galletitas
Post on 14-Jul-2015
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¡Buen día!
Una cosa es cierta: cuando nos falta el buen sentido del juicio y en las palabras, el
desastre es una constante en nuestras vidas.Conozco personas que dicen todo lo que
piensan, y se dicen aliviadas con esa actitud, sin embargo, después de que observan el lío que arman, se dicen víctimas del destino. Yo diría que esas personas son víctimas de la
lengua. Vamos a cuidar más nuestros comentarios a partir de hoy.
Como debería esperar varias horas, resolvió comprar un libro para pasar el tiempo. Compró, también, un paquete de galletitas.
Al lado del sillón, donde estaba la bolsa de galletitas, se sentó un hombre, que abrió una revista y comenzó a leer.
Cuando ella tomó la primera galletita, el
hombre también sacó uno.
Se sintió indignada, pero no dijo nada.
Apenas pensó:“¡Pero qué atrevido! ¡Si
tuviera ganas le daba un golpe
en el ojo, para que nunca más se olvide
de este atrevimiento!”
Con cada galletita que ella agarraba, el hombre también sacaba una. Aquello la indignaba cada vez más, pero no podía reaccionar.
Cuando quedaba sólo una galletita, ella pensó:
“ah… ¿qué va a hacer ahora este abusador?”
Entonces, el hombre dividió la última galletita al medio, dejando la otra mitad para ella.
¡Ah! ¡Eso era demasiado! Ella estaba bufando de rabia.
Entonces, tomó el libro y las demás cosas y
se dirigió a la puerta de embarque.
Cuando se sentó confortablemente en un sillón, ya en el interior del avión, miró dentro de su bolsa para sacar los anteojos. Para su sorpresa, vio intacto el paquete de galletitas que había comprado.
¡Sintió una gran
vergüenza! Se dio
cuenta de que la que
estaba equivocada
era ella.
Olvidó que había
guardado sus
galletitas en su bolsa.
Por otro lado, ella había quedado muy
trastornada, pensando que
estaba dividiendo sus galletitas
con él.
Y ya no había oportunidad de
explicarse, ni pedir
disculpas.
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