chamanismo uno.pdf
Post on 21-Oct-2015
186 Views
Preview:
TRANSCRIPT
1. INTRODUCCIÓN
EL CHAMANISMO
Dificultades para concretar una historia del chamanismo
Actualmente, los estudios especializados sobre la historia y evolución del chamanismo
en la actual Siberia, continúan dejando un margen muy abierto a nuevas investigaciones.
Estudiosos del ámbito antropológico, etnográfico, lingüístico y sociológico, no tuvieron
hasta comienzos de los años noventa condiciones para aproximarse a las prácticas
chamánicas, dado que el ex-régimen soviético luchó por hacerlas desaparecer y censuró
su expresión en las poblaciones de las regiones caucásicas.
En los años treinta y cuarenta, la industrialización había supuesto para los indígenas la
pérdida de las tierras y los pastizales donde se alimentaban los renos, así como los
recursos marinos. Los medios de vida propios de esta etnia quedaron anegados, y la
emigración en Siberia para trabajar en la industria acabó por convertirlos una minoría en
su propia tierra. A esto se añade, en las décadas de los 50‟ a los 80‟, el proceso de
homogeneización que el gobierno llevó a cabo programáticamente, de modo que
muchas etnias, y con ellas su cultura y lenguaje, desaparecieron definitivamente: la
persecución afectaba a niños que eran castigados por hablar su lengua en las escuelas a
las que eran enviados, y los chamanes eran asesinados.
Los daños que esta política globalizadora causó persisten, años después, por el hecho de
que los jóvenes de esta población autóctona hablan ruso y no tienen ya posibilidad de
comunicarse con sus abuelos, de lengua indígena.
La homogeneización llevó a cabo el desmantelamiento de aldeas, obligando a sus
habitantes a desplazarse a asentamientos oficiales; las colectividades nómadas fueron
obligadas a sedentarizarse, y las restricciones de la caza y la pesca, añadidas al
progresivo deterioro del medio, terminó por volver impracticable el modo de vida que
hasta entonces se había desarrollado de forma natural.
Aún hoy los problemas de alcoholismo, alto índice de suicidios y la desesperación
continúan dándose entre las poblaciones del norte.
Pero esta persecución no es un hecho aislado: las colectividades que practican formas de
religiosidad en las que los chamanes ejercen como sanadores y sacerdotes, fueron
marginadas con la propagación del monoteísmo en Europa y el Oriente Medio.
Podemos datar su comienzo en Europa alrededor del siglo IV, momento en que la
Iglesia Católica toma el papel predominante sobre la religión pagana. El chamanismo se
consideraba brujería y cualquier ciudadano que fuera sospechoso, por razones que la
Iglesia Católica dictara, era tachado de “un representante del diablo” y como tal,
merecía condena o ajusticiamiento.
En Sudamérica la destrucción de las culturas ancestrales fue sistemática en la época de
la colonización, e incluso en los años 70‟ misioneros cristianos destruyeron objetos de
culto de los indígenas del Amazonas. La historia de las métodos represivos es, en este
sentido, inabarcable y hemos referido tan sólo los hechos más generalizados.
Hoy, las prácticas del chamanismo sobreviven en poblaciones indígenas o minoritarias
de todo el mundo, y en occidente suele darse en zonas suburbiales cuya población está
formada por familias procedentes del campo u otro medio no urbano, perteneciente a
una cultura diversa.
En las regiones caucásicas y en Siberia, esta persecución por parte del gobierno generó
una interrupción violenta en la cultura de los chamanes, una cultura, y esto es
importante recordarlo, esencialmente oral, y por tanto perdió una buena parte de su
acervo, ya que como dijimos gran parte de sus miembros quedaron, de una generación a
otra, incomunicados. Este hecho se refleja claramente en las lagunas que encuentran los
investigadores para hacer un seguimiento de la historia, diversidad y formas del
chamanismo en las regiones ex-soviéticas. Debemos destacar sin embargo, el
importante testimonio y labor de investigadores como Mongush Kenin-Lopsan, Anatoly
Alekseev o Nadezhda Bulatova, científicos que indagaron desde una perspectiva
culturalmente híbrida, puesto que nacieron y fueron educados en regiones partícipes de
esta cultura ancestral y, posteriormente, prosiguieron una formación científica.
A las dificultades metodológicas de la materia que acabamos de mencionar, se añaden la
conflictiva relación que, generalmente, sostiene la comunidad científica respecto a estas
formas de religiosidad, en muchas ocasiones falsamente comprendidas, o bien apropiada
por los occidentales en un contexto de ideas y conceptos completamente diverso del
original. No olvidemos que se trata de una práctica milenaria, una forma de “proto-
religión” cercana al animismo, surgida en estructuras sociales clánicas y, además,
estrechamente unida a condiciones de vida extremas, como veremos en los siguientes
parágrafos.
Diálogo oriente-occidente
Para proseguir consecuentemente nuestras hipótesis y profundizar en aspectos referentes
al chamanismo en diversas culturas, nos encontramos asimismo con la dificultad que
acabamos de esbozar respecto a la relación que occidente guarda actualmente con la
espiritualidad y formas de religiosidad no institucionales, cualidades intrínsecas tanto a
las civilizaciones orientales como a las comunidades minoritarias aborígenes e
indígenas.
Si bien a lo largo del siglo XX, con el surgimiento de ramas científicas emergentes
como la antropología y la etnología, la etnopsiquiatría, el psicoanálisis o la lingüística,
hemos logrado un importante avance en lo que respecta a su comprensión, no debemos
olvidar la concepción eurocéntrica dominante continúa generando contradicciones a la
hora de abordar el estudio de formas culturales que se consideran, en ocasiones,
opuestas a las nuestras.
Un exponente claro de esta alteración se hace visible, en el caso de la tradición
chamánica, al observar cómo la información que circula al respecto, en niveles de
difusión más amplios como es el caso de internet, adolece con frecuencia de falsas
premisas o se contextualiza en corrientes de misticismo carentes de profundidad, y
sustancialmente empobrecidas en lo concerniente a la dimensión simbólica de la que el
chamanismo se nutre y sustenta.
Los estudios de Mircea Elíade serán en este sentido, nuestra referencia más rigurosa y
fiable, ya que su acercamiento al chamanismo resulta en igual medida científico y
receptivo a las dificultades de comprensión de su objeto de estudio. Apoyaremos en
algunas de sus tesis las nuevas aportaciones que nos proponemos plantear con este
proyecto de investigación.
CHAMANISMO. ORÍGENES.
Definición general
El Chamanismo engloba una serie de creencias y prácticas tradicionales, en ocasiones
similares al animismo, que diagnostican y curan con métodos diversos el sufrimiento
del ser humano y, en algunas sociedades, la capacidad de causarlo. La figura del
chamán desempeña en este sentido, el papel de sanador, a través de una comunicación
con el mundo inmaterial y lo que podemos llamar las “esferas superiores”. Entre sus
cualidades atribuidas, podemos señalar su capacidad de relativizar el tiempo, profetizar,
interpretar los sueños, conocer y descifrar la proyección astral del individuo afectado, y
viajar a los mundos superior e inferior.
Estas facultades se basan en la concepción de un mundo visible impregnado por fuerzas
no evidentemente manifiestas, que afectan sin embargo al ámbito de lo concreto y de las
funciones vitales. En contraste con el animismo, en el que todos y cada uno de los
miembros de la sociedad implicada lo practica, el chamanismo requiere conocimientos o
capacidades especializados.
Algunos antropólogos definen un chamán como un intermediario entre el mundo natural
y espiritual, que viaja entre ellos en un estado de percepción alterada, trance, o
inspiración. Una vez que entra en contacto con los espíritus, este “mensajero” se
comunica con ellos para buscar ayuda en la curación que está llevando a cabo.
Parte de la comunidad de los antropólogos discute el término chamanismo, arguyendo
que es una palabra para una institución cultural específica, produce una uniformidad
falsa entre la diversidad de sus prácticas en las diferentes culturas, creando conceptos
equívocos que engloban el chamanismo como una forma de religión común, anterior a
todas las demás.
El origen del chamanismo se remonta al paleolítico, aunque debemos precisar que las
dataciones varían en función del área geográfica estudiada. La religión chamánica
mongola se origina, según las afirmaciones de los académicos B. Renchin, S.
Badamhatan, H. Buyanbat, D. Surbadrah y M. Yonsog, a mediados de la era Matriarcal
o Edad de Piedra tardía. Así entonces, esta religión puede haber emergido durante el
período comprendido entre los 5 y 3 mil años antes de nuestra era.
En el ámbito del chamanismo asiático no obstante, no podemos fijar un origen
geográfico-temporal concreto, aunque más adelante señalaremos el origen etimológico
del mismo.
Sobre las cualidades remarcables o inherentes a la práctica del chamanismo en Asia,
referimos las palabras de M.Elíade, que matizan algunos aspectos generales antes
referidos:
“...hay que representarse al chamanismo asiático como una técnica arcaica del éxtasis
cuya ideología subyacente originaria – la creencia en un Ser supremo celeste con el
cual pueden sustentarse relaciones directas por medio de la ascensión al Cielo – ha
sido continuamente transformada por una larga serie de contribuciones
exóticas,rematadas por la invasión del budismo. El concepto de la muerte mística ha
estimulado, además, las relaciones cada vez más seguidas con las almas de los
antepasados y los “espíritus”, relaciones que han culminado en “posesión”.
La fenomenología del trance ha sufrido muchas alteraciones y degradaciones, debidas
en gran parte a una confusión respecto de la naturaleza exacta del éxtasis. Sin
embargo, todas estas innovaciones y todas estas degradaciones no han conseguido
abolir incluso la posibilidad del verdadero éxtasis chamánico, y hemos podido
encontrar aquí y allí ejemplos de experiencias místicas auténticas en forma de
ascensión “espiritual” al Cielo, conseguidas por chamanes y preparadas por métodos
de meditación comparables a los de los grandes místicos deOriente y de Occidente.”
Animismo y estructura social clánica.
El chamanismo ha existido dentro de una estructura clánica, y aún mucho antes de la
formación de ésta. En épocas antiguas se sostenía que el clan completo descendía del
animal-ancestro, culto que no necesariamente era totémico. Con el tiempo, la relación
entre el clan y el animal fue gradualmente olvidada, pero la imagen del animal-ancestro
persistió y vive aún en el chamanismo actual. Aun en el siglo XX, en Siberia
Occidental, se trazaba el linaje del clan hasta el animal ancestro.
Aspectos sociales del chamanismo
Frecuentemente el chamanismo es una práctica propia de comunidades minoritarias. En
este caso, se han estudiado algunos casos en los que su capacidad innata para fluir en los
planos del subnconsciente posibilita que la práctica chamánica se dé entre todos los
miembros de la comunidad.
Un paradigma opuesto se da en Mongolia, en el período Huno. Según los estudios de
Hugo Novotny, no se trata de un hecho aislado o propio de minorías étnicas: la religión
chamánica jugó un rol coordinador en el establecimiento del orden público, la
protección, unificación y orientación espiritual de la sociedad durante este período. El
chamanismo presentaría aquí su forma más sofisticada, convirtiéndose en religión
oficial de los primeros estados mongoles. Los estratos sociales, desde los Khanes, reyes
y aristócratas hasta el pueblo, participaban del chamanismo, que desempeñaba la fuente
principal de educación, apoyo estatal e ideología del estado. En otras palabras, los
chamanes regulaban la sociedad y su interacción con la naturaleza y con otros pueblos.
Esta predominancia del chamanismo continuó en el gran imperio de Genghis Khan,
durante el siglo XIII, cuando los chamanes ejercieron una gran influencia sobre las
políticas y actividades del gobierno mongol.
2. EL CHAMÁN
Raíz etimológica
La palabra tungusa šamán proviene de la china sha men, tomada del Pali, śamana, y en
última instancia del sánscrito śramana: "asceta", y del śramati, "que fatiga". La palabra
pasó a través de ruso y alemán antes de que fuera adoptada por el inglés, shaman, y
llegara al español como chamán.
Se refería originalmente a los sanadores tradicionales de las áreas turcas y mongolas del
norte de Asia (Siberia) y Mongolia; chamán es la palabra turco-tungus para médico. En
turco fueron llamados Kam y a veces Baksı.
Esta teoría analiza el hecho de que esta palabra tungusa contiene la raíz "sa -", que
significa "saber". "Chamán" sería así "el/la que sabe", una persona experta en
guardar los múltiples códigos con los cuales estas creencias se muestran, y tiene una
visión de ellos mezclada con ciertos conocimientos.
Funciones del chamán
¿A qué llamamos chamán? De modo general, se considera chamán a un individuo, sin
importar el género, con habilidades visionarias y adivinatorias que le permiten entrar en
contacto con el mundo espiritual, atravesando el axis mundi y trayendo conocimiento de
los cielos. A menudo entra en contacto, o adquiere, una o más entidades familiares
ayudantes en el mundo de los espíritus; éstas son a menudo espíritus en forma de
animal, espíritus de plantas medicinales, o (a veces) aquellas de los chamanes difuntos.
Para realizar su misión cuenta con el apoyo de lo que se suele denominar animales-guía
o protectores. Tiene aptitud para la curación psicofísica, y según el enfoque disciplinario
también espiritual. Puede cumplir roles variados dentro de su comunidad:
Sanación en distintos ámbitos:
Curación: Puede consistir en la recuperación del alma perdida de la persona enferma,
según un concepto de alma propio del sistema de creencias en la comunidad en la que se
dé.
Escasez de animales cazados: consiste en una apelación ritual a las almas de los
animales de las moradas ocultas en las que presuntamente se encuentran.
Infertilidad de las mujeres: tratando de encontrar, o entrar en contacto, con el alma del
niño que se espera que nazca.
Para la sanación, se emplean tanto métodos espirituales como físicos. Comúnmente, un
chamán «entra en el cuerpo» del paciente para hacer frente al espíritu que pone enfermo
al paciente, y lo cura desterrando al espíritu infeccioso. Muchos chamanes tienen
conocimiento experto de la vida de las plantas en su área, y a menudo se receta un
régimen de hierbas como tratamiento. En muchos lugares los chamanes afirman
aprender directamente de las plantas, y ser capaces de aprovechar sus efectos y
propiedades curativas solo después de obtener permiso de su espíritu permanente o
patrón. El uso de elementos totémicos es común: se cree que estos elementos tienen
poderes especiales y un espíritu vivo.
Como guía religioso:
es el que mantiene el equilibrio socio-político del clan o la tribu. Una de las funciones
principales que se le atribuyen es la de ser psicopompo, término de la antigua grecia que
designa a aquél que guía las almas de los fallecidos hacia su destino final, o que puede
realizar su rescate cuando son abstraídas al plano espiritual. Joseph Campbell matiza en
este sentido la función de guía espiritual o religioso con el de sacerdote o párroco:
El párroco es el miembro socialmente iniciado y ceremonialmente inducido de
una organización religiosa reconocida, donde mantiene un cierto rango y hace
de arrendatario de un cargo que fue ocupado por otros antes de él, mientras que
el chamán es alguien que, como consecuencia de una crisis psicológica
personal, ha adquirido un cierto poder por sí mismo.
Señalamos aquí la importancia del concepto de iniciación. El chamán ejerce su función
manejando un código que su paciente, o la colectividad que lo requiere, reconoce o ya
conoce de antemano. Por tanto, los receptores del ejercicio del chamán tienen ya un
grado de iniciación mínimo que garantiza la eficacia de la curación o el ritual. En el
caso del chamán, esta iniciación, antes de sofisticarse para lograr el control y dominio
de los elementos que emplea y así hacerlos funcionar, ha tomado contacto con otra
dimensión ontológica en una experiencia que en ocasiones se identifica con un trauma o
experiencia iniciática. El trauma, entendido como crisis iniciática chamanística, es una
crisis psicoespiritual, normalmente involuntaria, un episodio de confusión o
comportamiento inquietante cuya perturbación permite acceder a nuevos estadios de la
conciencia.
Otra interpretación de este hecho matiza que el chamán es un elegido y sus facultades
son heredadas; así, se considera que el chamán ha sido «llamado» y se ha aplicado en un
entrenamiento largo. Entre los chukchis siberianos, su comportamiento muestra rasgos
de posesión por un espíritu que lo requiere, hecho que los clínicos «occidentales»
caracterizarían como psicótico.
En ambos casos, el elemento común es el de intermediario. Esta labor de
intermediación recurre a una serie de elementos simbólicos, talismanes u objetos
auxiliares que forman parte de su actividad y varían geográfica e históricamente. A
través de ellos trataremos ahora aspectos que se encuentran ligados con la cultura
celtíbera, y cuya coincidencia abordaremos más extensamente en el tercer apartado del
texto.
La cultura celtíbera y los símbolos chamánicos
El tambor se usa por los chamanes de varios pueblos de Siberia. Generalmente está
construido con piel de animal tensada sobre un aro de madera curvado, con un asa
cruzando el aro.
El redoble del tambor permite al chamán lograr un estado alterado de conciencia, y es
referido como "caballo" o "puente del arco iris" entre los mundos físico y espiritual.
En la mitología celta, Freyja era maestra de las profetisas y hechiceras: posee el
dominio de las fuerzas inherentes a la naturaleza, presentes en el ser humano también, y
el don de manejarlas con fines benéficos. Era la inspiración de las völvas. La asociación
de Freyja con el mundo de los muertos, indicaría una relación con los antiguos cultos a
la vegetación, y con los pájaros y otros animales, también el poder de viajar en estado
de trance chamánico entre los diferentes mundos. Los símbolos de Freyja eran los
caballos o las yeguas.
Atendiendo a la figura del caballo en relación con el mundo de los muertos, podemos
atisbar una relación bastante directa entre el sonido del trote o galope del caballo, con el
fuerte ritmo del tambor. Esta coincidencia se refuerza si consideramos que ambos, tanto
el chamán como la diosa finesa, son intermediarios entre dos mundos y los sonidos
simbolizan fuerzas ocultas, cuya función oscila entre la fuerza del símbolo a través de
un animal totémico, y la capacidad de sugestión del fuerte ritmo musical.
Yggdrasil es un fresno perenne: el árbol de la vida, o fresno del universo, en la rica
mitología nórdica. Sus raíces y ramas mantienen unidos los diferentes mundos: es el
axis mundi que atraviesa el médico-guía-chamán. Para las comunidades chamánicas del
cáucaso, el universo se hallaba sobre un árbol titánico, hallándose el inframundo en sus
raíces y el mundo superior de los dioses en la copa. En ella se sentaba el águila Turul y
vigilaba el universo; cuidaba de las almas de los que nacerán, que existían en forma de
pájaros.
En Georgia, ................................................................
Pero este árbol simbólico representa, no por casualidad, tanto la vida como la muerte
entre los pueblos fino-ugrios. Es muy común entre los lapones la asociación entre los
muertos y los árboles. Creen que frecuentemente los muertos toman la forma de un
árbol, por ejemplo la encina, el fresno de montaña y el abedul. Los eslavos, por
influencia fino-ugria, creían que estos espíritus del bosque entraban en sus casas y se
integraban a las vigas de madera y así convivían con ellos.
Símbolos zoomórficos
En Siberia, entre los chamanes evenk, hay un ritual de identificación del chamán con un
gran ciervo: el modelo de masculinidad proporcionado por el ciervo macho en celo se
evoca con el comportamiento del chamán durante el ritual. También es la expresión de
un principio subyacente a los evenk y a otros pueblos siberianos que obtienen su
sustento esencialmente de la caza, que consiste en concebir la caza como un intercambio
entre los seres humanos y las especies salvajes que les proporcionan alimento.
Siguiendo la creencia de una dimensión espiritual de los animales que es
complementaria a la que rige en el ser humano, se representa este intercambio a un nivel
simbólico que permita prefigurar la realidad del cazador. Debe establecer las bases del
intercambio de carne con las especies salvajes, garantizar la caza (la suerte en la
cacería) para la siguiente estación y, finalmente, permitir que los espíritus
complementarios devoren en compensación.
En muchos pueblos se considera que el lobo y el perro son demonios de la muerte. Los
lapones sostenían que las almas de los muertos volaban sobre las villas bajo la forma de
pájaros emitiendo sonidos que aterrorizaban. Entre los ugrios del Ob, el alma también
tomaba la forma de un pájaro, en tanto que en Asia Central se creía que los pájaros que
estaban en las ramas del árbol del mundo eran las almas que esperaban el momento de
reencarnar. Los fineses llamaban a la Vía Láctea, el "camino de los pájaros" y creían
que conducía a la frontera del universo en donde el firmamento se acercaba tanto a la
tierra que sólo podían vivir allí criaturas pequeñas como roedores y pájaros. Estas
criaturas del mundo natural están relacionadas también con la vegetación y la fertilidad.
Medea, Circe. Origen de la medicina, naturaleza
chamánica de héroes paganos.
3. EL CHAMANISMO ASIÁTICO
Contexto del chamanismo asiático: la tundra y la taiga.
Siberia es una tierra de largos, helados inviernos donde las temperaturas alcanzan
los -70 grados C. Es el hogar de 30 tribus diferentes, los “pueblos indígenas del
norte”, que varían en número entre las 200 personas (los oroks) y las 34.000
(los nenets); juntos, suman más de 200.000 personas. Los orígenes de estas tribus son
distantes y complejos. Sus lenguas pertenecen a muchas familias lingüísticas distintas;
algunas hablan lenguas sin similitudes con ninguna otra. Ninguna está relacionada
con el ruso. Los pueblos indígenas de Rusia viven en tres zonas climáticas distintas: la
tundra (llanura ártica), la tundra boscosa (donde crecen algunos árboles robustos), y la
taiga. Más al norte, en la tundra, hace tanto frío que pocas especies de animales o
plantas pueden sobrevivir, se trata de un ecosistema muy frágil.
Los pueblos indígenas de la tundra son pastores de renos, mientras que los de
zonas boscosas o cercanas al mar viven del pastoreo, la caza y la pesca. Los pastores de
renos son nómadas, mientras que los cazadores viven en asentamientos
permanentes o semi-permanentes. Sus casas están hechas de madera y aisladas
con tierra y musgo; a menudo son hundidas en la tierra para conservar mejor el calor.
En el pasado, estos pueblos se desplazaban por hasta cinco asentamientos diferentes en
territorios de caza separados, pero ahora muchos permanecen en el mismo lugar
todo el tiempo. Actualmente, sólo un 10% de los indígenas lleva una vida nómada o
seminómada, en comparación con el 70% de hace 30 años. La mayoría de los demás
pueblos vive en asentamientos al estilo soviético, donde casi la mitad de la
población participa en el pastoreo, la pesca y la caza.
La franja septentrional.
Su contexto original se da en las regiones de la taiga y la tundra. En la franja
septentrional asiática, la península escandinava, así como Groenlandia o américa de
norte, presenta importantes rasgos comunes que los estudios etnográficos han
identificado y demostrado recientemente.
Los pueblos aborígenes de la tundra se establecieron hace ya muchísimos siglos en
los límites septentrionales de las tierras habitables (Actualmente, casi todos los pueblos
autóctonos no superan el 5% del total de la población en sus territorios originarios) y
son de origen diverso: canadienses y norteamericanos en América del Norte,
escandinavos en Groenlandia, Islandia y el norte de la península escandinava; eslavos,
tártaros y otras nacionalidades de la Federación Rusa, en toda Eurasia.
El medio en el que se desarrollaron estas poblaciones autóctonas presenta unas
condiciones que requieren la adaptación al entorno más allá del límite biológico, y son
posiblemente elementos de tipo cultural los que han hecho posible su supervivencia.
Estudios recientes de genética, que identifican rasgos morfológicos mongoloides,
indican la posibilidad de un origen asiático común, que se van atenuando, en el caso de
los pueblos uralianos, a medida que nos desplazamos hacia el oeste, de manera que los
pueblos más orientales (nganasans, samoyedos, ensi) son claramente asiáticos, mientras
que los más occidentales (saami, komis) se asemejan más a los europeos. De todo esto,
deriva la gran diversidad actual de los pueblos de la tundra euroasiática.
La datación de estas migraciones resulta imprecisa, aunque podemos situarla
aproximadamente entre el primer y el segundo milenio antes de nuestra era. Los
motivos no son claros, aunque podemos especular que se trataría de necesidades
alimentarias o de subsistencia, ya que nos referimos a comunidades humanas que viven
en medios inhóspitos y difíciles como son la tundra y la taiga.
Chamanismo urálico
La rama septentrional de estos movimientos se da en el denominado chamanismo
urálico, surgido de las comunidades que siguieron el camino de la taiga siberiana desde
la franja de los Urales, y configuró lo que posteriormente se ha denominado la rama
fino-ugria.
Pero la migración se habría extendido aun más hacia occidente; su alcance y sincretismo
abarca también los pueblos asentados en la región de Carelia, Laponia, y Escandinavia.
El substrato autóctono escandinavo, aun al margen de la cultura indoeuropea, habría
tenido las condiciones adecuadas para permitir la amalgama con el chamanismo fino-
ugrio, lo cual no excluye la existencia de un animismo y chamanismo propio y
adecuado a los modos de vida de los pueblos pescadores y agricultores de esta región.
Esta cosmovisión, registrada en el norte de Asia, es casi la misma que encontramos en
el norte de Europa con posterioridad a la migración. En ella, los límites entre las
realidades material-concreta y espiritual son relativos.
Chamanismo siberiano-mongol
El chamanismo como fenómeno mágico-religioso, se ha manifiestado en todo su
esplendor en Asia central y septentrional; aunque no ignoramos que estos chamanismos,
por lo menos en su aspecto actual, no están libres de influencia exterior. Por el
contrario, se trata de un fenómeno que tiene una larga historia.
A este respecto, afirma el historiador de las religiones Mircea Eliade:
“Estos chamanismos central-asiático y siberiano tienen el mérito de presentarse como
una estructura, en la cual elementos que existen difusos en el resto del mundo, a saber:
relaciones especiales con los “espíritus”, capacidades extáticas que permiten el vuelo
mágico, la ascensión al Cielo, el descenso a los Infiernos, el dominio del fuego, etc., se
revelan ya, en la zona de que se trata, integrados en una ideología particular y
haciendo válidas técnicas específicas.”
Particularmente, las influencias del budismo, en su forma de lamaísmo tibetano, se
manifiestan fuertemente entre los Buriatos y los Mongoles. El budismo ha trasmitido la
contribución religiosa de la India hacia el Asia Central; pero la india no ha sido la
primera ni la única influencia importante, también son significativas las iranias y
mesopotámicas en la formación de las mitologías y cosmologías del Asia Central y
Siberia.
En su libro Chamanismo mongol, O.Pureev afirma: “Puede considerarse que el
chamanismo mongol fue fundado y desarrollado como una combinación de los
conceptos de “totem” y “Cielo sagrado”.
Así, la religión chamánica mongola se ha desarrollado, desde su emergencia hace no
menos de 5000 años, a través de una estrecha interacción con costumbres y formas
ideológicas de otras naciones orientales. En particular, las enseñanzas budistas de la
India jugaron un rol primordial como piedra basal de la formación del primer estado
oficial Mongol.”
Etimología (Cáucaso)
El nombre proviene del griego Káukasos, legendario pastor escita muerto por Crono y
que dio nombre a las montañas. En la mitología griega, el Káukasos era uno de los
pilares que sostienen al mundo. Se afirma también que Prometeo fue encadenado en
estas montañas por Zeus.
Otra versión es que procede del personaje mítico llamado Caucas, antecesor legendario
de los pobladores del Cáucaso. Éste era el hijo de Targamos, y nieto de Jafet (tercer hijo
de Noé) o Japeto. Su historia fue puesta por escrito en una compilación de crónicas
georgianas medievales, llamada Kartlis cxovreba („vida de Kartli‟, centro de la región
antigua y medieval de Georgia, conocida también como Iberia, redactadas a partir de la
tradición oral del lugar. Uno de los autores de estos textos, cuya cronología oscila entre
el siglo IX y el XIV, que se ha podido identificar es Leonti Mroveli (siglo XI).
Coincidencias culturales con los Ainus
De orígenes muy antiguos, a los ainus se les ha atribuido ancestros de tipo
caucasoide o australoide, sin embargo, actualmente se les relaciona con la
expansión de los primeros pobladores de Asia y con los pueblos actuales de
Siberia, y especialmente con los nivejí o nivji de Sajalín y los coriacos o koryak
de Kamchatka, que hablan lenguas paleosiberianas, así como con los primeros
pobladores de Okinawa, aunque los ainus tienen caracteríticas genéticas
propias, que demuestran su antigua diferenciación de las demás poblaciones
contemporáneas de la región.1 Estos resultados concuerdan con los hallazgos
geológicos y arqueológicos: los primeros pobladores de Hokkaidô arribaron
durante la última glaciación hace más de 18 mil años.
Las figuras geométricas que decoran la ropa, similares a las que aun hoy usan
los ainus, se han encontrado en restos muy antiguos. Desde entonces los ainus
ya habitaban Hokkaidô, en el 5000 a de C. según hallazgos arqueológicos,
pero también vivían en la mayor parte de Honshu y quizás algunas zonas de
China, incluso documentos chinos ya hablan de su existencia con el nombre de
Tung I (bárbaros orientales). La cultura Ojotsk que floreció del siglo V al siglo
VII en Hokkaido, las islas Kuriles, la isla de Sajalín y la cuenca del Amur,
parece estar relacionada con los ainus y sus rituales espirituales con osos
sacrificados.3 Entre el siglo VIII y el siglo XI floreció en la región la cultura
Satsumon, procedente del sur, y produjo cambios culturales en la vida ainu.3
A partir del siglo XVII, los japoneses ya llegaron a tener presencia en los
territorios ainus. En un principio fueron intercambios comerciales hasta el inicio
de la era Meiji, cuando el gobierno liquidó el poder del clan Matsumae, que se
dedicaban al comercio e inició una campaña de aculturación de la población
ainu, que no estuvo exenta de problemas en cuanto a calidad de vida, por lo
que parte de la población nativa se desplazó a la península de Kamchatka.
Los ainus tienen creencias animistas, según las cuales todo en la naturaleza
tiene un "kamui" (espíritu divino) en su interior. Hay una jerarquía de "kamuis".
El "kamui" más importante es la abuela tierra (el fuego), luego están los
"kamuis" de las montañas (animales terrestres) y los del mar (animales
marinos) y luego todo lo demás. No tienen sacerdotes o chamanes con
dedicación exclusiva. El jefe de la aldea dirige las ceremonias religiosas que
sean precisas; ceremonias que se reducen a la libación del vino, rezos en voz
baja y la ofrenda de palillos de sauce con virutas de madera pegadas. Estos
palillos se llaman "inau" (singular) y "nusa" (plural), y se colocan en un altar que
se utiliza para ofrendar las cabezas de los animales sacrificados. El pueblo de
los ainus agradece a los dioses antes de comer y reza a la deidad del fuego
("Huchi") cuando acaece una enfermedad. Creen que sus espíritus son
inmortales y que serán recompensados después de la muerte con el ascenso a
Kamui mosir (La tierra de los Dioses) o castigados en el infierno.
Algunos ainus del norte son miembros de la Iglesia ortodoxa rusa.
[editar]
Vida cotidiana
Cise (se pronuncia chise, significa 'hogar') reconstruida al estilo antiguo.
La cultura tradicional ainu es muy diferente de la japonesa. Al alcanzar
determinada edad dejan de afeitarse, así que los hombres más viejos tienen
enormes barbas y bigotes. Hombres y las mujeres por igual se cortan el pelo de
los lados de la cabeza a nivel de los hombros, pero en la parte posterior el
corte es semicircular. Al comenzar la pubertad, las mujeres se tatúan la boca,
brazos, los órganos genitales externos y, en ocasiones, la frente, utilizando
como colorante ceniza de corteza de abedul que se deposita en un tarro que
cuelga sobre el fuego.
Su vestimenta tradicional es una capa tejida con hilo extraído de la corteza del
olmo. Tiene mangas largas, casi llegan hasta los pies y están arolladas al
cuerpo y atadas con un fajín o faja del mismo material. Las mujeres también
llevan ropa interior de paño japonés. En invierno llevan pieles de animal con
perneras de piel de ciervo y botas de piel de perro o de salmón. A ambos sexos
les gusta llevar pendientes, que en el pasado se decía que hacían con las
parras de la uva, y también portan collares llamados "tamasay", que las
mujeres valoran mucho.
Chamanismo y paganismo grecorromano.
En el paganismo griego y romano presenta características que, directa o indirectamente,
se encuentran estrechamente ligadas a los principios animistas de esta proto-religión.
Así, los ritos de Eleusis y las prácticas oraculares, que percibían en la naturaleza una
forma de expresión de lo divino, articulan el desarrollo y los elementos simbólicos de
las ceremonias situándose en ámbitos intermedios, donde el subconsciente psíquico
entra en contacto con fuerzas ocultas.
Este lenguaje de objetos, máscaras, y oraciones recitadas o cantadas en estado de trance
(el lenguaje de las pitias de Apolo en Delfos, por ejemplo), se ocupa de “activar” el
símbolo a través de estados alterados de conciencia en los que los miembros de una
comunidad de iniciados entran en contacto directo con los dioses o fuerzas de la
naturaleza.
Esta concepción del origen divino de la naturaleza constituye el remanente fundamental
del chamanismo sobre las bases de una cultura (la griega y, por influencia de ésta, la
romana) que constituye a su vez los pilares de la civilización occidental.
La civilización perdida de Hiperbórea
Un continente, o isla de leyenda, es el de Hiperbórea, que habría ocupado una parte de
las regiones árticas actuales, antes de la modificación del eje terrestre, que implicó la
segunda glaciación universal. Esta civilización debió florecer hace más de 60.000 años
durante el último período interglacial. Los griegos conservaron el recuerdo de esta
“Tierra del Sol Eterno” que se extendía “más allá del dios Bóreas”, señor del frío y de
las tempestades. Piteas de Marsella, intrépido navegante y renombrado sabio, en el siglo
V a. C. llegó a una tierra que toca el círculo ártico. Los habitantes de esas islas le
declararon que si navegaba un día entero hacia el Norte, encontraría “el mar sólido”.
Aquella isla a donde había arribado Piteas se llamaba Thule y las noches duraban casi
24 horas en el período del solsticio de verano, y todo lo contrario ocurría en el solsticio
de invierno.
Algunos místicos de la antigüedad afirman que la humanidad ya existía antes de
aparecer sobre el universo físico, en un mundo sin tiempo. Y el mundo material sería un
reflejo de otro mundo en un entorno espacio-temporal. En la puerta del templo de Sais,
en Egipto, bajo la estatua de Palas se halla la siguiente inscripción: “Soy todo lo que es,
lo que ha sido y lo que será y ningún mortal ha levantado todavía mi velo”. Es el velo
de Isis, que representa el umbral que hay que atravesar para conocer la totalidad.
En la mitología griega, Hiperbórea era una región situada en las tierras septentrionales
aún desconocidas, al norte de Tracia, región del sureste de Europa, en la península de
los Balcanes, al norte del mar Egeo. Su nombre griego: (Υπερ βορεία) Hyper Boreas,
significa «más allá del norte») y deriva precisamente de que se creía que el dios del
viento Bóreas habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo harían más al norte de
este reino, en el país de Hiperbórea.
Los mitos y leyendas de la antigüedad recuerdan a una antigua tierra mágica, origen de
la humanidad, y que podemos identificar como la antigua civilización de Hiperbórea,
supuesta patria original de los arios. En el Tíbet, antes de ser invadido por los chinos,
eran guardados en los templos una serie de viejos manuscritos que se referían a ese
pasado remoto. Los arios de la India nos dicen que el continente Ártico, hace milenios,
era un lugar de clima templado y con una naturaleza exuberante.
Tras un enorme cataclismo planetario, Hiperbórea desapareció y la eterna primavera
ártica dio paso a un clima gélido e inhabitable, por lo que los sobrevivientes tuvieron
que emigrar hacia el sur, hacia Escandinavia. Pero algunos arios emigraron hacia Asia,
fundando la legendaria civilización del Gobi. Los innumerables restos de fauna
congelada en las islas árticas, hoy inhabitables, como la isla de Vrangel, al norte de
Siberia, en pleno Océano Ártico, así como los yacimientos de carbón de las islas árticas
como Spitsberg, en Noruega, son la demostración de que en otro tiempo aquellas tierras
polares, hoy inhabitables, fueron lugares de naturaleza exuberante. De esta manera, la
patria original de los arios fue sepultada por los hielos polares.
Se considera la esvástica como un signo típicamente ario, con simbología solar. Los
arios dibujaron la esvástica allá por donde pasaron en su marcha a través del mundo, tal
como puede verse en India o Troya. De esta forma, los arios, en tanto que se alejaban de
su lugar de origen, iban llevando su civilización a las diversas partes del mundo,
instalándose, levantando imperios. y cruzándose con otras razas humanas. Los primeros
arios que se salvaron de la catástrofe, tras la desaparición de la Hiperbórea polar,
emigraron con la esvástica dextrógira, en dirección al Gobi, en el Asia Central, en
aquella época tierra verde y de grandes bosques, en donde fundaron una gran
civilización, cuyos restos aún podrían encontrarse bajo las arenas de los desiertos del
Asia central. Esta civilización también desapareció.
Recientes excavaciones en la provincia de Xinjiang han descubierto cuerpos
momificados de gente que vivió allí hace más de 2400 años. Los cuerpos habían sido
preservados increíblemente bien y los arqueólogos apenas podían creer lo que veían:
Las momias tenían narices largas, cráneos típicos de la raza blanca, pelo rubio o rojizo,
labios finos y otros rasgos claramente arios.
Todo esto nos indicaría la presencia de la raza blanca en número importante hasta en el
extremo oriental de Asia. Los ainu (palabra que significa “humano” en el idioma ainu) o
ainos son un grupo étnico indígena en Hokkaidō y el norte de Honshu, en la parte
septentrional de Japón, así como en las islas Kuriles y la mitad meridional de la isla de
Sajalín en Rusia. Son también conocidos como Ezo o Yezo en japonés antiguo, y como
Utari (palabra que significa “camarada” en idioma ainu) que es como hoy en día son
llamados. En la actualidad, hay unos 15.000 japoneses de esta etnia. De orígenes muy
antiguos, a los ainus se les ha atribuido ancestros de tipo caucásico o australoide. Los
ainos habitaban las actuales islas del Japón antes que los de raza mongólica. De hecho,
en la raza del Japón actual, aún pueden apreciarse rasgos raciales que indican algún
mestizaje con esta raza blanca.
Según Charroux, los “gigantes” hiperbóreos tendrían actualmente una descendencia en
los “sumotori”, luchadores de sumo, que en el Japón son personajes sumamente
populares, situados en la jerarquía inmediatamente después de los dioses y el
emperador. Los aínos son blancos caucasianos, que habrían emigrado a través de
Siberia. Su dios “Kamu” englobaba el sol, el viento, el océano y el oso. Estos
montañeses, contrariamente a los de origen mongólico, eran velludos, fuertes y de piel
sonrosada, bebedores de alcohol caliente y formidables luchadores. Los demás
japoneses, de tez cobriza, serían originarios de las islas polinesias, de Malasia y del sur
de China. En su proceso de decadencia, los aínos habrían sido derrotados.
Si nos centramos en los actuales descendientes de los Chachapoyas blancos, vemos
cómo entre ellos predominan aún rasgos raciales nórdicos, cabellos rubios, ojos claros,
piel blanca rosada o pecosa, pese a que el mestizaje amerindio se halle muy introducido.
Si bien, ateniéndonos a la historia oficial, nos puede parecer un misterio, esto nos
demuestra que América fue conocida y habitada de muy antiguo por pueblos arios,
quienes, tal vez, fueron los descendientes de los “dioses blancos” creadores de los
antiguos imperios. Séis siglos antes de Cristo, surge en el norte ario de la India el
budismo. Según diversos estudiosos, Buda fue un “iluminado”, un “ariya” que
respondía al nombre de Siddharta, un hombre de raza aria que se mantuvo fiel al código
de honor y lealtad de los antiguos hiperbóreos que antaño habitaban Thule, y que vino a
denunciar la creciente degeneración del brahmanismo de su época.
El barón Julius Évola, esoterista, ideólogo de la derecha italiana e investigador del
budismo, nos dice que, en su forma original, el budismo es de espíritu puramente ario y
proporciona una visión anterior a la humanidad actual. Como vemos, es indiscutible que
la ideología nazi tiene su origen, además de en los antiguos mitos y relatos nórdicos, en
las lejanas tierras del Asia, donde se hallan numerosas representaciones de esvásticas
desde hace miles de años, y en las civilizaciones mágicas de la antigüedad. Es más,
según la interesada interpretación nazi del budismo, éste propondría una clara división
entre los arios (“iluminados”) y las otras razas, incapaces por sí mismas de alcanzar la
verdadera Según esta tradición extendida por toda Asia, este pueblo vive en el interior
de la tierra y es superior, en todos los niveles, a los hombres de la superficie de la tierra.
Además, se identifica con propósitos benéficos (aunque esto no queda muy claro debido
a las aparentes relaciones de Shambhala con el régimen nazi) y estaría regido por el
“Rey del mundo”, siendo depositario de legendarias civilizaciones desaparecidas, como
Hiperbórea, Lemuria, Mu y Atlántida. René Guénon (Abd al-Wâhid Yahyâ),
matemático, filósofo y metafísico francés, convertido al Islam, en su obra ”El rey del
mundo” examinó las diversas tradiciones religiosas que confirman la idea de que las
culturas posteriores tienen un origen ario. Por otra parte, para algunos ocultistas, la
esvástica es el gran símbolo del reino subterráneo, que sería recogido por las tradiciones
iniciáticas orientales y occidentales, y, sobre todo, por el budismo y el hermetismo.
En esta interpretación, dicho símbolo recrea la rotación del Universo en torno a un
centro fijo generador del movimiento. En esta misma línea se pronuncia Helena
Blavatsky, escritora, ocultista, teósofa rusa y fundadora de la Sociedad Teosófica, y
otros ideólogos que mostraron gran interés por Agartha y que despertaron el interés del
nazismo. Durante el III Reich se enviaron diversas expediciones al Tíbet en busca de
dicho reino subterráneo y aún hoy continúa ejerciendo una gran fascinación el
documental “El secreto del Tíbet”, basado en una expedición nazi al Tíbet, que sigue
siendo un indiscutible testimonio de unos años en que el Tíbet era un lugar desconocido
para el resto del mundo. El propósito original de estas expediciones fue muy similar al
que motivó la supuesta expedición a Tiahuanaco, que se basaba en la creencia de que las
montañas más altas del mundo podrían haber sido el refugio, tras el diluvio, de una raza
aria primigenia proveniente de la Atlántida.
Cuando los ingleses le detienen en la India, Harrer estaba junto a otros camaradas en
una expedición para alcanzar la cumbre del Nanga Parvat, una montaña del Himalaya,
de 8126 metros de altitud, situada en el actual Pakistán. Un año antes, en 1938, cuando
ya era un miembro SS, Harrer y otros tres escaladores del mismo cuerpo, ascendieron
por primera vez la cumbre del Eiger (Suiza) por la cara norte. La aventura se considera
aún hoy en día una hazaña del alpinismo. Durante los tres días que duró la ascensión
Hitler estuvo informado de los progresos de la expedición y, tras su brillante resultado,
quiso conocer a los protagonistas. Aunque nunca se haya declarado oficialmente, se ha
citado documentos desclasificados tras la guerra según los cuales en el búnker de Berlín
se hallaron varios cuerpos con rasgos tibetanos, lo que vendría a demostrar que la
relación con el Tibet tuvo gran importancia para el III Reich.
La esvástica es el símbolo considerado por muchos investigadores como el más antiguo
de los empleados por los hombres. Está extendido por todo el planeta y es conocido su
uso en civilizaciones como los indoarios, chinos, japoneses, hindúes, mongoles, celtas,
aztecas, vascos y muchas otras. Su significado más antiguo es el del símbolo del sol
nórdico y era objeto de culto y respeto, siendo signo de los arios. Está vinculado al
mundo mágico, espiritual y a los “dioses cósmicos” como Shiva, dios indo-ario que
tenía en sus representaciones inscrita la esvástica y que es portador de la misma energía
universal que porta Odín o Wotan (llamado Odín en Escandinavia y Wotan en
Germania). La cruz gamada significa “la gran rueda del llegar a ser”, rueda que gira
irresistiblemente sobre su propio centro inmutable marcando su destino, su
manifestación espacio-temporal.
Algunos opinan que el alfabeto rúnico se desarrolló tomando como base el griego, pero
otros investigadores han hallado evidencias de una escritura prerrúnica muy antigua que
data de finales de la Edad de Hielo. El alfabeto rúnico tiene 24 letras y cada letra tiene
en sí misma un significado mágico y místico simultáneamente. El conocimiento de las
runas lo consiguió Wotan (Odín) colgándose por nueve días en el árbol cósmico
(Yggdrasil) e hiriéndose con una lanza en el costado, en lo que es una práctica iniciática
claramente chamánica. Proyectadas en rituales mágicos, los antiguos germanos dotaban
a las runas de grandes poderes.
ORIGEN DE LA FIGURA DEL CHAMÁN: ETIMOLOGÍA.
ARIOS y NAWAS
antiguos vínculos lingüísticos
Un glosario etimológico comparado
de los grupos indo-americano e indo-europeo
FRANK DÍAZ
176 MÉDICO, SANADOR
(Ver Padre, Protector III, Comunidad I)
La raíz Pat, Pot, con un sentido intrínseco de apretar, exprimir, llegó a contener dos
sentidos opuestos: curar y enfermar, y todo un grupo de acepciones derivadas de
las concepciones primitivas sobre la enfermedad.
Sánscrito: Patak, pecado, crímen, enfermedad; Pathak, sanador, guía espiritual;
Pati, gobernador (lit., el que ayuda y oprime, castiga y rectifica); Pa(t)za, anudar,
entablillar, rectificar, corregir; Pa(t)zo, nudo, trampa, enredo; Puti, infierno (como
sepulcro, más que lugar de castigo), putrefacción, pureza, sanación. Todos estos
sentidos se concilian en la tesis alquímica sobre el carácter regenerador de la
reducción por putrefacción, cuya aplicación teológica es el Purgatorio.
Griego: Pateo, apretar, exprimir, entablillar, ajustar; Pater, curador, rectificador;
Patos, enfermedad; Pa(t)sao, clavar, explirmir.
Egipcio: Pait, Pati, resina, medicamento.
Nawatl: Pati, curación; Patia, restablecer, rectificar, sanar; Patiliu, enfermar,
dislocar, fracturar, descomponer; Patilloti, vice-gobernador (lit., que suple, rectifica,
verifica, hacecumplir); Patini, curador, médico; Patska, apretar, exprimir, dar
tormento, curar, purgar; Patsoa, clavar, apretar; Patsoloa, anudar, enredar; Pot,
podrir, corromper; Potonia, pudrición, hedor, cataplasma, remedio médico,
consuelo; Tepati (con Te, gente), médico hipnotista; Tepatilo, representante,
ministro.
Maya: Pat, modelar, dar forma con barro o cera, extensión del sentido arcaico
entablillar, corregir; Patan, ayudar, formarse la criatura en el seno; Pit, limpiar,
despellejar, aflojar, desatar; Pot, exprimir, ordeñar, desprender, taladrar,
agujerear.
Keshwa: Pataris, doblar, plegar; Piti, cortar, partir, despedazar; Put., rad.,
corromper, estrujar, entablillar; Putasyana, hincharse; Putul, podrido; Putuna,
brotar las mieses (lit.,
renacer luego de un período de descomposición); Putusyana, enfermedad, enojo,
inflamación.
Arawaco: Bouti, Boutiu, Buti (en antillano Behike), médico, chamán.
Guaraní: Paie, chamán, médico.
177 CHAMÁN I
(Ver Libro, Garganta, Enaltecido I, Lengua sagrada, Danza sagrada)
El chamán ocupa las funciones del médico, el sacerdote y el erudito en la sociedad
pre-estatal; por lo tanto, son muchos los nombres que lo definen. En este texto
vamos a considerar tres de los más universales. El primero, de raíz Na, duplicar,
mediar, denominó a la primitiva casta sacerdotal de los arios. Esconde dos
acepciones vinculadas: mediar entre la realidad divina y la humana, y proyectar un
doble para tratar con los seres invisibles.
Es dificil entender cómo se asocio a la raíz Na el sonido Ga, Gua, Gol, „ol, a menos
que lo consideremos procedente de una lengua americana. En el nombre de la
lengua se asoció con un homófono que designa la garganta. En nawatl, celta y
tibetano, el sonido Wal, Gul, connota por sí solo el acto de mediar y la hechicería.
Aparecen dos variantes principales: la primera contrae el saltillo en gutural, K o G,
la segunda lo vocaliza en U o W; a partir de esta última, suele labializarse en V o B.
Sánscrito: Naga (evolución de Na‟ua), sacerdote, entendido; Nagari (con Ri,
miembro del cuerpo, y Gua, boca, contraido el diptongo en Ga), lengua, entendible,
nombre propio del sánscrito; Nau, navío (lit., lo que fluye y comunica), cúpula del
templo; Nawa, nuevo, sentido derivado del concepto de duplicar, rehacer,
reproducir; Nawaya, navegable; Nawika, marinero.
Como casta, los nagas son anteriores a los brahmanes y sus iguales en autoridad.
Su existencia se asocia a la tierra mítica de antípodas (Patala). Su sede inmemorial
fue la ciudad india de Nag-pur. Un título paralelo de los nagas revela variantes
arcaicas de pronunciación: Da-nawa; aparece en los nombres de los dioses Visnaw
(Vishnu), Waruna, Karuna, etc. Los textos sagrados asocian a los Da-nawa con el
Tíbet prebudista y les llaman Nagamaya; su lider espiritual es Asuramaya.
Una acepción interesante de la voz Naga es serpiente, sentido derivado del
simbolismo chamánico, ya que la serpiente es el animal totem de la profesión. En la
mitología védica, los Nagas fueron un pueblo de serpientes que existió antes del
ciclo humano. Su reputación de sabiduría oculta dio origen al mito de la “serpiente”
del Génesis bíblico, la “serpiente de vida” de Moisés, la casta sacerdotal judía
(llamada Levi, serpiente) y la identificación de Jesús con la “serpiente que se alza
sobre el desierto”.
Griego: Mao, Nao, rad., penetrar, fluir, investigar; Nawa, nave, lo que media;
Nego, Negus, líder (arc., profeta), nombre de la casta real de Etiolpía. Otra
aparición en la voz Nako (por Nago), vellón, piel de carnero, símbolo de la
iniciación; su sentido arcaico se evidencia en el mito de Jasón y los argonautas (los
nautas del secreto) en su búsqueda del Nako de oro, emblema del conocimiento
oculto. Dio nombre a Inako, fundador de los misterios de Eleusis (una escuela
griega de técnicas chamánicas, 1800 antes de Cristo).
Persa: la influencia sánscrita dio origen al título de la primitiva casta sacerdotal
zoroastriana, los Magh, grande, o Maga (mutación de la N en M), maestro, origen
de los términos latinos Mago y Magister.
Céltico: el origen aparentemente americano de la voz que estudiamos se denota
en el antiguo nombre celta del hechicero, Gul. Según Tolkien, su sentido propio es
“ciencia, conocimiento. Deriva de la raíz Ngol, pero su sentido quedó oscurecido por
su frecuente uso en la forma compuesta Morgul „magia negra‟” (Apéndice de “El
Silmarilion”). El título Morgul se compone de Mor, negro, izquierdo, homófono de
Nor (variante de Nar, producto de la interpolación de una R en el título Na), como
se revela en la presencia de la N en la raíz Ngul.
Tibetano: Nargol (R interpolada), santo, meditante, monje, filósofo lamaísta, brujo
(la terminación Gol puede derivarse del término nawatl Wal, Gual, pero no de la
desinencia sánscrita Ga). Otra aparición en el nombre del lago sagrado del Tibet,
Anawa Tapta, las Peregrinaciones de Anawa (Anawa, fluido, es el nombre del naga
o serpiente cuidadora del lago).
Hebreo, Arameo: Naba, Nava, Nawa, asceta, curandero (en tiempos de Jesús se
llamaban Nabateos, ermitaños dedicados a la astrología, caracterizados por sus
rígidas normas de vida comunitaria; en Palestina tenían un monasterio llamado El
Desierto, habitat de los esenios y origen de la institución monástica cristiana);
Nabia, arte de adivinar; Nabim, profeta; Naghim, propagandor religioso,
predicador; Naguid, dirigente; Nakim, gigante, iniciado; Nergal, hechicero, el
planeta Marte. El título de Naga fue aplicado por los primeros cristianos a Jesús
de tres maneras, que encierran juegos de palabras: primero: Nazar (unión del
apócope Na, reduplicado, a la raíz Zar, señor), oculto, apartado; segundo: Nawi
(del latín Nawi), mediador; tercero: Naga (del árabe Naggar), carpintero.
Sumerio, Arameo: la deidad caldea de los Misterios y el Inframundo era llamada
Nergal (Rinterpolada), Nigal, descrito en las tablas asirias como “el gigante de
Cuiha” y representado como un león de cabeza humana. El origen de este título se
remonta al arcaico sumerio Naki, protector, de donde toman nombre los Annu-naki,
grandes dioses de los planetas.
Micronesio: Nakaa, legislador, dios guardián del paraiso.
Australiano: Nawa, sagrado; la caverna de Arkna-nawa, Sagrado oculto es un sitio
de poder que sólo puede ser visitado por sacerdotes.
Fang: Nguel, doble, principio activo del alma humana, capaz de proyectarse en
forma de animal.
Yoruba: Nagüe, Nawe, actual, hermano, arc., sacerdote; la persona iniciada dentro
de la religión.
Nawatl: Nau, rad., danzar, cuadruplicar, fluir; Nawa, rad., entendimiento (de Na,
rad., duplicado, penetrado, y Gual, Wal), ir, venir, comunicar, relacionar, el lado
izquierdo; Nawalli (popular y arc., Nagual), brujo, sacerdote, que profundiza o
penetra en las cosas, espía; Nawatilli, legislar, investigar, conocer; Nawatl,
comprensible, nombre propio de la lengua. Divinizada en Nanawatl, uno de los
Ketsalkoatl, y Nawapilli, principe de los hechiceros.
Variante Mau: Mawa, traspasar, proyectar, extender, contagiar; Mawisa,
maravilloso,
sobrenatural; Mawismaka, consagrar, nombrar guerrero en las órdenes militares;
Mawiso,
honorable, glorioso, dignatario público; Mawistemoa, buscar con atención,
investigar. Todos
estos atributos estaban representados por la serpiente, uno de cuyos nombres era
Nauyaktli,
cuatro rumbos o arremetidas.
Maya: Nak, doble, sustituto, corona, honor, imagen del espejo, proyección onírica;
Nawal, estar embriagado con alucinógenos, baile de brujos; Noh (de Nau), el
mayor, más sabio o diestro; Noh-esh, el planeta Venus.
Keshwa: Mau, rad., sabiduría, de donde Amauta, sabio; Nako, serpiente; Nawi,
Ñawi, rad.,
ojo, rostro, atención, individualidad. En esta lengua el nombre del sacerdote y las
sustancias
alucinógenas se forma de la raíz Wil, variante fonética de Wal; Wilka, aviso,
atención,
investigar, penetrar.
Arawaco: Wama (met. de Mawa), señor; en Keshwa la voz Wama significa halcón
y es
aplicada al chamán en el sentido de vista penetrante.
Navajo: Una pronunciación arcaica aparece en en nombre que se otorgaban los
navajos,
Na‟wa, Nagwa, y el que daban a sus vecinos mexicanos, Naka, Naki; indicando en
todo caso
conocimiento espiritual.
Mapuche: Nawel, jaguar, acepción derivada del doble animal del chamán.
Yagua: Naka, serpiente; Naka-naka, red., serpiente venenosa; Nau, alma, doble
vital;
Nawonu, lo espiritual.
Mocoví: Nowet, doble del chamán, alma humana.
Zapoteco: Gul, Nagul, viejo; Nguiw, hombre; Nowichana, sabio, el Creador.
Awikenok: Noakawa, sabio, el héroe civilizador.
Chiricawa: Nata, jefe; Natoh, tabaco (por sus efectos embriagantes).
Trique: Ganu, met., Nako, grande.
Kogi: Nakua, hombre.
Rama: Nakikna, hombre.
Coconuco: Mukina, hombre.
Panoan (Perú): Nawa, generación humana, población.
178 CHAMÁN II
(Ver Metal precioso, Guerrero I, Noble)
La raíz Aur, Ur, War, fuego, brillo, oro, da título a lo sagrado, aplicado a los
chamanes,
sacerdotes y a la casta real.
Sánscrito: Arugan, esplendente, el Ser Supremo de los jainas; Uraga, serpiente,
sacerdote,
rey, divino, regio, supremo; Urdhua, erecto, que se alza, nombre propio de la
especie
humana; Urita, noble, ilustre, fuerte; Uro, superior, supremo, central, que cubre,
celestial,
divino; War, rad., serpiente. Personificada en Waruna, aguas de arriba, la mente
divina (en
griego Uranos, el océano), representado como el jinete del Dragón. Según
Blavatski, “Uraga o
„serpiente divina‟ constituye un orden de seres celestes dotados de gran sabiduría.
Al respecto
leemos en el Bhagavad Guita 11.15: „En tu cuerpo, oh deidad, contemplo los dioses
todos y las
innumerables variedades de seres, todos los Maestros y los Uragas‟... La voz Uraga
pudo haber
llegado a la India y sido adoptado por su conexión, en tiempos prehistóricos, con la
América
del Sur, pues dicho nombre pertenece a los indígenas americanos... Existen (en la
India)
leyendas acerca de ellos que sitúan a sus antecesores, los Naga, en Patala o
„antípodas‟, es
decir, América” (Glosario Teosófico).
Griego: Iereus, sacerdote; Ieros, divino; Urano, cielo; Uros, elevado. Como deidad,
Urano es
reputado por poderoso mago, astrólogo y civilizador, primer rey de los atlantes; es
la
personificación de una casta de sacerdotes antiguos vinculados al océano.
Latín: Urere, quemar; Vol, rad., querer; Vulcano, dios de las tormentas; Vulnerare,
herir;
Vultuoso, enrojecido.
Nawatl: el sonido Ur no aparece en esta lengua, que repudia la R; en cambio, su
equivalente,
Ul, da nombre a los primeros llegados a México, los Olmecas, peregrinos, nobles,
célebres por
dedicarse a la magia; Ollotl, central; Ololliu‟ki, cubridor, amparador, jefe, nombre
de una
planta alucinógena; Ololliu‟timani, círculo ceremonial; Wal, rad., chamán, subir,
crecer,
aumentar, estar por encima; Walakia, aumentar; Walkisa, salir del fondo del mar,
aparecer
(aplicado al Sol); Welitia, poder, derecho, facultad de hacer; Welitik, poderoso,
fuerte;
Wilotlatia, embrujar, echar la suerte.
Maya: Ol, Ur, rad., resplandeciente, superior, que pone en relación, central,
genérico.
Keshwa: Uru, augusto, noble, sagrado, gentilicio de los primeros habitantes del
Perú (hoy
sobrevive una etnia de ese nombre en las riberas del Titicaca); War, virilidad,
gallardía;
Waraka, honda, implemento militar; Waranka, millar (lit., un escuadrón de
infantería); Wari,
varón, señor feudal, título nobiliario; Wilka, sacerdote, chamán.
Arawaco: Arawa, noble, gentilicio de la etnia; Urakan (en trinitario, Urogan),
tormenta, el Ser
Supremo.
Quiché: el equivalente maya del Waruna indio y el Uranos griego es Hurakan,
Señor de las
Tormentas, representado como un dragón; su nombre tiene dos traducciones
directas y
complementarias: de Hu, uno, y Rakan, pierna, una pierna, primer paso; de Hura,
resplandeciente, tormentoso (nombre de origen arawaco) y Kan, serpiente, cielo.
Su jeroglífico
caribeño es la svástika.
Caribe: Yurokan, Yuroukan, brujo, demonio.
Wayapi: Orori, reptil, iguana, dragón.
Yagua: Uri-tai, chamán, soñador.
Opata: Uri, iniciado en los misterios viriles.
Guaraní: Urano, Warano, iniciado en artes de guerra; Urutau, brujo, lechuza
(doble del
chamán); War, guerra, actividad noble, hechicería; Wara, que comprende, gentilicio
de los
guaraníes.
Arauco: Arau, noble, nombre de la etnia.
Waraus: Warao, apelativo étnico.
179 CHAMÁN III
(Ver Grano I, Señor I, Dios de la embriaguez, Meditar Número uno I, Número siete)
La raíz Chan, San, Sham, Som, Hom abarca los sentidos opuestos de paz,
serenidad,
concentración, aliento regular, y exaltación, éxtasis frenético, embriaguez ritual;
ambos se
sintetizan en el nombre de Som, dios de la embriaguez, y derivan de la raíz Sem,
semilla, en
sentido figurado, sabiduría.
Sánscrito: Sama, serenidad, equilibrio, éxtasis pacífico; Samadhana, “estado en el
cual el
practicante ya no puede desviarse del sendero del progreso espiritual” (Glosario
Teosófico);
Samadhi, éxtasis; Saman, invocación ritual, himno sagrado; Samana, Samaña,
sabio,
iluminado, renombre; Samanya, brahmán versado en la pronunciación; Samanyu,
poderoso,
inquieto, colérico, embriagado; Sama-veda, ciencia del encantamient (el más
autorizado libro
sagrado hindú); Shaman (en la lengua clásica, Shraman, con R interpolada),
“adepto de la
enseñanza esotérica cuando de la teoría pasa a la práctica” (Glosario Teosófico).
Otro grupo de
sentidos de la raíz aparece en los términos Sama, resignación, contentamiento;
Samana,
alimento suave, fuego; Sham, respiración profunda y tranquila; Shanti, paz,
bienaventuranza,
santidad. Krishna declara: “Entre las fórmulas mediadoras, yo soy el Gran Shaman”
(Bhagavad
Guita 10.22).
Existió en la India una casta de filósofos practicantes anteriores a los brahmanes,
llamados
Shamanes, que vivían ocultos en cuevas y no seguían la enseñanza ortodoxa, sino
una
tradición anterior llamada en tibetano Bem-po, brujería. De ellos dice Blavatski:
“No son
budistas, sino sectarios de la antigua religión Bon del Tibet; viven principalmente
en Siberia y
paises limítrofes y todos son magos, o mejor dicho, sensitivos, mediums
artificialmente
desarrollados” (Glosario Teosófico). Los maestros Buda y Mahavira pertenecieron a
esa secta,
que negaba la necesidad de suplicar a los dioses. La escritura budista declara:
“Aunque apenas
recite los textos sagrados, el hombre que actúa de acuerdo con su enseñanza,
eliminando el
deseo, el odio y la ignorancia, aprendiendo a conocer con una mente libre, sin nada
que lo ate
a este mundo o al otro, ese participa de la condición del Shaman” (Dhanmapada
1.20).
Griego: Sama, rad., fuerza, energía; Samanes, vehemente, grandioso; Sanape,
arc.,
embriagado, nombre de la amazona que personificaba las fuerzas telúricas y la
embriaguez
ritual; Sano (Zano), nombre de la diosa de la hechicería y de un mítico rey de Lacio
que tenía
fama de poder leer el povernir; Somaino, extasiado, título del dios Baco.
Latín: los romanos juraban por Semo-Sanco, deidad abstracta, sin mitololgía
propia, pues sólo
representaba el espíritu de la visión mística.
Pali: Shamana, monje errante, brujo.
Persa: Hom, mesías.
Acadio: Sham, señor, digno; Shamash nombre propio del Sol.
Vasco: Macha-hom, mago.
Guanche: Achaman, Dios.
Tibetano: Zan, Zyan, meditación.
Manchu-tungú: Scha, sabiduría ; Schama, Shaman, conocedor. De esta lengua, a
través del
ruso, el vocablo entró en la nomenclatura occidental.
Chino: Chan, Ch‟an, meditación; Sham, intelecto; Scha-men, sacerdote rural.
Japonés: Cham, arc., Sama, San, señor, venerable; Sama, Dios; Zazen, Zen,
meditación.
Nawatl: Chamalotia, pedir consejo, informarse; Chamawa, grande, fuerte,
alabanza, vanidad;
Chone, posesión divina o demoníaca, éxtasis; Chonekokoya, red., estar alucinado;
Sham, rad.,
tranquilidad, corrección, rectitud, cosa estable, cuadrada o reduplicada, fluidez,
fuerza, estado
de éxtasis, liberación; Shamania, guiar, corregir, aplicar las fuerzas; Shashamaka,
red., fluir
con ímpetu; Sem, rad., semilla (por excelencia, las alucinantes); Soma, éxtasis,
embriaguez,
ira; Sosoma, red., bebida fermentada; Tsom, rad., cabeza, intelecto, romper
ataduras, estado
de alucinación.
Maya: Chiman, chamán; Sham, base, estable; Shaman, guía, orientación, nombre
de la
estrella polar y del dios que rige los peregrinajes rituales y las actividades de los
brujos.
Keshwa: Cham, rad., embriaguez; Chamiko, que produce visión, nombre de una
planta
alucinante (Datura Stramonium); Chumana, embriagarse; Chumu, ebrio, alucinado;
Hom,
condición principal; Sama, aliento, serenidad, concentración; Samana, aliento
suave,
descanso, estado del meditante; Sami, dicha, éxtasis; Sinchi, fuerte, valiente;
Sumak,
hermoso, admirable.
Arawaco: Chemen, brujo; en dialecto antillano, Semi, divino.
Quiché: Hom, inteligencia.
Lekuno: Semeti, brujo.
Caribe: Chemin, Shemii, protector, deidad, sacerdote.
Guaraní: Chemin, espíritu de la montaña, probablemente, anacoreta.
Yagua: San, saber; Sandatia, el que sabe, chamán.
Purépecha: Shaman, rad., que retumba, se conmueve o desintegra.
Selcnam (Tierra del fuego): Jon, mago.
top related