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El Cotidiano ISSN: 0186-1840 [email protected] Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco México Heredia Zubieta, Carlos La política exterior, 2000-2002: análisis y perspectivas El Cotidiano, vol. 19, núm. 119, mayo-junio, 2003, pp. 45-56 Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32511905 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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El Cotidiano

ISSN: 0186-1840

[email protected]

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad

Azcapotzalco

México

Heredia Zubieta, Carlos

La política exterior, 2000-2002: análisis y perspectivas

El Cotidiano, vol. 19, núm. 119, mayo-junio, 2003, pp. 45-56

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32511905

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

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Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

El Cotidiano 119 45

a política exterior, 2000-2002:análisis y perspectivas*

Carlos Heredia Zubieta*

* Texto preparado para la revista El Cotidiano. Elautor agradece sus útiles comentarios a Rafael Fernán-dez de Castro, a Sara Gross, a Rafael Montesinos, aMaite Reyes Retana, a Raúl Rodríguez Barocio y a ElioVillaseñor Gómez.

** Economista tamaulipeco, Diputado Federal a laLVII Legislatura (1997-2000), asesor del Gobierno delDistrito Federal.

La política exterior tendrá mayor vigor en la medida en que goce del

apoyo expreso y la legitimidad que sólo puede conferirle el pueblo de

México. Sin embargo, mientras en el ámbito internacional se pro-

mueve la democracia y por la vía de los hechos se le incorpora como

principio rector de la política exterior, en el plano nacional la política

económica sigue siendo profundamente antidemocrática, porque se

impone desde arriba y desde afuera, favoreciendo a la plutocracia y

a sus asociados extranjeros, por lo cual no funciona para el grueso

de la población.

Durante los primeros dos años de la ad-ministración del Presidente Vicente

Fox, la política exterior se ha significado comoel rubro de la administración pública en el quehubo mayor innovación en las formas. En efec-to, el canciller Jorge G. Castañeda marcó cla-ramente su impronta en los asuntos internacio-nales de México en los 25 meses que ocupódicha cartera; sin embargo, no está claro aúnen qué medida los cambios de forma impulsa-dos en la gestión del primer canciller de laadministración foxista respondieron a decisio-nes personales, o se generaron a partir de unavisión de mediano y largo plazos sobre la orien-tación de fondo de la política exterior mexi-

cana. Con el propósito de dilucidar estas cues-tiones, en el presente ensayo abordaremos demanera general las siguientes preguntas sobrela política exterior durante 2000-2002: ¿quiéndecide en materia de política exterior en Méxi-co? ¿cuál es la vinculación entre la transfor-mación democrática de la sociedad y la polí-tica exterior? ¿cuáles son los elementos decambio y cuáles los de continuidad?1 ¿cómose han redefinido los intereses nacionales y suproyección hacia el exterior? ¿cuáles son lasmodificaciones que deben hacerse en la ar-quitectura institucional del país para hacer fac-tibles los cambios necesarios en materia depolítica exterior? ¿cómo ha evolucionado laidentidad e imagen de México en el mundo?

Las transformaciones que habrían deimpulsarse en la política exterior a la luz de la

L

1 Para una discusión a profundidad sobre este tema,véase Rafael Fernández de Castro (coordinador), Cam-bio y continuidad en la política exterior de México,Ariel, México, DF, 2002, 271 pp.

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alternancia en el gobierno responden en primertérmino a factores “endógenos”, como el cam-bio de partido en el gobierno después de 71años de hegemonía priísta. Cuando era candi-dato en campaña, Vicente Fox presentaba elcambio como exorcismo de todo lo negativoque se heredaba después de décadas del régi-men autoritario. Si bien durante decenios losprincipios que dan soporte a la política exteriorfueron usados política y partidistamente comocoartada para impedir el escrutinio internacio-nal respecto de la falta de democracia en Méxi-co o de las violaciones a los derechos humanosaquí cometidas, la verdad es que también res-pondieron a un impulso y a una motivaciónnacionalista perfectamente legítima y consis-tente con una época, y que en los albores delsiglo XXI siguen teniendo sentido para muchosmexicanos. En diversos análisis se pretendecontraponer la política exterior de un país ce-rrado, con régimen autoritario, frente a un plan-teamiento de política exterior para un paísabierto, inserto en la globalización y con unrégimen democrático. Ninguno de los dos ex-tremos ayuda a explicar lo que realmente ocu-rrió en el pasado ni lo que ha ocurrido en nuestropaís a partir del año 2000. Son muchos los ma-tices y los recovecos de la política mexicanapara hacer un juicio de corte transversal en unou otro sentido. En el presente ensayo entrare-mos en esos matices para dotar al lector de ele-mentos de comprensión respecto de la evoluciónreciente de la política exterior mexicana y dealgunas pistas respecto de su posible evoluciónen el futuro inmediato.

No sólo los factores internos incidieronen una reformulación de la política exterior;también los factores externos o exógenos hanllevado a su replanteamiento. El lugar de Méxi-co en el proceso de globalización, la forma-ción de bloques regionales, las mutaciones enel sistema internacional han gravitado de ma-nera importante en dicha reformulación, comoveremos más adelante. Para fines del presenteanálisis podemos identificar tres ámbitos dedespliegue de la política exterior:

a) Un mayor activismo de México enforos y organismos internacionales, siguiendola línea del bilateralismo multilateral, es decir,la búsqueda de convergencias políticas, princi-palmente con nacionales de Europa y AméricaLatina, en temas globales de la nueva agenda

mundial, que permitan avances en el ámbitomultilateral a partir de acuerdos bilaterales deconcertación política. Por ello se buscó el asien-to en el Consejo de Seguridad de las NacionesUnidas, aunque las evaluaciones del primer añode la gestión mexicana en hayan sido mixtas.La participación mexicana en el Foro de Co-operación Económica Asia-Pacífico (APEC), quetuvo lugar en Los Cabos, BCS en octubre de2002, se vió opacada por la decisión del Presi-dente George W. Bush en el sentido de usar eseforo como caja de resonancia para su cruzadacontra el terrorismo. La celebración de la Con-ferencia Internacional de Financiamiento parael Desarrollo en Monterrey habría tenido ma-yor impacto si la economía mexicana contaracon bancos que financiaran el desarrollo eco-nómico, lo que ni remotamente es el caso, dadoque el control extranjero sobre el sistema depagos mexicano ha alejado a las micro, peque-ñas y medianas empresas mexicana del accesoal crédito, hoy reservado sólo para los grandesconglomerados multinacionales y sus sociosmexicanos. El establecimiento en México deuna Oficina en México del Alto Comisionadopara los Derechos Humanos de la ONU es unadecisión positiva y traduce en hechos concre-tos la determinación del gobierno federal de su-jetarse al escrutinio externo en la materia, perono se ha visto acompañada por una mejora enla situación de los derechos económicos, so-ciales y culturales dentro de nuestro país, y co-rre el riesgo, ante la ausencia de una políticadeliberada al respecto, de quedarse como unamedida más bien orientada a mejorar la ima-gen de México en el exterior.

b) El enfoque estratégico a la relacióncon América del Norte está destinado a apro-vechar las sinergias entre las economías y lassociedades. En el presente ensayo abordare-mos en detalle sus alcances y limitaciones. LaAsociación para la Prosperidad –que compren-de la adopción de una serie de medidas enmateria de nuevas tecnologías, seguridad einfraestructura en la frontera, así como políti-cas coordenadas para mejorar el flujo de per-sonas y bienes, cooperación aduanera ynegociación de temas ambientales– tendríasentido si el proceso de integración se vieraacompañado de medidas orientadas a abatirlas asimetrías entre los dos países y a impulsarla convergencia y la cohesión social en la re-gión, aprendiendo de la experiencia europea.

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Ello está considerado en el concepto del TLCAN

plus, que ni siquiera ha sido entendido –y me-nos impulsado– más allá de la cancillería dentrode la propia administración foxista.

c) El fortalecimiento de las relaciones conotras regiones del mundo es una vieja aspira-ción de la política exterior, reiterada una vezmás en la presente administración. No parecehaberse avanzado mucho en este sentido, másallá del inicio de la construcción de conver-gencias entre México y otros países en temasglobales como los derechos humanos, la segu-ridad, la democracia y el medio ambiente. Eneste sentido, el trabajo realizado se ha orienta-do fundamentalmente a la promoción econó-mica y comercial, y al impulso de de nuevosacuerdos con América Latina, como los quepodrían firmarse con el Mercosur y con Japón.

Por lo que toca a las relaciones bilatera-les, las que sostiene México con Estados Unidosy con Cuba fueron sin duda alguna en los dosprimeros años de la administración las que con-centraron los mayores esfuerzos. Analizaremossu evolución reciente en los siguientes párrafos.

Diplomacia tropicalDiplomacia tropicalDiplomacia tropicalDiplomacia tropicalDiplomacia tropical

La relación de México con Cuba vivió un pe-riodo particularmente conflictivo. Como telónde fondo de los desencuentros aparentementecoyunturales, se produjo un viraje marcadorespecto de la tradicional política mexicanaen relación a la isla caribeña. El CancillerCastañeda dejó atrás la habitual política deno intervención y autodeterminación respectoal régimen de Fidel Castro, para inaugurar unanueva época en la cual el gobierno de Méxi-co, y específicamente el propio canciller, ten-derían puentes con la oposición política tantodentro como fuera de la isla y se pronuncia-rían de manera crítica sobre la situación delos derechos humanos y políticos de los ciuda-danos cubanos. La designación de un hombreproveniente de la izquierda mexicana, Ricar-do Pascoe, como embajador en Cuba, no pro-pició la continuidad de las relaciones deconveniencia mutua entre la Ciudad de Méxi-co y La Habana –como fue el caso durante losdecenios del régimen priísta– sino que acabópor naufragar por su distanciamiento respecto

del canciller y del propio presidente. El “ag-giornamento” de las relaciones con Cuba fuepresentada como resultado de la alternanciademocrática en México y de la voluntad delrégimen mexicano para tener puntos de con-tacto con lo que ve como brotes de la transi-ción democrática en Cuba. La Cancilleríamexicana presionó para sacar a la relaciónMéxico-Cuba del esquema instrumentado du-rante el autoritarismo priísta, pero sin embar-go la relación se siguió enfocando bajo elesquema impulsado por Estados Unidos a par-tir de la guerra fría. Permanece la duda res-pecto al origen de la decisión de impulsar lavotación más reciente de condena al bloqueocontra Cuba en el seno de la Asamblea de lasNaciones Unidas; ¿respondió acaso al Emba-jador mexicano ante la ONU, siguiendo ins-trucciones directas de la Presidencia y no dela Cancillería? En cualquier caso, la moderni-zación de la relación México-Cuba no puederesponder a motivaciones coyunturales ni a laspresiones estadunidenses; debe forjarse sobrela base de una discusión renovada, seria y res-ponsable, respecto de cuáles son los interesesmexicanos en la isla.

Diplomacia pragmáticaDiplomacia pragmáticaDiplomacia pragmáticaDiplomacia pragmáticaDiplomacia pragmática

Las relaciones de México con Estados Unidosde América representan sin lugar a dudas elvínculo bilateral más importante para nuestropaís. Su importancia trasciende la agenda in-ternacional y tiene repercusiones incluso enasuntos nacionales de primer orden, por la víade los tratados con nuestro vecino del norte.Sin embargo, la cercanía con Washington nose origina en el foxismo, sino quizá desde laadministración de Miguel de la Madrid, y másespecíficamente con la negociación del Tra-tado de Libre Comercio de América del Norteen el salinismo y con el rescate financieroimpulsado por el Presidente Bill Clinton a tra-vés del Tesoro estadunidense en favor del go-bierno de Ernesto Zedillo2.

2 En la crisis de 1995, el documento “MexicanEconomy Stabilization Act”, cuyo autor intelectual fueel entonces Subsecretario de Tesoro, Larry Summers, seconvirtió en una pauta definitoria para la política eco-nómica mexicana y marcó de manera muy importantela relación bilateral.

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A partir de entonces, la política exte-rior se vio subordinada en buena medida a losimperativos de las finanzas internacionales, yespecíficamente a la necesidad de estar enbuenos términos con Washington –reduciendolos posibles puntos de tensión en la relaciónbilateral– para garantizar su apoyo en el casoeventual de una nueva crisis económica enMéxico. El hecho de que en la transmisión demando entre Zedillo y Fox no se haya desata-do una nueva crisis sexenal –aunque algunoselementos para su gestación están presentesen la situación de la economía mexicana en2002– no cambia gran cosa: durante el ges-tión de Jorge G. Castañeda la relación con Es-tados Unidos se convirtió en el principal ejede la política exterior. La diferencia con elpasado inmediato es que esta decisión fue ex-plícita y abierta, a diferencia de las gestionesrealizadas de manera encubierta o “camufla-jeada” durante las administraciones priístas.

En los dos primeros años de la adminis-tración foxista hemos oído con frecuencia apersoneros de la política económica y de lasfinanzas en el gobierno federal repetir una yotra vez que el destino de la economía mexi-cana está íntimamente vinculado a la recupe-ración económica estadunidense, y específi-camente a la suerte que corra la producciónindustrial en el vecino país del norte. Este de-signio en política económica –desde mi puntode vista, muy limitado e incluso equivocado,porque deja de lado el imperativo de fortale-cer el mercado interno mexicano– evidente-mente ha gravitado en la decisión de tomar ala relación con Estados Unidos como eje es-tratégico de la política exterior mexicana.

En dicha decisión subyace el siguienteraciocinio: como de todas maneras, por razo-nes geográficas y económicas seguiremos vin-culados con Estados Unidos, vale más la penaaprovechar esta vecindad con el mayor merca-do mundial y buscar acuerdos benéficos paraMéxico. Sin embargo, las cosas se complicanen el momento de definir la mejor manera deabordar esta línea estratégica. ¿Apreciará elgobierno estadunidense la voluntad del gobier-no mexicano de buscar una alianza estratégicacon Washington, como la que tienen Canadá oel Reino Unido, sus dos aliados más cercanos,tanto en el plano económico como geopolíticoy militar? ¿Qué podemos obtener a cambio de

un respaldo cuasi incondicional a Washingtonen el escenario internacional?3 No está claroen principio, porque la apuesta de una alianzaestratégica con Washington ni siquiera llegó acuajar como una línea unánime dentro de lapropia administración foxista. El Presidente Foxno quiere aparecer como demasiado próximoal gobierno estadunidense. Prefiere ser vistoen los medios de comunicación como un de-fensor de los intereses de México ante Was-hington, aunque la definición de los interesesde México quede en el aire, sin precisarse.

Para obtener beneficios extra-comercia-les en la relación bilateral, Castañeda identifi-có una veta que por evidente no se habíaabordado de manera directa: el hecho de quela principal exportación mexicana –y la másimportante contribución a subsidiar los preciosde los productos agropecuarios y de numerososservicios en el mercado estadunidense– siguesiendo la mano de obra. Hay más de 10 millo-nes de mexicanos que viven en Estados Unidosy que podrían votar desde allá en las eleccio-nes presidenciales del 2006. Más de 300,000mexicanos emigran definitivamente a EstadosUnidos cada año, y los trabajadores mexicanosen el vecino país del norte, otrora agrupados ennúcleos de California, Texas, el área metropoli-tana de Chicago y Arizona, hoy se encuentranpresentes en los 50 estados de la Unión Ameri-cana. Por ello, la decisión de buscar un acuer-do migratorio con el gobierno del PresidenteGeorge W. Bush fue correcta, y lo sigue siendoaún si los acontecimientos del 11 de septiem-bre de 2001 redujeron dramáticamente las po-sibilidades de concretarlo. La privilegiadarelación personal, política y diplomática delcanciller Castañeda con el Secretario de Esta-do, Colin Powell, hizo albergar expectativas deque se podría lograr un acuerdo migratorio enun plazo de 18 meses a partir de mayo de 2001,objetivo que obviamente no se cumplió.

A diez años de la inicialización del Tra-tado de Libre Comercio de América del Norte,

3 Un antecedente poco afortunado fueron las “rela-ciones carnales” incondicionales que establecieron elPresidente de Argentina, Carlos Saúl Menem y su can-ciller, con el gobierno de Estados Unidos. Esta cercaníano fue suficiente para que Washington emprendiera unaoperación de salvamento cuando la crisis económicagestada en el menemismo le explotó al Presidente Fer-nando de la Rúa en diciembre de 2001.

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y a nueve años de su puesta en vigor, la situa-ción de los trabajadores migrantes mexicanosen Estados Unidos continúa abordándose comoun tema ajeno al intercambio comercial entrelos dos países. En 1992-1993, durante los de-bates para la aprobación del pacto comercial,el Presidente Bill Clinton utilizó insistentemen-te frente a los congresistas estadunidenses elargumento de que el TLCAN crearía empleosque arraigarían a los mexicanos en su país;ello resultaría en una disminución del flujo mi-gratorio mexicano hacia Estados Unidos. Ellono ha sido así. Por el contrario, los reclamosde numerosos grupos sindicales, de derechoshumanos, de las iglesias y de los círculos polí-ticos progresistas en el sentido de analizar lamigración como un problema económico coníntima vinculación con los flujos comercialeshan sido desoídos hasta ahora.

Tanto la administración del PresidenteGeorge W. Bush, como el gobierno del Presi-dente Vicente Fox, han declarado que deseanavanzar en un diálogo constructivo en torno ala migración. Como es natural, permanecenlas diferencias respecto a lo que significa unavance para cada uno, pues mientras Washing-ton favorece una versión más amplia del pro-grama de trabajadores huéspedes, desde laCiudad de México se insiste en que para lle-gar a un acuerdo es imprescindible que ésteincluya como componente un principio de le-galización o regularización de los trabajado-res mexicanos en la Unión Americana. Elgobierno de México, cuidadoso en su lengua-je, no utiliza la expresión amnistía, porquedesde su óptica ello implicaría que los migran-tes tendrían que aceptar que son culpables dehaber cometido un delito, lo cual obviamenteno corresponde con la perspectiva mexicana.

La pregunta de fondo es qué quiere cadauna de las partes a cambio de ceder en suspretensiones. El gobierno estadunidense ha rei-terado su flexibilidad y su disposición a ir másallá de las conversaciones iniciales, a cam-bio de que el gobierno de México garanticeque –sin violar el principio constitucional delibre tránsito dentro del territorio mexicano paratodos sus nacionales– hará todos los esfuerzosposibles por disuadir a los migrantes de cruzarpor zonas desérticas o peligrosas, y que los es-timulará a atravesar la frontera únicamente porlos puertos de salida designados oficialmente

para tal efecto. Algunos observadores insinúanque en los hechos se está dando un corrimien-to de la frontera México-Estados Unidos hacialos límites de México con Guatemala y Belice.Las concesiones mexicanas –entre las que po-drían incluírse pronto la autorización para quelos servicios de inmigración y aduana de Esta-dos Unidos operen en aeropuertos y puertosmexicanos, como es el caso en Canadá– ten-drían como contrapartida un incremento en elnúmero de visas estadunidenses otorgadas alos solicitantes mexicanos. Si bien Washing-ton ha anunciado una relativa liberalizaciónal respecto, no parece que ésta sería suficien-te para el alud de solicitudes que los mexica-nos presentan al gobierno de Estados Unidos.

Por lo que toca a la posición del gobier-no del Presidente Fox, parece evidente que elfallecimiento de mexicanos pobres en el de-sierto de Arizona puede originar declaracio-nes retóricas y condolencias, pero no resultaprobable que el gobierno mexicano adopte unapostura más enérgica que vincule el problemade migración y su política de derechos huma-nos con el comercio y específicamente con elTLCAN. Así las cosas, no parece factible que elgobierno de México pudiera tomar accionesen materia comercial para impulsar sancionesinternacionales al gobierno de Estados Unidospor las claras violaciones a los derechos hu-manos de los migrantes mexicanos con opera-ciones como Gatekeeper, Hold the Line y otras.

A final de cuentas, el futuro de la rela-ción bilateral sigue siendo dictado en buenamedida por los intereses y las necesidades deWall Street y de las corporaciones estaduniden-ses establecidas en México, y no por las exi-gencias y demandas de los trabajadoresmigrantes. Con demasiada frecuencia hemos es-cuchado que la liberalización de las leyes deinmigración y naturalización es un tema que“no vuela” en el Capitolio, o que “no es elmomento” –sobre todo a partir del 11 de sep-tiembre de 2001– para dar este debate por ladesaceleración o los ciclos de reducción en elcrecimiento de la economía estadunidense. Elgobierno de Vicente Fox debe retomar su pro-nunciamiento en el sentido de avanzar haciael “TLC Plus” que incorpore la migración y losderechos laborales en el cuerpo del acuerdocomercial, el perfil demográfico de la fuerzade trabajo estadunidense y la necesidad de

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subsidiar su economía con mano de obra bara-ta, sea en territorio estadunidense o en las ma-quiladoras ubicadas en México, constituyenincentivos poderosos para formalizar lo que hastahoy de manera hipócrita se quiere ignorar. Yaes hora de que el subsidio que la mano de obrabarata de mexicanos representa para la econo-mía estadunidense se tome en cuenta como loque es, el eje de la relación económica bilate-ral, y no sólo como un asunto de derechos hu-manos desvinculado del intercambio comercial.

La relación de la Secretaría de Relacio-nes Exteriores con las comunidades mexicanasen el exterior, y en particular en Estados Uni-dos, fue desigual en el periodo 2000-2002. Mien-tras algunos cónsules fueron percibidos comocercanos y conocedores de las causas de losmigrantes, la promesa planteada por el Presi-dente Vicente Fox en el sentido de impulsar susreivindicaciones, y la enorme expectativa ge-nerada al respecto, contrastaron con la ausen-cia de resultados concretos. La Oficina paraMexicanos en el Exterior, encabezada por JuanHernández, no pudo “cuajar” por sus pugnascon la Cancillería y por la ausencia de una vi-sión estratégica en torno a los migrantes. Susustitución con el Consejo de Mexicanos en elExterior, ahora encabezado por el migranteCándido Morales, y la formación de un Conse-jo Consultivo integrado por una centena de re-presentantes de las comunidades mexicanas enel exterior (fundamentalmente de Estados Uni-dos, donde reside el 98% de los mexicanos queviven fuera de nuestras fronteras) no lograronreactivar el entusiasmo por la causa de los mi-grantes. Estos se encuentran dispersos y sin unaagenda común, más allá de la demanda gene-ralizada a favor del establecimiento del votode los mexicanos en el extranjero para las elec-ciones presidenciales de 20064.

¿Integración sin convergencia?¿Integración sin convergencia?¿Integración sin convergencia?¿Integración sin convergencia?¿Integración sin convergencia?

Una propuesta incluso más trascendental es avan-zar en la definición de lo que sería el TLC Plus,es decir, el enriquecimiento del Tratado de LibreComercio de América del Norte mediante la

inclusión de fondos regionales de desarrollo yfondos de cohesión social para compensar porlas enormes asimetrías existentes entre Méxicoy los otros dos países miembros. Con motivodel décimo aniversario de la inicialización delTLCAN se han publicado diversos estudios queanalizan la evolución de los salarios y de lacompetitividad en América del Norte durantedicho periodo, y de manera recurrente se haencontrado que ha crecido la brecha entre elsocio con menor desarrollo relativo y los sociosindustrializados5. Entre 1990 y 2000, el ingresoper cápita en México, lejos de acercarse al deEstados Unidos, disminuyó su tamaño relativoal pasar del 32% al 25% del registrado en elvecino país del norte. México ya tiene libre flujode bienes, servicios y capitales con EstadosUnidos y Canadá, e incluso existen las llama-das visas Nafta, utilizadas fundamentalmentepor hombres de negocios, pero aún persiste comoun desafío la inclusión de la movilidad del fac-tor trabajo. Los países industrializados tienendefinitivamente una ventaja comparativa en lorelativo a la movilidad de manufacturas, decapitales y de inversión, pero México goza dedicha ventaja en lo relativo a la mano de obra,tanto calificada como no calificada.

Las movilizaciones campesinas de fina-les de 2002 y principios de 2003 –a la luz de laentrada en vigor de las disposiciones que elimi-nan las tarifas a productos agropecuarios impor-tados de Estados Unidos y Canadá– son unamanifestación de lo que ocurre cuando no setoman en cuenta las asimetrías sectoriales a lahora de negociar un tratado comercial. Poromisión, por premura en concluir la negocia-ción y cerrar el acuerdo, o por pensar que elmercado podría impulsar la tendencia a homo-geneizar el sector agropecuario en América delNorte, la administración salinista simple y sen-cillamente no consideró periodo de transiciónalguno o medidas compensatorias para amorti-guar el impacto de la apertura comercial en elagro mexicano. Hoy incluso aquellos sectoresque aplaudieron la liberalización comercial añosatrás –y por supuesto, aquellos que han sido crí-ticos del pacto comercial, como el movimien-

4 Para una presentación detallada de la localización yestructura de las comunidades mexicanas en exterior, véasela página electrónica www.mexicanosenelexterior.com

5 Para una presentación esquemática de la evolu-ción de las asimetrías económicas entre México y Esta-dos Unidos, véase Carlos Heredia, “Getting Globaliza-tion Right: Poverty, Inequality and Trade”, ponencia alforo Nafta at Ten, Dic. 10, 2002, The Wilson Center,Washington, DC, en la página www.wilsoncenter.org

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to El campo no aguanta más o El Barzón– cla-man por la aplicación inmediata de las salva-guardas y de las medidas de emergencia queel propio Tratado permite, e incluso por la re-visión y consecuente renegociación del apar-tado agropecuario del TLCAN.

La Cancillería ha tratado por distintosmedios de subrayar la importancia que unacuerdo migratorio tendría para Estados Uni-dos en el aspecto de seguridad nacional. Esepaís necesita saber exactamente quiénes sony cuántos son los trabajadores (mexicanos ode cualquier nacionalidad) que se encuentranen su territorio, información que un acuerdomigratorio haría mucho más fácil de compilar.Asimismo, mientras el crecimiento demográ-fico mexicano se traduzca en una sobreofertade mano de obra (periodo que según los espe-cialistas continuará por lo menos hasta el año2020), México continuará siendo la principalfuente de mano de obra para Estados Unidos,cuya economía simplemente no puede pres-cindir de los trabajadores mexicanos. Aúncuando el estatus informal o incluso clandesti-no de los trabajadores permite a los patronespagarles salarios por debajo del nivel mínimoque el mercado formal establece, hoy son losempresarios estadunidenses con frecuencia losmás interesados en lograr un flujo estable yseguro de mano de obra mexicana, porque subajo costo relativo representa un enorme sub-sidio a la producción de bienes y servicios enla economía de Estados Unidos.

El TLC Plus y el acuerdo migratorio sondos elementos que están íntimamente vincu-lados para un acuerdo sobre movilidad laboralen América del Norte. En la experiencia euro-pea, los fondos de desarrollo regional (dirigi-dos a financiar educación, capacitación parael trabajo, capacidad gerencial, entre otros ob-jetivos) y los fondos de cohesión social (dirigi-dos a financiar redes de infraestructura inte-gradas) revirtieron de alguna manera el éxodopoblacional de los países mediterráneos comoGrecia, España y Portugal hacia las economíasindustrializadas del norte de Europa. Hoy losmigrantes del norte de Africa y del MedioOriente son quienes realizan los trabajados quedécadas atrás realizaron los trabajadores pro-cedentes de países mediterráneos, mientras quese está produciendo una migración “de regre-so” a sus países de origen por parte de españo-

les, portugueses, griegos e incluso irlandeses.No es tan evidente que en el marco de unacuerdo migratorio entre México y EstadosUnidos se produciría un “vaciamiento” de lapoblación mexicana hacia el vecino país delnorte, sino que se formalizarían los flujos yaexistentes. Además de que el “pool” de traba-jadores mexicanos disponibles para migrar ha-cia el norte disminuirá significativamente des-pués del año 2020, como quedó establecidolíneas atrás, la movilidad laboral induce un pro-ceso de convergencia entre los salarios a me-diano plazo, así es que la principal razón paramigrar se iría desvaneciendo con el tiempo.

La Cancillería ha decidido relanzar suagenda migratoria con Estados Unidos bajo unanueva estrategia que prioriza la seguridad, losargumentos económicos y humanitarios, elgradualismo y el reconocimiento de que no hay“enchilada” posible sin el apoyo de la socie-dad civil estadunidense6 Esta estrategia trataríade utilizar los buenos oficios de las comunida-des mexicanas en Estados Unidos, de legisla-dores federales y estatales, de empresarios, deacadémicos y activistas comunitarios, así comoincluso de los obispos para cabildear e impul-sar un acuerdo migratorio integral ante el Eje-cutivo y ante el Congreso de Estados Unidos,de manera que la movilización provenga deabajo hacia arriba –de los grupos de base hacialos líderes políticos– y de afuera hacia adentro–desde la órbita de la sociedad civil hacia ladel gobierno–. Para ello se ha reclutado obvia-mente a los 48 cónsules mexicanos como men-sajeros de la importancia del acuerdomigratorio, y se ha incorporado una estrategiade medios dirigida por Zemi Communications,de Alan Stoga. Ya no se apostaría a la buenaquímica personal entre el Presidente George W.Bush y el Presidente Vicente Fox, sino a unaestrategia deliberada para hacer política den-tro de Estados Unidos con un abanico muchomás amplio de actores. Frank Sharry, directorejecutivo del Foro Nacional de Inmigración (NIF)de Estados Unidos, insiste: “Lo principal para elgobierno mexicano es no aceptar migajas sinola enchilada completa. Tenemos que mantenerla mirada en la presea: una negociación seriaen torno a una nueva política migratoria quehaga legal la migración entre México y Esta-

6 Horacio Santini, “La agenda moribunda”, en Mile-nio Diario, México, DF, 4 de enero de 2003.

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dos Unidos. Cualquier cosa menos que eso esuna distracción y una desviación”7.

Este elemento ha estado presente en ladiplomacia mexicana prácticamente desde lasegunda posguerra, y la administración foxistano fue la excepción. Los grupos que preconi-zan una nueva política agropecuaria señala-ron incluso que la Embajada estadunidense sehizo presente en las negociaciones presupues-tarias de diciembre de 2002 para presionar demanera que no se incluyera como reforma a laLey de Ingresos un capítulo transitorio que de-morara la entrada en vigor de la última fasede la desgravación de los productos agrope-cuarios en el marco del TLC. Este es un ele-mento de continuidad; el matiz del cambio lointroduce el hecho de que Tlatelolco tomó lainiciativa e incluso llevó el ritmo de las pláti-cas iniciales con un vigor que no se había dadoen el pasado inmediato.

Por lo que toca a las drogas y el comba-te al narcotráfico, tema perennemente presen-te en la relación bilateral, la administraciónfoxista celebró la conclusión de la “certifica-ción” unilateral por parte del congreso estadu-nidense respecto de la conducta del gobiernomexicano en el combate al narcotráfico. Méxi-co ha sostenido que para ello están las organi-zaciones y los instrumentos que provee elsistema multilateral. En todo caso, el narco-tráfico ha entrado en una nueva fase, aún máscompleja, a raíz de la descomposición acele-rada que la violencia en Colombia y la inesta-bilidad política en Venezuela han propiciado,expulsando a bandas organizadas del narco-tráfico de esa región hacia México.

Política económica y política exteriorPolítica económica y política exteriorPolítica económica y política exteriorPolítica económica y política exteriorPolítica económica y política exterior

No habría que descartar un nuevo “choque ex-terno” a la economía mexicana. Aún cuando elPresidente Fox desde su toma de posesión el 1º.de diciembre de 2000, y el canciller Castañedaen su discurso de despedida el 10 de enero de2003 ponderan el acierto de haber impedidouna nueva crisis sexenal8, la verdad es que la

economía mexicana no está exenta de la posi-bilidad de una nueva crisis. El Presidente Foxcometió un error al señalar que recibió la casaen orden, y ya en su oficina ha venido descu-briendo, sin abordarlas siquiera, las aristas frá-giles de una economía que, más allá de laestabilidad en los principales indicadores ma-croeconómicos, arrastra problemas estructura-les sumamente graves. Un número creciente devoces están señalando que México no ha con-solidado los beneficios de los grandes sacrifi-cios que tuvo que hacer para superar la crisisde 1994-1995, y que como consecuencia de ellose están sembrando las semillas de una crisissexenal más, la primera de la alternancia. Lamarcada extranjerización de la economía mexi-cana en años recientes nos ha llevado a unmayor control de las empresas multinacionalessobre la capacidad manufacturera y exportado-ra de la economía, y en consecuencia sobrenuestro sistema de pagos. Más allá del debatesobre la naturaleza, alcances y límites de lasoberanía nacional, hoy somos menos dueñosde nuestro destino en materia económica, entanto la democratización del sistema políticono se ha visto acompañada por una democrati-zación de la política económica.

¿Neocolonialismo económico?¿Neocolonialismo económico?¿Neocolonialismo económico?¿Neocolonialismo económico?¿Neocolonialismo económico?

El Presidente Fox hizo campaña sobre la basede planteamientos que apuntaban a reformasestructurales, crecimiento económico y desa-rrollo, y no se ha registrado ninguno de los tres.La ausencia de crecimiento del Producto In-terno Bruto9 está socavando y erosionando lascuentas fiscales, perfilando una perspectivacrecientemente complicada. Adicionalmente,aún cuando el peso se ha depreciado más de4% frente al dólar de noviembre de 2002 aenero de 2003, sigue sobrevaluado y ello esti-mula los viajes al exterior y las importacionesde la élite mexicana, creando un espejismode riqueza incluso en un período en que no seha registrado crecimiento económico. La con-trapartida es el éxodo de las maquiladoras ha-cia China y otros países de Asia, y el encare-cimiento de México como destino turístico, loque disminuye los ingresos domésticos. El com-7 Santini, Op. cit.

8 Jorge G.Castañeda: “se logró que el cambio sexenaltranscurriera, por primera vez desde 1984, con norma-lidad y sin derivar en una crisis económica o política”,enero 11, 2003, en www.sre.gob.mx

9 La tasa de crecimiento del PIB mexicano para 2001fue de 0.3% y de 1.0% en 2002, con una proyección de1.8% muy difícil de alcanzar para 2003.

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plicado cuadro fiscal, la sobrevaluación delpeso y la desindustrialización constituyen unapresión que podría desestabilizar a la econo-mía mexicana en el corto plazo. Esto comien-za a ser advertido por los analistas financierosinternacionales10. No están próximas unamaxidevaluación, una crisis financiera o unarecesión, pero tampoco pueden descartarsepara la segunda mitad del sexenio foxista.

Si en el pasado la riqueza petrolera lepermitió a la diplomacia mexicana el margende maniobra necesario para emprender inicia-tivas con relativa independencia de Estados Uni-dos, como la declaración franco-mexicana sobreEl Salvador en 1981, la pérdida de la precariaestabilidad macroeconómica restaría sin lugara dudas dicho margen de maniobra para elactivismo internacional, dado que la adminis-tración foxista deberá concentrarse en las ta-reas internas y la revitalización del mercadodoméstico, y el gobierno de México podría ver-se tentado a recurrir, una vez más, a un rescatefinanciero para salvar a los inversionistas, dise-ñado desde Washington. En opinión del empre-sario mexicano Carlos Slim, “no son modeloseconómicos de América Latina, es un modeloneoliberal que parece neocolonial. Está el lla-mado Consenso de Washington, que acordó diezmandamientos y creen que con eso se estable-ce el desarrollo de los países, pero no funcio-nan, no son operantes y hay que corregirlos yadecuarlos”11 Además, en los países del Norteeste modelo que recetan a los países del Surnunca se ha aplicado o ha dejado de ponerseen práctica desde hace años.

Perspectivas para 2003Perspectivas para 2003Perspectivas para 2003Perspectivas para 2003Perspectivas para 2003

La agenda de política exterior para el 2003 re-sulta particularmente compleja por la inminen-cia del ataque del gobierno de George W. Bushen contra del régimen encabezado por SaddamHussein en Irak, ya decidido, con o sin el avaldel Consejo de Seguridad de las Naciones Uni-das, y por la espiral de inestabilidad que la crisiseconómica en el subcontinente latinoamerica-

no y el conflicto político venezolano arroja so-bre México y el conjunto de América Latina.Por lo que toca al Sistema de Naciones Unidas,México debe impulsar la democratización delas decisiones en el seno del Consejo de Segu-ridad y el cumplimiento de las resoluciones tantode dicho Consejo como de la Asamblea Gene-ral. No es aceptable el excepcionalismo por elcual un país se coloca por encima de la ONU ydel derecho internacional.

Otro punto contencioso con Estados Uni-dos será, como lo fue durante prácticamentetodo el 2002, la distribución del agua prove-niente de los ríos Bravo y Conchos, tema en elcual, al articular la posición oficial mexicanafrente a Washington y frente a Austin, Texas,el gobierno federal no tuvo precisamente susmejores momentos de coordinación interna12

ni la capacidad de concertación suficiente conlos gobernadores de los estados fronterizosmexicanos. Adicionalmente, sería deseable ellevantamiento a las restricciones establecidaspor el Senado en torno a la suscripción por partede México del Estatuto de Roma, que estable-ce la integración y funcionamiento de la Cor-te Penal Internacional.

Otras tareas serán consolidar convergen-cias en derechos humanos, en políticas de equi-dad y género, de medio ambiente, y en laconsolidación de la democracia en la región.El gobierno del Presidente Fox habrá de definircuál es su concepción de la seguridad hemisfé-rica y de los mecanismos para avanzar haciaallá. A pesar del clima poco favorable, resultaabsolutamente indispensable para México se-guir impulsando la negociación del acuerdomigratorio con Estados Unidos. Es asimismo es-tratégico fortalecer la relación con Canadá,más allá del lugar común en el sentido de quedebemos aliarnos en aquellas causas donde co-incidimos frente al gobierno estadunidense.

Adicionalmente, el gobierno de Méxi-co habrá de precisar su posición en torno alAcuerdo de Libre Comercio de las Américas(LACA), y dejar en claro por qué y para qué

10 Walter Molano, “Mexico: Living on BorrowedTime”, en The Latin American Adviser, BCP SecuritiesLLC, Greenwich, CT, Dec. 6, 2002.

11 “Requiere México apoyar sector interno”, entre-vista, El Universal, México DF, 25 noviembre 2002.

12 La disputa entre Relaciones Exteriores, la Secre-taría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Co-misión Nacional del Agua y la Secretaría deGobernación en torno a quién encabezaba la negocia-ción frente a Estados Unidos dificultó una toma de posi-ción unificada y firme por parte de México.

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México habría de embarcarse en un proyectoque no aprende de las limitaciones del TLCAN

y sólo reproduce los designios de Washingtonpara la región. El advenimiento del gobiernodel Presidente Luiz Inácio Lula da Silva enBrasil, que ha tomado como un eje estratégicoel fortalecimiento del mercado interno brasi-leño, representa un desafío para la diplomaciamexicana, porque Brasilia está dispuesta a ju-gar un liderazgo renovado en la región13. ElPresidente Lula se propone promover un pro-ceso de convergencia con una visión estraté-gica de integración14 a diferencia del modeloestrecho de liberalización de inversiones y flujode capitales planteado en el TLCAN y el ALCA.Es previsible que continúe la tradicional pug-na entre Tlatelolco e Itamaraty –sedes de lasrespectivas cancillerías– por hacer cabeza enAmérica Latina, y hay que decir que el Minis-terio de Relaciones Exteriores brasileño tieneuna larga historia de considerar los factoresgeopolíticos en la inserción de Brasil en elmundo. El gobierno del Presidente Lula da Sil-va va a impulsar además relaciones bilatera-les más estrechas con África del Sur, India,China y Rusia; en contraste, en México no hayun planteamiento definido al respecto.

El menosprecio que México ha proyec-tado hacia América Central debe cambiar. Nosólo es imperativo extirpar la corrupción entrelos agentes del Instituto Nacional de Migra-ción en la frontera sur, y el chantaje y extor-siones a que se ven sometidos los migrantescentroamericanos que en tránsito por Méxicose dirigen hacia Estados Unidos, sino tambiénes necesario reformular la relación con Guate-mala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y CostaRica. Un instrumento idóneo es la participa-ción mexicana en el Banco Centroamericanode Integración Económica (BCIE), pero no parareproducir la manera en que el TLCAN dejó delado las asimetrías económicas y sociales en-tre México y sus dos socios comerciales, sino

para entender que está en el mejor interés deMéxico la cooperación con los países del ist-mo para beneficio mutuo.

El Plan Puebla-Panamá no tendrá futuroen tanto se limite a preconizar la inversión eninfraestructura para la explotación de los re-cursos naturales y energéticos en la zona. Ten-dría mucho mayor sentido, de nuevo, aprove-char la experiencia europea en el sentido deconstruir redes integradas de infraestructuravinculadas al desarrollo social y a la cohesióngeográfica y sectorial en la región. Es precisoabatir las grandes disparidades entre México ysus vecinos del sur, en aras de alcanzar unamayor gobernabilidad en la región.

Las relaciones con Europa representanuna oportunidad desaprovechada. No sólo seha incrementado en su tamaño relativo nues-tro intercambio comercial con América delNorte y ha disminuido la importancia del co-mercio mexicano con Europa –aún después dela puesta en vigor del Acuerdo de AsociaciónEconómica, Concertación Política y Coopera-ción entre México y la Unión Europea– sinoque se ha desaprovechado la experiencia eu-ropea precisamente en los rubros del desarro-llo regional, de la articulación de redesintegradas de infraestructura y de la cohesiónsocial. La reticencia de la Secretaría de Ha-cienda para otorgar la exención del pago deimpuestos en los fondos de cooperación inter-nacional destinados a México, o algún meca-nismo para su recuperación por parte de losdonatarios, ha sido un freno en el aprovecha-miento de la cooperación bilateral y multila-teral con Europa. Aunque la cancillería hapreconizado la importancia del desarrollo de-mocrático y de la promoción de los derechoshumanos a nivel internacional, tampoco se haaceptado que estos conceptos están íntimamen-te vinculados al intercambio comercial y quelos nuevos tratados comerciales en que parti-cipe México deberían contar con ese compo-nente de manera activa y no sólo discursiva.

En las relaciones con Asia, como quedóde manifiesto en la reunión de APEC, no hemosaprovechado los ámbitos político y cultural parapromover un mayor acercamiento a la región.La invasión de productos chinos legales o decontrabando en México –y el éxodo cada vezmás frecuente de maquiladoras y de otros proce-

13 Entre 1990 y 2002, los países de América Latina,tanto los gobiernos como las élites nacionales, vendieronmás de $600 mil millones de dólares en empresas e infra-estructura a sus competidores multinacionales. En el go-bierno de Lula, Brasil no le apostará más a la inversiónextranjera, sino al fortalecimiento del mercado interno.

14 Véase el ensayo “La política exterior del nuevogobierno brasileño”, por Luiz Inácio Lula da Silva, ForeignAffairs en Español, volumen tres, número uno, MéxicoDF, enero-marzo 2003, pp. 2-6, que se puede consultaren la página electrónica www.foreignaffairs-esp.org.

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sos manufactureros de nuestro país hacia Orien-te– subraya entre otras cosas la ausencia de unaestrategia para hacer frente a este avasallamiento.Además de las negociaciones con Japón, debenfortalecerse los vínculos con potencias mediascomo la India e Indonesia, y también con Rusia,cuya superficie se ubica mayormente en Asia.

Las relaciones con África deben dar prio-ridad a los países que para México resultanclave en esa región, a saber, Sudáfrica, Ma-rruecos, Egipto y Nigeria. Nuestro país debeseguir cercanamente los procesos de la Orga-nización para la Unidad Africana (OUA) y dela Comunidad de desarrollo de la regiónsurafricana (SADC por sus siglas en inglés). Apropósito del “atorón” en las reformas y mo-dernizaciones pendientes en nuestro país,México podría aprender de la experiencia deSudáfrica –país en transición del apartheidhacia un régimen democrático– con el Conse-jo Nacional para el Desarrollo Económico yLaboral, una asociación civil en cuyo consejode administración participan el gobierno, losempresarios, los sindicatos y la sociedad civilorganizada. Este Consejo promueve el merca-do interno apoyando a la producción nacio-nal, entre otras cosas, con la campaña “Orgu-llosamente sudafricano”, por la cual la mayorparte de los consumidores incluso están dis-puestos a pagar un diferencial adicional porun producto nacional, en la medida en que elprecio y la calidad son comparables con elextranjero, que se generan empleos locales yque el monitoreo de las condiciones laboralesy ambientales sea creíble15.

ConclusionesConclusionesConclusionesConclusionesConclusiones

La idea de que la política exterior sería un cata-lizador o un reforzador del cambio promovidodesde la política interna simplemente no ha te-nido lugar, por la sencilla y contundente razónde que el cambio en la política interna no se haproducido ni con la dimensión ni con el ritmoprometido. Para decirlo con otras palabras, elcambio prometido ni siquiera se ha emprendido,y en lo fundamental ello no ha sido por las resis-tencias de los beneficiarios del antiguo régimen,sino por la falta de definición de un proyecto de

gobierno y de nación del Presidente Fox, que apesar de ello sigue gozando de altos índices deaceptación popular. La continuidad en la políti-ca macroeconómica, la indecisión y ambigüe-dad respecto a qué hacer con la herencia delrégimen priísta, la falta de definición y de con-ducción política respecto al rumbo del país nohan provisto de un sustrato que pudiera arraigary afianzar las mutaciones que por lo demás, síse han producido en las relaciones internaciona-les de México.

Es difícil prever el impacto que puedenproducir los cambios producidos el 10 de ene-ro de 2003 en Tlatelolco. Entre las prediccio-nes planteadas inmediatamente tras el relevo,menudean aquellas en el sentido de que elnuevo Secretario de Relaciones Exteriores, elDr. Luis Ernesto Derbez, habrá de dar priori-dad a los asuntos económicos internacionalesy a los tratados con nuestros principales socioscomerciales; habrá que ver16. En todo caso,debe evitarse el error cometido tanto en el di-seño como en la negociación del TLCAN en elsentido de privilegiar los intereses de los in-versionistas extranjeros y de sus socios mexi-canos, sin dar paso a la consideración de lasasimetrías ni al imperativo de incluir meca-nismos de cohesión social dentro de México yen la región. Es previsible que, como ha sidoel caso en los dos primeros años, el PresidenteFox no se involucre directamente en la formu-lación de la política exterior y más bien res-ponda a estímulos externos y a las sugerenciasde la Cancillería y de otros colaboradores. Losdesafíos no son menores: la decisión del go-bierno de George W. Bush, ya tomada, en elsentido de atacar a Irak con o sin la aproba-ción de Naciones Unidas; la crisis venezolanaque amenaza con desbordarse en la regiónandina; los desafíos del liderazgo brasileño yla difícil relación entre Tlatelolco e Itamaraty;la presión estadunidense para impulsar elAcuerdo de Libre Comercio de América delNorte a todo el hemisferio, siguiendo el mode-lo de integración asimétrica, sin convergen-cia social, instrumentado con el TLCAN. Adi-

15 Mauricio de Maria y Campos, El Financiero, Méxi-co DF, 22 octubre 2002.

16 No es un secreto que desde el mandato del Secre-tario Jorge G. Castañeda, la Secretaría de RelacionesExteriores quería que se adscribiera bajo su mandato ala Subsecretaría de Negociaciones Comerciales Inter-nacionales, hasta hoy bajo la autoridad de la Secretaríade Economía. Ello se acercaría a la estructura organi-zacional que han adoptado los ministerios de asuntosinternacionales en Canadá, Chile y otros países.

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cionalmente, de así aprobarlo el Congreso dela Unión, se deben incorporar la democracia,la paz, los derechos humanos y la justicia eco-nómica internacional como principios consti-tucionales de la política exterior.

En resumen, la política exterior de Méxi-co debe ser el reflejo de los intereses naciona-les, una política exterior congruente con los in-tereses nacionales. La definición del interésnacional no puede estar supeditada al partido enel gobierno, al Presidente de la República o a lapersona del secretario del ramo, sino que deberesponder a una política de Estado. El titular delEjecutivo tiene la facultad de dirigir la políticaexterior de acuerdo con los principios constitu-cionales; éstos deben enriquecerse de maneradinámica, no de facto, sino a través de leyes ydecretos del Congreso. Resulta fundamental,además, la participación activa de los organis-mos no gubernamentales, de la academia, y deespecialistas de la sociedad civil en el debateen torno a la política exterior que queremos paraMéxico hoy. Por primera vez existe en Méxicouna organización no gubernamental especiali-zada en relaciones exteriores, integrada por uncorte transversal de diplomáticos y exdiplomá-ticos, empresarios, académicos, parlamentarios,dirigentes políticos y sociales: el Consejo Mexi-cano de Asuntos Internacionales, A.C., cuya ta-rea es “facilitar un mejor entendimiento de laforma en que el contexto global ejerce influen-cia sobre México… y promover un mejor cono-cimiento de los asuntos mundiales, auspician-do recomendaciones en materia política,económica, social y cultural”17.

Afortunadamente, un creciente númerode organismos civiles dominan temas hasta hacepoco reservados a los funcionarios, a los acadé-micos y especialistas y a un círculo selecto delegisladores. Hoy tenemos en las ONGs a ex-pertos conocedores del Tratado de Libre Comer-cio de América del Norte, del Acuerdo con laUnión Europea, de la Corte Penal Internacio-nal, del Protocolo de Kyoto, de la regulaciónde las telecomunicaciones y del transporte te-rrestre transfronterizo, de las convenciones so-bre migrantes y sus derechos, de los mecanismosde solución de controversias asociados a los tra-tados de libre comercio, y ya hay quienes seestén poniendo al día estudiando las atribucio-

nes de las Comisiones de Límites y Aguas deMéxico y Estados Unidos.

A nivel internacional, en los últimos añosse ha desplegado una intensa actividad de quie-nes impugnan las políticas de ajuste estructuraly, en América Latina, el denominado Consensode Washington. El movimiento conocido despec-tivamente como “los globalifóbicos” en realidadestá abogando por un cambio en el paradigmaeconómico vigente, tras 20 años de desgaste yde fatiga por políticas que sólo han resultado enuna mayor polarización económica y social. Setrata de un despliegue muy amplio de fuerzasque se autonombran Movilización por la JusticiaGlobal. Una de sus manifestaciones más impor-tantes resulta la red conocida como StructuralAdjustment Participatory Review InternationalNetwork (SAPRIN), que ha estudiado el impactode las políticas y proyectos del Banco Mundial yel Fondo Monetario Internacional en países comoEl Salvador, Hungría y Bangla Desh, y de mane-ra extraoficial, en Argentina, Canadá, Filipinasy México18.

En suma, la política exterior tendrá ma-yor vigor en la medida en que goce del apoyoexpreso y la legitimidad que sólo puede con-ferirle el pueblo de México. Sin embargo,mientras en el ámbito internacional se promue-ve la democracia y por la vía de los hechos sele incorpora como principio rector de la políti-ca exterior, en el plano nacional la políticaeconómica sigue siendo profundamente anti-democrática, porque se imponen desde arribay desde afuera, favoreciendo a la plutocraciay a sus asociados extranjeros, por lo cual nofuncionan para el grueso de la población.

Durante la administración del Presiden-te Fox habrá un resurgimiento del nacionalis-mo económico. Se impone entonces la pregunta:¿seremos capaces de articular una política ex-terior que sea consistente con el fortalecimien-to del mercado interno? De ese tamaño es eldesafío, y sólo en la medida en que se confor-me una política exterior de Estado, con la ma-duración de nuestras instituciones, con elrespaldo del Congreso y de la sociedad civil, elmayor activismo y el nuevo posicionamientode México en la comunidad internacional ren-dirá beneficios para los intereses del país.

18 Véase la página www.saprin.org17 Véase su página electrónica www.consejomexicano.org