construyendo alojamientos. del estigma del “hogar” al ... · tomamos el término dispositivo...
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1º Concurso de Producciones y Prácticas Colectivas:
La Violencia deja marcas. No te borres. Sumate a escribir otra historia
Construyendo alojamientos.
Del estigma del “Hogar” al espacio posibilitante
Asociación Civil Programa Andrés Rosario
Ignacio Cárcamo
Fabiana Fernández
Andrea Sartino
Resumen:
“El Chalecito” es un Dispositivo Transitorio de Alojamiento para Niñas y Adolescentes
de gestión mixta entre Dirección de Niñez de la Provincia de Santa Fe y Asociación
Civil Programa Andrés Rosario. Está ubicado en la ciudad de Granadero Baigorria y en
él conviven desde abril de 2012 hasta la actualidad, entre 6 y 9 residentes, egresadas
del intervenido Hogar del Huérfano de Rosario, que tienen entre 6 y 18 años. El
objetivo es construir un territorio de libertad y referencia afectiva, de garantías y
reparación de Derechos, por el menor tiempo posible, hasta que egresen a
instancias superadoras, como por ejemplo, una familia adoptiva.
Una introducción a modo de historización
“El Chalecito” es un Dispositivo Transitorio de Alojamiento (DTA) para niñas y
adolescentes que funciona desde abril de 2012, en el predio Eva Perón de la localidad
de Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe. Su coordinación está a cargo de un
equipo conformado por personal de la Dirección Provincial de Promoción de los
Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia de Santa Fe, articulado
con integrantes de Asociación Civil Programa Andrés Rosario.
Las niñas alojadas en el Chalet, fueron derivadas por el equipo de profesionales que
integran los Equipos Interdisciplinarios de la Dirección de Niñez y que llevaron adelante
la intervención del Hogar del Huérfano de Rosario. Dicha institución fue intervenida y
cerrada luego que salieron a la luz, los hechos reprobables a partir de una denuncia
comprobada de abuso sexual contra un niño de 9 años en agosto de 2011. Tuvo así,
su injusto corolario la intervención, ya que ni la Institución ni sus principales
representantes, fueron señalados por la Justicia como al menos, cómplices y
encubridores de los hechos allí largamente acaecidos, y que sucedían a pesar de que
las denuncias databan de hacía más de 10 años.
El objetivo de este Convenio es alojar “transitoriamente” a estas niñas y jóvenes, para
poder trazar estrategias superadoras en el mediano plazo. Por lo tanto nos hemos
dado a la tarea de trabajar en torno a las estrategias de externación de las niñas y
jóvenes allí alojadas. No olvidemos que antes de llegar a nuestro Dispositivo, y aún
antes de hacerse presente la Intervención del Hogar del Huérfano, estas niñas y
jóvenes estuvieron alojadas allí por un período no menor a 5 años, en algunos casos
más de la mitad de su vida. Las niñas más pequeñas deberían haber iniciado ó estar
cerrando un proceso de vinculación con una familia adoptiva o revinculación con su
familia de origen o ampliada, y las adolescentes programar un proyecto de autonomía
e independencia económica.
Para hacer una memoria muy breve, la condición clave entonces, de esta Intervención
al Hogar del Huérfano, era externar a todos los niños/as allí alojados que dependían
de la Dirección Provincial de Promoción de Derechos de la Niñez, Adolescencia y
Familia. La Dirección de Niñez solicita entonces a la Asociación Civil Programa
Andrés, la posibilidad de conveniar el alojamiento de algunas de las niñas y
adolescentes que allí habían estado alojadas.
Dispositivo Transitorio de Alojamiento “El Chalecito”
En el contexto descrito se busca un espacio posible, y es así que se acuerda con el
Ministerio de Educación de la Provincia, utilizar el predio del Complejo Eva Perón en la
vecina localidad de Granadero Baigorria para el alojamiento. De allí el nombre de
“Chalecito”, debido a que se utiliza una antigua casa tipo “chalet”, de esas que
utilizaban los directivos del Hogar Escuela para vivir. El espacio tiene tres
habitaciones, un baño, un comedor, una cocina pequeña y patio con mucho verde. El
“Chalecito” no presenta mejoras en términos de lo edilicio para las nenas, es decir,
existe una falta de espacios propios, de intimidad, sumados a las enormes deficiencias
estructurales (goteras, humedad, falta de calefacción, dificultad para transitar el predio
durante la noche, falta de luces externas, cableado eléctrico deficiente), que hacen
que el espacio vuelva a ser un punto de debate permanente en este proceso de
“restitución de DD”, que no solamente nos interpela a nosotros como
coordinadores/trabajadores, sino también a los funcionarios.
En este marco, pusimos en debate algunas cuestiones: las obligaciones del Estado
para con los niño/as y adolescentes privados de cuidados parentales, el rol de las
instituciones de alojamiento, la participación de la “sociedad civil”; cómo avanzamos en
las estrategias delineadas para los niños/as sin que sean obturadas por los tiempos
burocráticos de la “administración pública”; cómo pensamos en una restitución de DD
a largo plazo si el recurso humano que sostiene estas intervenciones no tienen
definida su situación laboral, precaria y “en negro”?; cómo hacemos para despejar
nuestro trabajo de las urgencias y emergencias de una complejización permanente del
escenario socio-cultural de nuestra sociedad? Estas y otras preguntas, pondremos a
consideración en el presente trabajo.
Nuestra modalidad de trabajo
La lógica subyacente a esta modalidad de trabajo es lograr que la vida dentro del
Dispositivo no establezca dinámicas diferenciadoras en la vida cotidiana de las
niñas y adolescentes en relación con sus pares no institucionalizados. Partimos
de un enfoque relacional, que nos permite entender los procesos de la relación entre
estos dispositivos y las niño/as y adolescentes, como espacios de disputa, coerción y
consenso en los que se moldean y resignifican las relaciones sociales. En este sentido,
la organización de la vida cotidiana en la residencia debe regirse por los principios
educativos de cualquier unidad de convivencia: debe ser segurizante, contenedora de
los conflictos, personalizadora, experiencial y autodeterminadora.
Los acompañantes convivenciales, son un grupo de 15 personas que tienen a su
cargo el acompañamiento cotidiano de las niñas y adolescentes alojadas. Este grupo
está dividido a su vez entre quienes comparten la semana y quienes completan los
horarios de los fines de semana. En ambos casos los turnos son cubiertos en duplas
de operadores.
La mayor parte del equipo formado para trabajar en el DTA son profesionales
psicólogos, trabajadores sociales, estudiantes avanzados de dichas carreras y
personas de amplia experiencia en el trabajo con niños/as. Además, en su mayoría,
son las mismas personas que participaron del equipo de la Intervención del Hogar del
Huérfano; este dato es de suma importancia ya que el conocimiento y el lazo afectivo
sostenido con las niñas posibilitan mejores y más efectivas intervenciones.
Sus tareas básicas son el acompañamiento y guía en las rutinas diarias, tales como:
los horarios de levantarse, el desayuno, almuerzo, merienda y cena, el aseo personal,
la organización de las tareas de la casa (básicamente limpieza y alimentación), el
sostén de los espacios escolares (asistencia a la escuela, realización de las tareas), el
monitoreo de los aspectos relacionados con la salud (turnos médicos, terapias
individuales) y el acompañamiento de las actividades recreativas y deportivas, todas
ellas realizadas por fuera del DTA.
El cumplimiento de los objetivos mínimos no es posible si los acompañantes
convivenciales (y el equipo de adultos en general) no establecen vínculos afectivos
con las residentes, vínculos que se logran a partir del acompañamiento, el
compromiso, la paciencia y el establecimiento de límites claros y precisos. Esta
modalidad de intervención se establece en el marco de estrategias diseñadas en
conjunto por los acompañantes convivenciales, los miembros del equipo técnico
(psicólogo/as y antropóloga en este caso) y la Dirección Provincial de Niñez. El
cumplimiento de los objetivos de trabajo se establece yendo de lo general a lo
particular. Lo general está determinado por un conjunto de pautas de convivencia que
se aplican a todas las residentes por igual: horarios (desayuno, almuerzo, merienda,
cena, levantarse, descansar, ver televisión, escuchar música), respeto hacia los
compañeros/as y adultos acompañantes, y asistencia obligatoria a la escuela. Lo
particular responde al proceso propio de cada niña y adolescente, y está condicionado
por su historia de vida. En este sentido, las reglas generales adquieren cierta
flexibilidad y se amoldan particularmente a su dinámica.
Pensando la práctica. Algunos fundamentos teóricos.
Dispositivo
Tomamos el término Dispositivo como lo trabaja Giorgio Agamben desde Foucault, en
su texto ¿Qué es un Dispositivo? Agamben cita una entrevista a Foucault de 1977
llamada Dits et ecrits (3, 299) que dice:
"Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un conjunto
resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones
arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados
científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y
también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la
red que se establece entre estos elementos."
"...por dispositivo, entiendo una especie -digamos- de formación que tuvo por función
mayor responder a una emergencia en un determinado momento. El dispositivo tiene
pues una función estratégica dominante.... El dispositivo está siempre inscripto en un
juego de poder"
"Lo que llamo dispositivo es un caso mucho más general que la episteme. O, más
bien, la episteme es un dispositivo especialmente discursivo, a diferencia del
dispositivo que es discursivo y no discursivo".
Hasta aquí Foucault; Agamben resume tres puntos:
1) Es un conjunto heterogéneo, que incluye virtualmente cualquier cosa, lo lingüístico y
lo no-lingüístico, al mismo título: discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas de
policía, proposiciones filosóficas, etc. El dispositivo en sí mismo es la red que se
establece entre estos elementos.
2) El dispositivo siempre tiene una función estratégica concreta y siempre se inscribe
en una relación de poder.
3) Es algo general, un reseau, una "red", porque incluye en sí la episteme, que es, para
Foucault, aquello que en determinada sociedad permite distinguir lo que es aceptado
como un enunciado científico de lo que no es científico.
En lo que a “El Chalecito” refiere entendemos que:
Intentamos tomar en cuenta no sólo lo que se dice de la niñez y la adolescencia, desde
los diferentes discursos académicos y populares, legales y morales, sino también lo
que ellas mismas dicen de sí y su situación; sus familiares, los actores institucionales
(Dirección de Protección de la Niñez, Hogar del Huérfano y otros); la disposición física
del chalet. Y no sólo lo que dicen sino lo que se hace al respecto. Es decir cómo estos
elementos de diversa naturaleza producen subjetividades.
En relación a la función estratégica concreta del Dispositivo nos proponemos trabajar
en pos de la construcción conjunta con las niñas y adolescentes de las instituciones
directamente mediatizadas por el Estado, del modo más potenciador posible para ellas.
Dentro de esta perspectiva se incluye el generar conjuntamente espacios posibles para
el desarrollo de las jóvenes acorde a sus edades en un ambiente cuidado.
Posibilidades de generar autonomía, adquirir herramientas de socialización y
deconstrución de modos de funcionamiento que obturaban su deseo. Históricamente
estas niñas han sido intervenidas por diversas instituciones que en su disputa de poder
las iban encuadrando en diferentes diagnósticos, muchas veces imposibilitantes como
el de “huérfanos”, “víctimas”, “pobres”, etc. Frente a estas estigmatizaciones
capturantes, intentamos horizontalizar los modos en que el poder circula, con la
intención de que emerjan grados suplementarios de libertad.
El saber científico nos otorga un discurso sobre los sujetos. Facilitar los medios para la
experimentación y los encuentros (en el sentido que nos aporta Spinoza) nos dará otro
conocimiento, también imprescindible.
Lo que orienta nuestro trabajo es la defensa y restitución de sus derechos, la lucha
diaria contra el pensamiento único y los estigmas, y el compromiso asumido de crear
formas superadoras de alojar infancias y adolescencias.
No tenemos como horizonte arribar a certezas, sino que permanentemente buscamos
cuestionarnos, interrogar el sentido de las prácticas, abrir espacios de encuentro donde
reflexionar y discutir con otros, nuevas modalidades de abordaje de la niñez y la
adolescencia, pero siempre con firmes convicciones.
Cuestionamos las viejas y tradicionales lógicas institucionales, formamos parte de una
serie de procesos que busca modificar las lógicas de alojamiento propias de
“instituciones totales”. Erving Goffman entiende a las instituciones totales como lugar
de residencia y trabajo, donde un gran número de individuos en igual situación,
aislados de la sociedad por un periodo apreciable de tiempo, comparten una rutina
diaria administrada formalmente mediante la organización burocrática de
conglomerados humanos. Las vivencias en este tipo de instituciones se enmarcan en
lo que el sociólogo denomina agresiones al yo, en las que el sujeto se vería mortificado
habitualmente en su identidad subjetiva, generando anulación del rol social, obediencia
ciega, desposeimiento de posesiones, uniformización, alimentación reglada y
violaciones de la intimidad. (E. Goffman, 1994)
Estas situaciones, propias de instituciones de alojamiento basadas en lógicas de
encierro, van dejando una marca en la vida de los/as niños/as, configurando una
identidad violentamente marcada por el estigma de la orfandad, el desamparo, la
exclusión, la victimización, lo cual ha tenido y tiene graves consecuencias en su
subjetividad. Luego de haber permanecido allí un período de tiempo prolongado, les
resulta imposible proyectar un futuro y pensarse con libertad y autonomía. “Minorizar a
un niño no es solamente acogerlo y protegerlo dentro de las instituciones de
minoridad, sino también subscribir e instalar desde las prácticas sociales una
subjetividad que transite por un surco predestinado” (Jorge A. Degano, 2005).
El concepto de destino conlleva la idea de cierto acontecimiento o situación a la que
una persona ha de llegar inevitablemente, es decir que estaría determinado de
antemano. El destino se opone a la libertad, “hace referencia a una posición de
impotencia, a la percepción de no poder hacer nada diferente de lo que se presenta”
(Dutschasky y Corea, 2002).
Pensamos este Dispositivo como un espacio posibilitante, como un lugar en el que
se articulan prácticas tendientes a crear condiciones para que la subjetividad advenga;
como espacio que promueve la emergencia del deseo y desde allí posibilita alojar las
diferencias; como posibilidad de cuestionar los saberes encriptados e instituidos,
permitiendo investir a la infancia y adolescencia de atributos propios.
“Se trata de desarticular saberes instituidos que ofician como dichos signados como
destino para abrir al juego, ubicando a la institución como marca simbólica de la
diferencia” (Mercedes Minnicelli, 2007)
En el Chalecito trabajamos con una lógica de puertas abiertas, es decir, nadie
permanece contra su voluntad. A nivel general, nuestro objetivo es generar condiciones
que permitan una apertura hacia otros espacios de socialización y creación de lazos
posibilitando una reafiliación comunitaria.
Fomentamos prácticas que promueven la inclusión y la reducción de
desigualdades. No aceptamos voluntarios que dicten talleres dentro del Chalecito ya
que creemos que este tipo de prácticas refuerzan el sentimiento de encierro, exclusión
y orfandad. Preferimos en cambio promover acciones tendientes a la interacción con
diferentes actores comunitarios: la escuela, el hospital, club, vecinos, amigos/as,
padres de compañeras/os, deportes, talleres, etc. Dentro de esta lógica de trabajo
tampoco recibimos donaciones, ya que son prácticas representativas de una caridad
verticalista de un sector determinado de la sociedad, y refuerza el sentimiento de
victimización y pobreza. Apostamos a generar empoderamiento, fortalecimiento de
las capacidades y potencialidades de cada niña y adolescente.
Esto nos permite trabajar a nivel individual con cada niña y adolescente la construcción
de identidad, autonomía y libertad. Eduardo Bustelo nos invita a “recrear la infancia”,
lo cual significa generar un espacio donde esa realidad sea pensada como una nueva
forma de vínculo intergeneracional y como una “categoría emancipatoria” y no
meramente como una instancia de puro sometimiento a los adultos (que es como lo
plantea la teoría de la transmisión). El concepto de autonomía de la infancia resulta
medular, fundamenta nada menos que la libertad. Sin libertad no hay persona, en ese
marco la infancia queda reducida a la vida desnuda, una mera posesión de los adultos.
(Eduardo Bustelo, 2011)
Promovemos el derecho a la asimetría adulto-niño/adolescente. Hablamos de
asimetría simbólica, asimetría en cuanto a saber y responsabilidad. El/la niño/a tienen
derecho a un adulto que brinde cuidados, protección, contención, genere condiciones
de posibilidad, que acompañe en la construcción de límites, de pautas convivenciales,
en la constitución de una ética. Sostenemos una ética basada en el principio del
semejante, en la forma de enfrentar las responsabilidades hacia el otro, es decir,
teniendo en cuenta la existencia del otro. A mayor libertad, mayor responsabilidad.
Un aporte importante de la teoría psicoanalítica, más precisamente de la teoría
lacaniana, es la introducción de la función terciaria de la “intercepción del goce”
poniendo el acento en la “prohibición de intercambio de goce entre el niño y el adulto”.
Cada cultura ejerce un acotamiento sobre la apropiación del cuerpo del/la niño/a como
lugar de goce del adulto. En este sentido, “es la asimetría de saber y poder entre el
niño y el adulto y la responsabilidad que esta asimetría impone al adulto en función de
la restricción de su propio goce lo que define los términos con los cuales la función de
construcción de legalidades en el nivel de la subjetividad debe ser redefinida”.(Silvia
Bleichmar, 2008)
La falta de límites es altamente desubjetivante, pero nos referimos a un límite
simbólico, exento del plus de goce o sadismo de quien ejerce el castigo, entendiendo
este último como sanción simbólica que permita al sujeto acotar su goce, su
desenfreno pulsional y que pueda hacerse responsable de sus actos. “Los límites
reivindican al hombre en su condición deseante, dado que lo privan del goce que
aniquila toda subjetividad”. (Milmanienne, 1997. “El Goce y la Ley”)
Nuestra tarea diaria nos plantea el desafío de generar condiciones de vinculación en
las cuales restituir la referencia al semejante y posibilitar la constitución de sujetos
éticos capaces de definir sus propios límites. Al momento de establecer pautas o
normativas institucionales, un punto fundamental de reflexión es si éstas son producto
de una decisión arbitraria ejercida de manera autoritaria o si la norma es pautada por
“una legislación que pone el centro en el derecho o en la obligación, colectivos”.(Silvia
Bleichmar, 2008)
En este proceso la palabra es una herramienta fundamental en nuestro trabajo, nos
permite vincularnos, expresar nuestras emociones y conflictos. Propiciamos espacios
de diálogo en donde la palabra medie como condición de posibilidad para resolver
dificultades. Fomentamos la creencia en la palabra del otro y la confianza en el
semejante. Llevamos adelante acuerdos grupales en donde la figura del adulto actúa
de garante de los acuerdos que ellas mismas van pautando.
La construcción conjunta de reglas colectivas no impide que la singularidad de cada
niña y de cada joven pueda también tener lugar. De este modo fomentamos que cada
una pueda tener espacio para sus objetos personales, pueda elegir con quién
compartir habitación, a qué escuela ir, qué quieren comer, qué deporte o actividad
realizar, cómo desean vestirse. Buscamos restituir subjetividad a partir de la búsqueda
de algo propio, en base a sus deseos, intereses, singularidades, valoración de sus
potencialidades, y a partir de lo cual poder pensarse, soñar.
Trabajamos arduamente sobre la premisa “La Educación es un derecho y una
responsabilidad”, sostenida por la convicción de que el conocimiento es una
herramienta fundamental para la apropiación de la historia y de la cultura y para la
construcción de sujetos críticos y reflexivos, protagonistas en la construcción del
futuro. Al decir de Paulo Freire “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las
posibilidades de su producción o de su construcción” (Pedagogía de la Autonomía,
2006).
Bibliografía
Agamben, G. (2005) “¿Que es un dispositivo?”. Conferencia en la UNLP.
Bustelo, E. (2011) “El recreo de la infancia”. Editorial Siglo XXI Editores. Buenos Aires.
Bleichmar, Silvia (2008) “Violencia social- Violencia escolar. De la puesta de límites a
la construcción de legalidades”. Editorial Noveduc. Buenos Aires.
Degano, Jorge A. (2005) “Minoridad: La ficción de la rehabilitación. Prácticas judiciales
actuales y políticas de la subjetividad. Editorial Juris. Rosario.
Dutschasky. S. y C. Corea (2002) Chicos en Banda. Editorial Paidos. Buenos Aires.
Freire, Paulo (2006) Pedagogía de la Autonomía. Siglo XXI Editores. Undécima
Edición. Buenos Aires.
Goffman, Erving (1994). Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos
mentales. Amorrortu, Buenos Aires.
Milmanienne, J.L. (1997) “El Goce y la Ley”. Ediciones Paidós. Sicología Profunda.
Buenos Aires.
Minnicelli, M. (2007) Infancia e Institución(es). Colección “Ensayos y experiencias”.
Noveduc. Buenos Aires.
Algunas acciones posibles en imágenes posibles
El mantenimiento de una huerta y la producción de hortalizas fue una idea que se instaló apenas llegados
al Chalet donde funciona el Dispositivo. Las niñas y jóvenes pudieron adquirir nociones básicas de
agricultura, se visibilizaron sus propios saberes, ayudó a cuidar su alimentación, y a apreciar los resultados
de la continuidad y la constancia, valorizando al fracaso como algo pasajero y no permanente. A su vez, la
producción de mermeladas caseras que se inició este año, ayudó a responsabilizarse en las tareas
asignadas, e invitar a familiares y amigos a compartir productos que fueron fruto de su propia factura.
Para el fortalecimiento de estas actividades, iniciativas de los acompañantes convivenciales, nos
presentamos a la Convocatoria INGENIA 2013, en la que fuimos favorecidos. Tuvimos a un tallerista para
mejorar la experiencia de la huerta y desarrolló temas como agricultura familiar, producciones orgánicas,
ecología y gestión ambiental, así como también a un tallerista para mejorar la experiencia de producción
de mermeladas, que desarrolló temas sobre redes de producción, comercialización, consumo y finanzas
solidarias.
En este proceso la palabra es una herramienta fundamental en nuestro trabajo, nos permite
vincularnos, expresar nuestras emociones y conflictos. Propiciamos espacios de diálogo en donde la
palabra medie como condición de posibilidad para resolver dificultades. Fomentamos la creencia en
la palabra del otro y la confianza en el semejante. Llevamos adelante acuerdos grupales en donde la
figura del adulto actúa de garante de los acuerdos que ellas mismas van pautando.
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