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Respuesta del cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.) a la fertilización nitrogenada Alcalá, Arturo 2 - Fernández, Nilda N. 1-2 - Aguirre, Cyntia M. 2 1. Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” - Facultad de Cs. Agrarias - UNNE Av. Las Heras 727 - (3500) Resistencia - Chaco - Argentina. Tel./Fax: +54 (03722) 422074 2. Cátedra de Horticultura y Floricultura - Facultad de Cs. Agrarias - UNNE. Sargento Cabral 2131 - (3400) Corrientes - Argentina. Tel./Fax: +54 (03783) 422006 - E-mail: [email protected] INTRODUCCION Y ANTECEDENTES La lechuga (Lactuca sativa L.) en Argentina ocupa el tercer lugar dentro de las hortalizas cultivadas, después de la papa y el tomate. Es cultivada en casi todo el país con sus distintas variedades, en los cinturones verdes de los centros urbanos (Vigliola, 1989). Según estadísticas del INTA, se cultivan en Argentina aproximadamente 40000 hectáreas, con un promedio de rendimiento de 10000 kg ha -1 , lo que hace a una producción nacional de 400000 tn (Tortarolo, 1998). Las experiencias a campo son la base para comprobar la eficacia de los diferentes métodos utilizados para obtener las dosis de fertilizantes, con el análisis previo de suelo y / o de plantas, y así obtener la correlación estadística de los valores de los análisis con la respuesta vegetal. Las correlaciones se establecen generalmente en condiciones determinadas de clima y suelo, con cultivos o variedades diferentes. Es difícil que todas las condiciones que prevalecen en una experiencia sean repetibles y por lo tanto, los resultados y las conclusiones de éstas, deben aceptarse como una guía aproximada, sin que ello suponga merma de su extraordinaria importancia y utilidad (Prause y Ferrero, 1992). La aplicación de fertilizantes para suplir las necesidades de cualquier especie vegetal, bajo ciertas condiciones ambientales, está regida por los niveles de los elementos nutritivos disponibles en el suelo y los requerimientos del cultivo que se trate (Prause y Ferrero, 1992). El cultivo de lechuga absorbe más del 70% del total de nutrientes 3 semanas antes de la cosecha, de manera que es necesario mantener un nivel elevado de nutrientes hasta la cosecha (Vigliola, 1989). La principal fuente de N para las especies no leguminosas, cultivadas en suelos que no recibieron ninguna fertilización nitrogenada es la liberación de NH 4 + por los microorganismos que descomponen la materia orgánica del suelo, y que es posteriormente oxidado a NO 3 - . El N disponible para los cultivos es, en consecuencia, el mineral (NH 4 + y NO 3 - ) existentes en el perfil del suelo al comienzo de la estación de crecimiento más las cantidades añadidas con los fertilizantes y el mineralizado en el suelo durante el desarrollo, menos el que se pierde en los horizontes de raíces por lixiviación y desnitrificación (Wild, 1992). La deficiencia de Nitrógeno en lechuga en medios carentes del elemento, ocurren una semana después de la emergencia. Los síntomas pueden describirse así: el follaje se torna verde pálido y las hojas son anormalmente lisas, y en las variedades “de cabezas”, la formación de ésta se retarda. Cuando la deficiencia es severa las hojas son pequeñas y amarillentas, especialmente en las puntas, y las hojas más viejas se amarillean prematuramente, se secan y no se forman cabezas. No obstante, puede presentarse deficiencia de Nitrógeno sin que el cultivo presente síntomas visibles, pero que no le permite al cultivo tener un buen rendimiento, este tipo de deficiencia es llamada “apetito latente” (Añez Roverol y Tavira, 1981). Como antecedentes de experiencias del tema en estudio llevadas a cabo en otros países, se destacan las siguientes: * Perez Meleán, Luque Escalona y Steines en las Islas Canarias, sembraron lechuga sobre un sustrato p<5mez “Picon”; usaron una solución nutritiva en la cual cada uno de los elementos (N, P, K, Ca, Mg, S) estuvo en las dos condiciones de deficiencia y exceso. Los resultados mostraron que todos los tratamientos , tanto los deficientes como los excesivos, disminuyeron la producción de lechuga. Pero solo severas deficiencias de Ca y P exhibieron síntomas visibles (Añez Roverol y Tavira, 1981). * Borkowski en experimentos en potes con suelos turbosos en Polonia, señala que la fertilización nitrogenada a pH bajos, no aumentó los rendimientos de lechuga y algunas veces los redujo; sin embargo, a pH 6 los rendimientos fueron aumentados marcadamente por el N (Añez Roverol y Tavira, 1981). * Gardner y Pew compararon la efectividad de las aplicaciones de NH 4 NO 3 , (NH 4 ) 2 SO 4 , Ca(NO 3 ) 2 y urea, en lechuga arrepollada variedad “Climax”. La fuente de N no afectó el rendimiento, calidad, tamaño de cabeza ni la acumulación total de N. La absorción de N en forma de NO 3 - y de NH 4 + fue aumentando al pasar la temperatura del aire de 8 a 23°C (Añez Rovirol y Tavira, 1981). * Aguirre et al en la Estación Experimental de la Facultad de Agronomía de Venezuela, sobre un suelo clasificado dentro de los Ultisoles, realizaron un ensayo para evaluar el efecto de diferentes niveles de N, P, K y materia orgánica

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Respuesta del cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.) a la fertilización nitrogenada

Alcalá, Arturo2 - Fernández, Nilda N.1-2 - Aguirre, Cyntia M.2

1. Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” - Facultad de Cs. Agrarias - UNNE Av. Las Heras 727 - (3500) Resistencia - Chaco - Argentina. Tel./Fax: +54 (03722) 422074 2. Cátedra de Horticultura y Floricultura - Facultad de Cs. Agrarias - UNNE. Sargento Cabral 2131 - (3400) Corrientes - Argentina. Tel./Fax: +54 (03783) 422006 - E-mail: [email protected] INTRODUCCION Y ANTECEDENTES

La lechuga (Lactuca sativa L.) en Argentina ocupa el tercer lugar dentro de las hortalizas cultivadas, después de la papa y el tomate. Es cultivada en casi todo el país con sus distintas variedades, en los cinturones verdes de los centros urbanos (Vigliola, 1989). Según estadísticas del INTA, se cultivan en Argentina aproximadamente 40000 hectáreas, con un promedio de rendimiento de 10000 kg ha-1, lo que hace a una producción nacional de 400000 tn (Tortarolo, 1998). Las experiencias a campo son la base para comprobar la eficacia de los diferentes métodos utilizados para obtener las dosis de fertilizantes, con el análisis previo de suelo y / o de plantas, y así obtener la correlación estadística de los valores de los análisis con la respuesta vegetal. Las correlaciones se establecen generalmente en condiciones determinadas de clima y suelo, con cultivos o variedades diferentes. Es difícil que todas las condiciones que prevalecen en una experiencia sean repetibles y por lo tanto, los resultados y las conclusiones de éstas, deben aceptarse como una guía aproximada, sin que ello suponga merma de su extraordinaria importancia y utilidad (Prause y Ferrero, 1992). La aplicación de fertilizantes para suplir las necesidades de cualquier especie vegetal, bajo ciertas condiciones ambientales, está regida por los niveles de los elementos nutritivos disponibles en el suelo y los requerimientos del cultivo que se trate (Prause y Ferrero, 1992). El cultivo de lechuga absorbe más del 70% del total de nutrientes 3 semanas antes de la cosecha, de manera que es necesario mantener un nivel elevado de nutrientes hasta la cosecha (Vigliola, 1989). La principal fuente de N para las especies no leguminosas, cultivadas en suelos que no recibieron ninguna fertilización nitrogenada es la liberación de NH4

+ por los microorganismos que descomponen la materia orgánica del suelo, y que es posteriormente oxidado a NO3

-. El N disponible para los cultivos es, en consecuencia, el mineral (NH4+ y NO3

-) existentes en el perfil del suelo al comienzo de la estación de crecimiento más las cantidades añadidas con los fertilizantes y el mineralizado en el suelo durante el desarrollo, menos el que se pierde en los horizontes de raíces por lixiviación y desnitrificación (Wild, 1992). La deficiencia de Nitrógeno en lechuga en medios carentes del elemento, ocurren una semana después de la emergencia. Los síntomas pueden describirse así: el follaje se torna verde pálido y las hojas son anormalmente lisas, y en las variedades “de cabezas”, la formación de ésta se retarda. Cuando la deficiencia es severa las hojas son pequeñas y amarillentas, especialmente en las puntas, y las hojas más viejas se amarillean prematuramente, se secan y no se forman cabezas. No obstante, puede presentarse deficiencia de Nitrógeno sin que el cultivo presente síntomas visibles, pero que no le permite al cultivo tener un buen rendimiento, este tipo de deficiencia es llamada “apetito latente” (Añez Roverol y Tavira, 1981). Como antecedentes de experiencias del tema en estudio llevadas a cabo en otros países, se destacan las siguientes: * Perez Meleán, Luque Escalona y Steines en las Islas Canarias, sembraron lechuga sobre un sustrato p<5mez “Picon”; usaron una solución nutritiva en la cual cada uno de los elementos (N, P, K, Ca, Mg, S) estuvo en las dos condiciones de deficiencia y exceso. Los resultados mostraron que todos los tratamientos , tanto los deficientes como los excesivos, disminuyeron la producción de lechuga. Pero solo severas deficiencias de Ca y P exhibieron síntomas visibles (Añez Roverol y Tavira, 1981). * Borkowski en experimentos en potes con suelos turbosos en Polonia, señala que la fertilización nitrogenada a pH bajos, no aumentó los rendimientos de lechuga y algunas veces los redujo; sin embargo, a pH 6 los rendimientos fueron aumentados marcadamente por el N (Añez Roverol y Tavira, 1981). * Gardner y Pew compararon la efectividad de las aplicaciones de NH4NO3, (NH4)2SO4, Ca(NO3)2 y urea, en lechuga arrepollada variedad “Climax”. La fuente de N no afectó el rendimiento, calidad, tamaño de cabeza ni la acumulación total de N. La absorción de N en forma de NO3

- y de NH4+ fue aumentando al pasar la temperatura del aire de 8 a 23°C

(Añez Rovirol y Tavira, 1981). * Aguirre et al en la Estación Experimental de la Facultad de Agronomía de Venezuela, sobre un suelo clasificado dentro de los Ultisoles, realizaron un ensayo para evaluar el efecto de diferentes niveles de N, P, K y materia orgánica

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sobre los rendimientos de lechuga. La respuesta máxima del rendimiento la obtuvieron con la combinación de 50 kg ha-

1 de N, 30 kg ha-1 de P, 300 kg ha-1 de K y 22,5 tn ha-1 de materia orgánica (Aguirre et al, 1994). En la provincia de Corrientes se realizaron ensayos de fertilización en lechuga que a la vez, constituyeron los trabajos finales de graduación de profesionales egresados de la misma. Se destacan los siguientes: * Ferrero (1970) “Influencia de los fertilizantes en el desarrollo y arrepollamiento de la lechuga”. Realizó su ensayo sobre un Argiudol típico y experimentó 2 dosis de NPK y un testigo; y concluyó que tanto la dosis máxima (75 - 130 - 195 Kg de N - P2O5 - K2O ha-1) como la mínima (50 - 85 - 130 Kg de N - P2O5 - K2O ha-1) tuvieron diferencias significativas con respecto al testigo; pero entre ambas dosis no las hubo, por lo que aconseja realizar un nuevo ensayo con dosis intermedias. * Ribeiro (1979) “Fertilización de lechuga”. Evaluó distintas dosis de N - P -K - Ca sobre un suelo arenoso típico de Corrientes y deduce que los resultados verdaderamente significativos correspondían a la dosis más baja; de 65 - 37 - 165 - 45 Kg de N - P2O5 - K2O - CaO ha-1. * Zamorano (1982) “Fertilización orgánica y química de lechuga variedad Capitata”. Su ensayo consistió en evaluar tratamientos con distintas dosis de fertilizantes químicos y orgánicos sobre un suelo arenoso típico de Corrientes. Concluye sosteniendo que los mayores rendimientos se dieron con altas dosis de abono orgánico (60 kg ha-1), y en lo referente a la fertilización química, la dosis con mejor resultado consistió en: 50 - 12 - 105 - 32 kg de N - P2O5 - K2O - CaO ha-1. * Rapacioli (2000) “Efecto de la fertilización nitrogenada y densidad de siembra en lechuga (Lactuca sativa) en suelos arenosos de Corrientes”. Analizó la respuesta del cultivo a 4 dosis de fertilizantes: T0= testigo, T1= 50 kg de N ha-1, T2= 75 kg de N ha-1, T3= 100 kg de N ha-1 y a 2 densidades de trasplante: D1 equivalente a 125000 plantas ha-1 y D2 equivalente a 333333 plantas ha-1. Los resultados mostraron que el tratamiento T1 tuvo los mejores rendimientos para las 2 densidades de trasplante ensayadas; si bien estadísticamente solo hubo diferencias significativas de los tratamientos (T1, T2, y T3) con respecto al testigo para la densidad equivalente a 125000 plantas ha-1. En la zona donde se realizó la experiencia (NE del Chaco), no se encontraron registros sobre ensayos de fertilización en el cultivo de lechuga. En estos suelos, generalmente, la deficiencia de nitrógeno constituye una de las principales limitantes para la obtención de buenos rendimientos. Los objetivos del trabajo fueron: Evaluar la respuesta del cultivo de lechuga a la fertilización nitrogenada en el Departamento 1° de Mayo- Chaco y Contar con información que permita ajustar dosis de nitrógeno a dicho cultivo en estos suelos. MATERIALES Y METODOS

El ensayo se llevó a cabo durante el transcurso del período otoño-invernal del año 2000, en la huerta del Sr. Arturo D. Alcalá ubicada en la parcela 29, Circunscripción V, Departamento 1° de Mayo, Chaco (Ruta 11- Km1044, a 200 m de empalme Ruta 90); sobre un suelo franco arenoso del albardón del Riacho Guaycurú. Se tomó una muestra compuesta del suelo del ensayo de 0 a 15 cm de profundidad y del sustrato utilizado en el almácigo, que fueron enviadas a laboratorio a los fines de conocer disponibilidad de nutrientes e inferir las dosis de fertilizantes a evaluar. Para la determinación de las dosis de fertilizantes a ensayar se utilizó el método del balance de entradas y salidas de N, de acuerdo con la siguiente ecuación (Domínguez Vivanco, 1989): El resultado que arrojaba la ecuación, con los valores asignados a los componentes de la misma, era F= 50 kg de N ha-

1. Pero además de evaluar esta dosis y un testigo, se decidió ensayar otras dos dosis; una menor a la establecida en un 50% (25 kg de N ha-1) y otra un 50% mayor (75 kg de N ha-1) con el fin de correlacionar luego los valores teóricos de dosis de N más conveniente, con los resultados que arrojara el ensayo. Respecto al material genético utilizado, correspondió al tipo de lechuga de hoja suelta (Lactuca sativa L. var. acéphala), cultivar Grand Rapid, de BASSO semillas. La siembra, se hizo manualmente en almácigo modificado, utilizando para tal fin bandejas (speelding) de plástico de 128 celdas y un sustrato preparado con mantillo de monte (66,7%) y arena (33,3%). Previo a la siembra el sustrato fue desinfectado con Penclor 75 (PCNB, fungicida) a razón de 1g L-1. El terreno donde fue realizado el ensayo, fue preparado con una arada profunda, a los 40 días se realizó una segunda arada y un día antes del trasplante, se terminó de preparar el terreno con rastrillo. El trasplante se realizó en forma manual, los plantines tenían 4 a 5 hojas verdaderas. El sistema de marcación fue en líneas, a nivel, separadas a 40 cm, y en ellas las plantas se ubicaron a 30 cm; lo que equivale a una densidad de plantación de 83333,3 plantas ha-1. El fertilizante nitrogenado utilizado fue urea granulada, con un contenido de nitrógeno de 46%. El diseño estadístico fue completamente al azar, con 4 tratamientos y 8 repeticiones: T0 = Testigo, sin fertilización. T1 = 25 kg de N ha-1, equivalente a 0,3 g de N planta-1 (0,652 g de urea planta-1).

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T2 = 50 kg de N ha-1, equivalente a 0,6 g de N planta-1 (1,304 g de urea planta-1). T3 = 75 kg de N ha-1, equivalente a 0.9 g de N planta-1 (1,957 g de urea planta-1). Cada parcela estuvo constituida por 3 líneas de plantación con 7 plantas cada una de éstas. De tal manera que mientras las unidades experimentales con T0 no recibieron fertilizantes, a las demás se les distribuyó las siguientes cantidades: unidad experimental con T1: 6,3 g de N (13,7 g de urea) unidad experimental con T2: 12,6 g de N (27,4 g de urea) unidad experimental con T3: 18,9 g de N (41,1 g de urea) La aplicación de fertilizante se hizo por única vez el día 20 de mayo, a chorrillo continuo, en un surco paralelo a cada líneo de plantación; distante de los mismos a 10 cm, y a unos 8 cm de profundidad. Terminada la aplicación de urea y posterior tapado de los surcos, se cubrió el suelo entre líneos del ensayo con material vegetal para formar un mulching, cuya función sea proteger al suelo del impacto de las gotas de lluvia y dificultar tanto la proliferación de malezas como la evaporación del agua del suelo. Las labores culturales consistieron en: # Control de malezas: se efectuaron carpidas en dos oportunidades. # Riegos: se realizaron en forma manual por medio de regadera de flor fina. La frecuencia de los mismos fue mayor al final del ciclo; debido a las escasa precipitaciones, al desarrollo fenológico del cultivo y a las heladas que hubo (con el objetivo de que la elevada humedad del suelo atenuara los efectos nocivos de aquellas). # Control fitosanitario: se realizaron las siguientes aplicaciones de agroquímicos: * El 22 de abril se pulverizó los almácigos con Penclor 75 (PCNB; fungicida), a razón de 1g L-1, debido a la aparición de plantines con damping off (mal de los almácigos). * El 29 de mayo se aplicó al ensayo Bavistín (Carbendazim A, fungicida), en una dosis de 1cm3 L-1, luego de ser detectadas plantas con “podredumbre blanca” (Sclerotinia sclerotium) * El 7 de junio se pulverizó a las parcelas Decis (Deltametrina, insecticida), a razón de 2 cm3 10 L-1, para controlar larvas de “isocas de las coles” (Tatochila autadice). A la cosecha se registró biomasa comercial de 5 plantas por unidad experimental, correspondientes a las ubicadas en los líneos centrales de las mismas, exceptuando las situadas en los extremos de aquellos; de tal manera que no se tuvieron en cuenta las plantas de los bordes de las parcelas para contemplar el efecto de bordura. Se utilizó balanza digital, y el registro fue en gramos por planta.

RESULTADOS Y DISCUSION

Los resultados obtenidos en el ensayo se observan en el cuadro a continuación:

Rendimiento promedio por parcela expresado en kg ha-1

t 0 t 1 t 2 t 3 16467 32467 25617 39350 28317 38108 23750 39017 22367 33383 31950 36500 19567 34171 46525 30733 26900 28708 45817 26083 24416 35917 32667 36783 22792 34000 41083 35708 24192 35108 29167 29767

ξξ = 23127 ξξ = 34051 ξξ = 34572 ξξ = 34243 Se observa que tanto el máximo rendimiento promedio de los tratamientos como la parcela con mayor rendimiento pertenecieron al tratamiento T2 (50 kg de N ha-1). Mientras que los mínimos valores correspondieron al testigo T0, que no recibió fertilizantes.

El análisis estadístico, que consistió en la comparación de medias por medio del test de Tukey, se transcribe en el cuadro a continuación:

Tratamientos Rendimiento Grupos T 0 23127 a* T 1 34051 b* T 2 34572 b* T 3 34243 b*

*letras iguales no difieren significativamente entre sí ( Tukey p < 0,05 )

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Valor crítico de Q: 3,943 Valor crítico por comparación: 8515,4 Error estándar por comparación: 3054,5 Queda abierta la incógnita que si aún con dosis menores a 25 kg de N ha-1 se obtendrían rendimientos similares al de las dosis experimantadas. No obstante, las bajas temperaturas que se registraron al final del ciclo del cultivo, transcurso en el cual la lechuga absorbe el 70% de los nutrientes; pudieron haber frenado el crecimiento de las plantas, y con ello limitado la expresión de un rendimiento significativamente mayor con la dosis de 50 kg de N ha-1, que fuera establecida en los análisis previos como la dosis más conveniente.

CONCLUSION

De los resultados obtenidos en la experiencia bajo las condiciones que imperaron en el ensayo, se puede concluir lo siguiente: Las aplicaciones de nitrógeno aumentaron considerablemente los rendimientos del cultivo de lechuga. Existieron diferencias significativas entre el tratamiento testigo y los demás tratamientos (T1, T2, T3) que sí recibieron fertilizantes. Mientras que entre los tratamientos T1, T2 y T3, y por ende, entre las distintas dosis de fertilizantes, no se presentaron tales diferencias.

BIBLIOGRAFIA

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