a. el crecimiento previo a 1979 -...

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11.- LA PARADOJA DEL ESTANCAMIENTO EN MEDIO DE LA ABUNDANCIA Después de varias décadas de crecimiento acele- rado, la economía venezolana se ha sumido en los últimos ocho años en su recesión mas larga y profunda del presen- te siglo. Lo paradójico de este comportamiento, es que tiene lugar en medio de una extraordinaria abundancia de recursos externos, que le permiten al país acumular entre 1979 y 1985 un impresionante superávit en cuenta corriente de balanza de pagos de mas de 17 mil millones de dólares. En este contexto externo ampliamente favorable, la única explicación posible de la prolongada recesión es la sistemática implementación de poiíticas económicas con- tractivas, que permitieron el reciclaje masivo hacia afuera de los cuantiosos fondos que el país pudo ingresar desde el exterior, además de contribuir al vasto superávit corrien- te, estas poi íticas restringieron la producción y el ingreso en niveles muy por debajo de su potencial, y elevaron el desempleo y el subempleo a sus valores mas altos de las últimas décadas. 23

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11.- LA PARADOJA DEL ESTANCAMIENTO ENMEDIO DE LA ABUNDANCIA

Después de varias décadas de crecimiento acele­rado, la economía venezolana se ha sumido en los últimosocho años en su recesión mas larga y profunda del presen­te siglo. Lo paradójico de este comportamiento, es quetiene lugar en medio de una extraordinaria abundanciade recursos externos, que le permiten al país acumularentre 1979 y 1985 un impresionante superávit en cuentacorriente de balanza de pagos de mas de 17 mil millones dedólares.

En este contexto externo ampliamente favorable,la única explicación posible de la prolongada recesión esla sistemática implementación de poi íticas económicas con­tractivas, que permitieron el reciclaje masivo hacia afuerade los cuantiosos fondos que el país pudo ingresar desde elexterior, además de contribuir al vasto superávit corrien­te, estas poi íticas restringieron la producción y el ingresoen niveles muy por debajo de su potencial, y elevaron eldesempleo y el subempleo a sus valores mas altos de lasúltimas décadas.

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A. El Crecimiento Previo a 1979

Venezuela fue uno de los países de mayor creci­miento relativo a nivel mundial desde los años de la post­guerra hasta fines de la década pasada. Las cifras son elo­cuentes a este respecto. Como puede apreciarse en el Cua­dro 1, por ejemplo, el crecimiento interanual del PTS no pe­trolero promedió un 7,4 por ciento en términos realespara el largo período comprendido entre 1954 y 1978.En este mismo período, el PTS per cápita creció a la altatasa promedio del 3,4 por ciento:

CUADRO 1

Crecimiento e Inflacion, 1954·1985(tasas de variación ínteranual]

Años PTBPTB PTB

No Petrolero Per Capita

Preciosal Consu­midor

Preciosal Pro­ductor

1954-19781954·19731974-19781979-1985

1979·1983

1984-1985

6.26.26.10.9

- 1.0

-0.5

7.47.28.2

-0.8

0.8

-0.6

3.43.43.3

-3.6- 3.8

-3.4

3.01.78.2

13.1

13.4

12.1

3.61.6

11.812.9

12.9

13.0

Fuente: B.C.V., Anuario de Cuentas Nacionales

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Hasta 1973, este comportamiento se originó en unproceso de crecimiento hacia adentro, basado en la sustitu­ción de importaciones, que permitió producir importantesavances en la parte productiva real de nuestra econom ía.La debilidad de este proceso, que se creía agotado parafines de los años sesenta, devenía de su estrecha dependen­cia del ingreso petrolero de exportación que tend ía a reza­garse para aquel entonces.

CUADRO 2

Componentes de la Demanda AgregadaPeríodos Selectos 1974·1985

(variación porcentual real anual)

Años

1974-781979-831984-85

ConsumoPrivado

12.81.5

Inve rsiónPrivada

14.224.2

GastoPúblico

16,5~3.1

Expor­tación

9.7-4.4

Impor­tación

23.410.3

Fuente: B.C.v., Anuario de Cuentas Nacionales, (varios años).Cálculos propios.

El extraordinario aumento de los precios del pe­tróleo en 1973-74, proporcionó una oportunidad histó­rica para llevar a cabo una sustancial transformación denuestra econom ía, que permitiera la diversificación desu estructura productiva para reducir ese grado de de­pendencia respecto al petróleo, paralelamente a mantener

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CUADRO 3

Cuenta Corriente de Balanza de Pagos, 1960-85(miles de millones de USA dólares)

Año

1960 -73*

197419751976197719781979

Saldo Cuentacorriente

4.09

5.962.340.49

--2.90-5.740.35

Año

198019811982198319841985

Saldo Cuenta'corriente

4.73

4.004.004.705.303.00

* Saldo consolidadoFuente: BCV., Anuario de Series Estadísticas (varios años).

un ritmo alto de crecimiento económico. Esta transfor­mación comienza a gestarse a partir de 1974 con la eje­cución de un vasto plan de inversiones públicas en infraes­tructura y en sectores estratégicos de la producción, queindujo un extraordinario crecimiento de la inversión pri­vada durante el perfodo 1975-78. Ese proceso queda inte­rrumpido a partir de 1978, cuando en medio de una reno­vada bonanza de recursos externos, comienzan a instru­mentarse poi íticas sustancialmente contractivas que detie­nen el crecimiento económico, no permiten la cosecha de lazafra de inversiones sembradas de 1975 a 1978, y paradó­jicamente gestan un severo problema de endeudamientoexterno dentro del sector público de la economía.

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Lo que queremos enfatizar aqu í, es que la instru­mentación de poi íticas de ajuste contractivo a partir de1979 fue innecesario, e hizo muy poco para resolver los de­sequilibrios reales que tenía nuestra economía en 1978 (1).De esta fecha en adelante, la historia del estancamientoen medio de la abundancia, se explica por la elaboraciónde diagnósticos equivocados de la situación coyunturaly estructural que vivió la economía en cada uno de esosaños, y la consecuente aplicación de medidas de políticaeconómica que en muchos casos empeoraron los desequi­librios macroeconómicos básicos que padecimos y que to­dav ía vive nuestra econom ía en la actual idad.

B. El Crecimiento Explosivo de 1974 a 1977 (2)

Los Cuadros 1 al 3 resumen, a nivel agregado, el com­portamiento de la econom ía venezolana de 1974 en ade­lante, en términos de crecimiento, inflación, demandaagregada y cuenta corriente de la balanza de pagos.

La cuadruplicación de los precios del petróleo en1973-74 permitió la aceleración de la tasa de crecimientodel gasto público en el quinquenio 1974-78. Para el perío­do en su conjunto, el gasto público consolidado aumentóen forma sustancial en todos sus rubros (corriente y de in­versión), a una tasa de crecimiento que promedió casi un17 por ciento interanual en términos reales. Desde el ladode la demanda, este aumento del gasto se convirtió en un

(1) De hecho, el desequilibrio básico que tenía la economía ve­nezolana en 1978 era un déficit abierto en la cuenta corrientede la balanza de pagos, y éste fue eliminado totalmente en1979 con la segunda gran alza de los precios del petróleo.

(2) El análisis a continuación se basa en Rodríguez (1985)

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factor de carácter altamente expansivo. A consecuenciadel ímpetu estimulante del lado fisca', y del crecimientode los salarios y el empleo, el consumo y la inversión pri­vada reaccionaron vigorosamente y se incrementaron enel período a tasas reales del 12.8 y 14.2 por ciento respec­tivamente (véase el Cuadro 2). La expansión de la masasalarial real, a causa del aumento de los salarios reales yel empleo, fue la principal propulsora del sustancial au­mento en el consumo. El incremento sostenido de las ven­tas, y la rápida expansión económica que le permitió ocuparaceleradamente la capacidad instalada, fueron por su parte,los factores que estimularon la inversión privada. El extraor­dinario incremento de la demanda agregada se tradujoen una aceleración significativa del crecimiento del PTB nopetrolero, que promedió en el perrada 1974-77 más del10 por ciento interanual en términos reales. A pesar deque el crecimiento de la demanda fue mayor aún; la infla­ción sólo promedió un 8 por ciento, porque las importa­ciones crecieron a una tasa real superior al 23 por ciento,filtrándose así una parte del ímpetu de demanda haciael exterior.

Para 1977 el gobierno continuaba inyectando re­cursos en la economía, pero a una tasa que comenzaba adecrecer. El consumo y la inversión pública crecieron enmenos de un 10 por ciento en términos reales, pero lainversión privada continuó su impresionante expansióna una tasa real del 33 por ciento. A estas alturas, el contí­nuo estímulo de la demanda agregada comenzó a hacer­se sentir sobre el sector externo. Aunque la inflación fuécontrolada por debajo del 10 por ciento, las importacio­nes siguieron creciendo aceleradamente a una tasa del30 por ciento, mientras el déficit en servicios creció másde un 50 por ciento. El efecto de esto último, combinadocon el estancamiento de las exportaciones (diversificaciónera imposible a una tasa de cambio dominada por el petró-

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leo) produjo ya en 1977 un déficit importante en cuentacorriente. El crecimiento del PTB no petrolero continuósiendo alto, promediando una tasa cercana al 8 por ciento.

C. La Situación de la Economía en 1978

El incipiente recalentamiento de la economía,expresado en el desarrollo de ciertas presiones inflacio­narias y el déficit en cuenta corriente de 1977, indujoal gobierno a disminuir todavía más la tasa de crecimientodel gasto en 1978 (a pesar de ser año electoral). La inver­sión privada sufre una parálisis súbita y no creció en tér­minos reales ese año, entre otras razones precisamente,por su excesivo dinamismo de años anteriores, pero ade­más por las medidas que terminaron reprimiendo a la cons­trucción privada. A pesar de este rezago de la demandapor cuenta de la falta de dinamismo en la inversión privaday el gasto público (aunque el consumo privado creció auna tasa real de 10 por ciento), la cuenta corriente cayóen su más severo déficit histórico. El crecimiento real delPTB no petrolero se redujo violentamente a menos de un3 por ciento (negativo en términos per cápita), mientrasla inflación prosiguió su paso a una tasa del 8 por ciento.A cinco años del primer "shock" de los precios del petró­leo, la economía venezolana estaba en una situación querequería de ciertos ajustes para restablecer su balance ex­terno e interno.

A pesar de todo, la situación no era, ni con mucho,desesperada. Contrario a lo que piensa la mayoría, el dé­ficit en cuenta corriente era manejable con poi íticas deajuste no contractivas, y el sector público no se endeudóen términos netos con el exterior entre 1974 y 1978. Apesar de las enormes inversiones en el sector de empresasbásicas, y de la nacionalización del petróleo y el hierro,el sector público venezolano no acumuló pasivos netos

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en el exterior durante ese quinquenio. Esto es incontrover­tible, aún si estuviéramos de acuerdo en que el programade inversiones y gasto contenidos en el V Plan de la Na­ción fué excesivo. Las cifras muestran con claridad queel endeudamiento público neto acumulado en el período1974-1978 era prácticamente nulo, ya que todo el incre­mento de la deuda pública externa bruta se utilizó en elagregado para financiar la acumulación de activos de laRepública en el exterior (reservas internacionales, Fondode Inversiones de Venezuela, PDVSA, etc.)

La evolución del endeudamiento externo de Vene­zuela en los periodos 1974-78 y 1979-82 se resume en elCuadro 4. En el gobierno de Carlos Andrés Pérez la deudabruta creció significativamente en más de 13.000 millonesde dólares, de los cuales algo más de 10.000 millones co­rrespondieron a endeudamiento público. En el mismo cua­dro se observa que el saldo en cuenta corriente de la ba­lanza de pagos consolidado para el pertodo, fué levementesuperavitario por unos 50 millones de dólares, lo que in­dica que el país generó ahorros internos propios para fi­nanciar el total de su inversión (recuérdese que el saldoen cuenta corriente es igual al exceso de ahorro internosobre el total de inversión). Esto significa que el incremen­to total en la deuda tiene que haberse usado para aurnen­tar las tenencias de activos en dólares por parte del Estadoy los particulares. En efecto, el sector público aumentósus activos externos en casi 10.000 millones de dólares(5.800 millones en reservas internacionales y activos delFondo de Inversiones de Venezuela, más cerca de 4.000millones en reservas de PDVSA y otros activos públicos).Esto quiere decir, simplemente, que el aumento de la deu­da pública neta (igual a la deuda bruta total, menos losactivos en dólares del sector público) fué despreciable. Laadquisición de activos del sector privado por casi 3.500millones de dólares, aparece financiada en el agregado con

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endeudamiento externo del propio sector en algo más de3.000 millones de dólares (Véanse las columnas 3, 5 Y 8del Cuadro 4).

En relación al desequilibrio externo en cuenta co­rriente, es necesario enfatizar que, a pesar de su magnitud(más de 5 mil millones de dólares de déficit), era maneja­ble en un contexto de poi íticas de ajuste expansivas dereasignación del gasto, y no de contracción del mismo. Enla raíz de los déficits de 1977 estuvo el crecimiento de lasimportaciones de todo tipo (consumo, insumas interme­dios, y maquinaria y equipo), en un medio ambiente detotal estancamiento de las exportaciones petroleras. Elhecho de que se produjera un déficit de tal magnitud cuan­do la econom ía se encontraba en pleno empleo, sugeríaque la tasa de cambio real no se encontraba a un nivel deequilibrio. Por otro lado, la excesiva liberalidad con las im-

portaciones de consumo, aunque permitió el control dela inflación, lo hizo al costo de deteriorar el equilibrio ex­terno. Pero estas mismas características del desequilibriohacen pensar que éste podría ser resuelto en un contextoexpansivo de reasignación del gasto, en lugar de uno rece­sivo. Por un lado, la finalización de los grandes proyectosde inversión públicos y privados intensivos en capital, ibana permitir reducir el componente importado en maquina­ria y equipo. Por otra parte, la maduración de los proyec­tos de inversión destinados a sustituir importaciones (ce­mento, acero, insumas de la construcción, etc.), tambiénpermitirían un ahorro sustancial de divisas cuando fuerancompletados. Finalmente, la utilización de una poJíticacambiaria y comercial más agresiva, pudiera haber con­tribuido a disminuír sustanciamente las importacionesinnecesarias de bienes de consumo, permitiendo de estamanera ganancias comerciales que hubieran ayudado acontrolar el déficit corriente en un contexto expansivo.

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euedro 4Evolución de la ~t.,.na Venezolana

1974-1962(Miles de .11 Iones de cSblares: el fras aproxludas)

loc..-nto loc..-to I~to

Re..-ves+f 1Y Act .PÚblloos Act .Prlv-'Años

19B

(1)

Soldo Censo 11dedoCuenta Corriente

(2)

DeudaTotol

2,0

O) (4)

'ncrecaento I neeeeentcDeuda Total Deuda PúblIca

(5) • (IH(})

• (6H(7H(8)

I ncr..-nto Tot a IActivos Externos

(6) (7) (S)

19741978

19791982

~1974-82

0.1

4,S

4,9

15.2

}2,O

}2,O

n,2

16,8

]),0

10,0

12,0

22,0

n,}

21,6

}4,9

5.8

1,0·

6,8

4,0

-1,5

2,5

},5

22,1

25,6

Fuente: e.c.v., Anuario de SerIes Estadísticas (varios años), y W. Cllne, "Venel.uela l, Ext.,..nal Oebt· (.1.-0).

Instltute for Internatlonal Econoetcs , 1963.Las cifras de deuda externa total podría pensarse que .,tén subestlaada, el 31.12.82 en un par de allM de.11 Iones de dÓlares. Ccao se sabe, a I'l&dlados de 1983 distintas Instituciones .stluba" el -.deucYIIlento total

venezolllno en unos 35 .11 Iones de dÓlares. De estos unos 21.11 alllones correspondían al sector público.

(.) No to.e en cuenta la revalOC"lzaclón del oro.

NM

En resumen, a pesar del sustancial déficit en cuen­ta corriente en 1978, la situación de la econom ía conti­nuaba siendo prometedora, y no se justificaba el pesi­mismo que se apoderaba de los círculos de opinión delpaís en aquel entonces. Hacía falta efectuar ciertos ajus­tes en la asignación del gasto, comenzar a limitar las im­portaciones innecesarias y comenzar a manejar la poi íti­ca cambiaria y comercial para recuperar el equilibrio ex­terno. Pero no hacía falta un ajuste contractivo. Inclusive,las obras fundamentales del V Plan de la Nación hubie­ran podido concluirse de no darse el segundo gran aumen­to de los precios del petróleo (en 1979-81), comenzandoa aumentar el endeudamiento externo neto del sectorpúblico.

Una vez identificada la naturaleza del desequili­brio externo (en la cuenta corriente de la balanza de pa­gos), no puede menos que evaluarse en términos favora­bles los resultados macroeconómicos del quinquenio 1974­1978. El crecimiento del PTB no petrolero fue sustan­cial, y la inflación no se desató fuera de control, debidociertamente a la amplia disponibilidad de importaciones.Aunque la expansión del gasto estaba determinando labalanzá de pagos (v.gr., la cuenta corriente), también esta­ba impulsando de manera decisiva el crecimiento de la pro­ducción real y el empleo, amén de los precios. Tanto elsector público como el sector privado invirtieron en plan.ta y equipos modernos que servirían de apoyo al creci­miento económico, en caso de mantenerse niveles apro­piados de demanda agregada. El sector público, en parti­cular, acometió la tarea de ejecutar los proyectos de in­versión en las industrias básicas sobre las cuales se apoya­rá el desarrollo económico en las próximas décadas. Elcomplejo hidroeléctrico del Guri, la Siderúrgica, el com­plejo del aluminio, y la gran inversión en infraestructuraejecutada, constituyen activos fijos fundamentales con

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que cuenta la nación sobre los que pueden basarse la ex­pansión y la prosperidad futura.

D. El Período 1979-83: Estanflación, Crisis;de Pagos y Deuda;

El periodo 1979-83 fué dramático para la econo­mía venezolana. Durante el quinquenio el producto nacio­nal real per cápita se reduce casi en un 20 por ciento. Lainflación promedió un 12 por ciento interanual, y la ba­lanza de pagos, aunque recuperada en 1979 gracias a lasegunda explosión de los precios petroleros ese año, con­tinuó su tendencia al deterioro. El sector externo hacecrisis en 1982, producto no de los problemas en el merca­do petrolero sino de una espectacular fuga de capitalesen ese mismo año. Por último, es en este período que sedesarrolló el problema de la deuda pública externa, noporque el país necesitó financiar un exceso de gastos deinversión, sino debido, precisamente, a la espectacular fu­ga de ahorros que se dió a través de la exportación de ca­pitales privados.

En nuestra opinión, las políticas económicas instru­mentadas aparecen como las principales responsables detan paradójico comportamiento. El marco externo fueabsolutamente favorable para la econom ía venezolana. Sinembargo, a pesar de la espectacular nueva alza en los pre­cios del petróleo, el gobierno puso en práctica un plan deestabilización contractivo que se apoyaba en un diagnós­tico profundamente equivocado sobre la situación cícli­ca y estructural que vivía nuestra economía. El plan in­cluía una disminución brusca en la tasa de crecimientodel gasto público en 1979, y una extensa liberación de pre­cios y aranceles. Más aún, en 1980-1981 el Banco Centralreaccionó ante el aumento brusco en las tasas de interésmundiales, congelando las tasas domésticas dentro de un

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esquema de libre convertibilidad. Al mismo tiempo, el go­

bierno mantuvo hasta 1983 un tipo de cambio abierta­mente sobrevaluado que estimulaba excesivamente las im­portaciones, se oponía a cualquier intento de diversificarexportaciones, e indujo al final una fuga masiva de capitalprivado especulativo.

Ya hemos argumentado más arriba, que la induc­cion de una recesión a través de la contracción del gastopú blico pod ría haberse cuestionado severamente en 1979,porque el país tenía un gran margen de maniobra en aquelmomento para continuar creciendo. Pod ía, por ejemplo,comenzar a endeudarse en términos netos, y tenía a su dis­posición diversos instrumentos de poi ítica cambiaria y co­mercial para resolver el desequilibrio externo. Luego de laevolución del mercado petrolero durante el año de 1979,esta apreciación se convirtió en académica: la contraccióndel gasto era absolutamente injustificable, máxime cuandola inversión privada se estaba cayendo en picada. El paque­te de medidas de poi ítica se completó con las mencionadasliberaciones de precios y aranceles. Aparentemente, la pri­mera no hizo mucho para estimular la producción en elsector privado, mientras que la liberación comercial, porsu parte, contribuyó a cancelar parcialmente las gananciasen cuenta corriente producidas por la reducción en el ni­vel de actividad económica.

Los resultados macroeconómicos de 1979-80 fue­ron extraordinariamente significativos. En medio de unarenovada abundancia de recursos externos, el PTS nopetrolero cayó en términos reales cerca de 1 por cientoen promedio (cerca de un 4 por ciento en términos percápita). Con el gasto público contrayéndose en términosreales (la inflación se aceleró hasta un 23 por ciento en1980), la inversión privada colapsó en estos años, y el con­sumo privado se paralizó porque el empleo se estancó y

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los salarios reales comenzaron una larga tendencia a labaja. El gran aumento de la lnflación, en medio de unademanda agregada debilitada (ver el Cuadro 2), sugiereque los aumentos de precios reflejaban esencialmentefactores inerciales, de costos y de caída en la productividad.

En el frente externo, los desarrollos de 1980 fueronpremonitorios. Debido al fuerte aumento de los ingresosde exportación por el aumento de los precios petroleros,la cuenta corriente mostró un amplio superávit de más de4 mil millones de dólares para ese año. A pesar de este su­perávit y de las entradas de capital por cuenta del endeuda­miento, no hubo una gran acumulación de reservas y expan­sión de liquidez debido a que ese año se dieron fuertes sa­lidas de ahorro público y privado al exterior. Aunque to­davfa no paredan alarmantes, es claro que en 1980 comen­zó una tendencia ominosa a la fuga de capitales, la cualtuvo su climax posteriormente durante la segunda mitadde 1982 y comienzos de 1983.

Precisamente estas fugas de capital se convirtieronen un factor de primer orden que contribuyó a abortarla reactivación económica que intentó el gobierno en1981, a través de una expansión real del gasto públicoese año. El efecto expansivo del lado fiscal terminó fil­trándose hacia el exterior por dos vias, las importacionesen un medio ambiente de abierta sobrevaluación del tipode cambio, y la fuga de capitales que exportó el ahorro ycontrajo la liquidez real. Como es bien sabido, el mercadofinanciero internacional sufrió en aquel entonces un fuer­te aumento de las tasas de interés, debido a las poi íticasantinflacionarias de la Reserva Federal en los Estados Uni­dos. Esto trajo como consecuencia aumentos similaresen las tasas internacionales, ya que los otros países no te­nian alternativa sino subir sus tasas internas para evitarfugas de capital. Mientras menos flexible el tipo de cambio

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respecto al dólar, mayor la necesidad de seguir el aumentoen dichas tasas, o de establecer controles cambiarios a losmovimientos de capital. En Venezuela, el Banco Centralcongeló las tasas domésticas durante 1980 y buena partede 1981, lo que en un medio ambiente de total libertadcambiaria, comenzó a producir salidas fuertes de capital.En agosto de 1981 las tasas de interés venezolanas fueronliberadas y alcanzaron niveles competitivos con las inter­nacionales, pero puede decirse enfáticamente que el episo­dio de represión de las mismas cum libre convertibilidadentre 1980 y fines de 1981 representó un grave error depoi ítica económica que indujo a una importante exporta­ción del ahorro nacional. Por una parte, sus consecuenciascontractivas terminaron drenando al exterior los efectosexpansivos fiscales. Por otro lado, las pérdidas de reservasa través de la cuenta de capital en esos años anularon par­cialmente las ganancias transitorias en la cuenta corrientey dieron inicio a la sustitución de activos en dólares delsector público al sector privado, que son la verdaderaraíz del problema del endeudamiento externo venezolano.

El comportamiento de las autoridades monetariasvenezolanas era totalmente injustificado. Corregidas porla inflación, las tasas de interés reales domésticas eran ne­gativas, y por tanto, evitar el alza de las tasas nominales aniveles competitivos no iba a estimular a la inversión pri­vada, que se estaba desplomando por razones que no teníannada que ver con las tasas de interés, sino con el enfriamien­to de la econom Ca. Pero más injustificable aún fué el haberpromovido las exportaciones masivas de capital privadocomo instrumento de lucha antinflacionaria. En primerlugar, la inflación de 1980 y 1981 en Venezuela fué unainflación de costos, inercial y estructural, con muy pocoscomponentes de demanda. La demanda agregada se había

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estado debilitanto (1), Y de manera especial la demanda­por la producción doméstica, en un medio ambiente de to- ,tal libre convertibilidad del bol ívar y abierto atraso cambia­rio. Una inflación de costos e inercial no se puede comba­tir con poI íticas de reducción de la demanda agregada, por­que lo que se termina estrangulando es la producción real,en tanto que las alzas de precios terminan por manifestar­se irremediablemente. Esto es lo que ocurrió en Venezuelaen 1980 y 1981. A causa de las poI íticas de promoción defugas de capitales y pérdidas de reservas, se lograba una des­trucción monetaria que contraía la demanda agregada, peroque no reprimía inflación, sino esencialmente la pro­ducción real y el empleo. El absurdo de la poi ítica se hacepatético en 1981, porque en este año el objetivo especffi­co de la poI ítica fiscal pareció ser la expansión de la eco­nom ía. La poi ítica financiera se constituyó entonces en unode los principales frenos a la reactivación intentada por ellado fiscal.

1982: Crisis del Sector Externo y el Mito de No Devaluar

Durante 1982 se repitió la historia de 1981 con lapeculiaridad que se desarrolló una fuerte crisis de balanzade pagos, producto no del deterioro del mercado petrolero,sino de una espectacular fuga de capitales privados que cul­minó con el cierre del mercado cambiario en febrero de1983.

Del lado real de la economía, el gobierno continuótratando de reactivar la econom ía a través de la expansión

(1) El consumo privado aumentó en términos reales 2 por cientointeranual en promedio de 1979 a 1981, la inversión privadacayó un 60 por ciento en 1979-1981 y el gasto público nocreció significativamente en términos reales entre 1979 y1981 a excepción de 1981.

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del gasto público, mientras la disminución de la inflaciónreanimó tímidamente el consumo privado. Ninguna de estasdos fuerzas del lado de la demanda fueron capaces de ha­cer crecer el producto, porque el continuo colapso de lainversión privada y las filtraciones externas se opusieron aque cristalizaran estas fuerzas expansivas. Por primera vezdesde 1979, y a pesar del estancamiento, las importacionescrecieron de manera significativa gracias a la abierta sobre­valuación del bol ívar. Por otro lado, la misma sobrevalua­ción, en un medio ambiente de deterioro del mercado pe­trolero, aumentó significativamente las expectativas dedevaluación a las que el sector privado respondió sacandomás de 8 mil millones de dólares en fuga de capitales eseaño(l).

La "carda" en el mercado petrolero y el aumentode las importaciones de bienes y servicios en 1982 produje­ron un déficit en cuenta corriente de unos 4 mil millonesde dólares ese año, que representaba apenas un 20 por cien­to de las reservas internacionales en poder del Banco Cen­tral a mediados de año. Este déficit, por si solo, no hubie­ra definido ninguna crisis de balanza de pagos de no haber­se producido la extraordinaria fuga de capitales privados eseaño. Más aún, como ya hemos mencionado, el déficit co­rriente fue producto del crecimiento exacerbado de las im­portaciones originado también en la abierta sobrevalua­ción. Esta estimulaba simultáneamente la especulaciónen activos externos y también en bienes, por lo cual lasimportaciones rebasaron los 13 mil millones de dólares pa-ra el año. (2) .

(1) y 3 mil millones de dólares adicionales entre enero y el 18de febrero de 1983.

(2) Solamente el déficit en turismo se estima que superó los 2.500millones de dólares ese año.

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Si bien es cierto que el gobierno ha debido deva­luar y controlar desde 1981 el mercado cambiarlo, duran­te 1982 estas medidas eran de extrema necesidad paraevitar la dilapidación final de las reservas internacionalespor parte de los especuladores privados. Lamentablemen­te, los mitos de la moneda fuerte, de no devaluar, y de lalibre convertibilidad (Ique aún subsistel}, se impusieronsobre la necesidad obvia de preservar los activos funda­mentales de la nación. El costo económico no se limitósólo a la prolongación del estancamiento y la recesión de1982, sino a producir un severo problema de endeuda­miento neto del sector público y de redistribución regre­siva del ingreso y la riqueza, que agobia severamente a

nuestra econom ía desde aquel entonces.

El Problema del Endeudamiento Externo

La fuga masiva de capitales privados al exteriorentre 1981 y febrero de 1983, se constituye en el mayordescalabro que la econom ía venezolana haya sufrido en to­da su historia económica contemporánea. Todo el problemareal del endeudamiento externo venezolano tiene su ori­gen, precisamente, en esta exportación del ahorro nacional.Como ya mencionáramos con anterioridad, la afirmaciónde que la deuda pública externa tiene su origen en el exce­so de gasto e inversión públ ica, constituye una simple fala­cia de composición. Esto se demuestra fácilmente por lasimple observación que, de 1974 a 1982, Venezuela acu­muló un superávit en cuenta corriente de la balanza de pa­gos por casi 5.000 millones de dólares (véase el Cuadro 4)(1)

(1) Para un análisis detallado sobre la evolución del endeuda­miento externo venezolano, véase, M.Rodríguez (1984)

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Con este excedente de ahorro, Venezuela podíahaber pagado toda su deuda externa acumulada hasta1973 (unos 2.000 millones de dólares), y podría, además,haber acumulado reservas internacionales. Lo que ocurrióen cambio fué que el país llegó a 1983 con una deuda ex­terna de casi 35.000 millones de dólares, que tiene comocontrapartida por casi el mismo monto, la inversión en ac­tivos fijos y el ahorro en activos financieros del sector pri­vado venezolano en el exterior.

A pesar de que la exportación de la intermedia­ción financiera ocurre du rante toda la década 1974-1983,existe una diferencia abismal entre los procesos que se danen 1974-1978 y 1979-1983. En el primer período, estaexportación se dá dentro del mismo sector público,(2)y por eso es que no se produce un incremento de deudapública neta en ese quinquenio. En el período 1979-1983ocurre el descalabro para el sector público, cuando elBanco Central le entrega el grueso de sus reservas interna­cionales al sector privado para que éste las coloque masi­vamente en el exterior.

Como puede observarse en el Cuadro 4, en el go­bierno de Herrera Campins (1979-1983), el aumento to­tal de la deuda externa pública y privada de unos 16.800millones de dólares, más el sustancial superávit en cuentacorriente de 4.800 millones de dólares, sirven en el agre­gado para financiar compras de activos financieros y nofinancieros del sector privado por más de US$ 22.000 mi­llones.

(2) Realmente, la exportación de ahorros e intermediación fi·nanciera dentro del sector público se da para todo el período1974-80. El grueso de la entrega de dólares al sector privadoocurre entre mediados de 1980 y el 18 de febrero de 1983.

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Es importante entender y enfatizar la diferenciaentre los dos tipos de endeudamiento. Mientras que en1978 casi toda la deuda podría ser cancelada con los ac­tivos externos en poder del mismo sector público, en1983, la contrapartida total del endeudamiento eran ac­tivos venezolanos, pero del sector privado. Mas aún, para1978 no había carga de deuda, porque los intereses quedevengaban los activos públicos en dólares financiabanen el agregado los intereses que había que cancelar pordeuda pública externa. La conclusión es obvia: el problemareal de la deuda externa se origina en la sustitución deactivos externos públicos por privados que se da básica­mente entre 1980 y febrero de 1983.

Lo que ocurrió en Venezuela durante el período1979-1983 va a quedar registrado como .una de las para­dojas más espectaculares en la historia económica contem­poránea. A pesar de la enorme tranferencia de recursosexternos que recibe el país, el resultado no pudo ser peor:estancamiento, inflación, deuda, y crisis de balanza depagos. En febrero de 1983 se implementó un régimen par­cial de control de cambios, que con racionamiento de im­portaciones redujo-éstas a menos de fa mitad (de más de$13.000 millones a unos $ 6.800 millones), provocando depaso una contracción del PTB de casi un 5 por ciento entérminos reales para ese año.

1983: El Ajuste al Revés

El examen del comportamiento de los agregadosmacroeconómicos de balanza de pagos, crecimiento einflación desde 1979, sugiere que la "crisis del sectorexterno" en 1982-83 no fue otra cosa sino una crisis dereservas internacionales, producto de la fuga de capitalesque comenzando en 1981 tiene su elimax en febrero de1983.

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Ya hemos mencionado que el déficit en cuenta co­rriente de 1982 representaba apenas un 20 por ciento deltotal de reservas internacionales en poder del Banco Cen­tral a mediados de ese mismo año. A pesar de la fuerte dis­minución del ingreso petrolero y del aumento en las im­portaciones, la situación de la cuenta corriente no parecíaseriamente crítica, sobre todo después de la acumulaciónde un superávit de casi 9.000 millones de dólares en los dosaños anteriores. De la evolución del crecimiento y la de­manda agregada en 1979-82, pareciera evidente que el dé­ficit en cuenta corriente no se debió, como en 1978, al altonivel de gasto, sino más bien al atraso cambiario que se evi­dencia desde 1981. La crisis queda conformada por la salidade más de 12.000 millones de dólares de capital privado enlos 14 meses previos a febrero de 1983.

Una vez identificada la verdadera naturaleza de nues­tro desequilibrio externo originado por el atraso cambia­ría, pareciera claro que se justificaba un ajuste de preciosrelativos en 1983, pero no una reducción violenta delgasto que disminuyera el nivel de actividad real en formasustancial.

El gobierno de Herrera Campins en su último actode política económica, procede a efectuar el ajuste, con­trariamente, reduciendo fuertemente el gasto público ycorrigiendo sólo levemente el atraso cambiaría.

Las principales medidas adoptadas para hacer fren­te a la crisis de reservas internacionales fueron:

El establecimiento de un sistema de tasas de cam­bio múltiples, que devaluaba el tipo de cambiopromedio para las importaciones en un 20 porciento. La administración del sistema dio lugara la instrumentación de controles cambiarios pa-

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ra buena parte de las transacciones corrientes yal surgimiento de un mercado libre de divisas.

La puesta en práctica de restricciones cuantita­tivas a las importaciones.

Controles administrados de precios.

La instrumentación de una poi ítica de gasto pú­blico francamente contractiva, que. reduce el mis­mo casi un 27 por ciento en términos reales.

Los resultados del plan de estabilización de 1983no se hicieron esperar. Como ya mencionamos,el PTBse contrajo en un 5 por ciento, y el PTB no petrolero enun 3,5 por ciento. Las importaciones de bienes se reducende 13.600 millones de dólares en 1982 a 6.800 millones,producto del racionamiento que produce la administra­ción del control de cambios. La balanza comercial pasade un superávit de 2.900 millones de dólares en 1982, auno de más de 8.000 millones de dólares en 1983, mien­tras la cuenta corriente de un déficit de 4 mil millonesde dólares a un superávit de 4.700 millones de dólares.Con la pequeña devaluación y la situación severamentecontractiva del lado fiscal, la inflación se mantiene ob­viamente baja, a un nivel del 6,4 por ciento. La fuertecaída en el nivel de actividad real se manifiesta en el mer­cado de trabajo, y el desempleo alcanza la cifra del 12por ciento a fines del año, mientras que los salarios realesdisminuyen en un 4 por ciento.

De nuestra evaluación de la econom ía para co­mienzos de 1983 surge la pregunta de ¿si era necesarioun ajuste que produjera una mejoría en el saldo en tran­sacciones corrientes de 8.000 millones de dólares, a costade una contracción del PTB del 5 por ciento y un sustan-

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cial aumento en el desempleo? Y además, ¿si fueron apro­piadas las políticas de ajuste para corregir los desequilibriosexistentes en 1982?

Como ya mencionamos con anterioridad, el déficitcorriente de 1982 de uns 4.000 millones de dólares seproduce, no tanto por la caída en los ingresos petrolerosde ese año, como por el sustancial aumento en las impor­taciones y en el déficit en servicios. Una devaluación a unnivel de equilibrio, conjuntamente con restricciones co­merciales y a la cuenta de viajeros (que era deficitaria en

más de 2.500 millones de dólares), hubiesen resuelto estedesequ ilibrio.

Una devaluación a un nivel de equilibrio (de un50 por ciento) hubiera hecho posible mantener, e, inclu­sive, aumentar el nivel real de gasto público, lo que hubie­ra permitido mantener el nivel de la producción internay el empleo. En Venezuela, como más del 95 por cientode las exportaciones proceden del sector públ ico, la deva­luación aumenta instantáneamente los ingresos del sector,y los fiscales en particular. La reinyección conveniente deesos recursos a través del gasto público, hubiera permitidomantener niveles de demanda agregada cónsonos con unmayor nivel de actividad económica real.

En síntesis, en 1983 la econom ía venezolana reque­ría solamente de un ajuste apropiado del tipo de cambioque eliminara la apreciación real, y algunas restriccionescuantitativas a ciertas importaciones y a los movimientosde capital. Sin necesidad de contraer la economía interna,estas medidas hubieran logrado eliminar el desequilibrio enla cuenta corriente de 1982. Lamentablemente, a pesardel enorme superávit en cuenta corriente que se produceen 1983, el nuevo gobierno que se encarga en 1984 apoyasu diagnóstico macroeconómico sobre la base de que se

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mantienen serios desequilibrios externos e internos, y con­tinúa la aplicación de poi íticas contractivas de gasto de1984 hasta hoy.

E. Las Poi íticas de Ajuste de la Administración Lusinchi

El diagnóstico que sirve de base a la formulaciónde la poi ítica del nuevo gobierno en 1984 guarda gran simi­litud al de 1979. Se declara repetidamente que "recibimosun país en ruinas", y a pesar del colapso de la demanda agre­gada de los años anteriores y del enorme superávit encuenta corriente de 1983, el gobierno vocea su preocupa­ción por las "presiones inflacionarias" y por el "equilibrioexterno e interno de las cuentas del sector público". Todoesto sirve de base para justificar la renovada aplicación depoi íticas de ajuste contractivo, que en aquel momento te­nían el objetivo adicional de amortización acelerada de deu­da externa. Nuevamente, la puesta de objetivos poi íticosen el primer plano del debate económico nacional enturbiala elaboración del diagnóstico apropiado, y somete el paísa un nuevo período de experimentos contractivos que nole permiten restablecer su patrón de crecimiento acelerado.

Por un lado, a comienzos de 1984 se ajustó denuevo la paridad con una devaluación que promedió un35 por ciento, justificado en términos de que la devalua­ción en 1983 fue muy pequeña e insuficiente. Se mantuvo,sin embargo, el sistema de cambios múltiples, incluyendoel mantenimiento de la vieja paridad de 4,30 Bs/$ paralas importaciones de ciertos alimentos (hasta que en 1986la evolución del mercado petrolero obligó él tomar otradecisión). Por otro lado, a pesar de la alta tasa de desem­pleo y de capacidad ociosa promedio en la econom ía, yde haberse conseguido un sustancial superávit en cuenta co­rriente el año anterior, se decidió mantener una poi íticade ajuste y reordenamiento del sector público. Esta polí-

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tica terminó concretándose en una nueva contracción delgasto público interno del 4 por ciento en términos reales,que unida a una reducción en el consumo privado indujouna nueva caída en el PTB real cercana al 1 por ciento.

El ajuste en los precios relativos producto de la de­valuación, se expresó en un aumento en la inflación quese ubicó en un 18 por ciento, y en el sector externo seprodujeron grandes superávits comerciales (más de 8.000millones de dólares) y en cuenta corriene (por más de5.000 millones de dólares). Debido a que los salarios no­minales se definieron a través de la contratación colectiva,y en virtud de la debilidad del mercado de trabajo, los sala­rios reales se contrajeron abruptamente. Esta reducción,aunada a un estancamiento en el empleo, ocasionó unadisminución en la masa salarial real, que es lo que explicaesencialmente la nueva caída en el consumo privado. Conla prolongación de la contracción el desempleo alcanzóniveles cercanos al 15 por ciento y el subempleo crecióaceleradamente.

Como ya mencionamos, la nueva devaluación llevóel tipo de cambio real a un nivel que podría pensarse era deequilibrio. Sin embargo, se mantuvieron importantes dis­torsiones en los precios relativos. La más importante, delejos, se produce cuando se decide concederle al sector pri­vado el dólar preferencial a 4,30 bol ívares para la amorti­zación de su deuda externa. Luego de la enorme gananciade capital que tiene el sector privado cuando se apropiadel grueso de los activos en dólares del país en 1981 y 1982,esta concesión luce injustificable. De hecho, como ya he­mos mencionado, el sector privado es acreedor neto enel exterior por un monto cercano a los 30.000 millonesde dólares, y no precisamente por su propensión especiala la frugalidad. En este sentido, el reconocimiento de ladeuda privada externa a la vieja paridad, se convierte en

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una transferencia patrimonial del sector público al sectorprivado que agrava todavía más el proceso regresivo deredistribución de la riqueza que se dió en 1981-83. Si secreía necesario instrumentar el rescate de las empresas en­deudadas para evitar quiebras y agravar el desempleo, se handebido utilizar los mecanismos financieros apropiados deuna econom ía capitalista, cuales son la compra de accioneso la concesión de préstamos para estabilizar la situaciónpatrimonial y financiera de las mismas. Lo que es injusti­ficable es el rescate mediante la gratuita reposición del ca­pital, que implica el reconocimiento de la deuda a la viejaparidad.

La combinación de la poi ítica fiscal restrictivacon la ausencia de una poi ítica de ingresos, son las que ter­minaron produciendo la contracción del producto y elaumento del desempleo en 1984. La mezcla de poi íticapareciera injustificable, pues, a diferencia de 1983, la deva­luación generó ingentes recursos de ingresos al gobiernocentral y a otros agentes del sector público, que hubieranpermitido un nivel de gasto muy superior, financiado conrecursos de ahorro generados dentro del mismo sector.

En efecto, la devaluación, el nuevo nivel del dólarpetrolero, y el sistema de cambios diferenciales, produjeronun gran incremento en los ingresos del gobierno central,en los ahorros del sector petrolero (PDVSA) y en las utili­dades cambiarias del Banco Central. En particular, estosahorros de PDVSA y una porción importante de las utili­dades cambiarias (el 40 0/0)' se transformaron en ahorrosociosos y no financiaron inversión o gasto que hubiera sidocapaz de ejercer una influencia expansiva sobre la econo­m ía. Como PDVSA utiliza al Banco Central como su banco,tanto sus ahorros como las utilidades cambiarias, aparte deconvertirse en recursos ociosos, se constituyeron en factorescontractivos de la masa monetaria y del lado de la demanda.

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El superávit público consolidado constituyó una masa deahorros superior a los 25.000 millones de bolívares(un 80 / 0 del PTS), con los que hubiera sido posiblefinanciar un nivel de gasto público capaz de mantenerun mayor nivel de actividad en 1984 (1)

Los resultados finales de este celoso ajuste de1984, aparte de lo negativo en términos sociales' y deaprovechamiento de los recursos, crearon condicionesmacroeconómicas muy especiales, la generación de unenorme superávit corriente y la acumulación de 13.000millones de dólares de reservas internacionales (20 mesesde importaciones), una enorme capacidad ociosa y de­sempleo abierto de la fuerza laboral, un ahorro financieromasivo en el sector público, y un sector privado que esacreedor neto en el exterior por casi 30.000 millones dedólares. En síntesis, el país parecía contar con todas lascondiciones apropiadas para comenzar un proceso sos­tenido de expansión, no inflacionaria, sin necesidad degenerar cuellos de botella en el sector externo. Tal comolo anunció el gobierno en aquel entonces, 1985 deberíahaber sido el año de la reactivación. Lamentablementecomo en una historia de nunca acabar, ese año se cons­tituyó, en cambio, en el séptimo año consecutivo de ajustepara la econom ía venezolana. Como dato francamentecurioso podría agregarse que todo este ejercicio de auto­flagelación se logró sin haber llegado a ningún convenioo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

(1) La utilización de los pasivos no monetarios del BCV para fi­nanciar el mayor gasto público, hubiera sido el mecanismoarmónico que hubiera permitido aumentar la oferta rnoneta­ria paralelamente a la demanda de dinero, sin crear desequi­librios mayores en el mercado monetario.

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1985: El Séptimo Año de Ajuste

1985 se convirtió en el séptimo año consecutivode estancamiento o contracción para la econom ía venezo­lana. La explicación, como en 1984, fue la conservadorapoi ítica económica que el gobierno ejecutó durante ese año.

En primer lugar, la poi ítica fiscal del gobierno ydel sector público en su conjunto ejerció presiones contrae­tivas.La demanda real de bienes y servicios del sector pú­blico se contrajo nuevamente, y se generó un nuevo supe­rávit público consolidado superior al 4 por ciento del PTB.Esto significa que el gobierno contó de nuevo con ingentesrecursos con los que apuntalar una expansión económica,pero la decisión poi ítica fué la de continuar con el "ajuste".Los recursos a disposición del gobierno se concentraronuna vez más en el ahorro financiero del gobierno central,en los ahorros de PDVSA, y en las utilidades cambiariasrepresadas en el Banco Central. Con el acervo de ahorroacumulado de 1984, existía un margen de maniobra paraaumentar el gasto fiscal por encima de los 50.000 millonesde bolívares (un 150/0 del PTB), sin necesidad de recurrir aa fondos de ahorro privado o endeudamiento externo.Sin embargo, el gobierno optó, repetimos, por amortizardeuda y ahorrar compulsivamente dentro del sector pú­blico, en medio de una econom ía paralizada y con undesempleo abierto.

A la poi ítica fiscal se sumó el rezago de la inver­sión privada en una econom ía caracterizada por una abiertacapacidad ociosa. Finalmente, ante una poi ítica salarialpasiva, los salarios reales continuaron deteriorándose enun medio ambiente de empleo estancado. Esto continuódeprimiendo el consumo privado y, por tanto, contribu­yendo al debilitamiento de la demanda agregada y la pro­ducción.

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Los resultados en términos de la econom ía realno se hicieron esperar: estancamiento del producto y nue­va caída de mas del 2 por ciento del PTB y el ingreso percápita. La inflación promedio se situó alrededor del 2por ciento, y se produjo un nuevo superávit en cuentacorriente de balanza de pagos de unos 3 mil millones dedólares que se usó para amortizar deuda externa y paracontinuar financiando importantes fugas de capital.

1986: El Colapso del Ingreso Petrolero

Luego de siete años de estancamiento en mediode la abundancia, la economía venezolana llegó a una en­crucijada histórica en 1986. Los precios del petróleo sederrumbaron a comienzos del año, para producir unacarda del ingreso petrolero de exportación en el ordende los 5 mil millones de dólares. En apariencia, este de­terioro violento de los términos de intercambio habríahecho necesario en cualquier país la implementación demedidas de ajuste contractivo para acoplarse a la nuevarealidad de ingresos externos. En el caso venezolano, comoya hemos visto, este deterioro del ingreso de exportaciónse produce a partir de una situación abiertamente supera­vitaria en cuenta corriente de balanza de pagos y en lascuentas internas del sector público y a partir de un ex­traordinario desequilibrio interno, expresado en una uti­lización altamente ineficiente del potencial productivodel país. Como discutiremos con detalle más adelante,estas circunstancias le conferían un gran margen de ma­niobra a la econom ía para manejar la caída de los preciosdel petróleo en un contexto de ajuste expansivo. A pesarde esto, el gobierno instrumentó una poi ítica tímidamen­te anticíclica que produjo resultados mediocres en tér­minos de crecimiento, y profundamente negativos en tér­minos de balanza de pagos.

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En efecto, a consecuencia de la poca expansiónfiscal, apoyada parcialmente en un plan de obras públi­cas que evitó la caída por octavo año consecutivo delproducto en el sector construcción, el PTS no petrolerose expandió (por primera vez desde 1~78) a una tasa quepuede estar entre el 2 y el 3 por ciento en términos reales.La inflación se mantuvo controlada promediando el 12por ciento, gracias a la debilidad de la demanda y del mer­cado laboral, que exhibió una situación de abierto desem­pleo y de exacerbado crecimiento del sector informal.Los peores resultados se concretaron, sin embargo, en lascuentas externas del país. A pesar de que el déficit encuenta corriente se ubicó en apenas mil millones de dó­lares, la amortización acelerada de deuda. externa y lascontinuadas fugas de capital privado .produjeron un dé­ficit en cuenta de capital cercano a los 3 mil millones dedólares (1). En total, el efecto combinado de ambos sal­dos negativos produjo un déficit de balanza de pagos (yla consiguiente pérdida de reservas internacionales) quese acercó a la astronómica suma de 4 mil millones de dó­lares. De este déficit sólo una cuarta parte se explica porla caída del ingreso petrolero, mientras que el resto fuecausado por la absurda poi ítica de endeudamiento y demovimientos de capital.

Los resultados macroeconómicos de 1986 se puedenresumir en un sustancial sacrificio del crecimiento y delempleo, para continuar exportando capitales en la formade amortización neta de deuda y fugas privadas de capital.A pesar del deterioro en los términos de intercambio, elmargen de maniobra para evitar el estancamiento era con-

(1) Venezuela es el único país de América Latina con una cuentade capital de balanza de pagos negativa.

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siderable, si se hubiera comprendido que el desequilibrioexterno que produjo la caída del petróleo era menor. Como1986 ya es historia, lo que queda es entender que ese mar­gen de maniobra para inscribir a nuestra economía en unpatrón de crecimiento todavía existe, de adoptarse unapoi ítica económica que con vocación de futuro explotelas enormes potencialidades y recursos conque cuentanuestra nación.

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