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LA EUCARISTA

LA EUCARISTA

Aldazbal Jos

El autor de este libro dice explcitamente que la finalidad de su estudio es conocer el sentido teolgico de la Eucarista, su puesto en la historia de la salvacin, su estructura la dinmica de su celebracin y ensear a vivir la riqueza especial de este sacramento. Para poder cumplir con ese fin desarrolla su reflexin teolgica tocando los siguientes puntos:

a) Analiza el dato revelado: donde se enfoca en descubrir el sentido que Cristo le dio a la Eucarista y dice que esta intencin qued reflejada en el Nuevo Testamento, analizan algunos textos de los Hechos de los Apstoles de donde saca que la Eucarista no fue un hecho asilado, sino comunitario y que en las reuniones exista la enseanza de los Apstoles; nos comenta que el nombre que recibi fue la Fraccin del Pan y Cena del Seor, tena una conexin con una comida, su ritmo era semanal, se reunan en las casas, donde exista una alegra cltica, religiosa, y escatolgica de alguien que se siente en la presencia de Dios.

Aldazbal nos menciona que para poder entender la expresin: hacer esto en conmemoracin ma y lo que entendieron sus primeros discpulos, primero hay que comprender la mentalidad juda y analizar algunas categoras del Antiguo Testamento, pues lo primeros cristianos pertenecieron a esa raza y ambiente. Se trata pues de la concepcin que tenan sobre la comida sagrada (con este gesto Cristo admite a todos a la reconciliacin, comunin y participacin de los bienes mesinicos), el memorial (es una celebracin que actualiza lo que celebra, en la Eucarista es la pascua Cristiana), el sacrificio, la pascua (donde se festeja la salvacin de Dios, la alianza etc.), las bendiciones y las acciones de gracias, la alianza, el sacrificio de Isaac, la fiesta. Etc. De estas categoras concluye que son clave para entender el lenguaje que est tambin a la base de la Eucarista de la primera comunidad cristiana.

En los relatos de la institucin (Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 15-20; 1Cor 11, 23-26), Aldazbal contina su reflexin comentando que a pesar de la cuadruple tradicin no se puede llegar a la ipsissima verba Iesu, pero la esencia de las palabras y su intencin si son reflejadas en estos textos, pero de manera liturgizada. Es importante destacar que Cristo en la ltima cena tiene la intencin de auto donarse sacramentalmente para unirse a nosotros y salvarnos.

Hace un anlisis de la Eucarista segn San Pablo: reflexiona 1 Cor 10, 1 13, y nos comenta que el Seor quiere que entremos en comunicacin con l participando de ese pan y de ese vino, que son su cuerpo y su sangre. Entrar en la comunin con Cristo implica entrar en la comunin con la Iglesia; en relacin a 11, 17-34, nos comenta que Pablo reclama a los corintios porque no fueron fieles a la intencin original del Seor, pues se contraponen a Cena del Seor con la Cena propia. Nos comenta que para Pablo, la Eucarista tiene carcter escatolgico, al comer la Cena se participa del Mesas resucitado y pasamos a formar su Cuerpo.

De la tradicin jonica analiza el discurso del pan de vida: nos comenta que el Evangelio no tiene el relato de la institucin, pero se resaltan otros aspectos del misterio cristiano: la unin con Cristo y la caridad fraterna. En relacin al discurso de vida, nos comenta que Cristo hace la promesa de dar a comer su cuerpo y a beber su sangre. El discurso tiene la finalidad que Cristo sea credo y comido, para permanecer en. Todo el discurso hace referencia al sacrificio de Cristo en la Cruz. Se mencionan los efectos de la Eucarista, tales como la vida eterna, la comunin. Tambin analiza otros pasajes como el de la Vid, el agua y la sangre que brotan del costado, el desayuno pascual. Tambin analiza la carta a los Hebreos: nos comenta que talvez no se pude demostrar que la carta a los Hebreos hable explcitamente de la Eucarista, pero nos da claves para interpretarla en el conjunto del lenguaje eucarstico del resto del Nuevo Testamento: la pascua de Cristo, Sumo sacerdote, muerte salvadora, etc.

b) Cristo encomend la Eucarista a la Iglesia para que la celebrara, se trata de analizar como la ha ido comprendiendo la Iglesia a lo largo de los siglos. Es ver la fe de la Iglesia basada en el dato bblico y los datos de la tradicin. En este nuevo apartado Aldazbal nos comenta que no somos dueos de la Eucarista, ni los primeros en celebrarla, ni los ltimos y por lo tanto tenemos el deber de transmitir a las generaciones siguientes la Eucarista como la pens Cristo.

Comienza el anlisis con los siglos I y II: nos comenta que por desgracia no se cuenta con muchos documentos sobre la evolucin de la Eucarista de los tiempos inmediatamente despus del N.T. Lo que s se pude sealar es que se celebraba dentro del marco de un banquete fraterno que poco a poco se fue dejando, como testimonios tenemos la Didach 9-10, Ignacio de Antioquia, Justino, Hiplito. Nos comenta que este tiempo la Iglesia tuvo que luchar contra los docetas, especialmente Ireneo que destac la Eucarista como signo de la unidad eclesial. Justino del siglo II, nos presenta una primera estructura de la celebracin de la Eucarista y nos seala que las condiciones para participar en ella: creer, estar bautizados y vivir conforme a Cristo, no le es lcito participar al que no cree.

San Ireneo, nos dice que la Eucarista se compone de dos elementos: el primero el material que viene de la tierra, y el segundo el espiritual que viene del cielo. A partir de la Eucarista defiende la bondad de lo creado y utiliza la expresin pan eucaristizados, para indicar el pan y el vino despus de la consagracin.

La Eucarista en los siglos III y IV: La Traditio Apostlica de Hiplito: nos ofrece uno de los modelos ms antiguos de plegaria Eucarstica, la que se ha adaptado ahora como plegaria II del misal romano. Este autor apunta insistentemente a la realidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo en los dones eucarsticos. San Cipriano de Cartago, por su parte, hace la defensa del vino en la celebracin de la Eucarista contra los acuarios. Ve en la mezcla del agua y del vino el simbolismo de la comunidad eclesial ntimamente unida a su Seor.

En esta poca surgieron dos escuelas: Alejandra y Antioquia. Alejandra: da la primaca a la palabra de Dios y a la fe. Afirman la presencia real de Cristo, pero consideran como el modo privilegiado de unin con l la acogida de su palabra con nosotros y esto hace que minimicen el valor de la Eucarista, sobre todo Orgenes. Para l, la celebracin sacramental es un poco como el alimento de los sencillos, mientras los ms maduros se alimentan de la Palabra. Antioquia: reacciona contra ese sentido demasiado alegrico de Alejandra en la interpretacin de la Eucarista y adoptan en sentido ms literal y sacramental. Ponen mucho ms nfasis en la presencia sacramental de Cristo y en la participacin de los fieles en su cuerpo y en su sangre.

Dentro de los padres latinos encontramos a San Ambrosio de Miln: es uno de los ms clsicos de la presencia real de Cristo y tambin en cuanto a la atribucin de la eficacia de esa presencia a las palabras de Cristo. San Agustn: explica la Eucarista en la clave simblica: es signo, sacramento y no la cosa en s. Lo explica diciendo que una cosa es lo que ven los ojos y otra lo que ve la inteligencia (fe). Agustn ve en la Eucarista el mejor signo de la unidad eclesial, esto supone la presencia real de Cristo.

Pasamos a la poca que va desde el s. V hasta Trento: comenta este autor que en los s.s. V y VI se vivi en Roma un perodo ureo de la creatividad litrgica por parte de los papas como Len, Vigilio y Gelasio los creadores de la eucologa eucarstica, y que iban guardando en los famosos libelli. Nos comenta que las misas papales de los s.s. VI-VIII influyeron mucho en las dems iglesias y se lleg a convertir en el modelo de la misa. A partir del s. VIII los germanos adoptaron la Misa papal incluyendo la lengua latina. Despus de este siglo la liturgia decay en Roma y los germanos la enriquecieron. Para este tiempo hubo un cambio radical en la prctica cristiana de la Eucarista, pues ahora el enfoque ya no estaba en el comer y beber; sino en el ver y adorar.

En los siglos IX y X: hubo fuertes controversias sobre el modo de explicar la presencia real de Cristo en la Eucarista, es el caso de Pascacio Radverto y Ratramno. En el s. XI se da la discusin entre Berengario el simbolista y Lafranco. Estas controversias estimularon a los telogos escolsticos del s. XII y XIII a la nueva doctrina de la transustanciacin, que est basada en la filosofa Aristotlica, pero ya antes haba hecho dos intentos incorrectos de explicacin: la consubstanciacin y la aniquilacin. Por su parte Santo Toms nos habla de la presencia real de Cristo en la Eucarista, que es de manera sacramental. Cristo est presente de manera sustancial (entendiendo la sustancia como una realidad metafsica).

El concilio de Trento, se celebr para responder las posturas teolgicas de Lutero, Calvino (que consideraban el culto a la Eucarista como idolatra, ya que la presencia de Cristo en los dones slo permanece en el momento de la celebracin, despus ya no est, condenaban las misas donde slo comulgaba el sacerdote, la comunin bajo una sola especie y la celebracin en la lengua latina) y Zuinglio. Trento dio una respuesta a las objeciones de los reformadores adems corrigi los abusos de la prctica eucarstica, como secuencias plagadas de leyendas, invit a los fieles a comulgar y formul el decreto contra la avaricia del clero. En resumen podemos decir que en Trento se trataron tres aspectos bsicos de la Eucarista: el sacrificio (que en la celebracin se representa o sea que se hace presente), la presencia real (que es sacramental) y la transustancializacin (en la cual se da en cambio de la sustancia de los dones, en la sustancia del cuerpo de Cristo).

En torno a Vaticano II, nos dice Aldazbal que no vale la pena detenerse mucho en los siglos XVII al XIX. Nos comenta que ya en el siglo XIX se da el movimiento litrgico, cuando se prepar la reforma del Vaticano II, en la cual se empieza a tomar conciencia de la importancia del papel protagnico de la participacin del Pueblo en la Eucarista.

c) Hace un anlisis de la plegaria Eucarstica, donde de manera especial se expresa la fe eucarstica: Aldazbal nos comenta que la plegaria eucarstica es muy importante porque expresa la fe de la Iglesia sobre este sacramento. En el primer milenio, la Eucarista se entendi desde su celebracin y sus textos, o sea desde la lex orandi. En el segundo milenio, prevaleci la doctrina, sobre la polmica contra los que negaban algn aspecto importante de la Eucarista o sea la lex credendi. De la plegaria eucarstica en su conjunto podemos decir que ante todo se alaba y bendice a Dios Padre (es la parte del prefacio), esta alabanza da paso a la memoria del sacrificio de Cristo en la Cruz, luego se hace la epclesis donde se invoca a Dios para que enve el Espritu Santo y transforme los dones, se hace la narracin de la ltima cena, posteriormente se hace la intercesin o comunin eclesial, para luego finalizar con la doxologa. La plegara Eucarstica tiene algunos antecedentes en el Antiguo Testamento: la berakah (bendicin), la birkat ha-mazon (oracin de accin de gracias despus de la comida y que era tripartita: bendicin, accin de gracias, peticin), la Todah (oracin sacrificial de alabanza). Pero ya en la prctica de la comunidad primitiva tenemos muy pocos datos de cmo se fue desarrollando en los primeros aos, en especial en su formulacin. Lo nico que podemos decir con seguridad es que la plegaria eucarstica cristiana es heredera de la juda. Vale la pena mencionar que la anfora cristiana participa del espritu de alabanza, accin de gracias, admiracin, glorificacin, confesin sacrificial y peticin que encontramos en esos modelos litrgicos judos que pueden considerarse precedentes.

Desarrollo de plegaria Eucarstica en Occidente y Oriente: en los primeros siglos de la cristiandad encontramos ya algunos testimonios de anforas, como en la Didach; en cuanto a anforas orientales tenemos la anfora de Addai y Mari, en las Constituciones Apostlicas de la Iglesia antioquena, la anfora de Serapin. Ya para el S. IV, tenemos el Canon Romano, que tiene un gran valor por su antigedad, tiene prefacio variable, una doble epclesis separada, una doble intercesin y cuenta con una teologa de la ofrenda sacrificial muy avanzada. En cuanto a las nuevas plegarias, podemos decir que entraron en vigor en la Iglesia a partir de 1968.

Cabe mencionar las principales partes de la anfora: el dilogo introductorio, que tiene la finalidad de llamar la atencin de la asamblea para que tome conciencia de la plegaria; el prefacio, que contiene la alabanza a Dios por la historia de la salvacin; el santus: donde la comunidad entona una alabanza csmica; relato de la Institucin: que es le centro de la plegaria y el momento de mayor intensidad litrgica y teolgica. Todo lo que Dios Padre ha hecho desde el momento de la creacin, se condensa en la pascua de Cristo, su muerte y resurreccin, y el gesto simblico de su entrega; el relato de la ltima Cena, hacerlo no es obra nuestra, sino obediencia e imitacin de lo que cristo quiso dejarnos como herencia hasta que l vuelva; el memorial: donde se canta: Anunciamos tu muerte Seor por tu Cruz y resurreccin etc.

Y este memorial se convierte en ofrenda al decirle al Padre: te ofrecemos en esta accin de gracias el sacrificio vivo y santo; auto ofrenda de la Iglesia: donde la comunidad ofrece el sacrificio de Cristo y se ofrece as misma; la doble invocacin del Espritu: en algunas plegarias encontramos la invocacin del Espritu sobre los dones y otra sobre la comunidad que celebra y va a participar de los dones eucaristizados; en comunin con toda la Iglesia: donde se hace una intercesin para pedir sobre todo la comunin y la expresin de ste en toda la Iglesia: se pide por la Iglesia peregrina, por los difuntos y se vive la comunin de los santos; doxologa final: el sacerdote eleva sobre esta alabanza el pan y el vino, porque resumen en s mismos toda la creacin y la historia de la salvacin, tanto en sentido descendente como ascendente.

Teologa de la Plegaria Eucarstica: celebrar la Eucarista significa realizar el memorial de la muerte y resurreccin de Cristo, o sea el misterio pascual, que es el acontecimiento central de nuestra salvacin; la entrega de Cristo en la Cruz es aqu asumida por la Iglesia y ofrecida al Padre como memorial perpetuo a sus ojos; el Espritu Santo es quien hace realidad este misterio de comunin con la Iglesia con la Cruz de Cristo; el sujeto que celebra este sacramento es la Iglesia como comunidad de creyentes y bautizados; la visin teolgica de estas plegarias es csmica.

d) Hace una ordenacin sistemtica teolgica de los datos donde atiende temas como la como entender la presencia real de Cristo en la actualidad y como se entiende la transustanciacin. En este captulo nos presenta cules son las lneas generales de la nueva reflexin que ms favorecen al dilogo ecumnico: se le da un enfoque ms bblico: donde se trata de entender la voluntad de Cristo al celebrar la Eucarista; en la explicacin del misterio se ve una clara acentuacin de lo personal de la Eucarista sobre el lenguaje csico; se complementan y se relacionan mejor los aspectos de la Eucarista que antes se haban separado, tales como el sacramento y el sacrificio.

Los temas que Aldazbal analiza en este apartado son los siguientes: la Eucarista, sacramento de la pascua de Cristo: entendida la pascua de Cristo como el paso de Cristo al Padre (Jn 13, 1), que es el verdadero trnsito, la verdadera liberacin de todos. La Eucarista es el sacramento de la pascua de Cristo porque comindola se renueva la alianza sellada con su sangre, y que nos hace partcipes de la fuerza salvadora de su muerte, esta visin est basada en la Teologa de los Padres y en los textos litrgicos.

Otro tema tocado es el signo central de la Eucarista: el signo sacramental es el pan y el vino, este marial exige que parezca verdaderamente como alimento y se ve que es conveniente que se le participe a los laicos del vino. En cuanto al pan se pude decir que es la comida ordinaria del hombre: satisface su hambre, en este sentido es smbolo de la vida misma. El vino nos recuerda la sangre, que para los judos constituye lo ms ntimo y sagrado de un viviente y se identifica con la vida. La mezcla del vino con el agua, al principio era una costumbre generaliza en tiempos de Cristo, porque el vino se fabricaba demasiado fuerte y se sola beber mezclado con agua. Despus en el s. II pas a simbolizar que Cristo se une inseparablemente a la humanidad. El signo de la Eucarista que ms se resalta en la actualidad es el de la comida.

Tambin reflexiona sobre la presencia real del Seor resucitado en la Eucarista, dice que los datos bblicos y patrsticos se refieren al hecho y la finalidad de este sacramento: en la Eucarista Cristo mismo se hace nuestro alimento para comunicarnos su propia vida, su nueva alianza, para edificar su comunidad como su propio cuerpo. Ya para el siglo XII, se nos habla de cmo sucede este hecho dando as origen a la teologa de la transustanciacin (toda la sustancia del pan y del vino, son transformadas en virtud de las palabras de Cristo [y de la accin del Espritu Santo] en toda la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo) Cabe sealar que esta presencia, es la presencia del Seor glorioso, de Cristo resucitado, es el mismo Cristo que naci de la Virgen Mara y muri en la Cruz. Pero esta presencia de Cristo en la Eucarista no es la nica, s es la ms densa, la ms privilegiada, es la presencia sustancial, pero tambin est presente en la palabra proclamada, en la comunidad reunida y en sus ministros.

Las nuevas interpretaciones sobre el modo de la presencia real es un campo abierto, ya que el concilio de Trento no cerr el modo de entender esta presencia. Como ya mencionamos con anterioridad, desde el s. XII, se desarrollo la doctrina de la transustanciacin, como el conveniente y el propio para asignar el admirable cambio que sucede en el pan y el vino eucarsticos. Pero ltimamente se ha replanteado el tema, ms que nada por la crisis del hilemorfismo, muchos han visto el lenguaje poco antropolgico y salvfico. Se ha llegado a proponer la transignificacin y la transfinalizacin, de algunos telogos influenciados por la filosofa existencialista y fenomenolgica. Destacan la presencia de Cristo como el Seor glorioso, que se da a s mismo como portador de la salvacin a la comunidad de creyentes. La transignificacin consiste en que el cambio se da en los ms profundo del ser, aunque lo fsico quede igual, porque lo ms profundo es sus ser para. Despus de la consagracin ya no son pan y vino normales, sino que en verdad en lo ms ntimo son el cuerpo y la sangre de Cristo que se dan para la vida: ha cambiado su ser para por la voluntad positiva de Cristo, ha habido un cambio real aunque no en la naturaleza fsica.

Pero en estas explicaciones tienen sus riesgos, pues se pone en juego no la presencia real de Cristo en la Eucarista, sino el modo de interpretarla. El problema de esta explicacin es que se puede caer en una subjetivizacin, parece como si se olvidaran del cambio ontolgico que existe o sea el cambio independientemente de lo que vemos o creemos. Esta doctrina es corregida por el papa Po XII, en la Humani Generis y por Pablo VI en Misterium Fidei donde nos afirma el cambio ontolgico de la eucarista.

La escatologizacin del pan y del vino: donde se ha reflexionado bsicamente lo siguiente: Cristo al darse como alimento y as al llevarnos a la vida con Dios. El mismo cuerpo de Cristo que lleg a la gloria en el acontecimiento de la Cruz, el cuerpo espiritual, pneumtico, del que habla Pablo, es el que se nos da en la Eucarista, porque est totalmente abierto, libre, presente. Todo queda escatologizado: la totalidad del pan y del vino, queda convertido en la totalidad del Seor glorioso. No slo nos da la sustancia, sino todo.

La Eucarista sacrificio es otro de los temas desarrollados en este apartado, el autor nos dice que la categora de sacrificio siempre ha sido problemtica, y hoy lo sigue siendo. Cristo no refiri en la ltima cena como sacrificio, sino como entrega por, el que da la vida por los dems. En el Nuevo Testamento encontramos que la sangre derramada de la Eucarista se refiere al sacrificio de la Cruz. Para Santo Toms la Eucarista es sacrificio sacramental porque es representacin del sacrificio de la Cruz de Cristo. La clave de todos los datos que encontramos de la eucarista como sacrificio, lo vemos porque es memorial, nuestra celebracin es el memorial sacramental del sacrificio nico, irrepetible de la cruz. En Trento se nos dice que la misa es memoria y representacin (hace presente sacramentalmente) y aplicacin del nico sacrificio de Cristo en la Cruz, de tal manera que el que come de la Cena se hace participe de la muerte, resurreccin y vida escatolgica del Seor.

Tambin Aldazbal nos habla del culto a la Eucarista y dice que es un hecho que se dio desde la Iglesia primitiva, Hiplito nos seala el cuidado con el que se debe conservar (en la casa propia) la Eucarista. Poco a poco se fueron desarrollando formas de respeto y veneracin a esta Eucarista, conservadas luego en la Iglesia, cuando las hubo. En el concilio de Trento ante la negativa de los reformadores reafirm la adoracin de la presencia del Seor en las especies.

e) Finalmente termina su obra con un anlisis de la celebracin litrgica de la eucarista por la comunidad cristiana: En esta ltima parte del libro Aldazbal nos dice que ve necesario decir una palabra en torno a la celebracin de la Eucarista para llevar al lector a un descubrimiento de la dinmica interna de la celebracin eucarstica. Nos comenta que esta dinmica se muestra en los libros litrgicos de esta manera: ante todo los cristianos nos reunimos: son los ritos de entrada; la comunidad congregada celebra la palabra de Dios, para pasar a la celebracin sacramental, finalmente la comunidad se despide.

Juantmerry

BIBLIOGRAFA:

ALDAZBAL, Jos, La Eucarista, Centre de Pastoral Litrgica, Barcelona 20002, 468.