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“Fortalecimiento de los procesos productivos
para el oficio del tejido
En lana de los municipios de Cumbal,
Guachucal, Pupiales, Ipiales, Aldana y Cuaspud-
Carlosama, en el departamento de Nariño”
Carolina Bermúdez Currea
Convenio Artesanías de Colombia
Bogotá
2011
2
CONTENIDO
1. Resumen………………………………………………………………………4
2. Introducción…………………………………………………………………..4
2.1. Objetivo General de la
investigación……………………………………4
2.2. Objetivos
Específicos……………………………………………………4
2.3.
Alcance…………………………………………………………………..5
2.4. Antecedentes y estado del
arte…………………………………………..5
3. Descripción del trabajo……………………………………………………….7
3.1. Diseño de
Investigación………………………………………….7
3.1.1. Mapa Conceptual……………………………..7
3.1.2. Metodología…………………………………..8
3.1.3. Actividades Realizadas……………………….8
3.1.4. Aspectos Éticos……………………………….9
4. Resultados: Análisis de Información………………………………………….9
4.1. Herencia de los antepasados…………………………………….9
4.2. Fiestas Tradicionales…………………………………………...16
4.3. En la Actualidad………………………………………………..18
4.3.1. Organización Social de Los Pastos…………..18
4.3.2. Los Pastos en Bogotá…………………………19
4.4. Territorio…………………………………………………………...20
4.4.1. Simbología y territorio……………………….21
4.5. Vida Cotidiana……………………………………………….22
4.6. Género………………………………………………………..24
4.6.1. Género y Tejido………………………………25
4.7. El Tejido……………………………………………………...26
4.7.1. Otros elementos del tejido………….………..26
4.8. Simbología……………………………………………………29
4.8.1. Simbología y Técnica………………………….30
4.9. Rescate……………………………………………………….30
3
4.9.1. Cosas que se han perdido/dejado de hacer…...32
4.10. Materia Prima………………………………………………..33
4.11. Herramientas…………………………………………………35
4.12. Técnica……………………………………………………….36
4.13. Organización Social en relación con el tejido………………37
4.14. Identificación de líderes……………………………………..39
4.15. Economía…………………………………………………….40
4.16. Necesidades Sentidas………………………………………...43
4.17. Procesos de Aprendizaje…………………………………….45
4.18. Religión y Espiritualidad……………………………………48
4.19. Tintes…………………………………………………………50
4.20. Proyecto……………………………………………………...51
4.21. Referentes……………………………………………………53
4.22. Significado de los colores……………………………………54
4.23. Uso/Función de la artesanía…………………………………54
5. Conclusiones…………………………………………………………………57
6. Limitaciones y Dificultades………………………………………………….57
7. Recomendaciones y sugerencias…………………………………………….58
7.1. ¿Qué se podría rescatar? ¿Por qué es importante
rescatar?.......58
7.2. Recomendaciones de la propia comunidad…………………….59
7.3. Recomendaciones por parte de la investigadora………………60
8. Bibliografía…………………………………………………………………..62
9. Materiales Complementarios y Anexos……………………………………..64
9.1. Texto
Etiqueta……………………………………………………64
9.2. Textos
Exposición………………………………………………66
9.3. Textos
Cartilla…………………………………………………...66
9.4. Mapa de Actores
Sociales………………………………………..74
4
1. Resumen
En el marco del proyecto “Fortalecimiento de los procesos productivos para el
oficio del tejido en lana de los municipios de Cumbal, Guachucal, Pupiales, Ipiales,
Aldana y Cuaspud-Carlosama, en el departamento de Nariño”, se realizó un ejercicio
investigativo con el fin de orientar las acciones y lineamientos del proyecto a partir de
lo identificado durante este proceso con la comunidad. El trabajo de campo se realizó
con el fin de presentar unos antecedentes y un “diagnóstico antropológico” de la
comunidad, para así garantizar unas acciones respetuosas y coherentes con la cultura
de los indígenas Pastos. La observación del trabajo de expertas tejedoras y el diálogo
con algunos representantes del grupo étnico, nos permitió conocer los encantos de su
oficio. Sus narraciones, portadoras de una voz sabia y milenaria, serán una guía
esencial durante la ejecución del proyecto. Mediante este ejercicio se identificó una
riqueza de imágenes simbólicas que vienen acompañadas de un contenido
cosmológico y espiritual. Esta simbología, antiguamente plasmada en las piezas de
cerámica precolombina, actualmente es plasmada en los tejidos. Las diferentes
figuras aluden e invocan los elementos cosmológicos, naturales y territoriales de los
Pastos.
2. Introducción
2.1. Objetivo general de la Investigación: Identificar los referentes
simbólicos y culturales de un grupo de cuarenta tejedoras de Cumbal, Nariño.
Esto, con el fin de enmarcar un proyecto de diseño que busque rescatar la
memoria simbólica y los elementos tradicionales de este grupo, heredero del
bagaje simbólico y cultural de los Pastos.
5
2.2. Objetivos Específicos:
1. Identificar el perfil socio-demográfico de las artesanas.
2. Analizar la percepción de las tejedoras frente a su identidad étnica o cultural.
3. Explorar el conocimiento que el grupo de artesanas tiene sobre los elementos
artesanales (técnica, diseños, símbolos, materia prima) de Los Pastos,
4. Examinar posibles cambios en la artesanía de los antepasados y posibles
rastros/ausencia de elementos ancestrales en la tejeduría actual.
5. Conocer las necesidades sentidas y la percepción de las artesanas respecto a
los cambios y continuidad de la actividad artesanal y los cambios históricos
que ha habido en el acceso a materias primas, diseños y simbología.
6. Explorar los procesos de aprendizaje y reproducción social del oficio.
7. Identificar el uso, función o significado que tienen los productos artesanales
para la comunidad.
8. Analizar posibles referentes simbólicos del grupo en relación con su entorno
ambiental y objetual, íconos específicos, fiestas patronales, costumbres y
tradiciones.
9. Identificar líderes o personas clave del grupo.
10. Examinar el tipo y fuentes de acceso de las materias primas y herramientas.
2.3. Alcance
El ejercicio de investigación se contempló como uno de los primeros
componentes del proyecto, con el fin de identificar las necesidades, deseos,
percepciones y dificultades de la comunidad. De esta manera, el alcance de la
investigación consiste en presentar un diagnóstico antropológico de las comunidades
visitadas y la identificación de algunos de los referentes simbólicos plasmados en los
tejidos. Debido a que el trabajo de campo tuvo una duración de diez días, el contacto
con la comunidad fue corto. Durante este tiempo únicamente se visitaron tres de los
seis municipios que hacen parte del proyecto. Por consiguiente, este informe presenta
una mirada parcial de la cultura de los Pastos, complementada con el trabajo de
archivo realizado antes del trabajo de campo. Esta misma limitación define el alcance
del análisis de la simbología, puesto que únicamente se expone la interpretación de
aquellos tejedores con quien se habló durante el trabajo de campo.
2.4. Antecedentes y estado del arte
En primer lugar, desde la antropología, el estudio sobre las artesanías de Cumbal,
en Nariño, se enmarcan dentro de investigaciones más amplias sobre los grupos
6
culturales que poblaron la zona en la antigüedad, y los que actualmente habitan este
lugar. Por un lado, Joanne Rappaport (1987, 1990), trabajó la historia del Gran
Cumbal, al igual que la cultura material de Los Pastos, a partir del análisis de sus
testamentos. Desde esta misma perspectiva histórica, Ana María Groot de Mahecha y
Eva María Hooykaas, hicieron un intento de delimitación del territorio de los grupos
étnicos Pastos y Quillacingas (1991), con el fin de identificar el territorio ocupado por
estos grupos cuando llegaron los primeros españoles, además de analizar posibles
migraciones incaicas. Para esto, las investigadoras analizan la posible adopción de
costumbres y símbolos indígenas por parte de los españoles.
Por otro lado, el trabajo de Doumer Mamián Guzmán (2010), “Los Pastos”,
presenta una descripción completa de este grupo, desde una perspectiva etnohistórica
y etnográfica. De esta manera queda expuesta la información sobre su territorio, su
visión del tiempo y espacio, economía, tierra, matrimonio, organización política,
fiestas y religión. El trabajo de Leonor López Garcés (2010), describe a los antiguos
Quillacingas y expone la información sobre los actuales habitantes del Valle de Atríz.
Actualmente estas comunidades no se reconocen como indígenas, ni como
campesinos, se diferencian de acuerdo a las áreas en las que habitan, “Obonucos”,
“Jongovitos”, “Mocondino”; “Catambucos”.
En segundo lugar, desde el ámbito de estudio artesanal, se han presentado algunos
diagnósticos sobre las artesanías en el Departamento de Nariño, como la expuesta por
el Museo Taminango de Artes y Tradiciones Populares de Nariño (1997). De manera
similar, Edith Mariela Cárdenas trabajó específicamente el caso de Cumbal, presentó
una reseña histórica del pueblo, teniendo en cuenta elementos como la introducción
de ovejas por parte de los españoles y trató el tema de los textiles como símbolo de
status social,
En tercer lugar, trabajos como los de Margarita Spanger (1999), diseñadora textil
que ha estado vinculada a diversos proyectos de Artesanías de Colombia, consisten en
informes que dan cuenta de sus trabajos de campo en los municipios de Cumbal,
Guachucal y Contadero, en Nariño, sobre el oficio de la tejeduría. En estos pone
especial atención a la manera en que los artesanos hacen usos de tintes vegetales y
mordientes para fijar el color en las fibras; al igual que expone el procesamiento de la
lana de oveja utilizada como materia prima, herramientas como el telar, las técnicas y
los tipos de productos producidos tales como cobijas, ruanas, chales y rodapiés.
Adicionalmente, el trabajo de Jaime Mora (1987), presenta una reseña sobre los
Pastos y Quillacingas, para exponer la actividad artesanal como medio de
subsistencia de los pobladores de la región. De acuerdo con esto, Mora presenta las
características generales de la producción de tejidos en Cumbal, Guachucal, Córdoba
7
y Contadero, en relación con la tradición y costumbres, al igual que la importancia de
rescatar los valores. Luis Alberto Cabrera (1979), expone la técnica del ikat, como
una técnica de tinturado que, a partir del amarrado, quedan sin tinturar una serie de
figuras simbólicas y representativas. En la actualidad, esta técnica se mantiene más
como forma de conocimiento que como una práctica habitual. En relación con esto,
Edith Mariela Cárdenas (1995), expone el oficio de la tejeduría como una herencia
que se transmite de generación en generación.
3. Descripción del Trabajo
3.1. Diseño de Investigación
3.1.1. Mapa Conceptual
8
3.1.2. Metodología
Esta investigación es un estudio cualitativo desde la Antropología Simbólica y
Aplicada. El dispositivo metodológico consistió en una articulación entre la
perspectiva etnográfica y el análisis de contenido. Para esto se utilizaron los
siguientes instrumentos metodológicos:
a. Trabajo de Archivo: Informes de Artesanías de Colombia sobre trabajos
anteriores en esta región geográfica; Archivos Históricos; Teorías e
investigaciones desde las ciencias sociales y trabajos antropológicos sobre
estos grupos étnicos y culturales.
b. Entrevistas:
Estructurada, Semi-Estructuradas, Grupos Focales
c. Observación Social Directa: Visita a talleres donde trabajan las tejedoras y
recorrido los municipios de Cumbal, Aldana y Guachucal. Reconocimiento de
lugares de acceso a la materia prima y lugares de venta/uso de los productos
artesanales.
3.1.3. Actividades Realizadas
Actividad Total
Participant
es
Descripción
3 Grupos Focales
21
Discusión en grupo acerca de la
simbología, cambios en el oficio
(materia prima, herramientas, tintes,
diseños, tipos de tejidos, etc). y
elementos culturales de Los Pastos.
8 Entrevistas Semi-Estructuradas Cortas 8
Experiencia propia en la actividad
del tejido
17 Entrevistas Semi-Estructuradas Extensas 17
Experiencia propia en la actividad
del tejido
Total Entrevistas Semi-Estructuradas 25
Reunión-Resguardo Muellamués 16
Llenar formularios; Socialización de
los componentes del proyecto y
9
conversación sobre compromiso de
la comunidad.
Visita Taller Guachucal- Asociación Naunal 12
Identificación de problema con
telares que actualmente no se utilizan
3.1.4. Aspectos Éticos
Se trabajó con mujeres tejedoras de los municipios de Cumbal, Aldana y
Guachucal, que han practicado el oficio de la tejeduría desde hace más de cinco años
y que voluntariamente estuvieron dispuestas a participar. Las entrevistas se realizaron
con el consentimiento informado de los individuos, después de presentar la
información acerca de los objetivos, metodología y alcances de la investigación. En
ningún momento se atentó contra el bienestar emocional y físico de los participantes
y éstos. El trabajo de campo se realizó según un acuerdo mutuo con el coordinador
del laboratorio de Pasto, Jorge Mejía, respetando los lineamientos éticos de
Artesanías de Colombia S.A. La producción del texto acoge con exactitud los datos y
resultados obtenidos y, la información será asequible tanto para la población
participante (con la publicación de una cartilla) como para la entidad.
4. Resultados: Sistematización y Análisis de Información Recolectada en campo
4.1. Herencia de los antepasados
Durante el trabajo de campo realizado en el mes de Junio, fue posible hacer un
diagnóstico general sobre los aspectos etnográficos de la cultura Pastos, incluyendo
algunos de los cambios culturales que se han dado en el tiempo. Según las
narraciones, sus antepasados, “los mayores”, tenían unas costumbres y forma de vida,
que actualmente permanecen presentes en la memoria histórica de su pueblo.
Diversos factores y situaciones han generado cambios en la dinámica y reproducción
social. En el caso de Cumbal, el terremoto que sucedió en las primeras décadas del
S.XX, generó el desplazamiento del pueblo hacia el “Llano de Piedras”, donde las
nuevas viviendas construidas dejaron atrás el estilo tradicional.
Anteriormente, la vivienda de Los Pastos era una casa hecha de barro o
bareque, techada con paja. Estas viviendas tradicionales eran “abrigadas” y protegían
del frío. Uno de los espacios más importantes era el fogón: lugar de abrigo, punto de
reunión importante para la familia, educación y espacio propicio para planear las
10
actividades del otro día y contar historias. En la actualidad, son pocas las familias que
aún tienen un fogón y que lo utilizan como punto de reunión,
Yo tengo mi fogón antiguo que, llega mi familia, cualquiera que llega en ellos
todos tienen sus chimeneas, ya no se abrigan, llegan aquí y ellos dicen usted
tiene harta candela. Llegan, se rodean del fogón y ahí conversamos lo que
tenemos que conversar, cualquier cosa, hacemos cualquier arreglo, todo ahí
alrededor del fogón (…) A veces ya nos reunimos para hacer algún
cumpleaños, ahí alrededor del fogón, ahí celebramos cumpleaños, partimos la
torta, porque acá es frío (María Tránsito Tarapues).
Este es el caso de una mujer indígena que vive en la Vereda Cuetial, en el
Municipio de Cumbal. Alejada del casco urbano, continúa practicando algunas de las
tradiciones de sus mayores. Anteriormente, en el fogón se ponían 3 tulpas grandes de
piedra y unas chuminas para sostener las ollas. El tangán, era un espacio para colocar
las cosas encima del fogón, “y ahí se colocaba, digamos los quesillos a enfuertecer,
ahí se dejaban guardados los huevos, por ejemplo, y varias cosas que había que tener
como, la carne, se ponía a secar ahí. Entonces cuando la persona llegaba a visitarlo
decía: “siga para acá”. Tocaba, cogía una parte de ese queso que estaba ahí fuerte y le
daba con agua de panela o con café”. (Entrevista #13). Por lo general, la rueca estaba
al lado del fogón, junto a una batea en la que se ponía la lana para tizar. En palabras
de la secretaria del Cabildo Menor de Género, “La ceniza siempre permanece, la
ceniza no está sola. Usted la raspa y siempre tiene un abrigo, siempre tiene una
candelita por ahí, unas chispas. Entonces se supone que nosotros somos eso de
nuestros mayores, de nuestros antepasados”. (Entrevista #2).
Adicionalmente en el tejado estaba el sobrado, tejido en chonta o carrizo y
cubierto por paja, un lugar abrigado y oscuro donde se guardaban ollas de barro llenas
de maíz, manteca, papa y café para abastecerse durante todo el año. Estos y otros
productos eran cultivados sin usar ningún tipo de químico. Algunos eran procesados
con piedras de moler antes de ser consumidos y otros eran procesados en molinos,
“La cebada. El trigo. Iban al molino, molinos de piedra, que daba vueltas con agua.
La harina de trigo. Arveja, trigo, revolvían” (Grupo Focal #3).
Además del consumo doméstico, los productos cultivados por los mayores,
entraban a hacer parte de un intercambio comercial. En ese entonces se hacía el
trueque, o payacua, y no había intercambio monetario. De acuerdo al calendario solar
y lunar, había tiempos destinados para el cultivo, tiempos específicos para la cosecha
y otros para el intercambio. Por lo general, este trueque se establecía entre los
habitantes de las tierras altas, quienes cultivaban (y actualmente continúan
11
sembrando) algunos productos como las papas, las ocas y los ollucos y los habitantes
de tierras bajas, quienes cultivaban otros productos como el maíz o el café. De
manera similar, los productos tejidos por los mayores, eran para uso doméstico, pues
no había almacenes de ropa y en algunos casos eran llevados al mercado semanal.
Para poder llevar sus productos cada 8 días, los artesanos trabajaban hasta tarde para
asegurarse de llevar consigo una buena mercancía. La comercialización, tanto de
alimentos como de productos artesanales, sigue una misma lógica: dar más de lo que
se recibe. En palabras de Alvaro Guadir, “O sea ahí no es como la comercialización,
hoy es puntual, preciso, y además de eso es con iva. Pero acá es diferente, la
comercialización.” (Entrevista #13).
Siguiendo con lo anterior, el grupo étnico Los Pastos, ha construido a lo largo
del tiempo una manera propia de pensar y de ver el mundo. Actualmente se dice que
los mayores, “No hacían todo por hacer” (Entrevista #2), sino que había un sentido
detrás de cada acción, de cada tejido. Además de la propia simbología, se habla de
algunas creencias, historias y mitos. Por lo general, estos están relacionados con el
territorio, la naturaleza y los espíritus. A continuación se describen algunas de las
leyendas que se conocieron durante el trabajo de campo:
Historias y Mitos
La Vieja: Cuando los mayores aún construían las viviendas tradicionales, debían
sacar el espíritu de La Vieja una vez terminada la casa. Las viviendas, construidas
con paredes de barro y tierra molida, también se hacían con otros materiales de
construcción como plantas y madera que, al ser traídos del monte, llegaban con sus
respectivos espíritus. José Humberto Cumbalaza, sabio conocedor de estas historias
narra que, “Entonces cuando ya se acababa el embarro, el empajo, decían los mayores
„la sacada de la vieja‟, entonces formaban los […] allá donde los peones un arado,
una vara y el viejo, vestían de lana así, diferente” (Entrevista #14). En caso de no
sacar a La Vieja, era probable que los niños se espantaran al verla. Esto le sucedió a
la esposa de José Humberto Cumbalaza, quien una noche vio la imagen de la Vieja en
una tinaja de agua. Esto, debido a que en esa época se traía el agua de los ríos,
cargada en tinajas que después ponían al lado del fogón, en la “morada de La Vieja”.
En palabras de José Humberto, una noche la mujer se levantó al baño y sintió un
soplo. Prendió la lámpara de keroseno y se fijó en la tinaja: “cuando la miró, una
tremenda mujer: negra y grandotota arriba al techo y los senos que largotes, disque
para acá se los terciaba así [hace mímica, como si llevara senos detrás de los
hombros]. Y negra, negra, negra” (Entrevista 14).
12
Los Infieles: Algunos antepasados de los indígenas se enterraron vivos para salvarse
de los españoles, enterrando consigo sus ollas, platillos y otras piezas. Estos objetos
han sido encontrados durante años por indígenas mientras construían sus fincas y
cercas. De esta manera se han encontrado “Unas ollas de barro tremendísimas”
(Entrevista # 22) con dibujos precolombinos. Los indígenas Pastos en la actualidad,
narran cómo han encontrado estas piezas al construir sus viviendas o al trabajar la
tierra. Algunos cuentan que al arar la tierra, se enterraba la mano de buey y se
encontraban con estas piezas: hay quienes encontraron la dentadura de un cacique,
cabellos humanos, entro otras cosas.
En la actualidad, los tejedores describen los dibujos plasmados en las vasijas,
posibles instrumentos musicales en barro, “Unas piedritas así finas, verdes, así hachas
así, todo lo, todo antes ha sido como ser que lo hacían ellos mismos, porque no había
nada moderno, todo era como ser, la imaginación de ellos que hacía, hacían hachas,
hacían todo de piedra” (María del Socorro Taimal). Se dice que cuando se sacan los
infieles, es necesario “soplar” o echar aguardiente en ese lugar (Entrevista #17:
María Teresa Ceballos, Olga Lucía y Sara). La mayoría de objetos en encontrados en
estos entierros fueron vendidos lejos del lugar del encuentro. Hay quienes aún
conservan estas reliquias, como el caso del Cabildo de Guachucal, en donde han
organizado un pequeño museo con estas piezas (Entrevista #15: Leonor Tutelchá).
El Gallo Encantado: María del Socorro Taimal cuenta que en una tierra de su
familia se oía cantar un gallo y el sonido de muchos truenos. Con el tiempo se dieron
cuenta que esto sucedía en el lugar donde había infieles enterrados. Pusieron una cruz
y bendijeron este lugar hasta que pararon estos sonidos.
El mito de las 7 orejas: El cacique Antonio Cumbe hacía sus pagamentos en la
laguna de Cumbal, donde había una paila con 7 orejas, cuyo fin era mantener el
equilibrio del territorio. “Cuando había verano y había que llueve hacía su ritual allá
en la laguna y entonces llovía” (Entrevista #13). Cada oreja de la paila tenía una
grafía, una imagen de sapo, rana, ratón o mico.
Origen de Los Pastos: En el amplio territorio de Los Pastos, no hay un único mito o
explicación acerca del origen de su grupo étnico. Basándose en el conocimiento de
los poderes y espíritus de la Naturaleza, cada comunidad explicó su propio origen
como el resultado de la unión de fuerzas complementarias. Los diversos relatos
aluden al encuentro de un Cacique con una Cacica, de jaguares y perdices que venía
por caminos diferentes o de la unión entre un Cerro y una Laguna, como en el caso de
Cumbal. El resguardo de Muellamués tiene su origen en el lugar sagrado de Apocruz,
el Cerro de Collima.
13
Lugares Sagrados: Los antepasados identificaron algunos lugares de su territorio
como sagrados, tales como la Piedra Machines, donde grabaron figuras como la
imagen del Sol de Los Pastos. Para los mayores, esta piedra era un altar sagrado, una
casa de oración, “Entonces ahí se reunían todos los mayores para conversar, para
dialogar sobre el principio sobre el que, la luna, para cuando se siembra, para cuando
se cosecha, cuando va a llover, cuando va a hacer bueno, a nombrar la autoridad,
entonces se reunían ahí. En la piedra de Machines” (Entrevista #14). Adicionalmente,
en esta piedra alumbra el sol alumbra a las 6 am, 12 m y 6 pm.
Los Duendes: Otros de los espíritus en los que creen Los Pastos, presentes en las
plantas y los animales. Algunos indígenas que salían al monte a buscar plantas para
teñir, leña para el fogón o visitar su ganado, podían encontrarse con estos personajes.
El caso del padre de José Humberto Cumbalaza, es un ejemplo de esto. Cuando salió
a ver un ganado, vio a una mujer caminando adelante y regresó en mal estado a su
casa. Se levantaba de su cama y decía que se iba a buscar a “la doña”, nadie lo pudo
curar de eso. Esto está relacionado con las creencias de los mayores en la naturaleza.
Así mismo, ellos podían curar o “soplar” por medio de su medicina tradicional, “yo
me concentro en este sapito, o en esta lagartija o cualquier animal” y se basaban y la
creencia los ponía listo con el animal, lo que pensaban ellos pensaba el animal”
(Entrevista #14 Don Humberto).
La Malora: Una señora fue a buscar leña a donde nace el acueducto de Las Tolas.
Buscó “mal leña” y cuando levantó un palo encontró una víbora. Se murió.
Soplar/Curar: A un hermano de José Humberto Cumbalaza le “pegó” una rama. Le
dijeron que tenía que hacerse radiografía para operarlo. Don Humberto trajo plantas,
y “le pegó el soplado”, curándolo.
Cacho: Término que hace referencia a cualquier cuento.
Otro cacho: Una señora fue a coger leña por la zanja: cuando se hizo de noche tuvo
miedo y gritaba. Llamaron al chamán: “Dijo que la leña no ha sido de cogerla, que
tuvo su dueño que por esa razón se la llevaban”. Cuando uno está cogiendo algo
durante el día, le llega en el sueño. Con estas historias los Pastos reafirman la
importancia de respetar naturaleza y los lugares sagrados.
Adicionalmente se hablan de algunos “agüeros”, o creencias populares: “Sí
[…] A veces los abuelos tenían hartos agüeros. “que de tarde no se barre que porque
viene la mala suerte”. “que de noche no hay que peinarse que porque los papases se
suben enfermos” (Entrevista #3). En otros casos se habla de la interpretación que los
14
mayores hacían de los sueños: cuando se soñaban con pulgas o marranos, decían que
había que cuidarse porque probablemente iban a venir los ladrones (Entrevista #3).
De acuerdo con lo anterior, es posible identificar una relación particular entre
los indígenas Pastos y la naturaleza que conforma su territorio. Así, definieron
algunos lugares como sagrados, como puntos de reunión que debían ser valorados y
respetados. Alvaro Guadir, al hablar de los traslados entre resguardos, partiendo
desde Cumbal, habla del paso por la laguna, las cruces, “Si va a pasar por la Laguna
Verde, si usted pasaba por la Laguna Verde y le tiraba una piedra, entonces en esa
laguna verde granizaba y llovía, votaba mucho viento, soplaba, cruzaban los vientos,
se entundaba, se perdía y pues posiblemente morirse” (Entrevista #13).
En relación con el territorio, Los Pastos organizaron su autoridad política y
así, “fueron capaces para articular y acoger, fueron muy, digamos dinámicos para
poderlo articular a lo propio y que no se pierda lo propio”. (Entrevista #13). En
Cumbal, la rotación de la autoridad política entre los resguardos se hizo de manera
circular, adoptando la figura del churo cósmico, como símbolo de rotación infinita y
representación de los tres mundos. En Muellamués, la autoridad se estructura según la
dualidad: el complemento de fuerzas que hace parte fundamental del pensamiento de
los Pastos.
En la actualidad, entidades como la Asociación Shaquiñán, están haciendo
programas de rescate de las tradiciones y el pensamiento de los mayores. Como parte
de este movimiento, se ha identificado la importancia de la recuperación de la lengua,
como una expresión de este pensamiento. Hoy en día, los indígenas Pastos habla en el
español, pero Don Efrén Tarapués asegura que es posible identificar algunos
“quechuismos” y algunas palabras de la lengua Pastos, sobre todo en las veredas más
alejadas, donde las tradiciones permanecen más vivas. En relación con los productos
alimenticios, Alvaro Guadir dice, “Por ejemplo la chaucha podríamos decir que es un
quechuismo, y no lo es. Porque se supone que los quichuas hablan casi como con la
ch con la s, con el bueno, no lo es. Chauchas es propio de acá de Los Pastos. Guatas
también es propio. Guatas se refiere al tiempo, que de más tiempo. Es casi un año”
(Entrevista #13). Aunque la lengua Pastos se ha perdido, hay algunas palabras que
todavía existen, encontradas en los apellidos de los indígenas. También se pueden
encontrar en los nombres de las plantas, o los nombres del territorio, los lugares
sagrados. Con el tiempo se ha perdido, pero se están haciendo algunas acciones de
rescate, como las propuestas por la Asociación Shaquiñán. Algunas palabras como
achi chay, que quiere decir frío o apucas, “Usted coge una tulpa, o una olla de la
tulpa y dice, me quemo, o está caliente, la palabra técnica diría está caliente. Entonces
15
apucas, me quemé, dice. Ese es un idioma Pasto, por ejemplo. (Entrevist #13),
aunque pareciera un quechuismo.
Al igual que la lengua, es posible encontrar que las técnicas tradicionales del
tejido se practican más en algunos lugares que en otros. La dificultad de mantener
vivo el oficio se debe a diferentes casusas, entre ellas, la poca comunicación entre los
mayores y las generaciones siguientes. Hoy en día las tejedoras dicen que los
mayores eran bien secretos y que no era común que ellos se sentaran a explicar y
enseñar la práctica de la tejeduría. Se dice que las mayores eran bien estrictas y
rigurosas en la práctica del tejido. Simplemente, a quien le interesaba se sentaba al
lado a mirar y a aprender, o participaba en la preparación de la lana: en la tizada o
hilada de la misma. El tejido hacía parte del entorno familiar y, “a través del tejido
contaban sus historias, contaban sus mitos, sus esperanzas, lo que querían ellas que
fueran” (Grupo Focal #1).
Los mayores tejían por necesidad, para poder vestirse, pero no se limitaron al
tejido únicamente como un elemento funcional sino que lo aprovecharon como un
medio para comunicar su historia y pensamiento. Este es el caso de los símbolos que,
anteriormente plasmados en las piezas de cerámica y orfebrería, empezaron a ser
plasmados en los tejidos desde hace algunas décadas, “los mayores nunca hicieron
esos símbolos hacer por hacer, entonces esos los tomaron de la, del territorio, del
espacio, de las mismas plantas, de la chagra, de los colores de la chagra” (Entrevista
#3). Los mayores tejían por las noches, utilizando lámparas de kerosene. Se dice que
en la época en que aún no había guangas, el telar vertical tradicional, se utilizaban
unos palitos enterrados en la tierra. Algunos hablan de la época anterior a los tejidos
en lana, de cómo los antepasados utilizaban las pieles de los animales y hacían
herramientas con piedras o husos de los animales. Después de que llegaron las ovejas,
los mayores empezaron a fabricar su propia indumentaria: hilando fino y delgado.
La esposa era la encargada de tejer la ropa para toda la familia. Antes de que
nacieran los bebés, las mamás hacían las bayetas (telas utilizadas como pañales), los
escarpines y los mitones cardados, para que quedaran suaves. Adicionalmente hacían
gorros, sacos y ruanas para la familia. El vestido tradicional de la mujer consistía en
un saco de lana; kusma, o chalina; pañolón bordado; pollera o falda; el reboso o
follado; y el refajo, para ponerse debajo. Las mujeres se ponían 3 follados, y así
cuando llovía uno les servía de chalina. Se dice que en ese entonces los tejidos eran
tan finos, que no pasaba el agua, “Eso llovía pero no había posibilidades de que el
agua pasaba. La mano dura con la que ellas asentaban el tejido, y ellas pues sabían
que eso tenía que cubrirlas del agua. En cambio ahora ya tenemos que comprar
plástico, o una carpa. En cambio ellas tenían sus ruanas”. (Grupo Focal #1).
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Las chalinas también eran utilizadas para cargar a los niños. Se hacían
alpargatas de cabuya y pabilo. Los hombres, en cambio utilizaban pantalones de lana
y la ruana de colores naturales. Se dice que en ese entonces se usaba la propia ruana y
“Entonces vino Occidente y hoy la ruana nos ponemos la randa para abajo, los
mayores tenían la randa para los lados. Entonces vino Occidente, no la puso al través.
Y últimamente pues ya vino pues las ruanas, qué llaman esas, de las textileras.
Entonces desapareció todo el esquema” (Entrevista #13). La ruana se tejía en dos
mitades, o kallos, que después se unían.
Adicionalmente se tejían los pellones para poner en la montura de los caballos
y algunos fardos, o cortes de tela que la gente compraba para hacerse una faldita o
coser un pantalón. En la actualidad la indumentaria tradicional se ha dejado de hacer.
De las pocas cosas que se hacen son las chalinas para la mujer y las ruanas para los
hombres. Como se dijo anteriormente, antes no había posibilidad de comprar la ropa,
“en nuestro tiempo, dice mi mamá, teníamos que si era para una fiesta, apurar a hilar,
a tizar, a tejer, y hacer coser. Dice, y ahora en cambio no, ustedes viven la vida
regalada”. (Entrevista #3). Algunas personas guardan la indumentaria de sus mayores
como “piezas de lujo”, utilizadas únicamente durante los bailes culturales. Dentro de
las acciones de rescate de la tradición, la indumentaria es un tema interesante.
Aunque algunos expresan el deseo de volver a tejer estas prendas, hay quienes dicen
que esta vestimenta es criticada por la gente, pues con la llegada de lo moderno ahora
el vestido ha cambiado.
4.2. Fiestas Tradicionales
Las fiestas de Los Pastos son el resultado de un proceso de sincretismo entre
las fiestas de la religión católica y las fiestas tradicionales propias de la cultura de los
Pastos. Por un lado, gran parte de la población Pasto son creyentes de la religión
católica, razón por la cual celebran fiestas como la de la Virgen de las Mercedes,
Las fiesta más importante, las que hay del 24 de septiembre, de la
Virgen de Mercedes, es fiesta grande porque se hace chicha, champús,
se cría un marrano, se lo pela, gallina, cuy y se compra harta cera y se
invita a los amigos, para el día de la misa y a ellos se les da la comida
(María Isabel Tarapues, Entrevista #23).
Por otro lado, algunos indígenas que habitan el Municipio de Cumbal, han
vuelto a celebrar sus fiestas tradicionales y practicar alguna tradición como la de
“Castillos”. Según la tradición, antes de la fiesta del Inti Raymi, Los Pastos fabrican
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una pequeña choza en madera con techo de paja, “(…) y luego se le coloca todo lo
concerniente a alimentos, cosas de loza, ollas, platos, pan, se hace unas figuras de un
muñeco en pan y se cuelga allí también miel, cuajada, cuy, de todo. Por eso se llama
castillo, porque contiene de todo” (Carmen Chirán). Durante esta celebración, los
asistentes pueden tomar lo que necesiten del Castillo, con la condición de que el año
siguiente deben devolver eso y algo más, “Al otro año tengo que volver la misma
olla, el paquete de galleteas y algo más. Esa es la tradición, de años” (Entrevista #2).
El sincretismo también está presente en esta celebración, pues además de la
repartición del Castillo y del remplazo del fiestero (quien preside la celebración), por
un nuevo representante, se celebra la misa.
Otro caso son los desfiles del 5 de Enero (habría que estudiar si este evento
tiene alguna relación con la celebración católica de los reyes magos). Durante este
desfile se recrea la entrada de la familia Cumbe (del Cacique Cumbe), vestidos con
pañolón de riata, follados y demás vestidos ancestrales. Adicionalmente se representa
a las mujeres preparando la comida de la chagra, moliendo ají, o tejiendo en la
guanga.
Desde hace cuatro años, la comunidad ha vuelto a celebrar algunas fiestas
cósmicas que se estaban dejando de lado, como el caso del Inti Raymi, (la fiesta del
Dios Sol, que marca el inicio de un año nuevo). Esto, motivado por algunos grupos
como la Asociación Shaquiñan. Esta celebración responde al calendario propio,
caracterizado por incluir 13 meses al año (y no 12) y por tener 28 días cada mes
(según las 28 fases de la luna). Estas acciones de rescate se están realizando de la
mano con el Ecuador, y se está “volviendo a bailar”. Otras fiestas cósmicas son la
Koya Raymi (de la época de la mujer), y el Kapa Raymi (en relación con los niños).
Durante estas fechas se hace la chicha y el champús para tomar y está presente la
medicina tradicional. En el caso del champús, “(…) una bebida ancestral y natural
con poder espiritual. Es hecha de maíz, lleva un proceso de fermentación, se hace
con, con panela. Se hace en minga, quien lo puede hacer ese champús sólo es, una
persona que sea, qué diríamos, médico tal vez” (Entrevista #13). Debido a que se
hace de acuerdo al tiempo lunar, es considerado como una bebida espiritual.
Anteriormente, los mayores celebraban estas fiestas basando sus creencias en la
naturaleza, “ellos creían en una piedra, por ejemplo, se iban a rezar a una roca, se
iban a rezar porque ellos creían, eran creyentes de ellos, ellos no creían como ahora es
diferente la creencia. Ahora, nos vamos a la iglesia (…)” (María del Socorro Taimal).
Aquellos que habitan las veredas alejadas del casco urbano, ofrecen fiestas a
los vecinos en ocasiones especiales como matrimonios, cumpleaños, etc. Así, “vamos
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a visitar con los cuyes y así nos damos la mano entre todas las partes” (María
Tránsito Tarapues).
4.3. En la Actualidad
4.3.1. Organización Social de Los Pastos
En la actualidad, los indígenas Pastos están asentados en territorios también
habitados por personas mestizas, pero organizándose a su propia manera. Don Efrén
Tarapués, representante legal de la Asociación Shaquiñan, explica que el grupo
étnicos Los Pastos está organizado en 24 cabildos y 24 resguardos, distribuidos a lo
largo de 11 municipios. Dice que aproximadamente 150.000 indígenas Pastos habitan
territorio colombiano, mientras que 80.000 indígenas habitan el Ecuador. De acuerdo
a sus cálculos, Don Efrén calcula que el 30-40% de la población del Casco Urbano de
Cumbal es indígena y que la otra parte es población mestiza.
El matrimonio entre indígenas del mismo grupo étnico de los Pastos es el tipo de
alianza más común. Sin embargo, es posible encontrar casos en los que se casan con
indígenas Awa, con Cofanes o con indígenas ecuatorianos. Según la percepción de
Efrén Tarapués, en la mayoría de los casos, los recién casados se van a vivir al
territorio no-Pasto, (posiblemente por el clima frío que habitan los Pastos). De esta
manera, las alianzas matrimoniales se convierten en un sistema de intercambio entre
los grupos étnicos en relación con la salud, los alimentos y el conocimiento. Esto es
enriquecedor para el grupo, teniendo en cuenta que los indígenas Cofanes son
médicos tradicionales experimentados.
Durante el trabajo de campo, fue posible percibir particularidades en la
organización social de los diferentes grupos de Los Pastos. Algunas de estas
particularidades se deben a los diversos contextos territoriales a los que se han
enfrentado las comunidades. Frente a esto, cada agrupación ha buscado su propia
manera de adaptación y organización, siguiendo unos lineamientos cosmológicos. La
organización socio-política del municipio de Cumbal, está estructurada según la
figura del Churo Cósmico, rotando la autoridad política de manera circular entre las 9
veredas, rotando la Corporación del Cabildo. Además de los representantes o
regidores de cada vereda, esta Corporación está compuesta por tres figuras: el
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gobernador, el teniente y la secretaría, que van rotando por las veredas, junto con sus
varas de mando.
Según describe Alvaro Guadir, este orden es “natural y originario” de
Cumbal. Los bastones o varas de mando, son portados por cada miembro de la
corporación. Todo esto, se hace dentro del marco de lo que los líderes actuales
conocen como Cosmocracia Andina, “La cosmovisión, partiríamos de eso, que es
muy diferente a lo otro, digamos, cuando hablamos de la democracia y la democracia
habla de la participación, habla del voto popular, habla de la participación ciudadana
y todo un cuento de afuera. Eso es de afuera, pero este hablamos, cuando hablamos
de cosmocracia es porque estamos hablando es que hay un orden netamente natural,
originario de acá” (Alvaro Guadir).
En el caso del resguardo de Muellamués, en cambio, la organización política está
estructurada a partir del símbolo de la dualidad. En este sentido, la rotación de la
autoridad se da entre el gobernador de la sección de arriba y el de la vicepresidencia
de la sección de abajo (Alvaro Guadir). Estos órdenes políticos han sido adaptaciones
de las comunidades a las circunstancias histórico-culturales. Alvaro Guadir narra
cómo antes de 1492 no había gobernadores ni regidores, sino se hablaba de aillus, o
de los cacicazgos. Después,
Vino la Colonia y atomizó todo esto, desapareció y empezó, la lucha de los
mayores fue clara, digamos, en poder resistir para que se respete el
territorio, se respete digamos las formas de gobernar, y entre este lapso
entre 1500-1600, digamos, empieza el, los reyes de España, pues digamos,
a, a respetar algunos de estos derechos que pelean los indígenas y entonces
pues se respeta por ejemplo el resguardo (Alvaro Guadir).
En relación con estos procesos, Alvaro Guadir explica que desde 1600 empezó la
redistribución de las tierras en esta región. Para Los Pastos, los límites del territorio
están definidos de acuerdo a mojones naturales y no “son unos límites impuestos por
Agustín Codazzi. Si usted va a mirar los límites de la escritura 228 de Cumbal, están
acordados de acuerdo a los mojones naturales, entonces están delimitados por los
ríos, por las piedras pictográficas, cuando se habla de la Piedra de Siete Agujeros
(Alvaro Guadir).
Por otro lado, Los Pastos se han organizado en las veredas para ayudarse en
los trabajos del campo, mediante prácticas como la mano-prestada en las chagras. De
esta manera, “un día trabajamos donde una compañera, otro día donde otra y así
vamos rotándonos y así estamos trabajando” (María Tránsito Tarapues). Cuando esto
sucede, las personas reunidas hacen una “olla comunitaria” y cocinan para todos.
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4.3.2. Los Pastos en Bogotá
Adicionalmente, algunos indígenas y familias Pastos que actualmente viven
en la ciudad de Bogotá, se han organizado de acuerdo a su propia estructura política.
De esta manera, se han organizado en un Cabildo Mayor, liderado por un gobernador
de Nariño.
4.4. Territorio
Tal como se ha venido exponiendo, el grupo étnico Los Pastos, está
distribuido varios grupos a lo largo del territorio del Sur de Nariño. De acuerdo con
esto, hay algunos resguardos ubicados en las tierras bajas, (o “abrigadas”, el Guaico)
mientras que hay otros en las altas montañas de la cordillera andina. Las comunidades
que habitan a diferentes alturas se las han arreglado para relacionarse con los
resguardos vecinos. El trueque, anteriormente mencionado, les permitía abastecerse
de diversos productos durante todo el año. Este trueque, o payacua seguía la lógica de
dar más de lo que se recibe.
Adicionalmente, aunque parezca obvio, la actividad artesanal también varía de
acuerdo al territorio. Así, los habitantes de tierras altas han utilizado durante años la
lana de oveja para protegerse del frío. Otros objetos, como los sombreros,
instrumentos y rondadores, “(…) vienen de lo abrigado pues porque esta planta aquí
no se da […] para el rondador y para las flautas. […] sombreros, hacen los chendes,
entonces como el material aquí no se da entonces para ellos hacen con las plantas que
tienen” (Juan Bautista Colimba, Grupo Focal #1).
El ordenamiento territorial de la actualidad es el resultado de unas luchas y
procesos intensos de la recuperación de tierras. Carmen Chirán recuerda la charla de
una indígena que participó en estas recuperaciones, “Contaban sobre la lucha para
lograr ser indígenas, para lograr territorios, nuestros grandes luchadores ni comían ni
dormían para ganar territorio”. De manera similar, María Tránsito Tarapues, tejedora
de la vereda Cuetial, recuerda su participación durante estos procesos. Hoy en día, se
reúne alrededor del fogón con su familia a recordar las recuperaciones del Llano de
Piedras.
(…) después la recuperamos reuniéndonos, haciendo reuniones en las casas
con algún regidor o con algún gobernador y planeando, vámonos a recuperar
nuestras y las recuperamos, a pesar de que había muertos ya, nos quisieron
envenenar en ese tiempo. Hasta la remesa decían que no la envenenaban (…)
(María Tránsito Tarapues).
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De esta manera, la tejedora describe los conflictos entre los indígenas y los
terratenientes y cómo en esa época debían evitar comprar productos como la sal y el
azúcar para evitar ser envenenados por el enemigo. Durante los enfrentamientos en el
sector de Laurel la policía intervino y hubo muertos. Al final este grupo de indígenas
logró recuperar sus tierras.
Sí, ya después pasamos a la Boyera, allá también hasta los policías hasta
nos pegaban. Yo en ese tiempo estaba en embarazo de una niñita que se
me murió y ahí a fuete, todo me dieron, los policías eran malos, malos,
malos. Después nos dieron quemando los ranchos donde vivíamos, todo.
Según recuerda María Tránsito Tarapues, esas luchas se dieron entre el año 87
y el 89, época dura, con dificultades económicas, en las que se reunían alrededor del
fogón a contar historias, y amanecían contando „cachos‟. A pesar de esta
recuperación, los indígenas expresan que actualmente la tierra está muy dividida y
que ya no hay terrenos para comprar y heredar a sus hijos (María Isabel Tarapues).
Para los mayores, el territorio está delimitado por la misma naturaleza. En
palabras de Alvaro Guadir, “(…) por San Judas hay unos que son mojones en el
territorio, algunas que son piedras y otros que son ríos y algunos otros que, varios
referentes culturales. Esa es la delimitación del territorio”. De esta manera, Los
Pastos tienen una mirada particular sobre su territorio, como parte de su cosmología y
forma de ver el mundo. Esta visión entre en conflicto con las entidades
gubernamentales y otros grupos, quienes no comparten esta mirada del territorio.
4.4.1. Simbología y territorio
La simbología de los Pastos tiene una fuerte relación con el territorio. En
primer lugar, sus símbolos están representados en los lugares sagrados, como en las
piedras pictográficas en las que los mayores tallaban sus símbolos. Estas figuras
fueron identificadas por los indígenas en el mismo territorio. El mito de la paila de las
7 orejas, por ejemplo, se refiere a los seres vivos que habitaban su territorio. En
palabras de Alvaro Guadir, “Entonces ahí hay que empezar a leer el territorio. Para
nosotros pues decimos que en el caso de Cumbal, digamos, existe este símbolo, el del
espiral, la rotación, este símbolo existe y éste está en la Piedra de los Machines y está
en cerámica” (Alvaro Guadir, Entrevista #13). De manera similar, José Humberto
Cumbalaza explica las 8 puntas del Sol de los Pastos tallado en la Piedra de Machines
como las 8 veredas que existen dentro del Municipio de Cumbal.
Además de la Piedra de Machines hay otros lugares sagrados como la Laguna
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de la Bolsa, el volcán, La Piedra de Siete Agujeros y la Piedra de Gallo.
Anteriormente los mayores se reunían en estos lugares, frecuentados como casas de
oración y espacios para hacer curación. Los mayores “(…) veían el tiempo, cuándo
era de sembrar, la menguante, la llena, la merma, el cambio de luna, todo eso.
Entonces ahí se reunían y trataban de todo, pues de lo que estaba dentro de nuestra de
nuestra madre tierra, de las plantas, que qué plantas curan, que qué plantas no curan,
todo eso” (José Humberto Cumbalaza). Aunque en la actualidad siguen siendo
lugares importantes, “ha habido un descuido dentro de nuestra comunidad, dentro de
las autoridades del Cabildo, que no le han puesto cuidado y se ha destruido. La Piedra
de Machines está destruida” (José Humberto Cumbalaza). A pesar de esto, las
generaciones actuales mantienen vivo el conocimiento de su territorio.
En relación con esto, los indígenas han practicado estos conocimientos
durante años en la chagra, o cultivo. Según Alvaro Guadir, “Para Los Pastos,
digamos, la chagra no es unas cuatro matas ahí sembradas detrás de la casa, sino que
es tener papa, tener ollucos, tener ocas, tener cebolla, tener plantas medicinales, tener
plantas poder, pero también tener maíz”. Así, la chagra para Los Pastos, no sólo es
una manera de aprovechar su territorio sino un espacio donde se concentran las
tradiciones y la sabiduría ancestral.
4.5. Vida Cotidiana
Las artesanas del Sur de Nariño, combinan sus actividades domésticas con el
tejido, pues para la mayoría, la tejeduría no es la actividad económica principal. Las
mujeres tienen unas obligaciones diarias con el hogar, pues son las encargadas de
cocinar para la familia y, en algunos casos, para trabajadores del campo. Preparan
alimentos como las tortillas de cayana, habas tostadas, ocas, ollucos, entre otros.
Adicionalmente “jabonan”, o lavan la ropa; cuidan animales como los cuyes, conejos
y marranos; se encargan de las vacas y de vender la leche que éstas producen. Otras
cuidan de la chagra, teniendo en cuenta el calendario lunar para definir los tiempos de
siembra y cosecha. De esta la cosmología está presente en las actividades domésticas.
En palabras de Leonor Tutelchá, “Ser ama de casa es un trabajo duro y de
tiempo completo: Es duro. Uno corre y corre tiempo completo y no es pagado.
Algunas cositas que uno se hace es a raticos o en la noche, se teje. Un ratico, pero
cuando uno ya va llegando a cierta edad ya los ojos le fallan”. Estas actividades
cotidianas, son herencia de las prácticas de los mayores, de quienes aprendieron todo
sobre la higiene, los animales y el aseo personal. Por ejemplo, la manera en que
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criaban los cuyes dentro de la casa, práctica que actualmente está prohibida,
Y nosotros convivíamos con los cuyes y jamás nos enfermamos y hoy
en día, digamos, la forma de ver el mundo, el mundo digamos
monopolista, todo bueno, toda esa estructura que viene de afuera, que
la salud, que lo económico, que un indígena no puede convivir con los
cuyes, no pues, se inventaron de hacer las conejeras, los sacaron y los
pobres por allá y ellos eran parte de nuestra vida también. Y nadie nos
enfermábamos” (Luz Angélica Tarapues).
En relación con esto, Luz Angélica Tarapues narra cómo su madre utilizaba
las cenizas del fogón y cómo se levantaban a las 2 de la mañana para prepararle el
avío al papá cuando iba al monte a traer leña. De esta manera, las mujeres deben
organizar su tiempo para poder tejer y aprovechan los tiempos libres para esta
actividad.
Algunas tejedoras madrugan a tejer, y hay quienes prefieren hacerlo en las
noches, cuando han terminado con sus actividades diarias, “Madrugo así a tejer y de
ahí ya toca hacer el café. Sí, a nosotras aquí en nuestro Nariño sí nos toca todo. Si, así
coger el azadón para ir a trabajar también toca. Sí, eso de aquí si, nos toca ayudar”
(Alba Olga Cuasmayal). Las mujeres tejen de 1 a 2 horas en la noche, pues a las 5 am
deben estar levantadas de nuevo. Esto, a excepción que tengan un encargo que
entregar, pues en este caso se quedan hasta las 11-12 de la noche. En relación con
esto, muchas dicen que tejer es enfermizo, pues les duelen los brazos y los ojos, por
forzar la vista. Cuando no tienen encargos, las mujeres tejen en los ratos libres. Así,
tal como narra María Tránsito Tarapues,
A raticos dejamos, el espacio cuando el esposo va a manos prestadas,
trabaja el esposo a las chagras también, entonces mientras él se va
tenemos tiempo de trabajar. Porque la leche de pronto salimos a las tres
de la mañana, a las 6 o 5.30 estamos entregando ya. Y ya nos queda el
tiempo hasta las 3 de la tarde, 2 de la tarde para ir a ver las vacas. Eso es.
Tejemos cuando él se va a trabajar, así un ratico que hay tiempo, se teje.
A veces para tizar cuando mientras se está cocinando el almuerzo, ahí
más que sea un pedacito tizamos, hilamos también. Esa es nuestra tarea.
(María Tránsito Tarapues).
En relación con esto, es importante señalar que para las mujeres es más fácil
encontrar el tiempo para tejer en agujeta que para tejer en guanga, porque pueden
cargar consigo las agujetas a cualquier lugar. Para María Otilia Alpala, por ejemplo,
“Jabono pasando un día, de pronto un día no jabono, entonces al ratico que estoy
cocinando, como cocino con leña, y con gas también, estoy cocinando y estoy
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haciendo, pero máximo una media hora más no puedo, sino por la noche hago más”.
De manera similar, María Zoila Tarapues dice, “Todo, jabonar, cocinar, entonces
para tejer nos queda muy poquito, a no ser que lo de crochet sí lo hago, estoy
echando leña y estoy haciendo, voy tizando la leña al fogón y mirando la olla y
haciéndolo. Entonces lo de agujeta, tizando, hilando, pero es poquito, pero para más
tejer, a mi me rinde por la noche”. Anteriormente, el fogón era un espacio donde la
mujer tejía por la noche, pero en la actualidad debe buscar otro lugar para hacerlo.
Las capacitaciones son un espacio propicio de reunión, donde además de tejer lo
propio, aprenden de las compañeras.
Para los jóvenes, en cambio, la introducción de la práctica del tejido en sus
actividades diarias ha sido más complicada, pues prefieren irse al diario y así
garantizar una entrada económica. Así, trabajan como jornaleros, sembrando papa y
otros alimentos.
4.6. Género
Durante las entrevistas y los grupos focales, encontró una diferencia entre lo
que los Pastos decían respecto al conocimiento de las historias de mitos de los Pastos,
en relación con el género y lo que hacían. La mayoría afirmaban que el conocimiento
era indistinto del género. Sin embargo, se encontró que en la mayoría de los casos,
quienes sabían sobre el tema eran los hombres o, en algunos casos las mujeres líderes.
En este sentido que encontró una discrepancia entre lo que la comunidad dice y cómo
esto se ve en la práctica. Por consiguiente, sería interesante continuar una
investigación sobre esto. Veamos algunas de las respuestas:
En primer lugar, Alvaro Guadir, miembro de la Asociación Shaquiñan, dice
que no necesariamente los hombres tienen un mayor conocimiento de las historias
que el que tienen las mujeres. De acuerdo con esto afirma, “Si usted se encuentra con
las mayoras que todavía existen, afortunadamente, le van a contar mucho eso. Pero es
un poco digamos, entrar al territorio y charlar con ellos. Muchas mayoras conocen de
este tema y entonces empiezan a hablar sobre lo que del mito, por ejemplo de la paila
de 7 orejas”.
En segundo lugar, Luz Angélica Tarapues también dice que hombres y
mujeres conocen por igual las historias, pero debido a las circunstancias particulares,
ella aprendió más de su papá. De su madre aprendió otro tipo de cosas, como las
labores domésticas, “pero yo siento que aprendí más de mi papá. O sea, aprendí otras
cosas de mi mamá, por ejemplo de mi mamá que decía que uno puede ser el más
pobre de los más pobres pero la higiene, el aseo (…)” (Luz Angélica Tarapues).
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En tercer lugar, Alba Nelly Taimal habla de unas diferencias de género, que
con el tiempo se han ido desvaneciendo. En sus propias palabras, “Sí, a veces, es
cierto, por falto de que los hombres no nos hacían cuenta, nos ocupaban para el voto
más no para […][ pero ahorita hemos tomado mucha ventaja en que tenemos que
seguir pa‟ adelante, pero no sé cómo vaya a seguir siendo, eso si no”. Sin embargo,
afirma que en algunos casos el machismo se sigue dando. Respecto a las historias,
Alba Nelly dice, “Ellos sí conocen. No, todos conocemos, pero, pero cómo se dice, el
hombre quiere hoy en día quiere que la mujer trabaje pro que ayude a los recursos,
que no venga a quemar su tiempo en, en que no va a ser factible”. De esta manera es
evidente que las diferencias de género, cada vez son menores.
4.6.1. Género y Tejido
Por lo general, el tejido es una actividad usualmente asociada a la mujer. Sin
embargo, hay algunos hombres que dominan el “Telar de Hombre”, o “Telar de
Pedal”. En estos casos, los entrevistados dicen que depende si al hombre le han
enseñado desde niño en la casa o no. Respecto a esto, algunos dicen que la actividad
del tejido se debe a una cuestión de gusto e interés, más no a cuestión de género
(María Isabel Tarapues).
El tejer es una cuestión indispensable para la mujer Pasto. Es su manera de
conectarse con el equilibrio y el sentir de la madre tierra, una cuestión de Orden
Natural (Ligia Valenzuela Colimba). Así, cuando se tiñe con tintes vegetales, se
establece una conexión directa y profunda con la madre tierra. En palabras de Luz
Angélica Tarapues, “(…) nosotras pues desde niñas, o desde guaguas decimos
nosotros. Empezamos a tejer porque es, es la base principal que como mujeres
indígenas debemos de saber y poder. Porque desde allí, eh, nosotras podemos
apoderarnos de esa labor tan importante que es, si hay hombres tejedores, pero es
como el papel fundamental que desarrolla la mujer”. En relación con esto, se dice que
las mujeres siempre tejen un cabello junto con la lana de oveja. Luz Angélica
Tarapues explica que no es que voluntariamente se deje ahí, sino que, “Una hebra se
nos ha ido juntos con un cabello. Entonces allí va la fuerza, va el poder y va el
pensamiento que como mujeres indígenas tenemos”. De esta manera, aunque algunos
hombres sepan tejer, las mujeres son las responsables de mantener viva esta cultura
tradición, reproduciéndola mediante la educación.
Anteriormente, la mujer era la encargada de tejerle la ropa a toda la familia.
En la actualidad, aunque mucha ropa se compra ya lista, es común que las mujeres
sean quienes tejen las ruanas para sus esposos e hijos. En relación con esto, han
surgido algunas iniciativas por parte de la comunidad, como el caso de la
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Organización el Cabildo Menor de Género, que aunque en un principio su objetivo
principal eran las artesanías, se generaron otras actividades y fuerzas alrededor del
tejido, como el empoderamiento de las mismas mujeres.
4.7. El Tejido
La tejeduría, más que una práctica y oficio, es una forma de vida y de
pensamiento, un movimiento constante entre el conocimiento técnico y espiritual.
Herencia de una sabia tradición, en el tejido se encuentran inmersas las matemáticas,
la educación y la cosmología de los antepasados. Siglos atrás, los mayores vivieron el
tejido como una forma de escritura y plasmaron en éste, su pensamiento. En palabras
de algunos de los tejedores de la actualidad, “El tejido nos ha enseñado que nuestros
antepasados fueron y nos dejan esa gran enseñanza: la escritura, los colores, las
combinaciones, qué significa cuando tejemos algo, las figuras, o sea, no es tejer por
tejer, una figura significa mucho” (Grupo Focal #1). Alvaro Guadir, dice que en sí la
palabra tejido desprende muchas cosas pues “nuestra vida se compone de este tejido”.
En otras palabras, “Por eso se habla que el tejido es un tramado del pensamiento (…)
es todo un tejido de conocimiento, hay mucho que leer” (Entrevista #13).
Matemáticas. En el tejido, las matemáticas están presentes de diferentes
maneras. En primer lugar, durante el proceso de urdir, es necesario contar cuántos
hilos son. Se dice que deben ser impares para que la figura salga. Adicionalmente, la
trama se mide por pares, “Le hablan los mayores por ejemplo de los pares, impares,
entonces le dice, mire esta ruana tiene que medir de trama tantos pares (…) ellos no
miden por metros, ellos miden por pares” (Entrevista #13). En segundo lugar, en ese
entonces utilizaban los dedos de las manos y de los pies para contar y eran expertos
en el manejo de plantas como tintes vegetales. Para Los Pastos, en el tejido se habla y
se educa a través del tejido. A través de este se ha transmitido un fuerte acervo de
conocimiento tradicional.
4.7.1. Otros elementos del tejido
En primer lugar, los orígenes del tejido se explican como la respuesta a una
necesidad física de vestuario como protección para el frío. En un principio, las
propias confecciones eran la única opción de vestuario. En la actualidad, el estar
inmersos en un mundo globalizado, se hace difícil la continuidad de este oficio, pues
existe la opción de comprar la ropa en mercados y almacenes. De esta manera, el
oficio a través de los años ha sufrido bastantes adaptaciones y cambios. En algunos
27
casos, las tejedoras mayores continúan tejiendo la ropa para sus hijos y nietos. Dicen,
que “parece que fuera como más bonito como el esperar al hijo con más alegría con
más gusto” (Entrevista #15).
En segundo lugar, además del componente utilitario, el tejido tiene un fuerte
componente espiritual, puesto que en durante esa actividad se “Teje la vida y se teje
el pensamiento”. Antes de empezar, el pensamiento de cada tejedor determina lo que
va a hacer, y “Con el pensamiento de uno ya le sale” (Grupo Focal #3). Además de
plasmar el pensamiento individual, se plasma la cosmovisión del pueblo de Los
Pastos. De acuerdo con esto, el tejido hace parte de la identidad de esta etnia, pues
por medio de esta práctica fue que “aprendieron a contar, a diferenciar los colores, la
escritura misma” (Entreivsta #2). De esta manera cuando tejen expresan su identidad
como comunidad indígena. Adicionalmente, el tejido hace parte de la identidad
individual de cada indígena, pues muchas veces son reconocidos por sus propios
tejidos.
Hay quienes han dejado la forma de vida tradicional, y hoy en día trabajan
como secretarias o contadores en otro espacio, más sin embargo, continúan tejiendo.
El caso de Luz Angélica Tarapués, líder comunitaria y médica tradicional, carga
consigo sus mochilas y tejidos a los eventos que la invitan. Por consiguiente dice que
la mochila es el resultado de muchos eventos y que queda con esa energía, “con esas
miradas, de muchas personas que me miraron tejer, y esas miradas son espacios,
digamos que es de liderazgo, es en esos espacios de mingas de pensamiento, allí esta
esa mente abierta y yo la miro desde la parte espiritual”.
En tercer lugar, teniendo en cuenta que el tejer es una actividad espiritual, los
Pastos tienen unos tiempos determinados para tejer. Por consiguiente, los tejidos que
hacen para comercializar son diferentes a los tejidos propios. Se dice que “hay que
saber tejer” de acuerdo a las fases de la luna, “Si yo me pongo a tejer ese tejido en
mala luna se me va a mascar y se va a deteriorar y no me va a durar la mochila”. En
este sentido el tejido, al igual que las fiestas cósmicas, y las actividades de la chagra,
están relacionados con los calendarios solar y lunar propios de la cultura Pasto.
Algunas fases de la luna, como el caso de la menguante, son tiempos de “quietud”.
Según Luz Angélica Tarapues, líder y médica tradicional, dice que en estos tiempos
deben ser de quietud, debido a que se da un descargue de energía activa, como lo que
sucede con la menstruación. De la mano con esto, Luz Angélica dice evitar tejer
cuando tiene la menstruación. En este sentido la práctica del tejido obedece a los
ciclos activos y pasivos de la misma naturaleza.
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El aspecto espiritual de la tejeduría también consiste en la energía invertida
por cada tejedor en cada uno de los tejidos: cada puntada, el trabajo, lo que se
desbarató y volvió a hacer, todo hace parte de un mismo ejercicio espiritual. Así, “De
la energía de cada mujer, de cada persona que la teje. Allí se va esa engería, esa parte
espiritual y eso es bien importante, para nosotros. No es tejer por tejer. Cuando a eso
se le encuentra sentido espiritual ese sentido de pertenencia de una cultura”
(Entrevista #20). En algunos casos, cuando más de una mujer participa en un mismo
tejido, en éste quedan plasmadas las ilusiones de aquellas que participaron,
transmitiendo un mensaje, y dejando tejida una energía y un pensamiento.
De la mano con lo anterior, es importante señalar el significado que tiene el
tejer para Los Pastos. Para algunos es un motivo de relajación, un espacio en el que se
congelan los problemas y se genera una conexión con el pasado y los conocimientos
ancestrales.
De esta manera, para algunas implica, “Centrarse en lo que pensaban Nuestras
Mayores, lo que ellas hacían con su pensamiento” (Luz Colimba). Por esta razón
dicen que cuando tejen estresadas, es seguro que se les va a dañar la muestra.
Adicionalmente implica despertar la mente, estar en el aquí y en el ahora. Aparte de
este ejercicio individual, el tejido es un beneficio utilitario y económico para la
familia, puesto que puede utilizar los tejidos como vestuario o elementos funcionales
del hogar, o las ventas generan algunos ingresos para las necesidades domésticas.
El oficio del tejido tiene componentes tanto prácticos/económicos como
espirituales, razón por la cual estos dos elementos no se pueden desligar. En palabras
de una de las tejedoras, “Pero para nosotros es rescatar, es valorar lo que ellas
hicieron, es no dejar morir esos pensamientos. Entonces por eso lo hacemos” (Grupo
Focal #1). En este sentido el tejer consiste en rescatar los usos y costumbres de los
mayores, “No dejarlos perder”.
El hacer esto les genera satisfacción personal, el hecho de poder hacer los que
sus mayores hacían, utilizando las mismas materias primas. Esta satisfacción va
acompañada de un reconocimiento social, tanto dentro de la misma comunidad, como
por personas de afuera. Así, “Entonces la primera importancia y lo de uno, pues, y de
lo otro de mostrarle a la sociedad lo que uno hace y que también lo utilicen, lo usen,
lo reconozcan el trabajo que hacemos”. De esta manera, los tejedores Pastos han
percibido que su trabajo es valorado y utilizado en otros lugares, a veces incluso más
que dentro de la misma comunidad.
En uno de los videos documentales presentados por la Asociación, se dice que
la mochila es como el útero de la mujer. En este sentido se asemeja el vientre de la
29
madre a la forma del tejido. En palabras de una de las tejedoras, “Asemejan la
mochila al vientre de la madre porque ahí alimentamos, ahí nutrimos. Ahí igual en la
mochila podemos, como decir tener una serie de cosas que nos ayudan para crecer,
tanto intelectual como personalmente”. Adicionalmente se dice que la mochila
femenina es baja y ancha; que en los diseños las líneas curvas con femeninas,
mientras que las líneas rectas son masculinas. Sin embargo, teniendo en cuenta que el
tejido en crochet es una actividad relativamente reciente para los Pastos, sería
interesante analizar si esta metáfora es adoptada de otras culturas o si es una idea
propia de la comunidad de Los Pastos.
4.8. Simbología
Tal como se ha venido diciendo, los mayores plasmaron sus ideas y
tradiciones en el tejido, “la naturaleza, está el río, están los árboles, están los
animales, todo quisieron dejarlo en los tejidos (…) los mayores nunca hicieron esos
símbolos hacer por hacer, entonces esos los tomaron de la, del territorio, del espacio,
de las mismas plantas, de la chagra, de los colores de la chagra. (Entrevista #13). Al
parecer, estas figuras no han sufrido cambios a lo largo del tiempo, pues la mayoría
de las figuras están basadas en la naturaleza de la que hacen parte. Esta simbología es
herencia de los mayores y los tejedores han logrado que no se pierdan las tradiciones.
A lo largo del trabajo de campo se identificó que los primeros tejedores no
tejían las figuras simbólicas en sus prendas. Aunque se indagó acerca del inicio de
esta práctica, no se pudo identificar una fecha ni un lugar exacto. Algunos dicen que
la simbología se empezó a tejer hace unas décadas, cuando los clientes pedían
algunas figuras en sus encargos1. Otros aseguran que el contacto con algunas
entidades, como Artesanías de Colombia, motivó el tejido de la simbología. A pesar
de que no hay una explicación clara acerca de esto, se sabe que las figuras tejidas
tienen su origen en las piezas cerámicas y orfebres de las épocas precolombinas, los
Infieles.
En este sentido, el tejer los símbolos implica rescatar las grafías, darlas a
conocer, portarlas y mantenerlas vivas. Sin embargo, los tejedores señalan que esto
tiene algunas dificultades, como la demanda de tiempo que implica este ejercicio de
recuperar. En algunos casos, los tejedores plasman los símbolos por pedido de los
clientes, pero no conocen ni el nombre ni el significado. Son muy pocos los que
conocen los significados y además tejen. Aquellos que conocen la simbología y su
1 Las tejedoras de Aldana dicen que las figuras precolombinas se empezaron a tejer desde 1995.
30
contenido dicen que los mayores que empezaron a tejer la simbología, plasmaban las
figuras de aquello que más veneraban, “Por decir, el maíz lo plasmaron porque eso
fue el ser, el primer fruto que se dio aquí en los pueblos andinos” (Juan Bautista
Colimba).
De acuerdo con lo anterior, aquellos tejedores de la actualidad que plasman la
simbología en sus tejidos, lo hacen con figuras del Cosmos, de la Naturaleza y de su
territorio. Esto no quiere decir que cada figura pertenezca exclusivamente a una de
estas categorías, puesto que en Los Pastos el cosmos, la naturaleza, el territorio y el
hombre, hacen parte de un mismo entramado. El caso del maíz, no sólo es un
elemento de la naturaleza, sino también es un elemento relacionado con la
astronomía, con el territorio, con la cultura, con la identidad de la etnia Los Pastos.
Así, “Tejemos los diseños, el helecho, la rosa, la fauna, los monos, el Sol Mismo,
todo lo que está en la Piedra de Machines, la Pacha Mama, los Pambazos. Todo está
representado” (Grupo Focal #3). Algunos de estos símbolos, como el churo cósmico,
se encuentran en otros países vecinos, como el Ecuador, y en cada contexto cultural
adquieren un significado diferente, inclusive entre los mismos resguardos del sur de
Nariño. Identificación Simbología (Ver Anexo 8.3. Textos Cartilla, Sección “Entre
Tejidos y Símbolos”, Pp.69).
4.8.1. Simbología y Técnica
En la actualidad, es común encontrar la simbología plasmada en los tejidos
hechos tanto en guanga como en punto de cruz, en crochet, utilizando agujetas. Esto
es un fenómeno social que se debe tener en cuenta, debido a que se están mezclando
las figuras tradicionales con una técnica que no es tradicional. Por consiguiente, esta
información es indispensable a la hora de estructurar los proyectos con las
comunidades artesanales, enfocados al rescate de las tradiciones, para decidir si se va
a hacer un acompañamiento o asesoría en relación con el manejo de agujetas o punto
de cruz, o si no se va a hacer. Algunos de los que plasman los símbolos en los tejidos
lo hacen mediante la técnica de “amarres”, o ikat, que consiste en amarrar los hilos en
algunas partes para que no se tiñan y hacer así las figuras. Para hacer esto, igual que
para sacar las figuras en crochet, las tejedoras, esbozan sus diseños en hojas
cuadriculadas, en las que marcan cada punto tejido en uno de los recuadros. En estos
casos, las figuras se adaptan para mayor facilidad, haciendo líneas rectas en vez de
líneas redondas.
4.9. Rescate
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La intención de rescatar, no sólo corresponde al interés de una entidad como
Artesanías de Colombia, sino de la misma comunidad, cuyos miembros expresan la
importancia de mantener viva la simbología y el conocimiento de sus ancestros. En
palabras de Alvaro Guadir, “Nosotros decimos transcribir ahora porque es que se está
como desencantando la simbología”. Algunas de las acciones que se han
implementado hasta el momento son los conversatorios desarrollados por la
Asociación Shaquiñan, en los que se han reunido con los mayores a dialogar sobre el
tema y así, “hemos logrado digamos volver a recrear como esa memoria, y entonces
cuando nos hablan por ejemplo acerca del tejido, los mayores nunca hicieron esos
símbolos hacer por hacer, entonces).
Tal como se mencionó anteriormente, durante el trabajo de campo se
identificó un interés por parte de la comunidad en rescatar las técnicas y tradiciones
relacionadas con el oficio de la tejeduría. En palabras de una de las tejedoras de
Cumbal, el saber ancestral, “Olvidado no está, sino que la voluntad. Quedado,
quedado atrás. Ese saber está, no es más sino aplicarlo y volverlo a hacerlo otra vez
para demostrar” (Alegría Chirán). Otra de las tejedoras, la líder del Cabildo Menor de
Género dice, “Cómo despertar ese interés y ese amor que las mujeres tengamos ese
poder de no dejar, de no desarraigarse, digamos que sí habrá otras actividades pero
que tenga esos espacios” (Luz Angélica Tarapues).
Las acciones de rescate que se están implementando en el Sur de Nariño,
varían de acuerdo al resguardo específico. En el caso de Guachucal, la percepción de
las tejedoras es que no se están tomando medidas por parte de las instituciones
educativas, mientras que en Cumbal hay algunos proyectos que incluyen acciones en
los colegios. Sin embargo, en todos los municipios visitados se encontró una
percepción compartida frente al desinterés de los jóvenes por valorar y rescatar lo
propio, “Es por eso que ahora la juventud desafortunadamente está yéndose por otros
caminos, empezando por, por la misma música, todo está invadido, todo, todo”
(Leonor Tutelchá). Aquellos interesados en rescatar la simbología, señalan la
motivación por parte de un agente externo a la comunidad, como el caso de las
diversas capacitaciones, “Por ejemplo, del Churo Cósmico, del Sol de los Pastos, ese
no valorábamos las cosas, no? Pero ya llegaron por ejemplo a darnos capacitaciones,
todo eso entonces uno valora, dice esto es valioso, o con esto se vende este producto,
con esto les gusta, porque antes no le poníamos cuidado” (Flora Elvia Tapie).
El rescate consiste en recuperar o recobrar algunas técnicas y tradiciones que
se han dejado de practicar con el tiempo. Frente a estas pérdidas se encontraron
diversas explicaciones, entre éstas la facilidad actual para conseguir la veos en la
vestimenta y otros artículos en el mercado. Adicionalmente, algunas de las técnicas
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requieren una gran inversión de tiempo y los jóvenes prefieren comprar los tejidos o
materias primas que ya vienen listas. Además del rescate relacionado con el tejido, las
diferentes agrupaciones de indígenas Pastos están trabajando en el rescate del uso de
la chagra y del trueque o Payacua de los productos cultivados. De esta manera, se
pretende que los estudiantes trabajen la chagra, pues “ellos no, no quieren ensuciarse
las manos, no quieren nada (…) Ah sí todo, lo que está dentro de nuestra tierra,
nuestra madre tierra, lo que existe dentro de nosotros. Entonces, como le digo, todo es
sagrado, todo toca respetarlo, hay que cultivarlo, hay que […] más y más (José
Humberto Cumbalaza).
Según una de las personas involucradas en los proyectos de rescate de
tradiciones, esto ha sido un reto duro para la comunidad de Los Pastos, pero se ha ido
avanzando de a pasos. Un gran logro ha sido la celebración del fin y comienzo de año
el 21 de Junio, “Y se está aplicando ya en Los Pastos, se está volviendo a bailar (…)”
(Alvaro Guadir).
4.9.1. Cosas que se han perdido/dejado de hacer
Respecto al rescate en el tejido, se identificaron diversos elementos que
interesan a los tejedores Pastos, “Los teñidos, saber hilar, saber hurdir, todo eso, lo
que conlleva al tejido en guanga (Carmen Chirán)”. Por consiguiente, durante el
trabajo de campo se trató de encontrar qué cosas se habían perdido o dejado de hacer.
En primer lugar, la indumentaria o vestimenta tradicional, se ha dejado de
confeccionar y utilizar, siendo remplazada por la forma de vestir “occidental”. Tal
como se expuso en la sección “Antepasados”, anteriormente los mayores tejían unas
“ruanas finas” usando lana que hilaban muy delgado. De la misma manera, las
polleras que hacían, como un paño, utilizando diversos colores, se han dejado de
hacer. Los tejedores dicen que les gustaría volver a hilar así de delgado y fino, al
igual que combinar colores tal y como lo hacían los mayores. Adicionalmente se
habla de los elementos que se hacían para los niños, “Porque así los niños crecían
más sanos, más alentados. Envolvían a los niños en las bayetas. Ahora los niños
permanecen sueltos. Eran bien envueltos con la faja, crecían bien alentados y bien
duritos. Decían que era para ser hombres fuertes, las piernas (Entrevista #2).
En segundo lugar, la pérdida del fogón como un espacio propicio para la
educación, ha tenido un fuerte impacto en los procesos de aprendizaje relacionados
con el tejido. Las tejedoras dicen que, en otros tiempos, la educación empezaba desde
el fogón, donde se contaban los mitos propios de la cultura, y no las historias que
actualmente leen en las escuelas (María Isabel Tarapues). En la actualidad, se ha
33
cambiado por estufas y en muchos hogares ya no se reúnen a comer, sino que cada
uno come en frente a la televisión. Esto genera una ruptura en la comunicación
familiar, incluyendo la información en relación con el tejido.
En tercer lugar, la introducción del crochet, ha generado algunos cambios
en el oficio tradicional, basado principalmente en el uso del telar vertical: la guanga.
Junto con esto, las tejedoras han copiado algunos diseños de revistas e introducido
modelos y puntadas ajenas a su propia cultura. Aunque las tejedoras entrevistadas no
perciben esto como un problema, es importante tenerlo en cuenta si se va a hacer
algún proyecto de rescate. Muchas de las tejedoras han aprendido el uso de agujetas
en la escuela pero, “Los mayores no tejían en agujeta” (Luz María Chirán).
En cuarto lugar, algunas tejedoras de la actualidad, valoran la manera en que
sus mayores tejían algunos símbolos y los colores que utilizaban, “Pero hay mayores
que sí tejieron y es muy bonitos lo que han sabido tejer, porque ellos dibujaban los
monos en la guanga tejiendo. Pero es bien difícil eso. Dibujaban los monos,
dibujaban todas las, tejían ojos, ellos le llaman ojos”. De acuerdo con esto, los
describen como hábiles, y es un misterio la manera en que sus mayores aprendieron a
tejer de esta manera (María del Socorro Taimal). Sin embargo, vale la pena revisar
esto, pues las otras entrevistas indican el tejido de símbolos como algo más reciente.
Para un análisis más detallado habría que tener en cuenta la edad de las entrevistadas.
En quinto lugar, hay quienes manifiestan un interés por rescatar el uso de la
lana de oveja y volver a practicar todo el proceso para preparar la materia prima. En
la actualidad son pocas las tejedoras que cuentan con su propia oveja y que procesan
su propia materia prima. Por consiguiente, sería interesante analizar la posibilidad de
motivar y apoyar la tenencia de estos animales.
Para finalizar, vale la pena rescatar los comentarios de Luz Angélica
Tarapues, quien señala la importancia de abordar tanto la parte económica y
tecnológica del tejido, como la parte espiritual. En sus palabras, “No se debería de
perder las dos partes. En ese ejercicio se mantiene viva la tradición”. Por
consiguiente, es importante que las acciones de rescate que se implementen durante el
proyecto, tengan en cuenta ambas esferas (Luz Angélica Tarapues).
4.10. Materia Prima
La tejeduría ha existido desde tiempos pre-colombinos, cuando los primeros
antepasados de Los Pastos, utilizaban fibras y pieles para tejer en telares. Con la
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llegada de los españoles se introdujeron las ovejas a las tierras nativas de América.
Desde ese entonces, la tejeduría del Sur de Nariño se desarrolló a partir del
aprovechamiento de la lana de oveja. Con el tiempo, las mujeres prefirieron tener
ganado en sus pastos y dejaron de tener ovejas. Algunas vendieron sus ovejas para
comprar tierras o las perdieron por culpa de robos o perros que se las comieron. Otros
explican esta pérdida por una cuestión de facilidad, pues es más práctico comprar la
lana que ya viene lista. De esta manera entraron a hacer parte de los mercados locales
y regionales que actualmente ofrecen una amplia variedad de hilos y lanas sintéticas o
acrílicas. Sin embargo, muchas tejedoras expresan un sentimiento de nostalgia, con
ánimos de rescatar el proceso tradicional de tratar la lana de oveja.
Los Mayores tenían hasta 30-40 ovejas que pastoreaban por los caminos
cercanos. En ese entonces cada tejedor contaba con una fuente propia de materia
prima. Los diferentes tipos de ovejas: las negras, plomas blancas o merinas, ofrecen
diferentes grosores y calidades de lana. Las merinas son las apropiadas para teñir con
otros colores y, debido a su suavidad, para hacer ponchos y bufandas. Las runas, en
cambio, tienen lana más larga y gruesa, razón por la cual son utilizadas para tejer
cobijas. La lana que obtenían la hilaban muy fino, práctica que se ha perdido. De esta
manera hacían fardos, o recortes de tela, que vendían a quienes no tenían materia
prima para confeccionar sus prendas. En la actualidad se ha diversificado el acceso a
la lana: algunos la compran en los puntos de venta de los pueblos; otros la compran a
vecinos o familiares que todavía tienen ovejas (en este caso la compran para tizarla
ellos mismos); reciben lana a cambio de cuyes o pollos; o hay quienes van hasta
Tulcán, en Ecuador para obtener precios más económicos.
Es posible pensar en el rescate del uso de la lana de oveja, puesto que ésta
tiene otros usos alternativos además del tejido. La lana de oveja tiene un uso
medicinal: Es utilizada para los dolores generados por el frío, dolor de huesos, dolor
de cabeza, reumatismo, para hacerle redonda la cabeza a los niños. En estos casos la
lana se tiza como un algodoncito y se pone en el lugar donde se sienta el dolor, o
dentro del mismo gorro de lana. Para curar el Malviento, además de curarse con el
aguardiente, la usma (plantas medicinales), el tabaco y el lagarto (pepitas), es bueno
hervir la grasa o manteca que trae la lana, el arcí para tomárselo y además soplar por
todo el cuerpo. La cera, además de proteger los oídos del frío, es utilizada por los
mayores cuando sufren de sordera o por las mujeres para suavizar la piel. Por último,
dicen amarrarse una hebra de lana teñida de rojo en un lugar del cuerpo afectado,
ayuda en los casos de tendinitis.
Hace un tiempo, la alcaldía de Cumbal hizo un proyecto en el que se
entregaron unos recursos, utilizados para comprar ovejas para los tejedores. Aunque
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el pastoreo de ovejas tiene algunas desventajas, pues constantemente hay que cambiar
de pastos al animal para que no pellizque y endurezca la tierra, hay otras alternativas
que pueden hacer ventajoso el uso de este animal, como el posible uso de su leche
para preparar productos lácteos. Habría que hacer una investigación rigurosa sobre la
sostenibilidad de esta alternativa. Adicionalmente hay quienes cuidan a sus ovejas
utilizando plantas medicinales. Las desparasitan con paico y ajo, o las bañan con
guanto y guamuca. La obtención de la lana de oveja y su preparación requiere un
minucioso proceso (Ver Anexo 8.3. Textos Cartilla, Sección “El proceso tradicional”
Pp.67).
4.11. Herramientas
a). Guanga: La mayoría de guangas son hechas por el esposo de cada tejedora.
Madera: “con cualquier palito que haiga, que sea duro, que alcance, que aguante a
ajustar, a clavar, no más. […] pues se amarra con unas guascas, así” (Entrevista #11).
Algunas mujeres pagan a un carpintero para que se las hagan. Para esto se utilizan
maderas como el pino, la chonta o eucalipto. Así, “si uno no puede toca pagar
maestro, y si no, pues la hace uno no más. Como se pueda, con la maña que puedo. Si
es maestro la hace más bien y si la hace uno no más, como quede, el todo es que se
pueda tejer” (Entrevista #22).
Hay quienes llegan a tener hasta 5 guangas en la casa. Otras cuentan con
guangas pequeñas para tejidos pequeños. Las tejedoras ubican la guanga en cualquier
parte de la casa, “En la guanga, de noche, ya muy frío no tejo yo. Cuando hace sol, la
saco la guanga afuera y ya tejo, afuera, sí” (María Tránsito Tarapues).
b). Partes de la guanga: Para las tejedoras del resguardo de Panán la guanga como
una familia: papá, mamá, quinchiles unen. “Cada componente de la guanga tiene su
significado, hace parte del significado de la familia”.
c). Cardas: Pepita espinosa, una mata que no se cultiva tanto en Cumbal sino más
que todo en las tierras bajas. “Las traen de lo abrigado, de la mata de la carda, sí, por
donde se da maíz. Aquí si da esa, la carda, pero aquí es floja por el frío. No es bien
tiesa. En cambio la de lo abrigado, esa lo, es bien tiecita” (Entrevista #3). Con eso
raspan el pelo de la lana. Hay algunos cardeadores de lata pero son mejores los
naturales.
4). Telar de hombre
5). Máquinas de tejer
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6). Agujetas
7). Telar de cinturón: En el Ecuador.
4.12. Técnica
Tal como se ha venido exponiendo, el oficio tradicional de la tejeduría en el Sur
de Nariño, está caracterizado por el uso del telar vertical: la guanga, un marco de
madera maciza. Adicionalmente, con el tiempo se ha introducido el tejido en agujeta,
a través de las diferentes capacitaciones y entidades educativas. Así, el tejido en
punto de cruz, ha tenido un auge importante durante las mismas décadas. Hoy en día,
muchas de las jóvenes prefieren tejer mochilas y gorros en agujeta, que aprender la
técnica tradicional en guanga.
Adicionalmente, hay otras técnicas específicas como la “técnica de amarres”,
también conocida como el ikat, cuya práctica ha disminuido en el tiempo. En la
actualidad, son pocas las mujeres que continúan haciendo los diseños siguiendo esta
práctica. Durante el trabajo de campo se dio la oportunidad de conversar con un
grupo de señoras tejedoras que habitan en el casco urbano de Aldana y algunas otras
que hacen parte de la Asociación Naunal, en Guachucal. Estas mujeres expresan una
dificultad en la reproducción de la técnica, debido a que sus mayores eran “egoístas”
y no les gustaba enseñar. Muchas aprendieron observando y ayudando a las tejedoras.
Según su explicación, la técnica consiste en hacer diseños particulares por medio del
teñido. Así, después de elegir el diseño, se envuelve con plástico y se amarra con
cabuya para que la tinta no entre cuando la lana se sumerja en el tinte. Por
consiguiente, los puntos que estaban amarrados quedan blancos. Si esta parte blanca
se quiere teñir de otro color, se amarra el resto de lana que no está blanca y se
sumerge de nuevo en el nuevo tinte. En sus palabras explican,
1. Según el tamaño del diseño se cortan unos plásticos y se amarran por puntos.
Según los puntos que tenga el diseño. Entre más grande más hebras de la lana se
cogen. El Sol de los pastos:
2. Se urde, se cuenta: 1 punto de cruz es una vueltica. Si tiene 21 vueltas
entonces se separa por pares: si tiene 2 20‟s pues se divide que salga las 21 vueltas.
Si tiene 21 de ancho y 21 de largo entonces toca a 4 cm. Cada puntico es 4 cm.
Después se aumenta si son 2 son 8. Si son 3 son 12. La ruana se divide para que
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quede en el centro. Toca utilizar la matemática. Así es la técnica. Se amarra con
plástico. Se tiñe cuando está amarrado (Grupo Focal #2, Aldana).
3. Después de esto se sigue el mismo proceso que con los otros tejidos: se teje la
prenda en la guanga; después se le saca el pelo utilizando la carda y finalmente se
abatana o golpea para terminar de limpiar el nuevo tejido.
Este grupo de Aldana, al igual que otros tejedores de Cumbal, los tejedores se
han organizado de tal manera que cada uno tiene un rol específico durante el proceso
del tejido. Así, en la técnica de amarres, hay algunas tejedoras expertas en hacer y
teñir los diseños, para que después otras tejedoras continúen haciendo el resto del
tejido que rodea la figura o diseño. Así, cuando hay pedidos grandes, unas se
encargan de teñir y tejer el diseño, después los sueltan, y la siguiente tejedora lo pone
en su guanga para seguir tejiendo, “Sí, ella me entrega el que está amarrado no más”
(Grupo Focal #2, Aldana). Lo mismo sucede con algunas mujeres que hacen los
gorros en agujeta, los cuales combinan con algún chumbe o tejido hecho en guanga
por otra mujer (Omaira Puerrez).
4.13. Organización Social en relación con el tejido
Alrededor de la práctica del tejido, han surgido diversas dinámicas sociales, pues
los tejedores buscan asociarse con el fin de colaborarse durante el proceso productivo
de comercialización de los tejidos (Ver Anexo 8.4. Mapa de actores sociales). Esto,
teniendo en cuenta que el tejido reúne, ayuda a compartir, en minga, en reunión, en
familia. Cuando se reúnen entre varios resguardos, se da un intercambio de
conocimientos y en las reuniones de tejedoras, “nos ayudamos un ratico donde la
compañera, a tizar lana, a retorcer, lo que haya que hacer, ahí nos ayudamos un
ratico. Esa es nuestra costumbre” (Entrevista #19).
Según la experiencia de Luz Angélica Tarapues, líder del Cabildo Menor de
Género de Cumbal, la agrupación de tejedoras es importante por la motivación y el
aprendizaje que permiten pues, “Cuando hay un grupo, les da el apetitito de volverse
a meter (…) Se interesan cuando ven terminados que les gusta, miran a otras
mujeres”. Las mujeres han encontrado grandes ventajas, como la facilitación en la
comercialización de los productos, reunidos cuando hay alguna feria o evento
(Entrevista #21).
En primer lugar, el Cabildo Menor de Género de Cumbal está compuesto
aproximadamente por 50 mujeres, algunas de las cuales pertenecen a otra asociación.
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En este sentido, el Cabildo Menor de Género es una organización que cobija a varias
asociaciones menores. Esto ha permitido la comunicación, el intercambio y la ayuda
entre varias organizaciones. Este cabildo hace parte del Cabildo Mayor de Cumbal,
pero está destinado específicamente para las mujeres.
Hace 4 años, la organización de esta asociación se dio como el resultado de la
invitación de varias mujeres a participar. Así, aunque en un principio el motivo de la
reunión fue la artesanía, con el tiempo surgieron otras actividades como el trabajo en
la chagra (Omaira Puerrez), o el intercambio de plantas medicinales. Actualmente el
grupo es liderado por la junta de mujeres, presidida por Clara Valenzuela, tejedora de
la vereda Cuetial. Sus miembros expresan el interés de participar en proyectos, pues
dicen necesitar ayuda para la comercialización de sus productos, “es lo que nosotros
anhelamos porque de todas maneras tejimos, se vende es poco. […] que no nos
quedemos atrás con la asociación, las entidades de afuera que nos colaboraran
(Entrevista #22).
En segundo lugar, la Asociación Piedra Machines, empezó con 25 personas y en
la actualidad quedan 15. Según expresan sus integrantes, en 1998 recibieron ayuda
por parte de Artesanías de Colombia, por lo que pudieron asistir a la feria hasta el año
2000 (Grupo Focal #3). Alvaro Guadir, un joven que es miembro tanto de esta
asociación como la Asociación Shaquiñán, ha estado involucrado en diversas
acciones cuyo objetivo es el rescate de las tradiciones. Así, su trabajo con la
Asociación Artesanal Los Machines, se ha hecho, “teniendo en cuenta que hay varios
mayores y varias mayoras que venían trabajando ya sobre el tema de la simbología
natural, haciendo tejidos un poco, volviendo a transcribir lo que los mayores
transcribieron en principio”.
En tercer lugar, la Asociación Teji-Color, es liderada por la artesana Flor
Elvia Tapie, quien montó su taller en un local del casco urbano de Cumbal, donde
también vende su propia mercancía y los tejidos hechos por las demás integrantes de
la asociación. En un principio empezaron 10 artesanas pero en la actualidad están 6.
Flor Elvia Tapie, además de liderar el grupo, es quien cubre los gastos del taller y,
aunque exhibe los productos de las demás compañeras, no les cobra comisión por las
ventas que se hagan. Este tipo de organización permite que el tejido sea la principal
actividad económica para su líder y permite a las otras tejedoras una flexibilidad de
tejer cuando les quede algún tiempo disponible. Además de la organizadora, en el
taller trabajan sus hermanas y su esposo, a quien le ha enseñado la técnica del tejido.
En cuarto lugar, el Grupo de Artesanas de Pastas Aldana, en el Municipio
de Aldana, es coordinado por José Guillermo Tupaz, y está compuesto por 10
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trabajadoras. Este grupo se organizó desde 1995, con el apoyo de Artesanías de
Colombia, que estuvo presente hasta el año 2002. A pesar que la venta de productos
ha disminuido notablemente, el grupo se ha mantenido. De esta manera trabajan para
tejer algunos productos domésticos o cuando reciben algún pedido. En algunos casos
trabajan con la diseñadora Adriana Santacruz, quien les hace encargos de tejidos,
teñidos con la técnica de amarres, o ikat. De esta manera, “Ella nos manda la materia
prima y nosotros le ponemos la materia prima. Los diseños ella también. Dice,
hágame las aves, ya se le saca el puntico de cruz. O ella nos dice: las espigas,
entonces uno se la imagina. Vea, esto me dijo, hágame unos cartuchos. A ella le gustó
los cartuchos. Los helechos” (Grupo Focal #2). Sin embargo, en este grupo se respira
un aire de nostalgia, pues sus miembros son señoras mayores, que temen que el oficio
desaparezca, pues los jóvenes no están dispuestos a aprender.
Esta preocupación está presente alrededor de los diferentes grupos de Los
Pastos, por lo que se están empezando a tomar algunas medidas, con el fin de motivar
el oficio de la tejeduría entre los jóvenes. El caso de Omaira Puerez y de Ana Milena
Irua, dos jóvenes tejedoras, han liderado grupos de jóvenes, enseñándoles a tejer.
4.14. Identificación de líderes
Durante el trabajo de campo en el Sur de Nariño se identificaron algunas
personas clave en las comunidades, o líderes. Esto, con el fin de direccionar los
procesos de selección del proyecto, al igual que presentar unos insumos para la
sostenibilidad del proyecto (Ver Anexo 8.4. Mapa de Actores Sociales). En este
sentido, el tener algunos líderes identificados, permite pensar en un empoderamiento
para que, cuando se termine la asesoría y acompañamiento por parte de Artesanías de
Colombia, la comunidad pueda continuar con su proceso de manera independiente.
De la mano con esto, se identificaron otros actores sociales y entidades involucradas
en las acciones de rescate y el oficio de la tejeduría.
En Cumbal se identificaron dos jóvenes que han liderado procesos de
aprendizaje con otros jóvenes de su misma comunidad. Omaira Puerrez, quien
también trabaja en la Alcaldía de Cumbal, manejó un grupo de jóvenes de 15 y 16
años y les enseñó algunos elementos técnicos del tejido. Ana Milena Irúa lideró un
proyecto organizado por la Asociación Shaquiñan. Basándose en los conocimientos
que aprendió de su madre, enseñó elementos básicos del tejido en guanga y agujeta a
un grupo de 15 personas.
El Cabildo Menor de Género es un caso particular, pues acoge miembros de
las diferentes asociaciones. Luz Angélica Tarapues, experta tejedora y médica
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tradicional, es la persona que lidera este Cabildo. Así dice, “Mi experiencia como
líder nace desde el tejido”. De esta manera, Luz Angélica ha enfocado su trabajo en
relación con el tejido, no solamente desde el ámbito técnico y económico sino
también desde una perspectiva espiritual. Dice que el tejido le ha permitido llegar a
diferentes espacios, que le ha ayudado a crecer, “para ayudar a crecer”.
4.15. Economía
Durante el trabajo de campo se identificó que la mayor dificultad a la que los
tejedores del Sur de Nariño se enfrentan es a la comercialización de sus productos. La
mayoría de los entrevistados expresaron la ausencia de un mercado estable y seguro,
lo cual desestimula el oficio de la tejeduría, pues de lo que tejen es muy poco lo que
venden. Esto hace que los ingresos para comprar más materia prima. En la actualidad,
la indumentaria tradicional ha sido remplazada por prendas de vestir al estilo
„occidental‟, disminuyendo la demanda de objetos tejidos a mano. O, hay quienes
todavía usan prendas tejidas en lana de oveja, pero prefieren comprar algo que venga
listo, en vez de dedicarse a todo el proceso. La cercanía con el Ecuador, implica una
competencia comercial muy fuerte, pues esta nación tiene una industria textilera muy
avanzada. De esta manera ofrecen al mercado una serie de productos tejidos a
máquina, a un costo muy bajo. Igualmente venden la materia prima más barata que
aquella de origen colombiano. Todo esto ha desmotivado a muchos tejedores, quienes
han dejado de tejer algunas prendas por los costos que implican.
El tejido tradicional de Los Pastos requiere una intensa mano de obra y una
inversión de tiempo que incrementa los costos de cada producto. Los textileros del
Ecuador han logrado exportar sus productos alrededor del mundo, incluyendo los
mercados locales del departamento de Nariño. Estos vendedores ofrecen ruanas a
$10.000-$20.000 pesos, mientras que las de los artesanos colombianos pueden llegar
a costar entre $150.000 y $300.000 pesos. La diferencia de costos entre ambos casos
es abismal, ofreciendo un escenario desventajoso para los tejedores del Sur de
Nariño2. Aunque la cercanía con el Ecuador ha perjudicado mucho las ventas, los
tejedores del sur de Nariño insisten que la calidad de sus artesanías es superior a las
ecuatorianas. Esto sucede con la calidad del teñido, que en las prendas ecuatorianas
dicen no ser fijo. Así, expresan no generar una competencia que busque ponerse en el
mismo nivel sino lograr su propio mercado.
2 Esta lista de precios no corresponde a un estudio cuantitativo riguroso sino a los datos contenidos
en las narraciones durante recolección de datos cualitativos de esta investigación.
41
En relación con lo anterior, los mismos indígenas señalan utilizar prendas
costosas, razón por la cual les parece absurdo aquellas afirmaciones que los describen
como “Pobres Indios” o “Indios Pobres”. Todo esto lleva a pensar en el Sur de Nariño
como una región con un potencial enorme en cuanto al tema artesanal. De esta
manera, el buscar alternativas de comercialización podría explotarse este potencial.
Como dice una de las líderes de Cumbal, “Cuando hubiese ese mercado seguro yo
creo que más de uno se nos hubiese une. A esta profesión que es milenaria. Entonces
ese es otro de los retos” (Entrevista #20).
Volviendo a la dificultad comercial, esto hace que los artesanos deban recurrir
a otras actividades productivas para poder sobrevivir y mantener a sus familias.
Caracterizado por ser una región lechera, al Sur de Nariño muchos de sus habitantes
viven de la venta de leche, “Y ahora cuando no hay la leche, nos escasea, entonces ya
no tenemos con qué comprar. La leche es para todo, y se secan las vacas todo el
tiempo la leche también entonces ahí no hay plata para comprar la lana”. Hay quienes
crían animales como gallinas, marranos y cuy para vender en los mercados de los
domingos o inclusive viajan hasta Ecuador para venderlos. Estos recursos se reparten
para cumplir con las necesidades del hogar y para comprar materia prima.
Algunos de los líderes de estas comunidades del Sur de Nariño, han hecho
algunas recomendaciones específicas, como la promoción de ferias locales entre las
mismas comunidades Pastos. De esta manera se incentiva la comercialización propia,
dando espacio a otros tipos de intercambio como lo es el trueque o la payacua.
Adicionalmente podrían buscarse mercados externos, puesto que localmente hay poca
demanda.
Tabla 1. Precios Venta
Item Precio de Venta P/C Precio Estmiado
Ecuador P/C
Mochilas tejidas en agueta $70.000-$160.000 $20.000
Ruana en lana de oveja $150.000-$300.000 $10.000-$20.000
Paños (gabanes) $200.000-$250.000
Cobija Hasta $500.000 Desde $10.000
Chalina $50.000
Sacos en lana tejidos a
máquina
$40.000-$50.000
Tabla 2. Costos Materia Prima
Item Costo
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Madeja 2.000 (Cumbal); 3.500 (Aldana)
Vellón de lana $15.000
Tabla 3. Cantidades Materia Prima
Item Cantidad de materia prima requerida
Saco Madejas
Cobija 2-3 kg de lana
Mochila pequeña 2 madejas
Mochila grande 3-4 madejas
Ruana 2.000 gramos
Peso de una madeja?
Tabla 4. Tiempos de tejido
Item Tiempo requerido
Ruana 8 días de tejido
Bolso 4 días concentrado; 1 mes de a
fragmentos
Fuentes de ingreso para compra de materias primas:
Venta de:
-leche (a veces reciben adelantos de la quincena de la leche). Muchos les venden a
Alpina: les pagan 770-870 pesos por litro
-cuyes, los venden en el asadero; gallinas; pollos; conejos; puercos; venta de
artesanías
-Agricultura: Repollo, zanahoria, coliflor, rábano. Venden en el mercado o a vecinos
y familiares que les piden.
En algunos casos fían productos.
Truque de cuyes o pollos por materias primas
Lugares de Ventas:
A. Ventas Locales: (Han disminuido por competencia con el Ecuador)
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Asociaciones: La Oficina del Cabildo Menor de Género y la de
Asociación Piedra Machines tienen una vitrina para exponer sus
productos.
Trueque: Cambian tejidos por alimentos. Ej: Cambian una ruana por
maíz.
Encargos: Vecinos y familiares les encargan productos con
especificaciones de tamaño, color, simbología y figuras tejidas,
materia prima, etc. Encargos para llevar al exterior; regidores también
encargan.
Almacenes: Asociación Teji-Color vende sus productos en el taller,
ubicado en el casco urbano de Cumbal. Asociadas le dan sus productos
a la tienda y ella los vende sin comisión. Ella sola paga el arriendo.
Algunos compradores de Ipiales de otras regiones del país, pero la
mayoría son de Cumbal (con los locales manejan precios más
económicos)
B. Ventas Regionales:
Mercados: Antes de que empezar
la competencia fuerte con Ecuador llevaban a mercados en Ipiales y
Guaitarillas.
C. Ventas Nacionales:
Bogotá: Hace unos años algunos participaron en ferias. Hay quienes mandan
productos encargados con asociaciones o personas que viajan a la ciudad.
4.16. Necesidades Sentidas
Durante el trabajo de campo se identificaron las necesidades sentidas de los
tejedores. En primer lugar, respecto al rescate de técnicas y tradiciones en relación
con la tejeduría, las comunidades artesanas expresan un interés por rescatar la
costumbre del tejido, de la unión y concentración que este implica (Luz Colimba). De
esta manera, hay una sensación de pérdida, de olvido de la cultura y señalan la
necesidad de “Porque si nosotros dejamos perder pues nuestra cultura entonces
nosotros ya dejamos de ser lo que hemos sido antes” (Grupo Focal #1). Sin embargo,
es evidente que la misma comunidad ya ha tomado acciones propias para esto. Es
decir, la iniciativa la han tomado ellos, y la necesidad es de un apoyo a esto. Yolanda
Lucely Tarapues Colimba, por ejemplo, expresa,
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(…) de alguna manera tratando de recrear el conocimiento de Los Mayores
en lo que refiere a los tejidos, a la simbología, digamos de acuerdo a la
cosmovisión, y todo eso. Queremos pues que de alguna manera esos
conocimientos no se vayan perdiendo, más que todo que recreen,
recreemos eso en la actualidad para que nuestros niños, nuestras futuras
generaciones pues tengan de dónde contar también o de dónde aprender
alguna cosa.
La Asociación Naunal, en el municipio de Guachucal, han buscado recuperar
algunos artefactos de sus mayores, tanto piezas precolombinas como cobijas y textiles
donde están plasmadas las diferentes figuras simbólicas, utilizando la técnica de
amarrados (Leonor Tutelchá). De la mano con esto, Luz Angélica Tarapues, dice que
estamos en una época de pobreza espiritual que ha llevado a que las propias culturas
se desinteresen y se desarraiguen, impidiendo así la reproducción de su cultura y
tradiciones.
En segundo lugar, respecto a los elementos específicos del tejido, los
artesanos expresan diversas necesidades e intereses. Por un lado, dicen que rescatar el
hilado fino que hacían los mayores, hacer combinaciones de colores, innovar con
nuevos productos. Para todo esto, señala Luz Angélica Tarapues, “Nos hace falta
escuela, en donde nos mantenga allí. Despertar toda esa parte dormida. No es que no
sepamos, sabemos muchas cosas, pero está dormida, está dormida esa parte espiritual,
entonces cómo despertar y hacer como esas mingas de pensamiento en el mismo
campo”. Para esto se identificaron propuestas como las divisiones de roles, o
distribución del trabajo, para que haya un grupo encargado específicamente del
teñido, otro del hilado, etc. Sin embargo, aunque algunos señalan la necesidad de
capacitaciones y proponen la combinación de profesores ecuatorianos y colombianos,
hay otros que no les gusta, “Porque dicen, mientras me voy a una capacitación, ya
hago otra cosa” (Entrevista #15).
Para esto, se necesitarían olletas, estufas (Entrevista #20). Esto, con miras a
una mejora en la comercialización. De esta manera, expresan el interés de conseguir
un mercado fijo y que sus artesanías sean valoradas y pagadas a un precio justo
(Carmen Chirán).
En tercer lugar una dificultad en la comercialización de los productos, implica
también una dificultad en conseguir recursos para comprar más materia prima,
generando así un “círculo vicioso” en relación con el aspecto económico de la
tejeduría. En palabras de la tejedora María Nohemí, “(…) lo que pasa es que a veces
no tengo los recursos para la lana, eso. Y para tejer yo sé tejer fajones en agujeta y
tejer así en guanga”. Así, en algunos casos les hacen falta las lanas y los hilos. En el
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campo, les hace falta tiempo para hilar, tejer y retorcer, pues están dedicados a otras
actividades económicas que les generen los ingresos suficientes para vivir.
Por otro lado, se expresaron otro tipo de necesidades materiales, como las
herramientas o maquinaria que necesitarían para cumplir lo anterior. Para recuperar el
tejido fino que hacían sus mayores, dicen necesitar una máquina para hilar
(hiladora), pues, “Nosotros quisiéramos también que con la ayuda de unas máquinas
[…] seguir tejiendo. Somos más perezosos para hilar. Queremos que nos rinda más”
(Grupo Focal #1). Otros hablan de fileteadoras y guangas más cómodas, para evitar
que tener que templar el tejido cada vez. Tal como explica Luz Angélica Tarapues,
para poder mantener el uso de la guanga, es necesario, “Buscar una manera que sea
más fija y más bonita”. Para poder hacer esto habría que hacer investigación respecto
al tema.
Respecto a la reproducción del oficio, se expresa la necesidad de motivar a los
jóvenes a continuar practicándolo. Aunque en algunos casos la comunidad misma ha
buscado generar espacios, hay grupos como el de Artesanas Pastas Aldanas, que
expresan la necesidad de un apoyo externo. De esta manera consideran que un
estímulo por parte de Artesanías podría motivar a los jóvenes a continuar practicando
el oficio. Otras propuestas, como la de Luz Angélica Tarapues, plantean la
posibilidad de hacer una cartilla o catálogo donde estén dibujados los diseños junto
con los puntos de cada tejido. Esto para que quede como parte de la formación del
resguardo y facilite el trabajo de las tejedoras.
4.17. Procesos de Aprendizaje
Durante el trabajo de campo se analizaron los procesos de aprendizaje, con el
fin de entender la manera en que la tejeduría se ha reproducido como un oficio
artesanal durante generaciones. De acuerdo con esto, se identificó la manera en que
los indígenas Pastos han mantenido viva la tradición al enseñar a las siguientes
generaciones, ya sean hijos/as propios, otros familiares o vecinos cercanos.
En primer lugar, hay diversas maneras en que las tejedoras y tejedores de los
Pastos aprendieron el oficio. Una de estas maneras es por medio de la familia, en la
casa. La mayoría de las tejedoras cuentan cómo desde niñas aprendieron de sus
mamás, quienes les enseñaron a tizar y retorcer la lana. Anteriormente, aprendían a
hacer sus propias polleras, pero en la actualidad se compran faldas de tela que ya
vienen listas. Algunas aprendieron por las instrucciones de su madre, otras por
“tradición visual”, sentándose a mirar cómo se trabajaba la lana y se tejía. Carmen
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Chirán cuenta la historia de su familia, y cómo en el tiempo se ha dejado de enseñar
el tejido en guanga,
Sí. Mi abuelita fue una gran tejedora. Ella sabía teñir, sabía combinar, ella
tejía en guanga, en agujeta, en agujón, una gran variedad de productos que
eran la necesidad de la gente. Y ella le enseñó a mi mamá. Mi mamá también
sabe tejer, sabe combinar, y ella me ha enseñado. Incluso nosotros cuando
estuvimos en la escuela había clases, nos enseñaban a hacer. Y de allí a acá,
pues sí, hasta el momento agujeta, agujón, no sé tejer en guanga. Pero sí me
gustaría aprender.
Aunque en la mayoría de los casos se encontró que las tejedoras habían
aprendido de sus mamás o abuelas, se encontró un caso en el que la niña aprendió de
su papá todo acerca del tejido, pues su madre trabajaba sirviendo a los terratenientes.
No sólo aprendió de él la técnica sino los tiempos propios de tejer y cómo debía
limitar sus actividades mientras tuviera la menstruación.
Adicionalmente, algunas mujeres aprendieron a tejer en la escuela, donde los
profesores les pedían que trajeran agujeta y lana para aprender. Hay otros casos,
como el de Blanca Coral, que su mamá pagó a una señora para que le enseñara a tejer.
En sus propias palabras dice,
Yo me acuerdo que mi mamá me enseñó, en la escuela, no? Pero ella no
podía entonces ella pagó rogó a una señorita que ella podía […] yo le voy a
rogar a ella que me enseñe, y me enseñó una prima mía, ella me enseñó la
agujeta y pues ya fui aprendiendo, fui mirando dónde había pues figuras
bonitas, muestras bonitas. Yo las sacaba y las tengo en la casa. Y las he
vendido, he vendido varias cosas.
Algo similar le sucedió a Leonor Tutelchá, quien aprendió de una amiga de la
mamá y expresa que no quisiera que se acabara la tradición del tejido.
Otra manera son las asociaciones o grupos de tejedoras. Así, “Porque cuando
nos reunimos en grupo grande unas están tejiendo una muestra, otras otra, entonces
yo puedo enseñar pero también puedo aprender de mi compañera. Unas saben una
técnica y otras saben otra. Otras incluso el compartir con otros pueblos hermanos
aprendimos otras técnicas” (Entrevista #20). En el marco de otros programas, como
Familias en Acción, algunas mujeres líderes aprovechan para enseñar a un grupo a
tejer. Aunque hay varias iniciativas de voluntariado para enseñar, las mujeres
expresan la dificultad de no recibir ninguna remuneración económica por su tiempo.
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Por último, están los talleres o capacitaciones dictadas por entidades como el
SENA o Artesanías de Colombia. De esta manera, algunas mujeres que aprendieron
cuando niñas algunos elementos del tejido, han ido reforzando su conocimiento, ya
sea por las otras compañeras o por entidades externas a la comunidad. Algunas
tejedoras explican la dificultad para aprender el oficio, debido a que sus mayores eran
difíciles a la hora de enseñarles,
Pues más o menos desde niña porque mi mamá siempre trabajaba en
eso, me gustaba, ella nunca me enseñó, pero como los mayores de antes
siempre eran jodidos, ellos nunca decían aprender sino “quitate, andate
para allá”, sino que yo siempre me gustaba. Después ya aprendí a coser
las cosas yo. Pues antes se trabajaba en la lana de oveja, tejer cobijas,
ruanas, más adelante pues ha sido más, que han sabido más las mayores
pero eso no aprendí porque ya no somos tanto de antes (Entrevista #22,
María del Socorro Taimal).
De la misma manera, María Isabel Tarapues cuenta cómo las mayores eran
egoístas y no quisieron enseñarles a las más jóvenes y “ellas se murieron con el
saber”, “Porque en la familia sí había personas, las abuelitas ellas podían mucho tejer pero
no nos querían explicar, eran egoístas. En cambio ahora pues digo que esas cosas no se den,
que si uno sabe dar a conocer a los demás”. Algunas lograron convencer a sus abuelas
para que les enseñaran a tejer en guanga. Interesadas, se sentaban al lado de sus
mayores mientras tejían para así aprender. En la actualidad es posible encontrar
mujeres que han enseñado el oficio a sus hijos, vecinos e inclusive a sus esposos.
Pero hay otras que no lo han enseñado a nadie, por lo que sería interesante propiciar
espacios para que se difunda este saber.
En segundo lugar, con la simbología sucede lo mismo. Debido a que los
mayores no contaban con un medio de escritura, tal y como se entiende la escritura
del modo occidental, el significado se ha transmitido por tradición oral durante
generaciones. Luz Angélica Tarapues, por ejemplo, explica como se debe enseñar al
hijo, al guagua, sobre el Sol de los Pastos, “Si yo no le explico para él puede ser una
estrella o puede ser cualquier cosa o un cuadro. Pero si yo le explico que ahí está
nuestro mundo Pasto, que ahí está una cultura, un pueblo, incluso la nación”. De esta
manera algunas se han convertido en maestras artesanas. Son maestras que, aunque
no saben leer ni escribir, dominan la técnica y el contenido del oficio.
Volviendo a la pérdida del fogón como espacio de aprendizaje, es importante
que la motivación del oficio venga acompañada de una búsqueda de nuevos espacios
de aprendizaje. En palabras de María Isabel Tarapues, “Era el fogón, cierto, sabían
ahí […] hilar la lana, tizar, nos sentábamos la hija, la nieta, así. Eso sí era cierto, así.
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Y hasta ahora mismo es. Por ejemplo cuando llega, tiene la lana, viene la cuñada o
viene así el hermano, entonces que ayude, entonces cierto, ayudamos, eso sí”.
Carmen Chirán describe el fogón como el lugar de donde partía la educación, la
salud, la religión, donde planeaban las actividades del día siguiente. La religión,
porque ahí se rezaba y se agradecía por los alimentos. “La salud, porque allí se
preparaban los remedios para curar nuestras enfermedades”. De la misma manera,
José Humberto Cumbalaza describe su propia experiencia, “Claro, pues como cuando
nosotros nos criamos, cuando eso no había así los, las reuniones que ay ahora. Del
fogón. En mi casa fuimos 7, entonces con eso el papá, la mamá, todos nos
sentábamos, alrededor del fogón, pues. Y había la conversación, el diálogo, se
conversaba, tal cosa vamos a hacer mañana, pasado, o así hay que hacer”.
Teniendo en cuenta lo anterior, algunas organizaciones de la misma
comunidad, como es el caso de la Asociación Shaquiñan, están trabajando por
permear las instituciones educativas e introducir la enseñanza de estos oficios, para
que los niños indígenas puedan aprender sus tradiciones. Por consiguiente, están
introduciendo la enseñanza del manejo de la chagra, las matemáticas desde el tejido y
la organización social desde un concepto propio de cosmocracia.
4.18. Religión y Espiritualidad
Retomaremos el concepto de sincretismo para describir la esfera espiritual de
los Pastos. Los indígenas cuentan que los dioses de sus mayores eran los elementos
de la naturaleza: Dios sol, luna, entre otros. Sin embargo, con la llegada de los
españoles se introdujo en su cultura la religión católica, implicando fuertes cambios.
En primer lugar, siguiendo la tradición de sus mayores, los Pastos expresan
que todo lo que existe dentro de la madre tierra son cosas sagradas que hay que
respetar, tal como afirma José Humberto Cumbalaza (Entrevista #14). De acuerdo
con esto cuentan cómo los mayores creían en las piedras, le rezaban a las rocas, pero
ahora van a la iglesia. En palabras de María del Socorro Taimal, “Ellos eran creyentes
de cómo hacer, ellos creían si era en una piedra, si era un mono, bueno, ellos creían”.
En relación con esto, está la creencia que cada planta tiene un espíritu distinto. De
esta manera establecieron una conexión con la naturaleza y con cada una de las
plantas. En la actualidad, hay quienes recuerdan estas creencias. En relación con esto,
los mayores se “encargaban” a algún elemento de la naturaleza para que los
protegiera. Esto, a diferencia de la actualidad, que muchos de los Pastos creen en el
Dios de la religión católica, “No pues hoy creemos ya en Dios. […] no creían, ellos
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creían en el sol, en la luna, en las plantas, en los animales” (José Humberto
Cumbalaza). De esta manera, la mayoría aprendieron en el colegio los elementos de
la religión católica, como la costumbre de rezar el rosario. A partir de esto,
organizaciones como la de la Asociación Shaquiñan han decidido motivar la
celebración de sus fiestas tradicionales, como el caso de la fiesta cósmica, Inti Raymi.
María del Socorro Taimal, describe cómo hoy en día van a la iglesia, pero
anteriormente los mayores creían en las rocas y los elementos de la naturaleza, “ellos
oían algo, por ejemplo, ellos creyentes de que les hacía oír, de que cantaban los
gallos, de que sonaban las ollas, de que ese sitio es encantado, bueno, todo eso”. Hoy
en día esto es más difícil de que suceda, pues la mayoría de lugares ya han sido
visitados y son lugares recurridos. Por consiguiente, cuando los mayores iban a cortar
un árbol, antes pedían permiso por medio de la oración. En la actualidad, hay quienes
siembran plantas medicinales. Todas estas plantas, los mayores las plasmaron en los
tejidos.
En segundo lugar, al igual que las plantas, los mayores identificaban que cada
elemento de la naturaleza tenía su protector. José Humberto Cumbalaza afirma,
“Entonces por ejemplo, el protector del agua es el duende. Entonces el duende como
es también un espíritu, pues por ejemplo del duende es que nace la música que ellos
tocan”. En relación con esta creencia en los diferentes espíritus, los Pastos describen
algunos de los lugares sagrados donde están concentradas tales fuerzas,
Entonces por ahí se fueron grabando y pues como creían en las plantas o
en los animales, entonces en esas lagunas bravas se fue formando eso, ese
espíritu. Los duendes, tanta cosa que hay y fueron y ahora como, esa
cuestión de la madre naturaleza pues es seria y es sagrada. Pero se formó
y se crearon. A base de de unas formas de personas y de animales, donde
era más bravo, en las lagunas, donde sale el agua, allí (José Humberto
Cumbalaza).
En tercer lugar, hay quienes mencionan algunas figuras proféticas, como el
caso de Juan Chiles, quien comparaba al hombre con el río, “Porque el río dice, pues
que tiene las piedras dice una cosa, no? Las piedra dicen quedémonos. El agua, pues
dice, vámonos. La espuma dice, dice bailemos. Entonces ahí Juan Chiles lo
relacionaba con la naturaleza” (José Humberto Cumbalaza).
En cuarto lugar, es interesante analizar la relación entre las creencias de los
mayores y la religión católica. Al discutir este tema, Carmen Chirán señala la
diferencia entre el calendario “occidental”, que define las fiestas propias del
catolicismo y el calendario tradicional de los Pastos. Adicionalmente, en relación con
50
los rituales, afirma que, “En lo católico ellos rechazan hartísimo de todos esos
rituales. La única creencia es Dios, es Jesús, el único al que hay que rendirle
alabanzas”. En los Pastos, en cambio, se habla de cómo
debemos ser agradecidos con nuestra Pacha Mama, Nuestro padre Sol.
Nuestra madre naturaleza, ella es la fuente de la vida, donde nosotros
nacimos. Gracias a la madre naturaleza tenemos frutos y nos podemos
alimentar. A nuestro padre Sol porque nos da el abrigo y la claridad y la
luz, bueno. Eh, el agua. El agua es fuente de vida. Las piedras son duras y
hay que ser fuerte como las piedras para no dejarnos vencer. La espuma
porque es inteligente, le da vuelta y rodea. El cascajo, no sé el significado
del cascajo (Enrevista #2).
En relación con estos significados, Carmen Chirán describe el fogón
tradicional y las tres piedras o tulpas sobre las que se ponía la olla. Al igual que el
churo cósmico, las tres tulpas representan los tres mundos: el de abajo (se refiere a
donde nacemos, el vientre de nuestra madre), el del centro (donde estamos nosotros)
y el mundo de arriba como el mundo espiritual.
4.19. Tintes
Teniendo en cuenta que la presente investigación está enmarcada dentro del
rescate de técnicas y tradiciones, uno de los elementos clave a analizar fueron los
tintes que las tejedoras utilizan para darle color a su materia prima. La primera
situación identificada respecto al tema, es cómo se han dejado de utilizar los
tradicionales tintes vegetales. Esto, por varias razones, como costo y tiempo, debido a
que el teñido con plantas requiere un proceso minucioso y demorado, mientras que
los tintes industriales no tanto. Adicionalmente, se encontró que en la actualidad
muchas tejedoras prefieren comprar lana sintética que ya viene tejida. Este fenómeno
tiene varios riesgos para la cultura de los Pastos. No sólo porque se estén perdiendo
las tradiciones como tal, sino porque el teñir con plantas tiene un significado
espiritual.
Para los Pastos, teñir con tintes vegetales implica una conexión con la tierra,
que se estableces desde el momento que se va al monte a buscar la planta indicada
para teñir. En palabras de Ligia Valenzuela Colimba, para las mujeres,
específicamente, el teñido implica una relación con la tierra, un equilibrio, un sentir.
Así, al teñir un tejido con planta, se transmite toda la energía mediante la aplicación
del color. Por consiguiente, tal como han aprendido de sus madres y abuelas, en la
tierra se encuentran las plantas, el barro y las raíces con los colores que “ahora llevan
puestos las mujeres”.
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Según describe José Humberto Cumbalaza, es importante recolectar las hojas
por la mañana, pues a la hora de la madrugada es cuando las plantas tienen el líquido
en la hoja, “Y por medio día baja a la raíz, casi no tiene nada de tinte en la rama,
entonces toca cogerla por la mañana. Se la cosecha y se la taca en el caquero”. La
hoja se pone en el caquero, un pedazo de madera hueco y se „taca‟ hasta que queda
hecha polvo, se pone en un balde y se deja „serenando‟ dos días, para que tome color.
Después se va a buscar el alumbre para fijar el color en la lana. Tal como narra José
Humberto, es el agua fuerte de la ciénaga, en la que se remoja la lana. Así,
Esa esa la, la oscurece a la lana. Y se la pone en la olla y ya que está
hirviendo se le suelta la hoja, pa que herva ahí, y se la herve y cuando
ya herve toca sacarla y escurrir eso, que quede el mero caldito ya. Y
cuando ya esté el caldo se le hecha de vuelta cuando hay alumbre, hay
alumbre, pues en polvo se compra, y si no sal, en grano. Chulco, le
decimos chulco, hay una plantica chulco, es fuerte (José Humberto
Cumbalaza, Entrevista #14).
De esta manera el color se fija haciendo un caldo con una planta llamada
chulco y el limón. La piedra lumbre se ha usado como mordiente. Adicionalmente,
cada uno de los colores que se recolectan de las plantas de la tierra, tienen un
significado propio. De acuerdo con esto, se dice que es medicinal ponerse una ruana
que ha sido teñida con plantas. José Humberto Cumbalaza asegura que, “si uno tiñe
con una planta pues uno dice: “me voy a poner esta ruana y a mí no me va a pasar
nada”. En el caso específico del barrabás, que tiñe de amarillo, “voy a teñir con el
barrabás, me va a salir tal color y ese color me va a dar como a mí como ánimo, como
una belleza más, […] voy a poner este” (Entrevista #14). De esta manera, el
conocimiento tradicional sobre plantas y tintes vegetales se ha transmitido durante
generaciones, pero en la actualidad son pocos los que practican este saber ancestral.
Dentro de las varias razones por las que ya no se usan estos tintes, está la gran
cantidad de leña que se necesita para este proceso y la dificultad en conseguir algunas
de las plantas. Sin embargo, sería interesante incluir los tintes vegetales dentro de los
elementos a rescatar, pues, además de tener un significado espiritual, no tienen
ningún costo mientras que las anilinas artificiales sí (Ver Anexo 8.3. Sección “Los
colores de la madre tierra” Pp.72).
4.20. Proyecto
Durante el ejercicio investigativo se tuvo en cuenta la percepción de la
comunidad frente al proyecto, con el fin de identificar posibles acuerdos o
desacuerdos durante la ejecución del mismo. Para esto se tuvo en cuenta los
52
antecedentes del proyecto, puesto que Artesanías de Colombia estuvo trabajando
durante la década de los 90, hasta el año 2002, en esta misma comunidad. Aquellos
que participaron en esa ocasión expresaron agradecimiento hacia la entidad e interés
de volver a trabajar de la mano. En muchos casos, antes de empezar el grupo focal o
entrevista, los individuos expresaron desconfianza y reserva respecto a la entrega de
información. Esto, teniendo en cuenta que en casos pasados han sentido que les han
“robado” la información. En palabras de una de las tejedoras, "Entonces ellos nos
recopilan nuestras cosas, nuestras costumbres, y luego ya sacan ellos y dicen, venden
los libros y dicen “esto es lo que hacían ellos” (Grupo Focal #1).
En una conversación surgió el caso específico de la antropóloga Joanna
Rappaport, quien investigó por muchos años la cultura de los Pastos y vivió en la
comunidad. Quienes la tuvieron de cerca, reclaman toda la atención que le dieron y
ella “se llevó todo el conocimiento” (Entrevista #3). De esta manera, expresan el
interés de recibir ayuda, algo que sea representativo para el bienestar de la propia
comunidad y no solo un libro. Sin embargo, una vez les explicamos los objetivos y
alcances del proyecto, junto con la cartilla que se realizará como recopilación de la
información recolectada, quisieron compartir sus experiencias y conocimientos en
relación con el tejido.
En primer lugar, en relación con lo anterior, algunos líderes expresaron la
importancia de respetar la autonomía de los pueblos dentro de un proyecto como éste.
En el caso específico de la artesanía, Alvaro Guadir explica,
Si, por ejemplo, Expo Artesanías le ha abierto una puerta a las mujeres
para que expongan sus productos, pero también ha habido a veces, de
algunas instituciones en la cual le dicen, mire es que lo que pasa es que
éste tejido hay que cambiarle el color porque, según los diseñadores, en
el momento actual el color es éste. El bolso hay que hacerlo, no hay que
hacerlo el bolso redondo, hay que hacerlo bueno cuadrado, pongo un
ejemplo, ¿no? Porque es que los diseñadores últimamente de acuerdo a
la oferta que se está dando, digamos, se necesita diferente. Y lo que
nosotros queremos es que se teja, se vuelva a tejer como realmente era
el tejido acá, no se cambien ni colores y se pueda pues exponerlo, se
pueda, puede ser venderlo, pero lo que realmente es acá.
De esta manera piden que no se cambie la esencia de lo que son sus artesanías
53
y tradiciones. Teniendo en cuenta que en la actualidad la comunidad está en una
lucha con el desarrollo, por volver al conocimiento ancestral y a los mayores, es
importante respetar esos diseños y significados tradicionales. En relación con esto,
Alvaro Guadir hace una propuesta interesante, de generar espacios en los que los
mayores puedan compartir sus conocimientos con los más jóvenes. Para esto, es
importante tener en cuenta en qué momento y lugar se hace, pues todo eso influye en
el tipo de información que se va hablar. Durante el día se da el espacio para hacer las
actividades cotidianas mientras, que en la noche los mayores se reunían a discutir
sobre el día y evaluar lo que sucedió. Así, en palabras de Alvaro Guadir, “Pero que si
hablamos en esos momentos o espacios que donde están varios mayores, donde está
el conocimiento, donde realmente está el conocimiento, donde existe digamos el
conocimiento, hay mucho, digamos que hay una biblia de conocimientos”.
Adicionalmente, en segundo lugar un gran tema relacionado con el
proyecto fue el de la participación de los jóvenes, pues muchos tejedores y tejedoras
adultas expresaron su preocupación por la reproducción del oficio. De acuerdo con
esto, se conocieron algunas acciones por parte de la comunidad que han buscado
incluir el tejido como parte del programa escolar. Esto, ha hecho parte de un proyecto
de Educación propia, presentado al Ministerio de Educación, la OIM y Cooperación
Internacional. Además de las artesanías, se ha trabajado el uso de plantas medicinales,
el uso de la shagra, entre otros. Sin embargo, algunos sugieren que sería más efectivo
una visita e incentivo por parte de Artesanías de Colombia pues, tal como afirma Juan
Colimba, “nadie es profeta en su tierra”.
4.21. Referentes
Por medio del diálogo con algunos integrantes de los grupos de los Pastos, fue
interesante identificar algunos de los referentes culturales propios de la comunidad.
Esto, con el fin de poder enmarcar los procesos de diseño dentro de la cosmología y
forma de vida de este grupo étnico. En primer lugar están los referentes del territorio,
en su mayoría asociados a lugares sagrados. Tal como se señaló anteriormente, los
Pastos delimitan el territorio según las piedras, montañas y ríos, como mojones
naturales. Alvaro Guadir explica cómo los símbolos asociados a estos mojones y
territorio están plasmados en los tejidos. Por consiguiente, es indispensable que los
funcionarios de Artesanías de Colombia que entremos a trabajar con la comunidad,
conozcamos y entendamos esos referentes, para así poder trabajar las artesanías y, en
este caso los tejidos, con reconocimiento y respeto.
54
De la mano con lo anterior, algunas líderes tejedoras, como Luz Angélica
Tarapues, dice incentivar en sus estudiantes los referentes de la misma naturaleza. En
sus propias palabras les dice, “Váyase al campo, allá combine. Ahí está la madre
naturaleza, están las plantas, ellas le están brindando cómo vas a combinar, y ahí
están digamos los colores en gama y entonces que no necesito irme al Ecuador a
copiar, no, acá mismo, todo está acá, todo, todo, todo. En campo abierto, en la madre
naturaleza, mejor dicho, ahí está el profesor más grande en combinación de colores y
hay unos colores hermosísimos ahí”. Lo anterior, consiste en un ejercicio de relación
entre el artesano y la naturaleza, para tomar de esta los referentes e inspiraciones de
sus elaboraciones. Por consiguiente, los procesos de diseño pueden estar enfocados a
facilitar procesos creativos que estén basados en estos referentes de su propio entorno
natural.
4.22. Significado Colores
En relación con el análisis de los tintes vegetales, se hace evidente que para
los Pastos, la elección de los colores para el teñido de sus tejidos no es en vano. Por el
contrario, obedece a una manera particular de abordar el mundo y la naturaleza. En
primer lugar encontramos que los colores más usuales para las ruanas son el café, el
negro y el blanco. Algunos describen estos colores como colores tierra, mientras los
verdes se relacionan con las plantas. Anteriormente era muy común encontrar ruanas
en azul marino y otros como el rojo. La ruana blanca, específicamente, se utiliza para
ir al pueblo, pues pocas veces se usa en la casa, donde se puede ensuciar fácilmente
mientras se realizan las labores de campo y domésticas. En el caso de hacer una ruana
color caléndula, por ejemplo, “Nosotros lo que miramos es que están haciendo como,
digamos, tomando como ese referente de los tiempos. Y parece que es como el
referente de la época por ejemplo del verano mayor, la época de la cosecha” (Alvaro
Guadir).
De acuerdo con lo anterior, se hace evidente que los colores utilizados en los
tejidos son tomados de la misma naturaleza. En algunos casos, son los colores que
existen en la chagra y en el territorio propio. Por consiguiente, durante los procesos
de diseño es importante tener en cuenta la combinación de colores que se utilice,
pues, “Y a veces últimamente lo que se hace es como cruzar los colores y no es
cruzar los colores, son colores netamente naturales […] la chagra” (Alvaro Guadir).
4.23. Uso/Función de la artesanía
55
Durante la visita que se hizo a algunos de los municipios del Sur de Nariño, se
identificaron diferentes usos que las comunidades de los Pastos le dan a la artesanía.
En las conversaciones que se entablaron con algunas de las tejedoras, se hicieron
evidentes algunos cambios que han sucedido a lo largo del tiempo. De acuerdo con
esto, los mayores tejían por necesidad, para poder vestirse, pues en ese entonces la
única manera de tener prendas de vestir era la elaboración propia. Adicionalmente, el
frío clima de esta región exigía ropa abrigada. De la mano con esto, muchas tejedoras
cuentan que cuando eran niñas, los cojines para la cama, las polleras y otros
elementos no se compraban sino que se elaboraban en la casa.
En primer lugar, en la actualidad, aunque en algunos casos se teje por
necesidad, es evidente que la tejeduría no es la única fuente de prendas de vestir. Por
consiguiente, esto explica la desaparición o el desuso de algunas prendas típicas. Sin
embargo, para algunas mujeres, sus propios tejidos siguen siendo indispensables para
la vida cotidiana. El caso de María Tránsito Tarapués, habitante de la vereda Cuetial,
alejada del casco urbano de Cumbal, señala la necesidad de elaborar sus propias
chalinas para envolver alrededor de las pieras. En sus propias palabras dice, “No,
pues es que para cobijarnos, para el agua, nos toca aquí andar con las vacas, aquí con
el almuerzo de los esposos, entonces toca andar cobijado. Uno envuelto y otro
acobijado, para el frío. Porque aquí es mucho frío” (Entrevista #19).
Tal como se señaló anteriormente, aquellas tejedoras que continúan tejiendo la
ropa para su familia, están encargadas de hacerle las ruanas a sus esposos.
Aproximadamente una vez al año, la ruana se desgasta o se acaba y la mujer debe
tejer una nueva. Así, las más viejitas quedan para usar dentro de la casa o en el
campo, mientras que las más nuevas son destinadas para uso exclusivo de las fiestas o
para bajar al pueblo (María Tránsito Tarapues). Adicionalmente hay quienes tejen los
gorros, escarpines y pantalones para los bebés y quienes hacen sacos en agujeta para
los niños y niñas.
En segundo lugar, hay algunas prendas que se elaboran exclusivamente para
ocasiones especiales, como el caso de la ruana blanca que se usa específicamente para
los eventos y fiestas en el pueblo. Algunos utilizan bufandas con los colores del
arcoíris, práctica compartida con los indígenas del Ecuador. Y hay quienes utilizan
los atuendos tradicionales en algunas presentaciones o eventos culturales. María
Otilia Alpala, por ejemplo, recuerda la época de las recuperaciones de las tierras, en
la vereda de Boyera,
Cuando eso iban a hacer unas presentaciones a las casas, allá sabían
llevando la ruana de oveja de mi papi, sombrero, las faldas […] ya no
56
más se coloca, de esas para bailar. Y incluso los hijos míos hasta
ahora les saben pedir la ruana a mi papá, el sombrero, cuando hay
algunas presentaciones, al colegio, en la alcaldía. Ellos tienen que
hacer varias actividades […] pedirle la ruana al abuelo. Mi papá tiene
café, gris, azul marina.
De esta manera, el atuendo tradicional se viste para recordar, celebrar y
homenajear a los mayores. Para algunas fiestas y Bailes, se utilizan las fajas, para
vestirse como los puendos o campesinos del Ecuador. Adicionalmente, es común que
para algunas fiestas como la Semana Santa o el año nuevo se confeccionen nuevas
prendas. María Isabel Tarapues recuerda cómo su madre le hacía una ruana nueva a
su padre para cada fiesta, “decía no pues ya va a llegar tal fiesta ya hilaba la lana, a
trasquilar a la oveja llegaba la tizaba, hilaba, retorcía, la lavaba y a teñir”. María Zoila
Tarapues compartió con nosotros la historia de una tradición muy bonita, de cómo
antes de casarse la mujer le tejía y regalaba una ruana al novio, “Pero, se tejía y yo
también tejí para una tía que se casaba, y antes la costumbre era la novia regalar la
ruana al novio, entonces mi abuelita me hizo tejer una ruana por la noche. (…) Sí.
Para el día que se casaba ya le ponía la ruana nueva”.
En tercer lugar, hay algunos tejidos que se utilizan como regalo u ofrenda para
ocasiones como los matrimonios. Sin embargo, algunas prendas como las ruanas, no
son usadas como regalo, pues es muy costosa. María Otilia Alpala cuenta que
“cuando hay matrimonios incluso el otro sábado regalé un par de éstos [señala forros
de cojín]. Matrimonios, si es hombre le llevo azules o verdes, si es mujer le llevo
rosados o rojos. A veces una […] cuando es bautizo también hago azul claros, o
azulitos o amarillos […]”.
En cuarto lugar, es posible encontrar algunos testimonios de tejedoras que
hacen intercambio de los productos que elaboran. En palabras de Alegría Chirán,
“Las más veces hacemos como cambios. Yo tejí esto, voz tejiste esto. Cambiemos,
hacemos como el trueque. Y la mayor de veces cuando viene la gente de afuera
también ofrecerles, en un local. Aquí como tenemos la vitrina de la organización,
parte de todas las compañeras” (Alegría CHirán). De esta manera, no se limitan a un
intercambio monetario, sino que recurren a prácticas tradicionales como el trueque, o
payacua.
En quinto o último lugar, se encuentra la venta de las artesanías. Las tejedoras
expresan una dificultad para comercializar sus productos, debido a una competencia
en el mercado por parte del Ecuador. Algunas venden tejidos cuando sus familiares,
vecinos o amigos les hacen pedidos específicos. Otras han tenido la oportunidad en
57
algunas ferias locales o regionales. Por último, hay quienes han aprovechado espacios
para visibilizar sus productos, como almacenes en el casco urbano, o las vitrinas de
las asociaciones, como la oficina del Cabildo Menor de Género o la Asociación
Piedra Machines, en Cumbal. Para esto han salido a vender diversos productos como
rodapiés, tapetes, centros de sala, tapete, caminos y bufandas.
5. Conclusiones
1. Cultura de los Pastos: Desde tiempos coloniales, el grupo étnico de los
Pastos ha estado en constante contacto con “occidente”. En la actualidad, su
cultura es el resultado de intensos procesos de sincretismo y es evidente que
se han perdido muchas de sus creencias, prácticas y tradiciones. Desde hace
algunos años, algunos grupos como el Cabildo, o la Asociación Shaquiñan,
han motivado ejercicios de rescate, con el fin de volver a celebrar las propias
fiestas y generar espacios de aprendizaje para que los niños aprendan los
elementos de la cultura de los Pastos.
2. Tejeduría: Respecto al oficio de la tejeduría, se encontró que hay varios
elementos tradicionales que se han dejado atrás, como el uso de la lana de
oveja, los tintes vegetales y algunas prendas tradicionales. Esto tiene unas
implicaciones muy fuertes en varias esferas de la cultura de los Pastos. En la
esfera de lo práctico, la mayoría de tejedoras están remplazando la técnica
tradicional de la guanga por el uso de agujeta y se están perdiendo los
elementos tradicionales del oficio. En la esfera espiritual, esto implica una
pérdida de conexión con la madre tierra y los espíritus, puesto que ya no se
está teniendo contacto con las plantas y las prendas de vestir ya no están
protegidas por las cualidades de cada planta.
3. Simbología: Aunque anteriormente los mayores no plasmaban los símbolos
en los tejidos, desde hace algunas décadas los tejedores lo vienen haciendo.
La mayoría de explicaciones al respecto hacen referencia a la motivación por
parte de algún actor social externo, como algún cliente o alguna entidad como
Artesanías de Colombia. Esto es una manera de mantener viva la memoria, de
aquellas figuras que en algún momento fueron plasmadas en las piezas de
cerámica precolombina. Actualmente, aunque muchas mujeres plasman los
símbolos en sus tejidos, son pocas las que conocen su significado. En esto se
identificó una fuerte influencia del género, pues los hombres conocen más los
mitos, historias y creencias, al igual que las mujeres líderes.
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6. Limitaciones y Dificultades
1. Una de las más grandes dificultades del ejercicio investigativo fue la
identificación de los momentos de cambio en la historia de los Pastos. Un
ejemplo de esto es la poca claridad del por qué los Pastos empezaron a
tejer la simbología en los tejidos, tomada de las piezas precolombinas.
2. En segundo lugar, la investigación sobre la simbología de un grupo
cultural es problemática, debido a que cada figura simbólica puede tener
más de un significado. Por lo tanto, el hecho de haber tenido que definir
un significado, excluye la posibilidad de otras miradas o interpretaciones.
3. En tercer lugar, fue difícil identificar el conocimiento sobre historias,
creencias y mitos. Aunque en las entrevistas las mujeres decían que, tanto
los hombres como las mujeres conocían la simbología, durante la
conversación con varios integrantes de la comunidad, se encontraba que
eran pocas las mujeres que conocían esta información.
4. En cuarto lugar, fue difícil la identificación de particularidades entre
comunidades, puesto que la sede central del ejercicio investigativo fue el
Municipio de Cumbal. Así que la mayoría de entrevistas y grupos focales
se hicieron en este lugar, excluyendo de cierta manera el trabajo con los
otros municipios. Esto puede llegar a presentar una información sesgada,
puesto que cada grupo o comunidad tiene particularidades respecto al
oficio.
5. Adicionalmente, no estuvo contemplado un ejercicio de empalme con el
siguiente profesional encargado del componente de Desarrollo Humano
para poder hacer un ejercicio en común de orientar las actividades
basándose en el trabajo de campo desarrollado. Para futuras
oportunidades, es importante contemplar este periodo de tiempo e
identificar una estrategia práctica que permita al siguiente profesional
conocer y manejar la información levantada en campo por el antropólogo.
7. Recomendaciones y sugerencias
7.1. ¿Qué se podría rescatar? ¿Por qué es importante rescatar?
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-Además de utilizar la oveja para obtener la materia prima para sus tejidos, Los
Pastos utilizan su lana y cera con fines medicinales. Para motivar nuevamente la cría
de ovejas podrían mostrarse otros usos del animal: La carne, la leche y el rescate de
un proceso tradicional.
-Tintes Vegetales: Fortalecer una manera propia de relacionarse con la naturaleza: no
como una diversidad de “recursos aprovechables” sino como un complejo de espíritus
y vida. Al utilizar una prenda que ha sido teñida con una planta, adoptan los poderes
protectores de esa planta.
-Jóvenes: Fomentar la reproducción social de las tradiciones y oficios. Rescatar
espacios y procesos de aprendizaje (Como alternativa al fogón como espacio
educativo).
-Guangas: Motivar el uso de guanga como herramienta tradicional y el uso de
maderas macizas para su elaboración.
7.2. Recomendaciones de la propia comunidad
Durante las entrevistas y grupos focales surgieron algunas recomendaciones por
parte de la comunidad, en relación con sus necesidades sentidas.
1. En primer lugar, Álvaro Guadir sugirió la generación de espacios para que los
mayores cuenten a los más jóvenes las historias, creencias y tradiciones. Para hacer
esto, afirma Guadir, deben buscarse espacios y horas propicios pues, “se dice que
para los andinos, digamos, o para Los Pastos, y para varias culturas, hay sus propios
espacios adecuados para pensar, para conversar, para planear, podríamos decir. Se
dice que una cosa es pensar de día y otra cosa es pensar de noche” (Entrevista #13).
Por este motivo los mayores madrugaban a hacer sus actividades y en las tardes
evaluaban lo sucedido para después en la noche decidir qué podrían hacer al respecto.
2. Hacer una cartilla de los diseños, donde aparezcan los puntos del tejido, para no tener
que devolverse a la mochila a contar. Una de las líderes del Cabildo Menor de Género en
Cumbal, sugirió nuevas líneas de productos como billeteras, balacas, zapatos y sandalias.
3. Pensar en un nuevo diseño de guanga para que no se destiemple el tejido. Podría
tener tornillos o algo que le dé estabilidad. En palabras de Luz Angélica Tarapues,
“Los mismos, estas varitas: los cumueles, las varitas de arriba y de abajo, lleguen a
una parte que esté señalado y que no se muevan, para que el paño quede perfecto y
exacto: 90*70, para que quede exacto. Bien labradita, cepilladita, que la misma
60
guanga tenga grafía. Que la mujer se vaya armando de algo bonito. No varitas
chuecas y torcidas”. Adicionalmente sugieren pensar en el modelo de una guanga
pequeña que sea portable, para poder llevar a las ferias.
4. Cartilla “interactiva”: Dejar espacios en blanco para que completen significados de
símbolos; Dejar al final hojas cuadriculadas para dibujar diseños y señalar puntadas.
7.3. Recomendaciones por parte de la investigadora
1. Se recomienda empoderar a las mujeres participantes para que, una vez finalizado
el proyecto, puedan transmitir y difundir lo aprendido al resto de la comunidad.
Generar espacios para que sean las mujeres y jóvenes quienes expliquen a la misma
comunidad. Brindar herramientas sobre cómo diseñar un “taller” o exposición para
sus compañeras.
2. En el caso específico de Guachucal: En la Asociación Naunal cuentan con unos
telares de pedal que les dio la gobernación hace un tiempo. Las tres tejedoras que
asistieron a las capacitaciones de manejo del telar ya no están tejiendo, razón por la
cual los telares están sin utilizar. De esta manera se sugiere buscar la manera de
capacitar a las tejedoras actualmente activas para que los puedan utilizar.
3. Para las siguientes fases del proyecto se recomienda abordar el tejido, no sólo
como una actividad económica sino también con un fuerte componente espiritual.
4. Proceso de diseño: Colores: Los colores utilizados en los tejidos son tomados de la
misma naturaleza. En algunos casos, son los colores que existen en la chagra y en el
territorio propio. Por consiguiente, durante los procesos de diseño es importante tener
en cuenta la combinación de colores que se utilice, pues, “Y a veces últimamente lo
que se hace es como cruzar los colores y no es cruzar los colores, son colores
netamente naturales […] la chagra” (Alvaro Guadir, Entrevista #13). Referentes:
Referentes de la misma naturaleza, razón por la cual los procesos de diseño pueden
estar enfocados a facilitar procesos creativos que estén basados en estos referentes de
su propio entorno natural.
5. En el componente del proyecto sobre comercialización, sería interesante incentivar
el trueque, o payacua, tal como practicaban los mayores. Para motivar este sistema de
intercambio, podría invitarse a alguno de los mayores al taller, para que compartiera
con las tejedoras experiencias y recuerdos sobre estos temas. Cómo antes iban a otras
tierras a llevar sus productos y cambiarlos por productos propios de esas regiones
lejanas.
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6. Trabajo con jóvenes: Teniendo en cuenta que durante el ejercicio investigativo se
identificó el riesgo de la reproducción social del oficio, sería importante buscar
generar espacios, tal como propuso la misma comunidad, para promover el
aprendizaje en los jóvenes. De esta manera, pueden proponerse actividades por
tejedores jóvenes, en los que estén presentes profesores o líderes de la propia
comunidad, con el apoyo y acompañamiento de Artesanías de Colombia en lo que se
considere necesario.
5. En la exploración de nuevos mercados buscar elementos que diferencien sus tejidos
de los del Ecuador (Valor agregado). Ejemplo: Etiquetas que expliquen su cultura,
simbología y oficio.
62
8. Bibliografía
Agradecimientos especiales a la comunidad de tejedoras y tejedores del Sur de
Nariño, por haber participado en los grupos focales y entrevistas realizadas durante el
trabajo de campo, Junio de 2011. Municipios de Cumbal, Guachucal y Aldana.
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Central, Tomo IV. Volumen 1.
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descriptivo”. Artesanías de Colombia S.A.: Bogotá.
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y sus testamentos”. Revista de Antropología y Arqueología. Vol. 6, No.2:
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(1987) “La recuperación de la historia en el Gran Cumbal”. Revista de
antropología: Bogotá. Vol. 3, no.2. Pp. 7-30.
López Garcés, Leonor
(2010) “Pueblos del Valle de Atrís: Actuales Habitantes del antiguo territorio
Quillacinga”. En: Geografía Humana de Colombia. Región Andina Central,
Tomo IV, Vol. 1.
63
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(1987) “Monografía sobre los tejidos en lana de los municipios de Cumbal,
Guachucal, Contadero y Córdoba: Departamento de Nariño”. Artesanías de
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Betancourt, Rosario; Esteban Leopoldo; Quijano Eduardo; Cortés Carolina
(1997) “Investigación sobre artesanías en el departamento de Nariño: informe
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Uribe, María Victoria
(1977-1978) “Asentamientos prehispánicos en el altiplano de Ipiales”. En:
Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXI, Pp.57-195.
64
9. Anexos
9.1. Texto Etiqueta
Tejedores de sueños y pensamientos ancestrales
Durante años, los indígenas Pastos han habitado las montañas sagradas del Sur
de Nariño. Los Mayores, sabios astrólogos, organizaron sus fiestas y actividades de la
chagra, o cultivo, de acuerdo al calendario solar y lunar propio de su cultura.
Basándose en el conocimiento de los poderes y espíritus de la Naturaleza, cada
comunidad explicó su propio origen como el resultado de la unión de fuerzas
complementarias. En la actualidad, los Pastos mantienen vivo un sinfín de prácticas y
creencias tales como la tejeduría.
Más que una práctica y oficio, la tejeduría es una forma de vida y de
pensamiento. Según las técnicas ancestrales, los tejedores tizan, hilan y tiñen la lana
de oveja para luego urdirla en la guanga, el tradicional telar vertical. El barro, las
raíces y algunas plantas, son utilizados como tintes que transmiten a cada tejido los
colores y cualidades protectoras de la naturaleza. Durante días y noches, las manos de
expertas artesanas tejen los símbolos sagrados de la cultura de los Pastos.
El Sol de los Pastos: Estrella de ocho puntas, símbolo esencial y
representativo de la cultura de los Pastos. El Sol, ordenador natural del
tiempo, permitió a los Mayores regular sus calendarios agrícolas y la rotación
de su autoridad política.
La Dualidad (Hombre/Mujer; Frío/Calor; Negro/Blanco): El complemento de
fuerzas, como el trueque de alimentos que se da entre las comunidades de
tierras altas y bajas, hace parte fundamental del pensamiento y vida de los
Pastos.
El Churo Cósmico: Representa los tres mundos: El de arriba, (donde está el
sol, la luna y otros dioses), el del centro (donde se desarrolla la vida del
hombre) y el de abajo (donde descansan los espíritus y las generaciones
65
pasadas; el corazón de la tierra). Al tejer un espiral, el artesano se envuelve en
la rotación, tejiendo la vida y el pensamiento.
El maíz: Fruto de la Madre Tierra, guardado por los Mayores en ollas de
barro para abastecerse todo el año. Durante las fiestas, las mujeres se reúnen
en minga para preparar chicha o champús, bebidas espirituales a base de maíz.
Chacana o Cruz de la vida: Constelación de la Cruz del Sur en la que están
los puntos de conexión, de unión, de límite y territorio. Uan, el corazón de la
cruz donde se encuentran los cuatro puntos cardinales.
Weaving dreams and ancestral wisdom
Since early times, the sacred mountains of the South of Nariño have been
inhabited by an indigenous group known as the Pastos. The elders, wise astrologists,
used their solar and lunar calendars to plan their festive seasons and cropping
activities. Based on the knowledge of the powers and spirits of nature, each
community described their origin as a result of the union of complementary forces.
Nowadays, the Pastos carry on countless practices and beliefs such as wool weaving.
Weaving, more than a trade or practice, is a lifestyle and way of thinking.
Following the ancestral techniques, weavers clean, spin and dye sheep wool that is
later warped in the guanga, a traditional vertical loom. Mud, roots and some plants
are used to dye and convey each garment with the colors and protective qualities of
nature. For days and nights, the expert hands of artisans weave the sacred symbols of
the Pastos culture.
“The Sun of the Pastos”: Star of eight ends, essential symbol of the Pastos‟s
culture. The Sun, a natural order that regulates time, permitted the elder to
organize their agricultural calendars and their political authority rotation.
Duality: (Man/Woman; Cold/Hot; Black/White): The complement of forces,
as the food trade between the highlands and lowlands, is a fundamental
element of the life and mindset of the Pasto‟s culture.
The Cosmic Spiral: Represents the three worlds: The upper, (inhabited by the
sun, the moon and other gods), the middle (where men‟s life develops) and
the lower (where the spirits and the past generations rest; the earth‟s heart).
While creating the spiral web, the artisan is wrapped by the rotation, weaving
life and thought.
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The maize: Fruit of Mother Earth that the elders kept in ceramic pots to
supply themselves all year long. During festive seasons, women get together
in minga to prepare chicha or champús, spiritual drinks made with maize.
Chacana or cross of life: The Southern Cross constellation where the points
of connection, union, limit and territory are found. The place where the four
cardinal points meet is Uan, the square‟s heart.
9.2. Textos Exposición
La Corporación Andina de Fomento (CAF), ONU Mujeres, La Cámara de Comercio
de Pasto y Artesanías de Colombia S.A., se han unido para apoyar a 400 mujeres
artesanas y sus familias, habitantes de los municipios de Cumbal, Guachucal, Ipiales,
Carlosama, Aldana y Pupiales. Por medio de esta alianza, se busca brindar las
herramientas necesarias para fortalecer la cadena de la artesanía en lana de las
comunidades del Sur de Nariño. Esto, con el fin de mantener vivas las tradiciones y
técnicas ancestrales, al igual que facilitar el desempeño productivo de las artesanas.
Para garantizar unas acciones respetuosas y coherentes con la cultura de los indígenas
Pastos, durante el mes de Junio se realizó un trabajo de campo investigativo, cuyos
resultados se exponen a continuación. Mediante este ejercicio se identificó una
riqueza de imágenes simbólicas que vienen acompañadas de un contenido
cosmológico y espiritual. La observación del trabajo de expertas tejedoras y el
diálogo con algunos representantes del grupo étnico, nos permite conocer los
encantos de su oficio. Sus narraciones, portadoras de una voz sabia y milenaria, serán
una guía esencial durante la ejecución del proyecto.
Agradecemos a las comunidades del grupo Los Pastos por habernos permitido
adentrar en su universo y haber compartido sus historias de vida. A todos esos sabios
tejedores, GRACIAS.
9.3. Textos Cartilla
Elementos asociados al tejido
“El tejido es un tramado del pensamiento”: El oficio de la tejeduría
involucra un movimiento constante entre el conocimiento técnico y espiritual.
Durante este ejercicio se “teje la vida y el pensamiento”.
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Esencia de mujer: El tejer es una actividad fundamental en la vida de las
mujeres, quienes aprenden el oficio desde niñas, observando a sus madres y
abuelas. La transformación de la lana y el uso de tintes vegetales implica una
conexión con el equilibrio y el sentir de la madre tierra.
Una manera propia de contar historias: En el tejido, los Pastos expresan su
identidad como grupo étnico al utilizar una manera propia de contar los
números, las historias, de diferenciar los colores y de plasmar su cosmología.
Tiempo para tejer: Cada tejedor escoge un momento del día o de la noche
para tejer. Algunos evitan esta actividad durante luna menguante, por ser un
periodo de quietud. Este oficio permite estar “en el aquí y en el ahora” y, a la
vez, conectarse con el pasado y el pensamiento ancestral.
El legado de los sabios: Durante generaciones, los mayores han transmitido el
oficio de la tejeduría como parte del Orden Natural. Anteriormente, los niños
ayudaban a tizar la lana que reposaba en una batea junto al fogón. Ahora que el
fogón ha desaparecido, es necesario buscar espacios para poder compartir los
secretos del oficio.
Pares e impares: Los mayores desarrollaron sus propias matemáticas y
utilizaron los dedos de las manos y los pies para contar los hilos. Aprendieron
a medir las ruanas por “pares” y no por metros como se hace hoy en día.
El traje de lana: Los primeros tejedores sintieron la necesidad de elaborar
atuendos abrigados para protegerse del frío de las altas montañas. En ese
entonces no había almacenes y la única opción era elaborar el propio vestuario.
Otros tejidos: El atuendo tradicional de la mujer estaba compuesto por: un
saco de lana, kusma o chalina, pañolón bordado, pollera o falda, el reboso o
follado y el refajo para ponerse debajo. El hombre, se vestía con pantalón de
lana y ruanas forradas. Hoy en día la ruana continúa siendo un objeto de uso
diario, fundamental en su vestidura. Para los bebés se tejían bayetas, escarpines
y mitones.
Grafía milenaria: Los símbolos que conocemos en la actualidad, coinciden
aquellos de las piezas cerámicas precolombinas llamadas „infieles‟. Estas ollas
y vasijas fueron encontradas por indígenas mientras construían sus viviendas o
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araban la tierra. Hoy en día, los Pastos mantienen viva esta escritura ancestral
en el tejido.
El proceso tradicional
Hace muchos años, los mayores llegaban a tener de 30-40 ovejas, de las que
obtenían la materia prima para sus tejidos. Había ovejas negras, plomas,
blancas o merinas que daban lanas de diferentes grosores. Hoy en día son
pocas las tejedoras que tienen ovejas, pues les es más fácil, o prefieren,
comprar lana que viene lista.
Uso medicinal de la lana: Según la tradición, la lana negra se utiliza para
combatir el reumatismo, los dolores de cabeza, de huesos y aquellos que dan
por el frío. Para curar el Malviento, hay quienes toman y soplan por todo el
cuerpo la grasa o manteca que trae la lana, el arcí, previamente hervida. Los
mayores utilizan la cera en los oídos para la sordera y las mujeres para el
tratamiento de la piel. Algunas personas se amarran una hebra de lana roja
para tratar la tendinitis,
La transformación de la lana implica una relación cercana entre las
manos, la lana, el animal y la tierra
Las mujeres que todavía tienen ovejas las esquilan cada 6 meses, según el
calendario lunar, para obtener su lana.
La cantidad de lana que da una oveja se llama vellón y, dependiendo del
tamaño del animal, puede dar de 2-4 madejas.
Después de obtener la lana se tiza, separándola con los dedos para quitarle los
gramos y mugre, dejándola suave como una nube.
Con la nube de lana se hace un vellón que se amarra en la rueca y se utiliza el
cicce para hilar. Las mujeres se dedican a la labor minuciosa de retorcer y
fabricar cada hilo entre sus dedos.
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Después de esto la lana se envuelve en un palo aspador para hacer las madejas
y se lavan con agua y jabón para poder quitar la cascarrea, o mugre. Se hacen
los ovillos para teñirlos.
Finalmente se urde en la guanga para dar inicio al arte del tejido. Después de
urdir la lana, los tejedores crean una composición en la que cada nudo tiene
una intención.
Una vez terminada la ruana, u otro tejido, se limpia con un cepillo de cardas,
dándole una textura suave. Las cardas, son plantas espinosas que se traen de
las zonas templadas.
Entre tejidos y símbolos
Para los Pastos cada símbolo puede tener más de un significado o interpretación. A
continuación exponemos algunas de las aproximaciones a estas figuras.
Simbología, Territorio y Naturaleza: Los símbolos de la cultura de los Pastos
aluden a la propia cosmología, territorio y elementos de la Madre Naturaleza. Cuando
se teje una de estas figuras, no sólo se representa una planta o animal, sino que se
invoca su fuerza, protección y espíritu.
1. El maíz: Fruto de la Madre Tierra, alimento fundamental de los pueblos
andinos. Guardado por Los Mayores en ollas de barro para abastecerse todo el
año. Durante las fiestas, las mujeres se reúnen en minga para preparar chicha
o champús, bebidas espirituales a base de maíz.
2. La rana: Símbolo de
fertilidad. Los mayores plasmaron su figura en los tejidos para llevarla
siempre en la mente y en el trabajo e invocar su protección para el bienestar
de sus cosechas, pues este animal llama la lluvia con su chillido.
3. Los machines/monos:
Símbolo recurrente en las piezas precolombinas. Algunos explican la
importancia de esta figura por ser una región altamente habitada por estos
animales.
4. El Arcoiris: Un ser o
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poder espiritual que permite diagnosticar y guardar el territorio. Durante las
fiestas cósmicas se usan tejidos con estos colores que atraviesan y abrazan el
territorio de los Pastos.
5. La shagra: Símbolo de
fertilidad, fuerza y poder. Es el espacio en el que se cultivan alimentos y
plantas medicinales, siguiendo el conocimiento ancestral. Los tiempos de
siembra y de cosecha se definen de acuerdo a los calendarios lunar y solar.
Según la tradición, los habitantes de tierras altas intercambiaban productos
como las papas, ocas y ollucos, con productos de las tierras bajas como el
maíz y el café.
6. La perdiz: Símbolo de
sabiduría, fuerza, vuelo y aire. Varias perdices juntas forman la “Danza de las
Perdices”. Uno de los mitos de origen de la creación de los Pastos: una perdiz
blanca y una negra, se relaciona con la dualidad.
7. La Madre Tierra o Madre
Naturaleza: Fuente de vida, gracias a ella contamos con los frutos y alimentos
necesarios. En la simbología de los Pastos, el rombo evoca la chagra y la
fertilidad del vientre de la mujer.
8. Los hombres: Hijos de la
Madre Tierra: varias figuras que vienen de UNA misma Madre Naturaleza.
9. Los venados:
Representados en algunos de los tejidos, muestran la riqueza natural del
entorno de los Pastos e ilustran escenas típicas de la actividad de la caza.
10. Los pambazos: El pan,
como alimento, representa la transformación de los ingredientes básicos en
preparaciones tradicionales de los Pastos.
Otros: El helecho, las rosas, las espigas, las lagartijas.
A. Simbología cósmica En relación con los símbolos de la naturaleza, hay
algunas figuras de „orden cósmico‟ que hacen referencia a los tres mundos,
las constelaciones, los equinoccios y solsticios.
El churo cósmico: Representa los tres mundos: El de arriba, (donde está el
sol, la luna y otros dioses), el del centro (donde se desarrolla la vida del
hombre) y el de abajo (donde descansan los espíritus y las generaciones
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pasadas; el corazón de la tierra). Al tejer un espiral, el artesano se envuelve en
la rotación, tejiendo la vida y el pensamiento. En Cumbal, la rotación de la
autoridad política se hace según la forma circular y el movimiento infinito del
churo cósmico.
Chacana o Cruz de la vida: Constelación de la Cruz del Sur en la que están
los puntos de conexión, de unión, de límite y territorio. Uan, el corazón de la
cruz donde se encuentran los cuatro puntos cardinales.
Discos: En el pasado, los indígenas elaboraban discos con el oro y la plata que
conseguían en el trueque con otras regiones. En estos discos plasmaban las
constelaciones y las manchas solares y lunares identificadas durante la
observación astrológica. Posiblemente los discos se utilizaban durante danzas
y rituales. Aunque ya no se fabrican, es posible identificar algunas figuras en
los tejidos.
B. Símbolos cósmicos y numéricos: Dentro de una matemática propia, los
mayores plasmaron algunas figuras que, mediante una lectura simbólica
pueden interpretarse como ordenadores mentales matemáticos. Por eso
comúnmente son reconocidos como “números”, así no correspondan
estrictamente a los números occidentales:
(1) La totalidad: Unidad de la Pacha Mama.
(2) La Dualidad: (Hombre/Mujer; Frío/Calor; Negro/Blanco): El
complemento de fuerzas, como el trueque de alimentos que se da entre
las comunidades de tierras altas y bajas, hace parte fundamental del
pensamiento y vida de Los Pastos.
(3) Tridimensionalidad: Hace referencia al tiempo: Antes, ahora y
después
(4) La Cuadratura: Los 4 elementos: El fuego, el agua, la tierra y el
agua.
(5): Uan, el corazón donde se encuentran los cuatro costados o puntos
cardinales. También alude a los cinco elementos: agua, fuego, aire,
sustancia y tierra, que se totalizan en la tierra.
(6) La Sextatura: Donde se cuadran los equinoccios y solsticios, las
diagonales. Corresponde a la tridimensionalidad doblada.
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(7) La tridimensionalidad más la cuadratura: Símbolo dinámico y
sagrado. Alude a los 7 colores del arcoíris, a los 7 sonidos, 7 gustos y
7 centros energéticos.
Ocho (8): El Sol de Los Pastos: Estrella de ocho puntas, símbolo
esencial y representativo de la cultura de Los Pastos. El Sol, ordenador
natural del tiempo, permitió a Los Mayores regular sus calendarios
agrícolas y la rotación de su autoridad política.
C. Personajes y Simbología
Los Danzantes: Durante las fiestas cósmicas los Pastos dedicaban sus
danzas al agua, al sol, a la luna y pedían por la fortaleza de sus cosechas.
Esto, definiendo la danza y la música como un medio de comunicación
con los dioses y fuerzas de la naturaleza.
El Cacique: Autoridad política de la comunidad. Algunos grupos de los
Pastos explican el origen de la humanidad a partir del encuentro entre un
cacique y una cacica.
Cazadores y Pescadores: Los cazadores utilizaban lanzas de madera
para atrapar animales como venados, llamas y conejos. Los pescadores,
dotados con redes y raquetas, practicaban la pesca en los ríos y lagunas
del sur de Nariño. Ambas actividades permitían a los mayores abastecerse
de alimentos.
Los colores de la madre tierra
Los mayores desarrollaron un profundo conocimiento sobre las plantas, raíces
y bejucos para utilizarlas como tintes vegetales. Mediante el proceso del
teñido se transmiten los espíritus y propiedades de la planta a cada tejido.
Cuando los Pastos visten prendas que han sido teñidas con plantas protectoras,
se pueden curan o evitar una enfermedad. La recolección de plantas se hace en
horas de la mañana, cuando el líquido se encuentra en la hoja. Después, se
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„taca‟ hasta volverla polvo y se deja „serenando‟ durante dos día para que
tome color.
Los mayores se inspiraron en los colores de la shagra y la naturaleza para teñir
sus tejidos. Para algunos, el color caléndula alude a épocas de verano y
cosecha mientras que el amarillo, transmite ánimo y belleza. Así, la naturaleza
es considerada como “el profesor más grande en combinación de colores”.
Plantas para teñir:
Cada planta puede dar diferentes tonalidades, dependiendo de varios factores,
como el tipo de mordiente que se utilice. La siguiente tabla recoge la
experiencia de algunas tejedoras:
Planta Las tejedoras comparten algunas
tonalidades posibles
Aliso Habano, Café: “El aliso tiene un perfume, bien
bonito y eso no le quita hasta viejita”.
Barrabás Verde, amarillo.
Barro/lado El tejido se deja 2-3 días en la tierra y después
se saca; Colores oscuros
Caléndula Anaranjado
Chilca Anaranjado
Ciprés Color champaña
Guanto Plomo, gris, “como las nubes”.
Eucalipto Color plomo, champaña, habano
Hierbamora Morados
Ibilán Morados
Lejía: cenizas del fogón, de la
estufa de leña
Gama de cafés, oscuro.
Nogal Verde amarillento. El verde “lleva el
significado de lo que está dentro de nuestra
tierra, la hierba o los árboles”.
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Pino Café
Sancia Azul, uva y lila
Tuzada Azul marino
9.4. Mapa de Actores Sociales
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