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Ediciones Separata del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. República Bolivariana de Venezuela

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Carlos Osorio Granado

Caracas, 1955

Poeta, traductor y artista plástico. Trabaja en el Departamento de Literatura de la Dirección de

Cultura de la Universidad de Carabobo. Es subdirector de la revista Poesía.

Ha publicado los poemarios:

Saravá

Amazonia - Valencia, 1988.

Albricias

(Primer Premio en la I Bienal de Escritura "Ramón Palomares" Ateneo de Escuque)

Universidad de Los Andes - Mérida, 1992.

Caminería

Ediciones Poesía, Universidad de Carabobo - Valencia, 1998.

Vaivén

(Primer Premio en el I Concurso Nacional Universitario de Poesía "Víctor Valera Mora")

Fedupel - Caracas, 1999.

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Separata: Órgano del Departamento

de Literatura de la Dirección

de Cultura (U.C.)

Dirección: Adhely Rivero

Carlos Osorio

Diagramación: Departamento de Literatura (U.C.)

Portada: Santiago Pol

Diseño Digital: Flor Alvarado / UNEY

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CONCUPISCENCIA

Delante de los ojos va la boca

y crece en cuerpo. Y sabe de sabores

y no sabe de dueño que la lleve.

Deseo en vidrio opaca

la respiración en los pechos.

Pero las manos dicen en un vuelo

y la piel responde.

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INSENSATEZ

Resiste el corazón humano al fuego de la luz

y gruñe perro. Después de haber tocado

en vista y palpo lo grato que en sabor se goza.

Porque mujer que en ojo de varón dormido cae

se lo lleva consigo a dormitorio.

Ya pobre que feliz antes se viera, resulte

en carne y hueso desdichado.

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TRAMPA

Dice que se queda y se va. Dice

que se va y se queda.

La mujer araña

espera en su tela

al hombre mosca.

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FUGACIDAD

Aparece la lengua entre labios.

Un toque de saliva de mujer

y hombre que no tienen respuesta.

Cuando los ojos brillan hasta la luz del fondo.

Donde se vive nace y muere la llama.

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EDÉN

De sus labios salió toda la entrega

que jamás con hombre ose mujer.

Se miraron morir en el deseo,

cantaron las flores y el espacio

del mundo quedó para ellos.

Con toda la licencia regalado.

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DANZA

Desde el roce hasta la integración del ahogo

y el palpito espasmódico, sin mediación de

otro deseo,

no se detiene ni es penosa la transición vivida

donde los cuerpos en sudor se cuecen.

Son el momento y el lugar la fuente

que precipita hacia la desmesura. La limpieza

en los rostros, la desnudez dejando resbalar

las pieles al brillo del silencio.

Si hay furia en esta danza y el vigor

es templado, habrá fruto que siga el mismo

movimiento que resuena en el sitio

donde aquellos dejaban su presencia.

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FOGATA

Cuánto fuego será suficiente para el engorde.

La única práctica a la hora de comer

el alimento la entregamos en gracias. Para dejar

la sangre a la intemperie con la esperanza

de nuevas lluvias.

Y en las manos, otras manos

serán recuerdo.

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PASIÓN

Fuerza es materia vuelta espuma

y nublada la vista de deseo.

Que nada se interpone

al crecimiento de una flor.

Recogida la boca hasta la lengua

no poco maltratada. Hinchándonos

de espasmos prometemos llegarnos

más adentro.

Si tiempo da la vida suficiente.

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ESCLAVITUD

Era en mi sueño un árbol al pie de una montaña

un camino y mucho perfume.

En la calle se encaraman los tiempos

con lo mismo. Se detiene en mi piel la vida.

Manda, gasta y se hace tarde.

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ALERTA

Todo queda oscuro cuando llegan las sombras

de la otra cara del cielo y nos dan ganas

de salir de nuestras vestimentas.

Por debajo, por arriba

nos estamos buscando y no nos vemos.

Ni vemos que los recuerdos están para distraer.

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ENGAÑO

Zapatos y pies tejidos con la noche

de una mujer callada.

Con el hombre que siembra hijos

con palabras de amante.

Zapatos con olor a distancias

y sonido de clavos y gritos y perdones

con la cabeza muerta.

Y en la mesa del bar ya es madrugada.

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PADRE

Llegó el forastero y fue mi padre;

buscador con la brújula

olvidada en sus orígenes.

Amó a mi madre y los alcoholes.

Conmigo fue su palabra, toques

duros y blandos en el corazón.

El dolor crecía y la luz crecía

y yo en medio me preguntaba

la forma de crecer.

Se fue el forastero.

Sin demora dejó lo que buscaba

repartido en estas tierras:

Vida y descendencia.

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OPORTUNIDAD

El eucalipto bailó esta tarde con la lluvia.

Se me dio el chance de sentirlo.

No existía más nada.

Al escampar, todas las cosas

de siempre me inundaron.

Dejé de ver la calle,

la vida de los árboles y la mía.

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OSADÍA

La música del aire con nosotros, las manos

desiguales, comparándose, queriendo

ser la una de la otra dueña.

Por el deseo que parte la mirada

sin haber conocido

el tuétano de nuestra historia.

Como si nada, por simple amor al fuego

sucumbimos al paso que adelante espera.

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RESIGNACIÓN

Paremos la carrera porque el cuerpo

en desventaja nos deja.

Si acaso nos vamos a morir que no sea corriendo

ni estirando las manos para alcanzar fantasmas.

Si es lo contrario:

que el fuego se haga cargo

de nuestra permanencia.

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FROILA

En tu cuerpo crecen todos los jardines

que he querido encontrar. En nuestra cama

mi sueño es dulce como quiso mi madre.

Los niños son cachorros del amor

que nos mantiene juntos.

Soy el padre cielo. Eres la madre tierra.

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ENCUENTRO

Horizontal me toca la lluvia.

Y en el olfato se reconoce al dueño de los días

que nunca son sino uno.

Que no es blasfemia cuando en el agua vemos

la impronta del Eterno.

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ORACIÓN

Antes que su mirada se pierda en la sombra

mugiría como un toro con el hambre

hasta la garganta

para quedarme quieto frente a ella.

Luz, que atesoras algo

imposible de ver, permíteme

acercarme aunque sea un instante.

No para verte a ti, sino, para bañarme

de tu Gracia.

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VIAJE

Subiendo por el gran río que no llega

ni a su misma corriente, sino cuando lo decide

el barco que se mueve por la selva

donde mi vida encalla y se va quedando

hasta que cante un pájaro desconocido.

Para que las luciérnagas se espanten y

la noche permita un nuevo día.

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ESPERANZA

Junto al perfume de las flores que cultivó

tu madre con el agua que sube por tus manos,

cada día, esperas con tu ropaje blanco.

Para tenerte donde sabes que eres

la mujer del hombre que anda

en la misma búsqueda y lo dará todo

por encontrar un sitio.

Una rendija que los invite al salto.

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INOCENCIA

Se pone la boca en juego delante

de la propia mirada que se trae por deseo.

Y se quieren ver otras partes al descubierto

por eso se dice tanta tontería.

Pero el temblor no engaña

y la culpa es chica.

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PLEGARIA

Tengo veneno en el corazón

y me avergüenzo, madre.

Hoy soy tan pequeño y no sé qué hacer

para que vengas con tu lámpara

y una taza de leche tibia.

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DESTINO

Hay intentos por descubrir la ruta

remontando ríos y en amores

que llegan siempre al mismo punto.

Una memoria los considera

para dejarlos en la casa y cuenta

la misma historia muchas veces.

Es un sueño que empuja hacia otro sueño

donde la muerte come.

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AUSENCIA

Comienza un día. Aunque

no lo vemos nuevo por no mirar

las nubes, los árboles, los ríos,

las flores sobre la mesa.

Ni se siente en el aire

el rocío primero y su sol.

Cuando mis manos tocan

el cuerpo de mi mujer, pide

que la toque sabiendo que soy

el que a ella toca.

Cuando veo que soy un hombre

la noche descansa de mí

en el espacio de lo que tengo

y en su temblor recoge los sueños

y los alborota sobre la cama.

Aún cuando despertamos

dormimos todo el día en el letargo.

No hay quien sepa marcar la pauta,

ni toque la puerta.

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ABRAZO

El entrecruce de las extremidades,

el torso y todos los calores se saludan

en busca de un sentimiento adormecido.

Se tiene al otro por excusa a sabiendas

que la soledad no se quebranta pidiendo,

sino dando de sí, por abandono.

Mientras la carencia cede el paso

a la luz que todo lo unifica.

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¿Por qué escribo poesía?

Forzosamente tengo que remitirme a mis inicios en este oficio, o más allá,

a los recuerdos más bellos y significativos de mi vida, que se remontan a cuando

ni la más remota idea de escribir poesía cruzaba mi mente de niño asombrado y

ávido de aventuras. Desde aquí puedo ver cómo toda una fuerza creativa se

concentraba en nuestra actividad lúdica que se perpetúa hasta el final de una

larga adolescencia. Nací en Caracas en el mes de junio de 1955, y viví en esa

hermosa ciudad hasta los nueve años. Mi repertorio memorable lo completan

pocos pero hermosos recuerdos: Caminar por las altísimas aceras junto a un

altísimo padre que me enseñaba a enderezar la espalda y a cerrar la boca. Tendría

ya entre cuatro y cinco años.

¡Aquellos cielos azules y el Ávila! Del centro de Caracas nos fuimos a Los

Palos Grandes, ahí estaba el Coney Island y sus máquinas locas y divertidas, pero

lo que más me gustaba durante aquel tiempo, era correr bajo la lluvia con mis

hermanos recogiendo mangos hasta que nuestras franelas se volvían barrigas

tumoradas. De repente, nos encontramos en La Gunetica, un lugar alto y hermoso

cercano a Los Teques que nos cubre de niebla y olor a naranjas, calles de tierra

transitadas por perros, cochinos, gallinas y gente de campo. Gente que vivía

según sentía y creía. Aún percibo mi alma en silencio atada a aquellas montañas

y barrancos. De Los Teques, una tarde llegamos a Macuto, y todo el mar entró.

Uvas de playa, y el salitre lo impregnaba todo sin perdonar marcos de ventanas ni

puertas ni nada de hierro. El terremoto del 67 había dejado su huella. Llegábamos

porque a mi papá casi lo mata de asma el frío de Los Teques. Aprendimos a

saltar desde los rompe olas de la playa, e hicimos una pequeña pasantía por el

deporte de la pesca. Una noche, después de muchos intentos fallidos, lancé el

anzuelo al agua y el mar me regaló, por fin, un hermoso pez rojo adornado con

una línea de oro. En 1970 nos vinimos para Valencia. El cambio fue total y la

tarea de adaptarnos a esta nueva ciudad no fue fácil. Comencé haciendo amigos

en los Boy Scouts, con los que pude hacer algunas excursiones y campamentos

en lugares donde el agua baja clara cantando entre blancas rocas. Tres años

después vengo a conocer y entablar amistad con el poeta Reynaldo Pérez So,

quien tenía dos libros de poesía publicados: Para morirnos de otro sueño y

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Tanmatra. Este último fue el primero que leí e inmediatamente me conecté con

un mundo extradimensional que despertaba el deseo de hablar y escribir desde un

sitio más profundo de mi ser. Comencé a escribir, bajo la orientación de

Reynaldo, quien me hizo leer a los clásicos de la Literatura española, los poetas

orientales de China, Japón y Persia, junto con otros grandes poetas universales y

los de nuestra geografía.

Desde entonces la escritura del poema ha venido a constituir en mi vida un

oficio que exige la coordinación e integración de pensamiento, memoria,

intuición y sentimiento con los atributos de la palabra y la experiencia diarias.

Otro elemento significativo es la gama de propuestas percibidas a través de las

artes, que en el transcurso de mi formación han dejado una huella, sin obviar el

asombro ante la naturaleza del mundo (exterior e interno) y la presencia del

hombre con todas sus manifestaciones. Escribir poemas, además, me ofrece la

oportunidad de acercarme a la esencia del espíritu humano y hacer contacto con

mi propia situación. Aquí, el poema pareciera ser la resultante de una lectura

plural del universo que, una vez escrito, en el próximo lector se continúa.

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ÍNDICE

AMAR PARA MORIR 11

RENDICIÓN 13

RECONOCIMIENTO 15

MIEDO 17

IMPERMANENCIA 19

CONCUPISCENCIA 21

INSENSATEZ 23

TRAMPA 25

FUGACIDAD 27

EDÉN 29

DANZA 31

FOGATA 33

PASIÓN 35

ESCLAVITUD 37

ALERTA 39

ENGAÑO 41

PADRE 43

OPORTUNIDAD 45

OSADÍA 47

RESIGNACIÓN 49

FROILA 51

ENCUENTRO 53

ORACIÓN 55

VIAJE 57

ESPERANZA 59

INOCENCIA 61

PLEGARIA 63

DESTINO 65

AUSENCIA 67

ABRAZO 69

¿Por qué escribo poesía? 71

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AMATORIA

Se terminó de imprimir

en los talleres de

La Gran Publicidad C.A.

El 22 de Junio de 2004

Valencia - Venezuela

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