98741040 hierro jose cuaderno de nueva york
TRANSCRIPT
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J O S E H I E R R O
CUADERNO DE NUEVA YORK
G)Hiperin
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R U O : JU A N M AN U KI. M IR A N D A
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poesa Hiperin, 326 JOS H IERRO
C U A D E R N O D E N U EVA Y O R K
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Este libro ha sido galardonado con el P r e m i o F r a n c i s c o d e Q u e v e d o d e P o e s a , concedido por el Ayuntamiento de Madrid en su edicin de 1999.
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poesa H ipenn Coleccin dirigida p o r Jess M u ik i t i z
D iseo grfico: Equipo 109 Cubierta: Barthokli, La Libertad iluminando el m undo , 1886
Prim era edicin: mayo, 1998 Segunda edicin: junio , 1998
Tercera edicin: septiembre, 1998 Cuarta edicin: diciembre, 1998 Q uinta edicin: enero, 1999 Sexta edicin: abril, 1999
Sptima edicin: mayo, 1999 Octava edicin: septiembre, 1999 Novena edicin: noviembre, 1999 D cima edicin: enero, 2000
U ndcim a edicin: noviembre, 2000
Copyright Jos H ierro, 1998 D erechos de edicin reservados: ED IC IONES H IP E R I N S.L.
Calle de Salustiano Ozaga, 14 28001 M adrid * Tfho.: 91 577 60 15 h ttp ://w ww .h ip e rion .com * e-mnil: in fo@ hiperion .com ISBN: 84-7517-589-9 * Depsito legal: M -46666-2000
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IMPRESO EN ESPAA UN IN EUROPEA
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A
Jos Oliuio Jim nez
porque en su casa fraterna
West Side, 90 Street cercana al Hudson
se me apareci
mgicamente
la ciudad de N ew York.
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PRELUDIO
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Despus de miles, de millones de aos,
mucho despus
de que los dinosaurios se extinguieran,
llegaba a este lugar.
Lo acompaaban otros como l,
erguidos como l
(como l, probablemente, algo encorvados).
A partir de onomatopeyas,
de monoslabos, gruidos,
desarroll un sistema de secuencias sonoras.
Podra as memorizar sucesos del pasado,
articular sus adivinaciones,
pues el presente l lo intua no comienza ni finaliza en s mismo, sino que es punto de interseccin
entre lo sucedido y lo por suceder,
llama entre la madera y la ceniza.
Los sonidos domesticados decan
mucho ms de lo que decan
(originaban crculos concntricos
como la piedra arrojada al agua que se multiplicaban, se expandan,
ii
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se atenuaban hasta regresar a la lisura y el sosiego):
y todos perciban su esencia misteriosa
que no saban descifrar.
Con reverencia temerosa
escuchaban mensajes tan incomprensibles
como os de a llama, la ola, el trueno
(tal vez con la misma inquietud con que escuchamos al doctor
que diagnostica nuestro mal
utilizando tecnicismos nunca odos,
de manera que no sabemos
si impasible y profesionales nuestra muerte lo que anuncia
o es la vida).
Nadie comprendi entonces sus palabras.
Por eso andan, ahora, las palabras,
pasando por los vientos,
vidas de que alguno las recoja
siglos despus de pronunciadas.
Y aqu estn aguardando que alguno las escuche,
aqu donde confluyen Broadway y la Sptima Avenida.
Fue aqu donde l me vio,
donde narr la crnica
de este instante en que estoy evocndolo.
Aqu, entre anuncios luminosos,
en la ciudad de Nueva York.
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I
ENGAO ES GRANDE
Engao es grande contemplar de suerte
toda la muerte como no venida,
pues lo que ya pas de nuestra vida
es no pequea parte de la muerte.
L o p e d e V e g a
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RAPSODIA EN BLUE
Durante una gira de conciertos,
Wolfgang Amadeus Mozart
comunic a su padre el descubrimiento
de un sonido muy peculiar,
como de oboe que puli su acento
primitivo, nasal y campesino
y asimil el lenguaje cortesano.Dios sabe cuntas cosas le dira sobre el color, el timbre, la versatilidad,
registros, maravillas potenciales
del instrumento que cantaba
con gallarda y con melancola.
(U nfiln no beneficiado:
pero Wolfgang saba, lo ley en Unamuno,
que las cosas se hicieron, primero,
su ((para qu, despus.)
El clarinete suena ahoraal otro lado del ocano de los aos.Var en las playas trridas de los algodonales.All muri muertes ajenas y vivi desamparos.Se someti y sufri, pero se rebel.Por eso canta ahora, desesperanzado y futuro, con alarido de sirena de ambulancia
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o de coche de la polica.Suena hermoso y terrible.
Por favor, por amor, por caridad: que alguien me digaquin soy, si soy, qu hago yo aqu, mendigo.Las ardillas-esfinges de Central Park me proponen enigmas para que los descifre:viva y deje vivir .Y siento miedo. Soy el nio que en el pasillo oscuro oye el jadeo del jaguar, y canta, y canta y canta para ahuyentarlo, para que la sombra no sea.
El cementerio entre los rascacielos no radia nuevas de la muerte.(igual que los sarcfagos romanos, utilizados como jardineras en las que los colores de las flores nos hacen olvidar el fnebre destino para el que haban sido imaginados.)
Aqu no ha muerto nadie nunca.Aqu nadie morir nunca.Hubo excepciones: semidioses -filntropos, estrellas del cine o del deporte, economistas, escritores, senadores y presidentes
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- A Jos Olivio JimnezPRELUDIOI ENGAO ES GRANDERAPSODIA EN BLUEEL LADBEETHOVEN ANTE EL TELEVISORBALLENAS EN LONG ISLANDBAILE A BO RD OCANTANDO EN YIDDISHALMA MAHLER HOTELLA VENTANA INDISCRETAEZRA POUNDMonlogoAcotacin finalII PECIOS DE SOMBRAHablaban con bocas de sombra,La mano es la que recuerda.E l amor estaba escondidoEstbamos, estabanMUJER ANTE EL ESPEJOQu ser de vosotras, Marta,El sol de octubre cieUn continente olvidado,SLO MATERIA de sombras,APUNTE DE PAISAJEESPEJOA CONTRATIEMPOCOPLILLA DESPUS DEL 5. BOURBONIII POR NO ACORDARMEADAGIO PARA FRANZ SCHUBERTVILLANCICO EN CENTRAL PARKHABLO C O N GLORIA FUERTES FRENTE AL WASHINGTON BRIDGELOS CLAUSTROSLEAR KING EN LOS CLAUSTROSORACIN EN COLUMBIA UNIVERSITYCUPL PARA MIGUEL DE MOLINAA ORILLAS DEL EAST RIVEREN SON DE DESPEDIDAEPLOGOVIDANDICE