a mordernos la cola

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A mordernos la cola Hubo un profesor de Psicología de nombre César Rimarachín que siempre decía: “En el Perú ser corrupto es algo normal, lo anormal sería no serlo”. Y no se equivoca. Si no se convencen de eso, analicen todos los gobiernos que sucedieron en el Perú, o visiten el internet y ubiquen en gogle la palabra corrupción en el Perú. Encontrarán suficiente información desde la historia de la corrupción hasta los diez mejor corruptos jamás habidos. Ahora bien, siguiendo al mismo profesor, afirmaba lo siguiente: “El oficio de ser corruptos está en todos, solo tenemos que despertarlo, ¿y cómo? Muy fácil; Asistiendo a clases de corrupción como Alan García, César Álvarez (aunque está preso), la hija de Alberto Fujimori, entre otros. Se preguntará ¿qué tipo de clase será? Pues, escuchando sus discursos en vivo o por televisión (da lo mismo), asistiendo a todos sus mítines, creyendo que todo lo que dice y hace es justo y apropiado; ahora, si se quiere llegar a ser como ellos, las prácticas son fundamentales, se debe tener un cargo político, ser tesorero o presidente, vocero o jefe de base, por ahí se empezaría. Luego si hay resultados positivos, se subirá de nivel y se pasará a la graduación con título de bachiller. Si no es suficiente, y se piensa que se tiene todas las de ganar para ocupar un cargo en el congreso, solo se debe acudir al pueblo, andar con el pueblo, formar parte él, es más sencillo. Ya se obtendrá el título de maestría. Si, a pesar de ello, se desea subir un escalón más, y pretender ser presidente de la república, “es pan comido”, se debe hablar mal de la competencia, buscar cazadores que armen buena trampa para cazar de todo, tener la mano siempre en la billetera y la otra, escondida. Por último si ya se es presidente, y se quiere mantener la batuta por mucho tiempo, se debe mandar a cerrar la puerta del estado, contratar jóvenes que se paseen por las avenidas y sembrar muchas hojas en la selva, y huir de casa y regresar como si nada hubiese pasado. Te recomiendo a un buen doctor en estas cosas, Alan García.

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una manera de ver la corrupción

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Page 1: A Mordernos La Cola

A mordernos la cola

Hubo un profesor de Psicología de nombre César Rimarachín que siempre decía: “En el Perú ser corrupto es algo normal, lo anormal sería no serlo”. Y no se equivoca. Si no se convencen de eso, analicen todos los gobiernos que sucedieron en el Perú, o visiten el internet y ubiquen en gogle la palabra corrupción en el Perú. Encontrarán suficiente información desde la historia de la corrupción hasta los diez mejor corruptos jamás habidos. Ahora bien, siguiendo al mismo profesor, afirmaba lo siguiente: “El oficio de ser corruptos está en todos, solo tenemos que despertarlo, ¿y cómo? Muy fácil; Asistiendo a clases de corrupción como Alan García, César Álvarez (aunque está preso), la hija de Alberto Fujimori, entre otros. Se preguntará ¿qué tipo de clase será? Pues, escuchando sus discursos en vivo o por televisión (da lo mismo), asistiendo a todos sus mítines, creyendo que todo lo que dice y hace es justo y apropiado; ahora, si se quiere llegar a ser como ellos, las prácticas son fundamentales, se debe tener un cargo político, ser tesorero o presidente, vocero o jefe de base, por ahí se empezaría. Luego si hay resultados positivos, se subirá de nivel y se pasará a la graduación con título de bachiller. Si no es suficiente, y se piensa que se tiene todas las de ganar para ocupar un cargo en el congreso, solo se debe acudir al pueblo, andar con el pueblo, formar parte él, es más sencillo. Ya se obtendrá el título de maestría. Si, a pesar de ello, se desea subir un escalón más, y pretender ser presidente de la república, “es pan comido”, se debe hablar mal de la competencia, buscar cazadores que armen buena trampa para cazar de todo, tener la mano siempre en la billetera y la otra, escondida. Por último si ya se es presidente, y se quiere mantener la batuta por mucho tiempo, se debe mandar a cerrar la puerta del estado, contratar jóvenes que se paseen por las avenidas y sembrar muchas hojas en la selva, y huir de casa y regresar como si nada hubiese pasado. Te recomiendo a un buen doctor en estas cosas, Alan García.