cervezas y otros grandes “inventos” geniales de la vida · microorganismos “fermentando” la...
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Andrea Senna
Cervezas y otrosgrandes “inventos”geniales de la vida
—Ciencia a pequeños sorbos—
Ciencia a pequeños sorbos
Ciencia a pequeños sorbos
A mis estudiantes
y a todos los apasionados de la vida
(en todas sus formas)
Ciencia a pequeños sorbos
Ciencia a pequeños sorbos
Índice de contenido
INTRODUCCIÓN................................................................................................................. 13Cervezas que hablan.......................................................................................................13
CAPÍTULO 1........................................................................................................................ 15Inventos imposibles......................................................................................................... 15
CAPÍTULO 2........................................................................................................................ 19¿Es la fermentación un invento humano?.......................................................................19
CAPÍTULO 3........................................................................................................................ 21¿Quién fermenta?............................................................................................................21
CAPÍTULO 4........................................................................................................................ 23¿Quién inventó la fermentación?.....................................................................................23
CAPÍTULO 5........................................................................................................................ 27En fin, ¿qué es la fermentación?.....................................................................................27
EN FIN..................................................................................................................................29La cerveza y los orígenes de la vida............................................................................... 29
Andrea Senna...................................................................................................................... 33¿Con ganas de más?...........................................................................................................35
Ciencia a pequeños sorbos
Ciencia a pequeños sorbos
INTRODUCCIÓN
Cervezas que hablan
Son las tres de la tarde de un tórrido día de verano en Barcelona. El
termómetro, hoy, bochornoso día de mediados de agosto, registra una
temperatura de 36 grados Celsius. En el centro, los turistas se
abarrotan en las terrazas de los bares, y en las mesas se acumulan
más botellas de cerveza que personas paseando por Las Ramblas.
Todos hemos bebido por lo menos una vez en nuestra vida una
cerveza, sobre todo durante los calurosos días de verano que
caracterizan nuestras tierras mediterráneas. La cerveza es la bebida
más consumida no solamente en España, sino también en el mundo
entero, independientemente de la cultura, del país o del período
histórico que podamos considerar.
Aprovechando la relativa calma, nos acercamos a una de esas
terrazas. Buscando un hueco, nos acomodamos y esperamos a que
nos traigan nuestra tan deseada cerveza bien fría. ¿Qué hace que la
cerveza siga siendo la bebida más consumida en la historia de la
humanidad desde hace más de 7000 años?
Supongamos, con un pequeño esfuerzo de imaginación, que
pudiéramos hacer esta pregunta directamente al botellín de cerveza
que el camarero nos acaba de traer. Nos quedaríamos boquiabiertos
por la increíble cantidad de historias que se desprenden de nuestra
bebida: historias dignas de las mejores películas de ciencia ficción que
hayamos podido ver en la vida.
Nuestra cerveza nos hablaría sobre microcosmos poblados de
misteriosos organismos que, invisibles a nuestros ojos, transforman la
Ciencia a pequeños sorbosmateria orgánica generando compuestos psicóticos; nos contaría de
religiones en el curso de la historia, hasta llegar cerca de los orígenes,
no solamente de la humanidad, sino de la vida misma en nuestro
planeta.
¿Cuesta de creer, verdad? Pues siéntate, querido lector, porque
nuestra cerveza está repleta de anécdotas y esconde en sus entrañas
casi más curiosidades científicas que burbujas hay en su espuma.
Te sugiero, si aún no lo has hecho, que antes de empezar brindes
conmigo, con un buen tercio de cerveza muy fría. Te puedo asegurar
que la lectura se hará muy, muy interesante.
¿Todo listo para degustar esa fascinante aventura?
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CAPÍTULO 1
Inventos imposibles
Guste o no, la cerveza, así como el vino o el cava, es el resultado de un
proceso de putrefacción controlada, conocido entre los científicos como
“fermentación”.
Si todavía eres de los que no sabe lo que significa este concepto,
no desesperes; la palabra misma nos puede ayudar. Fermentar, del
latín “fervere”, significa literalmente “hacer burbujas”, aludiendo a las
burbujas que espontáneamente aparecían en los tarros de barro en los
que los primeros homínidos, todavía medio monos y medio humanos,
conservaban los frutos recién cosechados.
Sígueme, lector, con tu esfuerzo imaginativo —si ya has acabado
tu cerveza, te invito a que abras otra; todo será más fácil—, y piensa un
poquito más en ese primer homínido. Ahí lo tienes, con un aire
enigmático entre la sorpresa y el desconcierto. Ese pobrete ser no
solamente veía transformar “misteriosamente” su cosecha por vete a
saber qué incomprensible “fuerza oscura”, sino que además, empujado
por la curiosidad, notaba que después de haber bebido el “fermento”
toda la realidad alrededor suyo cambiaba. Todo parecía ser diferente,
más ligero y más interesante. Incluso su humor mejoraba: se sentía
más feliz y aliviado —aunque al día siguiente seguramente notaba los
efectos molestos de esa inescrutable panacea—. Hoy sabemos que
todo esto no era otra cosa que una primitiva “borrachera” o “resaca”,
pero en aquel contexto, y para aquellos homínidos, ¿qué explicación
podía tener sino la de un “espíritu” que descendía en su brebaje como
regalo divino para compensar y aliviar las tremendas fatigas de la
Ciencia a pequeños sorboscosecha y del vivir en tan duras condiciones? —Te recuerdo, querido
lector “millennial”, que todavía no existía Internet en aquella época—.
¡Todavía hoy en día, miles de años después, seguimos llamando
estas bebidas alcohólicas bebidas espirituosas!
Sorprende como algo que ha acompañado la historia de la
humanidad desde sus orígenes empezó solo a ser parcialmente
comprendido hace apenas 300 años. Y fue gracias a la curiosidad
científica del Dr. Leeuwenhoek primero y del Dr. Louis Pasteur
sucesivamente, a los cuales dedicamos con mucha admiración el
presente capítulo. Pues sí... ¡Increíble!
Volvemos ahora, sin embargo, a nuestra terraza. En medio de
tanto griterío, nuestras cervezas están deliciosas. Damos otro sorbo
más a nuestra sabrosa bebida fermentada cuando repentinamente, de
entre el clamor y la algazara, se levanta una voz alegre pronunciada
con cierta erudición:
—¡La cerveza es el mejor invento humano... de todos los tiempos!
—se escucha en el aire.
Si algo caracteriza el ser humano con respecto a los demás seres
vivos es, sin duda alguna, el don de la palabra, pero en este caso creo
que esa afirmación es excesiva. ¡Pensar que la fermentación es un
“genial invento humano” sí que es increíble! Mucho más increíble que
los hallazgos científicos de Leeuwenhoek y Pasteur.
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CAPÍTULO 2
¿Es la fermentación un invento humano?
Más claro no se puede ser. Que la fermentación sea una invención fruto
del genio humano es algo prácticamente imposible.
La fermentación existe desde hace mucho pero mucho tiempo. De
hecho, existe desde antes de la comparsa del hombre en este planeta.
Como proceso bioquímico, existía incluso antes de los más directos
antepasados de los humanos: antes de los primeros homínidos, antes
de los monos y, todavía más atrás en el tiempo, antes de los mamíferos
que nos dieron origen como especie.
El solo intento de clasificar la fermentación como un “invento”,
además de provocar gélidos escalofríos, podría llegar a generar
equivocaciones muy peligrosas y arriesgadas. De hecho, siguiendo esa
conjetura podríamos erróneamente ilusionarnos con que los seres
humanos somos algo más en la jerarquía de la vida, y colocarnos
incluso por encima de nuestra propia Madre Naturaleza. Todo esto es
apocalíptico y nos hace erizar los pocos pelos que todavía nos quedan
como herencia de nuestros antepasados monos.
No, querido lector, los humanos no lo han inventado todo.
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“Seres incontables que no puedo ver, gracias porvuestras transformaciones. Que me nutráis como yo os
nutro a vosotros. Que medréis en mí como yo medro en laTierra. Que en todos los mundos siga la nutrición al
hambre como sigue el eco al grito”
(Oración hacia el microcosmos biológico)
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CAPÍTULO 3
¿Quién fermenta?
Pocos son los que saben que no solamente los sacaromicetos de la
cerveza fermentan apasionadamente. Nosotros, seres humanos,
también fermentamos.
Cuidado, querido lector, porque con esto no me refiero solamente
a los gases que se pueden llegar a generar después de una abundante
comida grasa en nuestro intestino. Ahí dentro viven unas cantidades
incalculables de microorganismos de todo tipo que, en número, superan
con creces todas las células de nuestro cuerpo. Esta superpoblación de
microorganismos “fermentando” la comida nos ayuda a digerir y asimilar
los nutrientes que de otra forma no podríamos asimilar. El papel de este
“microbiota” —así llaman los científicos a este tipo de microorganismo—
es tan personal y característico que incluso podríamos considerarlo
similar a nuestras huellas dactilares. ¡Algo que nos hace únicos!
Quizás podrías tenerlo presente la próxima vez que quieras decir
algo bonito a tu pareja. Podrías comentarle que... como su estómago no
hay otro igual. ¡Imagínate!
Cariño, eres el gigante gaseoso más fermentador que heconocido nunca...
O aún más:
Mi amor, te quiero con la misma intensidad con que los
microbichos fermentan en lo más profundo de ti...
Ciencia a pequeños sorbosOh... ¡Qué romántico!
Sentimentalismos aparte, nosotros fermentamos en cada una de
nuestras células musculares cuando nos encontramos cortos de
oxígeno. Afortunadamente, al hacerlo nuestro cuerpo no produce
alcohol, porque la nuestra es una fermentación ácido-láctica,
precisamente la primera responsable de ese sentido de cansancio que
nos invade cuando subimos la escalera con las bolsas de la compra en
una mano y nuestra cerveza abierta en la otra.
“Cuando te sientas solo, recuerda que hay millones de
bacterias que viven en tu cuerpo. Tú eres todo para
ellas”
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CAPÍTULO 4
¿Quién inventó la fermentación?
Así que, si la fermentación no es una invención humana, ¿a quién
debemos atribuir su creación?
Antes de contestar a esa pregunta, te pido, querido lector, que
sigas viajando con tu imaginación —y con lo que queda de tu segunda
cerveza—, porque nos desplazamos rápidamente atrás en el tiempo, en
concreto hasta hace 3500 millones de años.
En estos momentos nos encontramos con una Tierra irreconocible,
muy diferente a aquella a la que estamos acostumbrados hoy. Nuestro
planeta es ahora un tremendo caldo de cultivo sin atmósfera respirable,
es decir, sin oxígeno.
En esa difícil época y en una situación atmosférica tan extrema,
solamente algunos microscópicos microorganismos unicelulares
consiguen sobrevivir. Se trata de los antepasados de las bacterias
extremófilas. Si te fijas, verás cómo justo en esos momentos afinan sus
técnicas y sus estrategias para extraer energía y seguir con vida en tan
complicado e infernal entorno. Si esas bacterias primitivas pudieran
decir algo, seguro que exclamarían “¡Fermentar o morir!”. Y es que para
entonces la fermentación era verdaderamente la única solución para no
morir.
Esta solución funcionó tan bien y fue tan ventajosa que se propagó
con éxito a todos los organismos vivientes de la época y, como
consecuencia, también a sus descendientes, de los cuales hoy todos
provenimos.
Ciencia a pequeños sorbosSí, querido lector, has leído bien: de los cuales hoy todos
provenimos; tú también. Alguien debería habértelo ya confesado en su
tiempo... De no ser así, creo que ha llegado el momento de saber la
verdad sobre quién es tu real progenitor. Si en algún momento de tu
vida has dudado sobre quién podían ser tus padres, te alegrará saber
que hay algo sobre lo cual no cabe duda alguna y sobre lo cual
tenemos hoy la más absoluta evidencia científica.
Como todo el mundo sabe, somos hijos de las bacterias. Si, tú
también. Todos descendemos de un mismo progenitor común, común a
todos los seres vivos, incluidas las plantas, los hongos, los lagartos y
las arañas. ¿Tienes curiosidad por saber cuál es el nombre de nuestro
progenitor? ¡Su nombre es... LUCA! (Last Universal Common Ancestor).
Venga, abramos otra cerveza y brindemos por nuestro progenitor
LUCA, un papá común a todos los seres vivos y que nos hace
hermanos a todos independientemente de nuestra genética.
Puedo entender tu desasosiego. De hecho, si nos miramos al
espejo no vemos nada que nos recuerde a nuestro padre LUCA. ¿Qué
fue de toda esa tremenda morfología bacteriana? A primera vista,
nosotros no tenemos nada parecido a una bacteria en nuestro físico —
por suerte, somos algo más guapos—.
LUCA ya no comparte sus rasgos físicos con nosotros porque era
una bacteria desde la cual se han diferenciado todas las formas de vida
tal como la conocemos hoy. Pero si te miras un poco mejor, querido
lector, no en el espejo sino en el interior de tus células, allí podrás
encontrar algo que te sorprenderá. Justo allí, nuestro progenitor común
nos ha dejado un regalo tan importante para nosotros como la vida
misma: la capacidad de fermentar en ausencia de oxígeno.
Esto, junto a las mitocondrias (pequeños orgánulos con forma de
bacterias que viven dentro de cada célula), nos hace resistentes para
Ciencia a pequeños sorbossobrevivir en cualquier ambiente, con o sin oxígeno, permitiéndonos el
gran lujo de desarrollar la gran complejidad pluricelular de la cual
estamos hechos.
¿Podría un padre obsequiar a sus propios hijos con un regalo más
grande?
La simbiosis entre mitocondria y célula eucariota queda como uno
de los más bellos recuerdos de la maravillosa unión entre células muy
diferentes que en un momento dado de su existencia, y de nuestra
historia universal, decidieron compartir sus vidas para siempre.
Pues sí, la vida es muy complicada, amigo… ¡pero siempre llena
de grandes sorpresas!
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CAPÍTULO 5
En fin, ¿qué es la fermentación?
Los seres humanos aprovechan el poder transformador de la
fermentación para elaborar alcohol, para modificar los alimentos,
conservarlos y volverlos incluso más sabrosos. La fermentación es tan
importante para la humanidad que hasta uno de cada tres alimentos
que comemos cada día es fermentado. Por si no fuera bastante, la
producción de esos alimentos es uno de los sectores económicos más
importantes del planeta y constituye uno de los ejes fundamentales que
sustenta las economías de casi todas las sociedades del mundo.
Entre biólogos, no obstante, hablar de fermentación es hablar de
la manera en cómo las células generan energía transformando
nutrientes en ausencia de oxígeno. A ese proceso se le conoce también
como “metabolismo anaeróbico”. Así que la levadura de la cerveza,
“saccharomyces cerevisiae”, fermenta los azúcares de la cebada
cuando se encuentra en un entorno sin oxígeno, extrayendo energía
para vivir y arrojando alcohol y CO2 como productos desecho. Es lo que
a nosotros tanto nos gusta y lo que apreciamos en las cervezas.
¡Cuanto más mejor!
Los sacaromicetos pueden llegar a producir en pocas horas hasta
un 8-12% en volumen de alcohol en un mosto (un zumo de fruta
fermentando). Sin embargo, cuando llega a esas concentraciones, la
levadura se inhibe y deja de metabolizar los nutrientes. Hay muchas
razones por las que nuestra querida levadura deja de fermentar. Siendo
una criatura muy delicada y exigente, necesita de un entorno muy
hospitalario para crecer felizmente. Cuando los sacaromicetos
Ciencia a pequeños sorbosconvierten el azúcar, aparte de generar alcohol generan también ácido
carbónico (CO2), que acidifica el medio bajando su pH. Además,
mientras fermentan, estos microbichos se reproducen muy alegremente,
pudiendo llegar a tal superpoblación que no existiría suficiente comida
para alimentar a todos los nuevos individuos. —¿Os suena de algo
esto?—. Por otro lado, se añade asimismo el hecho de que, mientras la
levadura devora todos los azúcares del mosto, también va generando
calor y aumentando notablemente la temperatura de la bebida. En esos
momentos, los sacaromicetos dejan de trabajar.
Puedo imaginar lo que te estás preguntando: y entonces, ¿qué
pasa con esas bebidas mucho más alcohólicas que nuestras cervezas?
Los whiskys, por ejemplo, pueden llegar tranquilamente al 40% de
alcohol, y eso es muchísimo, casi innatural... ¿Quién los produce? Pues
sí, estimado lector, lo has dicho tú mismo: es algo innatural, y es lógico
que tengas esa duda. Y es que aquí entra en escena la intervención del
insaciable hombre. La descubierta del proceso de destilación, alrededor
de la edad media y por parte Arnau de Vilanova, ha permitido extraer y
concentrar ese alcohol que tan generosamente nos regalaban las
levaduras para conseguir llegar a generar aguardientes
extremadamente concentradas de etanol, con todos los efectos que por
mala o buena suerte conocemos. Esta historia, sin embargo, la dejamos
para otro momento. No quitemos hoy protagonismo a nuestros amados
bichos, porque ellos son los directos responsables del proceso
fermentativo y nos embriagan generosamente con sus deliciosos
productos.
Las fermentaciones, eso sí, no siempre son alcohólicas; las hay de
muchos tipos. Las bacterias ácido-lácticas (BAL), por ejemplo, son otros
fermentadores muy, muy famosos. Estas bacterias también fermentan
los azúcares de la leche, extrayendo energía para ellas y convirtiendo
Ciencia a pequeños sorbosesos azúcares en los deliciosos yogures o kéfires que tanto nos gustan,
o sea, convirtiéndolos en ácido láctico.
Así que a los seres humanos no nos queda otra que sentarnos y
admirar tanta maravilla de la naturaleza. Nosotros no hemos inventado
ni hemos creado nada sobre la fermentación; al revés, fue la
fermentación misma la que nos creó a nosotros. Pensar en la
fermentación significa volver a los orígenes de la vida misma.
Sígueme, lector, porque la cosa se hace mucho más interesante
aún...
En la fermentación alcohólica, una molécula de glucosa se
convierte por las levaduras en 2 moléculas de etanol y 2 moléculas
de CO2 en condiciones anaerobias.
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“Sabemos más sobre las estrellas del cielo que del suelo
que pisamos”
Ciencia a pequeños sorbos¿Cuantos tipos de cerveza existen?
Existen muchos tipos de cerveza cada una con sus precisas características
aromáticas y organolépticas. Si quisiéramos intentar clasificar los diferentes tipos
podríamos empezar dividendo las categorías en dos: las cervezas de tipo Ale y la de tipo
Lager. La principal diferencia reside en el tipo de levadura que realiza la fermentación. En
las cervezas de tipo Ale (o “cervezas de fermentación alta”) se emplea una levadura que
fermenta en la superficie del mosto, o “wort”. Este tipo de cervezas constituye
actualmente el grupo mas grande, mas famoso y mas vendido. En las ales la levadura
fermenta en un rango de temperatura entre 19-22 grados Celsius y en un tiempo
relativamente rápido, entre 4 y 6 días. Diferente es el caso de las cervezas de tipo lager
(o “cervezas de fermentación baja”), generadas por una diferente especie de levadura
que prefiere fermentar en el fondo del fermentador, a una temperatura mas bajas entre 10
y 17 grados y por un tiempo generalmente mas largo, incluso más de 10 días.
Aunque hoy en día consideramos las ales como un tipo de cerveza, esto no
siempre fue así. En el curso de la historia con el termino “ale” se indicaba cualquier
bebida fermentada que en su formulación no contenía lúpulo, una planta amarga que
caracteriza el típico sabor de la cervezas hoy en día. En lugar del lúpulo se usaba una
mezcla de hierbas aromáticas llamadas “gruit”. Así que en origen, casi todas las cervezas
eran ale por su fermentación alta pero no todas las Ales eran cervezas, a no llevar
siempre lúpulo.
Hoy en día dentro de la categoría “Ale” encontramos muchas cervezas diferentes
en el tipo de ingredientes y en las aromas que se añaden durante la fermentación. Entre
las ales mas conocidas encontramos la blonde ale, la pale ale, la indian pale ale (IPA), la
american pale ala (APA), la amber ale, la brown ale y incluso la stout y la porter. Todas
estas cervezas son de sabor mas ligero, afrutado y/o especiado. En la categoría Lager,
mas pequeña y meno famosa, entran otros estilos, como la Pilsner, la Vienna, la Dark
Lager o la Dortmunder entre otros. El sabor de las lager es mucho mas limpio, con menos
matices aromáticos y mas bien enfocado en su malta.
Existe un tercer tipo de cerveza que no entra en este tentativo de clasificación: las
lámbicas. Ese pequeño pero delicioso grupo de cervezas es caracterizado por ser
generado de un conjunto de levaduras silvestres que viven y se encuentran naturalmente
en el ambiente de la zona de Bélgica y alrededores. Este tipo de fermentación “natural” y
“espontanea” genera una cerveza de sabor único y sumamente complejo, tanto cuanto la
enorme variedad de cervezas que puedes llegar a elegir.
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Tentativo de clasificación de las cervezas
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EN FIN...
La cerveza y los orígenes de la vida
Nuestras cervezas están a punto de acabarse. Pero antes de
despedirnos, querido lector, me gustaría aclarar algo muy importante
sobre esa presunta superioridad de la especie humana. Como has
visto, esa creencia de supremacía es algo que todavía frecuentemente
“fermenta” en la mente de muchos.
Delante de nuestras cervezas vacías puede parecer que nosotros
los humanos hemos “evolucionado” hasta tal punto que podemos
controlar todos esos microbichos (y demás seres vivos) para someterlos
a nuestra caprichosa voluntad y sacar de ellos deliciosos alimentos que
nos permiten vivir entre lujos. No obstante, esta es una visión un poco
superficial y algo inmadura de la vida. Entre biólogos, el concepto de
evolución es algo ya “viejo”, actualizado por el más moderno concepto
de co-evolución. Te preguntarás qué es esto de la co-evolución. No te
asustes. No, no es una nueva moda rural, ni tampoco una tribu urbana.
Del mismo modo que hace siglos se demostró que la Tierra no era
plana y que ni siquiera era el centro del Universo, hoy sabemos que el
Homo sapiens sapiens —¡fíjate cuánta humildad!— no es el centro de la
vida y que no ha evolucionado ni más ni menos que los demás seres
vivos de nuestro planeta. Al revés: no cabe duda alguna de que nuestro
planeta sobreviviría incluso mejor sin nosotros. Acostumbrados a pensar
que el hombre “domina” la naturaleza sometiendo todos los demás
seres vivos, nos resulta muy difícil pensar de otra forma. Lo fascinante
del concepto de la co-evolución es la consciencia de que todos los
seres vivos de este planeta están conectados entre sí hasta el infinito.
Ciencia a pequeños sorbosErróneamente, tendemos a pensar que la domesticación de las plantas,
de las levaduras, de los animales, es algo intrínseco a nosotros que los
humanos hacemos a otras especies que consideramos inferiores. ¡Nada
más lejos de la realidad! Si te esfuerzas y reflexionas un poco más,
verás que es completamente lógico pensar que los demás seres vivos
también nos están utilizando a nosotros para garantizar su propia
supervivencia. Una hábil estrategia evolutiva llevada a cabo por las
plantas que cultivamos, las levaduras o los animales que cebamos para
fomentar sus intereses. Las especies vivas con las que hemos
convivido durante los últimos miles de años de co-evolución han dado lo
mejor de ellas y han desarrollado las mejores formas para alimentarnos,
agradarnos y embriagarnos; de esta manera, han podido asegurar su
propia subsistencia y descendencia. Decir que una especie ha sido
creada por otra, o que una domina a otra, es una simplificación excesiva
e interesada. Nosotros necesitamos de determinadas plantas, de las
bacterias, de las levaduras y de los animales, y los necesitamos hasta
tal punto que nuestra propia supervivencia depende directamente de la
suya. Esta interdependencia es una manifestación de un proceso co-
evolutivo de los humanos con el resto de seres vivos del planeta, en la
misma medida en que ellos son manifestación de un proceso co-
evolutivo con nosotros. Nosotros no somos en absoluto los amos de
estas relaciones. En este planeta, todos los seres vivos nos estamos
beneficiando del mismo juego de colaboraciones mutuas. Así que,
¿quién es el criado de quién? Considerar que nosotros somos los
dueños y señores y que los microorganismos son nuestros criados es
negar nuestra interdependencia mutua. Más que decir que nosotros
cultivamos los “saccharomyces cerevisiae”, podríamos afirmar, con
absoluta certeza además, que nosotros somos sus mayores
admiradores y siervos: los alimentamos generosamente y nos
Ciencia a pequeños sorbosaseguramos de que puedan crecer en las mejores condiciones
ambientales para reproducirse con gusto. Lo mismo hacemos respecto
a la “vitis vinífera” (la vid) o la “hordeum vulgare” (cebada), y así
respecto a un largo etcétera. Deberíamos dejar de pensar en términos
jerarquizados y reconocer que nosotros, como toda la creación, somos
solamente unos participantes infinitesimales en una infinidad de bucles
biológicos retroalimentados e interrelacionados mutuamente.
¡Uy, mira! En medio de tanta ciencia, el camarero nos acaba de
traer la cuenta...
Querido lector, la próxima vez que quedes para tomar una buena
cerveza, piensa en la cantidad de cosas que se esconden detrás de sus
burbujas. Si bien eso no hará su gusto más delicioso, seguramente te
hará sentir la vida como algo mucho más interesante.
¡A tu… salud!
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Andrea Senna
Nací en Milán un lejano domingo de diciembre y desde
entonces he hecho la cosa más bella que podía haber hecho:
dedicar toda mi vida a la Ciencia. En Italia me licencié en
Biología Molecular de la Célula y en Barcelona me doctoré en
Bioquímica y Genética en la Universidad Pompeu Fabra. A
parte de dedicarme a la enseñanza de materias científicas
para profesionales del Food & Beverage, me encanta disfrutar
de mi tiempo libre dedicándome a la escritura de artículos y libros científicos.
Lo que más me gusta es idear y ofrecer talleres interactivos y educativos
sobre licores, fermentados y destilados, un ejemplo más de cómo la ciencia
puede ser también extremadamente sabrosa. Soy siempre el primero en
disfrutar de esos viajes científicos junto a mis estudiantes y público en
general.
¿Mi actividad favorita? Sin duda alguna, jugar a la siembra de ideas curiosas
en las mentes para luego regarlas con una generosa cantidad de hipótesis
creativas y fantasía, siempre, pero, bajo la estricta y rigurosa verificación del
método científico.
“A los ojos de quien bien siembra, la cosecha se veincreíblemente rica y sorprendentemente deliciosa”
.
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¿Con ganas de más?
Si quieres saber más sobre el fascinante mundo de la fermentación, te
invito a asistir a los talleres que semanalmente realizamos sobre licores,
destilados, fermentados y todos los productos que podemos crear
relacionados con este fantástico mundo. Entre los itinerarios que te
proponemos podrás encontrar:
Taller de Fermentaciones y destilaciones
Taller de Licores caseros
Taller de Cócteles indispensables
www.barciencia.com
www.facebook.com/barciencia
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