4.6amenaza vulnerab riesgo

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252 4.6 Amenazas, vulnerabilidad y riesgo 4.6.1 Riesgos hidrometeorológicos 4.6.1.1 Introducción Las inundaciones son una de las catástrofes naturales que mayor número de víctimas producen en el mundo. Se ha calculado que en el siglo XX unas 3,2 millones de personas han muerto por este motivo, lo que es más de la mitad de los fallecidos por desastres naturales en el mundo en ese periodo. En México, los fenómenos hidrometeorológicos tienen repercusiones tanto positivas como negativas, debido principalmente a la distribución de la población, sus contrastes y a su cambio continuo, determinados ya sea por su crecimiento o por las migraciones (Quaas, 2006). Por otro lado, la deforestación, algunas técnicas empleadas en el uso de la tierra, la disposición final de residuos sólidos en los ríos y barrancas, la construcción en las riberas de los ríos, o las desviaciones de los cauce, son prácticas que contribuyen a la intensificación de este fenómeno. De hecho, las inundaciones han pasado a ser más destructivas en las últimas décadas considerando los impactos directos e inmediatos sobre la salud humana y la infraestructura urbana - , debido a que cada vez se construye más edificaciones en zonas expuestas a inundaciones. La subcuenca del Rió Eslava no es ajena a esta problemática, en ella se encuentran más de 2 mil 500 familias en zonas de alto riesgo a inundación. El caso más reciente de ocurrencia de este fenómeno de inundación se registró en junio del 2003. En esta ocasión, el exceso de lluvias provocó que tres personas resultaran lesionadas por el derrumbe de una barda, a causa del desbordamiento del río Eslava. En consecuencia, durante el año 2007 la Delegación de Magdalena Contreras determinó 29 sitios de riesgo a deslaves e inundaciones, todos ellos ubicados alrededor de las zonas de Chichicaspa y Tierra Colorada, así como en las laderas de los cerros ubicados en San Nicolás Totolapan: El Ocotal y Cazulco, advirtiendo a sus habitantes la condición que guardan los terrenos donde están asentados. De aquí la importancia de ubicar espacialmente las zonas sujetas a inundaciones, y con ello poder orientar y sustentar la toma de decisiones sobre el territorio de esta subcuenca. 4.6.1.2 Metodología Las áreas con riesgo de inundación se determinaron de acuerdo con los siguientes criterios (Jiménez et al., 2006).

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Page 1: 4.6amenaza Vulnerab Riesgo

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4.6 Amenazas, vulnerabilidad y riesgo

4.6.1 Riesgos hidrometeorológicos 4.6.1.1 Introducción

Las inundaciones son una de las catástrofes naturales que mayor número de víctimas producen en el mundo. Se ha calculado que en el siglo XX unas 3,2 millones de personas han muerto por este motivo, lo que es más de la mitad de los fallecidos por desastres naturales en el mundo en ese periodo. En México, los fenómenos hidrometeorológicos tienen repercusiones tanto positivas como negativas, debido principalmente a la distribución de la población, sus contrastes y a su cambio continuo, determinados ya sea por su crecimiento o por las migraciones (Quaas, 2006). Por otro lado, la deforestación, algunas técnicas empleadas en el uso de la tierra, la disposición final de residuos sólidos en los ríos y barrancas, la construcción en las riberas de los ríos, o las desviaciones de los cauce, son prácticas que contribuyen a la intensificación de este fenómeno. De hecho, las inundaciones han pasado a ser más destructivas en las últimas décadas – considerando los impactos directos e inmediatos sobre la salud humana y la infraestructura urbana -, debido a que cada vez se construye más edificaciones en zonas expuestas a inundaciones. La subcuenca del Rió Eslava no es ajena a esta problemática, en ella se encuentran más de 2 mil 500 familias en zonas de alto riesgo a inundación. El caso más reciente de ocurrencia de este fenómeno de inundación se registró en junio del 2003. En esta ocasión, el exceso de lluvias provocó que tres personas resultaran lesionadas por el derrumbe de una barda, a causa del desbordamiento del río Eslava. En consecuencia, durante el año 2007 la Delegación de Magdalena Contreras determinó 29 sitios de riesgo a deslaves e inundaciones, todos ellos ubicados alrededor de las zonas de Chichicaspa y Tierra Colorada, así como en las laderas de los cerros ubicados en San Nicolás Totolapan: El Ocotal y Cazulco, advirtiendo a sus habitantes la condición que guardan los terrenos donde están asentados. De aquí la importancia de ubicar espacialmente las zonas sujetas a inundaciones, y con ello poder orientar y sustentar la toma de decisiones sobre el territorio de esta subcuenca. 4.6.1.2 Metodología

Las áreas con riesgo de inundación se determinaron de acuerdo con los siguientes criterios (Jiménez et al., 2006).

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253

Cambio abrupto de pendiente, de las zonas altas de las subcuencas (Xocotitla, Chichicaspa) >10%, a zonas medias con pendientes < al 7%; lo que genera modificación en la dinámica de corriente aguas abajo y acumulación en planicies. La expresión espacial de estos criterios zonifica la cuenca en dos categorías de riesgo a inundación, las cuales se especifican enseguida:

1. Zona de alto riesgo. Corresponden a zonas pobladas que presentan una superficie con pendiente menor a 7% y están sobre la descarga de uno o varios arroyos o ríos.

2. Zonas de riesgo medio. Corresponden a zonas pobladas de superficie con pendiente menor a 7% fuera de los cauces de ríos y arroyos.

En esta clasificación no se consideraron las condiciones de drenaje de aguas negras o de canales superficiales, ni las de otras obras de retención como es la infraestructura urbana, diques, etc. Sin embargo, las modificaciones artificiales del cauce del arroyo en áreas de asentamientos humanos generan obstáculos y disminución de la capacidad hidráulica de drenaje, por lo que representan un factor considerable de riesgo. Dicha situación se presenta en construcciones que invaden el cauce en los asentamientos de Tierra Colorada, Chichicaspa, Ixtlahualtongo, Gavilleros y El Rincón, como los más significativos. La obra de desvío del cauce en la colonia La Concepción ha generado inundaciones a la altura de la calle Canal. 4.6.1.3 Resultados

De acuerdo con estos criterios, en la Cuenca del Río Eslava se determinaron dos polígonos con alto riesgo de inundación y cinco polígonos con riesgo medio de inundación (Figura 4.6.1.1).

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254

Figura 4.6.1.1 Zonas de riesgo de inundación.

Page 4: 4.6amenaza Vulnerab Riesgo

255

Un primer polígono alto riesgo de inundación ubicado al norte de la cuenca ubicado en la parte baja del cauce del Arroyo Xocotitla y continúa hasta su confluencia con el Arroyo Eslava. Este polígono incluye parte de San Nicolás Totolapan, La Concepción, la sub-estación eléctrica, El Gavillero, la Ladera de Tepetates, el Rincón, Ladera de Chisto y del Pueblo de San Nicolás. Un segundo polígono, también con alto riesgo de inundación, que se forma en parte sobre el cauce del arroyo Los Cedritos y continúa hasta su confluencia con el Arroyo Eslava. Este polígono se alarga en dirección sur-este donde recibe también la influencia de los arroyos Chichicaspa y Puente Volado. Este polígono abarca parte del área de la sub-estación eléctrica, el Gavillero, Ixtlahualtongo, Tierra Colorada, Chichicaspa y Pedregal de San Nicolás. Alrededor de la prolongación sur-este de este polígono se forman dos polígonos de riesgo medio de inundación bajo la influencia de los arroyos Chichicaspa y Puente Volado. Sobre la porción norte y este de este polígono, se extiende un polígono de riesgo medio y que abarca parte de San Nicolás Totolapan, la sub-estación eléctrica, Pueblo de San Nicolás, Pedregal de San Nicolás y una pequeña porción de Tierra Colorada. Existen otros dos polígonos de riesgo medio de inundación. Uno ubicado en la confluencia de los arroyos Chicuautitla y Eslava entre los parajes Vía Chiquita, El Zacatón y Plan de la Máquina y otro que se ubica en la confluencia de los arroyos Agua Escondida y Eslava que incluye los parajes Kilómetro 9 y kilómetro 10 del a carretera Picacho-Ajusco, Paseo de la Mula, Ladera de Rancho Viejo y Las Llantas. Hablando en términos de porcentajes, la zona de alto riesgo de inundación cubre el 7.03% de la área total de la cuenca, lo que equivale a una superficie de 144.564443 ha. En el caso de la zona de riesgo medio, esta equivale a 149.6 Ha, es decir, el 7.27 % de la superficie de la subcuenca. 4.6.1.4 Conclusiones

Dado que existe una porción importante del cauce de los ríos invadida por asentamientos humanos, se hace apremiante que se intensifiquen las prácticas de reforestación, limpieza y de mantenimiento de los cauces, con la finalidad de mantener en un nivel de riesgo aceptable la posibilidad de avenidas de los ríos. Si bien existen áreas con alto riesgo de inundación, se debe poner especial atención sobre los arroyos Xocotitlay Chichicaspa que, por estar en áreas muy accidentadas y de pendiente pronunciada, cercanas a asentamientos humanos, en un evento extremo de intensas lluvias, puede provocar inundaciones importantes sobre El Gavillero.

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256

Fuera del área de la cuenca, en la porción norte, se localiza un área muy importante con riesgo de inundación de medio y bajo. Referencias

Aparicio Mijares F. J. 1997, Fundamentos de hidrología de superficie, México, Editorial Limusa

Eslava, M. H., Jiménez, E. M., Salas, S. M.A., García J. F., Vázquez C. M.T., Carlos Baeza, R. C., Mendoza, R. D. 2006, “Elaboración de mapas de riesgo por inundaciones y avenidas súbitas en zonas rurales, con arrastre de sedimentos”, en CENAPRED-Sistema Nacional de Protección Civil, Guía Básica para laElaboración de Atlas Estatales y Municipales de Peligro y Riesgo, Ciudad de México, CENAPRED- Sistema Nacional de Protección Civil, 13-141

Jiménez E. M., Matías R. L.G., Fermín García, J. F., Vázquez, C.M.T.,Mendoza E. D.R., Renner, S. 2006. “Análisis del peligro y vulnerabilidad por bajas temperaturas y nevadas”, en CENAPRED-Sistema Nacional de Protección Civil, Guía Básica para la Elaboración de Atlas Estatales y Municipales de Peligro y Riesgo, Ciudad de México, CENAPRED- Sistema Nacional de Protección Civil, 295-369

Mays, L. W. 2007, Water Resources Sustainability. New York, McGraw-Hill, 330pp.

Quaas, W., R. 2006 “Prólogo”, en CENAPRED-Sistema Nacional de Protección Civil, Guía básica para la elaboración de Atlas Estatales y Municipales de Peligros y Riesgos. Fenómenos hidrometeorológicos. Serie. Atlas Nacional de Riesgos, Ciudad de México, CENAPRED-Sistema Nacional de Protección Civil, 7-11 pp.

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257

4.6.2 Incendios forestales

4.6.2.1 Introducción

El fuego es un regulador natural de los ecosistemas, por lo cual, la ocurrencia de incendios forestales en muchas partes del mundo responde a comportamientos climáticos y a la susceptibilidad natural de la vegetación a la ignición y la inflamabilidad, especialmente en periodos de sequedad. Los incendios forestales conforman un proceso vital y esencial para los procesos de sucesión ecológica y mantenimiento de la estabilidad al interior de los ecosistemas. Esta estabilidad ha sido crecientemente modificada por la acción humana a través de la intervención cada vez más agresiva sobre los recursos naturales renovables. Las quemas han ocasionado incendios de gran magnitud, los que junto con la tala indiscriminada y la deforestación, favorecido la pérdida de extensas superficies boscosas y la modificación de innumerables procesos naturales. Entre los efectos nocivos de los incendios se puede mencionar: destrucción de la biodiversidad, daños a propiedades y a la economía, contaminación ambiental, cambios climatológicos, aceleración de la deforestación, destrucción de los suelos, pérdidas de paisajes, disminución de la calidad y cantidad de las aguas. La combinación de factores climáticos y humanos está presente en la iniciación de la mayoría de los incendios forestales. La ocurrencia de incendios debidos a factores humanos, es proporcionalmente más elevada que la de los incendios ocurridos por factores exclusivamente naturales. Un incendio forestal se produce cuando ocurre el evento imprevisto en el que el fuego tiene un efecto perturbador sobre los combustibles vegetales naturales. Para que se genere un incendio es necesario que existan y coincidan tres elementos: Calor, que puede propagarse por conducción, convección y radiación; Oxígeno, que aportado por los vientos; y Combustibles, de tipo vegetal, químico o de cualquier otro. Una vez que se ha generado una ignición provocando un incendio forestal, su propagación depende de las características del sitio, tales como tipo de material combustible, pendiente del terreno, velocidad y dirección del viento, temperatura y precipitación. En el análisis de peligro y riesgo por incendios forestales, se puede considerar a la vegetación como una variable implícita en la vulnerabilidad y en la determinación del nivel de peligro. Por ejemplo, una mayor densidad de vegetación aumenta la posibilidad de afectación del sistema expuesto (vulnerabilidad) y adicionalmente el nivel de peligro se determina entre otras cosas por la carga de material combustible. Cabe mencionar, que evaluar la carga combustible es parte de la gestión de la materia combustible la cual considera la manipulación deliberada (reducción, extracción y/o reordenación) de la biomasa inflamable para alcanzar

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258

los objetivos luchar contra los incendios y lograr una reordenación territorial. Esta gestión incluye una serie de entresaca por medios mecánicos y de alternativas a las quemas controladas, así como un control biológico. 4.6.2.2 Metodología

En este estudio se seleccionó un modelo que permite establecer el nivel de peligro de incendio forestal mediante una ecuación matemática que puede analizarse en el contexto espacial (Muñoz, et al., 2005). Para construir este modelo se siguieron los lineamientos establecidos para producir un Índice de Peligro de Incendio Forestal (IPIF) a partir de la Guía básica para la elaboración de Atlas Estatales y Municipales de Peligros y Riesgos (CENAPRED, 2006) los cuales consisten en evaluar diversas variables de cada uno de los tres componentes de un incendio forestal: el Combustible forestal; el Meteorológico y el de Causa. Estos componentes y las variables que los constituyen se describen en la cuadro 4.6.2.1. El índice de peligro por incendio forestal, finalmente se determina por un análisis multicriterio de las variables que intervienen en el desencadenamiento de los incendios forestales. En el manejo de las variables que intervienen en la producción de los incendios forestales también se considerarse la temporalidad, ya que las componentes de tipo meteorológico y de carga de combustible, varían por mes y por época del año.

Cuadro 4.6.2.1 Componentes del índice de peligro de incendio forestal.

Componente Variables Medición

Combustible forestal (CCF)

Combustible ligero, pesado.

Peso y la profundidad de la cama combustible

Campo y laboratorio

Meteorológico (CM)

Temperatura media mensual, Precipitación media mensual, orientación de la pendiente y su relación con la frecuencia de incendios

Servicio Meteorológico Nacional, Comisión Nacional del Agua, Mapa de topografía, Registro de incendios de CORENA

Causa (CC) Tipo de manejo forestal de la zona, distancia a caminos, veredas, carreteras y poblados

Mapa de manejos forestal y de caminos del área de estudio

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259

IPIF = 0.6 (CM) + 0.25 (CCF) + 0.15 (CC)

Este índice se calcula para todos los puntos de colecta y se estandariza respecto del valor máximo obtenido; de esta forma, el valor el IPIF varía de 1 a 0 correspondiendo el valor de 1 al de máximo peligro de incendio forestal. Finalmente, este índice se transforma a clase de peligro de incendio forestal de acuerdo con los criterios establecidos en el cuadro 4.6.3.2.2.

Cuadro 4.6.2.2 Clases de peligro de incendio forestal.

Índice Amenaza de ocurrencia de incendio forestal

0.0 – 0.2 Muy baja

0.2 – 0.4 Baja

0.4 – 0.6 Media

0.6 – 0.8 Alta

0.8 – 1.0 Muy alta

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Figura 4.6.2.1 Hoja de registro de datos de campo.

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261

Este índice se calcula para cada uno de los sitios de muestreo y se extrapola a las comunidades vegetales para su ubicación en el espacio. El trabajo de campo se llevó a cabo en febrero y marzo del presente año. Los datos estructurales, florísticos, y de las condiciones generales de la vegetación se obtuvieron durante las visitas mencionadas y se registraron en el formato de la figura 4.6.3.1: Se seleccionaron 36 sitios (ver Figura 4.6.2.5) sobre una composición a color (RGB) elaborada con una imagen del satélite Quick-Bird de octubre de 2005. Las colectas se realizaron en conjunto con las realizadas para la vegetación; además, para la ubicación de los sitios de muestreo, también se tomó en cuenta el registro de ocurrencia de incendios del periodo 1998-2008 (CORENA) con la finalidad de contar con información asociada a los diferentes niveles de ocurrencia de incendios. También se realizaron entrevistas con operadores del control y la prevención de incendios de la Delegación Magdalena Contreras, del parque San Nicolás Totolapan y de CORENA, con la finalidad de contar con elementos sobre la relevancia de los impactos de los incendios en la subcuenca, la eficacia del control y de la prevención en la subcuenca. 4.6.2.3 Resultados Frecuencia de Incendios

El análisis de la frecuencia de incendios se realizó con el registro de incendios proporcionado por CORENA para el periodo de 1998 – 2008. En la subcuenca y para todo el periodo de estudio, ocurrieron 482 incendios. En la figura 4.6.2.2 se puede ver la variación del número de incendios por año de 1998 a 2008. El patrón de esta variación muestra que tan solo en 1998 ocurrieron 215 incendios lo que representa el 44.6% del total del periodo de estudio. Por otro lado, el resto de los incendios tiene un comportamiento que puede descomponerse en dos periodos de 5 años cada uno; el primero de 1999 a 2003 con un total de 196 (40.7%) incendios; y el segundo de 2004 a 2008, con un total de 71 incendios (14.7%) (Cuadro 4.6.3.2.1); de esta forma, el número de incendios por año disminuye de 215/año en 1998; pasando a 39.2 en el periodo 1999-2003; y finalmente con 14.2/año. El impacto de los incendios también ha venido disminuyendo a lo largo del periodo de estudio. En 1998 se afectó un total de 306.9 ha con un promedio de 1.43ha/incendio; en el periodo 1999-2003 se afectaron 118.0 ha, con 0.60ha/incendio; y en el periodo 2004-2004 solamente se afectaron 31.6 ha con 0.45ha/incendio. La afectación total en el periodo de estudio fue de 456.5 ha (Cuadro 4.6.2.3).

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262

Todos los incendios ocurrieron el periodo de secas y en el inicio de la temporada de lluvias, es decir, de enero a junio (solo hubo un registro en diciembre). La figura 4.6.3.3 compara la variación del número de incendios por mes entre el periodo 1999-2003 y el periodo 2004-2008. Se puede apreciar que la ocurrencia de incendios es mayor, en ambos periodos, de febrero a mayo pero con un notable descenso para los últimos cinco años.

0

50

100

150

200

250

Número de incendios

Núm. Incendios 215 30 33 36 43 54 8 23 19 11 10

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 4.6.2.2 Número de incendios por año para el periodo de 1998 a 2008.

0

10

20

30

40

50

60

70

80

1999-2003 6 24 76 53 33 4

2004-2008 1 5 34 20 7 3 1

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Dic.

Figura 4.6.2.3 Número de incendios por mes para el periodo1999-2003 y el periodo 2004-2008.

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Cuadro 4.6.2.3 Comparación de las características promedio de los incendios para 1998, el periodo1999-2003 y el periodo 2004-2008.

1998 1999-2003 2004-2008 Total

Número de incendios 215 196 71 482

Porcentaje 44.6 40.7 14.7 100

Núm. Inc./año 215.0 39.2 14.2 43.8

Área total afectada (ha) 306.9 118.0 31.6 456.5

Área afectada/incendio 1.43 0.60 0.45 0.95

Las áreas más afectadas corresponden a aquellas que están localizadas principalmente en las inmediaciones de los asentamientos irregulares, en particular en los parajes de Rancho Viejo, las inmediaciones del kilómetro 10 de la Carretera federal al Ajusco, los trementineros y el Tejocote.

Los bosques que han sido mayormente afectados son los de Quercus rugosa – Q. laurina; y los pinares, (Bosque de Pinus teocote – P. montezumae). De las 456.5 ha afectadas por todos los incendios, casi el 60% correspondió a pastos; 25.1% a arbustos; y 12.3% a hojarasca (Cuadro 4.6.2.4).

Respecto de las causas de los incendios, 93.6% fueron intencionales y solo el 6.4% estuvo asociado a actividades agropecuarias para todo el periodo de estudio. No se tiene registro de algún incendio de origen natural.

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Cuadro 4.6.2.4 Superficie afectada por los incendios por tipo de vegetación para el periodo de estudio.

Total (ha) %

Arbolado adulto 0.96 0.2

Renuevos 6.27 1.3

Pastizal 273.78 60.0

Hojarasca 55.91 12.3

Área reforestada 4.82 1.1

Arbustos 114.72 25.1

Total 456.50

Índice de peligro de incendio forestal (IPIF)

Se logró clasificar en los diferentes niveles de IPIF un total de 2058.7 ha que abarcaron las diversas comunidades de vegetación de la subcuenca, excluyendo de esta cobertura la zona urbana y de suelo descubierto que representaron, en conjunto, el 14.3%. El cuadro 4.6.2.5, muestra la ubicación de los parajes de acuerdo el índice de peligro de incendio forestal. La figura 4.6.2.6 corresponde al mapa de distribución de los distintos niveles del IPIF en la subcuenca. Se puede apreciar que en las partes altas al sur de la subcuenca, el IPIF tiene sus niveles MUY BAJOS; mientras que en la región norte central se tiene la región con IPIF MUY ALTO; en la parte central de la subcuenca se tiene el IPIF medio y en esta misma región pero en la porción oriental de la subcuenca el IPIF es bajo y alto. Aproximadamente el 49.6% del área de la subcuenca resultó con niveles de MUY BAJO y BAJO; mientras que la categoría de ALTO tuvo solamente el 5.6% (Figura 4.6.2.5).

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0.00

100.00

200.00

300.00

400.00

500.00

600.00

700.00

800.00

INDICE DE PELIGRO DE INCENDIO

ha 713.98 306.06 456.68 114.20 467.75

% 34.68 14.87 22.18 5.55 22.72

MUY

BAJOBAJO MEDIO ALTO

MUY

ALTO

Figura 4.6.2.5 Área de los niveles de IPIF en la subcuenca.

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Figura 4.6.2.5 Mapa de la distribución del Índice de peligro de Incendio forestal.

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Figura 4.6.2.6 Mapa de la distribución del Índice de peligro de Incendio forestal.

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Cuadro 4.6.2.5 Ubicación de los parajes de acuerdo con el IPIF.

MUY BAJO BAJO MEDIO ALTO MUY ALTO

Agua escondida Atzoma Campamento El Durazno Barranca de Xomani

Albergue Alpino Cerro del Borrego Cerro las Canoas

Plan de la Maquina Buena Vista

Cerro el Aguajito Cerro Sasacapa Chichicaspa Cazulco

Cerro el Huarache El Perlillal Chicuantitla

Cerro las Palomas

Cerro Piedras Encimadas El Pocito El Cofre

El Escobillar

Corral de González El Tejocote El Colgado

Escalerillas

El Aguaje Km 10 Carretera Picaho-Ajusco La Campana Ladera de

Chisto

El Zauco Km 11.5 Carretera Picaho -Ajusco La Guinda Loma Caballo

Calco

La Escondida Ladera de Rancho Viejo La Joya Loma de

Ameyales

La Peñita Las Llantas Loma de la Cuevita

Loma de Caballo Calco

La Virgen Trementineros Loma de los Encinos

Malpaso

Las Canoitas Los Magueyitos

Mano Pintada

Las Ceras Paso de la Mula

Manzanastitla

Las Estacas Potreritos Puente de

Tabla

Las Palmas Puente Volado Sehuaya

Las Sepulturas Tejamanilero Tlalchinol

Loma de los Caballos Tio Gil

Tronco de Agua

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MUY BAJO BAJO MEDIO ALTO MUY ALTO

Loma del Borrego Tlalpuente

Los Cardos Tres Piedras

Los Huejotes Via Chiquita

Mesa del Aguaje

Mirador de la Chivita

Mirador de las Palomas

Monte Alegre

Presa del Venado

IPIF de las comunidades vegetales y usos de suelo Siguiendo el orden de importancia de las comunidades vegetales y usos de suelo de la subcuenca, en función del área que ocupan (figura 4.6.2.6) tenemos que el bosque de Abies religiosa representa la comunidad con una cobertura más amplia con 1071.69 ha, lo que representa el 44.61% del área de la subcuenca; le sigue la zona urbana con 341 ha que equivale al 14.23% del área de la subcuenca; en seguida las áreas ocupadas en agricultura de temporal y la de la comunidad de Quercus rugosa – Q. laurina cuentan con 276.35 y 265.11 ha, respectivamente, lo que corresponde aproximadamente con un poco más del 11% para cada una; la comunidad de Pinus – Quercus spp. Ocupa aproximadamente el 8% del área de la subcuenca con 194.18 ha; y por último el pastizal inducido y los bosques de Pinus hartwegii ocupan aproximadamente el 2.9% cada uno con 69.46 y 69.93 ha respectivamente.

Page 19: 4.6amenaza Vulnerab Riesgo

270

0.00

200.00

400.00

600.00

800.00

1000.00

1200.00

Comunidades y usos del suelo

hectáreas 276.35 69.46 1071.69 112.53 69.93 194.18 265.11 341.79 1.21

% 11.50 2.89 44.61 4.68 2.91 8.08 11.04 14.23 0.05

Ag. de

temporalPastizal Abies rel. Pinus spp. Pinus hart.

Pinus-

Quercus

spp.

Quercus r.-

Q. laurinaZ. urbana Suelo

Figura 4.6.2.6 Área ocupada por las comunidades vegetales y usos de suelo de la subcuenca.

Se describe enseguida el resultado de la evaluación del IPIF en las comunidades vegetales y usos de suelo de acuerdo con el orden de importancia que tienen por el área de la subcuenca ocupada. Para el bosque de Abies religiosa (Figura 4.6.2.7), puede decirse que representa características favorables respecto del peligro de incendio pues algo más de la mitad de su área, el 56.41%, corresponde a un IPIF de MUYBAJO; mientras que del resto de las categorías de IPIF comprenden el área ocupada por IPIF BAJA comprende el 18.63% y el 24% del área restante comprende las categorías de Medio y MUY ALTO. No obstante esta distribución del IPIF cabe hacer notar que en términos del área ocupada por esta comunidad con niveles de peligro de incendio BAJO o mayor, representa 466 ha aproximadamente. Las 262 ha de comunidad de Quercus rugosa – Q. laurina sólo tienen niveles de IPIF de MEDIO, con el 24% aproximado, a MUY ALTO con el 64% del área ocupada, por lo que se considera que esta comunidad esta en alto peligro de incendio forestal (figura 4.6.2.8). El bosque de Pinus – Quercus rugosa también tiene niveles de IPIF de MEDIO o superior ocupando la categoría de MEDIO el 78.6% del área ocupada por esta comunidad (Figura 4.6.2.9). La agricultura de temporal tiene niveles de peligro de MUY ALTO en un 61% del área ocupada. La totalidad del área ocupada por el bosque de Pinus hartwegii tiene nivel de MUY BAJO.

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271

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100.00

200.00

300.00

400.00

500.00

600.00

700.00

Abies religiosa

ha 603.44 199.28 166.56 0.00 100.38

% 56.41 18.63 15.57 0.00 9.38

MUY BAJO BAJO MEDIO ALTO MUY ALTO

Figura 4.6.2.7 Clasificación del IPIF en la comunidad de Abies religiosa.

0.00

50.00

100.00

150.00

200.00

Quercus rugosa - Q. laurina

ha 0.00 0.00 63.60 30.90 168.00

% 0.00 0.00 24.23 11.77 64.00

MUY BAJO BAJO MEDIO ALTO MUY ALTO

Figura 4.6.2.8 Clasificación del IPIF en la comunidad de Quercus rugosa – Q. laurina.

Page 21: 4.6amenaza Vulnerab Riesgo

272

0.00

50.00

100.00

150.00

200.00

Bosque de Pinus spp. - Quercus rugosa

ha 0.00 0.01 152.18 23.39 18.03

% 0.00 0.01 78.60 12.08 9.31

MUY BAJO BAJO MEDIO ALTO MUY ALTO

Figura 4.6.2.9 Clasificación del IPIF en el bosque de Pinu spp. – Quercus rugosa.

0.00

50.00

100.00

150.00

200.00

Agricultura de temporal

ha 0.34 24.38 44.63 36.40 169.03

% 0.12 8.87 16.24 13.25 61.51

MUY BAJO BAJO MEDIO ALTO MUY ALTO

Figura 4.6.2.10 Clasificación del IPIF en la agricultura de temporal.

4.6.2.4 Conclusiones

La frecuencia de incendios ha venido disminuyendo marcadamente en los últimos cinco años. No se registraron incendios de origen natural; sin embargo no ha habido afectación a la infraestructura ni a las personas. Las causas de los incendios no se atribuyen a los visitantes usuarios del Parque sino a vecinos establecidos en los asentamientos irregulares.

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273

Existe buena coordinación entre las organizaciones involucradas en la prevención y combate de los incendios forestales pero se requiere intensificar los programas de prevención y de entrenamiento. Si bien 34.7% aproximadamente de del área tiene niveles de peligro de incendio de muy bajo, gran parte del área con estos niveles de peligro se ubica en las partes altas de la subcuenca por lo que es necesario reforzar las medidas para evitar el incremento de material combustible pues el difícil acceso a esta zona daría lugar a no poder controlar algún incendio que llegara a ocurrir. Aproximadamente 1037 ha de la subcuenca tienen niveles de peligro de incendio de MEDIO y superior; esta área incluye porciones de los bosques de Abies religiosa, Quercus rugosa – Q. laurina y de Pinus – Quercus spp. y de agricultura de temporal.