cuento el arrepentimiento del homvre

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“PERÚ ECOLÓGICO”

“EL

ARREPENTIMIENTO

DEL HOMBRE”

Cierta vez se llevó a cabo, en un hábitat no muy lejano, la Primera Convención Ambiental; en la cual participaron seres bióticos y abióticos, que representaron a los diversos ecosistemas de nuestro planeta, con la finalidad de exponer sus propios problemas.

Por decisión mayoritaria de los asistentes se eligió al señor León como moderador, quien agradeció la confianza depositada en él para dirigir la reunión.

La agrupación de los animales estaba conformada por los señores: Cóndor, Oso Polar, Elefante y Canguro; quienes representaban a Sudamérica, Norteamérica, África y Oceanía, respectivamente.

El grupo de las plantas, por decisión unánime, eligieron como único representante al señor Roble, para que las represente en tal magno evento.Los seres abióticos contaron con la presencia de los señores: Mar, Río, Suelo y Aire.

Al final del recinto se hallaba el hombre, como representante de todos los seres humanos, quien aguardaba con impaciencia el inicio de la reunión, ya que tenía conocimiento que todos los presentes iban a presentar sus reclamos por todos los inconvenientes ocasionados por su mala conducta.

Inició su participación el señor Cóndor, dando a conocer su pesar por el peligro de extinción que corren sus hermanos colombianos y ecuatorianos; de pronto, rompe en llanto al comunicar la extinción definitiva de sus hermanos venezolanos, así como el mal estado en que se encuentran algunos de sus parientes, las aves.

Seguidamente el señor Oso Polar, muy apesadumbrado, se quejó por el calentamiento global que causa la desaparición de su hogar; es decir, los hielos del Océano Ártico.

Del mismo modo, con voz enérgica, el señor Elefante pide al hombre dejar de exterminar a sus parientes, por la única ambición de extraer sus colmillos; lo cual está ocasionando la desaparición de su especie.

El señor Canguro, muy triste, explica cómo en Australia, el hombre invade con mucha frecuencia las áreas que antiguamente sólo le pertenecían a ellos; originando la muerte de sus hermanos, al cruzar las autopistas.

Llegó el turno del señor Roble, como representante de las plantas, quien muy adolorido se quejó por la tala indiscriminada que realiza el hombre; ocasionando la deforestación y desaparición de antiguos bosques.

A continuación el señor León invitó a los seres abióticos a exponer sus realidades; muy presuroso el señor Suelo se quejó de ser explotado y nunca recibir nutriente alguno, con lo cual podría seguir dando alimentos de excelente calidad al hombre.

De igual forma, el señor Río lloró amargamente por la contaminación de sus aguas al recibir gran cantidad de sustancias químicas; lo que produce la muerte de sus habitantes. Haciendo llegar también la demanda de sus hermanos Puquiales y Arroyos, para que el hombre los trate con más cuidado.

El señor Aire protestó por la fuerte cantidad de gases tóxicos que provoca el hombre; y agradeció únicamente a las señoras plantas por su valentía y resistencia al absorber lo que el hombre provoca sin contemplación alguna.

El embravecido señor Mar reclamó que el hombre deje de verter sus residuos a sus limpias aguas, ya que empaña su elegancia y ocasiona la muerte y desaparición de algunas especies marinas.

Para finalizar, el señor León pidió al hombre realizar su descargo frente a todas las acusaciones expuestas por los representantes ambientales presentes en la convención.

Muy acongojado, el hombre aceptó su culpa, pidiendo perdón por todos los daños ocasionados; prometió cambiar su desordenada forma de vida y lograr el equilibrio de todo el ecosistema, garantizando la biodiversidad mundial.

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