alimentos funcionales en la mujer adulta y menopausia

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Tema 21 Alimentos funcionales en la mujer adulta y menopausia Pilar Riobó Serván Fundación Giménez Díaz 1. Introducción 2. Ganancia de peso en la menopausia 3. Diabetes mellitus de tipo 2 en la mujer menopáusica 4. Hiperlipemia 5. Aumento del riesgo cardiovascular 6. Obesidad y riesgo de cáncer 7. Osteoporosis 8. Alimentos funcionales en la menopausia a. Soja b. Ácido linoleico conjugado (CLA) c. Esteroles vegetales d. Omega 3: pescado, frutos secos y alimentos enriquecidos e. Péptidos antihipertensivos f. Alimentos enriquecidos en calcio y vitamina D g. Café h. Arándanos

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Alimentos Funcionales en La Mujer Adulta y Menopausia

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Tema 21Alimentos funcionales en la mujer adulta y menopausia

Pilar Riob ServnFundacin Gimnez Daz

1. Introduccin2. Ganancia de peso en la menopausia3. Diabetes mellitus de tipo 2 en la mujer menopusica4. Hiperlipemia5. Aumento del riesgo cardiovascular6. Obesidad y riesgo de cncer7. Osteoporosis8. Alimentos funcionales en la menopausia a. Sojab. cido linoleico conjugado (CLA)c. Esteroles vegetalesd. Omega 3: pescado, frutos secos y alimentos enriquecidos e. Pptidos antihipertensivosf. Alimentos enriquecidos en calcio y vitamina Dg. Cafh. Arndanos i. ProbiticosBibliografa

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MAPA CONCEPTUAL

1. INTRODUCCIN

La menopausia se caracteriza por una disminucin de las hormonas se- xuales, con la consiguiente amenorrea. Dada la esperanza de vida, que ac- tualmente para las mujeres es de ms de 80 aos, muchas mujeres pasan en esta situacin ms de la tercera parte de su vida. En el 75% de las mu- jeres, se asocia con sntomas vasomotores. En esta etapa se pueden pro- ducir ciertos problemas de salud, que son susceptibles de cuidados nutricionales especficos.

Los problemas ms importantes que afectan a la mujer en la meno- pausia son la ganancia de peso, y la redistribucin central de la grasa, que se asocia a un aumento del riesgo de diabetes, alteraciones lipdicas y en- fermedad cardiovascular. Adems, la obesidad tambin parece ser factor de riesgo para el desarrollo de cncer de mama y de otros cnceres. Otro pro- blemas que afecta a la mujer menopusica es la osteoporosis. En cuanto a los alimentos funcionales que a menudo son utilizados en esta poca de la vida, los suplementos de calcio, los esteroles vegetales y la soja ocupan un lugar central.

Los objetivos que se van a abordar en el tema son los principales pro- blemas que se producen a partir de la menopausia y los alimentos funcio- nales que pueden ser tiles en esta etapa.

2. GANANCIA DE PESO EN LA MENOPAUSIA

La ganancia de peso que se produce durante la menopausia se asocia a un cambio en la distribucin de la grasa corporal, que se localiza alrede- dor de los rganos abdominales. A ello se asocia un aumento del riesgo de hipertensin arterial, elevacin de los niveles de lpidos plasmticos y re-

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sistencia a la insulina. Esta redistribucin central de la grasa corporal es tpica del sndrome metablico, y produce una elevacin del riesgo car- diovascular, que se multiplica por cuatro durante los diez aos siguientes a la menopausia (1).

Los estudios poblacionales han demostrado un aumento significativo del peso con la menopausia (2). En un estudio en el que se siguieron casi500 mujeres durante tres aos, la ganancia media de peso en las mujeres que presentaron la menopausia era de 2.25 kg, pero el 20% de la poblacin haba ganado 4.5 kg o ms. Las mujeres que ganaron peso tambin pre- sentaron elevacin de los niveles de colesterol, de insulina plasmtica y de la tensin arterial; estos cambios no se observaron en las que permanecie- ron delgadas. Ello sugiere que algunos de los tpicos factores de riesgo car- diovasculares que se producen durante la menopausia pueden ser debidos a la ganancia de peso.

Ciertas evidencias relacionan las hormonas sexuales femeninas con el comportamiento alimentario. En animales, la ovariectoma aumenta el consumo de alimentos, y se pens que la causa de la ganancia de peso sera un aumento de la ingesta debido a la falta de hormonas. En un estudio se compar, de forma prospectiva, la ingesta energtica en mujeres que pre- sentaron la menopausia y las que no la presentaron, tras seis aos de se- guimiento. En ambos grupos aument la ingesta energtica en unas 100Kcal. Sin embargo, las menopusicas haban disminuido la actividad f- sica y su gasto energtico era algo menor, en comparacin con el basal, lo que generaba un balance energtico positivo de unas 300 Kcal/da. Tam- bin se ha especulado que la disminucin de la tasa metablica en las mu- jeres posmenopusicas podra ser en parte debido a la prdida del incremento del gasto energtico que se observa en la fase luteal, adems de a la prdida de masa magra debido a la disminucin de la actividad fsica.

ALIMENTOS FUNCIONALES EN LA MUJER ADULTA Y MENOPAUSIANumerosos estudios han demostrado que la obesidad abdominal es la que se asocia a aumento del riesgo metablico y cardiovascular. La causa fisiolgica de este cambio parece ser una actividad disminuida de la lipo- protena lipasa en los adipocitos femorales y una prdida de la respuesta lipoltica de los adipocitos mamarios y abdominales que se encuentra en la mujer frtil.

3. DIABETES MELLITUS DE TIPO 2 EN LA MUJER MENOPUSICA

Estudios epidemiolgicos de base poblacional han demostrado la aso- ciacin entre obesidad y DM tipo 2, tanto en hombres como en mujeres y, aunque otros factores, como la susceptibilidad gentica, participan en la apa- ricin de DM tipo 2, la obesidad se reconoce como su factor predictor domi- nante. Se ha demostrado una relacin directa entre el IMC y la prevalencia de diabetes; esta aumenta al aumentar el IMC. En poblacin femenina se ha descrito que, en comparacin con mujeres con un IMC de menos de 21 Kg/m2, el riesgo de desarrollar DM se incrementa cinco veces si el IMC es de 25Kg/m2, 28 veces si el IMC es de 30 Kg/m2 y hasta 93 veces si el IMC es de 35Kg/m2 o superior.

Es decir, la obesidad influye directamente en la aparicin de diabetes de tipo 2. La causa parece ser una alteracin en el funcionamiento del receptor de insulina, lo que condicionara una hiperinsulinemia compensadora. Aunque durante un tiempo la hiperinsulinemia sera capaz de compensar y la glu- cemia se mantendra normal, posteriormente, llegara un momento en que el pncreas se agotara y las cifras de glucosa en sangre se elevaran.

El trastorno metablico ms caracterstico de la obesidad es la elevacin basal de los niveles de insulina y la respuesta exagerada de insulina en situa- cin posprandial, debido a la situacin de resistencia insulnica (3). A ello se une la actividad lipoltica y la produccin excesiva de cidos grasos libres (AGL) a la circulacin portal desde los adipocitos de localizacin abdomi- nal. Los AGL tienen un efecto deletreo sobre la captacin de insulina por el hgado y contribuyen al aumento de la neoglucognesis y de la produc- cin heptica de glucosa, observada en la obesidad de predominio abdomi- nal. La reduccin del aclaramiento heptico de insulina produce un estado de hiperinsulinemia y secundariamente favorece la down-regulation de los recep- tores de insulina perifricos. En fases iniciales de este proceso, el pncreas responde manteniendo un estado de hiperinsulinemia pero llega un momen- to en que, la hiperinsulinemia compensatoria deja de ser eficaz y aparece la hiperglucemia clnica. La hiperinsulinemia y la resistencia insulnica se aso- cian a un estado dislipoproteinmico y contribuyen a las alteraciones carac- tersticas del perfil lipdico asociadas a la obesidad: hipertrigliceridemia, dis- minucin de los niveles de HDL, elevacin de los niveles de colesterol total y de LDL y aumento del nmero de lipoprotenas asociadas a apo-B.

4. HIPERLIPIDEMIA

Como ya se ha dicho, la ganancia de peso de la menopausia conlleva tambin una elevacin de los niveles lipdicos. Entre el 70-80% de la mor- talidad por enfermedad coronaria y entre el 20-40% de los episodios agu- dos silentes, suceden en personas con ms de 65 aos. Es decir, el riesgo atribuible de nuevos casos de enfermedad coronaria es ms elevado en los mayores y, por ello el nmero de sujetos que se beneficiaran de una ac- tuacin teraputica a partir de esta edad es, en consecuencia, mayor.

Los ensayos clnicos con estatinas que han incluido a sujetos con mas de 65 aos, han evidenciado una reduccin significativa del 25-35% en la reduccin del riesgo coronario tras cinco aos de seguimiento, pudiendo observarse efectos positivos a partir de los seis meses de tratamiento. Por tanto, en todos aquellos sujetos que sea esperable una esperanza de vida ra- zonable, no hay razn para no iniciar un tratamiento activo (4).

El tratamiento diettico y de modificacin de hbitos en el estilo de vida sigue siendo vlido tanto en la prevencin primaria como secundaria, no slo porque su objetivo sea alcanzar una reduccin en la ingestin de grasa saturada y colesterol, sino por la oportunidad de incluir en la dieta habitual toda una gama de nutrientes y sustancias con alta capacidad an- tioxidante, antiagregante o antiinflamatoria, que contribuya a disminuir el riesgo de enfermedad coronaria.

Los objetivos teraputicos estn ligados a la presencia de factores de riesgo cardiovasculares y a las metas de cLDL a alcanzar (5). Si tras tres meses de tratamiento nutricional no se consigue llegar al objetivo previsto, debe iniciarse tratamiento farmacolgico.

En conjunto, con todas las medidas dietticas y de hbitos de vida, puede conseguirse una reduccin en las concentraciones de cLDL del 30-40%, sin necesidad de recurrir al empleo de frmacos. El beneficio obte- nido puede ser importante; ya que, por cada 10% de reduccin en las concentraciones de cLDL, el riesgo cardiovascular disminuye aproxima- damente en un 25%.

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5. AUMENTO DEL RIESGO CARDIOVASCULAR

Las hormonas femeninas protegen a la mujer durante su edad frtil, pero desaparece a partir de la menopausia. Por lo tanto, mientras que las mujeres premenopusicas presentan una menor frecuencia de enfermedades cardio- vasculares que los hombres, estas tasas se igualan cuando se produce la me- nopausia (6). Es probable que ello se deba a la ganancia de peso ya que la obesidad se ha identificado como un factor de riesgo para el desarrollo de en- fermedades cardiovasculares (ECV). En la obesidad es produce una hipertro- fia ventricular excntrica con disfuncin diastlica. En fases ms avanzadas se produce disfuncin sistlica e insuficiencia cardaca congestiva. El riesgo de desarrollar insuficiencia cardaca es doble en sujetos obesos, definidos por IMC superior a 30 Kg/m2, que en sujetos en normopeso (IMC inferior a 25Kg/m2), siendo este riesgo discretamente superior en mujeres que en hombres.

Sin embargo, el riesgo de ECV como problema de salud en las mujeres est en general infravalorado, dado que las ECV son la primera causa de muerte, tambin en la mujer. Pero lo cierto es que ms del 40% de todas las muertes de mujeres en los pases desarrollados se debe a la enfermedad car- diovascular, y una de cada tres mujeres muere debido a una enfermedad del corazn, comparado con el 3% por cncer de mama. Muy pocos consideran la enfermedad cardiovascular (ECV) como enfermedad de mujeres. Ade- ms, en caso de mujeres posmenopusicas con tratamiento hormonal susti- tutivo, tienen un riesgo cardiovascular aumentado. En general, las mujeres tienen nueve veces ms probabilidades de morir de ECV que de cncer de mama. La percepcin de que las ECV son un problema masculino supone que las mujeres no suelen ser diagnosticadas o tratadas de forma eficaz. La causa es que, durante aos, los estudios cientficos sobre estas enfermeda- des se han concentrado principalmente en los hombres. Adems, existen li- geras diferencias en los sntomas que presentan las mujeres y los hombres. Los hombres experimentan con mayor frecuencia los signos tpicos de un evento cardaco: opresin en el pecho, dolor en el brazo y dificultad para respirar. Los sntomas en las mujeres son ms inespecficos como cansancio, problemas para dormir, dificultad para respirar, ansiedad, nuseas, y ma- reos, y a menudo se atribuyen al estrs, y por lo tanto, el diagnstico y el tra- tamiento se retrasan. Por esta razn, tras un ataque cardaco, las mujeres presentan una tasa de mortalidad mayor, al igual que un mayor riesgo de complicaciones.

Es ms, se han detectado diferencias segn el sexo en el tratamiento por parte de los mdicos generales, de hombres y mujeres con enfermedad car- diaca isqumica (7). En las mujeres diagnosticadas de cardiopata, es menos probable que los hombres que tengan registrado el IMC, la tensin arterial, y se les haya determinado el colesterol, pero era ms probable que fueran obesas y que presentaran elevacin de la TA y de las cifras de colesterol. Sin embargo, era ms frecuente que los hombres tomaran aspirina, que tuvie- ran un diagnstico de hiperlipidemia y que tomaran frmacos hipolipe- miantes. Estos resultados destacan que existe un sesgo sistemtico hacia los varones, en comparacin con las mujeres en cuanto a la prevencin secun- daria de la cardiopata isqumica.

En el desarrollo de aterosclerosis en la mujer menopusica influyen, tanto la obesidad abdominal como las concentraciones de colesterol, hipertensin arterial y la diabetes. Para intentar prevenir la enfermedad, es necesario que las mujeres tengan conciencia del riesgo que presentan. Las mujeres tam- bin deben tratar los factores de riesgo: controlar los niveles de colesterol y de azcar, la presin sangunea, y cambiar el estilo de vida: dejar de fumar y hacer ejercicio.

6. OBESIDAD y RIESGO DE CNCER

Los estudios epidemiolgicos han demostrado que la obesidad es factor de riesgo de algunas neoplasias. El sobrepeso y la obesidad aumentan el ries- go de cncer colorrectal en mujeres (riesgo relativo 1.2-1.5) y las tasas de cncer de mama en mujeres posmenopusicas en un 30 a un 50%, proba- blemente a travs de sus efectos estrognicos (8). Teniendo en cuenta la alta incidencia de cncer de mama en la sociedad occidental (un caso por cada diez mujeres), cualquier aproximacin diettica que ayude a prevenir esta enfermedad sera muy valorada. Asimismo, el sobrepeso como la obesidad se asocian al desarrollo de cncer de endometrio. El riesgo relativo se incre- menta de forma paralela al incremento de IMC; as en mujeres con sobre- peso el riesgo de desarrollar cncer de endometrio es doble al de las mujeres en normopeso, y se triplica en mujeres obesas.

El mecanismo por el que estas alteraciones metablicas pueden promo- ver la carcinognesis es desconocido pero parece que la hiperinsulinemia

puede favorecer la actividad proliferativa e invasiva de las lesiones preneo- plsicas, como el carcinoma ductal in situ. Por lo tanto, la disminucin de peso, combinada con un programa de ejercicio podra disminuir las concentra- ciones de estrgenos e insulina en las mujeres obesas, y disminuir su riesgo aumentado de cncer.

7. OSTEOPOROSIS

La osteoporosis es un proceso silente, cuya principal caracterstica es una disminucin de la masa sea, es decir, un hueso de mala calidad, por lo que tiene un mayor riesgo de fracturas. El pico de masa sea se obtiene, aproximada- mente hasta la tercera dcada de la vida, en la cual los huesos alcanzan su tamao definitivo y tambin su mayor densidad sea. A partir de este momen- to se inicia una prdida pequea, pero progresiva y constante, de la masa sea, que es de aproximadamente 1% anual. En los aos que rodean la menopausia, y debido precisamente a la falta de hormonas sexuales, esta prdida aumenta tremendamente, de forma que en los primeros aos de la menopausia las muje- res pueden llegar a perder hasta el 40% de su hueso trabecular.

Adems del pico de masa sea logrado en la adolescencia y del estado hormonal, entre los factores que influyen para la aparicin de osteoporosis se encuentran: el nivel de actividad fsica, el tabaquismo, el uso de ciertas medicaciones (esteroides, anticonvulsionantes, hormonas tiroideas, hepari- na, anticoagulantes...). Entre los factores nutricionales de los ms impor- tantes es el consumo de calcio; si bien el pico de masa sea viene en parte definido genticamente, este pico mximo queda limitado cuando la inges- ta de calcio es insuficiente (9).

En el estudio de McDonald y cols. (10) se estudiaron 891 mujeres, con edad 45-55 aos en el momento basal y se siguieron 5-7 aos. Se realiz un estudio de la ingesta y se encontr que la mayor ingesta de calcio se corre- lacionaba con el cambio en la DMO en cuello femoral y la ingesta de mode- rada cantidad de alcohol se asociaba con menos prdida sea a nivel lum- bar. Se vio mayor prdida sea con mayor ingesta de grasa poliinsaturada y monoinsaturada, retinol y vitamina E. Las mujeres fumadoras presentan una reduccin de la densidad mineral sea, de un 8% con respecto a las mujeres no fumadoras. En mujeres postmenopusicas fumadoras se dobla el riesgo de fracturas.

8. ALIMENTOS FUNCIONALES EN LA MENOPAUSIA

Los cuidados nutricionales recomendados para reducir el riesgo car- diovascular en la menopausia incluyen un aporte energtico inferior al gasto para prevenir el sobrepeso; disminuir la grasa saturada (disminuir los alimentos de origen animal (ternera, cordero, cerdo, tocino, nata, mante- quilla, o de origen vegetal como los aceites de coco y palma, muy utiliza- dos en comida rpida y productos de bollera industrial); se permite el consumo de cidos grasos monoinsaturados que en nuestro medio est contenido en el aceite de oliva. Parece que la sustitucin de las protenas de la dieta por protena de soja es capaz de disminuir el colesterol sangu- neo. Aunque no se puede explicar el mecanismo parece que podra deberse a que favorece la secrecin de cidos biliares; otra posibilidad es que la protena de soja estimula el hgado y este reacciona disminuyendo el nivel de colesterol LDL, o bien que las isoflavonas de esta leguminosa actan como antioxidantes o favoreciendo la vasodilatacin. Sea cual sea la ex- plicacin, la accin protectora cardiovascular de la soja est admitida por la Food and Drug Administration (FDA). Tampoco son recomendables las grasas denominadas trans producidas por la hidrogenacin para la ob- tencin de grasas vegetales slidas, estables, a partir de aceites lquidos. En los estudios clnicos se ha comprobado que los cidos grasos trans elevan los niveles de colesterol total, sobre todo a expensas del colesterol malo. Son fuentes alimentarias de cidos grasos trans, las margarinas, carnes, y en general todos los productos en cuya composicin se incluyan grasa vegetales parcialmente hidrogenadas.

Por el contrario, ciertos antioxidantes, tendran la posibilidad de dis- minuir los fenmenos de estrs oxidativo que se producen durante el en- vejecimiento y ciertos problemas de salud. Se ingieren antioxidantes, a travs del consumo habitual de aceites de semillas y de oliva, que son fuen- tes importantes de vitamina E, o tocoferol. Las hortalizas y las frutas ama- rillas (melocotn, albaricoque, meln) nos aportan B-caroteno (provitamina A). Naranjas, fresas, kiwis son alimentos ricos en vitamina C; adems las carnes, cereales y verduras aportan cantidades de Zinc, otro mineral con accin antioxidante. Por ello se recomienda un consumo im- portante de frutas (dos o ms veces al da), y verduras (dos o ms raciones al da). Las recomendaciones nutricionales en la menopausia se muestran en la tabla 1.

Tabla 1. Recomendaciones nutricionales para la menopausia

Dieta basada en productos vegetales, con frutas (2-3 raciones al da) y vegetales (2-3 raciones al da) Aumento de alimentos ricos en calcio, especialmente los lcteos, dentro del contexto de una dieta equilibrada. Adecuada exposicin a la luz solar No es necesario tomar el sol. Si no es posible, se recomienda consumo de lcteos enriquecidos en vitamina D Prctica de alguna actividad fsica de forma habitual Moderacin en el consumo de protenas animales Moderacin en el consumo de sodio, sal y salazones: previene la hipertensin y la osteoporosis: con- dimentacin basada en especias Evitar el tabaquismo Moderacin en el consumo de alcohol La ingesta de caf debe asociarse a una ingesta adecuada de leche (o de otros alimentos ricos en calcio) Dieta rica en fibra, pero sin excesos ya que el consumo excesivo de salvado de trigo reduce la absor- cin de calcio Consumo de productos derivados de la soja, especialmente si no hay tratamiento hormonal sustituti- vo Moderacin en el consumo de grasas saturadas para evitar las alteraciones lipdicas y el aumento del riesgo cardiovascular:- Disminucin de los alimentos animales (carnes, embutidos), bollera industrial- Utilizacin de aceites de semillas o de oliva Consumo semanal de legumbres 2 veces por semana (incluyendo soja) Consumo diario de 2 o ms frutas, y de 2 o ms raciones de frutas y verduras. Disminucin del valor calrico de la dieta, para evitar el sobrepeso

a. Soja

Los estudios epidemiolgicos han demostrado que la tasa de ciertas enfer- medades, como las cardiovasculares, el cncer, y la osteoporosis es menor en Asia que en Occidente, y ello se ha atribuido al mayor consumo de soja en la poblacin oriental. Esta leguminosa contiene unas sustancias, denomi- nadas fitoestrgenos, que parecen ser potencialmente saludables. La inges- ta diettica de fitoestrgenos en las mujeres occidentales es menor de 1 mg/da, frente los 60-80 mg/da en la poblacin asitica.

Existen tres tipos principales: las isoflavonas, lignanos y cumestanos. El contenido en isoflavonas vara segn los diferentes productos derivados de la soja. Las isoflavonas se encuentran habitualmente en la parte proteica. Estas sustancias tienen una estructura qumica es similar a la de los estrgenos naturales. Por ello tienen actividad estrognica dbil y tambin tienen acti-

vidad antiestrognica, en ciertos tejidos. Por ello, pueden ser tiles dismi- nuyendo los sntomas de la menopausia, como los sofocos.

Las tasas de cncer de mama en occidente son unas 4-7 veces mayores a las observadas en la poblacin oriental. En los estudios epidemiolgicos se ha encontrado que el riesgo de cncer de mama es menor en las mujeres con mayor ingesta de fitoestrgenos. Utilizando la determinacin de fitoestr- genos en la orina, en los estudios realizados en China se ha comunicado un efecto protector de estas sustancias frente al cncer de mama.

Asimismo, los fitoestrgenos tambin pueden tener un papel protector frente a enfermedades cardiovasculares, ya que el riesgo cardiovascular en las poblaciones asiticas es menor que en la poblacin occidental. En estu- dios cientficos se ha demostrado que la protena de soja logra una reduccin significativa del colesterol, y por lo tanto, es posible que pueda reducir el riesgo cardiovascular. Sin embargo, tambin pueden influir otros factores, ya que el alto consumo de soja es solo uno ms de los muchos factores po- tencialmente protectores, en relacin con el estilo de vida, que distinguen a la poblacin asitica de la occidental. Por ejemplo, los orientales tienen menor prevalencia de obesidad y una dieta global ms saludable, con menor ingesta de grasas saturadas, y tienen mayor actividad fsica.

El miedo hacia los posibles efectos secundarios del tratamiento hormo- nal sustitutivo (THS) a nivel cardiovascular y mamario ha hecho que su uso haya disminuido tremendamente en los ltimos aos desde la publicacin de los estudios Heart and Estrogen/Progestin Replacement Study (HERS) y Women Health Initiative (WHI). Por esta misma razn muchas mujeres se han volcado en la medicina complementaria y alternativa, incluyendo los suplementos dietticos, y los alimentos funcionales (11).

Los precursores de los lignanos se encuentran en los cereales integrales, semillas de lino, frutas vegetales y legumbres. Las bacterias intestinales con- vierten los lignanos de las plantas en lignanos mamferos (enterolactona y en- terodiol) y las isoflavonas a isoflavonas activas no conjugadas (genistena, daidzena, y equol).

Las isoflavonas son miembros de un heterogneo grupo de molculas que tienen en comn al menos un sistema de anillo aromtico hidroxil-susti- tuido. Aunque no son esteroides, las isoflavonas tienen una estructura qu- mica similar al anillo estrognico y, por ello, pueden tener actividad

estrognica dbil y pueden tener efectos parciales agonistas o antagonistas sobre los receptores estrognicos, dependiendo del nivel de hormonas cir- culantes y de la disponibilidad de receptores. Existen dos subtipos de re- ceptores estrognicos alfa y beta (ER y ER) y los fitoestrgenos parece que tienen mayor afinidad por los Er. Esto puede explicar el efecto positivo sobre el sistema nervioso central, los vasos sanguneos y el hueso, mientras que apenas tienen efecto sobre la mama y el tejido endometrial.

Se ha propuesto que la alta ingesta de productos de la soja en Asia es una de las razones de la baja prevalencia de sntomas menopusicos en las mu- jeres asiticas. Por ello, el consumo de soja se ha convertido en un alimento popular para tratar los sofocos menopusicos, a pesar de los pocos estudios clnicos de calidad realizados (12, 13).

Desgraciadamente, la gran mayora de los estudios no describen la com- posicin exacta de la soja que utilizan, ni han evaluado la biodisponibilidad del contenido en isoflavonas (tabla 2). Los estudios con resultados negativos, es decir, sin efectos sobre los sofocos menopusicos tendan a incluir a mu- jeres de mayor edad. Las mujeres con los sntomas vasomotores ms seve- ros (es decir, con la menopausia ms reciente) seran las que ms se beneficiaran de la suplementacin con isoflavonas. Parece lgico asumir que un producto estrognico dbil tendra ms efecto en las mujeres con sn- tomas ms severos.

Todos estos factores, junto a la heterogeneidad de los estudios realiza- dos (en cuanto a la situacin perimenopusica y edad de las participantes, en la dosis de soja), y al hecho de que tampoco se conoce exactamente cual es la dosis de isoflavonas ms adecuada (en los estudios varan entre 34 y134.4 mg) hacen que sea difcil realizar una recomendacin definitiva.

Por otra parte, parece que la soja no tiene efectos serios de seguridad y los datos epidemiolgicos no parecen indicar que se produzcan efectos ne- gativos serios a largo plazo.

En cuanto al posible efecto positivo de las isoflavonas sobre la salud sea es todava un tema controvertido. Los estudios epidemiolgicos han de- mostrado que la ingesta de isoflavonas se asocia con una mayor densidad mi- neral sea (DMO) de la columna y de la cadera en las mujeres chinas posmenopusicas, pero no en las premenopusicas (14). Tambin, se ha de- mostrado que la protena de soja reduce los niveles de los marcadores bio-

540NUTRICIN, SALUD y ALIMENTOS FUNCIONALESTabla 2. Ensayos randomizados y controlados sobre uso de soja para los sntomas climatricos

Primer autor y aoJadad scorePacientes estudiadosDuracinSemanasTratamientoControlObjetivo primarioResultados

Murkies1995

358 mujeres con 14 sofocos por semana(30-70 aos)

1245 g de harina de soja por semana(no se conoce el contenido exacto de isoflavonas)45 g de harina de trigo por semanaGraduacin de sofocos. Graduacin de sntomas meno- pusicos

No diferencias

Albertazzi1994104 mujeres sin reglas durante al menos6 meses, con >7 sofocos moderados a severos al da FSH elevada (45-62 aos)1260 g de polvo e soja (76 mg isoflavonas)60 g de casenaRegistro diario de sofocosReduccin en nmero de sofocos con soja vs. con- trol a 4, 8 y 12 semanas (P14 sofocos por semana (edad media54 aos)1245 g de soja (52.648.68 mg isoflavo- nas) o 45 g linaza (contenido en isoflavo- nas no conocido)45 g de trigo al daFrecuencia de sofocosLos sofocos mejoraron en todos los grupos. No se compararon entre ellos

Washburn1999

451 mujeres con 1 sofoco durante da o noche y con falta de 3/12 en los ltimos periodos menstruales(514.8 aos)

620 g de protena de soja en 1 2 dosis al da (34 mg de fitoestrgenos en total)20 g de carbo- hidratos com- plejos al daSntomas vasomo- tores medidos por un diario, cuestio- nario de QOL y escala de LikertMejora de los sntomas estrognicos (P