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NOTAS EXEGÉTICAS:LO SOBRESALIENTE DEL CIELO A. Apocalipsis 21: 22-22: 5

CONTEXTO

Nuestro pasaje llega al final de la historia de la Escritura, el libro de Apocalipsis. Juan ha pasado los últimos veinte capítulos describiendo visión tras visión, juicio tras juicio, y ahora llega a la culminación de todo. Jesús regresa a la tierra en el capítulo 19, y reina en el 20, y ahora en nuestro capítulo, los cielos y la tierra son rehechos en lo que Dios siempre quiso que la creación fuera.

Juan se basa en gran medida en las imágenes de todo el Antiguo Testamento, pero especialmente en el Génesis. Este es un tipo de nuevo comienzo, un nuevo Génesis. El mundo comenzó en un jardín; comienza de nuevo en una ciudad. Michael Wilcock observa: “En lugar de un jardín solamente, ahora existe la estructura desarrollada de una ciudad jardín”. 1

Después de tener una visita guiada de la Nueva Jerusalén y describir las paredes, las puertas, las fundaciones y su tamaño, Juan pasa a hacer observaciones generales de cómo es la ciudad y qué hay en ella. Esta descripción nos muestra lo sobresaliente del cielo: no las calles de oro, ni las puertas perladas, ni siquiera la libertad del dolor y el sufrimiento, sino Dios mismo.

____________________________________________________________________________________ 1. Michael Wilcock, El Mensaje de Apocalipsis, La Biblia Habla Hoy (Downers Grove, IL: IVP, 1975), 212.

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B. Apocalipsis 21: 22-27

NUESTRO TEMPLO CELESTIAL

Juan observa dos características inusuales sobre la ciudad. Primero es que no hay templo. Craig Keener señala este extraño detalle cuando dice: “La falta de un templo en la nueva Jerusalén contrasta fuertemente con las expectativas judías tradicionales del tiempo del fin, en el que un nuevo templo era la característica central de la ciudad”. Incluso dice que los judíos oraban regularmente por una renovación del templo. 2

El templo era una característica principal de Jerusalén desde los días del Rey David, e incluso antes de eso había al menos una carpa portátil que albergaba la presencia de Dios. Pero en la Nueva Jerusalén, Juan nota la notable ausencia de un tabernáculo o templo.

Él dice que en lugar de un templo, Dios y el Cordero son el templo. En el antiguo sistema, Dios tuvo que ser seccionado al tabernáculo / templo debido al pecado del hombre. Y no era solo la división de la estructura misma lo que separó a Dios, pero había todo un sistema de rituales de limpieza y sacerdotes que hicieron que el pecado impidiera al hombre disfrutando plenamente de la presencia de Dios, y lo separó de Dios. Pero en la Nueva Jerusalén, ese no será el caso ya que el mundo será rehecho. LA LUZ DEL MUNDO

La segunda característica inusual que señala Juan es que no hay sol ni luna. Cuando Dios creó el mundo, su primera creación fue la luz, y al cuarto día creó el sol, la luna y las estrellas. Tan importante como esas fuentes de luz son para toda la vida desde el principio, no serán necesarias ya que Dios y el Cordero también son el sol y la lámpara de la ciudad.

Uno no puede evitar recordar la afirmación de Jesús sobre sí mismo que Juan escribió en su evangelio, que él es la “luz del mundo” (Juan 8:12). Afirmó no ser una luz solo para los judíos, sino para todas las naciones. Entonces, tiene sentido que aquí veamos a todas las naciones caminando bajo su luz.

Los gentiles ni siquiera podían entrar al patio del Templo, solo los judíos podían. Y ciertamente no podían venir a la presencia de Dios, solo el sacerdote podía. Pero Dios estará presente en la ciudad, las puertas siempre están abiertas, y las personas pueden venir ante Dios, incluso los gentiles pueden.

Los judíos veían a las naciones gentiles como impuras, por lo que para ellos entrar en su nueva y pura ciudad sería una preocupación. Pero Juan dice que incluso con la entrada de “extraños”, no habría nada impuro; solo los encontrados en el libro de la vida del Cordero.

____________________________________________________________________________________ 2. Craig S. Keener, Apocalipsis, El Comentario de la Aplicación NIV (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2000), 485.

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C. Apocalipsis 21: 25-22: 2 La Caída Invertida y la Creación Restaurada

COMUNIDAD CON EL HOMBRE

Además de la división que la caída hizo entre Dios y el hombre, la división también se creó entre los hombres. Después de que Dios confrontó a Adán por su pecado, lo primero que hizo fue culpar a Eva por sus acciones. Esto tuvo un efecto de goteo a cada persona que haya vivido. Si has vivido mucho tiempo, sabes el dolor que pueden causar las relaciones rotas.

Si necesita más evidencia de relaciones rotas, solo prende las noticias. De las diferencias políticas a la violencia, nuestro mundo está dividido. Pero cuando Jesús trae su reino, también traerá paz entre las personas. Aunque los gentiles eran drásticamente diferentes de los judíos (incluso en la iglesia), todas las naciones desembocan en la Nueva Jerusalén.

Ya mencioné que nada impuro entraría en la ciudad. Esto indica un lavado y limpieza de la mancha del pecado y el efecto de la caída. No habría más pecado para contaminar o dividir.

EL AGUA Y EL ÁRBOL DE LA VIDA

Juan observa que el punto focal de la ciudad es el trono de Dios y el Cordero, y que fluye de él es el río de la vida. Además, en el evangelio de Juan, Jesús afirmó tener el agua de la vida (Juan 4: 13-14), y que cualquiera que beba de él nunca volverá a tener sed. Aquí, en la Nueva Jerusalén, el agua de la vida corre como un río que fluye siempre por el centro de la ciudad, gratis para todos los que vienen.

A cada lado de este río está una vista perdida hace mucho tiempo: el árbol de la vida. ¿Te recuerdas de este árbol? Este es el mismo árbol que estaba presente en el jardín del Edén junto con el árbol del conocimiento del bien y del mal. Cuando Adán y Eva comieron de ese segundo árbol, fueron prohibidos de comer del primer árbol de nuevo, siendo desterrados del jardín.

Pero cuando Dios hace todas las cosas nuevas, el árbol volverá, y cederá doce tipos de fruta. Y después de los siglos de dolor que el pecado ha causado, todo el mundo necesitará mucha sanidad, así que sus hojas sanarán las naciones.

D. Apocalipsis 22: 3-5 Lo Sobresaliente del Cielo

LA PRESENCIA DE DIOS

Juan luego reitera unas cosas. Él ya dijo que nada impuro entrará en la ciudad, pero enfatiza esta realidad nuevamente. Todo lo que causaría separación entre Dios y el hombre, se irá para siempre.

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VIENDO A DIOS CARA A CARA

En el libro de Éxodo, Moisés en un punto pide ver la gloria de Dios. Dios está de acuerdo con esto, pero le dice a Moisés, “no puedes ver mi rostro, porque nadie puede verme y vivir”. Dios actualmente tiene que colocar a Moisés en una hendidura de una roca y poner su mano sobre él para protegerlo de las llamas de la gloria que lo destruirán.

A pesar del peligro de una persona pecaminosa queriendo ver el rostro de Dios, muchas personas en todo el Antiguo Testamento tanto lo deseaban por sí mismos y por otros. Esto era porque entendían que viendo el rostro de Dios era sinónimo con su presencia, y su presencia una bendición.

Cada vez que el sumo sacerdote bendecía a los Israelitas, decía: “El SEÑOR haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia ...” (Núm. 6:25). Para David, el rostro del Señor trajo satisfacción (Sal. 17: 15), bendición y vindicación (Sal. 24: 5-6), y si Dios escondiera su rostro era juicio (Sal. 27: 9). En la Nueva Jerusalén disfrutaremos del privilegio de siempre poder ver el rostro de Dios.

SIENDO LA POSESIÓN TESORADA DE DIOS

No solo veremos a Dios, sino que seremos su posesión atesorada. Nuevamente, en el Antiguo Testamento, Dios tomó a Israel como su posesión atesorada (Ex. 19: 5). Esto fue representado especialmente en las vestimentas del sumo sacerdote. El tenía una placa inscrita con "Santo al SEÑOR" la cual usaba en su frente. Pero este lugar de prominencia era temporal, y solo reservado para unos pocos elegidos.

Richard Bauckham, sin embargo, escribe:

En el templo terrenal en Jerusalén, el sumo sacerdote, solo una vez al año, llevaba el nombre sagrado de Dios en su frente y entraba en la presencia inmediata de Dios en el lugar santísimo. En la Nueva Jerusalén, que es el eterno lugar santísimo de Dios, todos disfrutarán de esta inmediatez sin interrupción. 3

Ya no sólo unos pocos elegidos serán la posesión de Dios, sino que todos serán, y disfrutarán de la presencia de Dios para siempre. Juan también reitera que no habrá necesidad de lámpara o luz porque Dios será nuestra luz, y reinaremos con él para siempre.

CONCLUSIÓN

Oro y joyas y falta de dolor suena genial, pero la mejor parte es que Dios estará allí. A veces, cuando la gente habla del cielo, esas cosas son lo único de que hablan. ¡Falta de dolor, volviendo a ver familia, una gran mansión y todo-lo-que-puedas comer helado sin enfermarte!

____________________________________________________________________________________ 3. Richard Bauckham, La Teología del Libro de Apocalipsis (Cambridge: Cambridge University Press, 1993), 142.

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¿Pero estarías contento en el cielo con todas esas cosas y que Dios no estaría allí? ¿Dios y Jesús realmente son lo sobresaliente del cielo para ti? Eres la posesión atesorada de Dios y de Jesús, pero ¿son los tuyos? Si no lo son, entonces el cielo quizás no sea tan grandioso como crees que será.

Si honestamente te cuesta pensar en Dios como lo sobresaliente, no estás solo. Todos luchamos con encontrando placer en otras cosas que no sean Dios. Los servicios de adoración de una hora de duración pueden parecer a veces prolongados, así que una eterna no suena exactamente genial.

Pero el Dios que te creo sabe todo esto. Él conoce tu lucha con el pecado, y él puede limpiarte de el y lo hará si te arrepientes y buscas su ayuda. Y considerando que Dios es perfecto e infinito - aunque sea difícil para nosotros imaginar - estando en la presencia de Dios adorándolo para siempre será la cosa más deliciosa y satisfactoria que jamás experimentaremos. Sin duda nos deleitaremos en él para siempre.