DOSSIER: NUEVO ESTATUTO DEL EMPLEADO PÚBLICO

Nº 221 • Mayo • 2008Capital Humano 106

En busca de la administración pública eficiente

La reforma del sector público no sólo es posible sino que debe acometerse para adaptarlo a los efectos del paso del tiempo. Una vía que intenta mejorar los gobiernos es la que aboga por trasladar los objetivos de la empresa privada, tales como el fomento de la competitividad, la mejora de la producción, la reducción de costes o la optimización de recursos, a la administración pública. El libro “Estrategias para un gobierno eficaz” incide en la necesidad de buscar el equilibrio entre el sector público y privado para maximizar el bienestar de la sociedad.

SEAN FITZPATRICK, coautor del libro “Estrategias para un gobierno eficaz”

Estrategias para un gobierno eficaz es un libro ambicioso que hace refe-rencia a esa oleada de cambios que

han transformado la forma de entender la función del sector público y la gestión de sus recursos. Cambios que conducen a la ruptura de paradigmas tradicionales para avanzar hacia una administración pública más eficaz. Nunca el control burocrático ha sido tan impopular y nunca ha habido una

opinión tan negativa en relación con la di-mensión, lentitud, los costes y la ineficiencia de los gobiernos, en los que los funcionarios actúan con incentivos inadecuados. Se ha producido un cambio.

Aunque desde el nacimiento de los gobiernos los sectores público y privado han comparti-do la producción y la asignación de bienes y servicios, durante mucho tiempo se impuso la idea fundamental de que el gobierno es el máximo responsable de la economía a la hora de producir y asignar recursos. Pero esta idea ha quedado obsoleta. Independientemente de la orientación política de los gobiernos, el mundo está buscando una tercera vía y el sector público está en proceso de rein-vención. Uno de los principios dominantes de esa “reinvención del sector público” ha sido que los gobiernos devuelvan –cada vez en mayor medida a la propia sociedad– la responsabilidad de satisfacer sus necesidades y demandas.

El proceso de reforma ha sido complejo y está lejos de haber concluido. Mientras que la primera oleada de reformas del sector pú-blico estaba basada fundamentalmente en la venta de empresas públicas y en su privati-zación, la característica más destacada de la

Autor: FITZPATRICK, Sean.

Título: En busca de la administración pública eficiente.

Fuente: Capital Humano, nº 221, pág. 106. Mayo, 2008.

Resumen: Sean Fitzpatrick, coautor del libro “Estrategias para un gobierno eficaz” junto a Francisco Cabrillo y Julio Gómez-Pomar, repasa el estado de la administración pública actual, incidiendo en las particularidades del sector en España y da algunas recetas para incentivar la gestión eficiente en la esfera pública. El autor del artículo apunta que una buena manera de mejorar eficacia en las administraciones públicas es la de imitar las buenas prácticas empresariales en sus propias actividades y abrir así sus puertas a procedimientos, estrategias y herramientas hasta ahora exclusivas del sector privado. Es el eje del libro del cual Fitzpatrick es coautor y del que da algunas pinceladas al final del artículo.

Descriptores: Gestión / Administración Pública / Calidad.

FICHA TÉCNICA

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segunda oleada es la contratación. Los viejos patrones de integración vertical en la provi-sión de servicios están cambiando. La con-tratación tiene, en efecto, muchas ventajas potenciales. Por ejemplo: mayor flexibilidad, mejor acceso a los conocimientos especia-lizados que se encuentran en el mercado, economías de escala y economías de apren-dizaje. Y lo que es aún más importante, pue-de garantizar que la provisión de un servicio se haga en condiciones competitivas.

En su esfuerzo por ser más emprendedoras para romper las ataduras de la burocracia, las Administraciones públicas han procurado no solamente contratar con el sector priva-do, sino también imitar las buenas prácticas empresariales en sus propias actividades. El sector público ha abierto así sus puertas a procedimientos, estrategias y herramientas hasta ahora exclusivas del sector privado.

Los gobiernos innovadores buscan más competencia en el suministro de servicios de atención al cliente y mayor innovación a través de la flexibilidad laboral y el forta-lecimiento de las capacidades profesionales de sus empleados. Frecuentemente, buscan también formas eficientes de reducir el ta-maño del sector público y aumentar la des-

centralización. Además, utilizan a menudo bonificaciones basadas en el cumplimiento de objetivos para recompensar a sus traba-jadores, poniendo un mayor énfasis en los resultados y en el servicio al ciudadano.

Es importante aclarar un malentendido. Cen-trarse en el análisis de las reformas públicas para reivindicar la superioridad del mercado en todos los casos, es una idea que tiene poco sentido. No se trata aquí de discutir sobre ideología y enfrentar lo público con lo privado. En lo que estamos interesados es en encontrar la mejor combinación de lo públi-co y lo privado para maximizar el bienestar de las sociedades.

Un diseño óptimo, generalmente, consistirá en encontrar un equilibrio entre todas las ins-tituciones sociales. Esta relación es evidente, ya que donde la administración trabaja bien y el marco regulador es eficiente, el mercado funciona mejor. Desde la teoría económica de las instituciones podemos afirmar que los

La evidente escasez de talento, en términos

comparativos en el sector público, no es tan

crítica en España como en otros países

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agentes económicos, en la búsqueda de be-neficios individuales, conseguirán resultados socialmente óptimos si, y sólo si, la sociedad tiene una normas legales y unas instituciones que recompensen el esfuerzo y el comporta-miento honrado. Y podemos encontrar este razonamiento, ya en los trabajos de Adam Smith, que sirvió como punto de partida para el análisis económico actual sobre el papel de la legislación y las instituciones en el desarrollo económico.

Pero el mercado también influye en el fun-cionamiento del gobierno. Cuando los mer-cados se desarrollan, las sociedades disfrutan de mayor riqueza, de un nivel de vida más alto, etc., y gracias a ello los gobiernos ob-tienen mayores ingresos, parte de los cuales pueden ser gastados en aumentar la capa-cidad del sector público.

Sin embargo, hay una clara competencia entre mercados y sector público –incluso si éste último a veces falla– en un mercado en particular: el del capital humano. Las habi-

lidades y la meritocracia son los elementos fundamentales en la formación de los salarios en el sector privado. En el sector público, sin embargo, las habilidades no son tan impor-tantes, y la relación entre capacidad indivi-dual, desempeño individual y compensación es apenas justificable en los mejores casos.

El resultado de esto es que el sector público puede parecer poco atractivo a individuos sumamente expertos. Los individuos más cualificados y talentosos pueden verse mu-cho mejor recompensados económicamen-te en el mercado privado. Por otra parte, individuos de baja cualificación o no em-prendedores encuentran al sector público atractivo, dado que ellos, generalmente, no adquirirían el mismo nivel de compensación en el sector privado.

La evidente escasez de talento, en términos comparativos en el sector público, no es tan crítica en España como en otros países, pero esta situación no es fácilmente sostenible. Aunque no parece que las diferencias entre las renumeraciones del sector privado y el público sean aún lo suficiente elevadas co-mo para hacer cambiar la alta demanda de mucha gente para hacerse funcionario en España, las cosas no podrán seguir así mu-cho tiempo. Como la economía española siga

Debe hacerse mucho más por mejorar el

funcionamiento del sector público y abordar la

estructura de incentivos o desembarazarse de ella

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creciendo, la demanda de gente más cualifi-cada aumentará y los salarios también. Las diferencias de remuneración potencial, asi-mismo, seguirán creciendo. Habrá un punto de quiebra en algunos sectores –si esto no ha ocurrido ya– donde la demanda de habilida-des en el mercado asegure que la diferencia en los ingresos simplemente sustituye las re-compensas de una vida cómoda dentro de la Administración.

Los costes económicos del mantenimiento del status quo en la administración española son cuantiosos. Es difícil justificar niveles –con-sistentemente –inferiores de productividad cara a cara con el sector privado. Además, en relación con el sector público de otras econo-mías de Europa Occidental, como Alemania, Francia, e Italia, la evidencia empírica sugiere que la productividad de funcionario en Espa-ña esta en la cola del grupo. Debe hacerse mucho más por mejorar el funcionamiento del sector público y abordar la estructura de incentivos –o desembarazarse de ella– que enfrentan los funcionarios de la mayor parte de los cuerpos del sector público en España. Esperamos que varios de los instrumentos descritos en “Estrategias para un gobierno eficaz” sirvan para ello.

El libro es amplio y, como antes apuntaba, ambicioso, ya se han seleccionado artículos de alta calidad de una veintena de colaboradores muchos de los cuales están entre los mejores especialistas mundiales en el campo de la re-forma de la Administración pública. Nombres como –por citar dos muy relevantes– Stephen Goldsmith o Steve Savas son representativos del más alto nivel profesional en estos temas. Dos autoras de artículos, Sonia Royo Monta-ñés y Lourdes Torres, son españolas.

El libro consta de dieciséis capítulos, que se estructuran en nueve partes. Tras ofrecer

una amplia introducción en la que se revisan las más importantes tendencias actuales en reformas del sector público, la obra aborda cuestiones como:

(a) el cambiante perfil del sector público;

(b) las principales herramientas estratégicas en la gestión pública y el importante te-ma de la evaluación del desempeño;

(c) la contratación externa;

(d) las colaboraciones público-privadas, que van cobrando ya importancia creciente en España y en especial en la Comuni-dad de Madrid;

(e) los sistemas de gestión con redes, en las que la gestión jerárquica está siendo sustituida por sistemas más complejos de negociación con redes de proveedores;

(f) el gobierno electrónico, y

(g) la utilización de las llamadas “cartas de compromiso” o “cartas de servicios”, me-diante las cuales un organismo público se compromete con los ciudadanos a cum-plir una serie de objetivos referidos a la prestación de servicios, transparencia y uso eficiente de sus recursos.

La meta de quienes han trabajado en este proyecto es de haber conseguido un libro de referencias sobre la reforma del sector público, que hasta ahora no existía en el mercado español. Y, más importante aún, esperan que pueda constituir una herramien-ta útil para la modernización y la mejora de nuestro sector público.

El sector público ha abierto sus puertas a

procedimientos, estrategias y herramientas

hasta ahora exclusivas del sector privado

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