450 aniversario cofradia de la humildad de baeza. pregon conmemorativo

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Agustín M. Pulido Pérez. Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 1 A LA ILUSTRE COFRADÍA DE LA HUMILDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES DEL ROSARIO. AUTORIDADES.... “Y la palabra se hizo carne, y puso su morada en medio de nosotros y hemos visto su gloria” (Juan I, 14) “Señor abre mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza” (Sal 51, 15) Permítanme que inicie mis palabras esta noche, con estas dos citas de la Biblia, porque han sido las lucernas que han iluminado este pregón, y sin su guía y sin esa luz, que ha abierto mis ojos en la oscuridad, el resto de lo que pueda decirles carece de sentido. Antes de comenzar a hablar, no puedo olvidarme de los responsables de que me halle aquí, delante de ustedes, con la

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Pregon pronunciado con motivo del 450 aniversario de la Cofradia de la Humildad de Baeza

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Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 1

A LA ILUSTRE COFRADÍA

DE LA HUMILDAD DE NUESTRO SEÑOR

JESUCRISTO Y NUESTRA SEÑORA DE

LOS DOLORES DEL ROSARIO.

AUTORIDADES....

“Y la palabra se hizo carne, y puso su

morada en medio de nosotros y hemos

visto su gloria” (Juan I, 14)

“Señor abre mis labios, y mi boca

proclamará tu alabanza” (Sal 51, 15)

Permítanme que inicie mis palabras

esta noche, con estas dos citas de la

Biblia, porque han sido las lucernas que

han iluminado este pregón, y sin su guía y

sin esa luz, que ha abierto mis ojos en la

oscuridad, el resto de lo que pueda

decirles carece de sentido.

Antes de comenzar a hablar, no puedo

olvidarme de los responsables de que me

halle aquí, delante de ustedes, con la

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 2

sensación de que yo debería estar frente a

este atril para recibir el profundo

conocimiento que la mayor parte de los

presentes tienen sobre la Cofradía. Quiero

agradecerle a los miembros de la Junta

Directiva la oportunidad que me han

ofrecido de investigar y conocer en

profundidad la historia y vicisitudes de la

Cofradía. A veces vivimos rodeados de

grandeza y no somos capaces de

vislumbrar la importancia y la historia de lo

que vemos como algo normal, porque es lo

cotidiano, lo de siempre. Ustedes son

depositarios de un legado material y

espiritual que merece una permanente

apreciación para que el sentido de la

Cofradía perdure hasta el fin de los siglos.

Gracias también a este ofrecimiento he

podido desempolvar del desván de mi

memoria mis recuerdos cofrades, que

pasan por mis temblorosos primeros pasos

de la mano de mi madre en la Hermandad

de la “Borriquita de Sanlúcar”, o de la

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 3

primera madrugada que fui capaz de

culminar con mi Hermandad del Nazareno,

con apenas diez años. Gracias a este

pregón, he traído al presente a un joven

que vivía y suspiraba por cada Semana

Mayor, que se bebía en la adolescencia,

una tras otra, las hermosas lunas llenas

que iluminaban la Semana de Pasión.

Recuerdos que me llevan hasta el

momento en que coloqué mis hombros

bajo la trabajadera de mi Señora, donde se

vivían instantes cofrades inenarrables.

Ahora, cuando miro a los jóvenes

rostros de los costaleros, comprendo

cuanto sufriste, querida madre, al verme

partir con la faja y el costal en las largas

tardes de ensayos, que comenzaban justo

al acabar la Navidad, cuando aún teníamos

el sabor de mantecados y pestiños

pegados al paladar. Un sufrimiento que se

mitigaba cuando aceptabas con

resignación el sentimiento cofrade de tu

hijo, y la tranquilidad de que estaba en la

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 4

Iglesia, que como tú decías: “allí sólo se

podía aprender buenas cosas”. Espero que

en tu tribuna de honor, junto a la Señora, te

sientas esta noche muy orgullosa de tu

hijo.

Pero, si me lo permiten, antes de

comenzar me gustaría recordar

especialmente a otra persona, que nos

dejó hace ya algunos años, que de estar

aquí, sentado en esas butacas, no cabría

de gozo de tener a su querido yerno

hablando y pregonando a una de sus

Cofradías de Baeza. Seguro que desde su

palco privilegiado sacará pecho con una

enorme sonrisa y les pedirá a sus

celestiales compañeros que escuchen con

atención lo que deseo contarles en esta

noche.

Como bien se puede apreciar por mi

acento, no he nacido en Baeza, y mi

infancia y adolescencia ya les he

adelantado que transcurrieron en unas

tierras soleadas y afables, más al sur,

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 5

donde va a yacer el río Guadalquivir. Ese

río que contemplamos desde nuestra

privilegiada atalaya del cerro del Alcázar.

Ese río que Baeza escolta y vigila para que

descienda fuerte y hermoso en su detenido

riego de las fértiles tierras andaluzas.

Baeza, bien sabes que no he recorrido tus

calles de niño; no he soñado caminos a la

sombra de un paseante enjuto y nostálgico

de tierras castellanas; no he vivido la

adolescencia en zaguanes escondidos y

ocultos por la niebla baezana. Esas

vivencias no las puedo transmitir. No sería

honesto por mi parte.

Pero desde mi condición foránea,

puedo trasladarme y meterme bajo la piel

de aquellos baezanos que tuvieron que

partir de su amada tierra, para buscar el

sustento en otros lugares, a veces

demasiado remotos para poder acudir a la

llamada del Señor en la primavera cofrade.

Como ellos, he vivido y sufrido la

desesperanza de no poder acompañar a

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 6

mis hermanos en Cristo en la Semana

Mayor. Como ellos, he suspirado, desde la

distancia, cuando la noche que amenazaba

lluvia se liberaba del agua. Como ellos, he

soñado con poder desplazarme en el

tiempo para poder acompañar a Jesús y

ayudarle a compartir el peso de su pesada

cruz. Como vosotros, cofrades, tengo el

alma calada de incienso y visto en

primavera una segunda piel de terciopelo

morado. Me sigue emocionando el lamento

de una trompeta, o los fúnebres y mágicos

sones de “amargura”. Me embriaga el olor

a cera derretida, o la explosión de color de

un efímero “monte-sion” de claveles rojos,

y suspiro cuando se mueven las

bambalinas, o cuando cimbrean los árboles

de cola. Y se me liberan rebeldes lágrimas

cuando la saeta salta, del pueblo, o de un

balcón abierto, y el paso se levanta a

pulso, con una mecida suave, a ritmo de

zambra.

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 7

Por eso, porque vivo alejado de mis

recuerdos, puedo sentir, como ningún otro,

la nostalgia que puede invadir el corazón

de esos baezanos, enamorados hasta la

locura de tus calles, Baeza, de tus piedras,

de tu gente, de tus hornazos, de las

cazuelas, de los balcones engalanados, de

las mantillas, de tu luz, de tus maravillosos

cortejos procesionales.

Quisiera por ello vivir este pregón

desde la melancolía de los que no pueden

acompañarnos, de los que habitan tierras

lejanas, de los que nos dejaron, y partieron

con la esperanza depositada en la

amorosa acogida del Redentor. Quisiera

compartir esta noche con los que tenemos

el privilegio de poder ver, día tras día, la

cara de nuestro amado Señor de la

Humildad, y de su madre la Virgen de los

Dolores del Rosario. Quisiera compartir

esa esperanza de que la Hermandad

continuará y perdurará hasta el final de los

tiempos.

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 8

No hace falta haber nacido en Baeza

para enamorarse de su historia, de sus

gentes sencillas, del resplandeciente

orgullo por su pasado. Para poder dirigir

unas palabras a la Cofradía de la Humildad

basta con tener ojos en la cara y un

corazón pecador para quedar sobrecogido

con su afligida mirada, humilde, llena de

amor. Un rostro que emana la

complacencia por el propio destino, por el

destino de la humanidad. Basta con dirigir

una mirada a su cuerpo flagelado, a los

regueros de sangre que recorren sus

mejillas, a sus ojos entrecerrados, como

queriendo capturar el dolor del mundo, y

quedar perturbado y admirado.

La primera vez que dirigí mis ojos

cofrades y ausentes al rostro de mi Señor

de la Humildad, quedé conmocionado por

hallarme tan lejos de mi tierra, de mi gente,

de mi pasado, y encontrar en las calles

baezanas la mirada de amor que en mi

ciudad me ofrecía mi Nazareno. Quedé

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 9

desde aquel día vinculado por un enlace

en el alma con Jesús en su Humildad, en

su padecimiento infinito para ofrecer al

hombre su redención eterna.

Reconozco, modestamente, que resulta

difícil pregonar un acontecimiento de tanto

calado para una Cofradía que se acerca al

medio milenio de presencia en las calles

de esta ciudad de Baeza. Ciertamente una

compleja labor. Solo me queda solicitar

con toda la humildad posible, su

indulgencia. Del acierto o el desacierto,

ustedes serán los testigos y jueces, en

esta mágica noche que nos lleva en un

vivificante sueño hasta el 10 de febrero de

1563, cuatrocientos cincuenta años atrás.

Por todo ello, si me lo permiten, me

gustaría que este pregón se convirtiera en

una carta que pudiera viajar a través del

tiempo; una carta en la que pudiéramos

contarles a los cofrades pioneros y

fundadores de la Hermandad nuestras

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 10

principales vivencias, en estos cuatro

siglos y medio de existencia.

Una carta que comenzaría así:

“Queridos hermanos pioneros. Sé que

os sorprenderá recibir una misiva desde

tan lejano tiempo. No tengáis miedo.

Nuestro Señor, por esta vez, así lo ha

permitido. Con la visión que nos

proporciona el futuro, os queremos

describir que ha ocurrido con vuestra

querida cofradía, en cuatro siglos y medio

de vida.

Quisiéramos, en primer lugar, poder

explicaros que somos herederos directos

del espíritu que en las reglas fundacionales

dejasteis como una huella indeleble. Estas

fueron vuestras primeras palabras:

“Hemos determinado, con el favor de la

Divina Majestad y de Vuestra Ilustrísima y

Reverendísima Señoría, instituir y ordenar

una Cofradía y Hermandad en el

Monasterio de la Santísima Trinidad de la

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 11

ciudad de Baeza, cuya vocación y título

sea de la Humildad del mismo Hijo de

Dios, para que los cristianos, allende de

ser santa y loable la unión y la fraternidad

de los fieles, lo tengamos por objeto que,

mirando lo que El mismo hizo por nosotros,

vengamos a desechar de nuestros

corazones todo género de soberbia”.

Cumplimos con lo que dejasteis

estipulado en el capítulo 5: “…ha de ir en

unas andas, Cristo coronado con la corona

de espinas, hecho de bulto…”. Tal y como

dejasteis escrito, se realizó una imagen de

un Ecce Homo, al que conocemos como el

Señor de la Humildad. Respondimos, a

vuestro deseo de hacer visible el pasaje

del evangelio de Mateo: “Y le quitaron los

vestidos y le pusieron un manto de color

rojo. Después le pusieron en la cabeza una

corona que habían trenzado con espinas y

le pusieron en la mano derecha una caña”

Si pudierais respondernos os

preguntaríamos si la imagen finalmente fue

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 12

esculpida por el alcalaíno Pablo de Rojas,

o si el sorprendente rostro de Jesús fue

ultimado por el giennense Sebastián de

Solís. No es que importe mucho,

simplemente es por hacer honor al

recuerdo de quien recibió el don divino de

crear tal obra, tan llena de misterio. Y todo

desde un ajado trozo de madera que su

docta gubia transformó en la maravillosa

imagen de Jesús que ha perdurado en

estos siglos de existencia.

Sabemos que al principio, los primeros

cofrades, realizabais oficios relacionados

con el metal. Artesanos y obreros; gente

humilde y corriente. Pero lo que nos llena

de gozo fue que no se le negara la

posibilidad de ingreso a las clases más

poderosas de la ciudad. Nuestro Señor no

podía hacer distinción en la verdadera

contrición de corazón, y los baezanos de

toda clase y condición tenían todo el

derecho de pertenecer a la Cofradía, y así

lo dejasteis escrito en las ordenanzas. De

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 13

esta guisa, a mitad del siglo siguiente a la

fundación, se incorporaron nuevos

cofrades que pertenecían a oficios de

artesanos como los curtidores, sastres,

cordoneros, y demás obreros textiles.

Un poco tiempo después, alrededor del

año de 1590, nos trasladamos al convento

de San Francisco, en el que nos

proporcionaron una capilla propia para la

Hermandad. Éste ha sido el lugar que nos

ha acogido durante la mayor parte de

nuestra existencia. Allí, pegado al compás,

se erigió la capilla de la Humildad.

Al trasladarnos, lamentablemente, no

pudimos cumplir con lo estipulado en las

primeras ordenanzas, que nos ordenaban

lo siguiente: “Dicha Cofradía es obligada a

cumplir en este dicho convento, vengan

con la cera el jueves y viernes santo, al

encerrar y desencerrar el Santísimo

Sacramento…”.

A mediados del siglo XVII, durante

algunos años, el cortejo de la Cofradía fue

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 14

trasladado a la tarde del miércoles santo.

De todas maneras, pronto recuperamos el

jueves como día de procesión.

Es cierto también que no hemos podido

preservar lo ordenado en el capítulo V,

sobre la ordenación del cortejo

procesional: “Otrosí, ordenamos, que en

cada un año para siempre jamás, todos los

cofrades de esta Santa Cofradía sean

obligados a venir el Jueves Santo de cada

un año al monasterio de la Santísima

Trinidad de esta ciudad de Baeza a la una

después de medio día con sus túnicas

blancas capillas y cordones y disciplinas

los que son de sangre, y los de luz con sus

candelas para andar las siete Iglesias en

procesión y disciplina, las cuales serán las

que el mayordomo y oficiales señalasen y

anden de manera que a las cinco de la

tarde hayan vuelto al dicho monasterio la

cual dicha procesión sea de hacer en

reverencia de la Humildad que nuestro

Señor Jesucristo tuvo con sus discípulos

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 15

después de haber cenado con ellos y

humillarse para lavarles los pies, …” “La

orden que ha de haber en la dicha

procesión… primeramente ha de ir en la

delantera un pendón, el mejor que

pudiésemos hacer con una escritura

encima de la vara. De la parte, pintado un

Cristo lavando los pies a unos discípulos y

de la otra parte una corona de espinas y

enmedio la cruz de la Santísima Trinidad.

De en medio de dicha procesión ha de ir

en unas andas un cristo coronado con la

corona de espinas, hecho de bulto, el más

devoto que pudiéramos hacer. En lo último

de la dicha procesión ha de ir una imagen

de Nuestra Señora, y detrás los clérigos

cantando el salmo de Miserere mei.”.

Algunos años después, en 1602, esta

discreción por parte de los oficiales y

mayordomos, para elegir las siete iglesias

del recorrido, fue modificada por instancias

del entonces obispo de la diócesis, Sancho

Dávila Toledo. A partir de entonces, el

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 16

cortejo tendría que seguir el siguiente

recorrido: “Qué salga del Señor San

Francisco y vaya las Barreras arriba, y

entre por la puerta de Úbeda y la calle

adelante vía recta a la Iglesia Mayor y

salga por la Puerta de la Luna. Y que vaya

a la Iglesia del señor San Pedro, Y desde

la Iglesia del Señor San Pedro vaya a la

Iglesia del Señor de San Gil, y de ésta a

San Antón, y desde la Iglesia del Señor de

San Antón a la Iglesia del Salvador, y

desde la Iglesia del Salvador a la Iglesia de

San Andrés, y desde la Iglesia del Señor

de San Andrés, la calle el Rojo abajo a la

Iglesia de San Pablo, y desde la Iglesia del

señor San Pablo a la dicha Iglesia de San

Francisco. Por tanto, mando al

mayordomo, oficiales y cofrades de la

dicha cofradía y en virtud de santa

obediencia, so pena de sentencia de

excomunión mayor, guarden la dicha orden

sin exceder ni ir a otra parte y que ninguno

vaya la cara descubierta conforme a la

dicha ordenanza, sino que todos vayan sus

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 17

caras cubiertas y que se pueda pedir

limosna para la cera de la dicha Cofradía, y

mando sola dicha excomunión que ninguna

persona eclesiástica, ni seglar, altere, ni

innove otra cosa y deje la dicha procesión

ir por las dichas estaciones..”.

Sentimos tener que deciros que la

mitad de esas Iglesias ya no se hayan

sobre sus cimientos, y con moderada

alegría que la amenaza de excomunión no

cierne sobre nuestras cabezas. A lo largo

de estos siglos el itinerario se ha

modificado acorde con los tiempos y con

las necesidades de la Cofradía, pero

llevamos a gala la continuación de ofrecer

nuestros rostros cubiertos durante el

recorrido de la procesión, como muestra de

recogimiento y meditación, sin desear

exhibirnos ni mostrarnos públicamente. Tal

y como se planteó en los inicios del siglo

XVII continuamos siendo cofrades

anónimos en la tarde del jueves santo, sin

protagonismos que puedan restar el

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 18

sentido y el significado de acompañar a

Jesús de la Humildad por las calles

baezanas.

Como os comentábamos, el tiempo,

poco a poco, nos hizo ir cambiando

algunas de las ordenanzas primitivas. El

hábito blanco trinitario fue sustituido, allá

por el año 1612, con autorización del

obispo Sancho Dávila, por otro de color

morado, ceñido con sogas de esparto, y

con soga a la garganta. Y más tarde lo

cambiamos de nuevo por otro de color

marrón, que nos acercaba al hábito

franciscano, en consonancia con la sede

de la Cofradía. Además, tal hábito era más

apropiado para una cofradía que presumía

de seguir las reglas de pobreza y humildad

proclamadas por San Francisco.

Cientos de años después, en 1865,

modificamos de nuevo el color de los

hábitos cofrades, y se adoptó el color

corinto, en túnica de estameña con cola,

con escudo de plata y cordón amarillo o

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 19

pajizo, y medias y alpargatas blancas. Un

hábito que tras ciertas modificaciones en

sus hechuras y color ha llegado hasta

nuestros días, en túnicas de terciopelo

rojo, con las mangas bordadas, y un

escudo en el que se recoge la tradición

trinitaria, franciscana y parroquial de la

Cofradía.

Por cierto, debéis saber que los

clérigos ya no cierran la procesión

cantando el salmo del Miserere, porque es

el pueblo de Baeza el que ha tomado el

testigo, año tras año, en la noche del

martes santo. Los hombres baezanos

elevan en plegaria a Dios sus curtidas

gargantas, solicitando el perdón divino, y

se clavan como dardos de melodía las

voces atipladas de las mujeres baezanas.

Hijos, padres, generaciones, que se unen

en una hermosa oración hecha canto.

Baezanos, cofrades, que han continuado

con la tradición que se ha cosido al alma

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 20

de la ciudad, indisoluble, como la sal del

agua del mar.

En nuestro tiempo no se hereda el

carácter de cofrade, ni pasa de marido a

mujer, o viceversa, como recogisteis en las

primeras ordenanzas. Pero, parece que se

traspasa en la sangre el sentimiento de ser

un fiel seguidor de la Humildad de Cristo.

Son muchos jueves santos los que los

hijos aprenden a vivir en sus sueños

infantiles el momento de vestir la túnica,

quizá con pasos balbuceantes, agarrados

en el cordón que pende del cíngulo del

hábito de su padre, o de su madre. Y se

inocula con el olor a incienso, y recorre en

su puerilidad las calles de Baeza, como

cofrade en el cortejo de la Humildad.

Desde niño se vive la incertidumbre por la

amenaza de la lluvia, y el regocijo cuando

desde lejos se oyen los tambores, cuando

suenan las cornetas; desde niño se

interiorizan los olores a cocina de Semana

Santa, cuando en casa se comen las

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 21

empanadas de vigilia, o el salado bacalao,

y cuando ve a su madre, o a su tía, o la

hermana vestir la negra mantilla, estilizada

y elegante. No, el sentimiento cofrade no

se hereda, como antaño, pero casi se nace

perteneciendo a la Cofradía de la

Humildad.

Sobre la asistencia a nuestros

fallecidos, debéis sentiros confortados,

porque no hay momento en el que no

recordemos a los que fueron llamados al

regazo del Señor de la Humildad. En las

ordenanzas, dejasteis escrito en el capítulo

XXII “como honrar al cofrade o cofrada al

tiempo que falleciera y lo que se ha de

hacer….que cuando fuere la voluntad de

Dios Nuestro Señor de llevar de esta

presente vida algún cofrade o cofrada,

nuestro prioste mande munir la Cofradía…y

la cera menuda para acompañar el cuerpo

hasta la Iglesia donde fuese sepultado, y si

el difunto fuese enterrado con honra, que

arda la cera en la misa, en vigilia”.

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 22

Ciertamente, quizás no llevemos a

cabo tal ceremonia, porque aunque os

cueste algo entenderlo, ya no se realizan

entierros en conventos o iglesias.

Normativas civiles y sanitarias lo impiden.

No por ello, como os decíamos, nos

olvidamos de nuestros difuntos. Al

contrario. Los tenemos muy presentes en

nuestras oraciones, con la tranquilidad de

que disfrutan de la compañía del Redentor.

Su recuerdo, y la confianza de que

comparten la resurrección de Jesús, nos

lleva a la esperanza en un mundo futuro en

el que la caridad y el amor sustituyan a la

opulencia y a la soberbia. No, no sufráis

por ello que no os olvidamos; vuestro

recuerdo permanecerá indeleble para

todos los miembros de la Humildad.

De la acogida que tuvo y tiene la

Cofradía, y del fervor que le dispensan los

baezanos nos han quedado varias

muestras a lo largo de la historia. Os

anticipasteis, y así lo dejasteis escrito en

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 23

las ordenanzas, para que se pudieran

realizar cortejos procesionales fuera del

tiempo de Semana Santa: “ a causa de la

falta de temporal o de salud… o que su

Real Majestad el Rey, nuestro Señor fuera

en persona con su Ejército contra los

moros…”. No sabíais cuan cercano a la

fundación estuvo una ocasión así, cuando

Felipe II llegó a Córdoba para sofocar la

rebelión de los moriscos en la Alpujarra

granadina en 1568.

Por la falta de temporal o de salud,

cuando se ha necesitado, nuestro Señor

de la Humildad ha salido en procesión de

rogativa. La primera de ellas, a causa de la

peste, una enfermedad que estaba

diezmando la población en Europa, en

junio de 1649, en la que procesionaron:

“todos descalzos y con mucha devoción”.

O en otras ocasiones por las pertinaces

sequías en algunos años como, 1722,

1779, 1781 y en el más cercano 1868, año

en el que tenemos constancia de la

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 24

procesión que se llevó a cabo presidida por

nuestro titular: “14 de abril, a las 4 de la

tarde se trasladen procesionalmente con

todo el clero, autoridades corporaciones y

personas más caracterizadas del pueblo

desde la Iglesia parroquial de San Andrés

a la de la Catedral, las sagradas imágenes

del Señor de la Humildad y Nuestra Sra.

Del Alcázar”

El tiempo de opulencia en Baeza, pasó,

por desgracia. Tuvo un lento declive a lo

largo de las épocas que vivió a su vez la

Cofradía, con sus luces y con sus

sombras. A lo largo del siglo XVII se vivió

un continuo retroceso económico y

demográfico, con la reducción de la

producción de paños en la anterior pujante

industria textil. La vida de los baezanos se

iba tiñendo poco a poco de añoranza por el

auge vivido en los años en los que se

fundó la Hermandad.

De todas maneras, os referimos que en

inventario de los bienes de la Humildad,

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 25

realizados en el año 1651 se advierte una

extensa riqueza patrimonial, si se la

compara con la situación de la sociedad

baezana de la época. La Cofradía, en

aquellos años, disponía de un palio de

respeto para Nuestro Señor, elevado por

elaborados guizques, que se hacía

acompañar en su recorrido por una

escuadra de San Francisco, y un paso con

el misterio del Lavatorio de Cristo, además

del de Nuestra Señora, que procesionaba

bajo la advocación de la Soledad. Siete

niños portaban cetros con las sagradas

siete palabras.

Al principio, siguiendo vuestros

dictados, continuamos con la cofradía

dividida entre cofrades de “sangre” y

cofrades de “luz”, tal y como se estipuló en

las primeras ordenanzas. Pero algún

tiempo después los flagelantes

desaparecieron. Varios monarcas quisieron

acabar con esta costumbre de la pasión,

aunque os sorprendería si pudierais ver

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 26

que en algunos lugares de España se ha

podido mantener esa tradición a pesar de

todo. Quizá fuera el rey Carlos III, en Real

Decreto de 1777, el que más impulsó la

desaparición de los disciplinantes: “Las

Chancillerías y Audiencias del Reino no

permitan disciplinantes, empalados, ni

otros espectáculos semejantes que no

sirven de edificación y pueden servir a la

indevoción y al desorden en las

procesiones de Semana Santa, Cruz de

Mayo, rogativas (…) No consientan

procesiones de noche; haciéndose las que

fuere costumbre y saliendo a tiempo que

estén recogidas y finalizadas antes de

ponerse el sol...”.

Probablemente os preguntéis que fue

de aquellas cofradías que compartieron en

Baeza las mismas devociones y

esperanzas que las vuestras. Debéis

sentiros orgullosos porque algunas de ellas

han perdurado, como la nuestra. Continúan

prestando su servicio a la comunidad

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 27

cristiana la Cofradía del Cristo de la Yedra,

aquella que naciera por el año 1411.

También la Vera-Cruz, con la que hemos

compartido espacio y proyección durante

trescientos años en el monasterio de San

Francisco, continúa sobrecogiendo en la

alborada del Viernes Santo a los

corazones baezanos. O la de las

Angustias, o la de la Soledad. La Cofradía

del Nazareno, que se creó poco tiempo

después que la vuestra, en 1587, también

recorre las calles de nuestra amada

ciudad, año tras año, la mañana del

Viernes Santo. A todas ellas les fueron

siguiendo una tras otra, siglo tras siglo,

más y más cofradías y hermandades hasta

completar en la actualidad una nómina de

más de veinte en esta ciudad de Baeza.

Si fuera posible, os turbaría saber que

desde 1855 la mayor parte de ellas

participan, cuando la ocasión lo requiere,

en una magnifica procesión magna que

recorre las mismas calles que pisasteis

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 28

junto a la catedral o frente a Santa Cruz, y

que presenta uno tras otro los misterios de

la Pasión. Es tal la atracción que ejerce

que en dos ocasiones han podido

presenciarla millones de personas

mediante un adelanto técnico, que

probablemente creeríais que era un

milagro divino o un hechizo del maligno. A

día de hoy, sinceramente, nosotros

tampoco nos aclaramos entre la bondad o

la maldad de ese invento.

En todos estos siglos, hemos tenido el

privilegio de que varios hombres santos

hayan recorrido las calles baezanas. Uno

de ellos fue un joven que llegó en 1579 a la

ciudad, a la fundación de los carmelitas

descalzos, una nueva orden que surgió de

la reforma del Carmelo. El fraile y

presbítero falleció poco tiempo después en

la vecina Úbeda. Su espiritualidad, su amor

por Dios, su preclara inteligencia y

sensibilidad le llevó a que fuera

canonizado en 1726, como San Juan de la

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 29

Cruz, y nombrado Doctor Universal de la

Iglesia, dos siglos después.

Otro joven sacerdote, que pisó las

aulas de la Universidad de Baeza, allá por

1542, fue canonizado como San Juan de

Ávila. Su impulso personal hizo que la

sede universitaria baezana se transformara

en un centro teológico de primer orden en

la formación de futuros sacerdotes. Su

profunda espiritualidad e inteligencia

también le han llevado a que sea

nombrado Doctor de la Iglesia. Su vida

estuvo presidida por la negación de los

placeres materiales, buscando en la

humildad y la abstinencia el camino para

purificar su espíritu.

Os sorprendería saber que en los

inicios del siglo XIX fuimos invadidos por

nuestros vecinos franceses. No era una

más de las guerras que habíamos

sostenido durante siglos. En esta ocasión

llegaron a tomar posesión de casi todo el

territorio nacional. Aquí, los franceses

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 30

ocuparon varios edificios de nuestra

ciudad, y no dudaron en expoliar los

magníficos enseres de nuestras Cofradías.

En el monasterio de San Francisco se

asentaron, y lo denigraron, al convertirlo en

establos y aposentamiento de la

soldadesca.

Tras este triste episodio, no pudimos

recuperar ese esplendor de siglos

anteriores. La venta de bienes provocada

por una desamortización de bienes

eclesiásticos, en 1836, y el estado de

ruinas de la capilla asignada junto al

monasterio, nos obligó a trasladarnos de

nuevo, y en esta ocasión a la Parroquia del

Salvador, la sede que nos acogió que

continúa siendo la misma hasta el

momento en que os escribimos estas

líneas.

La llegada al Salvador fueron tiempos

difíciles. El declive de la Cofradía casi le

hizo desaparecer, aunque se revitalizó allá

por el año 1865. Uno de los pasos, el del

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 31

Lavatorio, decidió tomar un camino en

solitario unos años después, en 1882, y

comenzó a procesionar en una Hermandad

independiente, la del “Mandato”. El misterio

recogía el momento en el que Jesús

lavaba los pies a Pedro, tras la última

cena. Un misterio que desde los primeros

tiempos de la Cofradía fue una enseña de

la misma, como muestra de la más alta

humildad del más grande de los nacidos.

Con luces y con sombras, como bien

entendéis, cumplíamos año tras año con la

tradición y con las ordenanzas de la

Cofradía. En el inicio del siglo XX,

adoptamos un sentido más benéfico para

proporcionar limosnas y ayudas a los

necesitados de la hermandad. La Cofradía

se financiaba con las cuotas de los propios

cofrades, y auxiliaba a aquellos hermanos

que pudieran acreditar tal necesidad.

Los primeros años de la centuria fueron

de una formidable proyección para las

hermandades y cofradías. Años en los que

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 32

se desarrollaron nuevas tradiciones en los

cortejos procesionales, como la

incorporación de mujeres ataviadas con

mantillas, o la consolidación de las

marchas procesionales en las bandas de

música que acompañaban a los titulares de

las cofradías.

A tenor de la música, nos gustaría que

supierais que al Señor de la Humildad le

acompaña en la actualidad una banda de

música que ha surgido de las filas de sus

hermanos. Jóvenes cofrades que

comenzaron a tocar sus cornetas y

trompetas, a golpear sus tambores,

ilusionados por acompañar a Jesús en la

tarde del jueves santo, en un tibio inicio

que se ha transformado en una maravillosa

realidad, en un asombroso grupo humano

que llena de orgullo a la Cofradía.

Recuperando nuestro recorrido

histórico, en 1931, el país cambió la

Monarquía por la República. Y el

sentimiento religioso de la mayoría del país

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 33

se trastocó por una extrema radicalidad en

los anticlericales. Las procesiones, los

cortejos de las hermandades dejaron de

recorrer las calles por miedo a la agresión,

al destrozo de las sagradas imágenes.

Amenazas que tristemente se cumplieron

con algunas hermandades. Aquellos

españoles no comprendieron que era

compatible la creencia y la fe en Cristo con

un deseo de igualdad social. No

comprendieron que el sentimiento cristiano

podía convivir con los agnósticos o con los

ateos. No fueron capaces de hacer

realidad el principal mandamiento de

Jesús: “amaos los unos a los otros, como

yo os he amado”. Y en 1936, la demencia

se apoderó de la nación, y en cada

provincia, en cada pueblo, en cada terruño,

los unos quisieron acabar con los otros; los

otros quisieron exterminar a los unos. Y

toda España sufrió ese martirio.

Tras esa Guerra Civil, España recuperó

el sentido religioso de su pasada

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 34

existencia. Y varias cofradías surgieron al

amparo del fervor popular. Tristemente,

durante esa guerra desapareció la

Hermandad del “Mandato”, por la sinrazón

de los radicales. Nuestra Cofradía, poco a

poco, fue recobrando su esplendor,

respetando sus tradiciones y apostando

por un sentido más cristiano para la

presencia de la Humildad en la ciudad de

Baeza.

En 1955, de nuevo se recuperó la

presencia de la imagen de Nuestra Señora

en la procesión de la Cofradía. Se trataba

de una hermosa talla donada por una

devota baezana. Pero esa imagen

prontamente se deterioró, por lo que tuvo

que crearse una nueva. Desde 1988,

recorre las calles baezanas una magnifica

talla de nuestra Señora, en esta ocasión

bajo la advocación de los Dolores del

Rosario. La Señora de la Cofradía

representa con su afligida mirada los

dolores del alma, y el sufrimiento infinito

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 35

por el castigo de su hijo, simbolizados por

siete lágrimas que se fijan a su hermosa

mejilla, resignadas a contemplar lo

inevitable.

Por cierto, ese mismo año de 1988,

una corporación militar fue nombrada como

Hermana Mayor Honoraria de la Cofradía:

La Academia de Guardias y de

Suboficiales de la Guardia Civil. En

vuestros tiempos, lo más cercano a las

funciones de esos hombres los

relacionaríais con los miembros de la

Santa Hermandad, o quizás con los

oficiales de los Corregidores de Justicia, y

un poco más tarde con los Escopeteros del

Reino de Granada. Se trata, para que

podáis entenderlo, de una institución

dedicada, en cuerpo y alma, a llevar a gala

el honor como su principal divisa; desde la

humildad de hombres y mujeres que están

dispuestos a entregar su vida, si fuese

necesario, en defensa de la ley y en el

auxilio del prójimo. Es un privilegio y un

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 36

orgullo para los componentes del centro

docente en el que se forman esos hombres

y mujeres para prestar su sacrificado

servicio, que la cofradía decidiera

otorgarles el título de hermana mayor

honoraria.

Ante aquellas sencillas andas, que

podían recorrer cualquier calle, o entrar en

cualquier iglesia de nuestra amada ciudad,

os quedaríais maravillados de los tronos

que se han realizado para pasear sus

hermosas imágenes. Al principio se

portaban sobre unos engranajes y unas

ruedas, a modo de carruaje. Pero surgió un

movimiento cofrade de jóvenes hombres

que quisieron ser los nuevos cirineos.

Hombre fuertes, como esquinas, portan

esas pesadas andas sobre sus hombros,

en paso acompasado, sufriendo y

compartiendo la carga de la cruz de

Nuestro Señor, y el inmenso dolor de

Nuestra Madre. Esos, queridos pioneros,

son nuestros nunca bien ponderados

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 37

costaleros. Son los hombres que en su

ardor trascienden el espíritu y la

religiosidad andaluza, y la hacen vida, la

hacen carne.

Han sido muchos años, sin duda

alguna, como bien podéis apreciar.

Probablemente os preguntéis como ha sido

posible este milagro. No ha sido fácil, pero

el empeño de los hermanos que

continuaron vuestra obra, bajo la

protección de nuestro Señor ha permitido

que hoy la Hermandad haya llegado a

estos cuatrocientos cincuenta años. Son

cientos de años, de esperanzas, de

respeto, de humildad. Quedó escrito en las

páginas bíblicas del libro de Proverbios,

(Pr 18,12) “Tras el orgullo viene el fracaso;

tras la humildad, la prosperidad”.

Quizá el éxito de la continuidad en el

tiempo de la Cofradía radique en la

persistencia, en la huella indeleble del

mensaje cristiano de amor y de humildad.

En los actuales estatutos, en su capítulo

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 38

IV, se encadena el primitivo mensaje de los

pioneros cofrades con el espíritu de

Hermandad que ha de presidir la vida

diaria de sus cofrades: “Aspira a ser

durante todo el año un lugar de educación

en la fe, de celebración de la misma, de

caridad y de comunicación de bienes y de

testimonio de Jesucristo en el mundo”.

Los cofrades de la Humildad no pueden

olvidar que en cada momento que no

hacen realidad el sentido cristiano de su

vida vuelven a flagelar a Jesús; cuando

critican al prójimo, cuando envidian bienes

materiales y renuncian a una vida plena de

espíritu de amor cristiano; cuando un

estandarte, una tulipa, una repujada vara

tiene precedencia sobre un acto de

caridad, vuelven a coronar de espinas su

noble frente, y una cortina de sangre oculta

con vergüenza su rostro dolorido y

magullado; cuando se olvidan de la

necesidad de su vecino, del ofrecimiento

sin condición, vuelven a golpear

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 39

ferozmente los clavos en el tétrico madero;

cuando la soberbia se impone a la

humildad, vuelven, en definitiva, a

crucificar a nuestro Señor.

Si la Cofradía no olvida su sentido de

testimonio de la fe, siempre con el

horizonte de la eliminación de la altivez y la

jactancia, tendrá la continuidad que su

tradición centenaria y su historia se

merece. Otro de los proverbios bíblicos

(22,4) nos ofrece con claridad cual es la

consecuencia del amor al Señor, y la

obediencia al espíritu de la Cofradía: “La

humildad y la reverencia al Señor traen

como premio riquezas, honores y vida”.

Riquezas espirituales, honor por el

cumplimiento de los deberes y una vida

plena de gozo.

Sólo nos queda en esta carta

despedirnos de vosotros, hermanos,

cofrades. Despedirnos de todos aquellos

que depositasteis en el Señor de la

Humildad vuestra esperanza en la llegada

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 40

del Redentor, en la resurrección de los

muertos y en la vida eterna junto a los

siempre generosos y acogedores brazos

de Nuestro Padre. Ya que tenéis el

privilegio de contemplar la luz de su rostro,

cuando alguno de nosotros tenga que dejar

esta vida, no os olvidéis de comentarle al

oído que fuimos cofrades de la Humildad, y

que nuestros corazones abandonaron la

soberbia para abrazar el mensaje de amor

de nuestro Señor.

Han sido siglos y siglos de existencia

de la Cofradía de la Humildad, cuya

modélica trayectoria bien merece que

pronto pueda completar el ciclo del medio

milenio, siempre con el objetivo de

continuar la obra de piedad y de humildad

que impusisteis vosotros, los primeros

cofrades que firmasteis las actas de

fundación de la Cofradía, quizá una fría

tarde del 10 de febrero de 1563.

Queridos cofrades. Hasta pronto y

hasta siempre.

Agustín M. Pulido Pérez.

Cuatrocientos cincuenta años de vida cofrade. (1563-2013) 41

Muchas Gracias