4 viÑetas de la provincia el pelón el drama de

4
I NVIRNO, 1997.- Y siguiendo con los refranes que nos ha legado la losofía npopular, anoto varios que nunca perderán su actualidad, -La virtud de la mujer consiste en perdonar y la del hombre en bo volverlo a hacer. -Si no quieres vivir en forma extraordinaria, te tienes que hacer tonto lo menos una hora diaria. -El que no engorda comiendo, menor engorda la- miendo. -Ama, tragam duerme y bebe, que la vida es veloz y breve. -Estamos como estamos porque somos lo que somos.- Tú haces tu vida alegre como un carnaval o triste como un funeral. -A las parejas las une más la comprensión que el legen- dario Eros. -A tu mujer dile que sí nueve veces de los diez y ella a su pareja todo al revés. -Nueve veces un no y un sí y de seguir así todo caminará sobre rieles. -Perder los estribos por cualquier tontería de seguro perderás lo bueno que ven- drá en el día. -Mujer comprensiva es mejor que mujer distin- guida. -Querer cambiar las costumbres siendo viejo es como querer largar el pellejo. -Comprende los gustos de tu mujer y tendrás el gusto que has de merecer. -Toda mujer que exgera sui pudor no puede ser mu- jer distinguida. -Perro que ladra no muerde. -Pez grande se engulle al chico, y en la política lo mismo pasa. -Gato viejo, ratón tierno, lo mismo que en la vida el listo se engulle al “buena gente”. -Antes que limpiarte la cara, límpiate el alma. -Si quieres pasar un día feliz antes de limpiarte la cara, deja sin mancha tu alma y pasarás un día placentero. -La cara es el reejo del alma, limpia tu conciencia y siempre encontrarás sonrisas a tu alrededor. -Chiquito pero enchiloso, muchas veces los chiquitos son más malosos que los grandotes. -Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, y así el que es descuidado lo dejan encuerado. -Entre broma y broma la verdad se asoma. -Al que se cae le lleven los palos y al que corre las pedradas. -La querencia pueden quitármela, pero la vereda cuándo. -Si quieres pasarla alegre, toma la vida como viene y el dinero como valga. -No bases tu vida en una accidental culpa. El pasado fue un accidente y el futuro es tuyo. -Para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado. -El banquero sonriente te facilita un paraguas cuando hay cielo azul y presto te lo quita cuando está por llover. -Al que le deben tiene mejor memoria del que debe. -Al que tiene de todo presume que no le gusta deber, y el que carece de todo, aunque quiera, no puede pagar. -Ánimo acabado, todo terminado. -Es mejor servir que ser servido y dar que ser disimulado. -Caminante: si quieres dar paz a tu alma, perdona a quien te ofenda, piropea a las mujeres y haz sonreír a tu prójimo. -Se supone que el crite- rio es una manifestación de si propia conciencia. -Hay quien se cree un genio y ni siquiera tiene mal genio. -El cristiano jura no volverlo a hacer. El hombre civilizado decide ser más cuidado la próxima vez. -Todas las mujeres, tarde o temprano, sienten celos por sus hijas; todos los hombres, tarde o temprano, envidian a sus hijos. -Diciembre, días de alegrías y esperanzas para algunos, y en ti está que otros también gocen de ratos de placidez, bienestar y conanza en su futuro. Ojalá que estas últimas frases sean positivas para mu- chos que pueden alegrar corazones y alentar esperanzas entre los muchos que viven conando en el buen corazón de los que Dios les ha concedido el hermoso don de “dar la mano” al necesitado. * Empresario, historiado r y narrador. (25 de mayo de 1957) El drama de El Pelón PLAZA CULTURAL Carlos Carlos Caco Caco Ceballos Silva Ceballos Silva DIRECTOR GENERAL: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA COORDINADORA: ÉRICKA MARGARITA TREJO Imágenes: Fotos de Archivo. Correo: [email protected] Dichos, pensamientos y refranes DOMINGO 14 DE OCTUBRE DE 2018 2516 VIÑETAS DE LA PROVINCIA 4 De lejos y a mi alrededor 8 Ágora PLAZA CULTURAL DE ESCRIBEN: José María Lomelí, José de Jesús Medina, Azul Sevilla, Jaime Velasco, Marcela Gómez, Miguel Ángel León, Alberto Llanes, Armando Martínez Orozco y Carlos Caco Ceballos. Pintura de Remedios Varo. Pintura de Giorgio de Chirico. I Mar: llorar es nuestra forma de nadar. II Me gusta tomar café por las noches. Me gusta mantener despiertos a mis sueños. III Hay que llevarle muertos a las ores, año con año, como tierno gesto de abono y de olvido. IV ¿Y qué pasa si un día me levanto y en lugar de adelante quiero salir atrás? Fragmentos como tú Miguel Ángel León Govea Esculturas de Juan Soriano.

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INV

IRN

O, 1

997.

- Y si

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En la historia del arte...Ágora

José de Jesús Medina

Nadia

ALG

UIE

N osado invadió m

i sueño y m

urió cuando abrí los ojos. C

reo que me sentí

asesino al despertar.E

ra una volátil asquerosa, vestida toda con elegancia, com

o una diva pro-tagonista. Lucía a la m

oda unas gafas oscuras que le cubrían m

edia parte de su cara, sus sedosos élitros transparen-tes le daban un toque tornasolado a su cuerpo y a contraluz sus enorm

es ojos destacaban, en un desplante de pro-vocativa sensualidad que hacía juego con su boca, de sarcofágida, ansiosa por un bocado.

Pareciera salir de la portada de mo-

delos que visten de Prada. Celular en

mano, paró el autom

óvil que conducía, frente al 223 de Field W

est Street. Bajó

caminando unos tam

baleantes pasos, no acostum

braba usar tacones, con un contoneo adm

irable; detuvo su andar en la esquina con la 29 E

ast Street. Dio

un aleteo inseguro propio de quien regresa de una noche disipada, gastada con sus am

igas más cercanas.

Musitaba con ansiedad: U

no, dos, tres…

. Uno, dos, tres…

y no calmaba

el temblor de su aleteo. H

urgó en su bolso y sacó tem

blorosa un cigarrillo que encendió, dejando escapar el capricho de azuladas form

as, luego de una profunda aspiración. Se des-pojó de sus gafas y dejó ver sus ojos sin m

aquillar. Pasó sus patas por su cabeza en un intento de lim

piar sus ocelos, aspirar y saborear los olores del entorno.

El lugar era el escenario ideal. E

s-pacio solitario, cubierto de acorazados depósitos, contenedores de plástico, botes de basura que desbordaban des-perdicios de com

ida acumulados por

los restaurantes de la zona. Perfecto para la reunión que había convocado a través de sus am

igas Alexa, N

ecralia y M

usca, entre varias de ellas que acostum

braban hacer rondas por el

vecindario. Intercambiaban opiniones.

Se oía el bisbiseo que se confundía con el zum

bido y aleteos difusos de una m

ultitud incontrolada. Todo mundo

quería participar de la fi esta, opinaban en organizar el banquete de la m

ejor m

anera; comida había sufi ciente.

Necralia y M

usca se desgañitaban con aleteos para llam

ar al orden y poco lograban. Tenían que apurarse, el tiem

po corría en contra y no come-

rían todas. E

l escenario era evitado por los viandantes que procuraban no acer-carse y hacían rodeos. L

os olores ocupaban todo el espacio de la Field W

est y 29 East que confl uían.

Apareció N

adia, con su imponente

porte. Guardó su celular, olvidó el lujo

de su coche, abrió la transparencia de sus élitros y a una señal convenida, com

o ejército, atacaron los conte-nedores del lugar, todo se cubrió de negro, com

o un carroñero zopilote ham

briento en una esquina del barrio m

ás olvidado de la ciudad.E

l ensordecedor rumiar de un

desvencijado motor que sufría para

mover el peso de un m

ecanismo de

compactación de basura, interrum

pió el festín pintado de negro.

Ella y sus am

igas apenas lograron rem

ontar el vuelo pesadamente. U

na buena parte de ese ejército quedó atrapado entre el caos de la recolec-ción en aras de la lim

pieza urbana. Salvó la vida y con las de su especie continuaron su reproducción ovípara, m

ultiplicando la repugnancia de sus costum

bres.N

ada hay de especial en una mos-

ca. Volátil, desagradable y asquerosa;

con sus peludas patas contamina todo

donde se posa y si la dejas prolifera en el espacio que invade. N

adia, una pesadilla con alas, invadió m

i sueño, m

urió por su osadía –cuando abrí los

ojos– de un m

anotazo certero.

La huella de un sueño no es menos real

que la de una pisada.G

eorge Du

by

DE

los múltiples am

oríos de Zeus, su relación con M

nemósine es de re-

saltar, puesto que de ella surgieron nueve de sus hijas m

ás famosas, las

musas, las protectoras de las artes.

Una de las tradiciones griegas cuenta que

una vez superadas las guerras con los titanes y los gigantes, fue petición de los dioses a Zeus la creación de nuevas divinidades que pudieran inspirar cantos, poem

as y épicas que reco-gieran sus hazañas. Fue así com

o el dios del trueno seleccionó a la diosa de la m

emoria para

ser la madre de las futuras diosas de las artes.

Tras nueve noches con ella, Mnem

ósine dio a luz en las m

ontañas Pierta, cerca del Olim

po, a C

lío, musa de la historia; Talía, de la com

e-dia; Terpsícore, de la poesía lírica y la danza; M

elpómene, de la tragedia; E

uterpe, de la m

úsica; Erato, de la poesía lírica; Polim

nia, de la pantom

ima y los cantos sagrados; C

alíope, de la poesía épica; y U

rania, de la astronomía

y las ciencias exactas.Tal tradición las señala com

o las principa-les acom

pañantes del hermoso y resplande-

ciente Apolo, dios del sol y la adivinación, así

como protector de las artes. A

tribuyéndoles, adem

ás, ser las responsables de susurrar m

aravillosas ideas a los oídos de los hombres,

quienes, infl uenciados por ellas, las materiali-

zarían después en toda forma de arte.

Esta creencia cobró tal arraigo, que las

musas eran de las divinidades m

ás respeta-das por los artistas griegos. A

punto tal que antes de practicar sus respectivas disciplinas, invocaban su ayuda, con tal de obtener la ins-piración sufi ciente para realizarlas, tal com

o podem

os leer en La Ilíada y La Odisea, con el

clamor de Cántam

e Musa, hecho por H

omero

al inicio de ellas.C

on el paso del tiempo, la m

ezcla con otras civilizaciones y el surgim

iento de religiones nuevas, su culto se iría diluyendo hasta desapa-recer. N

o sería hasta el renacimiento, cuando

con el espíritu que motivó a este m

ovimiento

cultural a mirar a la época clásica y recuperar

tanto el saber humanístico com

o sus valores estéticos, se las rescataría, volviendo a ser plasm

adas en muchas creaciones artísticas.

A lo largo de la historia, no son pocos los

ejemplos en los que parece vislum

brarse su infl uencia. M

uchos son los escritores, pintores, m

úsicos, quienes movidos por un ím

petu poco com

ún crearon obras sublimes tras despertar

de un sueño, ya sea terrible o arrobador.E

n el Siglo XIII, K

ublai Khan, últim

o gran K

han del imperio m

ongol, soñó un palacio que m

andó a construir de acuerdo a su visión onírica. C

inco siglos después, mientras leía un

libro de relatos de viajes escrito por el histo-riador ingles Sam

uel Purchas, el poeta Samuel

Taylor Coleridge, tam

bién inglés, se quedaría dorm

ido. Al despertar, com

enzaría a transcri-bir un poem

a que soñó y que recordaba con claridad m

eridiana; sin embargo, su frenesí se

vería frenado con la llegada de un inoportuno visitante, dejando inconclusa su creación:

“Descubrí, con no pequeña sorpresa y

mortifi cación [dice C

oleridge] que si bien re-tenía de un m

odo vago la forma general de la

visión, todo lo demás, salvo unas ocho o diez

líneas sueltas, había desaparecido como las

imágenes en la superfi cie de un río en el que

se arroja una piedra”.C

asos como éstos, inevitablem

ente traen a la m

ente la pregunta de si existe algún pro-pósito detrás de ellos, ya que no parecen ser atribuibles a la casualidad.

En su ensayo El sueño de Coleridge, B

orges señala: “E

l primer sueño agregó a la realidad

un palacio; el segundo... un poema... la sim

ili-tud de sueños deja entrever un plan; el periodo enorm

e revela un ejecutor sobrehumano...

En 1961, el P. G

erbillon... comprobó que del

palacio... sólo quedaban ruinas; del poema

nos consta que apenas se rescataron cincuenta versos. Tales hechos perm

iten conjeturar que la serie de sueños y de trabajos no ha tocado a su fi n. A

l primer soñador fue deparada... la

visión del palacio y lo construyó; al segundo, que no supo del sueño del anterior, el poem

a... Si no m

arra el esquema, algún lector de K

ubla K

han soñará, en una noche de la que nos se-paran los siglos, un m

ármol o una m

úsica. Ese

hombre no sabrá que otros dos soñaron, quizá

la serie de sueños no tenga fi n, quizá la clave esté en el últim

o”.D

e ser así, sólo restará ser pacientes y espe-rar para descubrir las sugerentes ideas que las m

usas despierten en quienes lean cuando: “En

Xanadú, K

ubla Khan/ m

andó que levantaran su cúpula señera:/ allí donde discurre A

lfa, el río sagrado,/ por cavernas que nunca ha sondeado el hom

bre”, Ku

bla Kh

an.

José María Lom

elí Pérez

De sueños y los regalos de las m

usasR

ugidos literarios

UN

erudito llegó a la única biblioteca del lugar. Se quitó su abrigo negro de piel y dirigiéndose al encargado lanzó una am

enaza con voz clara y fuerte.

-¡Estoy listo!, -dijo-, voy a leer a todos los autores que su ape-

llido paterno comience con la letra “A

”, después a los de la “B” y así hasta

llegar a la “Z”. Com

o se sabe, última letra del abecedario español.

Se sentó entonces en una silla que daba a una mesa de trabajo enorm

e y se dispuso a iniciar su ardua y larga tarea. Luego de diez años y seis m

eses, siete días, ocho horas, nueve m

inutos, veinte segundos, once milésim

as de segundo y cincuenta y cuatro m

icro milésim

as terminó su trabajo.

Fue al librero y se dio cuenta, muy a su pesar, que había sin em

bargo más

libros publicados de otros autores jóvenes y no tan jóvenes y consagrados y no tan consagrados que su apellido paterno iniciaba con esa la m

isma

letra: la “A”.

Volvió a tom

ar asiento y se puso nuevamente a leer a estos otros autores

jóvenes y no tan jóvenes, y consagrados y no tan consagrados, que su apellido paterno iniciaba con la “A

”. C

uando terminó (día que por cierto no recuerdo), el erudito regresó al

viejo librero y se dio cuenta, nuevamente, que había otros autores nuevos, de

los nuevos, de los nuevos, que su apellido paterno iniciaba con la letra “A”,

además que había ya, otra vez, autores de los consagrados, de los consagrados

y no consagrados de los no consagrados, que al igual que los nuevos, de los nuevos, de los m

ás nuevos, su apellido paterno iniciaba con esa mism

a vocal.V

olvió a sentarse en la silla que daba a la mesa de trabajo y com

enzó a leer a esos jóvenes, de los nuevos, de los m

ás nuevos, y los consagrados, de los consagrados, de los no consagrados que su apellido iniciaba con... blablablá.

El erudito nunca llegó a acercarse siquiera a la letra “B

”. Aún descono-

cemos si m

urió en el intento.

Día d

e suerte

Una vez, en alguna costa del m

undo, se hallaba un humilde pescador. U

n día, dispuesto a sacar la m

ayor cantidad inició su jornada. Con una pequeña

línea, un anzuelo que no prometía m

ucho, y una mísera carnada, su labor

se antojaba dura y lo fue. Serían las seis de la mañana cuando inició y a las

diez no lograba nada. Pasó un rato más y no, no picaba nada. A

la una de la tarde su cubeta estaba vacía. Los dem

ás pescadores a esa hora, incluso más

temprano, tenían las cajas llenas de pescado fresco y él, vacía. Se quedó en

la tarde a la espera de algo y nada. Cuando estaba a punto de abandonar

la tarea, y no sólo eso, sino el ofi cio de pescador de tantísimos años, ¡algo

picó! Algo grande y fuerte se atoró en el gancho de su línea de pesca; serían

para eso las diez de la noche. El hum

ilde pescador se asombró cuando al

tirar y tirar y tirar de su cuerda, ayudado por un grupo de personas que se reunieron en torno a él, salió de las profundidades del m

ar nada más y nada

menos que una parte del Titanic…

El eruditoA

lberto Llanes

14 de O

ctubre

1536.- Falleció Garcilaso de la V

ega, poeta español del Siglo de Oro, uno de

los escritores de habla hispana más grandes de la historia. La producción lírica de G

arcilaso, máxim

a expresión del R

enacimiento castellano, se convirtió en una referencia para los poetas españoles, que

desde entonces no pudieron ignorar la revolución métrica y estética operada por él en la lírica española.

15 de O

ctubre

1844.- Nació Friedrich W

ilhelm N

ietzsche, fi lósofo, poeta, músico y fi lólogo alem

án, considerado uno de los pensadores contem

poráneos más infl uyentes del Siglo X

IX. R

ealizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la fi losofía occidental, m

ediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes m

orales hacia la vida. Su obra es bastante amplia,

pero entre los títulos más conocidos fi guran A

sí habló Zaratustra (1883, I y II; 1884, III; 1885, IV),

Más allá del bien y del m

al (1886), El A

nticristo (1888), Ecce hom

o (1889).

16 de O

ctubre

1854.- Nació O

scar Fingal O’Flahertie W

ills Wilde, un poeta y escritor irlandés, considerado uno

de los dramaturgos m

ás destacados del Londres victoriano tardío. Es recordado por sus epigram

as, su novela E

l retrato de Dorian G

ray, sus obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida

de su temprana m

uerte.1927.- N

ació Günter G

rass, Premio N

obel de Literatura y el Premio Príncipe de A

sturias 1999. Un

escritor comprom

etido en los campos del arte, la cultura, la política y los derechos hum

anos. Entre

sus obras más fam

osas: El tam

bor de hojalata, de 1959, y Años de perro, de 1963.

17 de O

ctubre

1918.- Nació R

ita Hayw

orth, una de las actrices más em

blemáticas de la época dorada del cine

estadounidense. Adem

ás de ser símbolo sexual indiscutible de la década de 1940, ocupa un notable

lugar en la lista de las grandes estrellas del Séptimo A

rte, pese a que nunca fue nominada a los

premios Ó

scar.

18 d

e Octu

bre1955.- Falleció José O

rtega y Gasset, un fi lósofo y ensayista español, exponente principal de la

teoría del perspectivismo y de la razón vital (raciovitalism

o) e histórica, situado en el movim

iento del N

ovecentismo. C

on la frase “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no m

e salvo yo”, aparecida en M

editaciones del Quijote, O

rtega insiste en lo que está en torno al hombre, todo lo que

le rodea, no sólo lo inmediato, sino lo rem

oto; no sólo lo físico, sino lo histórico, lo espiritual.

19 de O

ctubre

1862.- Nació A

ugusto Lumière, quím

ico francés, uno de los inventores del cinem

a-tógrafo. E

l 19 de marzo de 1895, se realizó

el primer fi lm

con este invento, La salida de las Fábricas Lum

ière, en la llamada

“Calle de la P

rimera P

elícula”. Las puertas de la fábrica de los herm

anos Lum

ière se abrieron y fue el primer

movim

iento de la historia del cine.

20 d

e Octu

bre1854.- N

ació Arthur R

imbaud, uno

de los más grandes poetas franceses,

adscrito unas veces al m

ovimien

to sim

bolista, junto a Mallarm

é, y otras al decaden

tista, junto a V

erlaine.

Escribió sus prim

eros versos cuando apenas contaba con quince años y dejó para siem

pre la literatura a la pre-m

atura edad de veinte. Para él, el poeta debía de hacerse “vidente” por m

edio de un “largo, inmenso

y racional desarreglo de todos los sentidos”. Su obra m

ás conocida son los poem

arios Una tem

porada en el Infi erno (1873) e Ilum

inaciones (1874).

La actriz estad

oun

iden

se Rita H

ayworth

.

6Ágora

PLA

ZA C

ULT

UR

AL

DE

Ágora

PLA

ZA C

ULT

UR

AL

DE

3

A B

erth

a C

háve

z.

JON

ÁS

siem

pre

supo

que

ser

ía u

n ex

iliad

o de

sí m

ism

o, q

ue v

ivir

ía e

n di

stin

tas c

iuda

des,

que

sobr

e la

mar

cha

de lo

s año

s ago

tarí

a a

sus a

mo-

res,

a s

us a

mis

tade

s, y

que

no

echa

ría

raíc

es c

omo

hací

an lo

s de

más

. Su

pro

yect

o de

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a er

a, e

n da

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aso,

frac

asar

. Y lo

sup

o ha

cer,

com

o po

cos.

En

ese

sent

ido,

era

en

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idad

, un

triu

nfad

or.

El r

ango

de

los

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par

a ca

mbi

ar d

e re

side

ncia

, se

esta

blec

ió e

n la

cifr

a as

trol

ógic

a de

l di

ez. H

abía

nac

ido

un d

ía d

iez,

del

déc

imo

mes

, en

un a

ño

que

sum

aba

diez

. El d

iez

part

ido

a la

mit

ad d

aba

la fr

ecue

ncia

del

am

or. L

as

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cion

es a

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osas

se

dier

on e

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frec

uenc

ia p

enta

gona

l. A

sí J

onás

hab

ía

vivi

do e

n ci

nco

ciud

ades

en

el r

ango

de

cinc

uent

a añ

os. H

abía

ten

ido

cinc

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reja

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rmal

es. Y

ent

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llas,

var

ios

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de

inte

rval

os d

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pera

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nar

su r

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cora

zón.

Aho

ra e

stab

a po

r cu

mpl

ir c

incu

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inco

año

s. Y

tení

a un

pe

ntág

ono

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sper

a am

oros

a. Y

est

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por d

ejar

la q

uint

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de

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ida.

Joná

s viv

ió e

n el

seno

de

una

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ilia

trad

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nal.

Ded

icad

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enes

tere

s de

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tro

fue

labr

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izon

tes

de fi

cció

n, e

n el

aqu

í y a

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, de

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ad

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de lo

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onás

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entó

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ea d

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r alg

uien

esp

ecia

l. Jo

nás

se d

ijo a

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o, tu

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el t

eatr

o. Y

así

fue,

has

ta q

ue la

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iona

-lid

ad le

llev

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ext

rem

o de

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zar

los

hori

zont

es d

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uen

vivi

r y

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tura

r la

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da e

quili

brad

a. L

a di

stan

cia

sana

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re s

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no m

ism

o y

repr

esen

tar

a ot

ro

se a

cort

ó al

pun

to d

el c

orto

cir

cuit

o.La

pri

mer

a re

laci

ón p

arte

agua

s de

Jon

ás s

uced

ió a

los

quin

ce a

ños.

Jon

ás

expe

rim

entó

el a

mor

trun

cado

. Se

enam

oró

de a

quel

la c

hica

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, de

tez

blan

ca y

de

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res

prec

ioso

s, y

que

con

oció

en

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repa

rato

ria,

y d

e la

cua

l ot

ros

tant

os s

e en

amor

aron

. Pes

e a

ello

, Jon

ás p

udo

perm

ear

el c

oraz

ón d

e la

chi

ca e

n cu

esti

ón. P

ero

Joná

s tu

vo q

ue d

ecid

ir. Y

Jon

ás p

refi r

ió o

paca

r su

am

or d

e pa

reja

por

el a

mor

a la

pro

fesi

ón. A

llí q

uedó

mar

cado

un

viac

ruci

s pa

ra J

onás

, que

no

cesa

de

repe

tirs

e. J

onás

con

gela

la p

asió

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oros

a ca

da

cinc

o añ

os y

ren

ueva

su

pasi

ón p

rofe

sion

al p

ara

qued

arse

sol

o y

su a

lma,

co

mo

reza

el r

efrá

n.E

l ter

cer

cicl

o de

sem

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te p

arad

igm

a co

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a J

onás

en

una

prof

unda

cr

isis

de

depr

esió

n. E

l per

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ró s

in r

emed

io fu

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vio

lent

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dio

Alo

nso

de Z

acua

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, Jon

ás te

rmin

ó co

rtan

do su

cab

eza

en v

ida

para

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el to

rtur

ante

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tiri

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llor

ar p

or s

u al

ma

en p

ena.

Ent

once

s lle

gó la

oca

sión

pa

ra a

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la te

rapi

a pr

ofes

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s tre

inta

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inco

año

s. A

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á ce

rca

de e

stre

nar

El o

so, o

bra

de s

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o am

igo

ruso

, Ché

jov.

Ser

á su

man

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de d

ecir

le a

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ciu

dad

para

pro

bar

fort

una

en o

tra

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tud

del m

undo

. La

nue

va c

iuda

d es

tá h

abit

ada

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ealid

ad, p

or s

us s

eres

más

que

rido

s. A

llí

Joná

s viv

irá

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roce

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er G

ynt.

Dar

le te

rapi

a a

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dole

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te tr

ansc

urri

r po

r la

herm

osa

vida

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uy p

roba

blem

ente

allí

se

coci

nen

plat

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que

le d

en

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anci

a y

mad

urez

a s

u pe

regr

inaj

e cl

aros

curo

. La fi l

osof

ía e

s un

cam

ino

que

prom

ete

resp

uest

as d

isti

ntas

a la

s m

ism

as p

regu

ntas

. Las

tela

raña

s qu

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jiero

n lo

s in

fort

unio

s y

las

aleg

rías

de

Joná

s se

rán

obje

to d

e la

cav

ilaci

ón,

de la

ser

ena

refl e

xión

, allí

, jun

to a

los

suyo

s, e

n es

a gr

an c

iuda

d ha

bita

da p

or

tant

os c

oraz

ones

exi

liado

s.

Pin

tura

de

Le

Cor

busi

er.

Cor

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liad

oJa

ime

Vela

sco

SI al

guna

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ura

requ

iere

de

verd

ader

a te

naci

dad

en e

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de

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iter

atur

a, e

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s ta

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z el

ace

rcar

se a

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la o

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del

esc

rito

r fr

ancé

s Pi

erre

Mic

hon.

En

cier

ta o

casi

ón e

ncon

tré

en in

tern

et u

na p

erfe

cta

defi n

i-ci

ón p

ara

quie

nes

aún

inte

ntam

os i

nter

narn

os e

n la

del

icio

sa

jung

la d

e cl

aros

curo

s de

l aut

or d

e Lo

s Onc

e y

Aba

des.

Dec

ía e

se

auto

r de

cuy

o no

mbr

e no

qui

ero

acor

darm

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bre

la le

ctur

a de

M

icho

n: e

s com

o to

mar

se u

n ca

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xpré

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gadí

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o, b

arro

co a

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ces.

En

ocas

ione

s, u

no se

ntir

á su

beb

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dem

asia

do e

spes

a, ca

si

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o m

elaz

a, y

sin

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barg

o, v

aldr

á la

pen

a la

am

arga

dul

zura

. A

cerc

arse

a lo

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crit

ores

de

cult

o es

com

plej

o. T

al v

ez, l

a ún

ica

exce

pció

n a

la r

egla

de

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reac

ión

de li

bros

imbo

rrab

les

para

la

His

tori

a de

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Lite

ratu

ra,

pero

tam

bién

gen

erad

or d

e se

ctas

ens

imis

mad

as c

on s

u vo

z, fu

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rito

r hún

garo

Sán

dor

Már

ai, f

alle

cido

en

San

Die

go, C

alifo

rnia

, en

1989

. En

La m

ujer

ju

sta,

Már

ai u

nive

rsal

iza

la c

onst

ante

dep

resi

ón b

urgu

esa,

las

tena

ces

oscu

rida

des

y so

le-

dade

s in

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de u

na v

ida

acom

odad

a, l

a co

nst

ante

n

eces

idad

de

apro

baci

ón

del o

tro

med

iant

e m

ásca

ras

adin

erad

as a

ún e

n el

ham

-br

e y

la p

obre

za,

el í

mpe

tu

de f

amili

as p

or h

acer

se d

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ra d

emos

trar

le

tem

pest

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de

gran

deza

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mun

do,

en e

norm

es c

asas

in

habi

tabl

es, c

on si

rvie

ntes

a

toda

hor

a y

un fr

ío q

ue re

co-

rrer

á to

do e

l día

las e

scal

eras

de

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o.Pe

ro, d

ecía

mos

, Mic

hon

sigu

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vo y

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te c

rea-

tivo

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rtun

ada,

la h

uman

i-da

d. U

sted

ent

rará

con

don

Pi

erre

a u

na c

ueva

osc

ura:

es

cuch

o ge

mid

os v

iola

tori

os

de R

evol

ució

n o

paso

s re

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nant

es d

e sa

cerd

otes

ent

re

la n

eblin

a de

la m

onta

ña, u

n ec

o de

fi es

ta a

su

alre

dedo

r,

la a

lgar

abía

mis

ma

a m

is

espa

ldas

. E

l cu

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liter

ario

, su

ge-

nera

ción

, es e

sto,

com

plic

ada

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para

ble

situ

ació

n.

Mit

o en

tre

los

mit

os,

Los

O

nce,

pub

licad

o po

r pri

mer

a ve

z en

el P

arís

de

2009

, Mi-

chon

nos

ace

rca

a la

Rev

olu-

ción

fran

cesa

sin

ade

ntra

rnos

rea

lmen

te e

n el

la, n

os m

uest

ra la

ab

surd

a ne

cesi

dad

de la

s m

asas

de

líder

es c

on a

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o, d

evel

a el

po

der

de lo

s m

edio

s de

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unic

ació

n a

part

ir d

e su

fabr

icac

ión

de la

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lidad

de

acue

rdo

y so

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ente

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tere

ses

pers

onal

es y

de

gen

erac

ión

de in

terp

reta

cion

es, a

band

era

el h

eroí

smo

y la

s re

fere

ncia

s lit

erar

ias

com

plej

as o

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s si

empr

e pr

esen

tes

en

Pier

re M

icho

n.“E

nton

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ejor

se d

ice

que

Mic

hele

t no

se e

quiv

ocó

del

todo

en

su su

eño

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í mis

mo,

en

el L

ouvr

e, o

nce

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as

sem

ejan

tes

a ca

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s, o

nce

sere

s de

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or y

de

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bato

: com

o lo

s que

esc

ulpi

eron

los a

siri

os d

e N

íniv

e en

las c

acer

ías e

cues

tres

en

que

el r

ey m

ata

leon

es; c

omo

galo

pan

haci

a es

tos c

onde

nado

s qu

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mos

, sie

te v

eces

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on s

iete

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e ca

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s, e

n el

Apo

-ca

lipsi

s de

Juan

; com

o se

enc

abri

tan

bajo

Nic

oló

Da

Tole

ntin

o, e

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cond

otie

ro d

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he, e

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ccel

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se e

ncab

rita

n ta

mbi

én

bajo

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Felip

es d

e Fr

anci

a y

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Luis

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a, lo

s tr

eint

a y

dos

Cap

etos

y, m

ás a

dela

nte,

baj

o B

onap

arte

; tal

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los

pint

ó G

éric

ault

en

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arab

anda

de

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es d

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tille

ría

que

expl

otan

en

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na, a

terr

oriz

ados

por

el o

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vora

y e

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uert

e, p

ero

com

o si

carg

asen

sin

tem

or”,

leem

os e

n Lo

s onc

e.H

ace

más

de

cin

co a

ños

des

cubr

í a

Pie

rre

Mic

hon

en

una

libre

ría

del

Fond

o de

Cul

tura

Eco

nóm

ica

en Q

ueré

taro

. Q

uizá

el

frío

am

able

de

dici

embr

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r es

as t

ierr

as m

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a A

bade

s. N

o lo

sé.

Per

o sí

por

cas

ualid

ad l

legu

é a

ese

mí-

nim

o el

ogio

a l

a E

dad

Med

ia,

libro

sit

uado

en

el a

ño 1

000

y pl

agad

a de

esa

nos

talg

ia p

or d

iose

s y

here

jes

en t

erri

tori

os

de n

adie

. E

sa e

nvol

vent

e at

mós

fera

sól

o pu

do r

ecor

darm

e,

para

dójic

amen

te, a

Ped

ro P

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una muestra de sim

patía a las fuerzas federales que guarnecían esta capital en 1926, el G

obierno del Estado ofreció a los jefes, ofi ciales y tropa un suculento

pozole regional, servido en la parte norte de lo que ahora es el campo de aviación.

El agasajo tuvo lugar una tarde dom

inical del invierno correspondiente al citado año y se desarrolló dentro de un am

biente de cordialidad y alegría.E

ra por aquel entonces mayor de órdenes de la plaza M

iguel Orrico de los Llanos,

actual gobernador de Tabasco y general de División desde hace m

uchos años. Desde su

arribo a esta ciudad, conquistó generales simpatías por su inteligencia vivaz, su notable

facilidad de expresión y su temperam

ento estallante, que oscilaba entre las rápidas y audaces decisiones propias del hom

bre de guerra y las manifestaciones rom

ánticas del costeño tem

peramental.

Inquieto, contradictorio y dinámico, el joven m

ayor encontraba demasiado estrecho

el horizonte provinciano para el desfogue de sus reacciones emotivas, y el tiem

po que le dejaba libre el desem

peño de sus deberes militares lo em

pleaba en escribir artículos periodísticos, cultivar el gusto por la buena m

úsica, departir con los numerosos am

igos particulares hechos en C

olima y fom

entar toda clase de deportes.Tenía com

o asistente a un muchacho originario de Jalisco llam

ado José Díaz, y al

cual, por habérsele pelado a rape al ingresar a fi las, se le conocía por el apodo de El Pelón.

En la pozolada de referencia, y cuando invitados y anfi triones, después de haber con-

sumido el típico platillo, charlaban sobre diversos tem

as, el mayor tuvo una inspiración:

-¡Vam

os improvisando peleas de box!

Acto continuo, m

andó por dos juegos de guantes y le calzó un par a su asistente, encom

endando a otro ofi cial que buscara un contrincante entre los soldados que habían asistido al ágape.

En un estrecho círculo form

ado por civiles y militares que se apretujaban para pre-

senciar la pelea, los noveles púgiles iniciaron el combate, provocando gritos de aliento

entre sus respectivos simpatizadores y general regocijo por su falta de destreza y puntería,

naturales en quienes por primera vez sostenían esta clase de encuentros.

Por demás está decir que O

rrico de los Llanos se convirtió en el “second” del Pelón, a quien constantem

ente animaba y aconsejaba a gritos, friccionándolo con energía y

empapándole de agua la cabeza en los breves m

omentos de descanso.

Aun cuando los dos peleadores eran igualm

ente ignorantes, pronto se advirtió la superioridad del Pelón, por su m

ayor alcance de brazos, su mejor vista y especialm

ente por el fuerte “punch” de su brazo derecho, que puso fi n al “m

atch” en el cuarto episodio, cuando conectó en la quijada de su adversario un derechazo capaz de derribar un buey. Y en ese preciso m

omento nació un ídolo popular, pues toda la tropa lo aclam

ó campeón

y el mayor vio en su asistente un inagotable fi lón de diversiones.

Se inició a partir de esa fecha una era de entusiasmo boxístico, y todas las noches de

sábado se organizaron funciones de box, sobre la base del Pelón, que dispensado de la severidad de sus servicios m

ilitares y estimulado por sus jefes y com

pañeros, se dedicó a entrenar con ahínco, exhibiendo en cada actuación notables adelantos, al grado de que m

uy pronto se constituyó en un peligroso noqueador y el público presenciaba anhelante sus peleas, sabiendo que en la prim

era ocasión en que el intempestivo cam

peón colocara su derechazo, concluía el com

bate por la más rápida y efectiva de las vías.

Después de tres o cuatro m

eses de esta intensa vida deportiva y cuando El Pelón era ya toda una fi gura del boxeo, el m

ayor consideró llegado el mom

ento de buscarle enemigos

de mayor categoría y contrató en G

uadalajara a un boxeador llamado Francisco V

ega, quien se enfrentó al Pelón en la pelea estrella de una noche de gala.

En el escenario del teatro H

idalgo –ahora en ruinas–

y ante un público numeroso

que llenaba por completo sus localidades, se desarrollaron las peleas program

adas, con escaso interés para la concurrencia, ansiosa del com

bate fi nal.Llegó por fi n la esperada ocasión y E

l Pelón se presentó en escena, ataviado con una m

agnífi ca bata de seda negra con ribetes dorados, que desató exclamaciones estentóreas

de admiración y entusiasm

o. Vega hizo su aparición m

omentos después, con una sim

ple toalla sobre los hom

bros. Tratábase de un muchacho delgado y m

odesto, con cierta ex-presión de tristeza o apocam

iento, que hacía resaltar la espejeante fi gura del Pelón, un poco m

ás alto, más grueso y m

ás seguro de sí.

Tras los formulism

os de rigor, sonó la campana y em

pezó la pelea, avanzando El Pelón, erguido y agresivo, con la m

ano izquierda extendida y la derecha replegada, buscando descargarla a la prim

era oportunidad. En contraste a esa actitud briosa e im

ponente, V

ega se enconchó, cubriéndose con ambas m

anos y se dedicó a ponerse fuera del alcance de su enem

igo, mediante cortos y rápidos “jabs”. Parte del público se sintió defraudado

de Vega y em

pezó a gritarle:-¡Párate, bicicleta! ¡Pelea com

o los hombres!

Y otra parte, formada por personas seguram

ente más com

pasivas, comentaban entre

sí:-¡Pobre m

uchacho! ¡Lo va a medio m

atar El Pelón!

Transcurrió el tiempo del prim

er “round” con más pena que gloria y sin que se regis-

trara ni un solo cambio de golpes, ya que V

ega tan sólo se preocupó de evitar que El Pelón

le tomara la m

edida. Pero vino el segundo episodio y los espectadores se levantaron de sus asientos, al ver un V

ega diverso y transfi gurado avanzar hacia la esquina del Pelón y descargarle una ráfaga de golpes propinados a una velocidad de relám

pago. A través de

las muecas de dolor físico producido por el castigo, podía advertirse en la m

irada y en la expresión facial un sentim

iento de inexplicable sorpresa, pues no esperaba ser víctima

de un ataque tan despiadado, ni nunca en su carrera deportiva se había encontrado en un trance parecido.

Lo peor fue que segundos antes de terminarse el tiem

po del round, Vega soltó el

clásico uno-dos, hundiendo el puño izquierdo en el hígado del Pelón, a tiempo de que le

estrellaba el derecho en la quijada. El m

uchacho se derrumbó de una pieza, sin que lo

salvara la campana, pues al term

inar el periodo de descanso todavía estaba dormido...

¡Y ahí terminó tristem

ente El Pelón! E

n cuanto a Vega, al que hubo de alzarle la m

ano en señal de triunfo, reasum

ió su gesto de timidez habitual, tom

ó su toalla, y poniéndosela sobre los hom

bros se retiró modestam

ente, con el aire contrito de quien pide dispensas.O

rrico de los Llanos no volvió a organizar más peleas.

Ágora

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5

El drama de El Pelón

Don M

anuel Sánchez SilvaD

on Manuel Sánchez Silva

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(25 de mayo de 1957)

4Ágora

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E

* Periodista, escritor y fundador de Diario de C

olima.†

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R a las m

ujeres y la relación que hay con la cocina com

o espacio que se habita puede llevarnos a m

uchos lugares ya experim

entados por muchas de noso-

tras, como por ejem

plo a la opresión, es decir, un lugar de obligados quehaceres tediosos, porque la cultura im

pone a nuestro género cocinar para; entonces, se vive com

o una cárcel, que de hacerlo bien, nos lleva a la idea de una repetición sin cesar de tan efím

ero y cotidiano deber hacer, es por ello que se vive com

o rutinaria, laboriosa y esclavizante actividad, y pos ¡a darle que es m

ole de olla!E

l conocimiento de la cocinera históricam

ente está “m

enos preciado” –com

o de por sí cualquiera de nuestros saberes y haceres–

, porque las mujeres

“repetidoras de la tradición”, incapaces de razón y por pura cuasi intuición o m

era chiripa/ocurren-cia…

de repente, buuum, “realizan” –

como por

arte de magia–

guisos, fermentos y pan, estofados

sustanciosos para sanar el alma, herm

osas conser-vas de frutas y vegetales, salm

ueras, embutidos,

sopas, pastas, frituras, masalas…

tortillas, tamales,

moles, pipianes y un largo etcétera…

de mezclas

para comer y beber, para alim

entar, gozar y sanar, entonces, la im

agen se dibuja clara y distinguida: ¡Las abuelas!

Nuestras abuelas parlantes en la cocina, son

mujeres creadoras-portadoras de los conocim

ien-tos que por generaciones se acum

ulan en la cultura de cada pueblo, pues no sólo es una cuestión de que ¡beber y com

er son cosas que hay que hacer!, sino que va m

ás allá de una necesidad cumplida-satis-

fecha de manducar-tragar, porque bien sabem

os que fi esta sin com

ida no es reunión cumplida, ni

habrá algarabía; se trata de hacer buenas migas y

del pan nuestro de cada día, porque las penas con pan son m

enos y un taco al día es la llave de la alegría, porque ellas saben que es m

ejor gastarlo en la cocina que en m

edicina, y bien sabemos,

quienes habitamos la cocina, que ajo, cebolla y

limón te aleja de la inyección.E

l mole de olla, el puchero y el caldo de res de

nuestras abuelas es lo que contiene el caldero de las brujas, es la representación de la técnica de cocción en agua que requiere tiem

po y fuego estable, es el caldo sustancioso para sanar el alm

a y, en él, las

brujas (mujeres adultas alquim

istas) integran los nutrientes de la tierra (carnes, vegetales, hierbas y especias) en abundante agua, m

ientras la hoguera, con paciencia, realiza su m

agia, en tanto, las mu-

jeres que habitan la cocina siguen las indicaciones y tareas que la abuela indica, pues, para sacar un buen plato de caldo, la carne y los vegetales deben soltar sus jugos y cada ingrediente tiene su propio tiem

po y modo para ser y estar en el “caldero de

la bruja”. Las abuelas tienen esa sabiduría de lo saboroso-am

oroso, y desde los saberes y haceres de la cocina ellas se expresan: -de am

or caldo y de caridad jíjoles, ahí ve qué encuentras.

La bruja caricaturizada expresa el desprecio cultural del inconsciente colectivo por las m

ujeres del hogar que con la escoba y el caldero –

signos distintivos de las brujas–

, preparan los tiempos

de la compartición del alm

uerzo, la comida y la

merienda; las abuelas cocineras bien encarnan la

imagen arquetípica de la bruja en su digna fi gura,

es decir, las mujeres que habitan la cocina com

o un laboratorio creativo para transform

ar en sabores, arom

as y texturas también sanadoras, al tiem

po que placenteras. A

l mirarlo así, entonces podem

os experim

entar otro modo de sentipensar la cocina,

por ejemplo, desde la libertad, porque m

uchas brujeres encuentran el m

odo de darle vuelta a la tortilla a esa opresión, convirtiéndola en su form

a de resistir-subsistir en un mundo donde

el desprecio, el acoso y el despojo de saberes es el m

enú de todos los días.Preguntadera gastrosófi ca: ¿qué se alim

enta y quiénes se benefi cian del sentipensar a la cocina com

o espacio de opresión para las mujeres?, ¿por

qué para ser mujer independiente-m

oderna nos planteam

os el rechazo a los saberes y haceres en la cocina?, ¿dónde se invierte el tiem

po que se ahorra en e l consum

o del fast food y cuáles son las im

plicaciones en tanto benefi cios y perjuicios?, ¿por qué las m

ujeres en la cocina son invisibiliza-das-discrim

inadas en el ámbito de la gastronom

ía y el arte culinario y los hom

bres en la cocina son prem

iados-reconocidos?, ¿qué pasaría si las bru-jeres en la cocina se reconocieran sabias, creativas y artistas hacedoras-creadoras de los cim

ientos de la gastronom

ía y el arte culinario?

Marcela G

ómez G

utiérrezM

arcelaG

óme

Gtiérre

Del caldero de las brujas

y otras notas gastrosófi cas

Ch

aca

les, Pan

cha M

agaña.

NU

ESTR

A relación duró m

ás de la cuenta, más allá de lo in-

dicado por la mesura, las buenas costum

bres y el recato. La separación defi nitiva se aplazó por la incapacidad m

ía de adquirir un par de nuevos y lustrosos sustitutos. Los tuve

que dejar cuando era ya imposible seguirlos usando de tan gastados

y viejos, debido a las largas caminatas bajo el sol inclem

ente sobre las banquetas recién hechas del centro de la ciudad en la que vivo.

Cam

inar puede ser una actividad placentera, pero cuando tienes que hacerlo porque no te queda de otra, se vuelve algo tedioso, m

o-lesto, y tiene com

o consecuencia el desgaste acelerado e irremediable

de tus zapatos.A

fuera de las casas del centro se embellece el entorno. Prim

ero padeces la devastación de las viejas aceras y después de sem

anas de sufrir la obstrucción de la vía pública, utilizas el nuevo equipam

iento urbano –

así le dicen–, desplazándote a tu destino sobre una capa de

concreto polvorienta, por calles de las cuales has tenido que apren-der sus nom

bres a fuerza de tanto transitarlas. Quisiera recorrerlas

en sentido contrario al tiempo transcurrido, y que m

is pies de antes cam

inen otra vez a encontrarla a las puertas de su casa.M

is viejos zapatos se amoldan a m

is pies como hechos por un

prodigioso zapatero, así uno se va adaptando a todo en la vida, hasta que viene el reem

plazo inminente, y a em

pezar otra vez de cero, hasta que llegue el día donde no haya un par de zapatos nuevos en nuestro arm

ario.N

unca sabremos cuáles serán los últim

os zapatos que calzaremos.

Ángel G

aona

León Mendoza

Urbanidades

Otoño sin adiós

Creím

os jugar con el vientoY el viento se reía a golpes de ánim

oTú sujeta de un brazo, yo del otroTodo pasaLee m

i página en blanco Y el viento term

ina mi otoño.

Viento eres tú

Te escucho navegar por el cieloY tu alm

a me inhibe

No son sueños, son colores

Pintados por mis dem

oniosLas m

anchas caen sobre espejosIgual lo hacen las raícesY se esfum

an entre la arena E

l viento se encargó de borrarTodas nuestras historias

Pin

tura d

e Fern

and

o Pu

ente P

erela.