257 poemas de amor y 41 fragmentos deseperados
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1
257
POEMAS DE AMOR
41 fragmentos desesperados
César Rafael Marcucci
Diazgranados
y
Lo trivial tiene la más
inocente e inocua de las apariencias, pero la densa obra poética que tengo el honor de presentar a los
lectores, no tiene nada de trivial, ni de inocente, ni es
de apariencia inocua.
Para comprender el contenido de lo que nuestro
amigo César Rafael Marcucci Diazgranados, nos quiere mostrar, es necesario
estar en guardia.
Vivimos en una sociedad del espectáculo, el espectáculo es un modo de gobierno y yo califico la poesía que ahora albergo en mis manos como un bebé recién nacido, de
espectacular.
Hace dos milenios, Aristóteles dijo: «La poesía
es algo más serio y que merece más nuestra
atención que la historia, porque mientras la poesía
concierne a verdades universales, la historia trata
de hechos particulares».
La historia explica lo que pasó. La poesía, lo que tenía
que haber pasado".
MARGARITA LINERO MACÍAS
iazgranados
… a la poesía, patrimonio del alma.
César arcucci
3
Todo comenzó con el inconfundible sabor de la connivencia mientras el deseo se fué cocinando a fuego lento.
Una música tenue fué el fondo, despierta la noche,
a la distancia dos estrellas escondidas entre nubes rojizas de lluvia
amenazante y la arena insaciable que borraba las huellas
de cada reciente paso, sin vestigios del tiempo andante.
La luna imprimada, en cuarto creciente,
observaba; inspiraba a plasmar con pinceladas de encubrimiento
el mágico encanto de la complicidad. Toda esa fué la afrodisíaca receta del amor, como sacada de libros antiguos guardados,
de hechizos, de conjuros y secretos,
la misma que nos trasportó hasta el anhelo y la fusión del gruñido de nuestros corazones,
y a la expiación de esa necesidad de alimentar la carne y el alma.
Luego, al trasluz de cada imagen irreverente, otros sin ver,
etiquetaron lo prohibido, por desearnos hasta la médula
y vibrar con el sentir de nuestras manos implicadas que atravesaron limites,
tal como lo hicieron nuestras lenguas retozando como serpientes embriagadas,
para detenerse triunfalmente, en el punto exacto de un pecado capital.
4
Lujuria
Tengo hambre y quiero hastiarme de ti, delicia envinada,
torreja de manzana, rebanada de exquisito postre.
Me antojas, porque sabes a dulzura, porque incitas a saborearte lentamente,
manjar suculento de dioses. Te deseo como esa suave jalea
en que envuelves la ambrosía de ilusiones
que mantienes preparada para mí, porque escondes el secreto que me apetece y pido más.
Me deleitas con esa receta perfecta de noches de cerezas sobre malteadas de chocolate
y dentro del champagne. Tengo hambre y sed de ti.
Saborearé ese banquete feliz que me entregas,. No es que coma mucho,
sino que encuentro gozo en tu carne prohibida; por eso repto por tu cuerpo a oscuras, deslizándome hasta encontrar tus besos y calmar la ansiedad que tengo de ellos
y que crece cuando me besas. Alimenta mi alma, cuerpo y corazón,
mira dentro de mi, que mientras más me lleno, mas y mas deseo amor.
Mi gula por tí no acaba nunca. Librarme de esta condena
le pido y le ruego a Dios: ¡salvame Dios! que no encuentro saciedad.
Sólo impedirá que de la miel rociada sobre tus senos yo deguste,
placer que tanto me provoca, que sea El mismo
quien me ponga una mordaza de espinas en la boca.
GULA
5
Sólo pienso en guardar en mi cuenta bancaria, cada moneda de ternura que me entregas
y que obtengo del ganancial próspero y galopante de tus caricias; con ellas vas llenando esa alcancía donde atesoro como dinero,
como joyas, como títulos tu gran seducción.
Eres tú, el único placer de esa exclusiva pasión
transformada en obsesión por el puro afán de tenerte,
tenerte y tenerte y volverte a tener. Y ni pensar en gastarme la provisión de las fantasías más sórdidas
incomprensibles que tengo de ti; por eso,
viviré cada día obstinado en el objetivo de adquirirte a manos llenas,
sin tiempo, sin medida;
para sentir en vida detentar tus lingotes de oro puro, sólo para sumergirme en la reserva de tus sueños
una y otra vez. No me importa que me digan avaro,
cicatero, ruin de tu cariño,
con tal de entregarme a la perpetua posesión de tu vida.
Cuando conozcas todo ese caudal acumulado de mi amor materialista,
de mi amor egoísta; tu también vas a querer pecar
codiciando los momentos que tengo para ti en tormenta y tempestad de rendimientos y... Después no importaran mil rayos caídos,
no habrá Magníficat que valga.
6
A V A R I C I A
7
El día en que me invada el letargo quiero que sea bien acomodado al lado del tuyo;
será entonces cuando el mínimo esfuerzo haré
por la máxima recompensa de tu piel. Poco por mucho,
y mucho a cambio de todo, si no, nada;
porque me gusta la paz y el eterno sosiego,
haciendo la siesta desnudos, tumbados, inertes.
Pereza incluso en lo placentero, pereza incluso en lo que más nos gusta,
pereza constante e interminable en nuestro día a día. Sedentarios seremos
porque existirá una increíble fuerza que nos impedirá el movimiento.
Pereza para sumergirnos en una ley de gravedad inamovible
que nos obligará a vivir en una tetraplejía constante más allá de lo posible.
El único esfuerzo que no odiaremos, será el esfuerzo por mantener esta modorra crónica en la que a menudo acabaremos ahogándonos,
sin madrugar, con la aurora en que las musas
nos dirán en perpetua cama dilatada: reposen, reposen, reposen
ahora y siempre, sean nadie. Sin pensar en nada,
así, querremos cerrar cada noche
después de un largo bostezo de amor.
Aunque al cantar endulce y haga rítmico lo áspero de cada viaje nocturno, no
permitiré que vuele mi alma nunca por encima de su hombro,
ni caeré jamás en el hueco del desdén. Sólo permitiré que crezca
el cielo dentro de mi mirada y convencido de ser todo descendiente,
te daré calor, sin pretender ser sublime ardor.
No callaré por negar, ni seré sordo por no escuchar
haciendo mi corazón frío y hermético
en falso mar de grandeza. Cautivante si,
de ti; astuto si,
por abrir el camino a tu andar, poderoso si,
pero no más que una semilla en el jardín de Dios. Tocando la tierra si,
pero no para poseerla, sino para llegar hasta donde tu estés
a entregarte mil luciérnagas que alumbren con su brillo de estrellas terrenales tu
bosque nunca extinto donde la vanidad sin afán
podremos gobernar.
8
9
Al saber que nos amábamos, vino ella con sus ojos fijos,
vestida de hada de piedra, con el engaño rastrero del anonimato
y ni un trozo de trato sincero, ni un pedazo de alegría que no le doliera,
con su mezquindad sin pintura y brotando de su boca
solo el placer de su silencio frío. Sin aceptar redimirse de su conciencia sucia, volvió otras veces con respuestas aplastantes,
arrinconada en su falsa inocencia, queriendo avasallar soez.
Le pedí que se callara sus preguntas, sus maleficios,
sus palabras hirientes, sus traiciones, sus golpes,
sus muertes en vida. Cargué la réplica de la certeza
de mi amor por ti, cuando la advertí haciéndose pasar
por una dulce rosa, afilando su espada mortal de doble filo en una atmósfera oscurecida y pestilente,
con sus mentiras, retumbante toda con el suelo casi en la frente,
lanzando su grito de espectro y sacudiéndose trémula
hasta donde se pierden las olas del mundo y, aún con vida regresó y le dije sin temblar:
No me pidas que te crea más, ya estas muerta,
estás seca, estás pálida.
ENVIDIA
10
Seré el Aarón que golpeará con la vara las aguas del rio, para que todas se conviertan en sangre;
extenderé mis manos y ranas cubrirán todo como a Egipto
y al golpear con la misma vara el polvo de la tierra, todo el aire se convertirá en piojos,
vendrán toda clase de moscas, pestes sobre el ganado;
como el Moisés, tomaré ceniza de un horno
y la esparciré hacia el cielo, para crear úlceras; haré caer granizo
para mezclarlo sobre nuestro fuego, langostas saltarán en tinieblas
tan densas que podrán palparse
y morirán los primogénitos que no se cubran con la sangre de un cordero
y me lanzaré como la ira de mi Dios sobre tu cuerpo,
el día que la farsa del amor nos quiera engañar; la ironía del sudor
haga que la ropa no caiga sola; el gemido de los ojos no salga
y las caricias no me reclamen, no me exijan,
no se rebelen desde tu vientre adentro.
11
Te beso y siento el vahído de amar;
nada sobrevive del equilibrio que quise afirmar
entre tus senos
para petrificarme en ti.
Te beso y es como flotar,
es como sentir el sabor a huir cayendo,
para gravitar inversamente,
quedándome en un limbo que va perdiendo
la esperanza del infierno,
sin el eje del péndulo que mantiene mi calma
frente a tu horizonte paralelo.
Entonces miro alto y en el aire escalo,
subo lento,
como anticipando la caída,
agarrado sólo de esa sensación
de caer y caer y caer
sin alas
hacia el fondo de un abismo sin fondo,
como evaporándome en el espacio
sin ofrecimiento de tierra firme.
Lástima que abrieras tus brazos al vacío,
soltándome a toda la embriaguez del universo
por beber algo de ti
y que se queda conmigo.
Tal vez también algo de mí quede contigo.
Si es así,
podré seguir el rastro y hallarte al final de estos días,
recibir la luz y el brillo del mundo del
que me sueltas. 12
o soy quien buscó
y entregó
amor en ti,
el mismo que vivió
decenas de emociones
sin llorar, …
quien fugitivo
de cada insomnio
esperó
miles de amaneceres
a tu lado
y semidesnudo,
expuesto a ti,
subiendo cada peldaño,
recibió dardos y flechas
que le han hecho mucho daño.
13
Con el poder que encierra
una semilla, así te sembraste en mí, sobre mi surco al aire,
libre, sobre mi arena fértil,
sobre cada semblanza añorada, sobre cada añoranza alegre,
sobre cada alegría estampada en el rojo satín de mi ardor,
sin renovar heridas, sin avidez de sangre,
sin indignidades, con bienaventuranzas
y por eso le doy gracias
al amor…
Por tus venas corre el misterio,
estás inmersa en tu inmensidad, buscando mis respuestas
y las raíces de mis paraísos hoy ciegamente
vueltos una impenetrable jungla.
Buscas tu propia razón de ser
y el por qué de tu calma o tu rabia,
mientras deambulo espléndido,
en la espesura de la estepa imponente
de este Africa de mis sueños,
como el león en libertad.
e dónde eres,
me preguntas… - de allí donde nacieron para tocarte las puntas de mis dedos.
e un país lejano,
hoy cubierto de hojas secas del otoño, las mismas que piso mientras camino hasta llegar a ti para cantarte tu canción; soy de donde las palabras llenan el aire con frases transparentes y llenas de ternura...
desde luego,
soy de mi piel, la misma piel que esperó alerta tu presencia, lo más cerca posible...
14
Me cazaste a pleno vuelo
justo cuando te buscaba. Me acerqué
y sentí tus labios cálidos que llenaron de energía mi cuerpo;
de pronto te desvaneciste
como si tú estuvieras en mí y en la oscuridad de la noche
logré encontrarte no sólo en mi memoria,
luego caminamos juntos y dejamos
esas huellas... aprendimos a escuchar otros sonidos nuestros
hasta llegar a una isla desierta, pero a nado .
Mañana hará siete años
que te posaste a mi lado y quedé colgado a ti. dos meses después te acercaste a menos de dos océanos y un continente y seguías tan radiante; tres años más tarde pasaste a una distancia de dos soles y tres planetas pero no valió para dejar de quererte.
Hoy nos quedan dos sueños,
una fantasía y tres quimeras y no dejaré de amarte a pesar de la puta manía que tienes de irte cada vez más lejos ...
15
No sé qué inquietudes
tu cabeza abrigó, pero abriste el libro
sin saber qué buscabas, qué nostalgias querías;
viniste a mi casa y te llevaste de mi todas mis ansias.
Hoy,
con la fe del que hace
lo que tiene que hacer; te lo digo desde el sol,
desde el viento, desde las nubes,
y no bastará la vida para que mi voz
que trasmite el eco de millones de años luz,
diga que por ti perdí el miedo a sentir dolor otra vez ...
Fui conociendo el terreno de tu espíritu vehemente y ahora añoro no se qué ausencia, después de haber trascendido a la conciencia desde mi yo subliminal, luego de haber vivido en un momento todo lo que me resistí a creer, desde que vi nacer mis propios pensamientos, por lo que ahora estoy casi seguro que sólo así admití el renacer de mis sentimientos, aunque me tocara caminar por los pasajes más oscuros.
16
Una vez me dijeron
que la vida
ubica a cada cual
y a cada cosa,
en el sitio
del diminuto presente
que le corresponde
por derecho y decisión.
Siendo así,
hoy felizmente
descubro
que nuestro sitio,
el tuyo y el mío,
uno son
y a no más de la distancia
de un beso
estarán mientras,
optemos sin pausa
y sin espera
por esta linda estadía
sin espera,
en coincidencia de los dos,
corazón a corazón...
ó
…
ó ñ
ó
ó
ñ
ó
ó
17
Tengo otra tentación, que la sueño despacio,
asegurándome que milite entera dentro de ti
y consiste en que espero que crezca y termine por hacerte cosquillas
en los pliegues de nuestra confianza
para pactar las reglas
de nuestra paz.
Pero solo cuando sueño esa armonía,
es que puedo tatuar sobre realidades,
aunque no me permitas saber
en que parte de ti me encuentro.
Si en esto de amarte,
supe de abrazos,
fue de ti,
si supe el valor
de una plegaria
elevada a Dios
por ti,
fue a partir de ti;
antes era como
vivir sin la comunión
y sin la cercanía
a lo esencial
y lejos
del significado
de tenerte
en mi!!!
18
Busco dentro
y todo lo que encuentro es tuyo:
un corazón sangrante;
las huellas de tus pies;
los deseos de tus sueños rotos.
Vuelvo,
entro,
miro por la ventana
y el cielo también es tuyo;
el olor de tu ropa;
las campanas
que resuenan con el viento.
Cierro los ojos
y tu voz llena el espacio;
en el silencio estás
y no a la vez;
te miro desaparecer
poco a poco
y veo que también estás
en el olvido
y no estás a la vez...
Y yo,
que puedo decirte? si no necesito,
todas las palabras que existen
para darte forma en mi cabeza; cuando se
que no va a bastarme una vida, ni dos, ni mil
para regresar a ti.
Que puedo decirte
cuando ya no tengo miedo
a dejar de pensarte y ya ni siquiera
el tiempo de un latido me descubre en la certeza
de lo que fueron millones de dudas,
si hasta soy
un naufrago de mí ... 19
Oiré la amenaza de tu afasia, sin ser ausencia, que me glorificará tu extático abrazo callado, que en sí mismo es señal de tu presencia. Quiero mudos tus labios en cálido contacto, desgajados de voces y rumores, y adosados a los míos en idéntica vivencia. Háblame así, lejana; besa y calla cuando tu piel sobre la mía estalle en cósmica quietud de inmensidades. Dirás tanto así, que hasta escucharé tu risa o tu llanto Comunicar tus más sórdidas verdades.
Hoy te prefiero silenciosa, permisiva,
más no menos vibrante y expresiva
en el clamor de tu carne en celo. Tu mejor elocuencia
quiero que siga reposada sobre tus tibios labios;
que de ellos no se derive esa energía inenarrable,
viva, naciente de ti
fluyendo en fuente luminosa. Así, sin escucharte
sabré lo que me dices, en secreto total, sin los barnices
de tu ambiguo lenguaje artificial; llegándome toda tú,
desde tu íntimo e intenso
santuario interior. En mis sentidos te dilatarás tanto,
que por los poros de mi piel te filtrarás.
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En Silencio
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De mí no dirás nunca que no te amé,
que no alcé mi voz - protesta, que no busqué a tientas por las paredes de tu complejidad, con tacto ciego, las pistas para llegar hasta ti, muy a pesar de que me anestesiaste la conciencia.
En un segundo hiciste que me pisara el amor para intimar ensayando un hermoso infierno, para bajar uno a uno sus abominables y lujuriosos peldaños, con todos los sentidos desatados, enlazando nuestras pieles al rojo vivo, gozando inseparablemente cada eslabón de la infernal cadena, con tanta urgencia en deslizamiento lento, cansado, sobre ese suelo inhóspito, abominable, difícil, que agotó y maltrató sin un vocablo, a pesar de nuestra vocación naciente de gaviotas, pero sin mar, pero sin playa, mientras dábamos nuestras más sentidas bendiciones al diablo.
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ada vez tu recuerdo me llega más fuerte, pero sin poderlo evitar,
me eleva a la cumbre del desasosiego y
desde arriba veo dos sendas,
una que debo recorrer sin afanes,
solo caminar y caminar, y otra
que debo correr en persecución de no sé yo
qué o quién
diez mil kilómetros por un beso.
Una me muestra las anquilosadas puestas
del terror nocturno, que abundan en mis sentidos cuando duermo
y otra delicada,
noble y sencilla como respuesta a lo que me hará vivir de nuevo.
Desde la majestad de ese vértice,
se engalanan mis anhelos; pero son como cortinas al viento fresco,
de vacíos y confusos panoramas del disfrute, solo aquí puedo seguir haciendo lo que tanto quiero.
Para resolver esta incertidumbre,
abrázame un instante y después un siglo.
C
Luego de haber recogido con mi lengua,
toda el agua de tu cuerpo, estaré con sed;
aún después del vendaval, sedientas seguirán mis arenas de ti.
Te imagino empapándome gota a gota. Así iré llenando mi vacío;
sentiré cómo me calas suave; no sabré de donde caerá tu rocío,
si de tu pelo salpicado, si de tus manos sudorosas, si de tus dedos seductores
o de tus senos impacientes.
Me mojarás gota... a gota, me inundarás con tu lluvia cuantas veces sea necesario... porque querré tu diluvio… poco a poco, manteniendo entre piedras tus palabras guardadas. A lo lejos mi tormenta también recorrerá tu figura, como si estos suspiros aun pudieran acariciarte, a la hora que mis manos te reciban gota a gota y cuando te busque entre los restos de tu rio abandonado, donde solo hallaré mi alma erguida, acopiándote gota a gota, verso a verso.
25
L
Si alguien me dejara robarte un solo rayo
de aquella luz de tu mirar en calma.
Si alguien me permitiera
ser tu propia sombra, ser el centinela de tus sueños,
el hombro para tu descanso, el Cirineo de tu madero y
el apóstol Juan de tu calvario, para quererte y
tenerte en la noche de mis abrazos,
me sentiría el león Rey
de tu selva espesa, no tendría fronteras, ni senderos,
y en tu custodia me posaría de espaldas al atardecer,
después de colgar un letrero en lo más bajo de tu cuello
y que dice sólo: «Te quiero»
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Rey
Si alguien me diera la forma de tomar tus manos blancas para calentar mi corazón con ellas, y besarlas...besarlas, dándote de mi amor los mejores latidos! Si alguien me diera a sentir sobre mi pecho tu respiración, y escuchar, como antes, tus suspiros, tus jadeos de amor y sollozos de tristeza! Si alguien me diera la posibilidad de posar suavemente mis labios en tus labios y me permitieras dejar mi alma en cada beso que te entregué en ellos!
eón
No te me escapes de la mente; háblame con tus palabras liquidas,
que hagan más claro cada amanecer; haz que tu voz,
ese eco de tu voz, sobre la faz de la tierra me siga...
Tiéntame de nuevo.
Con tal de oír tu voz, nada me importa
que el desdén en tu labio me persiga.
¡Mírame!... con tus miradas de fuego, mírame,
con ese mirar, eterno... de tus ojos.
Bésame,
has que llegue tan hondo tu beso, que me mantenga con sed de ti.
Abrázame el alma con esos abrazos de tu celeste infierno. ¡Ámame!... sin tu amor nada soy. Tócame, tu diestra sobre mi frente ponla un instante, y me convertirás en tu felino hambriento de corazón gigante, arrodillado ante tu ser; hazme tu jaguar domado, cauteloso, cazador de tu carne al amanecer o al atardecer.
27
T
P
28
Dualidad
29
Qué tentación la de caer
cuando se tiene el alma
a ras del suelo.
Cuánta dulzura
en el abandono del presente;
qué alivio
sentarse a un lado del camino,
cerrar los ojos,
descansar.
Qué fácil caer,
caer en la yerba,
justo al lado de tu alma y
negarse a mirar.
30
Mientras rumias un violento deseo,
flotaste sobre las aguas
del lago de la noche, ajena a las preguntas
con respuestas postergadas;
tu respiración sin pausa,
en esas aguas, fue
el fiel testimonio de la vida, mientras las manos
exploraron extravíos y sin más tiempo para pedir ayuda,
nos fuimos al fondo de la noche.
Estoy en tus manos,
en tus silencios, en tu lenguaje de señas
de mimo que me da una flor inexistente
y luego flota y desaparece.
Estas en mis ojos,
en mis palabras, en mi insomnio.
Y luego, cada tanto,
estamos también en el mundo real y nos cruzamos y nos miramos;
entonces estamos como si nada; como si tus manos y mis ojos, tu lenguaje y mis palabras;
tu silencio y mi insomnio
no supieran nada...
31
evitación Vivo levitado de mi cuerpo. Cuando miro tu mundo paralelo, veo que no te pertenezco y confusamente te recuerdo bella, pero estando fuera de mí y muy lejos. Y más aún, cuando el olvido palpitante llena el espacio que se divisa hasta el punto culminante de la escalera de la vivencia sensual, gozo de ella en ti y en mí, contigo, cubriéndonos de cada secreto, imaginando subirla juntos, besándonos en todos los peldaños, adosando a tu fina piel mis manos, al ritmo de mi canto cálido dedicado a tí.
L
Para no dejar de amarte,
quiero
una de tus miradas,
voy a enmarcarla
con mis recuerdos,
para enterrarla
en mis tesoros.
Quiero todas
tus miradas,
para bailar
al son de tus ojos
en la esquina
de mis ilusiones,
avecínate a mis sueños,
ven despacio
y
en silencio…
no remuevas
nada más…,
dilúyete,
infíltrate en mi.
No me despiertes !
N
32
¡ ezcla admirable reunida en tu hermosura !
eo tu rostro bañado en el agua de la belleza; compuesta preciosamente de rubíes en toda la mitad de tu cuerpo fascinante, de perlas y de zafiros en una cuarta parte y de circón en la cuarta parte restante, toda brillas entre las bellezas que habitan los múltiples jardines de los cielos.
¡ i quieres, no me perdones nunca mis olvidos… ornato del mundo !
Amor es creer que mi presencia provoca tu sonrojo...
amor es seguir caminando aunque ya mi pecho me esté ardiendo...
es seguirte amando aunque no te vea... es dolor en el alma y en los labios una sonrisa...
amor es renunciar al amor por amor... es amarte sin esperarte,
es guardarme, es vivir con la respuesta ausente imaginando que llegas cada día y es el brillo de la luz del sol ...
33
Te escribiré sobre placas de bronce un poema en
cada lugar del mundo, para que el tiempo
no los desaparezca.
Te escribiré un poema en cada playa aunque
las olas del mar al llegar a la arena
los borren, pero
esos granos de arena donde estuvieron
permanecerán; esa arena,
al igual que yo...
Por siempre
te recordaremos.
34
Aunque estoy esperando
el deshielo de tu corazón, puedo oírte, puedo sentir tu silencio, puedo recorrer tus besos y soñar tus labios, puedo hasta escuchar tu risa, aún cuando estés lejos y seas toda nostalgia, puedo acariciar tu alma… soy feliz otra vez…
35
B
V
E
Desde donde el corazón
dirige a la razón... ahí estas tu.
Desde donde palpita fuerte,
recíbeme, siénteme, no pienses, solo siente.
Es el amor atrapante,
el que manda sobre ti; el que manda sobre mi; el que dice cuándo y cómo; el que cala hasta el punto de bendecir tu ausencia
36
Anoche sólo pude dormir
cuando volví a repetirme una vez más
y mil veces, como en la primera ocasión;
que no hay poro, ni esquina, ni rincón,
ni pensamiento en el que con ímpetu
no haga presencia el etéreo roce
de tu alma con la mía.
La ocasión fue propicia, la medianoche ciega, el instinto avanzó sobre tu cuerpo de ajedrez ilimitado; defensivo en sus torres; con despliegue de galantes jinetes; de alfiles oblicuos; una hueste de mediocres combatientes; tu, espléndida reina, provocadora siempre, moviéndote a tu antojo y yo, Rey eficaz y solemne, pensé a fondo la jugada, muy lentamente, del cuello al pecho, me adelanté sobre tu vientre. Hice caracolear a los caballos sobre ambos muslos, mantuve las torres en retaguardia; rendí mis fuerzas; avancé con tacto decidido, y di un jaque mate contundente.
37
Fuiste solamente una semilla,
a la que le nacieron raíces y surgió en pequeñísimo retoño y hoja sencilla, regalo del jardín, la maravilla de la más bella flor.
Fuiste solamente una mirada
a la que le crecieron ternuras hacia el mundo exterior, jugueteo escondido, risa alada; hubo un presentimiento de madrugada y como tú, germinó en mi, el amor...
En este amanecer,
al parecer tardío, en el que el recuerdo de lo oscuro fluye,
protegiendo la breve mirada de esta nueva luz,
yo, aprendiz de todo, declaro tu senda,
mi senda.
38
No soy tan sensible como dices:
vi el brillo en la niebla de mis días;
escuché unos ecos tenues, aspiré tu perfume suave,
probé el sabor a ti, sentí una insospechada
ternura… e igual
aún sigo sin saber, qué tan firmes
eran los pasos
de quien creía venía
a pagar mi rescate.
39
i tanta pulcritud en tu mirada, que hasta casta sentí la ternura de tu acento. Tan grato fue cada despertar; tanto agradeciste mi agradecimiento; tanto mostraste lo mismo que yo añoraba que hasta púdico creí tu beso... tan similar fuiste a lo que quería – a la vez llevadera y llegadora cuando acercaste tus desentonos a mi oído... Tanto uniste tu presente con mi ahora, que me felicito de haberte conocido.
Con la adrenalina a chorros
y sin poder pensarlo, me solté a amarte
en la fuerte corriente de este caudaloso rio,
sin orillas, sin islas, sin saber
que este raudal soberbio tenía laberintos de remolinos
traicioneros y
un pedregal espantoso en el fondo y aún así,
sediento de ti, sólo tus manos, sólo tus besos pueden atarme para salvarme
y así jamás dejar de amarte.
40
V
oy tengo ausencia de ti
y podrá dejar de darnos calor el sol
por siempre,
que de nada servirá;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal
y
sacarnos de órbita;
podrá mi alma dejar de repartir amor,
de todo sucederá;
pero a tu regazo glorioso llegaré
y
me quedaré inmóvil para acabar,
una y mil veces
con tanta falta
que haces en mí
cuando tu
no estás.
Sé que en algún lugar del mar,
te escondes mi sirena preferida.
Mi sirena capaz de matar ilusiones,
con heridas profundas y dolorosas que no cicatrizan nunca.
Y también sé que alguna vez,
cuando subas a respirar, acabaré enredado entre cabos sueltos de recuerdos y los arpones de tu firmeza que me arrastrarán hasta el fondo de ese mar que tanto amo, y ya no subiré jamás ...
41
Sabes que quiero?
me gustaría bañarme contigo en Buenos Aires.
Sabrás lo que pesan las ropas empapadas de tango y de
licor, antes de que nos salgan alas en los pies
camino al mar.
Me gustaría me abrazaras al llegar si digo:
haces falta entre mis brazos.
Entonces te amaría mientras bailamos descalzos
y
nos dispararíamos aquella bala en el ánimo
para que deje de fastidiarnos
y
sacarnos la ropa empapada
para que no pese
y
no moleste...
uiste ola que del mar reventó en mi, como buscando su calma,
sin saber que al hacerlo, la calma acabaría convirtiéndose
en ola de altamar enfurecida en medio
un perfecto huracán sin fin.
42
Hay días… como hoy,
que no se cómo apartarte de mí.
Te encuentro por detrás de todo,
por entre los dedos,
siento mis latidos como tuyos y
tu risa haciendo nido en mi.
Se que estás dentro de mis labios,
en el interior caliente de mi piel,
en las ideas más rojas.
Sacarte de mi mente no fué fácil;
cómo será sacarte de mi corazón?
43
ú,
que ordenaste a tus manos encender ayer los fulgores del amor en mi ventana; tú, a pesar de que avasallas, tú que ostentas en tus ojos reflejos iridiscentes con lumbre sobrehumana y no por casualidad! haces brillar en mi, que soy esclavo de tu hechizo, las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.
Cuando yo no esté y quieras sentir mi voz desesperada, imagíname
cantándote una canción cualquiera; cuando quieras tocar mis labios,
imagina que sólo existe una sombra jugando a ser los dos;
cuando quieras beber mi sangre,
convoca al mar torrente y aguárdame perpetua;
que al igual yo estaré amando los relámpagos de tu piel
cuando sales de tu realidad hacia mi boca.
44
Desde la silla del avión, a sabiendas
que los cuatro puntos cardinales de la vida
se pierden en la confusión del vuelo, ruedo hacia la cabecera de la pista
en una lenta y programada marcha con alas gigantescas.
Miro al destino como una línea recta
en dirección al frente que tiene un norte orientado
a las luces del poniente; que alcanzándolo,
me libera del mundo y sus engaños.
Ahora,
dentro del trepidante cuerpo, listo para el despegue,
comienza a abrirse la herida del infinito encaminado
siempre a ti.
Cada día,
me abro paso entre las ocupaciones... el amor se impone... con veinte nudos en la garganta, las palabras se agolpan en mis sienes... mi frente desgastada de pensar, allí ya no pueden más, se desgarran desde lo más profundo de mi alma... son mis palabras llenas de amor en homenaje al amor y en especial a mi amor por tí...
45
Cuando quieras saber cómo te quiero, no me preguntes cómo, no es fácil decirlo, pero indaga en mis poros, sonríe, canta, llora, grita... haz algo y asómate al espejo de mi rostro: verás en mi la copia de tu gesto más íntimo, de tu sentir más hondo.
No hay voz que pueda repetir el modo; te quiero quizás como un vasallo frente al príncipe o acaso como un príncipe ante el trono.
Amor es
atravesar desiertos inmensos
para abrazar tu brisa,
es subir alto al cielo
para divisar tu luz,
es volar a lo lejos
para ahogar la risa
en los sollozos
de tu aire...
Es clamar tu presencia ansiada,
es llorar tu dolor;
amor es...
es... lamentar tu ausencia
desafiando al sol
con la pasión callada...
46
fuerza de quererte
me he convertido, amor, en ánima en pena, llevando un trasunto de Evangelio y en las manos una luz. Pero apenas llegue a tu puerta llena de telarañas, con un suspiro o aire de espíritu… no temas; por tus pasillos polvosos y desolados te velaré con mis cortesanos cuidados y cuando con mil luceros en opulento derroche se venga encima la noche, obsequiaré a tus oídos, sin un monótono ruido, una serenata tierna y en ese ardor angélico seré para ti entonces, como una sombra eterna.
Cumpliste tu objetivo;
me llegaste al corazón,
insististe
y debilitaste barreras,
tocaste puertas en clausura;
intentaste llaves al garete,
lanzaste piedritas a los vidrios,
hasta que finalmente lo conseguiste;
zafaste las cadenas,
forzaste la cerradura,
hoy la puerta es tuya,
ahora tu dolor es mi dolor,
tu alegría mi alegría;
eres parte de mi;
andas libremente
por mis pensamientos,
por mis recuerdos,
por mis sueños…
47
SQuien ha dicho que no puedo amarte
como al mar; como a las voces delgadas
que trae el viento murmurando augurios de alegría, mientras nos tomamos a sorbos,
lentos y dulces sorbos.
Quien ha dicho que no pueda amarte como al sol y a sus tonalidades
en atardeceres apacibles y mejor aún,
amarte como al silencio que le pertenece a la luna
y a tu piel abriéndose a la oscuridad;
Quien???
48
M
Te proclamo Reina de los besos
y de las risas; de los rezos y la alegría…
y por eso te ofrezco el amor que quieras,
para que no se aleje el momento en que podamos
ser al mismo tiempo … reyes y dueños de un mismo amor;
para que sigas reinando hermosa mía, en los besos, en las risas, en los rezos
y las alegrías; eso es lo que quiero
y que lo sepa el mundo entero...
49
Fuimos almas que se quisieron arriesgar; tu alma suspiró y sonrió coleccionando mis versos como conchas en la arena; mi alma con un capital acumulado en un próspero banco sin tristezas. Adquirí tu amor a un precio mayorista y pagué con la ganga de mi espera. Magnífica inversión sin intereses, que garantiza una pasión eterna. El rendimiento que ofrecí, muy poco: un ramo de flores y un poema; un beso al despertar con cada aurora y un corazón romántico de poeta.
Fue un mágico instante, sin explicación
te vi dar la espalda, y sin necesidad de mirarte por más de dos segundos
mientras caminabas, supe,
como si fuera un arúspice medieval, desde mi serena esencia
y también sin explicación, que serías mía,
que estaríamos juntos, frente a frente como ahora, en perfecta confluencia.
50
No tengo ni el derecho de decirte lo que decir no debo, pero siente mi fiebre desde un desahucio interno: El sol -romántico beduino sin desierto- quema mis venas que por instantes arden como lava volcánica; es algo tan sublime como cierto.
Oigo tu risa, oasis transparente, es un eco que canta desde lejos, mientras yo sudoroso y agobiado busco el vino y la forma de escanciarlo en la copa más caliente de mis versos.
Hoy quiero dibujar en tí,
un arco-iris; que te envuelva;
que te circunde en espiral, que al verte allí
encuentres sin tinieblas la vida multicolor;
para que cerca de ti no se escondan las distancias,
ni los sueños de tu niñez, ni se cierren las ventanas del tiempo,
ni te despiertes asustada a media noche y dejes de caminar pisando clavos
y cristales rotos caídos de cielos abiertos
y así, finalmente,
te apartes serena de tu realidad confusa en medio de la nada.
51
Tengo en dos papeles guardados,
los únicos recuerdos de tu letra. En ellos hiciste 26 anotaciones,
pero hiciste la “g” con la curva distinta;
mucha gracia me hace tu “g” diferente.
Hoy,
lo mismo que puñales, van lloviendo los días,
y andando hacia tu ausencia, ahora evocando tu letra deforme,
mi corazón maltrecho, por una confusión enorme,
tiene un gran parecido con tu “g” pero al revés.
Jamás me curaré de quererte,
pues el amor es como Don Quijote;
solo recobra la cordura, al morir.
Si me quieres tu
en mi locura, haz las veces
de mi camisa de fuerza, eso me calma,
aunque no me sana, estaremos más cerca;
por ti todo, sin ti nada!!!
52
Que se ama cuando se ama?.
Que se busca, que se haya, qué es eso?
Es vida o abismo? Es un juego,
es un acertijo, una perfidia???
Más allá del tiempo y del destiempo,
más allá de los arboles gigantes
que no dejan ver el horizonte; se encuentra la respuesta;
allá está escondido mi silencioso amarte a tí.
Aunque no se escuche, aunque no lo notes;
desde donde sea que esté, todo lo sentirás
por mandato del corazón.
53
Llegaste a mi amor, a despertarme, como un susurro, así te sentí; primero rozaste mi piel, te adueñaste de la escena...!; luego, tibia besaste mi arena. Tu luz azuleó mi pensamiento.
Llegaste a mí, rotunda, diferente, agigantada, barriendo huellas, ensayando horizontes.
Llegaste a mi amor, cambiándole los rumbos al campo sideral de mis estrellas.
Cómo ansío las horas que nos esperan
juntos; sin más luz
que la de tus ojos, sin más voz
que la del silencio; sin más canciones
que la brisa, sin más lecho
que nuestros brazos; hasta llegar al borde
de una noche sin más olor que el tuyo
y sin más calor que el del fuego
que avive la respiración en el último intento de vivir ...
Y allí tener en nuestras manos
el verdadero amor, por el cual
valdría la pena hasta morir.
54
Contigo conocí el amor
como algo absurdo; remé con el ancla y anclé con los remos.
Por ti,
me recliné sobre tu piel y mordí el impulso erótico de venir de regreso, deteniendo mis manos y saltando al cielo para robarte un beso.
Amarte fue
como redondear un cuadro y cuadrar una esfera y serenamente, casi sin darme cuenta, cambié un minuto a tu lado por mi vida entera.
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55
Vertiginosamente,
poblaste mis llanuras, me otorgaste esta escritura de ser tuyo que llevo
a flor de carne. Ya no sólo
rebosan de salud mis arterias, hasta el alma me has vuelto
saludable, porque le has puesto
el sello a mi pasaporte a las galaxias.
Hoy he vuelto a amar...
otra persona anda
en mi cuerpo andante e incansable;
he vencido al destino... ¡He vencido al destino
y volví a ser yo!
Te quiero
como un colegial
estrenando corazón;
me quieres
como tu quieres;
y aún así
somos como
dos mitades
formando un sueño,
aunque nos envolvamos
en una ilusión,
como
en nieblas secretas
que nos apartan
del mundo;
aunque
yo no lo quiera,
aunque
tu no lo quieras;
aunque
no sirva de nada
mi intento
de pedirte perdón
por estar sin ti… …
56
Moré en tu silencio.
Con mi avidez libé tu esencia, con mi mestizaje terrenal de blanco, indio y negro olisqué tu labio vertical, a la espera de efluvios en celo y de tu deseo en libertad.
Alineaste tu boca en mí de repente, esperando mi abandono en tu ansiedad y recibiste mi ímpetu que arremetió a rastras en tu vorágine inclemente.
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57
Ya es algo más que mi sangre; son mis pies torturados por senderos hostiles los que a recibir tus alas se citan con los ángeles; para decirte que llegaste por el mismo itinerario de mi espíritu, pero tallada en carne, y, superior a Venus, lograste con tus manos aligerar mis tardes. Y así, para decirte, ¡cuánto te quiero!, solicitan, exigen mis pulmones más aire, porque este amor se grita con vocablos tan crueles, estrujando el corazón que, de amarte, de tanto amarte, en llamas arde.
Vino el ángel que yo quería, el que yo buscaba.
Eres tú… quien sabe custodiar mi cielo
sin defensa; quien a sus cabellos ató mi vida. El ángel que yo quería vino
sin arañar los aires, sin herir hojas
ni mover cristales. Tu,
a tus cabellos ataste mi silencio,
para, sin lastimarme,
cavar una ribera de luz, dulce en mi pecho,
y a hacerme el alma navegable.
58
Quisiera decirte, amor, cuánto te quiero, delante de un ejército de molinos andantes; ante el Coloso de Rodas frente a ti arrodillado; ante el Júpiter incólume dorando tu cabello; ante las piedras misteriosas de las faraónicas pirámides; ante el faro de Alejandría sumergido en los mares de aquellos 1000 besos navegantes; ante la diosa Diana que mitológica ofrece su templo a tus caprichos y en la Babilonia de jardines colgantes y ríos de rosas y lirios que sobre ti sus pétalos derramen. En la Babilonia de rosas y lirios colgantes y un rio de astromelias carmesí que ante ti se despetalen.
59
H
Para que el cielo se me acercara
al alma, dejé que alumbraras
mis madrugadas con tu insomnio; para que mi alma
supiera los secretos de tu anhelo,
amanecí en tus trigales de mayo
y para decirte que retoñó tu injerto
en mi tallo, sembré raíces que repetirán
cuando tu quieras las imágenes tuyas que guardé en mí,
como los frutos de mis venas de hombre...
¡es ya tuya mi sangre hasta que mi voz
te nombre!
Si me dejas mantendré vivo
el fuego hasta que regreses. Sin preguntas
seguiremos caminando y sin condiciones
te seguiré amando, si te duermes
seguiremos soñando, haciendo como si
el tiempo no ha pasado, haciendo como si
el reloj se hubiera parado.
60
De tus manos colgaste mi deseo.
Fue tu sonrisa la invitación
a un viaje libido donde siempre supe
se detendría el tiempo; que te quedarías
vulnerable ante mí y me guiarías
al infinito de tu ser; que tomarías con tu boca
mi piel, que vencerías
con tus caderas enardecidas la disputa
entre el amor y lo correcto. Es cierto que
sólo hay una vida y la mía
se perdió en tu cuerpo.
Hoy; me rindo, no se cómo afrontar la aventura cada día distinta y la dura prueba de extrañarte infinitamente sin tregua y sin descanso. Hoy sólo puedo entrever en ráfagas de nostalgia cómo sucumbo y resurjo a cada instante, mientras se perpetúa la absoluta imposibilidad de apartarme de tu recuerdo… 61
Tengo tan fresco en mi memoria cada minuto vivido, que te recuerdo palpitante no sé si como sangre o como nube errante, por la oscuridad de mi casa, como corriente centelleante; latiendo noches enteras; tu, silenciosa, guerrera, tan hermosa que todo cuanto existe, para mí, sin tu llama, no existiera.
Oscuridad que sube, oscuridad que baja, sin que mi mano huyera más allá de mi mano, sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído: de un modo casi humano te he sentido.
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63
RAhora que
la tarde se derrumba otra vez en las sombras,
y que este verso resbala por mis manos,
ahora que la lluvia llora
por los cristales de la ventana, y una
de esas mismas gotas quiere caer de nuestros ojos;
antes que enciendas tu pebetero,
dime si tú no sueñas
este mismo sueño, aunque tu no estés, aunque yo no esté,
aunque estemos bajo otro cielo?
64
En mi memoria
las sombras se abrieron otra vez mostrándome tu cuerpo: tu pelo, caída de agua del sol, tu boca y tus dientes prisioneros en llamas, tu piel casi dorada y tus ojos de ámbar, sitios en donde el tiempo no transcurre, valles que mis labios besaron, desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos, cascada petrificada, alta meseta de tu vientre, plata sin fin de tu costado en nupcias de la luz y de penumbra, de lo visible y lo invisible.
Hazme daño,
hiéreme,
no me importa;
duéleme en todo;
en mi sangre,
en mi alma,
en mi corazón,
en mis pensamientos,
dame
un hondo dolor
si no puedes darme
un perdurable
gozo;
para que estés en mí
como sea;
y estar yo,
dilatado
en tus imágenes,
sujeto al cause que
tu me des…
65
Me amaste
con esa fuerza impresionante con que se aferra un náufrago
al objeto que flota sobre el oleaje bárbaro.
Me amaste como el invierno,
penetrante en mi carne con el frío de mil dardos,
dibujaste en mi piel magullones
con un pincel casi abstracto
y transfigurada, salpicaste mis noches
con la luz de tus astros y en un trópico
en llamas te hiciste fuego para encender
mi tierra con tus pasos.
i tú, yo;
si tú, yo también.
Si lloro, ríeme,
si lloras, lloraré; si ríes reiré;
es la búsqueda del equilibrio que se formó
en el sueño en el que te prohibí
llorar si lloro.
Si yo, tú si quieres.
Si dudo, basta con que me empujes,
si dudas, te entiendo,
si callo, basta escuches
mi mirada, si callas,
leeré tus gestos...
66
S
La Navidad irrumpe trayendo un recuerdo de tí, exprimiendo el corazón, sólo tú creo me comprendes. Entonces justo antes de la media-noche hacia ti perseguiré la estrella insomne de tu norte en paz. Es la natividad de Jesús y aquella armonía se vuelve roja, como para vivirla dentro de una flor de pascua.
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67
Por qué tierras salvajes de los sueños andarás
extraviada; aún así, es ahora cuando te reconozco. Sólo a través del éter tus contornos veo nítidos, oigo clara tu voz, recupero tus gestos y tu presencia.
Te conozco
en la oscura razón que sucede a la noche, en la frágil frontera de la luz, lejos, tan en ti como ausente, rehago velado tu otro rostro invisible, en que en la noche doy forma a la que en sueños eres…
Luego,
después de esperar seis meses,
dos días, cuatro horas,
quince minutos y tres segundos,
por fin me sentí capaz de soñar,
todos los sueños, incluso
el más majestuoso y triunfal de todos:
Soñar que
tú me amas.
68
Llegamos en la noche, estaba la casa apuntalada en sombras. La puerta clausuró el alba amenazante, y tú, hecha una sombra, te desvistes por el pasillo a tientas, caen las voces y el sabor de esa noche Hurgando en la memoria. La habitación aún más ciega, la invade la única tibieza de una niebla invisible. Tumbamos la noche, tu cansancio y tu cuerpo se fueron, quien sabe huyéndole a qué fantasmas que estaban visitando ...
Tú me gustas total,
entera y toda, no
porque te pienso todo el día y crea que
por eso tú sientas que me la paso
junto a ti, bebiéndome tu aliento, o rumiando los pedazos
de amor que tú
me tiras.
Tú me gustas total,
entera y toda, por ese ser
que tú tienes, por ese olor
de mujer que es tuyo,
porque nadie más huele así en la tierra;
tu me gustas total entera y toda,
porque ese olor es tuyo
y lo encontré para mí...
69
Q
H
oy no sé cómo fue
aquel modo divino que tuviste
para acercarte a mi callado anhelo
de amor, pero hendiste el camino
donde jamás me supe y donde más me ignoro.
é que estás.
Te contemplo, estrella de mi abismo
y cuanto más me asombran las brumas
de mí mismo, en las profundidades
más recónditas, más siento que
te adoro.
70
Mujer que en mis dominios
viniste a alzar tu tienda,
te quise con amor de lince;
sin marcar mis instintos en tu piel,
sin herirte,
sin hacer que en mis tierras
te sintieras dominada
y entregándote mi amor
en una canción;
antes,
te elevé
a un trono pasional de fuego;
para que la lluvia
no apagara
lo que tu sol encendió
y hasta tuve la decencia
de avisarte mi desahucio,
dejándote
poseedora de todo lo
que ya son baldíos...
Quisiera que el día no se extinguiera
con la tarde, para no tener que ver
llegar las cinco
y creer que vengo cansado,
buscando a tientas los divinos remansos
de tus ojos para mirarme
mirándote; ni que traigo en mi pecho
más de un te quiero sin decir
y debajo de mis pies, el resto
de muchos caminos, menos
el que me conduce o me acerca
hasta llegar a ti o hasta el refugio
de tu espíritu sereno ...
71
T res secretamente mía,
desde donde nace el latido
que se asoma a tu pulso,
hasta la fugaz imagen
que guardo de cada uno
de tus relámpagos.
Y tú,
ya casi
claro de luna
en tus pestañas,
eres luz del arco iris,
por eso me recluyo en tus ojos,
asido a tus cabellos
y ahora sostenido
en tu cielo,
cósmicamente mía...
Norte,
sur,
este,
oeste,
grito a los cuatro vientos
que te quiero...
72
Esa noche,
el derretirse de la luna nos acarició el alma,
y cada latido del corazón, nuestra piel.
Vimos trocar el sueño
en furtivas gotas de madrugada; enseñándonos
el camino del cansancio, en la travesía de túneles
y delirios de risa corpórea y suave,
bañándonos de lujuria
con la boca y haciendo
una rebelión de amor con el deseo. Aspiré el aroma de tu pubis,
para demostrarte cuánto podía amarte
aunque en el desenfreno de estos asuntos hormonales
el corazón no tuviera espacio…
73
Te fuiste, tal vez sin avisarme... Te saliste por la fisura más angosta mía,
y sin que me diera cuenta... Quizás fue cuando dormía
que dejé, que por la ranura
de mis ojos cerrados, te escaparas... O quizás fue
mientras cantaba que te fugaste por mi voz...
Todavía no entiendo cuándo
y cómo te fuiste... Fue complicado
comprender tu partida... Me dejaste
con un millar de pensamientos
vacíos… Sin poder expresarte
mi pasado... Solo con mi presente
y mi futuro... Partiste y no me dijiste...
Pero ahora estoy más tranquilo... Sólo miro
hacia adelante... Y ya no te recuerdo...!
iniste a mí, vibrando sobre mi frente, y con tus alas inclementes oprimiste las sienes mías. Luego te posaste en mi boca ardiente; y en otro vuelo sentí el mirar de dos orbitas de luz. Taladraste mi corazón en paz, con tu mirada persistente le causaste conmoción y así seguiste en mí presurosa, tratando devolverme la robada calma, pero ya para qué, si allá en el fondo del pecho, había sentido en estallido el alma…!!!
74
V
Quisiera haber vivido alguna vez
dentro de ti,
pero desde el día
en que por primera vez
te vi,
he estado más
a la intemperie.
Quisiera
que tus manos
se acordaran
de haberme
aprisionado,
que cuando
me miraras
algo se te encogiese
en el alma
y que sintieras
orgullo
al recordar
la generosidad sin par,
con que decidiste
dejar de hacerme libre;
pero,
pasa otra vez,
una semana más
sin tí ...
75
n tu honor,
resulta honrado
clavarme
la corona de espinas
en la frente
y suave cosa,
que el madero pesado
en que me crucifico
por tu amor,
por ti lleve.
E
P ero por ser así
tu poderío,
musitaré un cantico
de mi corazón
y te entregaré
las rosas
de un abril romántico
como ofrenda santa;
pues ya sabes bien
el secreto,
bella mía,
para que
se aliviane
tu viacrucis,
aunque
no sea
nada fácil,
al llegar al calvario;
¡canta!
Es medianoche,
mi ventana está abierta de par en par, desde el fondo de la oscuridad de mi cuarto
veo como la luna eres tu
dentro del marco que parece
una caja vacía de cartón,
la misma que poco a poco se va llenando de estrellas; mientras
entreabro mis ojos e involuntariamente
pienso en ti.
76
Tiemblan mis manos,
hogueras de cinco llamas, al rozar
el mármol frío de tu cuerpo.
En hiperestesia me levanto
como Lázaro e imploro
a tus labios, sean
sendero de sangre hacia el delirio; sean surtidores
de fiebre entre la sombra.
Mi boca como un sello
en tu boca se intensifica
en exagerada sensibilidad para hincarme en ti,
como una garra de escalofrío;
allí me extinguiré
y se irán en espirales los besos al vacío ...
77
oncéntrica como el sol,
pero más cerca,
más dormida
entre las horas
más altas
tras la noche;
remota y lejana,
pero más cerca
dentro del corazón y
de mi voz
al cantar;
más secreta
en mi sueño;
donde mi vida
brota;
allegada
a mi sangre
de repente
con un inmenso aroma
de algo
que está en la noche
que me arrastra
hacia la locura imposible,
donde el alma es sólo tuya,
como Dios,
por un camino
de claridad
sin sombras...
Lo que hallarás en la mesa,
justamente, no será sino
el sabor de mi ternura; un fruto sabio,
un pan sin amargura, y el agua de la vida
allí presente. Juntaré las manos y elevaré la frente
para darte el amor, toma de este manjar,
toma de este dulce hecho ayer,
mientras pido a Dios, al brindar con vino tinto;
no desaparezca de mí el hálito vital
que experimento en la contemplación
de la divinidad hecha mujer ...
78
C
Con cuanto ímpetu;
me amaste como quien viene de regreso de los cerros más altos, trayendo en el perfume un aroma de altura para un sagrario.
Naciste para amarme
y me amaste todo, me amaste con terquedad, desde el gris más profundo hasta el brillo más alto, como quien ama de una vez por todas con vista, oído, paladar y tacto.
Así me amaste tú,
mujer, tórrida de virtudes que saben a pecado... Y yo, sacrílego, arrodillo el alma ante la cruz abierta de tus brazos.
Sírveme en el contraespionaje; no le digas a nadie
que estoy en tus jardines; escóndeme
bajo tu cuello, en tu pelo, en tus ojos.
Vengo huyendo hasta tu piel;
la soledad me sigue
muy de cerca.
Ocúltame bajo tu permanente desnudez,
en tu mano profunda, en tu llanto perfecto,
en tu palpitar discreto.
Si preguntan por mi, sé que no me hallarán: la luz lo ciega todo!!!
79
uando te digo “te quiero” todo se paraliza.
Los asuntos más graves adelgazan, las noticias
se duermen, las solemnes estatuas
bajan del pedestal, juegan basquet
y pierden la compostura.
a igual, para entendernos,
que la lluvia de abril ponga muecas de octubre, que tengan más de un ojo
el huracán, el cíclope
o el pirata del cuento. Da igual
que tú después te calles
y que yo no conteste.
lgo queda en suspenso, quizás la vida
o cualquier cosa de mayor importancia.
Todo comienza a ser igual. Y da lo mismo que la Luna
se olvide de mirarnos, que la cena esté fría,
que Dios no esté en su sitio y esto acabe
como el rosario de la aurora.
80
Quiero que tu rostro se vuelva cristalino y sobre esa, tu clara tez, exudar el vapor acuoso que al llegar el momento te nuble la visión. Quiero volverme objeto de tu ansiedad y con mis manos recorrer tu piel hasta llegar heroico a tu recinto mayor. Quiero extrañar tu ausencia, llegando a tu presencia salido de mi deseo innato a reclamar cada final del sendero, que lleva al borde mismo del abismo, donde se convierte en fuego tu calor. Y justo ahí, ofrendarme emergente en holocausto de placer, para yacer extasiado en la penumbra del deseo atormentado, esclavizando mis cinco sentidos, atados a tu camaltar; reinando y viviendo en tu cuerpo por siempre... y por los siglos de los siglos…
Quiero mudos tus labios en cálido contacto,
silenciados de voces y clamores, y adosados a los míos en idéntica vivencia.
Háblame así, lejana;
besa y calla cuando tu piel sobre la mía
estalle en cósmica quietud de inmensidades.
81
82
P R O P U L S I ó N Hace días, el viento no hace sino esparcir tus palabras seductoras que quedaron tiradas por el etéreo espacio, las mismas que me disparaste a quemarropa y cuyos casquillos se convirtieron en el punto de partida, en la geografía de tu cuerpo cósmico, hasta donde llegaría y desde donde me fulminaste al universo. Desde entonces lo recorro totalmente; llego hasta el satélite de tus senos y me amamanto, te rodeo y te descubro, concurro a tu selva planetaria y me sumerjo en ella, recorro tu piel intergaláctica, bebo de tus entrañas, descubro en ti el secreto de la tierra y salgo a la luz vital hecho el sol nacido de tus llamas.
oy,
sin darme cuenta me acordé de tus manos;
surgieron en el mar de una agonía
y se tendieron a mi sueño náufrago. Y son manos débiles,
sin fuerza, no son manos consteladas,
ni de iris de zafiros, ni de diamantes
y topacios; son manos
adornadas de virtudes; las mismas
que me salvaron al momento del naufragio.
83
Cuando tu amor se siluetea en el cielo alegre, no hay tormentas en acecho que me hagan sucumbir al avance de tus pasos; no me asustan los estragos de tu boca en sangre, siempre intentaré abordar tu ternura con suficiente vino de mis bodegas para embriagar tus labios.
Hoy prescindo de todo, porque en todo estás tú, como un milagro, con tus manos en mis manos pondré proa al sol – eternamente- usando por brújula tus brazos.
Te pregunté si dejarías
me despidiera de ti y ahora,
el pecado que debemos cargar
por haber tatuado para siempre
aquél primer beso en nuestros labios,
quedó inmerso en esta esfera de luz
que flota desde aquella tarde
a dos pasos de la puerta de entrada y
bajo ese mismo umbral,
testigo silente del cercano encuentro, ahora me detengo y observo claramente
que esa energía, ese perfecto círculo indeleble
en el aire impaciente, sigue ahí, inmóvil,
rodeando el mismo beso,
ese regalo que nos dimos
a nosotros mismos, justo en el instante
en que sólo esperaba te esfumaras para siempre. 84
Cómo se estiran las horas cuando no estás aquí!
Se traba el reloj, Las paredes son de ladrillos
sin palabras y mis manos sin las tuyas
son como gaviotas náufragas.
Las esquinas del techo simulan un perfecto crucigrama
con ocho espacios para una respuesta exacta
-vertical y horizontal- escribo tu nombre
¡ Cómo demora la tarde, como el tiempo se dilata, cómo se estiran los días
cuando no abrazo tu llegada !
85
Te empecé a querer en mis vaivenes desvelados y en las rutas fantásticas del ensueño. Te quise por tus palabras tenues que me quemaron por dentro. Te quise en mis ataques agresivos a la terca trinchera de tus miedos. Te quise en la risa y en el llanto y te seguiré queriendo como el buque a la deriva al faro anunciador de tu puerto; te quiero porque eres tu y me basta; si te quiero, si te quiero, si te quiero.
yer te ví. Con el alma en los ojos te contemplé extasiado.
Fui a pronunciar tu nombre y me quedé sin voz...
Y por mi ser entero paso un temblor sagrado,
como si en ti, enigmática,
se me mostrara Dios.
86
Con tus llamas ardientes, la piel me quemaste; por eso llevo enrojecidos los hondones de mi alma, aunque, en raros momentos, te asomes a mis labios conmovida; tu, que me colmaste de todos los honores, me llevaste a tu guarida; todos mis sueños llevan tus colores, y por eso ya no temo hoy por mi vida.
87
B L I N D A J E Con una aleación de níquel y acero
he blindado mis venas para que no me sangren más.
Así los días y los meses vendrán
sobre las alas migrantes de la gaviota, vestida de alturas
y de brisas susurrantes, pero la sangre correrá
como el mismo rio de fuego vivo,
disuelta, bulliciosa,
rebelde sin brotar. Así,
adornados de atardeceres cadenciosos
y delirantes, los días y los meses vendrán, pero se mantendrá intacta la estructura de mi alma
y a tu balcón abierto en abril,
en mayo o en octubre me asomaré.
Los días y los meses vendrán, y con ellos,
ya sin demora, esta piel
que también es tu piel, alimentada con
las mismas venas reforzadas, tan sensitiva como siempre,
te aguardará. Ahora,
voy a blindar los ojos
para impedirle a las lágrimas
llorar.
Ahora puedo oírte, puedo sentir tu silencio,
puedo recorrer tus besos y soñar tus labios,
creo hasta escuchar de tu voz la canción que me prometiste,
aún cuando lejana estés y seas toda nostalgia, puedo acariciar tu alma, sentir tu olor selvático… ahora soy yo, otra vez…
88
remos a una madriguera bajo la luna llena,
en mi jungla de madreselvas;
luego le arrancaremos a la noche
su mejor olor;
dejaremos que nos devoren las ideas. Tatuaré en el aire
la luz roja de bengala de tus ansias;
por jugar al amor ,
con los sentimientos de par en par;
por ordenar cada sueño uno a uno.
Para ello cortaré en dos o en tres
cada pregunta ciega;
Me darás las respuestas
y seré yo quien de las gracias.
I
Amo amarte,
con sólo mirar a lo profundo del aire
lo puedes notar;
salta en tu alto vuelo
y asómate
desde mi estrella al universo…
Desde allí,
también te darás cuenta
que me faltas tu,
de que mis días,
mis tardes y mis noches,
se mantienen alerta
e inconformes
de tanta ausencia tuya. í í
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ó
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89
¡ llí en tu boca escribiré mis versos!
Pero, si acaso lloras, en tus manos
esconderé mi rostro, y con mis lágrimas
borraré los extraños versos míos, ¿Sufrir tú, a quien yo amo?
No... Mis versos son como velas de fuego
y de canción. Soy tu poeta al viento y a través del tiempo
ha de llegar el eco, hasta que llores de alegría
junto a mi...
Cuando pienso que mis labios
te muerden, mujer fruta de carne, te posas en mi recuerdo y una dulzura dulce, dulcifica mis días.
Cuando un algo indefinible
me anuncia tu llegada al anochecer, una sensación extraña se posa en mi y una alegría alegre, me alegra todavía.
Pero cuando comprendo todo
y veo que el corazón perdona pero no olvida, es como si te posaras en mi hombro y un olvidado olvido hasta de mi se olvida.
90
Mi amor es redundante
El incendio espeso que formaste
no se apaga,
aún sigue en llamas;
se avivan sus brasas cada día,
bajo sol,
bajo la luna,
sin viento,
sin fulgor;
así lo veo,
así lo siento;
sigue sin terminar de quemarme,
de eso no cabe la menor duda,
y lo digo de una vez por todas,
yo puedo solo,
no admito que nadie
venga a decirme cómo tengo
que impedir
regreses a buscarme…
Pero tú me escucharás aunque no quieras,
bramaré desde adentro,
porque mi corazón ya no usa sangre
sino lava de un volcán secreto;
para decir tu nombre desde la altura dividiré mi voz
en ocho fragmentos, y en una
sucesión interminable repetida
en tu carne por el eco
llamará a tus oídos el grito atronador
de mi silencio diciendo
te quiero porque nunca te olvide
y con razón o sin razón, te quiero...
91
En resumen,
no era mi amor
aquel anhelo
de las primeras horas
desabridas
que mis poemas idealizaban
en tí.
No era mi amor
lo que se posaba
en mis tardes con
un ala oscura sobre
mis ensueños.
No era mi amor
el brillo de mis ojos,
que en vez de opacarse
se fue acentuando
de vivirte.
No era mi amor
aquel espacio herido
de contrastes
en el que te buscaba;
no era mi amor;
era tu amor en mí. 92
Llegaste y comenzaron a pasar las horas; giraban eternas las manecillas del reloj como espadas que me herían con malévolos instintos.
Comenzaron
a pasar los días con piedras puntiagudas a torturar mis pies, que hoy agradecen lo injusto del castigo.
Comenzaron
a pasar los años furtivos dejando en mis manos ciegas calendarios de olvido.
Así fue todo, hasta que me amaste en mi destino, con tu sonrisa cálida y comenzaron a pasar los siglos!!!
Si no tuvieras nombre,
te llamaría "ángel atrevido"
que en su magia me envolvió; o “Corazón mío” que en cada latido
propulsa mi sangre incendiaria
de poeta; también “raíz” que en la tierra
te liberas sin promesas, o “cómplice del asombro”
pues creí en tu ternura con un gesto agradecido,
oportuno y dócil y porque te escondes
en una canción, un poema,
una mirada, o en la esquina callada
a la que llamas “Mi ilusión”...
93
ordí tu sabor
y por ti, manzana desvanecida en los miedos, para moldear nuestras siluetas en aquél vuelo fresco a la inmensidad, renací en tu piel, del mismo color de tu piel, hilvané los sueños escondidos en mi dilema y trascendí más allá del recuerdo atrapado en el deleite, que desde siempre supe me haría escribir este poema.
ue una simple mirada
y me venciste en el quinto combate;
mi voz al cantar te indujo al rescate
y me supo a refugio tu emboscada.
Porque la senda que tomaste
ese día fue,
más que senda, pues te encontré
ya casi sin buscarte, serpentina de luz
en la tormenta, relámpago en tus ojos, te amé desde siempre
y hasta antes.
fue mi decisión
derretir herrumbrosos eslabones,
causar incendios y romper hidrantes.
94
Mi voz que soy yo mismo, y mis besos que viven de estar en ti presentes o de quemarse en mí para ser tuyos y modelarte a su contacto en el molde sediento de la palabra mía; te llaman vigorosamente. Pensar que tú eres mía, creer que tú eres mía, saber que tú eres mía y sentir que lo eres, como es mía la voz que te acaricia y como es mía esta sombra que me grita; ven y quédate para siempre. ...
¿Qué me queda por dar, dada mi vida?
semilla,
que aventé a otro surco,
vida derramada en todo suelo,
llama en otro tenebrario ardida.
¿Qué me queda por dar,
dada mi muerte también?
En cada sueño,
en cada día,
aunque nadie lo supo todavía.
¡Que me queda por dar,
si por dar doy
y porque es cosa mía,
y desde ahora
y si Dios no me sujeta
o no me corta las manos,
daré mi resurrección...
95
P
Y
Y
Aquí tienes mis huesos,
aquí mi carne,
aquí mi alma,
aquí mi vida.
Ya no me cuido
de cualquier
mirada desprevenida,
solamente
en este ir y venir
con los delirios y ardor
hecho del sueño
en que me envuelves,
reacciono al ver
que el corazón
me has quitado
y ahora que lo tienes,
ni lo quieres,
ni me lo devuelves.
96
ara ti lo infinito o nada; lo inmortal o esta muda alegría
que siempre llevo en mí; la alegría sin nombre
de tener todo el amor para dar a quien lleva en el alma
algo de eternidad, todo lo puedes tomar...
Sin embargo, deja, deja el corazón... no toques el corazón:
Las cosas que sangran no se deben tocar.
Después de superar
treinta y dos miedos y medio por fin tuve el valor de acercarme a ti
y decirte: - me despido.
Y luego de un silencio que duró
medio miedo, recorrí tus labios
y bebí
el exquisito néctar que de ellos mana.
97
P
maneceré en tus labios,
te llenaré de besos y
lentamente sin abrir los ojos,
cada día de la vida
en cada despertar
te declararé el amor.
Te querré con flores,
con palabras,
sin promesas,
sin despedidas,
para quererte,
para darte;
te querré y te querré
y no me preguntes
por qué?.
98
A
Que si te quiero o no?
te lo voy a decir abriendo mi pecho para que llegues hasta dentro de mi
y te des cuenta; abriendo los ojos
para guardar un instante después y para siempre,
una a una las imágenes que necesité
de ti; con la boca,
también abierta, llena de ansias por aspirarte
todas las veces otra vez.
99
Si, también quisiera
decirte que te quiero con el olvido; pero no cabría, no podría, yo no soy quien para eso...
a imagen más clara que tengo
de un hermoso cielo,
es la de tus manos.
Son tan bellas que parecen de aire suave,
igual al que forma el vuelo multicolor de las mariposas cuando
llegan aleteando sobre mi ternura,
igual al que quedó sobre las mías, igual al recuerdo de la más tierna textura.
L
Supe que te amaba
-más allá de toda duda-
el día en que estabas
forzando con tus débiles manos
la cerradura
y te maltrataste
sin poder cerrar,
me llamaste
y a mí me empezó a sangrar
el dedo pulgar.
Pude haber extraviado
tus secretos pero, no quise: tu enlunado cabello, tus pupilas en sepia, tus senos de carnes firmes, tus sonrisas eléctricas, tus palabras de vapor, tu voluntad impalpable, tus pasos de seda y tus fugaces dialécticas.
Mujer de otro planeta;
con tu red rescataste mi alma errante entre el misterioso oleaje donde a la deriva, seguía siendo tu cantor y tu poeta...
100
En mitad de mi hastío, viniste desde las sombras a posarte
en mi frente en señal de que me quieres.
Te nublaste
como la lumbre de los luceros que de noche se eclipsa si las nubes se detienen.
Perdóname!
La culpa del injusto fue del hombre que sueña, no del hombre que siente. Mi olvido fue una nube que ya iba de partida y tu amor, la estrella que un momento eclipsada sigue irradiando inmóvil en lo azul de mi vida...
101
Y se recreó el amor, estremecido
por las mudas orillas de tu ausencia.
La noche se hizo cuerpo de tu esencia
y el cielo abierto se plegó vencido.
Un siglo de tus labios en los míos
y una cadencia de mil fuertes latidos
logró tu presencia en el último borde
del olvido.
Viniste a mi sobre el aire con suspiros
estallando rojos y bajo el ardor
de las estrellas plenas, titilaba el brillo
que atesoran tus hechiceros ojos.
102
quí estoy… voltea, ¿me recibes? No soy tu sombra que te sigue a dónde vas, ni el dije de zafiro que nunca dejarás. ¿Cómo estás? – vine porque me encanta saber de ti; para poder ver lo más lindo de tus ojos, lo más lindo de tu sonrisa, lo más lindo de tu piel, porque te pertenecen…, sigo atado a ti, y así quiero seguir... adicto a tus olores, adicto a tí…
A
103
104
S
E
E
E
Parece mentira;
aún no encuentro
la mejor manera
de agradecerle a Dios,
a cada momento,
que a pesar de que seas
el más tierno motivo
que tengo
para llorar,
no lloro;
quisiera subir a lo más alto
de una montaña,
hincarme de rodillas ante
su majestuosa presencia
y entregarle con total pureza
mi alma,
diciéndole en silencio
mi gratitud
por esta fortaleza
que me ha dado
en este mundo,
la que me dedicare
a cuidar
día a día;
minuto a minuto;
segundo a segundo.
105
Entereza
Desde la estancia de mi voz;
de acuerdo, me resigno; besaré tus sueños con mi canción; voy a llenarte de tonalidades y apuntaré con ellas a tu corazón; voy a aspirar cada esencia y cada estrella en el cielo tendrá su verso para ti, cada canto en mi boca será el amor. Musitaré caricias, y haré con tu ternura y mi pasión las más altas notas; ¡Oh, que delicia y que maravillosa resignación!
106
(canción )
De Principio a Fin
He visto blancos amaneceres
y maravillosos ocasos amarillos, rojos y violetas; he caminado descalzo por las calles ciegas y sin dueño; he buscado en la poesía; he profesado mil devociones distintas; he ejercitado el descuido y cultivado hasta la insensatez; he degustado de la crítica y mirado el mundo al revés; he escudriñado por alivio en las profundidades del mar. He intentado lo imposible y sigo aquí… sin poderte olvidar...
Dime de qué está hecho el amor, y me dedicaré a predicarlo.
Permíteme ser pilar en tus fracasos, y mano suave en las victorias,
lavaré tus lágrimas cuando te creas perdida,
y tomarás mis manos cuando sientas frío; sabré decir:
lo siento cuando me equivoque;
seré tu amigo si me lo permites
y tu mi vida si me lo pides. 107
e dedicaré a respirar por siempre
del mismo aire que inhalas y exhalas;
me dedicaré perenne
a engalanar para tu agrado
las más elegantes sensaciones;
a solventar sin el menor reclamo
el precio de lo que dudo
y a entregarte mi amor cada noche,
en un desfile incesante
de mil pasiones al desnudo.
108
on las manos hechas llama,
le pediré a Dios bendiga
la romántica locura que te trajo a mi.
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109
Escribo, escribo, escribo, y me repito,
incansablemente, que quisiera enmudecer,
para que tu no oigas más mis sonidos ni mis ruidos
de adentro. Pero si callo
¿acaso desatascarás después
esta caravana de palabras que a veces
se empantanan en mis manos?.
Mientras me escuches, serán mis letras la voz que sale de mis dedos
hacia ti, aunque en cada poema
muera algunas veces y aunque esos adioses
hayan sido insustanciales, indignos de
rapsodias y réquiems de trovadores,
sin llantos tuyos y sin funerales de medio pelo.
Cuando morí de ti, pagué, fue como si me aplastara una montaña; aunque pudiera resucitar, sin tú nacer a mí, no lo quisiera. De cuanto te amé y viví, sólo me queda el eco de tu nombre, ya casi nada, pero también a la vez, se me enreda en torno al alma, roza mi piel en suavidad sublime y hace un nido en un hueco hondo de mi memoria. Es cuando en mental rogativa, a ti y por ti pido, deidad que sólo vives en mi nostalgia.
Nostalgia
Te entrego éste,
mi amor sin maquillaje: Prometo fallarte algunas veces. No siempre caminaremos tomados de la mano, habrá días en que no te colmaré de rosas, no te amaré hasta que la muerte nos separe, ni te besaré con pasión siempre, siempre. No te desearé siempre, a veces me cansaré de ti y tu de mí. Te juro que no serás mi todo, que no serás mi cielo ni mi única razón de vivir y con todo, a veces te extrañaré.
Que habrá tristezas,
problemas y discusiones, yo miraré otras mujeres,
tu mirarás otros hombres, no te desearé siempre,
a veces me cansaré de tu sexo y tu del mío;
tu cabello en algunas ocasiones se hará fastidioso en mi cara; habrá momentos en que sentiremos un odio mutuo,
desearemos terminar todo y lo terminaremos
y volveremos a empezar de nuevo, pues nos amaremos,
construiremos y compartiremos la vida y dejaremos que sean nuestras manos
quienes nos guíen. 110
A tu puerta llegaré a recoger el correo de regreso.
Cada día que pasa
los arboles milenarios me reclaman su carta prometida.
Nada ni nadie podrá arrancarme sus mismas raíces de ti en mí;
las que me han hecho capaz de enfrentarme en un foso de leones,
de dar la vida toda, y
hasta de impedir que se convierta mi alma en rústica piedra.
El destino nos pondrá cara a cara,
a sólo un paso,
yo afuera tu adentro,
aunque trate de no oír,
de alejar la voz inescuchada
del llamado paulatino de esas cortezas añosas,
que me trae el viento;
aunque trate de borrarse del cielo tu imagen velada…
será igual que antes,
será igual que en el pasado,
donde pasó de todo,
y no pasó nada. 111
Pecado Original
Todo se nubló a partir del momento en que la serpiente llegó a nuestro juego sagrado, pecado original, profanando aquél canto libertario, cuando ya habían bajado ángeles con mejor propósito. Acogidos cálidamente en nuestro interior ¡placer de dioses en el momento perfecto! en fuerte movimiento crucé la frontera de tus labios bajo el sol eluciente; luego,... tu rio inundó mi cuerpo; como fuego entré en tu vientre, como rio apagaste el fuego. El juego terminó de repente. ...volverá a empezar, ahora... o ...en otro momento... ...o alguna otra vez, sea con ángeles… o con serpiente.
Será que el tiempo nos sorprende
un día caminando por la vida,
cuando colguemos todas las razones y posterguemos la presencia
de la supina resistencia?
Será que los recuerdos se llegan a desteñir
lo suficiente, o pierden sus contornos
para dejar de ser evidentes???
No lo sé,
nunca aprendí a olvidarme de cada ceremonia
con la vida, porque prefiero llevarlas en la frente
como luces que se encienden cada-cuando
se sumerge el sol poniente. 112
Afuera las lentas rueda de las traiciones
no cesan con su iteración, pero este autoretrato de mí,
viendo pasar el carro de los sueños, hace resurgir la misma tenue ambición
de encontrarnos. ¿Será un encuentro de limosna?
o, la necesidad que anda al galope, nos prepara a un viaje veloz
al borde de un hondo abismo frente a sol?.
Qué belleza,
sea como sea, se hará grande la alegría en esa instancia poderosa
de un desierto sin dolor.
Ya tengo al tiempo agarrado,
debajo de mis pies,
lo tengo atado y confundido
para que no avance más
con su sabor agridulce.
Lo aprieto asido de sus distancias
que no le dan descanso
a los relojes
que no saben
ajustarse a mi deseo.
El universo lo tengo inmóvil,
no le temo
estos pies que impulsan su avaricia
al abismo donde
firma contrato perpetuo
la nostalgia.
113
N
N
L
114
hora, cuando miro hacia el cielo, intuyo que a diario pincelas tu vientre entre las nubes rojas del ocaso, para, en la noche, abrir tu carne de un solo tajo y hacer que se derramen tus diluvios solitarios; que haces figuras momentáneas con mi sangre hirviente ungida entre tus dedos de algodón, permitiendo que los vientos que pasan se lleven el grito de cada recuerdo de mi. En vano es intentar cubrir la verdad con mil vendajes constelados entre luceros titilantes, mientras yo merodee entre los límites del eco y tu quieras extirparle al viento mi voz entrometida.
Me contaron
que hay noches
en que desnudas primaveras,
podándole los besos en capullo
y pisoteando las flores ciegas
que caen tras un solo día de vida;
que no sabes qué hacer con mi cariño,
ofreciéndote entera
detrás de la vergüenza furibunda.
Me contaron
que inventaste
trucos con el filo de mi voz
sobre tu luna inmóvil,
que gime
con sus ojos dibujados de tus misterios.
Y no sabes,
pues no habrá quien te cuente,
del dolor que se me desbordó a mi,
al descubrir
el trueque de quimeras
que firmaste
entre telones
con el diablo.
115
A TRUCO Y TRUEQUE
Complicidad Empapados los dos; yo de ti…,
de estar en mis manos…, en mis labios…,
en mis ojos…, en mi olor…
Tu de mi, de estar en tu aliento, en tu lengua,
en tu piel. Somos cómplices de una nueva
forma de amar…, donde hay que dejarse llevar
por el sentir… sin restricciones…
sin prejuicios… sin pudores…,
acercarnos al encuentro y explotar
con un beso pirotécnico… Exorbitante excitación que a mi mente ataca,
impetuoso me visto de ella, dejo que me arrastre
y llego hacia tu cuerpo… en la búsqueda
de la colosal pasión que despiertan:
tu mirada… tus caricias… tus deseos…
Y ahí, en ese momento, cuando el universo estalla;
solo tu y yo somos responsables…
y nos quedamos anclados en los dos.
HIPNOSIS VESPERAL
Otra vez el sol se despide
y
solo de pensarte
mis versos se dibujan
en el aire,
nacen y brotan
como deprisa,
¡Pareciera que tu cuerpo estuviera
siempre
entre mis manos.
Mientras más oscura es la noche
y tan fugaz como el paso
del tiempo,
creo amarte
en un ambiente
sin artificios
Corriendo voy y vengo,
andariego por tus pechos
por donde he caminado
como tigre herido
de amor,
su textura me envenena,
me mantiene hipnotizado,
vibrando de devoción
en tu
silencioso mundo
de ambivalentes tardes,
en las que renaces,
en las que te abres
en las que te cierras,
en las que me enseñas
que nunca es tarde
si la dicha es buena. 116
Cuando cierro los ojos para perderme en el azul de tu recuerdo, se hace como de noche y la oscuridad se cierne inundando cada rincón, cubriendo los relieves y las formas del sueño en el que tu perfume, tu sonrisa y tus ojos tienen mayor intensidad. Me imagino hundiéndome en tus labios, reposando, sereno, completo, apretado a tu beso, coincidente en los puntos comunes de nuestros continentes. Luego, una lágrima se escapa de tu alegría, de mi ilusión. Si, sigue la noche trayendo la luz de tus ojos, al proyectaré tu mirada la estrella fugaz que trae la paz donde descansa el mundo.
Desde que comenzó, el viento
no hace sino esparcir tus palabras seductoras que quedaron tiradas por el suelo espacial, las mismas que me disparaste a quemarropa
y cuyos casquillos se convirtieron en el punto de partida, en la geografía de tu cuerpo cósmico,
hasta donde llegaría y desde donde me fulminaste al universo. Desde entonces lo recorro totalmente;
llego hasta el satélite de tus senos y me amamanto, te rodeo y te descubro,
concurro a tu selva planetaria y me sumerjo en ella, recorro tu piel intergaláctica, bebo de tus entrañas,
descubro en ti el secreto de la tierra y salgo a la luz vital
hecho el sol nacido de tus llamas.
117
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…
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Mundo paralelo
En el olvido palpitante
subamos la escalera de la vida
y besémonos en todos los peldaños
al ritmo de
mi canto.
118
odo lo que mi corazón sintió por ti, te lo dijo de la mejor manera,
con el mejor lenguaje.
odo lo que mi pensamiento te pensó, te lo dijo con mil ideas
agolpadas desde donde estuviera.
anto esperó mi boca de ti
tus besos, aunque después
los olvidara y muriera,
que los recibí, los olvidé y morí.
rasojado sigo exhausto, con el mismo deseo trasnochado
y anacrónico expectante
a que ese día vuelva, insomne viviré.
e convertiste ahora
en línea recta, marcado sólo de ausencias donde gobierna el olvido.
Aquel que alguna vez te tuvo
protegiéndote en mis sueños,
el mismo que construyó muros milenarios
donde se disecó mi piel sin tus caricias.
Aquel que a lo lejos divisó el precipicio
desde donde arrojé tu nombre
con un grito, que el eco no acalló;
el mismo con que te amé y quedé a contrapié
de tu camino.
119
Hoy debemos decirle adiós a la felicidad,
está pasando a nuestro lado muy silenciosa,
yo diría indiferente, casi insolente.
Todo empeño es en vano
por llamarla, no quiere nada de nosotros, no necesita nada de nosotros,
aunque tal vez
llegue el día en que podamos retenerla
por pedazos; mientras tanto,
le pediré que termine de apartar de mi camino los abrojos de dudas
que te dedicaste a esparcir, así me quede sin saber,
si lo que me queda de vida será
entre tus brazos.
120
Adiós u caverna húmeda,
tibia, silenciosa
es mi guarida perfecta, en ella
tiemblan mis dedos de mago
que horadan uno a uno
los filones hambrientos de tu cuerpo; me prendo
como alga marina a tu
embravecido mar, para poblar tus entrañas en ansiedad;
mientras mi respiración vuela dentro de tí,
desde mi piel… a la eternidad.
Lo que yo veo... es mucho…
veo el olor fresco de cada amanecer… veo la paz del sol sobre en la arena,
veo lindas mañanas de alegría, el nacimiento de cada aventura, la inmunidad de tu corazón
cuando murmura llamando a cada sueño por vivir
y el sentir del calor de la hoguera encendida con la lumbre flameante
de tus ojos.
Cuando ya mi cuerpo
dejó de alucinar
alcé mi vuelo
y al partir,
tu boca
apretó en las manos
un recuerdo
y un adiós.
Me fuí sereno,
sin saber
cómo olvidar
la magia
de la primera vez
al tomar mi corazón
que todavía
hoy en llamas
arde,
la magia
con que abriste
los caminos
para llegar a mi,
y sin saber
cómo olvidar
esa alegría
en el lienzo inviolado
de la tarde…
121
Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Lleno de ti, enamorado, iluminado, ciego, lleno de ti, digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente....
spero que a mis pies nunca les llegará la amnesia que les haga olvidar el camino que me conduce a tu presencia.
122
Qué bien te quedaba
ese vestido con el que desnudé tu piel, cubierta de desvaríos mágicos y eróticos. Quiero que hoy te vistas con la poesía y las caricias con las que mi pecho te aguardó; con las que te quedaste muda entre mis brazos sin tu hermoso vestido que no olvido.
Hazte un vestido con mis besos.
Déjame que me beba
en cada sueño tu desnudez vestida de mis poemas; luego, si quieres, vuela y llévate tu disfraz hecho alas en tu tersa espalda.
Por qué no quisiste apartar
de mi camino los abrojos de dudas
que tu misma te dedicaste a esparcir; quién crees que soy?? Dónde dejaste tirados
los que llamé: mis anhelos? ….
Qué querías?. Cómo vas a hacer
para devolverle la paz robada
a mis desvelos??? Cuándo te irás
de una vez por todas,
cuándo, cuándo???…
123
Al regreso de esta travesía por tu alma,
prefiero que me arranques la vida de un tirón;
y sin dar un brutal portazo, no es necesario,
que en este mismo instante me obligues a decirte adiós.
Mujer inmersa en tu nebulosa, escondida en la ruta
que conduce al más allá, sólo quiero un minuto más de ti,
para buscarte amor en el amor,
darte de mis manos una rosa,
y en tus labios poner el punto final.
124
Fuiste el manantial del veneno que inyectaste en mi sangre; fuiste la misma fuerza devoradora que me laceró el alma;
fuiste el fuego que me quemó más de lo debido. Sobreviviente, me siento capaz de todo,
hasta de volverte a idolatrar, así cada vez que te vea,
sienta valeroso y excitado que el mundo se va a estallar.
Déjame reposar en tí, déjame aflojar los músculos de mi corazón,
que tienen incrustadas todas las esquirlas de tu nombre. Déjame poner a dormitar el alma para poder hablar,
para poder decirte cada confesión atragantada, al margen bien trazado de la recordación
de estos 409 días, los más expresivos del tiempo.
125
Acercaste el calor de tu cuerpo a fundirlo en el mío ante el asombro de mi alma;
abandonaste tus labios en mis labios para el asombro de los míos; te impregnaste en mi piel al viento
desprovisto de las sombras y finalmente,
agonizamos en este recuerdo que ni tu ni yo sabemos si será o no
eterno.
de lo que me alegro,
es de que esta labor tan empezada,
este trajín humano
de quererte,
no lo voy a acabar en esta vida;
nunca terminaré de amarte.
Me sentaré a la sombra
con tus manos
en mis manos.
El asombro de Dios seré,
su orgullo,
de verme tan constante
en mi trabajo.
126
Y
127
unque inusitada e interminable te insinúes
con la tendencia aristócrata de tus brazos y tus manos
en cada amanecer…, desde hace dos días pienso
en que estoy pensando que tal vez sólo quimérica exististe, compartiendo conmigo cada placer
para que fuera total placer; por eso te esperaré, no me afana nada,
pues si nos encontramos en esta vida, …en las demás también.
128
A
u caverna húmeda, tibia,
silenciosa es mi guarida perfecta,
en ella tiemblan mis dedos de mago
que horadan uno a uno
los filones hambrientos de tu cuerpo;
me prendo como alga marina
a tu embravecido mar, para poblar
tus entrañas en ansiedad;
mientras mi respiración vuela
dentro de tí, desde mi piel… a la eternidad.
T
Mi dolor tampoco tuvo rostro.
Sólo tuvo palabras sigilosas.
Mi dolor fue como mi amor,
puntual y cada noche recogió en mi buzón la carta en blanco por ti enviada.
Tan sólo fue por un instante
que tu locura me estremeció ebrio de amor, entre noches enteras que fueron de regalo, las mismas noches en que te recibí, las mismas noches en que crecí y caí sigiloso al filo de cada madrugada.
129
erforaste cada coraza protectora de mi sentir,
sin necesidad de traerme poemas amorosos, ni recados soñolientos, sin cantar, sin gritar,
sin elevar una plegaria a Dios… difusa, sultana rutilante, ordenaste abrir el telón,
te acercaste y te sigues acercando; pero para qué… aunque sigas en mi,
palpitante, ya insensibilicé mi piel de ti.
Ahora que la pureza de la sangre sigue siendo decisiva
y el viento celebra alegre el momento mágico de tus manos
en las calles de mi cuerpo, partiré otra vez,
allá donde me espera la esperanza, la lucha sin cuartel,
los desvelos inconscientes y el reto de un tiempo sin medida,
a encontrar esos brazos que me abrazan, esa boca que me besa,
y aunque me quede lejos,
estaré allí en tu voz.
130
Quién iba a pensar que alguien rompería esta vibración de mis manos? Quién iba a pensar que alguien vendría a exterminarme?
Qué designio, qué fantasma? Antes de sucumbir hecho cenizas;
quise resurgir, libertarme de mí, salir de mi alma, tragarme el miedo y la vergüenza.
Pasé un mes de calabozo, después me fusilaste tu
en el patíbulo de tu suplicio y me levanté airoso, feliz, dueño de nada…
Porque tú eres mi ruta, te forjé en lucha viva. De mi pelea limpia contra mí mismo, fuiste. Tienes de mí ese sello de lujuria insaciada.
Desde que no miro tus ojos son más tristes. Déjame irme,
ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame. Haz tambalear los cercos de mis últimos límites,
para inundar tus tierras como un río terrible, desatando estos diques,
ah Dios mío, estos diques, destrozando, quemando, arrasando todo lo que existe,
y así, correr fuera de mi mismo,
perdidamente, libre de mí, totalmente libre.
¡hacia ti, irme, Dios mío, irme! 131
Se jugaron una fuerte pulseada las sombras, cuando eras una tenue luz
moviéndose en el aire
que antecede al estallido de la noche. Fue cuando intenté, para llegar a ti,
traspasar paredes estrellando mi cuerpo en la penumbra,
y mi piel se opacó alucinada, mientras parpadeaba la quietud en los sócalos protectores
de cada paso que se hundía
en una caravana de silencios. Clareó y me quedé sin saber
¿cuál fue el bálsamo erótico que eyectó cada uno mis sentidos?, y sin saber
¿en qué oscuro lecho tuyo iría a agitar eufórico mi enardecido pecho?
132
Oscuridad
uererte fue una fuerza incontenible que fresó las combinaciones, los pasadores y las aldabas, y sobrepasó las seguridades
de las bóvedas de mi alma;
viniste transeúnte de otra galaxia;
no te pude controlar cercana;
fue tanto el vértigo que te inadvertí
pérfida; no pude elegir, no puede escoger
quién ser para ti.
implemente fui para verterme
entre tus manos y sobre tus dulces
cansancios derrumbarme
heroico.
133
134
Grabado quedó en mi mente
el momento de aquella despedida,
cuando preferí aceptar
olvidarme de tus manos tibias y ahora recordarte
le hace un daño muy grande
a las aristas y a los riscos
de mi amarte a tí.
Me pregunto,
¿de qué sirvió olvidarte?
si a cada instante mis manos echan
de menos el aire que te rodea,
si cada vez veo más lejos
llegar el día
en que dejes de estar
como siempre, en mi corazón.
engo de conversar con las olas del mar,
que inconformes se rompieron con su fuerza inmensa contra las rocas del acantilado.
e nada sirvió engañarles diciéndoles que te olvidé,
enfurecido el mar se estrelló con más violencia luego de entregarle todas mis palabras que se fueron a su turbulento fondo, se dio cuenta de que no hay olvido, que realmente tu no te fuiste, que tu te quedaste dentro de mí.
135
136
La culpa fue de aquellos besos
desquiciados; de tus miradas sin color;
de tu disfraz de verdadero apetito por aniquilarme;
de tu forma de declarar el amor; de tus palabras vacías lanzadas;
de tus días silenciosos; de una herida incurable
que no se cierra en la memoria y de mis infinitas ganas
de sacarte desde adentro.
Me acerqué a tu espalda.
Fue como asaltarte, adosando en ti
mi figura, intentando con furia tierna
apropiarme de toda tu dulzura,
y entrando a tu paisaje impúdico
del hemisferio sur, en diafanidad
sobre tu piel desnuda; sin desiertos,
sin recodos y sin luna, tan elocuente
como tu selva ruda. Al caer la tarde,
mi sombra en tu selva se prolongó,
como río fluyendo sobre ti,
el que nunca cesó; y de repente
todo ese paisaje fue mío,
y mi sombra se alzó, y te atravesó.
137
Selvática En ardoroso momento, a mil kilómetros por hora, perlado de sudor, estallo avasallante en tí. Ya sin piel, ya sin sentidos recorro libremente toda tu concentración en cada pequeño temblor.
Te agitas como un mar embravecido de fluidos que detiene la respiración y la noche, la noche que llegó pletórica del rubor y del brillo que acompañan las miradas regocijadas en el aire denso.
Buscan, la boca otra boca y las manos otras manos, para palparse y exprimir las delicias de cada sensación intensa y las que siguen, más aún...
Cuando sentí mis manos, llenas sólo de arena entre los dedos,
sin cobardías; tan vacías que ya ni de ti querían llenarse,
Quise huir a aquellas islas donde el deleite vibra
en la búsqueda de la turgencia en apacible indiferencia;
pero no pude tampoco sobrevivir a tu ausencia; y te busqué despierto en el continente
donde la carne agita su estandarte rebelde. Llegué nadando en turbulencia;
sin cobardías, a contagiarme otra vez de ti,
a irme a flote contigo, o contigo a la inmersión.
No tuve brazadas vacilantes, ni la insoportable levedad de los miedos,
al impulsarme a través de las olas de altamar. Allí supe,
bajo la tenue capa del extenuante agobio, que es preferible acercarme,
por las rutas más enrevesadas a tu energía, que aceptar no verte,
y decidí romper mis alas a quedarme sobre el viento,
Como dormido.
138
Itinerante
Gracias a ti, quedé adiestrado en esperanzas. Fueron las palabras que pronunciaste; si, las mismas que otras veces cerca oía, pero esta vez fue como si resurgieran haciéndome juzgarlas, naciendo todavía. Y por su cadenciosa prosa, en mi interior latió un nuevo yo, ansioso de llamadas, soñador de galopes, de caminos y de eclipses al caer el sol. Y a través de la noche, en la madrugada o al amanecer, cuando la piel del alma todo lo recuerda, y el alma de la piel aún sueña el futuro, tan relampagueante como cierto, sin fechas ni lugares… ah, la esperanza después de mucho tiempo extraviada, la veo mía ahora, como oasis sin desierto.
Soy el fragmento de un poema tuyo,
como tuyo fue el núcleo vital de mi memoria,
donde se ha devastado mucho su figura,
donde la implacabilidad del tiempo lo destruye
día a día.
En cada introspección de ti en mí, indago,
hallo lagunas, se me desfigura tu nido genital,
mi visión se obstruye y parece que tu nombre lo olvidé. Tan pocos
rasgos ya de ti percibo,
que hoy empecé a perder mi fe.
Sólo renunciaría a mi pesquisa diligente,
si de paso por lo que de mi corazón vivo quedó,
allí en una hoguera apagada de su playa,
donde te amé con el alma, con el cuerpo, con las olas; dejando de
buscarte denodadamente;
y siendo tu, la luna de diamante que del cielo cayó, dormida te
encontrara…
139
B
U
S
Q
U
E
D
A
Exiliado en Ti
Este labio que besa, y esta mano que acaricia... soy yo!.
Hace varios días tienes mi locura exiliada
en tu alma desamada.
Mientras mi paso ligero por el mundo,
da espera al hospedaje en tu posada
a cielo abierto,
con amaneceres que se ofrecen y se dan a cambio de nada.
Mientras tanto consigo hacerme el sordo-ciego,
controlo perfectamente mis sentidos;
de momento,
me despego de fragancias, de tactos, de sabores.
Mi cordura perdida amortigua las asperezas
y sé hallar el sendero del sosiego.
Además puedo cerrar ojos y oídos para lograr amordazar
los alaridos en que prorrumpe
mi corazón sangrante.
Nadie los oye, sino yo,
residen en los fondos más claros y profundos de la alegría
que me trasmites a cada instante
y en todo lugar,
mientras no en vano se que te acercas y te veo llegar.
140
Cuando me miraste por primera vez, no me viste a mí, no viste que valientemente he arrastrado mis recuerdos y mis pasos por tierras distantes, por caminos que me han llevado al fin del fin; que aun así, mis pies se hicieron raíces, y mi paisaje se incorporó en la retina de mis ojos.
Cuando me miraste, no viste mi serenidad aireada por la brisa, ni cada crepúsculo que observé.
Regresa y verás, a través de mis ojos, los días y las noches, los sueños reveladores de impúdicos apetitos, la herencia del amor buscando espacio, la fiesta de la vida… Ven, te invito, reviviré la escena.
141
Imágenes
Tu oleaje fue como un abrazo sensual
que se encarnó sobre mi piel desnuda, y que derramó en mí su blanca espuma, dejándome su exótico mensaje traído de altamar.
Te permití ascender,
dócil o salvaje, insistente, huidiza o soberana; para luego, en la tórrida arena, cumplir el cometido de tu viaje.
Observaban los riscos,
la luna, y la mar ya en calma.
Desde la altura más apropiada,
estábamos los dos; retorcidos de placer, serpenteados por cada ondulación vivida, y lo que es mejor, conectados a cada temblor, a la evocación de semejante preludio, al balanceo de nuestras cómplices ternuras y a la flamante agitación de cada zona oscura. 142
Marea alta
Me duele la mirada de no verte
y de tanta imagen truncada en la memoria, que aunque pudiera restaurar no quiero; fragmentadas a veces por el asombro, la fatiga y el revés de cada inútil espera.
Nació tu reflejo
de la opción contradictoria del amor y el olvido, cuyo enredo las creó y las quebrantó, y hoy no llegan a ser ni el remedo superficial de la anhelada gloria.
Espejo Roto
Guardo este espejo roto
en el reticulado de mis ojos, riguroso destello de tus ruinas,
vertiendo en desorden sus pedazos, como partes irreconstruibles
tras un vasto cataclismo.
En todos hay un poco de mí mismo,
en todos hay caricias
y esquirlas de tus abrazos.
143
144
Ayer no sabía qué decirte y hoy tu recuerdo me mordió; a pesar que te puse en la cadena cíclica del olvido, a pesar que prolongué hasta donde más pude mi silencio y retraje hasta más no poder, tus contornos en mi memoria.
El descuido fue mío, pues sin darme cuenta te otorgué el derecho a volver cuando quisieras, sin avisar
No dejé a mi olvido libre de tí.
Ahora vienes sin permiso a requisarme, a buscar dónde te escondí, a encontrarte con tu rostro sin nombre, sin historia, con tu nombre sin rostro, casi transparente, como invidente, atrapado en la ola giratoria de mis abrazos; escondido en el tiovivo incansable de mis corazonadas, expatriado y forastero sin hospedaje en el fondo mismo de mi alegría, más leve cada día, y a mi, olvidado de tu nombre y de tí.
Carrusel Amnésico
145
o tengo ni el derecho
a decirte lo que decir no debo, pero siente mi fiebre
desde este desahogo interno: El sol
-romántico beduino sin desierto- quema mis venas que por instantes
arden como lava volcánica;
es algo tan sublime como cierto.
igo tu risa,
oasis transparente, es un eco que canta
desde lejos, mientras
yo sudoroso y agobiado
busco el vino y la forma de escanciarlo
en la copa más caliente
de mis versos.
Ausencia de Ti Al irte me dejaste,
con ausencia de ti. Al irte me dejaste sin sentir tu calor.
Al irte comprendí, lo difícil que es seguir caminando sin tenerte junto a mi.
Sabes que sin ti yo no soy nada y quiero donde estés que seas feliz
y si algún día vuelves, extrañando mi amor
la ausencia que hoy siento de ti, no la sentirás por mí
(Quiero siempre sepas que aquí estoy).
Y si al volver, te recibe cada imagen del ayer
Y si al volver te seducen las caricias de mi piel
yo los cuide, como cuidaba tu sonrisa al despertar como he cuidado cada paso al recorrer esas distancias que me alejaron de ti.
Porque en verdad,
yo te he esperado cada noche hasta el final se me ha dormido de cansancio
hasta la voz que en silencio, te llamaba sin hablar al irte me dejaste, con ausencia de ti.
(Canción)
146
Ayer volé de noche rompiendo las olas impetuosas
de altamar, buscando cada rastro
de la espuma para llegar hasta tu orilla;
volé entre el rayo y la tormenta, pero llegué, sin brújula,
sin naufragio, sin estrella,
buscando la brasa anhelante de tus labios;
sin darme cuenta, desperté
sobre la arena fría de una playa sin olas
y casi desierta.
Era la ensenada donde estabas tú, esperando mi voz, en el alto balcón
de tu silencio.
147
Llegaste a mi amor, a despertarme,
como un susurro, así te sentí;
primero rozaste mi piel, te adueñaste
de la escena...!; luego, tibia
besaste mi arena.
Tu luz azuleó mi pensamiento.
Llegaste a mí,
rotunda, diferente,
agigantada, barriendo huellas,
ensayando horizontes.
Llegaste a mi amor, cambiándole los rumbos
al campo sideral de mis estrellas.
Ya es algo más que mi sangre; son mis pies torturados los que a recibir tus alas
se citan cada tarde; para decirte que llegaste por el mismo itinerario
de mi espíritu, pero tallada en carne.
Así lograste con tus manos aligerar mis días en los que te dije cuánto te quiero
exigiendo a mis pulmones
más aire, porque este amor
se grita con vocablos tan fuertes,
pues el corazón de amarte, de tanto amarte, en llamas arde.
148
R
A
Todo se calma, todo se mueve.
Quedamos recostados, pecho con pecho.
Entro, salgo, una y otra vez,
tu boca apretada me indica
la cercanía del éxtasis,
hasta ahora casi mutuo.
Por fin da visos el momento,
te sentí, me sentiste en frenesí.
Llegaste al orgasmo;
mientras coincidente
yo también
inundo en simultánea
y sin recato
tus adentros.
Con el subconsciente atiborrado
de pensamientos prohibidos,
tomamos mutua posesión
en ansias del consumo corporal.
Sin darme cuenta llegué a tu entrada
sujeté tus caderas bamboleantes
como pidiéndote a gritos entre dolor
y deseo.
Suculenta sensación,
del roce casi dormido de dos pieles
al filo de sus lubricas desnudeces
amantes desde los labios hasta los pies.
Calentaste mi alma
en la marmita hirviente de tu lujuria.
¡ Me quemaste, me doliste!
Estamos cercados,
no hay otra salida que
despedazarnos ahora,
que todo se ha vuelto Eros
y cálido nos cubre;
mientras te miro,
mientras me miras,
mientras sonríes,
mientras me retuerzo.
149
Dame tus manos
y aprende a volar conmigo; deja que agrande tu alegría y mis lágrimas serán pequeñas; confía en mi sonrisa, que te entrega la vida entera; intenta acercarte a mí cuando todos se hayan ido; deja que te roce el rostro, en cada simple derrota.
Dame un motivo,
para sentir orgullo desmedido; hagamos sintonía por la vida; busquemos la ternura compartida; abre tus miedos a mi mundo, y yo lucharé contra ellos.
ejana queda cada monotonía asesina de mis ansias
por buscar el fuego de tus ojos en la oscura tempestad. Doliendo en lo profundo
queda el puñal cruel del desapego, lejos del amor,
sigue latente la misma lejanía,
donde tu rostro no me entregó más
una esperanza de regreso donde sólo tu cuerpo
fue la imagen al final del túnel sin salida
donde le diste vida a la distancia. Donde quedé sin respiración,
donde pronto ascendí
simplemente, abrí los ojos
y sin darme cuenta, me dolió el dolor.
L
150
Quiero mudos tus labios
en cálido contacto,
silenciados de voces
y clamores,
y adosados a los míos
en idéntica vivencia.
Háblame así,
lejana;
besa y calla
cuando tu piel
sobre la mía
estalle
en cósmica quietud
de inmensidades.
(Canción)
CAFÉ PARA DOS
Qué sorpresa me das,
hoy después que te vas me llamas y decís,
que te debo compartir.
Qué sorpresa me das,
con tu sinceridad que ocultaste al momento
de pedirme ser de ti
Pero no,
no fui yo, fuiste tú
quien habló de un gran amor de esos que duran para siempre
hasta el ocaso de las vidas con café para dos
Quita ya tu condición,
y seamos lo que sueñan dos amantes a la antigua
con café para dos.
151
Amor es creer
que mi presencia provoca tu sonrojo...
Amor es seguir caminando
aunque ya mi pecho
me esté ardiendo... Es seguirte amando aunque no te vea...
Es dolor en el alma
y en los labios una sonrisa...
Amor es renunciar al amor por amor...
Es amarte sin esperarte, es guardarme,
es vivir con la respuesta
ausente imaginando
que llegas cada día y es el brillo de la luz del sol...
152
Cuando estabas triste,
también te quise, pues noté tu corazón entre dos mares de silencio.
Ahí estuve para decirte
que no te olvides, que vivo de frente a tus sentimientos… pero lo más difícil será que mis versos rescaten mañana de nuevo la misma canción oculta, sin sangrar y sin hacer de la vida cotidiana algo un poco más fácil de llevar, porque éste fue el último poema que escribí para tí.
153
41
154
Vuela esta canción, para tí... la más bella historia de amor,
que tuve y tendré; es una carta de amor, que se lleva el viento, pintado en mi voz, a ninguna parte, a ningún buzón.
No hay nada más bello, que lo que nunca he tenido,
nada más amado que lo que perdí; perdóname si,
hoy busco en la arena una luna llena que arañaba al mar.
Si alguna vez fui ave de paso, lo olvidé para anidar en tus brazos, si alguna vez fui bello y fui tierno,
fue enredado en tu cuello y tus senos; si alguna vez fui sabio en amores, lo aprendí de tus labios cantores;
si alguna vez amé, si algún día después de amar amé;
fue por tu amor. Tus recuerdos son,
cada día más dulces, el olvido sólo se llevó la mitad;
y tu sombra aún, se acuesta en mi cama,
en la oscuridad; entre tu almohada
y mi soledad....
Joan Manuel Serrat
Estás hecha a semejanza de las cosas
que amo.
Te pareces a la noche, o mejor:
a una noche sin ausencias.
Eres exacta.
Cuando la noche escurre, tu cuerpo se humedece.
Me permite trepar por mis
temblores y agitar tu nombre desde la oscuridad.
Eres irrepetible.
Eduardo Langagne
155
Te quería, lo sé. Lo supe luego, cuando tu ausencia reposó mi sangre y las nubes de otoño arremolinaron tu recuerdo en el cuenco de mi mano. Lo supe cuando necesité vestir mi voz de tarde para decirte, amor, cómo te quise, cómo te quiero todavía, aunque sé que mi voz ha de perderse en el largo Sahara de tu olvido... Julio Mariscal Montes
Tu piel me atrae con la gravedad de todo el cosmos que afuera sufre su negra eternidad impenetrable- Te beso y todas las uvas sueltan el vino oculto de su corazón sobre mi boca. G. Belli
Ahora que te quiero, ahora que te espero,
quisiera que el olvido, me hiciese nebuloso,
vacío, borrado, neblinoso.
Quisiera así olvidarte, quisiera así poder desconocerte,
quisiera así velarte, poder desvanecerte,
para poder volver a conocerte.
MARC SIL
156
Así es ella, me dije; es la alegría:
todo llegó a mi corazón por ella; llegó el sabor oculto del deseo,
el presagio de ardor reconociendo el esplendor en ella,
en su sangre, el pulso y el latido secreto
de su fuerza.
Así mismo, me dije, es su fulgor herido en la belleza,
callado abrigo que abrigó mis huellas, el justo sueño que escogí en la lucha, la libertad por la que canto es ella.
Elvio Romero
Digo tu nombre y parece que mi voz se quebrara y temblara entre las redes impalpables del deseo; decir tu nombre es como si lograra detener en el aire los agravios y de claros panales y canciones me acuerdo. Decir esta palabra es apretar los labios para intentar el acto de besar tu cuerpo. Carlos Castro Saavedra
157
Va quedando lejano el mundo que existía antes de conocerte y va naciendo un nido de palabras y besos, un nido tembloroso de miedo y esperanza,
abro los ojos y me quedo quieta, es como un hermoso,
hipnotizante laberinto, donde no hay piedritas blancas,
ni mágicos hilos que nos enseñen el camino de regreso.
G. Belli
Gracias por el tierno regalo de tu más reciente desesperación.
Mario Benedetti
158
La ausencia es mi poema Favorito… Nora Carbonell Marzo 4 de 1992
Un amor más allá del amor, por encima todo,
más allá del juego siniestro de la soledad
y la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos.
Un amor para abrir los ojos
y quizás también como cerrarlos
Roberto Juarros
159
Te construí cantando; yo te cree, te inventé cantando; yo te llamé. Necesité tu boca, el arco puro de tu pie, tu cabellera y viniste de la noche y a la luz entreabierta de la aurora encontré que existías y que de mí como del mar la espuma, tu naciste pequeña diosa mía. Pablo Neruda
Vas en mí, cristalina; o inquieta herida por mi o colmada
del amor que sin cesar
te entrego.
Pero espérame, guárdame tu dulzura
para cuando nos encontremos con hambre y
nos mordamos como el fuego muerde...
Pablo Neruda
Y ahora, como siempre estoy contigo;
amándote en la ausencia dulcemente lejana.
Porque estarás en mi
con mi dolor sin verte;
porque estarás en mi, pues en mi siempre estabas;
sin nombre, vagamente; sintiéndote
viajar dentro de mi; metida en mi,
llenándome! desvanecida
en brumas de distancias.
Jorge Artel
160
Cuando entre el vano estrépito del mundo la melodía de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
sin agitarme, en ciego frenesí, sin proferir un sólo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento... y pienso en ti!
José Batres Montufar
Yo pienso en ti, tú vives en mi mente, sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez mi rostro indiferente no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
Jose Batres Montufar
No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo?, no sé decírtelo.
No te vayas por una hora porque entonces... No te vayas por un minuto, porque en ese minuto te habrás ido tan lejos,
que yo cruzaré toda la tierra preguntando s i volverás o si me dejarás muriendo.
Pablo Neruda
161
Estoy pensando en ti cuando no pienso que estoy pensando en ti, cuando quisiera no tener que pensar para sentirme de tu lejano corazón más cerca. Carlos Bousoño
Todo tu cuerpo tiene copa o dulzura destinada a mí.
Cuando subo la mano
encuentro en cada sitio una paloma
que me buscaba, como si te hubieran,
amor, hecho de arcilla
para mis propias manos de alfarero.
Tus rodillas, tus senos,
tu cintura faltan en mí como
en el hueco de una tierra sedienta...
y juntos somos completos como un solo rio, una sola arena ...
Pablo Neruda
162
Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria. Hay besos tibios que palpitan en íntimos anhelos: Hay besos que parecen azucenas por sublimes, tú los conoces bien son besos míos inventados por mí, para tu boca. Besos que solo nuestros labios han probado; te acuerdes del primero? indefinible ... Gabriela Mistral
Amor mío, mi amor, amor hallado,
quiero comer contigo, estar, amar contigo, quiero tocarte, verte.
Me lo digo,
lo dicen en mi cuerpo los hilos de mi sangre,
lo dice este dolor y mi boca
y mi almohada.
Te quiero, amor, amor absurdamente, perdidamente,
iluminado, soñando rosas
e inventando estrellas, voy a seguir tus pasos
hacia arriba, de tus píes a tu muslo
y tu costado
J. Sabines
163
Ahuyentemos el tiempo, amor, que ya no existan esos minutos largos
que desfilan pesados cuando no estás conmigo
y estás en todas partes sin estar
pero estando.
No estás y estás cerca,
y éste estarte viendo sin que estés,
me hace sentirme a veces
como un león herido, me retuerzo, doy vueltas,
te busco y no estás y estás allí tan cerca
G Belli
Sólo quiero pedirte que no dejes que el beso y la caricia de la arena y las olas,
de la luz y del aire, destruyan la huella
de los míos ni la de mi recuerdo
que te sigue como muda
presencia inevitable.
ANGEL AUGIER
164
Déjame que, tendido en esta noche, avance, como un río entre la niebla, hasta llegar a ti.
Yo no sé dónde estás, pero te busco; en la noche te busco,
y mi alma sueña que a ti llegaré cuando mis aguas den al mar
de tus aguas verdaderas
José Luis Hidaldo
Entonces se enviaban suspiros en las rosas, besos-palomas de balcón a balcón. Jaime Sabines
Me dueles. Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Tu rostro que parece que fuera cierto
viene desde antes del primer día que despertara al mundo.
¡Qué claridad tu rostro,
qué ternura de luz ensimismada, qué dibujo de miel sobre hojas de agua!
Amo tus ojos, amo, amo tus ojos. Como una gota de tus ojos
soy.
Sabines
165
No me refiero... ni me refiero sólo a que día tras día aumente el stock
de nuestras pequeñas y decisivas complicidades
o que yo pueda o creerme
que puedo convertir mis reveses en victorias
o me hagas el tierno regalo de tu más reciente
desesperación. No la cosa es muchísimo más
grave.
M Benedetti
Abrazarme a ti, profundamente, es sentir la magia de un latido,
es convertir tus labios en mi fuente y confundir tu aliento
con el mío.
El temor que sientes en tu mente, hace del amor algo prohibido.
La verdad es otra diferente:
En tu entrega sin miedo, sin medida,
descubres por ti misma que eres
mas mujer amando libremente
y sin temor
Canción Pecos Kanvas
166
La rabia es contra el tiempo por ponerte junto a mi,
tarde. Ganas de huir;
de no verte ni la sombra, que nunca apareciste,
que nunca has existido.
Ganas de besarte, de coincidir contigo,
de acercarme un poco y amarrarte en un abrazo,
de mirarte a los ojos y darte la bienvenida, pero llegamos tarde.
R. Arjona
Me penetró su sed insatisfecha como un arado sobre llanura,
abriendo en su fugaz desgarradura
la esperanza feliz de la cosecha.
Ella fue lo cercano en lo remoto
pero llenaba todo el vacío como el viento en las velas
del navío como la luz
en el espejo roto
Canción del amor lejano - A Buesa
167
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
Es posible. siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante.
En una semana se puede reunir todas las
palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra
y se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»). Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón. Jaime Sabines
168
Es una lástima que no estés conmigo, cuando miro el reloj y son las cuatro. Es una lástima que no estés conmigo,
cuando miro el reloj y son las cinco. Es una lástima que no estés conmigo,
cuando miro el reloj y son las seis.
Mario Benedetti
Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos
por tu piel y que convierta en palabras
tu mirada.
Sin comparaciones, sin metáforas; algún día escribiré un poema
que huela a ti, un poema
con el ritmo de tus pulsaciones y latidos,
con la intensidad y la suavidad de tu abrazo.
Algún día te escribiré un poema, y ese será el canto de mi dicha.
Anónimo
Tempestuoso quisiera morir... ¡pero en tus brazos,
con la embriaguez de la pasión más loca, y que mi ardiente vida
se apagara al soplo de los besos de tu boca.
Manuel Ma. Flórez
169
Me doy cuenta de que me faltas y de que te busco entre las gentes,
en el ruido, pero todo es inútil. Espero todo el día
hasta que no llegas. Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido y terriblemente cansado.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí, empezar de nuevo...
J. Sabines
Tu cabello como el misterio;
jamás, como un «¡quién sabe!». Pero hay algo más lindo aún: ¡tus ojos! dos enigmas muy bellos... Pero hay algo, pero hay algo más bello aún: tu boca.
Tu boca,
hecha divinamente para el amor, para la cálida comunión del amor, pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!
Tu alma silenciosa,
de piedades ... Amado Nervo
170
Menos mal que me conozco,
menos mal que mañana o a más tardar pasado,
sé que despertaré alegre y solidario con mi culpita bien lavada
y planchada ... y la carta que espero llegará y la leeré seis o siete veces ...
Mario Benedetti
Tuve su amor como una cosa ajena, como una playa cada vez más sola,
que únicamente guarda de la ola una humedad de sal
sobre la arena.
José Ángel Buesa
171
Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas. Hay más puras que tú, más puras.
Pero tú eres la reina. Cuando vas por las calles nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira la alfombra de oro rojo que pisas
donde pasas.
Y cuando asomas suenan todos los ríos en mi cuerpo, sacuden el cielo las campanas...
Pablo Neruda
Me tienes en tus manos. Sabes lo que ignoro y me dices las cosas
que no me digo. Me aprendo en ti más que en mi. Eres como un milagro de todas
horas ...
J. Sabines
No me des nada, amor,
no me des nada: yo te tomo en el viento,
te tomo del arroyo de la sombra, del giro de la luz y del silencio;
de la piel de las cosas y de la sangre con que subo al tiempo.
Tú eres un surtidor aunque no quieras
y yo soy el sediento. No me hables, si quieres,
no me toques, no me conozcas más,
yo ya no existo ...
J. Sabines
172
Estos 257 poemas de Amor y 41 fragmentos desesperados, son la expresión artística inspirada en exquisitas palabras
donde las medidas y cadencias de cada verso en ella plasmada hacen honor a su autor, este paladín del arte de las letras.
Dedicado a mi amigo de siempre:
César Rafael Marcucci Diazgranados.
Rosita Labarcés.
Comparto diariamente contigo
Esos momentos y facetas de tu personalidad arrolladora y
Siento que el Divino hacedor
Adornó todo tu ser de grandes cualidades
Rogamos desde «La Bohemia» continúes siendo el artista, hijo,
padre y gran amigo de siempre.
DISEÑO Y concepto DIAGRAMACIÓN
DALVA BEATRIZ MEJIA A.
DERECHOS RESERVADOS
2012
173
174
Gocemos, en un presente
tembloroso y agitado, por el aciago dolor del amor; gocemos, del infinito placer de la poesía.
César Marcucci Diazgranados, reparte su cotidiano entre la
música, el canto y la poesía sin escatimar esfuerzo en esta
actualización autodidacta y sin dejar de desempeñarse
honorablemente en su carrera profesional.
Tal vez sin darse cuenta y tal vez
como catarsis a su pasión, ha recopilado en este libro tres años de su vida… tres años de su vida, en que casi cada día, se propuso escribir un poema. Cuando se dio cuenta había completado estos
257 momentos, emociones, sentimientos…
Estamos, ciertamente, ante una obra poética de hondo calado
moral, y de graves contrapuntos visionarios, con la amarga lucidez de quien quiere arraigarse con
el mundo, con la serena compostura de quien no
desestima al individuo, se desvive en la suma y la resta de las
pequeñas-grandes cosas de los días y de lo pasional.
Entre los posibles infinitos a que
tenemos opción los humanos, está el gozar de la palabra y de la música; la palabra que puede ser
luz y compromiso; zureo de encantamiento y alfiler que nos
penetra y nos hiere.
DALVA BEATRIZ MEJÍA
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