almas en marzo, 2013

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Marzo 2013 Año LXIV • Núm. 759 • Ejemplar gratuito La preparación de catecúmenos en Corea Dos nuevos diáconos MG en Kenia La preparación de catecúmenos en Corea Dos nuevos diáconos MG en Kenia Publicación de Misioneros de Guadalupe

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Publicacion mensual de Misioneros de Guadalupe

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Marzo 2013Año LXIV • Núm. 759 • Ejemplar gratuito

La preparaciónde catecúmenosen Corea

Dos nuevosdiáconos mg

en Kenia

La preparaciónde catecúmenosen Corea

Dos nuevosdiáconos mg

en Kenia

Publicación de Misioneros de Guadalupe

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PaPa Benedicto XVi

En la Vigilia Pascual, la noche de la nueva creación, la Igle-sia presenta el misterio de la luz con un símbolo del todo

particular y muy humilde: el cirio pascual. Esta es una luz que vive en virtud del sacrificio. La luz de la vela ilumina con-sumiéndose a sí misma. Da luz dándose a sí misma. Así, re-presenta de manera maravillosa el misterio pascual de Cristo que se entrega a sí mismo, y de este modo da mucha luz.

Benedicto xvi

Homilía por la Vigilia Pascual7 de abril de 2012

El Bautismo iluminacon la luz de Cristo

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Marzo 2013 1

intenciones

P. Juan Antonio Muñoz Hernández, mg

General: Por el respeto a la natu-raleza.

Que crezca el respeto hacia la naturaleza, obra de Dios confiada a nuestra responsabilidad.

Misionera: Por el clero.

Que obispos, sacerdotes y diáconos sean in-cansables anunciadores del Evangelio hasta los confines de la tierra.

Una tras otra se acumulan las amenazas sobre el medio ambiente. Las re-uniones internacionales —en Durban, Sudáfrica; en Kioto, Japón, y Río de Janeiro, Brasil— han ofrecido una perspectiva para preservar la vida de las personas y el ambiente. Las propuestas, sin embargo, no se siguen de forma decidida en muchos países. La Iglesia toma en serio la responsabilidad del hombre como custodio de la creación y se muestra resuelta a ejercer una importante labor de salvaguardia de las comunidades que se ven amenazadas por un desarrollo insostenible. Estamos llamados a ser quienes contribuyen y continúan la obra del Creador. Proteger la naturaleza es una cuestión ética.

En la actualidad el compromiso misionero del clero es un desafío y una tarea cuya finalidad es renovar la vida y el ministerio de todos sus miembros. La magnitud del reto se evidencia en el contexto de las profundas transforma-ciones culturales en todo el mundo, las cuales amalgaman elementos de una sociedad tradicional, rural, marginada y excluida, con rasgos de la cul-tura moderna, de grandes urbes, con contrastes y desigualdades. Siguiendo y configurándose con el Maestro, el clero debe internarse a fondo en estos espacios y sembrar la semilla del Evangelio, pues su presencia en lugares no cristianos edifica a la Iglesia, que es misionera por naturaleza.

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Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Del. Cuauhtémoc, cp 06700, México, df; editor responsable: P. Juan José Márquez Echeverría. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Del. Tlalpan, cp 14000, México, df. Certificado de Licitud de Título Núm. 555 (Época SEP), y Certificado de Licitud de Contenido Núm. 4414. Certificado de Reserva de Derechos al uso exclusivo del Título Núm. 04-1999-050317152800-102. Impresa en QuadGraphics Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Del. Xochimilco, cp 16010, México, df. Tel. 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex.

El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.

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La preparación parael bautizo en CoreaP. Gerardo ErnestoCabral Parra, mg

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Volver a laMisiónP. Francisco SanabriaEnciso, mg

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Inicio de la Misiónde BrasilP. Antonio HernándezRodríguez, mg

PortadaEl P. Roberto Figueroa G., mg,

convive con niños de una comunidad de la Parroquia de Guro, Diócesis de Chimoio,

Mozambique.

DIRECTORIO

Director:P. Víctor Manuel Zavala Contreras

Coeditor:Juan José Ramírez Escarza

Diseño editorial:Lourdes Reyes Esquivel

Ilustración:Daniel Baltazar Sarabia

Enlace administrativo:Mariana Valeria Córdova Sosa

Webmaster:Jorge Hugo Guerrero Luna

Sitio web:www.revistaalmas.com.mx

Ejemplar gratuito. Prohibida su venta.Año Lxiv • Núm. 759 • Marzo 2013

Publicación de Misioneros de Guadalupe

Índice

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Papa Benedicto xvi

IntencionesEditorialPágina del lectorPastoral de la saludVida mg

Ad GentesPastoral vocacionalNoticias brevesSólo para niños. Club de Niños mg Centro de Orientación VocacionalBienhechores

Línea Misionera: 01 800 00 58 100 www.mg.org.mx

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editorial

Al hablar sobre Jesucristo, los católicos confesamos en el Credo que Él: “Por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se en-carnó de María, la Virgen, y se hizo hombre”. Lo que conocemos como “encarnación” es el suceso por el cual el Hijo de Dios asumió la naturaleza humana para realizar nuestra salvación.

Creer en la encarnación es parte de lo que distingue a nuestra fe. La Encarna-ción de Jesucristo no significa que una parte de Él sea divina y otra parte hu-mana; ni que el Señor sea resultado de una mezcla. La Encarnación significa que Jesucristo se hizo hombre en verdad sin dejar de ser Dios en verdad.

La diferencia entre ambas naturalezas permanece en su unión, pues en Jesu-cristo confluyen tanto las propiedades divinas como las humanas. Por ello, nuestro Señor se debe reconocer como uno solo, con dos naturalezas que no se confunden, ni se alteran, ni se separan. Él es verdadero Dios y verdadero hombre: es el Hijo de Dios que se ha hecho uno de nosotros, sin dejar de ser Dios.

Lo anterior se aclara al recordar que Jesucristo se encarnó para salvarnos y reconciliarnos con Dios. El ser humano se había corrompido, por lo que era necesario que el bien, dado por Dios a los hombres originalmente, se resta-bleciera en nuestra naturaleza; es decir, que desde ella se realizara la salvación. Jesucristo se encarnó para salvarnos, mostrarnos el amor de Dios, hacernos partícipes de la naturaleza divina y ser nuestro modelo de santidad.

Este mes el Padre Gerardo Cabral narra el proceso en que nuestros sacerdotes colaboran para la iniciación cristiana de los nuevos fieles en Corea. El Padre Antonio Hernández recuerda su experiencia durante los primeros años de la Misión de Brasil. Y el Padre Francisco Sanabria comparte su alegría al volver a la Misión de Kenia. Esperamos que las vivencias de estos Misioneros de Guadalupe renueven el compromiso de nuestros lectores con la obra de sal-vación iniciada por Jesucristo, nuestro hermano y nuestro Señor.

Verdadero Dios y verdadero hombre

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Mis queridos ahijados:

Primero que nada quisiera enviar-les mis más cariñosos saludos. Mi nombre es Margarita C. C., y no saben cuánto gusto me da escribir-les. Hace tiempo que tenía muchos deseos de hacerlo, pues tengo el ho-nor de ser Madrina de ustedes desde hace aproximadamente 22 años. A lo largo de todo este tiempo ustedes

han estado presentes en mis oraciones, pues día a día reflexiono acerca de lo difícil que debe resultar alejarse físicamente de la familia y de los seres queri-dos, con el fin de iniciar una difícil travesía hacia distintos y lejanos lugares del planeta, la mayoría de los cuales han de resultarles del todo desconocidos.

Al mismo tiempo rezo en señal de agradecimiento a nuestro Señor, por per-mitir la existencia de personas como ustedes, que comparten el amor de Dios con nuestros hermanos, tanto cristianos como no cristianos, para darles fuer-za e infundirles valor y, sobre todo, fe y esperanza. No me cansaré nunca de pedir que el Señor les permita continuar con su labor de evangelización y que se incrementen las vocaciones, solicitando sobre todo la intercesión de la Santísima Virgen María de Guadalupe y del beato Juan Pablo ii, quienes ya han intercedido y atendido mis oraciones en numerosas veces que les he compartido mis necesidades.

Queridos ahijados, quiero que ustedes y los lectores de Almas sepan que, mientras Dios me conceda vida, pueden tener la seguridad de que contarán conmigo, pues reitero mi compromiso de colaborar, dentro de mis posibili-dades, con la Misión. Mis oraciones por los misioneros nunca faltarán. ¡Sigan siempre adelante! Les envío todo mi cariño y admiración por su noble labor.

Sinceramente,C.P. Margarita C. C.

Página del lector

No me cansaré nunca de pedir que el Señor les permita continuar con su labor de evangelización

y que se incrementen las vocaciones...

Revista Almas4

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Queridos Misioneros de Guadalupe:

Quiero platicarles un poco de la señora Gregoria F. B., Goyita, quien fue mi madre y Madrina de ustedes. Ella era una mujer incansable, perteneció por muchos años, con mucho gusto y entusiasmo, a uno de los grupos que tra-bajaron para la construcción de la Parroquia del Espíritu Santo, en Poza Rica, Ver. En enero de 2008 se cayó y se fracturó la cadera; tenía mucho dolor, pero lo aceptó con mucha paciencia. El 8 de marzo de 2011, a los 85 años de edad, acudió al llamado de Dios, nuestro Señor.

Mi madre hacía oración, tenía muy buen humor y siempre estaba muy lú-cida. Fue padre y madre para mí y mis dos hermanos, uno de los cuales, Arturo Santiago, falleció hace años. Esa muerte fue un golpe muy duro para mi mamá, pero lo aceptó con mucha fortaleza y amor. Tenía carácter fuerte y era estricta, pero muy consentidora, caritativa, simpática y agradable. Ella y yo fuimos muy unidas. La extraño mucho, pero agradezco a Dios que ya no sufra. Una de las cosas que me pedía era que, cuando ella ya no estuviera con nosotros, yo continuara la labor de ser Madrina de ustedes, y lo hago con mucho gusto.

Dos semanas antes de fallecer, mi mamá me despertó en la madrugada para decirme que su mamá y su her-mana (fallecidas) estaban a su lado y le decían que ya no iba a sufrir. A la siguiente semana me dijo que el ángel de cerámica que estaba frente a su cama había tenido un hermoso resplandor en la noche. Mi hermano también vio esa luz tres días antes de su partida. Ahora entiendo que esta-ban recibiendo el llamado de nuestro Padre y hoy están en un mejor lugar, desde donde nos cuidan.

Queridos misioneros, gracias por permitirme compartir estos recuerdos con ustedes. Les pido que tengan presentes en sus oraciones a mi mamá y a mi hermano.

Dios los bendiga y los guíe en su labor.Juana P. F.

Página del lector

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La preparación parael bautizo en Corea

El Padre Gerardo Cabral comparte el proceso de iniciación cristiana que realizan las personas que se acercan a la Iglesia católica en una parro-quia de la Misión de Corea.

Para los sacerdotes mg que laboramos en Corea, administrar el Sa-cramento del Bautismo es motivo de alegría, pues simboliza el fruto espiritual del proceso de evangelización a los no cristianos. Si se les prepara de la mejor forma, los nuevos fieles pueden ser excelentes católicos. En la parroquia de Chayang Dong, en la Arquidiócesis de Seúl, la preparación de los candidatos dura alrededor de seis meses y cada año tenemos tres momentos en los que se bautiza un promedio de 30 personas.

El proceso se divide en varias etapas. La primera consiste en un mes de motivación a los fieles, para que lleven a cabo un apostolado entre sus conocidos del área de la parroquia y los inviten a la ceremonia de bienvenida. La comunidad parroquial ora por esta intención y, por mi parte, doy una pequeña plática al respecto en las Misas dominicales y asesoro a los legionarios de María para que realicen esta actividad de la manera más organizada, fervorosa y eficaz posible.

La primera etapa culmi-na con la ceremonia de bienvenida. Algunas de las personas que acuden por primera vez a la parro-quia llegan acompañados por quien los invitó, otros llegan por su cuenta. To-dos ellos son recibidos en el atrio del templo por un

Padre Gerardo Ernesto Cabral Parra, mg

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grupo de señoras que registran sus nombres, les entregan un gafete, les colocan una flor en el pecho y los guían a sus asientos para que participen en la prime-ra parte de la Misa.

Durante la homilía me dirijo en especial a los nuevos catecúme-nos, para motivarlos a responder con generosidad y alegría al lla-mado de Dios, y la asamblea les da un caluroso aplauso de bien-venida. Enseguida pasan a un salón donde los catequistas les explican el programa de catecis-mo mientras ellos llenan su hoja de registro y comparten sus moti-vos para acercarse a la Iglesia. La reunión termina con una oración y se procura que coincida con el final de la Misa en el templo.

La segunda etapa es el periodo catecumenal, dividido en varios pasos. El primero dura dos me-ses, durante los cuales asisten a

clases de catecismo una vez por semana; allí se dedica una hora a la instrucción y media hora a compartir, reflexionar y orar, en pequeños grupos, con un asesor. Este periodo termina con el rito de aceptación a la Iglesia, con el que quedan formalmente inscri-tos como catecúmenos aspirantes a recibir el Bautismo.

Después continúan el estudio del catecismo, acuden a Misa domi-nical y se les invita a memorizar las oraciones básicas y orar en casa. Un domingo se realiza una peregrinación a dos santuarios de mártires que hay en la ciudad, y se organiza un encuentro con quienes serán sus padrinos y ma-drinas de bautizo; se da tiempo para que platiquen, se conozcan y programen sus visitas para ha-cer oración juntos. Este paso cul-mina con el rito de elección, en el cual se unge por primera vez a los catecúmenos, se formaliza el

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compromiso de los padrinos y se realiza la oración de elección.

Posteriormente, además de conti-nuar sus clases, ir a Misa y orar en casa, asisten a comunidades de barrio para conocer a otros fieles y fortalecer la vivencia de la fe en comunidad. Tienen un retiro de un día en la parroquia y una entrevista con la religiosa que enseña catecismo, para evaluar su preparación y afinar algunos puntos de su vida de fe. Después el sacerdote realiza una entrevis-ta en la que se puede autorizar el bautizo. Reciben el sacramento en una de las festividades más importantes del año: Domingo de Pascua, Asunción de la Santísima Virgen María o Navidad.

La tercera etapa del proceso cons-ta de dos pasos. El primero dura un mes, en el que el recién bau-tizado debe integrarse a la co-munidad parroquial y participar

en algún grupo, para perseverar en la oración y aprender a hacer apostolado. Al final se recibe el Sacramento de la Confesión por primera vez. Antes de pasar al confesionario se repasan los cinco pasos para hacer una buena con-fesión y se les ayuda a hacer su examen de conciencia.

En el segundo paso se procura que los nuevos bautizados crezcan y lleguen a ser adultos en la fe. Se realiza una peregrinación a un santuario de mártires, un retiro de un día en la parroquia y una reunión en donde se les explica la importancia del Sacramento de la Confirmación y se les pide que se inscriban al programa de preparación, el cual consiste en ocho clases sobre el sacramento y temas básicos de vida cristiana. Esta etapa culmina con la recep-ción de la Confirmación.

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Inicio de la Misiónde Brasil

El Padre Antonio Hernández ofrece una breve semblanza de los inicios de la Misión mg en Brasil.

El 23 de abril de 1987 fui nombrado para formar parte del grupo que inició la presencia de Misioneros de Guadalupe en Brasil. El destino era Itacoatiara, una prelatura que en ese tiempo tenía nueve semina-ristas allí mismo, quienes trabaja-ban en la casa y estudiaban, para después ser enviados a completar sus estudios en Manaos.

Después de estudiar portugués en Brasilia, capital del país, fui nom-brado párroco de la Catedral de Itacoatiara. Al tomar en cuenta la expresión: “Evangelizar evangeli-zándome”, caigo en la cuenta de que así aconteció conmigo. Cuan-do llegué a Itacoatiara vi una Igle-sia sencilla y bien organizada. Me causó admiración que concedie-ran un campo de acción mayús-culo a los seglares, con todas sus responsabilidades, ya que yo lle-gaba de Los Ángeles, Cal., eua, don-de la Iglesia era muy diferente.

En Itacoatiara aprendí por pri-mera vez a reconocer la valiosa

P. Antonio Hernández Rodríguez, mg

cooperación de los seglares en la Iglesia. Tanto que me dio la im-presión de que yo nunca había dejado a los seglares actuar de ma-nera que echaran a andar el com-promiso que adoptaron en el bautizo. Así mismo, aunque ha-bía diferentes tipos de seglares, aprendí a darles cursos para que actuaran en la celebración de la Palabra y procuré alimentar su confianza para que dieran plá-ticas acerca del Bautismo y par-ticiparan en la pastoral de la parroquia.

Con respecto a Mons. Jorge Eduar-do Marskell, sfm, Obispo de Ita-coatiara, recuerdo que yo nunca había tratado con un obispo tan sencillo y tan comprensivo. La suya era una de esas persona-lidades en las que de verdad se refleja Jesús.

Estos recuerdos son algunas pin-celadas de mis primeros días en Brasil.

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Revista Almas10

En el límite del dolor

Desde su expulsión del paraíso el hombre ha sido presa del dolor, ya sea físico o mental, como una se-cuela del pecado, que fue un acto de desobediencia al Creador y Se-ñor del universo. Desde siempre el ser humano ha entablado en vano una lucha denodada para ex-tirpar este mal que le quita cali-dad a su vida y a veces lo humilla y lo doblega hasta la postración.

Las causas segundas del dolor físico son las enfermedades, los accidentes y todo aquello que hiere o lastima nuestro frágil cuerpo. Por otra par-te, sería imposible enumerar en su totalidad las causas del dolor mental o psicológico, también llamado “su-frimiento”. Ante un dolor intenso y persistente el hombre se pregunta: ¿por qué yo?, ¿por qué a mí?, ¿has-ta cuándo?, pues en general el do-lor se aprecia como una injusticia.

Mientras no se le encuentre un senti-do al dolor, esas preguntas permane-cerán sin respuesta y el dolor será un misterio conocido sólo por Dios. Qui-siera presentar el caso de un hombre de 42 años de edad, a quien llamare-mos Fortino, con una familia de cua-tro: él, su esposa, un hijo y una hija.

Pastoral de la salud

“El descendimiento”, de Rogier van der Weyden

Fortino era un hombre muy fuerte y de voluntad férrea. En su enfermedad se unió profundamente a Dios y le

ofreció su indecible sufrimiento.

Fortino enfermó de cáncer en el es-ternón y de ahí se extendió a todos los huesos. El dolor era intensísimo, al grado que él, señalando su propio pecho, le decía a su mujer: “Écha-me aquí una olla de agua hirviendo y estoy seguro que me va doler me-nos que lo que estoy sintiendo”. Los

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El Padre José Sandoval comparte la historia de Fortino, un enfermo de cáncer

que tenía grandes dolencias, pero fue capaz de sobrellevarlas pues le encontró

un sentido a su sufrimiento.

medicamentos que le daban para calmar el dolor ya no surtían ningún efecto, y a eso se agregaba el hecho de que llevaba meses sin probar bocado, por-que, según decía, si tomaba una gota de agua, era la misma que vomitaba.

Fortino era un hombre muy fuerte y de voluntad férrea. En su enferme-dad se unió profundamente a Dios y le ofreció su indecible sufrimien-to. Cuando yo hacía alguna oración por él y pedía que disminuyeran sus dolores, Fortino me decía: “No, Pa-dre, no le pida a Dios que me rebaje este dolor, que me de todo el que Él quiera”. Dicen que Dios permite que una persona sufra según su ca-pacidad de soportar el dolor, y pare-ce que eso se cumplió con Fortino.

Narra la Bilbia que cuando Job re-cibió la visita de sus tres amigos,

al ver su inenarrable sufrimiento, ellos pasaron siete días con sus no-ches sentados frente a él sin poder decir ni una sola palabra (cfr. Jb 2, 11-13). Cuando yo visitaba a For-tino nos tomábamos de la mano y pasábamos largos momentos sin decir palabra, pues hablar hubiera sobrado ante aquel mar de dolor.

El sentido que Fortino le encontró al dolor que padecía día y noche fue vivirlo como una ofrenda a Dios, junto con el dolor de Jesucristo cru-cificado. Él fue fuerte hasta el últi-mo momento, como fuertes fueron de manera ejemplar su esposa, sus hijos y sus papás. La muerte vino a liberarlo y sin duda ahora está go-zando en la gloria junto con Jesús.

P. José Sandoval Íñiguez, mg

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Revista Almas12

Ordenación de dos diáconos mg

en la Misión de Kenia

En agosto del año pasado, dos seminaristas mg comprometidos con la Misión ad gentes recibieron el diaconado y hoy conti-núan su camino hacia el sacerdocio.

El pasado 4 de agosto de 2011, los seminaristas mg José Roberto Cruz Pérez y Santiago Rodríguez Serrano realizaron el Juramento de incor-poración perpetua a Misioneros de Guadalupe en la Misión de Kenia. Al día siguiente, en compañía de los feligreses de la Parroquia de Cristo Rey, en el barrio de Kibera, fueron ordenados diáconos, durante una Celebración Eucarística presidida porMons. David Kamau Ng’ang’a, Obis-po Auxiliar de Nairobi.

José Roberto Cruz P., mg, nació en Puebla, Pue. Ingresó al Curso Intro-

ductorio al Seminario de Misiones (Cisemi) en 2004. Estudió Filosofía en la Universidad Intercontinental (uic) y fue enviado a concluir su pre-paración al sacerdocio en el Centro de Formación en África (cfa), ubica-do en Kenia, donde estudió Teología entre los años 2009 y 2012. El diá-cono José Roberto se ha distinguido por su alegría, su serenidad y su de-dicación como discípulo y misionero de Jesucristo.

Santiago Rodríguez S., mg, nació en San Salvador el Seco, Pue. Ingresó al Seminario de Misiones a los 17

Vida Mg

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años de edad. Estudió Filosofía en la uic y continuó sus estudios en el cfa. El 10 de octubre de 2008, junto con José Roberto, realizó su Promesa de incorporación temporal al Instituto. El diácono Santiago se ha distingui-do por su carácter tenaz y perseve-rante, así como por los dones de la amistad y la generosidad de quien es discípulo y misionero de Jesucristo.

La celebración en la cual recibieron el diaconado fue muy emotiva y con-tó con la participación de feligreses africanos, quienes realizaron cantos y algunos de los ritos propios de su cultura, como la preparación de una choza a la entrada de la iglesia, don-de los seminaristas esperaron a ser llamados, de forma similar a como acontece con la tradición de la tribu luhya para el rito de la circuncisión. Otros símbolos de la cultura africa-na también estuvieron presentes, co-mo la olla —alrededor de la cual se reúne la familia para alimentarse—, que se utilizó durante la procesión

de la Palabra. Al finalizar la Misa, los líderes de la parroquia bendijeron a los nuevos diáconos según la tradi-ción de los kisii.

Este evento significó un paso más en el camino hacia el sacerdocio de estos seminaristas mg, quienes han sido acompañados por familiares, amigos, formadores y fieles africa-

nos. José Roberto ha sido nombrado para desempeñar su experiencia dia-conal en la Misión de Mozambique, y Santiago lo hará en la Misión de Kenia. Esperamos que la labor voca-cional de nuestro Instituto continúe dando frutos a favor de la Misión ad gentes.

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ad gentes

La población mundial a mediados de los años 60 era de poco más de tres mil millones de habitantes, y una tercera parte se confesaba cristiana. El decreto Ad Gentes, promulgado a fines de 1965, manifiesta la preocupación de la Iglesia por los que, sin seguir alguna religión, desconocen o niegan la existencia de Dios, y afirma el deber de los cristianos de manifestar con su vida y su palabra el testimonio de la vida nueva recibida en el Bautismo, con la fortaleza del Espíritu Santo recibida en la Confirmación.

Al referirse al testimonio cristiano, el documento se dirige tanto a los fieles que viven en ambientes no cristianos, como a los misioneros que son enviados a esos lugares, y los invita a que, con aprecio y caridad, se integren a los demás grupos humanos, descubran las semillas de la Palabra latentes en las tradiciones nacionales y religiosas, y entablen un diálogo sincero y paciente para descubrir las riquezas que Dios les ha otorgado, con el fin de orientarlas con la luz del Evangelio a la causa del Señor.

El testimonio cristiano

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La motivación para esta labor se en-cuentra en la caridad cristiana, que se extiende a todos sin distinción de raza, condición social o religión. Con los mismos sentimientos de Cristo, que curó males y enferme-dades en prueba de la llegada del Reino de Dios, la Iglesia se une a los hombres de cualquier condición, especialmente pobres y afligidos, y participa de sus gozos, dolores, an-helos e incertidumbres; busca servir con amor y fidelidad a Dios. Por ello, sin buscar el progreso y la prosperi-dad meramente materiales, sino al promover la dignidad humana y la unión fraterna enseñadas por Jesu-cristo, el decreto Ad Gentes pide que se trabaje en la educación de niños yadolescentes, y se colabore en los esfuerzos contra el hambre, la igno-rancia y las enfermedades, a fin de mejorar las condiciones de vida y afirmar la paz en el mundo.

amor a Dios y al prójimo, se revis-tan del hombre nuevo manifestado en Cristo, y alcancen la salvación. En 50 años la población mundial se ha duplicado y se estima que los cris-tianos aún constituyen una tercera parte. La fe ha disminuido en países de tradición cristiana, pero se ha in-crementado en tierras de Misión; es decir, el cristianismo ha mantenido su primer puesto entre las religiones del mundo gracias al trabajo misio-nero. No hay que olvidar, sin embar-go, que muchos misioneros y gran parte del apoyo material a su trabajo han procedido de lugares tradicio-nalmente cristianos.

Si bien el trabajo misionero está le-jos de considerarse concluido, Ad Gentes y los posteriores documentos misioneros de la Iglesia han orienta-do esta actividad de forma acertada, tocando las fibras más íntimas de la experiencia de compartir nuestra fe con quienes no conocen a Dios.

Si bien el trabajo misionero está lejos de

considerarse concluido, Ad Gentes y los posteriores documentos misioneros

de la Iglesia han orientado esta actividad de forma

acertada.

Los cristianos buscamos ofrecer un verdadero testimonio de Cristo y trabajar por la salvación de todos los hombres, incluso donde no es posi-ble anunciar a Cristo abiertamente; ayudar a las personas a que, por el

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Revista Almas16

Pastoral Vocacional

¿Alguna vez se han preguntado cómo se comparten la bendición y el amor de Dios en otros rincones del mun-do? Para mí ha sido a través de la cruz: estando en Misiones reflexio-né en mi oración sobre la manera en que Dios primero se fijó en un hombre, Abraham, para bendecirlo y mostrarle su amor (Gn 12, 1-9), y me admiré al entender que esa ben-dición se extendería posteriormente a otros pueblos de la tierra mediante el sacrificio de Jesucristo en la cruz.

Una vez, en África, al mirar al P. Víctor Piñón S., mg, me pregunté cómo fue que Dios se fijó en él y en mí, ambos provenientes de barrios sencillos de la ciudad de México, para llevar su mensaje de amor y su bendición a tierras africanas. Sen-cillamente no lo comprendía, pero ahí estábamos los dos, misioneros mexicanos, cargando también una cruz, signo del amor de Dios por to-dos los hombres.

Nos encontrábamos en Semana San-ta y era la oportunidad perfecta para transmitir a los maasai un mensaje de perdón, esperanza y amor. Como era un tiempo especial dentro de la Iglesia, mis preguntas se acrecentaron al mirar una actitud muy desintere-sada por parte de la gente. Recuerdo que precisamente en Viernes Santo

la participación de la gente fue muy poca y que el clima también contri-buyó en el desánimo. Se puede pen-sar que había razones para irnos, pero nuestra Misión era muy clara: com-partir la fe y el amor de un Dios compasivo que nos ama y nos ben-dice desde tiempos muy antiguos.

Esa jornada nos esperaba una lar-ga caminata con una cruz de palo de peso considerable, la cual era la magnífica representación de los pro-blemas, tristezas y dificultades que todos, en forma diversa, tenemos muchas veces que soportar. Al mis-mo tiempo, esa cruz representaba la solidaridad, la esperanza de Cristo, quien comprende todo lo que vivi-mos. Por eso había que continuar el plan, pese a cualquier circunstancia de aquel momento, y algo signifi-cativo se presentó de forma valio-sa: una señora, al ver al P. Víctor un poco incómodo y cansado por su carga, pidió en una de las estaciones llevar la cruz por sí misma, y más adelante otros tuvieron la misma iniciativa. Ese gesto no podía llegar

P. Ignacio Flores García, mg

Compartiendo la cruz misionera

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de otra parte sino del mismo Dios, que siempre nos toca el corazón y nos alienta para comunicar su amor a nuestro prójimo.

Durante esta experiencia, Dios me permitió descubrir que seguirlo es unirnos a Él, que nuestra vida es unacontinua peregrinación en la que nunca vamos solos. En estos tiem-pos de Semana Santa somos invita-dos a seguir a nuestro Señor, cargan-do nuestra propia cruz; algunos en nuestra patria, otros en las Misiones,

donde exteriorizar a Cristo lleva tiem-po, pero todos somos llamados a recibir la bendición y transmitir el amor de Cristo.

Padrinos y Madrinas, que este tiem-po de conversión y esperanza nos ayude a encontrar el valor de nues-tro ser cristiano y a ser los cirineos de nuestros hermanos en todas partes del mundo. Gracias por su apoyo y su oración para el aumento de voca-ciones sacerdotales y misioneras en todas las naciones de la tierra.

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Volver ala Misión

El Padre Francisco Sanabria com-parte su alegría por volver a la Mi-sión de Kenia e invita a los lectores a unirse y colaborar con la Misión de la Iglesia católica en el mundo.

“Irás adondequieraque yo te envíe”

(cfr. Jr 1, 7)

Padre Francisco Sanabria Enciso, mg

Desde el día de mi ordenación sa-cerdotal, hace ya 45 años, le dije al Señor: “Envíame a donde tú quieras y me necesites”, y tuve la suerte de que los Superiores del Instituto me enviaran, en nombre de la Iglesia, a la Misión de Kenia, donde compartí el Evangelio du-rante tres periodos, que en total suman 18 años.

Además de Kenia, también fui nombrado para colaborar en la iniciación de los trabajos de Mi-sioneros de Guadalupe en la Misión de Cuba, donde compartí la fe a lo largo de doce años. Posterior-mente me pidieron que regresa-ra a México para colaborar en la formación de seminaristas como Director Espiritual del Seminario Mayor, cargo que ocupé hasta fi-nales del año pasado.

Recientemente los Superiores me preguntaron si estaba dispuesto a regresar a la Misión de mi pri-mer amor, y con mucho gusto he aceptado la oportunidad de cola-borar en la formación de semi-naristas mg en África y compartir mi fe en Kenia, pues en este Año de la Fe recordamos que la fe, al ser compartida, se fortalece y profundiza.

Al partir a la Misión no quiero irme solo, quiero invitarlos a

todos ustedes a quevayan conmigo... ¡sigamos

cooperando en la construcción del Reino del Señor!

Le doy gracias al Señor por dar-me esta nueva oportunidad para compartir un poco de mi vida como misionero con mis her-manos más necesitados, pues como dice el Evangelio: “La mies es mucha y los operarios pocos” (cfr. Mt 9, 37).

Revista Almas18

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Al partir a la Misión no quie-ro irme solo, quiero invitarlos a todos ustedes a que vayan con-migo. Todos nuestros Padrinos y Madrinas están invitados a acompañarme en el trabajo mi-sionero con su gran apoyo, tan-to espiritual como moral, que es muy valioso.

Invito también a familiares y ami-gos. Es doloroso separarnos, pero el Evangelio dice: “Aquel que no renuncie a su padre, madre y her-manos no es digno de mí” (cfr. Mt 10, 37). Por ello, mi hermana decía: “No cabe duda de que uste-des ya no nos pertenecen, son del Señor”, al referirse a mí y a mi hermano José de Jesús, también sacerdote mg.

E invito en especial a los jóvenes, siempre llenos deilusión y de vida; particular-mente a los atrevidos, que gustan de retos y buscan

nuevos horizontes. Para ellos está el Seminario de Misiones, donde se podrán preparar para ser mi-sioneros y llevar junto con noso-tros el Evangelio y la fe a muchos hermanos que nos esperan.

Así pues, ¡sigamos cooperando en la construcción del Reino del Se-ñor! De mi parte cuenten siempre con mi pobre oración y, unidos en la Eucaristía, realizaremos el mandato del Señor: “Vayan por todo el mundo a predicar el Evan-gelio” (cfr. Mt 28, 19). ¡Nos vemos en Kenia o en la casa del Padre!

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Revista Almas20

Fuentes: Redacción de Almas

P. Alejandro Ríos Zalapa, mg,60 años de sacerdocio

Ciudad de México, 15 nov 2012. Hoy, en compañía de diversos sacerdotes y seminaristas Misioneros de Gua-dalupe, así como de familiares y amigos, el P. Alejandro Ríos Z., mg, festejó 60 años de sacerdocio con una Misa que él mismo presidió en la Capilla Central del Semina-rio Mayor de Misiones. Al finalizar la Celebración Eu-carística se ofreció una cena en honor del P. Ríos y se proyectó un video acerca de su vida sacerdotal.

Conclusión del año jubilarde la Misión de Corea

Corea, 26 nov 2012. Este lunes se cumplieron 50 años de trabajo evangelizador de Misioneros de Guadalupe en Corea. La comunidad mg en aquel país dio por con-cluidos los festejos por el año jubilar de la Misión con una reunión y una Eucaristía en la que se agradeció a Dios por la bendición de cinco décadas de labores. Este mismo día dos seminaristas que estudian en Corea re-novaron su Promesa de pertenencia al Instituto.

Entrega y bendición de sotanas de seminaristas mg

Ciudad de México, 2 dic 2012. Este día seminaristas del Curso Introductorio al Seminario de Misiones (Ci-semi) y uno de primer año de Filosofía, en presencia de sus familiares, recibieron la sotana en una Celebra-ción Eucarística realizada en la Capilla Central del Se-minario Mayor de Misiones, la cual fue presidida por el P. Raúl Ibarra H., mg, Vicario General, y concelebra-da por varios sacerdotes mg.

noticias BreVes

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S

Cuenta una fábula japonesa que hace mucho tiempo todas las aves eran blan-cas y muy parecidas. Un día un milano decidió colorear sus plumas. Hizo pin-tura con unas plantas, se pintó de marrón y le pareció haber quedado muy bonito. Al día siguiente propuso hacer lo mismo a las demás aves. “Yo seré el pintor”, dijo. Al mirar el bonito color del milano, las demás aves quisieron tener plumas de colores. Al final del día las aves estaban muy contentas y el milano dijo: “He trabajado mucho. Voy a descansar”.

En ese momento el cuervo llamó a la puerta y pidió al milano que pintara sus plumas blancas con el color más bonito del mundo. “Esta noche estoy muy cansado. Mañana”, dijo el milano. Pero el cuervo insistió, y como era muy ter-co el milano no tuvo más remedio que colorearlo. El cuervo pidió muchos co-lores al milano, pero antes de terminar, a causa del cansancio, el milano volcó un vaso de pintura negra sobre el cuervo, que en un instante quedó pintado y muy enojado. Por eso en la actualidad el cuervo aún persigue al milano.

El milano y el cuervo

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En la Iglesia católica tenemos una preparación previa a cada una de nuestras fiestas. Mientras más importante es la fiesta más minuciosa será la prepara-ción. Las dos fiestas más grandes que celebramos son la Navidad y la Pascua. Antes de Navidad tenemos el tiempo de Adviento y antes de Pascua tenemos el tiempo de Cuaresma.

La palabra “Cuaresma” tiene su origen en los 40 días que dura este tiempo, durante el cual debemos realizar buenas obras y confesarnos, con el fin de te-ner un corazón limpio. Entre las buenas obras podemos ayudar en quehaceres de la casa, cuidar a niños más pequeños, no pelear, no decir malas palabras, ha-cer oración, etcétera. De esa forma preparamos nuestro corazón para celebrar la Pascua. ¿Ya decidiste qué obra buena vas a hacer durante esta Cuaresma?

La Cuaresma

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1. Dobla a la mitad. 2. Dobla en las líneas punteadas.

3. Dobla en las líneas punteadas.

4. Dobla en las líneas punteadas.

5. Dobla la pestaña superior.

6. Dobla la parte inferior de la pestaña.

7. Dobla la pestaña posterior hacia atrás.

8. ¡Ya terminamos!

Akira nos invita a jugar con él y a elaborar un casco de samurai en origami. Sólo necesitas una hoja de papel con los cuatro lados iguales y seguir las instruc-ciones. Si lo quieres hacer más grande puedes utilizar una hoja de periódico.

Haz tu propio cascode samurai

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¡Tú puedes ser misionero!

Joven mexicano, ¿has sentido el llamado de Jesús y quieresllevar su mensaje de salvación a las personas que no lo conocen?

Participa en las actividades que organiza su Centro de Orientación Vocacional (cov). Comparte experiencias recreativas y formativas

con otros jóvenes que también buscan tomar decisiones acertadasque darán sentido a sus propias vidas.

Misioneros de Guadalupe te invitaa descubrir tu vocación.

Informes:• cov MéxicoTel. (01 55) 5573 [email protected]ínea Misionera (sin costo): 01 800 00 58 100

• cov GuadalajaraTel. (01 33) 3601 0815 [email protected]

• cov MonterreyTel. (01 81) 8358 2101

[email protected]ínea Misionera (sin costo): 01 800 83 15 350

• cov VillahermosaTel. (01 993) 315 2934

[email protected]

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“Vayan por todo el mundo y proclamenla Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15)

Becas misioneras

Línea Misionera (sin costo): 01 800 00 58 100Correo electrónico: [email protected]

¡Ayudemos a laevangelización del mundo!

Beca completaMedia beca

Ayuda anual

$12 000.00$ 6 000.00$ 1 000.00

El trabajo de la evangelización entre los no cristianos no ha terminado y continúa realizándose en muchos lugares. Los misioneros ancianos necesitan que los jóvenes apoyen y prosigan su labor de proclamar la Buena Nueva. Ustedes pueden apoyar a quienes han decidido consagrar su vida a la Misión ad gentes, al fundar una beca con

la cual un seminarista completará su formación sacerdotal.

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www.revistaalmas.com.mxLínea Misionera: 01 800 00 58 100

Originario de Loreto, Zac., nació en 1957 e ingresó al Seminario de Misiones en 1970. Estudió Filosofía en la Universidad Intercontinental (uic) y conclu-yó su formación sacerdotal en Nairobi, Kenia. Recibió el presbiterado el23 de julio de 1988, de manos de Mons. Juan Sandoval Íñiguez, entonces Obispo Coadjutor de Ciudad Juárez. Ha colaborado en la promoción voca-cional en Guadalajara y la ciudad de México, y en la atención a bienhecho-res en Monterrey. También ha predicado la Buena Nueva en las Misiones de Kenia y Mozambique, y recientemente ha sido nombrado para llevar el Evangelio a Perú.

La vocación del Padre Roberto nació desde que era pequeño, gracias al am-biente familiar católico y la lectura de Almas. Tú también puedes dar a cono-cer a Cristo a quienes más lo necesitan.

¡Responde al llamado de tu vocación!

Padre Roberto Figueroa GómezMisionero de Guadalupe en Perú

Únete a la Misión

Ciudad de MéxicoCantera 29,Col. Tlalpan,Del. Tlalpan,

cp 14000, México, df.

Tel. (01 55) 5655 2691

GuadalajaraMadero 837,esq. Escorza,

Centro, sj, cp 44100,

Guadalajara, Jalisco.Tel. (01 33) 3825 2315

MonterreyHabana 105,Col. Altavista,

cp 64840,Monterrey,

Nuevo León. Tel. (01 81) 8358 2101

VillahermosaEjército Mexicano 167,Col. Atasta de Serra,

cp 86100,Villahermosa,

Tabasco. Tel. (01 993) 315 2934