historia universal unidad iii movimientos sociales y políticos del siglo xix

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Movimientos sociales y políticos del siglo XIX

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1.-Restauración y lucha entre liberales y monarquistas.2.-Los movimientos obreros, socialista y anarquista.3.-Los movimientos nacionalistas y los procesos de unificación.

Restauración y

lucha entre

liberales y

monarquistas.

Entre 1814 y 1815, los representantes de

las potencias europeas que habían

vencido a Napoleón, pretendieron terminar

con la situación creada por la Revolución

francesa y el Imperio napoleónico,

mediante la Restauración de los principios

monárquicos del Antiguo Régimen, es

decir, del absolutismo.

Después de todos los trastornos causados por las guerras napoleónicas, los principales monarcas de Europa se reunieron en Viena bajo la dirección de las potencias vencedoras: Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia, donde se celebró un Congreso para liquidar los innumerables problemas internacionales. Estuvieron en el Congreso soberanos reinantes y representantes plenipotenciarios de príncipes o Estados desposeídos que reclamaban la restitución de sus dominios.

El Congreso se inauguró en octubre de

1814, y entre fiestas y recepciones duró

hasta el 8 de junio de 1815, cuando se

firmó el acta final. Además del zar

Alejandro I de Rusia, los personajes más

importantes fueron el canciller austriaco

Metternich y el ministro de Asuntos

Exteriores francés Talleyrand

Metternich Talleyrand Alejandro I

Estos principios que trataron de implantar por la fuerza y con dificultades, no lograron erradicar los ideales de la Revolución francesa ni frenar los cambios ocasionados por la Revolución Industrial, ya que habían impregnado profundamente la mente y forma de vida de gran parte de la población europea. Principalmente la burguesía no aceptó la vuelta al Antiguo Régimen y en muchos países seguían manteniendo sus reivindicaciones liberales, basadas en el constitucionalismo y la soberanía nacional, en la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y en la división del Estado en tres poderes independientes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial

Así, el enfrentamiento de estas dos posturas, la monarquista y la liberal, aunado a la arbitraria división geopolítica de los Estados europeos y la imposición de gobernantes sobre distintos pueblos, ocasionó el resurgimiento de movimientos nacionalistas con tendencias independentistas o unificadoras que, junto con el auge del liberalismo con sus diferentes tendencias moderada y democrática, llevó a Europa a una nueva etapa revolucionaria, la cual comenzó en 1820 y fue adquiriendo más fuerza en los movimientos de 1830 y 1848.

Animación del Congreso de Viena.

Durante las reuniones del

Congreso, hubo largas

discusiones sobre diferentes

temas, entre ellos dos

aspectos fueron los más

relevantes:

• Establecer los principios

teóricos que rigieron el

periodo de la Restauración.

• Reorganizar el mapa de

Europa, como lo muestra la

imagen.

Después de la derrota definitiva de Napoleón, los monarcas absolutos del continente europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la Revolución francesa, lo que significó la supresión de las medidas sociales, políticas y económicas dictadas por los ideales revolucionarios del siglo XVIII, principalmente las referentes a las constituciones y al postulado de la soberanía nacional, para dar paso otra vez al poder ilimitado de los reyes, devolver a la nobleza y al clero sus privilegios, reconstruir el mapa de Europa que había sido desfigurado por las conquistas y anexiones ocasionadas por la guerra, y replantear la vida internacional con base en un sistema de seguridad conjunta y equilibrada que no permitiera más revoluciones ni intentos de cualquier país por lograr la hegemonía continental.

El conjunto de estas medidas conocido con el nombre de Restauración, fue un ideario que afectó a la mayoría de los países europeos durante más de 20 años y cuyos principios fueron aprobados en el Congreso de Viena.

Las grandes potencias definieron en el

ámbito de la teoría política los principios

para definir el verdadero orden que debía

prevalecer en Europa frente a los excesos

y desviaciones producidas por la etapa

revolucionaria de finales del siglo XVIII y

principios del XIX. Estos principios fueron:

Sólo tenían derecho a estar en el poder

aquellos a los que Dios había elegido por

su herencia real, por lo que no importaba

si el gobernante no fuera de La misma

nacionalidad que sus súbditos.

Absolutismo: Al obtener el monarca su

poder de Dios, no debía ser frenado por

ninguna Constitución ni el principio de

soberanía nacional.

Luis XIV de Francia,

un Rey Absolutista.

Equilibrio: Fue un principio de inspiración

británica que impedía la expansión de una

potencia a costa de otros Estados, con la

finalidad de evitar conflictos en Europa.

Intervencionismo: Las potencias se

comprometían a intervenir en aquellos

territorios que, perteneciendo a otra

potencia, surgieran movimientos populares

que pusieran en peligro los otros principios

señalados. Esto condujo a un sistema de

alianzas y la realización de congresos.

Congresos: Fueron foros donde se

discutieron las formas de resolver los

conflictos internacionales y evitar que se

empleara el recurso de la guerra para

resolver disputas entre naciones. Éste fue

un principio que tuvo una enorme

repercusión en la diplomacia internacional.

Gran Bretaña Fue la primera beneficiaria, ya que se le

reconoció su rango de primera potencia marítima al asegurar su hegemonía sobre el mar Mediterráneo, mediante el dominio de las posiciones de Malta, las islas Jónicas y Gibraltar, así como de otras bases fuera de Europa, como El Cabo y Ceilán para controlar la ruta de la India y el refuerzo de sus posesiones en las Antillas, para favorecer el comercio americano.

Austria Logró concentrar su poder en el norte de La

Península Itálica al obtener el reino Lombardo-Veneto e imponer príncipes austriacos en los tronos de los ducados de Parma, Módena y Toscana; también consiguió una salida al mar Mediterráneo al incorporarse las provincias llíricas. Con las posesiones en Alemania garantizó la intervención de su emperador en los asuntos de la recién creada Confederación Germánica.

Prusia

Quedó dividida y formó parte de la

Confederación Germánica. Recuperó la

orilla izquierda del Rin con la anexión de

Renania, una zona fronteriza con Francia.

Confederación Germánica

Quedó formada por 39 Estados, de los

cuales Prusia y Austria fueron los más

poderosos.

Rusia

Obtuvo Finlandia antigua posesión sueca,

Besarabia y una gran parte de Polonia.

Suecia

Perdió Finlandia, pero fue compensada

con Noruega. Lo anterior para evitar que

Dinamarca controlara tos accesos al mar

Báltico.

Francia

Redujeron su territorio y se estableció una

barrera con Estados tapón en torno a ella:

al norte el Reino Unido de Los Países

Bajos con la incorporación de Bélgica a

Holanda; al este con la anexión de

Renania a Prusia y la Confederación

Suiza, y al sur el reino Piamonte-Cadeña.

Península Itálica

Quedó dividida en siete Estados: al norte

los reinos de Piamonte ~ Lombardía-

Veneto; al centro tos ducados de Parma,

Módena y Toscana, y Los Estados

Pontificios; al sur, el reino de Dos Sicilias

que devolvieron a los Borbones de

Francia.

Los movimientos

obreros, socialista

y anarquista.

La población mundial creció un 50% en el s.

XIX, llegando a los 1500 millones de habitantes

en 1900. El descenso de la mortalidad se debió

a las mejoras en la alimentación, la higiene, etc.,

y al aumento del nivel de vida en general.

Los principios liberales habían abolido los privilegios

jurídicos de los estamentos, que fueron sustituidos por

clases sociales, más abiertas al enriquecimiento y al

ejercicio del talento personal y en las que la diferencia la

marcaba el dinero. Aunque la sociedad del s. XIX era

variada y complicada, de ella podemos destacar distintos

grupos sociales.

Tradicionalmente habían formado el grupo dominante y

no desaparecieron, aunque sí lo hicieron sus privilegios

e incluso algunos de sus títulos. Muchos nobles con

problemas económicos se casaron con burgueses ricos,

controlaron los ayuntamientos o se integraron en cargos

de la administración y del ejército como correspondía a

su posición. Los comportamien-tos, gustos y educación

de la nobleza continuaron siendo muy ambicionados por

los nuevos ricos que carecían de las características de la

nobleza.

Su posición social procedía de los negocios industriales,

financieros y de la propiedad agraria. Otros eran dueños

de inmuebles y también vivieron de negocios coloniales

como las grandes plantaciones o el tráfico de esclavos.

Los profesionales debían su posición a una alta

cualificación cultural y a una buena educación

inaccesible para la mayoría de la población.

La sociedad rural siguió manteniendo sus costumbres y

su forma de vida tradicional, aunque a lo largo del s. XIX

el éxodo rural provocó la desaparición de muchas aldeas

y otras vieron modificadas sus formas de vida con la

aparición del ferrocarril. La vida en el campo siguió

siendo dura y las hambrunas de mediados del XIX

hicieron que muchos campesinos emigrasen al

continente americano.

Los trabajadores tuvieron dos formas de

protestar con el fin de lograr mejoras en su

situación: 1) la acción directa sobre el

empresario y 2) la acción política encaminada a

presionar a las autoridades.

En los primeros años la protesta se basó en el

motín popular, que consistía en amenazar a los

patrones a través de cartas (cartismo) y en

destruir las odiadas máquinas (ludismo).

Más tarde se formaron sindicatos que servían

para presionar al empresario. Fueron en

principio asociaciones de obreros cualificados

que buscaban una defensa en el mundo del

trabajo y frente a la explotación capitalista.

La huelga organizada sustituyó al motín como

medio de protesta y gracias a esto, los

sindicatos se extendieron rápidamente por toda

Europa.

El descontento de los trabajadores urbanos ante la

industrialización y sus consecuencias pronto empezó a

expresarse de forma autónoma. Por otra parte, surgió un

amplio movimiento social y político que se organizó de

manera independiente formado por los trabajadores y

que reivindicaba mejoras en su situación económica,

social y política.

Las doctrinas socialistas consideraban el progreso como

una fuerza inevitable que conducía a la superación de la

injusticia capitalista, afirmaban que los derechos y

libertades políticos era insuficientes si no existía igualdad

social y creían que no habría democracia real sin

igualdad de oportunidades.

Los primeros socialistas desarrollaron sus teorías en la

primera mitad del s.XIX en Francia y Gran Bretaña.

Creían que la nueva sociedad deseable para todos se

pondría en marcha por simple voluntad de la humanidad,

sin violencia ni revolución.

Condenaron moralmente los efectos del capitalismo,

pero en realidad no analizaron las causas que habían

conducido a la sociedad a evolucionar de ese modo.

Reciben el nombre de marxismo el conjunto de teorías difundidas desde los años 40

por los alemanes Karl Marx y Fiedrich Engels. En 1848 ambos publicaron el

Manifiesto Comunista donde exponían su teoría de la lucha de clases y de la

evolución histórica. Según ellos toda sociedad engendraba sus propias

contradicciones que, tarde o temprano, la destruían para proporcionar otro nuevo

modelo de sociedad.

Karl Marx

Marx entendía la historia como una

sucesión de lucha de clases y por ello

suponía que las contradicciones del

sistema capitalista conducirían a su

destrucción.

Asimismo, defendía la colectivización de

los medios de producción y consideraba

necesaria la acción política de la clase

obrera encaminada a la conquista del

poder político y del estado.

Este proceso podría ser pacífico o

violento, pero siempre revolucionario y

protagonizado por los trabajadores.

Basado en las ideas de Pierre Joseph

Proudhon hasta 1860 y después de los

rusos Mijail Bakunin y el príncipe

Kropotkin.

Los anarquistas pensaban que los trabajadores

debían transformar la sociedad creando

asociaciones o comunas federadas al margen

del estado al que consideraban un órgano de

opresión y corrupción que debía ser abolido para

recuperar la libertad individual.

Rechazaban la acción política y los partidos para

canalizar la lucha obrera. Lucharon por el

colectivismo o comunismo agrario y la gestión

de la economía por los sindicatos.

Los movimientos

nacionalistas y los

procesos de

unificación.

Los intelectuales.

- Asumirán el papel de propagadores de la idea

nacional.

- De mayor alcance es el impulso de los estudios

sobre la lengua.

- Surge un nuevo interés por el pasado histórico.

La religión.

- Desempeñó un papel muy importante como aglutinadora.

- Iglesia católica en Irlanda contra Inglaterra, en Polonia

contra Rusia.

- Iglesia ortodoxa en la zona balcánica contra el imperio

turco.

- En algunos casos fue un freno a las aspiraciones

nacionalistas.

La economía.

- En muchos casos los comerciantes apoyan la

unión para poder articular un mercado de

dimensiones nacionales y estructura coherente.

- En otros casos, como los checos, ven con recelo

la independencia, porque pueden perder el

mercado austro-húngaro.

El fracaso de 1848 demostró a los italianos que

era imposible expulsar a los austriacos por su

propios medios.

- Los dirigentes de Piamonte (Cavour) sabían

que necesitaban una gran potencia.

- Su política se orientó en buscar ésa alianza.

- Existieron tres teorías sobre la posible unidad italiana.

· Confederación italiana presidida por el Papa

(neogüelfismo de Gioberti).

· República, según el modelo de Mazzinni (Joven Italia,

Joven Europa).

· Anexión de toda Italia al Piamonte, (Cesare Balbo,

Massimo D’Azeglio).

- El Papa (Pío IX) se negó, se rechazó la república, y se

aceptó la monarquía.

El problema de la unificación también

quedó postergado en 1848.

- Los republicanos desempeñaron un papel

insignificante.

- También aquí se podía optar por tres

soluciones.

1. Unión por la voluntad popular.

El fracaso del Parlamento de Francfort

quedó de manifiesto cuando el rey de

Prusia rechazó la corona que le ofrecían.

2. Unión alrededor de Austria.

· Reforzamiento de la Confederación

Germánica.

· Prusia como segundón e incorporación del

Imperio Austriaco. Sería la denominada

“Gran Alemania”.

3. Unión alrededor de Prusia.

· Exclusión de Austria, incluyendo la

germanófona.

· Era la “pequeña Alemania”.

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