la autocuracion r-006 nº052 - mas alla de la ciencia - vicufo2

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Los estudios en neuroinmunología confirmen bexpresado por las sabidurías más ancestrales dela Tradición unánime, que no separaban el cuerpode la mente, ni a esta entidad del entoirnocósmico.

po, y llamando a la movilización pararechazarlos. Al dar la alerta de lapresencia de estos peligros (del mis-mo modo que el oído o el olfato en-vían sus informaciones), el sistemade defensas funciona como un órga-no específico para agresores impo-sibles de detectar por los cinco sen-tidos habituales. Una especie desexto sentido intracelular, capaz dereconocer la enfermedad y recupe-rar la salud.

lnterpretado de una u otra mane-ra, es evidente que semejante com-plejo sistema de defensas cuestionala idea cartesiana de que la mente ola inteligencia estarían sólo dentrodel cráneo del hombre. Y podgmoshablar ya de la evidencia científicade una Conciencia Superior distri-buida en cada rincón del cuerpo hu-mano y del universo viviente, alerta ylista para actuar en defensa de todamanifestación física. Como dice eldoctor Bernie S. Siegel, en su libroPaz, Amor y Autocuración (Urano,1 990, Barcelona): "Nuestro Creadornos ha dado los cinco sentidos paraayudarnos a sobrevivir las amenazasdel mundo erterior, y un sexto, quees nuestra capacidad de sanar, paraayudarnos a sobrevivir a las amena-zas internas".

LAS IMÁGENES DE LARECUPERACIÓN

¿Cómo aprovechar en forma ple-na esa capacidad autocurativa delorganismo? El oncólogo Carl Si-monton, célebre por sus tratamien-tos pioneros de cáncer mediante vi-sualizaciones en California en losaños 80, ha demostrado que ciertasimágenes pueden producir senti-mientos de fe y esperanza que el or-ganismo traducirá en procesos bio-lógicos de reactivación del sistema

de defensas. Así, sus pacientes vi-sualizan sus células cancerígenascomo si fueran peces pequeños de-vorados por las células inmunes, oimaginan otras escenas que refuer-zan las defensas naturales.

El psicólogo James Pennebaker,de la Universidad Metodista del Sur,ha demostrado por su parte que lafunción inmunitaria es mejor en per-sonas que confían sus sentimientosa un diario íntimo que aquellas queno lo hacen. Y el doctor Siegel, a sa-biendas de que las palabras debenser traducidas en imágenes paraque tengan una mayor influencia so-bre el cuerpo, suele pedir a sus pa-cientes que hagan dibujos de sí mis-mos, de su enfermedad y de cómolos globulos blancos eliminan la do-lencia.

Todas estas investigaciones seencaminan hacia una misma direc-ción: potenciar la capacidad recupe-ratoria en nuestro interior. Tal vez noestemos lejos del día en que puedaenseñársele a cada persona cómomantener abierta su farmacia inter-na, su sala de emergencia y todo susistema autocurativo propio. Y la hu-manidad podrá llegar a tener unanueva visión de la enfermedad y lasalud, a padir de la comprensión deese milagro que tenemos dentro delcuerpo, esa sabiduría celular quenos conecta a un orden supremocuyo propósito es proteger, por to-dos los medios disponibles, la múlti-ple y cambiante existencia de los hi-jos de la Creación.

CÓMO FUNCIONA EL S¡STEMADE DEFENSAS

Uno de los problemas que se pre-sentan al estudiar los mecanismosde autocuración es su naturaleza di-fusa, que desafía la simple descrip-

E n nuestro cuerpo disponemos de un órganosensorial extra que al dar la alerta sobre lapresencia de algún enemigo que nos penetra,actua como un sexto sentido que consigue

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ción anatómica. Mientras los siste-mas respiratorio, circulatorio y ner-vioso poseen un centro y divisiones;nuestras defensas no tienen un cen-tro identificable. Existen en la glán-dulatimo,junto a la tráquea, una es-pecie de "escuela" de entrenamientoy especialización para los linfocitoso células inmunes. El bazo, que re-pone glóbulos rojos y blancos, con-tiene células "comedoras", llamadasfagocitos, las cuales limpian la san-gre de desechos. También en la linfaencontramos ese fluido que hace otiende emboscadas a las sustanciasextrañas, enviando a la vez célulasinmunitarias adicionales a la sangre,como refuerzos que luchan contra lainfección. Y en muchos otros luga-res. "En cualquier instante de su vi-da, el sistema inmunitario está alerta-sostienen Steven Locke y DouglasColligan en su libro El médico inte-rior-, patrullando la totalidad delcuerpo, pues sus células lo recorrencon la sangre."

Entre los patrulleros hay unos fa-gocitos especializados, llamadosmacrófagos; cuando uno de éstosencuentra un agresor infiltrado en-gulle una molécula del invasor y lapresenta a su "superior": la célula I-asrsfente, también llamada linfocitoL Esta última reconocerá si se tratade un enemigo, y enviará una señalquímica, algo así como un "llamadoa las armas", a las células T-destruc-foras, que comenzarán a llegar engrandes números a rodear alatacan-te. Al mismo tiempo, las células B,que se encuentran en guardia cercade los ganglios linfáticos, recibirán elanuncio de que ha comenzado labatalla y empezarán a segregar anti-cuerpos específicos para ese enemi-go dentro del torrente sanguíneo.Los anticuerpos viajarán hasta el in-vasor, recubriéndolo, para facilitar latarea de los fagocitos. Y éstos, a suvez, lo devorarán hasta la victoria fi-nal.

Todos los componentes de esta lí-nea defensiva se encuentran conec-tados al cerebro a través del hipotá-lamo, un pequeño cuerpo de tejidocerebral un poco más grande que layema del pulgar. Pero en realidadparecen funcionar de forma autóno-ma, como si tuvieran un cerebropropio. Si se sueltan todas las célu-las mencionadas en un tubo de en-sayo lleno de microbios enemigos,ellas se encargarán de esos microor-ganismos con la misma eficacia quesi estuvieran dentro del cuerpo. Ade-más, tienen memoria: una vez ex-puestas a un determinado agresor,jamás olvidan la experiencia y un so-lo enfrentamiento les basta para po-nerse en guardia contra ese agentepara el resto de su vida.

Osvaldo Baigorria

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