos y
necesidades de nuestros consumidores, observando detalladamente las fuerzas
ambientales y gubernamentales.
Es importante también saber manejar nuestras emociones para hacer frente a todos retos
y tener aplomo para no caer en el intento.
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