doce narraciones orales de lambayeque: mitos y leyendas
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Narraciones orales de Lambayeque 2011
1 Blog: Literatura y Tradición Lambayecana http://literaturalambayecana-rogelio.blogspot.com/ Rogelio Vilcherrez Chozo rovich3@hotmail.com
NARRACIONES ORALES DE LAMBAYEQUE
Recopilador: Rogelio Vilcherrez Chozo
Conglomerado Cultural y MACOTEX
Presento algunas narraciones de Lambayeque:
1. Corazón que llora
2. Leyenda de Naylamp
3. La venganza de la luna
4. El sol padre de los brujos
5. Leyenda de Ferrreñafe
6. El chiroque y la chilala
7. El origen del mochica y del algarrobo
8. La mano peluda de Lambayeque
9. La huaca de oro de Lambayeque
10. Mito de la Capullana de Lambayeque y el Rey del Mar
11. Leyenda del cerro de La Vieja
12. El Cerro Chalpón y el Cerro Rajado - Cruz de Dios y Cruz del Diablo
A disfrutar de la lectura de estas maravillosas narraciones:
1. Corazón que llora (Tradición Lambayecana – Juan Alva Plascencia)
Los «Mu» eran trabajadores y respetuosos, pero con el tiempo renegaron de sus virtudes,
siendo castigados por su dios, el Sol, con un diluvio que destruyó ciudades, cultivos y
oratorios, quedando sólo pocas personas y algunos templos.
Pasaron muchos años y sobresalió un señor llamado Chaparrí, que estaba desposado con la
hermosa Collique y tenía como discípulos a Patapo, Yacatapuy, Niepos, Cyntiapu y
Sayapu. Tenía tanía también un hermano llamado Yanahuanca.
Estos personajes realizaban hechos extraordinarios, curaban los males físicos y espirituales,
adivinaban utilizando piedras o el agua de vasijas negras o de sus fuentes naturales. De
todos ellos, Chaparrí era el mejor casi igualaba al dios Sol.
Narraciones orales de Lambayeque 2011
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Pero nuevamente se hizo presente el mal, practicado esta vez por Yanahuanca, a quien
Chaparrí no logra corregir a pesar de sus esfuerzos. La situación empeoró porque
Yanahuahca enamoraba a la esposa de Chaparrí, quien tuvo que expulsarlo de sus dominios
que quedaban cerca del mar.
Yanahuanca se fue entonces más alla por Cajamarca, y con su capacidad logro convertirse
en jefe de sus habitantes, a quienes les enseño a preparar chicha con yerbas raras, que
convertía los bebedores en «supayhuahuas» (hijos del demonio).
Chaparrí, en tanto, utilizaba el ejemplo y la persuasión para enseñar a sus súbditos. Ambos
jefes preparaban a su gente.
Cuando Yanahuanca creyó que sus hombres suficientemente preparados, se lanzó al ataque
robándole a Chaparrí su esposa, la hermosa Collique. Chaparrí se enfermó de pena,
situación que aprovechó su traidor hermano para darle muerte.
Triunfante, Yanahuanca destruyó el templo del cerro Mulato y se dedicó a buscar el tesoro
de los Mu, dirigiéndose a Lambayeque. En el trayecto, logró vencer y apresar al fornido
Patapo, a quien torturó para que le revelas[***]e la ubicación del tesoro, sin lograr esa
confesión.
Camino a Chiclayo, Yanahuanca venció a Cyntiapu, quien luego de una sangrienta
resistencia se retiró a Nanchó (Nanyoc) cerca de Chepen. Al continuar por Lambayeque, el
invasor tuvo numerosas bajas.
Al llegar a Motupe, Yanahuanca apresó al cacique de ese lugar, torturándolo también, pero
sin lograr encontrar el tesoro.
Lleno de ira, el invasor decidió regresar a sus dominios llevándose yerbas costeñas para
cultivarlas y utilizarlas en su brujería. Al irse, fue también destruyendo todo lo que
encontraba a su paso.
Llegando a la Sierra, Yanahuanca se dedicó a reforzar sus tropas y a celebrar su triunfo.
Pero el Sol, escuchando las oraciones de su pueblo, resucitó a Chaparrí, quien sorprendió a
Yanahuanca en plenas celebraciones, derrotando, convirtiendo a él y sus vasallos en moles
de piedra.
En seguida, Chaparrí regreso a la Costa llevándose a su esposa y hierbas serranas para usos
medicinales.
Atormentado Chaparrí por haber convertido a su hermano en piedra, ordenó a sus
discípulos que le sacasen el corazóny, luego de lavarlo en el río Chancay, se lo colocasen
sobre su cabeza, quedando así también convertido en piedra (De aquí proviene el nombre
de Chongoyape o “corazón que llora”.
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Las hierbas que llevó Yanahuanca , que pesar de ser de clima cálido, aun florecen en las
faldas de aquel cerro.
Se dice que en las noches serenas, los dos hermanos conversan, insistiendo Chaparrí en
reeducar a Yanahuanca. El día que lo logre, volverán los dos juntos.
2. Leyenda de Naylamp
Siguiendo la corriente del Niño, algunas embarcaciones en forma de balsa viajaban hacia el
sur. La navegación, iniciada en la costa occidental de México proseguía serena y regular
sobre la clara inmensidad del océano Pacífico. Encabezaba el grupo la nave del jefe: un
inmenso abanico de plumas multicolores adornaba su proa.
Sobre el puente de mando se erguía un hombre de elevada estatura, aspecto aristocrático y
altivo ,tez clara y facciones netamente semitas; envolvía un voluminoso turbante rematado
por una diadema de plumas, sujeta a su vez por una magnífica turquesa.
Naymlap - éste era su nombre - el héroe divinizado, guiaba su flota hacia la región que más
tarde se llamaría Perú. Tras algunos días de navegación, al avistar una playa que le pareció
adecuada para sus proyectos, emitió una orden. Las naves viraron hacia el éste. Poco
después, la proa de la nave capitana encallaba dulcemente en la arena.
Un nuevo ciclo histórico estaba a punto de comenzar. Junto a la playa había centenares de
embarcaciones quietas, en las que se amontonaban miles de hombres, mujeres y niños; pero
nadie se movía.
Poco más tarde, un hombre bajó de la nave capitana: era Pitazofi, encargado de hacer sonar
la trompa real, un instrumento construido con un caracol llamado Spondylus. Avanzó
algunos pasos y luego, llevándose a los labios el nacarado cuerno, la arrancó un sonido
ronco y potente. Acto seguido el jefe de los portadores de la litera real, Nicacolla, bajó a
tierra seguido de sus ayudantes. Ellos también se quedaron inmóviles apenas pisaron la
playa, mientras resonaba otro toque de trompeta y descendía de la nave otro viajero, con un
pesado cofre a cuestas. Se trataba de Fongasidas, cuya función consistía en esparcir por el
suelo, delante del cortejo real, puñados de piedrecillas rojas a fin de proteger de al augusto
ocupante de la litera.
Volvió a escucharse la trompa y, seguido por seis hombres que transportaban enormes
cajas, desembarcó LLapchilully, encargado del guardarropas real; luego le tocó el turno a
Ochocali,¨cocinero-jefe¨,junto con sus ayudantes. Por último desembarcó Allopoopo, cuya
misión era preparar el baño del rey a cada etapa del viaje.Todos aguardaban inmóviles. Y
he aquí que, sin que resonara la trompa, cuatro individuos lujosamente ataviados y con
sendas coronas de oro sobre las sienes, desembarcaron con paso solemne llevando a
hombros una litera sobre cuyos cojines estaba muellemente recostada la princesa Ceterni,
esposa del rey.
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De pronto, una voz ronca dejó oír una orden y todos los pasajeros de la nave capitana se
ordenaron en fila sobre la cubierta: Naylamp avanzó entre ellos, estrechando contra el
pecho un gigantesco Spondylus. Apenas hubo desembarcado, se postró ante su dios. Todos
los demás pasajeros a tierra.
¿Cuál fue la primera orden del rey? Tal como harían más tarde los conquistadores, ordenó
que se erigiese, en el lugar exacto del desembarco, una señal tangible de su llegada, un
monumento que celebrase, de acuerdo con sus intenciones, la alianza entre el mar y la
tierra, es decir, entre sus respectivas divinidades: Chia (la luna) y Ra, el dios solar
generador de mieses...
Por último, vale la pena recordar que a orillas del lago del Guatavita se celebraba todos los
años una ceremonia religiosa que consistía en arrojar al agua algunos trozos de arcilla
verde; dichos trozos habían de transformarse, en el interior del palacio lacustre, en una
estatuilla que representaba a una rana, naturalmente de jadeíta.
La ciudad de LLampallec está ya edificada, la religión ha arraigado sólidamente, y la
economía de la nueva nación es segura y estable. Entonces, tal como ya lo habían hecho
Quetzalcóalt y Viracocha, el primero respecto a mayas y aztecas, y el segundo respecto a
los pueblos andinos, Naymlap decide partir y dejar a su gente.
Acercándose a la orilla del mar, despliega las alas y pronto desaparece tras el horizonte.
Quedaba su hijo, Si-Um, quien reinó sobre el país durante muchos largos años. Antes de
morir se hizo encerrar en un subterráneo para dejarle a su descendencia, a manera de
legado, el mito de la inmortalidad. Tres de sus hijos crearon pequeños principiados locales.
La dinastía propiamente dicha tuvo aún once representes, el último de los cuales,
Fempellec, quiso trasladar a otro sitio la estatua de Naymlap, que, por aquel entonces,
estaba en el templo de Chia, la Luna. Sin embargo, por alguna causa desconocida, no pudo
llevar a término su proyecto: cuentan que se le apareció un "demonio" bajo el aspecto de
una joven que lo sedujo y le convenció que renunciase a su propósito.
Estalló entonces una terrible tempestad que duró treinta días, y, cual auténtico diluvio,
arrasa con las cosechas casi por completo.
El pueblo, desorientado y preso de irritación, se reveló contra el soberano, y, tras sumar a
su causa a nobles y sacerdotes, los rebeldes capturaron a Fempellec, lo amarraron
fuertemente, arrojándole al mar.
Así, por extraña fatalidad, la mítica dinastía de Naymlap, que había llegado del mar,
concluyó también en mar. Nadie volvió a ocupar aquel trono hasta que el Gran Chimú de
Chan Chan extendió su dominio sobre casi todas las regiones occidentales de América del
Sur.
3. La Venganza de la Luna (Mito – Augusto león Barandiarán)
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La Luna enamorada de un indio mochica noble, que era un hechicero, para lo cual se
convirtió en mujer, pero fue desdeñada por él, a pesar de los constantes requerimientos de
aquella, debido a que él quería dedicarse por entero a las actividades de su oficio.
Sin embargo, fue talla paciencia y la constancia de la Luna, cuya condición desconocía el
hechicero, que éste para deshacerse de ella engañarla, fingió aceptar sus amores, llegando a
realizarse la ceremonia matrimonial.
Para sancionar el acto, como era ritual, se colocó entre ambos novios una vasija nueva, de
barro, conteniendo harina de maíz. En seguida fue encendida la hoguera, que ambos novios
avivaron soplando, y una vez que el fuego había cocido la torta, el más anciano de los
concurrentes a la ceremonia, que debería ser presenciada por todos los habitantes de la
comarca, dijo, ritualizando el acto: «Ya estáis casados y formáis una sola pareja. Estáis
obligados al mismo cariño y a compartir, por igual, penas y alegrías; tal como habéis
atizado, los dos juntos, esta hoguera, que refleja vuestro amor, no se holgará el uno cuando
el otro no lo haga, ni se mostrará indiferente el uno cuando el otro se encienda en llamas del
amor, de esta hoguera, porque entre vosotros habrá la ligadura de un solo efecto».
Y el ritual matrimonial estaba terminado, esperándose solamente que la torta de maíz
enfriara para ser dividida y repartida entre ambos novios y el padrino. Pero como quiera
que el hechicero mochica había asistido al acto con el deliberado propósito de no cumplirlo,
hizo que la torta conservara su calor y que no pudiera ser repartida, por cuyo inconveniente
el matrimonio, en realidad no tenia la legalidad requerida.
Cuando la Luna se dio cuenta del hechizo que sufría la torta de maíz y leyó en la mente su
consorte sus pensamientos más recónditos, castigó al mochica como a un ladrón, por
haberle robado su amor y lo colocó en el cielo, en la constelación de las Tres Marías.
De las tres estrellas que forman esta constelación la de en medio representa al hechicero
mochica, a quien la Luna, para poder castigar, hizo prender por las otras dos estrellas, las de
los extremos, las cuales no lo dejan escapar. Pero previendo que pudieran evadirse, colocó
cuatro guardianes mas, que son las otras cuatro estrellas, las que se encuentran al sur de
dicha constelación y que en realidad son cuatro buitres con la misión de devorar al
desgraciado hechicero, en caso de que pudiera evadirse de sus guardianes.
Estas siete estrellas fueron colocadas en el firmamento por la Luna, que escribió así
permanentemente este suceso en el Cielo para que tuviera un constante recuerdo del hecho,
algo así como un Código Penal eterno que perpetuara el robo y simbolizara el castigo.
Y desde entonces nunca más la Luna se convirtió en mujer; y desde entonces nunca más la
luna se volvió a enamorar; y desde entonces la Luna se tornó en perseguidora de ladrones y
en castigadora de malhechores.
4. El Sol Padre de los Brujos (Mito - Augusto león Barandiarán)
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Para esta leyenda, el sol fue un brujo, el más sabio, el más poderoso y el más completo de
todos.
Con la ciencia mágica de su brujería, creó los mundos y edificó los cielos, los que por su
aspecto redondeado se asemejan a las piedras mágicas; el mar, a la mesa del sacrificio; los
astros, a las diferentes clases de imanes; las culebras maceradas, los cometas, las yerbas del
conocimiento y el sopor que producen, representan la noche; y la «macana», la vara mágica
del poder.
El sol en su calidad de brujo, trabaja siempre de noche, para engañar a los dioses, ya que si
éstos se dan cuenta de que abandona sus huestes celestiales, le despojarían de sus atributos
reales.
Símbolo de su poder mágico, es la «macana», especie de cetro, que por su semejanza,
ostentan todos los dioses de las más diversas mitologías y todas las autoridades,
desfigurándolas o simbolizándola, pero siempre bajo el mismo tipo y con idéntico objetivo.
La «macana» es en realidad una especie de calabaza que representa el poder mágico, la
autoridad, la fuerza invisible, las piedras que dentro contiene y que al ser agitada producen
un crepitar especial que tiene por objeto, alejar con su ruido, a los poderes maléficos,
llamando a las fuerzas del bien, evitar «el daño» de los brujos y hacerlas propicias para el
sacrificio sagrado.
Los brujos, para seguir las primitivas enseñanzas del sol, trabajan sólo de noche, en reserva;
cortan los malos vientos con una espada enmohecida y mocha, cogen las yerbas del
conocimiento a la media noche, en los sitios más abruptos de los cerros y para este fin
deberán ir solos, descalzos y caminando sobre los dedos de los pies.
Siendo, pues, la brujería una verdadera escuela de sabiduría primitiva, que según la leyenda
estableció el propio sol, tuvo su máxima representación en las costas yungas y continúa
existiendo, como lado representativo de la forma sacerdotal de una religión y como
degeneración de las primitivas prácticas mágicas.
5. Leyenda de Ferreñafe viejo (trascrito de Ferreñafe tierra legendaria de Martín
Yesquén)
Este Ferreñafe es nuevo. El Ferreñafe viejo esta encantado cerca del cerro llamado
Chaparrí. Se encanto por mucha riqueza que tenia. El encanto ocurrió cuando un sacerdote
hacia misa; en el momento de la elevación, entro un perro negro corriendo y gritando,
entonces el sacerdote volteó la cara al publico y al instante quedo encantado por haber
desatendido a Dios.
Los hombres encantados de Ferreñafe ofrecieron dinero ( a la gente) y le dan carbón; este
se vuelve plata, pero en condición que al recibir tiene que dejar a una criatura ... Y nadie
puede ir por esas tierras, porque se encantan y se quedan para siempre.
6. La Leyenda del chiroque y la chilala (Mito - Augusto león Barandiarán)
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De este crisol de culturas que es la Costa hemos elegido un breve relato oral, “Leyenda del
chiroque y el chilala”, producido en la zona rural norte, una de las más calurosas del país,
en la que se desarrolla una agricultura de exportación (azúcar, arroz, algodón) de gran
volumen. En ese contexto existe, además, una rica fauna y dentro de ella una diversidad de
aves, a la que pertenecen las dos variedades que aparecen como protagonistas en la leyenda
que presentamos. Este texto pertenece a la literatura popular del departamento de
Lambayeque y lo podemos adscribir a la categoría de relato de origen, pues su propósito es
explicar la existencia y características de estas dos clases de aves, a las que se les atribuye
la condición de hijos del Sol, y por tanto ostentan un rango real. En cuanto al color de su
plumaje, ambos lucen el color amarillo, matiz sumamente connotativo y que expresa
visualmente su procedencia divina.
El conflicto en el relato tiene un carácter generacional y surge a partir del parecer de los dos
hermanos de que el Sol, a causa su vejez, ya debía descansar y por tanto uno de ellos estaba
llamado a reemplazarlo (el problema de la sucesión en el Poder). La diferencia residía en
que al chiroque le guiaba un afán altruista, mientras que en su hermano había una
“ambición desmedida” por ocupar el trono (aquí aparece el tópico de los hermanos
opuestos).
Cuando Dios se enteró de la conspiración, los expulsó de su reino celestial y los envió de
castigo a la Tierra para que allí añoraran “el amor y el poder perdidos, hasta la total
purificación de su culpa”. Y tomando en cuenta la “intención de cada cual” dosificó el
castigo de cada uno: al chiroque (el bueno) le dio un color más semejante al oro que el de
su hermano, por haber amado más a su padre; mandó que “ostentara plumas negras en
recuerdo del dolor que le produjo su desgracia”; estableció que “hiciera sus nidos en forma
de hamaca y con ramas y hojas, como probanza” de su bondad interior” y dictaminó “que
su canto fuese constante, por su fe, y melodioso en recuerdo a su felicidad perdida”.
A su vez, al chilalá lo castigó con “un plumaje amarillo pálido”, pues su amor había sido
interesado; sus nidos tendrían que ser sólidos y resistentes, para ampararse del miedo y de
sus propias maldades”; su canto carecería de armonía y belleza y debería escucharse, en
especial, “a la salida y a la puesta del Sol, su Padre, como prueba de reverencia y
disciplinado respeto”.
Sorprenden gratamente la brevedad, la simetría, la belleza, la sabiduría y el indudable
carácter ejemplarizador de esta deliciosa leyenda engendrada en el seno de la rica y creativa
cultura oral de la zona norte de Lambayeque. Si nos fijamos solo en la correspondencia
establecida entre el plano figurativo de lo perceptible y el plano connotativo del contenido,
veremos que el texto expresa, con arte, una visión del mundo acerca de temas tan
universales como la divinidad, el poder, el amor, el castigo, etc. Por ello, puede ser
apreciado por un ser humano de cualquier lugar y época.
7. El Mito del origen del Mochica y el Algarrobo (Mito - Augusto león Barandiarán)
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Luchaban en todas las esferas cósmicas los dos poderes eternos: los Dioses y los Demonios,
el genio del Bien y el Poder Maligno, para establecer la supremacía de sus propios derechos
y rodaban por los diferentes mundos y los espacios siderales, en abierta y constante
rebelión.
El Bien pretendía crear al ser que los ayudara en la obra de la evolución, al hombre, y el
Mal quería impedir esta realización, que le conllevaría un enemigo declarado.
Surcando el Universo, llegaron aquellas fuerzas luchadoras a la Tierra, en la cual nada
existía fuera del algarrobo, que era una planta rastrera, reptante, endeble y raquítica, la cual
nada era, nada significaba, ni nada producía. Y a pesar de su mínima importancia, una de
las lianas del algarrobo, se enroscó en los pies del Genio del Mal, accidente que fue
aprovechado por su enemigo para dominarlo.
Entonces, y en agradecimiento, dijo el jefe de los Dioses: "Como si te hubieras adelantado a
mis deseos, has contribuído a mi victoria. Tú serés desde hoy mi siervo, mi semejante y mi
aliado. Para que tengas poder, tú serás el candidato elegido para ser Hombre y tendrás las
características de un Dios encerrado, de un Dios en potencia, de un Dios encadenado.
Hombre por fuera y Dios por dentro serás, desde ahora, grande y fuerte en tu aspecto;
severo y sereno en tu forma; eterno y constante en tu vida. No necesitarás de Mí, el Sol,
para vivir, porque a nadie debes tu emancipación sino a tí mismo y a mí."
Y al conjuro mágico se creó el indio mochica, que salió del propio árbol del algarrobo, ya
mayestático.
Pero el demonio, que no estaba muerto sino cautivo, produjo su maldición, diciendo:
"Puesto que te has tornado en mi enemigo y has contribuído a mi derrota. Yo, el Genio del
Mal, en oposición a las virtudes que te han sido otorgadas, te concedo, para siempre una
parte de mí mismo. Serás mi vasallo, mi prójimo y mi aliado. Aunque seas grande y fuerte,
el fuego de la pasión te convertirá en cenizas; aunque seas severo y sereno, te conmoverás
cuando el viento de la adulación te roce; aunque seas eterno y constante en tu vida, pesará
sobre tí el soplo del olvido y de la ingratitud, y aun cuando sólamente necesitarás del Sol
para vivir y perdurar, estarás unido a la Tierra, con todos sus vacíos y defectos, puesto que
sólo así podrás aprovechar aquella primicia celestial. Y ten presente que a Mí también
debes tu liberación. A tí y a Mí."
Por esto:
El algarrobo es Dios: él jamás llora;
el algarrobo es diablo: nunca reza;
no necesita nada en su grandeza;
nada pide jamás, ni nada implora.
El algarrobo es Dios. Desafiante y austero, solo, fuerte, nace y crece donde la aridez de la
tierra nada ofrece; majestuoso y solemne se fortifica con la propia arena candente, con la
arena muerta, que no produce y realiza el milagro de vivir de la nada.
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El algarrobo es Diablo. Lo demuestra así su indestructibilidad; es eterno como el Mal, y se
burla del Tiempo, domina a la Tierra y se ríe de la Naturaleza.
Representando, pues, al Dios y al Diablo, Bien y Mal, Cielo e Infierno, los pares de
opuestos; realizándose en él la dualidad completa, que es la Unidad absoluta, simboliza la
perfección. Faltaríale tan solo, el sello de propia personalidad, el aporte humano. Pero el
algarrobo también lo posee.
En su aspecto morfológico, tiene la corteza broncínea como el color del indio; el corazón
rojizo del árbol representa la sangre del mochica y sus espinas y aguijones, son los cabellos
hirsutos del yunga.
Por su interpretación intrínseca rebelde, altivo e incorruptible.
El algarrobo, primero se rompe antes de doblarse y el indio muere con su secreto; el fruto
del árbol es de color dorado como el de aquel Sol que los indios adoraban; su madera se
petrifica en el agua, tal su constancia y así proceden los mochicas en sus costumbres
ancestrales que aun subsisten; si en el árbol rebota el hacha, el mochica rechaza al
castellano; vive aislado y solo como existió aquella civilización; y, como el indio, a pesar
de vientos y tempestades, inundaciones y sequías, que representan la conquista y el
atropello, el pillaje y la ruina, ambos, el algarrobo y el mochica subsisten iguales,
venciendo al Eterno. Duro es el corazón del árbol como es impenetrable el pensamiento del
indio; el árbol no permite que a sus expensas viva planta alguna, como la civilización
nombrada que no permitió extrañas influencias, y así como ella, no se cansa de esperar
nunca la resurrección de su antiguo poderío; tampoco el árbol se fatiga de retar al Sol y de
lidiar con la arena. Y así, juntos ambos, desafiando al tiempo y a la muerte; son uno solo en
esencia y un bosque es una raza, porque:
Ese árbol desafiante, nunca llora;
y aquel indio solemne, nunca reza;
si aquel nada pretende en su grandeza,
éste nada pide jamás, ni nada implora.
8. La mano peluda de Lambayeque (Mito - Augusto león Barandiarán)
Cuenta la tradición que en la calle llamada Santa Catalina, hoy San Martín, cuadra
comprendida entre las calles Real y San Roque, que se conocía con el nombre de calle de la
Mano Peluda; todas las noches, una mano velluda y grasosa, llamaba indistintamente a todo
aquel que por ella transitara, llamado que después se convertía en signo de amenaza. Esa
mano aparecía primeramente por una de las dos ventanas de la antigua Escuela de la Patria,
que por tanto tiempo dirigiera el maestro Chanamé y después recorría toda esa cuadra, en
actitud de búsqueda y en ademán desafiante.
Indagando sobre las causales de esta visión, que era aceptada por los hombres, temida por
las mujeres y terrorífica para los muchachos, la tradición nos cuenta los siguientes hechos:
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10 Blog: Literatura y Tradición Lambayecana http://literaturalambayecana-rogelio.blogspot.com/ Rogelio Vilcherrez Chozo rovich3@hotmail.com
Fray Francisco Díaz de Cabrera fue el primer Obispo de Trujillo, pero debido al terremoto
que tuvo lugar en dicha ciudad el 14 de febrero de 1619, llamado el terremoto de San
Valentín, se trasladó a Lambayeque, estableciendo su sede en esa ciudad. A pesar de la
orden dada por el Virrey del Perú, Príncipe de Esquilache, para que regresara a Trujillo, el
Obispo Cabrera se resistió y desobedeció, habiendo muerto en Lambayeque, el 25 de abril
de 1619, siendo por lo tanto esta última ciudad, sede del Obispado de Trujillo por algo más
de dos meses.
Según parece, al Obispo Cabrera, que había instalado su oficina en la indicada Escuela de
la Patria, seguramente para estar más cerca de la Iglesia y de la Casa Parroquial, le había
mortificado profundamente la orden y no sólo la había desbedecido, sino que le había
enviado algunos recados y misivas poco afectuosas al Virrey, quien exasperado por tales
hechos le mandó decir que ya tendría "oportunidad de agarrarlo". En cambio, el Obispo que
contaba únicamente con sus prerrogativas canónicas, se contentó con responder: "Primero
lo agarraré yo", y pretendió formular un remedo de excomunión haciendo el signo
condenatorio, pero la muerte piadosa se lo llevó a la tumba, junto con su cólera y sus
deseos.
De aquí resulta claramente explicable por qué el Obispo, no habiendo podido "agarrar" en
vida al Virrey, pretendía hacerlo ya muerto, y por cuya causa todas las noches, alrededor de
las diez, hora en que falleció el Obispo Cabrera, su mano peluda y gordiflona vaga en
búsqueda afanosa del Príncipe de Esquilache, quizá para darle algunos mojicones o tal vez
para hacerle el signo maléfico del anatema.
Con el fin de contrariar, hasta el mayor extremo al Virrey del Perú, el Obispo Cabrera, no
sólo no quiso regresar de Obispo a Trujillo, sino que tampoco quiso entrar allí en calidad de
cadáver y, para este fin, dio instrucciones precisas para que se le sepultara en la Iglesia de
Lambayeque.
Y en efecto, el Obispo de Trujillo, Fray Francisco Díaz de cabrera, se encuentra sepultado
en el altar del Rosario, como religioso dominico que era, entre la pared maestra que
sostiene el retablo y el camarín de la Virgen. Cuando el cura de Lambayeque, don Justo
Modesto Rubiños y de Andrade, en 1977, después de más de un siglo, hizo cambiar el
retablo antiguo por el nuevo, encontró el cadáver, con su mitra de cartón dorado y en el
ataud las letras siguientes: Y. R. D. D. F. F. C. E. I., que tradujo así: "Ilusstríssimo y
Reverendísimo Señor doctor don Fray Francisco Cabrera, Obispo de Trujillo".
9. La Huaca de Oro (Monsefú)
Había una vez una campesino que observaba que sus cosechas eran robadas por la noche.
Un día el campesino estaba vigilando esa hora, y pudo sorprender al ladrón, que resultó ser
una mujer. Este personaje le explicó al agricultor que era mujer de la Huaca y que robaba
para alimentar a sus hijos. Le dijo también que no le hiciera daño, pues ella podría pagarle
con objetos de gran valor, por lo cual debía acompañarle.
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11 Blog: Literatura y Tradición Lambayecana http://literaturalambayecana-rogelio.blogspot.com/ Rogelio Vilcherrez Chozo rovich3@hotmail.com
El campesino fue llevado a la huaca donde, luego de hacerle cerrar los ojos un momento, la
desconocida lo hizo penetrar al interior de ella. En ese lugar encontraban, con una
habitación donde había bastante cerámica y una gran campana. La misteriosa mujer cogió
varios objetos brillantes y se los entrego al agricultor diciéndole que eran de oro. Luego la
familia del campesino empezó a enriquecerse y adquirir muchas chacras y otros bienes. Al
observar esa inexplicable prosperidad sus vecinos buscaron que el nuevo rico les contase su
secreto. Pero él guardaba la recomendada reserva, evitando asistir a fiestas o embriagarse.
Pero, sin embargo, una noche sus amigos lograron emborracharlo y en ese estado el
agricultor refirió el origen de su fortuna. A la mañana siguiente los vecinos se dirigieron en
grupo a la Huaca de oro para excavar en busca del tesoro. Esa misma noche, el rico
agricultor enfermo, y a pesar de gastar toda una fortuna en tratar de curarse. Al poco tiempo
murió, ocurriendo luego lo mismo con toda su familia. Se cumplió lo que había vaticinado
la mujer de la Huaca de Oro.
Fuente: http://clubensayos.com/Historia/Mitos-Y-Leyendas-De-Lambayeque/3141.html
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10. Mito de la Capullana de Lambayeque y el Rey del Mar
La capullana de Lambayeque, Susi Cunti, viuda de Paucar Taita, tenía dos hijas cuando
pizarro llegó a sus dominioS el 26 de octubre de 1532; la mayor se llamaba Anya Cusa y la
menor, impúber aun, Cusi Chunca.
Susa Cunti, la madre, invitó a los españoles a un banquete en su palacio, siendo este el
primer festejo que se realizó entre peruanos y españoles, el cual tuvo lugar en el palacio de
la capullana, en las inmediaciones de la Huaca sioternic, conocida hoy con el nombre de
Huaca de la Cruz, lugar que en la actualidad pertenece a la Hacienda Bodegones.
En aquel tiempo, la ciudad de Lambayeque se encontraba situada más hacia el oeste del
lugar que hoy ocupa y a la distancia de una legua del actual río de su nombre.
Entre los participantes hispanos se encontraban, además de Pizarro, Alonso de Molina,
Nicolás de Rivera, Francisco de Cuéllar, Domingo de Soraluce, uno de los trece de la Isla
del Gallo; Juan de Barbarán, que con el tiempo sería encomendero de Lambayeque, quien
tuvo parte en el rescate de Atahualpa; Bocanegra y Pedro de Alcón, el más joven, el más
impetuoso y el de mejor talante.
La capullana había dispuesto que sus mejores bailarinas entretuvieran a sus huéspedes,
contando entre las principales a Nanca Paya, Ini Ranta, Sucha Maitar, Anta Cocras y Llana
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Suma; que sus mejores hombres les sirvieran, habiendo designado especialmente a Hurma
Cunto, Cuyo Huasi, Punga Tucta, Cusi Rampa y Rondo Cupas. Hacía de "ichuri", adivino o
confesor, Pacar Anta y Runa Chumbi, desempeñaba las funciones de escanciador principal.
Pizarro y los suyos, ingresaron al palacio de la capullana entre una doble hilera de parejas,
que portaban en sus manos, ramas verdes y espigas de maíz; saludando con gritos
entusiastas y ademanes expresivos. La capullana se sentó junto a Pizarro y cuidó que
Alcón, el guerrero preferido, fuese situado entre sus dos hijas. Los demás concurrentes,
españoles y nativos se colocaron en forma desordenada y libre.
El agasajo consistió en papas, mote, charqui, pescado, chirimoyas, mangos y chicha de
quinua y de maíz.
La mujeres vestían así: camisa o "inca" de algodón, túnica o "amaco" de color amarillo y
manto o "lliclla", que estaba prendido por delante con un alfiler de oro o "tupu" y sostenido
con una faja o "Chumpi" de lana de vicuña, de diversos colores. La cabeza estaba adornada
con una cinta circular de color azul, llamada "huincha", y del cuello les colgaba la
"timpunga" o "medallón", que hacía el oficio de amuleto. Los hombres vestían camiseta y
calzón corto, de algodón y poncho de lana de vicuña. Hombres y mujeres se encontraban
sin sombrero y tampoco llevaban calzado alguno.
Los españoles se adornaron para el banquete, con escofión dorado, gorra y medallas, jibón
de terciopelo, calzas negras y espada y puñal al cinto.
Las "chirimías" y las cajas acompañaban el danzar de las bailarinas y los yaravíes de los
cantones.
Tal es la visión de la fiesta, pero escuchemos ahora lo que nos cuenta la leyenda.
Susa Cunti, la capullana madre, sabía que la virgen Cavallaca, había sido fecundada,
impúber aun, de una manera misteriosa por el Dios Coniraya, según una vieja leyenda de
los indios caribes, quienes por haber sido antiguos navegantes, dieron a ese Dios las
prerrogativas de Señor del Mar. Susa Cunti, creyó que habiendo llegado los castellanos por
el mar, deberían tener estrechas relaciones con el Dios Coniraya y como Cusi Chunca era
niña aun, concibió la idea de hacerle ese agasajo al nuevo Dios, en quien veía al apuesto
castellano Alcón, para que se efectuara la fecundación portentosa.
Sin embargo, Alcón puso los ojos y los deseos en Anya Cusa, la mayor; en vez de cumplir
con la leyenda del Dios del Mar, que ignoraba en absoluto y resolvió quedarse en
Lambayeque; habiendo perdido el juicio cuando Pizarro se lo prohibió, llegando hasta
insultar y pelear con sus compañeros y su propio jefe; considerándose señor y dueño de
aquellas nuevas tierras, aunque en realidad su locura se debía a las diferentes
composiciones que a base de "ornamo", "datura" y "huanarpo" le había hecho dar la
capullana, a fin de hacer efectivo e impostergable el milagro.
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Pero como quiera que aquel milagro de la fecundación misteriosa tan esperado, se realizó,
no en Cusi Chunca, la pequeña, sino en Anya Cuna, la mayor; la capullana madre hizo que
el "huatac" o adivino consultara con los "sonopas"(*) o ídolos particulares; que fueran
realizados los ritos de estilo, como eran la interpretación de los ensueños; arrojar hojas de
coca al aire y estudiar su caida; examinar el andar de las arañas; la situación de Venus y el
sonar de los granos de maíz al ser cocidos. La conclusión fue desastrosa: el Dios blanco no
era dios, puesto que había fecundado a la mayor y no a la impúber y por lo tanto no merecía
ni consideración, ni respeto, ni temor.
Y el veredicto fue terrible. Cuando nació el primer mestizo del Perú, la madre y el fruto,
fueron enterrados vivos en la cámara secreta del templo de Chot. Y una vez al año, en el
aniversario de la muerte, se escuchaban chillidos y gemidos, interpretándose éstos, como
los dolores del alumbramiento de la madre y aquellos, como el llanto de hambre del
pequeño.
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(*) Las "sonopas", eran precisamente un tipo de piedritas a las que se les atribuía poderes
sagrados, ya que según la leyenda, otorgaban favores de los dioses a quien las poseyeran,
siempre y cuando supieran interpretarlas y leer los mensajes enviados por ellos.
No se sabe a ciencia cierta cómo es que se les conoció con el nombre de "Sonopas"; ya que
existe en la Cultura romana una leyenda de que la esposa del Emperador Augustus, sucesor
de César, tenía como una especie de mascota, a un enanito de nombre "SONOPAS", quien
apenas llegaba a los tres pies.
Fuente:
MITOS, LEYENDAS Y TRADICIONES LAMBAYECANAS.
AUGUSTO D. LEON BARANDIARAN
Lima, 1938
http://www.boletindenewyork.com/lit.mitodelacapullana....htm
11. LEYENDA DEL CERRO DE LA VIEJA
Nuestro Señor Jesucristo llegó al sitio descampado y arenoso cercano a Motupe, en donde
hoy se encuentra situado el cerro llamado de La Vieja. El Señor venía cansado, sudoroso,
fatigado y sediento, y habiendo divisado una lejana "choza" se encaminó hacia ella,
encontrando en la puerta un matrimonio formado por dos ancianos.
Jesús le dijo a la mujer: "Dame un poco de agua para calmar mi sed", pero la vieja le repuso
de mala manera: "No tengo nada que darte". Entonces el Señor le pidió al marido que le
vendiera una hermosa sandía, de las que en abigarrado montón se encontraban en uno de
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los ángulos de la posada, pero el viejo negó tenerlas. El Señor dijo señalando las sandías:
"Y esas ¿qué son?","Son piedras" dijeron al unísono ambos.
El Señor meditó brevemente, produjo su maldición, diciendo:"Pues si son piedras, en
piedras se convertirán y ustedes también".y súbitamente el montón de sandías reconvirtió
en un montón de piedras, que son las que forman el centro mismo del cerro. La vieja se
tomó en la piedra más grande, que de lejos da el aspecto de una anciana y el viejo se volvió
la piedra más pequeña, que muestra las características de su edad.
Y para que se pueda producir el desencantamíento, se precisa que nuevamente el Señor
Jesucristo llegue a ese mismo sitio, en el mismo estado de cansancio y de sed, que se repita
exactamente la escena primitivo y que los viejos ofrezcan al viajero el agua lustral de la
caridad, que borre su falta.
El cerro de La Vieja, llamado también cerro de Errepón, se encuentra situado al sur oeste de
Motupe, a 8 Km .de este pueblo. Es un cerro aislado, solo, único en la pampa, hacia la
margen izquierda del río Motupe. La pampa es árida, escueta, sin más vegetación, en la sé
pocas de lluvias, unos árbol es de zapote y unos cuantos arbustos de Chiclayo.
Fuente: http://clubensayos.com/Historia/Leyenda-Cerro-La-Vieja/33470.html *******************************************************************************
12. El Cerro Chalpón y el Cerro Rajado
Cruz de Dios y Cruz del Diablo
Los cerros Chalpón y Rajado, cercanos al pueblo de Motupe, fueron dos hermanos gemelos
que tuvieron idéntica creación y objeto, ya que eran centinelas avanzados del Cielo,
guardianes de la Ley Divina y anunciadores del triunfo del Bien. Como los hombres,
nacieron y vivieron, gozaron y sufrieron y morirán también.
El cerro Chalpón, además de la difundida devoción que existe por la cruz que posee, tiene
el privilegio de haber sido dedicado a Dios, mientras que su hermano, el cerro Rajado, se
dedicó al servicio del diablo.
Como pruebas evidentes nos encontramos, en lo que respecta a cada uno de ellos, con las
siguientes creencias populares de la región.
En la falda del cerro Chalpón, en aquella que mira hacia Motupe, existe un jagüey o
manantial, destinado a dar de beber a los ángeles que allí vivían. Ellos sembraron en ese
mismo sitio, varias cañas de Guayaquil, para que les ofrecieran sombra y les refrescara el
ambiente, privilegios de los que no gozaba el cerro Rajado, el cual por haberse entregado al
diablo, es oscuro, tétrico y negro. Para su hogar y reposo, los ágeles construyeron la gruta y
el jardín, o sea la propia cueva, la cama de piedra, para su descanso y colocaron, como
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símbolo de su dedicación y triunfo, una cruz; no teniendo el cerro Rajado ninguno de estos
distintivos, fuera de la cruz.
En cuanto al cerro Rajado, lleva este nombre por ostentar una raya muy ancha, que fue
producida por un sablazo que pretendió darle el arcángel Gabriel al diablo, en la lucha
eterna que sostenían, pero al esquivar el golpe, el diablo, cayó el sablazo en el cerro,
produciéndole esa raya que le sirve de distintivo.
Con el fin de que todo aquel que viviera o visitara este cerro, sufriera su maligna influencia,
los mismos ángeles encantaron el pozo, que se formó por aquel sablazo y del cual brota una
agua sucia y pestilente, y cuyo encantamiento consiste en que lo que cae en él, no podrá ser
hallado jamás.
Como el cerro Chalpón, se había dedicado a Dios, la cruxz que se colocó en él, fue objeto
de adoración, devoción y fe, en prueba del triunfo de la verdad cristiana; con el agregado de
que cuando fuera encontrada por los hombres, se convertiría en milagrosa intercedora entre
ellos y el Cielo. En cambio, la cruz colocada en el cerro Rajado, serviría para representar la
influencia del Mal y estaba decretado que cuando ella fuera encontrada por los hombres, en
previsión del peligro que encerraba, se convertiría en tierra. De aquí explicado por qué
cuando esta cruz fue hallada por aquellos mismos que descubrieron la del cerro Chalpón, se
convirtió en polvo en sus manos, pues era la cruz del diablo, mientras que la del cerro
Chalpón, aun hoy mismo, es objeto de veneración, porque es la cruz de Dios.
Así se encuentra simbolizada también la dualidad de la ley eterna; premio al uno y castigo
al otro, por sus intenciones y acciones tan contrarias, aun cuando los dos cerros, fueron
hijos del mismo Padre: Dios.
Fuente:
MITOS, LEYENDAS Y TRADICIONES LAMBAYECANAS
AUGUSTO D. LEON BARANDIARAN
Lima, 1938
http://www.boletindenewyork.com/lit.elcerrochalpon....htm
Otras narraciones lambayecanas:
1. Los Aukis hablan (Chongoyape – Leyenda)
2. Los dos pueblos (Pucalá – Leyenda)
3. La Leyenda del Diluvio (Mito - Augusto león Barandiarán)
4. La Misha de los siete colores (Mito - Augusto león Barandiarán)
5. Al Río de la Leche (Mito - Augusto león Barandiarán)
6. El Castigo de los dioses (Leyenda de Zaña)
7. La Iguana que destronó a la Luna (Mito - Augusto león Barandiarán)
8. La custodia y el padre eterno (tradición – resumida de “a golpe de arpa” de Augusto
León Barandiarán)
10. La Leyenda del Chaparrí y el Mulato (Chongoyape)
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