about egypt (spanish translation)

5
Perspectivas del proceso revolucionario en Egipto La caída del odiado dictador Hosni Mubarak el pasado 11 de febrero, que gobernó el país con puño de hierro durante 30 años, es sin dudas una victoria para los trabajadores, jóvenes, desocupados y pobres que durante 18 días se movilizaron masivamente en las principales ciudades del país y ocuparon la plaza Tahir de El Cairo. Ni la represión policial y de las bandas fascistas de Mubarak que dejaron centenares de muertos y decenas de miles de heridos, ni las vanas promesas de apertura y democratización del dictador, fueron suficientes para aplacar el odio popular y desactivar las protestas, motorizadas por demandas democráticas y estructurales profundas, entre ellas, la caída del régimen autocrático y proimperialista de Mubarak y sus colaboradores más cercanos como Omar Suleiman, el fin de la pobreza, la desocupación y la escandalosa desigualdad social. Indudablemente el elemento clave que terminó precipitando la caída de Mubarak fue la intervención organizada de la clase obrera egipcia que con sus métodos de huelga, piquetes y ocupaciones le imprimió otra dinámica al proceso. A partir del 8 de febrero, decenas de miles de trabajadores y trabajadoras del sector público y de industrias y servicios estratégicos salieron a la huelga en todo el país por el aumento de salarios, contra la precarización laboral y por el derecho a la organización sindical democrática. Los ferrocarriles, los hospitales, las comunicaciones telefónicas, la industria textil, los bancos y la Administración del Canal de Suez, entre otros, fueron completamente paralizados. Contra el escepticismo alimentado durante décadas por los ideólogos e intelectuales al servicio del capitalismo, los trabajadores egipcios mostraron en una jornada el inmenso poder social de la clase obrera. El ejército, que se preservó como principal sostén del régimen asumiendo una supuesta neutralidad durante los 18 días de protesta, le quitó el apoyo a Mubarak y tomó el control del país con el objetivo de desmontar el proceso revolucionario y tratar de reimponer el “orden” y la “normalidad”. Disolvió el parlamento trucho de Mubarak y suspendió la constitución, aunque mantuvo en vigor el estado de emergencia que rige desde hace 30 años. Además nombró un consejo de juristas para reformar algunos artículos de la constitución de Mubarak. Frente a la amenaza de la revolución y la debilidad de las variantes burguesas opositoras, la clase capitalista local, el imperialismo norteamericano y sus aliados, entre ellos el Estado de Israel, negociaron que sea el Ejército el que conduzca una “transición ordenada” para garantizar la continuidad esencial del régimen que protege sus intereses, como la paz con el Estado de Israel y la colaboración del Ejército para mantener sometido al pueblo palestino.

Upload: gaston-canali

Post on 15-Nov-2015

215 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Article about the political process in Egypt. From www.pts.org.ar web page

TRANSCRIPT

Perspectivas del proceso revolucionario en Egipto

Perspectivas del proceso revolucionario en Egipto

La cada del odiado dictador Hosni Mubarak el pasado 11 de febrero, que gobern el pas con puo de hierro durante 30 aos, es sin dudas una victoria para los trabajadores, jvenes, desocupados y pobres que durante 18 das se movilizaron masivamente en las principales ciudades del pas y ocuparon la plaza Tahir de El Cairo.

Ni la represin policial y de las bandas fascistas de Mubarak que dejaron centenares de muertos y decenas de miles de heridos, ni las vanas promesas de apertura y democratizacin del dictador, fueron suficientes para aplacar el odio popular y desactivar las protestas, motorizadas por demandas democrticas y estructurales profundas, entre ellas, la cada del rgimen autocrtico y proimperialista de Mubarak y sus colaboradores ms cercanos como Omar Suleiman, el fin de la pobreza, la desocupacin y la escandalosa desigualdad social.

Indudablemente el elemento clave que termin precipitando la cada de Mubarak fue la intervencin organizada de la clase obrera egipcia que con sus mtodos de huelga, piquetes y ocupaciones le imprimi otra dinmica al proceso.

A partir del 8 de febrero, decenas de miles de trabajadores y trabajadoras del sector pblico y de industrias y servicios estratgicos salieron a la huelga en todo el pas por el aumento de salarios, contra la precarizacin laboral y por el derecho a la organizacin sindical democrtica. Los ferrocarriles, los hospitales, las comunicaciones telefnicas, la industria textil, los bancos y la Administracin del Canal de Suez, entre otros, fueron completamente paralizados.

Contra el escepticismo alimentado durante dcadas por los idelogos e intelectuales al servicio del capitalismo, los trabajadores egipcios mostraron en una jornada el inmenso poder social de la clase obrera.

El ejrcito, que se preserv como principal sostn del rgimen asumiendo una supuesta neutralidad durante los 18 das de protesta, le quit el apoyo a Mubarak y tom el control del pas con el objetivo de desmontar el proceso revolucionario y tratar de reimponer el orden y la normalidad. Disolvi el parlamento trucho de Mubarak y suspendi la constitucin, aunque mantuvo en vigor el estado de emergencia que rige desde hace 30 aos. Adems nombr un consejo de juristas para reformar algunos artculos de la constitucin de Mubarak.

Frente a la amenaza de la revolucin y la debilidad de las variantes burguesas opositoras, la clase capitalista local, el imperialismo norteamericano y sus aliados, entre ellos el Estado de Israel, negociaron que sea el Ejrcito el que conduzca una transicin ordenada para garantizar la continuidad esencial del rgimen que protege sus intereses, como la paz con el Estado de Israel y la colaboracin del Ejrcito para mantener sometido al pueblo palestino.

Los marxistas revolucionarios saludamos el importante triunfo de las masas egipcias que lograron derribar a uno de los aliados ms confiables del imperialismo norteamericano en la regin. Pero este es el inicio y no el final del proceso revolucionario: el Ejrcito, la institucin en la que reside el poder real, qued intacto, lo que le permiti asumir el gobierno y plantearse como el artfice del surgimiento de un nuevo rgimen burgus, expropiando as la victoria de la movilizacin popular. Por eso es necesario continuar la lucha por la cada de este gobierno, contra el imperialismo y por el conjunto de las demandas de los trabajadores y el pueblo.

Una nueva etapaLa cada de Mubarak como producto de la movilizacin obrera y popular y no de un golpe de estado reaccionario, abri un perodo en el que la relacin de fuerzas entre las clases en pugna todava est indeterminada, esto es, se ha puesto en marcha una transicin pero no se puede definir an el rgimen que surgir del proceso. El ejrcito asumi el poder y desde all intentar restablecer el orden pero con la contradiccin de que el apoyo que tiene entre las masas puede esfumarse si se ve obligado a recurrir a la represin abierta. Esto a su vez podra radicalizar el proceso y abrir una fractura en sus filas entre los soldados y la baja oficialidad que mostraron algunos signos de simpata con las movilizaciones, y el alto mando que es parte de la clase dominante del pas, algo que hasta ahora han podido evitar.

Por otra parte, el amplio bloque social y poltico que llev a la cada de la dictadura est mostrando sus divisiones y lneas de falla. Algunos sectores medios y la oposicin burguesa, empezando por el ElBaradei y la Hermandad Musulmana, aceptaron que la junta militar permanezca en el gobierno, por seis meses o por el tiempo que sea necesario hasta poner en pie una variante burguesa creble para presentar en las elecciones presidenciales, y empezaron a negociar su participacin en el nuevo rgimen. Otros resisten este plan y exigen una ampliacin de las libertades democrticas, empezando por la derogacin del estado de emergencia y la libertad de todos los presos polticos.

Pero lo ms importante es que el triunfo conseguido alent a los trabajadores a proseguir y extender la oleada de huelgas a todos los sectores de la economa del pas, para conseguir sus propias reivindicaciones.

En uno de los primeros comunicados de gobierno, el ejrcito llam explcitamente a levantar las huelgas planteando que los egipcios nobles ven que estas huelgas, en este momento delicado, tienen efectos negativos como daar la seguridad del pas, lo que causa disrupcin en todas las instituciones del estado. El intento de la cpula militar de prohibir el derecho a huelga y las reuniones sindicales se ha chocado con la oposicin abierta de decenas de miles de trabajadores, que consideran con justa razn, que han conquistado ese derecho democrtico con la cada de Mubarak. Incluso ha comenzado un proceso de organizacin de sindicatos independientes de la federacin sindical oficial, aliada de Mubarak y el rgimen.

La dinmica que tome esta tensin entre la clase obrera y los personeros de la transicin puede tener una influencia decisiva en las futuras etapas del proceso, es decir, si se profundiza la tendencia a la huelga general y eso impulsa nuevamente a sectores de las masas a la lucha, o si el ejrcito, basndose en su prestigio, logra evitar la represin y gana a sectores significativos para su plan de transicin. Parte de este plan es el pedido de salvataje econmico internacional que lanz la junta militar y las vanas promesas de un plan Marshall de Italia y otros pases, tambin golpeados por la crisis econmica.

Los motores profundos del proceso revolucionario egipcioLa revolucin en curso en Egipto, como punto ms alto de la oleada que recorre el Norte de frica, puso en escena las aspiraciones profundas de las masas rabes: terminar con la pobreza, el hambre, el desempleo y la desigualdad social, agravados por la crisis capitalista, y derribar a los regmenes dictatoriales y proimperialistas que con puo de hierro impusieron las privatizaciones y las polticas neoliberales, con la colaboracin de una burocracia sindical adicta y un poderoso aparato represivo.

Egipto cuenta hoy con una de las tasas de desocupacin ms alta de la regin, alcanzando un 24%, mientras el salario mensual de un trabajador es de 75 dlares y son millones ms de un 50% de la poblacin- aquellos que viven hacinados en las inmediaciones de las grandes ciudades, sobreviviendo con 2 dlares al da (alrededor de 20 libras). Si bien estas condiciones se han configurado durante dcadas de ofensiva neoliberal, en los ltimos tres aos, con el aumento de precios de la canasta bsica, lo que se ha generalizado para las masas pobres y urbanas es el hambre.

Fue justamente en 2008 que los trabajadores y pobres urbanos de este pas protagonizaron una de las llamadas revueltas de hambre con acciones obreras emblemticas como la llamada huelga del pan. A pesar de ser un pas productor y exportador de trigo, el pan es casi inalcanzable por la mayor parte de la poblacin, ya que tres piezas, cuestan una libra, mientras la fortuna de Hosni Mubarak se calcula entre los 40 y 70 mil millones de dlares.

El proceso revolucionario abierto hoy tiene como antecedente la oleada de huelgas y protestas obreras y populares que con desigualdades, derrotas y algunas victorias se viene desarrollando desde 2004. El punto culminante de este ascenso fue la huelga de miles de trabajadores textiles en la ciudad de al- Mahala, en abril de 2008. Ese proceso incluy una movilizacin obrera y popular de casi medio milln de personas que termin enfrentndose duramente con la polica y quemando retratos de Mubarak. En solidaridad con esa lucha obrera, se conform la coalicin 6 de abril, que ha jugado un rol en la direccin de las actuales movilizaciones.

Esto explica tanto la profundidad del proceso en curso como el rol que jug la clase obrera como fuerza social fundamental en la cada de Mubarak, y el temor burgus de que las masas no se conformen con cambios democrticos formales y atenten contra las bases mismas del capitalismo decadente.

Continuar la lucha hasta conquistar el poder obrero y popularEn las etapas iniciales del proceso revolucionario, las masas lograron tirar abajo al dictador Mubarak pero no lograron quebrar al ejrcito que es el sostn del estado burgus. Las masas egipcias no pueden permitir que las fuerzas reaccionarias expropien su triunfo, conseguido al precio de 300 muertos y miles de heridos. No es suficiente que se haya ido el dictador.

Es necesario continuar la lucha por lograr plenas libertades democrticas y de organizacin sindical y poltica, por la derogacin inmediata de la ley de emergencia, la libertad a todos los presos polticos, el cierre de las crceles especiales en el desierto donde los torturadores locales prestan sus servicios a la CIA. Por el juicio y castigo a los responsables de los crmenes de la dictadura, empezando por la junta militar que hoy est en el gobierno y la disolucin del aparato represivo.

Ninguna confianza en el ejrcito. Es necesario quebrar la unidad entre los soldados y la suboficialidad con los mandos de las fuerzas armadas, que tienen los mismos intereses que las clases explotadoras y que reciben U$ 1.500 millones anuales del imperialismo yanqui por sus servicios. Por plenos derechos polticos y democrticos para que los soldados puedan organizarse en contra de sus jefes.Frente a las amenazas de represin y de cercenar el derecho a huelga es necesario la organizacin de piquetes y otros mtodos de la autodefensa obrera y popular para defenderse de eventuales ataques de las fuerzas de seguridad o de bandas irregulares. La violencia organizada de la clase obrera ser un elemento decisivo para la divisin del ejrcito y para ganar a los soldados para el bando revolucionario.

La clase obrera ha mostrado su enorme poder en las jornadas de huelga que terminaron de sellar la suerte de Mubarak y luego de su cada sigue en pie de lucha. Es la clase que tiene la fuerza social en alianza con los jvenes desocupados, las capas bajas de las clases medias y los pobres del campo y la ciudad para derrotar la trampa de la transicin y presentar una alternativa de poder. Es necesario preparar la huelga general poltica que una las reivindicaciones por el salario, contra la precarizacin y por la libre organizacin sindical y poltica con la lucha hasta terminar con el ltimo vestigio del rgimen proimperialista y opresor que pretenden sostener los militares herederos de Mubarak.

Para esto es necesario apoyar todo intento de las masas de conquistar organizaciones verdaderamente democrticas, ya sea echando a los burcratas sirvientes del rgimen de los sindicatos, o formando sindicatos nuevos, que funcionen en base a la democracia obrera. Estas organizaciones de la clase trabajadora servirn para coordinar la accin comn con las organizaciones de los pobres de la ciudad y el campo, as como de los estudiantes y dems sectores que quieran luchar por terminar con el hambre, la opresin y la subordinacin al imperialismo. En este proceso, como ha ocurrido a la largo de la historia, se desarrollarn los embriones de un verdadero doble poder obrero y popular que dispute el poder a la burguesa.

Por la ruptura ya de la relacin estratgica con Estados Unidos y el estado de Israel y de todos los pactos y acuerdos que someten al pas a las distintas potencias imperialistas.

No a la trampa de la transicin. No se puede permitir que los mismos que fueron el sostn de la dictadura sean quienes supervisen la reforma limitada de la constitucin, una concesin miserable ante la accin imponente del movimiento de masas. La nica salida verdaderamente democrtica es que un gobierno provisional de las organizaciones obreras y populares en lucha convoque una Asamblea Constituyente Revolucionaria sobre la base de la liquidacin del rgimen dictatorial y sus instituciones, donde los representantes libremente electos puedan debatir y decidir sobre los grandes problemas del pas, como la ruptura con el imperialismo y con el Estado de Israel, la expropiacin de los terratenientes y la entrega de la tierra a los campesinos pobres, la resolucin de los problemas de los pobres urbanos, entre otras grandes cuestiones nacionales, lo que sera un impulso para luchar por gobierno obrero y popular basado en rganos de democracia obrera, ya que la resolucin de estas demandas estructurales solo ser posible con la expropiacin de los capitalistas y la expulsin del imperialismo.