alguien que anda por ahi juli cortazar, literatura y exilio

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  • 7/25/2019 Alguien Que Anda Por Ahi Juli Cortazar, Literatura y Exilio

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    Alguien que anda por ah: Julio Cortzar,

    literatura y exilio

    Maria E. Twardy

    University of Massachusetts - Amherst

    [email protected]

    Resumen:Este estudio analiza la funcin de lo fantstico en el relatoSegunda Vez como mecanismo de denuncia ante hechos histricos

    acaecidos durante la dictadura argentina de los aos setenta. Los elementosfantsticos, en este caso, no se presentan como recurso ficcional sino que

    mailto:[email protected]:[email protected]://www.biblioteca.org.ar/mailto:[email protected]
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    forman parte de la realidad extraliteraria de ese momento.Palabras clave: Cortzar, narrativa argentina contempornea, relatofantstico

    Siempre he

    sabidoque las

    grandessorpresas

    nosesperan

    all dondehayamos

    aprendido

    por fin ano

    sorprende

    rnos denadaJulio

    Cortazar,La vuelta

    al da en

    ochenta

    mundos.

    En esta coleccin de cuentos publicada por primera vez en Mxico en 1977, Julio

    Cortzar incluye dos relatos que segn sus palabras provocaron la clera de la Juntamilitar argentina porque denunciaban la realidad histrico-poltica latinoamericana

    de ese momento. (En Gonzlez Bermejo 1978: 144)

    Estos cuentos son: Segunda vez y Apocalipsis de Solentiname. El primero deellos describe la desaparicin de personas en circunstancias misteriosas, aunque no se

    manifiesta una relacin explcita con el contexto; y el segundo refiere las situaciones

    de violencia que padecieron muchos intelectuales latinoamericanos durante este

    rgimen.

    Cortazar declar que escribi Segunda vez en 1974 cuando las persecuciones, larepresin, el exilio en masa, y en especial la desaparicin de personas todava no

    formaban parte de la realidad cotidiana en Argentina. Es necesario aclarar, sinembargo, que durante esa poca se form una organizacin terrorista de ultraderecha

    conocida como La triple AAA (Alianza Anticomunista Argentina) responsable deinnumerables crmenes polticos.

    En 1976, dos aos despus de los hechos mencionados, al presentar para su

    publicacin en Argentina el volumen Alguien que anda por ahdonde se incluyen

    estos relatos, los censores no dudaron en verlo como una provocacin y un atentado a

    las autoridades.

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    La particularidad de estos cuentos, es que manifiestan una ruptura con la lnealiteraria que Cortzar mantena desde los aos cuarenta. A partir del triunfo de la

    revolucin cubana en 1959, y de la posterior visita de este autor a ese pas en 1961hizo que su visin poltica dejara de ser meramente terica: Desde ese da trat de

    documentarme, trat de entender, de leer [...](En Prego 1985: 181)

    Esa circunstancia activ una suerte de mecanismo que antes haba estadoinmovilizado o ignorado y por lo tanto, sus escritos fueron incorporando situacionesreales que sucedan en diferentes partes de Amrica Latina: Los temas donde haba

    implicaciones de tipo poltico o ideolgico ms que poltico, se fueron metiendo enmi literatura. (1985: 181)

    En Argentina, por ejemplo, un golpe militar en 1976 derroca a Isabel Pern einstaura un rgimen represivo. A partir de estos acontecimientos, Cortzar siente que

    no puede mantenerse ajeno a ellos, necesita hacer algo por los problemas de su pas yde Latinoamrica. No piensa convertirse en un escritor poltico, pero s mantener un

    contacto diferente con sus lectores: [...] si en otro tiempo la literatura representabade algn modo unas vacaciones que el lector se conceda en su cotidianeidad real,

    hoy en da en Amrica Latina es una manera directa de explorar lo que nos ocurre einterrogarnos sobre las causas por las cuales nos ocurre [...] (1984: 114)

    En consecuencia, ese compromiso que Cortzar va a asumir con la historia se verreflejado en muchos de sus cuentos, como Reunin publicado en Todos los fuegosel fuego (1966), Sobremesa en Ultimo Round (1969), Graffiti publicado enQueremos tanto a Glenda(1981), Satarsa enDeshoras(1982).

    En este espacio nos concentraremos solamente en el cuento Segunda Vez ya quepresenta elementos muy tpicos de la literatura fantstica que, paradjicamente, se

    ajustan a una realidad extraliteraria: la desaparicin de personas y la consiguienteincertidumbre y desazn que provoca.

    Veremos cmo Cortzar escribe del lado de all o desde el exilio una nuevaficcin donde lo fantstico y el mundo real, cognoscible para el lector, convergen a

    nivel del texto como resultado del condicionamiento del contexto histrico. Alrespecto, Irene Bessiere opina:

    El relato fantstico no define una cualidad de objetos o seres existentespero supone una lgica narrativa a la vez formal y temtica que,

    sorprendente o arbitraria para el lector, refleja, bajo el aparente juego dela invencin pura, las metamorfosis culturales de la razn y del

    imaginario colectivo. (2001: 184)

    Conforme a esta nueva literatura que nace del compromiso del autor con lahistoria, los personajes de Segunda Vez ya no sern meros cronopios surgidos de lavigilia o los sueos, sino personas reales que viven el horror como algo cotidiano.

    Para Cortzar el cuento se mueve en ese plano del hombre donde la vida y laexpresin escrita de esa vida confrontan y de esa batalla surge el cuento: [...] una

    vida sintetizada, una fugacidad en una permanencia [...]. Antes que nada est elautor con todas sus vivencias y su capacidad para darle un sentido literario, y despus

    est la manera que utilizar para volcar todo ese cmulo de experiencias en algo queser un cuento y que pretender llegar mucho ms lejos, (1994: 370, 376); en el

    sentido que quedar sellado en nuestras memorias del mismo modo que unafotografa.

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    Segunda vez describe eficazmente lo que suceda durante los aos de ladictadura mediante un narrador que representa un organismo subalterno que cumpla

    rdenes de un superior desconocido: [...] y entonces dejbamos de trabajar ycomentbamos las novedades, la visita del jefe, los cambios de arriba [...]. (Cortzar

    1977: 48)

    Es a partir de estas injusticias cuando Cortzar dice: Yo tuve la necesidad desentarme a la mquina y escribir un artculo protestando por esa injusticia, me sentobligado a no quedarme callado [...] y eso en el fondo es lo que termina por llamarse

    compromiso (En Prego 1985: 131).

    Segunda vez

    Bastara el primer prrafo del cuento para sospechar que su posterior argumento se

    centrar en un relato poltico. Pero como no se observa de forma explcita relacin

    alguna con el contexto histrico, podra interpretarse como un relato fantstico dondeel estado de extraeza se manifiesta desde el comienzo. Tal vez as se lo consider

    cuando la revista Crisispudo publicarlo (1973-1976) en abril de 1976, poco tiempo

    despus del golpe militar de Jorge R. Videla.

    Heinrich Hudde y Gabriela Hofmann La Torre consideran un tema de la literatura

    fantstica el hecho de que una persona desaparezca dentro de un espacio cerrado. Sinembargo, en un seminario sobre Cortzar en 1984 en Erlangen Alemania, al realizaruna encuesta a 24 estudiantes que haban ledo Segunda vez, result que la mayora

    lo identific como un texto poltico, aunque no lo relacion con la problemtica de

    los desaparecidos, y slo una minora se refiri concretamente al caso argentino.(1985: 183)

    Segunda Vez es un relato muy corto que resume en seis pginas todo el horror

    del rgimen militar imperante en Argentina desde 1976 hasta 1983. La voz narrativa

    inicial y final es un nosotros que representa a los que saben, en oposicin a elloslos citados o sospechosos: No ms que los esperbamos, cada uno tena su fecha ysu hora [...] Ellos, claro, no podan saber que los estbamos esperando, lo que se dice

    esperando [...]. (1977: 47)

    Hay adems una segunda voz que no participa de la historia que cuenta (Pons

    1992: 191), sino que relata lo que les pasa a ellos los que no saben, centrndose en

    el pensamiento de la protagonista Mara Elena y experimentando en su discurso lasmismas dudas que ella: La citaban a una oficina de la calle Maza, era raro que ah

    hubiera un ministerio [...]. (1977: 48) Aqu comienza la historia.

    Mara Elena recibe una citacin en papel amarillo con un sello verde y una firma

    ilegible indicando fecha y lugar. Al llegar a la direccin indicada experimenta ciertodesasosiego por la ubicacin de una oficina pblica en un barrio poco comn.Pregunta al vendedor del quiosco de diarios para cerciorarse que est en el lugar

    correcto. Al dirigirse al edificio, un narrador indirecto observa que hay varios autosestacionados con alguien al volante leyendo el diario o fumando, a quienes podramos

    identificar como vigilantes civiles. Al entrar al recinto, le causa ms extraeza an elpasillo largo y angosto, la escalera al final, la chapa sucia con un papel pegado para

    tapar alguna inscripcin, la falta de una bandera, un tercer piso sin ascensor, sintimbre ni chapa en la puerta: despus de ese papel tan serio con el sello verde y la

    firma y todo. (1977: 49)

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    Al abrir la puerta, una nube de tabaco le da la bienvenida antes de poder distinguira un grupo de personas de diferentes edades sentadas en un pasillo largo con una

    puerta al fondo. Mientras espera su turno traba conversacin con Carlos, un joven quevena por segunda vez y a quien nunca ver salir de la oficina. Luego se ir pensando

    con la incertidumbre de saber que pas con Carlos, y qu le pasar a ella tres dasdespus cuando tenga que venir por segunda vez.

    El cuestionamiento de la historia oficial es una preocupacin social, y en SegundaVez se advierte claramente el intento de hallar un lector cmplice, mediante la

    exploracin de un terreno nuevo que acorta la distancia entre lo fantstico y lo real.

    Rosalba Campra explica al respecto:

    Existe una verosimilitud de lo verdadero que no necesita serdemostrada y la realidad siendo un hecho incontrovertible, puede

    permitirse el lujo de la inverosimilitud; lo imposible, en cuanto hasucedido, puede prescindir de demostraciones. El texto fantstico,

    intrnsecamente dbil por lo que se refiere a la realidad representada, tiene

    la necesidad de probarla y de probarse. []. Lo real de lo fantstico,considerado como gnero, responde a ciertas reglas de verosimilitud,diferentes de las que subyacen a un texto realista. Cuando se lee un relato

    fantstico se sigue una estrategia de lectura que prev la aceptacin delacontecimiento fantstico. La ley del gnero es la infraccin [] no es lainfraccin la que tiene que someterse a la verosimilitud, sino ms bien las

    condiciones generales de su realizacin. (2001: 174-175)

    Para esta autora, no es la trasgresin lo que debe ser creble, sino el resto, quedeber responder a un orden natural, es decir a un territorio conocido por el lector. En

    este sentido, lo fantstico pasa a formar parte de lo cotidiano; se configura como unade las posibilidades de lo real. Por lo tanto, para reflexionar sobre lo fantstico,

    primero debemos preguntarnos qu o cul es la realidad.

    Martha Nandorfy seala que nos resulta difcil aceptar que la realidad

    representada, o lo que percibimos como real, est sujeto a convenciones. (2001: 244)Por eso, cuando aparece algo sobrenatural dentro de esa realidad en la cualconfiamos, se produce un quiebre entre esas diferencias. All, descubrimos que nos

    hallamos inevitablemente integrados a ese contexto problemtico cuyas

    irregularidades deberemos resolver.

    En Segunda Vez identificamos algunos elementos propios del gnero fantstico

    que provocan incertidumbre, como narraciones con datos ambiguos y personas quedesaparecen. Estas estrategias le sirven al escritor para denunciar un hecho histrico-

    poltico concreto. En primer lugar un nosotros anuncia lo que les va a suceder aellos, al mismo tiempo asoma un yo que ordena al nosotros: Lo nico que les pido

    es que no se me vayan a equivocar de sujeto, primero la averiguacin para no meterla pata y despus pueden proceder noms. (1977: 48) Inmediatamente despus, una

    tercera voz relata el desarrollo de los hechos a partir de la citacin de Mara Elena.

    La convocatoria en papel amarillo, con el sello verde y la firma ilegible pero con

    un contenido que no explica la naturaleza del trmite, palabra ambigua e indefinible,resultan contradictorios para la protagonista, y para el lector que ya empieza a

    preguntarse con cierta preocupacin cual ser el destino de la joven. Tanto es as queMaria Elena: la haba mirado muchas veces en su casa [...] y en el mnibus volvi a

    sacarla de la cartera [...]. (1977: 48)

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    La ubicacin de un organismo pblico en una calle donde no suele haber oficinaspblicas resulta sorprendente aun cuando el narrador nos aclara: su hermana haba

    dicho que estaban instalando oficinas en cualquier parte porque los ministerios yaresultaban chicos... (1977:48)

    La puerta principal angosta, la escalera al fondo, la entrada a la oficina del tercer

    piso, y el pasillo tambin angosto unido a una segunda puerta, presentan un ambientesrdido y sofocante que se asemeja ms a un sitio clandestino que a una oficina legal.El pasillo nos hace pensar en un pasaje al infierno, donde la gente est a la espera de

    un juicio, tal vez por eso despus del interrogatorio: las personas tenan un aire msjoven y ms gil al salir, como un peso que les hubieran quitado de encima [...].(1977: 54)

    Dentro del despacho, Mara Elena es testigo de lo ms inexplicable, la ausencia de

    Carlos, que haba entrado minutos antes y a quien no vio salir. El empleado de caraenfermiza le hace llenar una planilla: con las pavadas de siempre y Mara Elena:

    sinti que algo le molestaba, algo que no estaba del todo claro. No en la planilla,donde era fcil ir llenando los huecos; algo afuera, algo que faltaba o que no estaba

    en su sitio. La nica puerta de la oficina, pero Carlos no estaba ah. Antigedad en elempleo. Con maysculas, bien clarito. (1977: 55) Ntese en este pasaje la estrategia

    narrativa para contrastar lo que est claro y lo que no lo est. (mi nfasis)

    Esta escena es muy significativa, nos sugiere que el elemento fantstico subyace enesas interrogaciones no dichas de Maria Elena, y lo fantstico cumple la funcin de

    responder estos interrogantes. Este es el clmax del relato, porque la Maria Elena

    ingenua del comienzo deja de escribir para ponerse a pensar en lo queverdaderamente le ha ocurrido a Carlos. Al respecto, Maria Cristina Pons piensa quela protagonista en este momento deja de ser una posible sospechosa para convertirse

    en una cmplice, razn por la cual tendr que venir por segunda vez. (1992: 189)

    El relato alcanza as, siguiendo a Campra, el encuentro de dos verosimilitudes: Lade lo verdadero, sin necesidad de demostrarse, y la de lo fantstico sujeta a prueba.

    (Por ser intrnsecamente dbil con respecto a la realidad representada)

    En palabras de Irene Bessiere, lo fantstico: Se constituye sobre elreconocimiento de la alteridad absoluta, a la cual presupone una racionalidad original,

    otra justamente. Ms que de la derrota de la razn, extrae su argumento de la

    alianza de la razn con lo que sta habitualmente rechaza . (2001: 98, 99)

    Lo fantstico representa en la ficcin una zona al margen de la Historia, pero a la

    vez laHistoria, que como en este caso, se inscribe en la ficcin. La cuestin de losdesaparecidos es en verdad, siguiendo a Cortzar, un manejo diablico. Esa ausencia

    se concibe como presencia a la vez. Si bien el desaparecido se identifica con unsentimiento negativo ocasionado por la falta de un cuerpo; sin embargo, al mismo

    tiempo nos hace pensar que no est muerto, y abriga la esperanza de que en algnmomento va a aparecer con vida.

    En el relato, todo lo descrito desde que Mara Elena recibe la convocatoria no

    aporta ninguna explicacin, en realidad aade ms dudas; la convocatoria y el trmite

    resultan ms inslitos que la desaparicin propiamente dicha. En relatos anteriorescomo Casa Tomada o El otro cielo, lo extrao se relacionaba con lo fantsticoms que con algn tipo de denuncia. En Segunda Vez lo extrao alude a una

    situacin histrica especfica que todos conocamos pero que no se informabapblicamente, razn por la cual, el texto no puede resolver el misterio, sigue siendo

    tanto o ms absurdo que al principio.

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    Caractersticas como ambivalencia, contradiccin, ambigedad, y paradoja, enpalabras de Bessiere, son propias de los cuentos fantsticos que vacos de datos

    precisos, esconden sin embargo, una realidad cruel y siniestra sin ninguna posibilidadde salida (2001: 98, 100), y Segunda Vez se ajusta a esta descripcin. Lo fantstico

    y lo real se subvierten, lo que se muestra como una situacin normal son infraccioneso transgresiones ticas y morales, el orden es desorden y lo imposible es realizable.

    La ambigedad del texto existe porque es el fiel reflejo de una realidad inexplicable.

    Segunda Vez se presenta como un discurso colectivo que concentra todo lo que

    no se puede decir en la literatura oficial porque incluye la intencin del escritorcomprometido y la de sus lectores cmplices a quienes va dirigido.

    Conclusiones

    Cortzar afirma que el alejamiento de su pas no signific un alejamiento de sus

    problemas. Al contrario, le permiti seguir ms de cerca los terribles acontecimientosque se desarrollaron en Latinoamrica durante esos aos. Opina que deberamos ver

    el exilio como algo positivo, como algo que nos obligue a reaccionar y a hacer ms

    cosas, en lugar de retraernos. Para el escritor exilado, dice Cortzar, el exilio es unarma que tiene para reaccionar ante la censura, para convertir su negatividad en unanueva toma de realidad y la literatura es el mejor camino: Esa visin extrema del

    exilio como pura infamia y puro desprecio, me ha llevado paradjicamente a invertir

    totalmente su signo, a asumirlo como positividad, como un valor y no como unaprivacin [...] una praxis positiva del exilio tiene un doble valor; si por un ladopueden modificar estereotipos negativos y disminuir nostalgias comprensibles pero

    esterilizantes, por otro lado representan una estrategia y un arma de combate, en la

    medida en que no aceptan la negatividad con la cual tanto cuentan las dictaduras.

    (1984: 40)

    Ante el exilio y las prohibiciones, Cortzar encuentra en la literatura,especialmente la fantstica, un modo de responder frente a situaciones de violencia,como en el caso de las desapariciones, pero su objetivo es tambin reclamar una toma

    de conciencia del lector colectivo que se identifica con la realidad literaria y con ladel sistema opresor establecido.

    Bibliografa

    Bessire, Irene (2001) El relato fantstico: Forma mixta de caso yadivinanza. En David Roas, comp. Teoras de lo fantstico. Arco. Madrid.

    Campra, Rosalba (2001) Lo fantstico: Una isotopa de la transgresin. EnDavid Roas, Comp. Teoras de lo fantstico. Arco. Madrid.

    Cortzar, Julio (1994) Algunos aspectos del cuento. Obra crtica/2.Edicin de Jaime Alazraki. Alfaguara. Buenos Aires - Mxico.

    Cortzar, Julio (1984)Argentina: Aos de alambradas culturales. Muchnik.Barcelona.

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    . ( 1977) Segunda Vez. EnAlguien que anda por ah y otros relatos.Alfaguara. Madrid.

    Gonzlez Bermejo, Ernesto (1978) Conversaciones con Cortzar. Edhasa.Barcelona.

    Nandorfy, Martha (2001) La literatura fantstica y la representacin de larealidad. En David Roas, Comp. Teoras de lo fantstico. Arco. Madrid.

    Pons, Mara Cristina (1992) Compromiso poltico y ficcin en Segundavez y Apocalipsis de Solentiname de Julio Cortzar.Revista mexicana de

    sociologa,(Oct-Dic), ( 54) 4, pp. 183-203.

    Prego, Omar (1985) La fascinacin de las palabras. Conversaciones conJulio Cortzar. Muchnik. Barcelona

    Terramorsi, Bernard. Acotaciones sobre lo fantstico y lo poltico: a

    propsito de Segunda Vez de Julio Cortzar.INTI1985-1986, 22-23. pp.231-237.

    Torre, Gabriela. El destino de los desaparecidos y lo kafkiano: La narracinde Cortzar, Segunda vez y su repercusin en lectores alemanes. INTI

    1985, 22-23. pp. 177-188.

    Maria E. Twardy 2008

    Espculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

    2010 - Reservados todos los derechos

    Permitido el uso sin fines comerciales

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