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25/7/2017 Kiosko y Más - ABC - 25 jul. 2017 - Page #3

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AllC MARTES.25DEJUUODE2017 abc.es/opinion LA TERCERA 3

FUNDADO E N 1903 POR DON TORCU A TO LUCA DE T ENA

,..,

VERTEBRANDO ESPANA POR SANTIAGO

POR JOSÉ TONO MARTÍNEZ

«El Camino de Santiago es uno de los escasos relatos fundacionales que desempeñan el papel de unificadores sociales, económicos, históricos, y de agregado res de las dispersas voluntades colectivas peninsulares. Esto el Camino lo hace a la chita callando, como lo expresaba san Juan de la Cruz cuando recogía un viejo refrán castellano, pues «cuanto más se procura, menos se alcanza», y eso vale para el camino de uno, y para el Camino de todos»

A José Ortega y Gasset, hijo de un s iglo XIX marcado por re­voluciones, guerras y cambios incesantes de fronteras. y tes­tigo directo del capitulo final de la caida del lmpe rio espa­

ñol en 1898, le preocupaba. para las nacio­nes, pero. sobre todo, para España, lama­nera e n la que estas pod ía n art icularse. y reconocerse, en eso que é ! llamaba un pro­yecto en común. Si no había un proyecto co­mún. efectivo. que movilizase las energías vitales y las fuerzas motrices del individuo, y de la sociedad, entonces. ¿para qué seguir juntos?

Ortega. adelantado de la posmodernidad. nuestro tiempo de ahora. habia muy pron­to re nunciado a ese tipo de grandes teleo­logías. hegelianismos y auto indagaciones he ideggerianas que imponían una Teoría del Todo a los asuntos humanos, o una me­tafís ica solips ista de un Ser-ahí que no se terminaba de ver en parle alguna. hasta que llegó el Tercer Reich. Ortega miraba hacia Europa, objetivo de su generación y que in­tuía como la solución parcial o lemporal de España. el ansiado proyecto y emblema co­mún vertebra dar que entonces no puedo ser.

Hoy el mito europeo palidece, y parece que se nos está deshilachando, t ironeado por un g1u­po de populistas prepotentes y por otro de ena­nos insolidarios, pues qué es una Casa Común que ni siquiera tiene una Caja en Común. Así, en el plano simbólico de unión y encuentro de per­sonas nos quedan los erasmus, y, entre otras co­sas, el Ca mino de Santiago, que es parte de ese mito europeo de lo común.

El itinerario europeo del Camino de Santia­go es, e n España, un s ímbolo vital compartido por todos, y que suscita inmedia ta adhesión y simpatía. ¿Por qué es así? Adelanto algunas con­jeturas. El Camino de Santiago no es de los po­derosos, ni de la Iglesia siquiera, que sólo le hace caso cierto cuando toca Jacobeo, ni de las gran­des ciudades capitales que rivalizan a t itulares entre s í, ni de los políticos.

El Camino es de todos, y vive sobre todo gra­cias a la solidaridad de la gente, y por el traba­jo de las Asociaciones de Amigos del Camino. Así, el Camino atraviesa pequeñas ciudades y pueblos, que no tienen pendencias con nadie, y recorre casi toda la geografía nacional. de cos­ta a costa, y en todos los sentidos, y está un poco al margen de todo eso que hoy nos cansa y abru­ma. El Camino no ocupa lugar ni entre las noti-

c ias urgentes y desagradables con las que se abren los telediar ios, ni entre las hooliganescas y competitivas con las que se cierran.

El Camino de Santiago es, de suyo, muy de­mocrático, muy libertario, y se adapta al bolsi­llo de todos. incluso al del que tiene muy poco. Pues el caminante o el peregrino, ya puesto so­bre la ruta, pierde enseguida su condición so­cial, o de c lase. o profesional, o de casta . como se dice ahora, pues la ruta impone una tábula rasa donde todos son, en el esfuerzo comparti­do, por unos días, casi iguales, metáfora de la Ciudad del Sol de Campanella. El camino es tam­bién, en este tiempo de ruptura intergeneracio­nal y donde la trasmis ión del saber se ha que­brado, un lugar exquisito y relajado de encuen­tro para jóvenes, viejos y maduros, un espacio natural, no forzado, para trasmitir experiencias entre grupos de edades diversos. Pues e l Cami­no cae bien a todos. y funciona como una caja de juegos reunidos donde todos se pueden sen­tar a la mesa, porque todos van a encontra r algo que les satisface. y que los anima en el esfuerzo de segui r adelante.

Desde el punto de vis ta de las ideas y las cre­encias, el Camino de Santiago hoy es to lerante, plura l y aconfesional. Cada uno lo hace por su

razón especial. espiritual de amplio espectro. o social, o por ninguna, ya se sea devoto creyente o ateo, hippy o budista, o lo que se tercie, pues en esto que tiene que ver con la mística perso­nal el peregrino ta l vez responde con aquello de no se sabe. no contesta. El Camino se puede ha­cer en soledad o en compañia, con fa milia o s in ella. Con ganas de ligar, o con ganas de buscar

el retiro y la comunión con la natura leza. Se puede buscar la historia, el arte, el pai­saje o la gastronomía. da igual. En realidad. el Camino de Santiago incorpora una com­ponente anti-ritualista propia. de descubri­miento personal e individual, y hasta anti­sistema y milenarista si me apuran. en cuan­to procedimiento para apartarse de la vida cotidiana y ponerse en otro lado.

En esta linea, el Camino de Santiago va a contraconiente de nuestro tiempo en cuan­to que pregona y vindica, sin uno a veces sa­berlo. la idea de desconexión. de no cober­tura, y hasta el movimiento slow. y la idea de decrecimiento feliz. «No corras, ve des­pacio», parece decirnos. «Desconecta. El mundo está vigilado. regulado. film ado: ¡huye!» Así. el camino es una vindicación de los espacios de silencio, de oscuridad y refugio. El Camino hace prevalecer la idea de intensidad fre nte a la idea de cantidad.

E I Camino sugiere también una idea de mejora. ejemplarizan te. modé­lica. pero al t iempo muy personal, muy ácrata, y eso es casi una pro­

vocación. una novedad en una sociedad vul­gar. consumista, y sin capacidad de sacrifi-cio. Y en cuanto que. por su s implicidad. es accesible al bolsi llo de Lodos, el Camino de

Santiago permite e l empoderamiento de los más débiles, que encuentran, al menos por unos días. un lugar en el mundo, al tiempo que favorece la microeconomía de los pequeños pueblos y a l­deas, que encuentran aquí su sustento.

En definitiva. el c amino de Santiago. bajo las estrellas. es también la paráfrasis de un viaje . antiguo y mode rno. celta, pagano, roma no, cris­tiano. lo que uno quiera, un viaje de retorno. de búsqueda y de aventura. una de las escasas sa­gas épicas, hispanas, y eu ropeas, que todos po­demos compartir, sin mala conciencia. Yes aquí donde hoy cumple su función vertebradora de España, como lo fue repobladora hace mil años.

Y por esto, y volviendo a Ortega, el Camino de Santiago es hoy uno de los escasos relatos fun­dacionales que desempeñan el papel de unifica­dores socia les, económicos, históricos, y de agre­gado res de las dispersas voluntades colectivas peninsulares. Y esto el Camino lo hace a la chi­ta callando. tal y como lo expresaba san Juan de la Cruz cua ndo recogía un viejo re frán castella­no. pues «cuanto más se procura, menos se al­canza», y eso vale para el camino de uno, y para el Camino de todos.

JOSÉ TONO MARTiN EZ ES ESCRITOR

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