?cuál es la relación entre las fluctuaciones y la disponibilidad de recursos básicos y naturales?
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¿Cuál es la relación entre dichas fluctuaciones y la disponibilidad de recursos básicos y
naturales en Estados Unidos?
Introducción
En el año 1900, en la Tierra había aproximadamente 1600 millones de personas. Cien años más
tarde, la población del mundo ascendía a poco más de 6000 millones de personas. En 2011, es
probable que la cantidad total de personas en el mundo alcance los 7000 millones, y se proyecta
que llegará a 9000 millones antes de 2050 (Figura 1). El aumento en el tamaño de la población
humana en los últimos cincuenta años es inaudito. No obstante, este aumento no ocurrió en
forma pareja en diferentes partes del mundo, ni las consecuencias de dicho aumento fueron las
mismas en todos lados. En el siglo XXI, en algunos lugares están más preocupados por la
disminución de la población, o infrapoblación, que por su crecimiento.
La demografía es el estudio de las características de las poblaciones humanas, incluidas la
fertilidad, la mortalidad y la salud. Los geógrafos usan datos demográficos para analizar las
variaciones espaciales en las tendencias y las características demográficas, relacionándolas con
sus consecuencias sociales, y buscando explicaciones para las diferencias y soluciones para las
desigualdades. Por ejemplo, los geógrafos hacen preguntas como: ¿Por qué las tasas de
crecimiento de la población varían de un lugar a otro? ¿Cómo afecta el crecimiento demográfico
la disponibilidad de los recursos a escala local, nacional y mundial? ¿Cómo pueden los países
lograr un uso sostenible de los recursos ambientales? ¿Es necesario el control poblacional para
mejorar la calidad de vida en los países más pobres? ¿Están los países ricos consumiendo una
porción desproporcionada de recursos del mundo y, en consecuencia, privando de ellos a las
personas que viven en regiones en desarrollo más pobladas?
Figura 1. Aumento de población mundial desde 1750 (proyectada hasta el año 2050; en
miles)
Fuentes de datos: Naciones Unidas (1999) and Oficina del Censo de los Estados Unidos (2008)
Cita sugerida: Conway-Gomez, K., Barton, K., Wang, M., Wei, D., Hamilton, M., and
Kingsland, M. 2010. Population & Natural Resources conceptual framework: How does
population growth affect the availability of resources? In Solem, M., Klein, P., Muñiz-Solari, O.,
and Ray, W., eds., AAG Center for Global Geography Education. Disponible en
http://globalgeography.aag.org
Images courtesy of the GeoCube project.
Crecimiento de la población
Para proporcionar contexto para este análisis, primero nos concentraremos en un análisis sobre
por qué las tasas poblacionales han "estallado" en la historia reciente. La dinámica de la
población cambia en respuesta al aumento del desarrollo económico.
Tres "revoluciones" en tecnología —la agrícola (aproximadamente desde 6000 a. e. c. hasta 1800
c. e.), la industrial (que comenzó a fines del siglo XVIII) y la "verde" (que comenzó a mediados
del siglo XX)— han afectado las cifras demográficas y sus interacciones con los recursos
naturales (Figura 2). No obstante, observa que el ritmo de crecimiento de la población mundial
se aceleró drásticamente después de la Revolución Industrial, y alcanzó el pico máximo tras la
Segunda Guerra Mundial. Desde mediados del siglo XX, la población mundial comenzó a
aumentar a una velocidad sin precedentes, un fenómeno conocido como "explosión
demográfica".
Figura 2. Impactos de las revoluciones tecnológicas en el crecimiento de la población
mundial
Fuentes de datos: Oficina de Referencia de la Población (2003) y División de Población de la
ONU (1998)
La Revolución Verde generó nuevas técnicas de producción de cultivos, que incluyeron el uso
incrementado de fertilizantes químicos y la aplicación de la ingeniería genética a la investigación
de cultivos, lo que permitió aumentar la producción de alimentos a tasas impresionantes. Durante
el siglo XX, en los Estados Unidos, por ejemplo, se dedicaron grandes parcelas de tierra al
cultivo de granos, lo que conllevó un aumento de la producción, y una mejora en cuanto a
cantidad y calidad. Lo mismo ocurrió en países como la Argentina y Brasil desde comienzos del
siglo XX. La producción de arroz en el este y sudeste asiático aumentó a tasas que superaron
incluso las tasas máximas de crecimiento poblacional que se experimentaron en las décadas de
los sesenta y los setenta. También se introdujeron nuevas tecnologías para distribuir los
alimentos entre las personas de manera más eficaz. Además, se descubrieron recursos naturales
en gran parte del mundo y se desarrollaron nuevas tecnologías agrícolas. Como verás, esta
capacidad de producir más alimentos desafió la teoría malthusiana de que las limitaciones de la
producción agrícola conducirían a una catástrofe si no se controlaba el crecimiento de la
población.
Si bien la producción de ciertos cultivos en ciertos países aumentó, un alto porcentaje de la
población mundial actualmente no dispone de alimentos suficientes. El principal problema detrás
de las personas que padecen hambre radica en la distribución de los alimentos. La población
mundial actual está aumentando casi 80 millones de personas por año. El hambre sigue siendo un
problema para cientos de millones de personas en los países menos desarrollados del mundo.
Medición del cambio poblacional
La medición del cambio poblacional es necesaria para determinar el impacto de la actividad
humana sobre la superficie terrestre. El cambio poblacional se puede describir mediante palabras,
estadísticas o gráficos. La tasa bruta de natalidad (TBN) y la tasa bruta de mortalidad (TBM) son
dos medidas estadísticas comunes del cambio poblacional. Generalmente, la TBN y la TBM se
expresan como la cantidad de nacimientos o muertes cada 1000 personas en una población dada,
lo que les permite a los geógrafos comparar la dinámica de la población en países con diferentes
tamaños demográficos. La cantidad de nacimientos o muertes por año en un país se puede usar
para calcular la tasa de crecimiento natural (TCN), que describe el porcentaje del crecimiento
anual de una población.
Por ejemplo, supón que un país tiene una población total de 250 millones de personas, con cuatro
millones de nacimientos y un millón de muertes en un período de un año. La tasa de crecimiento
natural para este país se calcularía de la siguiente forma:
Tasa de natalidad cada 1000 personas = (Nacimientos por año/Población total) × 1000 =
(4 000 000/250 000 000) × 1000 = 0,016 × 1000 = 16 Tasa de mortalidad cada 1000
personas = (Muertes por año/Población total) × 1000 = (1 000 000/250 000 000) × 1000
= 0,004 × 1000 = 4
Para convertir esto en la TCN, hay que restar la TBM a la TBN y multiplicar por 10 (necesario
para convertir los datos expresados en cada 1000 a un porcentaje, es decir, cada 100).
Tasa de crecimiento natural = (Tasa de natalidad - Tasa de mortalidad) × 10 = (16 - 4) ×
10 = 1,2 %
Dada una TCN del 1,2 %, podemos predecir que la población de este país crecerá 3 000
000 de personas en un año (250 000 000 × 1,2 % = 3 000 000).
Comparar las tendencias y los patrones demográficos solamente mediante estadísticas sería muy
difícil. Los geógrafos usan mapas para visualizar, analizar y comparar datos demográficos como
la TBN, la TBM y la TCN en diferentes lugares.
El modelo de transición demográfica
El modelo de transición demográfica (MTD) es un método popular para analizar la evolución de
la población mundial (Figura 3). Muestra los cambios esperados en las tasas de natalidad y
mortalidad en un marco temporal no especificado. El MTD está basado en la experiencia
histórica de Europa cuando a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX las tasas de
natalidad y mortalidad comenzaron a disminuir. Las únicas variables que este modelo anticipa
son las tasas de natalidad y mortalidad; sin embargo, muchos científicos creen que el factor
principal que causa la fluctuación de las tasas de natalidad y mortalidad es el desarrollo
económico. Argumentan que, con el desarrollo económico, las personas tienen mayor acceso al
control de la natalidad; se realizan mejoras en sanidad y salud pública; las mujeres obtienen más
independencia; y las necesidades básicas y de alimentación son mayores. Estas mejoras, a su vez,
aumentan la expectativa de vida y, a la larga, inducen a las mujeres a tener menos hijos.
¿Cuál o cuáles son las pruebas que confirman la teoría de que el desarrollo económico comporta
una disminución en las tasas de natalidad y mortalidad? Algunos geógrafos poblacionales
señalan las historias demográficas de los países de Europa Occidental como ejemplos, en los que
poblaciones que una vez habían crecido rápidamente experimentaron una disminución y
estabilización gradual de las tasas de natalidad y mortalidad como resultado de mejoras en la
alimentación, la salud pública y la tecnología. Históricamente, los cambios demográficos de
Europa Occidental se corresponden con las cuatro etapas que se describen en la página siguiente.
Figura 3. El modelo de transición demográfica
Fuente: http://yoliloprofe.wordpress.comlearnontheinternet.co.uk
Explicación del modelo de transición demográfica
A continuación, se detallan las características asociadas con cada una de las cuatro etapas del
modelo clásico de transición demográfica. Entre paréntesis se muestran las fechas de inicio de
cada etapa según ocurrieron en Europa, pero incluso en dicha región hubo mucha variación, por
lo que estas fechas son aproximadas.
Etapa 1: Las tasas de natalidad y mortalidad son altas, y la población presenta un crecimiento
lento o nulo (Europa entre la prehistoria y aproximadamente 1650).
Etapa 2: Las tasas de natalidad siguen siendo altas, pero las tasas de mortalidad disminuyen
abruptamente como resultado de mejoras en la alimentación, la medicina, la salud pública y la
sanidad. La población comienza a crecer rápidamente (comenzó en Europa lentamente después
de 1650 y más rápidamente después de que la Revolución Industrial se difundiera a principios
del siglo XIX).
Etapa 3: Las tasas de natalidad comienzan a disminuir rápidamente; las tasas de mortalidad
continúan disminuyendo, pero más lentamente. Los logros sociales y económicos, combinados
con una menor mortalidad infantil, reducen el deseo de tener familias grandes (en Europa, las
tasas de natalidad de algunos países comenzaron a disminuir en el siglo XIX, hecho que se
extendió a toda la región a comienzos del siglo XX).
Etapa 4: Las tasas de natalidad y mortalidad están equilibradas, pero a una tasa mucho menor; el
crecimiento demográfico es mínimo o nulo (Europa desde la década de los setenta).
La teoría de la transición demográfica supone que un país se desplazará de una base económica
(agrícola) preindustrial a una base urbana industrial, con una reducción correspondiente del
tamaño familiar y del crecimiento de la población. Teóricamente, el crecimiento más lento de la
población se debe a un mejor estándar de vida, y a mejoras en la atención médica, la educación
(especialmente para mujeres), la sanidad y otros servicios públicos. Si bien este patrón de cuatro
etapas se ha repetido en otros lugares además de Europa, hay variaciones locales —a veces
significativas—, ya que la trayectoria del desarrollo es diferente en todos lados y, de ninguna
manera, es ineludible. Por ejemplo, muchos de los países menos desarrollados de la actualidad
aún conservan las altas tasas de natalidad características de la segunda etapa. Además, es posible
que partes de Europa, Rusia y Japón estén ingresando a una quinta etapa nueva donde las tasas
de natalidad están por debajo de las tasas de mortalidad, y la población envejece y comienza a
disminuir.
Teorías de la población basadas en los recursos
El crecimiento de la población humana no ocurre al mismo ritmo en todas partes. De hecho,
algunos países están experimentando una reducción de la población. La mayoría de los países de
Europa y América del Norte, por ejemplo, ya han experimentado una reducción considerable de
las tasas de fertilidad; finalizaron la transición demográfica de altas a bajas tasas de fertilidad y
mortalidad a mediados del siglo XX. Por otro lado, muchos países en desarrollo ahora se
encuentran en una etapa intermedia de baja mortalidad como consecuencia de mejoras en la
salud pública, pero aún tienen tasas de fertilidad altas, por lo que el crecimiento de su población
es rápido.
Es notable que, pese a la gran cantidad de desarrollos nuevos de los últimos 50 años, haya un
hecho que se reitera casi de la misma forma: las poblaciones están creciendo más rápidamente
donde menos puede afrontarse dicho crecimiento, donde la contaminación, la escasez de recursos
y el daño ambiental crean un contrapeso adicional en la capacidad de los gobiernos para cumplir
con las necesidades básicas de alimentos, ropa y vivienda.
La relación entre el crecimiento de la población humana y la disponibilidad de los recursos
naturales ha ocupado la mente de muchos pensadores desde al menos el siglo XVIII. No
obstante, fue Thomas Robert Malthus quien por primera vez proporcionó un análisis sistemático
de la población y los recursos, seguido de Karl Marx, quien tuvo una perspectiva radicalmente
diferente de la Malthus. En las siguientes páginas, analizaremos estas dos teorías.
Teoría malthusiana de la población
Thomas Robert Malthus fue el primer economista en proponer una teoría sistemática de la
población. Plasmó sus puntos de vista con relación a la población en su famoso libro Essay on
the Principle of Population (1798), para el que recopiló datos empíricos a fin de defender su
tesis. La segunda edición del libro de Malthus se publicó en 1803, en la que, si bien modificó
algunos de sus puntos de vista respecto de la primera edición, su tesis original no cambió.
En Essay on the Principle of Population, Malthus propone el principio de que las poblaciones
humanas crecen exponencialmente (es decir, se duplican con cada ciclo) mientras que la
producción de alimentos crece a una razón aritmética (es decir, mediante la adición repetida de
un incremento uniforme en cada intervalo de tiempo uniforme). De este modo, mientras era
probable que en una serie de intervalos de veinticinco años la producción de alimentos
aumentara en la progresión aritmética 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, etc., la población podía aumentar en
la progresión geométrica 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256, etc. Este argumento del aumento
aritmético de los alimentos con un crecimiento geométrico simultáneo de la población humana
predecía un futuro en el que las personas no tendrían recursos para sobrevivir. Para evitar tal
catástrofe, Malthus sugirió con ahínco que se implementaran controles en el crecimiento
demográfico.
Sobre la base de una población mundial hipotética de 1000 millones de personas a principios del
siglo XIX y un medio de subsistencia adecuado para aquel tiempo, Malthus sugirió que existía la
posibilidad de que la población aumentara a 256 000 millones en el lapso de 200 años, pero que
los medios de subsistencia solo podían aumentar lo suficiente para alimentar a 9000 millones en
el nivel prevaleciente al comienzo del período. Por consiguiente, consideró que el aumento de la
población debía mantenerse en un nivel bajo en el que pudiera sostenerse mediante diversos
controles del crecimiento demográfico, que categorizaba como controles "preventivos" y
controles "positivos".
El principal control preventivo concebido por Malthus fue el de "restricción moral", que se vio
como una decisión deliberada por parte de los hombres de refrenarse de seguir el dictado de la
naturaleza de comprometerse afectivamente con una mujer en forma temprana, es decir, la
decisión de casarse a mayor edad que la habitual y solo cuando pudiesen sostener una familia. Se
previó que esto daría lugar a familias más pequeñas o probablemente a menos familias, pero
Malthus se opuso rotundamente al control de la natalidad dentro del matrimonio y no sugirió que
los padres intentaran limitar la cantidad de hijos concebidos después del matrimonio. Malthus era
claramente conciente de los problemas que podrían surgir a partir de la prolongación de la
soltería, como un aumento en la cantidad de nacimientos ilegítimos, pero consideró que
probablemente estos problemas fueran menos graves que los resultantes de la continuación del
rápido crecimiento poblacional.
Por otro lado, consideró a los controles positivos en el crecimiento de la población como
cualquier causa que contribuyera al acortamiento de la esperanza de vida. Incluía en esta
categoría a las condiciones de vida y trabajo deficientes que podían causar una baja resistencia a
las enfermedades, como también factores más obvios como las enfermedades en sí mismas, la
guerra y la hambruna. Algunas de las conclusiones que pueden sacarse de las ideas de Malthus
tienen, por lo tanto, connotaciones políticas, y esto explica en parte el interés en sus escritos y,
posiblemente, la mala interpretación de algunas de sus ideas por parte de autores como Cobbett,
el famoso inglés de ideas radicales a temprana edad. Algunos autores posteriores modificaron sus
ideas, al sugerir, por ejemplo, la implementación de una medida gubernamental sólida para
garantizar los matrimonios tardíos. Otros no aceptaron el criterio de que el control de la natalidad
no debía considerarse después del matrimonio, y un grupo en particular denominado la Liga
Malthusiana abogó firmemente a favor del control de la natalidad, pese a que esto iba en contra
de los principios de conducta por los que abogaba Malthus.
La teoría de la población de Karl Marx
Karl Marx (1818-1883) es considerado el padre del comunismo. No preconizó una teoría de la
población en forma independiente, pero su teoría adicional de la población se deduce de su teoría
de comunismo. Marx se opuso y criticó la teoría de la población de Malthus.
Según Marx, el aumento poblacional debe interpretarse en el contexto del sistema económico
capitalista. Un capitalista les ofrece a los trabajadores como salario una pequeña parte de la
productividad de la mano de obra, y el capitalista en sí mismo se queda con la mayor parte. El
capitalista incorpora cada vez más maquinarias y, en consecuencia, aumenta la plusvalía de la
productividad de la mano de obra, que es recaudada por el capitalista. La plusvalía es la
diferencia entre la productividad de los trabajadores y el nivel salarial. Un trabajador recibe una
paga menor que el valor de su productividad. Cuando se incorpora maquinaria, el desempleo
aumenta y, por consiguiente, se genera un ejército de mano de obra de reserva. En estas
circunstancias, el nivel salarial desciende aún más, los padres con escasos recursos no pueden
criar adecuadamente a sus hijos y una gran parte de la población se convierte prácticamente en
un excedente. La pobreza, el hambre y demás males sociales son el resultado de prácticas
socialmente injustas asociadas con el capitalismo.
Según Marx, el crecimiento de la población no está entonces relacionado con la supuesta
ignorancia o inferioridad moral de los pobres, sino que es una consecuencia del sistema
económico capitalista. Marx señala que la actividad de los terratenientes, la proporción hombre-
tierra alta y desfavorable, la incertidumbre con relación al sistema de tenencia de tierras, etc. son
los factores responsables de la baja producción de alimentos en un país. Solo en los lugares
donde la producción de alimentos no es adecuada, el crecimiento demográfico se torna un
problema.
Paul Ehrlich: Neomalthusiano
A medida que las poblaciones mundiales crecieron espectacularmente en el siglo XX, los debates
teóricos sobre el alcance y las causas del problema demográfico se expandieron. Thomas
Malthus y Karl Marx habían establecido la etapa inicial para el debate sobre la población
mundial, pero otros teóricos de la población, incluidos Paul Ehrlich, Julian Simon, Garrett
Hardin y Barry Commoner, continuarían el debate en curso en la segunda mitad del siglo XX.
En 1968, cuando la población mundial superaba los 3000 millones de personas, Paul Ehrlich
publicó el libro The Population Bomb, una publicación muy popular que vendió millones de
copias en los Estados Unidos solamente. Ehrlich, que era biólogo, sostenía que la tasa de
crecimiento de la población estaba sobrepasando el crecimiento agrícola y la capacidad de
renovación de los recursos de la tierra. Dadas las tasas de crecimiento natural actuales, Ehrlich
predijo "cierto" desastre demográfico en respuesta al potencial de enfermedad y escasez de
alimentos. En el prólogo de su libro escribió: "La batalla para alimentar a toda la humanidad
terminó", y posteriormente aclaró que "en las décadas de los setenta y los ochenta, cientos de
millones de personas morirán de hambre pese a los programas intensivos" (Ehrlich, 1968).
Ehrlich argumentaba que, a medida que el hambre se propagara en los países en vías de
desarrollo de Asia, América Latina y África, las regiones industrializadas como América del
Norte y Europa debían implementar un racionamiento "moderado" de los alimentos. En el peor
de los casos, predijo que la falta de seguridad respecto de los alimentos en dichos países activaría
diversas crisis geopolíticas que podrían causar una guerra termonuclear. Básicamente, la teoría
de la población de Ehrlich contenía tres elementos principales: una tasa de cambio rápida, un
límite de cierta clase y demoras en la percepción del límite.
Aunque algunos criticaron el trabajo de Ehrlich como una mera repetición del razonamiento de
Malthus en el siglo XIX, el oponente más elocuente de Ehrlich, el economista Julian Simon,
dudaba de los principios más básicos de la explosión de la población, particularmente de la
definición de límites. En la década de los setenta, Julian Simon publicó dos obras centrales que
sirvieron para avivar el debate sobre la población: The Economics of Population Growth (1977)
seguida de The Ultimate Resource (1981). Simon argumentaba que la relación entre crecimiento
poblacional y crecimiento económico no era tan simple como Ehrlich creía, y que se exageraba
el grado en el que la presión demográfica tenía un impacto en los recursos. El quid del
argumento de Simon radicaba en su creencia de que el límite de Ehrlich con respecto a la
disponibilidad de los recursos era incorrecto. De hecho, Simon argumentaba que no era posible
tener demasiadas personas, dado que el único límite para determinar la escasez de recursos era la
imaginación humana. Según el economista, las personas eran el recurso final. Sostenía que las
personas ingeniosas y habilidosas tenían la capacidad para generar cultivos con un mayor nivel
de producción, o construir viviendas seguras y asequibles para las poblaciones crecientes.
También aseveraba que los puntos de vista actuales respecto de los problemas relacionados con
la población y los recursos no contemplaban el largo plazo, y que, con frecuencia, se consideraba
un marco temporal demasiado corto al examinar los problemas demográficos.
La apuesta Simon-Ehrlich
En 1980, Julian Simon y Paul Ehrlich entablaron un debate muy público en el que pusieron de
manifiesto sus puntos de vista dispares sobre la población y la escasez de recursos. En dicho
debate, conocido como la apuesta Simon-Ehrlich, Simon invitó a Ehrlich y a sus colegas a
seleccionar y comprar cinco recursos no controlados por el gobierno por un total de $ 1000 cuyo
valor se mediría con el tiempo. Tras aceptar la apuesta, el equipo de Ehrlich seleccionó cromo,
cobre, níquel, estaño y tungsteno como las mercancías y luego eligió 1990 como la fecha de
liquidación. Si el precio del paquete de recursos aumentaba, esto implicaría que el recurso habría
comenzado a escasear y, por lo tanto, Simon se vería forzado a pagar la diferencia. Si el precio
del paquete bajaba, esto significaría mayor abundancia y Simon recibiría la diferencia monetaria.
Entre 1980 y 1990, la población mundial creció más de 800 millones, el mayor aumento en una
década, lo que causó que muchos creyeran que el valor del paquete aumentaría debido a la
presión demográfica y a la correspondiente escasez de recursos. No obstante, en septiembre de
1990, el precio ajustado a la inflación de los cinco metales había descendido, por lo que Ehrlich
tuvo que enviarle a Simon un cheque por correo por un valor de $ 576 para pagar la apuesta. Con
el tiempo, la revista Wired Magazine apodó a Simon doomslayer, que en inglés significa
"asesino del Juicio Final", por su postura contra aquellos que argumentaban que un Armagedón
ecológico estaba a la vuelta de la esquina.
Por otro lado, si bien frecuentemente se criticó a Ehrlich como un teórico "del Juicio Final", se lo
reconoce por desarrollar una ecuación simple que examina la relación de la población con el
impacto ambiental, conocida como la ecuación IPAT. Ehrlich sostenía que los impactos
ambientales (I) son el resultado de tres variables: población (P), afluencia o riqueza (A), y
tecnología (T), donde:
I = P x A x T
Como era de esperar, Ehrlich consideraba el tamaño de la población como el principal motivo de
los problemas ambientales y, por tanto, disentía con los ambientalistas como Barry Commoner,
quien creía que las principales causas del deterioro eran las tecnologías y el consumo
inadecuados. A pesar de todo, al desarrollar IPAT, Ehrlich instauró un nuevo marco conceptual
para los debates sobre población que trascendía las cifras e incluía el impacto humano. La
medición de las variables, no obstante, puede ser un desafío, especialmente la variable
tecnología.
Garrett Hardin y la ética del bote salvavidas
Ehrlich y Simon no fueron los únicos teóricos de la década de los setenta en debatir el alcance y
las causas del problema de la población, ni fueron los únicos en analizar los méritos de las
soluciones posibles. El biólogo Garrett Hardin, conocido principalmente por su investigación
sobre recursos de propiedad común, publicó Lifeboat Ethics en 1974, un manuscrito en el que
detalla los argumentos a favor y en contra de ayudar a los países pobres y populosos. Valiéndose
de un bote salvavidas como una metáfora para el rol de los países ricos e industrializados, Hardin
puso en duda la ética acerca de si los "nadadores" alrededor del bote salvavidas debían ser
subidos a bordo (o si debía ofrecérseles ayuda) debido a la capacidad de transporte limitada de la
embarcación.
Para explicar la metáfora, Hardin indicó propuestas para crear un Banco Mundial de Alimentos,
un depósito internacional de reservas de alimentos con el que "los países contribuirían conforme
a sus capacidades y del que podrían realizar extracciones conforme a sus necesidades" (Hardin,
1974). Hardin puso en tela de juicio si debíamos apelar a nuestros impulsos humanitarios y
proporcionar ayuda, o si obtendríamos un mayor beneficio al ocuparnos de las personas que ya
estaban en el bote.
Hardin concluyó que el Banco Mundial de Alimentos es esencialmente un patrimonio común de
incógnito en el que los menos "prudentes" podrán "multiplicar" y gravar los recursos del planeta
a costa de otros países que habían planificado posibles enfermedades y hambrunas mediante
políticas adecuadas (Hardin, 1974: 39). Finalmente, Hardin argumentó que, a la larga, esta
disparidad ocasionaría la ruina de quienes participaran en el patrimonio común. Según la
conclusión de Hardin, en el corto plazo, un Banco Mundial de Alimentos disminuiría la
necesidad de alimentos, pero, en el largo plazo, aumentaría dicha necesidad en forma ilimitada
dadas las rápidas tasas de crecimiento de la población en los países en desarrollo.
Si bien algunos han criticado el punto de vista de la ética del bote salvavidas como dura o
insensible, en realidad Hardin apoyaba los proyectos humanitarios que hacían hincapié en la
tecnología y en brindar orientación más que aquellos que suministraban comida o dinero. Al
redactar sus soluciones al problema de la población, Hardin invocó el proverbio chino: "Dale un
pescado a un hombre y comerá un día; enséñale a pescar y comerá toda la vida". Aunque Hardin
criticó la ayuda extranjera que "frecuentemente inspira desconfianza más que gratitud por parte
del país receptor", apoyaba los proyectos de desarrollo agrícola de Rockefeller y Ford
Foundation que financiaban soluciones locales y basadas en las comunidades para combatir la
pobreza (Hardin, 1974: 40).
Barry Commoner y la pobreza
En 1980, el biólogo Barry Commoner ingresó en el debate sobre población con su capítulo
titulado Poverty Breeds Overpopulation (La pobreza genera sobrepoblación). Como crítico
enérgico de la ética del bote salvavidas de Hardin, Commoner cuestionó cómo los pasajeros del
bote salvavidas y los nadadores en el océano presupusieron sus posiciones relativas en primer
lugar. Estableciendo los orígenes del problema en el período colonial, Commoner sostiene que,
inicialmente, el colonialismo servía para mejorar las condiciones y desarrollar recursos dentro de
las colonias mediante la construcción de carreteras, la comunicación y los servicios médicos. Sin
embargo, con el tiempo, la riqueza resultante en los países en vías de desarrollo fue succionada
por los países desarrollados en lo que Commoner denomina un proceso de "parasitismo
demográfico" (Commoner 1980: 4). En términos más simples, la brecha entre los países ricos y
pobres aumentaba a medida que los países ricos alimentaban a los pobres con sus propios
recursos. Commoner sugiere que este proceso de explotación internacional tenía el efecto
agregado del rápido crecimiento demográfico en las antiguas colonias. En otras palabras, sin los
recursos financieros disponibles para mejorar las condiciones de vida, las personas en los países
en desarrollo se basan en gran medida en el aumento de las tasas de natalidad como una forma de
seguridad social. Commoner resumió: "Los países pobres tiene tasas de natalidad altas porque
son extremadamente pobres, y son extremadamente pobres porque otros países son
extremadamente ricos" (Commoner, 1980: 4).
Por esto, Commoner concluyó que la tasa de natalidad no solo está afectada por los factores
biológicos como la fertilidad y la anticoncepción, sino también por factores sociales, como la
calidad de vida. Commoner argumentaba que, si el estándar de vida sigue aumentando, las tasas
de población finalmente se equilibran en un proceso de autorregulación. La solución de
Commoner al problema de la población era aumentar el PBI per capita como una manera de
motivar la disminución voluntaria de la fertilidad. Argumentaba que los países desarrollados
tienen la obligación de restaurar el desequilibrio entre los países desarrollados y los países en
vías de desarrollo en cuanto a la riqueza devolviéndoselas a los países carenciados y eliminando
la pobreza.
Contexto geográfico: Hambruna en Etiopía y Live Aid
El debate sobre la población del siglo XX se materializó cuando una sequía de proporciones sin
precedente asoló a Etiopía (principalmente Tigray y el norte de Wollo) en 1984 y 1985, y, con el
tiempo, también afectó a Eritrea, uno de sus países limítrofes. El daño ambiental que causó la
sequía fue exacerbado por la guerra civil de Etiopía y la asignación incorrecta de recursos
gubernamentales. La seguía afectó a casi ocho millones de personas, y más de un millón
murieron como resultado de inanición y enfermedades.
La captura de la tragedia por parte de los medios internacionales fomentó la repulsa mundial al
manejo de la crisis de Etiopía. Niños pequeños con vientres distendidos, víctimas de deficiencias
de proteínas como Kwashiorkor, fueron captados en fotografías, y sus enfermedades reveladas en
televisión. Estas imágenes sirvieron para que se realizaran esfuerzos de recaudación de fondos a
gran escala para paliar la hambruna en el este de África. En 1985 especialmente, el músico
británico Bob Geldof organizó el concierto Live Aid, una tarea de ayuda humanitaria para alentar
a los países de occidente a recaudar dinero y participar en labores humanitarias en África
oriental. Gracias a este espectáculo, que se vio en todo el mundo con 400 millones de personas
como espectadores del programa, se recaudaron USD 100 000 000.
¿Cuáles son las causas de la hambruna?
La crisis de Etiopía suscitó preguntas interesantes sobre las causas y las consecuencias
demográficas de la hambruna y sobre cómo abordar mejor la tragedia a través de políticas. La
tragedia les permite a los estudiantes de geografía aplicar teorías de la población en un momento
y en un lugar determinados, y comprender mejor las incidencias de las recomendaciones políticas
en el mundo real.
¿La tarea de los países occidentales de enviar ayuda a Etiopía en la forma de dinero y alimentos
hundiría el bote salvavidas representado en la metáfora de Hardin? O, según el punto de vista de
Barry Commoner, ¿los operativos de ayuda humanitaria deberían verse más precisamente como
"la devolución de recursos" a un país anteriormente rico y empobrecido por el colonialismo?
(Etiopía, durante el auge del Reino de Aksum, ostentaba una combinación de arquitectura
urbana, vastas redes comerciales y extracción de minerales, mientras que su PBI per capita en
1984 era de $ 283).
Con una tasa de fertilidad total de 6,7 en 1984, el bando de Ehrlich podría identificar la gran
población de Etiopía como la principal causa de la crisis (Oficina del Censo de los Estados
Unidos, Base de Datos Internacional). Al no ser controlada, la presión demográfica finalmente
intensificó el abuso de los recursos ambientales del país; exacerbados por la sequía, estos
factores provocaron una crisis de proporciones malthusianas. Sin embargo, desde la perspectiva
de Julian Simon, el pueblo de Etiopía no era el problema sino la solución. ¿Qué clases de
tecnologías podrían usar los etíopes para incrementar la producción de cultivos y evitar futuras
hambrunas?
En conclusión, las teorías de Malthus, Marx, Ehrlich, Simon, Hardin y Commoner nos permiten
aplicar principios demográficos generales a problemas geográficos del mundo real, como la
hambruna en Etiopía. No obstante, la hambruna en África no puede separarse del contexto
económico, social, cultural y ambiental particular de dicha región. De hecho, existen diferencias
en el mundo que ameritan ser consideradas. No todos los lugares de la tierra son iguales. Debido
a las diferencias geográficas, ya sea en economías, crecimiento demográfico o disponibilidad de
recursos naturales, podemos observar diferentes repercusiones a raíz de los cambios
poblacionales y las interacciones con los recursos naturales resultantes. La geografía, por lo
tanto, nos proporciona una lente para entender las complejas dimensiones espaciales de los
problemas demográficos.
Desarrollo sostenible, población y escala geográfica
En 1987, unos pocos años después de la hambruna en Etiopía, las Naciones Unidas publicaron el
Informe Brundtland. En el documento, cuyo título fue Our Common Future (Nuestro futuro
común), se hizo mención del lamentable deterioro de los recursos ambientales y se detallaron los
efectos que dicho deterioro tendría en el crecimiento económico y social de las poblaciones
mundiales.
El Informe Brundtland, que lleva dicho nombre por el presidente de la comisión, Gro Harlem
Brundtland —en aquel momento, primer ministro de Noruega—, reconoció que muchos de los
problemas ambientes tenían un alcance global y que no estaban necesariamente limitados a
regiones o sitios:
"Cada vez es más evidente que los orígenes y las causas de la contaminación son
mucho más difusos y complejos, y están mucho más interrelacionados —y los efectos
de la contaminación más extendidos, acumulativos y crónicos— de lo que hasta ahora
creíamos. Los problemas de la contaminación que una vez fueron locales ahora son
regionales o incluso globales en escala. La contaminación de los suelos, las napas
subterráneas y las personas a causa de los agroquímicos se está propagando, y la
polución química se ha extendido a cada rincón del planeta″ (Brundtland, 1987:
Capítulo 8: Resolución 18).
En reconocimiento de la escala aumentada de problemas asociados con los recursos, el
documento estableció un llamado al desarrollo sostenible (Brundtland, 1987: Capítulo 2: Parte
IV). La presión demográfica, la seguridad respecto de los alimentos, la industria y la energía, que
son problemas inherentes a los países desarrollados o en vías de desarrollo, fueron identificadas
como desafíos igualmente cruciales para el desarrollo sostenible. En otras palabras, las rápidas
tasas de crecimiento demográfico de África causaron preocupación por el medio ambiente, pero
así también las demandas de los países ávidos de energía en occidente. En conclusión, la
comisión argumentó que las organizaciones no gubernamentales y las instituciones regionales,
nacionales e internacionales tenían la capacidad para crear políticas en diversas escalas que
afectarían el cambio ambiental en todo el mundo.
Con el Informe Brundtland, de hecho, había empezado a ser evidente la importancia de
reconocer el concepto de escala geográfica para comprender los problemas relacionados con la
población y los recursos. Ineludiblemente, las escalas locales y globales han sido relacionadas en
esta era de globalización. Para ser eficaces, las políticas de desarrollo sostenible deben reconocer
estas conexiones espaciales importantes. Es posible que la pobreza en Sudáfrica induzca a las
personas a tener más hijos (escala local), pero los mercados económicos (escala global) que
determinan la dependencia de los países africanos de las exportaciones de mercancías exacerban
la pobreza. Hace bastante tiempo que geógrafos como Bernard Nietschmann (1997) y su
investigación, basada principalmente en Nicaragua, han reconocido la función importante que la
escala geográfica tiene en la interpretación de los problemas en torno a la población y los
recursos.
Conclusión
En este marco conceptual, aprendiste cómo puede medirse el cambio demográfico mediante
herramientas y datos geográficos. Además, consideraste diferentes teorías de científicos
(Malthus, Marx, Ehrlich, Simon, Hardin y Commoner) sobre las causas del crecimiento de la
población y sus efectos en el hábitat terrestre usando la hambruna en Etiopía para proporcionar
un contexto geográfico.
Si bien la producción de alimentos en diferentes regiones del mundo generalmente ha aumentado
a tasas similares, la tasa de crecimiento de la población ha sido mucho más variable de un lugar a
otro. En países donde las poblaciones crecen rápidamente, existe cierta inquietud de que este
crecimiento amenace la disponibilidad de recursos locales. De hecho, algunos científicos
advierten que la Tierra tiene una capacidad de sustento que limita la cantidad de personas que el
medio ambiente puede soportar. No obstante, todos los científicos comparten la siguiente
perspectiva. Si bien algunos afirman que los escenarios del estilo "Día del Juicio Final"
relacionados con el medio ambiente que se predijeron hace muchas décadas no se han
materializado, otros creen que los pobres del mundo son las víctimas de una economía global que
distribuye poder y recursos en forma desigual.
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s_Jan10ESP_print.html
Introducción
"Cuando consideremos a la tierra como una comunidad a la que pertenecemos,
podremos empezar a utilizarla con amor y respeto. No hay otra manera en la que la tierra
pueda sobrevivir el impacto de la humanidad mecanizada ni de que podamos aprovechar
los beneficios estéticos que es capaz, bajo el ámbito de la ciencia, de aportar a la
cultura".— Aldo Leopold
Los geógrafos estudian las distribuciones de los entornos físicos y humanos sobre la superficie
de la Tierra, además de la forma en que se interrelacionan los sistemas físicos y humanos. La cita
anterior, de Aldo Leopold, un influyente escritor del siglo XX sobre ética ambiental, establece
una conexión entre los seres humanos y la tierra. Una de las formas en la que los geógrafos
estudian las interrelaciones de las poblaciones humanas y los recursos naturales (como la tierra
apta para cultivos) es mediante el análisis de patrones espaciales de disponibilidad, consumo y
cambio de recursos, y el estudio de cómo estos patrones se comparan con la distribución, el
crecimiento y los desplazamientos de las poblaciones humanas y cómo se ven afectados por
ellos".
A medida que aumentan las poblaciones, pueden surgir tensiones en caso de haber necesidades
de uso de la tierra en disputa. Por ejemplo, a medida que aumentan las poblaciones, puede ser
necesario convertir más tierras para usos agrícolas, viviendas e infraestructura. La tierra utilizada
tanto para el cultivo de alimentos como para viviendas es cada día más valiosa en un mundo
habitado por más de 6900 millones de personas en el año 2010, donde 310 millones de esas
personas viven en Estados Unidos, el tercer país más importante del mundo en términos de área
y población.
Las consideraciones económicas también están estrechamente relacionadas con el uso de las
tierras; independientemente de que estén asociadas con el cultivo de alimentos o con otro uso de
la tierra, como los caminos.
Crecimiento de la población y tierra para uso agrícola en EE. UU.
La relación entre la tierra para uso agrícola y las áreas metropolitanas es de significativa
importancia a medida que aumentan las poblaciones y se dedican más tierras al desarrollo
urbano. Las áreas metropolitanas se definen como aquéllas en las que viven más de 25 personas
por milla cuadrada. La presencia de áreas metropolitanas es importante en relación con la
agricultura, porque se trata de la densidad poblacional que, al superarse, afecta el uso agrícola de
la tierra. La densidad de población también está relacionada con otros usos de la tierra, ya que al
haber más personas en un área determinada se necesita más infraestructura, como casas, caminos
e instalaciones comerciales, y todo compite con el uso agrícola de la tierra.
En Estados Unidos, más del 50 % de "la producción agrícola, medida en términos de valor de
mercado de los productos agrícolas vendidos, proviene de las áreas metropolitanas del país, o es
adyacente a ellas " (Greene y Harlin, 1995: 143). Como la demanda de espacio para vivienda
aumenta al mismo ritmo que la población, las áreas metropolitanas pueden expandirse mediante
la construcción de caminos, casas, empresas u otros usos no agrícolas de la tierra. Las tendencias
de 1978 a 1987 sugieren que los condados influenciados por el metropolitanismo sufrieron una
reducción del 77 % en las tierras para cultivos, mientras que los condados no metropolitanos
dedicaron más tierras a los cultivos.
Puede verse una comparación de los cambios en la tierra dedicada a la agricultura en
comparación con la población de Estados Unidos analizando los mapas de abajo (Figura 1). En
ellos se ilustran estos fenómenos en el tiempo (USGS, 2008). A medida que la población se
dispersó por todo el país, se redujo el porcentaje de tierra apta para cultivos en los condados más
cercanos a las áreas con mayores densidades de población. El ritmo del cambio se aceleró en las
últimas décadas. Entre 1982 y 1997, por ejemplo, la cantidad de tierras para cultivos de EE. UU.
se redujo más del 10 % (de 421 millones a 377 millones de acres), mientras que la cantidad de
terrenos urbanizados y desarrollados aumentó el 34 %, de 73 millones a 98 millones de acres
(Servicio de Conservación de los Recursos Naturales, 2010). Para ver un ejemplo del
crecimiento de los terrenos urbanizados en detrimento de las tierras agrícolas, mira esta serie de
mapas en los que se ilustran los cambios en Baltimore, Maryland, durante los últimos 200 años.
Figura 1a. Distribución de la población en
1850
Figura 1b. Porcentaje de tierras agrícolas en
1850
Figura 1c. Distribución de la población en
1900
Figura 1d. Porcentaje de tierras agrícolas en
1992
Figura 1. Porcentaje de tierras agrícolas y distribución de la población, 1850 y 1992
Fuente: Encuesta Geológica de EE. UU. (2008)
Urbanización
La población mundial está aumentando: al comenzar el siglo XX, era de 1600 millones de
personas; al principio del siglo XXI esa cifra se había elevado a 6100 millones. Junto con este
crecimiento en la población humana, hemos sido testigos de un aumento de la urbanización. El
lugar en el que viven las personas tiene implicancias con respecto a su acceso al empleo, la
educación y la atención médica. Desde 1975, la proporción de personas que vive en áreas
urbanas ha aumentado de uno cada tres a más de uno cada dos (División de Población de las
Naciones Unidas, 2006). A medida que crece la cantidad de habitantes de la Tierra, también lo
hace el número de "megaciudades": áreas urbanas con al menos 10 millones de personas.
Actualmente, las diez megaciudades más importantes son las siguientes (en orden decreciente):
Tokio, Japón; Seúl, Corea del Sur; Ciudad de México, México; Ciudad de Nueva York, EE. UU.;
Jakarta, Indonesia; San Pablo, Brasil; Ōsaka-Kōbe-Kyōto, Japón; Mumbai, India; Delhi-Nueva
Delhi, India; y Los Ángeles, EE. UU. (Haz clic aquí para ver un análisis de las megaciudades,
incluido un mapa de su distribución global).
Figura 2. Magnitudes de los asentamientos donde viven los habitantes urbanos
Fuente: Oficina de Referencia de Población (2008)
Como se ve en la Figura 2, actualmente vive aproximadamente la misma cantidad de gente en
áreas urbanas de más de 500 000 habitantes que en pueblos y ciudades más pequeñas. Pero la
tendencia general es que aumente la cantidad de personas que vive en ciudades. Esto quiere decir
que la extensión geográfica de los entornos urbanizados se está expandiendo. Un efecto negativo
de la conversión de la tierra del uso agrícola al desarrollo urbano es la destrucción de los cursos
de agua. Esto genera un aumento de los niveles de nitrógeno en el medio ambiente. El nitrógeno
se libera al medio ambiente como resultado de la combustión de combustibles fósiles, la
producción de fertilizantes y el mayor cultivo de productos fijadores de nitrógeno, como la soja,
los frijoles y el arroz, elementos dietarios característicos en algunas civilizaciones del mundo. La
pérdida de los cursos de agua tiene un efecto negativo en el medio ambiente porque sirven para
eliminar el exceso de nitrógeno (Mayell, 2001). A medida que más gente se concentra en las
áreas urbanizadas, también se registra una significativa pérdida de tierras dedicadas a la
agricultura.
Crecimiento de la población en California
Si miramos el mapa de EE. UU. en la escala de estados, California es el más poblado de Estados
Unidos, con una cantidad estimada de 36,8 millones de residentes en 2008 (Oficina de Censos de
EE. UU., 2008a). Su tasa de crecimiento demográfico fue explosiva después de la Segunda
Guerra Mundial y hasta los primeros años del siglo XXI. Pese a que se redujo el ritmo de
crecimiento recientemente, la tasa de crecimiento sigue siendo una de las más elevadas de EE.
UU.
Figura 3. Tasa porcentual de crecimiento demográfico, por estado, 2000-2005
Fuente: Oficina de Censos de EE. UU. (2008)
Esta combinación de una gran población con una tasa de crecimiento relativamente alta convierte
a California en un punto interesante para considerar la relación entre el crecimiento demográfico
y los usos de las tierras en disputa. En este estudio de caso, nos concentraremos en el sur de
California, especialmente en el área metropolitana del gran Los Ángeles. En función de su área
cubierta por tierra, Los Ángeles es el área metropolitana más grande de Estados Unidos:
comprende una amplia red de autopistas, bulevares y caminos locales más pequeños que abarcan
tanto a la ciudad y al condado de Los Ángeles como a partes de cuatro condados adyacentes. El
área metropolitana del gran Los Ángeles (consulta el mapa) tiene una población estimada de 17,9
millones de personas, y 3,9 millones de ellas viven en la ciudad en sí (Allianz Knowledge
Partnersite, 2008). Según estimaciones de la Oficina de Censos de EE. UU. (2008), esto se
traduce en 482 personas por milla cuadrada en el área metropolitana de Los Ángeles. La
estimación de la Oficina de Censos es de 217 personas por milla cuadrada en todo el estado de
California y de 80 personas por milla cuadrada en todo EE. UU.
Las áreas administrativas de estos condados se extienden mucho más allá del área urbanizada,
por lo que los datos de densidad confunden por lo bajo. El crecimiento demográfico explosivo de
esta región registrado en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial (Figura 4) derivó
en grandes aumentos en la cantidad de tierras dedicadas a usos urbanos. A medida que crecía la
población, se fueron urbanizando tierras anteriormente utilizadas para la agricultura muy
cercanas a Los Ángeles en los condados en Ventura, Orange, Riverside y San Bernardino. Pese a
que las tasas de crecimiento demográfico se han reducido ligeramente en las últimas décadas en
el condado de Los Ángeles (Figura 4), están comenzando a urbanizarse lugares más alejados.
Figura 4. Crecimiento demográfico en el área metropolitana del gran Los Ángeles desde
1900
Fuente de los datos Oficina de Censos de EE. UU.
El contexto histórico del uso de las tierras y los ríos en Los Ángeles
Debido a su clima, catalogado como mediterráneo moderado de acuerdo con el sistema de
clasificación climática de Köppen, el área de Los Ángeles representa un sitio privilegiado para la
agricultura. Desde mediados del siglo XX, sin embargo, la agricultura ha competido con el
desarrollo urbano. Gran parte de las tierras agrícolas del sur de California fueron convertidas
como resultado del crecimiento económico de la década de 1980 que alimentó un auge de
población. Este auge, a su vez, derivó en un mayor uso de tierras para viviendas y desarrollo
comercial (Smith y Giraud, 2006).
Los Ángeles, tiene antecedentes históricos de degradación del medio ambiente a raíz del
crecimiento económico y demográfico. A partir de los últimos años del siglo XIX, en el área se
inició una transformación de ranchos de ganado y viñedos a un entorno más urbano. Se erigió la
estación del ferrocarril de Los Ángeles y San Pedro, además de diversas construcciones
industriales, a no más de media milla de la orilla occidental del río Los Ángeles. Estas
construcciones comenzaron a desplazar a los viñedos y las huertas que se habían emplazado
cerca del río y ofrecían comida y empleos a la población. Una consecuencia adicional de este
cambio en el uso de las tierras es que "también había menos probabilidades de daños por
inundaciones antes de la llegada de los ferrocarriles, porque gran parte de la tierra cercana al río
todavía estaba dedicada a la agricultura y se habían construido pocas estructuras en las tierras
propensas a las inundaciones" (Gumprecht, 2005: 130).
En los años subsiguientes, el desarrollo industrial y los complejos de viviendas para los
trabajadores siguieron ocupando las tierras anegadizas del río Los Ángeles y "todo el desarrollo
de la cuenca del río, no solo en sus llanuras aluviales, aumentó los niveles de residuos líquidos,
elevó el riesgo de inundaciones y, en última instancia, contribuyó a la re-creación del río. Cada
casa, autopista, centro comercial y estacionamiento sigue transformando la hidrología de la
región" (Gumprecht, 2005: 133).
A principios del siglo XX, esta transformación prosiguió a medida que Los Ángeles se desarrolló
hasta convertirse en un centro industrial que ofrecía oportunidades económicas tanto a su
población como a miles de recién llegados. Hubo conflictos frecuentes como resultado de los
cambiantes usos de la tierra en Los Ángeles. Por ejemplo, las personas interesadas en bienes
raíces a menudo se encontraban enfrentadas a quienes promovían los intereses industriales,
porque ambos objetivos pueden ser incompatibles. El crecimiento industrial suele ser antiestético
y puede contribuir a la contaminación del aire, lo que reduce los valores inmobiliarios y tiene
efectos negativos en la salud de los residentes. Esto deriva en conflictos entre grupos
residenciales, inmobiliarios y los que respaldan el desarrollo industrial. Un ejemplo concreto fue
el del año 1901, entre la Suburban Gas Company, los residentes del oeste de Los Ángeles y los
intereses inmobiliarios. La Suburban Gas Company se presentó para construir una planta cerca
del río Los Ángeles. Esta planta competiría con el monopolio de la LA Gas and Electric
Company. En última instancia, esta licitación fue detenida como resultado de las protestas de los
residentes, quienes objetaban la contaminación que se generaría, y de los poderes asociados con
la LA Gas and Electric Company y sus conexiones en el consejo de la ciudad. Esta acción
desalentó a los desarrolladores inmobiliarios, quienes estaban interesados en brindar servicios
eficientes a más residentes, una característica que no estaba asociada con el monopolio de la LA
Gas and Electric Company (Johnson, 2005). Diversas batallas como esta han caracterizado a Los
Ángeles como la población de mayor crecimiento a lo largo de los años y han enfrentado a
diferentes grupos de interés (algunos ecológicos y otros económicos).
La pérdida de las tierras agrícolas en la región de Los Ángeles
En California, las tendencias recientes en el uso de la tierra incluyen una reducción del 4 % de
las tierras agrícolas, Los Ángeles es una de las tres áreas del estado (el Valle de San Joaquín y la
Bahía de San Francisco son las otras) en las que se han emplazado nuevas áreas urbanas
(Vorderbrueggen, 2008). "Desde 1996, la región del sur de California ha generado el mayor
aumento numérico en áreas urbanas, con 30 306 acres de tierras agrícolas convertidas"
(González, 2003), más del doble que las otras dos áreas principales de conversión del estado.
Entre 2002 y 2004, el 46 % de la superficie de tierras agrícolas convertido a usos urbanos fue de
primera calidad, es decir, suelos agrícolas de la mejor calidad (Programa de Mapeo y Control de
las Tierras Agrícolas del Departamento de Conservación de California, 2006). Sin embargo, es
importante destacar que no todas las tierras agrícolas convertidas se convierten en áreas urbanas.
Si se consideran las categorías de usos nuevos de las tierras, casi el 40 % no correspondió a
tierras urbanas, lo que sugiere la existencia de una compleja matriz de usos de tierras en disputa
para tierras ex agrícolas (Programa de Mapeo y Control de Tierras Agrícolas del Departamento
de Conservación de California, 2006).
El Informe de Campo 2006 correspondiente al condado de Los Ángeles (Programa de Mapeo y
Control de Tierras Agrícolas del Departamento de Conservación de California, 2006), en el que
se reportaron cambios a partir de 2004-2005, señaló que la conversión de tierras irrigadas a
tierras urbanas fue sorpresivamente reducida: de los cinco casos de este tipo de conversión, solo
dos implicaron extensiones de terreno superiores a los 20 acres. Llamativamente, una de las
conversiones más grandes de tierra irrigada fue para expandir un parque con campos de fútbol.
Esto sirve de ejemplo de cómo las poblaciones en aumento han incrementado las demandas de
diferentes usos de la tierra asociados con la vida diaria, en este caso, con la recreación. Por eso,
pese a que la tierra dedicada a la producción agrícola que se pierde puede no convertirse en un
desarrollo urbano, su uso sí se asocia al desarrollo humano y el resultado neto es la reducción de
la tierra dedicada a la producción agrícola.
Además, gran parte de la tierra agrícola que se cultiva actualmente que no está influenciada por
los condados metropolitanos se encuentra en la región árida del oeste, lo que ejerce mayor
presión sobre los ya escasos recursos de agua de la región. Podemos ver esto en los cambios
asociados con las tierras del condado de Los Ángeles en un solo año, el 2006, cuando la mayoría
de los cambios se registraron en paisajes desérticos apenas al norte de la ciudad (Figura 5). En el
Programa de Mapeo y Control de Tierras Agrícolas 2006 se informaron adiciones urbanas en el
Valle de Santa Clarita (marcadas con una letra "B" en la Figura 5) de más de 595 acres para una
combinación de usos de la tierra que incluía viviendas, autopistas, escuelas y edificios. En el
Valle del Antílope (Lancaster y Palmdale, marcadas con las letras "A" y "C"), hubo una
conversión de más de 935 acres para casas, grandes edificios y usos recreativos de la tierra a
partir de usos relacionados con la agricultura.
Si bien hubo cierto cambio de tierras agrícolas irrigadas a tierras locales o de pastoreo, la
mayoría de las hectáreas fue convertida para usos urbanos. La tendencia puede interpretarse para
ilustrar la conversión de la tierra de usos agrícolas a usos no agrícolas, lo que quiere decir que las
tierras dedicadas a la agricultura de otros lugares deben trabajarse de manera diferente para
seguir abasteciendo de comida a la región. El uso más intensivo de la tierra sigue la teoría de la
intensidad de von Thünen que describe la tierra más cercana al centro urbano como la más cara y
explotada más intensamente (von Thünen, 1966). También ayuda a explicar por qué la leche se
produce cerca de los centros urbanos. Es lo que podría esperarse debido a que las áreas urbanas
dependen de sus alrededores para conseguir productos agrícolas (Douglas, 1983; Block y
DuPuis, 2001).
Figura 5. Áreas en el condado de Los Ángeles con mayores cambios en el uso de la tierra en
el año 2006
Fuente: Google Maps
Los efectos sociales de la urbanización de las tierras agrícolas
El área metropolitana del gran Los Ángeles tiene una población extraordinariamente diversa. Allí
residen las poblaciones más grandes de oriundos de México, Guatemala y Corea que viven fuera
que sus respectivos países natales. De hecho, se estima que casi el 40 % de la población de Los
Ángeles nació fuera de Estados Unidos (Allianz Knowledge Partnersite, 2008), una tendencia
que refleja la diversidad del área metropolitana, al igual que la migración de personas en el
mundo globalizado actual.
Un patrón geográfico básico del asentamiento étnico puede verse asociado con los cambios en el
uso de la tierra y la actividad económica en el sur de California. La región sur de EE. UU. fue
anexada de México luego del Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848. Como señaló Yeates
(1990) en su versión modificada de la Teoría de la Intensidad de Thünen, las áreas residenciales
se encuentran cerca de los lugares de trabajo porque se prefiere que los trabajadores vivan lo más
cerca posible de su empleo. En lo relacionado a la agricultura como uso de la tierra, vemos un
patrón con un grupo étnico en particular en el sur de California.
En la primera mitad del siglo XX, el empleo en la agricultura de irrigación de Los Ángeles
estaba asociado generalmente con personas de origen mexicano, que provenían del país
geográficamente más cercano al sur de California. Es posible que no hayan percibido esa
reubicación como algo que los perturbara tanto desde lo cultural como irse a otros lugares más
alejados. Muchos trabajadores agrícolas mexicanos vivían en áreas de viviendas de bajo costo
(Allen y Turner, 1997). El patrón geográfico del sur de California mostraba concentraciones
étnicas mexicanas en las cercanías de las tierras agrícolas, en áreas donde había viviendas de
bajo costo disponibles. Estas tierras son las del norte de la ciudad de Los Ángeles que acababan
de experimentar una rápida conversión a usos suburbanos de la tierra. Las antiguas viviendas
agrícolas de bajo costo han sido transformadas en casas relativamente accesibles para una sola
familia para trabajadores que viajan de los Valles de Santa Clarita y del Antílope a Los Ángeles.
Este patrón ha evolucionado "durante los últimos cincuenta años a medida que se crearon nuevas
subdivisiones una y otra vez a partir de naranjales, arboledas de nogales, granjas de vegetales y
ranchos de esplendor pasado. Con el paso del tiempo, la aculturación y la mejor situación
económica, muchas personas pudieron comprar casas modestas en muchas partes del sur de
California" (Allen y Turner, 1997: 108). La tierra agrícola ha desaparecido y eso ha desplazado a
la población mexicano-estadounidense de bajos ingresos de esas áreas.
El futuro en EE. UU.
La población proyectada de EE. UU. para el año 2050 se estima en 439 millones de personas (en
comparación con los 310 millones de la actualidad). A escala nacional, esto se traduce en usos de
la tierra en disputa. Alimentar a las personas y ofrecerles un sitio para vivir será difícil en
algunos lugares. Como vimos en la teoría de la intensidad de von Thünen, uno de los principales
aspectos que predicen la intensidad del uso de la tierra está relacionado con el costo del alquiler
de la tierra y la distancia al centro urbano. En los casos en que el desarrollo sea extenso,
probablemente aumentarán los costos de producción y transporte, ya que se reducirá la tierra
disponible para la agricultura y se la alejará más del centro urbano; el resultado: producir
alimentos será más costoso. En lugares donde el desarrollo sea intensivo, quedará más tierra
disponible para la agricultura; eso, probablemente, no impulsará ningún aumento en los costos de
producción de alimentos. La forma en que todo esto se materialice dependerá de la escala
geográfica en la que se analiza el desarrollo.
El término escala hace referencia a la cantidad de generalización espacial en un análisis
geográfico. Si consideramos al país como un todo, se proyecta un aumento de la población al
llegar el año 2050. Pero, si consideramos a cada estado en particular, se proyectan aumentos de
la población (como en California) y reducciones de la población (como en Dakota del Norte).
Por eso, la escala que utilicemos tiene repercusiones en los resultados que podemos esperar. En
lugares en los que se proyecta un aumento de la población, probablemente habrá más
competencia por los usos de la tierra. En lugares donde la población está decreciendo, no es tan
probable que haya competencia entre los usos de la tierra relacionados con la agricultura y lo
urbano. En consecuencia, ten presente la escala a la que se estudia el fenómeno, porque tiene
implicancias con respecto al resultado.
Uno de los problemas que enfrentan las áreas urbanas en la actualidad es el modo en que se debe
proceder en términos de cómo debe desarrollarse el uso de la tierra. La manera en la que las
poblaciones humanas toman forma en el paisaje puede clasificarse de acuerdo con la densidad.
El consumo actual de los recursos básicos de este país, no debe restar a las generaciones futuras
posibilidades de aprovecharlos.
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