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TRANSNATIONAL DOCUMENTOS DE DEBATE DICIEMBRE 2001 no 3 TNI B RIEFING S ERIES NO 2001/2 Programa Drogas y Democracia T N I Afganistán, drogas y terrorismo Fusión de Guerras

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Page 1: Afganistán, T drogas y terrorismo N Fusión I de Guerras · entre el gobierno y la guerrilla de ... ba un funcionario de la Comisión Europea, la actual naturaleza ilegal del

T R A N S N A T I O N A L

D O C U M E N T O S D E D E B AT E

D I C I E M B R E 2 0 0 1

no 3

T N I B R I E F I N G S E R I E SNO 2001/2

Prog rama Drogas y Democrac ia

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Afgan i s tán , drogas y terror i smo

Fusión de Guerras

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I N D I C E

� Editorial 3

� Las dos guerras 4� Guerras inconciliables

� Colombia, la amenaza del hemisferio

�� Cuadro n.1: Talibán y economía del opio

� Guerra y opio en Afganistán. Las intervenciones fallidas del UNDCP 9� Desarrollo Alternativo

� Negociación de la prohibición

�� Cuadro n. 2: Tráfico de drogas en la región

� Cordón de seguridad

� Guerra biológica a las drogas

� Drogas, terrorismo y guerra

�� Cuadro n. 3: La prohibición del opio

�� Cuadro n. 4: El mercado responde

� Textos de referencia e información en internet 19

EDITORES:Amira ArmentaMartin JelsmaTom BlickmanVirginia Montañés

DISEÑO:Jan Abrahim Vos, MEDIOZlatan Peric (maquetación)Logotipo Drogas y Conflicto:Elisabeth Hoogland

IMPRENTA:Drukkerij Raddraaier, Amsterdam

CONTRIBUCIONESFINANCIERAS:Rubin Foundation (Estados Unidos)AICE (Bélgica)

CONTACTO:Transnational InstituteMartin [email protected] Potterstraat 201071 DA AmsterdamThe NetherlandsTel: -31-20-6626608Fax: -31-20-6757176www.tni.org/drogas

Los contenidos de este docu-mento pueden ser citados oreproducidos, siempre que lafuente de información seamencionada. El TNI agradece-ría recibir una copia del textoen el que este documento seausado o citado.

Puede mantenerse informado delas publicaciones y actividadesdel TNI suscribiéndose a nues-tro boletín quincenal. Contacto:[email protected]

Amsterdam, diciembre 2001

Europa y el Plan ColombiaDocumentos de Debate No. 1, abril 2001

Fumigaciones y Conflicto en ColombiaAl calor del debateDocumentos de Debate No. 2, septiembre2001

Todas las ediciones de la serie están disponi-bles en el sitio web en inglés y españolwww.tni.orgreports/drugs/debate.htm

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E D I T O R I A L

“Las armas que los talibanes están com-prando hoy se pagan con las vidas de losjóvenes británicos que compran drogas enlas calles británicas. Esta es otra parte desu régimen que debemos perseguir y

destruir”, ha dicho el primer ministro británico,Tony Blair, en uno de sus esfuerzos por vender laguerra en Afganistán. Este es un ejemplo de lasdeclaraciones distorsionadas de estos días, inspi-radas por los asesores para conseguir el apoyo dela opinión pública a una guerra controvertida.Todo lo infame se une para dibujar una imagennegra del enemigo ‘maligno’, sin que importe larealidad.

De hecho, es el aliado del señor Blair en Afganis-tán, la Alianza del Norte, quien más provecho hasacado de la economía ilícita de las drogas. Mien-tras los cultivos de adormidera se redujeron el añopasado en las zonas controladas por los talibanes,recrudeció en áreas controladas por la Alianza delNorte en la temporada de cosecha de la prima-vera. El rápido avance de las fuerzas de oposicióndebido a los intensos bombardeos, y la toma deKabul, no representarán de ningún modo el fin dela economía del opio. Por el contrario, lo que seespera es un resurgimiento de los cultivos en todoel país. La declaración de Blair es una señal delnuevo contexto de la guerra a las drogas despuésdel 11 de septiembre.

En este número de la serie Drogas y Conflicto delTNI intentamos comprender mejor este nuevocontexto. El objetivo de estos documentos dedebate es poner de relieve temas relacionados conel fenómeno global de las drogas, fomentar eldebate público sobre estrategias antidrogas y bus-car políticas alternativas. Este propósito es ahoramás necesario que nunca, dado que la nueva aso-ciación entre drogas y terrorismo puede ser usadapara justificar una escalada de la guerra a las dro-gas como instrumento en la guerra contra elterrorismo.

Drogas, terrorismo y guerra encubierta han sidoaliados estrechos desde la Segunda Guerra Mun-dial. No sólo los rebeldes ‘malignos’ han explota-do el dinero de las drogas para financiar sus ope-raciones. Funcionarios estatales han usado lasganancias de la cocaína para apoyar la lucha de laContra frente al Gobierno Sandinista en Nicara-gua y dinero de la heroína para financiar a los

muyahidín que combatieron contra las tropassoviéticas en Afganistán.

Hoy, los dos principales productores de adormi-dera y coca, Afganistán y Colombia, se encuentranen medio de un cambio de las estrategias anti-drogas. En este número abordaremos el caso deAfganistán, analizando las desafortunadas inter-venciones del Programa de Naciones Unidas parala Fiscalización Internacional de Drogas (UNDCP,en sus siglas en inglés). Por otra parte, mientrasla atención internacional está centrada en Afga-nistán, la asociación entre drogas y terrorismo estáponiendo en peligro las conversaciones de pazentre el gobierno y la guerrilla de las FARC enColombia.

El Departamento de Estado de EEUU ha identifi-cado a las FARC como organización terrorista ycomo ‘narcoguerrilla’, porque controlan una granparte de las áreas de cultivo de coca y los impues-tos por la producción de coca. En consecuencia,los colombianos tendrán menos posibilidades dedefinir su conflicto armado en términos políticosy serán presionados para redefinirlo en términoscriminales, enfrentándose a una escalada milita-rista.

En ambos países se ha intentado empezar un fren-te biológico contra el cultivo de drogas. Financia-dos por EEUU, el Reino Unido y el UNDCP, algu-nos científicos han desarrollado un hongo mortalpara destruir los arbustos de coca y adormidera.En Colombia, un amplio movimiento de resisten-cia contribuyó a bloquear la iniciativa, debido a susriesgos para el medio ambiente, los cultivos lega-les y la salud humana.

En Asia Central el hongo está listo para su uso. Laguerra contra los talibanes podría mejorar las con-diciones para que los defensores del hongo pro-sigan con su agenda. El rociado de esporas desdegrandes alturas podría ser presentado como unarma eficaz para prevenir un resurgimiento del cul-tivo de adormidera en los territorios talibanes, evi-tando así que obtengan una fuente de ingreso conla cosecha de la próxima primavera. En resumen,la asociación drogas y terrorismo puede llevar aescenarios aterradores. Y quizás, como especula-ba un funcionario de la Comisión Europea, laactual naturaleza ilegal del comercio de drogas estáempeorando la situación.

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Al día siguiente de los ataques del 11de septiembre, el secretario de Esta-do de EEUU, Colin Powell, se refirióen conferencia de prensa a la nece-

sidad de enfrentar el terrorismo atacando “... susramificaciones y raíces”, es decir, atacando a quie-nes apoyen actividades terroristas, así como a susfuentes de financiación.

Mientras hasta hace unos años se asumía que elterrorismo era financiado por algunos Estados, conel fin de la guerra fría y la caída del bloque sovié-tico, el terrorismo habría pasado a buscar sus fon-dos en otros terrenos, entre ellos el comercio ile-

gal de narcóticos. Dentro del nuevo contextointernacional de guerra al terrorismo, la lucha anti-drogas ha pasado a adquirir un rol preponderan-te.

La reciente relación drogas-terrorismo comenzópor el opio de los talibanes. Aludiendo a la res-ponsabilidad de la red de bin Laden por los ata-ques terroristas en Washington y Nueva York, elprimer ministro británico, Tony Blair, señaló quetanto bin Laden como los talibanes “explotabanconjuntamente el comercio de drogas”. Y en un

esfuerzo por obtener apoyo a la guerra en Afga-nistán, Blair advierte que hay que estar preveni-dos ante una “nueva invasión” del opio de al-Qaeda. Todavía seguía saliendo humo de las rui-nas de las torres gemelas cuando el presidente dela Cámara, Dennis Hastert anunció la formaciónde una fuerza operativa para combatir el narco-tráfico, la principal fuente de financiamiento demuchas organizaciones terroristas. Tras haberpublicado su nueva lista de organizaciones terro-ristas internacionales, el Departamento de Esta-do de EEUU hizo una denuncia formal de los vín-culos entre drogas y terrorismo. En su declaracióndel 10 de octubre ante la Subcomisión del Hemis-

ferio Occidental (Comisión de Relaciones Inter-nacionales de la Cámara), James Mack, vicesecre-tario adjunto de Estado para Asuntos Internacio-nales de Narcóticos y Ejecución de la Ley, anotóque, “... las mismas pandillas criminales involu-cradas en el contrabando de narcóticos tienen vín-culos con otras actividades criminales y gruposterroristas”.

Aunque en varios casos se ha probado una rela-ción directa entre dinero de drogas y grupos cata-logados de terroristas (en Irlanda del Norte,

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L A S D O S G U E R R A S

Golmud

Hami

Hotan

Karamay

Kashi

Korla

Qiemo

Yumen

Aswan

Bakhtaran

Aktyubinsk

Aralsk

Atbassar

Balqash

Rudnyy

Sabhah

Altay

Dalandzadagad

Hovd

Bilma

B

Bratsk

KirovNovgorod

Orol

Ulan UdeVoronez

Makkah (Mecca)

Waw

Vologda

etAl Jawf

Baotou

Chengdu

FGuiyang

H

KaifengLanzhou

Mianyang

Nanning

Saratov

Dukou

Shang

Shanto

Ta

Urumqi

Xia

Xian

Xining

Xuzh

Yinchuan

Agra

Ahmadabad AllahabadCalcutta

Jaipur

Madras

Nagpur

Pune

Surat

Esfahan

Shiraz

Basra

QaraghandyKrakow

Constanta

ChelyabinskGorkiy

Irkutsk

IzevskKazan

Krasnodar

Krasnojarsk

Kuybyshev

St. Petersburg

NovosibirskOmsk

Perm

Sverdlovsk

Ufa

Volgograd

Jaroslavl

AdanaIzmir

Frunze

Lviv

Ho Chi Minh City

Bombay

Cochin

Gdansk

HeMultan

Naples

Rostov

Taiyuan

Tol Yatti

Varanasi

YueyangZigong

Beijin

Nicosia

Cairo

Tallinn

Berlin

Bishkek

Khartoum

Hanoi

Kabul

Dhaka

MinskCopenhagen

Addis Abbaba

Asmara

Helsinki

Athens

V

New Delhi

Tehran

Baghdad

Rome

Phnom Penh

Alma Ata

Vientiane

Riga

Tripoli

Kaunas

Ulaanbaatar

Rangoon

Kathmandu

Abuja

Oslo

Muscat

Islamabad

Warsaw

Bucharest

Moscow

Ar Riyad

Colombo

Stockholm

Bangkok

Tunis

Ankara

Ashgabat

Kiev

Tashkent

Sanaa

N'Djmena

AUSTRIA

TALY

SWEDEN

ERMANY

HUNGARYROMANIA

BULGARIA

TURKEY

NMARK

POLANDBELARUS

UKRAINECZECH

SLOVAKIA

GREECE

CYPRUS

SERBIA

ALBANIA

MOLDOVA

LITHUANIA

LATVIA

ESTONIA

X.

MONTENEGRO

BOSNIA

CROATIASLOVENIA

TZ.

MACEDONIA

ETHIOPIA

ERITREA

SUDAN

EGYPT

IGER

ERIASOMALIA

LIBYA

CHAD

CENTRAL AFRICANREPUBLIC

TUNISIA

CAMEROON

DJIBOUTI

JORDAN

ISRAEL

LEBANON

ARMENIAAZERBAIJAN

GEORGIAKYRGYZSTAN

TAJIKISTAN

KUWAIT

QATAR

U. A. E.

YEMEN

SYRIA

IRAQ IRAN

OMAN

SAUDI ARABIA

RUSSIA

AFGHANISTAN

PAKISTAN

INDIA

CHINA

KAZAKHSTAN

TURKMENISTAN

UZBEKISTAN

MYANMAR

THAILAND

KAMPUCHEA

NEPALBHUTAN

VIETNAM

SRI LANKA

LAOSBANGLADESH

BRUNEI

MONGOLIA

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Kosovo, Chechenia, Uzbekistán, Colombia), unsupuesto financiamiento de al-Qaeda con el opiode los talibanes resulta menos evidente. Por lomenos hasta la fecha de los ataques. Si se obser-van bien las cifras de la economía ilícita de Afga-nistán se notará que de 1999 al 2001 las gananciasobtenidas por los talibanes por venta de opio seredujeron a un monto irrisorio (véase cuadrop.10), mientras que las cifras de la Alianza Nortepor el mismo concepto en el mismo período setriplicaron. “Bombardearemos sus campos de ador-midera” dijo también Blair, ignorando sin duda queen las áreas controladas por los talibanes no que-daba en esos momentos una sola hectárea de ama-pola, como resultado de la prohibición impuestapor el régimen Talibán el año anterior.

Guerras inconciliables

La estrategia antiterrorista en lo que se refiere alas drogas se resume en: a menos drogas menosrecursos. En consecuencia, la guerra antiterroris-ta requeriría de un escalamiento de la guerra anti-drogas. No obstante, en lapráctica estas dos guerras noparecen conciliarse demasia-do bien. A mediados de octu-bre, Asa Hutchinson, jefe dela DEA, hablando en un panellegislativo, se quejó de que elacento que está poniendo elgobierno estadounidense enel terrorismo les está permi-tiendo a los narcotraficantessuramericanos introducir másmercancía en EEUU a través del Caribe. Tanto laDEA como la guardia costera han debido despla-zar personal de las funciones antinarcóticos paradesplegarlos en el combate al terrorismo. En estemismo sentido se han expresado otros funciona-rios y analistas independientes: las acciones mili-tares del Pentágono en Afganistán y la lucha con-tra el terrorismo en territorio estadounidensepueden afectar los esfuerzos antidrogas.

La estrategia antiterrorista puede llegar a serincluso antagónica con la estrategia antidrogas.En el marco de un programa antidrogas para Afga-nistán, EEUU y el UNDCP habrían presionado alos talibanes con medidas y sanciones en su con-tra en caso de no controlar la producción de opio,materia prima para la producción de heroína. La

prohibición a los cultivos impuesta por los taliba-nes en julio del 2000 —tan alabada por el direc-tor ejecutivo del UNDCP, Pino Arlacchi— habríasido en buena parte resultado de estas amenazas.Ahora, ante los bombardeos de su territorio, seespecula que el régimen Talibán ha levantado laprohibición, lo que significaría un enorme pasoatrás en lo que es considerado como un éxito delos esfuerzos antidrogas. Según informes recien-tes obtenidos por Naciones Unidas, los campesi-nos están plantando o se están preparando paraplantar amapola en dos importantes regiones agrí-colas. Es de prever pues un posible resurgimien-to del comercio de drogas afgano.

El 23 de octubre, el periódico estadounidense TheWashington Post declaraba que la principal vícti-ma de la guerra al terrorismo en Afganistán es laguerra a las drogas. Este y otros medios han afir-mado que los precios de la heroína están por elsuelo, y que el flujo de opio y heroína hacia occi-dente a través de los diversos canales existentesse ha incrementado notoriamente. Mientras tantoEEUU andan en busca de líderes tribales dispues-

tos a oponerse al régi-men Talibán, haciendocaso omiso de los nexosque tienen estos líderes,desde hace décadas, conel negocio de las drogas.El representante delUNDCP para Pakistán yAfganistán, BernardFrahi, manifestó en unaentrevista que un resur-gimiento del tráfico de

heroína podría ser un obstáculo para la guerra alterrorismo. “Antes de esta guerra Osama tenía sufi-ciente dinero... Ahora que sus cuentas bancarias hansido congeladas, ¿qué va a hacer? Recurrir al narco-tráfico a través de las redes existentes”. RichardDavenport-Hines, experto en la historia de losnarcóticos, dijo que independientemente de losque pase con la guerra al terrorismo, el narcotrá-fico se las arreglará para sobrevivir.

De hecho, el Congreso estadounidense está porreducir el presupuesto destinado a la lucha anti-drogas en los países andinos. De los 731 millonessolicitados para la Iniciativa Regional Andina (unaampliación del controvertido Plan Colombia), elCongreso aprobó solamente 625 millones, el pasa-do 15 de Noviembre. Vale la pena anotar que esta

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“Si usted esnarcotraficante, podríaver este momento como

una oportunidad”(Michael Shifter, Inter-

American Dialogue)

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reducción del presupuesto afecta básicamente a loque tiene que ver con el narcotráfico mismo, almenos en el corto plazo —por eso se queja el jefede la DEA— pero no modifica un ápice lo rela-cionado con la producción.

Las fumigaciones, erradicaciones forzosas, penali-zación por cultivar plantas ilícitas, etc., continúancomo si nada hubiera cambiado en el resto delmundo. Ello a menos que se haga valer la posiciónasumida por algunos miembros del Senado esta-dounidense que insisten en mantener el requisi-to de los derechos humanos como condición paraofrecer asistencia a Colombia y han pedido unacertificación sobre el impacto de las fumigacionespara continuar con éstas o suspenderlas. Estesector del Senado ha insistido además en que sesuspendan los fondos para las fumigaciones mien-tras no se entregue un programa de desarrolloalternativo para las áreas fumigadas. Se trata de unsector minoritario en el Senado y está por verseque estas recomendaciones salgan adelante.

Los consumidores de drogas por su parte estánsiendo estigmatizados por “contribuir al terrorismo”.La administración estadounidense nunca se hacaracterizado por su capacidad para matizar la rea-lidad. El mundo se divide entre buenos y malos.En este último campo, drogas, terrorismo y cri-minalidad se identifican y confunden. No es deextrañar pues que las políticas domésticas esténcambiando desde el 11 de septiembre. Las penaspor consumo de heroína han aumentado. El argu-mento es que cada dólar pagado por una dosis deheroína es un dólar que va a las arcas de al-Qaeda. Una contribución al terrorismo que bienjustifica el aumento de las penas.

Colombia, la amenaza delhemisferio

En el hemisferio occidental, Colombia es el mejorejemplo de esta nueva interrelación de guerras.Después del famoso discurso del presidente Bushpara anunciar el inicio de la nueva cruzada contrael terrorismo, no quedó duda de que ésta tendríasus repercusiones en Colombia. En la nueva listade organizaciones terroristas extranjeras seencuentras tres colombianas. Este país es ademásel mayor productor de cocaína y su producciónde heroína abastece a una parte importante delmercado de EEUU. Y lo más importante: Colom-

bia se parece a Afganistán en el asunto clave delintercambio de drogas por armas.

Hacia mediados de octubre, el embajador FrancisX. Taylor, coordinador antiterrorista del Depar-tamento de Estado, confirmó las intenciones deEEUU de acabar con la red terrorista colombianaal anunciar que tratarán a los guerrilleros colom-bianos del mismo modo como tratan a los gruposterroristas. Las FARC fueron señaladas como elgrupo terrorista más peligroso del hemisferiooccidental, junto con organizaciones extremistasislámicas en la región trifronteriza donde conver-gen Argentina, Brasil y Paraguay. Y en su declara-ción del 10 de octubre ante la Subcomisión delHemisferio Occidental, James Mack se refirióespecíficamente a las FARC, ELN y AUC comogrupos que “... se benefician sustancialmente de suprofunda participación en el tráfico de drogas”. Enconsecuencia, Washington está proponiendoahora un nuevo plan antiterrorista para Colom-bia. La idea de una derrota militar a los gruposterroristas en Colombia, con el respaldo de EEUUa acciones contrainsurgentes, había ganado terre-no en Washington entre ciertos sectores ya desdeantes del 11 de septiembre.

Dentro de esta tendencia se han expresado altosfuncionarios del gobierno estadounidense. Laestrategia en el hemisferio es similar a la estrate-gia global, e implica el uso de todos los elemen-tos de poder de EEUU, incluido el militar. En estesentido, últimamente se especula sobre planes delPentágono de crear un “Comando militar para lasAméricas”, que se encargaría de la defensa delhemisferio occidental. Actualmente este trabajo lorealiza el Comando Sur, pero se considera que surol y recursos han sido hasta ahora limitados. Deotra parte, se anunció que EEUU está renovandosu ayuda militar al ejército nicaragüense, ahora queéste ya no está controlado por el partido de lossandinistas.

Después del 11 de septiembre las FARC resultanmás interesantes para EEUU como terroristasque como narcotraficantes. En cualquier caso bus-can su aniquilación, pero si el acento se pone enel terrorismo de las FARC, si los fondos se desti-nan claramente en esta dirección, la guerra anti-drogas —en el área del narcotráfico— corre elriesgo de sufrir las consecuencias. Una aniquilaciónde las FARC no significaría la aniquilación del nar-cotráfico colombiano ni mucho menos. No son las

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FARC sino los diversos carteles que operan en elpaís el verdadero motor del negocio de las dro-gas.

A finales de octubre, la embajadora de EEUU enColombia, Anne Patterson, en una intervenciónpública titulada “Nuevas Relaciones de EEUU yColombia” expresó de manera clara y directa quela nueva estrategia global de su país tendrá seriasrepercusiones en sus relaciones con Colombia. Laembajadora destacó el Plan Colombia como “... laestrategia antiterrorista más efectiva que podríamosdiseñar”. Patterson expresó su preocupación porla zona de distensión controlada por las FARC ypor la presencia de extranjeros vinculados a gru-pos terroristas en el lugar, y advirtió igualmentesobre la amenaza quepuede presentar el hechode que, ante la crisis asiáti-ca, los proveedores deheroína lleguen a Colombiaa fin de mantener el nego-cio con los clientes inter-nacionales. Con su discursola embajadora norteameri-cana borró de un tajo ladiferencia existente hastaahora entre la lucha anti-narcóticos y la contrainsur-gente.

A esta situación se ha unidoel viraje dado por la UniónEuropea frente al procesode paz. Dicho viraje obede-ce por un lado al secuestro de los tres técnicosalemanes de la GTZ (en estos momentos en liber-tad), que fue considerado como una bofetadaante la actitud constructiva que los países de la UEhabían mostrado hacia el proceso de paz, y porotro lado a la confirmación de que miembros delIRA habían estado en la zona de distensión en acti-vidades de entrenamiento, lo que despejó cual-quier duda de nexos de las FARC con organiza-ciones internacionales consideradas terroristas.Merece la pena recordar que el IRA ha pactadouna tregua y se encuentra en un proceso de nego-ciación, razones por las cuales ha sido excluido dela nueva lista de organizaciones terroristas.

El anuncio de que EEUU pedirá en extradición,entre otros, a líderes guerrilleros con los cualesel gobierno colombiano está negociando, ha caído

como un balde de agua fría sobre un proceso depaz ya bastante maltrecho. El argumento centrales que un proceso de paz no puede ser viable siel interlocutor está en peligro de ser extraditadoa Estados Unidos. La guerrilla rechaza la extradi-ción. La reducción de la guerrilla a una organiza-ción puramente criminal, y calificada como nar-cotraficante, desestimula condiciones de confian-za para el proceso de paz. Como consecuencia, laamenaza de extradición a la cúpula guerrillera pornarcotraficante le resta la posibilidad a la guerri-lla de ser parte de la solución al problema de lasdrogas.

Ahora más que nunca, la paz y la guerra en Colom-bia estarán cruzadas por la lucha estadounidense

contra el terrorismo. Sihabía dudas al respecto,las medidas del gobierno ylas múltiples declaracio-nes de altos funcionariosestadounidenses en lasúltimas semanas las handespejado con contun-dencia. El 11 de septiem-bre les ha servido a lossectores de la línea dura,tanto en Washingtoncomo en Colombia, paradesplazar definitivamentela percepción de las FARCde movimiento insurgentea organización terroristafinanciada con la ventainternacional de drogas.

El papel de Colombia en la guerra internacionalcontra el terrorismo, así como el proceso de paz,sus avances, implicaciones y tropiezos serán temasimportantes de discusión entre el gobierno colom-biano y el estadounidense. La presión para queColombia abandone las conversaciones de paz afavor de una solución militar está aumentando.Colombia ha pasado a ser el principal referente deinseguridad hemisférica. Los colombianos veráncada vez más menguadas las posibilidades de defi-nir su conflicto armado en términos políticos yrecibirán más presiones para redefinirlo en tér-minos criminales, enfrentándose a una escaladamilitarista.

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“Uno de los mayoresbastiones del terrorismono es un mundo lejano,sino justo bajo nuestrasnarices. (...) Un vuelo de

dos horas al sur desdeMiami le desembarcará

en Colombia, el país máspeligroso y más terrorista

del mundo” (Zell Miller, senador

demócrata de Georgia)

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Las declaraciones de los últimos meses hantendido a sobreestimar la medida en la que elrégimen talibán se apoya en la economía delopio. Los ‘mejores cálculos’ acerca de lasganancias talibanes se basan en las cifras delUNDCP sobre el número de hectáreas planta-das, rendimiento por hectárea, precio del kilode opio, y los gravámenes impuestos por elrégimen. Pero nada de esto es definitivo. Lascifras del rendimiento varían ampliamente porregión y existen enormes diferencias entrecampos de adormidera irrigados y los que handependido de las lluvias. El precio por kilo enel Norte nunca ha sido el mismo que en el Sur,y dentro de un mismo distrito fácilmente sepuede duplicar o reducir a la mitad de acuer-do a la calidad.

La producción de opio afgana alcanzó en 1999el récord de 4.600 toneladas cosechadas de91.000 hectáreas plantadas, con un promedionacional de rendimiento estimado en 50,4kg/ha. y vendido a un promedio de 58 dólaresel kilo. El valor total de la producción de opioen la fase inicial llegó a 251 millones de dóla-res. Los talibanes nivelaron el impuesto usherdel 10% sobre todos los productos agrícolasincluido el opio, y solamente algunas veceslograron recaudar un impuesto adicional decomerciantes e instalaciones de procesamien-to. Esto pondría las ganancias de los talibanespara el mejor año, entre 30 y 45 millones dedólares. En el 2000, la producción decayó a3.300 toneladas producto de 82.000 hectáreasplantadas, cayendo el rendimiento a su vez a unpromedio de 35,7 kg/ha (de los campos depen-dientes de las lluvias el rendimiento fue sólo de18,5 kg/ha), y los precios se redujeron a 30dólares el kilo. El valor total en la fase inicial,en el 2000, llegó pues a solamente 91 millonesde dólares. Con una producción de sólo 185toneladas en el 2001, pero a precios muy altos,el UNDCP estima un ingreso potencial bruto deunos 56 millones de dólares por la venta deopio fresco de los cultivadores. Pero buenaparte de esto se ha ganado y gravado en terri-torio controlado por la Alianza del Norte. Desdela prohibición, las ganancias por opio de los

talibanes han caído prácticamente a cero.

Estas cifras son muy bajas en comparación conlos muchos miles de millones que reporta elproducto más adelante en la cadena del nego-cio con el tráfico y la venta callejera de la hero-ína procesada. No existen ejemplos documen-tados que conecten a los talibanes directa-mente con el tráfico internacional de heroína.Ha habido acusaciones contra Juma Naman-gani, del Movimiento Islámico de Uzbekistán,un pequeño grupo radical, y contra Hajji Bas-har, que operan en Afganistán en alianza conlos talibanes. Por el lado de la Alianza del Norteha habido acusaciones similares contra AbdulRashid Dostum, un caudillo de la etnia uzbecaque se unió a la Alianza a comienzos de esteaño. Hasta qué punto otros círculos del nego-cio de la heroína pueden estar apoyando algu-nas de las facciones de manera sustancial –como sucedió durante la yihad antisoviética enlos ochenta, con la aprobación de la CIA y dela inteligencia paquistaní – es algo que todavíano se conoce bien.

Incluso la DEA ha debido limitarse a frasesvagas y dudosas para argumentar una supues-ta conexión entre drogas y terrorismo en elcaso de los talibanes, bin Laden y su red al-Qaeda: “Aunque la DEA no posee evidenciadirecta que confirme el involucramiento de binLaden en el narcotráfico, se cree que las rela-ciones entre los talibanes y bin Laden han pros-perado, en buena parte, debido a la dependen-cia sustancial de los talibanes del comercio delopio como fuente de ingreso organizacional.Aunque las actividades de las dos entidades nosiempre siguen la misma trayectoria, sabemosque drogas y terror a menudo comparten terre-nos comunes como el territorio, el dinero y laviolencia. A este respecto, el santuario del quegoza bin Landen se basa en la existencia delapoyo talibán al narcotráfico. Esta conexióndefine la relación simbiótica mortal entre trá-fico de drogas ilícitas y terrorismo internacio-nal”.

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Cuadro n. 1

Talibán y economía del opio`

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G U E R R A Y O P I O E N A F G A N I S T Á NL A S I N T E R V E N C I O N E S F A L L I D A S D E L U N D C P

Afganistán ha sido un importantecentro de atención para el Progra-ma de Naciones Unidas para la Fis-calización Internacional de Drogas(UNDCP) desde que fue patente

que había pasado a ser la principal fuente de opiodel mundo. Desde 1994, el Informe Anual sobreAdormidera del Programa de Monitoreo de Culti-vos del UNDCP es la fuente más confiable paracifras sobre hectáreas de adormidera y el poten-cial de producción de opio. Para entender las com-plejidades de la economía afgana del opio son indis-pensables las Series de Estudios Estratégicos delUNDCP. Estas dan cuenta de la expansión de loscampos de coca en Afganistán y las razones dedicha expansión, el rol del opio como fuente decrédito y como estrategia de sustento de campe-sinos y refugiados de guerra, y el papel de las muje-res en la economía del opio y las dinámicas rura-les en que se apoya el comercio ilícito.

Desafortunadamente, todo este conocimientoacumulado parece estar ausente en el planea-miento e implementación de proyectos delUNDCP dirigidos a frenar la salida de drogas ilí-citas de Afganistán. Las políticas con que se haintervenido han sido fuertemente politizadas y hanestado rodeadas de controversia. La siguientereconstrucción de las problemáticas iniciativas delUNDCP plantea serias dudas sobre la capacidadde esta agencia de la ONU para desempeñar unrol constructivo en este momento político crucial,en el que los nexos entre las drogas y la guerra enAfganistán están en la mira de la comunidad inter-nacional.

Desarrollo alternativo

En 1989, cuando las tropas soviéticas abandona-ron Afganistán, la ONU era consciente del poten-cial incremento de la producción ilícita de opio, elcual había crecido considerablemente en los últi-mos años alcanzando ya un rendimiento de 1.200toneladas, es decir, un tercio de la producción glo-bal. Las zonas rurales habían sido devastadas ymillones de refugiados regresaban a sus pueblos.Su mejor opción para sobrevivir era integrarsedentro de la economía del opio. Para contrarres-tar esta amenaza, el UNDCP lanzó su primer pro-yecto de Desarrollo Alternativo en junio de 1989.El proyecto Control de Drogas y Rehabilitación Ruralde Afganistán (AD/AFG/89/580), con un presu-

puesto total de 9,2 millones de dólares, debíadurar hasta marzo de 1996. En las provincias pro-ductoras de adormidera más importantes se ini-ciaron más de 200 proyectos de desarrollo en elmarco del control de drogas como parte de larehabilitación internacional en general y de losesfuerzos de reconstrucción en Afganistán. Elúnico elemento común en el paquete de los dife-rentes subproyectos – y la única diferencia conotros esfuerzos de reconstrucción – era la ‘cláu-sula de la adormidera’: antes de iniciar un proyec-to, las comunidades tenían que firmar un acuerdopara poner fin al cultivo de opio. Sin embargo, laaplicación de esta cláusula fue imposible. Entre1989 y 1994 la producción de opio se triplicó,pasando a 3.400 toneladas. Las evaluaciones delprograma reconocieron su contribución en larehabilitación general del campo, pero dieroncuenta de su fracaso en términos de reducción delcultivo de adormidera.

En marzo de 1997 se lanzó una segunda iniciativaen forma de un proyecto piloto: el Proyecto deReducción del Cultivo de Adormidera(AD/AFG/97/C28) se proponía alcanzar un pre-supuesto de 12,5 millones de dólares para 1997-2001, y estaba financiado por Alemania, Italia, Paí-ses Bajos y Estados Unidos. Este presupuestonunca se alcanzó. Una intervención más precisa seplaneó en cuatro distritos, cuyo fin era mejorar lascondiciones para proporcionar ingresos alterna-tivos a los cultivadores a través de diversas acti-vidades: cultivos alternativos, labores de infraes-tructura, proyectos sanitarios, escolarización ycapacitación para mujeres.

En este programa la ‘cláusula de la adormidera’ seimplementó a través de los Planes de Acción parael Control de Drogas (DCAP, en sus siglas eninglés). Las autoridades locales y los representan-tes comunitarios tenían que eliminar totalmentelos cultivos ilícitos en el período proyectado. “Bajosu política condicionada, el UNDCP suministrará ayudaal desarrollo solamente si se ha declarado una prohi-bición del cultivo de adormidera, y si las autoridadescorrespondientes a nivel provincial, distrital y local sehan comprometido a aplicar la ley de prohibición”. LosDCAP aceptaban la necesidad de una reduccióngradual a cuatro años, pero no especificaban larelación entre objetivos de desarrollo a lograr ydisminución de los cultivos ilícitos. A pesar delcarácter piloto del programa, las fechas de reduc-ción propuestas por los DCAP no permitían nin-

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guna flexibilidad que generara confianza entre lascomunidades participantes. En su lugar, las comu-nidades fueron presionadas – en vano – a cumplircon calendarios que no tenían en cuenta las nece-sidades de supervivencia. Mientras que en elmismo período las Series de Estudios Estratégicos delUNDCP recolectaban información y nuevas per-cepciones sobre las decisiones domésticas hechasen relación con el cultivo de adormidera, el papelde las mujeres en la economía del opio y la impor-tancia del opio como sistema de crédito, no seintrodujeron adaptaciones en los programas.

El proyecto terminó abruptamente a finales del2000. Los gastos fueron sólo de tres millones dedólares. Los donantes habían perdido el entusias-mo debido a los informes críticos sobre su impac-to, la inconveniencia de negociar con los talibanes,y una crisis administrativa interna en el UNDCPrelacionada con el director ejecutivo Pino Arlac-chi. Las evaluaciones del momento confirmabanuna reducción significativa del opio en el 2000, par-ticularmente en los distritos de Kandahar, pero nose pudo confirmar ninguna relación causal con elproyecto. Una grave sequía fue la principal razónde la disminución de las áreas plantadas y del ren-dimiento, tendencia que también se observó endistritos no cubiertos por el proyecto.

El proyecto piloto no logró cumplir sus objetivosiniciales, uno de los cuales establecía que: “El pro-yecto demostrará a las autoridades afganas que sepuede sostener una prohibición de la adormidera sinmuchas dificultades si está apoyada por un programapara ayudar a las áreas de cultivo de adormidera hacia

una vía alternativa de desarrollo socio-económico”. Elaumento de la producción, la decepción por lasrepercusiones de los programas de desarrolloalternativo, la renuencia de los donantes y un cam-bio en la dirección acercaron al UNDCP a unamayor dependencia de la imposición de la ley. Secentró la atención en el desarrollo de un métodoeficiente de erradicación forzosa, en la negociacióncon los talibanes de una prohibición total del opioy en el cierre de las fronteras afganas. El desarro-llo alternativo pasó a ser el instrumento negocia-dor para lograr una reducción a través de mediosrepresivos.

Negociación de la prohibición

En el año transcurrido entre el final del primer pro-grama de Desarrollo Alternativo en 1996 y elcomienzo del segundo, los talibanes ganaron elcontrol de la provincia de Nangarhar de la capi-tal, Kabul. Las provincias sureñas productoras deopio ya estaban bajo su control desde 1995. El‘principio de condicionalidad’ del proyecto piloto sig-nificaba entrar en negociaciones con los talibanes,en tanto que autoridades de hecho. En noviem-bre de 1996, el nuevo gobierno de Kabul emitiósu primera declaración sobre este tema. Los tali-banes declararon su oposición a la producción,procesamiento, tráfico y abuso del opio, y secomprometieron a tomar todas las medidas nece-sarias, en un contexto de cooperación regional yasistencia internacional. La delicada misión denegociar los términos de este compromiso fueasignada a Giovanni Quaglia, quien representó al

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Afganistán - Producción de opio y hectáreas de adormidera - cifras UNDCP

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UNDCP en las conversaciones con los talibanesen 1997. El UNDCP expresó su voluntad de cana-lizar ayuda e inversión en Afganistán, precisandoque tendrían luz verde solamente si los talibanesemitían un edicto público declarando que el cul-tivo de opio es una violación a la ley islámica, y coo-peraban en la eliminación de cultivos de adormi-dera en áreas bajo su control. El señor Quagliaexpresó: “Les hemos dicho, ‘Les damos algo a cam-bio de algo’. Este es la lengua de los negocios. Los tali-banes son afganos, y todos los afganos son comer-ciantes. Esta es la lengua que ellos entienden. A lostalibanes se les ha dicho que el silencio es complici-dad. Ya tienen bastantes problemas con su imageninternacional, y es hora de que la dirección aclare anteel mundo su política de drogas”.

El 10 de septiembre de 1997, el ministro talibánde asuntos exteriores promulgó la declaración exi-gida: “El estado islámico de Afganistán informa a todossus compatriotas que como el uso de la heroína y elhachís no está permitido por el Islam, se les recuerdauna vez más que deben abstenerse de cultivar, con-sumir o comerciar con hachís y heroína. A cualquieraque viole esta orden se le impondrá un castigo deacuerdo al venerable Mohamed y a la Ley Islámica yno tendrá, en consecuencia, derecho a presentar unaqueja”. La declaración fue enmendada por una acla-ración del 20 de octubre que prohibía específica-mente el cultivo y tráfico de opio.

Cuando Pino Arlacchi fue nombrado director eje-cutivo del UNDCP en septiembre de 1997, seocupó de este asunto como su gran prioridad yviajó inmediatamente a Afganistán para adelantarpersonalmente las negociaciones. “Lo que hay quehacer en Afganistán es ayudar a los talibanes a hacerlo que ellos de todos modos quieren hacer en tantoque musulmanes estrictos”, dijo Arlacchi durante suvisita a Helmand en noviembre. Arlacchi les men-cionó a los talibanes la cifra potencial de 250 millo-nes de dólares, para desarrollo alternativo a lolargo de una década, si ellos cooperaban en la eli-minación de los cultivos de adormidera. Al salirde Afganistán, Arlacchi anunció que había solu-cionado el problema afgano de las drogas. Desdeentonces se volvió un rasgo distintivo del nuevodirector ejecutivo hacer promesas en todas par-tes antes de tener asegurado el compromiso delos donantes, dejando una estela de promesas falli-das junto con la frustración de muchos (no-)receptores.

Era demasiado pronto para cantar victoria. La pro-ducción del invierno 1998-99 alcanzó el récord de4.565 toneladas de opio, mientras continuaban lasnegociaciones para aplicar lo prometido. En marzode 1999, el UNDCP organizó un encuentro de altonivel en Pakistán con funcionarios talibanes parael control de drogas, oficiales de enlace para dro-gas de todo el mundo con base en Islamabad, yrepresentantes de las Fuerzas AntinarcóticosPaquistaníes. Se invitó a expertos en Ley Islámicaa discutir sobre asuntos legales del cultivo de ador-midera bajo la jurisdicción talibán, y a dar argu-mentos a favor de medidas prácticas tendientes ala aplicación de la prohibición del opio. En sep-tiembre de 1999, un poco antes de la nueva tem-porada de siembra y un mes antes de una reunióndel Consejo de Seguridad para decidir sobre medi-das contra el régimen talibán, el ulema Omar pro-mulgó un decreto para disminuir los cultivos deadormidera en una tercera parte, invitando alUNDCP a presenciar una escena de erradicaciónde algunos campos de adormidera en Nangarhar.De hecho, después de la cosecha de la primaveradel 2000, un monitoreo de la ONU confirmó3.276 toneladas de opio, es decir, un declina-miento del 28%. Sin embargo, en términos delnúmero de hectáreas, la reducción fue sólo del 9%,y el bajo rendimiento promedio por hectárea sedebió a la sequía. Al mostrar voluntad de coope-ración con la comunidad internacional en el asun-to de las drogas, los talibanes esperaban que elConsejo de Seguridad asumiera una actitud máscondescendiente en sus acusaciones sobre elapoyo al terrorismo por parte de los talibanes.Pero esto no evitó que el Consejo de Seguridadimpusiera las primeras sanciones en octubre de1999.

Luego, el 27 de julio del 2000, el ulema Omar pro-mulgó su prohibición total de los cultivos de opiopara la siguiente temporada. Las condiciones enese momento eran más favorables para efectuardicha prohibición. Los precios todavía estabanbajos como consecuencia de la sobreproducciónanterior y de la continua sequía, que hacía de lasiembra de adormidera un negocio arriesgado encualquier caso. Inicialmente, pocos observadoresinternacionales creyeron que la prohibición iba enserio. No obstante, los cultivadores tenían claroque esta vez la siembra sería castigada, y aunquela represión no se extendió, se reportaron bas-tantes casos de arresto y destrucción de campos.Debido a la reputación de rigidez de los talibanes,

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la prohibición contribuyó definitivamente a laespectacular quiebra de la economía del opio enAfganistán en el invierno del 2000-2001. La casicompleta desaparición de la adormidera de áreascontroladas por los talibanes se confirmaría enmayo del 2001.

Este hecho llegó demasiado tarde para que los tali-banes pudieran obtener alguna ganancia con elargumento de Quaglia, “les damos algo y ustedesnos dan algo a cambio”, o de la ficticia zanahoriade Arlacchi de 250 millones de dólares. En vez depremio, Arlacchi anunció en septiembre del 2000que pondría fin a todas las actividades operacio-nales en Afganistán. La decisión tomó por sorpresaincluso al personal del UNDCP en ese país, quie-nes se enteraron de la noticia a través de la BBC.Los talibanes reaccionaron enfadados: “Nos pre-guntamos cómo es posible que la ONU desmonte susprogramas con el argumento de que no hay fondos”,dijo Abdel Hamid Akhundzada, director de laAlta Comisión Talibán para el Control de Drogas.“Nosotros hemos cumplido con nuestras obligaciones.Exigimos que el acuerdo que hicimos sea respetadohasta el final”. Pero la situación política interna-cional había cambiado hacia una confrontación conel régimen talibán. En este clima, Arlacchi nohabía podido entusiasmar a ningún donante ahacer grandes inversiones en desarrollo, y élmismo se encontraba ya mirando en otra direc-ción, para la que no necesitaba a los talibanes.

Cordón de seguridad

Mientras los talibanes renovaban su amenaza decastigar a los campesinos afganos que cultivaranadormidera o cannabis, el UNDCP proponía lacreación de un ‘Cordón de Seguridad’ alrededorde Afganistán para contener el flujo de drogas, for-taleciendo las fronteras y la capacidad antidrogasde los países vecinos. Arlacchi anunció el plan enla Conferencia Internacional para Aumentar la Segu-ridad y la Estabilidad del Asia Central: Un Enfoque Inte-grado para Enfrentar las Drogas, el Crimen Organi-zado y el Terrorismo, en Tashkent, Uzbekistán, enoctubre del 2000.

Al día siguiente Arlacchi viajó a Dushanbe, Tayi-kistán, para inaugurar la nueva Agencia de Con-trol de Drogas establecida con ayuda del UNDCP.Según Michael von der Schulenberg, quien acom-pañó a Arlacchi en su primera misión a Tayikistán,

Aproximadamente, entre un tercio y la mitad del opio deAfganistán se consume en la misma región. Aparte del exten-dido consumo tradicional de opio, la región está experi-mentando una gran crisis de adicción a la heroína. El UNDCPestima que hay entre 1 y 1,5 millones de consumidores deheroína en Pakistán, y entre 1,5 y 1,8 millones en Irán, cifrasprácticamente iguales a la población total de heroinómanosen Europa Occidental. La mayoría de la producción de Afga-nistán deja el país en forma de opio o base de morfina, el pri-mer paso hacia el procesamiento de heroína, que tiene lugarmayormente en Turquía, Pakistán y, más recientemente, lasrepúblicas de Asia Central. Los laboratorios de heroína den-tro de Afganistán también están en aumento. Esto se demues-tra con la intercepción de heroína procesada en las fronte-ras iraní y tayik, y con el apresamiento de cargamentos deanhídrido acético destinado a Afganistán, un precursor quí-mico crucial para el proceso de refinamiento de la base demorfina en heroína.

La Ruta de los Balcanes ha sido una de las más importantesrutas de tráfico hacia Europa. Grandes cantidades de opio ybase de morfina, pasando a través de Pakistán e Irán, son refi-nadas en laboratorios turcos, transportadas vía los Balcanes,y vendidas en el mercado de Europa Occidental en forma deheroína cruda, ‘brown sugar’. Otros refinamientos tienenlugar en menor escala hasta la heroína de primera calidad,‘número cuatro’, similar a la del Sudeste asiático. La Ruta dela seda a través de Asia Central está ganando importancia,ante todo para proveer a los crecientes mercados de Rusia yAsia Central. Tayikistán y Kirguizistán se han convertido enimportantes países de tránsito, almacenamiento y procesa-miento. También se realizan traslados a través de Turkme-nistán hacia Irán, o a través del Mar Caspio hacia el interiordel Cáucaso sobre Turquía, o hacia el Norte a Rusia.

Las regiones fronterizas se han convertido en potencialeszonas de guerra, donde grupos de traficantes bien armadosson confrontados por las fuerzas policiales militarizadas.Especialmente en Irán, donde a lo largo del año 2000, lasagencias de control de drogas iraníes informaron de 1.500enfrentamientos armados y más de 900 traficantes muertos.En total, en las dos décadas pasadas, más de 3.000 policías ymilitares iraníes perdieron la vida en tales choques. La inse-guridad ha llegado a niveles dramáticos, debido también alos múltiples secuestros hechos por los traficantes para resol-ver disputas o para obtener rescate para restituir deudas des-pués de que los traficantes perdieran el cargamento en unaoperación policial. Según el jefe de control de drogas de laprovincia de Khorasan: “Si construyéramos la Gran Murallade China, los traficantes todavía encontrarían la forma deentrar. Le disparamos a uno hoy, y mañana hay dos”.

Cuadro n. 2: Tráfico de drogas en la región

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en abril de 1999, en calidad de Director de Ope-raciones y Análisis, “Los proyectos de Tayikistánestuvieron desde el comienzo envueltos en un velo desilencio. Arlacchi prometió al presidente financiar laAgencia de Control de Drogas y pagarles salarios nacio-nales durante tres años a todos los oficiales encarga-dos de hacer cumplir la ley. Posteriormente añadió unapromesa de dos millones de dólares para la guardiarusa a lo largo de la frontera con Afganistán y Tayi-kistán. (...) Se ha suspendido el reclutamiento crucialde cuatro inspectores internacionales, lo que ha deja-do a la Agencia de Control de Drogas prácticamentesin supervisión internacional”.

El dinero provenía del muy limitado fondo deRecursos para Fines Generales. Al gobierno holan-dés no le hizo ninguna gracia descubrir que 300mil dólares donados por los Países Bajos alUNDCP en el marco de proyectos para reducciónde la demanda, fueron usados para comprar armasy equipos para una unidad policial paramilitar deun Estado represivo en la inestable región del AsiaCentral. Arlacchi había preparado una carta paraconvencer a los holandeses de que este proyectocontribuiría a la reducción de la demanda, pero susconsejeros lo convencieron de que era mejorredestinar el dinero a un programa de prevencióndel abuso de drogas en el Caribe.

El programa Cordón de Seguridad se proponíareunir 87 millones de dólares. Debido a la falta dedonaciones, solamente los proyectos de Tayikis-tán y – desde mayo del 2001 – una iniciativa apo-yada por el Reino Unido para fortalecer los esfuer-zos de control de drogas en Irán han sido apro-bados hasta el momento. Una vez más Arlacchi seapresuró a prometer el dinero pero no a obte-nerlo. Para sus iniciativas en Asia Central, Arlac-chi reunió a su alrededor a un equipo de amigosíntimos – la mayoría italianos – que le informabandirectamente a él. La responsabilidad, e incluso lainformación, sobre cualquier cosa que tuviera quever con actividades en Afganistán o Asia Centralles fue retirada a Michael von der Schulenberg(Director de Operaciones) y a Anthony White(Coordinador de Reducción de la Oferta), quie-nes, extremadamente frustrados, abandonaron laagencia a finales del 2000.

Un foro importante tras el programa Cordón deSeguridad es el que conforma el Grupo llamado“Seis más Dos”, que se reúne regularmente paracoordinar políticas hacia Afganistán, y que cuenta

con representantes de los seis países vecinos,Irán, Pakistán, Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenis-tán y China, más los Estados Unidos y la Federa-ción Rusa. En febrero del 2000, este grupo Seis-Más-Dos retomó el asunto de las drogas ilícitasprovenientes de Afganistán y su impacto desesta-bilizador en la región, pidiendo la colaboración delUNDCP para elaborar una respuesta. Un mes mástarde, Arlacchi pasó un informe al Consejo deSeguridad de la ONU y se hizo una declaración ani-mando al Grupo Seis-Más-Dos a trabajar de mane-ra coordinada, y con el apoyo del UNDCP, en losasuntos de drogas. La declaración del Consejo deSeguridad les pedía también a los otros Estadosmiembro incrementar su apoyo a esfuerzos diri-gidos al fortalecimiento de las facultades antidro-gas de los países fronterizos con Afganistán. Enmayo del 2000 el UNDCP organizó un encuentroentre expertos de los países del Grupo Seis-Más-Dos y países donantes, para hablar sobre la ame-naza que representaban las drogas de Afganistány la inseguridad regional. El 13 de septiembre del2000 se aprobó un Plan de Acción Regional, en sumayor parte una lista de deseos para incrementarla seguridad internacional y la ayuda para el con-trol de fronteras de las repúblicas del Asia Cen-tral.

Guerra biológica a las drogas

En febrero de 1998, el UNDCP firmó un contra-to de 650.000 dólares con el Instituto de Genéti-ca de Tashkent, Uzbekistán, para un programa deinvestigación de tres años y medio, con el fin dedesarrollar “un agente efectivo, confiable y ambien-talmente seguro para la erradicación de la adormide-ra”. Se identificó un hongo patógeno capaz deinfectar y matar la adormidera. El proyecto(AD/RER/98/C37), financiado por los gobiernosestadounidense y británico, fue mencionado porprimera vez en la Estrategia para la Eliminación dela Coca y la Adormidera (SCOPE, en inglés). LaSCOPE estaba llamada a ser el Plan Maestro paralibrar al mundo de cocaína y heroína en una déca-da, combinando desarrollo alternativo e inter-venciones de erradicación. Pino Arlacchi promo-vió la SCOPE pero no consiguió su aprobación porla Sesión Especial de la Asamblea General de laONU sobre el Problema Mundial de las Drogas,en 1998. No obstante, el proyecto del hongo siguióadelante como estaba planeado.

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El UNDCP apeló al Memorando de Entendimien-to sobre Cooperación para el Control de Drogas(1996), firmado por los gobiernos del Asia Cen-tral, como base legal para la cooperación en laerradicación de la adormidera ilícita. Pero Turk-menistán y Kazajistán se negaron a colaborar enel experimento del hongo. El gobierno de Uzbe-kistán se aprestó a auspiciar el programa, y luegode algunos ensayos de laboratorio, se iniciaron losexperimentos de campo en el 2000, en Tayikistán,Kirguizistán y Uzbekistán, con el hongo Pleosporapapaveracea. La fase investigativa del programaconcluyó recientemente. El próximo paso es ins-talar un panel científico para examinar sus resul-tados, hacer una evaluación de los riesgos para elmedio ambiente, cultivos legales y salud humana.Teniendo en cuenta las conclusiones de este panel,el UNDCP y los donantes del proyecto decidiránsi se procede a la siguiente fase: el despliegue delhongo en el Asia Central para destruir los cam-pos de adormidera desencadenando una epidemiade la enfermedad producida por el hongo, y dejan-do el terreno incapacitado para la siembra de ador-midera por muchos años. El verdadero objetivo delproyecto, sin embargo, se encuentra cerca deAfganistán. Supuestamente Arlacchi ha conside-rado obtener del gobierno afgano en el exilio –todavía reconocido formalmente por la ONU – suacuerdo para una aplicación del hongo Pleosporaen Afganistán.

Un proyecto similar con la intención de desarro-llar el hongo Fusarium para destruir los cultivosde coca en Colombia, generó tal resistencia entrecientíficos, grupos ambientalistas, comunidadesindígenas y gobiernos de la región, que el gobier-no colombiano decidió no permitir experimentosde campo en su territorio y el UNDCP tuvo queretirar el proyecto. La controversia suscitó unmalestar mundial acerca de la idea de que unaagencia de la ONU podía comenzar un frente bio-lógico en la guerra a las drogas, induciendo a variospaíses europeos y al Parlamento Europeo a denun-ciar dichos planes. Esto obliga ahora al UNDCP,EEUU y al Reino Unido a considerar cuidadosa-mente el futuro del proyecto uzbeco, que se haconvertido en un asunto político delicado.

La actual situación de guerra contra el régimen tali-bán podría ser una oportunidad para que losdefensores del hongo, que ahora ya se encuentralisto para su uso, puedan continuar con su agen-

da. La aspersión de esporas de Pleospora desdeuna altura considerable podría ser presentadacomo un arma efectiva para prevenir un resurgi-miento del cultivo de adormidera en territorioscontrolados por los talibanes, privándolos de unafuente de ingresos para su presupuesto de guerraen la cosecha de la próxima primavera.

Drogas, terrorismo y guerra

En mayo del 2001, el UNDCP confirmó la ausen-cia de adormidera en territorios controlados porlos talibanes. “Hicimos todo lo que había que hacer,poniendo a nuestro pueblo y a nuestros campesinosen inmensas dificultades. Esperábamos que se nosrecompensara por nuestro gesto, en lugar de eso fui-mos castigados con sanciones adicionales”, se quejóla Alta Comisión Talibán para el Control de Dro-gas. Las sanciones del Consejo de Seguridad de laONU contra los talibanes fueron reforzadas enenero, por las presiones de EEUU para lograr laextradición de Osama bin Laden de Afganistán. Lacomunidad internacional comenzó a enfocarse enla “cada vez mayor interrelación de las amenazas denarcotráfico, crimen organizado y terrorismo”. LaConferencia de Tashkent, en octubre del 2000, fuela primera iniciativa en la región que hizo una cone-xión explícita entre drogas, crimen y terrorismo.De acuerdo a Schulenberg, “el resultado de esteencuentro ha sido cuestionado repetidamente desdeentonces, debido a la ausencia de una definición de‘terrorismo’ en el contexto regional”.

El grupo de expertos formado por la ONU pararecomendar maneras de supervisar un embargode armas a los talibanes cuestionaba los motivosde la prohibición del opio.“Si los talibanes fueran sin-ceros al suspender la producción de opio y heroína,entonces se esperaría que ordenaran la destrucción detodas las reservas existentes en el área bajo su con-trol”, dijo el grupo en su informe al Consejo deSeguridad de la ONU. Dijo también que los ingre-sos obtenidos por la venta de las existencias deopio estaban siendo usados para comprar armasy “financiar el entrenamiento de terroristas y apoyaroperaciones de extremistas en países vecinos y otros”.El equipo de expertos recorrió las seis nacionesvecinas para estudiar las posibilidades de reforzarmás los controles fronterizos.

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El Grupo de Apoyo a Afganistán, una conferenciaregular de donantes organizada por la ONU paracoordinar la ayuda a ese país, reconoce el dramahumanitario que causó la prohibición del opio,anotando en su encuentro en Islamabad en juniodel 2001, que sus “miembros reconocieron unánime-mente que era imperativo que la comunidad interna-cional respondiera lo antes posible para aliviar el sufri-miento de los campesinos y cultivadores más afectadospor la prohibición”. En respuesta, el UNDCP prepa-ró un plan de ayuda, y en agosto se lanzó un pro-yecto piloto para la provincia de Nangarhar. Tam-bién se había preparado una reunión a comienzosde octubre para buscar apoyo de donantes. Sinembargo, tal como explicara Arlacchi en octubre,“Los trágicos sucesos del 11 de septiembre cambiaronla situación. El UNDCP decidió suspender por el momen-to todas sus actividades en Afganistán, incluyendo el cie-rre del proyecto en Nangarhar iniciado recientemente”.

El 16 de octubre, el UNDCP convocó a un encuen-tro con representantes de 17 países donantes,nueve países de la región de Afganistán y la Comi-sión Europea, para evaluar la situación tras los ata-ques terroristas del 11 de septiembre. “Los partici-pantes reconocieron que la importancia de la lucha con-tra las drogas en Afganistán se había hecho más urgen-te a causa de las conexiones del narcotráfico con elfinanciamiento del terrorismo. A pesar de la efectividadde la prohibición de los talibanes para los cultivos deadormidera el año anterior, el tráfico de heroína afga-na, haciendo uso de las importantes reservas, continuóincólume. Los participantes del encuentro expresaronsu compromiso para fortalecer la cooperación con elfin de reforzar la capacidad del control fronterizo en laregión, tanto de los países en la primera como la segun-da ‘línea de defensa’, y para luchar contra el narco-tráfico”.

De cara al futuro, Arlacchi ha pedido ante la Orga-nización para la Seguridad y Cooperación en Euro-pa (Consejo Permanente de la OSCE, 1 de noviem-bre, 2001) aplicar el ‘principio de condicionalidad’ delUNDCP para todos los esfuerzos de reconstrucción.“Los millones que se gastarán en la reconstrucción deAfganistán verán reducido su valor si no se incluye unagarantía que no permita más el cultivo de la adormide-ra y la producción de heroína. (...) Les hago un llama-miento para que se unan a nosotros en una acción paraprevenir el regreso de la adormidera. Esto contribuirá ala seguridad de todos los países de la OSCE. Una reduc-ción en la disponibilidad de drogas ilícitas le hará frente

a una importante amenaza para la seguridad humanaen la región y en Europa. Además, eliminando los bene-ficios de las drogas ilícitas, a los terroristas y a los gruposcriminales organizados se les dificultará poner en peli-gro la seguridad humana y la seguridad nacional”.

Conclusión

Afganistán se encuentra en el centro de la atenciónmundial ahora que la ‘alianza global contra el terro-rismo’ se ha comprometido en una guerra contrael régimen talibán. La importancia de entender laeconomía de las drogas ilícitas como un tema trans-versal, relacionado con asuntos de seguridad y dedesarrollo, es cada vez más evidente. La elabora-ción de políticas para enfrentar el conflicto endé-mico dentro de Afganistán, la grave crisis de desa-rrollo y el drama de los refugiados, debe incorpo-rar además el factor drogas. La reconstrucción delpaís y la prevención de recurrentes conflictos arma-dos tendrá que acompañarse de enfoques políticosque tengan en cuenta la realidad de la economía delopio como un componente de las estrategias desupervivencia. La implementación de estrategias dedesarrollo alternativo perniciosas, una prohibiciónrepresiva, métodos arriesgados e ineficaces deerradicación forzosa, o el fortalecimiento del apa-rato represivo de regímenes autoritarios vecinos,podría deteriorar la crisis aún más. La comunidadinternacional tiene que ser capaz de ver más allá delmiope instrumento de un principio de condiciona-lidad. Dados los antecedentes de las intervencio-nes fallidas del UNDCP en la región y el actual malfuncionamiento de la agencia en términos de admi-nistración y de mecanismos de evaluación, resultaprudente considerar un marco de trabajo institu-cional de la ONU para la reconstrucción de Afga-nistán sin una participación directiva del UNDCP.Tiene que prevalecer un contexto más amplio deresolución y prevención de conflictos y de desa-rrollo, junto con políticas de drogas basadas en laexperiencia de fracasos anteriores, de acuerdo a loscuales muchos de los dogmas del UNDCP deberí-an ser reexaminados.

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G u e r r a y o p i o e n A f g a n i s t á nL a s i n t e r v e n c i o n e s f a l l i d a s d e l U N D C P

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BamyanParwan

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KapisaKunar

Laghman

Nangarhar

Paktia

Logar

Uruzgan

Ghor

Badghis

Faryab

JawzjanBalkh

Samangan

KunduzTakhar

Baghlan

Badakhshan

Herat

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Zabul Paktika

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Basado en datos del UNDCP

Basado en datos del UNDCP

Afganistán: cultivos de adormidera, 2000

Afganistán: cultivos de adormidera, 2001

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Cuadro n. 3

La prohibición del opio

El 27 de julio del 2000, las autoridades talibanesprohibieron la adormidera para opio. El Infor-me Anual sobre Adormidera del UNDCP para el2001, publicado en octubre, confirma en deta-lles el éxito casi total de la prohibición en la eli-minación de los cultivos de adormidera en áreascontroladas por los talibanes. “Durante la tem-porada del 2001 se cultivó un área estimada de7.606 hectáreas de adormidera. Esto representauna reducción del total del área de adormiderade un 91%, si se compara con las estimaciones delaño anterior de 82.172 ha. La provincia de Hel-mand, la de mayor cultivo el año pasado con42,853 ha, no mostró cultivos en la temporada del2001. Nangarhar, la segunda provincia con máscultivos pasó de 17.747 ha el año pasado, a 218ha en el 2001. (...) En Badakhshan hubo un incre-mento de 2.458 ha a 6.342 ha. en los mismosaños”. El informe reveló el hecho, poco conve-niente políticamente hablando, de que este añoel 80% del total de las 185 toneladas de opio pro-venientes de Afganistán procede de territorioscontrolados por la Alianza del Norte, el aliadolocal de EEUU y el Reino Unido en la guerra con-tra el régimen talibán. Pero en general, esto sólorepresenta una pequeña cantidad en compara-ción con la producción del año anterior.

Se ha especulado bastante sobre la relaciónentre imposición de la prohibición y las enormesreservas de opio que han quedado de las cose-chas abundantes de años anteriores. Muchoscomentaristas han aducido que la prohibiciónse hizo con la intención de restaurar los preciosen el mercado. No hay duda de que las cifras de1999 y del 2000 indican una sobreproducciónpara el mercado de opio y heroína. Efectiva-mente, en la época de la cosecha del 2000, losprecios del opio fresco habían caído a 30 dóla-res el kilo, indicando una saturación de lademanda. No obstante, las dinámicas del mer-cado del opio hacen improbable que los taliba-nes tengan reservas considerables bajo su con-trol, y que se vayan a beneficiar mucho con unarestauración de los precios.

Una de las razones tras la sobreproducción de1999 puede verse en el rol que tiene el opiocomo sistema bancario de base, que le sumi-

nistra créditos a los cultivadores a través delsistema conocido como zalema, por el cual sevende a los comerciantes el producto antes dehaber sido cosechado. Como se explica en “ElRol del Opio como Fuente de Crédito Informal”(Estudio Estratégico #3, UNDCP): “La dramáti-ca caída en el rendimiento del opio en 1998, pusoa muchas familias, particularmente las más vul-nerables, frente a serias dificultades para pagarsus deudas de temporada y los intereses de lasdeudas de largo plazo. Dado el incremento sus-tancial en el precio del opio después de la cose-cha en el sur, en 1998, los que compraron opio enel mercado abierto para pagar sus deudas dezalema, encontraron que debían pagar cuatroveces más de lo que habían recibido como avan-ce originalmente”. Muchos cultivadores se lasingeniaron para aplazar sus pagos hasta la pró-xima temporada. El estudio ilustra la situacióncon el ejemplo de un aparcero: “Para pagar susgastos de matrimonio (...) había obtenido unazalema de un comerciante por 14 kilos de opio.Desafortunadamente, debido al pobre rendi-miento de 1998, el aparcero solamente recibió 7kilos correspondientes a su quinta parte de lacosecha final de opio. El comerciante estuvo deacuerdo en aceptar los 7 kilos de opio (...) con elarreglo de que los actuales 7 kilos de déficit se-rían añadidos con 7 kilos más en 1999”. “El incre-mento de los cultivos de adormidera ha sido cita-do por todos los grupos socio-económicos comoun medio para pagar sus préstamos”. A finales de1998 se plantó mucho más, especialmente en elSur. Esto, combinado con los buenos rendi-mientos de 1999, condujo a una producciónrécord. Buena parte de la sobreproducción pasó,pues, directamente a los comerciantes. La cose-cha siguiente mostró una caída en los precioscausada por la saturación del mercado, hacien-do que muchos cultivadores almacenaran suopio a la espera de mejores precios. Los propie-tarios de las existencias son probablementecomerciantes de opio y productores de heroína– la mayoría fuera de Afganistán – y los mismoscultivadores.

Una de las consecuencias dramáticas de laprohibición es la ruptura de este sistema de cré-dito informal basado en el opio. A finales del

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Cuadro n. 4

El mercado responde

Cuadro n. 3

La prohibición del opio

2000 y comienzos del 2001, unos 200.000 refugiados sedesplazaron hacia Pakistán e Irán, entre los cualesmuchos endeudados ex cultivadores de adormideraque no lograron obtener una zalema para pasar elinvierno y quedaron en mora con sus préstamos alargo plazo. La súbita suspensión de los cultivos deadormidera ha sembrado confusión en la economía

local. Bernard Frahi, jefe de la oficina del UNDCP enPakistán, aplaudió el éxito de la prohibición del opio.“Esta es la primera vez que un país decide eliminar deuna vez – no gradualmente- estos cultivos en su terri-torio”. Y se refirió al hecho como “uno de los hechosmás notables sucedidos alguna vez” en la lucha anti-drogas de las Naciones Unidas. Sandeep Chawla, jefe

El mercado ilícito de drogas en y alrededor de Afga-nistán, ha sido muy inestable este año. Esto es debi-do, en primer lugar, al impacto de la prohibición delopio y, más recientemente, a la intervención militar.Cuando quedó claro que se produciría muy pocoopio, los precios del opio fresco aumentaron diezveces – en comparación con el año pasado – hastaalrededor de 300 dólares por kilo en la temporada dela cosecha en primavera, y crecieron aún más hasta700 dólares a principios de septiembre, antes de losataques en EEUU. Estos altos precios, sin preceden-tes, indican que no quedaban grandes reservas deopio en el país. Después del 11 de septiembre, comer-ciantes y campesinos comenzaron a vender y enviaropio y base de morfina fuera del país, anticipando elcontraataque a Afganistán y pronosticando un resur-gimiento del cultivo de adormidera. Los precios caye-ron rápidamente. Varias fuentes mencionaron unacaída de precios, a 100 dólares, dentro de Afganistánen octubre. Aún está por encima del nivel de la déca-da anterior, cuando los precios por kilo se encontra-ban entre 35-70 dólares por kilo. Los precios del opioen Pakistán mostraron una tendencia similar de fuer-te crecimiento entre marzo y septiembre y un des-censo después del 11 de septiembre. En comparación,los precios de la heroína al por mayor en la regiónparecen haber permanecido más estables, lo queindica que los grupos de traficantes todavía cuentancon suministros suficientes para abastecer el merca-do, sirviéndose de las reservas que mantienen fuerade Afganistán. Los precios en las calles de Europa yEEUU no se han visto afectados hasta ahora.

Aparte de las caóticas fluctuaciones en la región cau-sadas por el pánico a la guerra, la gran pregunta escómo responderá el mercado global a medio y largoplazo a la caída de la producción de opio en Afganis-tán. La oferta global, combinada con las cifras del

Sudeste y Sudoeste asiático y las pequeñas cantida-des de México y Colombia ha bajado, comparada conel año pasado, de 4.700 a 1.700 toneladas. Es imposi-ble sostener tal caída. O los precios de la heroínaaumentarán bruscamente y muchos consumidores yadictos tendrán serios problemas para mantener suhábito y se verán forzados a encontrar sustitutos quí-micos, o se restablecerá la oferta.

Es probable que la producción de opio en Afganistánse reanude en cierta medida.Las autoridades taliba-nes mantienen que los rumores sobre una posibleabolición de la prohibición son falsos. “Cuando laautoridad de un territorio musulmán pide a la comu-nidad obedecer un decreto religioso, aunque esténmuriendo de hambre o encarando una situación difí-cil, tienen que obedecer y ser pacientes”. En caso de quese levante la prohibición de opio, el regreso de laadormidera a los territorios que hasta hace pocoeran controlados por los talibanes será masivo, comose citaba a un campesino: “Cuando Mullah Omar nosdijo que no plantáramos adormidera, no la plantamos.Y cuando nos diga que está permitido, la plantaremosde nuevo. El es nuestro Comandante de la Fe”. Peroincluso si la prohibición es formalmente mantenida,las condiciones para hacerla cumplir han cambiadodefinitivamente. A pesar de la caída después del 11 deseptiembre, los precios son todavía buenos y es pro-bable que aumenten de nuevo, proporcionando unfuerte incentivo a los campesinos para plantar. Elrégimen talibán tiene, claramente, otras prioridadesen este momento, y necesita de sus fuerzas de segu-ridad para tareas de defensa en lugar de para preve-nir el cultivo de adormidera o para operaciones deerradicación. La temporada de siembra es en octubre-noviembre, y observadores en Afganistán ya han vistoa campesinos preparando la tierra en varias provin-cias.

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TEXTOS DE REFERENCIA E

INFORMACIÓN EN INTERNET

www.tni.orgPágina web del Transnational Institute. Sección especial dedi-cada a la Guerra en Afganistán (www.tni.org/wtc), con artí-culos sobre la guerra a las drogas en el contexto de la gue-rra en Afganistán. La página web del programa Drogas yDemocracia del TNI (www.tni.org/drogas) incluye seccionesespeciales sobre Drogas y Paz en Colombia, fumigaciones quí-micas, guerra biológica a las drogas, control de drogas deNaciones Unidas y una extensa lista de vínculos y docu-mentación.

www.tni.org/drogas/research/amenazas.htmRicardo Vargas; La nueva era mundial: amenazas e inciden-cias sobre el caso colombiano, informe TNI/AA, noviembre2001.

www.undcp.orgEl Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Inter-nacional de Drogas es la agencia de la ONU responsable decoordinar actividades relacionadas con el control interna-cional de narcóticos y sustancias psicotrópicas. El UNDCPrecoge datos y produce análisis e investigación sobre la ofer-ta de drogas. Se pueden encontrar excelentes datos sobreAfganistán en Tendencias mundiales de las drogas ilícitas 2001(www.undcp.org/global_illicit_drug_trends.html), AnnualOpium Poppy Survey y Strategic Study Series (ambos enwww.undcp.org/pakistan/publications.html).

www.mapinc.org/drugnewsPágina web de Media Awareness Project (MAP), elaboradapor DrugSense. Amplia información y vínculos. Proporcio-na noticias en línea de los principales diarios y agencias deprensa de lengua inglesa sobre políticas de drogas, princi-palmente consumo de drogas y políticas domésticas deEEUU, pero también noticias internacionales. Actualizado dia-riamente, acceso gratuito e interactivo.

www.mycoherbicide.netDedicado a la investigación abierta de los micoherbicidas, porSharon Stevenson and Jeremy Bigwood. Esta web ofrece infor-mación sobre numerosos aspectos del uso, tanto real comoen proyecto, de micoherbicidas contra cultivos de drogas,marihuana, coca y adormidera, con información sobre muta-bilidad y toxicidad.

www.sunshine-project.orgSunshine Project es una organización sin ánimo de lucro queofrece información sobre potenciales abusos de la biotec-nología. El mal uso de una parte de la ciencia puede minaracuerdos de paz y/o desarme y el medio ambiente. A travésde investigaciones, sensibilización y presión política, la orga-nización aboga por un consenso internacional para que losavances en salud, agricultura y microbiología no sean usadospara hacer daño a las personas o el medio ambiente.

de investigaciones del UNDCP reconocesin embargo que, “en términos del controlde drogas fue un éxito sin precedentes, peroen términos humanitarios fue un grandesastre”, poniendo en duda la sostenibili-dad de la implosión.

También habrá presiones del mercadopara aumentar la producción de opio enotros lugares. En pequeña escala, el culti-vo de adormidera ya existe en Asia Central.Las zonas fronterizas en Pakistán eranimportantes regiones productoras espe-cialmente hasta el Decreto Hadd de 1979,que prohibía la producción y consumo detodas las drogas, lo que trasladó los culti-vos hacia Afganistán. Lo mismo ocurrióen Irán, pero parece que ambos países sonconscientes del peligro y están determi-nados a reprimir cualquier rebrote. El défi-cit global puede también aumentar losprecios en Birmania, Laos, México yColombia, proporcionando incentivospara cultivar. Sin embargo, hasta ahora nohay indicaciones de un aumento de pre-cios allí y los precios del látex de opio en lafase inicial han sido, en los últimos años,mucho más altos comparados con los deAfganistán: en Birmania, alrededor de 200dólares por kilo; en Colombia, entre 300 y400 dólares.

Los esfuerzos de reducción de la oferta enlas últimas décadas han fracasado a esca-la global. De una manera o de otra, el mer-cado organiza el desplazamiento de culti-vos. Incluso Arlacchi ha llegado a entender,después de cuatro años como director delUNDCP y a pesar de su preferencia políti-ca por la ejecución de la ley y el enfoque enla “fuente”: “Si la demanda no disminuye,ningún éxito contra la oferta ilícita serásostenible”.

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La conexión entre terrorismo y comercio ilícitode drogas ha ocupado los titulares tras los aten-tados del 11 de septiembre. En sus declaracio-nes públicas, los líderes de la alianza internacio-nal contra Osama bin Laden y los talibanes hanhecho hincapié repetidamente en que no sólo seha aterrorizado a civiles inocentes, sino que tam-bién se les envenena con heroína. Aún más, losataques terroristas habrían sido financiados conlas ganancias de la droga.

En el nuevo contexto internacional de la guerracontra el terrorismo, la guerra a las drogas tam-bién cambia de escenario. Mientras la asociacióndrogas-terrorismo sirve para demonizar al ene-migo ‘maligno’, la realidad es la víctima. Mezclarlas dos guerras pone en serio peligro el avancehacia una solución al problema de las drogas. Eneste número de Drogas y Conflicto, se intentarecuperar datos y separar de nuevo estas dosguerras fundidas en una.

Hoy, los dos principales productores de adormi-dera y coca, Afganistán y Colombia, están apunto de cambiar sus estrategias antidrogas.Veremos el caso de Afganistán, analizando las falli-das intervenciones del Programa de NacionesUnidas para la Fiscalización Internacional de Dro-gas (UNDCP, en sus siglas en inglés) en ese país.Y, mientras la atención internacional está cen-trada en Afganistán, la asociación entre drogas yterrorismo está poniendo en peligro las conver-saciones de paz del gobierno y la guerrilla de lasFARC en Colombia.

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El Transnational Institute (TNI)es una red descentralizada deinvestigadores, académicos yescritores del Tercer Mundo, Euro-pa y Estados Unidos cuyo objetivoes crear y promover la coopera-ción internacional para analizar ybuscar posibles soluciones a pro-blemas como el militarismo y losconflictos, pobreza y marginación,injusticia social y la degradacióndel medio ambiente.

El programa Drogas y Democraciadel TNI analiza, desde 1996, lastendencias de la economía ilegalde las drogas y de las políticas glo-bales sobre drogas, sus causas yefectos en la economía, la paz y lademocracia.

El programa realiza investigacio-nes de campo, promueve el deba-te político, provee información afuncionarios y periodistas, coordi-na campañas internacionales yconferencias, produce artículos ydocumentos de análisis, y mantie-ne un servicio electrónico de infor-mación sobre el tema.

El objetivo del programa y de laserie Drogas y Conflicto es pro-mover una reevaluación de laspolíticas actuales y presionar afavor de políticas basadas en prin-cipios acordes con la reduccióndel daño, el comercio justo, eldesarrollo, la democracia, losderechos humanos, la protecciónde la salud y el medio ambiente yla prevención de conflictos.

T R A N S N A T I O N A L