7542412 adonais y otros poemas de shelley

Upload: hiperion2

Post on 30-May-2018

220 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    1/24

    A D O N A I S

    Y

    O T R O S P O E M A S

    P E R C Y B. S H E L L E Y

    Ediciones elaleph.com

    Editado porelaleph.com

    1999 Copyright www.elaleph.com

    PRLOGO

    En 1792 nace Percy Bysshe Shelley, hijo de un rico propietario de Sussex y nietode un barn. Como vstago de una familia pudiente, lo destinan a seguir susestudios en el aristocrtico colegio de Eton. En ese mbito, comienzan lossufrimientos del futuro poeta debido al choque entre sus tendencias y necesidades

    personales y los valores del ambiente en que se desenvuelve.

    Inversamente a lo que pudiera parecer, no era Eton un lugar donde se cultivara elinters por las ideas. Muy por el contrario, se buscaba modelar el carcter de los

    jvenes antes que darles educacin libresca. Por ello, la pasin por la literatura deShelley era vista como una afectacin. Sus compaeros no cesaban de convertirloen blanco de sus burlas, lo cual lo haca reaccionar con una violenciainsospechada en un ser en apariencia frgil. La vehemencia con que defenda susafirmaciones verdaderos estados de trance- hicieron que acabara por llamrselo"Shelley, el loco''.

    Las vacaciones lo restituan al marco de la vieja casa acogedora, donde seencontraba el coro aprobador -que tanto lo seduca- de sus hermanas y tambin

    de una prima que se les una. La constelacin familiar se completaba con otroselementos no tan idlicos: un hermano menor, el abuelo, la madre y el padre, quedescollaba por su carcter vivo y cnico, completamente antagnico de lasinclinaciones de su hijo. En ese clima, el joven Percy -siempre evanescente,siempre soador- supo construir desde la infancia historias de fantasmas ymonstruos legendarios que asustaban y deleitaban a su auditorio. El narradorsola ser tan elocuente y persuasivo que acababa l mismo entrampado en elsuspenso que haba creado. Ya desde entonces no le resultaba fcil encontrar lasfronteras de separacin entre lo irreal y lo visible, entre las criaturas vivientes ylos seres de ficcin.

    En 1810, Shelley entra en la Universidad de Oxford. Se hace all de un amigo,

    Jefferson Hogg, bueno pero mediocre. Las ideas revolucionarias de Shelley noeran aceptadas bajo ningn concepto por el conservadorismo de su amigo,avalado en esto por la opinin general. La situacin, muy tirante, termina porestallar en una agria discusin a propsito de la publicacin de una novela, SanIrwine o la Rosacruz, con la cual Shelley continuaba la labor creadora comenzadacon Zastrozzi, tambin una novela, escrita en colaboracin con su hermanamenor y su prima.

    http://www.elaleph.com/http://www.elaleph.com/
  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    2/24

    A pesar de las disensiones, Hogg correra la misma suerte que Percy en laUniversidad. Con el nombre de Jeremas Stukely, Shelley publica, entre otros, unfolleto incendiario titulado La necesidad del atesmo. Se desata el escndalo. Suexhibicin en una vidriera de Oxford colma la tolerancia de las autoridadeseducativas, ya largamente minada por manifestaciones anteriores del estudiante,

    por su posicin negativa respecto a la santidad de los lazos matrimoniales y laexistencia de Dios. Aunque saban que este chisporroteo verbal rara vez pasa a laaccin -tal como efectivamente ocurri- no podan tolerar una indisciplina terica

    permanente. Sin mayores consideraciones, se decide expulsarlo, junto con suamigo Jefferson Hogg, de la Universidad de Oxford.

    Enemistado con la familia por un suceso, a juicio de su padre, tan desdichado,marcha a Londres, sin dinero y sin amigos. Amistad y auxilio habra deencontrarlos en Harriet Westbrook, una muchacha de diecisis aos. Sinembargo, luego de diversas y dificultosas tratativas, retorna a Field Place, la casa

    paterna, con una pensin anual de 200 libras. La condicin fundamental delregreso es que no modificar sus opiniones ni su actitud. Desde Londres, Harrietlo llama, amenazndolo con suicidarse si no la socorre. Dbil, el poeta accede a iren su busca, abriendo as el camino de la serie ininterrumpida de bsquedas yequivocaciones sentimentales. En 1811 el mismo ao que pas el cometa-Shelley, para alarma de la familia y la sociedad, se casa con Harriet enEdimburgo, tras una fuga donde lo que realmente no haba era dinero ni igualdadde posicin social.

    Meses despus, surge su faceta libertaria. Preocupado por sucesos de pblicoconocimiento y con una perfecta dicotoma entre el pensar y el hacer, Shelley

    parte a Gales para ayudar a independizarse a los catlicos. Pronto debe volver. Suevaluacin de la realidad resulta inexacta y arbitraria. Seda cuenta de la acogida

    poco favorable que se le dispensa a un ateo entre los catlicos, infinitamente peorque la ofrecida a los protestantes. Un ateo es un enemigo ms despreciable que elenemigo verdadero. De tal manera se agota de una vez y para siempre su aspecto

    de reivindicador social activo.

    En 1812 conoce a Godwin, el autor de Justicia poltica, cuyas ideas en contra delmatrimonio haban inspirado largamente al poeta. Godwin, ya casi olvidado porlos lectores, rodeado de una familia numerosa, vive acosado por problemaseconmicos, que su joven admirador procura paliar. Mientras tanto, Shelleycomienza a escribir La reina Mab. Nace Ianthe Elizabeth, la primera hija deShelley, cuando ste tiene 21 aos. El matrimonio, sacudido por desavenencias

    profundas, empieza a zozobrar.

    Shelley conoce a Mary Wollstonecraft, hija de Godwin y de la clebre feministadel mismo nombre. Definitivamente enamorado de aqulla, el poeta le anuncia asu mujer, embarazada de nuevo de cuatro meses, que ha decidido huir con Mary.La fuga, postergada por la enfermedad que le produce a Harriet la noticia, secumple en psimas condiciones. Cuando finalmente llegan a Suiza, la estada noexcede las cuarenta y ocho horas. Rpidamente hartos del lugar, deciden regresar,llevando consigo Shelley las partes iniciales de Los asesinos.A fines del mes de noviembre nace el hijo de Percy y Harriet. La criatura es del

    sexo masculino. Por su parte, Mary espera un hijo. Cuando el estado de gravidezavanza, Shelley encuentra el renovado placer de descubrir el alma de otro ser ycomparte largos paseos con Clara, hermana de Mary.

    El mundo exterior pareciera no querer dejarlo disfrutar de sus pequeasfelicidades. Percy se entera por otra mujer -siempre el apoyo femenino- de que es

    buscado por deudas. Debe entonces separarse temporalmente de Mary a quien,sin embargo, sigue viendo furtivamente. En 1815 muere su abuelo, de 83 aos,con lo cual parecen resolverse los aprietos financieros crnicos de los Shelley.Asimismo, nace el beb de ambos, que desgraciadamente vive solo un mes.Instalado con Mary al borde del Tmesis, el poeta escribe Alastor o el espritu dela soledad. Con el correr del tiempo, Mary tiene un segundo hijo, a quien le

    ponen el nombre de William.

    Lord Byron, acusado de incesto con su hermana Augusta, deja Inglaterra y se va aSuiza, donde se instala en el mismo hotel en que, por ese entonces, habitaba lafamilia Shelley. Perseguido por la hermana de Mary, Clara, tiene finalmente unromance con ella, del que nace una nia. En primera instancia, siguiendo sus

    permanentes impulsos de colaboracin y ayuda, Shelley se hace cargo de la hija yde la madre, abandonadas por Byron. Ms tarde, la nia le ser enviada al padre,que no tarda en cansarse de ella. Primero la entrega al cuidado de un matrimonioy, poco despus, al de las monjas de un convento italiano.

    Como un desdichado desenlace de una vida sin horizontes, se suicida casiannimamente Fanny, hermanastra de Mary y Clara. El poeta, actuando porprimera vez de manera contraria a sus principios, a lo que siente y piensa, lespide a aqullas que guarden silencio sobre lo ocurrido. No mucho despus, lesllega la noticia del suicidio de Harriet, la mujer legtima de Percy. Se enteran deque el tramo final de su vida ha sido verdaderamente desgraciado, que se hallabaen completa soledad, casi dedicada a la prostitucin. El poeta se hunde en unagran desesperacin, sintindose en parte culpable y acentuando su imaginerafnebre.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    3/24

    El detractor de la sociedad, que, por haber renegado de los lazos matrimoniales,es excluido de la sociedad, vindose viudo, decide de inmediato legalizar suunin con Mary. Tiene en ese momento 25 aos. Viaja varias veces de Inglaterraa Italia. El suelo italiano le ofrece a Shelley alegras y dolores. Goza de los cielosazules, del mar que tanto lo atrae. Pero all pronto muere Clarita, su nica hijamujer. Escribe, en Este, su Prometeo desencadenado. Disfruta platnicamente deun romance con Emilia, una fogosa italiana que se revela autoritaria y terrible. Aella le dedica su Epipsychidion.

    En Roma, muere de disentera William, el hijo suyo y de Mary, cuyo recuerdo ycuyas imgenes nutrirn de all en ms sus poemas. Nace Percy-Florence, elnico de todos los hijos de Shelley que lo sobrevivir y que acabar porconvertirse en heredero absoluto de los ttulos de su abuelo. La hermana de Mary,Clara, se aleja finalmente del hogar de los Shelley al enterarse de que ha muertoAllegra, su pequea hija de cinco aos puesta al cuidado paterno de Lord Byron.

    En 1821 Inglaterra sufre la prdida de uno de sus ms excelsos poetas: JohnKeats. Mal valorado por sus contemporneos, tendra que esperar el juicio de lacrtica moderna para ser elogiado como uno de los mejores lricos de todos lostiempos. No obstante, lo que no pudo ver la miopa de su poca, lo supo lasensibilidad de Shelley. A Keats le dedic la que quiz sea su obra maestra:Adonais. El canto, solemne y majestuoso, recorrido en sus cincuenta y cincocaptulos por una emocin noble y apolnea, tal vez sea asimismo el anuncio de la

    propia muerte de quien llora al lrico desaparecido. Tan solo un ao despus,Shelley habra de morir en los brazos sensuales y crueles de una tempestad. Sobreuna playa italiana, Byron habr de contemplar cmo se quema el cadver casiirreconocible de Shelley. Sin embargo, ve que el corazn se niega a arder. Esecorazn que durante tres dcadas dio una vida plena de generosidad, de

    postergacin propia, de ayuda a los amigos, de ardientes ensueos y exaltacionesde la fantasa.

    Si bien Shelley fue un rebelde en sus ideales, lo fue porque aspiraba a que elmundo cambiara hasta transformarse en una morada apacible, de amor ycomprensin. Como en todos los romnticos, su ideario filosfico-social, aunqueingenuo, formaba el cimiento del edificio de su poesa. Una poesa hecha degracia, de claridad, de imaginacin y belleza, destinada a perdurar mientras loshombres reconozcan que el mundo del espritu existe con tanta fuerza como eluniverso de lo visible.

    HIMNO DE PAN

    IDe las altas tierras y bosques

    hoy venimos, venimos;de las islas ceidas de ros,

    donde, bravas, las ondas se callan,escuchando mi flauta tan dulce.

    Todo viento, en los juncos y caas,y la abeja en la flor del tomillo,en arbustos de mirto los pjaros,

    la cigarra en limeros subida,los lagartos abajo, en la hierba,

    ms que Tmolus, el viejo, callaban,escuchando mi flauta tan dulce.

    IIEl lquido Peneo flua

    y el Temp estaba oscuro, a la sombradel Pelin, que ya dominabael ocaso ms rpido huyendo

    por el son de mi flauta tan dulce.Los silenos, silvanos y faunosy las ninfas de ros y selvas,

    en la orilla de prados mojadoso en las cuevas que cubre el roco,

    y as todo el cortejo, callabanpor amor, como callas, Apolo,envidiando mi flauta tan dulce.

    III

    Los danzantes luceros, cantaba,y la Tierra, como un laberinto,y los cielos, las guerras enormesdel Amor y el Nacer y la Muerte.

    Mud luego mi canto: era un Mnalo,en un valle -cant-: persegua

    a una joven y obtuve una caa.As engaan a humanos y dioses!

    Se nos quiebra en el pecho y sangramos:

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    4/24

    y lloraron. Y as lloraraissi la envidia o la edad no os helaran,

    al plair de mi flauta tan dulce.

    A LA ALEGRIA

    Espritu sutil de la Alegra,

    Cun pocas veces te llegaste a m!Por qu, noche tras noche y da tras da,

    Desampararme as?Cunta cansada noche y da triste,

    Espritu vital, no bien huiste!Cmo ser que vuelvas, ni que vibres

    En sombras de mi alma, tu fulgor,Si t con los dichosos y los libres,

    Te res del dolor?Espritu falaz! tu gloria esmalta

    Slo las vidas a quien no haces falta.Como la cierva si cruji una hoja,Te das ante los males, a temblar.Aun el menor suspiro de congoja

    Te viene a reprocharQue ni a la pena asistas ni al gemido

    El que se exhala, prestes el odo.Djame alzar con meloda nueva,

    Limpia y jovial, mi tenebroso canto!No que a escucharme la piedad te mueva:

    Te mover el encanto.Mas, corte la piedad las crueles alas

    Con que en remoto azul siempre resbalas.

    Pues son tambin los tuyos mis amores,Oh Espritu sutil de la Delicia;La fresca Tierra en ntidos verdores,

    La noche y la cariciaVesperal del otoo, y la alta aurora

    Que pjaros concierta y brumas dora.Amo la nieve, el iris con que sabe

    La viva escarcha abrillantar el mundo;La nube, la onda azul, la brisa suave

    Y el retronar profundo:Cuanto hay exento de miseria humana

    En la naturaleza soberana.Amo la soledad de alas tranquilas,De la amistad la pervivencia fiel;Mi espritu te copia: qu vacilas

    En hermanarte a l?Pero, insensible t, guardas lejano

    Cuanto amo a par de ti y anhelo en vano.Y amo el Amor, aunque en sus alas de oro,

    Tenga de un relmpago su albor.Pero ante todo, Espritu, te adoro:

    T eres vida y amor.Oh, ven, y haz tu mansin del alma ma,

    Espritu inmortal de la Alegra!

    A

    La msica, al morir en notas tiernas,Contina vibrando en la memoria;

    Los perfumes, si enferman las violetas,Reaniman los sentidos en que moran;

    Las hojas libres, si la rosa muere,Van a posarse sobre el lecho amado;

    Y as, en tus pensamientos, cuando vueles,Quedar el Amor mismo dormitando.

    A UNA ALONDRA

    S bienvenido, jubiloso espritu!No fuiste nunca un pjaro,t, que desde los cielos o cerca de sus lindes,

    el corazn derramasen profusos acentos, con arte no pensado.

    Alta, siempre ms alta,de la tierra te lanzascomo nube de fuego;por el azul revuelas

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    5/24

    y cantando te ciernes y, cernindote, cantas.En dorados relmpagosdel sol, ya trasmontado,

    donde se encienden nubes,flotas t y te deslizas

    como gozo sin cuerpo que empieza su carrera.La tardecita plida y purprea, en torno

    de tu vuelo se funde:

    como estrella del cielo,al ser da, invisible eres t,

    pero escucho tu voz dulce y aguda,fina como las flechasde la esfera de plata,

    cuya viva luz menguaen la blanca alborada,

    y ya, sin verla apenas, lejana la sentimos.Todo el aire y la tierra

    de tus trinos se colman:as, en la noche pura,desde una nube sola,

    derrama luz la luna y se inundan los cielos.No sabemos quin eres.

    Y a ti ms parecidoqu habr? De la irisada nube no fluyen nunca

    gotas tan radiantes,como de tu presencia nos llueven melodas.

    As un poeta ocultoen luz de pensamientos,

    que entona sus canciones,hasta sentir el mundo

    temores y esperanzas que no advirtiera nunca.

    As una alta doncellaen torre de un palacio,que alivia pesadumbres

    de amor secretamente, con msica tan dulcecomo el amor, fluyendo de su estancia.

    Tal dorada lucirnagaen valle de roco,

    que esparce, sin ser vista,areos, sus fulgores,

    entre flores y hierbas que a los ojos la ocultan.Cual rosa retirada

    entre sus hojas verdes,deshojada por brisas

    tibias, hasta que siente desmayo, por excesode aroma, sus ladrones de vuelo fatigado.

    Al son de los chubascosde primavera, en hierbas relucientes,

    a flores despertadas por la lluvia,a todo lo que hubiere

    de alegre, claro y fresco, tu msica aventaja.Dinos, ave o espritu,

    tus dulces pensamientos:nunca o una alabanzadel amor o del vino,

    que tan divino arrobo, ardiente, derramara.Los coros de Himeneo,los cantos de victoria,

    junto a los tuyos fueranostentacin vaca,

    aquello en que se siente alguna falla oculta.Qu objetos son la fuente

    de tu feliz gorjeo?Qu campos, ondas, montes?

    Qu cielos o llanuras?Qu amor de semejantes y qu ignorar de penas?

    En tu alegra clarano caben languideces;

    la sombra de la angustianunca a ti se ha acercado:

    amas y el triste hasto de amor nunca supiste.

    En vigilia o dormida,pensars de la muertecosas ms ciertas y hondas

    que nosotros, mortales:si no, cmo brotar tu arroyo cristalino?

    Miramos antes, luego;lo que no es lloramos:nuestra risa ms clara

    se mezcla con suspiros;

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    6/24

    da los ms dulces cantos nuestro pensar ms triste.Mas si hiciramos burla

    de orgullo y odio y miedo;si hubisemos nacidopara no llorar nunca,

    no s si llegaramos tan cerca de tu gozo.Mejor que todo versode sones deliciosos,

    mejor que las preseasde los libros, tu arte

    ser para el poeta, t, que al suelo escarneces!Si un poco me dijerasdel gozo que t sabes,tal locura armoniosa

    brotara de mis labios,que, como yo te escucho, el mundo escuchara.

    LO PASADO

    IOlvidars las horas de ventura

    que en el grato jardn de los amoresenterramos los dos solos y tristes,

    cegando la aterida sepulturacon tiernas hojas y nevadas flores?

    Flores que eran los goces del pasado,y hojas que eran las dulces esperanzas,los sueos de placer que no han volado.

    II

    Olvidar lo que ha muerto? Oh!, todavaquedan espectros que vengarlo puedan,recuerdo que terribles

    hacen del corazn tumba muy fra,pesares que vagando

    por la tristeza que las almas llena,a nuestro odo llegan murmurando:

    La dicha que se va trucase en pena!

    FILOSOFIA DEL AMOR

    La fuente se une al arroyo,el arroyo se une al mary las brisas y las aurasunidas vienen y van.

    Si por ley del Universono hay un ser en soledad;

    si todo se une con algopor qu unida a m, no ests?

    Los montes besan al cielo,besos las olas se dan,

    la flor desdea las flores,que no besan a su igual;rayos de sol y de luna

    besan la tierra y el mar:y qu vale tanto besosi no me besas jams?

    Trad. Manuel Gonzlez Prada

    LA SERENATA INDIA

    Durante el primer sueo de la nocheSoando en ti mi corazn se eleva,

    Mientras sopla suave y manso el vientoY en el cielo titilan las estrellas.

    Soando en ti, mi corazn se arrobaY un dulce espritu que en mi estancia vaga,

    Me conduce -quin sabe por qu medios-Hasta el mismo dintel de tu ventana.

    Languidece el errante cefirilloEntre tinieblas; el silencio fluye;El ampac entre vapores va exhalndose

    Tal como el sueo en pensamientos dulces.El plair de los tristes ruiseores

    Sobre su propio corazn se apaga...-Tal quisiera extinguirme sobre el tuyo,

    Oh, dulcsima prenda de mi alma!-Ven, bien mo, levntame del csped;

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    7/24

    Desmayo, desfallezco de abandono;Dame tu amor en deliciosa lluvia

    De besos en los labios y en los ojos.Mi mejillas estn fras y plidas;

    Me late con violencia el corazn...Ay, sobre el tuyo una vez ms estrchalo,

    Y al fin se quebrar, mi dulce amor!

    AMOROSA

    Reseda y heliotropo,por qu mandas, seora? Extrao afn!

    De salud y de amor smbolo, ignorasque en la misma guirnalda

    mal unidos estn?Vienen hmedos... lgrimas

    o besos tuyos, hay acaso aqu?Que lleven la fragancia a huerta y flores

    cosa es que nunca vi.La misma duda insprame

    sta, ms cara an al corazn,melancola, y los suspiros trmulos

    de mi pecho, y el llantodulce que por ti vierte mi afliccin.

    OZYMANDIAS DE EGIPTO

    Hall un viajero que la vuelta hacade un antiguo pas y as me dijo:

    "De pie sobre la arena del desierto,en el busto que un tiempo sostenan,hay dos enormes piernas de granito:de ellas no lejos, enterrada un tanto,

    yace rota cabeza. Altiva frenteplegado labio, irnica sonrisa,de fro imperio a revelar alcanza

    cuan bien el escultor sinti pasiones,cuyo sello, infundido a la materia,

    sobrevive a la mano que las fingeal corazn, cuyo alimento fueron.El pedestal conserva aquel escrito:

    "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes;del Universo potestades, mi obra

    ved y desesperad"; y all no hay nada,y de la ruina colosal en torno

    tienden, ilimitadas y desnudas,

    su nivel solitario las arenas.

    VINO DE HADAS

    Me embriagu de aquel vino de mieldel capullo lunar de zarzarrosa,

    que recogen las hadas en copas de jacinto;los lirones, murcilagos y topos

    duermen entre los muros o en la hierba,en el patio desierto y triste del castillo;

    cuando el vino derraman en la tierra de estoo en medio del roco se elevan sus vapores,de alegra se colman sus venturosos sueos

    y dormidos, murmuran su alborozo; pues pocasson las hadas que elevan esos clices tan nuevos.

    ADONAIS

    IMuri Adonais y por su muerte lloro.Llorad por l aunque el ardiente llanto

    no deshaga la nieve que le cubre.Y t, hora fatal, la que escogidafue de los aos para que l muriese,despierta a tus oscuras compaeras,mustrales tu dolor y di: conmigo

    muri Adonais y mientras que el futuroal pasado no olvide, su destinoy su fama sern eternamente

    un eco y una luz para los hombres.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    8/24

    IICuando Adonais muri di, dnde estabas?

    En dnde estabas t, madre potente,cuando tu hijo yaca traspasado

    por el dardo que surca las tinieblas?En dnde estabas t, perdida Urania?

    All en su paraso, sentada entre los Ecos

    vigilantes y mientras con suspirosamorosos y blandos reanimaba

    una de las ya marchitas melodas,con las que, como flores que se burlan

    del cadver, ornar y esconder quisoel futuro volumen de la muerte.

    IIIMelanclica madre, vela y llora,

    por Adonais, difunto, vela y llora!Mas para qu? En su ardiente lecho apaga

    tus encendidas lgrimas y dejaa tu gimiente corazn que guarde

    tan silencioso sueo como el suyo.Porque se fue, hundido en donde todaslas bellas cosas graves descendieron,

    no suees ay!, que el amoroso abismote lo devuelva al aire. No. La muerte

    devorando su voz muda se rede tu desesperanza y de la ma.

    IVT, la ms musical lamentadora,

    llora otra vez la muerte del poeta,anciano, ciego, en vida abandonado,cuando pisoteaban el orgullo

    de su patria infeliz, cuando el tirano,el clrigo y el pueblo la humillabancon sus sangrientos ritos de lujuria.Al penetrar sin miedo en los oscurosdominios de la muerte, su alma clarapermaneci reinado sobre el mundo,

    hijo tercero de la luz gloriosa.

    VT, la ms musical lamentadora

    llora y gime otra vez porque no todosa tan gran esplendor subir osaron;y ms felices los que conocieron

    su dicha y cuya antorcha brilla an

    en la noche del tiempo en que los soleshan muerto; ms sublimes los heridospor la envidiosa clera del hombre

    o de los dioses, que derrumbaronfundidos en su aurora refulgente.Y otros viven an y van pisandoel sendero espinoso que conduce

    a travs de los odios y fatigasa la mansin serena de la fama.

    VITu ms joven y amado nio ha muerto,

    el de tu viudedad; creci cual plidaflor cultivada por doncella tristey nutrida con lgrimas de amorinconsolable en lugar de roco.

    T, la ms musical lamentadora,llora de nuevo tu esperanza ltima!

    Perdida est la flor, sus mustios ptalosmurieron sin abrirse en la promesade su fruto mejor. El lirio amado

    quebrado duerme y la tormenta pasa.

    VIIA esa alta capital en donde reinacon una corte plida la muerte

    subi y pagando con su aliento puroen la gloria compr morada eterna.

    Retrate de prisa. Mientras seaun azul da italiano el mejor cielopara su osario, mientras l repose

    en un sueo cubierto de roco,

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    9/24

    no le despiertes, no, porque es seguroque hall su plenitud en la gran calma

    de su profundo y lquido descanso,porque todo lo malo di al olvido.

    VIIIEl no despertar, ay!, nunca, nunca.

    Dentro, en la tenue cmara se esparceveloz la sombra de la blanca muerte

    y la invisible corrupcin esperaen tal puerta dar fin a su caminoencontrando su turbia residencia.El ansia eterna est sentada, pero

    el terror y la lstima calmaronsu desteida rabia y no se atreve

    a devorar su vctima preciosahasta que las tinieblas y los aos

    no acaben de correr sobre su sueola cortina mortal que ya le oculta.

    IXLlorad por Adonais! Los sueos rpidos,

    los pensares con alas de pasin,huyeron en bandadas desde el vivo

    torrente que su espritu nutra,enseando el amor como una msica.

    No vuelan ms ardiendo en la memoriay perecen all donde nacieron.

    Lloran su triste prdida girandosobre su helado corazn, en donde

    ya no recobrarn fuerzas perdidasni despus de tan dulce pena nuncaencontrarn de nuevo una morada.

    XQuien con sus manos temblorosas coge

    su cabeza helada y lo abanicacon sus alas de luz lunar, clamando:

    "Nuestro amor y esperanza, nuestra pena,

    no muri, no; contempla en los sedososprpados de sus ojos doloridos,

    como el roco en una flor que duerme,una lgrima quieta desprendida

    del corazn de un sueo". Angel perdidode un paraso en ruinas! Ay, no supoque era su propia lgrima y sin rastrodesvanecise igual que blanca nube

    que derram su lluvia lentamente.

    XIQuin enjuag los delicados miembros

    desde la urna de estelar roco,y embalsam su cuerpo; cual cortaba

    abundantes sus rizos en guirnaldacomo depositando una corona

    engastada con perlas de su llanto;cul, quebrant las flechas, rompi el arco,

    consciente del dolor que la oprima,atajando con prdida ms dbil

    la prdida mayor y amortiguandoel fuego agudo contra el rostro fro.

    XIIOtra luz se pos sobre su boca,aquella boca fina, acostumbrada

    a sorber un aliento que tenafuerza para adentrarse en los ocultos

    espritus y entrar al palpitanteprofundo corazn, con brillo y msica.La hmeda muerte sobre el yerto labio,

    extingui sus caricias, meteoroagnico que cruza la fra nochemanchando su corona en lunticas

    luces y nieblas, tal recorri el plidocuerpo sin vida hasta el total eclipse.

    XlllLlegan tambin... deseos, homenajes,

    aladas persuasiones y velados

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    10/24

    destinos, esplendores y tinieblas,encarnaciones dbiles de miedosy esperanzas, y tenues fantasas;el dolor con familia de suspiros;

    el placer, ciego de lgrimas, guiadopor el furor que daba su sonrisamoribunda en lugar de por ojos.

    Vinieron, ay, con una lenta pompa,

    con la pompa que arrastra en las corrientesel otoal desfile de las brumas.

    XIVTodo lo que l am, lo que amoldado

    fue por su pensamiento, formas, tonos,perfumes y sonidos melodiosos,por Adonais geman. La maanabuscaba la atalaya de la aurora

    y sus cabellos, hmedos de lgrimasque son gala del suelo, oscurecieron

    los ojos claros que dan luz al da.Distante el trueno sordo se quejaba.

    En un sopor inquieto, el ocanoplido yaca. En las alturas

    sollozaban los vientos alocados.

    XVEntre montaas mudas recostadaEco est alimentando sus pesarescon el recuerdo de baladas suyas.

    No responde ni al viento ni a las fuentes

    ni a las amantes aves suspendidassobre la verde espuma de las ramas;ni al cuerpo del pastor ni a la campana

    vespertina; ya que imitar no puedesus labios, queridos ms que aquellos

    cuyos desdenes fallecer lo hacanoscureciendo todos los sonidos.

    Un lgubre murmullo es lo que oyeel leador mezclarse con sus cantos.

    XVILa adolescente primavera, loca

    se volvi de dolor, fingise otoo,lanzando al suelo cual marchitas hojaslos nuevos brotes. Si se fue su gozo,el ao hostil por quien despertar?No tan querido a Febo fue Jacintoni Narciso se am tanto a s mismo

    como Febo y Narciso te quisieron,oh! mi Adonais; exhaustos y marchitos

    entre sus juveniles compaeros,al trocar el roco por las lgrimas

    cambiaron los perfumes por suspiros.

    XVIIEl ruiseor, hermana de tu alma,no se duele viuda de su amante,

    no expresa su dolor con tanta msica;ni el guila se queja cuando subeal imperio del sol, como solas

    subir t mismo, no se queja, nutresu juventud con sangre de la aurora,clamando alrededor del vacuo nido;Albion gime por ti con mayor pena.

    Caiga la maldicin al asesinoCan, sobre la frente del que, herida

    en tu pecho caus, expulsando el almaangelical su husped de la tierra.

    XVIIIAy! Ay de m! Que en el rodar del ao

    el invierno parti luego que vino,pero no a mi pesar, aunque los airesy las corrientes, con acentos dulces

    goces remueven. Ya las golondrinas,las hormigas y abejas reaparecen;nuevamente las hojas y las flores

    de la muerta estacin ornan el fretroy las amantes aves ya se cruzan

    en los jarales, los musgosos nidos

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    11/24

    edificando en montes y praderas;ya de sus trances soolientos vuelvenverdes lagartos y serpientes de oro,como fuego que brota de una crcel.

    XIXEl corazn terrestre emana vida

    para los bosques, ros y ocanos,

    igual que siempre desde la maanagrande del mundo, la primer aurora,alba de Dios nacida sobre el caos.

    Ms blanda luz ostentan en el cielosujetos a sus rbitas los astros.

    Las cosas ms humildes se estremecencon sacra sed de vida; se difunden;y en deleites de amor gastan bellezaque renuevan con jbilo, potentes.

    XXPor este tierno espritu tocadoexhala flores de gentil aroma

    el cadver leproso; cuando el brillose transforma en fragancia, las estrellas

    encarnan para dar luz a la muertey as se burlan del feliz gusano

    que abajo se despierta. Nada muerede lo que conocemos. Ser todouna espada que fuera de su vaina

    por el cielo relmpago es fundida?Un momento reluce intenso el tomo,

    luego se apaga en un reposo fro.

    XXIAy! Que tenga que estar como si nunca

    hubiera en l vivido lo que tantoambamos nosotros, y que sea

    mortal tambin nuestro dolor! De dndehemos venido y para qu vivimos?Y de qu escena somos los actoreso los testigos? Grandes y pequeos

    los confunde la muerte que anticipalo que la vida pide de prestado.

    En tanto que los cielos. sean azulesy verdes sean los campos, la maana

    empujada ser por negra nochecuyas sombras la tarde anunciar,

    y los aos y meses con gemidodespertarn a los aos y los meses.

    XXIIEl, no despertar, ay, nunca, nunca!

    La miseria grit: "Madre sin hijo,lzate de tu sueo y con tu llanto,con tus suspiros sacia la profundaherida de tu pecho, ms terrible

    an que la suya". Todos los ensueosque velaban los ojos de Urania,

    todos los Ecos que la voz fraternaen sagrado silencio mantena,

    le gritaron: "Levntate!". Obediente,igual que un pensamiento a quien hubiera

    mordido la serpiente del recuerdo,rpido el esplendor agonizantesalt de su reposo de ambrosa.

    XXIIISe irgui como una noche del otoo

    que nace por oriente y sigue locacon temblorosas alas eternales

    al triste da de oro, como un negrofantasma que abandona el catafalco

    con un cadver ms sobre la tierra.Miedo y dolor hirieron de este modo,despertaron, raptaron de este modoa Urania, y de este modo hicieronun ambiente de niebla tormentosaen torno suyo; as la arrebataron

    por su camino trgico hasta el tristelugar en donde su Adonais yaca.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    12/24

    XXIVDe su secreto Edn sali corriendo

    atravesando campos y ciudades,sobre un spero suelo en donde haba

    entre el hierro y las piedras, corazones,humanos corazones que eran duros

    a las leves pisadas, que le heranlas plantas delicadas e invisibles;

    sobre lenguas agudas, por punzantespensamientos corri, que lacerabanla suave forma a la que no pudieronnunca vencer, cuya bendita sangre,como jvenes lgrimas de mayo,pavimentaba con eternas flores

    el ingrato sendero recorrido.XXV

    En la cmara fnebre un momentoenrojeci la muerte que humillada

    ante tal poder vivo aniquilse.Alentaron de nuevo aquellos labios

    y destell la luz de la existenciaen los plidos miembros que haban

    sido momentos antes su deleite."No me dejes as, desconsolada,solitaria y demente, como mudo

    relmpago a una noche sin estrellas."Ay, no me dejes!" -exclamaba Urania.

    Con sus gemidos; despert la muertey la muerte se irgui sonriente y vino

    a encontrar sus intiles caricias.

    XXVI"Detente un poco y hblame otra vez,bsame lo que un beso durar pueda.Dentro, en mi pecho descorazonado

    y en mi ardiente cerebro esas palabrasy ese beso sern ms permanentesque todos los recuerdos de mi vida,

    como si fueran una parte tuya

    ahora que t ests muerto vivirncon alimentos de memorias tristes,oh, mi Adonais. Yo lo dara todo

    por estar como t, no encadenadoal tiempo que no puede libertarme".

    XXVII"Oh, gentil nio, si eras tan hermoso,

    por qu tan pronto dejas los senderospisados por el hombre? Cmo osaste

    desafiar con puos tan endeblesaunque con pecho firme, en su antro mismo

    al hambriento dragn? Ay, indefenso,dnde estaba el escudo reluciente

    de tu saber, la lanza del desdn?Si t hubieras esperado el fin del ciclo

    hasta cuando tu espritu alcanzarala plenitud de tu creciente esfera,

    los monstruos del desierto de la vidahuyeran ante ti como los gamos".

    XXVIII"Los lobos en manada son audaces

    slo cuando persiguen; los obscenoscuervos sobre los muertos clamorean

    los buitres slo fieles al emblemadel saqueador, no comen sino sobras

    de lo arrasado y de sus alas lluevesucio contagio. Cmo huyeron cuando

    tal nuevo Apolo, el Pitio de este tiempo,con arco de oro dispar su flecha

    sonriendo despus. No insisten nuncalos despojadores. Viles se dobleganhasta besar los pies del orgullosoque con desdn altivo los aparta".

    XXIX"El sol nace y desovan los reptiles;

    se oculta el sol y cada insectoantes del alba efmero perece

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    13/24

    al renacer los astros inmortales;as en el mundo de los hombres vivos.

    Una mente divina alza su vuelovelando el firmamento, desnudandola tierra con su gozo y cuando cae

    los mseros enjambres que nublabano compartan su luz a futuros

    iguales esplendores abandonan

    la pavorosa noche del espritu''.

    XXXCes de hablar Urania. Los pastores

    rotas las mantas mgicas venanpor los montes, marchitas las guirnaldas.

    El peregrino de lo eterno, cuyafama se inclina igual que un alto cielo

    sobre su viva frente -monumentoprematuro y durable- lleg triste,velando los fulgores de su canto.

    De su spero dominio Irene infaustaal ms dulce lirforo le enva,

    con el amor las penas aprendierona caer de sus labios hechas msica.

    XXXIEntre las menos destacadas, una

    forma dbil lleg, para los hombresfantasma, solitaria nube ltima

    de agnica tormenta que tronasecomo doblan a muerto las campanas.Yo pienso que ya haba contemplado

    la desnuda hermosura de la tierra,nuevo Acten vagaba sin destinorecorriendo con dbiles pisadas

    el desierto del mundo, y a lo largodel spero sendero lo seguan

    sus propios pensamientos, cual rabiososperros, tortura y causa de su vida.

    XXXIIUn alma de len hermosa y gilun amor disfrazado de tristeza,un poder que se juzga dbil ycasi no puede levantar el peso

    de la superyacente hora; lmparaque muere, lluvia que cae, oleaje

    roto antes que la voz mientras hablamos.

    Sobre la mustia flor el sol sonreaunque muerte le da. En las mejillas

    arde la vida en sangre aunque en el pechoel corazn se est resquebrajando.

    XXXIIICoronaban su frente pensamientos

    marchitos y violetas jaspeadas,blancas y azules que languidecan;

    con pin de ciprs el gil tirso,ceida el astra ruda con las trenzassombras de la yedra y goteandocon roco de selva al medioda,

    vibraba con el pulso interminabledel corazn que hace temblar la dbilmano que lo empuaba. Del cortejo

    vena el ltimo, aparte y solo,ciervo desamparado por la grey

    que derrumb la flecha cazadora.

    XXXIVA su roto gemido, apartados,

    el noble grupo sonrea entre lgrimas

    llorando el propio en el destino ajenoas cantaba aqul nuevas angustiascon acentos de un mundo no sabido.

    Urania triste, vuelta al extranjero,''Quin eres?", murmur. El, nada dijo,

    con mano presta desnud su frente,sealada y sangrienta, ay dolor!como la de Can o la de Cristo.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    14/24

    XXXVQu suave voz se apaga sobre el muerto?

    Cul frente esconde aquel sombro manto?Qu figura se inclina tristementey junto al blanco lecho finge duromonumento, y en duelo el corazn

    sin una queja trmulo palpita?S, es l, el ms dulce de los sabios;

    amor, letras, consuelo dio al ausente,no con suspiros speros turbemos

    silencio de tan grato sacrificio.

    XXXVIBebi nuestro Adonais, ay!, el veneno.

    Qu criminal vipreo y sordo pudocon tal licor de angustia coronar

    la copa matutina de la vida?Ya el gusano sin nombre se condena;sinti el veneno, mas pudo librarsedel mgico cantar que conjuraba

    maldad, odio y envidia, y que clamabadesde aquel pecho solitario y nico,mudo ya en esperanza de canciones;

    helada la maestra mano y sueltasestn las cuerdas del lad de plata.

    XXXVIIT, cuya infamia nunca ser gloria,

    mancilla oscura en nombre memorable,vive, no temas un peor castigo.

    S t mismo y concete cual eres,

    y cuando llegue la hora y se desbordentus colmillos, descarga tu ponzoaasco y remordimiento irn contigo,la encendida vergenza quemar

    tu frente oculta y entonces como orahas de temblar cual perro fustigado.

    XXXVIIINo lloremos, si aquel, deleite nuestro,

    lejos vol de los voraces buitresque abajo graznan. Ora vela y duerme

    al lado de los muertos perdurables.No podrs ascender hasta tu trono.El polvo al polvo, mas el alma purafluye de nuevo a la encendida fuente

    donde brot pedazo de lo eterno,y ha de brillar igual, inextinguible,

    atravesando tiempo y accidente,mientras ahogan tus cenizas frasla miserable lumbre del oprobio.

    XXXIXCallad, que no est muerto ni dormido;

    despert ya del sueo de la vida.Perdidos en visiones tempestuosas

    y armados contra espectros sostenemoscontienda estril y en delirio loco

    el pual del espritu clavamosen el vaco invulnerable. Si,

    cruel despojos sepultos decaemos,el temor y la angustia da a da

    nos crispan y consumen, y esperanzasfriolentas cual gusanos hormigueanen la entraa del barro que vivimos.

    XLAscendi ms all de las tinieblas

    de nuestra noche; envidia ni calumnia,odio, dolor, ni esta inquietud que el hombre

    llama placer le tocan ni le hieren;

    se libr del contagio de esta lentamancha del mundo, y no podr ya nuncagemir en vano cuando el tiempo torne

    helado el corazn, gris la cabeza,ni al dejar de arder el alma misma

    llenarn sus cenizas sin fulgor.urna desamparada por el llanto.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    15/24

    XLIVive, vela. No lloris por Adonais.La muerte muri, no l. T, joven

    amanecer, enciende tu roco,no se ha ido el espritu que lloras;vosotras, grutas, selvas, no gimis,

    ni vosotras, flores y fuentes lnguidas.Y t, aire, que extiendes como un velo

    de dolor tu cendal sobre la tierradesolada, desndala hasta el altofulgor en que sonren los alegres

    astros a su fatal desesperanza.

    XLIIYa se fundi con la naturaleza;

    la voz de l, suena en toda su armona,del gemido del trueno al dulce pjaro

    de la noche; se siente y reconocesu presencia en la luz y la tiniebla,en la hierba y la roca, y se difunde

    doquiera que palpita ese poderque recogi su vida y cuyo amor

    sin desmayo conduce y rige el mundolo sostiene en su mano y lo ilumina.

    XLIIIParte es de la belleza que otros dashizo ms bella; est con el espritu

    cuya potencia plstica recorrela entraa del espeso mundo inertey crea desde all todas las formas

    que revisten las nuevas sucesiones,y tortura a la escoria en rebeldaque se resiste al vuelo que la encumbra

    a su alta identidad, segn la masala comparte, y estalla esplendorosa

    en todo su vigor y su bellezadesde el rbol, las bestias y los hombres

    hasta la luz del cielo.

    XLIVFulgor del firmamento de los tiempos

    es eclipsado, pero no extinguido;asciende y se remonta cual los astros

    a su fija altitud; neblina baja,la muerte que no empaa el resplandor

    que vela. Si sublime pensamientoa un corazn joven toca y levanta

    de su cubil mortal, y amor y vidase disputan en l por su destino

    en la tierra, -all los muertos viveny se mueven cual rfagas de luz

    en un aire de sombra y tempestad.

    XLVHerederos de fama no cumplida

    de su trono erigido ms alldel pensamiento mortal, en el reino

    de lo inaparente, se levantan.Es el plido Chatterton, en l

    an no se desvanece su agonasolemne; Sidney, tal como en la lucha

    y la derrota y en amor y vida,sublime en su ternura y un espritu

    sin tacha, se acerc; despus, Lucano,que en prueba di su muerte. A su vista

    se escabulle el olvido como rprobo.

    XLVIY otros, oscuros nombres de la tierra,mas cuyo trasfundido efluvio nunca

    morir mientras el fuego sobrevivaa la chispa original, revestidosen la inmortalidad deslumbradora,acrcanse: "Ya ests entre nosotros-exclaman- esperndote esa esferasin monarca hace tiempo girabaen el cielo del canto, sola, muda

    y ciega en su vaca majestad.Y pues llegas, Lucero de la tarde,

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    16/24

    tu trono alado ocupa en nuestra corte".

    XLVIIQuin llora as por Adonais? Suspende,

    pobre infeliz, tu llanto y piensa en tiy en lo que l es ahora. Y envuelva

    tu alma ardiente la tierra suspendiday de all como flechas luminosas

    el poder espacioso de tu espritutraspase el litoral del universo

    hasta que colme su mbito vacoy retorne despus a un solo puntode estas noches y das de nosotros,

    mas si encendindose las esperanzaste atraen al confn, para no hundirte

    aligera el pesado corazn.

    XLVIIIO ve a Roma, sepulcro no suyomas de nuestra alegra. En vano

    fue que edades, imperios, religionesdescansen enterradas en las ruinasque labraron; la gloria puede darlal y los suyos, pero nunca aquellos

    que el mundo convirtieron en su presa.En el crculo est de los monarcas

    del pensamiento que pugnaron siemprecontra la decadencia de su siglo,

    y el pasado solo ellos no trascienden.

    XLIX

    A Roma ve, que es tumba y parasoy ciudad y desierto; sus escombrosse elevan cual montaas sacudidas,y las hierbas en flor y las fragantes

    malezas engalanan el osariode la desnuda desolacin, -sigue

    hasta que el genio del lugar te lleveal talud verdecido que en su prado,

    cual sonrisa infantil, sobre los muertos

    derrama un grato resplandor de flores.

    LY tapias grises en torno se derrumban

    comidas por las horas indolentescomo tizn blanquizco en fuego sordo.

    Y gil pirmide de trazo excelso,pabelln que custodia las cenizas

    del que so ese asilo a su memoria,alza su flama convertida en mrmol.Y abajo, en la pradera, fresca bandaque plant en la sonrisa de los cielos

    su campo fnebre, acoge dulcecon apagado aliento al que perdimos.

    LIDetente aqu. Muy jvenes son estas

    tumbas y todava no han vividoel dolor que pesaba en cada una,mas no rompas el sello que cegel surtidor de un alma dolorida,

    pues hallars si a tu mansin regresastu propia fuente derramando lagrimas.Contra las agrias rfagas del mundo

    busca asilo en la sombra de una tumba.Por qu temer la suerte de Adonais?

    LIILo uno queda, lo vario muda y pasa.La luz del cielo es resplandor eterno,

    la tierra sombra efmera. La vida

    cual cristalino domo de coloresmancha y quiebra la blanca eternidadesplendorosa hasta que cae

    a los pies de la muerte en mil pedazos.Para encontrar lo que persigues, muere!

    Sigue la va de todo lo que huye!Flores, ruinas, el cielo azul de Roma,

    estatuas, melodas y palabrasno alcanzan la verdad resplandeciente

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    17/24

    de la gloria que viven y trasfunden.

    LIIIPor qu esperas y vuelves y resistes?

    Se fueron, corazn, antes de titus esperanzas y dejaron todaslas cosas de la tierra. Parte ya!

    Pas una luz en el rodar del ao,

    pas para los hombres y mujeres.Todo lo grato que en el mundo queda

    atrae para perder y se resistepara agotar tu vida lentamente.Sonre el cielo plcido, murmura

    cerca el viento. Es Adonais que llama.Vuela con l, que la vida no aparte

    lo que unir la muerte para siempre.

    LIVEste fulgor cuya sonrisa inflama

    al universo, esta pura bellezaen que las cosas obran y palpitan,esta gracia que nunca extinguirla maldicin oscura del nacer,

    este perenne amor que entre las mallasque ciegamente van tramando

    hombres, bestias y tierra y mar y cielorefulge esplendoroso o mortecino,

    pues todo es un reflejo de la lumbreque apaga nuestra sed, brilla ora en m

    y consume las nubes de esta framortalidad, olvidadas y solas.

    LVDesciende a m la vida cuya

    esencia invoc el canto. Lejos de la playala barca de mi espritu deriva,

    muy lejos de la turba temblorosaque nunca di su vela al huracn.La tierra ponderosa se desgajade la celeste esfera! Voy llevado

    a lejanas de pavura y sombra,mientras en lo ms ntimo del cielo

    el alma de Adonais como una estrella,fulgura en su mansin de eternidad.

    ODA A NAPOLES

    En la ciudad desenterrada estuvey las hojas de otoo escuch, como pasosleves de sus espritus en las calles; y oa,a intervalos, la voz soolienta del Monte,

    estremeciendo aquellas estancias sin amparo:el trueno oracular sacudi penetrante,

    al alma que escuchaba, en mi alma suspensa.Conoc que me hablaba la Tierra en su profundo

    corazn, mas no oa. Entre columnas blancasresplandeca el mar, sosteniendo a la isla,

    llano de luz en medio de dos cielos azules.Haba en torno mo los sepulcros radiantes,cuya belleza pura el Tiempo, como a gusto

    perdonando a la Muerte, dej intacta.Tan claros eran todos los perfiles

    como en la mente misma del escultor; y alllas guirnaldas de mirto, yedra y pino de mrmol,

    como invernales hojas que molde la nieve,no crecer ni moverse parecan,

    slo porque el silencio cristalino del aireen su vida pesaba; as el Poder divino,

    que lo aquietaba todo, cernase en la ma...

    LA MUERTE

    INo hay sitio que la muerte silenciosa

    no recorra veloz con pasos ciertos;nada su marcha detener consigue,

    y nosotros tambin estamos muertos.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    18/24

    IIElla con mano fuerte ha colocado

    su sello aterrador en nuestra frente;en todo lo que pasa por el mundo

    est la marca sepulcral latente.

    IIICuando han muerto el placer y la esperanza

    aljase el temor del pecho herido;despus que ya esa deuda se ha cumplido

    el polvo llama al polvo y nos alcanzade la fosa el abrazo entumecido.

    IVTodo cuanto queremos en el mundolo mismo que nosotros desaparece;

    sa es la ley tirana que nos rige.No es cierto que el amor tambin perece?

    PROMETEO DESENCADENADO

    T bajaste, entre todas las rfagas del cielo:al modo de un espritu o de un pensar, que agolpa

    inesperadas lgrimas en ojos insensibles,o como los latidos de un corazn amargoque debiera tener ya la paz, descendisteen cuna de borrascas; as t despertabas,

    Primavera, oh nacida de mil vientos! Tan sbitate llegas, como alguna memoria de un ensueo

    que se ha tornado triste, pues fue dulce algn da,

    y como el genio o como el jbilo que elevade la tierra, vistiendo con las doradas nubesel yermo de la vida.

    La estacin lleg ya, y el da: sta es la hora:has de venirte cuando sale el sol, dulce hermana:

    llega al fin, deseada tanto tiempo, y remisa!Qu lentos, cual gusanos de muerte, los instantes!

    El punto de una estrella blanca aun tiembla, enlo hondo de esa luz amarilla del da que se agranda

    tras montaas de prpura: a travs de una simade la niebla que el viento divide, el lago oscuro

    la refleja; se apaga; ya vuelve a rutilaral desvairse el agua, mientras hebras ardientes

    de las tejidas nubes arranca el aire plido:se pierde! Y en los picos de nieve, como nubes,

    la luz del sol, rosada, ya tiembla. No se oyela elica msica de sus plumas, de un verde

    marino, abanicando al alma carmes?...

    EL TIEMPO

    Mar sin fondo, cuyas olas son los aos fugitivos!Mar del Tiempo, cuyas aguas, de dolor y de

    tormento,se amargaron con el llanto que derraman los

    cautivos!Hondo pilago sin costas que en tu raudomovimiento con la muerte has de tocar!

    Y an, ahito de rapia, pides ms con saa fiera, yvomitas tus despojos en la inhspita ribera!Traicionero en la bonanza y en la tempestad

    terrible,quin de ti podr escalar,insondable y ancho mar?

    EL ESPIRITU DEL MUNDO

    En lo hondo, muy lejos del borrascoso camino

    que la carroza segua, tranquilo como un infante enel sueo,yaca, majestuoso el ocano.

    Su vasto espejo silente ofreca a los ojosluceros al declinar, ya muy plidos,

    la estela ardiente del carroy la luz gris de cuando el da amanece,

    tiendo las nubes, a modo de leves vellones,que entre sus pliegues al alba nia acunaban.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    19/24

    Pareca volar la carrozaa travs de un abismo, de un cncavo inmenso,con un milln dc constelaciones radiante, teido

    de colores sin finy ceido de un semicrculo

    que llameaba incesantes meteoros.Al acercarse a su meta,

    ms veloces an parecan las sombras aladas.

    No se columbraba ya el mar; y la tierrapareca una vasta esfera de sombra, flotandoen la negra sima del cielo,

    con el orbe sin nubes del sol,cuyos rayos de rpida luz

    dividanse, al paso, ms veloz todava, de aquellacarroza

    y caan, como en el mar, los penachos de espumaque lanzan las ondas hirvientes

    ante la proa que avanza.Y la encantada carroza su ruta segua.

    Orbe distante, la tierra era ya

    el luminar ms menudo que titila en los cielos,y en tanto en la senda del carro,

    vastamente rodaban sistemas innmerosy orbes sin cuento esparcan,siempre cambiante su gloria.

    Maravillosa visin! Eran curvos algunos, al modode cuernos

    y como la luna en creciente de plata, pendanen la bveda oscura del cielo; esparcan

    otros un rayo tenue y claro, as Hspero cuando enel mar

    brilla an el Poniente, apagndose; ms all searrojabanotros contra la noche, con colas de trmulo fuego,como esferas que a la ruina, a la muerte caminan;como luceros brillaban algunos, pero al pasar la

    carroza,palideca toda otra luz.

    EPIPSYCHIDION

    ... Emiliaflota ahora un bajel en el puerto,

    se cierne un viento sobre la frente de los montes;cruza una senda el piso azulado del mar,

    y no surc hasta ahora quilla alguna esta senda.Los alciones meditan en islas sin espumas

    y el engaoso ocano sus tretas all olvida.Los alegres marinos son all osados, libres.Dime querrs venir conmigo, dulce hermana?

    Nuestro bajel es un albatros cuyo nidoest en Edn lejano, en levante de prpura;iremos en sus alas y entre tanto, la Noche

    y el Da y la Borrasca y la Calma, ministrossern para nosotros en ese mar sin lmites,

    el uno en pos del otro, mas sin saberlo nunca.S de una isla, en jnicos celajes amparada,bella como un salvado rincn del Paraso

    y, no siendo sus puertos ni buenos ni seguros,

    aquel pas se hubiera quedado en soledades,a no ser unos pocos pastores que all nacen

    y que en el aire elseo, claro y dorado, bebende los dorados tiempos como el postrer espritu,

    vivaces y sencillos, osados e inocentes.Azul, cie el Egeo ese escogido hogar,

    con murmurar que cambia siempre y luces y espumas,besando las cernidas arenas y las blancas

    cavernas; y los vientos que vagan por la orillaondulan dulcemente, como las mismas ondas.

    Hay all densos bosques donde formas selvticas

    discurren; y unas fuentes, arroyuelos y estanquestransparentes como un diamante elementalo serenos como aire matinal; y ms lejos,

    los senderos musgosos de las cabras y ciervos(que el rstico pastor sigue una vez al ao)

    conducen a los claros y a cavernas y umbras;y cmaras, que cie la yedra y las cascadas

    alumbran, con murmullo incesante acompaana ruiseores del medioda. Y discurren

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    20/24

    por todo aquel lugar unas brisas muy dulces;el elemento leve y claro de la isla

    se hace denso de aromas de limonero en flor,que flotan como niebla, cargada de invisibles

    lloviznas, en los prpados cayendo como un sueo.Y asoman en el musgo junquillos y violetas,que el cerebro traspasan con saetas de aromahasta que, en un sufrir deleitoso, desmayes.

    Y todo movimiento y olor, luz y sonidocon aquella profunda msica van acordes,que es un alma en el alma -y dijrase que son

    como ecos de un sueo prenatal, lejanos.Entre el cielo y la tierra, el aire y el mar,

    se mece aquella isla, suspensa en la paz clara:brilla, as en el Edn Lucifer vagabundo,lavada por ocanos azules de aire joven.

    Es lugar elegido. Ni el Hambre ni las Plagas,ni la Peste o la Guerra o el Temblor, posan nuncala planta en sus picachos; buitres ciegos, navegan

    ms all, hacia lo lejos, en su terrible ruta;

    las aladas borrascas, su salmodia de truenosofreciendo a otras tierras, dejan simas azules

    de paz sobre la isla, o lloran su roco,que renueva los campos y bosques, para siempre,

    en su inmortalidad verdeante y dorada.Y se elevan del mar o del celaje llegan

    unos claros vapores, suaves y brillantes,velo tras velo, todos ocultando delicias:mas los aparta el sol, o la luna o la brisa,

    hasta que su hermosura la isla, como noviadesnuda, resplandece con su gracia y su amor,

    colorada y temblando de excesiva ventura.Pero, como una lmpara sepultada, hay un Almaque arde en el corazn de esa isla tan dulce,tomo de lo Eterno que esparce su sonrisa,

    y sentirla pudirais, aunque sin verla en rocasgrises y en las azules ondas y en bosques verdes,

    llenando sus grietas desnudas y vacas.Pero la maravilla que guarda aquel desierto

    es una solitaria morada: ni las rsticas

    gentes de aquella isla saben por quin se alzarani cundo; baluarte no es, aunque ms alta

    que los bosques se eleve; mas, para su deleite,algn prudente y tierno Rey del Mar, cuando el crimen

    no conoca el hombre, en la niez del mundo,la hizo, y fue el asombro de los sencillos tiempos,

    envidia de las islas y casa deleitosa,que sagrada se hizo a la esposa o a la hermana.

    Vestigio no parece del arte de los hombres,sino como un recuerdo titnico; en la entraade la tierra adquiriendo su forma, y desprendida

    luego de las montaas, de las rocas vivientes,irguindose en cavernas luminosas y altas.

    Pues todas las imgenes tan sabias, de aquel tiempoya desaparecieron borradas, y en su sitio

    verais cmo enlazan dulcamaras y yedrassus masas, con el tallo de innumerables curvas;y las flores parsitas alumbran con sus gemasde roco las salas sin luz, y cuando mueren,

    entre las traceras de invierno el cielo asoma,

    con manchones de luna o tomos de estrellao pedazos del da intenso y apacible,

    labrando unos mosaicos de Paros en el suelo.Y da y noche, lejos, desde las altas torresy terrazas, dijerais que la Tierra y el Mar,

    muy abrazados duermen y en sus sueos hay ondasy flores, nubes, bosques y peascos y cuntorealidad llamamos, leyendo en sus sonrisas.La isla y la morada son mas y he querido

    que fueses t la dama de aquellas soledades.Y all algunas estancias hice que dispusieran,

    mirando hacia los aires dorados del Orientey a nivel de las brisas vivientes, que discurrencomo ondas, encima de las vivientes ondas.Msica y libros hice mandar all y aquellosinstrumentos con que conjuran almas noblesal futuro en su cuna y a los tiempos pasados

    en su tumba, y que hacen perdurar el presenteen pensares y gozos que duermen, mas no pueden

    morir, pues los envuelve su propia eternidad.

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    21/24

    Nuestra vida sencilla poco anhela, y el gustoverdadero no alquila al Lujo, esclavo plido,

    que en vez de ornar malogra, pues la Naturalezacon su progenie, vive an en las colinas.La paloma torcaz en la sombra yedra,

    da su queja amorosa; cie un vuelo de buhosla torre de la tarde y estrellas nuevas miran

    por entre los murcilagos veloces, en su danza

    crepuscular; los ciervos braman en la frescuralunar, a nuestra puerta; la noche lenta y mudacon sus alientos miden, en apacible sueo.

    Tengamos ese hogar en vida, y cuando cubranlos aos con marchitas horas, como hojarasca

    nuestro polvo, seamos el da suspendido,seamos alma viva de esa isla celeste,

    conscientes, indistintos, uno solo. Entre tanto,nos alzaremos ambos: sentados o en camino,

    nos cobijar azul, el techo de ese climajnico, y vagaremos por los prados o iremos

    a los musgosos montes, cuando el cielo se inclina,

    con las brisas ms leves, a besar a su amante;o pasaremos donde la orilla con sus guijasbajo los besos raudos y suaves del mar,

    se agita y centellea como en xtasis; dueosy a un tiempo posedos por todo lo que encierraese tranquilo crculo de ventura, y el uno para elotro, hasta ser como una cosa misma el amor y la

    vida. O al medioda, iremosa alguna antigua cueva muy blanca, que pareceguardar claro de luna cuando expir la noche,y donde nunca asoma, despierto, el da. Velo

    ser de nuestro asilo, cual nocturna clausuraque celar tus luces inocentes con sueo,con el sueo, roco fresco del amor lnguido,lluvia que apaga besos y los renueva. Largoser nuestro coloquio, y excesiva dulzuratendr la meloda del pensamiento, hastaque sin palabras, viva en miradas, saetasdel mudo corazn, estremecida msica

    que da calladamente armona al silencio...

    DOS ANGELES

    El ngel de la vida y el de la muerte un dapasaron con el alba sobre mi humilde aldea;la luz daba en sus rostros; cada cosa pareca

    con el humo un carruaje de penacho que ondea.Iguales en su aspecto y en su actitud iguales,

    idnticos sus rostros y sus nevadas vestes;

    mas el uno cea corona de inmortales,el otro de narciso y aureolas celestes.De sbito pararon el vuelo; con espanto

    dije: "Corazn mo, si lates, con violenciadescubrirs los seres queridos que amas tanto,

    los seres que hacen dulce y alegre tu existencia.Desciende el que narcisos cea. Llega, tocaa mi puerta; mi alma dentro de s se sume,

    cual fuente que, si tiembla la tierra, por la bocade hervoroso mana, al punto se consume.Reconoc, temblando, las vagas agonas,

    las penas que en mi infancia de terror me llenaron

    y que en esos momentos feroces y sombroscon triplicadas fuerzas de m se apoderaron.Abrile por fin la puerta al santo mensajero:a or al Ser Supremo que todo bien ordenadispseme callado, sin atreverme, empero,ni a sonrer de gozo ni a sollozar de pena.

    Entonces, con sonrisa que ilumin mi estancia,exclama: "Soy el ngel que anuncia slo vida";y antes de responderle, difundiendo fragancia,

    desapareci dejando mi vida oscurecida.De tu hogar a las puertas llegse en el momento

    el ngel que cea corona de inmortales,y con frases henchidas de tristsimo acentopronunci, de la muerte los cantos sepulcrales.

    Aquella faz de tu hija, graciosa y perfilada,marchitse y tu pecho se colma de tristeza;

    un ngel entr solo, oh amigo!, a tu morada,y dos de all salieron volando con presteza.

    Todo a Dios pertenece. Cuando extiende su manoapanse las nieblas, cl cielo se encapota,

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    22/24

    hasta que sonriente mira el valle, el Ocano,desde la oscura nube que huye a la regin remota.

    El ngel de la vida y el ngel de la muertejams sin tu mandato de la morada abierta

    traspasan los umbrales. Quin pues, con manofuerte

    podr a sus mensajeros cerrar audaz la puerta?

    ODA AL VIENTO DEL OESTE

    Oh, Viento del Oeste, altivo y fiero!por quien las muertas hojas -cual fantasmas

    que huyeran con pavor de un hechicero-negruzcas y rojizas y amarillas,

    vuelan en asquerosas multitudes.T, que a su lecho llevas las semillas

    aladas que reposan en espera-lo mismo que en su tumba los cadveres-

    de que tu hermana la urea primavera

    toque el clarn, y engendren las entraasde la tierra, rebaos de capullos

    perfumados en valles y montaas.Oh poderoso espritu de lucha!

    Oh destructor y amparador! Escucha!:T que desprendes de los blancos velos

    -como las hojas secas de los rbolesenlazados del mar y de los cielos-los rayos y la lluvia y desparramas

    en la azulada area superficie-como erizada cabellera en llamas

    de alguna Mnade terrible- desde el lgubreborde del mismo cenit a las puertasde la nueva borrasca, el canto fnebredel ao en estertor -del cual la noche

    que muere es la alta cpula de un vastosepulcro levantado con derroche

    de vapores, de cuya inmensa luchafuego y granizo estallarn -escucha!:T que del sueo estivo despertaste

    al mar Mediterrneo, que dormamecido en las corrientes que formaste

    de la isla de Baie en la baha,do vi en sueos mil mgicos castillosbrillar llenos de musgo, al claro da,con aspecto tan dulce y tan romntico,que al pintarlo temblarn los pinceles;t, por quien los poderes del Atlntico

    se abren en un arcano indescriptible,mientras lejos, los bosques y las floresse asustan al or tu voz terrible,

    y locos de terror, con un lamentose despojan; escucha, escucha, oh Viento!:

    Si, hoja muerta, tu aliento me arrastrara,si, alta nube, llevrasme en tu vuelo,

    si, ola sujeta a ti participarade tu valiente impulso, aun cuando fuera

    menos gil que t, si por mi dichafuera como en la infancia, si pudiera

    contigo recorrer el firmamento

    y, como entonces, al querer vencerte,corriera, cual visin, jams violento,contigo fuera en la hora del vencido.

    Como onda, u hoja o nube, oh viento!, enslzame,que las zarzas del mundo me han herido.

    Las horas han vencido lentamentea alguien cual t, fugaz, libre y valiente.

    Tu lira sea cual la selva umbra,y, si caen mis hojas cual las suyas,

    su poderosa y mgica armonade ambos recabar un canto otoal,

    dulce, aun en la tristeza. Que tu espritusea el mo, oh Espritu Vital!Mis pensamientos lleva al Universo

    -tambin fecundan las marchitas hojas!-y, por la dulce magia de este verso,

    dispersa -cual la lumbre inextinguidacentellas y cenizas- mis palabras,

    y sean a la tierra adormecida,proftico clarn, que, oh Viento!, espera

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    23/24

    tras el invierno la urea Primavera.

    ECOS

    Si mueren dulces voces, todavaCanta en el corazn su meloda;

    Cuando agonizan, plidas, perdura

    De las violetas la fragancia pura;Con ptalos sin fin, muerta la rosa,Orna el amante el lecho de la hermosa:As en tus remembranzas, t ya ausenteQuiz el amor se aduerma dulcemente.

    OTOO

    Con cunta gloria viene y se va el ao;los vstagos de hermosa primavera,precursores de cielos despejados

    y de tiempo apacible de la tierra,adornos por doquiera repartidos,su nueva vida plcidos ostentan

    cuando el velo argentado de las nubessobre el astro del otoo se despliega

    y el ao viejo con amor recibede frutos en sazn la rica herencia,

    bellsimos y varios panoramaspor todas partes la Natura ensea.Hay un hermoso espritu que exhala

    fragancia embriagadora en las florestasque embellecen los bosques con los tintes

    de variado color de su paletay baa en luz dc nubes las columnasque majestuosos prticos sustentan.

    La maana cual ave de veranode la montaa sobre la alta crestalevanta el ala purpurina; el vientogaln apareciendo, en la pradera

    besa las frescas hojas somojadas:

    de vida el bosque majestuoso llena,en donde fresnos, argentadas hayas

    y erguidos sauces su follaje ostentan;en tanto que el otoo en el caminocomo un anciano trmulo se sienta,el ureo petirrojo entre las ramasde los frondosos bosques aletea;

    el purpreo pinzn, ave de invierno,

    pica del avellano las almendras;de la cabaa, sobre el techo ahora,alza el pjaro azul su dulce endecha,

    y del mayal los repetidos golpesse escuchan a lo lejos en las eras.

    Oh, cuntos goces este mundo ofreceal que limpia y tranquila la conciencia

    ante un cielo brillante y silenciosocumplidos sus deberes se presenta!Las amarillas hojas y los vientoshermosas esperanzas le revelan;

    la muerte le dir los grandes himnos

    que por el mundo sin cesar resuenan;que l ir del descanso a la morada

    sin verter una lgrima siquiera.

    LOS VAGABUNDOS DEL INVIERNO

    Estrella de alas lumnicasque pasas con vuelo audaz:en qu cueva de la noche

    tus alas aquietars?Luna, peregrino plidode un camino sin hogar:

    noche o da en sus abismosun lecho acaso te dan?

    Viento, husped que no admitela Tierra sobre su faz:

    tal vez algn nido escondesen un rbol o en el mar?

    BUENAS NOCHES

  • 8/14/2019 7542412 Adonais y Otros Poemas de Shelley

    24/24

    "Buenos noches?"... Ah!, no, que es triste la horaque viene a separar

    a aquellos que no deben, mi tesoro!,separarse jams;

    deja que estemos juntos todava,y entonces, s sern

    grata la vida, dulces los amores,

    la noche celestial!Cmo se ha de llamar "buena" la nocheen triste soledad,

    por ms que anhelas t que pase rpidacomo nube fugaz?

    Deja que estemos juntos, vida ma!,que nadie lo sabr,

    entonces s, ser para nosotros,la noche celestial!

    Para los corazones que se sientenamantes palpitar,

    desde que el sol se oculta hasta que surge

    el sol, radiante ya,son en el mundo gratos los amores;

    la noche celestial;porque ellos no se dicen, mi tesoro!

    "buenas noches", jams.

    CANTO FUNEBRE

    Brisa otoal que sollozando exprimesPenas sobrado tristes para el canto;

    lbrego viento en que explayais, sublimesNubes nocturnas, el cinreo manto

    Selva maldita que en el cierzo gimes,Tormentas rotas en estril llanto,

    Grutas sin luz, mar lgubre e infecundo:Llorad, llorad por el dolor del mundo.

    INDICE

    PrlogoHimno de panA la alegraAA una alondra

    Lo pasadoFilosofa del amorLa serenata indiaAmorosaOzymandias de EgiptoVino de hadasAdonaisOda a NpolesLa muertePrometeo desencadenadoEl tiempoEl espritu del mundo

    EpishychidionDos ngelesOda al viento del oesteEcosOtooLos vagabundos del inviernoBuenas NochesCanto fnebre