5 piedras lisas e-book

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La forma en que D. John Richard afirma la verdad bblica con aplicacin para la vida hace que Cinco Piedras Lisas cautive y surta tanto efecto. El lector puede sentir el viaje personal del autor a travs de un terreno espiritual que desafa y que a la vez, al explorarlo diligentemente, premia. Dr. Felipe S. Ferrez Presidente Iglesia del Evangelio Cuadrangular en Filipinas Conozco al Dr. John Richard por ms de tres dcadas. Hemos servido juntos en muchos movimientos cristianos tales como el Comit de Lausana para la Evangelizacin Mundial, la Asociacin Evanglica de Asia, entre otros. Es un hombre de gran compasin por la Palabra y por el mundo. Al leer el manuscrito de Cinco Piedras Lisas fui tocado en lo profundo de mi corazn con una visin fresca de la Palabra de Dios. Que este libro le sea de gran bendicin y de aliento. Obispo Fred Magbanua Iglesia de Cristo Jess Nuestra Vida El autor de este libro, escribiendo con estilo propio de los consagrados escritores clsicos, tiene mucho que decir acerca del tema escogido: la preparacin que se necesita en la vida y en la lucha del cristiano. Sus Cinco Piedras Lisas: Separacin del Pecado, Adoracin a Dios, Oracin al Padre, Obediencia al Hijo y el Crecimiento en el Espritu parecen muy bsicas a primera vista. Sin embargo, el lector honesto y el estudiante de la Palabra de Dios encontrarn, para su deleite y satisfaccin, que este material tiene muchos frutos y beneficios de los cuales asirse. Recomiendo este libro con la esperanza y oracin de que esparcir un fuego fresco de lo bsico, que a la larga demuestra ser lo esencial y verdadero en nuestro caminar con el Seor. Obispo Efraim Tendero Director Nacional Consejo Filipino de Iglesias Evanglicas

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Cinco Piedras Lisas 2003 por D. John Richard

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacin podr ser reproducida, procesada en algn sistema que la pueda reproducir, o trasmitida en alguna forma o por algn medio electrnico, mecnico, fotocopia, cinta magnetofnica u otro, excepto para breves citas en reseas, sin el permiso previo del autor. Originalmente publicado en ingls con el ttulo: Five Smooth Stones por D. John Richard. Filipinas (2004).

Traducido al espaol por Lic. David A. Gomero Borges y Lic. Yama Gutirrez Valds

Nota: A menos que se indique lo contrario, las citas bblicas utilizadas en este libro fueron tomadas de la Versin Reina-Valera 1960 (VRV60).

Dedicado a mi esposa, Manorama, quien ha permanecido a mi lado, al juntos procurar poner en prctica las lecciones personales aprendidas del Rey de nuestras vidas.

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Resumen biogrfico de D. John RichardNacido de padres cristianos en Rangn, Birmania (Yangon, Myanmar) el 20 de febrero de 1923, John tuvo su educacin escolar en ese pas. A principios de septiembre de 1939, John sirvi como radiotelegrafista a bordo de un barco. Como resultado de un accidente en el astillero de Calcuta, tuvo que marcharse de aquel barco. Tan pronto John parti, dicho barco, fletado de armas y suministros hacia el Medio Oriente, fue hundido por un submarino alemn. La Segunda Guerra Mundial haba estallado el 3 de septiembre de 1939. El accidente en Calcuta fue un mal que result ser un bien. Pronto John estara sirviendo en tierra con el correo de Birmania y el Departamento de Telgrafos. Cuando Japn invadi a Birmania, el Seor protegi milagrosamente a John en medio de experiencias en las que estuvo cerca de la muerte. Desde mayo de 1947 John fue operador de radio areo con la aerolnea Deccan Airways, que mucho ms tarde fue nacionalizada junto con otras aerolneas privadas para formar la Indian Airlines. Por los aos 1955 y 1956 John conoce al Seor leyendo literatura cristiana y pronto se involucra en varios ministerios, uno de los cuales fue la Asociacin Evanglica de la India (EFI por sus siglas en ingls), a la que se une en enero de 1966 y de la cual se convierte en Secretario General en 1976, despus de cursar estudios en la Universidad de Regent en Vancouver, B. C., Canad. En 1983 se convierte en el Secretario General Fundador de la Asociacin Evanglica de Asia, organizacin que aglutin alianzas evanglicas nacionales de varios pases asiticos para la hermandad y la cooperacin. John ha servido como miembro del Comit Ejecutivo de la Asociacin Evanglica Mundial (WEF, por sus siglas en ingls) y como presidente 3

de la Comisin de la WEF para la Renovacin Eclesistica. Tambin fue miembro del Comit de Lausana para la Evangelizacin Mundial y miembro de su Grupo de Trabajo de Intercesin. Desde sus inicios hasta el momento de su disolucin intencional (1990 al 2000), John fue el Director Internacional Adjunto (Proyectos Especiales) de AD2000 & Beyond Movement (Movimiento Ao 2000 y Ms All), cuyo llamado era: Una iglesia para cada pueblo y el Evangelio para cada persona. En mayo de 1995, durante la Consulta Global acerca de la Evangelizacin Mundial en Sel, Corea, John coordin la red global de pastores. Fue coeditor de un libro titulado Churches that Obey (Iglesias que obedecen), en el cual se narran historias de lo que el Seor est haciendo a travs de las iglesias locales en numerosos pases. John ha viajado mucho y ha ministrado en numerosas conferencias internacionales. Fue ordenado al ministerio por la Asociacin Bblica de Delhi, en la cual se ha desempeado como Pastor Honorfico por varios aos. La Universidad y el Instituto Bblico Indostan en Madrs, en los cuales ha servido como uno de los principales miembros de la Directiva, le concedi el ttulo Honoris Causa en Divinidad. Desde enero del ao 2001 John funge como Ministro General del Ministerio Accin Internacional, agencia misionera que enfoca su ministerio en nios en peligro por medio de una estrategia basada en tres aspectos: evangelismo, discipulado y desarrollo. John est casado con Manorama desde mayo de 1950. Tienen cuatro hijos, tres varones y una hembra, todos ya casados. La edad de sus 8 nietos oscila entre los 17 y los 24 aos la edad. John reconoce que es quien es por la gracia de Dios, y que no es ms que un siervo de Aquel que se despoj de s mismo.

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PrefacioEn cierta manera siento que este libro no es producto mo. Ms bien es una compilacin de lo que otras mentes me han aportado en diferentes temas. En ocasiones pens que haba encontrado algo nuevo, para slo luego descubrir que algn santo de antao ya haba hecho tal observacin. Sin embargo, no me lamento por la falta de originalidad, lo que lamento es haber ledo tan poco cuando hay tanto por leer. Quizs diga esto por lo que ha significado la literatura cristiana en mi vida. Recuerdo que aos antes de mi conversin tropec con una biografa de George Mueller, de Bristol. Aunque era todo un extrao ante la gracia salvadora de Dios, devor el libro que en aquel entonces marcaba una huella imborrable en mi mente. Ms tarde, quizs a los cinco o seis aos de haber ledo tan memorable libro, entr a la librera Servicio de Literatura Evanglica en Madrs, India, donde encontr, de segunda mano, los libros de bolsillo Moody, a un precio regalado de cuatro por una rupia. Me pregunto si los hubiese comprado de haber estado ms caros. Sin embargo, fueron ellos los que me presentaron a algunos de los gigantes espirituales del pasado. Sus escritos fueron acogidos en mi corazn, y en espacio de pocos meses me entregu al Seor. Cmo no hacerlo?Puede alguien que est en busca de la verdad resistirse ante el llamado de autores tales como Spurgeon, Moody, Finney, F. B. Meyer, Andrew Murray, Ruth Paxon, Wilbur Chapman, al pedirle que rinda su lealtad a Cristo? Desde luego que no. Poco despus descubr que la vida cristiana consiste en que Cristo viva Su vida en m. Esto ha estado reflejado de forma grfica en el programa ingls de Keswick: La vida cristiana es exteriorizar al Cristo que vive en nuestro interior. 5

Es esa vida la que deseo, desde lo ms profundo de mi corazn, para mis semejantes, en particular los que me leen. Al igual que Pablo, sufro por ustedes dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros (Glatas 4:19). Adems, quisiera comentar respecto a los captulos de este libro, la mayora de los cuales han aparecido en el Boletn de oracin de la Cruzada India Every Home (Tamilnadu), y en el Boletn para pastores de la Asociacin Evanglica de la India (EFI), as como en la revista AIM Magazine de la EFI. Mi agradecimiento de todo corazn va dirigido a mis compaeros que me ayudaron para que este manuscrito se publicara y quienes prefirieron permanecer en el anonimato. Tambin mi ms sincero agradecimiento al Rev. Dr. I. Ben Wati, Secretario Emrito de la EFI, quien no vacil al pedrsele que escribiera el prlogo de este libro. D. John Richard

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NDICE

Pgina

Prlogo............................................................... 10 Introduccin....................................................... 11 Primera piedra: Separacin del pecado............................. 13 Segunda piedra: Adoracin a Dios...................................... 35 Tercera piedra: Oracin al Padre...................................... 65 Cuarta piedra: Obediencia al Hijo.................................... 95 Quinta piedra: Crecimiento en el Espritu...................... 159

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PRLOGOMe resulta de inmenso placer escribir este breve prlogo para el libro del Sr. David John Richard, mi antiguo colega y sucesor como Secretario de la Asociacin Evanglica de la India (AEI). Su escrito, ya conocido en varias publicaciones evanglicas de la India, presenta un estilo que es el reflejo de haber ledo mucho, tanto los clsicos cristianos como la literatura contempornea. El Boletn para Pastores de la AEI apareci por primera vez en enero de 1954, y desde entonces ha sido el nico boletn de su tipo en ingls y autctonamente indio en satisfacer las necesidades de los pastores que pueden leer en ingls a travs de la India y en todos los sectores de la iglesia. Al ser una publicacin de la AEI, este boletn ha pasado por varias manos. Fue bajo su direccin que el Sr. Richard la enriqueci con sus escritos. Los artculos de fondo y los mensajes espirituales, la Biblia y bosquejos de sermones, noticias de avivamiento y evangelismo, importantes para los obreros de la iglesia en la India, han estado presentes en cada nmero del Boletn para pastores. Cinco Piedras Lisas contiene una seleccin de los artculos escritos por el Sr. Richard, y estoy seguro que los lectores se beneficiarn con los mensajes espirituales presentados aqu de forma editada. De este libro, que sale respaldado por la oracin, se puede deducir, en gran manera, la calidad del boletn. Rev. Dr. I. Ben Wati

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INTRODUCCINY [David] tom su cayado en su mano, y escogi cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrn que traa, y tom su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo (1 Samuel 17:40). Cinco piedras lisas del arroyo! Con una bast. La primera piedra que David lanz con su honda se hundi en la frente de Goliat, para ser ms precisos, entre sus dos ojos, debido a que esa era la nica parte del cuerpo que quedaba al descubierto. Solo una piedra fue suficiente. Pero se haban recogido cuatro. Ni cinco ms ni seis, no era necesario. Solo cuatro por si hacan falta. David saba que con cinco seguramente derribara al gigante. Acaso David estaba pensando en las bendiciones como consecuencia de la obediencia? Cinco de vosotros perseguirn a ciento, y ciento de vosotros perseguirn a diez mil, y vuestros enemigos caern a filo de espada delante de vosotros (Levtico 26:8). Tal progresin geomtrica de poder es bblica: cinco persiguiendo a 20 veces ese nmero, 100 persiguiendo a 100 veces ese nmero. O estaba David anticipando lo que el Soberano Dios habra de decir por medio del profeta Isaas? Un millar huir a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiris vosotros todos, hasta que quedis como mstil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina (Isaas 30:17). Porque eso fue lo que pas exactamente segn lo registra 1 Samuel 17:51: Y cuando los filisteos vieron a su paladn muerto, huyeron. Cinco piedras, pero no eran tan solo eso, eran cinco piedras lisas, sin bordes speros ni puntas abruptas. Una piedra spera hubiera herido a Goliat, pero traera como consecuencia airarlo ms. Airado se hubiese puesto ms difcil, como cuando a una osa le roban sus oseznos. No era herir precisamente lo que David quera hacerle al filisteo, 9

sino matarlo y lo logr as, tan solo con una onda y cinco piedras. David era un enano al lado de Goliat y no llevaba casco de metal, ni cota de malla, ni protectores de metal para sus piernas. Tampoco llevaba una jabalina sobre sus hombros, ni lanza, ni escudo. Mas David llevaba un arma que el gigante no posea, no era la armadura de Sal, ni un casco de metal, ni cota de malla. No, l descart todo esto. En vez de ayudar constituan un impedimento. Ni siquiera una espada haba en su mano. Por qu? Porque posea el arma ms poderosa que se pueda poseer. Para David esta ya era un arma ms que probada, porque con ella ya haba derrotado a un len y a un oso. Qu era pues? Era una fe viva. Y cul era el objeto de su fe? No estaba en la fuerza o estrategia humana. Su fe viva estaba puesta en el Seor de las huestes, en el Dios de los ejrcitos de Israel. Una pierda con una onda, ms el Dios vivo pueden derrotar todos los inventos humanos, los cuales no se pueden comparar con Dios. Cun acertado estaba el apstol Pablo al escribirle a la iglesia de Corintio: porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destruccin de fortalezas (2 Corintios 10:4). S, tan solo cinco piedras lisas, pero despus de todo eran piedras, no bombones; no eran inapropiadas para la tarea. Entonces, en las manos de Dios estas insignificantes armas se convertiran en trascendentales. La vida y la batalla cristianas tienen que ver con lo que parece insignificante, lo cual probar su temple en batalla. Cuando escojamos nuestras cinco piedras lisas, limpias y sin defectos podemos ponerles nombres: Separacin del Pecado, Adoracin a Dios, Oracin al Padre, Obediencia al Hijo y el Crecimiento en el Espritu. El crecimiento en el Espritu en verdad consiste en empequeecernos ante nuestros ojos y que dependamos completamente del Seor. Cada piedra tiene su marca, aun as nuestro testimonio ejerce influencia, pero debemos rendirlo al poder de nuestro fiel Dios. 10

1la primera piedra

Separacin del pecadoAlejndonos del pecado Salmo 1:2En el sentido bblico, la palabra andar recoge todo lo referido a nuestro comportamiento. Esto incluye acciones, reacciones, actitudes, deseos, conversaciones y todo aquello que conforme nuestra vida. La Biblia nos dice acerca de cmo debemos andar. Para citar algunas referencias: en Gnesis 17:1 se nos insta a que andemos delante de Dios y seamos perfectos; en Deuteronomio 10:12 se nos dice que andemos en todos Sus caminos, es decir, que escuchemos cuidadosamente lo que dice Dios y que obedezcamos todos Sus mandamientos para que nos vaya bien; en Nehemas 5:9, a que andemos en el temor de nuestro Dios; en Miqueas 4:5, a que andemos en el nombre del Seor; en Miqueas 6:8, a que andemos en humildad; en Glatas 5:16,25, a que caminemos en el Espritu; en Efesios 5:15, a que andemos circunspectamente; 1 Tesalonicenses 4:12, a que nos conduzcamos debidamente 11

con los de afuera; y para resumir, 1 Juan 2:6, a que andemos como Jess anduvo. La Biblia tambin nos habla acerca de cmo no debemos andar. No debemos andar en contra de Dios, por ejemplo, un pasaje como el de Levtico 26:21-28 debera llenarnos de terror. Aqu las palabras son incuestionables, y se nos advierte claramente: si anduviereis conmigo en oposicin, yo tambin proceder en contra de vosotros, y os herir an siete veces por vuestros pecados (vv. 23-24). Se nos advierte de no ir tras otros dioses, no tienen que ser necesariamente de piedra o madera (Dt. 8:19); de no seguir las imaginaciones del corazn (Dt. 29:19); de no marchar tras nuestros propios impulsos (Jer. 18:12); de no satisfacer la carne (Rom. 8:1-4, 12-13); y de no andar en nuestros propios deseos malvados (Judas 18). Estos son los caminos en que andan los enemigos de Cristo. Caminan por el sendero equivocado hacia una gran destruccin. Su dios es su propio apetito; su orgullo es su vergenza; y su luz son sus tinieblas. El mundo es el lmite de su horizonte (Filipenses 3:19). Andan segn su vista y no por fe (2 Corintios 5:7), como los profetas que una vez tuvo Jerusaln, que tambin andaban en sus mentiras (Jeremas 23:14). Jeremas, acongojado por el pecado de Jud, clamaba que no se poda confiar en nadie, ni en su vecino, ni siquiera en su propio hermano, que todos andaban calumniando, mintindose y engandose los unos a los otros con sus lenguas mentirosas (Jeremas 9:4). Quizs nuestros pecados no sean tan pesados como los que se acaban de mencionar. Quizs tus pecados sean de los comunes, te comportas como cualquier otro, motivado y regido por los patrones del mundo. Obtenemos nuestros esquemas del mundo y nos ponemos en lnea con otros. Simplemente hacemos lo que el mundo, amando a quienes nos aman y odiando a quienes nos odian. No causamos grandes daos, que sepamos; pero a la vez no estamos haciendo grandes bienes. Conformes con la mediocridad, nos 12

acomodamos a una vida de tranquilidad y complacencia. Queda alguna esperanza de liberacin? Habr alguna palabra de lo alto? Gloria sea Dios que s la hay! La oracin de Pablo por la iglesia en feso bien puede ser su oracin por nosotros hoy: para que os d, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espritu... para que seis llenos de toda la plenitud de Dios (Efesios 3:16-19). Y plantar Dios tal oracin en nuestros corazones si no es Su intencin responderla? Por supuesto que no.

Marcas de la carnalidadPablo enmarca a la humanidad en tres grupos: los naturales (no espirituales), los espirituales y los carnales. Los naturales son aquellos que nunca han sido regenerados por el Espritu de Dios. Los espirituales son aquellos que no slo han sido regenerados por el Espritu, sino que tambin estn siendo controlados por l. Los carnales, sin embargo, son aquellos que a pesar de haber sido regenerados por el Espritu, no estn siendo controlados por l. (Lea 1 Corintios 2:10; 3:3). A esta ltima categora pertenecen multitudes de cristianos. Los cristianos carnales se caracterizan por ciertas marcas, de ellas estudiaremos seis. La marca de la lucha interna: En lo interior del cristiano carnal se lleva a cabo un constante batallar. Es el conflicto entre la carne y el Espritu. Es la lucha entre la ley del viejo principio del pecado y la muerte, y la ley del nuevo principio de la libertad y la vida. La que el hombre carnal elija en fortalecer y levantar saldr victoriosa, aunque solo por un tiempo. (Lea Romanos 7:22-23 y Glatas 5:17.) Ruth Paxson comenta: Una ley combatiendo otra ley dentro de una misma personalidad, una parte de ese hombre sirviendo a una ley y parte de ese mismo hombre sirviendo a otra, esto es, en verdad, el lenguaje del conflicto. 13

La marca de una devocin inestable: El corazn carnal es como una manga catavientos dirigida por el viento de una direccin a otra. Hay momentos en los que se siente atrado hacia Cristo y Su causa, pero otras veces el mundo y sus trampas toman la supremaca y Cristo es relegado para final, no, es ms que eso, es como si el cristiano carnal faltara a la fidelidad conyugal de Cristo. Es por eso que Santiago arremete contra tal infidelidad y clasifica a esta personas como esposas adlteras (vea Santiago 4:4). Juan toca esa misma tecla cuando dice: No amis al mundo, ni las cosas que estn en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est en l. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo (1 Juan 2:1516). La marca de fracaso recurrente: La lucha interna produce una devocin inestable, lo que a la vez trae consigo fracasos repetidos. Esto no nos sorprende, pues Pablo pregunta: pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y disensiones, no sois carnales, queriendo salirse con las suyas? Cuando hacemos que Cristo comparta el trono con el ego, ese tirano despiadado, tenemos como resultado un caos interno y turbulencia exterior, dando grandes oportunidades para que las vboras del genio, la ira, el orgullo, la amargura, la queja, el mal hablar, la autocompasin y todo un ejrcito de ellas inyecten su veneno. La marca de una infancia prolongada: Cargar a un beb es algo maravilloso, pero un adulto infantil no es muy bien visto que digamos. Sin embargo, la cristiandad est inundada de cristianos inmaduros. Todava estn necesitando de la leche cuando ya es hora de que estn comiendo carne. No han crecido ms all de la etapa de los primeros fundamentos, y mucho menos han podido llegar a ser maestros de las grandes verdades de Dios. No han superado todava los primeros rudimentos porque, al ser bebs, no han aprendido a alimentarse por s solos. Tienen la Biblia y 14

literatura cristiana a su alcance, y sin embargo su caudal de conocimiento cristiano permanece pobre. Sin nuevas perspectivas sobre las cuales actuar, su experiencia cristiana avanza poco, y as pasan dcadas sin dejar de ser nios recin nacidos. Barclay apunta: Peter Pan, el nio que no quera crecer, hace una presentacin fabulosa en escena; pero Peter Pan, el hombre y la mujer que no maduran, el cristiano que no madura hacen una tragedia en la vida real. La marca de valores confundidos: Al ser nios recin nacidos, estos hombres y mujeres inmaduros se sienten confundidos respecto a los valores de la vida. Si ni siquiera pueden distinguir entre lo bueno y lo malo, cmo podrn sacarle lo mejor a lo bueno? Para ellos el error les parece verdad y la verdad les parece error. Se mueven de un lugar a otro arrastrados por cualquier viento de doctrina. Al carecer de discernimiento espiritual, se tragan cualquier cosa que se les sirva. Hasta ingieren veneno si les sabe dulce. Las lindas palabras, las frases bonitas, los cuentos chistosos, la verbosidad agradable a los odos les impacta ms que las enseanzas sanas de la Palabra de Dios. La marca de la motivacin ordinaria: En 1 a los Corintios 3:3, se nos dice que los cristianos carnales andan como hombres, es decir, se comportan como si no perteneciesen en lo absoluto al Seor. El propsito de sus vidas es hacerse de un nombre o de acumular dinero o conocimiento. Trabajan por cosas temporales, cosas que cobran alas y alzan vuelo. Andan segn su vista, segn la brjula de su entendimiento. Quizs no carezcan de fe, pero vienen a ser como un brazo seco que se cae a falta de ejercicio. Estos hombres carnales adoptan los patrones ordinarios de hombres ordinarios, y a la vez son regidos por motivos ordinarios. Su verdadero fin no es glorificar a Dios en sus diario vivir, y la necesidad de hacer una dedicacin firme de sus cuerpos al Espritu Santo les es algo ajeno. No conocen, por ejemplo, esa motivacin que hizo que el 15

Conde Von Zinzendorf clamase: Tengo una pasin, es l y solamente l. El mundo es el campo y el campo es el mundo; y a partir de ahora, ser mi hogar el pas donde ms almas gane para Cristo.

Venciendo la CodiciaEn una ocasin un hombre codicioso le dijo a Jess: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia, la respuesta de Jess fue en efecto: quin me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?. Entonces, volvindose a la gente, hizo esa clsica afirmacin: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas 12:15). O como nos lo presenta la versin ampliada en ingls: Gurdense y mantnganse libres de toda codicia: el deseo inmoderado hacia las riquezas, el anhelo angurriento de tener ms, porque la vida del hombre no consiste y no depende del poseer gran abundancia o aquello que est sobre y por encima de sus necesidades. Recuerden, enfatizaba, aun en la abundancia del hombre, su vida no proviene de las cosas que posee. La verdadera vida y el vivir de verdad no estn ligados a lo que tengamos. Cuidado con todo tipo de codicia. Una era materialista como la nuestra necesita tal advertencia, inclusive mucho ms que cualquiera de las generaciones que nos han antecedido. A menudo vemos en accin el espritu del necio rico. El acumular riquezas parece ser el todo y fin de la vida por el solo hecho de complacerse sus deseos egostas. La codicia, sin embargo, no est confinada a la acumulacin de aquello que est por encima de nuestras necesidades, sino que se manifiesta de varias formas. Jess tuvo esto presente cuando expres: Guardaos de toda avaricia. Esto incluye el deseo de tener las posesiones del prjimo. No codiciars la mujer de tu prjimo, ni desears 16

la casa de tu prjimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prjimo, as lo encierra el declogo de Deuteronomio 5:21. Miqueas culp a la gente de su tiempo de tomar lo que perteneca a otro, y como tal era el rey Acab. ste, junto a la complicidad de su esposa Jezabel, obtuvo lo que quera, que en s era la via de Nabot. VER-DESEAR-OBTENER es un principio que ha permanecido desde la Creacin; lo vemos en las vidas de Eva, Acn, y David. stos son solo tres ejemplos de la Biblia. Qu es la codicia? Colosenses 3:5 la llama idolatra, la adoracin a los dolos. Qu es un dolo? Es aquello que compite con Cristo, aquello que relega a un segundo plano la preeminencia de Cristo en nuestras vidas. En resumen, es destronar a Dios y deificar al ego y a otras cosas creadas. Bueno, y a qu conlleva la codicia? En primer lugar, nos hace estar inconformes con lo que tenemos. Queremos vivir como viven otros y estar a la par de nuestros vecinos, y antes que pase mucho tiempo estaremos tratando de superarlos. Se nos olvida que nada trajimos a este mundo y que nada llevaremos al partir de l. En segundo lugar, la codicia nos convierte en amantes de nuestros egos. Estamos tan enfocados en nosotros mismos, que no tenemos ningn reparo de conciencia al comprar, si fuese posible, dones y poder espiritual por dinero. Simn, el brujo de Hechos 8 es uno de esos casos. Le ofreci dinero a Pedro y a Juan para comprar el poder de impartir el Espritu Santo a nuevos creyentes, y de esta forma dio origen al pecado de simona. En tercer lugar, la codicia nos aleja del pueblo de Dios. En 2 Timoteo 4:10 Pablo se lamenta de que Demas le haya abandonado por amor a este mundo. Las cosas buenas de esta vida hicieron que Demas se alejase de la noble compaa de un hombre como Pablo. Quien una vez fuese un honrado colaborador de Pablo, haba sucumbido ante el resplandor de los deleites terrenales. 17

En cuarto lugar, la codicia hace que torturemos al pueblo de Dios. Esto le sucedi a los dueos de la doncella que tena espritu de adivinacin (Hechos 19:24,27). Lo mismo le sucedi a Judas Iscariote, uno de los doce, que por 30 piezas de plata traicion a su Maestro. Hoy todava sigue sucediendo, un gran nmero de los enemigos de Cristo provienen de las filas de la codicia. En quinto lugar, la codicia hace que seamos seguidores de Jess por propsitos viles. Le seguimos por los panes y los peces que podamos obtener de l. Usarle para buscar nuestra propia gloria se convierte en nuestro principal objetivo. Debido a que nos mueve el espritu de codicia, se encuentra muy lejos de nuestro pensamiento el dejar que l nos use para Su gloria. En sexto lugar, la codicia excluye el amor del Padre. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est en l. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo (1 Juan 2:15,16). Santiago califica como enemigos de Dios a aquellos que son regidos por los patrones mundanales y hasta los llama adlteros, infieles al Novio Celestial. En sptimo lugar, la codicia destruye el testimonio de los obreros cristianos. El lder cristiano no debe ser amante del dinero ni ambicioso por tener ganancias. Jetro, al aconsejar los principios de delegacin, a Moiss le dijo: escoge t de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia... (xodo 18:21). Lea 1 Timoteo 3:3,8; Tito 1:7,11 y 1 Pedro 5:2. Jetro, Pablo y Pedro, por solo nombrar algunos, nos hablan de no ser codiciosos de ganancias deshonestas. Pero cmo podremos vencer a este demonio de la codicia? Acaso podremos? No, no por nuestras propias fuerzas. Jess dijo que de dentro del corazn de los hombres

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salen las avaricias (Marcos 7:21,22). El remedio yace en estar plenos de l.

Soy mentiroso?Cuatro veces en su carta Juan me dice si soy o no un mentiroso. Primera, si digo que tengo comunin con l, y ando en tinieblas, soy un mentiroso (1 Juan 1:6) . Dios es luz. No puedo disfrutar la comunin con la luz y a la vez acoger las tinieblas. La luz simboliza la blanca pureza y la santidad total de Dios. En l no hay mal oculto. Tener comunin significa que Su sonrisa de aprobacin est sobre m, que me ha examinado a la luz de su fuego y me ha hallado puro. Por otra parte, camino en la oscuridad, cuando ando deliberadamente por las sendas del mal, cuando me aferro a cosas que no resisten la luz del da, cuando me deleito en el lugar donde Cristo est ausente y que solo produce las obras infructferas de las tinieblas. Segunda, si digo que conozco a Dios y no guardo sus mandamientos, soy un mentiroso (1 Juan 2:4). Si conozco a Dios como debo, entonces no puedo hacer otra cosa que amarle. El conocimiento genuino produce amor verdadero, el amor verdadero conlleva a la obediencia de corazn. Jess declara: Si me aman, guardarn mis mandamientos (Juan 14:15). El conocimiento, el amor y la obediencia son compaeros inseparables. Bien ha dicho C. H. Dodd: Conocer a Dios es experimentar Su amor en Cristo y corresponderle en obediencia. Tercera, si niego que Jess es el Cristo, soy mentiroso (1 Juan 2:22). Quin es el mentiroso? Precisamente el que dice que Jess no es el Mesas. Ese es el Anticristo, pues niega tanto al Padre como al Hijo (v. 22, 23, versin Dios habla hoy). Juan me dice que si yo niego que Jess es el Cristo, que vino en carne, soy mentiroso; que si niego que Jess es plenamente Dios y plenamente hombre, soy 19

mentiroso. Si estoy de acuerdo con los que dicen que Cristo, la emanacin divina, entr en Jess el da de Su bautismo y sali de l el da de Su crucifixin, entonces soy un mentiroso. Si digo que Jess fue adoptado temporalmente dentro de la divinidad, que fue tan solo un hombre en quien se invirti poder divino por un espacio de tiempo, entonces soy mentiroso, no ms que eso, un anticristo. Cuarta, si digo que amo a Dios pero a la vez odio a mi hermano, entonces soy un mentiroso (1 Juan 4:20). Si odio a alguien que est hecho a la imagen de Dios y por quien Cristo muri, entonces no puedo amar realmente a Dios. Si no puedo amar a mi hermano que est ante mis ojos, cmo puedo amar a Dios que est ms all de mi vista? (J. B. Philipps), una pregunta pertinente que no puedo pasar por alto. El amor de Dios por m y mi amor por l se perfecciona cuando amo a mis hermanos cristianos. Si lo que muestro contradice lo que hablo, entonces soy un mentiroso. Me horrorizo cuando pienso en el fin que le espera a los mentirosos, porque Juan me dice: Mas los perros estarn fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idlatras, y todo aquel que ama y hace mentira Apocalipsis 22:15.

Cazador CazadoLa Escritura bien lo dice: As colgaron a Amn en la horca que l haba hecho preparar para Mardoqueo (Ester 7:10). El cazador, cazado. Jacob usurp la bendicin de Esa engaando a su padre Isaac. El que enga fue engaado cuando Labn le retuvo a Raquel. Para que Jacob pudiese tener a Rebeca, tena que prometerle a Labn servirle por siete aos ms (Gnesis 29:25-28). El cazador, cazado. Los presidentes o los prncipes no podan tolerar que un extranjero mantuviese tan alta posicin en el rgimen del 20

rey Daro, por lo que disearon una estratagema que oblig al rey a lanzar a su amigo Daniel al foso de los leones. El ngel de Dios sell la boca de los leones, Daniel sali ileso y el rey Daro se alegr de ver a salvo a Daniel. Entonces lleg la hora en la que a las rdenes del rey los que acusaban a Daniel y sus familias fueron lanzados al foso. Los leones tenan dominio sobre ellos y partieron sus huesos en pedazos. Aquellos que trataron de destruir la reputacin de Daniel, aquellos que buscaban despedazar el cuerpo de Daniel, los tales fueron devorados por fieras hambrientas. El cazador, cazado. Bien lo registran las Escrituras: No os engais; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso tambin segar (Glatas 6:7). Puede que a muchos no les llegue su retribucin en esta vida. Van por la vida aparentemente imperturbados sin que nadie los moleste. Los justos lo ven y claman: Por qu prosperan los malos?. Pronto sus espritus desconcertados se calman ante el conocimiento de que la prosperidad del malvado es transitoria y que su fin es algo que nadie deseara. Su consuelo est en las palabras de Abraham al hombre rico que sufra en el Hades: Hijo, acurdate que en vida t recibiste tu parte de bienes, y Lzaro su parte de males. Ahora l recibe consuelo aqu, y t sufres.

SoberbiaEn el segundo libro de Samuel captulo 24 se nos relata acerca del censo de los hombres fuertes que David llev a cabo. Con esta actitud mostr que confiaba ms en la fuerza del pueblo armado que en las promesas de Dios. Esto es soberbia. Al Jess ser ungido, los discpulos exclamaron: Para qu este desperdicio?. Esto es soberbia (Mateo 26:8,9).

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Cuando los aldeanos samaritanos no recibieron a Jess, Jacobo y Juan queran que cayese fuego del cielo sobre aquella gente. Esto es soberbia (Lucas 9:53,54). Pedro, al or que era necesario que Jess muriera, tom a Jess aparte y comenz a reprenderle dicindole: tal mal no te acontezca!. Esto es soberbia (Mateo 16:22). Jess le dijo a Pedro por qu tipo de muerte ste glorificara a Dios, entonces Pedro pregunt a Jess: y qu de este (Juan)? Esto es soberbia (Juan 21:19-21). En las Escrituras existen ejemplos similares donde la soberbia ha humillado a muchos hombres y mujeres de Dios. Cualquiera y en cualquier momento puede sucumbir ante este pecado. El salmista lo reconoca y fue por eso que rogaba sabiamente: Preserva tambin a tu siervo de las soberbias (Salmo 19:13). Pero, qu es realmente la soberbia? Esta puede definirse como un cruce de los lmites de lo prohibido, es aventurarse ms all de donde uno puede pisar. Satans trat de hacer que Jess cayera en ese pecado. Quiso que Jess se lanzara del pinculo del templo, e incluso cit las Escrituras (incorrectamente, para ser ms exactos) diciendo que los ngeles sostendran a Jess y que ni siquiera su pie tropezara en piedra. Jess le contest a Satans: No tentars al Seor tu Dios (Mateo 4:7). No exista razn alguna para que Jess pusiese a prueba la provisin divina del rescate por medio de ngeles. De todas maneras haba una escalera que conduca hasta abajo. La soberbia nos lleva a actuar neciamente; es el resultado del orgullo y de la terquedad. La verdadera osada, en cambio, acta nicamente bajo el mandato de Dios. Es la osada nacida de la fe en las promesas de Dios. Estar indeciso y contenerse cuando el Seor gua es una seal de incredulidad, pero el ser osado cuando el Seor no es quien dirige es pura soberbia.

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Mi amigo ntimoEl salmo 41:9 dice: Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan coma, alz contra m el calcaal. Ideas semejantes se expresan en Jeremas 20:10: Todos mis amigos miraban si claudicara, y en Job 19:19: Todos mis ntimos amigos me aborrecieron, y los que yo amaba se volvieron contra m. David compuso el salmo 41 durante su enfermedad. Cuando sus amigos lo visitaron, fingan desearle una rpida recuperacin, pero tras su espalda estaban deseando que el da de su muerte viniera. A David le dola en lo ntimo ver esta falsedad, pero lo que ms le dola era que su amigo y consejero, Ahitofel, se haba confabulado con su propio hijo Absaln. Segn inferimos de 2 Samuel 16:23, parece que David haba confiado en l y le haba conferido asuntos de estado. El tal Ahitofel traicion a David. El hombre que conoca a David en lo ntimo, en quien haba confiado, quien se sentaba con l a la mesa, fue el que se convirti en un renegado, quien le abandon cuando ms le necesitaba y se confabul con sus enemigos para destruirle. Es a Ahitofel a quien David se refiere en el salmo 55 versculos del 12 al 14 cuando dice: Porque no me afrent un enemigo, lo cual habra soportado; ni se alz contra m el que me aborreca, porque me hubiera ocultado de l; sino t, hombre, al parecer ntimo mo, mi gua, y mi familiar; que juntos comunicbamos dulcemente los secretos, y andbamos en amistad en la casa de Dios. Un golpe ms estremecedor que quizs su enfermedad, que quizs haber perdido el trono por su hijo rebelde, fue que alguien en quien David haba confiado tram en su contra. Podemos escuchar el gemir de David en nuestro texto: Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan coma, alz contra m el calcaal.

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De este incidente podemos extraer tres lecciones para nuestro beneficio espiritual. Nmero uno, aunque el texto es una referencia inmediata a Ahitofel, es en esencia una profeca de la traicin de Judas a nuestro Seor Jesucristo. El hombre que haba disfrutado del grado ms alto de intimidad con nuestro Seor, quien haba sido testigo de muchas cosas que los profetas y los reyes hubiesen deseado ver, quien haba visto a Jess resucitar muertos, a quien se le haban dado a conocer los misterios de su muerte y resurreccin, fue el hombre que vendi a nuestro Seor por treinta monedas de plata. De esto aprendemos: (1) que el mejor de nuestros amigos puede fallarnos, que no hay sustitutos para aquel que es ms unido que un hermano; (2) que los privilegios espirituales no puede sustituir la fe salvadora, que es la nica que libra de la condenacin eterna. Nmero dos, los ejemplos de Ahitofel y Judas fueron registrados para nuestro consejo y amonestacin. Las vidas de estos dos, que por cierto terminaron sus vidas ahorcndose, se mencionan para que nosotros no traicionemos a nuestro Seor. (1) Somos Sus amigos, Su familia, que nos relacionamos con Su Palabra y Su obra. (2) Somos aquellos en quien confi para que propagsemos Su causa, el nico material por medio del cual l puede trabajar. Somos las cabezas de playa de Dios en territorio enemigo: la posicin estratgica de Dios para llevar a cabo Su cruzada contra el maligno. Un poco de reflexin nos dir que tambin nos hemos comportado como renegados al haber estado ms veces de parte del enemigo que de parte del Seor de la Iglesia. (3) Somos aquellos que se han sentado a la mesa de Su gracia, a quienes ha escogido para s, y que ahora nos prepara con tierna paciencia para que seamos dignos ciudadanos de los cielos, aunque estemos atados ciertamente estas son pruebas de Su gracia. Considera adems Su gracia, al darnos sus tesoros celestiales en vez de abrir Sus arsenal y arremeter en contra nuestra con las armas de la indignacin. Seor, si mirares a los pecados, quin, 24

oh Seor, podr mantenerse? Pero en ti hay perdn, para que seas reverenciado Salmo 130:3-4. Nmero tres, consideremos que tambin nosotros hemos levantado nuestro calcaal contra l. Somos igualmente culpables de manifestarnos en Su contra. Y le preguntarn: Qu heridas son estas en tus manos? Y l responder: Con ellas fui herido en casa de mis amigos Zacaras 13:6. Cmo nos manifestamos en Su contra? Negando al Seor que nos compr, negndole el derecho que tiene de estar en nuestras vidas. Imponiendo nuestros derechos, olvidando que somos siervos, siendo nuestra corona el privilegio de sufrir por l. Desacreditando Su nombre. Desperdiciando Su tiempo no tenemos tiempo para orar, lo que trae como resultado no estar en el lugar donde podemos recibir Sus instrucciones para el da. No importndonos serle til. Impidiendo que el Espritu Santo produzca sus frutos en nosotros.

Falsos maestrosEl Nuevo Testamento le da una posicin importante al maestro en la vida de la iglesia. Este don es considerado como uno de los que el Cristo resucitado da a los hombres y marcha a la vez con los apstoles, los profetas y los pastores. La responsabilidad de ellos o ellas era la de ver que el pueblo de Dios estuviese equipado para esparcir Su nombre por el mundo. Eran responsables de edificar la Iglesia, el cuerpo de Cristo, a una posicin de fortaleza y madurez. Esta tarea no tiene fin. Es un ministerio continuo para que todos lleguemos a la unidad de la fe, hasta que maduremos por completo en el Seor, hasta que seamos llenados de la plenitud de Cristo (Efesios 4:12b-13). 25

Esta no es una tarea ordinaria, es una tarea que debe asumirse con temor y temblor. Santiago dice que no debe tomarse a la ligera. El maestro se expone a serios riesgos siempre que imparta instruccin espiritual. Al hacerlo as, est mostrando testimonio pblico de la fe. Lo que est diciendo en efecto, es esto: Esto es lo que yo creo, por lo tanto es lo que les enseo. Ahora bien, que sus ojos examinen cada rea de mi vida y dganme, si quieren, cul no est a la par de las verdades que enseo. Por lo tanto Santiago advierte: Hermanos mos, no os hagis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenacin (Santiago 3:1). Ser maestro implica una gran responsabilidad. Si edificamos a las personas con nuestra doctrinas y las destruimos con nuestras vidas, enfrentamos una mayor condenacin. Quien recomienda el camino de la vida a otros, debe l mismo caminar en ese camino. De lo contrario, da la apariencia de que el cristianismo es slo hablar. De hecho, se convierte en un maestro inconsecuente. Pablo dice: Algunos de ustedes dicen con orgullo que son judos... Se sienten muy seguros al decir a los pecadores lo que deben hacer para ser salvos. Pero, cmo pueden ensear a otros si ustedes mismos no aprenden primero? Estn orgullosos de tener la Biblia, pero no la obedecen y son una vergenza para Dios. La gente de otros pases habla mal de Dios por culpa de ustedes mismos (Romanos 2:17-24, Biblia en Lenguaje Sencillo). Entre los falsos maestros tambin se incluyen los maestros incompetentes. Estos son los que no entienden nada de lo que ensean. Hacen afirmaciones osadas y al ser cuestionados, rpidamente muestran una fe vana. Ni siquiera pueden dar razn de la esperanza que en ellos hay. Acerca de ellos leemos: Algunos se han desviado de esto y se han perdido en intiles discusiones. Quieren ser maestros de la ley de Dios, cuando no entienden lo que ellos mismos dicen ni lo que ensean con tanta seguridad (1 Timoteo 1:6-7, Dios habla hoy). 26

Entre los falsos maestros tambin se incluyen a los maestros inescrupulosos. Estos son los que quieren agradar a los hombres. Pronuncian aquello que suena agradable a los odos de los que los escuchan. Eran los promotores de la comezn ateniense (Hechos 17:21). Quizs su principal tarea era el decirle a la gente algo nuevo. Actuaban para el pblico, por lo tanto les interesaba ceder a los deseos ms vanos y falsos de la multitud. Pablo le deca a Timoteo: Porque va a llegar el tiempo en que la gente no soportar la sana enseanza; ms bien, segn sus propios caprichos, se buscarn un montn de maestros que solo les enseen lo que ellos quieran or. Darn la espalda a la verdad y harn caso a toda clase de cuentos (2 Timoteo 4:3-4, Dios habla hoy). Los maestros sin escrpulos eran los que agradaban al odo y los narradores de mitos. Entre los falsos maestros tambin se incluyen a los maestros intolerantes. Estos no toleraban la intolerancia cristiana. El cristianismo es el camino de la senda estrecha. Las afirmaciones de Cristo eran exclusivas y exigentes. Los discpulos apoyaron tales afirmaciones. Pedro les dijo a los ancianos y a los gobernantes judos: Y en ningn otro hay salvacin; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hechos 4:12). Para el hombre natural, tal afirmacin le parecera una intolerancia cristiana de primer orden. Esto tambin estaba en las mentes de algunos maestros judo-cristianos, quienes insistan en que los gentiles, a los que la puerta de la fe se le haba abierto, deban circuncidarse de acuerdo a la ley de Moiss. A su entender, el solo creer en Jesucristo no era suficiente para ser salvos. Este era el caso de Cristo ms la circuncisin. Acerca de estos maestros judaizantes, el apstol escribi a los lderes gentiles: ... algunos, que salieron de entre nosotros, pero que no estaban autorizados por nosotros, los han turbado con enseanza y ha trastornado vuestras mentes.... Quizs hoy la iglesia no est plagada de maestros que aboguen por la doctrina de Cristo ms la circuncisin, 27

pero s est infestada de hombres que han encontrado substitutos de la circuncisin. Finalmente, entre los falsos maestros tambin se incluyen a los maestros de la falsedad. Son los que no presentan abiertamente sus propias doctrinas, los que no confrontan a las personas directamente con sus herejas. Disfrazan el error con la verdad. De forma astuta entretejen sus mentiras acerca de Dios hasta el punto que niegan al Seor que los compr con Su preciosa sangre. Tan malvada es su enseanza que dicen que el pecado sexual no tiene nada malo. Culpan al medio, a la situacin que hizo la que las partes se encontraran. En su ambicin dicen todo y cualquier cosa para obtener el dinero de los oyentes. No reconocen su necedad, que no son ms que los animales, inclinados a hacer siempre lo que se les antoje. Adeptos al engao, logran que los cristianos les otorguen altas posiciones de honor an viviendo en horrendo pecado. Su especialidad es atraer a mujeres inestables y cometer adulterio con ellas. Ninguna mujer escapa a su mirada lujuriosa. Cierran sus ojos ante el hecho de que un da sern destruidos juntamente con los demonios y los poderes del infierno. Lea los libros Segunda de Pedro y Judas, los cuales abundan en advertencias para los falsos maestros. Por lo general, los que simplemente van a la iglesia de forma ordinaria no pueden distinguir lo verdadero de lo falso. Al ser tan crdulos, ingieren cualquier cosa que les enseen. El educarlos es una carga que solo descansa sobre nuestros hombros.

HambrientosLas ovejas hambrientas buscan y no hallan. As deca la terrible acusacin de Milton ya hace mucho tiempo. Pensamos que somos benevolentes al decir que tal acusacin se puede aplicar igualmente a la iglesia de hoy.

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Es una escena triste tener hijos hambrientos mientras estn sentados a la mesa del Padre. Ningn padre humano soportara ver a su sirviente darle a su hijo una piedra en vez de pan. Sin embargo, esta es la situacin en las que se encuentran muchas iglesias hoy. De qu se alimentan nuestros rebaos? De ceniza? Del viento? Remtase por favor a Isaas 44:20 y Oseas 12:1. Hacemos bien al examinarnos. Puede que tengamos opiniones acertadas acerca de Dios, que estemos familiarizados con Su Palabra, con Sus enseanzas respecto a varias doctrinas de la iglesia, pero las opiniones y el conocimiento por s solos no son suficientes. Juan Wesley tena esto en mente cuando dijo: La ortodoxia o la opinin correcta es, cuando mejor, una parte minscula de la religin. Aunque un carcter adecuado no puede subsistir sin las opiniones correctas, las opiniones correctas pueden subsistir sin un carcter adecuado. Puede que exista una opinin correcta respecto a Dios y no tenerle amor o no estar acorde con l. Satans es una prueba de esto. Los demonios creen y tiemblan, as lo declara Santiago. Los demonios saben ciertamente quin es Dios, pero esto no significa que ellos confen en l. No ejercen en Cristo la fe que salva. Debemos reconocer que solamente tanto como tengamos, podemos dar a otros. Nadie puede dar lo que no tiene. Solo podemos esperar un impacto ms duradero en las personas cuando compartamos con ellas aquellas cosas que son parte de nuestra experiencia personal. Lo que no queremos es hablar por hablar.

Planificando el fracasoSe puede pensar en algo ms absurdo que en alguien planeando fracasar? Quin podra avanzar cuando solo se obtiene el fracaso? Esto es simplemente inconcebible. Sin embargo esto es lo que hacemos cuando fracasamos al 29

planificar. Como dice el dicho popular: Cuando fracasas al planificar, planificas el fracaso. Qu significa fracasar al planificar? Denota falta de previsin, o ms bien, para ser sinceros, es pura negligencia. Ahora bien, la negligencia es algo inexcusable para cualquier modo de vida, mucho ms si est presente en la vida de un pastor. Algo de reflexin traer a nuestras mentes ocasiones en las que nos ha ido muy mal por no haber planificado, por no haber hecho nuestros programas y deberes con antelacin. Los hombres en asuntos de guerra o en las fuerzas armadas no padecen de este mal. Antes de lanzarse a cualquier proyecto, hacen reflexiones meticulosas y planificaciones encaminadas a objetivos. Despus de haberse trazado un plan, se ponen a trabajar para acometerlo. No en vano nuestro Seor dijera: porque los hijos de este siglo son ms sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz (Lucas 16:8b). Estamos introduciendo carnalidad en el servicio cristiano al tratar de planificar con antelacin? Quiere decir esto que estamos dependiendo menos de la direccin del Espritu Santo? Quiere esto decir que estamos dependiendo ms de nuestro sentido comn y de nuestra sabidura humana? Por supuesto que no, estamos conscientes de que el Espritu Santo disea nuestros procesos mentales, que estn en funcin de crear el plan. Sin embargo, el Espritu Santo no puede obrar en una voluntad indcil. Cuando pedimos Su direccin, nos estamos rindiendo a l. Planificar con antelacin tiene respaldo bblico. Jos lo hizo al prepararse para los siete aos de hambruna. Moiss lo hizo al repartir sus responsabilidades a hombres capaces, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia. Bien hizo en seguir los consejos de su suegro Jetro. Un estudio profundo del pasaje xodo 18:13-27 revela mtodos modernos de administracin. Nehemas mostr excelencia en la planificacin. La construccin del muro de Jerusaln era una obra grande y extensa y la oposicin implacable; sin 30

embargo, se termin el muro porque Nehemas era un lder que crea en la accin precedida por el pensamiento, y no en el pensamiento precedido por la accin. Podramos citar otros pasajes bblicos, bstenos decir que PLANIFICA CON ANTELACION es un buen lema que debe aparecer en la oficina de cualquier pastor.

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PREGUNTAS PARA EL ESTUDIO1ra piedra: Separacin del pecadoa) La separacin del pecado significa que no tengamos pecado? b) Podemos ser liberados de la presencia del pecado mientras estemos en la Tierra? c) Qu aprendemos de Lucas 1:6; 1 Corintios 1:8 y Filipenses 2:15? d) Qu significa estar sin culpa? e) Qu es lo que nos hace estar sin culpa? Mateo 3:2; Lucas 13:8; 1 Juan 1:7, 9. f) Qu hace que el arrepentimiento sea arrepentimiento? (Judas senta remordimiento, pero no estaba arrepentido.) g) Qu significa estar libre de la paga del pecado? Romanos 8:1, Isaas 44:22. h) Qu significa estar libre del poder del pecado? Romanos 6:14. i) Cmo se puede tener una vida de victoria? Romanos 6:2, 11, 13; 13:14; Efesios 4:22,24; Colosenses 3:5, 12, 14; 1 Tesalonicenses 5:22; 1 Juan 1:7, 9.

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2la segunda piedra

Adoracin a DiosEste Dios es nuestro DiosPorque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; l nos guiar aun ms all de la muerte (Salmo 48:14). Esta declaracin confiada y consoladora del salmista debe renovar las esperanzas en nuestros corazones al enfrentar el maana incierto. l, quien conoce todos los secretos de lo desconocido, permanece a nuestro lado como nuestro gua perpetuo, s, an hasta la muerte. l no es solamente nuestro gua mientras vivamos, sino ms all del tiempo. l es el Eterno nuestro Dios por siempre y para siempre. Que cada da recordemos que l no es como nosotros! La culpa que Dios imput al malvado fue: Pensabas que de cierto sera yo como t (Salmo 50:21b). Esta acusacin es cierta aun para con nosotros, que le pertenecemos. Cun propensos estamos a pensar que l es como nosotros: falsos, necios, frgiles! Por eso Dios nos dice: Conozcan, hijos mos, que vuestro Dios no es Dios falso. Dios es vers. Es un Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en l; es justo y recto, porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las 33

nubes tu verdad, l es grande en verdad (Deuteronomio 32:4; Salmo 50:10; Salmo 86:15). En l no hay errores, no hay engao, l es la verdad. Toda verdad proviene de l. La verdad de Dios se ve en Sus fieles promesas. Ninguna palabra de todas sus promesas que expres por Moiss su siervo, ha faltado (1 Reyes 8:56). Dios queda comprometido con nosotros por medio de Sus promesas. Todo el ser de Dios, Su vida y Su justicia estn en juego cuando nos da una promesa. Es por eso que Crisstomo dice abiertamente: No debemos creer tanto en nuestros sentidos como en las promesas. Los pilares de Su Palabra son Su verdad y Su poder. l tiene el poder y con l cumple Sus promesas. Abraham estaba plenamente convencido de que era tambin poderoso para hacer todo lo que haba prometido (Romanos 4:21). Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. l dijo, y no har? Habl, y no lo ejecutar? (Nmeros 23:19). Dios nos dice tambin a nosotros: Hijos mos, conozcan que vuestro Dios no es necio. Dios es Omnisapiente, Omnisciente, es el Seor de todo saber (1 Samuel 2:3). l conoce el final desde el principio y el principio desde el final; Su conocimiento no es falaz; no comete errores; Su conocimiento lo abarca todo. Su memoria no le falla; Su conocimiento no envejece. Aquello que sucedi en la antigedad es como si hubiese sucedido ahora. Lo que va a suceder despus es como si estuviese sucediendo. David dice: todos mis caminos te son conocidos. Pues an no est la palabra en mi lengua, y he aqu, oh Jehov, t la sabes toda Salmo (139:3-4). El conocimiento de Dios evita que haya ms pecado, y a la vez es una fuente de gran aliento para nosotros, porque Dios no comete errores. Ningn problema de los que enfrentamos le causa pnico. Dios no se perturba con las cosas que suceden en la tierra. Su reinado es supremo y posee la sabidura necesaria para cuidar de Su pueblo y Su obra.

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Dios adems nos dice: Conozcan, hijos mos, que vuestro Dios no es Dios frgil. Nada es demasiado difcil para l. l es el Dios de lo imposible. Es el que sostiene el universo con la palabra de Su poder. Esto nos debera traer esperanza y aliento, pues los enemigos del evangelio no nos pueden detener. Tan solo una mirada suya es suficiente para destruir a Sus enemigos. Aconteci a la vigilia de la maana, que Jehov mir el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastorn el campamento de los egipcios, (xodo 14:24). En el Salmo 78:19, el salmista describe la principal pregunta en las mentes del pueblo: Podr Dios preparar mesa en el desierto? El pueblo no tena duda de que Dios le poda preparar una tumba en el desierto, pero podra prepararles una mesa? Podra proveerles de carne? En Nmeros 11 vemos cmo el Seor envi un viento que vena del mar trayndoles codornices. As es nuestro Dios, siempre dispuesto a emplear todos Sus recursos a nuestro favor. Lo ha hecho as para con Su pueblo desde tiempos inmemorables. As lo hizo con Frederick Nolan, de Grecia. Cuando hua de los que le perseguan, Nolan vio una cueva y se ocult en ella. Dios empez a obrar de forma rpida y cubri la entrada de la cueva con una tela de araa. Cuando los perseguidores pasaron por all, vieron la entrada de la cueva con una tela de araa intacta, y pensaron que Nolan haba seguido de largo. Nolan sali de la cueva y se dice que hizo esta afirmacin inolvidable: Donde est Dios, una tela de araa es como una muralla; donde Dios no est, una muralla es como una tela de araa.

Solamente DiosLa tarea por delante es inmensa. La obra es urgente. Los obreros son pocos. Hay mucho que hacer por medio de solo unos pocos en un corto perodo de tiempo. La arena del tiempo se va terminando. A nosotros se nos ha dado la 35

responsabilidad de evangelizar a nuestra generacin. No, ms que eso. Tenemos que ver que los convertidos se afirmen en la fe. Si esto ha de hacerse, entonces necesitamos ms dinero, ms hombres, ms energa, ms oraciones y ms fe. Cierto, estas son verdades que no podemos pasar por alto. Sin embargo, la verdadera necesidad es que el Espritu Santo est necesitando ms de nosotros, necesita todo nuestro ser. Porque cuando l nos tiene, tiene todo lo que va con nosotros. Sin embargo, las oraciones sin fe no traern consigo ningn resultado. Las oraciones no harn nada si no se cree. Dios nos coloca en situaciones difciles o nos encomienda tareas desafiantes para que as podamos aprender a echar todo el peso sobre l a la hora de ejercer cualquier esfuerzo. Cun cierto es que cuando queremos que suceda un milagro, tenemos que empezar con lo imposible! Tenemos que depender de Dios y confiar en la verdad plena de Su Palabra. Tenemos que descubrir la veracidad de Sus promesas sumamente grandes y maravillosas. l har que le conozcamos como Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho ms abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Se le podr poner algn lmite al vuelo de nuestra imaginacin? Se podr poner alguna frontera que el pensamiento no pueda cruzar? Hasta aqu y ya es una orden que no se le puede imponer a los pensamientos. An as la Palabra dice que Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho ms abundantemente de lo que pedimos o entendemos (Efesios 3:20). Sin embargo hay un hecho importante que no podemos pasar por alto. Este es que el poder de Dios est condicionado segn el poder del Espritu que obra en nosotros. Su poder para obrar maravillas se encuentra limitado a menos que al Espritu Santo se le conceda la libertad para que obre en nuestras vidas como l quiere. Existe una conexin ntima entre la calidad de la obra ejecutada y la calidad de los hombres que la ejecutaron. Sin el poder del Espritu, lo hecho ser solo un deslumbramiento 36

momentneo que obtendr las aclamaciones de hombres falibles, pero a los ojos de Dios, donde todas las cosas quedan descubiertas, no tendr valor alguno. Solo Dios puede obrar milagros, El nico que hace maravillas (Salmo 72:18, Salmo 86:10). No hay lugar para Dios y el ego juntos. Nada del ego debe interponerse en nuestro trabajo, de lo contrario el Espritu Santo no desplegar su poder. l est dispuesto a obrar milagros para nosotros y los puede hacer, pero esto significa que le abramos paso a Dios para que solo l tome la arena. No estoy diciendo que nos sentemos y nos crucemos de brazos, sino que el motor impulsor de nuestras labores debe ser el Espritu Santo mismo. Debemos ser como Sus vestiduras, las cuales l usa de la forma que quiere. Tal dependencia solo nos llevar a un milagro tras otro. Por lo tanto, entregumonos al Espritu Santo con las mismas palabras que lo hizo el Dr. Walter L. Wilson: Mi Seor, te he tratado mal durante toda mi vida cristiana. Te he tratado como un criado; cuando te necesitaba, te llamaba; cuando me dispona a hacer algn trabajo, dispona de Ti para que vinieras a ayudarme en lo que haca. Te he estado usando como un criado a mi disposicin que me ayude en las tareas que me he asignado y escogido. No lo har ms. En este momento te entrego mi cuerpo, de los pies a la cabeza, te doy mis manos, mis extremidades, mis ojos y labios, mi cerebro; todas mis virtudes y defectos. Me entrego a Ti para vivir la vida que te agrada. Puedes enviar este cuerpo a frica o tenderlo en una cama con cncer; puedes mandarlo donde los esquimales o a un hospital con neumona. A partir de ahora es tuyo, srvete de l como quieras. Gracias mi Seor, s creo que lo has aceptado porque en Romanos 12:1 T dices agradable a Dios. Una vez ms, gracias por aceptarme. Ahora pertenecemos el uno al otro.

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Menospreciando el NombreEl cargo contra los sacerdotes en los das de Malaquas era que haban menospreciado el nombre de Dios. El hijo honra al padre, y el siervo a su seor. Si, pues, soy yo padre, dnde est mi honra? y si soy seor, dnde est mi temor? dice Jehov de los ejrcitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciis mi nombre. Y decs: En qu hemos menospreciado tu nombre? (Malaquas 1:6). Tal cargo tambin se nos puede imputar. Tampoco sera mentira. Hemos traicionado el llamado que se nos ha hecho como reyes y sacerdotes de Dios (lea Apocalipsis 1:6). Como reyes nos toca administrar las riquezas que se nos han entregado a nuestro cuidado. No debemos ocultarlo, debemos presentar a otros las cosas profundas de Dios. Como sacerdotes debemos hablar con Dios en nombre del pueblo en medio del cual vivimos y nos movemos. Si reflexionamos por un momento, nos daremos cuenta que no hemos llevado a cabo nuestras responsabilidades de forma satisfactoria; para ser ms especficos, hemos menospreciado el nombre de Dios por lo menos en cinco aspectos diferentes. Primera, hemos fracasado en dar conocer Su precioso nombre. Nuestros esfuerzos han sido escasos en comparacin con la gran necesidad que nos rodea. Tambin nuestros esfuerzos han fallado. Aunque hemos querido ser sistemticos al penetrar, no podemos evitar el sentir que no hemos sido sistemticos ni que hemos estado penetrando. La simple realidad es que si se hubiese padecido un poco ms, se hubiese logrado un mejor trabajo para Jess. Segunda, hemos fracasado en propagar el poder de Su nombre. Hemos sido tan malos representantes de Cristo que a las personas se le ha dificultado el venir a l. No hemos radiado el poder del Cristo resucitado que mora en nosotros. Nuestro testimonio ha sido ineficaz, y por lo tanto hemos despreciado Su nombre.

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Tercera, hemos fracasado en proteger la pureza de Su nombre. Su gran nombre ha sido mancillado por nuestras vidas impuras y egostas. Hemos dado ocasin a los enemigos del Seor para que blasfemen Su santo nombre. La acusacin de Natn contra David es igualmente aplicable a nosotros (2 Samuel 12:14). Aprtese de iniquidad todo aquel que invocare el nombre del Seor (2 Timoteo 2:19). Nuestra forma de vivir trae honra al nombre del Maestro? Cuarta, hemos fracasado en preservar la honra de Su nombre. Sabemos acaso qu es sufrir la deshonra por causa de Su nombre? Lea Hechos 4:41. Es cierto que algunos de nosotros hemos tenido que sufrir las aflicciones del evangelio, pero en general pertenecemos a ese grupo que escogera lo fcil. Cun preparados estamos para recibir el oprobio por causa del nombre de Cristo? Pensamos que es un privilegio sufrir por Su causa? (1 Pedro 4:14a; Filipenses 1:19). Realmente estamos dispuestos a ser como la escoria del mundo, el desecho de todos? (1 Corintios 4:13). Quinta, hemos fracasado en apropiarnos del poder de la oracin que tenemos disponibles en Su nombre. Puede que editemos un par boletines de oracin, que escribamos artculos acerca de la oracin, que prediquemos de los beneficios de la oracin, y hasta que organicemos convenciones nacionales de oracin; pero ninguno de estos sustituye a nuestras rodillas dobladas en oracin a Dios. Quedamos consternados cuando descubrimos que yace escondida en nosotros una aversin hacia la oracin. Encontramos que en cierto modo extrao no tenemos ganas de orar! Sabemos que debemos orar, pero no lo hacemos. Oh! Cun grande obstculos encontramos cuando queremos acercarnos al trono de Su gracia! Santiago 4:7-8 nos habla de (1) resistir al diablo y huir de nosotros y (2) de que nos acerquemos a Dios y l se acercar a nosotros. Al principio hay una batalla a ganar antes de tener acceso a la presencia de Dios. l nos ayudar a ganar esa batalla si estamos dispuestos a pagar el precio de echar a un lado la 39

pereza y la indolencia. Estamos listos? Cun deseosos estamos de dejar de menospreciar el nombre de Aquel a quien pertenecemos y a quien servimos?

El Verbo hecho carneEl Verbo fue hecho carne y habit entre nosotros (Juan 1:14). Grande es el misterio de la piedad, Dios manifestado en la carne (1 Timoteo 3:16). En esta parte trataremos la encarnacin de Cristo a la luz de cuatro preguntas. (1) Quin se hizo carne? (2) Cmo se hizo carne? (3) Qu le costo hacerse carne? (4) Por qu se hizo carne? Quin se hizo carne? Fue Dios mismo el que se mostr humano. l es Cristo, el Verbo. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Juan 1:1). En Cristo estaba la unin de lo divino y lo humano. Era Dios-hombre. Era plenamente Dios y plenamente hombre. (1) l era el Verbo. Dios tena que comunicarse con en hombre. El Verbo es el medio de expresin que escogi para hacerlo. El Verbo es Cristo. Jess es Dios expresado en el idioma que los hombres pueden entender. (2) El Verbo estaba con Dios. El Verbo tena una existencia aparte de la de Dios. Como los rayos de sol son para el sol, as es el Verbo para Dios. Dos personas distintas, pero inseparables la una de la otra. (3) El Verbo era Dios. El Verbo posea la plenitud de los atributos de Dios. l es la representacin exacta del ser de Dios. La naturaleza de Dios est perfectamente expresada en Cristo, el Verbo. l era plenamente Dios pero era plenamente hombre. Cristo tom sobre s carne verdadera al nacer de una mujer (Glatas 4:4). As como el pan sale del trigo, Cristo fue formado en una mujer. Es por eso que estaba sujeto a los padecimientos humanos. La carne es por naturaleza dbil y frgil. l experiment hambre, sed y cansancio; derram lgrimas, necesit descanso fsico. Aprendi obediencia por medio de las cosas que padeci. l vino en carne y muri en la carne. 40

Fue colgado en debilidad sobre la cruz. Era plenamente Dios, era plenamente hombre. Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre. Nuestras mentes finitas no pueden asimilar tal misterio. Quin puede llegar a sus profundidades? Crisstomo dice: No pienso en Cristo solamente como Dios, o solamente como hombre, sino como ambas a la vez. Porque s que tuvo hambre y s que con cinco panes aliment a cinco mil. S que tuvo sed y s que convirti el agua en vino. S que fue llevado en un bote y s que camin sobre las aguas. S que muri y s que resucit muertos. S que fue llevado ante Pilato y s que est sentado con el Padre en Su trono. S que fue adorado por los ngeles y s que fue lapidado por los judos. Y ciertamente algunas de estas cosas se las atribuyo a la naturaleza humana y otras a la divina. Y por esta razn se le dice que fue los dos, Dios y hombre. Cmo se hizo en carne? Estando desposada Mara su madre con Jos, antes que se juntasen, se hall que haba concebido del Espritu Santo (Mateo 1:18). Lo que en ella es engendrado, del Espritu Santo es (Mateo 1:20). El mismo que hizo que Isaac naciese del vientre estril de Sara e hizo que Juan el Bautista naciese del vientre estril de Elizabet, hizo que Jess naciese del vientre virgen de Mara (Gnesis 18:11; Lucas 1:7). Hay para Dios alguna cosa difcil? (Gnesis 18:14). Qu le cost hacerse carne? Ustedes saben que nuestro Seor Jesucristo era rico, pero tanto los am a ustedes que vino al mundo y se hizo pobre, para que con su pobreza ustedes llegaran a ser ricos. Cun rico era! Cun pobre se hizo! Aquel que est en el seno del Padre (Juan 1:18), el mejor lugar del cielo, quiso bajar a la Tierra y pasar las miserias de la vida. A los que le iban a seguir a dondequiera que l fuese, les deca: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dnde recostar su cabeza (Mateo 8:20). Dejando a un lado Su gloria, se someti a sufrir la cruel muerte de cruz

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y soport la ira de Dios al hacerse pecado por nosotros (Filipenses 2:5-8). Por qu se hizo carne? Se hizo carne para cumplir un doble propsito. En primer lugar, para mostrar al Padre. El Hijo muestra al Padre (Mateo 11:27). El ojo humano jams ha visto a Dios: el unignito Hijo, que est en el seno del Padre, l le ha dado a conocer (Juan 1:18). El grito de la desolada humanidad siempre ha sido: Mustranos al Padre. La respuesta de Jess es: El que me ha visto a m, ha visto al Padre (Juan 14:8-9). Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros das nos ha hablado por el Hijo (Hebreos 1:1-2). Antes de que Jess viniese, Dios se mostr por partes. No todo le era revelado a cada profeta; uno reciba una parte de la revelacin y otro profeta reciba otra parte. As, por ejemplo, Isaas resalta la santidad de Dios; Oseas enfatiza el amor de Dios, y Ams, la justicia de Dios. Cada uno conoca en parte, pero cuando lo perfecto vino como Mesas, aquello que era en parte dej de ser. La multitud total de los profetas mostr que solo profetizaban en parte. En Cristo, la revelacin de Dios est completa. En segundo lugar, Cristo se hizo carne para redimirnos del pecado, del ego y de Satans. Reflexiona en este pasaje: Y sabis que l apareci para quitar nuestros pecados, (1 Juan 3:5a). He aqu el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, (Juan 1:29); y por todos muri, para que los que viven, ya no vivan para s, sino para aquel que muri y resucit por ellos, (2 Corintios 5:15). Para esto apareci el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo, (1 Juan 3:8b), quien se dio a s mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, (Tito 2:14). Notemos la total inclusin de Su inmensa obra de redencin. Al ser hombre, Jesucristo puede compenetrarse con nuestras necesidades. l siente nuestras dolencias. Siendo Dios, puede emplear Su poder divino a favor nuestro para someter nuestras dolencias. Gloria sea al Nio de Beln! 42

El anuncio de los ngelesEn Lucas 1, Gabriel hace dos anuncios, uno acerca de Juan y otro acerca de Jess. El primero fue dado a Zacaras; el segundo, a Mara. Aqu analizamos el primero como aparece en el versculo 19: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. En este pasaje se encuentran implcitas tres importantes verdades. Primera, la humildad del siervo. Gabriel no era un ngel comn, atenda al mismo Dios soberano. Si para nosotros, mortales, atender a un gobernante terrenal es un honor, cuanto ms honorable habr sido para el inmortal Gabriel el atenderlo a l, inmortal, invisible, nico y sabio Dios que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. Gabriel era el intrprete e iluminador de Dios (Daniel 8:6; 9:22). Sin embargo, este gran Gabriel, al anunciar su nombre, reconoce que l es solo un siervo de Dios; un esclavo que anda en puntillas para cumplir las instrucciones de su Amo. En funcin de siervo, Gabriel permanece de pie mientras el Amo se sienta. De Gabriel y su compaa, el salmista escribi: Bendecid a Jehov, vosotros todos sus ejrcitos, ministros suyos, que hacis su voluntad (Salmo 103:21). Que nosotros, siervos terrenales de Dios, queramos tener la humildad de Gabriel: Yo soy Gabriel, que estoy delante... Segunda, la conciencia de siervo ...delante de Dios, y soy enviado.... La vida de Gabriel exista en la presencia de Dios, Gran Padre de gloria, puro Padre de luz. Gabriel se cubra la vista, no poda soportar el fuego de la gloria de Dios. Aunque no poda ver el rostro de Dios, saba que Sus ojos siempre estaban sobre l. No poda evadir que Dios lo escudriase. David conoca algo de la omnisciencia y la omnipresencia de Dios cuando exclam: A dnde me ir de tu Espritu? Y a dnde huir de tu presencia? Si subiere a 43

los cielos, all ests t; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aqu, all t ests. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun all me guiar tu mano, y me asir tu diestra (Salmo 139:7-12). Tenemos que crear conciencia de que los ojos del Seor estn sobre nosotros; de hecho, esto evita que se peque ms y nos ayuda a caminar conforme a l. Gabriel no solo est conciente de que proviene de la presencia de Dios, sino que tambin es un mensajero enviado por Dios. Al decir que es enviado, est declarando que no tiene autoridad sobre s mismo. Aunque es un arcngel bendecido, se encuentra subordinado. l es solo una estacin repetidora dando un mensaje de parte de Dios, de quien provienen todas las buenas nuevas. No viene a Zacaras de forma prepotente, sino a darle lo que se le ha confiado. Es consiervo de Zacaras, aunque es un ser angelical. De igual modo, un ngel le dijo a Juan: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo (Apocalipsis 22:9). Hasta los santos ngeles, envueltos en misterios, se retractan de la vanagloria. El obispo Handley Moule comenta: Mis hermanos, se corre, sin dudas, algo de riesgo que alguien cometa el error de adorarnos, pero miremos que no cometamos nosotros el error de adorarnos a nosotros mismos, consejo que no podemos darnos el lujo de ignorar. Si perdemos conciencia de esta verdad, podra ser desastroso para el propsito de nuestras vidas. Un mensajero enviado no tiene de qu gloriarse, excepto, en Dios que lo envi. Tercera, la grandeza del servicio. Gabriel le dijo a Zacaras: ...enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. La buena nueva era que la Elizabet estril, esposa de Zacaras, pronto dara a luz un hijo. En las palabras pronunciadas por Gabriel se da a conocer lo que alcanzara este hijo (Lucas 1:17). Nosotros tenemos una tarea semejante: ensear a la gente a amar al Seor y a vivir vidas consagradas, en resumen, preparar a un pueblo listo para el Seor. Nosotros tambin tenemos buenas noticias para estos tiempos difciles en que vivimos. Para aquellos que andan en 44

tinieblas, le recomendamos al que dice: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andar en tinieblas, sino que tendr la luz de vida. A los que estn solos, le brindamos Aquel que dice: El que viene a m, yo no le echo fuera. Aquellos que buscan la paz, le ofrecemos a Jess, quien proclam: Mi paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da yo os la doy. No se turbe vuestro corazn ni tengan miedo. A los que estn oprimidos por los sentimientos de culpa, abiertamente le decimos: Por lo tanto, no hay ninguna condenacin para los que estn en Cristo.... Para los que viven con miedo a la muerte, le presentamos al que quit el aguijn de la muerte. Y as pudiramos seguir mencionando otras, porque solamente Cristo es el remedio para los males de este mundo. Verdaderamente l es el todo y la esencia de todas las buenas nuevas de la cuales este mundo est desesperadamente necesitado.

El que no tuvo pecadoNingn hombre es hroe para los que lo conocen bien. En su novela, Pastor Ritzgerodts Reich (La riqueza del pastor Ritzgerodt), Nathaniel Jungar hace que el viejo pastor se refiera a un senador de Hamburgo de la siguiente manera: Habl con el mayor respeto y gratitud de su experiencia... y confes que acuda a orlo predicar tantas veces como pudo. A mi pregunta de que si tena algn tipo de relacin social con l, me respondi con un rotundo No, y dio sus razones. Ver, como predicador, el hombre es uno de mis ideales y no puedo ver el ms mnimo defecto en l... Yo quiero preservar mi ideal. Si tuviera que conocerlo personalmente, ms tarde o ms temprano descubrira algunos de sus defectos y entonces vera afectada su reputacin como predicador. Quiero librarme de eso.

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Los ms cercanos a nosotros nos conocen muy bien. El amo se queda sin mscara ante su siervo; el esposo ante su esposa; el padre ante sus hijos, y el pastor ante su rebao. En el caso de Jess, sin embargo, los ms cercanos a l tenan la mejor opinin de l. l estuvo expuesto al escrutinio de los doce todo el tiempo. Hasta el que lo traicion al final tuvo que confesar: He derramado sangre inocente. El Nuevo Testamento no solo testifica de su intachable vida externa, sino que declara de forma enftica que tuvo una vida sin pecado. Ni Sus amigos, ni Sus enemigos pudieron acusarle de falta alguna (2 Corintios 5:21; 1 Pedro 2:22; 1 Juan 3:5; Mateo 27:19; Lucas 23:4, 14, 22; Lucas 23:41; Mateo 27:54; Lucas 23:27). Busque tambin en Juan 8:46 el desafo que lanz a una multitud hostil. Nadie poda apuntarle con el dedo, pues en l no haba pecado. Al meditar en Su pasin una vez ms, podemos resaltar el hecho que Jess fue sin pecado. A veces los cristianos se quedan sin contestar cuando sus amigos incrdulos le exponen esta simple duda: Entiendo que Jess haya muerto por la gente de Su tiempo, pero cmo es posible que por nosotros tambin?. Para poder responder esa pregunta tenemos que profundizar ms en el sacrificio sin pecado de Jess.

La tumba vacaEn las primeras horas de ese primer Domingo de Resurreccin, los ngeles le dijeron a las mujeres que haban venido al sepulcro: Por qu buscis entre los muertos al que vive? No est aqu, ha resucitado (Lucas 24:5-6). Jess no est aqu. La tumba est vaca. Esto es un hecho histrico. En cierta ocasin le preguntaron a un africano musulmn que haba rendido su corazn a Jesucristo el por qu haba abrazado la fe cristiana. l respondi: Suponga Ud. que va por un camino y de repente este se bifurca, y no sabe cul 46

camino tomar. Entonces en la bifurcacin ve a dos personas, una muerta y otra viva, a cul le preguntara por el camino?. La tumba est vaca, ese es nuestro gozo y de eso tambin nos gloriamos. Renn, el escptico francs, nunca estuvo ms en lo cierto que cuando exclam: Ustedes, los cristianos, viven de la fragancia de una tumba vaca. Jess resucit de los muertos porque el Dios de los cielos le levant de entre ellos. Haba llevado a cabo Su obra, para dar Su vida en rescate por muchos. Haba consumado la obra que Dios, el Padre, le haba dado. Consumado es, exclam Jess en la cruz. El Padre le aadi el amn resucitando a Jess de entre los muertos. La realidad gloriosa es que Cristo s se levant de entre los muertos. Esta verdad es el fundamento sobre el cual descansa la cristiandad. Tal como dice Pablo, si Cristo no resucit, vana es entonces nuestra predicacin, vana es tambin vuestra fe, y an estamos en nuestros pecados (1 Corintios 15:13-17). Mirza Ghulam Ahmed, fundador de la secta Ahmadiyya, dijo una vez: Hay tan solo una forma de acabar con la fe cristiana. Convenzan a los cristianos que Jess no est vivo, y habrn ganado la batalla. El Cardenal Talleyrand, que en sus tiempos era conocido como el brujo de Europa, dijo a Lepaux, quien estaba al fin de su cordura despus de habrsele agotado todos los mtodos habidos para eliminar la cristiandad: Lepaux, todava existe otra forma mediante la cual usted pueda arrancar de raz la cristiandad, y es si usted va y se crucifica y lo entierran. Pero sobre todas las cosas, asegrese de que resucite de entre los muertos, asegrese de que la tumba que una vez ocup est vaca. La tumba vaca declara la resurreccin triunfal de Cristo. Pero habr quien diga que la tumba est vaca porque el cuerpo de Jess fue robado, ya sea por Sus amigos o por Sus enemigos. Examinemos estas dos objeciones un poco ms de cerca. En primer lugar, podra ser que los amigos de 47

Jess se hayan robado el cuerpo de la tumba? Sera concebible que un grupo de hombres acabados, desanimados, que se haban estado ocultando tras las puertas cerradas por temor a los judos, se hayan llenado de valor para llevarse el cuerpo? (Juan 20:19) Cmo habrin podido escapar de ser vistos por la guardia que estaba puesta para vigilar la tumba? (Mateo 27:63-66) Adems, si los discpulos de Jess hubiesen robado Su cuerpo, los lderes judos hubiesen buscado piedra bajo piedra para desenmascarar la verdad de los discpulos. No haba nada que impidiese que los maquinadores sacerdotes recurrieran una vez ms al soborno para de esta forma obtener informacin que se atuviese a los hechos. Sobre todas las cosas, suponga por un momento que los discpulos se hayan robado el cuerpo de Jess; segn nos dicen escritos posteriores, estos hombres padecieron grandes aflicciones por causa de Jess. Podran estos hombres ser tan necios como para sufrir por causa de algo que ellos saban era una mentira? Eso es absurdo! Ciertamente existen pruebas suficientes para invalidar la teora de que la tumba estuviese vaca porque los amigos de Jess hayan robado Su cuerpo. En segundo lugar, podra ser que los enemigos de Jess hubiesen robado el cuerpo de la tumba? Ante todo, por qu incitar rumores de una resurreccin que ellos queran evitar? (Mateo 27:63). La presencia de los guardias hubiese sido un obstculo tanto para los enemigos de Jess como para sus amigos. Pero sobre todas las cosas, no tendra ningn sentido que los enemigos de Jess no revelaran el cuerpo cuando Pedro, Santiago y Juan predicaban a Jess y Su resurreccin. Ciertamente no hubiese habido mejor mtodo para disolver la iglesia naciente. Como alguien dijera: El silencio de los judos era tan significativo como lo era el hablar de los cristianos. Por lo tanto, es razonable pensar que los enemigos de Jess no robaron Su cuerpo de la tumba.

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Si ni los amigos, ni los enemigos de Jess robaron el cuerpo de la tumba, solo nos queda la alternativa de que est vaca porque Jess resucit de los muertos. No en vano Pablo pudo decir a toda una audiencia ante el rey Agripa: Se juzga entre vosotros cosa increble que Dios resucite a los muertos? (Hechos 26:8).

Un Dios de perdnPequ contra Jehov... Jehov ha remitido tu pecado (2 Samuel 12:13). La confesin honesta concede el rpido perdn. Nehemas reconoce a Dios como el que est presto a perdonar, (un Dios de perdn), clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia... (Nehemas 9:17). Daniel se refiere a lo mismo cuando expresa: De Jehov nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra l nos hemos rebelado (Daniel 9:9). El perdn est arraigado en la misma naturaleza de Dios. l no puede actuar contrario a Su naturaleza. Pero tengan claro que Su perdn no es indiscriminado. l s hace distinciones. En xodo 34:7 encontramos lo que el propio Seor dice: El Seor... de ningn modo tendr por inocente al malvado. Esto resalta una verdad importante: El perdn de Dios es condicional. Por parte del hombre se necesita arrepentimiento si se le ha a perdonar. Como dice Leon Morris: Los pecadores arrepentidos son perdonados; los que no se arrepienten y continan en sus malos caminos no son perdonados. La fe que obtiene el perdn que Dios ofrece es el sine qua non de toda experiencia cristiana. Una segunda verdad es que el perdn de Dios es completo. Ruth Paxon seala que esta plenitud de su perdn se ve en la forma con la que l trata nuestros pecados. Cuanto est lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones (Salmo 103:12). Echar en lo profundo del mar todos nuestros pecados (Miqueas 7:19c). Nuestros pecados son lanzados lejos del alcance de Dios. 49

Porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados (Isaas 38:17b). Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de m mismo... (Isaas 43:25). Nuestros pecados son lanzados fuera de la vista de Dios. Y no me acordar de tus pecados (Isaas 43:25). Porque perdonar la maldad de ellos, y no me acordar ms de su pecado (Jeremas 31:34c). Nunca ms me acordar de sus pecados y transgresiones (Hebreos 10:17). Todos nuestros pecados son borrados de la memoria de Dios. Una tercera verdad al respecto es que el perdn de Dios tuvo un precio. El perdn de nuestros pecados descansa bsicamente en el sacrificio de Cristo, aunque ya antes de dar Su vida en la cruz, l haba pronunciado palabras de perdn. Cristo perdon al paraltico que bajaron por el techo (Marcos 2:10). Cristo perdon a una mala mujer en la casa de Simn el fariseo (Lucas 7:48). No obstante a estos casos, el perdn de nuestros pecados est ligado a la cruz. Efesios 1:7 nos ensea claramente que es a travs del Hijo, del costo de Su sangre derramada, que estamos redimidos, perdonados gratuitamente por medio de esa gracia plena y generosa. Cristo mismo, al entregarle la copa a los discpulos, proclam: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisin de los pecados (Mateo 26:28). Para reconciliarnos con Dios el Padre, Cristo tuvo que ser literalmente abandonado por Su Padre, el Padre de quien dijo a Sus discpulos: ...me dejaris solo; mas no estoy solo, porque el Padre est conmigo (Juan 16:32). Como lo dijera tan concisamente el escritor de Hebreos: por el sacrificio de s mismo (de Cristo) para quitar de en medio el pecado (Hebreos 9:26). S, cost la preciosa sangre del Hijo de Dios para que tuviramos el perdn de nuestros pecados. Una cuarta verdad es que el perdn de Dios cautiva. De qu forma? Nos mueve a perdonar a las otras personas. Un pecador perdonado debe perdonar a otros. De la manera que Cristo os perdon, as tambin hacedlo vosotros 50

(Colosenses 3:13). Una vez ms Pablo nos exhorta en Efesios 4:32: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonndoos unos a otros, como Dios tambin os perdon a vosotros en Cristo. Al igual que lo hizo el Jos de antao, debemos perdonar a otros. Debemos perdonarlos generosamente, con todo el corazn. Contrario al General Oglethorpe, quien se jactaba dicindole a John Wesley: Yo nunca perdono, a lo cual Wesley le respondi: Entonces Seor, espero que usted nunca peque.

Las promesas de DiosHubo un tiempo en el que simplemente ramos creyentes acerca de Dios; entonces, cuando Su gracia se nos apareci, nos convertimos en creyentes de Dios. Y ahora estamos en el proceso de aprender gradualmente a creer Sus promesas. Lugares altos de espiritualidad cruza el santo que se una a las palabras de Salomn y se las pase a su congregacin: ninguna palabra de todas sus promesas... ha faltado. (1 Reyes 8:56). La Palabra de Dios est llena de promesas, pero todas ellas se hacen realidad en Cristo. Solamente en l se puede decir el ltimo amn para la gloria de Dios (2 Corintios 1:20). Se pueden sealar cuatro verdades respecto a las promesas de Dios. Primera, las promesas son garantizadas por Dios el Padre. Al responder por s mismo respecto a Sus promesas, Dios Padre compromete todos Sus atributos. Thomas Watson, en The Body of Divinity (El cuerpo de la divinidad) plantea que (1) el amor de Dios da la promesa, (2) la verdad de Dios sustenta la promesa y (3) el poder de Dios hace realidad la promesa. El amor de Dios da la promesa. Su amor en s consiste en que l entre en un compromiso con nosotros. Eso no es algo que le sea imprescindible. Si l quiere, puede dejar que cosechemos la consecuencia de nuestro pecado. No dejara 51

de ser justo si nos abandonase como desecho en el basurero de una humanidad deteriorada. Sin embargo, en Su misericordia, hace un pacto con nosotros, quienes por naturaleza nos deleitamos en darle la espalda. S testigo de Su amable condescendencia cuando declara: Porque yo me volver a vosotros, y os har crecer, y os multiplicar, y afirmar mi pacto con vosotros... y andar entre vosotros, y yo ser vuestro Dios, y vosotros seris mi pueblo (Levtico 26:9,12). La verdad de Dios sustenta la promesa. Nmeros 23:19 dice: Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. l dijo, y no har? Habl, y no lo ejecutar?. Dios ha puesto sobre s ciertas limitaciones, una de estas es que no puede hacer nada contrario a Su carcter. Y como lo declara el Salmo 89:8, la fidelidad constituye Su carcter. l es grande en misericordia y verdad (xodo 34:6, Salmo 86:15). Por lo tanto, l siempre har que Su fidelidad nunca falle. Sin dudas dice: No olvidar mi pacto, ni mudar lo que ha salido de mis labios(Salmo 89:33-34). Otra cita de Crisstomo dice: No debemos creer tanto en nuestros sentidos como en las promesas. Nuestros sentidos pueden fallar, pero las promesas de Dios no fallan pues estn fundidas en la verdad de Aquel que no puede mentir, Tito 1:2. El poder de Dios hace realidad la promesa. Un hombre puede ser sincero, pero quizs no tenga el poder para cumplir lo que ha prometido, o viceversa. Dios es completamente sincero y todopoderoso. l es el Dios que compromete Su infinito podero en llevar a cabo la palabra de Su boca. Lo hizo con Abraham y Sara. Isaac sali del vientre estril de Sara. Vemos que ms adelante Dios le pide a Abraham que sacrifique a Su hijo Isaac como ofrenda en el monte Moriah, y lo que ms nos sorprende es que Abraham le obedece inmediatamente. El escritor a los Hebreos nos da su comentario acerca de este suceso en el captulo 11:17-19. La traduccin de J.B. Philipps [en ingls] dice: Fue por fe que 52

Abraham, cuando Dios quiso probarle, tom a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. S, el hombre que haba escuchado las promesas de Dios, estaba preparado para ofrecer su unignito, de quien se haba dicho: En Isaac te ser dada simiente. Abraham saba que Dios tena poder para resucitar a Isaac y darle por medio de l una descendencia como las estrellas que no se pueden contar. La segunda verdad es que las promesas de Dios estn avaladas por Dios hijo. Cristo es el S pronunciado sobre cada una de las promesas de Dios. Jess ense a Sus discpulos: Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo har, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo har (Juan 14:13-14). Su nombre era la peticin que prevaleca. Toda promesa se peda en Su nombre. Cada peticin se elevaba en Su nombre. Mediante el uso gratis de Su nombre todo el tiempo, podemos obtener lo que deseemos, siempre y cuando fomentemos los intereses de Su reino y demos a conocer Su honor sobre esta tierra. Andrew Murray dice: Cuando el nombre de Cristo sea todo para m, con ste obtendr todo para m... La palabra en Mi nombre es su propia garanta... cuando llevemos ese nombre ante los hombres, tenemos poder para usarlo ante Dios... levantmonos y usemos el nombre de Jess para abrir los tesoros celestiales para este mundo decadente. Tercera verdad, las promesas de Dios son aplicadas por Dios Espritu Santo. Es el Espritu Santo quien nos ilumina respecto a la belleza de Sus promesas. Es l quien nos hace ver lo efmero de las cosas temporales y siembra en nuestro interior el anhelo por aquello que solo los ojos de la fe pueden percibir. Como Moiss, quien hecho ya grande, rehus llamarse hijo de la hija de Faran