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aUccion . Prefecaura y, 414s dee Cam i no de 544,up Amo XIV SE PuStle ta tal vormvSOS Número 679 Prieáo de C&rdoba, 3 Octubre 1965 De pósito Legal. CO. - 15 1958 LA RAZON DE PASCAL Nuestras «impresiones » están llegan- do a su final. ¿La terminaremos sin de- dicar unas líneas a España, o España vista y sentida desde aquí? La llevamos demasiado dentro, la sentimos dema- sjado honda, para poder escapar a esa tentación. «En la anchura del orbe —como se preguntaba Ortega—en me- dio de las razas innumerables, perdi- da entre el ayer ilimitado y el mañana sin fin, bajo la frialdad inmensa y cós- mica del parpadeo astral, ¿qué es esta España, este pormontorio espiritual de Europa, ésta como proa del alma con- tinental? Sí, otra vez la patét,ca inte- rrogación de Ortega: «Dios mío, ¿qué es España?» ¿Qué es España para es- tos 6 millones de parisinos, para estos cuarenta y tantos millones de france- ses? ¿Cuál es la idea que aquí se tiene de nuestro país, de nosotros mismos? La pregunta salta los límites de nues- tros artículos y, naturalmente, no po- demos entrar en demasiados pormeno- res; solo tocaremos aquello que más salta a la vista, lo imprescindible pera que el lector se haga una idea. Si se me pidiera contestar con una sola frase a la cuestión yo diría que mientras lo característica «nacional. del español en su «complejo de infe- rioridad», —y sobre esto ya hay bas- tante letra escrita—, la del francés es, por el contrario, el complejo de supe- rioridad. Para nosotros nuestras carre- teras son las peores del mundo, nues- tros trenes los más incómodos, nues- tros fondas las menos aseados, nuestro pueblo el más inculto. Para ellos,—idi- chosos mil veces ellosl—, nada más confortable que los trenes de Francia, nada más lógico que el metro de París, nada más suntuoso que el Arco del Triunfo o la Torre Eiffel. De lo que us- ted hable con un francés siempre será él el primero. A mí me ha ocurrido en pat 1. lit 0:44,2,iolla «Verité au deÇa,erreur au dela» Pascal («Verdad aqui, error allí») alguna visita comenzar a hablar de estas cosas, surgir primero el tema de las carreteras y los trenes, afirmar uno mil veces que en esto está Francia mu- cho mejor que nosotros, —algo tan claro como la noche y el día—, surgir después el tema de la fruta de verano, —concretamente el melón, algo mucho más cloro todavía pero a favor nues- tro—; sin embargo nuestros amigos no cedían un punto en la cuestión. —Señora, ¿pero ha probado usted alguna vez el melón de España? No. Entonces, ¿cómo sabe que es me- nos dulce que el de Francia? —Muy sencillo: porque es imposible que sea mejor que el nuestro. Era toda una razón, aproximada- mente del mismo peso que cuando allí solemos afirmar categóricamente: eTe- nemes los peores trenes del mundo». Pero, ¿es que ha visitado usted to- do el mundo? No, señor; yo sólo he hecho algu- nos viajes por mi provincia. —¿Entonces? Es que es imposible que existan trenes peores que estos. Probablemente, si nuestro hombre saliera fuera, vería que en el mundo g alatia del Mueble DECORACIÓN DEL HOGAR Dormitorios-Comedores-Despachos Recibidores y toda clase de muebles auxiliares, para NOVIOS INSTALACIONES COMPLETAS Modelos originales-Precios moderados oeU,Ceitta Jaime, I — Telétono.96 y 325 hay muchos trenes mejores y peores que aquellos. Pero es ese complejo de inferioridad, ese sentido de que todo lo nuestro va a ser «peor», lo que nos impide ver la realidad. Cuando se sa- le de España se da uno cuenta que en el extranjero nos ganan en muchas co- sas, pero también ve uno con perfecta claridad que nosotros le ganamos a ellos en unos cuantas. Pues bien: hemos llegado al nudo de nuestra cuestión: esto tan sencillo, tan evidente que cualquier niño de escuela lo entendería allí a la menor insinua- ción, no pretenda usted que aquí lo comprenda nadie. Para ellos remata, demente todo lo nuestro ha de peor. Si en una charla usted ha cho cincuenta veces: eSí, ustedes están más adelantados en esto, ustedes hos ganan en lo otro, ustedes son mejores en aquello», y una sola vez, —solo una—, tiene que contestar: «No, ahora les ganamos nosotros», puede estar se- guro que en ese preciso momento co- menzará la discusión y aunque sea al- go tan claro como dos y dos cuatro, tendrá que demostrarlo con miles de argumentos. Por si alguien piensa que exagero sólo diré que aquí, —parece sacado de «La Codorniz»—,ha habido quien me discutía que España descu-. briera América. «Si Colón descubrió América y Colón no erg españole—me decía lo persona en cuestión—, está, claro que España no descubrió Améri- ca». Ante unos argumentos de esta en- vergadura, ¿quién era el «valiente» que seguía adelante la charla? Pero el lector lo comprenderá mejor con un ejemplo bastante más gracioso. Supongamos que usted llega a París, o a cualquier otra ciudad de Francia. Al entrar en el hotel, al rellenar cualquier ficha, por cualquier causa, le pregun- tan su apellido. Usted como es natural, tiene dos apellidos y dice los dos. El encargado de rellenar el papel, o en todo caso la persona que le 'oye lla- marse por sus dos apellidos, se le que- da mirando y por un instante no pue- de contenerse. —Oiga, — le pregunta en un idioma que no se sabe si es español o fran- (Pasa a la pág. 3.») Impresiones de un español en París VII

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Page 1: Amo XIV Número Impresiones de un español en París a 699/679. 031065.pdf · 2012-09-23 · aUccion. Prefecaura y, 414s dee Camino de 544,up Amo XIV SE PuStleta tal vormvSOS Número

aUccion. Prefecaura y, 414s dee Camino de 544,up

Amo XIV

SE PuStleta tal vormvSOS

Número 679

Prieáo de C&rdoba, 3 Octubre 1965De pósito Legal. CO. - 15 1958

LA RAZON DE PASCAL

Nuestras «impresiones » están llegan-do a su final. ¿La terminaremos sin de-dicar unas líneas a España, o Españavista y sentida desde aquí? La llevamosdemasiado dentro, la sentimos dema-sjado honda, para poder escapar aesa tentación. «En la anchura del orbe—como se preguntaba Ortega—en me-dio de las razas innumerables, perdi-da entre el ayer ilimitado y el mañanasin fin, bajo la frialdad inmensa y cós-mica del parpadeo astral, ¿qué es estaEspaña, este pormontorio espiritual deEuropa, ésta como proa del alma con-tinental? Sí, otra vez la patét,ca inte-rrogación de Ortega: «Dios mío, ¿quées España?» ¿Qué es España para es-tos 6 millones de parisinos, para estoscuarenta y tantos millones de france-ses? ¿Cuál es la idea que aquí se tienede nuestro país, de nosotros mismos?

La pregunta salta los límites de nues-tros artículos y, naturalmente, no po-demos entrar en demasiados pormeno-res; solo tocaremos aquello que mássalta a la vista, lo imprescindible peraque el lector se haga una idea.

Si se me pidiera contestar con unasola frase a la cuestión yo diría quemientras lo característica «nacional.del español en su «complejo de infe-rioridad», —y sobre esto ya hay bas-tante letra escrita—, la del francés es,por el contrario, el complejo de supe-rioridad. Para nosotros nuestras carre-teras son las peores del mundo, nues-tros trenes los más incómodos, nues-tros fondas las menos aseados, nuestropueblo el más inculto. Para ellos,—idi-chosos mil veces ellosl—, nada másconfortable que los trenes de Francia,nada más lógico que el metro de París,nada más suntuoso que el Arco delTriunfo o la Torre Eiffel. De lo que us-ted hable con un francés siempre seráél el primero. A mí me ha ocurrido en

pat 1. lit 0:44,2,iolla

«Verité au deÇa,erreur au dela»Pascal

(«Verdad aqui, error allí»)

alguna visita comenzar a hablar deestas cosas, surgir primero el tema delas carreteras y los trenes, afirmar unomil veces que en esto está Francia mu-cho mejor que nosotros, —algo tanclaro como la noche y el día—, surgirdespués el tema de la fruta de verano,—concretamente el melón, algo muchomás cloro todavía pero a favor nues-tro—; sin embargo nuestros amigos nocedían un punto en la cuestión.

—Señora, ¿pero ha probado ustedalguna vez el melón de España?

—No.—Entonces, ¿cómo sabe que es me-

nos dulce que el de Francia?—Muy sencillo: porque es imposible

que sea mejor que el nuestro.Era toda una razón, aproximada-

mente del mismo peso que cuando allísolemos afirmar categóricamente: eTe-nemes los peores trenes del mundo».

—Pero, ¿es que ha visitado usted to-do el mundo?

—No, señor; yo sólo he hecho algu-nos viajes por mi provincia.

—¿Entonces?—Es que es imposible que existan

trenes peores que estos.Probablemente, si nuestro hombre

saliera fuera, vería que en el mundo

galatia del MuebleDECORACIÓN DEL HOGAR

Dormitorios-Comedores-DespachosRecibidores y toda clase de muebles

auxiliares, para NOVIOS

INSTALACIONES COMPLETAS

Modelos originales-Precios moderados

oeU,Ceitta

Jaime, I — Telétono.96 y 325

hay muchos trenes mejores y peoresque aquellos. Pero es ese complejo deinferioridad, ese sentido de que todolo nuestro va a ser «peor», lo que nosimpide ver la realidad. Cuando se sa-le de España se da uno cuenta que enel extranjero nos ganan en muchas co-sas, pero también ve uno con perfectaclaridad que nosotros le ganamos aellos en unos cuantas.

Pues bien: hemos llegado al nudo denuestra cuestión: esto tan sencillo, tanevidente que cualquier niño de escuelalo entendería allí a la menor insinua-ción, no pretenda usted que aquí locomprenda nadie. Para ellos remata,demente todo lo nuestro ha depeor. Si en una charla usted ha cho cincuenta veces: eSí, ustedes estánmás adelantados en esto, ustedes hosganan en lo otro, ustedes son mejoresen aquello», y una sola vez, —solouna—, tiene que contestar: «No, ahorales ganamos nosotros», puede estar se-guro que en ese preciso momento co-menzará la discusión y aunque sea al-go tan claro como dos y dos cuatro,tendrá que demostrarlo con miles deargumentos. Por si alguien piensa queexagero sólo diré que aquí, —parecesacado de «La Codorniz»—,ha habidoquien me discutía que España descu-.briera América. «Si Colón descubrióAmérica y Colón no erg españole—medecía lo persona en cuestión—, está,claro que España no descubrió Améri-ca». Ante unos argumentos de esta en-vergadura, ¿quién era el «valiente»que seguía adelante la charla?

Pero el lector lo comprenderá mejorcon un ejemplo bastante más gracioso.Supongamos que usted llega a París, oa cualquier otra ciudad de Francia. Alentrar en el hotel, al rellenar cualquierficha, por cualquier causa, le pregun-tan su apellido. Usted como es natural,tiene dos apellidos y dice los dos. Elencargado de rellenar el papel, o entodo caso la persona que le 'oye lla-marse por sus dos apellidos, se le que-da mirando y por un instante no pue-de contenerse.

—Oiga, — le pregunta en un idiomaque no se sabe si es español o fran-

(Pasa a la pág. 3.»)

Impresiones de un español en ParísVII

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DeINOCiÓB Sindical Comarcal

AVISO

A partir d e 1 a fechade este aviso y por un periodode quince días, queda abierto elplazo para la presentación desolicitudes de viviendas de lasconstruidas por la Obra Sindi-cal del Hogar en esta localidad.

Es condición indispensablepara optar a estas viviendas elser trabajador por cuenta ajenaque satisfaga Cuota Sindical.

Los impresos oficiales de so-lítud, pueden adquirirlos en es-ta Casa Sindical, calle Héroesde Toledo, 28, en horas de 9 a13-30 y de 17 a 21, al precio dedos pesetas el juego, en dondese facilitará información de lascondiciones d e adjudicacióndictadas por la OrganizaciónSindical para estas viviendas.

Lo que se hace público paraconocimiento de los producto-res de esta Ciudad a quienespueda interesarle.

Priego, 25 Septiembre 1.965.

El Delegado Sindical Comarcal

Pailc, qd.mi2 .eu.9ue

PERDIDAS

Desde el Palenque a la Plaza de José Antonio se ha extraviado un RELOJmarca Duward de caballero, dorado.

Se gratificará a quien lo entregueen la Jefatura de la Guardia Municipal

En el trayecto del Palenque a SanLuis por José Antonio y Solana, se haextraviado un ANILLO de caballerocon las iníciales AG, superpuestas.

Se gratificará su devolución enImprenta de este semanario.

La Sociedad al hablaViajeros

Marcharon a Barcelona los Sres. deGámiz Valverde (D. Antonio).

Fin de CarreraEn 1a Facultad de Medicina de la

Universid -d de Madrid, después debrillantes exámenes, ha obtenido el ti-tulo de licenciado en Medicina nues-tro joven amigo D. Francisco AlvarezGarcía.

Felicitamos al nuevo Médico y le de-seamos muchos aciertes en su carrera.

A la vez damos nuestra cariñosa en-horabuena a sus padres nuestros que-ridos amigos D. Ramón —Director deesto Sucursal del Banco Español deCrédito— y D.° Trinidad

Nuevo FarmacéuticoEn la Universidad de Granada y

dentro de la Facultad de Farmacia, haterminado también sus estudios de lalicenciatura con brillantes exámenes

CINE GRAN CAPITÁN8 y 10 15 nocheLa Gran Compañía de

Tony LeblancLolita Sevilla

en el Festival

Lava la señoraLava el caballero

CINE VICTORIA -6-45, 9 y 11-15 noche

Una ParisinaMayores 18 añosBrigitte Bardot

5, InfantilSolo el valiente

nuestro joven paisano D. Juan A. Men-doza Caballero.

Le enviamos nuestra enhorabuena ylos mejores deseos en su profesión.

Felicitamos también a sus padres, -nuestios queridos amigos D. JuanA.—Inspector Farmacéutico— y doñaMaria Isabel.

Enlace García Toribio-Mendoza Caballero

En el templo arciprestal de NuestraSeñora de la Asunción se celebró el- 30de Septiembre, a las siete y media dela tarde, el enlace matrimonial de labella y gentil Srta. María Isabel Men-doza Caballero con el distinguido jo-ven de Martos D. Luís García Toribio.

La novia estaba bellísima, luciendoun vestido de seda chifón bordadocon perlas y pedrería, tocándose convelo de tul ilusión, y el contrayente ibade etiqueta. Fueron apadrinados porD. Juan A. Mendoza Liñan, padre dela desposada, que vestía de etiqueto, yD ° Francisca Toribio, viuda de GarcíaGuidet, muy elegante con tonos os-CUMS

Bendijo a los desposados el Reve-rendo Padre Abel, Franciscano, que di-jo la misa de velaciones, pronunciandouna bonita y emotiva plática a los re-cién casados.

Testficaron por la novia D. AntonioMatita Rivadeneyra, D. Marin Coba--llevo Chacón, D. Damas° Cruz Carras-co, D. Francisco y D Julio Mendoza U-ñón y sus hermanos D. Juan A., D. Marrín, D Francisco, D. José, L. y D. Ma-nuel. Por el contrayente D. Miguel Gar-cía Chamorro —Inspector Provincialde Farmacia de Jaén—, D. Eladio Ca-bezas y su hermano D. Francisco.

En atención al reciente luto del no-vio el acto tuvo el carácter de íntimo -y familiar, obsequiando a todos en sudomicilio los padres de Maria Isabelcon una espléndida cena servida por«Frasquito».

Los novios emprendieron después suviaje de bodas y nosotros deseamosque sean muy felices.

Necrológica

En la tarde del 30 próximo pasado,confortado con los Santos Sacramen-tos y la Bendición de Su Santidad, fa-lleció cristianamente a los 74 años,nuestro querido amigo D. Pelagío Se-rrano Aguilera.

Un recrudecimiento de la parálisisque venía sufriendo hace ya variosaños ha puesto fin a la vida de unhombre siempre cariñoso y amable.

Descanse en paz tan buen amigo yreciban el pésame más sentido deADARVE sus hijos, sin olvidar a sushijos políticos hermanos, hermano politico, nietos y demás familia.

Jaiesit.o. 91-ttaJo Qat; ále,,

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3 de Iclubre de In ADARVE

Pág. 3

El día 5 apertura de Curso en Qstituto laboralImpresiones de un...(Viene de la pág. 1.')

cés—, ¿por qué tiene usted el *prenom-bre» y dos «nombres»?

—Porque soy español, —le contestausted en seguida—, todos los españo-les tenemos nuestro nombre y dos ape-llidos.

—Pero eso es absurdo.—¿Qué es absurdo?—indaga usted

ya un poco en guardia.—Eso de tener dos apellidos.—¿Por qué?—vuelve usted a indagar

seguro ya de la tormenta que se ave-cina.

—Porque nosotros sólo tenemos uno.Pero a usted naturalmente no le con-

vence esta razón en absoluto y en se-guida saca o relucir varios argumentosa su favor,

—Veamos,—le razona a su adversa-rio—usted para venir al mundo ha ne-cesitado de un padre y una madre.¿No es así?

—Por supuesto..—Luego, —concluye usted— es per-

fectamente lógico que después lleve elapellido del padre y de la madre.

—Pero es que lo madre lleva el mis-mo apellido que el podre..

— No, para nosotros, no.—Absurdo, complicado, inverosímil....Usted,—usted es un hombre con ima-

ginación—durante una décima de se-gundo ha visto delante de sus ojos unpequeño films. Ha visto uno «moda-moiselle» que se apellida Lefevre, Mo-reau o Legrand. La señorita en cues-tión va • contraer matrimonio muypronto y, desde ese momento dejaráde ser « mada moisel le Lefevre, Legrando Mareau» para transformarse en eme-dame Dupont, Vignes o Meunier». ¿Esque al contraer matrimonio ya deja deser hija de sus padres, se convierte enotra persona? No, pero... Bien ya haterminado la boda; finalizó el viaje denovios y la luna de miel está llegandotambién a su última página. A «moda-me Dupont, Vignes o Meunier» no leva del todo bien en su nueve estado;el matrimonio no es lo que ella habíaleído en las novelas o le habían mos-trado en las películas; las ligadurasatan. Madame Dupont, Vignes o Meu-nier decide al fin pedir el divorcio; quetras sus correspondientes trámites, gas-tos y papeles le es finalmenteconcedido. La dama vuelve a su anti-guo apellido de antes. Entre las amigasse comenta la noticia y unas a otrasse dicen:

—Oye, que madame Dupont yo nose llama Dupont sino Lefevre.

—¿Desde cuándo?—Desde ayer, a las nueve y cinco,

que le concedieron el divorcio.—Vaya, lo tendré en cuenta a la ho-

ra de escribirle.Pero la dama no es mujer para estar

sola. Es primavera y el amor invade

Nuestro primer Centro do-cente abre sus puertas a la en-señanza lleno de prestigio porsu buena labor educativa y cul-tural, en este nuevo año acadé-mico 1.965-66, abarrotado dealumnos y con su internado to-talmente cubierto.

Porque no hace mucho, sien-do Director D. Gregorio Ya-gííe, se planeaba una amplia-ción, a los ojos de algunos des-medida, para alojar a los estu-diantes internos, y hoy es unamanifiesta realidad haber que-dado insuficiente ante la de-manda de alumnos, no sólo dela comarca ni de las provinciaslimítrofes,sino de toda España.

El 13 de Junio dedicábamosun editorial encomiástico alCentro de Enseñanza Media yProfesional «Fernando III elSanto», y bueno será recordarque los alumnos que aquí estu-dian se matriculan directamen-te en las carreras de IngenierosTécnicos, por la facultad, de lle-varlos por ese camino a travésde un curso de Adaptación oSelectivo, en este Centro, cuyaviva realidad ha hecho hoy po-sible que unos doce alumnoshayan pasado felizmente a esosestudios. P o r otra parte elInstituto, a través del P.I.O.(Principio d e Igualdad deOportunidades) y la Comisa-ría de Protección Escolar, dis-fruta de más de un millón de

los avenidas. ¿Cómo aguardar u ndía más? En la Mairie de su distritocontrae nuevo matrimonio. ¿Cómo sellamará ahora nuestra protagonista?Pues... ahora será «madame Lambert»:Las amigas unas a otras se lo van comunicando:

—Oye, que madame Lefevre ya nose llama Lefevre sino...

—¿Desde cuándo?—Desde esta mañana a las once

y media.—Ah, lo apuntaré en mi cuaderno

de notas.

Todo esto lo ha visto usted en unadécima de segundo en su imaginación.Usted sabe perfectamente el francés ylo explica con toda claridad a su in-terlocutor; no se ha olvidado ni de unsólo detalle ¿Logrará convencerlo?No,no se haga ilusiones; no lo convenceráaunque estuviera mil años repitiéndo-selo lo convencería. La contestaciónsiempre será: «es absurdo el sistemade ustedes, es inverosímil». Lo únicoque puede conseguir es que de tontas

pesetas en becas para sus alum-nos.

Por todas estas circunstan-cias es muy lógico que siganen marcha las nuevas obras enel Instituto Laboral y que pue-dan ser una realidad su termi-nación en 1.966.

He aquí los actos a celebrar:10 de la mañana.—Misa del Espíri-

tu Santo en la Iglesia de Ntra. Señoradel Carmen, oficiada por el Rvdo. se-ñor D Rafael Romero Lorenzo, Profe-sor de Formación Religiosa.

12 de la mañana.—En el salón de ac-tos del Centro, apertura oficial delcurso, con arreglo al siguiente orden:

1.°—Lectura de la memoria del cur.so 1.964 65 por el Secretario D. Benja-mín Julián Martin.

2.°—Primera lección del curso «LaFormación Manual imprescindible enlas enseñanzas actuales» por el Profe-sor Titular Numerario del Ciclo deFormación Manual, D. Antonio Mati-lla Rivadeneyra.

3.°—Entrega de Premios y Diplomas.

4,°—Declaración de apertura del cur-so Académico por el Sr. Alcalde Presi-dente del Patronato Local, en nombrede Su Excelencia el Jefe de Estado.

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veces oir lo mismo, acabe usted tam-bién diciéndose: «Pues si, lleva razóneste hombre. ¿Por qué una mujer va atener siempre el mismo apellido. ¿Nose cambian G os o tres veces por día elvestido, el peinado y hasta el color delos cabellos. ¿Qué importancia tieneque también lo hagan de vez en cuan-do con el nombre?»

En todo coso,si no llega a estas con-clusiones, recordará la frase de Pas-cal, no por vieja menos cierta—,«aquello que es verdad a un lado delPirineo, es error al otro», y no tendrámás remedio que darle la razón algran pensador francés. Puede que anuestro interlocutor de la historia levenga en ese momento la misma idea,sólo que él la terminará diciéndosepara sus adentros: «Pero, para suertenuestra, es a nosotros a quiénes noscorresponde decir cuando es verdad ycuándo error». Esto no lo dijo Pascal,pero para el coso es como si lo hubie-ra dicho.

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3 le Octubre ie ADARVE Pág. 5

SENECA(Viene de la pág:1.a)

demuestra, en su amor a la justi-cia, su prudencia, su tacto, laaceptación ecuánime y sobriarespecto a las leyes de Roma, res-petadas y consideradas por él.

Fueron años de gran esplen-dor y fastuosidad cortesana, enlos cuales la más estricta sed dejusticia fué mitigada honestamen-te por el joven rey.

Pero llegó la corrupción, eldesorden, el vicio y la crueldadpara quien como su antecesorClaudio cambió en él, y por él,el destino de la Roma Imperial.

Séneca se aflige, Séneca re-prueba a su discípulo la conduc-ta iniciada y le aconseja volvera su posición anterior de hom-bre de bien; incluso, le reprochasu- libertinaje y desenfreno.

Es muy fácil que en aquellaocasión, dictara el maestro supropia sentencia de muerte.

Domicio Claudio Nerón, abier-ta la compuerta de sus pasionesy quitado el freno a su innataimpudicia se entrega a los másbalas placeres y son;rientascrueldades.

Si Burro, era prefecto o goberanador de Roma. Séneca estabaencargado de cuantos asuntosde gabinete habían de sobreve-nir sobre el emperador. De éstaforma, suplía valientemente laineficacia como orador de supríncipe. Hacía las minutas delas cartas circulares. Redactabaedictos. Nombraba gobernado-res en las provincias y velabapor el mantenimiento del ordenen palacio.

Todo, absolutamente todo erafacil y sencillo para el empera-dor, pero éste, no era carácterque doblegara fácilmente al re-conocimiento y la lealtad, ypronto dió a conocer sus instintossalvajes y perversos.

Ni Séneca, ni Burro, pudieronfrenar con su virtud y prudenciaaquel conjunto nefasto de mons-truosidades que era Nerón y porcuya causa ellos mismos fueronpasto de la murmuración y la in-sidia. El pueblo romano volubley cbprichoso en su idiosincrasiaartificial, influido solo por la za-lamería intrigante de Popea—es-posa de Nerón—que odiaba fu-riosamente al consejero, maestroy amigo de su real dueño, se hi-zo eco de unas maquinacionesdiabólicas para perder al granhombre Lucio Anneo, y lo consi.guió. Séneca fué inducido aabrirse las venas y su muerte co-

RINCÓN PotTICO.....,

A Santa María de AfricaPara mi hija Afriqui, bautizada y casada

por el Ministro de Dios, Rvdo. Don BernabéPerpén, Párroco de Santa María de Africa, enCeuta.

Navegando en la mar de mi añoranza,en la cámara, vas, del pensamiento,haciéndome soñar en un adviento ede canciones de amor y de esperanza.

Ansiosa de estoy de Tí; ¡no más tardanza!,que este corazón mío está hambrientode tu cara, de tu sol, de tu viento...

¡y de toda tu bienaventuranza!

Santa María de Africa, te nombra,los querubines de tu tierra bella.Refulge el rayo de tu luz divina;

en torno a Tí no existirá la sombra, -

porque eres la más grandiosa estrellaque a un continente entero ilumina.

704é, galcía det Piaca3

rroboró la lista más horrenda endelitos y crímenes de todos lostiempos.

A través de los siglos, en unaCórdoba nueva, cristiana y flore-ciente, se renueva la adhesión y

voto de admiración a un paisadno inmortal, que zarandeado y---criticado por algunos historiado-res y biógrafos, sigue firme y esotoico para el deber, en la mentede los que le hicieron y hacenjusticia.

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rs E

N E A

«ALAM OS»—Comprende, querida, que resulta algo molesto, pero

es que esta avería no tiene arreglo...

Lucio Anneo Séneca, nacidoen la colonia patricia deCórdoba, cuna gloriosa de sena-dores, magistrados, filósofos yartistas, tuvo la &ran honra degerminar de un sabio varón aquién su condición de caballerohonorable y recto se le unió grc nsabiduría, elocuencia, y pene-trante agudeza para refutar conla más valiente clarividencia, in-cluso a los Maestros de oratoriade aquella época.

Célebres son , las reflexionessensatas y justas de Marco An-neo—conocido por el sobrenom-bre de «El Retórico»— a su hijoLucio, al que veía inclinado porel foro y del que tristes y desen-gañadas experiencias obtuvo ensu madurez. Sin embargo, esinútil.

Lucio Anneo, por cuyas venasfluye el torrente hereditario desu progenitor en genio y talento,se marcha a Roma, bajo el rei-nado de Agusto, donde tieneocasión de estudiar latín en sumayor pureza. Incluso, llevadopor su misma fiebre temperamen-tal, cuando ya hubo defendidosus primeras causas, en los pri-meros años de Tiberio y Callgu-

pot APika Peoetaza

la, deja el foro y se dedica porentero a la filosofía con un ar-dor, que la prudencia de su pa-dre no pudo detener. Sénecaprocuró en todo momento apren-der de los estóicos rigoristas,aunque en su fuero interno pre-firiese el estoicismo moderado eincluso el ecléctico, razonandocon Sócrates, dudando con Car-néades, luchando contra la natu-raleza con Zenón y tratando deconformarse a ella con Epicuro ode elevarse por encima con Dió.genes.

Después que hubo dejado losnegocios y el foro por la filo-sofía, resolvió ignorar la cuestura para entregarse a esta últimay dar lecciones públicas. Más,poco había de durar su relativaabstracción dado el movimientocircular y dominante de Mesalina—mujer del emperador Claudio-que veía en su prudencia, re-cato y sabiduría, un juez silen-cioso y presto a juzgar su liberti-naje y desenfreno.

El instinto de conservación, laayudó a acusar a Séneca deadulterio con Julia—sobrina delemperador—; poco después, Ju-lia era condenada a muerte y

Séneca al destierro: Este exilioque duró por espacio de ochoaños en Córcega, le deparó sinembargo ocasión de meditar ycultivar la filosofía y las letras.

Pese al quebrantamiento de suorganismo, precario en reservasfísicas, y la triste resignación porel fallecimiento de su esposa yun hijo, escribe su «Consolacióna Helvia» —su madre—...

«Estoy contento, como si todoestuviera bien; en realidad ¿todono está bién, si el hombre se vecon complacencia y si la tranqui-lidad habita en el fondo de sucorazón?»

De lo que se deduce, una granpreparación e ideología filosófi.,ca rubricada por el más perfec-to estoicismo.

Esta calma de ambiente, deestudio y actividad se extendióhasta la subida al trono de lanueva esposa de Claudio; Agri-pina.

A ella, y en justicia, debe suemársele a su disposición de man-do y autoridad, una astucia e in-teligencia, poco comunes en lasmujeres romanas de aquella era.Fué Agripina, dentro de su tiranay déspota evolución en el go-bierno de Romo, mujer de granbelleza y grandes vicios, los cue-les por un sexto sentido de co-bardía e indiferencia ficticia,eran consentidos y aprobadosdenigrantemente en el senado,ante la repulsión del pueblo. Deésta forma, aprovechó la sobera-na las debilidades manifiestas demagistrados y emperador, paraconseguir que fuese adoptado suhijo Domicio Nerón, con vistasa un lisonjero y ambientado po-der, futuro.

Fué para éste, para quien soli-citó astutamente —de antemanosabia que éste hecho le granjea-ría la adhesión y simpatía de unpueblo que la repudiaba— losservicios del gran filósofo deste-rrado para instituirle preceptor.

Lucio Anneo se vé en la cruelalternativa de incurrir en sospeocha de pusilanimidad, de avari.cia, de ambición y vanidad sipermanece en la corrompidacorte, o el reproche cierto al ne-garse a su alumno, a su prínci-pe, a su patria y su deber, recha-zando su puesto de responsa-bilidad.

De como influenció Séneca enla vida de Nerón durante susprimeros años de reinado, lo

(Pasa a la pág. 5.°)

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PRIEGO DE CORDOBA