20 mitos de amor

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Veinte famosos mitos de amor para celebrar nuestra herencia clásica el 14 de Febrero de 2014

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20 MITOS DE AMOR14 – FEBRERO - 14

Yo conozco mi herencia

IES JOANOT MARTORELL - ELCHE

EL ANDRÓGINO Los Andróginos eran redondos, con

cuatro piernas, cuatro brazos, dos caras y dos órganos sexuales. Seres terribles que intentaron atentar contra los dioses.

Zeus los castigó partiéndolos por la mitad, y desde entonces, el Amor trata de unirlos, y cuando así sucede, es para toda la vida, fundiéndose los dos seres, en uno solo.

AFRODITA Y ADONIS Afrodita estaba absolutamente

hechizada por la belleza del joven mortal Adonis.

La felicidad le duró poco a la diosa, pues el joven, aficionado a la caza, murió por un jabalí.

La inconsolable Afrodita hizo brotar anémonas rojas de cada gota de sangre vertida.

HERMAFRODITO Y SALMACIS

Hermafrodito es un joven de gran belleza, hijo de Hermes y Afrodita, que en uno de sus viajes, debido al gran calor, decidió bañarse desnudo en una laguna.

Salmacis, una náyade que vivía allí, sintió una atracción muy fuerte por el joven, aunque éste se resistió.

La chica rogó a los dioses que pudiera llevárselo consigo al fondo del mar, fusionándose ambos en un ser de ambos sexos.

EOS Y TITONO Eos, la diosa de la Aurora, de dedos

rosados, se enamoró del joven Titono, de gran belleza, y pidió a Zeus que le concedieran la inmortalidad para estar así siempre con él.

No obstante, a la diosa se le olvidó pedir que el joven no envejeciera, y así quedó, encogido y arrugado, hasta convertirse en el grillo que canta cuando sale la Aurora, quien llora gotas de rocío, por su triste destino.

FILEMÓN Y BAUCIS Filemón y Baucis fueron los únicos de su

localidad que recibieron con hospitalidad a Zeus y Hermes en una noche de tormenta.

Los dioses, enfadados, quisieron arrasar la localidad con una inundación. No obstante, les avisaron para que se subieran en una colina, y desde allí, divisaron que su casa fue la única que se salvó del diluvio, que fue convertida en templo.

Solo les quedó el deseo de morir juntos, y ambos fueron convertidos en el roble y el tilo, árboles que se inclinan uno al otro.

POLIFEMO Y GALATEA Polifemo, el cíclope terrible, estaba

profundamente enamorado de Galatea, pero no le correspondía, pues su corazón pertenecía al joven Acis.

La venganza del monstruo fue terrible, ya que aplastó al joven enamorado con una roca, quien posteriormente fue convertido en río.

Muchos dicen que Galatea aceptó estar con Polifemo, y de ahí nacieron Gálata, Celto, e Ilirio, epónimos de tribus bárbaras.

HERO Y LEANDRO Hero era una sacerdotisa que vivía en

una torre a un lado del Helesponto. Leandro, un joven que vivía en el otro lado, muy enamorado de ella.

Su relación no era admitida por sus respectivos padres, así que Hero encendía una lumbre desde su torre que iluminaba el mar por donde nadaba Leandro hasta encontrarse.

Lamentablemente una marea se lo llevó, y Hero, desconsolada, se arrojó de la torre.

TORRE DE LEANDRO. ESTAMBUL

ORFEO Y EURÍDICE Eurídice perece lamentablemente por

una picadura de serpiente, y Orfeo decide viajar, desesperado, al Inframundo, con tal de recuperarla.

Sus llantos y su música conmovieron a Hades y Perséfone, pero debía cumplir una condición: no mirar hacia atrás en la ascensión a la vida.

A Orfeo le pudo la curiosidad y la perdió para siempre.

PÍRAMO Y TISBE Píramo y Tisbe eran dos jóvenes vecinos

enamorados que solo podían comunicarse por un pequeño agujero de sus paredes.

Finalmente deciden encontrarse en un moral blanco cercano. Tisbe, llega primero, pero una leona la asusta, y se marcha rápidamente, dejando caer su velo.

Cuando Píramo acude, y ve el velo ensangrentado por la boca de la leona, se clava un puñal, cambiando el color de las moras. Tisbe, incapaz de soportar tanto dolor, también se suicida.

APOLO Y DAFNE Apolo se burló de las flechas de Cupido,

así que el diosecillo del Amor preparó su venganza. Clavó en Apolo la flecha del enamoramiento, y la contraria en Dafne.

Dafne corría espantada, intentando alejarse del dios. Apolo le pedía que al menos siguiera corriendo, para que así pudiera seguir disfrutando de su amor.

Finalmente Dafne pide ayuda a su padre, y se convierte en el laurel, que Apolo siempre llevará consigo en su corona.

ATALANTA E HIPÓMENES Atalanta siempre ganaba en sus

carreras a sus prometidos, hasta que apareció Hipómenes, de quien se enamoró.

Este había solicitado ayuda a Afrodita para ganar la carrera. Así lo hizo, tirándole manzanas a Atalanta durante la competición, para que se retrasara.

Vivieron felices, hasta que por una impiedad contra los dioses, fueron convertidos en leones.

LOS LEONES DE LA DIOSA CIBELES

ULISES Y PENÉLOPE El astuto Ulises tuvo que partir hacia la

terrible Guerra de Troya, sufriendo una Odisea en su vuelta a su patria Ítaca. Sufrió muchas aventuras, y recibió muchas ofertas, pero siempre tuvo en mente la nostalgia de su hogar.

Penélope, mientras tanto, tejía y destejía telares para entretener a los pretendientes, y mantuvo su fidelidad hasta reencontrarse otra vez con su amado héroe.

DIDO Y ENEAS En su periplo marítimo, el héroe troyano

encargado de buscar una nueva patria llegó a Cartago, donde fue agasajado por la reina viuda Dido.

En una noche de tormenta, surge el amor, y Dido le promete compartir el poder de su afamado reino.

Eneas, no obstante, obedece apenado su destino, y abandona con nocturnidad y alevosía a la infeliz Dido, que termina suicidándose.

TESEO Y ARIADNA La hija del rey de Creta, se enamora

profundamente del héroe que ha llegado a la isla para vencer al terrible Minotauro.

Su ayuda es necesaria, con el hilo Teseo logra escapar del laberinto. La prueba de amor sería llevarse a la joven a su patria, Atenas.

En cambio, en el viaje de regreso, Ariadna se despierta sola en una isla, los barcos de su amado han partido sin ella.

HELENA Y PARIS En una embajada a Esparta, Paris, el

joven troyano, se enamora de la reina de la ciudad y la rapta.

Todos los jefes griegos, acudirán en masa para asediar Troya si es necesario, si Helena no vuelve a donde le pertenece.

Héroes, mujeres, toda Troya es aniquilada por las fuertes pasiones que un día surgieron entre ambos.

ECO Y NARCISO Las doncellas se enamoraban del

apuesto Narciso, pero él siempre las rechazaba.

Eco, que había sido castigada por desvelar secretos divinos, solo pudo repetir las últimas palabras que el joven decía: “aquí”, “ven”. Pero Eco fue rechazada quedando solo su triste voz repetitiva.

El joven terminó enamorándose de su reflejo en un río, y cuando se lanzó a besar, acabó ahogándose en su propia imagen. En esa zona comenzó a crecer la bella flor del narciso.

APOLO Y JACINTO Apolo estaba enamorado

profundamente de su joven amigo Jacinto, y así muchas tardes disfrutaban de jugar a lanzarse el disco.

El dios Céfiro, celoso, hizo soplar el disco que acabó terriblemente en la cabeza del joven.

El dios, apenado, hizo brotar de su amigo la flor del Jacinto.

PIGMALIÓN Pigmalión vivía frustrado por casarse y

no encontrar a la mujer perfecta.

Así, ocupó su tiempo en crear bellas esculturas, hasta que de una de ellas se enamoró profundamente.

Mediante la intervención de Afrodita, Pigmalión soñó que su obra cobraba vida, y así sucedió cuando despertó. Pudo amarla por siempre.

AMORES DE ZEUS Zeus, dios de dioses, cobraba múltiples

formas para poder poseer a las tímidas jóvenes de las que se enamoraba.

Así, tomó forma de toro, cisne o águila, para poder tener relaciones con Europa, Leda o Ganímedes. En otras ocasiones, tomó forma de personas como de Anfitrión para poseer a su mujer, o de Ártemis para enamorar a Calisto.

Las tretas de Zeus fueron incluso más allá con Dánae, a quien logró atrapar metamorfoseándose en lluvia de oro.

EROS Y PSIQUE Psique rivalizaba en belleza con la

propia diosa del amor, Afrodita. Ésta, airada, pide a su hijo Eros, que le clave la flecha de amor hacia el peor monstruo posible.

El dios no pudo escapar de la belleza de Psique, y se la llevó consigo a su palacio. Para evitar la ira de su madre, solo la vería de noche, y a oscuras.

La joven le pide que le deje, por lo menos, ver a sus hermanas, quienes le calientan la cabeza haciéndole creer que en realidad con quien convive es un monstruo.

A Psique le puede la curiosidad y finalmente ilumina el bello rostro de su amado con una lámpara. El joven, decepcionado, porque Psique no cumpliera su trato, la abandonó.

Afrodita obliga a Psique a realizar duros trabajos para recuperar el amor de su hijo, entre ellos, traerle del Inframundo un poco de belleza.

Finalmente Eros perdona a esa alma

que busca desesperadamente amor, el amor que triunfará para siempre.

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