alternativas de secuestro de carbono orgánico en suelos y

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Resumen Se realiza una revisión de la capacidad de secuestro de Carbono por los suelos y biomasa de Galicia discutiendo posibles alternativas y poniendo de manifiesto su importancia ambiental y económica. Palabras clave Secuestro de carbono, suelo, biomasa, estabilidad de la materia orgánica. Summary A review of the C sequestering capacity of soils and biomass of Galicia is presented here, together with a discussion of possible alternatives, and a description of the environmental and economical importance of this topic. Key words Carbon sequestration, soil, biomass, organic matter stability Introducción - El protocolo de Kyoto y los sumideros de Carbono Ante los posibles riesgos de un forzamiento climático de gran duración e intensidad, derivado de las actividades antrópicas, se están realizando diferentes aproximaciones para tratar de mantener, y si es posible disminuir, la concentración de los gases de efecto invernadero (principalmente el CO 2 y el CH 4 ) mediante diferentes propuestas que tienen por objetivo la limitación de las emisiones de estos gases a la atmósfera. Esta medida, sin duda la más eficaz, tiene importantes consecuencias económicas por las grandes modificaciones tecnológicas y socioeconómicas que deben realizarse en muy poco tiempo, existiendo, además, fuertes diferencias entre los países según la disponibilidad de sus recursos energéticos propios, la estructura de sus sistemas productivos y su nivel económico. Así, dentro de Europa, destaca la privilegiada posición de Francia, cuya producción energética le permite atender a sus necesidades (y cubrir actualmente las de casi la mitad de Europa) a partir de combustibles nucleares que, si bien tienen muchos otros problemas de gestión, no los causan en este sentido. El caso de Inglaterra y los países del entorno del Mar del Norte, debido a su disponibilidad de yacimientos propios de gas natural, también es favorable por la menor emisión que causa este combustible por unidad energética producida, frente a la situación de los países que se basan en otros combustibles fósiles, como España o Portugal, en los que, además, los yacimientos propios son prácticamente inexistentes (petróleo, gas) o bien insuficientes y de coste de extracción muy elevado respecto a los precios internacionales, como es la situación actual del carbón. Diferencias similares en los recursos o en los tipos de estructura industrial permiten comprender gran parte de las controversias mostradas por los países ante las propuestas del Protocolo de Kyoto. Sin embargo, otro factor también ha creado fuertes discrepancias y es la diferente visión de la alternativa de reducir la concentración de gases de efecto invernadero, no sólo a través de una disminución de las emisiones sino, también, a través de su secuestro y acumulación en otros compartimientos geoquímicos, distintos al atmosférico, a los que se denominan “sumideros”. Ante esta disyuntiva, los países promotores del Protocolo de Kyoto, principalmente los europeos, han considerado que el esfuerzo debería concentrarse exclusivamente en la reducción rápida de las emisiones y, por eso, sus primeras propuestas no introducían ninguna posibilidad de contemplar los sumideros de carbono. Sin embargo, la Artigo Felipe Macías · Marta Camps Arbestain · Luis Rodríguez Lado Alternativas de secuestro de carbono orgánico en suelos y biomasa de Galicia Recursos Rurais (2005) Vol1 nº 1 : 71-85 IBADER: Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural ISSN 1885-5547 Recibido: 4 Novembro 2005/ Aceptado: 21 Novembro 2005 © IBADER- Universidade de Santiago de Compostela 2005 Felipe Macías · Marta Camps Arbestain Dpto. Edafología y Química Agrícola. Fac. Biología. Univ. Santiago. Campus Sur. Santiago de Compostela. [email protected] Marta Camps Arbestain Dirección actual: NEIKER. Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario. Berreaga Kalea 1. 48160 Derio-Vizcaya. Luis Rodríguez Lado Laboratorio de Tecnología Ambiental. Instituto de Investigaciones Tecnológicas. Campus Sur. Santiago de Compostela.

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Resumen Se realiza una revisión de la capacidad desecuestro de Carbono por los suelos y biomasa de Galiciadiscutiendo posibles alternativas y poniendo de manifiestosu importancia ambiental y económica.

Palabras clave Secuestro de carbono, suelo, biomasa,estabilidad de la materia orgánica.

Summary A review of the C sequestering capacity of soilsand biomass of Galicia is presented here, together with adiscussion of possible alternatives, and a description of theenvironmental and economical importance of this topic.

Key words Carbon sequestration, soil, biomass, organicmatter stability

Introducción - El protocolo de Kyoto y lossumideros de Carbono

Ante los posibles riesgos de un forzamiento climático degran duración e intensidad, derivado de las actividadesantrópicas, se están realizando diferentes aproximacionespara tratar de mantener, y si es posible disminuir, laconcentración de los gases de efecto invernadero(principalmente el CO2 y el CH4) mediante diferentespropuestas que tienen por objetivo la limitación de las

emisiones de estos gases a la atmósfera. Esta medida, sinduda la más eficaz, tiene importantes consecuenciaseconómicas por las grandes modificaciones tecnológicas ysocioeconómicas que deben realizarse en muy pocotiempo, existiendo, además, fuertes diferencias entre lospaíses según la disponibilidad de sus recursos energéticospropios, la estructura de sus sistemas productivos y su niveleconómico. Así, dentro de Europa, destaca la privilegiadaposición de Francia, cuya producción energética le permiteatender a sus necesidades (y cubrir actualmente las de casila mitad de Europa) a partir de combustibles nucleares que,si bien tienen muchos otros problemas de gestión, no loscausan en este sentido. El caso de Inglaterra y los paísesdel entorno del Mar del Norte, debido a su disponibilidad deyacimientos propios de gas natural, también es favorablepor la menor emisión que causa este combustible porunidad energética producida, frente a la situación de lospaíses que se basan en otros combustibles fósiles, comoEspaña o Portugal, en los que, además, los yacimientospropios son prácticamente inexistentes (petróleo, gas) obien insuficientes y de coste de extracción muy elevadorespecto a los precios internacionales, como es la situaciónactual del carbón.

Diferencias similares en los recursos o en los tipos deestructura industrial permiten comprender gran parte de lascontroversias mostradas por los países ante las propuestasdel Protocolo de Kyoto. Sin embargo, otro factor también hacreado fuertes discrepancias y es la diferente visión de laalternativa de reducir la concentración de gases de efectoinvernadero, no sólo a través de una disminución de lasemisiones sino, también, a través de su secuestro yacumulación en otros compartimientos geoquímicos,distintos al atmosférico, a los que se denominan“sumideros”.

Ante esta disyuntiva, los países promotores del Protocolo deKyoto, principalmente los europeos, han considerado que elesfuerzo debería concentrarse exclusivamente en lareducción rápida de las emisiones y, por eso, sus primeraspropuestas no introducían ninguna posibilidad decontemplar los sumideros de carbono. Sin embargo, la

Artigo

Felipe Macías · Marta Camps Arbestain · Luis Rodríguez Lado

Alternativas de secuestro de carbono orgánico ensuelos y biomasa de Galicia

Recursos Rurais (2005) Vol1 nº 1 : 71-85IBADER: Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural ISSN 1885-5547

Recibido: 4 Novembro 2005/ Aceptado: 21 Novembro 2005© IBADER- Universidade de Santiago de Compostela 2005

Felipe Macías · Marta Camps ArbestainDpto. Edafología y Química Agrícola. Fac. Biología. Univ.Santiago. Campus Sur. Santiago de Compostela. [email protected]

Marta Camps ArbestainDirección actual: NEIKER. Instituto Vasco de Investigación yDesarrollo Agrario. Berreaga Kalea 1. 48160 Derio-Vizcaya.

Luis Rodríguez LadoLaboratorio de Tecnología Ambiental. Instituto de InvestigacionesTecnológicas. Campus Sur. Santiago de Compostela.

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posición de EEUU, especialmente tras los trabajosrealizados por el actual Presidente de la SociedadAmericana de Ciencia del Suelo, Rattan Lal (1995, 1998,1999, …), se centró en tratar de dar mayor tiempo para lareconversión de su sistema industrial y energético mediantela mejora e incentivación de los sumideros, lo que, en suopinión, les permitiría realizar un cambio tecnológico másrelajado puesto que, en sus cálculos, la adecuadautilización de los sumideros permitiría un retraso entre 30 y50 años para la puesta en marcha progresiva de lasdiferentes medidas de disminución de las emisiones.

Después de grandes controversias, pues muchos de lospromotores europeos no querían que se consideraseningún tipo de sumidero, la propuesta del Protocolo deKyoto admitió (en su Artículo 3.3) la contabilización de losbalances de C (emisiones o secuestro) derivadas de lasactividades de forestación, aforestación y reforestación,pero considerando únicamente los cambios en el contenidode C en la biota. Más tarde, y con muchas más dificultadesy críticas, se introdujeron (en el Artículo 3.4.) los cambios deC producidos como consecuencia de actividades de gestióndel suelo, aceptando las de gestión de cultivos, gestión depastizales, revegetación y gestión forestal, si bienrestringidas al C fijado en la biomasa y con una importantelimitación en la capacidad permitida para la fijación de Cproducida como consecuencia de actividades de gestiónforestal que, en el caso de España, se limita a 0,67 millonesde toneladas de C, cantidad tan insuficiente que puede sertriplicada solamente en Galicia y que podía haber sidorecurrida, tal como hizo Rusia, a la que se le triplicó sucontingentación previa. Esta limitación de la cantidad quepuede ser fijada como consecuencia de actividadesforestales resulta incomprensible ante una situación deforzamiento climático grave en la que parecería lógicofomentar al máximo la capacidad de secuestro, pero es unaconsecuencia más de la visión restrictiva de los sumiderosque tenían y tienen los promotores del Protocolo, de la queson también ejemplos claros la no admisión en los balancesde C. Bien así la capacidad de fijación de la biota plantadaantes de 1990 (las emisiones de industrias instaladas antesde 1990 sí se cuentan) ni la de la vegetación espontáneaque crece en un territorio, con lo que los bosques naturalesquedan excluidos de los procesos de contabilización.Algunos de estos aspectos fueron seriamente criticados pordiferentes investigadores e instituciones científicas. Así, laAcademia de Ciencias de Francia (2000) señalaba, entreotras, las siguientes críticas:

El incremento de C en la biomasa forestal no significanecesariamente que un bosque almacene C, puestoque lo que ganan los árboles en su crecimiento puedeperderlo el suelo y, en ese caso, el balance desecuestro no sería positivo. Para evitar estos erroresdeberían tenerse en cuenta también los cambios de Cen el suelo que, aunque se admite como sumidero, nose contabiliza en el primer período de compromiso, sibien en los Acuerdos de Marrakech ya se tienen encuenta debiendo contabilizarse 5 reservorios: maderamuerta, biomasa aérea, raíces vivas, hojarasca ySOM (materia orgánica soluble), a no ser que sepueda demostrar que no actúan como emisores.

Existe el riesgo de que algunos estados corten susbosques primarios o plantados antes de 1990, cuyobalance de C no es contabilizado, y luego losreforesten antes del primer periodo de verificación(2008). Esto llevaría a una situación paradójica puestoque no sólo se fomentaría la destrucción de unpatrimonio natural considerable sino que el balanceneto de las operaciones realizadas por estos paísessería una emisión de CO2 a la atmósfera y, sinembargo, recibirían un “bonus económico” delProtocolo al descontar de sus emisiones el C fijado enlas nuevas plantaciones forestales.

Ningún artículo del Protocolo menciona la importanciade una buena gestión en los bosques anteriores a1990, que son la mayoría, por lo que malas gestionesen estos bosques que induzcan emisiones netas deCO2 no serían penalizadas.

Otros muchos autores (Sombroeck, 1993; Lal, 1995; Smithet al. 1996; Lal, 1998; Batjes, 1999; Houghton, 1999; Smith,1999; Robert, 2001;…), han criticado la no consideraciónde los cambios netos en el suelo, ya que tienen mayorimportancia que los de la biomasa y pueden actuar comosumideros de C de mayor capacidad tal como se deduce delos datos sobre la distribución del C en los diferentescompartimentos geoquímicos (Tabla 1). Los acuerdos deMarrakech con el encargo al IPCC de desarrollar un métodode cálculo van en la línea de solucionar este problema inicialdel Protocolo.

El compartimento de mayor capacidad es el litológico,seguido del oceánico y de la cobertura edafológica quecontiene actualmente unas dos veces más C que la biosferay la atmósfera juntas. Por otra parte, del C almacenado enla biomasa el que tiene un “ciclo de vida” más largo es elque se incorpora a la fracción húmica del suelo en formasde cierta estabilidad.

Posibilidades de secuestro de carbono en lossumideros

Posibilidades de actuación sobre los sumideroslitológico y oceánico

En términos geoquímicos y dentro del proceso deforzamiento climático en el que nos encontramos seentiende por “Sumidero de C” cualquier sistema o procesoque sustrae un gas de efecto invernadero de la atmósfera.Los datos de la Tabla 1 ponen de manifiesto que el sumiderolitosférico es el que tiene una mayor capacidad dealmacenamiento de C, pero eso no significa que podamosutilizarlo inmediatamente para incorporar rápidamente másC a este sistema. Efectivamente, la utilización de estereservorio para mitigar o resolver la situación actual noparece factible a corto plazo ya que existen muchasincertidumbres en el conocimiento de los flujos y reaccionespor las que el C se incorpora a los materiales queconstituyen la corteza terrestre y la velocidad con que unavez en este compartimento se establecen nuevos equilibrios

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con los otros reservorios. Nuevas investigaciones en cursopodrían modificar sustancialmente esta visión y constituiruna adecuada solución al problema del efecto invernadero.

El compartimento oceánico también puede ser unainteresante aportación que está siendo estudiada,existiendo dos procesos que parecen interesantes. Por unaparte, el incremento de los procesos de fijación biológica deC en la biomasa marina, p.ej: en cultivos de algas,moluscos,… En este sentido, sólo el cultivo de mejillón enbateas de las rías gallegas presenta una fijación de Cestimada en unas 40.000 t CO2 año-1 que puede parecermuy poco pues las emisiones totales gallegas superan los20 millones anuales pero que, en términos económicossería importante poder contabilizarlo ya que la UDA (unidadde absorción equivalente a una tonelada de CO2) tiene unprecio actual en torno a los 20 $. Sin embargo, esto no esposible ya que el Protocolo, en su redacción actual, sóloadmite como C contabilizable el CO2 secuestrado de laatmósfera en actividades de uso de la tierra, cambio de usode la tierra y selvicultura. Otra cosa sería si el CO2 que seemite en procesos industriales fuese utilizado y secuestradoen cultivos de algas o moluscos, en cuyo caso seríacontabilizado puesto que se reducirían las cifras de emisióny éstas sí entran en el balance admitido por el Protocolo. Lomismo sucede con otra posibilidad que están investigandoalgunos países del norte de Europa, que consiste en eltransporte del CO2 producido en procesos industriales acapas profundas de aguas marinas en las que el CO2 sedisolvería por las bajas temperaturas existentes y semantendría estable, encapsulado durante largo tiempo, porla fuerte estratificación que presentan estas capas de aguafrías y profundas. Obviamente, las dificultades tecnológicasson considerables pero se está considerando.

Actuaciones sobre los sumideros edáficos y bióticos

En el sumidero edáfico existen diferentes formas de C. Lasorgánicas, procedentes en último caso del C previamentealmacenado en la biota y las inorgánicas, una parte de lascuales se ha originado por la carbonatación del calcioliberado en los procesos de alteración mineral por el CO2

atmosférico o el liberado por la respiración de los diferentesorganismos del suelo. Esto permite poder secuestrar C,tanto directamente en el suelo como indirectamente a través

del compartimiento biótico, pero es este último mecanismoel mejor conocido puesto que el proceso de acumulación deC en el suelo procedente de los restos vegetales y animales(la humificación) ha sido ampliamente estudiado. Además,en el caso de zonas húmedas como Galicia no se produceacumulación de C inorgánico en los suelos, por lo que estemecanismo no puede ser tenido en cuenta aunque sí debeconsiderarse cuando se trata de regiones xéricas o arídicas.

En el caso de Galicia al entrar el C exclusivamente por víaorgánica, son las interacciones suelo-planta y los posiblesaportes de materia orgánica alóctona los procesos quedeben ser considerados. La vegetación actúa comosumidero de CO2, al extraer este gas de la atmósferamediante la fotosíntesis y acumular en sus tejidos elcarbono fijado. Parte del carbono presente en la biomasavegetal se libera a la atmósfera en los procesos derespiración (durante el ciclo de vida de la planta) y dedescomposición (una vez los tejidos vegetales han llegadoal final de su ciclo), mientras que el resto del carbono seacumula en la madera (sumidero temporal) y en la materiaorgánica del suelo (sumidero relativamente permanente conciclos de vida que oscilan entre años y milenios). Enecosistemas terrestres naturales este proceso deacumulación de carbono alcanza, con el tiempo, un valor destock de carbono orgánico más o menos estable o enequilibrio que depende, entre otros factores, de la especievegetal, el clima, la topografía, la litología, y el tipo de suelo.Las perturbaciones que se producen, como laboreo, talasmasivas, incendios, erosión, etc., afectan a la dinámica delcarbono de los ecosistemas terrestres que, a menudo, hanpasado a actuar como fuente de carbono. Hasta 1970 laresponsabilidad en el aporte de C a la atmósfera estabaprincipalmente relacionado con las actividades agrícolasque superaban a los aportes industriales y a los producidospor el transporte. Aún ahora, Lal (2001) estima que laagricultura representa el 25% de las emisiones globales, apesar de que ya se han producido en algunos lugaresactuaciones que tienden a reconvertir las actividadesagrícolas en procesos que favorecen el secuestro decarbono atmosférico y reducen su emisión.

Cálculos realizados en diferentes zonas de Galicia hanpermitido comprobar que los suelos cultivados tienen entreun 30 y un 50% menos de C que los suelos con vegetaciónnatural o forestal bajo las mismas condiciones climáticas ylitológicas, mientras que los suelos de praderas han perdidoentre un 25 y un 30% de su C original (Macías & Calvo deAnta, 2001). La consecuencia de estos datos es que laslabores agrícolas reducen significativamente la acumulaciónde C en el sumidero edáfico respecto a los sistemasforestales, confirmándose lo observado por otros autores endiferentes latitudes.

Para invertir esta tendencia deberían modificarse algunasprácticas agrícolas teniendo en cuenta la experienciaobtenida. El mismo Lal propuso una serie de ellas,aplicables en EEUU y el resto de los países que generaríanuna importante reducción del CO2 atmosférico (Tabla 2).

Se observa que las que presentan una mayor tasa potencialde secuestro son la fertilización forestal y la restauración delos suelos de mina y de otros degradados puesto que, en el

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Tabla 1.- Comparación de la capacidad de los diferentesreservorios de Carbono según diferentes autores (Lal et al. 2001).Datos en Gt C= 109 tC.

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primer caso, se incrementaría la capacidad productiva deestos sistemas, generalmente siempre gestionados comosistemas extractivos pero que no reciben o muyescasamente aportes de nutrientes y en el segundo, serecuperarían suelos totalmente improductivos y muyexpoliados. Por supuesto, estas dos propuestas de mejorason susceptibles de utilizarse en Galicia y conducirían a unimportante incremento del secuestro de C tal como ya se hacomprobado en repetidas ocasiones.

Además, entre otras actuaciones de mejora de la gestiónambiental sería necesario incrementar la cantidad demateria orgánica aportada a los suelos mediante laincorporación de mayores cantidades de estiércoles,cosechas en verde o residuos ricos en materia orgánica y,sobre todo, deberían realizarse actividades que han sidoconsideradas propias de las agriculturas de conservacióntales como la siembra directa o la agricultura de laboreomínimo (Foto 1). En este sentido, la disminución del laboreoy de la duración de los períodos sin cobertura vegetal sonotros factores favorables. En resumen, experienciasrealizadas por Lal (2001) y otros autores confirman que sepuede invertir la situación actual, de modo que los suelosagrícolas dejen de actuar como fuente de carbono y pasena ser sumideros mediante la aplicación de diferentestécnicas de gestión, estimando estos autores cifras desecuestro del orden de 0,5 a 1 t C ha-1 año-1.

Obviamente, el cambio a uso forestal debe permitir unarecuperación de los niveles propios de estos medios, lo queal menos debería realizarse en las tierras de cultivomarginales, abandonadas y/o con bajos rendimientosagrícolas. Una correcta gestión de las plantacionesforestales favorecería la acumulación de carbono enbiomasa – ya que la masa forestal renovada continúafijando carbono (y con mayor intensidad) – si además sefomenta la obtención de productos madereros de ciclo devida largo.

Cuando se discute la posibilidad de utilizar a los sueloscomo sumideros de C suele considerarse que su capacidades difícilmente utilizable por los siguientes motivos:

Se considera que la capacidad de sumidero de C delos suelos es, en general, pequeña y ligada a laabundancia y tipo de vegetación.

Se considera que el contenido de C de los suelos estáen equilibrio con las condiciones climáticas y que, portanto, no es posible realizar variaciones significativassobre su capacidad de almacenamiento sin modificarpreviamente aquéllas.

Se considera que el equilibrio que define el contenidode C de los suelos se alcanza muy rápidamente y queel tiempo de residencia del C en el suelo es efímero,al estar sometido a ciclos muy rápidos de renovaciónpor medio de los mecanismos de descomposiciónbiótica y oxidativa.

Estas ideas proceden de la observación de la distribuciónde los tipos de suelos a escalas de poco detalle. Así,cualquier observación de un Mapa Mundial de Suelos, comoel presentado por el USDA en 1998, permite apreciar laexistencia de una importante zonalidad en la distribución delos suelos que se asocia a las variaciones climáticas, aligual que la distribución de la vegetación. Así, sería deesperar que los suelos de una determinada región deberíancontener cantidades similares de C en respuesta a laactuación del clima sobre la vegetación y al aporte de C queésta realiza, considerando a los procesos biogénicos comolos únicos responsables del contenido de C de los suelos.Esta idea se refuerza por la rápida velocidad de formación yalcance de una situación de equilibrio que se produce en loshorizontes ricos en materia orgánica, a los quenormalmente se considera que pueden alcanzarcondiciones de equilibrio en ciclos del orden de unos pocossiglos. De acuerdo con esto, la capacidad de reservorio deC de los suelos debería estar saturada para las actualescondiciones climáticas y cualquier proceso de gananciallevaría implícita la necesaria liberación del C sobrante paramantener la condición de equilibrio.

Sin duda, estas ideas tienen fundamentos lógicos basadosen el conocimiento de los suelos, pero son extremadamentereduccionistas al no tener en cuenta la influencia de otros

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Tabla 2.- Prácticas recomendadas para el secuestro de C (Lal, 2001).

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factores y procesos de formación de suelos que puedenmodificar significativamente la situación de equilibrio en elcontenido y estabilidad del C de cada tipo de suelo y, portanto, modificar fuertemente su balance sumidero-fuente.Algunas ideas a tener en cuenta para el establecimiento delas políticas de actuación son, entre otras, las siguientes:

1.- El C de los suelos no tiene un origen exclusivamenteorgánico sino que una parte significativa, aproximadamenteigual o ligeramente superior según las estimaciones deEswaran et al. (1995), es C inorgánico (Tabla 3).

Por ello, es necesario tener en cuenta los procesos deincorporación y secuestro de este C en los suelos de climassecos en los que, además, tiene un largo período de

permanencia en el suelo si no se modifican las condicionesde edafogénesis.

Todos los Ordenes de suelos anteriores existen en Galiciaexcepto el de los Aridisoles, pero la gran mayoríapertenecen a los Inceptisoles.

2.- El sumidero de C edáfico puede ser muy importante yvariar entre límites muy amplios según el tipo de suelodentro de una misma región climática. La distribuciónespacial del contenido de C de los suelos de Galicia norefleja la influencia de las condiciones climáticas cuando serealiza un análisis del contenido de C del horizontesuperficial. Un estudio realizado con más de 1.000 muestrasde suelos desarrollados sobre diferentes materiales departida y con diferentes tipos de usos sólo permite identificarla existencia de zonas de alta concentración de C asociadasa zonas de rocas básicas y a zonas hidromorfas o demontaña con vegetación natural o forestal. También seaprecia la existencia de bajos contenidos de C en las áreasde menores precipitaciones y períodos de sequía de mayorduración y, lógicamente en las áreas en las que el suelo hasido degradado por erosión y predominan los suelos de muyescaso espesor (Leptosoles) (Figura 1 y Tablas 3 y 4). Para

otros tipos de usos, y especialmente para los cultivos, no seaprecia una buena correlación con los factores climáticos yla relación con la litología, aunque existe, es más difusa, loque pone de manifiesto que en estos suelos es la acciónhumana la que introduce una fuerte heterogeneidad.

A ello habría que añadir que algunos suelos norepresentables a esta escala, como los Histosoles de lasSierras del Buio y Xistral, pueden retener cifrasconsiderables habiéndose encontrado suelos con cerca de4.000 tC ha-1 almacenada. Una síntesis de la variabilidad decontenidos de C de los suelos de Galicia fue elaborada porMacías et al. (1999), observando que varían entre cifras tanbajas como 20 t C ha-1 a valores superiores a 3.000 t C ha-1

(ver Tabla 5).

Estos datos confirman que la capacidad de sumidero de lossuelos puede ser muy elevada. Basta con tener en cuentaque Galicia tiene una superficie del orden de 3 millones deha y que en sus suelos se encuentra retenida una cifra de Cdel orden de 615 millones de t C con un valor medio algosuperior a 200 t C ha-1 que es, probablemente, la cifra máselevada dentro del contexto de la Europa Sur.

Los procesos edáficos que inducen una mayor capacidadde secuestro por unidad de superficie son la turberización yla gleificación o hidromorfismo, seguidos de formaimportante por la andosolización y la aluminización oformación de suelos ácidos ricos en formas de Al reactivo.Los dos primeros procesos están ligados a situacionesclimáticas frías y/o a topografías deprimidas que permitenun almacenamiento del agua durante largos períodos detiempo. Esto implica que cambios en las condiciones dedrenaje pueden llevar consigo modificaciones sustancialesen la capacidad de almacenamiento. En general, lasuperficie en la que aparecen estos suelos ha sidofuertemente reducida tanto por actuaciones realizadas confines agrícolas como por las derivadas de los cambios deuso debidos a la urbanización (carreteras, líneas deferrocarril, vivienda, infraestructuras industriales,…). Así, ladesecación de humedales producida durante la expansiónagrícola del siglo XX ha originado un fuerte descenso delsumidero de estos medios mientras que las tareas derecuperación de humedales, iniciadas a finales del siglopasado, deben favorecer su incremento. Por lo mismo,actuaciones tendentes a la reducción de la velocidad dedrenaje y a la elevación del nivel freático irían en el mismosentido, lo que obliga a pensar en las consecuencias demuchas actuaciones de gestión del territorio que realizamosy que producen una disminución de la superficie ocupadapor los suelos hidromorfos y las turberas que siempredebería ser compensada por un incremento mayor de lasuperficie recuperada o mejorada de estas formaciones. Enconsecuencia, podría concluirse que, además de mejorar elconocimiento cartográfico de la distribución de estos suelosy las normas de conservación que los protegen, debeminimizarse y, en lo posible, invertir la tendencia a ladesecación de los suelos hidromorfos, favoreciendo laexistencia de áreas encharcadas (humedales) y de zonascon drenaje ralentizado o impedido. En este caso sonparticularmente importantes las actuaciones que conducena una elevación del nivel freático y a la reducción defactores negativos para su conservación, como las cunetas

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Tabla 3.- Estimación del contenido de C orgánico e inorgánico (enGtC) en los suelos del mundo hasta una profundidad de 1 m(Eswaran et al., 1995).

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Tabla 4.- Contenido máximo, mínimo y medio de C por unidad edáfica (en tC ha-1) del mapa de suelos de Galicia (basado en elMapa de Suelos de Galicia Escala 1:500.000; Macías & Calvo de Anta, 2001).

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Tabla 4 (continuación).- Contenido máximo, mínimo y medio de C por unidad edáfica (en tC ha-1) del mapa de suelos de Galicia(basado en el Mapa de Suelos de Galicia Escala 1:500.000; Macías & Calvo de Anta, 2001).

Tabla 5.- Estimación sintética del sumidero de C de los suelos de Galicia (Macías & Calvo de Anta, 2001).

Figura 1.- Distribución cartográficadel contenido medio de C ensuelos de Galicia (realizado a partirdel Mapa de Suelos de Galicia,escala 1:500.000; Macías & Calvode Anta, 2001).

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profundas de los viales y las pistas forestales excavadas enel terreno. Por el contrario, son positivas todas lasactuaciones que generen un freno a la eliminación rápidadel agua de estas formaciones y medidas como laspropuestas en Parkyn et al. (1997) donde se demuestra quees posible la conservación y recuperación de estos tipos dehábitats. Asimismo, debe impedirse el cambio de uso deestos tipos de suelos hacia praderas sembradas ya que lafuerte fertilización y encalado que se requiere acelera lamineralización de la materia orgánica almacenada.

Tras los procesos de turberización y gleificación, laandosolización es el proceso más efectivo en la fijación demateria orgánica en el suelo. Los Andosoles se forman enGalicia sobre rocas consolidadas y materiales coluviales decomposición básica, es decir ricos en minerales alterables,cuando éstos se presentan en superficies de exposiciónreciente (Holoceno). Se trata de suelos en los que es bienconocida su capacidad para retener aniones, entre ellos losorgánicos, y, también, de compuestos orgánicos sólidosmediante la formación de enlaces con los compuestos nocristalinos o en forma de complejos organometálicos con Feo Al. Estos últimos son los dominantes en los Andosoles deGalicia que pertenecen al tipo denominado “Andosoles alu-ándicos” con horizontes de diagnóstico mayoritariamentefúlvicos. La acumulación de C parece estar relacionada conla estabilización de los compuestos húmicos a través deenlaces superficiales con componentes amorfos de elevadareactividad, formando complejos organoalumínicos ycomplejos de adsorción humus-aluminosilicatos de bajogrado de orden con diferentes grados de labilidad (Macías& Calvo de Anta, 1992). Aunque todavía es poco conocidoel proceso de acumulación de C en los suelos ándicos deGalicia, es particularmente eficiente en suelos localizadosen las posiciones acumulativas de las laderas en áreas deelevada precipitación y humedad ambiental con vegetaciónpermanente, arbórea o de matorral; mientras que sonfactores que disminuyen la capacidad de este reservorio lasequía, la desaparición de la cubierta vegetal y todas lasactividades ligadas a la puesta en cultivo, como el encalado,fertilización, laboreo, etc., así como el tiempo deedafogénesis. Se ha comprobado (Verde et al. 2005) que lapuesta en cultivo de estas formaciones provoca, en muypocos años, una fuerte desestabilización y pérdida de laspropiedades ándicas y, con ellas, una reducción delcontenido de materia orgánica y de las formas de Alfácilmente extraíbles ligadas a complejos lábiles organo-alumínicos. De nuevo, la influencia humana puedeconservar, incrementar o disminuir la eficacia de estesumidero edáfico mediante diferentes actuaciones, siendoespecialmente negativas las de transformación del usoforestal al uso agrario con una alta intensidad de laboreo,fertilización y encalado y, por supuesto, la completaeliminación de la cobertura vegetal producida en lasactuaciones de urbanización.

La correcta cartografía de estos suelos y su conservaciónbajo vegetación permanente parece obligada por suextraordinaria contribución como sumidero de C y, también,por lo que representan de “edafodiversidad” dentro delcontexto de Galicia. Además, el estudio de los mecanismosde estabilización de la materia orgánica de éstos y otros

tipos de suelos puede servir para orientar la gestión deresiduos a través de sistemas en los que se realice unaprevia estabilización, antes de su incorporación a los suelos,utilizando mecanismos similares a los que se han producidoen suelos tan diferentes como los Andosoles, Vertisoleshúmicos, Mollisoles, Latosoles húmicos, Umbrisoles o enlos horizontes espódicos, sómbricos o plaggen. Estosmecanismos están siendo actualmente estudiados pordiferentes investigadores.

Una situación similar es la de los suelos alumínicos(Umbrisoles, Leptosoles y Cambisoles húmicos)fuertemente saturados en Al en su complejo de cambio.Aunque con menor intensidad que en los suelos ándicos, lapresencia de formas de Al reactivas (Al disuelto, Alcambiable, complejos organoalumínicos, hidróxidos de Almicrocristalinos, islotes de Al octaédrico en la intercapa devermiculitas y enlaces de borde Al-OH de filosilicatos 1:1)son capaces de formar enlaces con la materia orgánica,ralentizando su mineralización por oxidación y metabolismobiótico. Esto explica que la materia orgánica de los suelosde Galicia presente dataciones medias muy superiores a lasde los suelos de otras zonas templadas eutrófilas ocalcáreas. Se obtienen así valores medios entre 1.000 y5.000 años para la materia orgánica de diferenteshorizontes de suelos ándicos y de suelos ácidos ricos en Alreactivo, poniendo de manifiesto, una vez más, que la ideade que toda la materia orgánica de los suelos tiene un ciclode vida corto no es adecuada, al menos para los suelosácidos de esta zona y, muy probablemente, para la de todasaquellas en las que se produzca la presencia simultánea demateria orgánica con componentes minerales secundariosproducidos en procesos de alteración mineral de cinéticaelevada; es decir, las zonas templadas o cálidas conelevada disponibilidad hídrica y rápido drenaje (Macías etal. 2005). Al igual que en los casos anteriores, lasactuaciones humanas pueden conservar, aumentar odecrecer la importancia de este sumidero, siendo la erosióny la transformación en cultivos de alta intensidad de laboreo,con elevados inputs de encalantes y fertilizantes, losprincipales factores degradantes de esta capacidad desecuestro de Carbono, como se deduce fácilmente de lacomparación de los datos de los Umbrisoles, Andosoles yCambisoles de uso forestal que oscilan entre 4-8 t C ha-1

cm-1 del suelo mientras que en los suelos de cultivo similaresestos valores se reducen considerablemente (2-3 t C ha-1

cm-1).

En este caso, ya que son los suelos dominantes en Galicia,las actuaciones deben ser fundamentalmente lasconservativas y las favorecedoras del incremento deespesor del suelo y contenido de C. Por ello, se haceevidente la necesidad de diferentes actuaciones:

Evitar la erosión, pues cada centímetro de suelo quese pierde representa una elevada emisión de C a laatmósfera.

Favorecer y acelerar la formación de suelo,especialmente en las áreas degradadas previamentepor erosión en las que los Leptosoles y los Umbrisoleso Regosoles de fase somera son dominantes. En esteproceso de aceleración de la edafogénesis debe

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tenerse en cuenta el importante papel de las plantaspioneras y frugales, fácilmente micorrizables y conrizosferas muy extensas y agresivas. Colonizadorescomo los pinos, abedules, eucalipto, genistas, etc.,son las plantas que más rápidamente forman suelo eincorporan materia orgánica.

Reforestar o naturalizar los suelos de cultivomarginales.

Invertir los procesos de pérdida de C que suponen lastécnicas de manejo actual del suelo.

Por otra parte, teniendo en cuenta la elevadaheterogeneidad de los tipos de suelos de Galicia, esimprescindible conocer la distribución espacial de losdiferentes tipos de suelos (cartografía de suelos a escaladetallada) para poder realizar actuaciones adecuadas.

3.- La erosión y la agricultura convencional con altaintensidad de laboreo, encalado y fertilización son losprocesos que inducen una mayor pérdida de la capacidadde secuestro de carbono edáfico

La comparación de los datos del stock de C en Andosoles(300-800 t C ha-1) con los de los suelos ándicos cultivados(150-300 t C ha-1) o de los Umbrisoles y Cambisoles de usoforestal (200-400 t C ha-1) con los mismos suelos de fasessomeras (100-250 t C ha-1), los Leptosoles (50-100 t C ha-1)y los de los suelos cultivados (20-50 t C ha-1), permiteafirmar que la erosión y la puesta en cultivo intensivo son losfactores que limitan fundamentalmente la capacidad dealmacenamiento de C en los sistemas edáficos de Galicia.La importancia de las pérdidas por erosión también sededuce de la consideración de las toneladas de Calmacenadas por ha y centímetro de suelo, que presentavalores muy próximos entre sí (entre 5 y 7 t C ha-1 cm-1) paratodos los tipos de suelos, excepto los cultivados (2-3 t C ha-

1 cm-1) y los suelos muy incipientes (4-6 t C ha-1 cm-1). Estovuelve a poner de manifiesto la importancia de conservar, omejor aún, de favorecer el desarrollo de los suelos. Así, conun valor medio de 6 t C ha-1 cm-1, un incremento de uncentímetro en el espesor de los suelos de Galiciasignificaría un aumento del C almacenado del orden de18.106 t C. El efecto contrario se produciría con la pérdidapor erosión, siendo todavía más acusada cuando el suelodebe reiniciar su evolución desde el material de partida,pues, como se ha visto, los suelos iniciales (Leptosoles yotros suelos de fase somera) tienen un menor contenido deC para el mismo espesor.

En esta línea de incrementar el contenido de C de los suelosno puede olvidarse el importantísimo papel que tiene larecuperación de los suelos contaminados o degradados quehan perdido sus horizontes superficiales. Es el caso de lossuelos de minas, canteras, vertederos, áreas industriales yde infraestructuras abandonadas, etc. En estos suelos, silas actuaciones de corrección de los limitantes y deselección de las plantas son adecuadas, se produce unrapidísimo e intenso proceso de acumulación de C al menosdurante las fases iniciales de la restauración. Es el caso delos suelos recuperados en las escombreras de la mina delignitos de As Pontes, en los que ensayos de producción debiomasa con eucaliptal (Eucalyptus globulus) plantado en

marcos muy densos 1,0 x 0,5 m., cortados cada 2-3 años,produjeron una fijación de C de 16 t C ha-1 año-1 para elprimer corte (Gil et al. 2000), estimándose que en unperíodo de al menos 20 años podría fijarse C en estascondiciones a un ritmo medio de unas 10 t C ha-1 año-1. Enlas mismas escombreras de la mina, con vegetación depradera o arbórea (Alnus,..) se han encontrado incrementosentre 3 y 25 t C ha-1 para un período de 10 años (entre 1991y 2001, Pérez Varela, 2002), siendo la incorporación rápidaen los primeros años (3,5 t C ha-1 año-1 entre 1991 y 1996) ymás lenta, pero significativa en los cinco años posteriores(0,22 t C ha-1 año-1 entre 1996 y 2001). Estos datos cobranvalor si se tiene en cuenta que la superficie restauradasupera ya las 1.000 ha, y serán de cerca de 1.400 ha unavez finalizadas las obras de restauración y explotación, porlo que considerando una fijación media de al menos 1 t Cha-1 año-1 durante 20 años representaría una absorción demás de 100.000 t CO2). Obviamente, la recuperación detodos los espacios mineros o degradados de Galicia comolas canteras de pizarra y granito, las minas de sulfurosmetálicos (Touro, Rubián,..) etc., representan unconsiderable potencial de secuestro.

En consecuencia, una política de conservación yrecuperación de suelos es no sólo una política demantenimiento de la capacidad actual de secuestro, sino unincremento de la capacidad de sumidero que se estimacomo mínimo en un 3% del total actual por centímetro desuelo generado.

4.- En los suelos existe una gran variedad de formas deCarbono con grandes diferencias de labilidad y tendencia alequilibrio con el medio. La presencia de formas de elevadaestabilidad favorece el incremento del contenido de C en lossuelos y, sobre todo, su persistencia, haciendo más eficazal reservorio edáfico.

La idea de que el contenido de C edáfico tiende a unequilibrio con el medio y que una vez alcanzado apenas semodifica sólo es válida cuando se analiza exclusivamente elhorizonte superficial y, aún en ese caso, no es totalmentecorrecta. Efectivamente, para unas condiciones dadas laactividad biológica tiende a alcanzar un equilibrio de modoque se compensan los procesos de ganancia y pérdida demateria orgánica una vez que se alcanza esa situación. Sinembargo, en los suelos hay muchas formas de C, congrados muy diferentes de estabilidad, de modo que algunasfracciones son especialmente recalcitrantes y escapandurante largos períodos a la actuación de los procesosbióticos y a la tendencia de oxidación impuesta por latermodinámica.

Para comprobar esta afirmación en los suelos de Galicia seha realizado un proceso de fraccionamiento de Carbonodiferenciando los siguientes tipos de C: C soluble, C en labiomasa microbiana, C extraíble con pirofosfato, C oxidablecon dicromato en medio ácido y C no oxidable (Macías et al.1999). Las formas más lábiles, el C soluble y el C biomasa,apenas representan un pequeño porcentaje del total de Cde los suelos estimándose que normalmente no superan el2%. El C extraíble con pirofosfato representa lo que podríadenominarse el “C humificado” o “C activo”, formado pordiferentes compuestos de C unidos a elementos metálicos e

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incluso a componentes minerales del suelo. El C oxidable,pero no extraíble con pirofosfato, debe atribuirse a lasfracciones que ya han escapado a la actividad biológica eincluso a los procesos oxidativos normalmente existentesen los suelos ya que su intensidad en los medios edáficoses muy inferior a la existente en las condiciones del métodoutilizado para obtener esta fracción (oxidación en calientecon dicromato en medio sulfúrico). Finalmente, la diferenciaentre el total de C obtenido por combustión y el C oxidablerepresenta, en suelos libres de carbonatos, las formas de Ctan recalcitrantes que ni siquiera son oxidadas encondiciones extremadamente forzadas como las descritasanteriormente.

Aplicado este método de fraccionamiento a diferentes tiposde suelos de Galicia se ha encontrado que hay importantesvariaciones en la distribución de las formas de C según eltipo de suelo e incluso entre suelos similares (Figura 2),pero en todos los suelos aparecen formas recalcitrantes (Coxidable y C no oxidable) que deben ser consideradas comoformas de elevada estabilidad que prácticamente noparticipan en los procesos bióticos del suelo y que, portanto, pueden mantenerse estables durante largos períodosde tiempo.

Un estudio más preciso de la composición de estasfracciones recalcitrantes es necesario, pero muyprobablemente se encuentren en ellas carbones producidosdurante los incendios forestales y/o macromoléculas muyhidrofóbicas estabilizadas por procesos de polimerización opor su unión con elementos minerales (Almendros, 2002).En cambio, el contenido de C existente en la biomasamicrobiana o en formas solubles es generalmente muy bajoy rara vez supera entre ambos al 3% del total de C. Estosdatos parecen indicar que hay un enriquecimientoprogresivo del suelo en fracciones recalcitrantes, mientrasque son las formas más lábiles, y, en menor medida, las queconstituyen el humus activo (asimilables al C extraído conpirofosfato), las que pueden tender a un equilibrio con lascondiciones de edafogénesis y uso del suelo. Esta hipótesisparece confirmarse al analizar el contenido de C existenteen la parte superficial de los suelos por encima de unaprofundidad datada, lo que permite determinar un índice

aproximado de la velocidad de acumulación de C. Así, ensuelos ándicos y alumínicos de Galicia se han encontradovalores de acumulación en torno a 0,5 t C ha-1 año-1 para losúltimos 1000 años mientras que la acumulación en suelosturberiformes e hidromorfos en el último período ha sido deunas 0,8 t C ha-1 año-1.

Como consecuencia de estos datos puede deducirse queno sólo hay que tener en cuenta la cantidad de Csecuestrado sino también la forma en que lo hace ya que deello depende su persistencia en el sumidero edáfico. Elestudio de los mecanismos de estabilización de la materiaorgánica, tanto la vegetal como la alóctona procedente deresiduos, permitiría mejorar este aspecto que depende poruna parte de la propia naturaleza de los compuestosorgánicos que llegan al suelo y, por otra, de la eficiencia delos distintos mecanismos de estabilización. En el primercaso, se sabe que la materia orgánica celulósica (laaportada principalmente en la mayoría de los cultivos) esmucho más lábil (ciclo de vida más corto en el suelo) que lamateria orgánica lignificada existente en muchos sistemasforestales o de vegetación de matorral. Aún así, también hayalgunos cultivos, cuyo uso habría que analizar, que puedenincrementar la cantidad de aportes con materia orgánicaoriginalmente más recalcitrante. En el segundo caso, seestán estudiando con mayor intensidad los diferentesmecanismos de estabilización de la materia orgánica que,en términos muy amplios, podríamos dividir en mecanismosfísicos o estructurales y mecanismos químicos, en los quelos procesos de adsorción a las superficies minerales y lacomplejación con diferentes elementos metálicos son losmás importantes. De todas formas, sin olvidar laestabilización por ralentización de la actividad metabólica delos microorganismos que se produce en diferentescondiciones, tales como los ambientes de potencial redoxintermedios (0-300 mV) o la inducción y acumulación en elsuelo de formas de carbono recalcitrantes (black carbon)como las producidas por procesos pirolíticos, incendios debaja temperatura, etc. También se ha visto mayorestabilidad bajo algunos bosque de leguminosas asociadoal N lo que podría suceder cuando la materia orgánica esrica en ligninas y pueden formarse moléculas orgánicasnitrogenadas de alta estabilidad.

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Figura 1.- Formas de C (en %C) en algunos suelos de Galicia (Macías et al., 2001).

Cs: C soluble; Cb: C en la biomasa microbiana; Cp: Carbono humificado = Carbono extraíble en pirofosfato-(Cb+Cs); Co:C oxidable = C oxidable con dicromato -Cp; Cno Carbono no oxidable = Carbono total-Co

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Tabla 6.- Comparación de la Capacidad de fijación de C en la biomasa de ciertas especies según tipos manejo ensuelos de la mina de As Pontes y en suelos naturales del entorno bajo las mismas condiciones climáticas.

5.- Se puede incrementar la fijación de C en el sueloincrementando la cantidad de C residual de la biomasa eincrementando la eficiencia de los mecanismos deestabilización de la materia orgánica.

Para conseguir incrementar el C orgánico aportado por lavegetación es necesario mejorar uno o varios de lossiguientes aspectos: la fertilidad del suelo y la eficienciafotosintética del cultivo, cambiando de especie hacia unaplanta más productiva (por ejemplo plantas C4) omodificando el sistema de producción en alguna de suspartes. Algunas de estas actuaciones ya se han ensayado,demostrándose que el incremento de materia orgánica en labiomasa producida influye en el C incorporado al suelo (Gilet al. 2000). Así, en ensayos realizados en la escombrera envías de recuperación de la mina de As Pontes se hancontabilizado incrementos de C en el suelo que superan las15 t C ha-1año-1 cuando se utilizan sistemas de producciónde E. globulus de alta densidad con marcos de plantaciónde 0,5 x 0,5 m (Foto 2). Además, estos ensayos han puestode manifiesto que en estas condiciones se incrementa muyfuertemente la producción de biomasa y, comoconsecuencia, la de C fijado en la misma alcanzado valoresque llegan a triplicar en suelos de escombreras de mina losrendimientos obtenidos con los métodos tradicionales(marcos de 3 x 2 m y turnos de más de 15 años) en lasmejores condiciones (Tabla 6). Esto abre unas interesantesperspectivas para los cultivos de biomasa, especialmentede plantas de elevada productividad como Eucalyptus,Robinia, Miscanthus, Acacia, Cytisus, (ver Foto 2)… ocultivos de maíz dulce, sorgo dulce, cardo, kenaf, etc….

Por otra parte, ensayos realizados en diferentes lugares delmundo, pero principalmente en Brasil, Argentina, EEUU yAustralia han demostrado que se puede incrementar tanto el

C fijado en la biomasa como el secuestrado en el suelomediante diferentes técnicas de manejo del suelo talescomo la siembra directa, el cultivo sin laboreo o con laboreomínimo (Robert, 2001), las rotaciones de cultivo con laintroducción de un cultivo sin cosecha y las que presentanun cultivo, como el maíz el sorgo o el trigo, que dejangrandes cantidades de residuos repetido o más frecuentedentro de la rotación, etc. Un ejemplo son los resultadosobtenidos por Sá (2004) que en ensayos de cultivo consiembra directa, realizados desde hace 25 años en elentorno de Punta Grossa (Paraná, Brasil) observó que elcontenido de C en el suelo había descendido desde 2,6%en 1910 a 1,4% como consecuencia del cultivoconvencional y que la introducción del cultivo con laboreomínimo y siembra directa (ver Foto 1) no sólo habíanfrenado la curva descendente sino que desde 1990 habíasubido hasta 1,8% con incrementos que rondaban 1 t C ha-

1 año-1 (Sá, 2005).

Obviamente existen grandes diferencias de productividadsegún la fertilidad, frugalidad de las plantas, su eficienciafotosintética y la duración de su período activo. Así, cálculosrealizados utilizando la metodología propuesta por elProtocolo de Kyoto para el C fijado en diferentes sistemasforestales de Galicia permiten comprobar que el E. globuluses la especie forestal de mayor eficiencia como sumideroseguida del Pinus pinaster (Tabla 7).

Estos datos referidos al año 2000 (los cálculos actuales nosllevarían a cifras próximas a 1,8 M t C) confirman laextraordinaria importancia que presenta el eucalipto comosumidero válido para el Protocolo de Kyoto tanto enplantaciones convencionales (si bien contingentado por elArtículo 3.4.) como en cultivos de biomasa de cortaduración.

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Tabla 7.- Capacidad de secuestro de C en la biomasa forestal de plantaciones gallegas convencionalesreferida al año 2000 y a las condiciones del Artículo 3.4 del Protocolo de Kyoto (Macías & Rodríguez Lado,2003). (*) Los datos de superficie se refieren a la superficie incrementada desde 1990 al 2000 según los datosdigitalizados del IFN3 e IFN2 (Inventario Forestal Nacional). En el caso del eucalipto se han sumado tambiénlas superficies implicadas en procesos de tala, lo que puede dar lugar a un exceso de superficie consideradaque implicaría una mayor eficiencia.

Foto 1.- Ensayo de cultivo de soja mediante siembra directa en Punta Grossa (Paraná-Brasil) (Foto deJoao Carlos de Moraes Sá).

Foto 2.- Ensayos de diferentes cultivos de biomasa en los suelos de las escombreras de la mina de lignitosde As Pontes. Los resultados se encuentran sintetizados en la Tabla 6.

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Finalmente, otros aspectos a considerar dentro de unproceso de optimización, serían los referentes a la calidaddel C fijado, es decir su labilidad o recalcitrancia, lo que nosllevaría a preferir, en igualdad de condiciones productivas,plantas ricas en aportes ricos en lignina. Asimismo, losciclos de vida de los productos obtenidos a partir de lascosechas forestales deben ser calculados y prolongados enlo posible.

6.- La Recuperación de suelos degradados mediante lainstalación de cultivos de biomasa con vegetación frugal ypionera o sistemas forestales es una de las actuacionesprioritarias.

Los importantes efectos positivos de los procesos derecuperación de suelos degradados ya se han podidocomprobar con la evolución de la calidad del agua y elsuelo, el paisaje y la biodiversidad en escombreras comolas de las minas de As Pontes, Touro, Meirama, etc.Asimismo, es importante tener en cuenta que larevegetación está incluida en el Artículo 3.4, del Protocolo y,por tanto, los secuestros de C en estos sumideros soncontabilizables neto-neto.

7.- Impedir la erosión y los incendios favoreciendo eldesarrollo e incremento de espesor de los horizonteshumíferos del suelo, es una de las medidas más eficientespuesto que un incremento de 1 cm en el espesor deLeptosoles y Regosoles de fase somera representa unos 60Tg C y un incremento de 1 cm en toda la superficie deGalicia daría cifras superiores a los 15 millones de tCsecuestradas que, si bien no serían contabilizadas en eldesarrollo actual del Protocolo durante el primer período decompromiso, existen importantes expectativas de que sí losea en el segundo (a partir del 2012) al haber sido incluidaen la Estrategia de Protección del Suelo de Europa lapérdida de materia orgánica, como una de las principales

amenazas de degradación del suelo, y su corrección, comouna de las principales medidas de recuperación en laDirectiva en fase de elaboración.

8.- Añadir residuos orgánicos adecuados a los suelos.

Especialmente residuos propios del sistema productivo(como los restos de cortas en explotaciones forestales o lapaja en los cultivos) o bien alóctonos que contengan formasestabilizadas de C o que evolucionen en esta línea encontacto con otros aditivos o con los componentes delsuelo. De todas formas, esta actividad, muy positiva para elsuelo y para la gestión de los residuos, debe ser biencontrolada y regulada para evitar la introducción decontaminantes en los sistemas edáficos o en los medioshídricos y bióticos. La utilización de los denominados“suelos artificiales” o “suelos derivados de residuos” ,actualmente en estudio por diferentes investigadores es unaimportante alternativa por sus múltiples efectos ambientalespositivos (Macías, 2004)

9.- Incrementar la investigación y el estudio de la dinámicade los compuestos orgánicos en el suelo.

Finalmente, es necesario incrementar el estudio delfuncionamiento de la materia orgánica de los suelos y lainfluencia que todos los sistemas de utilización antrópicaproducen en las variaciones de cantidad y calidad de lamateria orgánica. Asimismo, deben establecerse normas deprotección que eviten la eliminación o degradación de lossuelos con alta capacidad de retención de C.

Conclusión

La utilización de los Suelos y la Biomasa como sumiderosde C es una realidad admitida por la mayor parte de losinvestigadores, aunque todavía no se hayan incluido todos

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Foto 3.- Ensayos de recuperación de suelos de escombrera de la mina Touro mediante la adiciónde residuos alóctonos para la elaboración de "suelos artificiales". Se aprecian residuos de cenizasde combustión de biomasa, lodos de depuradora ricos en celulosa y conchas de mejillón.

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los procesos de secuestro existentes en los diferentessistemas o tipos de utilización del suelo en los balancesadmitidos para el Primer período de compromiso delProtocolo de Kioto. Sin embargo, y tal como señalabaRobert (2001) en su informe a la FAO, el secuestro de C ensuelos es una estrategia “win-win” en la que todos sonbeneficios ambientales, pues, el incremento de C mejora lacalidad del suelo, incrementa la estabilidad de losagregados y la resistencia a la erosión, aumenta lacapacidad de retención de agua y nutrientes, la actividadbiológica y la biodiversidad de los organismos del suelo, asícomo la resistencia de los suelos frente a los contaminantesa los que mitiga en su toxicidad o incluso conduce a sudegradación por intermedio de los procesos metabólicos.Por ello, esta nueva visión del suelo, con importantesfunciones ambientales de filtro, sumidero, control de losciclos biogeoquímicos y protector de la calidad del agua, labiota y la salud humana, reconocidos en la EstrategiaEuropea de Protección del Suelo, exige un incremento delcontenido de C en el reservorio edáfico especialmenteimportante en los medios en los que se ha minorizado poracciones humanas. Este incremento, que no era tannecesario desde la consideración única de los procesosproductivos, debe llevarse a cabo con independencia deque se contabilice o no el C fijado y se pague al preciopropuesto para la UDA en el mercado de emisiones quesería lo correcto pues la tonelada de CO2 emitida esexactamente igual que la tonelada de CO2 secuestrada.

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