amor líquido - resumen
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8/13/2019 Amor lquido - Resumen
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Amor lquido: Acerca de la fragilidad de los vnculos humanos
Bauman, Zygmunt
Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, 2008
En amor lquido, el socilogo polaco Zygmunt Bauman (1925) retoma su concepto de la
modernidad lquida, poca inestable que est fuertemente marcada por las dinmicas
masivas y globales de mercado, y en la cual los valores cambiantes de las personas
impactan los vnculos humanos, entre otros, las relaciones de pareja, familiares, de
vecindario y sociales. El desarrollo de la obra compromete la tesis central de que vivir en
una sociedad de consumo produce relaciones basadas en la percepcin del otro como
mercanca. Los derechos humanos y la democracia se encuentran, por esta razn,
incluidos entre las dimensiones afectadas por el carcter lquido de nuestra modernidad.
Sobre las relaciones de amor, ante el tradicional hasta que la muerte los separe,
Bauman afirma que el consumismo ha establecido una pedagoga perversa en que la
inmediatez en la satisfaccin del deseo y la cosificacin de las personas hace propicia la
reduccin de los lazos a su forma ms endeble y de fcil disolucin. La pareja se vuelve
una mercanca que eventualmente no satisface ms nuestras necesidades de corto
plazo. De ah que el autor introduzca, en el primer captulo, Enamorarse y
desenamorarse, la distincin entre amor y deseo. Dice el autor, el amor no encuentra
su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a
participar de su construccin. El amor est muy cercano a la trascendencia; es tan slo
otro nombre del impulso creativo y, por lo tanto, est cargado de riesgos, ya que todacreacin ignora siempre cul ser su producto final (p. 21).
Sin embargo, a las relaciones de lenta coccinse anteponen las demandas de
inmediatez del deseo. Muchos de los nuevos amantes piensan desde la lgica de los
consumidores, que buscan maximizar su utilidad, su placer, y para ello son ms cmodas
las relaciones superficiales, ready- made, que, como las mercancas, pueden cambiar- se
por otras con la facilidad con que se toman de un estante del supermercado. De ah el
miedo a establecer relaciones duraderas, que en un anlisis de costo-beneficio, resultan
ser inversiones a largo plazo que provocan nerviosismo e inseguridad al no poder
conocerse de ellas el resultado final.
El matrimonio y la familia, instituciones tradicionales de la sociedad, resienten
directamente el impacto de la superficialidad amorosa contempornea, como comenta el
autor en el segundo captulo: Fuera y dentro de la caja de herramientas de la socialidad.
El matrimonio, indica Bauman, est pasado de moda; la familia se ha vuelto la in versin
ms riesgosa, lo que se traduce en menos matrimonios y menos hijos. En cambio, se han
generado otras formas de relaciones personales, relaciones de conexin como las llama
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Bauman, que se establecen a travs del uso de las nuevas tecnologas de la informacin,
como la Internet, las cuales no generan lazos slidos, sino relaciones sencillas de disolver,
de bolsillo, susceptibles de terminar con un delete. Se trata el amor como actividad
recreativa. Hay, asimismo, relaciones de bolsillo que se establecen con la clusula previa
de basarse exclusivamente en la satisfaccin del deseo, sin la generacin de lazos
emocionales. La moderna razn lquida ve opresin en los compromisos duraderos; losvnculos durables despiertan su sospecha de una dependencia paralizante (p. 70).
El tercer captulo del libro denominado Sobre la dificultad de amar al prjimo,
aborda el tema de los vnculos humanos ms all de la pareja. Bauman hace referencia a
las peripecias de los derechos humanos, cuyos sujetos ven dificultado respetar los de
otros, especialmente cuando se trata de extranjeros, migrantes o pobres, etctera. El
socilogo recurre a la vieja frase del evangelio para proponer su reformulacin: Amar al
prjimo como nos amamos a nosotros mismos significara entonces respetar el carcter de
nico de cada uno [subrayado de la autora] el valor de nuestras diferencias que
enriquecen al mundo que todos habitamos y que lo convierten en un lugar ms fascinante
y placentero, ya que amplan an ms su cornucopia de promesas (p. 109). La intencin,
aunque buena, es dificultada por las condiciones actuales. El utilitarismo a que se somete
a los otros, a los diferentes (y hasta a los que concebimos como parte de nuestro grupo),
no favorece mucho al reconocimiento de la dignidad de la persona, vista como un fin en
s misma. La instrumentalizacin del otro lo reduce a un medio.
La unin desmantelada, ltimo captulo del libro, incluye reflexiones alarmantes sobre
la tendencia de las sociedades occidentales contemporneas a ignorar o eliminar a
aquellos grupos que no logran integrarse a la dinmica globalizadora. En esta dinmica, los
derechos humanos son abstracciones que no protegen a las personas. La
institucionalizacin y prctica efectiva de los derechos pasa por la proteccin de stos porparte de los Estados. Sin embargo, la erosin de las soberanas nacionales en la nueva
globalidad, hace inocua la capacidad del Estado para proteger los derechos (o, en otras
ocasiones, les presta argumentos para violarlos). En el fondo, el drama de los derechos
humanos es el de la deshumanizacin de los que son diferentes, y la inhumanidad
(bastante humana) de quienes los deshumanizan. Alguna propuesta del autor?
Esperanza, valor, creatividad. El momento no es halageo, lo admite el socilogo de
inicio a fin del libro, pero la humanidad remata tmidamente tiene la capacidad para
alcanzar nuevas formas de relacionarse: la humanidad compartida, ideal kantiano cuya
actualizacin procura Bauman.
Amor lquido: acerca de la fragilidad de los vnculoshumanos, es un libro publicado por elFondo de Cultura Econmica, en Buenos Aires, Argentina. Consta de 200 pginas y diez
reimpresiones (2008) de su primera edicin en espaol (2005). Fue publicado
originalmente en ingls (2003) con el ttulo Liquid love: on the fragility of human bonds. Su
estilo es desenfadado y mantiene un ritmo ligero, a la vez que sus argumentos estn
ampliamente documentados y sus reflexiones son originales y claras.
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Bauman explica que el consumismo ha degenerado nuestros vnculos personales al tratar
al otro, ya sea amante o prjimo, como una mercanca ms de la que puedes
desprenderte, desecharla, desconectarla con cierta facilidad: el concubinato por
ejemploadquiere el atractivo del que carece el matrimonio. Sus intenciones son
modestas, no se hacen promesas. Casi nunca hay una congregacin como testigo y
tampoco ningn plenipotenciario del cielo para consagrar la unin. Uno pide menos, seconforma con menos, y arriesga menos. Para el autor los vnculos duraderos despiertan
ahora la sospecha de que no son rentables desde una lgica del costo-beneficio. Como es
natural, esto tambin afecta a nuestra sexualidad, que una vez liberada del amor se
condena finalmente a s misma a la frustracin y la falsa felicidad.
Texto completo:
El deseo es el anhelo de consumir, de absorber, devorar, ingerir y digerir, de aniquilar. El
deseo no necesita otro estmulo ms que la presencia de la alteridad. Esa presencia es
siempre una afrenta y una humillacin. Quien as se expresa no es Pedro Almodvar ni
Joaqun Sabina, ni un sexlogo meditico sino el veterano socilogo polaco de 80 aos y
dilatada trayectoria acadmica Zygmunt Bauman (Polonia, 1925) en un libro de reciente yesperada aparicin en Buenos Aires: Amor lquido.
Amor lquidocontina el certero anlisis acerca de la sociedad en el mundo globalizado y
los cambios radicales que impone a la condicin humana, tema ya enfocado en sus otros
dos libros que conforman con ste una triloga: Modernidad lquida y La sociedad sitiada.
El hroe trgico de esta historia son las relaciones humanas y est dedicado a
recordarnos los riesgos y angustias de vivir juntos y separados en nuestro moderno
mundo lquido. En esta ocasin, se concentra en el amor y en el miedo a establecer
relaciones duraderas, ms all de las meras conexiones. Nuestros contemporneos, dice
Bauman, desesperados al sentirse descartables, siempre vidos de una mano servicial,
sin embargo, todo el tiempo desconfan del estar relacionados sobre todo si es para
siempre, temen convertirse en una carga y desatar expectativas que no pueden ni
desean soportar. Las relaciones virtuales (conexiones) establecen el patrn de medida,
el modelo del resto de las relaciones: cuando la calidad no da sostn, el remedio es la
cantidad y como un patinador sobre el fino hielo, la velocidad es el remedio, seguir en
movimiento es un logro y un deber agotador. Las mismas estructuras lquidas y
rpidamente cambiantes privilegian a los que pueden viajar con poco peso.
La posesin, el poder, la fusin y el desencantoson los cuatro jinetes del Apocalipsis en el
terreno de Eros, nos dice Bauman. Siempre al borde de la derrota, los intentos de
domesticar lo dscolo, domear lo que no tiene freno, encadenar lo errante y hacerprevisible el misterio, fracasan en la lucha por contrarrestar las fuentes de su
incertidumbre, pero, si lo consiguen, pronto el deseo empieza a marchitarse y se extingue
su fuerza. El deseo es el impulso a despojar la alteridad de su otredad, y por lo tanto, de su
poder. En esencia, el deseo es un impulso de destruccin. Y, aunque oblicuamente,
tambin un impulso de auto-destruccin; el deseo est contaminado desde su nacimiento
por el deseo de muerte. Sin embargo, ste es su secreto mejor guardado y, sobre todo,
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guardado de s mismo. Como el deseo, el amor es una amenaza contra su objeto. El deseo
destruye su objeto, destruyndose a s mismo en el proceso; la misma red protectora que
el amor urde amorosamente alrededor de su objeto lo esclaviza. El amor hace prisionero y
pone en custodia al cautivo: arresta para proteger al propio prisionero.
El deseo desespera en el intento de encontrar la cuadratura del crculo: comerse la torta yconservarla al mismo tiempo.
Tal vez decir deseo sea demasiado, nos recuerda Bauman. Como en los shoppings: los
compradores de hoy no compran para satisfacer su deseo, como lo ha expresado Harvey
Ferguson, sino que compran por ganas. Lleva tiempo sembrar, cultivar y alimentar el
deseo. El deseo necesita tiempo para germinar, crecer y madurar. A medida que el largo
plazo se hace cada vez ms corto, la velocidad con que madura el deseo, no obstante, se
resiste con terquedad a la aceleracin; el tiempo necesario para recoger los beneficios de
la inversin realizada en el cultivo del deseo parece cada vez ms largo, irritante e
insoportablemente larga. En nuestros das, los centros de compras suelen ser diseados
teniendo en cuenta la rpida aparicin y la veloz extincin de las ganas, y no considerando
el engorroso y lento cultivo y maduracin del deseo. Al igual que otros productos, la
relacin es para consumo inmediato (no requiere una preparacin adicional ni
prolongada) y para uso nico, sin perjuicios. Primordial y fundamentalmente, es
descartable. Si resultan defectuosos o no son plenamente satisfactorios, los productos
pueden cambiarse por otros, que se suponen ms satisfactorios, aun cuando no se haya
ofrecido un servicio de posventa y la transaccin no haya incluido la garanta de
devolucin del dinero. Pero aun en el caso de que el producto cumpla con lo prometido,
ningn producto es de uso extendido: despus de todo, autos, computadoras o telfonos
celulares perfectamente usables y que funcionan relativamente bien van a engrosar la pila
de desechos con pocos o ningn escrpulo en el momento en que sus versiones nuevas ymejoradas aparecen en el mercado y se convierten en comidilla de todo el mundo.
Tras haber pasado de una sociedad de productores a otra de consumidores perpetuos,
establecer relaciones para siempre, hablar de compromiso, es una cuestin fuera de
sentido. Las relaciones se han convertido en inversiones, en bienes como cualquier otro
Acaso hay una razn para que las relaciones de pareja sean una excepcin a la regla?
Pobre de usted si duerme una siesta o baja la guardia! Estar en una relacin significa un
montn de dolores de cabeza, pero sobre todo una perpetua incertidumbre. Uno nunca
puede estar verdadera y plenamente seguro de lo que debe hacer, y jams tendr la
certeza de que ha hecho lo correcto o de que lo ha hecho en el momento adecuado.
Espiamos los siete signos del cncer o los cinco de la depresin o exorcizamos el espectrode la alta presin sangunea o del alto nivel de colesterol. Buscamos objetivos sustitutos
en los que descargar el aumento de miedo existencial, al que se le han cerrado sus salidas
habituales, y los encontramos en no inhalar el cigarrillo de otro, no comer comida con
grasa o bacterias perjudiciales, no exponernos al sol o al sexo sin proteccin, o poniendo
guardias armados o tomando clases de artes marciales. Ley y orden, reducido todo a
seguridad personal, es la base de muchas ofertas polticas
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Bauman introduce en el discurso filosfico del S.XXI el trmino modernidad lquida para
referirse a este particular estadio de la humanidad La caracterstica definitoria de los
lquidos es la imposibilidad de mantener su forma y, a la vez, su vulnerabilidad. La
fluidez es la caracterstica de los lquidos y los gases que, a diferencia de los slidos, no
conservan fcilmente una forma durante mucho tiempo. Llenan el espacio por un
momento hasta que se derraman, fluyen, salpican, se vierten, se filtran,gotean, inundan, rocan, chorrean, manan, exudan. Esta extraordinaria
movilidad de los fluidos se asocia con la idea de levedad e inconstancia. Estas
metforas parecen adecuadas a Bauman para caracterizar esta fase de la historia de la
modernidad. Pero la modernidad no fue desde el principio un proceso de licuefaccin, de
derretir slidos? Los autores del Manifiesto comunista acuaron la expresin derretir
los slidos para mencionar la tarea de profanar lo sagrado, desautoriz ar y negar el
pasado y la tradicin, especialmente atacar los residuos del pasado en el presente. Es
cierto que los tiempos modernos encontraron a los slidos premodernos en un estado
avanzado de desintegracin y los motivos para disolverlos definitivamente estaban
orientado a la estabilizacin de nuevos slidos, ms confiables, que permitieran un mundo
predecible y controlable. La diferencia, ahora, estara en que la tarea de construir un
nuevo orden mejor para reemplazar el viejo y defectuoso no aparece en ninguna agenda
poltica. La disolucin de los slidos adquiere un nuevo significado y tiene como blanco
la disolucin de los vnculos entre acciones individuales y acciones colectivas. Lo que
diferencia a la sociedad actual de aquella de la modernidad en su fase slida, que buscaba
ser duradera y resistente al cambio, es la creciente debilidad de los lazos sociales. El poder
de licuefaccin se ha desplazado del sistema a la sociedad, de la poltica a las
polticas de vida, ha descendido del macronivel al micronivel de la cohabitacin
social. En esta forma privatizada de la modernidad, el peso de las responsabilidades y los
fracasos cae primordialmente sobre los hombros del individuo. Como los zombies, que
son una mezcla entre lo vivo y lo muerto, la estructura sistmica se ha vuelto remota. Losslidos se moldean de una vez mientras que el control de los lquidos exige mucha
atencin, esfuerzo permanente frente a una posibilidad de xito menos previsible
(Z.Bauman, Modernidad lquida, Mxico, FCE, 2002). Los individuos se ven condenados a
buscar soluciones biogrficas a contradicciones sistmicas. En este estado, exhaustos por
la seguidilla de interminables y nunca concluyentes exmenes de aptitud, aterrorizados
hasta el tutano por la misteriosa e inexplicable precariedad de su suerte y la niebla global
que se cierne sobre su futuro, buscan a quienes culpar de sus padecimientos. No es
extrao que los encuentren bajo la luz del farol ms cercano, en el sitio exacto que han
iluminado para nosotros las fuerzas de la ley y el orden: los extraos, por lo tanto,
rodeando, encarcelando y deportando a los extraos recuperaremos nuestra perdidaseguridad.
En este ambiente se advierte un especial recrudecimiento de la xenofobia, de los
fantasmas del tribalismo, al calor de la creciente sensacin de inseguridad emergente de
la incertidumbre y desproteccin de nuestra moderna existencia lquida. Culpar a los
inmigrantes -los extranjeros, los recin llegados- de la paralizante sensacin de
inseguridad se va transformando en un hbito poltico redituable. Hoy se habla de la
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desaparicin de la sociedad y la aparicin de un mosaico de destinos individuales sin
vnculos con las acciones colectivas lo que plantea un indito desafo a la sociologa.
Bauman no es pesimista, a pesar de lo preocupante del cuadro que nos pinta. Cree que es
posible seguir pensando sociolgicamente y que hay esperanzas para sostener la utopa
de un mundo donde la gente pueda ser feliz pero, para ello, es prioritario desarmar los
marcos conceptuales que permitieron la emergencia de la modernidad para, despus deello, disear los trazos de las nuevas experiencias humanas.