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    LOS MAESTROS Y EL SENDERO

    Rev. C.W . LEA DBE AT ER

    LOSLOS MAESTROSMAESTROS

    Y ELY EL SENDEROSENDERO

    FEDERACIN TEOSOFICA INTERAMERICANA BUENOS AIRES REPBLICAARGENTINA

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    LOS MAESTROS Y EL SENDERO

    Ttulo de la obra original en ingls:

    THE MASTERS AND T.H.E. PATH

    Traduccin de: Federico Climent Terrer M.S.T.

    Publicado por Distribuidora ORION; San Juan Puerto Rico

    Distribuye en Espaa: VITAE Madrid

    Copiright FEDERACIN TEOSOFICA INTERAMERICANA

    Depsito Legal B. 37.655 - 1978

    ISBN 84-499-2130-9

    Impreso por Grficas Ampurias Vilamar, 102 Tel. 223 92 12

    Barcelona-15 ESPAA

    Impreso en Espaa

    Printed in Spain

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    LOS MAESTROS Y EL SENDERO

    PREFACIO

    Una sola razn abona el deber que tengo de prologar el libro compuesto por mirespetable colega. Trata de muchos puntos hasta ahora estudiados y discutidos en uncrculo relativamente estricto, formado por estudiantes muy versados en losconocimientos teosficos y dispuestos a estudiar las afirmaciones referentes a esferas endonde an no podan entrar por s mismos, pero en las que esperaban entrar ms tarde ycomprobar entonces lo afirmado por sus mayores.

    Los rpidos cambios del mundo del pensamiento, dimanantes de la proximidad de lavenida del Instructor del mundo, dan utilidad a algunos informes concernientes a una

    parte del mundo en que reside, porque acaso dichos informes contribuyan en cierto modoa preparar a las gentes para recibir sus enseanzas.

    Sea de ello lo que fuere, deseo asociarme a las afirmaciones expuestas en este libro,pues puedo atestiguar personalmente la exactitud de casi todas ellas, y decir tambin ennombre de mi colega y en el mo propio, que el libro se publica como una crnica deatentas observaciones cuidadosamente registradas pero sin pretensiones de autoridad niexigir de nadie que las acepte. Tampoco son fruto de la inspiracin, sino tan slo unverdico relato de lo visto por el autor.

    ANNIE BESANT

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    CAPTULO PRIMERO

    LA EXISTENCIA DE LOS MAESTROS

    De las nuevas verdades expuestas por la Teosofa, una de las ms importantes es la dela existencia de hombres perfectos, que se deduce lgicamente de las otras dos magnas

    verdades teosficas del karma y de la evolucin por medio de sucesivas encarnaciones.

    Al observar en nuestro alrededor vemos palmariamente hombres en todos los grados deevolucin, unos mucho ms atrasados que nosotros en su desenvolvimiento y otros queen algn aspecto estn evidentemente ms adelantados. Por lo tanto, cabe la posibilidadde que haya algunos cuyo adelanto sea muchsimo mayor, pues si los hombres se vanconstantemente mejorando en el transcurso de una larga serie de vidas sucesivas endireccin hacia determinada meta, seguramente ha de haber algunos que ya hayan llegadoa ella.

    Hay entre nosotros quienes en el proceso evolutivo han conseguido actualizar tales o

    cuales de los sentidos superiores latentes en el hombre y que en el porvenir poseer todoel gnero humano. Por medio de dichos sentidos vemos la escala de la evolucinextendida por encima y por debajo de nosotros, y que hay hombres en todos los peldaos.

    Numerosos testimonios afirman directamente la existencia de hombres perfectos aquienes llamamos Maestros; pero me parece que el primer paso que debemos dar esadquirir la certeza de que deben existir tales hombres, y ms adelante, en ltimo trminodeduciremos que a dicha clase pertenecen los hombres con quienes nos hemos puesto encontacto.

    La historia de las naciones relata las hazaas de los genios en cada uno de los campos

    de la humana actividad. Fueron hombres que en su especial lnea de accin y habilidadsuperaron a la masa general, hasta el punto de que muchas ms veces de las que cabeimaginar, sus ideales estaban muy all de la comprensin de las gentes, de modo que noslo su obra se haba perdido para la humanidad, sino que ni siquiera han conservado susnombres.

    Se ha dicho que la historia de una nacin poda resumirse en las biografas de unoscuantos individuos y que siempre las minoras selectas inician los progresos en arte,msica, literatura, ciencia, filosofa, filantropa, poltica y religin. A veces sobresalen enel amor a Dios y al prjimo como los insignes santos y filntropos; otras veces en elconocimiento del hombre y de la naturaleza como los eminentes filsofos, sabios y

    cientficos; otras en su labor beneficiosa para la humanidad como los grandes libertadoresy reformadores.

    Al contemplar a estos hombres y considerar cuan altos estn respecto del ordinarionivel de la humanidad y cuan adelantados en la evolucin humana no es lgico inferirque no podemos sealar los lmites del alcance humano y que es posible que hayanexistido y aun que ahora existan hombres mucho ms adelantados que aqullos, de magnaespiritualidad, conocimiento y aptitud artstica, hombres completos en cuanto a lashumanas perfecciones, hombres precisamente como los adeptos o superhombres aquienes algunos de nosotros hemos tenido el inestimable beneficio de encontrar?

    Esta Va Lctea del ingenio humano que enriquece y hermosea las pginas de la

    historia es al propio tiempo la gloria y la esperanza de todo el gnero humano, porquesabemos que estos excelsos Seres son los precursores de los dems hombres y que comoalmenaras o faros iluminan el camino que debemos seguir si deseamos alcanzar la gloria

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    que muy luego nos ser revelada.

    Hace largo tiempo que aceptamos la enseanza de la evolucin de las formas en quemora la vida divina. Ahora tenemos la complementaria y mucho ms alta idea de laevolucin de la vida, que nos demuestra que la razn del admirable desenvolvimiento de

    formas cada vez ms superiores es que la siempre creciente vida las necesita comoinstrumento de expresin. Las formas nacen y mueren; las formas crecen, decaen yperecen; pero el espritu se va desenvolviendo eternamente, anima las formas y progresapor medio de la experiencia en ellas adquirida; y cuando una forma ha prestado suservicio y est desgastada, la substituye otra mejor dispuesta a la expresin del espritu.

    Tras la evolucionante forma retoa siempre la Vida eterna, la Vida divina que penetrala naturaleza toda, la cual no es ms que la multicolor envoltura construida por el mismoDios.

    Dios alienta y vive en la belleza de las flores, en la robustez del rbol, en la agilidad ygracia del animal, y en el corazn y el alma del hombre.

    La voluntad de Dios es evolucin, y por ello toda vida adelanta y asciende, y resulta lacosa ms natural del mundo la existencia de hombres perfectos en el ltimo extremo deesta lnea de siempre creciente poder, sabidura y amor. Aun ms all de ellos, all dondeno llega nuestra mirada ni nuestra comprensin, se dilata una perspectiva todava msesplendorosa de la que ms adelante daremos alguna insinuacin, que seracompletamente intil por de pronto.

    La lgica consecuencia de todo esto es que deben existir hombres perfectos y que nofaltan indicios de la existencia en todo tiempo de tales hombres, que en vez de abandonar

    por completo el mundo para vivir en los reinos superhumanos o divinos, han

    permanecido en contacto con la humanidad, movidos de su amor a ella, para auxiliarla ensu evolucin de belleza, amor y verdad, y ayudar al cultivo del hombre perfecto, tal comoel botnico amante de las plantas se goza en la produccin de una perfecta naranja o una

    perfecta rosa.

    Las crnicas de todas las grandes religiones demuestran la presencia de talessuperhombres, tan henchidos de la vida divina que repetidamente se los consider comorepresentantes del mismo Dios.

    En toda religin, y especialmente en sus comienzos, apareci un tal Ser, y en algunoscasos ms de uno. Los induistas tienen sus grandes avatares o encarnaciones divinas,

    como Shri Krishna, Shri Sancharacharya, el Seor Gautama el Buda, cuya religin sedifundi por el Extremo Oriente, y una nutrida plyade de rishis, santos e instructores.

    Estos excelsos Seres no slo se interesan en despertar la naturaleza espiritual de loshombres, sino tambin en todo cuanto contribuye a su bienestar en la tierra.

    Todo cristiano conoce o debe conocer la larga serie de profetas, instructores y santospertenecientes a su religin, y que en algn modo (acaso no bien comprendido) suInstructor supremo, el Cristo, fue y es el Hombre-Dios.

    Todas las religiones primitivas (por decadentes que algunas de ellas estn en lasnaciones decadas) y aun las de las tribus de los hombres primitivos, muestran como

    capital caracterstica la existencia de superhombres que auxiliaban a las infantiles gentesentre las que moraban.

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    La enumeracin de estos superhombres, por interesante que fuese, nos desviara denuestro presente propsito, por lo que para ello remitimos al lector a la excelente obra deW. Williamson titulada La Magna Ley.

    Hay muchas y recientes pruebas de la existencia de estos superiores Seres. En mi

    juventud nunca necesit prueba alguna, porque como resultado de mis estudios, estabaplenamente convencido de que deban existir tales hombres, pues me pareca suexistencia perfectamente natural y mi nico deseo era verlos cara a cara.

    Sin embargo, entre los miembros ms modernos de la Sociedad hay muchos que consuficiente razn necesitan conocer dichas pruebas.

    Hay numerosos testimonios personales. La seora Blavatsky y el coronel Olcott,cofundadores de la Sociedad Teosfica, la doctora Annie Besant, nuestra actual

    presidente y yo mismo hemos visto a algunos de estos Seres superiores, y muchos otrosmiembros de la Sociedad han tenido tambin el beneficio de ver a uno o dos de Ellos, porlo que todo cuanto estas personas han escrito sirve de amplio testimonio.

    Se ha objetado a veces diciendo que quienes vieron o les pareci ver a estossuperhombres podan estar soando o presa de alucinacin. Creo que el nicofundamento de semejante duda es que muy raras veces hemos visto a los Adeptosmientras ellos y nosotros actubamos en cuerpo fsico.

    En los primeros das de la Sociedad, cuando nicamente la seora Blavatsky habaeducido las facultades superiores, los Maestros solan materializarse de modo que se les

    pudiera ver, y as se mostraron fsicamente en varias ocasiones, segn relata la primitivahistoria de nuestra Sociedad, aunque conviene advertir que no se manifestaron en cuerpofsico, sino en materializada forma.

    Algunos de nosotros los vemos habitual y constantemente durante el sueo, cuandoactuamos en el cuerpo astral o en el mental, segn el grado de nuestro adelanto, y losvisitamos y vemos en cuerpo fsico; pero entonces no estamos nosotros en cuerpo decarne y huesos, y este es el motivo de escepticismo de las gentes del plano fsico acercade tales experiencias.

    Dicen los escpticos: Pero como quien vio a esos Seres estaba fuera de su cuerpofsico, y los que se le aparecieron se presentaron fenomnicamente y luegodesaparecieron cmo se sabe que en efecto eran quienes decs?

    Hay algunos, aunque pocos casos, en que el Maestro y quien lo vio estaban ambos encuerpo fsico, como le sucedi a la seora Blavatsky, a quien o decir que haba resididoalgn tiempo en un monasterio del Nepal en donde constantemente vio a tres Maestros encuerpo fsico. Algunos de Ellos han descendido ms de una vez en cuerpo fsico, de sumontaero retiro de la India.

    El coronel Olcott atestigua que vio a dos Maestros en aquellas ocasiones. Encontr alos maestros Mora y Kuthumi.

    Damodar K. Mavalankar, a quien conoc en 1884, haba visto al maestro Kuthumi encuerpo fsico. Otro caso es el de un caballero llamado S. Ramaswamier, a quien conoc

    por entonces, que haba encontrado fsicamente al maestro Mora segn se lee en el

    captulo titulado: De cmo un discpulo encontr a su Maestro, de la obra: Cinco aos deTeosofa. Otro caso es el de W. T. Brown, de la Logia de Londres, quien tambin tuvo el

    beneficio de ver a un Maestro en anlogas condiciones.

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    Tambin hay en la India gran nmero de testimonios no recopilados porque quienesvean a los Maestros estaban tan seguros de la posibilidad de verlos que no considerabannecesario registrar ningn caso individual.

    Por mi parte puedo asegurar que en dos ocasiones he visto a un Maestro, estando ambos

    en cuerpo fsico. Uno de ellos es el llamado Jpiter en Las Vidas de Alcione, y auxili ala seora Blavatsky en la redaccin de varios pasajes de la famosa obra Isis sin velocuando la escriba en Filadelfia y Nueva York.

    Mientras resida yo en Adyar, el maestro Jpiter fue tan amable que le dijo a mireverenciado instructor Swami T. Subba Rao, que me llevase a visitarlo. Obedientes aesta invitacin fuimos a su casa, donde nos recibi muy afablemente, y tras larga einteresantsima conversacin, tuvimos el honor de comer con l, aunque era brahmn, y

    bajo su techo nos cobijamos aquella noche y buena parte del da siguiente. No cabeadmitir en este caso ni la ms leve ilusin.

    El otro Adepto a quien tuve el placer de encontrar fsicamente fue el conde de SanGermn, llamado a veces el prncipe Rakoczi. Le vi en muy ordinarias circunstancias, sin

    previa invitacin, como si hubiese sido casual el encuentro, en el Corso de Roma, pordonde se paseaba como cualquier caballero italiano. Se me llev al parque Pinciano y allestuvimos sentados ms de una hora, hablando de la Sociedad Teosfica y su obra, omejor dir que El hablaba y yo escuchaba, aunque responda a Sus preguntas.

    En diferentes circunstancias he visto a otros miembros de la Fraternidad. Mi primerencuentro con uno de ellos ocurri en un hotel de El Cairo. Me encaminaba yo a la Indiacon la seora Blavatsky y otras personas, y nos detuvimos algunos das en dicha

    poblacin. Acostumbrbamos reunimos en la habitacin de la seora Blavatsky paratrabajar, yo estaba sentado en el suelo, recortando y ordenando para ella unos cuantosartculos periodsticos que necesitaba. Se hallaba la seora Blavatsky sentada junto a unamesa tan cercana que con mi brazo le rozaba las faldas. La puerta del aposento estabaante nuestra vista, y sin que nadie la abriera, apareci de repente un hombre que seinterpuso entre ambos. El sobresalto me hizo dar un brinco y me qued confuso; pero laseora Blavatsky exclam jocosamente:

    Si no sabe usted lo bastante para no sobresaltarse de nimiedades como sta, noadelantar usted mucho en la labor oculta.

    Me present la seora Blavatsky al recin venido, que a la sazn no era todava adeptosino arhate, el grado inferior inmediato, pero que hoy es el maestro Djwal Kul.

    Algunos meses despus de este incidente se nos present el maestro Mora lo mismoque si tuviese cuerpo fsico. Se pase por la habitacin, donde yo esperaba a la seoraBlavatsky que se hallaba en el contiguo dormitorio. Aquella fue la primera vez que le viclara y distintamente, pues aun no haba yo educido mis latentes sentidos lo bastante pararecordar lo que vea en cuerpo sutil. En parecidas condiciones vi al maestro Kuthumi enla azotea de la Residencia central de Adyar. Se apoyaba en la balaustrada como si acabarade materializarse en el aire del lado opuesto. Tambin vi varias veces del mismo modo yen la misma azotea al maestro Djwal Kul.

    Supongo que no se dar tanto valor a estas pruebas, porque los Maestros se presentaban

    como apariciones; pero como desde entonces aprend a usar libremente mis vehculossuperiores y a visitar de este modo a los excelsos Seres, puedo atestiguar que Aquellosque en los primeros aos de la Sociedad Teosfica se materializaban ante nosotros sonlos mismos Adeptos a quienes desde entonces he visto en sus propias casas.

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    Las gentes han insinuado que acaso soramos yo y cuantos han tenido las mismasexperiencias, pues las visitas se efectan durante el sueo del cuerpo; pero yo replico aesto diciendo que habra de ser un muy persistente sueo, por cuanto lo tengo desde hacecuarenta aos y simultneamente lo han tenido gran nmero de gentes.

    Quienes deseen reunir pruebas acerca de estas materias, y es un deseo muy razonable,deben consultar la primitiva bibliografa de la Sociedad Teosfica. Si hablan con nuestraPresidente, escucharn de sus labios que ha visto en diversas ocasiones a algunos de estosinsignes Seres, y muchos de nuestros miembros darn sin vacilar pleno testimonio de quehan visto a un Maestro. Puede ser que durante la meditacin vieran Su rostro y ms tardetuviesen prueba concreta de la realidad de Su ser.

    Muchas pruebas da el coronel Olcott en su libro: Hojas de un viejo Diario, y hay uninteresante tratado con el ttulo Existen los hermanos? escrito por A. O. Hume, quienejerci altos cargos en la administracin civil de la India y colabor asiduamente connuestro difunto vicepresidente A. P. Sinnett. Dicho tratado se public en la obra titulada:

    Insinuaciones sobre Teosofa Esotrica.

    El seor Hume era un escptico angloindo, de mente legalista; intervino en la cuestinrelativa a la existencia de los Hermanos (1) y aun en aquella temprana fecha reconocique haba abrumadores testimonios de que existan. Desde la publicacin de aqul haaumentado el nmero de testimonios.

    La amplitud e intensidad de la visin y dems facultades resultantes deldesenvolvimiento de nuestras potencias latentes, nos ha enseado por constanteexperiencia que adems de los humanos hay otros rdenes de seres, algunos de los cualesson superiores a nosotros y estn en un nivel anlogo al de los Adeptos. Entre ellosencontramos los devas o ngeles y otros que se hallan mucho ms adelantados quenosotros en todos los aspectos.

    Puesto que en el transcurso de nuestro desenvolvimiento hemos llegado acomunicarnos con los adeptos, les hemos preguntado reverentemente que cmoalcanzaron tan superior nivel. Unnimemente responden todos que no ha mucho tiempoestaban en donde ahora estamos nosotros. Se elevaron sobre las filas de la ordinariahumanidad, y nos dicen que con el tiempo seremos lo que Ellos son y que la Vidaevoluciona gradualmente en progresin ascendente, mucho ms all de cuanto podemosconcebir, hasta identificarse con la Divinidad.

    Vemos que hay varias etapas definidas en la primitiva evolucin: el vegetal, superior al

    mineral; el animal, superior al vegetal; el hombre, superior al animal. De la propia suerte,el reino humano tiene determinado lmite, allende el cual se dilata el reino superhumano.Ms all de los hombres estn los superhombres.

    Al estudiar este sistema o plan de evolucin vemos que en el hombre concurren tresprincipios: cuerpo, alma y espritu, que se subdividen en diversas modalidades. Tal es laconstitucin del hombre segn declar San Pablo hace dos mil aos. El espritu o mnadaes el aliento de Dios (2), la chispa divina, el verdadero hombre, aunque ms exactamentediramos que planea sobre el hombre tal como lo conocemos.

    (1)Tambin se da este nombre a los maestros porque pertenecen a la gran fraternidad y porque son loshermanos mayores del linaje humano.

    (2) La palabra espritu deriva de la latinaspiro que significa aliento.8

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    El plan de desenvolvimiento de la mnada consiste en que ha de descender a la materiapara adquirir definido y exacto conocimiento experimental del mundo objetivo.

    En cuanto somos capaces de observar, la mnada o chispa divina no puede descenderhasta nuestro actual nivel ni llegar directamente al plano fsico donde pensamos y

    actuamos. Acaso depende esta imposibilidad de la muchsima diferencia entre lasvibraciones de la mnada y las de la materia fsica, por lo que han de haber condiciones yestados intermedios. Desconocemos en qu plano de la naturaleza existe originariamentela chispa divina, porque est fuera de nuestro alcance. Su inferior manifestacin o reflejodesciende hasta el plano csmico inferior, segn expusimos en Un Libro de texto deTeosofa.

    Comnmente hablamos de siete planos de existencia, que son las subdivisiones osubplanos del plano csmico inferior, llamado prakrtico o plano fsico del Cosmos.

    La mnada puede descender hasta el segundo de dichos siete planos, al que por ello lellamamos plano mondico, pero no puede llegar a un nivel inferior. A fin de relacionarsecon la materia densa, irradia una porcin de s misma a travs de los dos planosinmediatamente inferiores, o sean el tercero y cuarto, y a dicha porcin de la mnada lellamamos ego o alma.

    El divino Espritu, muy por arriba de nosotros, no hace ms que planear sobre nosotros.

    El alma, pequea y parcial representacin del espritu (1), no puede descender msabajo de la parte superior del plano mental (2) y para relacionarse con los planosinferiores ha de proyectar en ellos una porcin de s misma que constituye la

    personalidad. Por lo tanto, esta personalidad, que la mayora de las gentes toman por suverdadero ser, no es ms que el fragmento de un fragmento.

    La evolucin de los reinos inferiores predispone al desenvolvimiento de la constitucinhumana. Un animal, mientras vive en el plano fsico, y durante algn tiempo despus enel astral, tiene alma tan individual y separada como la del hombre; pero cuando el animaltermina su vida astral su alma no reencarna en otro cuerpo, sino que retorna a una especiede almario llamado en nuestros libros alma grupal. Puede compararse el alma grupal a undepsito de agua que sirviese para satisfacer las necesidades de la misma especie, como,

    por ejemplo, veinte caballos. Cuando ha de nacer un caballo, es como si sacramos deldepsito el agua que cabe en un vaso. Durante la vida del caballo, las experiencias por lasque pasa modifican su alma y aprende las lecciones consiguientes, que puedencompararse a diversas materias colorantes echadas en agua del vaso. Al morir el caballo,

    esta agua se vuelca en el depsito y la materia colorante se diluye por toda la masa.

    (1

    ) Es como si la mnada bajara un dedo de fuego, y el extremo de ese dedo fuese el alma.

    (2) Es el quinto plano contando de arriba abajo. El sptimo e nfimo es el plano fsico.

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    Cuando nace otro caballo, se llena otro vaso con el agua del depsito; pero secomprende que es materialmente imposible sacar las mismas gotas que formaron el aguadel vaso smbolo de la vida del caballo precedente (1).

    Cuando un animal ha evolucionado lo bastante para poder entrar en el reino humano, yano vuelve su alma al grupo de su especie sino que permanece como separada entidad, connuevo y hermoso destino. El alma madre, el agua del depsito se convierte en vehculo dealgo muy superior, y en vez de actuar como alma, queda animada. No hay en el planofsico nada con que comparar acertadamente este fenmeno, a no ser que imaginemos lainyeccin del aire en el agua hasta el punto de convertirla en agua area. Si aceptamoseste smil, el agua que antes era el alma del animal, se ha convertido en el cuerpo causalde un hombre, y el aire inyectado en el agua es el ego a que ya nos referimos, o sea elalma humana, parcial manifestacin del divino Espritu.

    Este descenso del ego est simbolizado en la mitologa griega por la crtera (2) y en las

    leyendas medievales por el Santo Grial o cliz que representa el resultado de la inferiorevolucin en que se ha vertido el vino de la Vida divina para que naciese el alma humana.As es, segn ya dijimos, que la antes alma animal se convierte en el cuerpo causal delhombre, y tiene su propio asiento en la parte superior del plano mental como permanentevehculo del ego o alma humana, al que se transfiere todo lo aprendido en el transcursode la evolucin.

    De all en adelante, el progreso del ego tiene por objetivo retornar al planoinmediatamente inferior al mondico, llevando consigo el resultado de su descenso enforma de experiencias ganadas y cualidades adquiridas. En todos nosotros est el cuerpofsico completamente desenvuelto y por ello se supone que lo dominamos; pero ha de

    estar bajo el absoluto gobierno del alma. Ya lo est en las clases superiores de lahumanidad, aunque a veces se rebela y desboca. El cuerpo astral tambin estdesarrollado, pero todava no sujeto a un perfecto dominio, pues aun entre las clasessuperiores hay muchas vctimas de sus emociones, porque en vez de dominarlas seesclavizan a ellas y los arrastran a donde no quisieran ir, como el desenfrenado caballoarrastra al jinete.

    Podemos admitir en consecuencia que en las clases ms adelantadas de la actualhumanidad, el cuerpo fsico est completamente desarrollado y sujeto a gobierno; elcuerpo astral tambin est del todo desarrollado pero no bajo completo dominio; elcuerpo mental est en proceso de evolucin y todava muy lejos de su acabado

    desenvolvimiento. Mucho camino queda an por andar antes de que estos tres cuerpos,fsico, astral y mental se sometan completamente al gobierno del alma. Cuando estosuceda, la naturaleza inferior se sumir en la superior y el ego prevalecer en el hombre,

    pues aunque no sea todava perfecto, los diferentes vehculos estn de tal suertearmonizados que todos tienen el mismo objetivo de perfeccin.

    (1) Para ms amplio informe de este proceso, vase Un libro de texto de Teosofa., publicado por laBiblioteca Orientalista.

    (2) Vasija muy grande que se colocaba en medio de la mesa, llena de vino, y de la cual iban llenandosus copas los convidados. (N. del T.)

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    El ego va poco a poco dominando los vehculos personales hasta identificarlos consigo,y entonces comienza la mnada a dominar al ego, hasta que, as como antes se identificla personalidad con el ego, se identifique el ego con la mnada, y obtenga el hombre elresultado final de su descenso a la materia, es decir, que se convierta en superhombre oadepto.

    Por vez primera entra entonces en la vida real, porque todo su estupendo proceso deevolucin por los reinos inferiores y despus por el humano hasta llegar al adeptado, noes ms que la preparacin a la verdadera vida del espritu que empieza cuando el hombretransciende la humana evolucin.

    El reino humano es el curso superior de la escuela del mundo, y cuando el hombreaprende todas las lecciones de dicho curso pasa a la vida real, a la vida del glorificadoespritu, a la vida de Cristo. Muy poco sabemos de lo que esta vida sea, aunque vemos aalgunos que la comparten. Su gloria y esplendor superan a toda comparacin ytranscienden nuestro entendimiento; y no obstante, es una vivida y viviente realidad que

    todos hemos de alcanzar seguramente algn da aunque no queramos. Si obramosegostamente y vamos contra la corriente de evolucin, retardaremos nuestro progreso,pero al fin y al cabo no podremos evitarlo.

    Terminada la evolucin humana, el hombre perfecto desecha sus diversos cuerposmateriales, pero conserva el poder de revestirse de cualquiera de ellos siempre que losnecesite en el transcurso de su labor. En la mayora de los casos, el adepto ya no necesitacuerpo fsico ni astral ni mental ni siquiera causal, pues reside permanentemente en suelevadsimo nivel. Pero cuando por algn propsito necesita relacionarse con un planoinferior, ha de revestirse temporneamente de un vehculo apropiado a dicho plano,

    porque slo por medio de la respectiva materia puede relacionarse con los habitantes del

    plano. Si desea conversar con los hombres del mundo fsico ha de asumir cuerpo fsico, opor lo menos materializarse parcialmente, pues de lo contrario no podra hablar. De lapropia suerte, si desea impresionar nuestra mente ha de revestirse de cuerpo mental.Siempre que su labor requiera por instrumento un vehculo inferior, puede asumirlo, peroslo lo retiene temporneamente.

    El hombre perfecto tiene ante s siete senderos de progreso por donde encaminarse (1).El mundo est en gran parte dirigido y guiado por una Fraternidad de Adeptos a la que

    pertenecen nuestros Maestros; pero los estudiantes de Teosofa suelen forjarse muyequivocados conceptos de Ellos. Unas veces los consideran como una numerosacomunidad monstica residente en ignoto lugar. Otras veces creen que son ngeles, y

    muchos se figuran que todos son naturales de la India y que residen en los Himalayas.Ninguna de estas suposiciones es verdadera. Hay una gran Fraternidad cuyos miembrosestn en continua relacin; pero como se comunican en los planos supe riores no tienennecesidad de vivir juntos. Algunos de estos ex celsos Hermanos, a quienes llamamosMaestros de Sabidura, asumen, como parte de su actuacin, la tarea de aceptar disc -pulos aprendices para ensearles; pero estos Maestros son mi nora en la poderosacorporacin de superhombres.

    (1) Los enumeraremos en otro captulo.

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    Las facultades del adepto son en verdad muchas y muy admirables; pero todas sonnatural y elevada ampliacin en grado superior de las propias del hombre ordinario. Ami entender, la principal caracterstica del adepto, comparado con el hombre ordinario,es que mira y considera las cosas desde muy distinto punto de vista, porque estcompletamente lim pio de los pensamientos egostas que de tal modo prevalecen en la

    mayora de las gentes. El adepto ha eliminado la natura leza inferior y no vive para smismo sino para toda la huma nidad; y sin embargo, de un modo que l solo comprende,tambin queda incluido en toda la humanidad. Ha llegado a la etapa en que en sucarcter no hay tacha ni un pensamiento ni emocin referente al yo personal. Su nicopropsito es fa vorecer el adelanto de la evolucin y obrar en armona con el Logos quela dirige.

    La caracterstica que en importancia sigue a la anterior es su completodesenvolvimiento. Todos nosotros somos imper fectos. Ninguno ha alcanzado elsuperior nivel en ninguna fase de su carcter y aun los mismos sabios y los santos slohan llegado a la excelencia en un solo aspecto, y estn todava por desenvolver otros

    matices de su naturaleza. Todos poseemos el germen de las diferentes caractersticas,pero parcialmente de senvueltas y unas en mayor grado que otras. Pero el adepto estplenamente desarrollado y es un hombre de perfecta de vocin, amor, simpata ycompasin, al par que su mente es muchsimo ms comprensiva de lo que podemosimaginar y posee admirable y divina espiritualidad. Se halla por encima y mucho msall de todos los hombres conocidos porque est acabadamente evolucionado.

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    LOS MAESTROS Y EL SENDERO

    CAPITULO II

    EL CUERPO FSICO DE LOS MAESTROS

    Como quiera que entre los estudiantes de Teosofa predo minan vagos e inexactosconceptos acerca de los Maestros, di r algo sobre la vida diaria y el aspecto dealgunos de Ellos, a fin de que se comprenda cuan natural es su vida y cul es sufase material.

    No hay ninguna sealada caracterstica fsica que distinga infaliblemente a losadeptos de los dems hombres; pero siem pre se presentan en actitud solemne,noble, digna, pura y se rena, de modo que quien los encuentra difcilmente deja dereconocer que est delante de un hombre extraordinario. Es el varn fuerte y

    prudente que slo habla con el definido prop sito de favorecer, aconsejar oremediar; y sin embargo, es su mamente benvolo y jubilosamente humorista, perosin mo lestar a nadie con su humorismo, antes al contrario, mitiga las tribulacionesde la vida.

    Dijo en cierta ocasin el maestro Mora, que es imposible adelantar en el senderooculto sin jovialidad y agudeza, y se guramente todos los adeptos que he visto

    posean esta cua lidad.

    La mayora de ellos son de muy fina presencia y tienen un cuerpo fsico perfectoporque viven en completa obediencia a las leyes de la salud, y sobre todo no sedesasosiegan por cosa alguna.

    Agotaron de mucho tiempo atrs todo su mal karma, y as su cuerpo fsico es tanperfecta expresin del augoeides o glorificado cuerpo del ego como consienten laslimitaciones del plano fsico, de suerte que no slo el efectivo cuerpo carnal de unadepto es esplndidamente hermoso, sino que tambin cual quier cuerpo que puedatomar en una subsiguiente encarnacin reproducir casi exactamente el antiguo

    permitindole adap tarlo a las diferencias de raza y familia porque nada hay quemodificar en l un adepto es esplndidamente hermoso, sino que tambin cual quiercuerpo que pueda tomar en una subsiguiente encarnacin reproducir casiexactamente el antiguo permitindole adap tarlo a las diferencias de raza y familia

    porque nada hay que modificar en l. Como ya no pesa sobre Ellos el karma, estnen completa libertad de, cuando por alguna circunstancia ne cesitan asumir cuerpofsico, escoger el pas o raza en que ha yan de nacer para mayor eficiencia de laobra que han de rea lizar, y as es que no tiene capital importancia la nacionalidaddel cuerpo fsico con que en determinada poca y lugar acten en este mundo.

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    Este grabado es una reproduccin fotogrfica del original que seEste grabado es una reproduccin fotogrfica del original que se conserva en la Residencia Central de la Sociedad Teosfica enconserva en la Residencia Central de la Sociedad Teosfica en Adyar (Madras). Lo precipit sobre seda el Maestro Djwal Kul. SusAdyar (Madras). Lo precipit sobre seda el Maestro Djwal Kul. Sus principales colores son verprincipales colores son ver de, azul e ndigo. Lo firm el Maestrode, azul e ndigo. Lo firm el Maestro con el seudnimo de Gai Ben-Ja-min. A la izquierda del grabadocon el seudnimo de Gai Ben-Ja-min. A la izquierda del grabado se ve al Maestro Moria a caballo. El inse ve al Maestro Moria a caballo. El in dividuo que est en el aguadividuo que est en el agua cogiendo una prtiga es el mismo Maestro Djwal Kul quien estcogiendo una prtiga es el mismo Maestro Djwal Kul quien est adrede vuelto de espaldas porque no cree dignas de reproadrede vuelto de espaldas porque no cree dignas de repro duccinduccin

    UN BARRANCO EN EL TIBETUN BARRANCO EN EL TIBET

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    sus monglicas facciones.sus monglicas facciones.

    Para conocer si un hombre es adepto es necesario verle el cuerpo causal, cuyoextraordinario tamao y la disposicin de sus colores en esferas concntricas son

    pruebas de superiori dad espiritual (1).Describir brevemente el valle del Tibet donde hoy da habitan los maestrosMora, Kuthumi y Djwal Kul. Los maes tros Mora y Kuthumi tienen su respectivavivienda en las opuestas mrgenes de un angosto barranco por cuyo cauce fluye unasuave corriente de agua y cuyos taludes estn pobla dos de pinos.

    De cada casa parte un camino que conduce a un puente sobre el barranco, y cerca delpuente hay una pequea aber tura que da entrada a una serie de salas subterrneas quecontienen un museo oculto cuyo guardin es el maestro Ku thumi en nombre yrepresentacin de la Gran Fraternidad Blanca.

    (1)Vase la lmina XXVI de la obraEl hombre visible e invisible.

    Los objetos de dicho museo son de variadsimo carcter, y parecen destinados aservir de ejemplo del proceso de la evolucin.

    Hay all vividas imgenes de cada uno de los diversos ti pos de hombres que hanexistido en la tierra, desde el gigan tesco lmur de balderas articulaciones hasta losremanentes pigmeos de las primitivas e inferiores razas humanas. Mode los enaltorrelieve muestran las variaciones de la superficie terrestre y su configuracinanterior y posterior a los cataclis mos que tan sealadamente la alteraron. Enormesdiagramas representan las migraciones de las diferentes razas del mun do, indicandoexactamente hasta donde llegaron en sus xodos. Otros diagramas anlogos denotan lainfluencia de las diver sas religiones del mundo y sealan en dnde se practicaron en su

    pureza original y dnde se contaminaron adulteradamen te con los residuos de otrasreligiones.

    Admirables estatuas que parecen vivas, perpetan el as pecto fsico de los caudillos einstructores de razas largo tiem po olvidadas; y para que la posteridad los examine seconservan objetos relacionados con importantes y todava descono cidos adelantos de lacivilizacin. All se ven manuscritos de increble antigedad e inestimable valor, como

    por ejemplo el escrito por mano del mismo Seor Buda durante su ltima vida en que

    fue el prncipe Siddharta, y otro escrito por el Seor Cristo de Palestina. Tambin seconserva en este museo el maravilloso original del Libro de Dzyan descrito por la se -ora Blavatsky como prolegmeno de La Doctrina Secreta. Tambin hay escritos

    procedentes de otros mundos distintos del nuestro. Estn asimismo representadas lasformas anima les y vegetales, muchas de las cuales conocemos en estado f sil, aunque dela mayor parte no tienen los naturalistas la me nor idea. Por ltimo hay, para estudio delos discpulos, re producciones de populosas ciudades de remotsima y olvidadaantigedad.

    Todas las estatuas y modelos tienen los mismos colores que tuvieron sus originales,y conviene advertir que se fueron coleccionando estos objetos, cada cual en su poca,con la de liberada intencin de demostrar a la posteridad las sucesivas etapas por que ha

    ido pasando la civilizacin, de modo que en vez de fragmentos incompletos, como nosofrecen nuestros mu seos, tengamos en todos los casos una sistemtica e instructi va seriede reproducciones. En el museo del Tibet encontramos modelos de todas las clases demquinas inventadas por el hombre en el transcurso del tiempo y notables y copiosos

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    ejemplos de las formas de magia empleada en los diversos perodos de la historia.En el vestbulo que antecede a las vastas salas del museo estn las vividas imgenes

    de los discpulos de los maestros Mora y Kuthumi que entonces se hallaban en elperodo pro batorio y que describir en el prximo captulo. Dichas im genes estncolocadas alrededor de la pared a manera de es tatuas y representan exactamente a los

    respectivos discpulos; pero ordinariamente no puede verlas el ojo fsico porque lamateria ms densa que entra en su composicin es la etrea.

    Cerca del puente hay tambin un templete con torrecillas de estilo birmano, a dondeacuden unos cuantos lugareos a ofrecer frutas y flores, quemar alcanfor y recitar elPancha Sita. Un camino spero y desigual conduce al valle por el lado del barranco.Desde cada una de las casas de los Maestros se ve la otra y ambas estn ms altas que elpuente, desde donde es dudoso que se puedan ver porque el barranco forma allmeandro. Si seguimos el camino hacia el valle, pasada la casa del maestro Kuthumi, nosconducir a una gran pilastra de roca desde la cual, a causa de los rodeos del barranco, sepierde de vista la casa. Ms all del barranco se dilata una llanura con un lago en el quesegn tradicin sola baarse la seora Blavatsky, quien dicen que encontraba el agua

    muy fra. El valle es abrigado y se orienta hacia el medioda, de suerte que aunque eninvierno est toda la comarca aledaa cubierta de nieve, no recuerdo haber visto jamsni un solo copo en las inmediaciones de las casas de los Maestros. Estas casas son depiedra, muy firme y slidamente construidas.

    La casa del maestro Kuthumi est dividida en dos partes por un recto pasillo central.La primera puerta de la derecha del pasillo da acceso al aposento principal de la casa,donde suele estar el Maestro. Es muy espacioso, de 15x9 metros de superficie y alto detecho, de modo que ms parece saln que aposento y ocupa toda la latitud de la casa enla derecha del pasillo. Detrs de esta sala hay dos habitaciones casi cuadra das, una parabiblioteca y otra para dormitorio, que completan la parte derecha de la casa, destinada aluso personal del Maes tro y rodeada de amplia galera. El lado izquierdo del pasillo estdividido en pequeos departamentos de diversas clases que no tuvimos ocasin deexaminar detenidamente.

    La sala principal tiene muchas ventanas en lo largo y en ancho, bajo las cuales seextiende un continuado asiento, de modo que al entrar se recibe la impresin de unaininterrumpida perspectiva. Tambin hay en el centro de la pared opues ta a la de lasventanas una amplia chimenea con su tablero, cubierta de hierro forjado como se diceque no hay otra en el Tibet y dispuesta de suerte que su irradiacin calienta los tresaposentos.

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    Plano de la casa del Maestro Kuthumi.

    Junto a la chimenea est el silln del Maestro, tallado en madera antigua y con elasiento tan exactamente adecuado al ocupante que no hay necesidad de cojines.Diseminados por el saln se ven mesas, divanes, sofs y otros asientos, la mayora sinrespaldo, y en un ngulo el teclado del rgano del Maestro.

    El techo mide unos seis metros de altura con vigas pri morosamente esculpidas que seentrecortan en puntos or namentales y dividen el techo en secciones oblongas. Unaarcada con una columna en el centro, de estilo algo semejan te al gtico, pero sinvidriera, da a la biblioteca, y otra aber tura semejante da al dormitorio. Esta pieza estsencillamen te amueblada con una cama ordinaria, especie de hamaca pendiente entredos soportes de madera tallada fijos en la pared, uno de ellos en figura de cabeza delen, y el otro en la de elefante, de suerte que cuando no se usa queda ple gada contra

    la pared.La biblioteca es un elegante departamento con millares de volmenes. Perpendiculares

    a la pared sobresalen altas estan teras repletas de libros en varios idiomas, algunos deellos de la moderna bibliografa europea, y en lo alto hay anaqueles pa ra los manuscritos.El Maestro es eminente fillogo, y adems de muy erudito en literatura inglesa, conoce

    perfectamente la francesa y alemana. Tambin hay en la biblioteca una mquina deescribir que al Maestro le regal un discpulo.

    Muy poco s de la familia del Maestro. Hay una seora, evidentemente discpula, aquien llama hermana; pero ig noro si efectivamente lo es, o si tan slo prima osobrina. Re presenta mucha ms edad que l, aunque esta circunstancia no haraimprobable el parentesco, porque l conserva por largo tiempo el aspecto de quiendomina a los aos. Ella se le pa rece algo, y una o dos veces ha concurrido a lasreuniones te nidas en la casa, aunque ms bien cabe suponer que ejerce funciones deama de gobierno y cuida de la servidumbre, en tre la cual hay un anciano matrimonio

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    que hace muchos aos est al servicio del Maestro, y si bien nada saben de la verda deracategora de su amo, lo consideran como indulgente y amable patrn y se beneficianmuy mucho de estar a su ser vicio.

    El Maestro posee un vasto jardn, aparte de gran extensin de terreno, y mantieneoperarios agrcolas para cultivarlo. Cer ca de la casa crecen entre helechos multitud de

    floridos ar bustos y flores silvestres. Cruza el jardn un arroyuelo que forma unapequea cascada sobre la cual est tendido un puen te. All suele sentarse el Maestrocuando proyecta corrientes de pensamiento y derrama bendiciones sobre los suyos, y alsuperficial observador le parecera que contempla ociosamente la naturaleza y escuchadistrado el canto de las aves y el ru mor del agua. Otras veces se sienta en el silln, ycuando los suyos le ven as, comprenden que no deben molestarlo, pues aunqueignoran lo que hace, suponen que est en Samadhi. La circunstancia de que losorientales conocen esta clase de me ditacin y la respetan, puede ser uno de los motivosque tienen los adeptos para vivir en Oriente con preferencia a Occi dente.

    De esta manera nos parece que el Maestro pasa en tran quila y sedante actitud unaconsiderable parte del da, cuando est en meditacin, como nosotros diramos, pero

    tiene adems muchas otras tareas. Ha compuesto msica y escrito notas y artculos condiversos fines, y tambin le interesa el adelanto de las ciencias fsicas, aunque esteramo es la especialidad de otro Maestro de Sabidura.

    De cuando en cuando, el maestro Kuthumi cabalga en un hermoso bayo, y a vecescuando han de trabajar juntos, le acompaa el maestro Moria que siempre monta unmagnfico caballo blanco.Nuestro Maestro visita regularmente algn monasterio, y a veces sube al que est

    aislado en la montaa. Su principal ejercicio es andar a caballo para cumplir susdeberes, aunque tambin suele ir a pie en compaa del maestro Djwal Kul que vivemuy cerca del risco desde donde se descubre el lago.

    El Maestro toca a veces el rgano que tiene en la sala. Es t construido en el Tibet bajosu direccin y es una combina cin de rgano y piano con teclado como los que hevisto en Occidente, en el que puede interpretar toda nuestra msica occidental. No se

    parece a ningn instrumento de los que co nozco, porque tiene teclado a ambos ladospara tocar indistin tamente desde la sala o desde la biblioteca. Los teclados del rgano,pedal y acompaamiento dan a la parte de la sala, mientras que el del piano mira a labiblioteca. Los teclados se pueden pulsar a la vez o separadamente. El rgano con suspedales se toca desde la sala como de ordinario; pero dando vuelta a un manubrio quehace efecto de registro, se enlaza el mecanismo del piano con el del rgano y ambossuenan simul tneamente. As resulta el piano como un registro suplementa rio del rgano.

    Sin embargo, desde la biblioteca puede tocarse el piano separadamente del rgano;

    pero un complicado mecanismo en laza con el teclado del piano el acompaamiento delrgano, de modo que se puede tocar el piano solo o con acompaa miento de rgano ocon algunas llaves del rgano. Como tam bin es posible, segn he dicho, tocarseparadamente ambos instrumentos, con dos ejecutantes, uno en cada teclado, resulta undo de rgano y piano. El mecanismo y la tubera de este extrao instrumento ocupan loque pudiramos llamar el des vn de esta parte de la casa del Maestro, quien pormagnetismo lo ha puesto en comunicacin con los gandarvas o devas musicales, quienescooperan en la ejecucin de las obras, y producen armonas jams odas en el planofsico, como si las vibraciones del rgano acompaaran las de instrumentos de cuerda yviento.

    Siempre est resonando en el mundo el canto de los de vas, siempre resuena en el odo

    de los hombres, que no escu chan su belleza. El profundo bordn del mar, el suspiro delviento en los rboles, el bramido del torrente montesino, el murmullo del arroyo, elrumor de los ros, el estrpito de las cataratas junto con muchos otros sones componen elgrandioso canto de la viviente Naturaleza y el eco en el mundo fsico del ms grandioso

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    canto de la esencia de los devas.

    DiceLuz en el Sendero:

    Tan slo fragmentos de este grandioso canto llegarn a tus odos mientras no seas ms

    que hombre. Pero si los escuchas, recurdalos fielmente para no perder ninguno de los quete llegaron, y procura aprender de ellos el significado del misterio que te rodea. Con eltiempo no necesitars instructor. Porque as como el individuo tiene voz, as tambin latiene aquello en lo que el individuo existe. La vida habla y nunca est silenciosa. Pero suexpresin no es un llanto, como t que ests sordo, puedes suponer, sino un himno.Aprende por l que eres parte de la armona. Aprende por l a conocer las leyes de laarmona.

    Todas las maanas acude a casa del Maestro cierto n mero de personas, noprecisamente discpulos, sino adherentes que se sientan en la galera. A veces les da elMaestro una es pecie de conferencia, pero por lo general prosigue ocupado en su laborsin concederles ms que una cariosa sonrisa que los satisface igualmente. Estn en el

    campo de influencia del aura del Maestro y lo veneran. A veces come en la galerarodeado de los tibetanos que se sientan en el suelo con las piernas cru zadas; perogeneralmente lo hace a solas en su aposento. Es posible que observe la regla de losmonjes budistas y se abstenga de todo alimento despus de medioda, porque no re cuerdohaberle visto nunca cenar, y aun es posible que no ne cesite comer todos los das. Lo msprobable es que tome ali mento siempre que el sostn del cuerpo lo requiera, pero no ahoras fijas. Le he visto comer unas tortas morenas y dulces, de harina de trigo, mantecay azcar, confeccionadas por ma no de su hermana. Tambin come arroz y salsa deaderezo en forma de sopa. Se sirve de una primorosa cuchara de oro con un elefante enel extremo del mango, unido al cuenco en n gulo distinto del de las cucharas usuales. Esuna joya de fami lia, muy antigua y seguramente de subido valor. De ordinario va vestidode blanco con la cabeza descubierta excepto cuando se reviste con el hbito de losgelugpas, del que forma parte un casquete parecido al casco romano. Sin embargo, elmaestro Moria acostumbra llevar turbante.

    La casa del maestro Moria est en el lado opuesto del valle y mucho ms abajo, casi allado del templete y de la entrada al subterrneo. Es de muy diferente arquitectura, de dospisos con galeras de cristales en el frente de la fachada que da al camino. El gnero devida del maestro Moria es muy seme jante al ya descrito del maestro Kuthumi. Sisubimos por el camino por la margen izquierda del barranco a lo largo del valle,pasaremos por la derecha de la casa y tierras del maestro Kuthumi, y en la colinaencontraremos en el mismo lado del camino una cabaa que el hoy da maestro Djwal

    Kul construy con sus propias manos cuando era discpulo a fin de vi vir cerca de suMaestro. En dicha cabaa hay una especie de placa en la que a peticin del maestroKuthumi un disc pulo de nacionalidad inglesa estamp por precipitacin una vista de lasala principal de la casa del Maestro con los retra tos de varios maestros y discpulos,en recuerdo de una fruc tfera y muy dichosa velada que pasaron en casa delMaestro.

    Volviendo ahora a considerar el personal aspecto de los excelsos Seres, diremosque lo modifica algn tanto el Rayo o tipo a que cada cual pertenece. El primerRayo domina en las ms eminentes caractersticas y quienes nacen bajo su in -fluencia son los reyes y gobernantes del mundo interno y es piritual, y enconsecuencia del mundo fsico. Todo el que po sea en sumo grado las cualidades que

    los capaciten para do minar a los hombres y conducirlos sin violencia por el caminoque le plazca, pertenece probablemente al primer Rayo o se dirige hacia este Rayo.As es la regia presencia del Seor Vaivasvata, el man y gobernador de la quinta

    raza raz, el adepto de mayor estatura, pues mide dos metros de alto y est muy bien19

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    proporcionado. Es el hombre representativo y el prototipo de nuestra raza, pues del descienden todos los individuos de esta raza. El rostro del Man reflejaextraordinario podero; la nariz es aguilea; la barba castaa, espesa y ondulante; losojos tam bin castaos; y en su cabeza obstenta una magnfica cabe llera, que le daun aspecto de leonina majestad.

    Dice nuestra Presidente:

    Es alto, de regia majestad, de mirada penetrante como la del guila, brillante yviva con reflejos de oro.

    Hoy da vive en los Himalayas, no lejos de la casa de su hermano mayor el SeorMaitreya.

    Parecida figura es la del maestro Mora, lugarteniente y sucesor del SeorVaivasvata, y futuro Man de la sexta raza raz. Es de la regia estirpe Rajput; usa

    barba partida, casi negra, y sobre los hombros le cae la cabellera. Los ojos sonnegros, de escudriante y poderosa mirada. Es unos cuantos milmetros ms bajo de

    estatura que el seor Vaivasvata, tie ne aire marcial y habla en cortas y concisasfrases, como si estuviera acostumbrado a que instantneamente se le obede ciese. Su

    presencia da la impresin de una fortaleza y podero irresistibles con imperiosadignidad que mueve a profundsima reverencia.

    La seora Blavatsky me refiri varias veces cmo haba encontrado al maestroMoria en el Hyde Park de Londres cuan do el ao 1851 vino l con otros prncipesindos a visitar la primera Exposicin universal. Inconscientemente, pues slo te na yoentonces cuatro aos, lo vi tambin en aquella ocasin. Recuerdo que me llevaron aver una fastuosa procesin cvica, en la que adems de otras maravillas, cabalgabanunos perso najes indos lujosamente trajeados. Eran habilsimos jinetes que a mi

    parecer montaban los ms hermosos corceles del mundo y no es extrao que en ellosse fijaran deleitosamente mis infantiles ojos, y que fueran para m lo ms atractivo deaquella mgica exhibicin. Al pasar los jinetes por donde yo es taba de la mano de mi

    padre, uno de los ms arrogantes me ech con sus negros ojos una penetrante miradaque medio me estremeci y al propio tiempo llenme de indescriptible gozo yentusiasmo. Pas con sus compaeros y no le volv a ver, pero el recuerdo de aquellarefulgente mirada qued estam pado en mi infantil memoria.

    Por supuesto que a la sazn no saba yo quin fuese, y nunca lo hubiera podidoidentificar a no ser por una benvola observacin que me hizo muchos aos despus.Hablando un da en su presencia de los p rimeros das de la Sociedad Teosfica, acerta decir que tuve el placer de verle por vez pri mera en materializada forma cuando en

    cierta ocasin fue al aposento de la seora Blavatsky, en Adyar, para infundirle for -taleza y darle algunas instrucciones. Pero l, que conversaba con otros adeptos,volviese de pronto hacia m y amablemen te me dijo:

    No fue esa la primera vez. No recuerdas que cuando eras todava muy nio fuiste aver la cabalgata de caballeros indos, y no notaste que ya entonces te dirig la mirada?

    Record inmediatamente y respond: Oh! Maestro. Erais vos? Deb haberos reconocido.No mencion este incidente entre las ocasiones que tuve de tratar a un Maestro en

    cuerpo fsico, porque no saba que el jinete de la mirada fuese Maestro, y porquenadie hubiera hecho caso del testimonio de un chiquillo.

    Otro regio personaje es el Seor Chakshusha, el man de la cuarta raz, de

    nacionalidad china y nobilsima estirpe. Tie ne los salientes pmulos del tipo mongol ysu rostro parece primorosamente esculpido en marfil viejo. Viste de ordinariomagnficas tnicas de tis de oro, y por lo general no nos re lacionamos con l ennuestra usual labor excepto cuando en tal o cual ocasin tratamos con un discpulo

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    perteneciente a la cuarta raz.La personalidad de nuestro Seor el Bodisatva, el Instruc tor del mundo, y la de su

    principal lugarteniente el maestro Kuthumi denotan la influencia de suomniabarcante amor. El seor Maitreya lleva en la actualidad un cuerpo de lasubraza celta, aunque cuando aparezca en el mundo para ensear a Su pueblo, como

    muy pronto trata de hacerlo, asumir el cuerpo preparado para El por uno de susdiscpulos. Hermossimo es su rostro, de rasgos firmes y sin embargo suavsimos,con abundosa cabellera que cual lluvia de oro le cae sobre los hom bros. La barba espuntiaguda, como se le representa en anti guas pinturas, y sus ojos, de maravillosocolor violado, pare cen dos flores gemelas, dos luceros, dos profundos y santoshoyos llenos de las aguas de sempiterna paz. Su sonrisa es de inefable dulzura y lerodea un deslumbrante nimbo de esplen dente luz matizada con el admirable reflejorosado que siem pre brilla en el Seor de Amor.

    Nos lo podemos imaginar sentado en su vasto saln fron tal de su casa en losHimalayas. Se abren en el saln varias ventanas que dan a los jardines y terrazas y

    a lo lejos se divisan las onduladas planicies de la India.O bien cabe imaginrnoslo vestido de flotante tnica blan ca con amplia cenefa de

    oro, paseando por el jardn para gozar del fresco a la cada de la tarde entre lashermosas flores que embalsaman el aire con su exquisita fragancia.

    Admirable sobre toda medida y descripcin es nuestro bendito Seor el Cristoporque de El fluye el amor que confor ta a millones de almas, y Su voz es la voz quehabla, como ja ms lo hizo hombre alguno, las docentes palabras que dan paz a losngeles y a los hombres. Dentro de pocos aos, los que an dan por los tenebrososcaminos del mundo oirn la voz y sen tirn la influencia del amor de Cristo. Ojalpodamos dispo nernos a recibirle cuando advenga y tributarle adecuado reci bimientoy fiel servicio!

    El maestro Kuthumi lleva cuerpo de brahmn de Cachemi ra y es de complexin tanairosa como la de los ingleses de tipo medio. Tiene flotante cabellera y azules ojoshenchidos de jbilo y amor. La barba y el cabello son castaos, tornasolados de rubioy oro cuando los hiere un rayo de sol. Difcil es de describir su rostro, porque lasonrisa altera su expresin. La nariz est elegantemente configurada y los ojos sonrasgados y de un admirable y lmpido azul. Tambin instructor y sacer dote y de aqu amuchos siglos suceder al Seor Cristo en su altsimo cargo, y ser el Instructor delmundo y el Bodisatva de la sexta raza raz.

    El Mahachon es el tipo de estadista, del hbil organiza dor, aunque tambin poseealgunas caractersticas militares. Lleva cuerpo indo, alto y delgado, de perfil elegante y

    rostro lampio, severo, con robusto y cuadrado mentn. Los ojos pro fundos, de miradapenetrante, y habla con brusquedad de soldado. Generalmente usa el traje indo conturbante.

    Mucho se le parece al Mahachon el maestro conocido con el nombre de conde de SanGermn. Aunque no muy alto, es gallardo, de porte marcial, con la grave dignidad yexquisita cortesa de un magnate del siglo XVIII, que denota su perte nencia a unaantigua y noble familia. Son sus ojos rasgados y castaos, rebosantes de ternura yjovialidad, con destellos de energa, y su majestuoso aspecto impele a la obediencia. Lacolor del rostro es aceitunada; el cabello recortado con raya en medio, peinado haciaatrs, y barba corta en punta. Suele llevar un uniforme de pao oscuro con vueltas dedorado en caje y capa encarnada de corte militar que acrecienta su marcial continente.

    Reside de ordinario en un castillo de la Europa oriental, secular propiedad de su familia.El maestro Serapis es alto, de hermosa complexin y na cionalidad griega, aunque todasu labor se concentra en Egip to, relacionada con la Logia egipcia. Es de distinguidasfacciones de tipo asctico, algo parecidas a las del cardenal Newman.

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    Acaso el adepto llamado el Veneciano e s el ms gallardo y hermoso de toda laFraternidad. Mide 1,977 metros de estatu ra y su abundante barba y rubia cabellera separecen a las del Man. Tiene los ojos azules. Aunque nacido en Venecia, su fa milia esindudablemente de sangre goda, pues su tipo pertenece a esta subraza.

    El maestro Hilarin es griego, de antiguo tipo heleno, ex cepto en lo ligeramente

    aguileo de la nariz. Su ancha y hun dida frente se parece a la del Hermes de Praxiteles.Tambin es de hermosa presencia y de ms juvenil continente que la mayora de losadeptos.

    El que en un tiempo fue el discpulo Jess lleva ahora cuerpo sirio con la atezadaepidermis, los negros ojos y la negra barba de los rabes. Viste de ordinario tnica

    blanca con 'turbante. Es el Maestro de los devocionales y tiene por tnica de supersonalidad una intensa pureza y una tan pro funda devocin que no conoceobstculos. Vive con los drusos del monte Lbano.

    Dos de los excelsos Seres con quienes nos hemos relacio nado, difieren levementedel que con toda reverencia pudira mos llamar tipo usual del cuerpo fsico deladepto. A uno de ellos lo cita varias veces en sus escritos el coronel Olcott y se le da

    el nombre de Jpiter en la obra titulada: El Hombre; de dnde y cmo vino. Es dems baja estatura que la mayora de los miembros de la Fraternidad, y segn se mealcanza, el nico cuyo cabello tiene toques grises. Se mantiene erguido y anda congallardo aire marcial. Es propietario rural y cuando con Swami T. Subba Rao fui avisitarlo, le vi varias veces tra tar de negocios con quienes parecan capataces que lerendan cuentas y reciban instrucciones.

    El otro es el maestro Djwal Kul, quien todava llevaba el mismo cuerpo de cuandologr el adeptado hace pocos aos. Por este motivo no habr sido posible hacer deeste cuerpo una perfecta reproduccin del augoeides. Su rostro tiene rasgosdistintamente tibetanos, con salientes pmulos, y es de aspecto un tanto avejentado.

    A veces un adepto necesita por alguna circunstancia espe cial un cuerpo a propsitopara intervenir temporneamente en el mundano bullicio. Tal ser el caso cuandoadvenga el Ins tructor del mundo, y se nos dice que tambin entonces apare cernvarios otros adeptos para servirle de lugartenientes y ayudarle en su magna obra porla humanidad. Estos excelsos Seres, a ejemplo de su Jefe, asumirntemporneamente los cuerpos de sus discpulos, por lo que es necesario que estndispuestos cierto nmero de tales vehculos para que Ellos pue dan usarlos.

    Algunos estudiantes suelen preguntar que cmo teniendo ya los adeptos cuerpofsico necesitarn otros en la antedicha ocasin. Quienes alcanzan el adeptado yescogen de entre los siete senderos que ante sus pasos se abren el de permanecer eneste mundo para guiar la evolucin de la humanidad a que per tenecen, conceptan

    conveniente a su obra el retener cuerpo fsico, que no puede ser como los ordinarios siha de servir a su propsito, pues adems de completamente sano debe ser perfectaexpresin de cuanto puede manifestar el ego en el plano fsico.

    La construccin de semejante cuerpo no es liviana tarea. Cuando el ego de un hombreordinario encarna en su nuevo cuerpo infantil, lo encuentra dirigido por un elementalartificial creado de conformidad con el karma del ego, segn expuse en La Vidainterna. Dicho elemental est hbilmente ocupado en modelar la forma fsica que muyluego ha de nacer al mun do exterior, y permanece dando ulteriores toques al cuerpohasta los seis a siete aos del nio. Durante este tiempo, el ego se va familiarizando consus nuevos vehculos mental, emo cional y fsico; pero muy poca es la efectiva accinque en ellos ejerce hasta la retirada del elemental. Aunque est relacionado con sus

    cuerpos no les presta mucha atencin, y prefiere espe rar el punto en que sean msresponsivos a sus esfuerzos.Muy distinto es el caso del adepto. Como quiera que no ha de agotar mal karma, no

    interviene el elemental artificial y el ego se encarga de desenvolver su cuerpo sin ajeno22

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    auxilio ni ms limitaciones que las de la ley de herencia. De esta suer te es posibleelaborar un cuerpo ms fino y delicado, aunque tambin exige mayor esfuerzo por partedel ego y consume du rante algunos aos gran cantidad de tiempo y energa. En con -secuencia, y tambin por otras razones, el adepto no quiere repetir este trabajo msveces de las estrictamente necesarias y procura que su cuerpo le dure tanto como sea

    posible. Nuestros cuerpos envejecen y mueren por diversas causas, entre ellas la heredadadebilidad, las enfermedades, accidentes, pa siones y exceso de trabajo. Pero en el caso deladepto, no influye ninguna de dichas causas, y su cuerpo es capaz, sin embargo, derealizar una obra y tener un aguante incomparable mente superior a la capacidad delhombre ordinario.

    Los cuerpos de los adeptos son tales como los hemos des crito y pueden retenerlosmuchsimo ms tiempo que el hom bre ordinario, de lo que resulta que su edad supera enmucho a su aspecto. Por ejemplo, el maestro Mora representa unos treinta o cuarentaaos; y sin embargo, segn lo que de El nos dicen sus discpulos tiene su cuerpo cuatro ocinco vecesms edad, pues la misma seora Blavatsky refiere que cuando de nia lo viopor vez primera, estaba tan viril como muchos aos despus.

    El maestro Kuthumi representa la misma edad que su constante amigo y compaero elmaestro Mora; y sin embar go, se cuenta que recibi un ttulo universitario en Europaantes de promediar el pasado siglo, por lo que est ya cerca de los cien aos.Actualmente carecemos de autnticos informes acerca del lmite de vida del cuerpofsico de un adepto, pero hay indicios para conjeturar que excede en ms del doble delos setenta aos a que alude el Salmista.

    Un cuerpo as construido de propsito para llevar a cabo magnas obras ha de serinevitablemente muy sensitivo, y por esta razn requiere exquisitos cuidados si ha deestar siempre en inmejorable disposicin. Se desgastara tan pronto como los nuestros siestuviera sujeto a los innumerables roces y menu das molestias del mundo profano y desu incesante corriente de siniestras vibraciones. As es que los excelsos Seres viven deordinario en relativo apartamiento del mundo y aparecen ra ras veces en este ciclnicocaos a que llamamos vida diaria. Si pusieran sus cuerpos en el torbellino de curiosidad yvehemente emocin que sin duda rodear al Instructor del mundo cuando advenga,seguramente que se acortara su vida y por ser suma mente sensitivos habran de pasarinnecesarios sufrimientos.

    El adepto evita estos inconvenientes ocupando el cuerpo de un discpulo, cuyaevolucin impele poderosamente con ello. Usa de este prestado vehculo, nicamentecuando lo necesita para dar una conferencia, derramar una lluvia de bendiciones ocualquier otro propsito, y una vez cumplido devuelve el cuerpo al discpulo queentretanto ha estado en espera, y re asume el cuerpo de su propia pertenencia para

    proseguir su obra en beneficio del mundo. De este modo no interrumpe gran cosa sushabituales ocupaciones, y sin embargo tiene siempre a su disposicin un cuerpo porcuyo medio puede cooperar cuando sea necesario en la beatfica obra del Instructor delmundo.

    Fcilmente cabe imaginar la influencia que esto ejerce en el discpulo favorecido porla distincin de prestar su cuerpo fsico a un Maestro, aunque escape a nuestro alcance laextensin que pueda tener dicha influencia.

    Un vehculo impregnado del magnetismo del Maestro ha de ser para el discpulo unpoderoso auxilio y no una limita cin, pues mientras usa su cuerpo tendr siempre el

    privilegio de baarlo en el maravilloso magnetismo del adepto, porque ha de estardispuesto a reasumirlo tan pronto como haya aca bado de usarlo el Maestro.

    Los adeptos siempre toman prestado el cuerpo de su discpulo cuando consideran23

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    conveniente convivir con los hombres en mundanas condiciones.

    As procedi el Seor Gautama cuando vino al mundo a obtener el budado y lomismo el Seor Maitreya cuando estuvo en Palestina hace dos mil aos.

    La nica excepcin que conozco es la del bodisatva que asume el oficio de

    instructor del mundo cuando su predecesor obtiene el budado. Su primera aparicinen el mundo con la nueva categora de instructor se efecta por medio del naci mientoen cuerpo infantil. As lo hizo nuestro Seor, el actual Bodisatva, cuando naci con la

    personalidad de Sri Krisnha en las rientes llanuras de la India para verse amado yreverencia do con vehementsima devocin apenas jams igualada.

    La tempornea ocupacin del cuerpo de un discpulo no ha de confundirse con elpermanente uso que una persona anciana hace del vehculo que alguien le hapreparado. Saben los per sonalmente adoctrinados por nuestra insigne fundadora, laseora Blavatsky, que cuando dej el cuerpo en que la conoci mos, infundise en otroque acababa de abandonar su primi tivo poseedor. No s de cierto si este cuerpo habasido prepa rado deliberadamente para ella, aunque se conocen casos en que hubo tal

    preparacin.

    Siempre es difcil adaptar el vehculo as prestado a las necesidades e idiosincrasiadel nuevo ocupante, y probablemen te nunca le ser vestidura de cabal adaptacin. Elego que va a encarnar tiene la facultad de escoger entre consumir gran cantidad detiempo y trabajo en gobernar el desenvolvimiento de un nuevo vehculo que sea tan

    perfecta expresin de l co mo cabe en el plano fsico o bien evitar esta dificultadinfundindose en el cuerpo que otro ego le preste, proporcionndole as uninstrumento lo bastante eficaz para todo ordinario me nester, aunque nunca satisfara

    por completo las necesidades de su poseedor. Desde luego que todo discpulo estaranhelo so de honrarse en proporcionarle el cuerpo a su Maestro; pero pocos son losvehculos suficientemente puros para ello.

    Suele preguntarse que para qu necesita el adepto cuerpo fsico si su obra tienepor campo de accin los planos supe riores.

    Este punto no es de nuestra incumbencia; pero si la espe culacin sobre ello no esirreverente, se nos ocurren varias ra zones. El adepto invierte mucho tiempo enproyectar corrien tes de influencia, y aunque segn se infiere de la observacin,dichas corrientes proceden ms a menudo del plano causal o del inmediatamentesuperior, suelen ser a veces corrientes et reas, para cuya proyeccin es

    indudablemente ms ventajoso un cuerpo fsico. Por otra parte, casi todos losMaestros a quienes he visto, tienen unos cuantos discpulos que les sirven deauxiliares y con Ellos o muy cerca viven en el plano fsico y para esta convivencia senecesita cuerpo fsico. De esto se in fiere que muy poderosos motivos ha de tenerun adepto para tomarse la molestia de asumir cuerpo fsico, pues ya conoce mos lobastante sus procedimientos de actuacin para estar convencidos de que siempre lohacen todo del mejor modo po sible y por el medio que requiere el mnimo consumode energa.

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    SEGUNDA PARTELOS DISCPULOS

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    CAPITULO III

    EL SENDERO HACIA EL MAESTRO

    Siempre ha existido una Fraternidad de Adeptos, la Gran Fraternidad Blanca.Siempre han existido aquellos que saben, los poseedores de la interna sabidura, ynuestros Maestros fi guran entre los actuales representantes de esta potsima estirpe devidentes y sabios. Parte del conocimiento que Ellos entro jaron durante innumerableseones est a la disposicin de to do ser humano en el plano fsico, con el nombre deTeosofa. Pero aun hay ms all. Al hablar alguien en cierta ocasin del enormecambio operado por la Teosofa en nuestra conducta, y del admirable alcance de ladoctrina de la reencarnacin, el maestro Kuthumi repuso sonriente:

    S, es verdad; pero nosotros no hemos hecho hasta ahora otra cosa que levantaruna punta del velo.

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    Cuando ya hayamos asimilado completamente el conoci miento recibido y nosconduzcamos con arreglo a Sus ensean zas, la Fraternidad estar dispuesta a levantarun poco ms el velo, pero slo cuando cumplamos dichas condiciones.

    El Sendero est abierto para cuantos anhelan saber y ade lantar ms; pero quienaspire a acercarse a los Maestros y al canzarlos habr de ser inegosta como lo son

    Ellos, habr de olvidarse de su personalidad y dedicarse enteramente al servi cio de lahumanidad como Ellos se dedican. El punto de vista de los Maestros es tan distintodel nuestro que por de pronto no alcanzamos a comprenderlo. Tienen sus particularesafectos como los tenemos nosotros y seguramente aman a unos hombres ms que aotros; pero nunca permitirn que estos sentimientos influyan lo ms mnimo en suobra. Se ocuparn muchsimo de un hombre si en l descubren las semillas de futuragrandeza y si conocen que no sern tiempo ni trabajo perdidos los que en l inviertan.En el nimo de los excelsos Seres no cabe el menor asomo de favoritismo. nica yexclusivamente consideran la obra que se ha de hacer, la obra de la evolucin y la valade un hombre con relacin a ella, y si no sotros nos capacitamos para tomar parte en laobra de la evo lucin, muy rpidamente progresaremos.

    Pocos se dan cuenta de la magnitud de esta empresa, ni de la gravedad de su peticincuando desean que se les admita como discpulos. Los adeptos se relacionan con elmundo en tero por medio de enormes efluvios de energa, con los que in fluyen en loscuerpos causales de millones de seres o en el plano bdico, y constantemente aunquegradualmente enalte cen en gran escala los cuerpos superiores de las gentes. Sin em bargo,el mismo Maestro que emplea su vida en esta obra, atiende a veces a los pormenoresrelacionados con un discpu lo. Todos cuantos se atrevan a solicitar su admisin como dis -cpulos han de advertir la estupenda ndole de las fuerzas y de la obra en que se han deempear y de la excelsitud de los Seres con quienes se han de relacionar. Por muy pocoque se comprenda la magnitud de todas estas cosas se echar de ver por qu los adeptosno quieren emplear energa en un discpulo, a no ser que conozcan que dentro de unplazo prudencial podr aadir en recta direccin una poderosa corriente de energa enbeneficio del mundo. Los adeptos estn encargados de llevar a cabo el plan del Logos delsistema y quienes de nosotros anhe len acercrseles, han de aprender a conducirseigualmente y vi vir tan slo para la obra. Quienes as lo hagan, atraern sin du da laatencin de los excelsos Seres, quienes les ensearn a ayudar y favorecer al mundo.

    Lento pero constante es el progreso humano. Por lo tanto, va aumentando el nmerode hombres perfectos, y todo el que haga el tremendo esfuerzo requerido, llegar aladeptado. En circunstancias normales se necesitan muchas vidas antes de al canzar tanalto nivel; pero precisamente ahora se nos depara la posibilidad de apresurar nuestro

    adelanto en el Sendero y concentrar en unas cuantas vidas terrenas la evolucin que apaso ordinario tardara millares de aos. Tal es el esfuerzo que estn haciendo algunosmiembros de la Sociedad Teosfica en cuya Escuela Interna o Esotrica se ensea a loshombres a prepararse ms rpidamente para dicha magna obra. Esta preparacinrequiere mucho dominio propio y determinado esfuerzo perseverante ao tras ao, que amenudo da muy pocas muestras exteriores de adelanto, porque entraa el de -senvolvimiento de los cuerpos superiores con preferencia al fsico, y dichodesenvolvimiento no siempre se manifiesta notoriamente en el plano fsico.

    Quien oye hablar de los Maestros y su obra y comprende bien todo cuantosignifica y entraa debe sentirse inmediata mente movido por el interno deseo deconocerlos y entrar a su servicio. Cuanto ms aprende mayormente admira la belleza

    y gloria del plan de Dios y ms vivo es su anhelo de tomar parte en la obra. Una vezconvencido de que Dios tiene un plan de evolucin desea ser colaborador de Dios yninguna otra cosa puede darle cumplida satisfaccin.

    Entonces se pregunta: Qu debo hacer? Y la respuesta es: Trabajar tanto como27

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    puedas en auxilio del progreso de la humanidad, como trabaja el Maestro. Comienzacon lo que ten gas ocasin de hacer y puedas hacerlo, aunque al principio sea algnhumilde menester externo, y en cuanto adquieras las ne cesarias cualidades decarcter se te confiar el aspecto supe rior de la tarea hasta que por el esfuerzo de

    portarte y obrar ptimamente poseas las cualidades que exige la admisin en la Gran

    Fraternidad Blanca.Recuerdo que cuando por vez primera tuve la satisfaccin de ponerme en msestrecho enlace con el Maestro, le pregunt por carta qu deba hacer y me respondicomo sigue:

    Debis hallar apropiada labor. Ya sabis lo que nosotros hacemos. Participad ennuestra obra del modo que podis. Si yo os encargara determinada labor, la harais,

    pero el karma sera mo porque yo os lo encargu, y vos slo cosecharais el karmade la obediencia voluntaria, que si bien es muy bueno, no es el resultante de iniciaruna fructfera accin. Deseo que hagis algo por vuestra propia iniciativa, pues asrecaer en vosotros el karma de la buena accin.

    Creo que todos podemos aplicarnos estas palabras y com prender que no hemos de

    esperar a que se nos encargue o con fe tal o cual obra, sino ponernosespontneamente a trabajar. Hay muchsima obra de ndole modesta que realizar enrelacin con la Teosofa. Quizs alguien prefiera la parte ms ostentosa, como darconferencias ante numerosos auditorios, y habr quienes a ello se brinden; pero hay granporcin de tra bajo montono y fatigoso en relacin con la Sociedad Teosfi ca, y nosiempre encontramos quienes voluntariamente lo hagan.

    La reverencia y el amor a nuestros Maestros deben mover nos a hacer voluntariamente loque quiera que en su servicio redunde por humilde que sea, pues podemos tener la segu -ridad de que los servimos siempre que ayudamos a la So ciedad fundada por dos deEllos.

    De muy sealado carcter son las cualidades que para la admisin en la GranFraternidad Blanca se han de adquirir du rante la obra realizada en la primera parte delSendero. Son siempre esencialmente las mismas aunque se les ha dado muy diversosnombres en los ltimos veinticinco siglos; pero la ms reciente y sencilla exposicin deellas se encuentra en el admi rable libro de Krishnamurti titulado: A los pies del Maestro.

    Aunque el seor Krishnamurti es ante las gentes el autor del libro, su contenido es casitodo original del Maestro Kuthu mi, segn declara el mismo autor al decir en el prefacio:Estas palabras no son mas, sino del Maestro que me ense. Cuando se public ellibro, el cuerpo del seor Krishnamurti era de trece aos de edad, y los planes delMaestro requeran que tuviese pronto conocimiento de las condiciones seguidas para la

    iniciacin.El texto del libro contiene cuanto el Maestro crey a pro psito para concentrar la

    esencia de la necesaria enseanza en la forma ms breve y sencilla posible. A no ser porlas exigencias de este caso particular, nunca hubiramos podido disponer de unaexposicin tan clara, concisa, completa y que abarcara todos los puntos esenciales.Muchos libros se han publicado con los pormenores de las etapas del Sendero probatorioy variedad de argumentos para definir el exacto significado de los trminos snscritos ypalis; pero en el citado libro del seor Krishnamurti, el Maestro desvanecegallardamente toda ambi gedad y se contrae a dar la esencia de la doctrina en palabrasde los modernos idiomas o apropiados a la mentalidad de la vida del da.

    Por ejemplo, las cuatro cualidades llamadas en snscrito viveka, vairagya,shatsampatti y mumukshutva, se traducen en el libro A los pies del Maestro con laspalabras de equiva lente significado discernimiento, indesideracin, bondad y amor.Sin embargo, la traduccin fiel de mumukshutva no es amor, porque dicha palabra

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    snscrita expresa deseo de libera cin. Pero el Maestro parece argir diciendo que elintenso deseo de liberacin equivale al de trascender toda traba mun dana, de modoque aun viviendo entre estas trabas no se ex perimente ni el ms leve sentimiento deestar ligado a ellas. Pero semejante liberacin slo puede lograrse por medio de launin con el supremo Ser inmanente en todas las cosas, es decir, por la unin con

    Dios. Y Dios es amor. En consecuencia, slo cuando lleguemos a estar henchidos delamor divino al canzaremos la liberacin.

    No es posible describir las cualidades ms hermosas y satisfactoriamente comoestn descritas en A los pies del Maestro, y cabe decir confiadamente que quien

    practicara con toda escrupulosidad las enseanzas expuestas en dicho libro, pasarainmediatamente por el portal de la iniciacin. Fue para el Maestro un casoexcepcional emplear tanto tiempo en la di recta enseanza de un individuo; pero pormedio del seor Krishnamurti han llegado las enseanzas a conocimiento demillares de gentes a quienes auxiliaron inconcebiblemente.

    Muy sencillo es el relato de cmo se escribi A los pies del Maestro. Todas las

    noches me llevaba yo al jovencito Krishna murti en cuerpo astral a casa del Maestropara que le ensea se. El Maestro hablaba con l unos quince minutos cada noche, y alterminar la pltica resuma el Maestro en unas cuantas frases o en una sola mximalos principales puntos que le ha ba enseado, y se repeta el sumario hasta que el

    joven lo aprenda de memoria. Al despertarse por la maana, recordaba el sumario ylo transcriba. El texto de A los pies del Maestro contiene todos estos resmenes,eptomes o sumarios de las enseanzas del Maestro y con sus propias palabras. El

    joven los transcriba algo trabajosamente porque a la sazn no cono ca bien el idiomaingls; pero la transcripcin era exacta pues saba los sumarios de memoria. Tiempodespus march el jo ven Krishnamurti a Henares con nuestra Presidente. Desde allme escribi a Adyar donde yo estaba, pidindome que coleccio nara y le enviase todaslas notas que el haba tomado de lo que el maestro le haba dicho. Yo las coleccionlo mejor que el pude y las copie a mquina.

    Entonces me pareci que como todo era palabras del Maestro, sera mejorasegurarme de que no haba error de la transcripcin, ya al efecto le ense almaestro Kuthumi la copia mecanogrfica, suplicndole que tuviera la amabilidad de

    repasarla. La ley, cambi aqu y all algunas palabras, puso unas cuantas apostillasaclaratorias y aadi unas pocas frases que yo le haba odo durante las lecciones y estabanomitidas. Despus me dijo: Ahora me parece que est bien. Es aceptable. Pero enseguidarepuso: Se lo ensearemos al Seor Maitreya. En efecto, fuimos los dos, l con la copia

    en la mano, a enserselo al Instructor del Mundo, quien la ley, aprob y dijo: Debiraishacer con esto un libro que sirviese para que las gentes conozcan a Alcione.Sin embargo, nosotros no tenamos intencin de publicar en el mundo profano dichas

    enseanzas ni considerbamos conveniente que el pensamiento pblico se concentrara enun muchacho de trece aos que an haba de completar su educacin. Pero en el mundooculto hacemos lo que se nos manda y, en consecuencia, a la maana siguiente estaba ya eloriginal en la imprenta.

    Sobrevinieron todos los inconvenientes que de la publicacin recelbamos; pero el SeorMaitreya segua teniendo razn y nosotros no, porque el bien que el ilbro ha allegado almundo, excede inimaginablemente de las tribulaciones .que nos caus su publicacin.

    Millares de gentes nos han escrito dicindonos que la lectura del libro cambi radicalmentesu conducta y los movi a mirar todas las cosas desde un punto de vista completamentedistinto y ms certero de] en que hasta entonces se haban colocado.

    Se ha traducido A los pies del Maestro a veintisiete idiomas y se han impreso ms de

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    cien mil ejemplares en unas cuarenta ediciones. Ha realizado este libro una labormaravillosa.

    Sobre todo lleva la especial licencia del adviniente Instructor del Mundo, y estacircunstancia acrecienta su valor, pues nos da una idea de lo que sern las enseanzas delInstructor.

    Otros libros hay tambin muy tiles para quien se esfuerce en entrar en el Sendero. SonLa Voz del Silencio y Luz en el Sendero que al efecto se nos dieron, y los admirables librosde nuestra Presidente titulados: Hacia el Templo y El Sendero del discipulado que son deinestimable vala.

    Si lee y medita estos libros, no tendr el aspirante duda alguna de lo que haya de hacer.Ha de esforzarse en dos puntos principales: la reforma de su carcter y la labor en

    beneficio del prjimo.Las enseanzas de los citados libros le invitan a tomar respecto do la vida una actitud por

    completo diferente, segn se infiere de las frases de un Maestro que dice:Quien aspire a trabajar con nosotros y para nosotros ha de abandonar su mundo y

    venirse al nuestro.

    Esto no significa, como han supuesto algunos orientalistas, que el candidato haya deapartarse del trato de las gentes y de sus diarias ocupaciones mundanas, y retirarse alyermo, a la cueva o a la montaa; pero s que ha de desechar por completo su actitudmental respecto del mundo y asumir la del Maestro. El hombre mundano juzga de lossucesos del mundo segn afectan a sus personales intereses; el Maestro los juzganicamente segn influyen en la evolucin de la humanidad. Todo cuanto contribuya afavorecer la marcha de la humanidad por el camino del progreso es bueno y debe apoyarse.Todo cuanto de un modo u otro se oponga, interrumpa, estorbe o retarde el adelanto de lahumanidad es malo y debe combatirse. Es bueno cuanto favorece la evolucin. Es malocuanto la perjudica.

    En esto vemos un criterio muy diferente del profano, y nos proporciona una piedra detoque para comprobar lo que hemos de favorecer y lo que hemos de combatir, pudiendoaplicar tambin este criterio a las cualidades de nuestro carcter. Seremos tiles al Maestroen tanto podamos colaborar con El aunque sea en humildsimos menesteres, y nuestramejor obra ser el hacernos semejantes a El de modo que miremos el mundo como El lomira.

    Si trabajamos en correspondencia con el Maestro, cada vez nos colocaremos en mayor

    simpata con El y nuestros pensamientos se parecern ms y ms a los suyos, con lo quenos acercaremos a El en pensamiento y obra hasta el punto en que llamemos su atencin,pues siempre est en vigilancia de quienes puedan servirle de auxiliares en su labor. Unavez se haya fijado en nosotros nos atraer hacia El para observarnos desde ms cerca y conmayor detenimiento, a cual efecto nos pondr en contacto con cualquiera que ya seadiscpulo. Por lo tanto no hay necesidad de hacer especial esfuerzo para llamarle laatencin.

    Nos dice la seora Blavatsky que el Maestro se fija en quienquiera que ingresa en laSociedad Teosfica, y aade que aun en algunos casos lo estimula al ingreso a causa de sus

    precedentes vidas. As parece que los excelsos Seres saben mucho de nosotros antes de queconozcamos algo de Ellos. El adepto nada olvida. Est siempre en posesin de cuanto le ha

    sucedido y si por coincidencia mira a una persona, ya para siempre la recuerda.Cuando alguien ingresa en la Escuela Esotrica, se establece un definido enlace, notodava directamente con el Maestro, sino antes con la cabeza visible de la Escuela y por suconducto con el Maestro, quien es la cabeza invisible.

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    El lazo as establecido con la cabeza visible se va estrechando a medida que el candidatoadelanta en la Escuela. En las etapas preliminares es muy dbil el lazo, que se fortalecealgn tanto al efectuar la promesa y cuando dan la correspondiente, a los grados superioresse estrecha todava ms el lazo, lo cual queda de manifiesto en la mayor intensidad de lalnea mental que enlaza a cada uno de los miembros de la Escuela con la Cabeza visible,

    porque en ella est pensando constantemente el candidato durante la meditacin, quefortalece y abrillanta el lazo.

    La Cabeza visible o Jefe externo de la Escuela Esotrica est ya identificado con suMaestro; y por lo tanto, quien con el Jefe se relaciona queda tambin relacionado con elMaestro. De esta suerte, todos los pertenecientes a la Escuela Interna estn en contacto consu Maestro, que es el maestro Mora, aunque trabajan en modalidades de actividad distintasde las de El y sern discpulos de otros Maestros cuando se les ponga a prueba. Sinembargo, aun mientras permanezcan en la Escuela Esotrica recibirn la influencia del queha de ser su Maestro, porque si bien los adeptos viven separadamente en el mundo fsico,estn en realidad tan unidos, que relacionarse con uno equivale a ponerse en relacin contodos. Parecer una vaga e indirecta relacin; pero no es lo que desde nuestro bajo punto

    de vista nos figuramos, pues los adeptos estn admirablemente unidos en estrecho haz enlos planos superiores.

    Durante la preliminar etapa de este indirecto enlace por medio del Jefe visible, elMaestro puede emplear por instrumento, si as lo desea, a cual