desconocida herencia modernista en «elsoldado desconocido» · y hacemos esa advertencia, porque...
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Desconocidaherenciamodernistaen«Elsoldadodesconocido»
El mismo añoen que salíana la luz los bocetosde los tres Cantosinicia-les dela madurezde Found,Salomóndela Selvapublicaba,en inglés,supri-mevlibro. Fuerade lo anecdótico,no debemos,pues,asimilaral poetanica-ragúensea la generacióndel Imaginismoy de la revista Poetrv-~paracitar lospuntosmagnéticosde esageneraciónenlas dosvertientesde la lenguaingle-sa—.Pero,en cambio,esposiblereferir a Salomón,por sincronía—y sóloporsincronía—a la generaciónsiguiente,esdecir, a la depoetascomo Hart Cra-nc. Y hacemosesaadvertencia,porquela obrade Salomónde la Selvaha si-do tratadaapenasbiográficamente.
En buenalógica,aSalomónle correspondíaser, frente al Modernismo,elpoetanicaragilensedela insurrecciónlingéisticay de los mitosde sutiempo.Y así parecenanunciarloel título y el leitmotiv del libro de susveintinueveaños: fil so/dadodesconocido.Pero sucedeque las generacionespoéticasdeNicaraguamarchandescompasadasen lo universal,desdequeallí RubénDa-rio reinó más de la cuenta.De ahí que Salomóntuviese que desempeñar—con Alfonso Cortés—el papelde posmodernista,a causadel modernismoaultranzadelageneraciónquevade1905 a 1919,estoes,ladeAzaríasH.Pa-llais y RamónSáenzMorales. Porqueel cursode las generacionesno proce-depor cortesabismales,sino por sucesiónnatural;y cada«generacióndecisi-va» es seguidapor unao variasde transición,que la continúansin repetirla,salvo excepciones,como la del segundo modernismonicaragécosecuyaozonade fechas»hemosdelimitado. Poresoen el rezagadoposmodernismosalomoníanoaparecenatenuadoslos caracteresdel movimiento literario deRubén Darío, y no sedecidenaún los de nuestravanguardia.Y sólo es lícitohablardeestosúltimos a partir de Luis AlbertoCabrales,quien,pertenecien-do en el tiempoa la promociónmenordel postmodernismo.seadelantósen-sihíementea este.
Puesbien,el focode la visióndel mundoes,paraSalomón,el optimismo.
Ana/asde li¡eratura hispanoamericano,núm.23.Editorial Complutense,Madrid, 1994.
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El entraal mundo de la guerracon la ideade la mors triumpha/is como loconfiesaenel primer poemadeEl so/dadodesconocido:
«lagloriademi muerteos legoy mi leyenda...»
(Testamento»)
Y sale de la guerra, ilusionado: «¡Me voy a ver la nochehastaque salga elsol!» (postdatadesu «Ultima carta»).De aquíque,en él, la muerteno sevuel-va angustia,sino ideal heroico;vía desublimactono medio paravolver al or-den primigenio,y nuncadestruccióny caos.Es la concepciónclásicay mo-dernista de la muerte como pura desmaterialización, como unperfeccionamientoy una manerade salvaciónestética.Es la mismamuertedeRubénDarío:
«¡LaMuerte! Yo la hevisto.No esdemacraday mustia,ni asecorvaguadaña.ni tienefaz deangustia.Es semejantea Diana,castay virgencomoella;enso rostrohay la graciade la núbil doncella...»
(Coloquio de los Centauros»)
Adcmás,Salomónse inspira en lix ficción medievalde la «Danzageneraldela muerte»:
<que ya la muerteencomienzaá hordenarunadanzaesquivadequenon podedespor ningunacosaqueSeaescapar...»
Peronuestropostmodernistasólo sequedacon el mareodecorativodel Me-dioevo,desechandoaquelsentidodeterrory angustiaqueestabadestinadoamoverel espíritu religioso.Porque,en El so/dadodesconocido,el violín de lamuertees«alegre»:
La Muertedice:Voy atocarunadanzavicia queno tendráfin..»«Y tañelascuerdasdemi corazonla Muertequetoca sualegreviolín!»
(«Lamuertealmasu violín»)
Y ese idealismo salomonianorespondea un pensamientoestético, atodaslucesidentificable;aunafilosofía del arteen quese conjuganlo plató-nico y lo cristiano,y en la cual se tiendea lo óptimo (optimismo)atravésdela libertad interior; del aristocratismoo iniciación en los misteriosdel arte;de la estéticacomo ética; del intelecto sutil y de la sensibilidadrefinada.Setrata, por supuesto,del «arielismo» de Rodó, que los modernistashicieronsuyo:«paraconcebirla maneracómo podríaseñalarseal perfeccionamientomoral de la humanidadun pasoadelante,seríanecesariosoñarque el ideal
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cristiano se reconciliade nuevocon la serenay luminosaalegríade la anti-gíledad...»(«Ariel»). Y de Salomóndela Selvasonestosversos:
podrántodoslos hombresaceptarla bellezacomoúnicoevangelio,haciendoun solo CristodeJesúsy Apolo».
(‘El cantode la alondra»)
¿Queréisahorainspiraciónplatónica,queno admita dudas?He aquíotrosversosdel mismopoema:
Lasestrellasensusdanzasacataránelnuevoritmo,,.<rodolo bello esvas’> devirtud.»
Perohay muchomás.La lira es,paraSalomón,
«algoque no puedetocarun cualquiera...»(«Lalira»)
A estasalturasde nuestroestudio,seguramentealgún lector epidérmi-co pensaráque el posmodernismode E/ soldadodesconocidosólo puedeprobarsepor el cotejo literal de los textos poéticos.Puesbien, antesdeentrar en el análisis estilístico propiamentedicho, y como peligrosacon-cesión a lo más fácil, veamosmedia docenade muestras,que puedendecuplicarse,aunquenuncahayasido nuestropropósitodenunciarimita-ciones:
«yrelinchamoscomojóvenespotros».
(De laSelva.«Primeracarta»)
«alegresy saltantescomojóvenespotros...»(Darío, Coloquiode los centauros)
«Seapartade la carneel intelecto...»(De la Selva,«Cargaalabayoneta»)
«Mi intelectolibré depensarbajo...»(Darío,«Cantosdeviday esperanza»,1)
«—¡Miren aquellaluz!¿Serála Muerte?...»
(De la Selva,«Al asalto»)
¿aqué horavendráel alba?
...~Si seráEllat(Darío. «Nocturno»)
«Ya mecurédela literatura.»(De laSelva,«Carta,,.2)
«concl horror de la literatura...»(Darío,«Cantosdc vida y esperanza>,1)
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- o comouncisne cuandohaysúlouncisneenla laguna...»
(Dela Selva,«LaPaz)
del aladel mágicocisnesobrelalagunasobrelalaguna».
(Darío,«Salutacióna Leonardo«)
O el siguientedodecasílabode Salomón,ya citado,y quese originó, segura-mente,endosdela <tSinfoníaengris mayor»:
«la muertequetocasu alegreviolín!».
(De la Selva)«ensayasu roncaguitarrasenil,
en laúnicacuerdaqueestáensu violín».(Darío)
Peroya eshora de calar en el estilo. Estapoesíade Salomónes menosadjetivaque la del Rubénde Prosasprofanasy por ello, precisamente,estu-diamosaquí suselementosatributivos.Perosucedeque,inclusoen la adjeti-vación, esapoesíasalomonianase muestracomo legítima herederadel Mo-dernismo.El análisis adjetival de 1=1soldado desconocidono resulta, pues,infructuoso,y lo cierto es que revela,en un aspectoinesperado,la indeleblefiliación modernistade Salomóndela Selva.Porqueel adjetivo de Salomónes allí tan selectocomo el de Darío; un adjetivo no hallado,sino buscado,yno nacidoen las trincheras,sino a la luz de la cultura.
Empecemospor aquellosadjetivos puramenteornamentales,y, cii espe-cial, los esdrújuloslatinizantes:
«y la hairiga lo’,da...«.(«Poilu«)
«¡Oh mogn¡jhcuvoz cíe primavera!»(«El cantt.íde la alondra)
«Señí>radilectís-in,a...».(Carta a Alice Meyncll»)
Otro lujo retórico es el empleofrecuentede adjetivos misterioros y, por lotanto, imprecisos;adjetivos o epítetosque ponenveladurasal sustantivo,envezde resaltarlo.Así enestosejemplosde Salomón:
«legendariosAquiles....(«Fuerza»)
«y el suaves>1 tejidodeoro ~nagíco...
(El cantode la alondra)
«enun bosque emunlado....(<La Paz)
Y entrelos adjetivosdeesteúltimo tipo hay uno queprodigó Rubén,hastaelpunto de ser consideradopor Sobejanocomo ouna apoyaturaimprescindi-
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ble del versode Darío».Se tratanadamenosque de«divino»; formaepite-tal en la que culmina el idealismomodernista.Helo aquíen Salomónde laSelva:
brotael divinochorrodearmonía>.(<El cantode laalondra)
Un pedazodecielo, algo divino...,.(<Convaleciente)
y lasinditasbaáadas,tan divinas...(Carta, 3)
O bien,en la siguientemuestradeadjetivoshiperbólicosenserie:
«¡Oh cancióninfinita!¡Oh músicadesbordante!Prodigiosoenel prodigio del día...>.
(<El cantode laalondra)
Cultistas sontambién los gentilicios, tan usadospor Rubéncon purain-tención de adorno.Y lo mismoencontramosen estaenumeraciónde Salo-món dela Selva,entrela cualcircula un airecosmopolitay, al mismo tiempo,unapredilecciónpor los símbolosorientales:
Ella esel fénixpersa,ella esel búhogriego,
y el ibis egipcio,yel quetzalgua/e«nalleco,y el faisánde la crestadeorode los poemaschinos....
(La Paz)
Añádasea ello el empleode adjetivostan librescoscomo aquel«dardoherá-íleo»dcProsasproft~naso como éstedeE/so/dadodesconocido:
Batiendoconabanicos/hrarinico&.<.(C<>micnzodebatalla»)
Y en el refinamientoadjetival de Salomón,hay que señalarespecíficamenteel calificativo de saborgongorino,aunqueya quedealgo ejemplificado.Peroconstequedicho adjetivopuedeserigualmentellamadorubeniano,por teneralgunavariante(«purpúreo»,enGóngora;opúrpura»,en Rubén):
Sucabelleraesdebroncebruñido».(«La Paz»)
«lúbricosmovimientos..».(«Odaa Safo)
<la tierrase hatejido mantospúrpuru.s<..(«Cartaa Alice Meynell<)
Dos delos últimos versoscitadosnosllevan a unaatmósferacolorista,esdecir, al estudiode los atributoscromáticos>tan preferidospor el Barrocoy
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por el Modernismo.Y entrelos mismoscabedestacarlos desentidometafó-rico, como veremosen el autorde El so/dadodesconocidaPorquela poesíade Salomónes —con palabrassuyas—una verdadera«garúade colores».Allíse «quiebrala luz del sol en sietejafas>, como dice el propio poeta;pero sedan,asimismo,los maticesde la paleta.Pongamos,como muestra,el amari-lío, quevadesdeel oro heráldicohastaesetonopálido queapenasamarillea:
«lasluces:verdes,blancas,azules,amarillas..
(Carta. 2)
«y seduermedesnudaentrelossurcosdelos camposdorados><.
(La Paz)
<vimosllegar rodandola amarillentanubelarga.(Comienzodebatalla)
O el siguienteneologismo,quesuenaa formaviciosa:
«Yen los díasdesoísu humoes unanubeamarillosa -
(Granadasdegasasfixiante)
O la fraseadjetiva«deoro»,en la queSalomóndela Selvacompitecon Gón-goray con Dario:
<y los cabellt>sde oro!>,acompañándoseconflautasdemarfil y flautasácoro....
(La trincheraabandonada»)
y el faisánde la crestadenra...(<t.aPaz)
Y paracompletar la gamadel amarillo, Salomónrecurreal sustantivocontraslaciónmetafórica,y precisamenteen el mismopoemaoLa Paz>,queya esunamina deoro:
Susojos son topaciOS...
Esametáforaconducenecesariamentea la consideraciónde la suntuosi-dad expresiva—casi tan suntuariacomo la parnasiana—de nuestroSalomón.Puesbien, si Amado Nervo habló de Darío como «el de las piedrasprecio-sas»,tambiénpodríamosidentificar de esemodoal cantorde E/soldadodes-conocido.Su solo poema«La Paz»,antescitado,pareceun verdaderoescapa-rate dejoyería,dondeel alabastro,el ónix, el mármol,el cristal de roca,loszafiros,los topacios,las perlas>losrubíesy los granates,ademásdetenerunafunción ornamentalal estilo del Parnaso,encierrantodaunateoríadelas co-rrespondencias,por la cual los colores,lossonidos,los aromasy los saboresse relacionansimbólicamente,en unafiebre de sinestesias—como enRubén
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Darío o en Alfonso Cortés—,que se remonta,sin duda,hastael Baudelairede <Correspondances»:
«la cancióndc unarosasi lasflores cantaran,o el olor deun topaciosi laspiedrasolieran,o la piel deunamúsicasinosfueseposibletocara lascancionesdesnudascon lasmanos.
(De la Selva,«La bala»)
Se le debeal Modernismola creaciónde un mundo: ese mundoentremundanoy mitológico que sólo habitaronsus iniciados;mundode refina-mientosy de magia,dondela bellezaerala medidadetodaslascosas,porqueel arte seconcebíatambiéncomo salvaciónde la materia.Lo quecaíafuerade esemundo no eraprecisamentelo corpóreo>sino lo prosaicoy, por lomismo,aquelloqueestabamásal alcancedel «vulgo municipal y espeso»,quedecíaRubén.El Modernismo tuvo, pues,un sentido de encarnaciónde laidea platónicade la belleza, o acasode resurrecciónestéticade la carne,Yesaes la razóndeque,a pesardeencristalamiento,no fueseinmuneal vulga-rísmo, adiferenciade la llamadapoesíapura.En el Modernismohayimpure-zas, por su dosis de humanidad,tal vez demasiadomundana,pero tambiénunavoluntadestética;esdecir, unavoluntad deperfeccióny hastadereden-cion dela palabra.Todo lo cual suponeno sólo unaconsistenciade significa-dos, sino un soporteaxiológico, queexplica el reconocimientode la propiaimpureza.No se piense>por tanto, queel Modernismofue estéticamentein-maculadoni, muchomenos,queno tuvo concienciade suscaídas.Porquein-cluso admitió deliberadamentelo prosaicoy, además,lo queahoraen poesíasedenominafeismo».
En efecto,el poetamodernistaquizámás representativodespuésde Ru-bén,el uruguayoJulio Herreray Reissig,escribióversoscomo los siguientes,cargadosdeironía:
Unavieja estornudadesdeel altar al coro....(La Iglesia)
«y a suvera,doschicos,enun gestosalvaje,atisban,con los húmedosdedosen lasnarices».
(DominusVobiseum)
Luegoqueanteel rescoldosus digestioneshipa....(La cena»)
Y ello no deberesultarextrañosi se recuerdaque Darío, nadamenosqueenaquel manifiestodel Modernismo que son las palabrasliminares de Prosasprofanas,evocóel magisterioespañolde «el másgrandede todos,don Eran-
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ciscode Quevedoy Villegas,el poetaexistencialpor antonomasiaen el ám-bito de nuestralengua,y cuya intencionalidadhumorística—en ocasiones,desgarrada—es el mejor antecedentede los citadosversoso deestosotros deSalomónde laSelva:
«lás-arnelossudores,mátametodoslos piojos....
(<Cantar)
Echadosen el lodohaymuchosvomitand<.>los pulmones.
(Comienzodela Batalla)
«¡Oh Safo,¿seráciertoqueFaónno tequisoporqueteniascaspa?...».
(~Odaa Safo>)
En suma,es lícito afirmar que el autor de El soldadodesconocidofue conse-cuente con la poesíamodernistahastaen esasexpresionesmalsonantesoesasasperezas,que—contra la opinión de ciertoscríticos— no son privativasde rebeldíasvanguardistasni síntomasde novedad,a menosque se trate deun abusodel hablavulgar—que,por lo demás,no necesitasercanallescaparatenervalidezliteraria—;peroadviértaseque,desdeluego,éseno es el casodenuestroSalomon.
En el poema«La baladadcl retorno»,quees el penúltimodel libro, Salo-mónechómanode un génerodecomposicióndeorigenmedievaly popular:la bajada—o «bailadas—,tan del gustodel simbolismode Verlainey Morcas,o del arcaizantede Banville. Darío mismocompuso,por lo menos,nueveba-ladas,algunasmuy conocidas,y todasen versodeartemayor, salvo su «Bala-da del rebañodeHugo»,quees octosilábica.Es cierto quela baladano tieneun metropropio y exclusivo,pero tambiénesverdadque los de artemenorseadaptanmása la atmósferasentimentale imprecisadel poemaamorosoyrefinado,o bien a la ligerezay al donairede la poesíade circunstancias.Ha-blamos,pues,de la haladapuramentelírica, en sentidoitliano o francés,y node la inglesa,dc temaheroico,aunqueel titulo y la intención del poemadeSalomónde la Selvahaganpensarotra cosa.El casoes queSalomón,en launicabaladade su libro, usa unacombinaciónde endecasílabosy heptasíla-bos,ya empleadacon frecuenciaenlas baladasitalianas,deorigenprovenzal;pero,a diferenciade Rubén Darío, no recurreal «envio»final, característicode la baladaitaliana,ni al estribillo o «refrain».que,al términodc cadaestro-fa, usaronasimismolos franceses.
Lo curiosoen la baladasalomónicaes quela segundaestrofaresultadi-ferentede las restantes,puestoquese tratacaside unaestrofasáfica,culti-vadapor la poesíaneoclásicae incluso por Rubén Darío, en «Metempsí-cosís»:
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Yo, Rufo Galo,fui soldado,y sangretuvedeGalia, y la imperialbecerramedio un minutoaudazdesu capricho.Eso fue todo.
Adviértase,además,queDarío tambiénhablaaquíde un «soldado»>y que notodaslas estrofasdeestepoemadarianoobedecenrigurosamentea la combi-naciónde tresendecasílabossáficosy un pentasílabodactílico.Y señalamosestairregularidad—deliberadao no— por la especialcircunstanciade que,enla aludidaestrofasáficade Salomónde la Selva,el segundoversode la mis-ma es un endecasílabocon acentuaciónenla sextay no principalmenteenlacuarta—sobrepalabrallana—, como seríapreceptivo,y, a su vez, tambiénelpentasílabonecesitaríateneracentoen la primera,paraserdactílico:
«Seráa la horacuandogravementetransitael farolero:alcaravanes,primerrevuelolargodemurciélagos,y sondel ángelus
(La baladadel retorno>)
Perolo realmenteimportantees el hechode queSalomóncultive, comolossimbolistasfrancesesy los modernistas,esacomposiciónpoéticade sabormedievalquese llama halada,cuyo airenebulososeacentúaen el poemasa-lomonianoa fuerzade elementospropiamenterománticos,como estaincer-tidumbredel versofinal:
«—¡Quiénsabesi ya havuelto?
O como el llanto y la nocheen los ojos de la amadadel guerrero,de la amadaqueespera:
—Niña, ¿porquétequedasa la puerta?Cuandoanochece,el aireespeligroso;entraa tu casay prendeluz y secadelágrimastus ojos...
Salomónes tan hijo deRubén como de suspropiasobras.Es claro quenos hubiesegustadohallar en éstaslos caracterespoéticosde la generaciónhispanoamericanaque, cronológicamente,le correspondía—la de Vallejo,Huidobro, Villarrutia o Neruda—; pero debemosatenernosa los resultadosdel análisis,o sea,a las calidadespostmodernistasde nuestropoeta.Habríaqueforzarla interpretaciónestilísticaparaveren E/so/dadodesconocidoanti-cipos dela vanguardianicaragúense.Sin embargo,la altitudde la poesíasalo-monicano necesitadetales recursos,porqueSalomónde la Selvadesempe-no en gradoeminentesumisión enla historia de nuestrasletras,relevandoaDarío, esdecir, transmitiendoy renovandosu genial impulso.Y el propio Sa-
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lomón nos dejó escrita su insobornableprofesión de fe darianaen versoscomoaquellosdela «Evocaciónde Píndaro»:
«cantodccisnecanto,fiel a Daríoy ensu elogiodesdeel azulmásdiáfanodeAmérica.
EDUARDO ZEPEDA-J-IENRIQUEZAcademiaNicaragúensede a Lengua
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