al margen 7º _enero13
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El Arriero, Al Margen 7º _enero13TRANSCRIPT
Allí estaba. Completamente inmóvil. En la
posición mas cómoda posible, con la temperatura
perfecta y rodeado de algo maravilloso. El sonido
confuso, grave y envolvente que se escuchaba lo
adormilaba, pero la claroscura luz naranja que había lo
mantenía despierto. Se sentía infinitamente tranquilo,
lleno de paz. Nada lo perturbaba. Podría permanecer
en ese momento para toda la eternidad.
Pero de pronto, la comodidad cesó. Estaba
apretado, totalmente contracturado y empezaba a
molestarse. Quería moverse pero no podía. Comenzó a
sacudirse con desesperación hasta que escuchó un
crujir, al que le siguió una brisa fresca que lo sedó.
Suspiró larga y profundamente. De un momento para
otro lo invadió un impulso incontenible que lo hizo dar
otra brusca sacudida. La brisa ganó fuerza. Sacudida,
Crash, Brisa. Sacudida, Crash, Brisa. Antes de
sacudirse otra vez estiraba su cuerpo lo mas que podía.
Sentía un gran placer al hacer eso pero pronto
desaparecía y se sentía frío, húmedo y algo perturbado.
Después de un largo rato, y de muchas
sacudidas, se sintió un poco mas cómodo. Ya no estaba
mas apretado, ahora tenía infinito espacio. Sin
embargo, se sentía bastante pesado. Intento levantarse
pero cayó de cabeza al suelo. El golpe lo dejó algo
mareado. Cuando recobro el sentido se sintió mas seco
y cálido. Eso le dio la confianza para intentarlo
nuevamente. Levantó con mucho esfuerzo la cabeza,
se hizo fuerte para poder sostenerse y, para el susto de
todos, comenzó a trastabillar peligrosamente. Cuando
parecía que iba a estrellarse otra vez contra el suelo,
con mucha destreza logró mantenerse sobre si mismo.
Se puso firme, se infló de aire y miró a su alrededor.
Entendiendo sin entender y con ganas de salir a ver
dijo “Aquí estoy yo” y así comenzó a ser.
Levelibular y la peña rodante La Transerrana son espacios los cuales nos invitan a habitarlos. Ambos de manera muy particular, ambos desde la creatividad misma de cada uno. Yesa y Rulo, Pao y Favio, esencias fundamentales de encontrar personas consigo mismas y con las miradas ajenas; “semejantes”, diría H. Lima Quintana, tan necesarios como el cariño del amigo que sin pedir nada a cambio camina en silencio junto a uno, siempre un poco más allá.