la culpa ¿cómo tratar con ella?
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La culpa 1 de 15
La Culpa Romanos 2:14-15
Por: Juan Carlos Hoy Romero
Pastor Iglesia Cristiana San Mateo
Romanos 2:14-15 Porque cuando los gentiles que no tienen ley,
hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan
ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley
escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y
acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
Al mirar estos versículos nos damos cuenta que Dios dotó al
hombre de una conciencia.
La cual cumple la función de reargüir al hombre, cuando este hace
algo incorrecto, llevándole a su vez un estado emocional o
espiritual de acusación, y lo mismo ocurre cuando hace lo bueno,
le lleva a un estado de satisfacción, paz y tranquilidad emocional
y espiritual.
La conciencia en sí, significa el tener un conocimiento con uno
mismo.
La conciencia es la que da testimonio de nuestra propia conducta,
es tener aquella facultad gravada dentro de nosotros mismos,
mediante la cual llegamos a saber la voluntad de Dios, como
aquello que está dispuesto para gobernar nuestras vidas, de ahí
que cuando se trastoca, se viola o quebranta lo que es bueno, se
produce un sentimiento de culpa delante de Dios y con uno mismo.
Podemos decir que, la conciencia también es aquel proceso de
pensamiento que distingue lo que considera moralmente bueno o
malo.
Es por ello que la conciencia nos impulsa a hacer lo bueno y a
evitar lo malo, pero lamentablemente nuestra naturaleza, es una
naturaleza inclinada al mal, y por consecuencia aunque nuestra
conciencia nos grite que no hagamos lo malo... Muchas veces le
desobedecemos, y eso a su vez
produce dentro de la persona un
sentimiento de culpabilidad, por
haber violado la ley que la
persona tiene escrita en su
corazón por Dios mismo.
La culpa 2 de 15
Es muy importante que nosotros revisemos lo referente a la
culpa... Ya que una persona cuando se siente culpable de algo,
puede producir dentro de
ella misma un sentimiento
de vergüenza, de suciedad,
que con el transcurso del
tiempo le llevan a una etapa
de depresión, desánimo, de
angustia, de sequedad, en
su vida emocional y
espiritual, que pude traer consecuencias incluso fatales...
Revisemos en este día ¿qué es la culpa? Y como salir de ella...
La culpa puede definirse como un sentimiento de pecado, de
maldad, de conducta incorrecta o ineptitud. El reconocimiento de
la culpa se presenta en la edad en que la persona distingue el bien
y el mal. Debemos saber que existen 2 tipos de culpa.
Hablemos del primer tipo de culpa:
Esta es la culpa real, puesto que todo ser humano tiene inclinación
inherente hacia el pecado, quebranta la ley de Dios y es culpable
de pecado, la sensación de vileza y maldad como resultado de
transgredir la ley de Dios se conoce como culpa real.
Romanos 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron.
La culpa real, es un sentimiento inducido por el Espíritu Santo
cuando se ha quebrantado la ley de Dios, y al violar la ley de Dios
viene ese sentimiento de aprensión y pecaminosidad o suciedad,
incluso, producido muchas veces antes de que se cometa el acto
deshonesto.
Luego entonces, que se comienza a dar forma al acto malicioso ya
hay desasosiego e intranquilidad, porque se sabe que lo que se
quiere hacer no es correcto y ese sentimiento desaparece al no
ejecutarlo y al ya no pensar en aquel deseo incorrecto.
Ahora bien, cuando la persona llega a violar las leyes divinas
pecando, el sentimiento de culpa se convierte en un gran peso, una
grande carga sobre la persona, y la persona al no conocer la
palabra de Dios, busca o buscará escapes falsos para sentirse
libre de culpa, pero aunque haga sus mayores esfuerzos con sus
limitados recursos humanos para librarse de ella, estos no le
La culpa 3 de 15
alcanzarán para lograrlo, e incluso podría buscar ayuda Psicológica,
pero ni aun esto le será de gran utilidad, ya que
la Psicología desvía el sentido de culpabilidad,
con terapias ya sea buscando culpables o de
negación o aceptación, pero en ninguna
manera la hará desaparecer, porque la
culpa es un asunto entre el individuo y Dios,
y no entre persona y persona. Y el único que
tiene poder para quitar ese sentimiento de
culpabilidad es Dios.
De manera que al no saber manejar o quitar ese sentimiento de
culpa por sus propios medios, lleva a la persona a diferentes
etapas emocionales, ya que ese sentimiento conduce a
irremisiblemente al auto-desprecio y auto castigo. Hay personas
incluyendo cristianos que buscan a Dios, para tratar de quitar ese
sentimiento de culpabilidad de estas formas y se dirigen a él con
estos términos:
¡Quebrántame Dios mío porque soy un pecador miserable!
¡Humíllame! Porque te fallé ¡doblégame! Para que aprenda en esta
área ¡póstrame! para que no vuelva a pecar contra ti ¡abáteme! Y
no me deje levantar si he de volver a pecar. O algunos van más
allá gritando a Dios ¡Quítame la vida! ¡Castígame en lo que más me
duele!
Esta persona que ha pecado y con el sentimiento de culpa no
manejado correctamente, entra irremisiblemente al auto-desprecio
y auto-castigo y eso es muy peligroso para la vida espiritual y
emocional, ya que cuando se actúa de esa manera es que se dio
paso a la auto-condena, y la auto-condena generalmente le lleva
al auto-castigo, y el individuo se puede castigar negándose
alimentos, ropa, u otros elementos materiales.
Algunas tribus primitivas se
infligen o se ocasionan dañó
físico, como esfuerzo por
expiar los sentimientos de
culpa producidos por el
pecado, o a veces también
actúan o se proyectan en
crítica indebida.
Esta persona critica constantemente a los demás; y les atribuye
las faltas y defectos que a él o a ella le son propios, o también
tiene una expectativa de censura, esta persona cree que quienes
La culpa 4 de 15
le rodean lo van a censurar y a condenar, y cree que el mundo lo
tiene por indigno.
La persona que sufre estos síntomas, llega a ser una persona que
sufre estados de constantes depresiones. Porque a pesar de lo
que ha hecho auto-condenarse, auto-castigarse, no le ha hecho
libre y mucho menos tendrá paz.
Esta persona suele tener fuertes sentimientos de culpa, ya que se
cree pecador e indigno y cree merecer castigo por sus faltas,
pecados, o incapacidad y suele angustiarse continuamente por
algún acto cometido incluso muchos años atrás.
Al no lograr con sus esfuerzos eliminar los sentimientos de culpa y
preocupación, le hace sentir indigno y pecador y cuando lee le
Palabra de Dios, la interpreta mal, fijando solo su atención en los
versículos de juicio y condenación, esa persona necesita saber
urgentemente como librarse de la culpa.
El incrédulo por lo regular para librarse de la culpa que muchas
veces le produce depresión, acude a la ayuda profesional.
Pero debemos de gravarnos esto en nuestro corazón: los genuinos
sentimientos de culpa, no pueden racionalizarse y disiparse por los
esfuerzos del mejor orientador, consejero o terapeuta, no con
castigos corporales buscando la expiación, ya que esos
sentimientos de culpa han sido implantados por Dios, no con el fin
de destruir al ser humano metiéndolo en angustias y depresiones;
sino con el fin de que el hombre rectifique o modifique su camino
y no se pierda. Así como estos sentimientos fueron implantados
por Dios, solo él puede eliminarlos.
¿Quién puede ayudar a aquellas personas que luchan con la
culpabilidad?
¿El psicólogo? ¿El yoga? ¿La religión?
¿El hinduismo, la meditación
trascendental, las terapias?
¿Quién podrá ayudar? Ningún esfuerzo
humano, ni terapia, ni castigo.
Jeremías 2:22 Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre
ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo
Jehová el Señor.
(BL95) Aunque te laves, te limpies y te restriegues, ante mí no
desaparecerá la mancha de tus faltas, palabra de Yavé.
La culpa 5 de 15
(DHH) Por más que te laves con lejía y uses todo el jabón que
quieras, ante mí sigue presente la mancha de tu pecado. Yo, el
Señor, lo afirmo.
(N-C) Pues aunque te laves con nitro, por mucha lejía que
emplees, permanecerá marcada tu iniquidad ante mí, oráculo del
Señor, Yahvé.
(LBLA) Aunque te laves con soda (carbonato sódico) y uses mucho
jabón, la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí declara el
Señor DIOS.
(TKIM-DE) Aunque uses cepillo y te laves con lejía y multipliques
el jabón, la mancha de tus iniquidades aún está ahí ante mí," dice
YAHWEH ELOHIM.
Cómo me gusta la descripción que da Joseph Cuk para ejemplificar
lo que solo Dios puede hacer con la culpa:
(192-501)
Cuando se realizó la exposición colombiana de 1893... Se reunió
en chicago el parlamento de las religiones.
El doctor Jal (Hale) fue el defensor de los unitarios, Vio Kanada
fue el que representó al hinduismo y Joseph Cuk, fue el que
representó al cristianismo.
Después de que los demás representantes elogiaron las glorias de
las varias religiones que profesaban, le tocó su turno a Joseph
Cuk.
Dramáticamente él se acercó al frente de la plataforma y anunció
en voz fuerte:
“Les presentó a la dama “Macbeth” La dama Macbeth fue el
personaje principal del drama “Macbeth”, una tragedia teatral
escrita por Shakespeare, en la trama la dama Macbeth, hizo que
su marido matara al rey Duncan, mientras este era huésped en el
castillo de Macbeth.
Ella era una mujer durísima de corazón, aparentemente ella tenía
tranquilidad a pesar de ser la asesina intelectual del crimen del
rey Duncan, pero, por fin la conciencia le hizo reconocer lo
horrible del crimen que había cometido, a pesar de sostenerlo con
un descaro y ufanándose de ello cuando estaba despierta, las
horas cuando dormía le eran un tormento.
La congoja la enloquecía, la culpa le perseguía
por todos lados... Por fin llamaron al médico
de ella y estando él presente la dama se
paseaba en su alcoba hablando dormida, la
aturdida conciencia de esta mujer daba
expresión al delito, aún cuando la dama quiso
guardarlo en secreto, en su desesperación ella gritaba:
La culpa 6 de 15
¡Fuera de aquí, condenada mancha! ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera te digo!
¡Aún está el hedor! ¡La sangre! ¡Lo horrible del crimen! ¡Ni todos
los perfumes de Arabia podrán purificar esta mano! ¡Ay de mí!
Gritaba ella.
Esa era la dama de quien habló el hermano Cuk, delante de aquel
inmenso grupo de gente en Chicago... Después de presentarla así,
se dirigió al doctor Jal el unitario y le preguntó: ¿hay algo señor
en su religión que pueda purificar y dar descanso a la conciencia
de esa mujer? El doctor permaneció callado... ¡no lo tenía!
Le hizo al Indostaní la misma pregunta, y el también se quedó sin
contestar; y luego alzando los brazos hacia la concurrencia dijo
apasionadamente:
¡Yo si tengo algo para curar a esa mujer, ese algo es la sangre de
Jesucristo! ¡Que es la que limpia de toda maldad y todo pecado! ¡Y
trae paz a la alma pecadora!
Para quitar la culpa, la mancha del pecado, no basta de una
ceremonia religiosa, ni el hacer penitencia, ni ninguna
determinación, ni ninguna obra, ni infligirse castigo: la culpa sólo
la pueda acabar el amoroso perdón del hijo de Dios, Jesucristo en
quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados
según las riquezas de su gracia. Como dice Efesios 1:7
Muchos sentimientos de culpa pueden conducir al arrepentimiento
y las personas terminan entregándose a Cristo. Dios perdona el
pecado, y entonces la depresión, la angustia, y el sentimiento de
culpa desaparecen. Ahora bien, el aceptar a Jesucristo y
arrepentirse no significa que estemos divorciados de la antigua
naturaleza, la cual cada día lucha contra la nueva, no obstante el
creyente tiene fuera de duda, el inmediato acceso a Dios,
mediante Jesucristo, el cual perdona al hijo que falla cuando este
busca su perdón.
Efesios 3:12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza
por medio de la fe en él;
Así que la culpa real, es un sentimiento inducido por el Espíritu
Santo cuando se ha quebrantado la ley de Dios, y los genuinos
sentimientos de culpa no pueden racionalizarse o disiparse por los
esfuerzos del mejor terapeuta, consejero u orientador o por el
castigo, ya que han sido implantados por Dios, y solo él puede
eliminarlos por medio de Jesucristo, el perdón otorgado por Dios
quita de nosotros ese sentimiento de culpabilidad cuando hemos
violado sus leyes.
La culpa 7 de 15
Salmo 103:12-14 Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo
alejar de nosotros nuestras rebeliones. 13 Como el padre se
compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos
polvo.
Obviamente el perdón de Dios, se produce cuando hay un
arrepentimiento sincero en nosotros, y nos apartamos de ese
pecado.
Proverbios 28:13 El que encubre su pecado no prosperará, más el
que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
David había pecado, mintió, adulteró con Betsabé, mujer de Urías
Heteo, la cual quedó embarazada y para ocultar su pecado, trató
de que el marido de Betsabé durmiera con ella, pero al no dormir
con ella, fraguó o planeó el
asesinato de Urías Heteo, quien
finalmente muere al ejecutarse lo
planeado contra él, pero David no
confesó su pecado a Dios, y al no
hacerlo le perseguía la culpabilidad,
él se estaba consumiendo por la
carga de la culpa y le estaba
ocurriendo lo mismo que a la dama
de Macbeth.
Salmo 32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. [Selah]
Pero, cuando arrepentido confiesa su pecado, Salmo 32:5 Mi
pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis
transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
[Selah] ¿Qué sucede? Dios perdona su maldad; y David se siente
ligero, libre, ya no tiene sobre su conciencia el terrible peso de la
culpa. Vuelve a sentirse vivo, sin condenación y regresa el gozo a
su alma y vuelve a cantar al Dios de su salvación: Salmo 32:10-11
Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová,
le rodea la misericordia. 11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
Es necesario terminar con el pecado, para que no se sea
perseguido por la culpabilidad.
Dice: Hechos 3:19 Así que arrepentíos y convertíos para que sean
borrados vuestros pecados, para que vengan de la presencia del
señor tiempos de refrigerio.
Un arrepentimiento sincero y el perdón de Dios, acaban con la
culpabilidad, con la condenación. Ahora miremos un poco del
La culpa 8 de 15
segundo tipo de culpa, la culpa ficticia, la cual es producida por
un ambiente excesivamente censurador.
Suele suceder que este tipo de culpa, produce sentimientos que
atormentan a la persona, pero no son de naturaleza espiritual,
sino que provienen de causas emocionales, tal vez producidas por
ciertas situaciones de ambiente, estos sentimientos pueden
desarrollarse comúnmente desde la niñez, y pueden llamarse
sentimientos de culpa ficticia, falsa o que no tiene razón de ser.
Esta culpa es producida por ejemplo: al poner metas o
expectativas demasiado altas a los hijos, y los hijos al no
alcanzarlas se sienten culpables y muchas veces inútiles, situación
que con el paso del tiempo, al no haber palabras de aliento de los
padres a los hijos, también llevan a los hijos a estados de
depresión o inseguridad.
Ese sentimiento de culpabilidad
emocional, es producido también
cuando se le señalan constantemente
los defectos, deficiencias o falta de
capacidad que algunos niños tienen,
estas faltas constantemente se
tratan de corregir con palabras
ofensivas que en vez de ayudar al
niño, le hacen sentir más culpable, a veces se les suele llamar:
inútiles, cochinos, inservibles, burros, buenos para nada, cerebro
de mosquito, o que son feos, horribles.
No remarque los defectos físicos y muchos menos cuando un niño
usa lentes o se le comienzan a caer los dientes.
No le diga: ¡hay hijo que feo te ves chimuelo! No le haga burla,
ya que cuando usted le dice eso al niño, hace sentir al niño
culpable de algo que él no tiene la culpa, ya que la dentición es un
proceso por el cual pasamos todos.
Ese sentimiento de culpa, con el cual crecimos muchos de nosotros
y estamos haciendo crecer a los hijos, no son reales, sino ficticios
ya que son culpas que ponen los hombres sobre las personas, al no
lograr las exigencias que ellos o nosotros demandamos de las
personas.
Este estado de culpa no lo produce Dios sino el hombre, pero
pueden dañar enormemente las emociones y la espiritualidad tanto
del niño como del adulto.
La culpa 9 de 15
A veces se crece en un hogar estrictamente exagerado, en donde
se colocan normas muy altas, y al no lograrlas se culpa a la
persona por su incapacidad, y ella crece con un sentimiento de
culpabilidad, que también le lleva a la auto-condenación o al auto-
castigo y cada que haga algo mal, ya no necesita que alguien le
diga que es un inservible o bueno para nada, ya que él mismo se
auto-nombra así, por ejemplo:
(11-503)
Dos personas están conversando, mientras toman un café, una de
ellas, al extender su mano para alcanzar el azúcar, vuelca su taza
de café y una reacción típica de la culpa es ¡oh, que tonto e inútil
soy! ¡Debería de tener más cuidado! ¡Lo he trastornado todo!
¡Lo siento mucho! Y así continúa la
persona regañándose así misma por
el accidente. Esto que sucedió es
lamentable, pero fue un accidente,
y se puede decir ¡perdone, lo
siento! ¡Use mi servilleta mientras
yo limpio la mesa! Y quizás más
tarde se ofrece a pagar si se
rompió o se estropeó algo.
La culpa que Dios permite en nosotros porque le fallamos, por lo
general está, nos ayudará si es que nos arrepentimos y buscamos
su perdón.
La culpa que coloca el hombre... Nos destruirá.
Cuando se haya cometido alguna falta, con la cual se llega a
producir ese sentimiento de culpabilidad, se tiene la solución; en
el arrepentimiento y la confesión del pecado Dios, el cual es
amplio en perdonar Isaías 55:7 Deje el impío su camino, y el
hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual
tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio
en perdonar.
(BAD) Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus
pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es
generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia.
(DHH) Que el malvado deje su camino, que el perverso deje sus
ideas; vuélvanse al Señor, y él tendrá compasión de ustedes;
vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso para perdonar.
Lamentablemente hay personas que aunque el Señor les perdona, y
ellos o ellas están en paz con Dios, no falta el dedo acusador,
señalando constantemente o echando en cara la falta que cometió
la persona, y esa culpa que Dios ha quitado, la persona se encarga
La culpa 10 de 15
de volverla a poner sobre la persona que fue perdonada,
Haciéndoles con ello sentirse como lo peor, lo más ruin, lo más
miserable. Pero esa culpa que Dios
perdonó y se vuelve a echar sobre la
persona por cualquier ser humano,
llámese cónyuge, padre, madre, hijo,
vecino, pariente, no es una obra divina,
sino una obra satánica.
La persona que echa en cara lo que
Dios ya perdonó, tal vez sin saberlo, está siendo un instrumento
utilizado por el diablo.
Zacarías 3:1-3 Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual
estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano
derecha para acusarle. 2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te
reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te
reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? 3 Y
Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del
ángel.
El sumo sacerdote había fallado. Y él sabía cómo expiar su culpa,
por medio de los sacrificios que estaban ordenados por Dios, pero
a pesar de que seguramente lo había hecho, ¿quién estaba a su
mano derecha para acusarle? Satanás...
Y mire que, para muchos de nosotros quien está a nuestra mano
derecha es la esposa, el esposo, los hijos, los padres, los tíos, los
parientes, los vecinos e incluso los amigos.
Si el esposo, la esposa, los hijos, el hermano en Cristo han
fallado a alguien, o incluso a nosotros, no tenemos porque estarles
acusando constantemente, ni de vez en cuando ¡ni nunca, lo que
Dios ya les ha o nos ha perdonado!
No seamos instrumento de satanás, para recordar culpas o
pecados de nuestros semejantes.
No olvidemos que el arrepentimiento y la
confesión del pecado, colocan el alma del
que cometió la falta, bajo la bendición de
Dios, por lo tanto no seamos un
instrumento de maldición.
Y, aunque miremos que la persona no se
arrepiente, no nos corresponde culpar o
condenar.
No somos nadie, para echar en cara las culpas reales que la
persona a lo mejor siente o ya no siente, y nos somos nadie, para
La culpa 11 de 15
poner cargas o exigencias fuera de lo normal sobre el prójimo,
que sabemos le van a producir culpabilidad.
Un ejemplo de producir culpa ficticia en el prójimo:
Como tú no has trabajado extras, es por eso que casi estamos
muertos de hambre, y no tenemos negocios, empresas, autos
casas como los vecinos. Porque eres un inútil.
Mi hijo nació igual de feo que tú, y todo por casarme contigo. Tú
hubieras de ser igual de inteligente que el marido de Pánfila, mira
nada más como ha prosperado, pero tú eres un pobre bicho, bueno
para nada.
Si tú fueras como fulanita, pero por tu falta de cultura, en lugar
de ser una bendición eres una maldición.
Por tu culpa nunca hemos hecho nada, eres un cobarde o una
cobarde, un miedoso o una miedosa, y sino hubieras hecho esto o
aquello ahorita estuviéramos “re bien”.
¿Verdad que esto nada más se da en las novelas de Shakespeare?
¿Verdad que usted nunca culpa a su esposo o esposa de nada?
¿Verdad que todas las ofensas han sido perdonadas y usted nunca
echa el pasado en cara?
Se cuenta esto que pasó en Chiapas, no sé si sea verídico pero
nos puede ayudar:
Había un hombre de campo, que tenía un burrito llamado chapito,
este burrito le había servido a aquel hombre por muchos años,
pero al pobre burrito le atacó el reumatismo.
Así que para evitarle el dolor decidió matarlo, lo llevó lejos a la
montaña y lo amarró de un árbol, levantó el rifle y apuntándole a
la cabeza no se atrevió a disparar, ya que el pobre burrito lo
miraba con ojos de súplica, diciéndole; ¡pues que mal he hecho,
siempre te he servido, anda pues, no me mates! ¿Oh, acaso tú no
te enfermas?
Bajó su rifle y jalando a su burrito lo llevó al pueblo, y allí en el
pueblo le dijo a un vecino, te doy $500 pesos por matar a chapito
ya que yo no tengo el valor de hacerlo.
Este al oír que daría $500 pesos dijo: con gusto lo haré... Así
que se llevó a chapito otra vez a la montaña, lo amarró, levantó el
rifle y al apuntarle, chapito le mira y le dice ¡y tú quien eres, a ti
ni te conozco, además no te he hecho nada para que me mates!...
Y aunque esta persona quería los $500 pesos (pues era casi lo de
un mes de salario) ¿cómo le hago? De repente dice ¡ah sí! Ya se lo
voy a hacer ¡Haré un hoyo para enterrarlo vivo!
La culpa 12 de 15
Así que comenzó a cavar hasta que estuvo listo el hoyo, y de un
empujón, echó al pobre chapito en lo que sería su sepultura, y
poniéndose de espaldas para no ver la muerte lenta y agonizante
de chapito, echaba la tierra con la pala
por encima de su hombro.
Creyendo que después de una hora de
haber estado echando paladas y
paladas de tierra, chapito debía de
estar completamente sepultado, se
volteó para mirar, pero para su
sorpresa ¡chapito estaba sobre la
tierra! Chapito al sentir cada palada de
tierra sobre su cuerpo se sacudía y se iba subiendo sobre la
misma tierra...
¿Cuál es la aplicación de la historia de chapito para nuestra vida?
Que cada que le echen o nos echen tierra, que cada que quieran
poner culpas sobre nosotros, hay que darse una sacudida, y no
dejar que se nos peguen.
Somos seres imperfectos, somos de barro, siervos inútiles, los
cuales de una o de otra manera como dicen los antiguos: hemos
metido la pata.
Haber, levante un dedo si ha metido alguna vez la pata, 2 dedos
si la ha metido 2 veces, 3... ¡Huy! Yo utilizaría hasta los dedos
de los pies... Pero así de imperfectos, Dios nos ama, y él dice
que completará la obra que comenzó en nosotros...
El último punto que vemos el día de hoy, es cuando una persona ha
fallado y aunque se arrepiente y sabe que Dios le ha perdonado,
el no se perdona así mismo y sigue llevando esa culpa que ya no
existe porque Dios ya la quitó y la echó al fondo del mar.
Miqueas 7:18-19 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y
olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para
siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. 19 El volverá
a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades,
y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.
Si Dios ya echó a lo profundo del mar nuestros pecados, por que
insistir en seguirlos llevando, cuando estos ya han sido perdonados.
Cuando a los ojos de Dios ya no existen.
La culpa 13 de 15
Aunque el esposo, la esposa o quien quiera que sea, eche en cara
el fracaso, la falta, el pecado que se haya cometido, no tiene
porque sentirse ya culpable, se tiene que aprender a perdonarse a
sí mismo, porque si así no lo hace, siempre le seguirá ese espíritu
de culpabilidad, de condenación, que al final de cuentas terminará
destruyéndole.
En la ciudad de Oregón, un líder cristiano cayó en un pecado
moral, ofendiendo con esto a la iglesia, a la esposa, a los hijos, al
enterarse de esto el movimiento al cual pertenecía decidió quitarle.
En un momento perdió todo, menos su familia que había decidido
perdonarle, ese hombre que había caído fue buscado por un pastor
amigo suyo queriéndole restaurar. Lo invitó a su iglesia y ahí se
congregó, dando muestras de un arrepentimiento genuino, su amigo
pastor al pasar el tiempo le permitió volver a compartir la palabra,
a ministrar y lo hacía muy bien humillado y contrito.
El movimiento que le quitó, al enterarse del fruto de
arrepentimiento que daba este siervo, lo volvió a llamar, pero lo
mandó a otra iglesia.
El amigo que ayudó a su restauración al enterarse de esto le
preguntó ¿cuándo iba a estar en el pastorado? A lo que este
siervo contestó ¡nunca jamás lo voy a hacer ya que he avergonzado
a Jesús a la iglesia y a mi familia!
El amigo cayó de rodillas pidiéndole a Dios por la restauración de
su amigo.
Y así puesto de rodillas; Dios, le dio una visión, en la cual le
mostraba una biblioteca muy
grande, enorme, con muchos
volúmenes y cada volumen tenía el
nombre de una persona diferente,
y miró como si una lámpara de
mano, anduviera buscando un
nombre, hasta que se enfocó o se
detuvo en el nombre de la persona
que había caído.
En la visión, Dios le permitió abrir el libro y leerlo, en lo cual
estaba escrita la historia de aquel hombre, él la comenzó a leer
desde su conversión y el quiso saber como Dios había registrado la
historia de su caída, cuando llegó a esa hoja, a ese episodio, halló
que esas páginas estaban en blanco, y al pie de la página estaban
escritas estas palabras:
La culpa 14 de 15
La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, llorando le
volvió a llamar a su amigo y le dijo la visión y el hombre hoy está
sirviendo, ese hombre salvó su ministerio.
La Palabra del Señor nos dice en: Romanos 8:33-34 ¿Quién
acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el
que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el
que también intercede por nosotros.
Así que si se ha fallado, y se siente culpable, Dios nos da la
medicina: arrepentirse, se pide perdón a la persona que se
ofendió y, a Dios, ya que él es fiel y justo para perdonar nuestro
pecado y limpiarnos de toda maldad. Después de ello se deben dar
muestras, o frutos de un verdadero arrepentimiento, no volviendo
a cometer el mismo pecado.
Esposa, esposo, ya no acuse; hermano, hermana en Cristo ya no
acuse, ya no culpe, ya no señale, porque mire lo que Dios hace
con sus hijos que han fallado y les están acusando.
Zacarías 3:1-5 Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual
estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano
derecha para acusarle. 2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te
reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te
reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? 3 Y
Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del
ángel. 4 Y habló el
ángel, y mandó a los
que estaban delante de
él, diciendo: Quitadle
esas vestiduras viles. Y
a él le dijo: Mira que
he quitado de ti tu
pecado, y te he hecho
vestir de ropas de gala.
5 Después dijo: Pongan
mitra limpia sobre su
cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le
vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.
Yo no sé en qué áreas hayamos fallado, en la mentira, en
infidelidad, en algún vicio, en alguna perversión, yo no sé qué
mancha tenga nuestra conciencia, pero si se que Dios el día de
hoy la quiere desaparecer.
La culpa 15 de 15
Si usted ha sentido culpa, es momento de arrepentirse de esa
falta, cuando tenga oportunidad pida perdón a quién ha ofendido,
pida perdón a Dios.
Incline su rostro y agradezca a Dios que la sangre de Jesucristo,
nos perdona ese pecado y nos quita esa culpa, y a su vez es
tiempo de perdonar a los que nos han estado culpando.
Y, hay que recordar que, no hay almohada tan blanda como una
conciencia limpia.
Ninguna imagen e ilustración, que utilicé para esta breve enseñanza es de mi autoría, ruego su comprensión a los dueños de las mismas, a quienes corresponde todo el crédito de ellas. Atte. Juan Carlos Hoy Romero jctoday_1@hotmail.com
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