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PRÓLOGO - Primera Edición - Esta es una novela de ciencia ficción. Todos los personajes - y las vivencias de ell@s - descritas en este libro, son pura fantasía de la imaginación de la escritora. ¡Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia! La autora

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Page 1: 5) PRÓLOGO (1ª edición)(1997 d.C.)

PRÓLOGO- Primera Edición -

Esta es una novela de ciencia ficción.

Todos los personajes - y las vivencias de ell@s -descritas en este libro, son pura fantasía

de la imaginación de la escritora.

¡Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia!

La autora

PrimaVera del Año 1997 d.C.

POLITICA y RELIGION

Era Otoño del año 1971.

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La gran revuelta de estudiantes en París había ocurrido en Mayo del '68.

La masacre de jovenes irlandeses del tristemente famoso "Bloody Sunday" en Londonderry sucedería unos meses después, en 1972, casi por las mismas fechas en las que el movimiento estudiantil organizado por el sindicato de estudiantes, sito en la Acera Recoletos, desembocaría en el cierre de la Facultad de Medicina.

También participarían los estudiantes de Derecho, Ciencias, Filosofía y Letras pero sus Facultades no fueron cerradas.

España era todavía "un país oficialmente cerrado" a las malsanas, herejes, inmorales, masónicas o comunistas ideas difundidas en los países del extranjero. Sin embargo, por lo bajo y en soterrado había reuniones estudiantiles.

Fueron estudiantes los que, con sus reivindicaciones académicas, valientemente abanderaron la lucha política en contra del régimen franquista . Los delegados de curso eran los que dirigían las asambleas.

Algunos de ellos fueron detenidos y procesados por "terroristas".

Los curas desde el púlpito hablaban de lo pernicioso y maligno de las ideas bolcheviques y marxistas que parecían querer volver a emerger después de 30 años de santa paz católica en España, en el afortunado país, favorito del Sagrado Corazón de Jesús (palabras creo que decían textualmente dichas o por la Virgen de Lourdes o la de Fátima).

¡Qué honor más grande para todos los devotos patriotas católicos españoles con su glorioso caudillo Franco a la cabeza de la gran cruzada cristiana!

El Papa de Roma exhortaba a la gran unión de los nobles católicos españoles para defender la madre patria contra el error, la ignorancia y el orgullo de ateos, protestantes, liberales, demócratas y comunistas tras los cuales por supuesto estaba el terrible Lucifer, príncipe como era de las tinieblas, intentado engañar siempre a las almas más candidas o más débiles.

Yo iniciaba una nueva etapa de mi vida.

El colegio de monjas con su uniforme azul marino (por debajo de las rodillas) y su cuello de plástico blanco duro quedaban atrás. Ya no había monjas profesoras que te pegasen si no sabías la lección.

De nuevo, y como en el instituto, teníamos profesores que no te pegaban por ser mal estudiante sencillamente te ponían, si así lo consideraban, "un cero".

Mis dos amigas se habían matriculado en la Escuela Normal para aprender magisterio. Yo, como tenía claro que mi paciencia no daba para intentar enseñar a alguien que no quisiese aprender, elegí empresariales y mi padre me matriculó en la Escuela de Comercio.

Aunque ya no estudiábamos juntas, mis amigas y yo quedábamos de lunes a viernes para vernos bien a la salida de las clases, bien si hacíamos "novillos" en la Fuente la Fama del Campo Grande.

Hasta entonces habíamos sido 3 amigas. A partir de este primer curso empezamos a salir también con otras dos chicas. Una era de Toro y la otra de Arrabal de Portillo.

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Estudiaban también primero de magisterio y mis amigas habían empezado a simpatizar con ellas por lo qué empezamos a vernos todas, tanto cuando hacíamos novillos como cuando los sábados y los domingos salíamos a dar una vuelta.

Nos íbamos haciendo mayores y nuestros gustos empezaban a experimentar cambios repentinos de un año para otro. Así por ejemplo fue el cambio el de que de haber estado el año anterior solamente yendo al cine los domingos, en otoño de aquél año empezamos tímidamente a asistir a bailes donde también había chicos.

Yo estaba acostumbrada a "bailar con chicos" gracias a mis temporadas estivales en el pueblo pero consistía una novedad el hacerlo aquí en la capital.

La primera vez que nos fuimos todas a bailar, era un domingo del mes de octubre.

Nos reunimos las cinco en casa de las amigas mellizas. Las mellizas tenían hermanas mayores por lo que nos pudimos todas "componer" de un modo que mi madre nunca me hubiera permitido salir así de casa.

Nos cardamos el pelo. Nos pintamos ojos, pestañas y labios y "nos cogimos prestado" de las hermanas de mis amigas collares, pulseras y "foulards" para adornarnos.

Así de esta guisa, nos presentamos a las ocho de la tarde de un domingo, en el enorme salón dispuesto para baile que había en las dependencias pertenecientes a la O.J.E..

Yo tenía más miedo que vergüenza.

Tenía miedo al ridículo ya que yo no sabía si gustaría a alguno de los chicos que habría allí, lo suficiente para que me sacase a bailar. La idea de quedarme sentada toda la tarde porque ningún chico me sacara a bailar, me aterraba literalmente. No quería pasar por aquel oprobio, además podría suceder que mis amigas dejasen de salir conmigo si veían que yo no tenía éxito con los chicos.

Tuve suerte. Antes del tercer baile ya estaba sacándome a bailar un chico que ..... además era rubio y guapo. Este guapo chico rubio sería mi primer amor fuerte y serio de verdad.

Mi enamoramiento de él duró ¡6 años!.

Probablemente si yo no me hubiese ido al extranjero y él hubiera continuado viviendo en la misma ciudad que yo, me habría quedado "enganchada" para siempre en una suerte de atracción fatal hacia él, tal fue el impacto emocional que "el chico rubio" provocó en mí.

Desde aquél domingo toda mi atención se centró en volver a verle otra vez. Así mis amigas y yo empezamos a recorrernos incansablemente la calle Santiago arriba y abajo "ojo avizor" para desde lejísimos poder reconocerle a él con su grupo de amigos. Lo mismo sucedía con la asistencia a todos los bailes y guateques en donde suponíamos podríamos coincidir con él.

Las sensaciones que experimentaba con él eran una mezcla de alegría cada vez que le veía, me hablaba o me sacaba a bailar (incluso hubo cortas temporadas durante dichos seis años en que "quedábamos para salir") junto a una enorme tristeza porque nunca se decidió a pedirme que "fuese su novia" y además "entre medias" de mis

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salidas con él, yo le veía siempre acompañado de chicas.

El tenía 19 años. Por una parte era simpático, divertido, alto, guapo, joven y rubio pero además tenía en su haber el que era peluquero y como se presentaba a concursos de peluquería siempre andaba rodeado de "modelos" o de "compañeras peluqueras". ¡Un suplicio total! para mí, joven super-romántica, enamorada y fiel.

El fue mi primer "príncipe azul" en la realidad, pero nunca nuestra relación llegó más allá de hablar, bailar, y alguna vez "hacer manitas". Mi primer enamoramiento fue totalmente platónico.

Cuándo llegó el verano me fui al pueblo pero ya el pueblo no fue ya tan divertido. Sentía una fuerte nostalgia por mi chico rubio que se había quedado atrás.

Solamente me animé un poco en Setiembre por las fiestas pues ese año me habían elegido "dama de honor". La reina de las fiestas era mi amiga, la hija del dueño de la fábrica de harinas.

Fue interesante a la hora de los maravillosos trajes que llevábamos en colores pastel por la mañana para tomar el “vermúth “ en el baile del mediodía después de la misa mayor.

Luego otro más alegre y colorido, complementado con mantilla y alta peineta, para ir a los toros en charré.

Para terminar con guantes y vestido de noche blanco y largo hasta el suelo, en el baile después de los fuegos artificiales y el toro de fuego.

Los trajes eran muy bonitos pero para mí personalmente no fueron de las fiestas más divertidas de mi vida. Echaba de menos a "mi amor" principalmente, y luego el hecho de pasar todas las fiestas rodeadas de las autoridades, alcalde, concejales, cura y jefe de la guardia civil, no me divirtió en absoluto.

Incluso el ir a los toros no fue tan divertido como siempre lo había sido.

Había una gran diferencia entre, estar en las gradas comiendo melones y sandías; bebiendo a cañete vino de bota y animando, junto con toda la cuadrilla de chicos y chicas, con berreantes "olés" a los toreros, a tener que estar toda modosita y recompuesta en el palco de la presidencia rodeada de gente mayor que se tomaba a si misma muy en serio debido a la importancia de sus cargos oficiales. Ese año fue el primero que sin que terminase el mes de Setiembre volví con mis padres.

Andaba como loca por volver a ver a mi chico rubio. El era lo más importante para mí en la vida.

(¡Pobre tonta ingenua!).

***************

De mis estudios de 2º y 3º de peritaje no recuerdo muchos incidentes de importante repercusión.

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- Las clases con anónimos profesores, a excepción del que nos daba "Historia del Arte" que era ya entonces un escritor famoso.

- Los vueltas por los pasillos, entre clase y clase, para ver a algún chico que nos gustase un poco.

- Los "novillos" en el Campo Grande echando pan, barquillos y oleas a los patos del estanque.

- Las reuniones por las noches en casa de amigas "para estudiar" que a veces eran la excusa para darnos un paseo nocturno "cosa muy excitante" pues la hora de estar en casa era, irremediablemente a diario, nada más terminar las clases particulares de matemáticas osease, alrededor de las 9 de la noche; los sábados y domingos el permiso paterno nos otorgaba poder estar fuera hasta las diez y media.

- Yo ni siquiera había empezado a fumar aunque ya muchas compañeras lo hacían en la sala de alumnas. En los ratos libres, entre clase y clase, yo prefería salirme a las escaleras de la calle para como quién no quiere la cosa controlar desde lo más lejos posible, la aparición de la furgoneta azul que conducía mi chico rubio, con su "anuncio de champú" en vivos colores amarillo y rojo la cuál se veía venir desde el final de la calle.

Dicha furgoneta la conducía "mi peluquero rubio", así que simplemente ya el hecho de verla me alegraba; si encima, con un poco de suerte, "él" paraba y salía a saludarme "ese día yo no necesitaba de nada más para sentirme feliz".

- La asistencia a todos los bailes de estudiantes y guateques de los que nos podíamos enterar.

- El poder comprarnos cada vez tacones más altos en los zapatos y pinturas para la cara.

- Etcétera, etcétera ....... casi todo cosas normales en estudiantes de nuestra edad.

Realmente creo que lo más importante a relatar de mis 18, 19 y 20 años, no fueron "los cambios exteriores" que pudieron suceder a mi alrededor sino "el profundo cambio interno" originado por el paulatino e inevitable desmoronamiento de mis conceptos religiosos que culminaría en una grave crisis familiar y religiosa. * * *