abandonar-se el problema puro y la oport

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    EL HOMBRE COMO SOLUCIONADORDE PROBLEMAS

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    JUAN FERNANDO SELLS (ED.)

    EL HOMBRE COMOSOLUCIONADOR DE PROBLEMAS

    INVESTIGACIONES EN TORNOA LA ANTROPOLOGA DE LEONARDO POLO

    Cuadernos de Pensamiento Espaol

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    CUADERNOS DE PENSAMIENTO ESPAOL

    M Idoya ZorrozaDIRECTORA

    David Gonzlez GinocchioSECRETARIO

    ISBN: 978-84-8081-465-2

    Depsito Legal: NA 1194-2015

    Pamplona

    N 57: Juan Fernando Sells (ed.),El hombre como solucionador de problemas. Investigaciones en torno a la an-

    tropologa de Leonardo Polo

    2015

    Juan Fernando Sells

    CUADERNOS DE PENSAMIENTO ESPAOL

    SERVICIO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA. S.A.

    31080 Pamplona. Tfn.: 948 42 56 00. Fax: 948 42 56 36

    ULZAMA DIGITAL,S.L., Pol. Ind. Areta. Huarte calle A-33. 31620 Huarte (Navarra)

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    NDICE

    Presentacin,Juan Fernando Sells Dauder............................................... 9

    I. ANTROPOLOGA Y TEORA DEL CONOCIMIENTOEl saber procedente de la libertad,Juan A. Garca Gonzlez...................... 13

    Synderesis, an est?: The L. Polo answer,John Branya............................ 25

    Revisin poliana de la antropologa husserliana, Juan Fernando SellsDauder/Rafael Reyna............................................................................ 37

    Hacia un encuentro entre la nocin fenomenolgica de libertad y lalibertad trascendental, Gonzalo Alonso Bastarreche.............................. 65

    II. ANTROPOLOGA, METAFSICA, TICA Y PSICOLOGA

    La continuidad del movimiento y la presencia mental. De la interpreta-cin de Polo de algunas nociones fsicas y metafsicas de Aristteles,

    Miguel Mart Snchez............................................................................. 77

    Es la felicidad personal resultado de una vida virtuosa?, Ana IsabelMoscoso Freile....................................................................................... 87

    Primeros esbozos de una teora de la justicia desde la antropologatrascendental,M Idoya Zorroza............................................................. 95

    Sobre la inmaterialidad de la inteligencia y del alma humana: de Tomsde Aquino a Leonardo Polo, Juan Fernando Sells Dauder / JuanCarlos Gonzlez Mrida......................................................................... 105

    La crtica poliana al mecanicismo en la psicologa, Mara del CarmenBarbosa................................................................................................... 123

    III. ANTROPOLOGA, FAMILIA Y EDUCACIN

    La dualidad filiacin-paternidad en el ser personal desde la Antropologatrascendental de L. Polo,Juan Assirio................................................... 141

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    ndice8

    Aplicaciones de la estructura donal segn Leonardo Polo a la vocacindel amor humano,Diego Cazzola Boix.................................................. 151

    Educacin personalizada y hbito de sabidura: de V. Garca Hoz y A.Milln Puelles a L. Polo,Mayte Dassoy Mut.......................................... 161

    Ayudar a crecer: la finalidad de la accin educativa y directiva a la luzdel pensamiento de Leonardo Polo,Miguel Saiz.................................... 181

    Consecuencias de la dinmica de la integracin de la accin humana enLeonardo Polo: la cognicin y los sentimientos,Jos Vctor Orn........ 201

    IV. ANTROPOLOGA Y MANIFESTACIONES CULTURALES

    Las habilidades cognoscitivas humanas en el rcord arqueolgico delpaleoltico inferior: una comparacin con la antropologa de L. Polo,

    Beatriz Byrne.......................................................................................... 221

    El hombre como solucionador de problemas entre personas derivados delaprovechamiento de las cosas: hacia la nocin de derecho segnLeonardo Polo,Daniel H. Castaeda y G.............................................. 233

    El mito heroico y la aventura humana en Leonardo Polo, Mara LuisaLecaros................................................................................................... 251

    La universidad segn Leonardo Polo. Naturaleza, misin, crisis y

    solucin, Silvia C. Martino..................................................................... 261

    Aportes a la concepcin y ejercicio del liderazgo desde la filosofa deLeonardo Polo, Genara Castillo............................................................. 275

    V. ANTROPOLOGA Y TRASCENDENCIA DIVINA

    Abandonar-se: el problema puro y la oportunidad moderna, Alberto I.Vargas..................................................................................................... 291

    Una aproximacin al sentido personal desde laAntropologa trascenden-talde L. Polo,Mara Victoria Cadavid Claussen................................... 303

    La vinculacin nativa de la persona humana a la trascendencia segnLeonardo Polo, Graciela Soriano........................................................... 315

    Las necesidades espirituales de la persona humana: un estudio desde laAntropologa trascendentalde L. Polo,Mara Isabel Armendriz........ 325

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    ABANDONAR-SE:

    EL PROBLEMA PURO Y LA OPORTUNIDAD MODERNA

    Alberto I. Vargas

    1. La crisis moderna ofrece una oportunidad trascendental

    No advertir a qu obedece la alta problematicidad de nuestra situacin hist-rica equivale a detectar la existencia humana como problema puro1, como unproblema irresoluble de complejidad inabarcable que se corresponde con laconciencia crtica y con el nacimiento de la desesperacin, la cual instaura elprimado del habercomo manifestacin del carcter de slo2y postula la solaexistencia de lo que hay, es decir, slohay.

    La ampliacin trascendental que Polo propone a travs del mtodo del aban-dono del lmite mental permite notar que la comprensin del problema purocomo el problema del dentrono se refiere exclusivamente a la persistencia3, esdecir, al ser del universo, sino que, una vez rechazado el monismo, se extiendetambin y, ms an, a la co-existencia, es decir, al ser de la persona humana.

    No se trata entonces solamente del ocultamiento del ser del universo, sino,sobre todo, del oscurecimiento del ser de la persona humana, el cual conduce asuponerlo, sosteniendo que el hombre se reduce a ser lo que esy nada ms. Estareduccin es trascendental porque conculca la distincin real ser-esencia, queconduce no solamente a equiparar al hombre con el universo, sino que oscurecetambin la condicin originaria del ser de Dios. El oscurecimiento del ser per-sonal abre las puertas al monopolio de lo uno, el cual fija el ser en la mera ac-tualidad sin mantenerlo como actividad actuosa, o lo que es lo mismo, sin man-tener el abandono. Surge as el lmite como detencin, ya no slo mental, sino,en atencin a la ampliacin antropolgica poliana, como detencin existencial a

    la que cabe llamar sola detencino carcter de slo. sta es, en estricto sentido,

    1 Cfr. L. Polo,El ser, Eunsa, Pamplona, 1997, p. 228.2 Esta nocin la he desarrollado anteriormente en mi trabajo: El carcter de slo: una teoraantropolgica de la desesperacin, en J. A. Garca,Escritos en memoria de Leonardo Polo. vol.2, Persona y accin,Cuadernos de Pensamiento Espaol, n. 55, Servicio de Publicaciones de laUniversidad de Navarra, Pamplona, 2014, pp. 161-199.3 Cfr. L. Polo,El ser, p. 229.

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    la crisis antropolgica: el oscurecimiento del ser personal y la detencin de laactividad trascendental humana.

    Esta crisis, a la que tambin cabe llamar trascendental,personalo ntima, secorresponde con la desesperacin, porque pretende la identidad como solucinal problema, o lo que es lo mismo, es la desesperacin del ser personal humano,es decir, es una solucin prematura o pretensin de solucin definitiva al pro-blema del dentrocomo pregunta por el quindel ser (quin soy?), conformn-dose con la pregunta por el qudel ser (qu soy?). Esta evasin del problemaacarrea efectos perversos que no slo comprometen la propia existencia, sinotambin aumentan la complejidad y disponen a que el oscurecimiento de laintimidad se generalice y adquiera dimensiones colectivas.

    Si bien en nuestra situacin histrica la conciencia crtica entendida comoel conocimiento existencial logrado por haber llegado a notar la sola existenciaes muy amplia, tambin es copiosa la situacin de ignotoque evade ya no sloel quinde la pregunta, sino la pregunta en s. Lo ignoto lo es respecto de laactuosidad, que le queda oculta al darla por supuesta, y conlleva la atenencia ala actualidad, es decir, en lo ignoto no cabe pregunta por el dentro, porque que-dar ignoto es precisamente el olvido de la pregunta misma por considerarlairrelevante, de modo que no se es consciente de que la propia intimidad se hadetenido, y esto equivale a una crisis antropolgica como problema irresoluble,porque si no se sabe el qudel problema, menos an el quin: de quines elproblema y quinpuede resolverlo. En el slo haberhay una renuncia al ade-ms, en lo que hay el adems queda ignoto4, y, paradjicamente, la actividaddeviene pasiva.

    Sin embargo, la condicin del hombre como solucionador de problemas noes de algn modo una actividad pasiva, pues el hombre no resuelve solamentelos problemas que le son dados, sino que, sobre todo, resuelve los que l mismobuscay, ms an, los que sedescubre llamadoa resolver. Se trata pues de unaactividad intensamente activa que no se reduce siquiera a la accin cibernticahumana, sino que, principalmente, es una actividad trascendental, porque lapropia existencia humana se pone en juego en la resolucin de los problemas,siendo la existencia en s misma un problema para el hombre, un problema exis-tencial.

    Por tanto, hay que preguntarse: cabe un problema sin solucin?, cabe unproblema puro?, qu sentido tiene en el hombre enfrentarse a un problema as?Estas preguntas, a mi modo de ver, dan en el blanco de nuestra situacin hist-

    4 Si se advierte que slo hay, lo ignoto a su vez lo hay: cabe suponer lo ignoto en cuanto quetal expresin slo hay es desvirtuada al pretender fijarla pticamente en el carcter presunta-mente definitivo del hecho, o si se pierde de vista la infinitud operativa de la inteligencia; L.Polo, Curso de teora del conocimiento, vol. 3, Eunsa, Pamplona, 32006, p. 304.

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    rica, las cuales no se pueden resolver ni abordar sin atender al Origen, a la gne-sis y a la etiologa de la crisis antropolgica. Evadir la cuestin del Origen sig-nificara suponerel problema y caer de nuevo en lo ignoto o, a lo ms, adquiriruna conciencia crtica que no abandona la desesperacin.

    Si bien la existencia en s misma es un problema, por qu adquiere unacondicin enigmtica presentndose como irresoluble?, cul es el origen delproblema puro que refiere a la persona humana? Tal origen es lo que he llamadoel carcter de slo, es decir, la pretensin de ser existencialmente aislado, demodo que el problema de la propia existencia soy yo mismo y nadie ni nadams. El carcter de sloidentifica existencialmente el problema con la solucin,lo cual anula el problema, pero no lo resuelve, sino que lo evade. Por eso, pre-tender la unicidad, que niega la dualidad, es una evasin, un problema de pro-blemas que obtura el futuro.

    El origen de la obturacin del futuro es el miedo presente a un futuro desfu-turizado que, por supuesto, no es real, sino pensado, y que excluye la co-existencia tanto con Dios como con las dems personas. Se trata de una versindel futuro que ocurre de un modo necesario al margen de la libertad humana yde la providencia y misericordia divina. Un futuro as es trascendentalmentedetenido, pues el futuro pensado no es abierto sino obturado. La obturacin delfuturo conduce al abandono de la nocin de eternidado de ms all. En unasituacin as no es posible ir ms all del tiempo, porque ser y tiempo se identi-fican, y el hombre se presenta como arrojado. Si no cabe realidad ms alldel

    tiempo, slo queda resolver los problemas temporales, y en esta tesitura la exis-tencia deviene absurda. El ser desesperado no es real sino que pensado, es decirque, pretender pensar el ser es desesperar, y esto es el problema puro.

    Sin embargo, que el hombre sea un solucionador de problemas indica quelos problemas son duales y que la solucin se alcanza por elevacin en la lneade la unificacin de la dualidad, es decir, aadiendo novedad a la dualidad supe-rior: innovando. El dentrode la persona humana no es un coto cerrado, sino unaapertura que no se reduce a abrirse hacia fuera, sino que, sobre todo, se abrehacia adentro sin fondo de saco. Por eso, la pureza del problema puro no estal, sino slo en tanto que pensada: el problema puro en tanto que puro no esreal. Ms an, el dentro personal humano se abre ms adentro porque es co-

    existencia con el Origen. Por eso, tratndose de un problema existencial, la so-lucin est en la lnea del aadir-sea la existencia para resolverla elevndola.Ese aadir-seaadir el propio ser a la sola existencia es la persona humana,su realidad trascendental descrita por Polo como carcter de adems. As, lapregunta por el ser se ampla no slo a la pregunta por el qudel ser, sino, sobretodo, por el quindel ser; es decir, por el ser del universo y por el ser del hom-bre como trascendentalmente distintos.

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    2. La raz de la crisis: el miedo y la mentira

    Ahora bien, cul es la gnesis de la situacin crtica? Para Polo, la crisis an-tropolgica en la que nos encontramos tiene un momento histrico inaugural, asaber, el pesimismo teo-antropolgico tardomedieval manifiesto especialmenteen la propuesta filosfica de Duns Escoto y Guillermo de Ockham5, el cual seha mantenido crnicamente durante siete siglos hasta nuestros das en un itine-rario que va desde la tristeza espiritual del que renuncia ntimamente a ser ca-

    pax Dei6 hasta la desesperacin existencial. Por su parte, la etiologa de eseevadir la pregunta por la propia intimidad el Origen y sentido personal, radica

    segn Polo en la interiorizacin colectiva del miedo y de la mentira en el espri-tu humano: el miedo a ser-con, a co-existir, y la mentira de ser existencialmenteslo. Puede decirse que se trata de un miedo a Dios como ser personal con quiense co-existe, y de una mentira ntima, que niega la capacidad humana de cono-cer a Dios ntimamente. La manifestacin colectiva del miedo y de la mentira sepuede sintetizar en cinco puntos7: 1) un cientificismoque fragmenta la visindel cosmos; 2) un relativismoque sostiene la irracionalidad de la historia; 3)un escepticismofruto de la decepcin de la tcnica; 4) un materialismoprovo-cado por la indigencia del espritu; 5) un atesmoque es propiamente miedo asoltarse de s mismo aferrndose al sloyo.

    Ante un problema de tal magnitud no es conveniente perder la concentracinante el problema. La desesperacin resultante de enfrentarse al problema puroes un afecto del espritu que nos da noticia de la detencin del ser personal hu-mano, es decir, del oscurecimiento de la intimidad. Esa noticia es clave, pues siel ser personal humano se detiene, es porque el ser es. Desde la noticia de ladesesperacin en primera persona se abre paso la condicin dual del desesperaren relacin al decaer de la esperanza original. De este modo, el caer en la cuen-tade que se desespera es dual con la esperanza, pues quien no ha sido esperan-zado no puede desesperar. El caer en la cuenta de que el futuro se ha obturado yla libertad decae remite a su condicin original de libertad como futuro abierto,es decir, no desfuturizado. La pretensin de la sola existencia indica que se ha

    jugado todo a favor de la propia existencia y en esta situacin es posible caer enla cuenta de que lo nico que no se ha puesto en juego es la existencia misma.

    As, desde la conciencia crtica se abre una posibilidad futura: jugarse la propiaexistencia; jugar-se-la. Se trata, por tanto, de una conciencia crtica en condi-ciones tales que se puede abandonar. Aceptar el juego de la propia existencia es

    yaesperanza de la existencia de otro con quin jugar-se-la, pues no cabe juego

    5 Cfr. L. Polo, Presente y futuro del hombre, Rialp, Madrid, 1993, p. 60.6 Cfr. L. Polo, Presente y futuro del hombre, p. 58.7 Cfr. L. Polo, Presente y futuro del hombre, p. 129.

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    al solitario, sino que el juego es dual. El ser personal se troca entonces en bs-queda. Aqu conviene una especial concentracin de la atencin para mantenerel abandono, pues lo que est en juego es el propio ser que en ningn caso escomn, sino personal, la propia persona que cada uno es. De este modo, ha-blando trascendentalmente, soy yo (mi ser personal, co-existente) quien se la

    juega en primera persona como una actividad existencial, o mejor dicho, co-existencial.

    Si se mantiene el abandono del lmite mental, se descubre el ser personal,desde el cual se puede abandonarpersonalmentela propia existencia desespera-da en busca de quien la acepte. Surge as la oportunidadmoderna de dar el saltotrascendental de la sola existencia a la co-existencia, y de reorientar la propialibertad hacia el ms all, hacia la trascendencia, o como suele decir Polo, haciaelms ac de la propia intimidad, que desde la co-existencia con Dios metrasciende y, por tanto, es capaz de aceptar mi ser desesperado como don. Parael hombre contemporneo la desesperacin es una oportunidad para descubrirsecomo don a travs de su propia prdida, la prdida del don de mi propia exis-tencia que desespera por haberse perdido u oscurecido.

    Ya no se trata solamente de abandonar el lmite mental, sino del abandonodel lmite de la propia existencia(la sola existencia, que equivale a la desespe-racin), para descubrirla ntimamente abierta a otras personas y, sobre todo, alOrigen de mi propia persona, que no puede ser menos que ser personal. Estesalto trascendental reconoce que en la solucin del problema existencial o pro-

    blema puro lo que est en juego es la propia existencia, de modo que lo abando-nado no es ya slo el objeto pensado, sino tambin el abandono del propio seren espera de ser adems del adems. Este abandonar-sees una ampliacin en lamisma lnea del aadir-sepoliano, pero su referencia e itinerario es muy distin-to, pues no procede del abandono de la existencia como ser extramental (esdecir, el ser del universo), sino de la existencia como mi propio ser (pensado)que desespera o mengua en actuosidad. Dicho abandonar-se, no se refiere alabandono final8, propio de la muerte corporal, sino al abandono co-existencialpropio del hombre como espritu en el tiempo, del abandono propio del arma-zn de la existencia del ser humano en el tiempo: la esperanza9. Por eso, la pro-puesta de abandonar la propia existencia en espera del aadir Originario que la

    acepte como don y la renueve en el ser dndole su propia Intimidad (donatioessendi) es un camino de vuelta al camino que el propio Polo recorri, puesdesde el abandono de la tercera dimensin se busca su fruto en las otras tresdimensiones sin renunciar al mismo abandono objetivndolo, sino mantenin-dolo desde la propia co-existencia. Se abre paso as un juego trascendental entre

    8 Cfr. I. Falgueras,El abandono final, Universidad de Mlaga, Mlaga, 1999.9 L. Polo, La esperanza, Scripta Theologica, 1998 (30, 1), p. 157.

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    el aadir-Se del Origen y el abandonar-se de la persona humana en el que elOrigen dona su propio ser a la persona humana renovndola ntimamente.

    3. La ampliacin del abandonar-secomo juegos donales

    Al juego entre el aadir-Sedivino y el abandonar-sehumano cabe llamarlojuegos donales, porque indican que lo que en ellos est en juego es el propioser de la persona humana en tanto que co-existencia creciente, y que, por lotanto, el carcter dramtico de los problemas se va atenuado a favor de su carc-ter de juego. As, la actividad humana se descubre como un juego donal, el cuales intensamente activo; se puede decir incluso que es lo ms activo posible,pues se trata de un juego que me trasciende.

    Cul puede ser esa actividad mxima en el hombre a la que nos hemos refe-rido? Visto ya que el hombre es existencialmente dual, que es co-existente noslo con el universo ni con las dems personas humanas sino, sobre todo, conDios como ser personal Originario, la actividad mxima no podr ser aquellaque emane del hombre hacia Dios, sino justamente la inversa, la actividad queDios, en tanto que ser personal divino, entabla con la persona humana. A estaactividad cabe llamarla divinapor ser la actividad que procede de Dios hacia elhombre, y que por ser juego no es unilateral ni se detiene, sino que invita a la

    reciprocidad humana incluyndola en su Amplitud, por lo que la actividad hu-mana es tambin divina por ser juego que responde a la actividad divina: co-actividad con el Acto de Ser Originario.

    Una actividad de esta ndole un juego entre personas no puede ser una ac-tividad necesaria, sino que debe ser una actividad libre y donal, en reconoci-miento de la dignidad mutua del ser personal. Por tanto, la actividad divina sedescribe entonces como don. Y qu es el don? La novedad en el ser, la ganan-cia radical, el incremento de acto a ms acto al margen de cualquier potencia, elaadir-Sede Dios al abandonar-sehumano en l. En suma, el don es el amartrascendental.

    Ante la pregunta tan repetida en nuestra situacin histrica de qu es el

    amor?, la crisis antropolgica ofrece una especial luz para responder: el amor esel don, el movimiento trascendental de los seres personales, el juego personalhumano con el ser personal divino. Un juego as no puede de ningn modo ju-garse solo, pues la existencia humana no es soledad sino co-existencia. De mo-do que el amor es un juego dual, un juego de dos, un verdadero juego, ademsde la existencia, que si es verdaderamente juego del propio ser, no puede limi-

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    tarse siquiera slo a dos en un juego infinito entre el dar y el aceptar10, sino queexige novedad, exige don y, por tanto, es un juego amoroso creciente. Comoexplica Polo, el amor no es dual sino tridico, porque no se reduce a dar y acep-tar, sino que es adems don, trascendentalmente hablando.

    De ah que el juego del hombre con Dios, si bien es nativamente dual, estllamado a ser tridico y dar fruto trascendental; es decir, la co-existencia libredesde el conocer y el amar personal se abre tridicamente en aceptar-se, dar-sey donar-secomo respuesta al Dar-Se, Aceptar-Sey Donar-Sedivinos. Por eso, el

    juego trascendental del hombre no es propiamente con otra criatura, sino que esradicalmente con el ser personal Originario, que ms all de co-existir con laspersonas creadas da respuesta a la estructura donal tridica del hombre reno-vndole en el ser: dndole el ser, aceptndole el ser que es y constituyndole ennuevo don al darlo y aceptarlo. Esto es posible porque el tres en Dios es tras-cendental11, ya que su intimidad no es dual ni conduce al infinito, sino queaade el don, y por ello, en estricto sentido, no cabe necesidad alguna, sino quees amor puro: Dar, Aceptar, Don.

    Cmo responde entonces el ser personal Originario a la estructura donaltridica del hombre? Responde llamndolo. Ciertamente el hombre no es nti-mamente tridico sino dual; sin embargo, el ser personal Originario lo muevetrascendentalmente donndole el ser que serdesde la aceptacin a esa llamadade adentrar-seen la intimidad Originaria que es el Amor mismo. El contenidode esta llamada es tridico: aceptar su ser dndose como don: aceptar-se, dar-se,

    donar-se. Ese conocimiento personal del ser que estoy llamado a ser es tridicoporque me compromete co-existencialmente al aceptar-me, dar-me y ser consti-tuido en don. Por eso no se trata de un conocimiento racional, sino que desde elmantenimiento del abandono es el propio ser que estoy llamado a ser poniendoen juego el propio ser que soy con la esperanza de ser adems del adems. As,el hombre no se reduce a ser dual, sino que es un ser dual llamado a ser tridico a permanecer en el amor creciente: adems del adems, amor en el Amor.

    Efectivamente, el descubrimiento de esta llamada trascendental no puede,por supuesto, ser racional, sino que se descubre desde la co-existencialidad quese es adentrndose en la intimidad Originaria. Tal adentramiento, siendo posibledesde la esperanza que se es por la co-existencia, hay que decir queyaes amor

    en espera de ser an ms (adems del adems). As, el descubrimiento de lallamada es in actutridico, fruto donal de la intimidad humana que se adentra

    10 Una dualidad pura conduce al infinito y por tanto a la prdida del sentido, por eso, la dualidades propia de la criatura pero no lo puede ser del Origen. El Origen no puede ser dual ni tampocouno, pues no parece propio del ser Originario reducirse al infinito ni tampoco a la soledad.11 L. Polo,Antropologa trascendental, vol. 1,La persona humana, Eunsa, Pamplona, 2010, p.86.

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    en la intimidad Originaria siendo renovada. Por esto, ste es un movimientotrascendental, porque se adentra en el propio dentro personal, lo cual es yadonacin, incremento del propio ser, o si se prefiere, adems del ademspor laasistencia del aadir-Sedivino o juego divino que no falla. Sin embargo, al noser la donacin humana definitiva, pues es ya, pero todava no, es entoncesesperanza donal.

    Por ser llamada, el origen de este movimiento noes la propia actividad quese es, sino que es la actividad Originaria que, al llamar, mueve amorosamente alhombre hacia s, lo mueve desde la libertad que el hombre es activndola anms con el don de su llamada que no cesa: la invitacin a ser adems del ade-ms, al crecimiento personal. El hombre que es adems del adems,yaes tri-dico, y es llamado a serlo an ms: a saber, a ser definitivamente tridico por,cony enel Origen.

    As, por su dualidad con el aadir-Sedivino, el abandonar-sehumano es elmtodo del salto trascendental que conduce de la desesperacin a la esperanza,eliminando el carcter enigmtico al problema existencial y reactivando su acti-vidad donal. Este mtodo trascendental del crecimiento personal es tridimensio-nal: 1) Aceptarel don donal que se es como aceptar: aceptando-se. 2) Dar elaceptar aceptacin que se es como dar: dando-se. 3)Donarel dar dado que se escomo don: donando-se.

    Se abre paso entonces lo que Polo ha llamado una antropologa tendri-ca12, que abandona la antropologa trgica moderna. Esta antropologa, si bienpuede ser considerada teologa, es primeramente filosofa (o si se prefiere an-tropologa trascendental), pues no se refiere explcitamente a la actividad deCristo, sino a la actividad de un Dios personal en la intimidad humana. Aspues, la actividad divina permite, por iniciativa divina, el accesoal ser de Dios,no ya slo como ser necesario, sino como ser personal Originario. Por la activi-dad divina el hombre accede a la dimensin ms intensa del ser capax Dei; esel acceso a la intimidad divina. Dicha actividad es el juego de Dios con loshombres que, a su vez, da fruto en el juego entre los hombres y de los hombrescon el universo.

    En este acceso a la intimidad divina el hombre se juega su propio ser en res-puesta a Dios que se lo ha jugado primero. De ah la propuesta de proseguir aPolo a travs de lo que se ha llamado los juegos divinos (los juegos con Dios)y que no excluyen sino que atraviesan de sentido los juegos de la convocatoria(los juegos entre los hombres) y los juegos hiperteleolgicos (los juegos del

    12 Cfr. L. Polo, Epistemologa, creacin y divinidad, Eunsa, Pamplona, 2014, pp. 51-59, 285-299; Sobre la existencia cristiana, Eunsa, Pamplona, 1996, pp. 127-135; Filosofa y economa,Eunsa, Pamplona, 2012, pp. 239-247; Tres dimensiones de la antropologa, Studia Poliana,2011 (13), pp. 15-29.

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    hombre con el universo), todos ellosjuegos donales, o si se prefiere, juegos delamor. El beneficio de esta teora de los juegos donales es abrir paso a un juegoque no termine nunca, por ser el juego en s (no la teora propuesta) radicalmen-te novedoso, o lo que es lo mismo, a acceder a una actividad en la que no quepadetencinms all de la libertad donal que se pone en juego.

    Ya se ha abordado brevemente la propuesta de los juegos de Dios con elhombre; sin embargo, conviene abordar tambin el beneficio que arroja a los

    juegos entre los hombres. A esta teora la hemos llamado losjuegos de la con-vocatoriay se proponen de un modo axiomtico, basndose en algunos brevestextos de Polo al respecto13, y procurando ampliarlos. As, la convocatoria esunapropuesta: la propuesta de maximizar la actividad del hombre al jugar conlos dems hombres en la lnea de la donacin. Tal convocatoria consiste funda-mentalmente en ayudar a que los dems hombres jueguen divinamente por loque es una base antropolgica para desarrollar una sociologa y una economadel don.

    Proponer una axiomtica de las relaciones interpersonales implica apelar auna acepcin o significado alternativo al uso ordinario de la palabra axioma. Nose trata aqu de aquello que debe ser necesariamente de un modo sin requerirdemostracin, sino que se trata de lo que los fillogos llaman la segunda acep-cin que se refiere a su dignidad: axioma es lo ms digno. Por eso, presentaraxiomticamente una cuestin significa desvelar su ntima dignidad. A conti-nuacin se expondr brevemente dicha axiomtica, no sin antes decir que los

    axiomas no son independientes, sino que manifiestan la dignidad de un mismoser que es la persona humana; por eso no cabe realizar una analtica de estaaxiomtica, ni tampoco, por supuesto, de la persona humana que es el axiomapuro, lo ms digno.

    13 Los principales textos de Polo sobre los juegos son los siguientes: La veracidad del directi-vo, publicado enAntropologa de la accin directiva, Unin Editorial, Madrid, 1997; La ticay Las virtudes sociales, en Quin es el hombre: un espritu en el tiempo, Rialp, Madrid, 62007;La creacin del ser humano, en Epistemologa, creacin y divinidad, Eunsa, Pamplona, 2014.De menor relevancia es La empresa frente al socialismo y al liberalismo y Ricos y pobres, enFilosofa y Economa, Eunsa, Pamplona, 2013, pp. 293-316; 317-357. Sin embargo, no es posibleencontrar en estos textos una exposicin clara de la axiomtica, salvo tal vez de los primeros doso tres postulados, dependiendo del caso.

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    4. La axiomtica de los juegos donales

    a) El Axioma A dice as: se juega, e indica: que el juego no se acaba, quetodos juegan, que no se juega slo y que hay un tablero de juego. Porque se

    juega, conviene ayudar a los dems jugadores a jugar mejor, pues arruinar alcontrincante arruina el propio juego. Por eso, se juega es una especie de invi-tacin a jugar, a involucrarse en el juego, pues porque se juega, se juega libre-mente, ms y mejor.

    b) Sin embargo, decir esto no es suficiente, sino que hay que aadir el Axio-ma B, que indica que, si bien todos juegan, los jugadores y sus jugadas son

    distintos, es decir, son plurales y, por tanto, no hay jugadores iguales. Desdeaqu ya se comienza a ver la riqueza del juego al que nos referimos, pues es un

    juego altamente complejo de posibilidades irrestrictas. La distincin entre lasjugadas consiste fundamentalmente en que las mejores son las que ms abren eljuego a nuevas alternativas, mientras que las peores lo obturan pretendiendo queel juego termine, o lo que es lo mismo, dar el jaque mate, lo cual implica oscu-recer el axioma B. Por el contrario, la jugada que conviene evitar a toda costa esel jaque mate.

    c)El axioma Cpropone que en todo juego hay reglas, es decir que los ju-gadores y sus jugadas son insustituibles, pues cada jugada corresponde a un

    jugador concreto. Por eso, ningn jugador es provisional, intercambiable o

    desechable, y tampoco cabe que un jugador pretenda jugar las jugadas de losdems, pues el monopolio es la muerte del juego. La superioridad de un jugadorsobre el otro no sustituye a ste, sino que ms bien todas las jugadas son inter-conexas y conviene sincronizarlas del mejor modo posible.

    d) Por ltimo, el axioma D dice que se gana jugando, por lo que el jugarde los jugadores es irrestricto: a ms juego, ms ganancia, y el mejor modo de

    jugar es dar ms juego, abrirlo, lo cual significa meter en el juego al mayor nu-mero de jugadores, evitando que alguien se margine. Un buen juego se juegapara ganar, pero si se gana jugando, entonces el juego no termina nunca y laganancia es irrestricta. Esto se comprende mejor si se piensa en el juego de losnios, pues para ellos importa poco el ganar o perder, ya que lo ms importante

    es seguir jugando, es decir, que el juego no termine, porque entonces aparece elaburrimiento. Por eso para el juego de un nio lo peor es la interrupcin ajena.Mientras no llegue ese momento, su vida es un juego y slo acepta el cambio deactividad por la esperanza de seguir jugando al da siguiente. Que se gana ju-gando significa que todos los juegos se integran al juego de la vida y sta tras-ciende hacia un juego escatolgico, ms all del tiempo.

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    Abandonar-se: el problema puro y la oportunidad moderna 301

    Estos axiomas del juego14son grosso modolos que consiguen dignificar delmejor modo posible la accin humana en el tiempo. Dicha accin es incom-prensible y vaca de sentido al margen de los juegos trascendentales, es decir,los de la intimidad, pues como seala Polo la persona es el axioma puro.Por lo anterior, se ve claro que el camino para abandonar la crisis antropolgicaen la que nos encontramos es acudir a los juegos donales, lo cual no es ms queabandonar-se(abandonar el propio ser al aadir-Sedivino, donndose), pues elincremento o ganancia del juego depende de un jugador que no falla, en el queno cabe error o prdida, por ser l mismo ntimamente juego o como explicanlos telogos circumincessiooperikoresisdivina. Por ser Dios aadir-Sepuro, anuestro libre y donal abandonar-seno faltar nunca el aadir-Sede Dios y, por

    eso, el juego donal es garanta de xito, no prematuro, sino irrestrictamentecreciente.

    A pesar de que esta propuesta de ampliacin de la antropologa trascendentalpuede presentar algn problema y requiere an de mayor madurez y una expo-sicin ms extensa, es conveniente ofrecerla desde ahora por los siguientes mo-tivos: 1) porque al ensayar su exposicin se est abierto a correcciones y suge-rencias que la mejoren; 2) porque hasta ahora no se ha encontrado que conduz-ca a peligros graves; 3) porque se espera que abra horizontes a futuras investi-gaciones en la lnea de una ampliacin a la propuesta poliana; y 4) porque elbeneficio de ampliar la intimidad humana hacia la divina ofrece como beneficioel abandono de la desesperacin, lo cual es muy conveniente en nuestra situa-

    cin histrica.

    Alberto I. VargasMonterrey (Mxico)

    [email protected]

    14 A estos cuatro axiomas centrales se aaden cuatro axiomas laterales: e) No se juega slo, esdecir, se co-juega; f) Todo xito es prematuro, es decir, conviene que el juego no se detenga, queno termine; g) Hay un tablero de juego, es decir, cabe jugar si hay un plexo ldico; h) Al jugar se

    juega ms, es decir, el jugar no es fijo sino creciente.

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    CUADERNOS DE PENSAMIENTO ESPAOL

    SERVICIO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

    1. BENITO JERNIMO FEIJOO, Ensayos psico-lgicos. Introduccin y seleccin de JuanCruz Cruz (1997).

    2. SALVADOR PI TARAZONA, Los primerosprincipios en Leonardo Polo. Un estudio

    introductorio de sus caracteres existen-

    ciales y su vigencia (1997) (agotado).3. MATAS NIETO SERRANO,El sistema de la

    ciencia viviente. Antologa filosfica. In-troduccin y seleccin de Juan Arana(1997).

    4. MCRISTINA REYES,El ser en la metafsi-ca de Carlos Cardona(1997).

    5. RAFAEL V.ORDEN JIMNEZ, Sanz del Ro,traductor y divulgador de la Analtica del

    Sistema de la Filosofa de Krause (1998).6. MIGUEL GARCA-VALDECASAS, Lmite e

    identidad. La culminacin de la filosofa

    en Hegel y Polo (1998).7. JORGE E. GRACIA, Filosofa hispnica.

    Concepto, origen y foco historiogrfico(1998).

    8. AVERROES, Sobre filosofa y religin,Introduccin y seleccin de textos de Ra-fael Ramn Guerrero (1998).

    9. RODRIGO SNCHEZ DE ARVALO, Tratadosobre tcnica, mtodo y manera de criar a

    los hijos, nios y jvenes (1453). Estudioy notas de Lorenzo Velzquez; Traduc-cin de Pedro Arias (1999).

    10. TOMS DE MERCADO (1523-1575), Anto-loga filosfica. Introduccin y seleccinde textos de Mauricio Beuchot (1999).

    11. NELSON ORRINGER, La filosofa de lacorporalidad en Ortega y Gasset(1999).

    12. MAURICIO BEUCHOT, Semitica, filosofadel lenguaje y argumentacin en Juan de

    Santo Toms (1999).13. JOS NGEL GARCA CUADRADO, Domin-

    go Bez (1528-1604): Introduccin a su

    obra filosfica y teolgica (1999).

    14. ALONSO LPEZ DE CORELLA, Trescientaspreguntas de cosas naturales 1546), Es-tudio y edicin de Juan Cruz Cruz (2000).

    15. ALONSO FERNNDEZ DE MADRIGAL, ELTOSTADO, Brevyloquyo de amor eamiiia, Introduccin y seleccin de tex-

    tos de Nuria Belloso Martn (2000).16. MARCIN CZAJKOWSKI,El tema de Dios en

    la filosofa de Julin Maras(2001).17. ALEXANDER FIDORA / JOS G. HIGUERA

    (eds.),Ramon Llull: Caballero de la fe. Elarte lulina y su proyeccin en la Edad

    Media(2001) (agotado).18. PEDRO MARTNEZ DE OSMA, Petri Osmen-

    sis In libros Aristotelis commentarii, In-troduccin y seleccin de textos de AnaCebeira (2002).

    19. MAURICIO BEUCHOT, Humanismo no-vohispano(2003).

    20. IDOYA ZORROZA,La filosofa de lo real enXavier Zubiri(2003).

    21. DOMINGO BEZ, La imagen de Dios enel hombre. Comentario a la Suma Teol-

    gica, I, q. 93, Sobre el fin o trmino de la

    produccin del hombre, Introduccin ynotas de Jos Angel Garca Cuadrado,Traduccin de Alfonso Chacn (2003).

    22. JUAN JOS RODRGUEZ ROSADO, Obrasfilosficas I (2004).

    23. JUAN JOS RODRGUEZ ROSADO, Obrasfilosficas II (2004).

    24. JUAN JOS RODRGUEZ ROSADO, Obrasfilosficas III (2004).

    25. CARLOS TORRES, La tica de Jaime Bal-mes(2004).

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    disp. V y VI, 1656), Introduccin, selec-cin de textos y traduccin de Juan CruzCruz (2006).

    32. FRANCISCO OREILLY,Duda y opinin. Laconciencia moral en Soto y Medina

    (2006).33. ANTONIO PREZ, Naturaleza y sobrenatu-

    raleza (Comentario a la Segunda y Terce-

    ra parte de la Suma Teolgica, tratado II:disputaciones II, III y IV, 1669), Estudiopreliminar, seleccin de textos y traduc-cin de Juan Cruz Cruz (2006).

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    y conocer(2014)55 JUAN A. GARCA GONZLEZ (ED.), Escri-

    tos en memoria de Leonardo Polo. II:

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    Leonardo Polo (2015)