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    AO 22. N 60

    TERCERA POCA

    SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2005

    Los primeros gobiernos peronistas

    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    RECIBIDO: OCTUBRE 2005

    ACEPTADO: NOVIEMBRE 2005

    EDUARDO M. BASUALDO

    AbstractThe emergence of Peronism in Argentina(1945-1955) is a fundamental event in the countryshistory. This moment signals the access of workersto a previously unknown economic and institutionalsituation that develops a new popular sectorsidentity lasting for many decades. This economic,social and political integration of the working classwas made possible by the consolidation ofindustrialization as the axis of economic activity inArgentina. Nevertheless, the Peronist governmentscouldnt fully integrate the local industrial structurethrough the incorporation of heavy industry. Thispaper analyses the reasons for such a failure,discussing if they lie in the redistribution of incometowards workers or in the high profit rates obtainedby the industrial sector.

    Key wordsPeronism / Industrialization / Income distribution

    pp. 113-151

    ResumenLa irrupcin del peronismo en la Argentina(1945-1955) es un hito fundamental en la historiaargentina porque seala el momento en que lostrabajadores acceden a una situacin econmica einstitucional desconocida hasta ese momento,conformndose una identidad de los sectorespopulares que perdurar a lo largo de muchasdcadas. Esta integracin econmica, social ypoltica de la clase trabajadora fue posible por laconsolidacin de la industrializacin como el ejeprioritario de la actividad econmica. Sin embargo,esos gobiernos no lograron integrar la estructuraindustrial mediante la incorporacin de la industriapesada. En este trabajo se indaga si las causas deese fracaso radicaron en la redistribucin del ingresohacia los trabajadores o en las elevadas tasas derentabilidad que obtuvieron los propios empresariosindustriales.

    Palabras clavePeronismo / industrializacin / distribucin delingreso

    Los primeros gobiernos peronistas y la consolidacindel pas industrial: xitos y fracasos*

    * Este artculo forma parte de un estudio ms amplio de historia econmica argentina que se realiz en el marco de la beca de laFundacin J. S. Guggenheim y que se presentar como tesis ante el Doctorado en Historia de la Facultad de Filosofa y Letras de la UBA.El autor agradece los comentarios realizados por Enrique Arceo, Daniel Azpiazu, Martn Schorr, Cecilia Nahn, Karina Forcinito, HugoNochteff y Horacio Verbitsky.

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    Introduccin

    La irrupcin del peronismo1 a mediados del siglo pasado es un hito fundamental en lahistoria argentina porque seala el momento en que los trabajadores acceden a una situa-cin econmica e institucional desconocida hasta ese momento, conformndose una iden-tidad de los sectores populares que perdurar a lo largo de muchas dcadas. Esta integracineconmica, social y poltica de la clase trabajadora fue posible porque durante esos aosse pone fin a la larga agona del planteo agroexportador que se desarrolla durante ladcada infame, consolidando la industrializacin como el eje prioritario de la actividadeconmica.

    Este giro copernicano en la sociedad modific el plexo de las relaciones sociales,dando lugar a un tipo de Estado especfico que impulsar la industrializacin y, como partede la misma, la emergencia con todas sus limitaciones de una burguesa nacional. Deesta manera, se plasm una nueva matriz social que dio lugar a dos bloques sociales quese enfrentarn a lo largo de la segunda etapa de sustitucin de importaciones que sedespliega entre 1958 y 1975. El primero de ellos conformado por la clase trabajadora,cuyo ncleo estaba constituido por los asalariados industriales, y ese sector del empresariadonacional asentado principalmente en la produccin de bienes intermedios y bienes salariosdemandados por los sectores asalariados. El otro conducido por el capital extranjero in-dustrial y una fraccin de la oligarqua pampeana que haba formado parte del proyectoagroexportador anterior.

    Al estar ambos bloques sociales integrados por distintas fracciones del empresariadoindustrial, se vuelve palpable que a partir del peronismo la pugna no se entabla entre lourbano y lo rural, y menos an entre la produccin agropecuaria y la industrial. Tanto es asque incluso dentro de la oligarqua pampeana ya se encuentran durante esos aos dosfracciones claramente diferenciadas. La primera de ellas est constituida por los tradicio-nales terratenientes que fueron la conduccin del proyecto agroexportador junto a losintereses ingleses. La segunda est compuesta por aquellos terratenientes que durante lasdcadas anteriores haban utilizado una parte de la renta agropecuaria para diversificarsus inversiones hacia otras actividades econmicas, principalmente hacia la produccinindustrial. Al igual que lo que ocurre con la burguesa nacional, esta fraccin de la oligar-qua est inserta en la produccin de bienes salario y bienes intermedios, lo cual planteauna pugna entre ellas por definir el carcter del Estado y, por lo tanto, sus polticas de

    1 El peronismo es un movimiento poltico de carcter popular que comienza a conformarse entre 1943 y 1945 bajo la administracinpresidencial de los generales Pedro Ramrez (1943-1944) y, especialmente, Edelmiro J. Farrel, a partir de un golpe de Estado que finalizael ciclo de gobiernos conservadores que se haba iniciado en 1930. El conductor del peronismo fue el general Juan D. Pern, quien ocupla presidencia de la nacin en tres oportunidades: 1946-1951, 1952-1955 y 1973-1974. Su segundo mandato fue interrumpido por ungolpe militar y el tercero por su muerte.

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    promocin y el grado de apertura econmica. De esta manera, el grado y las modalidadesque adopta la apertura comercial y financiera devienen en la economa argentina como elelemento fundamental que define la posibilidad de construir una nacin o de consolidar elpas dependiente.

    Analizar los logros y fracasos del peronismo original no slo es trascendente paraesclarecer la verdad histrica, lo cual de por s es fundamental porque hace a la identidadde los sectores populares, sino tambin para el debate sobre la crtica situacin por la quetransita nuestro pas. Varios y de diversa ndole son los motivos de su importancia actual.

    Es poco discutible que el colapso econmico y social actual es el resultado de quehace casi treinta aos la dictadura militar interrumpi la industrializacin e impuso unpatrn de acumulacin de capital basado en la valorizacin e internacionalizacin finan-ciera vinculada al endeudamiento externo, y en beneficio de los acreedores externos y lafraccin diversificada de la oligarqua pampeana (grupos econmicos locales), a partir deuna apertura econmica discriminada que abarc tanto al mercado de bienes como el decapitales. Tampoco caben mayores dudas de que, a partir de la restauracin constitucional,este proceso fue convalidado por el sistema poltico en su conjunto pero donde el radica-lismo2 y el peronismo tuvieron una influencia decisiva. Resulta evidente que la reversinde la profunda crisis econmica y los inditos ndices de desocupacin y exclusin socialque provoca ese proceso slo es posible adoptando polticas de Estado que tengan comoobjetivo central la redistribucin del ingreso y la reindustrializacin del pas. Convieneentonces tener en cuenta los avances y fracasos anteriores para no replicar experienciasfrustrantes, especialmente las implementadas en los primeros gobiernos peronistas, yaque es el momento histrico en que la industria y los derechos sociales de los trabajadoresse instalaron como ncleos centrales del proceso econmico-social, dejando atrs el mo-delo agroexportador.

    No menos relevante es percibir que la definicin de una poltica industrial no implicanicamente la identificacin y jerarquizacin de las actividades sectoriales, sino la defini-cin del papel del Estado y de los diferentes sectores sociales en dicho proceso. En estesentido, la revisin de la experiencia de los dos primeros gobiernos peronistas resultadecisiva porque, al igual que en la actualidad, se trat de un desafo fundacional para

    2 El Partido Radical se conforma a fines del siglo XIX como una de las principales fuerzas de oposicin al rgimen conservador. Su primerdirigente fue Leandro N. Alem y posteriormente Hiplito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear. Su mayor triunfo poltico fue lograr que elgobierno conservador de Roque Saenz Pea promulgara la Ley del Voto Obligatorio y Secreto en 1912. Es sobre esta base que a partirde 1916 tanto Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930) como De Alvear (1922-1928) ocuparon la presidencia de la nacin. Ambos lderessern los referentes de dos lneas partidarias que se enfrentarn abiertamente durante la dcada de los treinta, luego del derrocamientode Irigoyen por un golpe militar. El denominado yrigoyenismo fue la oposicin a la alianza conservadora que se agrupa en la llamadaConcordancia. Por el contrario, el alvearismo form parte de esta ltima junto al Partido Conservador y el Partido SocialistaIndependiente, entre otras agrupaciones polticas.

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    revitalizar a la clase trabajadora, restaurando su participacin en el ingreso y sus derechoslaborales y sociales.

    Sin embargo, igualmente trascendente es reparar en que la redefinicin de la relacinentre el capital y el trabajo reconoce como condicin sine qua non un nuevo tipo de Estadoque se involucre directamente en la produccin y conduzca el proceso de reindustrializaciny redistribucin del ingreso, disciplinando a las fracciones del capital oligoplico, incluidala oligarqua agropecuaria.

    Se trata de una problemtica central no slo durante los primeros gobiernos peronistassino tambin en la actualidad, porque los sectores dominantes mediante la reestructura-cin econmica de los ltimos treinta aos redimensionaron y disgregaron a la burguesanacional. Es as como a partir de la crisis del rgimen convertible la oligarqua diversificada,ya como conduccin de la oligarqua pampeana en su conjunto, intenta suplantar a ladisgregada burguesa nacional y ubicarse como la interlocutora natural de un proyectonacional que enfrente al dominante capital extranjero. Ms an, esta fraccin de la oligar-qua, como parte de esa transmutacin que el sistema poltico convalida, tergiversa lanaturaleza histrica del objetivo buscado en los primeros gobiernos peronistas. Ya no setrata de una alianza que fue posible porque la clase trabajadora se constituy como unsujeto social y poltico que enfrent el poder oligrquico, modelando un nuevo tipo deEstado desde donde, a su vez, impuls la conformacin de una burguesa nacional asenta-da en una dinmica compatible con una mayor participacin de los trabajadores en ladistribucin del ingreso. Ahora, en la versin oligrquica, se invierten las causalidadescolocando a la burguesa nacional como el alma mater de esa etapa histrica, ocultandode esta forma un hecho decisivo: la clase trabajadora ha sido el sujeto central de la confor-macin de los proyectos reformistas, tanto como lo fue en otras experiencias nacionales delos proyectos revolucionarios.

    Crecimiento econmico, distribucin del ingreso y expansin industrial

    Ningn anlisis sobre la industrializacin en la Argentina, por preliminar o fragmentarioque sea, puede obviar su antecedente inmediato: el perodo 1946-1955 en el cual lamisma deviene el eje central del proceso econmico interno. Puede tratarlo ms o menosimplcitamente pero no excluirlo, porque en ese perodo se plasma una divisoria de aguasen el desarrollo econmico, social y poltico del pas, en tanto queda atrs el modelooligrquico agroexportador y se fortalece la industrializacin, conformndose las condi-ciones estructurales y las alianzas sociales que sern decisivas en los acontecimientosposteriores al derrocamiento del peronismo en 1955 mediante un golpe de Estado. Esosgobiernos peronistas ponen en marcha una experiencia indita hasta ese momento por-

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    que conjugan el crecimiento econmico con un importante aumento en la participacin delos trabajadores en el ingreso generado anualmente (v. grfico 1).

    Grfico 1

    Evolucin del PIB y de la participacin de los asalariados en el ingreso, 1946-1955(1946=100 y % de ingreso)

    Fuente: elaboracin propia sobre la base de la informacin del BCRA y Cepal.

    PBI (en pesos de 1950,1945=100) Participacin asalariados en el ingreso%

    del

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    Los trabajos realizados sobre estos perodos sealan la existencia, especialmentedurante los primeros aos de la administracin peronista (1946-1948), de una acelerada eindita expansin econmica sustentada en la situacin tambin excepcional de la balan-za de pagos y en un sensible crecimiento de la inversin bruta fija. Sobre este particular, R.Mallon y J. Sourrouille (1973:21) expresan que:

    Entre 1945 y 1948 el volumen de las mercancas importadas se cuadriplic y el productointerno bruto real aument el 28 por ciento. La disponibilidad real de bienes y serviciostotal del producto interno ms importaciones menos exportaciones creci, durante elperodo de tres aos, en una cifra an ms impresionante, el 45 por ciento, favorecidapor el mejoramiento en los trminos de intercambio con el exterior y en los servicios delos prstamos e inversiones extranjeros.

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    Por su parte, C.F. Daz Alejandro (1975:78) seala que las tasas de crecimientoanual ms elevadas conseguidas durante lapsos consecutivos de cinco aos han sido lossiguientes (empleando como serie bsica el PIB): 1932-1937: 5,0 por ciento (Cepal), 1943-1948: 5,4 por ciento (BCRA), 1953-1958: 5,0 por ciento (BCRA). Finalmente, tambin E.Eshag y R. Thorp (1969:75), en su trabajo sobre esa poca, indican que entre 1946 y 1948Las estadsticas disponibles sugieren un crecimiento del producto bruto nacional del 10por ciento por ao durante el perodo, mientras que durante la guerra fue de slo del 3 porciento por ao.

    Sin embargo, la peculiaridad fundamental que caracteriza a esos gobiernos peronistases la incorporacin de la clase trabajadora argentina en trminos econmicos, sociales ypolticos, dando por terminado, al mismo tiempo, el modelo agroexportador sobre la basede un acelerado crecimiento industrial. De all que Alejandro Horowicz, en su incisivo ensa-yo sobre el peronismo (1990:133), seale sobre el 17 de octubre3 que: As y todo, en lahistoria argentina es algo nunca visto puesto que es una movilizacin pacfica de masasobreras que violenta el fiel de la balanza donde discurre la poltica burguesa. Es decir, laclase obrera tom partido en la disputa y su partido se denomin peronismo.

    La constitucin de la clase trabajadora como un nuevo y trascendente sujeto social sellev a cabo concretando las reivindicaciones (convenios colectivos por actividad, tribuna-les laborales, salarios mnimos, seguridad social, aguinaldo, etc.) que haban formulado lossectores populares en las dcadas anteriores a travs de sus diversas representacionessociales y polticas (anarquistas, socialistas, los radicales yrigoyenistas, etc.). Muchas deellas ya estaban establecidas legalmente, pero no se cumplan, mientras que muchas otrasdieron lugar a una profusa legislacin que las puso en marcha. Complementariamente, en1945 se sancion la mtica Ley de Asociaciones Profesionales que permiti la expansin yel fortalecimiento de los sindicatos en la sociedad argentina.

    Es as como, tomando en cuenta solamente este aspecto, durante ese perodo seregistra una participacin creciente de los asalariados en el ingreso nacional, impulsadopor un incremento tanto del salario real como de la ocupacin de mano de obra. Tal es suintensidad, que varios autores la consideraron como el factor que impidi un salto cualita-tivo en la produccin industrial y la modernizacin de la infraestructura luego de la profun-da reduccin de la inversin impuesta por la guerra. As por ejemplo, C. F. Daz Alejandro(1975:129), en una de las reiteradas ocasiones en que se refiere a esta problemtica,afirma que:

    3 El 17 de octubre de 1945 es la gesta ms emblemtica del peronismo porque en esa fecha una masiva e indita movilizacin de la clasetrabajadora provoc la liberacin del general Pern, quien haba sido encarcelado por la fraccin militar que se opona a sus polticaslaborales y sociales como funcionario del gobierno del general E. Farell.

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    Las polticas peronistas dan la impresin de un gobierno interesado no tanto en fomentarla industrializacin, cuanto en desplegar una poltica nacionalista y popular de aumentodel consumo real, la ocupacin y la seguridad econmica de las masas y de los nuevosempresarios. Persigui estos objetivos aun a expensas de la formacin de capital y de lacapacidad de transformacin de la economa.

    Tambin, E. Esahg y R. Thorp (1969:74-75) sostienen una visin similar, diciendo que:

    En la posguerra, dada la fuerte demanda extranjera, cualquier aumento del consumoimplicaba una reduccin idntica de los ingresos de divisas. La poltica de mantenerprecios relativamente bajos para los alimentos, ms el control estricto de las locacionesurbanas y de los precios de otros importantes bienes y servicios, en una poca en que elempleo y los salarios nominales crecan rpido, permiti que el consumo privadoabsorbiera una proporcin excesiva del incremento de los ingresos reales, que resultdel aumento de la produccin interna y de los trminos de intercambio.

    Si bien el crecimiento econmico de los primeros aos del gobierno peronista no logrmantenerse despus de 1948, la tendencia fue claramente expansiva en la etapa considera-da. Tan es as, que las evidencias estadsticas expuestas por Eshag y Thorp indican que elProducto Bruto Nacional de 1955 es un 16 por ciento superior al de 1948 (v. cuadro 2), esdecir superiores a las expuestas en el grfico 1 de este trabajo. Hay pleno consenso acercade que esta expansin y la creciente participacin de los asalariados en el ingreso estndirectamente relacionadas con un notable crecimiento de la produccin industrial, la cualpasa a ser el eje central del proceso econmico. En efecto, tal como se verifica en el grfico2, la incidencia relativa de la industria en el PBI super por primera vez la participacin de laproduccin agropecuaria en 1945 y de all en ms, en el marco de una sensible expansindel PBI, se acentuaron rpidamente las diferencias entre las mismas.

    Ms an, la acelerada expansin industrial de ese perodo se registra a pesar delacentuado y generalizado crecimiento que evidencian las diversas actividades industrialesen los aos anteriores al peronismo. De all que J. V. Sourrouille y J. Lucngeli (1980:8-9),en su trabajo clsico sobre la industrializacin, resalten enfticamente el crecimiento in-dustrial y la paulatina diversificacin de la produccin sectorial durante la dcada anterior.Al respecto, sostienen que:

    El aumento en el nmero de establecimientos, ocupacin, produccin y salarios entre1946 y 1935 es impresionante: cualquiera sea el elemento de comparacin, los datosde 1946 implican por lo menos una duplicacin con respecto a los de una dcada atrs(...) la industria alimenticia continuaba siendo la principal actividad en trminos devalor agregado, y si bien surge claramente que la distancia entre las posiciones relativas

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    entre los grandes sectores que hemos considerado se reducen sensiblemente, es evidenteque el grado de especializacin tambin se haba reducido, en un marco de generalizadaexpansin.

    Grfico 2

    Evolucin del PIB y participacin de la actividad agropecuaria e industrial, 1915-1973(en nmero ndice y porcentaje del PIB)

    Ya en los primeros aos de la gestin del peronismo la industria en su conjuntoocupaba ms de un milln de trabajadores, cifra que por otra parte es superior a la queexhibi en el ltimo Censo Industrial (1994), y a pesar de la desaceleracin posterior a1948 debido a la influencia de los problemas en el sector externo vinculados tanto a lamerma de la produccin agropecuaria como al nivel de demanda externa y al deterioro delos trminos del intercambio la industria profundiz su predominio sobre la produccinagropecuaria, afianzndose una relacin que ser irreversible en las dcadas posteriores.

    Radicalismo(Yrigoyen-

    Alvear,1916-30)

    Concordancia(Uriburu, Justo,Ortiz, Castillo,1930-1943)

    Dictadura(Farrel,

    Ramrez,1943-1946)

    Peronismo(Pern,

    1946-1955)

    Dictadura(Leonardi,Aramburu,

    1955-1958)

    Desarrollismo(Fondizi,Guido,

    1958-1963)

    Radicalismo(Illia,

    1963-1966)

    Dictadura(Ongania,Levington,Lanusse,

    1966-1973)

    Agricultura (% del PBI) Industria (% del PBI) PBI a costo de los factores (1915=100)

    Fuente: elaboracin propia sobre la base de informacin del BCRA a precios de 1960.

    1915 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 59 61 63 65 67 69 71 73

    1915

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    Los primeros gobiernos peronistas

    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    En trminos de la composicin de la produccin industrial, la siguiente comparacinintercensal (1954/1946) permite apreciar cambios significativos que indican un avancenotorio de la metalmecnica, del cual la fabricacin de la heladera Siam4 es un hechosimblico que perdura en el tiempo. En relacin con la importancia que asume lametalmecnica en esos aos, J. V. Sourille y J. Lucngeli (1980:11) sealan que:

    Los datos son ilustrativos del papel peculiar que le cupo a la industria metalmecnicaen el desarrollo industrial de la inmediata posguerra. En estos ocho aos se vuelve aduplicar el nmero de establecimientos, la ocupacin aumenta en un 60% frente a un25% del total y supera a la industria alimentaria y a la textil en todos los indicadores,con excepcin del valor de produccin. Esta ltima observacin no es ms que el reflejode un hecho notable, el crecimiento de los pequeos talleres, en gran medida dedicadosa reparaciones o fabricacin de repuestos, con un alto coeficiente de valor agregadopor unidad de produccin.

    En este contexto, cabe sealar que la conjuncin de esta nueva situacin de lostrabajadores en trminos polticos, sociales y econmicos con una notable expansin de laproduccin y el empleo industriales, se plasma mediante una profundizacin de la inter-vencin estatal en el proceso econmico que permiti concretar una significativa redis-tribucin de la renta agropecuaria. En efecto, el papel estatal fue decisivo para que dicharenta que antes era apropiada por la oligarqua terrateniente y el capital extranjero vin-culado al planteo agroexportador se redistribuyera hacia los trabajadores, los empresa-rios industriales vinculados al abastecimiento del mercado interno y el propio Estado.

    Este acentuamiento de la intervencin estatal que profundiz la tendencia iniciada apartir de la crisis de 1929 se expres en el sector financiero mediante la nacionalizacin delos depsitos bancarios por parte del Banco Central y la asignacin del crdito medianteredescuentos otorgados por esta entidad, la creacin del Banco Hipotecario Nacional queconcentraba en el pas este tipo de crdito, la regulacin del mercado de seguros, etc. Lomismo ocurri en materia de comercio exterior con la creacin del reiteradamente denos-tado Instituto Argentino para la Promocin del Intercambio (IAPI) que regulaba el inter-cambio comercial del pas (importaciones y exportaciones) e incluso en algunos aosestableci cuotas para las importaciones y las exportaciones destinadas a controlar lasalida de divisas, en el primer caso, y a garantizar el consumo interno en el caso de lasventas externas.

    4 La empresa Siam Di Tella fue fundada en las primeras dcadas del siglo XX pero constituye una expresin emblemtica de las empresasnacionales (burguesa nacional) que se expandieron a partir de los aos treinta con la industrializacin basada en la sustitucin deimportaciones y se consolidaron durante los primeros gobiernos peronistas. Se trata de una empresa metalmecnica que si bien produjouna amplia gama de bienes (amasadoras, surtidores de nafta, e incluso automviles) tuvo como su producto emblemtico la heladeraSiam en los aos cincuenta.

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    Asimismo, la intervencin estatal se extendi decididamente a la promocin indus-trial mediante la consolidacin del Banco Industrial creado en 19445 y diversos incentivos(arancelarios, impositivos y crediticios) a las actividades industriales que fueron declaradasde inters nacional. Sin embargo, la accin estatal no se circunscribi a definir unapoltica industrial, sino que durante esta etapa se constituyeron o fortalecieron numerosasempresas estatales, muchas de las cuales actuaron en la produccin industrial hasta la olaprivatizadora que puso en marcha otro gobierno peronista en la dcada del noventa. Entreellas se cuentan las siguientes: Direccin General de Fabricaciones Militares (DGFM), fun-dada en 1941 y dedicada a producir materiales de guerra y afines; Direccin Nacional deFabricaciones e Investigaciones Aeronuticas (Dinfia), sucesora de la Fbrica Militar deAviones fundada en 1927 y que producir aviones y automotores; Astilleros y FbricasNavales del Estado (AFNE); Direccin Nacional de Industrias del Estado (Dinie), que tomaa su cargo las empresas alemanas intervenidas y luego adquiridas por el Estado; SociedadMixta Siderrgica Argentina (Somisa) creada en 1947 para la produccin de acero.6

    Deuda externa, nacionalizacin de los servicios pblicos y proyectos

    alternativos

    Desde el punto de vista del sector externo, en los estudios sobre esta poca hay plenoconsenso en que inicialmente se trat de una etapa excepcional, para luego irrumpir losproblemas de balanza de pagos tpicos de esa fase de la industrializacin basada en lasustitucin de importaciones, los cuales ponen de manifiesto la ausencia de polticas esta-tales orientadas a completar el esquema industrial interno. A los efectos de analizar ambosaspectos, en el cuadro 1 se expone la evolucin de los activos (reservas), de los pasivos(deuda externa pblica) del Banco Central, as como del comercio exterior (exportacionese importaciones) entre 1943 y 1955.

    La excepcionalidad inicial radicaba en que durante los primeros aos del gobiernoperonista, la Argentina, a la inversa de lo que acontece en la actualidad, exhiba unaholgada posicin acreedora neta con el resto del mundo, pero una parte significativa de lamisma estaba indisponible a raz de la situacin de insolvencia en que se encontraba elprincipal pas deudor (Inglaterra) como consecuencia de la segunda guerra europea. Laevolucin del saldo acreedor indica que su punto culminante se registra en 1946 (1.687millones de dlares) para reducirse en 1947 (1.163 millones de dlares) y luego caerabruptamente en 1948 (674 millones de dlares). Esta acentuada reduccin estuvo direc-tamente vinculada a la disminucin igualmente importante de las reservas y no a un

    5 Un anlisis muy interesante sobre este banco se encuentra en Girbal-Blacha, 2002. Otro, igualmente relevante y pormenorizado, enRougier, 2001.6 Sobre el tema se puede consultar Altimir et al., 1966.

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    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    incremento de la deuda externa provocada por la amplia poltica de nacionalizacin delos servicios pblicos,7 siendo la ms onerosa, resonante, y denostada, la de los ferrocarri-les ingleses en 1947.8

    Sin abordar un anlisis pormenorizado de la cuestin, parece poco discutible que lanacionalizacin de los ferrocarriles estuvo encaminada a solucionar el diferendo econmi-co entre la Argentina e Inglaterra en funcin del afianzamiento de la sustitucin de impor-taciones como el nuevo patrn de acumulacin de capital.9

    1943 994 824 171 23 972 601 239 362 3,7

    1944 1.296 975 321 24 1.272 658 257 401 3,7

    1945 1.639 1.192 447 24 1.615 724 295 429 3,3

    1946 1.733 1.090 643 47 1.687 1.159 588 571 4,0

    1947 1.176 338 838 13 1.163 1.612 1.340 272 0,8

    1948 772 143 630 99 674 1.629 1.561 68 6,1

    1949 665 210 454 141 524 1.043 1.180 -137 13,5

    1950 843 210 633 153 691 1.178 964 214 13,0

    1951 708 267 441 351 357 1.169 1.480 -311 30,0

    1952 608 287 321 424 184 688 1.179 -491 61,6

    1953 633 372 262 256 377 1.125 795 330 22,8

    1954 654 372 283 283 371 1.027 979 48 27,5

    1955 509 372 138 390 119 929 1.173 -244 42,0

    Fuente: elaboracin propia sobre la base de la Memoria y Balance del Banco Central de la Repblica Argentina, 1958.

    Cuadro 1

    Evolucin de los activos y pasivos externos y el comercio exterior, 1943-1955(millones de dlares y porcentajes)

    Activos externos(reservas)

    Saldo(activos-pasivos)

    Comercio exterior Deuda/exporta-

    ciones%

    SaldoExportaciones Importaciones

    Pasivosexternos

    BCRADivisasTotal Oro

    7 La poltica de nacionalizacin de los servicios pblicos puede consultarse en Rapoport et al., 2000:386 y ss.8 La evolucin histrica de los ferrocarriles en encuentra en el trabajo clsico de Scalabrini Ortiz, 1975. En relacin con la estatizacin delos mismos por parte del peronismo, ver Skupch, 1972.9 La relacin entre Argentina, Inglaterra y EE. UU. hasta mediados de siglo puede consultarse en Fodor y OConnell, 1973.

    La problemtica central eran los 112 millones de libras que a fines de 1945 tena laArgentina en el Banco de Inglaterra, como resultado de sus saldos comerciales favorablesobtenidos en los aos de la guerra, que estaban bloqueados a raz de la insolvencia ingle-sa durante ese conflicto blico. Estos, junto a la determinacin del precio de venta, consti-tuyeron los principales temas de la agenda en las negociaciones posteriores al

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    incumplimiento ingls del tratado Miranda-Eady10 de 1946 que qued desvirtuado debidoa la nueva declaracin de inconvertibilidad de la libra esterlina. A juzgar por los elementosdisponibles, dicho tratado implicaba una buena negociacin para el pas, ya que fijaba en150 millones de libras el precio de la transferencia de estos activos; de acuerdo con P.Skupch (1972:490): El precio convenido exceda ligeramente la valuacin en la Bolsa deLondres (130 millones de libras), pero estaba muy por debajo de su valor nominal (250millones de libras) y tal vez por debajo de su costo de reemplazo.

    Si bien el monto de recursos comprometido en la transferencia de los ferrocarrilesconstituye una problemtica signada histricamente por intensas controversias, con suestatizacin no ocurre lo mismo, ya que, excluyendo a la oligarqua eminentementeagropecuaria y a los intereses ingleses, los distintos sectores sociales que queran modifi-car el statu quo, ante el evidente agotamiento del modelo agroexportador y la crecientehegemona norteamericana, estuvieron de acuerdo en llevarla a cabo. Al respecto, es su-mamente importante recordar que la discusin e incluso las negociaciones para nacionali-zar los servicios pblicos en general, y los ferrocarriles en particular, comienzan con elgobierno de la Concordancia11 durante la dcada infame, siendo contemporneas con lasestatizaciones que se realizaron en el mbito mundial durante esos aos (en Inglaterra yFrancia, por el laborismo y De Gaulle, respectivamente).12

    Sin embargo, desde 1948 en adelante la tendencia de los saldos entre los activos ypasivos del Banco Central es decreciente debido a la expansin de la deuda externa con-trada por el sector pblico con los pases centrales. A su vez, la evolucin de este endeu-damiento estuvo fuertemente influenciada por los saldos negativos en la balanza comercialque irrumpieron por el estancamiento de las exportaciones agropecuarias y el dinamismode las importaciones de insumos intermedios y de bienes de capital demandados por lacreciente actividad industrial.

    En otras palabras, comienza a expresarse el tpico estrangulamiento en la balanza depagos que acompaar la evolucin de esa etapa de la industrializacin sustentada en lasustitucin de importaciones. En realidad, las restricciones externas ponen de manifiesto

    10 A comienzos del primer gobierno del general Pern, el 17 de septiembre de 1946, se firm el primer convenio comercial de su gestinentre la Argentina e Inglaterra. El mismo abord tres temticas centrales en la relacin bilaterales de ambos pases, como eran: ladisponibilidad de los recursos adeudados por Inglaterra a la Argentina a raz de la guerra; las exportaciones de carne argentina aInglaterra; la nacionalizacin de los ferrocarriles que los ingleses controlaban en el pas.11 En el ao 1930 un golpe militar destituy a Yrigoyen y se instaur una dictadura militar (1930-1932) que inaugura un largo ciclo deperidicos golpes de Estado militares. A partir de all se inicia una dcada donde mediante el fraude y la corrupcin gobierna unacoalicin de partidos conservadores denominada la Concordancia. El primero y ms relevante de los presidentes de ese ciclo fue elgeneral Agustn P. Justo (1932-1938) a quien, paradjicamente, los conservadores consideran su ltimo gran estadista. Le sigue RobertoM. Ortiz (1938-1940), que intenta morigerar el fraude electoral pero debe renunciar por enfermedad. A continuacin viene RamnCastillo (1940-1943), quien retoma a las prcticas polticas habituales y es derrocado por un golpe militar donde el general Pern tendrun papel destacado.12 En el trabajo de Skupch (1972) se analizan las negociaciones anteriores a los gobiernos peronistas para estatizar los ferrocarriles.

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    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    la extrema debilidad de las polticas estatales para avanzar mediante la inversin pblicaen la integracin de la estructura industrial interna. Se trata de una situacin paradojal,porque mientras los sectores dominantes denuncian hasta el hartazgo el intolerable dirigismoestatal del peronismo, la estructura y la poltica estatal no estn en funcin de impulsar unsalto cualitativo en la estructura industrial sino, como se ver con mayor detalle ms de-lante, en garantizar la rentabilidad del conjunto de las fracciones empresariales industria-les, que no se plasma tampoco en el caso de la burguesa nacional en nuevas inversionesque permitan integrar la estructura industrial y diluir las presiones sobre el sector externode la economa.

    Si bien los sectores sociales que impulsan un recambio del modelo agroexportadorcoinciden en la estatizacin de los servicios pblicos, sus desacuerdos son profundos almomento de definir el carcter especfico del nuevo patrn de acumulacin de capital. Lasfracciones de la oligarqua con presencia en la produccin industrial planteaban la conjun-cin de una mayor injerencia estatal con el mantenimiento de las exportaciones agro-pecuarias, pero con un nuevo eje productivo dinmico basado en la construccin y, sobretodo, en las ventas externas de los productos industriales. En funcin de este planteo deindustrializacin exportadora, tambin se propona proceder a la nacionalizacin de losservicios pblicos.

    La expresin orgnica ms acabada de la propuesta que impulsa esta fraccin de laoligarqua fue el denominado Plan Pinedo13 (Ministerio de Hacienda, 1940). En esteproyecto de industrializacin alternativo (exportador) al del peronismo (mercado internis-ta) se mencionaba explcitamente la nacionalizacin de los servicios pblicos, lo cual cons-tituye un claro indicador del grado de avance de las negociaciones por parte de algunos delos sectores que integraban el gobierno de la Concordancia. Al respecto, en dicho Plan(captulo III, punto 37) se seala que:

    Sin que pueda, hasta este momento, anunciarse otra cosa que la existencia de un proyectoen elaboracin, cabe en este lugar expresar que no es aventurado pensar en que lossaldos en libras resultantes de nuestro comercio con los pases del rea esterlina puedenser utilizados en un vasto programa de adquisicin del contralor de piezas esencialesdel sistema de transporte, si el proyecto respectivo hoy a estudio de otro departamentomereciera la aprobacin del gobierno y del Honorable Congreso.

    13 El 18 de noviembre de 1940, cuando haba ya haba asumido Ramn Castillo y estallado el escndalo del negociado por la compraestatal de las tierras donde se construira el Colegio Militar, denominado el negociado de El Palomar, el Ministro de Hacienda(Federico Pinedo lder del socialismo independiente) enva al Congreso Nacional un Plan de reactivacin econmica. El mismo,conocido como el Plan Pinedo, tena la intencin de poner en marcha polticas de corto plazo que neutralizaran la aguda crisiseconmica de ese momento con medidas de largo plazo que le permitieran a los sectores dominantes superar el agotamiento delmodelo agroexportador mediante el impulso a una industrializacin exportadora. Colaboraron en su realizacin destacados profesionalesde los sectores dominantes como Ral Prebisch y Ernesto Malaccorto. Dicho Plan nunca fue tratado por el Senado Nacional.

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    Por otra parte, a partir de los sectores nacionalistas de la Fuerzas Armadas y dedistintas fracturas del sistema poltico, influenciados todos ellos por la Fuerza de Orienta-cin Radical de la Joven Argentina (Forja), se fue conformando una propuesta alternativa,tambin industrialista pero asentada en el consumo interno y la redistribucin del ingresohacia los asalariados. Desde el punto de vista del peronismo, que es la fuerza poltica queasumi este ideario, la propiedad estatal de los servicios pblicos, y especficamente de losferrocarriles, se consideraba vital para asegurar, como parte de la seguridad y la autono-ma nacional, la consolidacin de la redistribucin del ingreso y, especialmente, del nuevoeje productivo de la economa argentina que era la industrializacin. Respecto a esta lti-ma, no se trataba nicamente de obtener un instrumento directo para su promocin, sinode replantear el conjunto de las relaciones existentes, eliminando la posible competenciainglesa en los bienes industriales que eran vitales como sustento del empresariado nacio-nal. De all que P. Skupch (1972:486) destaque que:

    Al finalizar la guerra el objetivo bsico del gobierno argentino, como de otros gobiernoslatinoamericanos, era defender lo que exista en materia de produccin manufacturera.Esta defensa se articulaba con el temor a la desocupacin que era de esperar comoconsecuencia de los reajustes econmicos que traera la paz. Las alternativas eran claras:se protegan las industrias que el pas haba logrado desarrollar o se dejaba que lacompetencia externa recuperase los mercados perdidos.

    Pese a la importancia que asume la industrializacin en la tarea de gobierno delperonismo, es indiscutible que no logr profundizarla incorporando en la estructura produc-tiva interna aquellas actividades tpicas que indican la superacin de la etapa de la indus-trializacin liviana como la produccin de acero, petroqumica, etc., lo cual sin dudahubiera permitido una mayor expansin econmica y autonoma nacional. Para varios auto-res esta oportunidad perdida se ubica en los primeros aos de gobierno (1946-1948) porlas ingentes reservas de divisas con las que contaba el pas que, supuestamente, se usaronen la redistribucin del ingreso hacia los asalariados, los gastos improductivos del Estado yla nacionalizacin de los servicios pblicos. De todos esos autores los que quiz expresaroncon mayor claridad esa falencia fueron Esahg y Thorp (1969:73-74), al afirmar que:

    Si bien el gobierno logr contribuir, mediante una poltica expansiva, a la aceleracindel crecimiento de la produccin y del empleo, no supo aprovechar las oportunidadesque se le presentaban al pas; algunas de sus polticas han sido verdaderamente pocosabias. El error mayor fue no utilizar los amplios recursos de la nacin para suprimir losestrangulamientos de la economa sealados antes. Vistas las cosas de maneraretrospectiva, resulta claro que las reservas de divisas iniciales y los ingresos adicionalesde la exportacin podran haberse utilizado para renovar y aumentar el capital de los

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    Los primeros gobiernos peronistas

    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    sectores de transporte y de energa, acero e industrias pesadas. Esta poltica habraexigido mayor control sobre la asignacin de recursos y en especial sobre la composicinde la inversin, pero habra permitido al pas continuar y profundizar su industrializacinaun bajo las condiciones desfavorables del comercio exterior que se manifestaron despusde 1948.

    El sealamiento es relevante pero improcedente, porque en la concepcin de esegobierno no era una alternativa vlida continuar con la postergacin social y debilitar alEstado para desarrollar la industria pesada, sobre todo cuando adems, en tan breve lap-so, afianzaba la industria liviana, y desplegaba un nuevo planteo institucional.

    Sin embargo, sera un error desechar esta visin crtica, ya que todo parece indicar queera necesario no slo profundizar la industrializacin, sino tambin renovar parte de lamaquinaria y equipo instalados. Tanto es as que el propio gobierno peronista intenta infruc-tuosamente solucionar este problema crucial en los aos cincuenta mediante la promulgacinde la primera ley sobre las inversiones extranjeras y la negociacin con capitales extranjerospara la explotacin petrolfera. No se trata de una iniciativa tarda, sino fundamentalmenteerrnea, pues implicaba asumir la impotencia estatal para llevarla a cabo y reconocerle a lafraccin industrial dominante la capacidad de hacerlo; transformaciones que luego encara-r, pero redefiniendo la naturaleza del Estado en el marco de gobiernos condicionados porel brazo armado de los sectores dominantes, es decir, las Fuerzas Armadas.

    Tanto las crticas a la estrategia adoptada por el peronismo como la situacin imperantedurante esos aos suscitan, al menos desde la perspectiva de este ensayo, un interrogantetrascendente: para el peronismo, la nica posibilidad para desarrollar la industria pesaday renovar los bienes de capital era sacrificar los objetivos centrales de su poltica? o, por elcontrario, tena otras alternativas que no utiliz? Indagar esta problemtica es crucialpara comprender la naturaleza tanto del peronismo como de los bloques sociales que seenfrentarn ms adelante durante la industrializacin, pero exige previamente incorporarnuevos elementos estructurales, especficamente referidos a las caractersticas que asu-men las diferentes fracciones empresariales que participan en la produccin industrial.

    Las fracciones industriales durante el peronismo: capital extranjero,

    burguesa nacional y oligarqua diversificada

    El anlisis de las distintas fracciones empresariales en la etapa previa a los dos primerosgobiernos peronistas ha sido, y sigue siendo, un tema de debate que concit acertada-mente porque all se originan o consolidan los sectores que sern decisivos en las etapasposteriores la atencin de mltiples analistas econmicos y de otras disciplinas. Directa oindirectamente, el contenido central de los distintos aportes no pone en cuestin la exis-tencia de las empresas extranjeras y su significativa incidencia en la produccin industrial

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    desde los orgenes mismos de la industrializacin en el pas. Ms bien, implcitamente enalgunos casos y explcitamente en otros, el debate est centrado en la importancia queasumen las empresas nacionales tanto en trminos cuantitativos en la produccin secto-rial como de su dinamismo o expansin durante la dcada infame e incluso, en algunoscasos, del grado de autoconciencia como para encarnar esa fraccin especfica que sedenomina burguesa nacional.14

    No menos relevante es el debate acerca de si el espectro empresario se agota en laexistencia de estas dos fracciones o por el contrario hay otras que, ms all de sus afinida-des o discrepancias con las anteriores, tienen una singular incidencia tanto por su grado departicipacin en la produccin industrial como por el tipo de insercin en la economa y suidentidad como fraccin social.15 En otras palabras, se trata de una discusin donde sepone en juego el anlisis de la conformacin de los sectores dominantes y de los subalter-nos en esa etapa histrica tan decisiva.

    En relacin con esta problemtica, cabe sealar que las evidencias empricas sonconcluyentes en sealar que la presencia de las empresas extranjeras se remonta a losorgenes mismos de la industrializacin argentina. Si bien las firmas industriales extranje-ras representaban una porcin mnima del capital forneo en el pas el 1,3 por ciento delcapital extranjero radicado en la Argentina en 1909 de acuerdo con la Cepal (1959) suimportancia es indiscutible por cuanto controlaban los grandes establecimientos manufac-tureros en sectores claves del modelo agroexportador. Tal es el caso de esas empresas enla produccin frigorfica (Bovril, Swift o Liebigs), la produccin de tanino (QuebrachalesFusionados -La Forestal) o los propios talleres ferroviarios que constituan las grandesempresas metalrgicas de la poca.

    Sin embargo, durante las primeras dcadas del siglo XX ya se percibe un incrementode las empresas extranjeras que expresaban un comportamiento distinto a las inversionesindustriales anteriores. Se trata de filiales que replicaban los procesos productivosimplementados por las casas matrices en los pases de origen y cuyos bienes producidosestaban destinados al abastecimiento del mercado interno.16 Es as como durante la dca-da del veinte se radicaron firmas extranjeras que sern tradicionales en el mercado local,algunas de las cuales han sobrevivido al proceso de desindustrializacin de las ltimasdcadas, como Refineras de Maz S.A. y Chiclets Adams en la produccin de alimentos, almismo tiempo que subsidiarias de Cynamid y Roche en la produccin de medicamentos, y

    14 Un anlisis conceptual sobre la burguesa nacional se encuentra en ODonnell, 1978, y Basualdo, E.M., 2004.15 Entre los autores que abordan estas problemticas desde distintas preocupaciones y perspectivas, se encuentran: Arceo, 2003; Azpiazuet al., 2004; Dorfman, 1942; Jorge, 1971; Llach, 1972, 1984; Murmis y Portantiero, 1971; Nochteff, 1994; Pea, 1964; Villanueva, 1972.16 Acerca de las formas generales de transnacionalizacin, consltese Trajtenberg y Vigorito, 1982.

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    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    en la produccin qumica otras empresas de reconocida trayectoria en el pas, como Ducilo,Duperial y Bayer.

    Sin duda, en el nuevo contexto de los aos treinta la proteccin arancelaria y laspropias restricciones en el mercado cambiario que impuso la situacin del sector externoimpulsaron un aceleramiento del proceso de industrializacin sustentado en la sustitucinde importaciones, consolidndose un elevado grado de la concentracin econmica medi-da tanto en trminos de produccin como del empleo sectorial. Las cifras censales dispo-nibles al respecto indican que en 1937 los grandes establecimientos (aquellos con doscientoso ms obreros ocupados) representaron el 1,4 por ciento de las plantas fabriles, concen-trando el 37 por ciento de la ocupacin y el 58 por ciento del valor de produccin indus-trial. En el otro extremo se encontraban el 70 por ciento de los establecimientos totalesque eran las plantas industriales ms pequeas (con diez obreros o menos), las cualescontaban con el 15 por ciento de la ocupacin total y solamente el 6 por ciento o menosdel valor de produccin industrial.

    Tampoco caben dudas acerca de que durante esta etapa se aceler la incorporacinde subsidiarias extranjeras a la produccin industrial. Por un lado, se increment la canti-dad de empresas que se radicaban en esta actividad (entre ellas y en diferentes ramasindustriales: Nestl, Suchard, Bols, Sudamtex, Glaxo, Ciba, Gillette, Remington, Osram,Union Carbide, etc.). Por otra parte, las estimaciones acerca de la incidencia de estas em-presas sobre la produccin sectorial son variables, pero siempre significativas. As, porejemplo, A. Dorfman evala que el capital extranjero controlaba algo ms del 50 por cien-to del capital industrial total en 1937.

    En este contexto, cabe sealar que E. Jorge introduce un fructfero debate, pues ana-liza este mismo proceso pero ubicando como centro de atencin la importancia y la evolu-cin que asume el capital local, contraponindolo al capital extranjero. En su trabajo, E. Jorge(1971) se diferencia del anlisis de Dorfman al afirmar, entre otras cosas, que: Pese a nocompartir las conclusiones que extrae sobre el proceso de concentracin industrial en laArgentina de la poca, debe sealarse el mrito de este primer trabajo exhaustivo y docu-mentado sobre la industria argentina (p. 168), y que A partir del anlisis realizado porAdolfo Dorfman de la situacin existente en 1935, la impresin generalizada ha sido quela industria argentina se ha desarrollado en condiciones oligoplicas, coexistentes con unapresencia masiva de pequeas empresas (p. 170). Sin embargo, tambin cabe indicarque, tal como lo seala posteriormente J. J. Llach en sus trabajos, la participacin de lasempresas pequeas y medianas parece estar sobrevaluada en el trabajo de Jorge, debidoal lmite superior de la ocupacin que adopta para definirlas (hasta quinientos obrerosocupados).

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    Al respecto, es necesario tener en cuenta algunas caractersticas de la estructuraeconmica que determinan que las firmas extranjeras y las empresas de capital local noconstituyan fracciones empresariales necesariamente desvinculadas entre s, tanto dentrode una misma rama de actividad como entre firmas ubicadas en diversas actividades liga-das por relaciones de insumo-producto. En efecto, el desarrollo de la matriz de insumo-producto por parte de W. Leontieff (1985) deriv en la identificacin de los bloquessectoriales (Lifschitz, 1992), es decir, el conjunto de ramas industriales que mantienen unaestrecha relacin entre s a travs de sus compras de insumos y/o ventas de los bienesfinales o intermedios. Asimismo, cabe recordar que dentro de cada uno de estos bloquessectoriales se encuentran ramas industriales monoplicas u oligoplicas que son los n-cleos econmicos y tecnolgicos y detentan la capacidad de modelar las condiciones es-tructurales y el comportamiento econmico del resto de las actividades que forman partedel bloque sectorial, aun en muchos casos de otras ramas de la actividad industrial queson igualmente oligoplicas.

    Esta conformacin estructural de la produccin capitalista es la que permite quedurante la primera etapa de sustitucin de importaciones ya se expresen dos caractersti-cas relevantes interrelacionadas. La primera consiste en que las subsidiarias extranjeras seinstalan mayoritariamente en actividades oligoplicas en donde tambin hay empresas decapital local de menor incidencia, que quedan supeditadas al comportamiento de aquellasque ejercen el liderazgo sectorial, aspecto que fue sealado por J. Villanueva (1972:462)en su clsico trabajo sobre la industrializacin argentina. La otra caracterstica relevante esque las firmas extranjeras, tambin generalmente, controlan las ramas industriales que sonlos ncleos econmicos y tecnolgicos de los bloques sectoriales teniendo, en consecuen-cia, la capacidad de subordinar un conjunto de actividades industriales, aun cuando notengan relaciones directas de insumo-producto, sino indirectas en tanto estn mediadaspor otras ramas industriales. De all, entonces, que en muchos casos las empresas de capi-tal local quedan subordinadas a las extranjeras, sin ser directamente proveedoras de insumoso bienes intermedios, incluso cuando son empresas oligoplicas en sus respectivas activi-dades, porque sus producciones integran un determinado bloque sectorial donde el capitalforneo controla los ncleos centrales econmicos y tecnolgicos del mismo.

    Estas condiciones son muy relevantes para comprender las vinculaciones entre lasfirmas extranjeras y las locales, y tambin para evaluar las consecuencias de la disminucinen el grado de extranjerizacin de la produccin industrial que se expresa entre el modeloagroexportador y la sustitucin de importaciones, especialmente en su vertiente peronista.En este sentido, la reduccin del grado de extranjerizacin entre el modelo agroexportadory la sustitucin de importaciones no necesariamente implica una disminucin del control

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    Los primeros gobiernos peronistas

    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    extranjero sobre la produccin, sino una modificacin en la estructura econmica y lasformas de transnacionalizacin.

    Incluso teniendo en cuenta las consideraciones precedentes, es poco discutible quela evolucin industrial entre los Censos de 1935 y 1946 presenta una serie de resultadosque indican una considerable expansin de la cantidad e incidencia de las empresas decapital local. Un primer indicador consiste en la significativa expansin de dichas empresasen todas las variables censales (valor de produccin, ocupacin y nmero de estableci-mientos), que supera claramente el aporte de las nuevas subsidiarias extranjeras manufac-tureras radicadas durante este perodo. Asimismo, el estancamiento durante estos aos delos obreros ocupados por establecimiento es otro indicador de que la incorporacin deempresas de capital local es significativa, ya que expresa una incorporacin masiva quelogra neutralizar la mayor intensidad de capital que exhiben las nuevas subsidiarias ex-tranjeras que se radican en el pas durante esos aos. Finalmente, la importancia quemantiene la produccin textil, e incluso los cambios que se registran dentro de la misma(aparicin de los tejidos de algodn y lana al tiempo que declina la importancia de laelaboracin de bolsas de arpillera) son otros indicios en la misma direccin, pues se tratade la actividad tpica en la que se inserta la burguesa nacional durante esos aos. Lomismo ocurre con algunas de las actividades ms dinmicas durante ese perodo, comocurtiembres, materiales para la construccin y papel. Muy probablemente, la mayor expan-sin de las empresas de capital local se sita entre 1943 y 1946, debido a las polticas quese adoptan a partir del derrocamiento del presidente Castillo por un golpe militar.

    Los ejemplos de las empresas nacionales que actan en la produccin industrial du-rante los primeros gobiernos peronistas son mltiples, especialmente en la produccintextil (como Castelar, Gaby Salomn, Ezra, Teubal y Hnos., Sedalana, Establecimientos Tex-til Oeste, etctera) y metalrgica (como Jos Lombardi e Hijos, Cura Hermanos, RoqueVasalli, Impa, etc.). Sin embargo, las empresas de capital local se van a conformar comouna burguesa nacional propiamente en dichos gobiernos, momento en que constituyen supropia central empresaria, la Confederacin General Econmica (CGE), a partir de la cualenarbolan sus propias reivindicaciones, que generalmente estn contrapuestas a las esgri-midas por la tradicional Unin Industrial Argentina (UIA).

    A pesar de la importancia que asume para el anlisis de la sustitucin de importacio-nes la identificacin de las diferencias que median entre las empresas extranjeras y lasfirmas locales, el tratamiento de las fracciones empresariales no se agota all, ya que den-tro de estos dos tipos de firmas queda subsumida (en mayor o menor medida dentro decada uno de ellos, dependiendo de los criterios que se adopten para definirlas) una frac-cin empresaria tradicional diferente a las mismas, que tiene intereses, condiciones estruc-turales e identidad propia.

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    La misma est compuesta por capitales de diferente origen y grado de diversificacineconmica. En primer trmino, se encuentra un conjunto de capitales de origen extranjeroque expresan las formas de la internacionalizacin temprana ya que se instalaron en elpas a fines del siglo XIX mediante la radicacin de algunos integrantes de las familiaspropietarias y, como tales, se integraron con la clase dominante local en trminos socialesy econmicos Cabe sealar que esta temtica ha sido abordada desde la perspectiva in-dustrial primero por Milcades Pea, cuando entiende que hay una estrecha relacin entrela burguesa industrial, los terratenientes pampeanos y el capital extranjero; luego fueretomada por J. J. Llach cuando indaga las fracciones industriales que componen las gran-des firmas a mediados de los aos treinta.

    Tal como lo seala J. Sbato (1991), debido a su integracin social y econmica conla clase dominante local, estos capitales no se sustentaron en una base econmica exclu-sivamente industrial, aunque controlaban mltiples firmas industriales lderes, sino quetuvieron una destacada presencia en la propiedad y produccin agropecuaria pampeana yextrapampeana, formando parte de los grandes terratenientes argentinos; participaron enla exportacin de productos primarios y en los negocios financieros de la poca, e inclusoinstalaron o adquirieron firmas en otros pases del Cono Sur. Entre ellos se encuentranBunge y Born, y Bemberg y Tornquist.17 Sobre estos capitales Sbato (ibd.), al caracterizara la clase dominante destaca entre otros aspectos que:

    a) Esta clase, si bien posea buena parte de la tierra, actuaba en una variada gama deactividades y su principal base de poder econmico-social resida, sobre todo, en elcontrol del comercio y las finanzas; (...) c) sera precisamente el control del comercio ylas finanzas el que, al abrir un conjunto de oportunidades y otorgar una alta flexibilidad,le habra permitido implantarse simultneamente en una serie de actividades productivasy especulativas (desde la produccin agropecuaria hasta la industrial, pasando por laprovisin de servicios, la cooperacin en la construccin de infraestructura, la especulacinurbana y rural, etc. (p.110).

    Desde un punto de vista ms general vale la pena anotar cmo algunas empresas,sociedades o aun ncleos de relaciones que hemos observado y consideramos tpicasde la clase dominante presentan, en su forma de estructurarse y funcionar, singularesparecidos con los grandes conglomerados que ejercieron en el mundo durante las ltimasdcadas. Con magnitud mucho ms pequea, los grupos que se formaron y operaron enArgentina (Bunge y Born, Tornquist, Devoto, Mihanovich, etc.) tuvieron comportamientos

    17 Para una revisin histrica del grupo Bunge y Born pueden consultarse los siguientes trabajos: Bozzo y Mendoza, 1974b; Green yLaurent, 1988; Paz, 1939; Schvarzer, 1987. Asimismo, un anlisis de la trayectoria del grupo Tornquist se encuentra en Gilbert, 2002.Finalmente, sobre el grupo Bemberg pueden consultarse Basualdo y Bang, 1998; Poder Ejecutivo Nacional, 1973.

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    y la consolidacin del pas industrial:

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    y una implantacin multisectorial semejante a la de estas enormes compaas que hoytienen influencia decisiva en los negocios mundiales. (p. 112).

    En segundo lugar, integran esta fraccin empresaria otros capitales locales que tie-nen su origen en los diversos integrantes de los sectores dominantes pampeanos y provin-ciales que adquirieron trascendencia nacional debido a su pertenencia a la oligarquapampeana, en un caso, o su integracin social con ella, en el otro, as como por la impor-tancia econmica que exhiban sus empresas en la produccin local. Al igual que los ante-riores, estn presentes en diversas actividades econmicas y, especialmente, detentan unantida y significativa trascendencia en la propiedad y produccin agropecuaria pampeanay/o extrapampeana. Ejemplos de este tipo de capitales son Braun Menndez,18 IngenioLedesma, Terrabusi, Fortabat y Corcemar.

    Para percibir la estrecha relacin de estos grupos econmicos con el poder poltico dela poca, es apropiado recordar la destacada participacin que tuvo en los gobiernos de laConcordancia el fundador (Justiniano Allende Posse) del grupo econmico Cocermar, cen-trado en la produccin de cemento y materiales para la construccin. Al respecto R. Potash(1984:125) sostiene que:

    ..., el crculo de asesores ntimos del Justo inclua a dos ingenieros, Pablo Nougs yJustiniano Allende Posse. Nougus era responsable de la administracin de las lneasferroviarias estatales, y Allende Posee diriga el nuevo programa nacional de construccinde caminos. Como el propio Presidente era ingeniero, no puede sorprender quecompartiese las opiniones de estos hombres en muchos asuntos, adems de los que serelacionaban con la gestin de sus respectivos organismos

    Posteriormente, en 1938 Allende Posse integr la Comisin de Control encargada defijar las tarifas y el comportamiento financiero de la Corporacin de Transportes, indicandoPotash (ibd., p. 132) que:

    Los miembros de la primera Comisin de Control fueron designados nominalmente porel presidente Roberto M. Ortiz en 1938, pero los hombres elegidos haban sido indicadospor Justo como parte del acuerdo con Ortiz. La eleccin de Justo para la presidencia dela Comisin de Control recay en el ex director de Vialidad, Justiniano Allende Posee, unhombre que no haba vacilado en construir caminos que competan con los ferrocarriles,y que personalmente se haba opuesto a la creacin de la Corporacin.

    En tercer lugar, tambin forman parte de esa fraccin algunos capitales estrecha-mente enlazados a capitales extranjeros de carcter financiero y de antigua data en la

    18 Un anlisis del grupo Braun Menndez se encuentra en Mendoza et al., 1975.

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    Argentina, cuyos representantes tambin se vinculan social y econmicamente con la oli-garqua pampeana. Estos son los casos de Alpargatas (relacionada al grupo Roberts19 ) y laCia. General de Combustibles (controlada por la transnacional suiza Brown Bover).

    Esta fraccin empresaria (con sus respectivas incorporaciones y bajas en cada etapa,y las distinciones que impone el diferente origen de los capitales) se diferencia claramentetanto de las tpicas subsidiarias extranjeras instaladas durante la sustitucin de importa-ciones, como de las pequeas y medianas empresas, e incluso de aquellas grandes firmaslocales con las cuales comparten un poder oligoplico en distintas ramas de actividad. Porsu origen, conformacin e intereses se la puede considerar como el sector de la oligarqualocal que se diversific hacia la industria y otras actividades econmicas (de all que deaqu en adelante se la denomine oligarqua diversificada).

    En efecto, ya en los aos treinta dicha fraccin social tiene una significativa influenciadentro de las grandes firmas industriales de la poca. Tan es as que Llach (1984:179), alcuantificar la importancia de las fracciones del capital dentro de los establecimientos msgrandes en 1935, seala que:

    Segn los datos proporcionados por Dorfman, el propio Jorge y las fuentes citadas en lanota 5, los 170 establecimientos mencionados se distribuan as: 114 eran producto deinversiones extranjeras directas (50 de los Estados Unidos, 37 de Europa Continental y21 de Gran Bretaa) y 56 estaban controlados por conglomerados o grupos financieroscomo Tornquist (16), Bemberg (15), Leng Roberts (11), Bunge y Born (10) y BraunMenndez (4).

    Por otra parte, en los aos cuarenta ser esta fraccin de la oligarqua la que impul-sar, ante el agotamiento del modelo agroexportador clsico, la alternativa industrialexportadora que plante el Plan Pinedo. Sin embargo, al mismo tiempo, esta fraccin em-presaria es parte de los grandes terratenientes pampeanos y extrapampeanos, conforman-do uno de los sectores que integran el establishment econmico del pas, quiz el msestable y tradicional desde la conformacin del Estado liberal hacia fines del siglo XIX.

    Teniendo presentes esas caractersticas estructurales y retomando el anlisis delperonismo, es posible avanzar hacia una visin ms integral que permita extraer algunasconclusiones e hiptesis acerca de ese perodo y que, al mismo tiempo, arroje luz acerca dela conformacin de los bloques sociales que actan en los aos posteriores a este gobier-no, durante la segunda etapa de sustitucin de importaciones.

    Es poco discutible que la gestin del primer gobierno peronista llev a cabo unaprofunda redistribucin del ingreso en detrimento de la oligarqua terrateniente pampeana

    19 Acerca del grupo Roberts puede consultarse Bozzo y Mendoza, 1974a.

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    a travs de una acentuada modificacin de los precios relativos con el objetivo de impulsarel desarrollo industrial del pas. Cambios que, junto a las polticas especficas destinadas asolucionar el acuciante problema econmico y social de los arrendatarios, van a derivar enla desconcentracin de la propiedad pampeana ms significativa de la historia argentina yen un resentimiento de los terratenientes pampeanos acorde a la misma.

    Si bien la informacin al respecto es escasa por la falta de catastros rurales de esapoca, la comparacin de las estimaciones realizadas para la provincia de Buenos Airesindica que entre el modelo agroexportador (1923) y luego del fin del peronismo (1958) losgrandes propietarios bonaerenses (aquellos con 2.500 o ms hectreas) registran una es-pectacular reduccin en la extensin de sus tierras, al pasar la superficie controlada porellos de 17,9 millones a 6,8 millones de hectreas, con una igualmente significativa reduc-cin de las hectreas por propietario (de 7.786 a 5.292).20 La significativa reduccin de laconcentracin de la propiedad rural, junto a la terminacin de una forma especfica deextranjerizacin de la economa local debido a la nacionalizacin de los servicios pblicos,sealan que en ese momento histrico se abandona definitivamente el planteoagroexportador como ncleo central del comportamiento de la economa argentina.

    En este contexto, sabiendo que el sector empresario industrial era una realidadheterognea, la cuestin analtica decisiva, al menos desde la perspectiva de este en-sayo, consiste en aprehender lo que ocurre con las diversas fracciones empresarialesque interactan en la nueva actividad dinmica que impulsa el peronismo: la produccinindustrial.

    Hay consenso, quizs ms implcito que plasmado en anlisis especficos sobre eltema, en que el peronismo gener la burguesa nacional. Por cierto, esto no significa queantes no hubiesen surgido, como se mencion anteriormente, las empresas de capital localcomo un estrato particular dentro de la produccin generada internamente, sino que apartir de ese fundamento anterior se registra un salto cualitativo. Todo parece indicar quela expansin de empresas de capital local se acentu durante los primeros gobiernosperonistas pero el fenmeno central es que muchas de ellas devinieron en grandes firmasoligoplicas que disputaron el control de diversas producciones industriales claves en laeconoma de la poca (como la produccin de alimentos, textiles, cuero, etc.) con las otrasfracciones empresariales. Es indudable que este avance estructural fue impulsado por elgobierno peronista, al igual que la conformacin de la Confederacin General Econmica(CGE) en 1953 como una central empresaria propia y alternativa a la UIA.

    20 Sobre La concentracin de la propiedad de la tierra bonaerense pueden consultarse: Barsky et al., 1988; Basualdo, V., 2001; Junta dePlanificacin Econmica de la Provincia de Buenos Aires, 1958.

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    De esta manera, la conformacin de la CGE como nucleamiento de la burguesanacional dentro del capital es equivalente a la organizacin de la CGT como central nicade los trabajadores, siempre y cuando se considere a esta ltima como una expresin de laconstitucin de la clase trabajadora como sujeto social. Sin embargo, es necesario desta-car que esta analoga no se establece entre dos conformaciones sociales distantes, sinoentre dos realidades sociales que, si bien tienen un orden de prelacin especfico, estnintensamente imbricadas, constituyendo una alianza social.

    Se trata, como se seal previamente, de una alianza que fue posible porque la clasetrabajadora se constituy como un sujeto social y poltico que enfrent el poder oligrquicointentando modelar un nuevo tipo de Estado desde el cual, a su vez, impuls la conforma-cin de una burguesa nacional asentada en una dinmica compatible con una mayorparticipacin de los trabajadores en la distribucin del ingreso.

    Por otra parte, en trminos econmicos la centralidad de la produccin de bienessalario (alimentos y textiles, etc.) que exhibi la insercin de la burguesa nacional reconocecon especial intensidad, como no ocurri con ninguna de las otras fracciones empresarialesde la industria, al salario como un factor de demanda insustituible para su existencia, almismo tiempo que la proteccin arancelaria y paraarancelaria permite va el ajuste de susprecios aminorar la significacin del mismo como un factor relevante de la estructura decostos. No es que la proteccin elimine la incidencia del salario como un factor relevante delcosto; lo que posibilita es que ese costo y la obtencin de elevadas ganancias se transfie-ra a otras actividades econmicas mediante la instauracin de un precio relativo ms eleva-do. Lo que permite la proteccin es, entonces, la expansin del mercado interno con altosniveles de salarios y de ganancias, al menos mientras se pueda transferir renta agropecuaria.Este funcionamiento econmico es decisivo para que los asalariados y la burguesa nacionalconformen un bloque social que se enfrentar retiradamente con las otras fracciones em-presariales durante la segunda sustitucin de importaciones (1958-1975).

    Respecto a la oligarqua diversificada, las falencias analticas son mayores en tantotradicionalmente no se la considera como una fraccin empresaria propiamente dicha sinoque, de acuerdo con las concepciones en juego y los casos especficos, se la asimila indis-tintamente al capital extranjero o a la burguesa nacional. Pese a estas restricciones, esposible esbozar algunas hiptesis respecto a la misma.

    En tanto su insercin multisectorial reconoce a la produccin agropecuaria como unode sus ejes relevantes, no caben dudas de que el peronismo la afect econmicamente,incluso en trminos ideolgicos y polticos. Sin embargo, no parece ocurrir lo mismo entrminos de sus otras actividades, especialmente la produccin industrial y la actividadcomercial. En efecto, parecera que en ese aspecto, por su insercin en la produccin dealimentos y bienes intermedios, fue una de las beneficiadas por la industrializacin. Para-

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    y la consolidacin del pas industrial:

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    djicamente, tambin durante el peronismo, algunos de los integrantes de esa burguesanacional que instalaron en ese momento algunas de sus empresas ms relevantes (comoAcindar fundada en 1948) o directamente comenzaron sus actividades en esos aos (comoPrez Companc y Bridas) terminarn, no muchos aos despus, formando parte de laoligarqua diversificada.

    Comportamiento e incidencia de las fracciones industriales durante

    los primeros gobiernos peronistas

    Dado el carcter antioligrquico y antiimperialista del peronismo en el plano poltico, sepodra asumir que el capital extranjero industrial, a la inversa de las fracciones del capitallocal, fue acentuadamente perjudicado. Ms an, si se tiene en cuenta la estatizacin delos servicios pblicos, esas actitudes parecen signar al peronismo no slo en el planopoltico sino tambin en el econmico. En este caso es Daz Alejandro (1975:261-262)quien expresa con mayor claridad esta concepcin, al expresar que:

    Desde 1943 hasta 1953 el gobierno observ una poltica de hostilidad, o por lo menosde indiferencia, hacia el capital extranjero. Hasta 1948 la abundancia de divisas y lasposibilidades de sustituir importaciones en ramas de la industria para las cuales lacooperacin de los conocimientos tecnolgicos extranjeros no era de importancia decisivaconsiguieron neutralizar los efectos desfavorables de aquella poltica. No obstante, elestancamiento de 1948-1954 provoc su reconsideracin. Se hizo evidente que la nuevaetapa de industrializacin exiga la cooperacin, en una u otra forma, de los tractores,vehculos automotores, siderurgia y dems industrias ingenieriles (...) Aquellos contactos,importantes para la transmisin de las nuevas tcnicas de produccin y de administracin,haban sido obstaculizados por el clima de xenofobia y nacionalismo de los primerosaos del rgimen peronista.

    Si bien, en este y otros relevantes trabajos sobre la historia econmica argentina seasume esta perspectiva como si fuera un hecho que no es necesario fundamentar en trmi-nos econmicos, es pertinente indagar esta problemtica con los elementos disponibles.En ese sentido, no caben dudas de que un indicador apropiado para evaluar la posiblediscriminacin del capital extranjero es la evolucin histrica de las utilidades percibidaspor el mismo durante esta etapa respecto a otros perodos histricos. Al respecto, en elgrfico 3 puede observarse la trayectoria seguida entre 1940 y 1975 por las utilidades, lainversin neta (nueva inversin ms reinversin de utilidades) y la reinversin de las em-presas extranjeras radicadas en el pas de acuerdo con las cifras oficiales expresadas endlares de 1975 (Ministerio de Economa, 1976).

    Los resultados obtenidos no dejan de ser sorprendentes, ya que el capital extranjeroque se insert en el pas realizando una inversin extranjera directa (la forma tpica que

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    adoptan las subsidiarias industriales) percibi en los aos del peronismo las utilidadestotales ms elevadas, no slo entre 1940 y 1975, sino desde el momento en que hayregistros de las mismas, es decir, desde las primeras dcadas del siglo XX (1912). Tan esas, que al comparar el promedio de las utilidades totales percibidas por este tipo de firmasextranjeras entre 1946 y 1953 con el otro perodo de auge de las mismas que transcurreentre 1958 y 1964 (cuando el desarrollismo sienta las bases de la segunda etapa desustitucin de importaciones) se comprueba que las obtenidas durante el peronismo sonun 27 por ciento ms elevadas (520 millones contra 409 millones de dlares de 1975,respectivamente). Si bien entre 1946 y 1949, los aos de mayor bonanza econmica ymejor situacin externa del peronismo, se alcanzan los niveles de las utilidades ms eleva-dos, no deja de ser llamativo que sigan ubicndose muy por encima del promedio hasta1953, es decir, durante el perodo ms comprometido desde el punto de vista econmico yde la balanza de pagos.

    Grfico 3

    Comportamiento del capital extranjero: utilidades, inversin neta y reinversinde utilidades entre 1940 y 1974(millones de dlares de 1975)

    Dictadura(Farrel,

    Ramrez,1943-1946)

    Peronismo(Pern,

    1946-1955)

    Dictadura militar(Leonardi,Aramburu,

    1955-1958)

    Desarrollismo(Fondizi,Guido,

    1958-1963)

    Radicalismo(Illia,

    1963-1966)

    Dictadura militar(Ongania, Levington,

    Lanusse,1966-1973)

    Fuente: elaboracin propia sobre la base de informacin del Ministerio de Economa, 1976.

    Utilidades totales Inversin neta Reinversin de utilidades

    1940 1942 1944 1946 1948 1950 1952 1954 1956 1958 1960 1962 1964 1966 1968 1970 1972 1974

    1200

    1000

    800

    600

    400

    200

    0

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    Los primeros gobiernos peronistas

    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    Sin embargo, un anlisis ms minucioso de estas evidencias permite corroborar otroscomportamientos que podran aminorar la disponibilidad de esas utilidades por parte delas casas matrices. En efecto, centrando la atencin en las restantes variables (inversinneta y reinversin de utilidades) se comprueba que, pese a la notable rentabilidad de lapoca, las empresas extranjeras prcticamente no efectuaron nuevas inversiones pero sreinvirtieron parte de las utilidades totales. Esta caracterstica discrepa fuertemente de loque ocurre en la segunda etapa de sustitucin de importaciones bajo la conduccin deldesarrollismo (1958-1964), en la cual el capital extranjero tiene una elevada rentabili-dad pero una parte muy significativa de la inversin neta se origina en nuevos flujos deinversin extrajera directa y en menor medida en la reinversin de utilidades. Pese a ello,es preciso sealar que la nueva inversin sustentada en la reinversin de utilidades es unaforma tpica del financiamiento de las firmas en los aos posteriores a los primeros gobier-nos peronistas, rasgo que ha sido mencionado en diversos trabajos sobre el tema (v.Brodersohn, 1972).

    Con el propsito de indagar la magnitud de las utilidades reinvertidas y, especial-mente, de evaluar la importancia que asumen las utilidades en relacin con otras variableseconmicas en el perodo analizado, en el cuadro 2 se consigna la evolucin de las utilida-des percibidas por el capital extranjero, la balanza comercial y las reservas de oro y divisasentre 1946 y 1953, pero en dlares corrientes.

    Cuadro 2

    Evolucin de las utilidades percibidas por el capital extranjero, la balanza comercial ylas reservas de oro y divisas, 1946-1953(millones de dlares)

    1946 219 147 1.160 588 572 1.733

    1947 46 23 1.612 1.340 272 1.176

    1948 246 193 1.629 1.561 68 772

    1949 453 369 1.043 1.180 -136 665

    1950 381 310 1.178 964 213 843

    1951 398 347 1.169 1.480 -311 708

    1952 242 211 688 1.179 -492 608

    1953 270 230 1.125 795 330 633

    Total 2.254 1.830 9.604 9.088 516 7.138

    Prom.anual 282 229 1.200 1.136 64 892

    Fuente: elaboracin propia sobre la base de informacin del Ministerio de Economa y el Indec.

    Reservas(oro y

    divisas)

    Saldobalanza

    comercial

    Importacionestotales

    Exportacionestotales

    Utilidadesen efectivo

    Utilidadestotales

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    Sin duda, la determinacin del monto de las utilidades del capital extranjero permiteotras comparaciones con variables econmicas que estn directamente vinculadas con laproblemtica de fondo. Una de ellas, es relacionarlo con el costo que implicaba llevaradelante el programa que se propona en el Primer Plan Quinquenal del peronismo que,segn R. Potash, alcanzaba a 1.270 millones de dlares, o 1.900 millones de dlaresaproximadamente si se suman las estatizaciones y otras inversiones contempladas en elmismo. Especficamente, en su clsico trabajo Potash (1981:94) seala respecto al PlanQuinquenal:

    El Plan mencionaba una serie de cifras, consideradas estimativas de los costos deorganizacin e inversin para el perodo 1947-1951, y que llegaban a la suma total de6,66 billones de pesos (1.270 millones de dlares). Pero este total exclua, por cierto, laadquisicin de equipos y fbricas militares destinados a servicios del Ejrcito, tambinomita toda suma destinada a la salud pblica y a los programas de construccin deviviendas y no haca referencia a las industrias de servicios pblicos en poder de empresasextranjeras y cuya adquisicin, en una u otra forma, era parte implcita del programa deindependencia econmica (...) Es evidente, pues, que una estimacin de 10.000 millonesde pesos hubiera arrojado una cifra ms realista para el Pan Quinquenal.

    Esto significa que, en trminos de los requerimientos del propio Plan Quinquenal, lasutilidades totales del capital extranjero fueron un 78 por ciento ms elevadas que losrecursos comprometidos por el Plan, y que las utilidades distribuidas en efectivo son un 44por ciento superior a los mismos. Si se consideran las cifras con mayor cobertura (queincluyen el plan de salud, de construccin, etc.), las utilidades totales fueron un 16 porciento ms elevadas que dichos requerimientos y las utilidades distribuidas prcticamenteequivalentes. Sin embargo, ese Plan que reconoca en la industrializacin su base desustentacin no se cumpli por falta de recursos, mientras que las empresas extranjeras spercibieron las utilidades mencionadas.

    Otra comparacin relevante consiste en confrontar dichas utilidades con los montosque exigi la estatizacin de los servicios pblicos y la cancelacin de emprstitos. Lasdistintas fuentes son ms o menos coincidentes, ya que Eshag y Thorp los ubican en 1.000millones de dlares, mientras que A. Horowicz los estima en 983 millones de la mismamoneda (645 millones en la nacionalizacin de los ferrocarriles, 95 millones en la adquisi-cin de la Unin Telefnica y 243 millones en cancelar los emprstitos). Especficamente,Eshag y Thorp (1969:74) sealan que:

    La Cepal ha estimado que se emplearon mil millones de dlares para rescatar deudapblica y nacionalizar los servicios pblicos. Esta decisin tuvo el buen efecto de reducir

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    141CUADERNOS DEL CENDES

    AO 22. N 60

    TERCERA POCA

    SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2005

    Los primeros gobiernos peronistas

    y la consolidacin del pas industrial:

    xitos y fracasos

    los servicios del capital extranjero de 170 millones a 10 millones de dlares al ao, perono quita que podra haberse ahorrado ms divisas usando la misma cantidad de dlarespara invertirlos en otros renglones de sustitucin de importaciones y ahorro de divisas,como por ejemplo las industrias de petrleo y acero; solamente de 1946 a 1948 lasimportaciones de combustibles sumaron 100 millones de dlares por ao.

    A su vez, Horowicz (1990:160) sostiene que:

    El general Pern invirti 983 millones de dlares en nacionalizaciones durante los dosprimeros aos del gobierno; 645 millones, dos terceras partes, se consumieron en lacompra de los ferrocarriles (600 millones de dlares en los britnicos, 45 en los franceses)y salvo los 95 millones destinados a la adquisicin de la Unin Telefnica el resto seutiliz en repatriar emprstitos: 130 millones de Estados Unidos, 100 de Gran Bretaay 13 pases de Europa.

    Siendo estos los valores en dlares de la estatizacin de los servicios pblicos y elrescate de los emprstitos, se desprende que las utilidades totales absorbieron ms deldoble de los mismos y las utilidades distribuidas en efectivo 1,8 veces dichos montos. Porlo tanto, teniendo en cuenta slo las utilidades de las extranjeras se podra haber realizadoel Plan Quinquenal aun cuando tambin se estatizaran los servicios pblicos.

    Otro indicador trascendente, que es posible estimar con la informacin disponible, esla tasa de rentabilidad sobre el capital invertido que exhiben las firmas extranjeras duranteel perodo analizado. En efecto, a partir de las cifras oficiales es posible efectuar unaaproximacin a la rentabilidad de estas empresas relacionando las utilidades obtenidascon el stock de capital acumulado en cada ao de la serie de datos considerada. Losresultados obtenidos se presentan en el cuadro 3.

    Nuevamente, en este caso los resultados obtenidos tienen tal contundencia que noexigen mayores explicaciones, ya que se trata de tasas de rentabilidad sobre el capitalinvertido inusitadamente elevadas (23,9 por ciento en el caso de las utilidades totales y19,2 por ciento para las utilidades distribuidas). Para tener una idea de su importancia, espertinente sealar que, de acuerdo con la misma fuente oficial, entre 1958 y1964, cuandose instalaron las bases materiales de la segunda etapa de sustitucin de importaciones,esa misma tasa de rentabilidad alcanza al 8,6 por ciento y al 6,0 por ciento, segn seconsideren las utilidades totales o las utilidades distribuidas, respectivamente

    La poltica econmica del peronismo no tena como uno de sus objetivos fundamen-tales promover al capital extranjero en la industria (pero s respetar las consecuencias desu peso estructural), sino consolidar fuertemente a la burguesa nacional y a buena partede la oligarqua diversificada por considerarla parte de aquella. Bajo ese supuesto resulta

  • C E N T R O D E E S T U D I O S D E L D E S A R R O L L O

    142CUADERNOS DEL CENDES

    AO 22. N 60

    TERCERA POCA

    SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2005

    Eduardo M. Basualdo

    evidente que el notable monto de las utilidades y la tasa de rent