8 b il bao e salgari, un galeote -...

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Salgari, fascinado por la aventura, la acción y el viaje a lugares ignotos, escribió más de ochenta novelas y un largo centenar de relatos cortos, la mayor parte de ellos de aventuras ambientadas en parajes exóticos. Todavía hoy, cuando se cumple un siglo de su muerte, estas historias conservan la misma atracción y capacidad de emocionarnos de cuando se escribieron 8 B i l bao l Capitán Nemo, de Julio Verne, el Capitán Blood, de Sabatini, o el príncipe malayo Sandokán, de Emilio Sal- gari, pertenecen a esa saga de personajes de noble cuna que un mal día, forzados por sus enemi- gos, se vuelven proscritos y se re- belan contra el sistema que los m a rgina. Como Robin Hood en tierra firme, estos de mar y de a p a rtadas islas, pueden ser tan crueles y sanguinarios en el com- bate, como dulces y tiernos en el amor. Su compasión por los dé- biles, la fidelidad que tanto exi- gen como dan a los suyos y la de- fensa a ultranza de la libertad, de la que hacen su bandera, los con- v i e rtenen admirados héroes. Así imaginaba a los suyos Salgari, a los que puso a navegar en todos los mares: a sus corsarios de colo- res, el Negro, el Rojo y el Ve rde surcando las aguas del Caribe, al malayo San- dokán por los mares de China; en otros casos cru- zan las Montañas Rocosas, las selvas de la India o los hielos polares en novelas que forman entre sí larg a s series temáticas. Las de L o s t i g res de Mompracem y El Cor - sario Negro son las más popu- lares. Prisa por contar y pasión por sus héroes El modo intenso de narrar y la abundancia de obras escritas lo han encasillado en una literatu- ra menor, pero con la que se ade- lantaba al ritmo que traerían consigo el cine, la novela policía- ca o los cómics. Sus detalladas descripciones, como sacadas de manuales o revista de viajes, los saltos en el tiempo y un ritmo a p resurado son fruto de la mane- ra de escribir que se impuso, del gusto por lo exótico y de sus ga- nas de vivir las aventuras que se imaginaba para sí. Por eso sus obras fueron bien acogidas por el público italiano, especialmen- te en Ve rona –su lugar de naci- miento–, donde publicó Sando - kán el tigre de la Malasia, que se iba editando por entregas en La Nue - va Are n a . Desde el 16 de octubre de 1883 hasta el 13 de marzo de 1884 sumaron 150, y constituyó su obra más conocida, editada como libro en 1900. Por eso y p o rque, como dice el cineasta Ja- vier Rebollo, “Salgari hablaba de lo desconocido como quien ha- bla de lo que ve todos los días”. Gracias a la popular serie tele- visiva de los años 70, Sandokán si- gue siendo el más popular de los h é roes creados por Emilio Salga- ri. Sus aventuras abarcan la serie de los 11 libros que forman el ci- clo temático de los piratas mala- yos, con títulos como Los misterios de la jungla negra (1895), Los ti - g resde la Malasia (1896) El Rey del Mar (1906), La caída de un imperio (1911) o El desquite de Yáñez (1913). Relata esta novela la re- belión de un príncipe malayo que ha jurado vengarse de los británicos, en la persona del caci- que James Brooke, conocido co- mo el rajá blanco de Sarawak –y que debió de existir realmente en la Malasia colonial–. Él y sus secuaces habían asesinado a su familia y lo desposeyeron de su t rono, por eso Sandokán, con el sobrenombre de Ti g rede Malasia y desde la isla de Mompracem, de la que es dueño, declara su guerra contra el imperio inglés un 24 de mayo de 1868 y, a bord o de su barco El rey del Mar, busca venganza a la vez que se muestra profundamente enamorado de Lady Mariana. “Para una niña, Salgari no existía, sólo era un nombre en las cubiertas de los li- bros. Pero en cambio, Sandokán era muy creíble y real. Sandokán era la India, los piratas, las selvas, las islas, los tigres... Y no sólo era un aventure ro, también era muy romántico”. En estas palabras de la escritora Mª Eugenia Salaverri se resume la afección de muchos l e c t o res de sus novelas. Desde sus apuros y sus desgra- cias, Salgari imaginó para sí mis- mo una vida fascinante que nun- ca logró alcanzar, ofreciéndonos todavía hoy, después de tantas generaciones de lectores, la posi- bilidad de disfrutar en voz baja de sus sueños de mar y de amor, de angustia y de aventuras. Uno de aquellos lectores contumaces de sus libros, como lo es nuestro Alcalde Iñaki Azkuna, nos co- mentaba que “hablar de Emilio Salgari es volver a la niñez y a la adolescencia. Es re c o rdar con al- ma inocente una saga de libros y cuentos que se entremezclan en nuestra deteriorada memoria. Significa recordar a piratas y cor- sarios, vueltas al mundo, abord a- jes de barcos y toda clase de ele- mentos que puedan albergar en la imaginación de un niño. Sal- gari y Julio Verne eran los dos grandes, cada uno con sus perso- najes, aunque a estas alturas de la vida me aparezcan también en la nebulosa los denominados tebe- os con El Guerre ro del Antifaz o Ro - berto Alcázar y Pedrín. Juventud y niñez que, como dice la canción, ya no volverán pero que nos trae dulces y agradables recuerdos, e n t reellos los personajes de Sal- gari en los que, seguramente, al- guna vez nos hemos visto re f l e j a- dos”. Y en parecidos términos se manifiestan tantos aficionados a sus obras, para quienes las edi- ciones del Ti g re o del Corsario de Editorial Gahé en pasta dura y con dibujos de Luis Vigil, las de Molino o las de Tus Libro s de Ana- ya ocupaban una buena porción de biblioteca. “Con los años, he olvidado muchas cosas, perso- nas, fidelidades, sueños: no he olvidado los mares y las selvas de Salgari, ni aquella su Montaña de Luz”, nos dice Fernando Sa- vater, otro de los que mejor co- noce la obra del veronés y que, con su saber sobre libros juveni- les, más ha contribuido a difun- dir los clásicos de aventuras. Un galeote de la literatura Emilio Salgari nació en Ve ro- na en 1862, y, aunque inició sus estudios en el instituto naval de Venecia, ni los terminó ni llegó a realizar sus sueños de hombre de mar más allá de sus pro p i a s fantasías literarias. A los veinte años empezó a pu- blicar novelas por entregas en los periódicos y poco después se dedicó plenamente a la escritu- ra. Y así vivió, forzado a escribir sin cesar para hacer frente a una angustiosa situación familiar, s i e m p re pobre como uno más de sus héroes proscritos, pero sin llegar a serlo en realidad. Por eso, ahogado por las deudas, se suicidó en 1911, a los 51 años, ha- biendo hecho muy ricos a sus e d i t o res y dejando a sus cuatro hijos en la mayor miseria. Hay quien, por esta vida tan desdi- chada, lo ha llamado el “galeote de la literatura”. Siempre se mos- tró fascinado por los viajes a lu- g a res ignotos, la aventura y la ac- ción. Con esa pasión ideó más de ochenta novelas y un largo cen- tenar de relatos cortos, la mayor p a rte de ellos de aventuras am- bientadas en lugares exóticos. Podrían existir o no en la re a l i- dad, pero lo importante para el lector no era eso, lo que re a l- mente contaba era que existían en cada una de sus novelas: “Ni ez naiz Borneon izan, baina bai izan naiz Borneon; oso Borneo berezi batean, Salgariren Born e- on” (Yo no he estado en Borneo, p e ro sí que he estado, en una Borneo muy particular, la Bor- neo de Salgari), nos dice Inazio Mujika, a quien sus novelas lo v o l v i e ron lector en la adolescen- cia. Tratando de escapar de sus apuros económicos y sus desgra- cias familiares, Salgari imaginó para sí mismo una vida fascinan- te que nunca logró alcanzar. Di- cen que con apenas unas millas de mar, un atlas delante y algu- nos manuales y guías de viaje, su- po llevar a sus criaturas y a sus lec- tores por tierra y mar, ofre c i é n- donos aún hoy la posibilidad de disfrutar en voz baja de sus sue- ños de mar y de amor, de angus- tia y de aventuras. A pesar de este empeño que aún celebramos, él no pudo escapar de la triste re a l i- dad y se suicidó un 25 de abril de 1911, hace ahora un siglo. Seve Calleja E Salgari, un galeote de la literatura Tratando de escapar de sus desgracias, Salgari imaginó para sí mismo una vida fascinante que nunca logró alcanzar Salgari en castellano Traducido a muchos idiomas, en España era la editorial madrileña de Saturnino Calleja la que mejor popularizó a Salgari, gracias a sus sucesi- vas colecciones de novelas dedicadas al autor ita- liano. Fue este maestro y entusiasta editor quien a c e rcó las novelas de aventuras a las generacio- nes de jóvenes lectores de la primera mitad del siglo XX, sobre todo, las de Emilio Salgari. En sus diversos catálogos, se constatan una primera serie de Salgari anterior a 1918, una segunda con 90 títulos en los que figuran portadas y dibu- jos de Penagos, Fidias, o Bartolozzi entre otro s grandes dibujantes… Tal y como era habitual en sus ediciones, se omite en muchas obras la fecha de publicación, no aparece mención a sus tra- d u c t o res y es evidente la libertad que la editorial se toma en los títulos de sus libros. A partir de los años 50 se sucederán las ediciones de los sellos Molino, Gahé, Doncel... Hoy, salvo contadas edi- ciones de su Ti g res de Mompracem o su Corsario Ne - gro, apenas se descubre su presencia en los mo- dernos catálogos. Emilio Salgari (Verona, 1862 - Turín, 1911)

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Page 1: 8 B il bao E Salgari, un galeote - erein.euserein.eus/media/recortes_prensa/recorte_prensa711_10.pdf · Emilio Salgari nació en Ve ro-na en 1862, y, aunque inició sus estudios en

Salgari, fascinado por la aventura, la acción y el viaje a lugares ignotos, escribió más de ochentanovelas y un largo centenar de relatos cortos, la mayor parte de ellos de aventuras ambientadas

en parajes exóticos. Todavía hoy, cuando se cumple un siglo de su muerte, estas historiasconservan la misma atracción y capacidad de emocionarnos de cuando se escribieron

8 B i l bao

l Capitán Nemo, de JulioVe rne, el Capitán Blood,de Sabatini, o el príncipe

malayo Sandokán, de Emilio Sal-gari, pertenecen a esa saga depersonajes de noble cuna que unmal día, forzados por sus enemi-gos, se vuelven proscritos y se re-belan contra el sistema que losm a rgina. Como Robin Hood ent i e rra firme, estos de mar y dea p a rtadas islas, pueden ser tanc rueles y sanguinarios en el com-bate, como dulces y tiernos en ela m o r. Su compasión por los dé-biles, la fidelidad que tanto exi-gen como dan a los suyos y la de-fensa a ultranza de la libertad, dela que hacen su bandera, los con-v i e rten en admirados héroes. Asíimaginaba a los suyos Salgari, alos que puso a navegar en todoslos mares: a sus corsarios de colo-res, el Negro, el Rojo y elVe rde surcando las aguasdel Caribe, al malayo San-dokán por los mares deChina; en otros casos cru-zan las Montañas Rocosas,las selvas de la India o loshielos polares en novelasque forman entre sí larg a sseries temáticas. Las de L o st i g res de Mompracem y El Cor -sario Negro son las más popu-l a re s .

Prisa por contar ypasión por sus héro e s

El modo intenso de narrar y laabundancia de obras escritas lohan encasillado en una literatu-ra menor, pero con la que se ade-lantaba al ritmo que traeríanconsigo el cine, la novela policía-ca o los cómics. Sus detalladasdescripciones, como sacadas demanuales o revista de viajes, lossaltos en el tiempo y un ritmoa p resurado son fruto de la mane-ra de escribir que se impuso, delgusto por lo exótico y de sus ga-nas de vivir las aventuras que seimaginaba para sí. Por eso susobras fueron bien acogidas porel público italiano, especialmen-te en Ve rona –su lugar de naci-miento–, donde publicó S a n d o -kán el tigre de la Malasia, que se ibaeditando por entregas en La Nue -va Are n a. Desde el 16 de octubrede 1883 hasta el 13 de marzo de1884 sumaron 150, y constituyósu obra más conocida, editadacomo libro en 1900. Por eso yp o rque, como dice el cineasta Ja-vier Rebollo, “Salgari hablaba delo desconocido como quien ha-bla de lo que ve todos los días”.

Gracias a la popular serie tele-visiva de los años 70, Sandokán si-gue siendo el más popular de losh é roes creados por Emilio Salga-ri. Sus aventuras abarcan la seriede los 11 libros que forman el ci-clo temático de los piratas mala-yos, con títulos como Los misteriosde la jungla negra (1895), Los ti -g resde la Malasia (1896) El Rey delMar (1906), La caída de un imperio(1911) o El desquite de Yáñez(1913). Relata esta novela la re-belión de un príncipe malayoque ha jurado vengarse de losbritánicos, en la persona del caci-que James Brooke, conocido co-mo el rajá blanco de Sarawak –yque debió de existir re a l m e n t een la Malasia colonial–. Él y sussecuaces habían asesinado a sufamilia y lo desposeyeron de sut rono, por eso Sandokán, con els o b re n o m b re de Ti g re de Malasiay desde la isla de Mompracem,de la que es dueño, declara sug u e rra contra el imperio inglésun 24 de mayo de 1868 y, a bord ode su barco El rey del Mar, busca

venganza a la vez que se muestrap rofundamente enamorado deLady Mariana. “Para una niña,Salgari no existía, sólo era unn o m b re en las cubiertas de los li-b ros. Pero en cambio, Sandokánera muy creíble y real. Sandokánera la India, los piratas, las selvas,las islas, los tigres... Y no sólo eraun aventure ro, también era muyromántico”. En estas palabras dela escritora Mª Eugenia Salaverr ise resume la afección de muchosl e c t o res de sus novelas.

Desde sus apuros y sus desgra-cias, Salgari imaginó para sí mis-mo una vida fascinante que nun-ca logró alcanzar, ofre c i é n d o n o s

todavía hoy, después de tantasgeneraciones de lectores, la posi-bilidad de disfrutar en voz bajade sus sueños de mar y de amor,de angustia y de aventuras. Unode aquellos lectores contumacesde sus libros, como lo es nuestroAlcalde Iñaki Azkuna, nos co-mentaba que “hablar de EmilioSalgari es volver a la niñez y a laadolescencia. Es re c o rdar con al-ma inocente una saga de libros ycuentos que se entremezclan ennuestra deteriorada memoria.Significa re c o rdar a piratas y cor-sarios, vueltas al mundo, abord a-jes de barcos y toda clase de ele-mentos que puedan albergar en

la imaginación de un niño. Sal-gari y Julio Ve rne eran los dosgrandes, cada uno con sus perso-najes, aunque a estas alturas de lavida me aparezcan también en lanebulosa los denominados tebe-os con El Guerre ro del Antifaz o R o -b e rto Alcázar y Pedrín. Juventud yniñez que, como dice la canción,ya no volverán pero que nos traedulces y agradables re c u e rd o s ,e n t re ellos los personajes de Sal-gari en los que, seguramente, al-guna vez nos hemos visto re f l e j a-dos”. Y en parecidos términos semanifiestan tantos aficionados asus obras, para quienes las edi-ciones del Ti g reo del C o r s a r i o d eEditorial Gahé en pasta dura ycon dibujos de Luis Vigil, las deMolino o las de Tus Libro sde Ana-ya ocupaban una buena porc i ó nde biblioteca. “Con los años, heolvidado muchas cosas, perso-nas, fidelidades, sueños: no heolvidado los mares y las selvas de

Salgari, ni aquella su Montañade Luz”, nos dice Fernando Sa-v a t e r, otro de los que mejor co-noce la obra del veronés y que,con su saber sobre libros juveni-les, más ha contribuido a difun-dir los clásicos de aventuras.

Un galeote de la literaturaEmilio Salgari nació en Ve ro-

na en 1862, y, aunque inició susestudios en el instituto naval deVenecia, ni los terminó ni llegó arealizar sus sueños de hombrede mar más allá de sus pro p i a sfantasías literarias.

A los veinte años empezó a pu-blicar novelas por entregas enlos periódicos y poco después sededicó plenamente a la escritu-ra. Y así vivió, forzado a escribirsin cesar para hacer frente a unaangustiosa situación familiar,s i e m p re pobre como uno más desus héroes proscritos, pero sinllegar a serlo en realidad. Poreso, ahogado por las deudas, sesuicidó en 1911, a los 51 años, ha-biendo hecho muy ricos a suse d i t o res y dejando a sus cuatrohijos en la mayor miseria. Hayquien, por esta vida tan desdi-chada, lo ha llamado el “galeotede la literatura”. Siempre se mos-tró fascinado por los viajes a lu-g a res ignotos, la aventura y la ac-ción. Con esa pasión ideó más deochenta novelas y un largo cen-tenar de relatos cortos, la mayorp a rte de ellos de aventuras am-bientadas en lugares exóticos.Podrían existir o no en la re a l i-dad, pero lo importante para ellector no era eso, lo que re a l-mente contaba era que existíanen cada una de sus novelas: “Niez naiz Borneon izan, baina baiizan naiz Borneon; oso Born e ob e rezi batean, Salgariren Born e-on” (Yo no he estado en Born e o ,p e ro sí que he estado, en unaB o rneo muy part i c u l a r, la Bor-neo de Salgari), nos dice InazioMujika, a quien sus novelas lov o l v i e ron lector en la adolescen-c i a .

Tratando de escapar de susa p u ros económicos y sus desgra-cias familiares, Salgari imaginópara sí mismo una vida fascinan-te que nunca logró alcanzar. Di-cen que con apenas unas millasde mar, un atlas delante y algu-nos manuales y guías de viaje, su-po llevar a sus criaturas y a sus lec-t o res por tierra y mar, ofre c i é n-donos aún hoy la posibilidad ded i s f rutar en voz baja de sus sue-ños de mar y de amor, de angus-tia y de aventuras. A pesar de esteempeño que aún celebramos, élno pudo escapar de la triste re a l i-dad y se suicidó un 25 de abril de1911, hace ahora un siglo.

Seve Calleja

E Salgari, un galeote

de la literatura

Tratando de escapar de sus desgracias,Salgari imaginó para sí mismo una vida

fascinante que nunca logró alcanzar

Salgari en castellano

Traducido a muchos idiomas, en España era laeditorial madrileña de Saturnino Calleja la quemejor popularizó a Salgari, gracias a sus sucesi-vas colecciones de novelas dedicadas al autor ita-liano. Fue este maestro y entusiasta editor quiena c e rcó las novelas de aventuras a las generacio-nes de jóvenes lectores de la primera mitad delsiglo XX, sobre todo, las de Emilio Salgari. Ensus diversos catálogos, se constatan una primeraserie de Salgari anterior a 1918, una segundacon 90 títulos en los que figuran portadas y dibu-

jos de Penagos, Fidias, o Bartolozzi entre otro sgrandes dibujantes… Tal y como era habitual ensus ediciones, se omite en muchas obras la fechade publicación, no aparece mención a sus tra-d u c t o res y es evidente la libertad que la editorialse toma en los títulos de sus libros. A partir de losaños 50 se sucederán las ediciones de los sellosMolino, Gahé, Doncel... Hoy, salvo contadas edi-ciones de su Ti g res de Mompracemo su Corsario Ne -g ro, apenas se descubre su presencia en los mo-d e rnos catálogos.

E m i l i o

S a l ga ri

( Ve ro n a ,

1862 -

Tu r í n ,

1911 )

Page 2: 8 B il bao E Salgari, un galeote - erein.euserein.eus/media/recortes_prensa/recorte_prensa711_10.pdf · Emilio Salgari nació en Ve ro-na en 1862, y, aunque inició sus estudios en

9B i l bao

Para una niña, Salgari no existía, sólo era un nombreen las cubiertas de los libros. Pero en cambio,Sandokán era muy creíble y real. Sandokán era laIndia, los piratas, las selvas, las islas, los tigres... Yno sólo era un aventurero, también era muyromántico.

María Eugenia Salaverri, escritora y guionista

Ni ez naiz Borneon izan, baina bai izan naizBorneon; oso Borneo berezi batean, SalgarirenBorneon, inoiz Borneon izan ez garenon Borneobatean. Salgarik irakurzaletu ninduen 11-12 bat urtenituela.

Inazio Mujika, idazlea eta editorea

Salgari imaginó un personaje extraordinario y unmundo aventurero que eran el anverso ideal de laprosa de su vida. Pocas veces la literatura ha creadouna realidad paralela tan envidiable. Todos hemosquerido alguna vez entrar en ella.

Emilio Pascual, escritor y editor

Arretxeren“aspaldiko ametsa”

Jon Arretxe basauriztar idazleak aspaldiko ‘7 kolore’ipuin liburuari musika eta irudiak jarri dizkio. ‘Bilbao’ honetan

hitz egin dugu ‘Zazpi kolore’-taz, baina aberasturik etañabarduraz beterik liburuak hasi berri duen bideari buruz

zertxobait azaltzea ez legoke txarto

LKARREK 2000. urteanargitaratu zuen Zazpi kolo -reren gainean –gogora

dezagun, bidenabar, Jose LuisPadronen espainolera itzuli zue-la liburua–, Jon Benitok Garanegindako kritikan lanaren –etaare, Arretxeren literaturaren–klabe asko zetozen: “Milaka aldizerrepikatu dugu literaturak bidaia-tzeko ere balio dezakeela. Eta ez garadamu milaka aldiz errepikatu iza -naz. Hau dugulako adibide garbie -netako bat. (…) Liburua zabaldueta gurea ez den ohe batean esnatzekoahalmena ematen digulako literatu -rak. (…) Bidaiari bilakatu gaitu.Berak lekurik ederrenak erakutsi diz -kigu eta guk, gozatu. Bakarrik bagi -na legez, ezer inposatu gabe. Ostada -rraren koloreetatik abiatu eta, euriaeta eguzkia batzen dituen era berean,sentimendurik kontrajarrienak ba -

tuz. Beldurra, poza edo zoritxarra.Batzen diren eran, bizitza normale -an ere bai. Munduko bazterren aniz -tasuna bezala, sentimenduena etapertsonena erakutsi dizkigu”.

Castillo Suarezek aztert uzuen, halaber (G u a i x e !,2001eko urt a rrila) kolore e nizatea liburuan: “N a r r a z i omultzo batek osatzen du Zazpik o l o re liburua. Narrazioak zazpik o l o re horien esanahiaren araberadaude sailkatuak: beltza (heriotzamendebaldean), grisa (denborare ni g a rotzea), gorria (ikara), horia(bakardadea), berdea (itxaropena),u rdina (zoriontasuna) eta zuria(heriotza ekialdean)”.

Orain dela hamar urte sortu-tako lana beste modu bateraemateko orduan, Jon ArretxekCristina Fernandezen irudiak ja-rri dizkio, eta Paco Ibañez han-diaren musikarekin beste di-mentsio batera eroan du.

Elkarlanaren emaitzaArretxek, noski, badaki bere

liburua zen hura ez dela kasu

honetan berea. Edo ez behin-tzat berea bakarrik. Hiru dizi-plina diferenteotako sortzaile-en lanak 7 kolore hau (Erein,2010) ekoizpen berezi bihur-tzen du, kapitulu bakoitzekobeltza, grisa, horia, gorria, ber-dea, urdina eta zuria… irudieketa musikak ere definitzen bai-tituzte.

Liburuko, lehengo eta orain-go, istorioak bidaia-literatura-ren adibide bikainena dira gureletretan, Lasaitasuna eta den-boraren beste kontzeptu batirakasten dute bertako pasarte-ek. Hego Amerikak, Afrika,Asia zentrala eta urrunekoa…bidaia ia lineala dira, gure Eus-kal Herriko estres, presa eta zo-rion faltaren kolore beltzetikbeste mundu ikuskera batenkolore zuriraino. Bizitzari bu-ruzko lezioa izaten segitzen duedizio honek, ahots gehiagore-kin gainera. Kritikak aitortudion legez, pertsonak dira na-gusi narrazioetan, zerbait kon-tatu edo erakutsi beharra dau-katenak, edo haien begiradahutsaz unibertso oso bat adie-razten dutenak. Arretxek berakharreman egiazkoa dauka idaz-ten duenarekin: “benetakokontakizunak” dira guztiak, le-hen pertsonan bizitakoak. Ba-tzuk tristeak dira, beste batzukpozgarriak, edo beldurgarriaketa itxaropenez beteak…

Onarpen onekoaOnarpen ona eduki zuen, du-

da barik Zazpi kolorek. Arretxekdio bere bidai libururik onenabezala definitu izan dela. Ez dakihala den Arbizun bizi den Basau-rikoak, baina asko estimatzenduen liburua izaki, barruntatudezakegu bertara itzultzea –Cris-tina Fernandez eta Paco Ibañe-zekin– plazer iturri izango zela:“aspaldiko ametsa bete dut”.

Paco Ibañezen abestiak pianoeta ahotserako daude konposa-tuak, Schubert, Schumann,Mahler, Strauss edota Escudero-ren lieder zeritzenen antzekoak.Iñaki Belaskok pianoa jo du etakantariak Olatz Saitua sopranoa,Enrique Campos tenorea eta JonArretxe bera izan dira. Liede-rrak erromatikoen garaian osomodan jarri ziren konposizioa zi-

ren, piano eta ahotserako mol-datuak. Lied-a Laburra eta ze-hatza da –liburuak dakartzankanten modukoa– eta poesiarieta orokorrean letra idatziari bi-kain zerbitzen die. Ez da kasuali-tatea, beraz, Paco Ibañezek ho-rren aldeko apustua egin izana.Grabazioa Gasteizko kontserba-torioan egin zuten zuzenean. Li-buruak zazpi abestien partituraketa hitzak dakartza. Entzumena,ikusmena eta irakurketa pausa-tua dira liburuaren hiru ertzak.

Beraz, irakurle, BidebarrietaKulturgunean egindako aurkez-penera joaterik izan bazenuen,hartu astia, beste aukerarik ba-dago, benetako ikuskizun hauikusteko. Aurkezpen edo ikuski-zunotan Arretxek eta bere lanki-deek argazkiak, marrazkiak, zu-zeneko irakurketak eta zuzene-ko musika nahasten dituzte. Ka-pituluz kapitulu, abestiz abesti,irudiz irudi mundura hurrera-tzeko modua da.

Igor Estankona

E

C ri st i n a

Fe rn a n d e z ,

Jon Arret xe

eta

Fra n c i s c o

I b a ñ e z .

A rn a i t z

Ru b i o re n

a rga z k i a