72719316

9
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72719316 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Belén Sarasua, Irene Zubizarreta, Enrique Echeburúa, Paz de Corral Perfil psicopatológico diferencial de las víctimas de violencia de pareja en función de la edad Psicothema, vol. 19, núm. 3, 2007, pp. 459-466, Universidad de Oviedo España ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Psicothema, ISSN (Versión impresa): 0214-9915 [email protected] Universidad de Oviedo España www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Upload: ayda-luz

Post on 24-Nov-2015

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72719316

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Beln Sarasua, Irene Zubizarreta, Enrique Echebura, Paz de CorralPerfil psicopatolgico diferencial de las vctimas de violencia de pareja en funcin de la edad

    Psicothema, vol. 19, nm. 3, 2007, pp. 459-466,Universidad de Oviedo

    Espaa

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Psicothema,ISSN (Versin impresa): [email protected] de OviedoEspaa

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Las mujeres vctimas de violencia de pareja en sus diversas mo-dalidades (fsica, psicolgica o sexual) constituyen un sector de lapoblacin muy numeroso. Segn el Ministerio de Trabajo y Asun-tos Sociales (2002), al menos un 4% de las mujeres espaolas su-fren violencia habitual y hasta un 15% la han padecido en algnmomento de su vida. El estudio reciente de Fontanil, Ezama, Fer-nndez, Gil, Herrero y Paz (2005) llega a cifrar el maltrato a la mu-jer en la pareja en una tasa del 20%.

    La alarma social se dispara cuando se analizan los datos delas muertes perpetradas por la pareja o ex pareja, que suponenuna tasa de ms de 3 mujeres por milln. Adems, la proporcinms alta de muertes se registra en el tramo de edad comprendi-do entre los 15 y los 24 aos de edad (5 mujeres por milln), esdecir, entre las vctimas ms jvenes (Centro Reina Sofa,2005).

    Este tipo de victimizacin es el motivo ms comn de sufri-miento psicolgico en las mujeres, as como la principal causa de

    reduccin de la calidad de vida que tiene lugar en el mbito de lafamilia y por razn de gnero (Echebura y Corral, 1998).

    El maltrato fsico es la forma de violencia ms evidente por laslesiones o las enfermedades que produce en muchos casos, por loque la probabilidad de denunciar o establecer contacto con los ser-vicios sanitarios aumenta. El contacto con los profesionales en elmarco policial y judicial puede favorecer la motivacin para acce-der a un tratamiento especializado, que le permita a la vctima ale-jarse fsica y emocionalmente del agresor (Walker, 1984).

    La violencia por parte de la pareja est asociada a una sensa-cin de amenaza a la vida y al bienestar emocional por las gravesimplicaciones psicolgicas que produce. Por ello, constituye unfactor de riesgo para la salud mental, tanto a corto como a largoplazo, tal y como ha quedado demostrado en numerosos estudios(vase Amor, Bohrquez, y Echebura, 2006; Soler, Barreto, yGonzlez, 2005).

    El maltrato evoluciona en una escala ascendente en cuanto a lagravedad y la frecuencia de aparicin de los actos violentos. Ade-ms, las conductas humillantes y las actitudes de desvalorizacintienen tambin un carcter intimidatorio. La vctima queda asatrapada en un crculo violento, en donde las agresiones fsicas y/opsicolgicas se manifiestan de forma repetida e intermitente entre-mezcladas con actitudes y comportamientos de arrepentimiento obuen trato (Walker, 1984).

    Perfil psicopatolgico diferencial de las vctimas de violencia de parejaen funcin de la edad

    Beln Sarasua, Irene Zubizarreta, Enrique Echebura* y Paz de Corral*Centro de Violencia de Gnero. Programa de Asistencia Psicolgica de la Diputacin Foral de lava y del Ayuntamiento de Vitoria - Gasteiz

    y * Universidad del Pas Vasco

    En este artculo se han estudiado las repercusiones psicopatolgicas de la violencia de pareja en la mu-jer en funcin de la edad en una muestra de 148 vctimas en un Servicio para Vctimas de ViolenciaFamiliar. Los resultados pusieron de manifiesto que las vctimas ms jvenes sufran maltrato fsicoms a menudo y estaban expuestas a un mayor riesgo para sus vidas que las vctimas de ms edad. Latasa de prevalencia del TEPT era ms alta en las vctimas ms jvenes (42%) que en las mayores(27%). Asimismo, las vctimas de menor edad mostraban ms sntomas depresivos y tenan una auto-estima menor que las ms mayores. A su vez, la gravedad del TEPT en las vctimas jvenes estaba re-lacionada con la presencia de relaciones sexuales forzadas; en las vctimas mayores, sin embargo, serelacionaba ms con la percepcin de amenaza para sus vidas. Por ltimo, se comentan las implica-ciones de este estudio para la prctica clnica y para las investigaciones futuras.

    Psychopathological profile of battered women according to age. In this paper, differential psychopa-thological consequences in battered women according to age were analysed in a sample of 148 victimsseeking psychological treatment in a Family Violence Centre. The younger victims exposed to intima-te partner violence suffered more often from physical violence and were at higher risk for their livesthan the older ones. The prevalence rate of posttraumatic stress disorder (PTSD) was higher (42%) inthe younger victims than in the older ones (27%). Likewise, younger victims were affected by moredepressive symptoms and lower self-esteem than the older ones. The severity of PTSD in the youngervictims was related to the presence of forced sexual relationship but in the older ones, it was related tothe perceived threat to their lives. Implications of this study for clinical practice and future research inthis field are commented upon.

    Fecha recepcin: 19-6-06 Fecha aceptacin: 7-12-06Correspondencia: Enrique EcheburaFacultad de PsicologaUniversidad del Pas Vasco20018 San Sebastin (Spain)E-mail: [email protected]

    Psicothema 2007. Vol. 19, n 3, pp. 459-466 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEGwww.psicothema.com Copyright 2007 Psicothema

  • Las primeras reacciones de la vctima ante estos sucesos se ca-racterizan por sentimientos de humillacin, vergenza, preocupa-cin y miedo, que facilitan la ocultacin de los mismos. Con el pa-so del tiempo se produce una prdida de control, confusin ysentimientos de culpa que, en muchas ocasiones y con la corazadel enamoramiento, dificultan que la propia vctima se reconozcacomo tal. Finalmente, el malestar emocional crnico, la percep-cin de prdida de control y el miedo a sufrir una segunda victi-mizacin desde el mbito jurdico-penal e incluso desde el socio-familiar, junto con otros factores personales, justifican lapermanencia en el ciclo de la violencia (Echebura y Corral, 1998;Sarasua y Zubizarreta, 2000).

    La depresin y el trastorno de estrs postraumtico (TEPT) sonlas consecuencias ms comnmente detectadas a largo plazo(Amor, Echebura, Corral, Sarasua, y Zubizarreta, 2001; Echebu-ra, Corral, Amor, Sarasua, y Zubizarreta, 1997). Es ms, la co-morbilidad de ambos trastornos en las vctimas de violencia de pa-reja es bastante habitual (Cascardi, OLeary, y Schlee, 1999;Echebura, Corral, y Amor, 2002; Stein y Kennwedy, 2001).

    La gravedad de los efectos de este proceso de victimizacin es-t relacionada con la intensidad del maltrato, pero no necesaria-mente con el de tipo fsico. De hecho, la violencia psicolgicatambin se ha identificado como un buen predictor del TEPT (Pi-c-Alfonso, 2005). Sin embargo, son an ms numerosos los estu-dios en los que las agresiones sexuales dentro de la pareja consti-tuyen el mejor predictor de dicho trastorno (Amor, Echebura,Corral, Zubizarreta, y Sarasua, 2002; Bennice, Resick, Mechanic,y Astin, 2003; Dutton, Kaltman, Goodman, Weinfurt, y Vankos,2005; Kemp, Green, Hovanitz, y Rawlings, 1995).

    En concreto, el trastorno de estrs postraumtico tiene una tasamedia de prevalencia alta (entre un 45 y un 60%) en la violenciade pareja (Cascardi et al., 1999). Pero al margen de la disparidadde los datos, muy relacionada con los criterios empleados en laevaluacin, parece haber una correspondencia entre las tasas msaltas de TEPT y las vctimas asistidas en casas de acogida.

    La incidencia de estrs postraumtico en vctimas de violenciade pareja, con una cronicidad media de 10 aos y que acuden a unprograma de tratamiento especializado sin vivir en casas de acogi-da, se sita dentro de la media registrada, es decir, entre un 45 y50% de las vctimas evaluadas (Amor et al., 2002; Echebura etal., 1997). En cualquier caso, segn los criterios del DSM-IV-TR(APA, 2000), es muy superior a la prevalencia estimada a lo largode la vida en la poblacin general, tanto en mujeres (13%) comoen hombres (6,2%) (Breslau, Kessler, Chilcota, Schultz, Davis, yAndreski, 1998; Breslau, 2001).

    La incidencia diferencial del TEPT en relacin con el sexo quese dobla en la poblacin femenina se explica, fundamentalmen-te, por el riesgo de sufrir agresiones sexuales u otro tipo de vio-lencia machista por el hecho de ser mujer (Amor et al., 2006).

    Ms all del impacto psicopatolgico en las vctimas de vio-lencia de pareja, hay una disminucin de su calidad de vida y undeterioro en sus condiciones de salud, con un mayor nmero deproblemas psicosomticos y con un aumento en la frecuencia delas consultas al mdico de familia (Campbell, 2002; Woods y Wi-neman, 2004). Es ms, la violencia de pareja es el tercer factorque, tras la diabetes y los problemas en el parto, ms prdida deaos de vida saludable supone en la mujer (Labrador, Rincn, deLuis, y Fernndez-Velasco, 2004; Lorente, 2001).

    En resumen, las vctimas que sufren maltrato presentan fre-cuentemente sintomatologa ansioso-depresiva y un nivel bajo de

    autoestima, as como un peor grado de adaptacin a la vida coti-diana y un mayor riesgo de suicidio (Amor et al., 2002, 2006;Mertin y Mohr, 2000; Moscicki, 1989).

    El conocimiento ms preciso del perfil psicopatolgico de lasvctimas, as como de las circunstancias de maltrato vividas y delos factores implicados en su mantenimiento, pueden permitir di-sear programas de tratamiento ms ajustados para favorecer la re-cuperacin psicolgica y romper la vinculacin con el agresor trasuna larga historia de victimizacin (Dutton, 1992; Echebura, Co-rral, Sarasua, y Zubizarreta, 1996; Kubany, Hill, Owens, Lannce-Spencer, McCaig, Tremayne, y Williams, 2004; Labrador y Rin-cn, 2002).

    Segn los datos disponibles en nuestro programa de AsistenciaPsicolgica a la violencia de gnero de la Diputacin Foral de la-va (que es gratuito y se desarrolla en un servicio pblico en dondese han atendido a 1.204 vctimas desde 1997 a 2005), la tasa deabandonos y rechazos del total de las vctimas tratadas no es ex-cesivamente alta (31%). Sin embargo, las vctimas ms jvenestienden a rechazar o a abandonar el tratamiento en una proporcinmucho mayor (48%) que las de ms edad (27%) (tabla 1). Es de-cir, en las vctimas ms jvenes hay un mayor riesgo de permane-cer o de volver a la relacin violenta, lo que tiende a agravar su si-tuacin psicopatolgica y les impide beneficiarse de la red deapoyo social.

    Ante la carencia de estudios sobre este tema, el objetivo de es-ta investigacin es analizar el perfil demogrfico y psicopatolgi-co de las vctimas de violencia de pareja atendiendo a su edad (me-nores y mayores de 30 aos). Se trata, en ltimo trmino, deidentificar factores diferenciales para ajustar los programas tera-puticos y reducir el porcentaje de abandonos y la probabilidad derechazo al tratamiento.

    Mtodo

    Participantes

    La muestra total de este estudio consta de 148 vctimas de mal-trato que han acudido en demanda de tratamiento psicolgico alprograma de asistencia psicolgica para vctimas de violencia degnero de la Diputacin Foral de lava (Pas Vasco) en los ltimosdos aos (2004 y 2005).

    Los criterios de seleccin han sido los siguientes: a) ser mujermayor de 18 aos y vctima de maltrato fsico y/o psicolgico porparte de su pareja o ex pareja; b) no estar ingresada en un centrode acogida; c) no sufrir una enfermedad mental grave; y d) acce-der voluntariamente a la participacin en el estudio (previa firmade un documento de autorizacin) tras haber sido debidamente in-formada.

    BELN SARASUA, IRENE ZUBIZARRETA, ENRIQUE ECHEBURUA Y PAZ DE CORRAL460

    Tabla 1Tasa de abandonos y de rechazos en funcin de la edad en el programa

    de tratamiento de violencia de pareja de lava

    1997-2005

  • Medidas de evaluacin

    a) Variables sociodemogrficas y de maltrato

    La entrevista semiestructurada para vctimas de maltratodomstico (Echebura, Corral, Sarasua, y Zubizarreta, 1998;modificada en 2003) es un instrumento muy til que permiteevaluar la historia de victimizacin y las circunstancias ms re-cientes del maltrato, as como la percepcin de amenaza a la vi-da. De esta forma, facilita la identificacin de las variables aso-ciadas a un maltrato de alto riesgo, tanto para la vctima comopara sus hijos, as como las estrategias de afrontamiento em-pleadas. Adems de los aspectos descritos, se evalan las ca-ractersticas sociodemogrficas, los antecedentes psicopatol-gicos, el estado de salud y, por ltimo, las medidas legales(civiles y penales) y las fuentes de apoyo social y familiar exis-tentes.

    b) Variables psicopatolgicas

    La Escala de Gravedad de Sntomas del Trastorno de EstrsPostraumtico (EGS) (Echebura, Corral, Amor, Zubizarreta, ySarasua, 1997) evala la gravedad e intensidad de los sntomas deeste trastorno segn los criterios diagnsticos del DSM-IV-TR(APA, 2000) en vctimas de diferentes sucesos traumticos. Estaescala est estructurada en un formato tipo Likert de 0 a 3 segnla frecuencia e intensidad de los sntomas y consta de 17 tems quecorresponden a los criterios diagnsticos (5 hacen referencia a lossntomas de reexperimentacin, 7 a los de evitacin y 5 a los de ac-tivacin). El rango oscila de 0 a 51 en la escala global; de 0 a 15,en la subescala de reexperimentacin; de 0 a 21, en la de evitacin;y de 0 a 15, en la de activacin.

    Es una escala con una eficacia diagnstica muy alta (95,45%)si se establece un punto de corte global de 15 y unos puntos de cor-te parciales de 5, 6 y 4 en la subescalas de reexperimentacin, evi-tacin y activacin, respectivamente. Las propiedades psicomtri-cas son muy satisfactorias (Echebura et al., 1997).

    El Inventario de Ansiedad-Estado (STAI) (Spielberger, Gor-such, y Lushene, 1970) (versin espaola de TEA, 1982) es unautoinforme que consta de 20 tems relacionados con la ansie-dad-rasgo y de otros 20 relacionados con la ansiedad-estado. Elrango de puntuaciones oscila de 0 a 60 en cada escala. El puntode corte elegido para la poblacin femenina en el STAI-Estadoes de 31 (correspondiente al percentil 75). La fiabilidad test-re-test es de 0,81 en la escala de ansiedad-rasgo, bastante ms al-ta, como es lgico, que en la de ansiedad-estado (r= 0,40). Laconsistencia interna vara de 0,83 a 0,92. Por otra parte, la vali-dez convergente con otras medidas de ansiedad oscila entre 0,58y 0,79.

    El Inventario de Depresin de Beck (BDI) (Beck, Rush, Shaw,y Emery, 1979) (versin espaola de Vzquez y Sanz, 1997) es unautoinforme de 21 tems (rango: 0-63 puntos) que mide la intensi-dad de los sntomas depresivos y da ms importancia a los com-ponentes cognitivos de la depresin que a los conductuales y so-mticos. El punto de corte ms utilizado para discriminar entrepoblacin sana y aquejada de sintomatologa depresiva es de 18(Beck, Brown, y Steer, 1996). El coeficiente de fiabilidad por elmtodo de las dos mitades es de 0,93. Desde la perspectiva de lavalidez convergente, la correlacin con la evaluacin clnica de ladepresin oscila de 0,62 a 0,66.

    La Escala de Valoracin de la Depresin (HRS) (Hamilton,1960) (versin espaola de Conde y Franch, 1984) es un instru-mento heteroaplicado que evala la sintomatologa depresiva, es-pecialmente en los componentes somticos y conductuales. Sesuele utilizar como medida complementaria al BDI. El punto decorte establecido es de 18 puntos. Las propiedades psicomtricasson satisfactorias tiene una fiabilidad entre observadores de 0,90y el coeficiente de validez convergente es de 0,60 y, adems, esmuy sensible a los cambios teraputicos.

    La Escala de Autoestima (EAE) (Rosenberg, 1965; versin es-paola de Fernndez-Montalvo y Echebura, 1997) tiene por ob-jetivo evaluar el grado de satisfaccin que tiene una persona con-sigo misma. Este autoinforme consta de 10 tems generales quepuntan de 1 a 4 en una escala de tipo Likert (rango: 10-40 pun-tos). El punto de corte en la poblacin adulta es de 29, con unapuntuacin tanto mayor cuanto mayor es la autoestima. La fiabili-dad test-retest es de 0,85 y el coeficiente alfa de consistencia in-terna es de 0,92. La validez convergente y la validez discriminan-te son, asimismo, satisfactorias (vase Zubizarreta, Sarasua,Echebura, Corral, Sauca, y Emparanza, 1994).

    La Escala de Inadaptacin (IG) (Echebura y Corral, 1995) esun autoinforme que consta de 6 tems (rango: 0-30) y mide el gra-do en que la situacin de maltrato afecta a diferentes reas de la vi-da cotidiana (trabajo, vida social, tiempo libre, relacin de parejao a la posibilidad de tenerla, y relacin familiar), as como tambina nivel global. El punto de corte establecido es de 12 en la escalatotal y de 2 en cada uno de los tems, con una puntuacin tanto ma-yor cuanto mayor es la inadaptacin. En esta investigacin se hautilizado el tem que refleja el grado de inadaptacin global a la vi-da cotidiana (rango: 0-5 puntos). Las propiedades psicomtricasde fiabilidad y validez han resultado satisfactorias y estn descri-tas en Echebura, Corral y Fernndez-Montalvo (2000).

    Procedimiento

    Las mujeres participantes en esta investigacin fueron evalua-das en el momento de establecer contacto con el programa deAsistencia Psicolgica para Vctimas de Violencia de Gnero de laDiputacin Foral de lava (Pas Vasco). El protocolo de evalua-cin fue aplicado en tres sesiones por un equipo de psiclogas cl-nicas con formacin en violencia de gnero y supervisado por lasresponsables del programa (las dos primeras firmantes), que cuen-tan con una dilatada experiencia en el tratamiento de la violenciafamiliar.

    La fase de evaluacin formaba parte de una intervencin clni-ca. Por ello, la propia terapeuta evaluadora realizaba, posterior-mente, el programa de tratamiento.

    El conjunto de vctimas seleccionadas se ha dividido en dosgrupos segn el criterio de edad, con un punto de corte de 30 aos,a efectos de establecer una diferencia entre las vctimas jvenes ylas ms mayores.

    Resultados

    En este apartado se presentan los resultados obtenidos de lacomparacin entre los dos grupos en todas las variables estudia-das. En primer lugar, se analizan las caractersticas demogrficasy la historia clnica; en segundo lugar, las variables del maltrato; y,en tercer lugar, las caractersticas psicopatolgicas. Este ltimopunto hace referencia a tres factores: a) la presencia o ausencia del

    PERFIL PSICOPATOLGICO DIFERENCIAL DE LAS VCTIMAS DE VIOLENCIA DE PAREJA EN FUNCIN DE LA EDAD 461

  • TEPT y el nivel de gravedad de los sntomas (segn la Escala deGravedad del Trastorno de Estrs Postraumtico); b) el malestaremocional, segn las pruebas de sintomatologa ansiosa (STAI-E)y depresiva (BDI y HRS), de autoestima (EAE) y de inadaptacin(IG); y c) el malestar emocional en funcin de la percepcin deamenaza a la vida, la existencia de violencia sexual en la relacinde pareja y el apoyo familiar recibido.

    Caractersticas demogrficas e historia clnica

    El grupo de vctimas jvenes (

  • TPET tanto en el grupo de las jvenes (2= 0,51; n.s.) como en elotro (2= 0,25; n.s.).

    b) Malestar emocional: ansiedad, depresin, autoestima einadaptacin

    En cuanto al nivel de malestar emocional, las diferencias entreuno y otro grupo aparecen en la depresin y en la autoestima. Enconcreto, las vctimas ms jvenes estn ms deprimidas que lasvctimas de mayor edad, tanto en las manifestaciones cognitivas(t= 2,54; p

  • Por ltimo, el apoyo familiar no est relacionado ni con el ni-vel de gravedad del TEPT (t= 0,01; n.s.) ni con el nivel de males-tar emocional (STAI: t= 0,58; n.s.; BDI: t= 0,03; n.s.; IG: t= 0,23;n.s.) en las vctimas del grupo de menos de 30 aos. Sin embargo,las vctimas de mayor edad que carecen de apoyo familiar tienenun nivel de autoestima ms bajo (X= 27,62) que las que percibenla presencia de la red de apoyo (X= 31,08) (t= 2,38, p
  • to. Las que perciben realmente el riesgo tienden a responsabilizarnica y exclusivamente al maltratador de las conductas violentas yde las posibilidades de cambio y, a la larga, al no sentirse culpa-bles, tienen una mayor percepcin de control y de seguridad en smismas.

    En definitiva, las vctimas ms jvenes experimentan un mal-trato objetivamente ms grave y sufren un mayor impacto psicol-gico, pero, sin embargo, cuando buscan ayuda teraputica, la aban-donan prematuramente. La afectacin emocional, a menudo, seatribuye a factores externos a la violencia experimentada. Esta cir-cunstancia puede afectar a la valoracin subjetiva de la percepcinde amenaza a la vida en relacin con las de ms edad. Por ello, lasvctimas que acuden, a pesar de estar peor, lo hacen por haber en-trado en contacto con el sistema judicial.

    En las vctimas de ms edad, y por tanto con una historia devictimizacin ms larga, las experiencias vividas y los cambios enla concepcin de lo que es la pareja o el amor les ayudan a ver y acomprender por s mismas los factores que inciden en la perma-nencia del crculo violento y, en ltimo trmino, a asumir su pro-pia victimizacin. Este proceso cognitivo facilita la peticin de

    ayuda, el proceso de recuperacin psicolgica especialmente enla percepcin acerca de s mismas y una valoracin adaptativade las fuentes de apoyo disponibles. Los factores descritos puedenestar implicados en la disminucin de la posibilidad de rechazo oabandono de la intervencin.

    Esta investigacin presenta algunas limitaciones. Una de ellases que se han empleado como mtodos de medida autoinformesexclusivamente. Otra limitacin ms significativa est relacionadacon los grupos de edad establecidos. Dentro del grupo de menosde 30 aos, las ms jvenes estn poco representadas dado queacuden en escaso nmero y las que acuden rechazan el programacon frecuencia, por lo que no se dispone de todos los datos nece-sarios. Sera deseable contar con una muestra ms amplia de vc-timas jvenes, tanto conviviendo con el agresor (en este estudioslo son 15 de las de menos de 30 aos, lo cual refleja la realidadactualmente existente) como no conviviendo (la mayora de lasque acuden a tratamiento), lo que permitira profundizar ms en lavariable de la convivencia. Por ello, precisamente, este estudio tie-ne un carcter exploratorio y las conclusiones extradas deben sercontrastadas con futuros trabajos.

    PERFIL PSICOPATOLGICO DIFERENCIAL DE LAS VCTIMAS DE VIOLENCIA DE PAREJA EN FUNCIN DE LA EDAD 465

    Referencias

    American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and Statistical Ma-nual of Mental Disorders (4 th Ed-TR). Washington, DC: APA.

    Amor, P.J., Bohrquez, I.A., y Echebura, E. (2006). Por qu y a qu cos-te fsico y psicolgico permanece la mujer junto a su pareja maltrata-dora? Accin Psicolgica, 2, 129-154.

    Amor, P.J., Echebura, E., Corral, P., Sarasua, B., y Zubizarreta, I. (2001).Maltrato fsico y maltrato psicolgico en mujeres vctimas de violenciaen el hogar: un estudio comparativo. Revista de Psicopatologa y Psi-cologa Clnica, 6, 167-178.

    Amor, P.J., Echebura, E., Corral, P., Zubizarreta, I., y Sarasua, B. (2002).Repercusiones psicopatolgicas de la violencia domstica en la mujeren funcin de las circunstancias del maltrato. Revista Internacional dePsicologa Clnica y de la Salud/International Journal of Clinical andHealth Psychology, 2, 227-246.

    Beck, A.T., Brown, G.K., y Steer, R.A. (1996). Beck Depression Inventory-II (BDI-II). San Antonio, TX: The Psychological Corporation.

    Beck, A.T., Rush, A.J., Shaw, B.F., y Emery, G. (1979). Cognitive therapyof depression. New York: Guilford Press.

    Bennice, J.A., Resick, P.A., Mechanic, M., y Astin, M. (2003). The relati-ve effects of intimate partner physical and sexual violence on post-trau-matic stress disorder symptomatology. Violence and Victims, 18, 87-94.

    Breslau, N. (2001). The epidemiology of posttraumatic stress disorder: Whatis the extent of the problem? Journal of Clinical Psychiatry, 62, 16-22.

    Breslau, N., Kessler, R.C., Chilcoat, H.D., Schultz, L.R., Davis, G.C., yAndreski, P. (1998). Trauma and post-traumatic stress disorder in thecommunity. Archives of General Psychiatry, 55, 626-632.

    Campbell, J.C. (2002). Health consequences of intimate partner violence.The Lancet, 359, 1331-1336.

    Campbell, J.C., y Soeken, K.L. (1999). Womens responses to battering: Atest of the model. Research in Nursing & Health, 22, 49-58.

    Campbell, J.C., Sullivan, C.M., y Davidson, W.S. (1995). Women who usedomestic violence shelters: Changes in depression over time. Psycho-logy of Women Quarterly, 19, 237-255.

    Cascardi, M., OLeary, K.D., y Schlee, K.A. (1999). Co-occurrence andcorrelates of post-traumatic stress disorder and major depression inphysically abused women. Journal of Family Violence, 14, 227-249.

    Centro Reina Sofa (2005). Femicidios de pareja. Informe elaborado por elCentro Reina Sofa: Valencia.

    Conde, V., y Franch, J.I. (1984). Escalas de evaluacin comportamentalpara la cuantificacin de la sintomatologa psicopatolgica en lostrastornos angustiosos y depresivos. Madrid: Laboratorios Upjohn.

    Dutton, D.G. (1992). Empowering and healing the battered women: A mo-del for assessment and intervention. New York: Springer.

    Dutton, M.A., Kaltman. S., Goodman, L.A., Weinfurt, K., y Vankos, N.(2005). Patterns of intimate partner violence: Correlates and outcomes.Violence and Victims, 20, 483-497.

    Echebura, E., y Corral, P. (1995). Trastorno de estrs postraumtico. EnA. Belloch, B. Sandn y F. Ramos (eds.): Manual de psicopatologa(vol. 2) (pp. 171-186). Madrid. McGraw-Hill.

    Echebura, E., y Corral, P. (1998). Manual de violencia familiar. Madrid.Siglo XXI.

    Echebura, E., Corral, P., y Amor, P.J. (2002). Evaluacin del dao psico-lgico en vctimas de delitos violentos. Psicothema, 14, Supl., 139-146.

    Echebura, E., Corral, P., Amor, P.J., Sarasua, B., y Zubizarreta, I. (1997).Repercusiones psicopatolgicas de la violencia domstica en la mujer:un estudio descriptivo. Revista de Psicopatologa y Psicologa Clnica,2, 7-19.

    Echebura, E., Corral, P., Amor, P.J., Zubizarreta, I., y Sarasua, B. (1997).Escala de gravedad de sntomas del trastorno de estrs postraumtico:propiedades psicomtricas. Anlisis y Modificacin de Conducta, 23,503-526.

    Echebura, E., Corral, P., y Fernndez-Montalvo, J. (2000). Escala de ina-daptacin: propiedades psicomtricas en contextos clnicos. Anlisis yModificacin de Conducta, 26, 325-340.

    Echebura, E., Corral, P., Sarasua, B., y Zubizarreta, I. (1996). Tratamien-to cognitivo-conductual del trastorno de estrs postraumtico crnicoen vctimas de maltrato domstico: un estudio piloto. Anlisis y Modi-ficacin de Conducta, 22, 627-654.

    Echebura, E., Corral, P., Sarasua, B., y Zubizarreta, I. (1998). Mujeresvctimas de maltrato. En E. Echebura y P. de Corral (eds.): Manual deviolencia familiar (pp. 11-69). Madrid. Siglo XXI.

    Fernndez-Montalvo, J., y Echebura, E. (1997). Variables psicopatolgi-cas y distorsiones cognitivas de los maltratadores en el hogar: un an-lisis descriptivo. Anlisis y Modificacin de Conducta, 23, 151-180.

    Fontanil, Y., Ezama, E., Fernndez, R., Gil, P., Herrero, F.J., y Paz, D.(2005). Prevalencia del maltrato de pareja contra las mujeres. Psico-thema, 17, 90-95.

    Fontanil, Y., Mndez, M., Cuesta, M., Lpez, C., Rodrguez, F.J., Herrero,J., y Ezama, E. (2002). Mujeres maltratadas por sus parejas masculinas.Psicothema, 14, Supl., 130-138.

    Hamilton, M. (1960). A rating scale for depression. Journal of Neurology,Neurosurgery and Psychiatry, 23, 53-65.

  • Kemp, A., Green, B.L., Hovanitz, C., y Rawlings, E.I. (1995). Incidenceand correlates of post-traumatic stress disorder in battered women:Shelter and community samples. Journal of Interpersonal Violence, 10,43-55.

    Kubany, E.S., Hill, E.E., Owens, J.A., Lannce-Spencer, C., McCaig, M.A.,Tremayne, K.J., y Williams, P.L. (2004). Cognitive trauma therapy forbattered women with PTSD. Journal of Consulting and Clinical Psy-chology, 72, 3-18.

    Labrador, F.J., y Rincn, P.P. (2002). Trastorno de estrs postraumtico envctimas de maltrato domstico: evaluacin de un programa de inter-vencin. Anlisis y Modificacin de Conducta, 28, 905-932.

    Labrador, F.J., Rincn, P.P., de Luis, P., y Fernndez-Velasco, R. (2004).Mujeres vctimas de la violencia domstica. Programa de actuacin.Madrid: Pirmide.

    Lorente, M. (2001). Mi marido me pega lo normal. Barcelona: Ares y Mares.Matud, M.P. (2004). Impacto de la violencia domstica en la salud de la

    mujer maltratada. Psicothema, 16, 397-401.Mertin, P., y Mohr, P.B. (2000). Incidence and correlates of posttraumatic

    stress disorder in australian victims of domestic violence. Journal ofFamily Violence, 15, 411-422.

    Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales e Instituto de la Mujer (2002).Macroencuesta sobre violencia contra las mujeres. Madrid: Ministe-rio de Trabajo y Asuntos Sociales.

    Moscicki, E.K. (1989). Epidemiologic surveys as tools for studiying suicidalbehavior: A review. Suicide & Life-Threatening Behavior, 19, 131-146.

    Pic-Alfonso, M.A. (2005). Psychological intimate partner violence: Themajor predictor of posttraumatic stress disorder in abused women. Neu-roscience and Biobehavioral Reviews, 29, 181-193.

    Rosenberg, M. (1965). Society and the Adolescent Self Image. Princeton:Princeton University Press.

    Sarasua, B., y Zubizarreta, I. (2000). Violencia en la pareja. Mlaga: Aljibe.Sato, R.A., y Heiby, E.M. (1992). Correlates of depressive symptoms

    among battered women. Journal of Family Violence, 7, 229-245.Soler, E., Barreto, P., y Gonzlez, R. (2005). Cuestionario de respuesta

    emocional a la violencia domstica y sexual. Psicothema, 17, 267-274.Spielberger, C.D., Gorsuch, R.L., y Lushene, R.E. (1970). Manual of Sta-

    te/Trait Anxiety Inventory. Palo Alto CA: Consulting PsychologistsPress (versin espaola, TEA, 1982).

    Stein, M.B., y Kennedy, C. (2001). Major depressive and post-traumaticstress disorder comorbidity in female victims of intimate partner vio-lence. Journal of Affective Disorders, 66, 133-138.

    Vzquez, C., y Sanz, J. (1997). Fiabilidad y valores normativos de la ver-sin espaola del Inventario para la Depresin de Beck de 1978/Relia-bility and norm data of the Spanish version of the 1978 Beck Depres-sion Inventory. Clnica y Salud, 8, 403-422.

    Walker, L.E. (1984). The battered woman syndrome. New York: Springer.Woods, S.J., y Wineman, N.M. (2004). Trauma, posttraumatic stress di-

    sorder symptom clusters and physical health symptoms in postabusedwomen. Archives of Psychiatric Nursing, 18, 26-34.

    Zlotnick, C., Johnson, D., y Kohn, R. (2006). Intimate partner violence andlong-term psychosocial functioning in a national sample of Americanwomen. Journal of Interpersonal Violence, 21, 262-275.

    Zubizarreta, I., Sarasua, B., Echebura, E., Corral, P., Sauca, D., y Empa-ranza, I. (1994). Consecuencias psicolgicas del maltrato domstico.En E. Echebura (ed.): Personalidades violentas (pp. 129-152). Ma-drid. Pirmide.

    BELN SARASUA, IRENE ZUBIZARRETA, ENRIQUE ECHEBURUA Y PAZ DE CORRAL466