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ANTECEDENTES
Aspectos Generales de H. pylori
Antecedentes Históricos
Desde 1892 el italiano Giulio Bizzozero ya había observado, en el ambiente
ácido de estómagos de perros, bacterias en forma de espiral (Atherton y Blaser,
2004). Más adelante científicos alemanes como Warely Jaworki y Walter
Krienitz también encontraron bacterias espirales pero ya en el epitelio del
estómago de humanos, pero como estas bacterias no pudieron ser cultivadas,
este descubrimiento quedó en el olvido en aquel momento (Atherton y Blaser,
2004). Esta bacteria fue redescubierta en 1981 por el patólogo australiano
Robin Warren junto a Barry Marshall, quienes aislaron este microorganismo de
la mucosa de estómagos humanos llamándola inicialmente Campylobacter
pyloridis, siendo también los primeros que consiguieron cultivarla en 1982 en
Agar Chocolate (González y col., 2004). En el trabajo original, Warren y
Marshall afirmaron que muchas de las úlceras estomacales y gastritis son
causadas por esta bacteria, y no solamente por estrés o comida irritantes, como
se sostenía hasta entonces (González y col., 2004). A partir de aquí la bacteria
fue objeto de numerosos estudios y al ser secuenciado su genoma, se vio que
realmente no pertenecía al género Campylobacter y se le nombró Helicobacter
pylori nombre con el cual se conoce actualmente (Camorlinga-Ponce y col.,
2004).
Características Microbiológicas
Helicobacter pylori, es una bacteria Gram negativa, que mide de 3 a 5 µm de
largo y 0.5 µm de diámetro, posee de 4 a 6 flagelos y es microaerofílica, es
decir, requiere oxígeno pero a más bajas concentraciones de las encontradas
en la atmósfera, además es oxidasa y catalasa positiva. La morfología colonial
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se ha descrito como colonias pequeñas, grises, que generan hemólisis en agar
sangre (Atherton y Blaser, 2004).
Una de las características más importantes de la bacteria, es la utilización
de la ureasa, enzima que contrarresta los efectos ácidos del estómago, su
mecanismo empieza cuando los protones del ambiente ácido del estómago
(Figura 1) bajan el pH que es señal para que inicie la activación de la ureasa, la
cual desdoblará la urea en amoniaco principalmente, permitiéndole rodearse de
un pH aproximadamente de 6, protegiéndola así del ambiente ácido del
estómago (pH de 1.5) (Scott y col., 2007).
Su forma en espiral le permite penetrar fácilmente la mucosa gástrica donde
empieza su colonización ayudado de adhesinas que le permiten adherirse al
epitelio estomacal (Atherton y Blaser, 2004).
Vías de Transmisión
Se estima que más del 50% de la población mundial está infectada con H.
pylori, presentándose una mayor prevalencia en países en vías de desarrollo
que en países industrializados, por lo que es asociada con el nivel sociocultural
y económico bajos (Achtman y col., 2005). En un estudio realizado en nuestro
país, en el área metropolitana de la ciudad de México, se encontró que el 20%
de niños de 1 año de edad, ya presentaban anticuerpos contra H. pylori;
también se detectó que esta cifra podía aumentar hasta un 50% en niños de 10-
15 años, siendo la mayoría de las cepas productoras de la proteína CagA
(Castillo-Rojas y col., 2004).
La bacteria y/o sus proteínas han sido detectadas, en heces fecales, saliva
y placa dental de pacientes infectados con H. pylori, por lo que la transmisión
persona-persona es la ruta más probable, ya sea por contaminación fecal-oral,
que es la vía más común, por agua y alimentos contaminados con heces
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Figura 1. Mecanismo de la aclimatación ácida de H. pylori. Utiliza la ureasa
para desdoblar la urea formando finalmente agua, dióxido de carbono y
amoniaco para mantener un microambiente a un pH 6.
Fuente: Fochesatto y col., 2004.
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fecales, causada por las condiciones antihigiénicas, de hacinamiento, aunado a
vectores de transmisión como la mosca común después de haber estado en
contacto con la materia fecal, o la vía gastro-oral (López, 2007).
Enfermedades gástricas asociadas a H. pylori
Las enfermedades que provoca H. pylori, pueden ir desde una simple gastritis,
hasta asociarse al desarrollo de cáncer como el linfoma tipo MALT y el gástrico.
A continuación se mencionan brevemente este tipo de enfermedades:
Gastritis Crónica
Las toxinas y enzimas, producidas por H. pylori, desencadenan reacciones
fuertes de inflamación que incluyen la infiltración de la mucosa por neutrófilos y
macrófagos, aumentando así la respuesta inflamatoria de las células gástricas.
Aunado a lo anterior, existe una mayor alcalinidad alrededor de la bacteria
por la secreción local de amoniaco que, puede ser interpretada por el
organismo como un falso mensaje de la falta de secreción, dando lugar a una
mayor secreción de ácidos gástricos con el subsecuente decremento en la
capacidad de resistencia de la capa mucoide (Kusters y col., 2006).
Esta situación que puede prolongarse años, inclusive décadas, dañan
seriamente el tejido epitelial gástrico.
Úlcera Péptica
La gastritis aguda, puede conducir a una úlcera, causando una ruptura en la
mucosa gástrica o duodeno que se origina cuando las defensas de la mucosa
normal están deterioradas o son superados por factores luminales agresivos,
como el ácido y la pepsina (Logan y Walker, 2001).
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Linfoma MALT (Tejido Linfoide Asociado a las Mucosa s)
Se define como la proliferación neoplásica monoclonal de linfocitos B que se
inicia generalmente en los ganglios linfáticos. La estimulación por mucho tiempo
del sistema inmune puede causar linfoma, cuando las células B se multiplican
rápidamente durante muchos años (como en las infecciones crónicas de H.
pylori), se producen mutaciones que podrían llevar a desarrollar cáncer,
infiltrando las glándulas gástricas, con típicas lesiones linfoepiteliales. Este
padecimiento, según estudios estadísticos, está relacionado en un 100% con la
presencia de H. pylori (Ferreyra y Teramoto, 2002).
Cáncer Gástrico
Las lesiones inflamatorias crónicas, causadas por las cepas de H. pylori que
codifican para los factores de virulencia, como las citotoxinas CagA, que
potencializa la virulencia de la bacteria y VacA, que provoca la vacuolización
citotóxicas de las células epiteliales (Salama y col., 2007), producen lesiones en
las células gástricas, que son inicialmente agudas y más tarde crónicas, que
evolucionan hacia la atrofia del tejido. La acción conjunta de estas dos
citotoxinas conlleva a una mayor probabilidad de desarrollar una neoplasia
gástrica (Marcano, 2006).
Factores de Virulencia de H. pylori
La diversidad alélica extensiva y la variabilidad genética son el sello distintivo de
esta especie, que resultan de la combinación de una alta tasa de mutaciones y
el intercambio frecuente de material genético durante las infecciones en las
células gástricas con múltiples cepas de H. pylori (Kennemman y col., 2011).
El desarrollo de las diferentes patologías antes mencionadas, dependen en
gran medida de la predisposición genética y la respuesta inmune del hospedero
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así como de la participación de los factores de virulencia de H. pylori como se
muestran en la figura 2.
Hay factores que comparten todas las cepas de H. pylori como la ureasa, de
la que dependerá la neutralización del ácido gástrico (Figura 1), permitiendo
que H. pylori colonice y forme su nicho, pero al producir amonio perjudica
seriamente las células epiteliales gástricas. La enzima es usada para la
identificación taxonómica, así como para el diagnóstico y seguimiento
postratamiento de la infección (Scott y col., 2007).
Por otro lado, las adhesinas son esenciales para el proceso de colonización
y posteriormente el desarrollo de las diferentes enfermedades gástricas. Dentro
de los más importantes se encuentran las que codifica el gen babA y los
flagelos que se encuentran recubiertos de una membrana especial, que aparte
de protegerlos, les confiere la capacidad de adherirse a las células gástricas
(Baldwin y col., 2007).
Los lipopolisacáridos se encuentran en la envoltura de las bacterias Gram
negativas desencadenando la respuesta inmune del hospedero, induciendo
inflamación en tejidos gástricos infectados (Olivares y Gisbert, 2006).
Así mismo, la respuesta que induce H. pylori en el hospedero, juega un
papel importante en la patogénesis de la infección. Las principales citocinas que
actúan en la respuesta a la bacteria, son en su mayoría proinflamatorias, como:
la IL-1β, IL-18, IL-6, IL12, TNF-α, entre otras, pero la más importante es la IL-8
que es un potente quimioatrayente de leucocitos principalmente macrófagos y
neutrófilos, que al acudir al sitio de la inflamación, vierten su contenido rico en
radicales libres, dañando aún más el tejido de las células gástricas, sin lograr
eliminar a la bacteria (Borenshtein y col., 2008).
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Figura 2. Principales componentes de H. pylori y su actividad biológica.
Fuente: http://www.polygenicpathways.co.uk/helicobacter.htm (Fecha de
acceso: 9 de mayo del 2011).
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Citotoxinas: CagA y VacA
Las cepas de H. pylori que producen las citotoxinas CagA y VacA, están
asociadas a un mayor riesgo de generar formas de cáncer gástrico, entre ellas
el linfoma asociado a la mucosa tipo MALT así como adenocarcinoma gástrico
(Chen y col., 2006) (Figura 3).
CagA, se encuentra dentro de una zona del genoma de la bacteria llamada
isla de patogenicidad cag PAI y se le asocia con la potencialización de la
virulencia de la bacteria. Esta citotoxina penetra en las células epiteliales
gástricas por medio del sistema de secreción tipo IV (Oldani y col., 2009),
desencadenando señales rio abajo, promoviendo la producción principalmente
de inerleucina 8 (proinflamatoria). El gen cagA, ha sido asociado a cáncer
gástrico, proponiéndose su expresión, como un marcador de virulencia de H.
pylori (Montecucco y Rappuoli, 2001). También produce alteraciones
morfológicas celulares, estado crónico de inflamación, que finalmente puede
llegar a desarrollo de cáncer gástrico.
La citotoxina VacA de H. pylori, es endocitada por las células epiteliales,
donde interfiere con el tráfico vesicular induciendo la formación de vacuolas
citotóxicas. También causa apoptosis en las células gástricas (Aviles-Jimenez y
col., 2004).
Métodos de Detección de H. pylori
El cultivo de la biopsia gástrica de H. pylori, provee una alta especificidad, sin
embargo su sensibilidad es variable y su crecimiento es lento ya que tardan en
aparecer las primeras colonias entre 3 y 7 días (Gurrola-Castillo, 2010). Los
cultivos pueden ser realizado tanto en medios líquidos (caldo Brucella, Infusión
cerebro, corazón) como sólidos (Agar Mueller-Hinton adicionado con sangre),
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Figura 3. Mecanismos de acción de las citotoxinas CagA y VacA.
Fuente: Montecucco y Rappuoli, 2001.
Lumen gástrico
Capa de moco
Gra
dien
te d
e pH
Neutrófilo o monocito
Neutrófilo o monocito
Vaso sanguíneo
Células epiteliales
Ureasa
ERO
Pedestal HPNAP
H. pylori
VacA
CagA
IL-8
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todos suplementados con suero fetal bovino o de caballo y antibióticos para
hacerlos medios selectivos. Estos se cultivan en condiciones microaerofílicas,
es decir a baja tensión de oxígeno, a temperatura ideal de 37°C (Ruiz-Bustos y
col., 2001). El desarrollo en los medios de cultivo son de suma importancia para
la identificación de la bacteria, tomándose en cuenta características tales como:
aspecto de la colonia, pruebas bioquímicas y tinción Gram. Además solo por
estos medios se pueden llevar a cabo los antibiogramas, indispensables para la
elección del mejor tratamiento de la infección.
Además del cultivo, se puede llevar a cabo el análisis histopatológico.
Mediante este método, además de la detección de la bacteria en muestras de
biopsias que son examinadas por diversas pruebas histopatológicas utilizando
generalmente tinciones como Giemsa y Wright, se puede determinar el grado
de deterioro en el tejido gastrointestinal (Konturek, 2003). Así mismo, puede
llevarse a cabo la Prueba Rápida de Ureasa colocando sobre la biopsia
obtenida por endoscopía, una solución amortiguadora (pH 6.8, urea y rojo de
fenol). La ureasa producida por H. pylori desdobla la urea, produciendo
finalmente moléculas de amoniaco, alcalinizando el medio, lo que se manifiesta
por el cambio de color de naranja-amarillo a rosa en tan solo 15 a 30 minutos
(Braden y col., 2000).
Por otro lado, también se emplean las técnicas de ELISA y Western Blot,
con las que se detectan anticuerpos contra H. pylori en suero o antígenos en
heces fecales. Estos métodos son bastante sensibles e identifican con
precisión, los anticuerpos inducidos por la infección. Dada la permanencia de
anticuerpos después de recibir algún régimen de tratamiento, las pruebas
serológicas no necesariamente indican la presencia de enfermedad activa por lo
tanto el diagnóstico por ELISA podría arrojar resultados falsos positivos
(Fochesatto y col., 2004).
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En años recientes, la prueba de la ureasa en el aliento (UBT) ha cobrado
particular importancia en el diagnóstico de H. pylori. Es otra técnica en la que el
paciente ingiere una solución concentrada de urea marcada con C13 o C14 y se
toma una muestra de aliento del paciente 30 minutos después de la ingesta. Si
H. pylori está presente hidroliza la urea produciendo agua y dióxido de carbono
marcado con los isotopos, que se difunde a la sangre fácilmente y llega a los
pulmones para ser expulsado en el aliento. La muestra de aliento puede ser
analizada en un espectrómetro de masas o espectrometría de infrarrojo para la
detección del CO2 marcado. Esta prueba es cómoda y simple de realizar,
aunque aún el costo es elevado (Fochesatto y col., 2004).
Reacción en Cadena de la Polimerasa
La Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) es una técnica molecular de
diagnóstico, que proporciona alta especificidad y está dirigida a identificar genes
específicos o fragmentos de restricción (Konturek, 2003). Es una metodología
que puede ser considerada, dependiendo de la muestra a emplear, tanto
invasiva (ejemplo, biopsia) como no invasiva (ejemplo, heces).
La PCR se basa en 3 pasos generales: 1) desnaturalización, 2) hibridación y
3) extensión. La mezcla de reacción contiene el ADN, dos oligonucleótidos
sintéticos que servirán como iniciadores, una ADN polimerasa termoestable y
los cuatro desoxirribonucleótidos (dATP, dGTP, dCTP, dTTP). Este
procedimiento permite obtener una amplificación exponencial de la secuencia
de interés por los 3 pasos antes mencionados como se muestra en la figura 4.
La PCR es un proceso cíclico, en el cual cada uno de los pasos
mencionados anteriormente se repite comúnmente 35 veces. La
desnaturalización, permite la apertura de la doble cadena, luego el paso de
hibridación, consiste en la unión de los oligonucleótidos, cebadores o
iniciadores que se encuentran en la mezcla de reacción, los cuales deben ser
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Figura 4. Prueba de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). (a)
Desnaturalización; (b) Hibridación; (c) Elongación; (d) Extensión.
Fuente: http://www.cobachelr.com/academias/quimicas/biologia/biologia/curtis/
libro/c16b.htm (Fecha de acceso: 5 de Septiembre del 2011).
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complementarios a la región de interés de la secuencia específica del ADN, a
partir de donde la enzima termoestable, se pueda unir y comenzar en presencia
de los 4 nucleótidos trifosfato con la tercera etapa que es la fase de extensión,
donde se lleva a cabo el copiado del templado dando como resultado una
nueva molécula del segmento de ADN de interés (Premoli y col., 2004).
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