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3 MILLENNIUM EDITORIAL Director: Juan Carlos López Morales Colaboradores: Walter Lingán, Rony Vásquez Guevara, Ricardo Ayllón, Pedro Lemebel, Efer Soto, Juan Onzer, Armando Alzamora, César Quispe Ramírez, Walter Toscano, John López, Carlota Yauri, César Alberto Sánchez Lucero, Laly García ENSAYO Óscar Colchado, un cholo en la nueva Lima 4 Apuntes para una teoría de la minificción 8 CRÓNICA ¿Un pedestal para Moncada? 10 Un dulce mal entendido llamado amor 12 MICROFICCIÓN La pulga 13 Familia invisible 13 Eterno retorno 13 Sabiduría del esclavo 13 No te ofendas si te olvido 14 Sobre la ciudad 14 Mientes 15 Vértigo 15 La aparición 16 Evangelio 16 POESÍA Reino interior 17 Vengo de una muerte 18 Explicación para Teo 19 CRÍTICA La musicalidad de Nostalgia de barro 20 La maldición de Odón 21 La última morada del silencio o la ausencia alfabética 22 Besos volados cuentos y poemas de amor 23 El toque de magia 24 De los colaboradores 26 MILLENNIUM REVISTA DE LITERATURA L a revista de literatura Millennium mar- ca el inicio de un proyecto cultural a largo plazo, llevando consigo el objetivo de involucrar a los jóvenes escritores (inéditos o no), artistas plásticos y gráficos, fotógrafos, gestores culturales, y lectores, al resurgimien- to de nuestra cultura letrada y artística. Millennium es ya una puerta abierta a toda expresión artística que invita a mostrar lo inédito de nuestro arte contemporáneo. En este primer número hemos visto por con- veniente incluir textos de jóvenes críticos, narradores y poetas del interior del país, por- que creemos en la descentralización cultural, y dejamos de lado el sistema mediático que durante largo tiempo ha venido socavando a nuestra literatura y arte nacional. Es por ello que Millennium, a partir de hoy, hace su aparición no para pasar desapercibido, sino para posicionarse dentro de los sectores y/o círculos abiertos de difusión cultural. Con esta primera entrega les damos la bienvenida, esperando que esta locura lla- mada Millennium sirva de empuje a nuestros ávidos lectores a sentirse parte de ella, y así compartir junto a todos lo más expresivo de nuestro arte. El director contenido

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3MILLENNIUM

EDITORIAL

Director: Juan Carlos López Morales

Colaboradores:

Walter Lingán, Rony Vásquez Guevara, Ricardo Ayllón, Pedro Lemebel, Efer Soto, Juan Onzer, Armando Alzamora, César Quispe Ramírez, Walter Toscano, John López, Carlota Yauri,

César Alberto Sánchez Lucero, Laly García

ENSAYOÓscar Colchado, un cholo en la nueva Lima 4 Apuntes para una teoría de la minificción 8

CRÓNICA ¿Un pedestal para Moncada? 10 Un dulce mal entendido llamado amor 12

MICROFICCIÓN La pulga 13 Familia invisible 13 Eterno retorno 13 Sabiduría del esclavo 13 No te ofendas si te olvido 14 Sobre la ciudad 14Mientes 15Vértigo 15La aparición 16 Evangelio 16

POESÍAReino interior 17Vengo de una muerte 18 Explicación para Teo 19

CRÍTICALa musicalidad de Nostalgia de barro 20La maldición de Odón 21La última morada del silencio o la ausencia alfabética 22Besos volados – cuentos y poemas de amor 23El toque de magia 24

De los colaboradores 26

MILLENNIUMREVISTA DE LITERATURA

La revista de literatura Millennium mar-ca el inicio de un proyecto cultural a

largo plazo, llevando consigo el objetivo de involucrar a los jóvenes escritores (inéditos o no), artistas plásticos y gráficos, fotógrafos, gestores culturales, y lectores, al resurgimien-to de nuestra cultura letrada y artística.

Millennium es ya una puerta abierta a toda expresión artística que invita a mostrar lo inédito de nuestro arte contemporáneo. En este primer número hemos visto por con-veniente incluir textos de jóvenes críticos, narradores y poetas del interior del país, por-que creemos en la descentralización cultural, y dejamos de lado el sistema mediático que durante largo tiempo ha venido socavando a nuestra literatura y arte nacional. Es por ello que Millennium, a partir de hoy, hace su aparición no para pasar desapercibido, sino para posicionarse dentro de los sectores y/o círculos abiertos de difusión cultural.

Con esta primera entrega les damos la bienvenida, esperando que esta locura lla-mada Millennium sirva de empuje a nuestros ávidos lectores a sentirse parte de ella, y así compartir junto a todos lo más expresivo de nuestro arte.

El director

contenido

4MILLENNIUM

Óscar Colchado, un cholo en la nueva Lima

por: Walter Lingan

Luego de la caída de la dictadura de Fujimori, actualmente preso por

delitos de corrupción, violación de dere-chos humanos, entre muchos otros cargos, surgió todo un poderoso movimiento cul-tural en Perú. De pronto, como mil flores brotaron en todas las esquinas de la vida nuevos autores, nuevos periódicos, blog-

gers, una serie de nuevas editoriales compro-

metidas con el país, desde las provincias un recio viento de frescura y creación em-pezó a llegar

a Lima. Aunque la capital sigue

manteniendo el predo-

m i -nio y

concentra toda una gama de voces, de ma-tices. Lo cierto es que ahora, en el marco de esta primavera literaria, la literatura in-fantil y juvenil está atravesando sus mejo-res momentos, sobre todo debido al apo-yo del llamado programa, con todos sus errores y aciertos, “Plan lector”. Dentro de este intrincado panorama destaca la obra de Óscar Colchado Lucio quien, después de duro batallar, ha conseguido que su obra literaria se establezca como un indi-cador de los nuevos tiempos, como la voz narradora de los sectores populares, de los campesinos, de los cholos.

El escritor y docente de Literatura Óscar Colchado cuenta que nació en una quebrada profunda, donde el río Santa rompe la Cordillera Negra para formar el Cañón del Pato, en Huallanca (Ancash) en 1947. Desde allí fue llevado al Callejón de Conchucos, a un pueblo pequeño llamado Huayllabamba de donde eran originarios sus padres. Desde aquí, más tarde se tras-ladó a Chimbote donde fundó el Grupo Literario Isla Blanca y dirigió la revista Al-borada – Creación y análisis. Ha recibido, entre otros premios, el “José María Ar-guedas” de cuento (1978), el “José María Eguren” de poesía (1980), el Premio Copé (1983), el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1985), el Premio Lati-

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noamericano de Cuento (CICLA 87), el Premio Nacional de Educación (1995), el Premio Nacional de Novela “Federico Vi-llarreal” (1996) y el Premio Internacional de Cuentos “Juan Rulfo” (2002).En 1992 fue jurado en el Premio Casa de las Amé-ricas (Cuba). Su obra Cholito en los Andes mágicos ha sido llevada a la televisión para los países del Grupo Andino. Desde 1983 ha fijado su residencia en Lima.

Con una sencillez que conmueve me recibió en su casa el 2010. Con pasmosa tranquilidad, sin aspavientos, habló de su obra, de sus proyectos literarios, de su periplo a Lima y su labor de docente. Se declaró como un fanático de la literatura infantil y de la tradición oral, de la cosmo-visión andina. Habló de su primigenia no-vela La tarde de oro (1974). De la gran aco-gida que ha suscitado la saga de Cholito, que se inicia en 1980 en Chimbote cuando publicó Cholito, tras las huellas de Lucero, una apasionante y tierna historia donde Cho-lito abandona su terruño para ir en busca de entrañable venadito y se extravía en los abruptos de las Cordillera de los Andes. En 1986 salió Cholito en los andes mágicos donde el personaje se enfrenta a diversos seres mitológicos. En Cholito en la ciudad del río hablador (1995) se cuenta el viaje mítico de Cholito en la gran ciudad de Lima y su encuentro con el dios Rímac, antigua dei-dad de los yungas. En 1998 apareció Los dioses de Chavín donde Cholito ingresa en el tiempo de los orígenes para mostrarnos el impresionante mundo de dioses, semidio-ses y animales fabulosos de la rica mitolo-gía peruana. Pero Cholito también se mete en la selva peruana buscando a su amigo Uti Bari, de la etnia huambisa, se trata de Cholito en la maravillosa Amazonía (1999).

Aunque no es un mago como Harry

Potter, Cholito también vuela en el lomo de un cóndor y pelea con dioses, tiene aventuras y miles de seguidores en todo el Perú y ya se le puede considerar como uno de los grandes personajes de la narrativa infantil peruana. El triunfo de Cholito se aprecia en la serie de reediciones y en la Colección Cholito integrada por siete hermo-sos cuentos reivindicando la fantástica tra-dición oral peruana. Y, claro, no podíamos dejar de hablar de Rayito y la princesa del mé-dano (2002/2009) ni tampoco de Leyendas peruanas dando cuenta del imaginario de las comunidades campesinas de la costa, la sierra y la selva peruanas o La casa del cerro El Pino, cuento ganador del premio inter-nacional Juan Rulfo en 2002 ó Del Mar a la ciudad un conjunto de cuentos que trata de la migración andina al puerto pesquero de Chimbote.

Refiriéndose a sus novelas sobre el fa-moso abigeo ancashino Luis Pardo dicen que la obra “de Colchado está concebi-da como la construcción de la memoria popular, de la conciencia de los pobres. Su opción artística es lo real maravilloso andino y la épica aventura de un héroe triunfante”. Así como en ¡Viva Luis Pardo! (1998) y Luis Pardo – Noticias del Gran Ban-dido (2010) aparece lo mítico, lo mágico y lo maravilloso de la cultura andina, ese “artificio artístico, está concebido como una secuencia aventurera, divertida, fresca y ágil”. El mundo campesino quechua apa-rece en todo su esplendor, desde el punto de vista de un narrador que forma parte de él, que conoce íntimamente su cultura y su idioma. José María Arguedas y Eleodo-ro Vargas Vicuña son dos de los casos más conocidos, donde los narradores forman parte de ese mundo, pero la novedad que Colchado nos muestra en los cuentos de

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Cordillera Negra (1988) y Hacia el Janaq Pa-cha (1988) es el uso del lenguaje de una ma-nera natural, verosímil, “independiente de la extracción social y étnica del autor, los cuentos de Colchado aparecen como he-chos, dichos y actuados por indios” afirma Santiago López Maguiña. Esa musicalidad que jala y seduce al lector, ese ritmo sin-táctico que se diferencia ostensiblemente del habla citadina, esos giros y diminuti-vos que brillan como chispazos en un lago multicolor, consiguen crear un universo vívido capaz de convencer de una primera impresión.

Su novela Rosa Cuchillo (1997) se desarrolla entre dos mundos, el mundo que conocemos y el de la muer-te. En una de ellas, ubicada en Ayacucho, hay una gue-rra fratricida y atroz, mien-tras que en la otra, basada en la cosmovisión andina, es mítica. Es la historia del pe-regrinaje de Rosa Cuchillo en el más allá guiada por Wayra, un perrito negro, y su preocu-pación por su hijo Liborio, enrolado en la subversión, en la cual el muchacho creyó ver el despertar del Inkarri1 , pero pronto descubre que sus jefes sienten y piensan de un modo más parecido al de los jefes de sus adversarios, de los blancos o mis-tis, que a él mismo y los suyos. Este libro mereció el Premio Nacional de Novela organizado por la Universidad Nacional Federico Villarreal en 1996.

La novela más reciente de Óscar Col-chado es Hombres de mar (2011), para mí una de las grandes novelas peruanas de los últimos años, ha recibido merecidos

elogios de los más diversos y disímiles críticos literarios. “Con mano maestra, Óscar Colchado ha construido la saga de la memoria popular moderna del Perú” afirma Julio Ortega. Se trata de una ex-tensa novela en el Chimbote de la década del setenta. Desde los tiempos de Morales Bermúdez hasta la Marcha de los Cuatro Su-yos en el año 2000. Tres décadas de historia nacional, la bonanza del pescado, la vida de los pescadores, los trabajos en lanchas

y en tierra, códigos y creen-cias, alegrías y temores, por ahí aparecen también las andanzas de José María Arguedas, la privatización de Pescaperú, las luchas y las huelgas de los traba-jadores pesqueros recha-zándola privatización, la represión policial, la se-cuela de muertos, heridos y detenidos, la solidaridad de otros sectores sociales y hasta de los estudiantes secundarios y la pugna de los dirigentes de iz-

quierda peruana tratando de liderar las luchas populares. Al final se impone el fracaso.

Nos presenta a Muki, Marcial Quin-lllay, un campesino pobre que llega a Chimbote y se convierte en un empresario millonario, cuya riqueza no sólo proviene de la pesca, sino del negocio de la droga, en la que estarían involucrados casi todos los empresarios pesqueros desde los tiem-pos de Banchero Rossi. A los dirigentes sindicales Nieves Collanqui y Pedro Chin-chayán. Preso el primero, Chinchayán se consolida como dirigente y es perseguido, apresado, torturado, vuelto a la clandesti-

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nidad y con orden de ser eliminado. Entre los estudiantes secundarios surgen algu-nos líderes vinculados a la izquierda. Está la vida de los migrantes andinos apren-diendo a ser pescadores. Nos cuenta los avatares de una bailarina involucrada en las luchas sindicales y que apoya incondi-cionalmente a los pescadores y de la niñez de Alejandro Toledo en Chimbote hasta su postulación a la presidencia del Perú, entre muchos otros personajes.

Pero en el mundo de Chimbote no sólo transitan personajes de carne y hueso, sino también aquellos que provienen de otros mundos como Ai-Apaec, el dios mochica de los dientes de felino, reclamando san-gre. El Viejo Tijera que a veces aparece convertido en un gigantesco pelícano. Ai–Apaec, por no conseguirle sangre hu-mana, lo habría castigado convirtiéndolo en pelícano y a vivir solo. El Viejo Tijera sospecha que algunos chimbotanos son encarnaciones de otras divinidades y está convencido que la estudiante Mariela Sali-nas es encarnación de Yencalá. Ai-Apaec le dice: “Mi maldición terminará el día que dejes de pelear al lado de los poderosos y malvados” y por eso vemos al Viejo Tije-ra, junto a Mariela, en una marcha de apo-yo a los trabajadores pesqueros en huelga. El enamorado de la joven los descubre en el momento cuando la policía arremete contra los manifestantes y los ve caer acri-billados, pero al disiparse el humo de las bombas lacrimógenas sólo alcanza a ver el vuelo de un pelícano gigante acompañado por una golondrina. Hay también otros personajes fabulosos, como la chica que desaparece y en las noches de luna se la ve sentada en el peñón de algún islote frente a Chimbote, abrazada a su guitarra y can-tando bellas melodías, o Marcial Quinllay

que, al caer el avión al mar cuando re-gresaba de Brasil, se salva convertido en iguana sobre el caparazón de un cangrejo gigante.

Al final hace un breve resumen de los acontecimientos transcurridos entre los gobiernos de Morales Bermúdez, de Be-laúnde, Alan García, Fujimori y la Marcha de los Cuatros Suyos para referirnos el destino posterior de algunos personajes. No falta quienes se incorporaron a los movimientos armados y han muerto en acción o están presos. Los viejos dirigen-tes de la izquierda se vuelven a reunir y, sin rencores, conversan e indagan por la suerte de los otros. La mayoría ha pues-to sus esperanzas en la reunificación de la izquierda.

Ojalá que la fantástica obra de Ós-car Colchado sea descubierta por alguna editorial alemana y Europea para que, en este mundo globalizado, podamos cono-cer y soñar con el Janaq Pacha, el mundo de arriba, donde viven los dioses, el Ukhu Pacha, el mundo de abajo, el mundo de las tinieblas, habitado por los diablos, y el mundo presente, este Pacha Tikra, mundo revuelto nuestro, en el que vivimos, donde estamos dando luchas por sobrevivir con dignidad.

1El Inkarri es el personaje central de un mito andino que representaría la reconstitución del Tahuantinsu-yo destruido en el siglo XVI. “El inca fue asesinado por los españoles, su cuerpo decapitado y enterrado por separado yace bajo tierra; pero dentro de ella, las partes están uniéndose a la cabeza y cuando llegue ese momento el inca resucitará, también sus dioses y los indios volverán a ocupar el lugar que merecen Así en la conciencia colectiva de los pobladores andinos del siglo XVIII, el restablecimiento del Tawantinsu-yo y el retorno del inca se convirtieron en hechos posibles; solo había que esperar la llegada de ese mo-mento: el retorno del Inca Rey (Inkarri) para conver-tirse en el nuevo emperador del Tahuantinsuyo.

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E N S A Y O

APUNTES PARA UNA TEORÍA DE LA

MINIFICCIÓN1.- Definición de minificción.-

La minificción es una modalidad discursiva cuya característica

esencial es la brevedad. Entre las modali-dades de minificción tenemos minificcio-nes clásicas (minicuentos), minificciones modernas (microrrelatos) y minificciones posmodernas (minificciones en sentido estricto). Los minicuentos poseen una estructura clásica (cuentos convenciona-les de estructura tradicional), es decir, la diégesis narrativa se desarrolla consecuti-vamente a través de tres momentos: inicio, nudo y desenlace. Los microrrelatos, por su parte, poseen una estructura moderna; la estructura tradicional no resulta nece-sariamente consecutiva pudiéndose pres-cindir de algún elemento (inicio, nudo o desenlace). En las minificiones se produce la fusión de las características del mini-cuento y del microrrelato, pero además se percibe la constante presencia de la hibridación genérica, es decir, algunas minificciones pueden ser leídas bajo el membrete de otro género literario.

2.-Características de la minific-ción.-

Consideramos que la brevedad, la con-cisión y la narratividad son las caracterís-ticas fundamentales de toda minificción, pues a partir de éstas surgen otros rasgos que otorgan mayor riqueza literaria a esta modalidad textual. Sin embargo, si bien la minificción tiene otras características como la elipsis y la intertextualidad, éstas se configuran como estrategias para lograr la brevedad.

La brevedad se constituye como la característica esencial de esta modalidad narrativa, pues busca la economía de pa-labras en cada minificción. Sin embargo, debemos advertir que la brevedad debe ser concebida en relación a su contexto

socio-cultural e histórico.Asimismo, el ejerci-

cio de la concisión bus-ca lograr la mayor expresividad con el menor empleo de palabras en la narración. Esta característica con-

POR: Rony Vásquez Guevara

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sigue que se aperturen diversos universos hermenéuticos que otorgan mayor riqueza a cada minificción.

Finalmente, la narratividad es la carac-terística consistente en “contar” algo, lo cual implica el desarrollo de un personaje desde una situación inicial hasta una situa-ción final.

3.- Minificción y estética de la bre-vedad.-

Según Armando José Sequera los orí-genes de la minificción se encontrarían en algunos minicuentos sumerios que datan del año 3.330 antes de Cristo. Ante esta aseveración resulta pertinente preguntarse si realmente podemos encontrar los oríge-nes de la minificción en las primeras mani-festaciones literarias de la cultura sumeria o si estas creaciones corresponden a una estética de la brevedad.

En principio, tenemos que reconocer la existencia de textos brevísimos (micro-textos) desde los orígenes de la civilización humana, lo cual nos conduce a pensar que la brevedad (en términos textuales) existió, existe y existirá, pues responde a características socio-culturales de toda sociedad en determinada época histórica. En el ámbito de la Literatura estos sínto-mas no resultan ajenos, pues basta con la lectura de algunos textos breves antiguos como la adivinanza, la fábula, el aforismo, etc., para demostrar la existencia de textos brevísimos desde antaño.

Por consiguiente, ¿es posible que se puedan considerar minificciones a estos textos brevísimos de antigua data? Noso-tros consideramos que estos microtextos responden a una estética de la brevedad que ha existido, existe y existirá.

No obstante, debemos advertir que estos textos pueden ser leídos como mi-nificciones desde la actualidad, ya que la naturaleza proteica de la minificción nos permite realizar esta lectura. Debido a esta cualidad proteica es que actualmente podemos leer algunas fábulas, epigramas, greguerías, ensayos brevísimos, teatro bre-vísimo (microteatro), etc., como minific-ciones.

Por tanto, si bien se puede hacer una lectura actual de microtextos antiguos, es-tos no delimitan el origen de la minific-ción a tiempos remotos; pues entre sus precursores se encuentran, como ya lo ha señalado el recordado maestro David Lagmanovich, los textos brevísimos en prosa de Rubén Darío, y sus orígenes en el tránsito del modernismo al vanguardismo. Por ello, Edmundo Valadés no dudó en catalogar a Julio Torri como iniciador de la minificción.

Finalmente, debemos resaltar que la existencia de microtextos ha sido perma-nente y constante en la historia de la Lite-ratura. Sin embargo, desde una perspectiva textual podemos reconocer la existencia de microtextos literarios y microtextos no literarios. Entre los primeros tenemos haikus, ensayos brevísimos, etc., y entre los microtextos no literarios tenemos las notas periodísticas, los chistes, entre otros. En el marco de los microtextos literarios podemos encontrar a las minificciones y a los textos que no son minificciones. En la minificción encontramos al minicuento, al microrrelato y a la minificción (en sentido estricto); y en el grupo de textos no-mini-ficcionales tenemos algunos sinlogismos, greguerías, aforismos, etc.

10MILLENNIUM

C R O N I C A

¿Un pedestal para Moncada?

En una entrevista realizada hace pocos años referí que el hogar

del artista plástico Amarildo se encuentra en el Barrio de Acero, exactamente en la última cuadra de la prolongación Espinar, en Chimbote; sin embargo, lo que dejé de anotar es que esa misma cuadra, va-rios años antes, la habitó también Ciriaco Moncada, el “loco” que todo chimbotano m a y o r de 35 años debió haber visto

alguna vez. Inquilino de

las calles, vo-cero de sus propias re-f l e x i o n e s , predicador

de los tran-s e ú n t e s , agitador de

una sociedad indiferente, Moncada re-corría a diario

el puerto

vendiendo artesanías de red elaboradas por él mismo, pero su verdadera vocación y misión fue el interrumpir su marcha cada cierto tramo para recordar a sus ocasio-nales oyentes las aberraciones de nuestra cotidianidad, las purulencias frecuentes de la historia peruana o las máculas imborra-bles de nuestra condición ciudadana. A su manera, con una voz gruesa y potente que con los años fue debilitándose irremisible-mente, Moncada se convirtió en parte de la identidad local, y, en este puerto “vio-lento y peliculero”, como lo definió un día el poeta, quedó como un personaje carac-terístico, propio e insustituible del modo de ser chimbotano.

Si en ocasiones resultaba enigmático pues apoyaba su mensaje en modismos que surgían al ritmo y fragor de su pré-dica, quedaba sin embargo el signo, la fuerza, el impulso de un discurso cuya intención era despabilar a sus oyentes, sa-carlos de su diaria pasividad y llevarlos al terreno de la reflexión casi a empellones, acarreados por el centelleo áspero de su verbo inmoderado. Eso fue tal vez lo que

admiró en él José María Arguedas cuan-do, a fines de los 60, visitó Chimbo-

te; y así lo dibujó en su legendaria novela póstuma. Luego de eso,

Moncada fue un referente de la cultura porteña; encontrarlo

en la calle –al menos en lo personal– significaba sentir

POR: Ricardo Ayllón

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cómo la literatura se había hecho carne, y como el temperamento local era una po-sibilidad para el espíritu temático de una novela peruana. Menciono todo esto porque, volviendo a Amarildo, el conocido pintor chimbota-no, he tenido ocasión de hablar una vez más con él sobre Moncada, pero esta vez para indagar por un tema específico: por qué no está más allí la casa que Moncada habitó y cómo es que existe en su lugar un parque levantado hace pocos años. Así es. Su casa se encontraba en una esquina de aquella cuadra de la manzana “E” en el Barrio de Acero; sin embargo, con su muerte esta desapareció, fue derribada, y el área, convertida en un pequeño parque que el ex alcalde Guzmán Aguirre Altami-rano bautizó con el nombre de su madre.

“La casa de don Ciriaco era muy hu-milde, fabricada con los maderos varados por el mar de las lanchas que se van a pi-que –me explicó Amarildo–. Cuando fa-lleció, la vivienda quedó en posesión de sus hijos; y como el municipio comenzó a fastidiarlos porque el terreno había sido destinado para áreas verdes, dejaron la casa y se fueron a vivir a Trujillo. La ver-dad es que don Ciriaco había invadido ese terreno, pero como era bravo no podían botarlo. De tanto que lo fastidiaban, don Ciriaco se fue a su tierra, a Salaverry, don-de falleció”. En resumen, se demolió la casa de Moncada, y el señor alcalde apro-vechó el área para levantar ese parque y consagrarlo(¿con qué derecho?) a su en-torno íntimo, familiar.

Lo curioso de todo esto es que en el parque se levantó también una pequeña construcción cilíndrica de concreto de unos dos metros de alto: sin duda, un pedestal. ¿Un pedestal para quién? ¿Aca-

so para la madre de Aguirre Altamirano? Si esta fue la intención pues qué bueno que no se haya concretizado y quedara –usando el título del libro de César Cal-vo– como un “pedestal para nadie”. Me parece que esta es la hora ideal para rendir tributo a este hombre injustamente cata-logado como loco. Aprovechar el pedestal levantado coincidentemente en el terreno que Moncada ocupó para erigir su legado en forma de monumento, una imagen que nos recuerde a diario a este hijo del pueblo que hizo de su vida un apostolado sui gé-neris, que invirtió sus energías en plasmar con palabras –desde su imaginario privati-vo– la crudeza de nuestra realidad y des-nudarla frente a nuestros ojos.

Entender a Moncada no es fácil. Por suerte, alguien como Arguedas tuvo la su-ficiente sensibilidad de captar aquel desig-nio insólito de hablar con la boca de su espíritu crítico, un designio que cumplió no con la intención de hacernos daño, sino de sacudir nuestras almas con las pri-vilegiadas herramientas de su condición humilde.

12MILLENNIUM

C R O N I C A

UNDULCEMALENTENDIDO

LLAMADO

El chico era guapo, un bombonazo de 20 años que parecía actor de

teleserie, de esos figurines masculinos que aparecen en las revistas. Y Lucas era un buen actor conquistando a esa chica mus-tia que se enamoró de su pelito rubio cas-taño miel, que al sol daba el mismo viso oro viejo de la tintura Kólestón. Pero los cabellos de colores están de moda, los jó-venes también se tiñen el pelo. Y qué im-porta, si ella lo ama igual y le salta su co-razoncito de tenca cuando lo ve, cuando sabe que va a llegar caminando arqueado con su bluyincito de marca, que le marca toda su humanidad. Con su polerita pega-da al talle, como un guante de algodón que empapa el sudor de su guatita, de sus pelitos castaños que se le asoman ombligo aba-jo. Ella lo ama y no importa más, lo ama incondicionalmente, sin saber realmente qué es lo que le gus-ta del bello Lucas, el medio mino, tan que-brado en su manera de

tomar el cigarro y levantar una ceja a lo James Dean. Y ahora que lo piensa, es igual a James Dean, a Jim Morrison, a Di Caprio, a todos juntos en un solo mucha-cho de tierno mirar.

Lucas es precioso, y ella una niña sim-ple quitada de bulla, que se extrañó un poco cuando se le declaró, porque de se-guro a Lucas le llovían las chicas bellas, de todos los estilos, de todas las edades, de todas partes siempre lo estaban mirando. En la calle, en el cine, en la disco, en el par-que, cuando va con ella de la mano las mu-jeres se dan vuelta a mirarle el culito. Pero Lucas no está ni ahí, porque ni siquiera las

ve, y sólo tiene ojos y aten-ción para ella que lo ado-ra, que lo peina, que lo acaricia como a un bebé en sus cálidos brazos. Y a Lucas le gusta sentirse

así, amado y necesario para una niña co-

mún, una chica que no es fea,

es agraciada y simpática,

POR: Pedro Lemebel

13MILLENNIUM

pero todos sus atributos palidecen junto a ese dios nacarado, hermoso como un sol. Y tal vez a todos los hombres bellos les gusta dejarse querer así, dejarse mimar, de-jarse regalonear sin hacer ningún esfuerzo en la tranquila balsa del Edipo amor.

Pero una tarde en que ella lo esperaba en su ventana, mirando caer las hojas que alfombran el parque, le pareció distinguir su figura entre los árboles conversando con un desconocido, le pareció recono-cer su cuerpo varonil acinturado por el brazo de aquel extraño. Y ya más segura, identificó a su bello Lucas tan contento, tan feliz abrazado a ese hombre, que tal vez era un viejo amigo. ¿Por qué no?. Un compañero de colegio, un vecino de su barrio, un amigote de farra. Total, a Lucas lo quiere toda la gente, que lo saluda, que lo toca, que lo abraza cariñosa. Pero nunca tan apretado, nunca tan cerca, se dijo ella viendo cómo la pareja buscaba la sombra de la foresta. Viendo cómo la mejilla de aquel extraño rozaba la de Lucas, buscan-do su boca, mordiendo su rosada boca en un beso mojado y sin salvavidas. Nunca tan amigos, pensó ella, mientras un velo de lágrimas le enturbiaba el paisaje. Nunca tan amigos, se repitió cerrando la cortina, sabiendo que nunca más lo volvería a ver.

Y de Lucas nunca más se supo. Acaso presintiendo el descubrimiento, nunca más volvió donde ella, la chica descorazonada por aquel mal entendido llamado amor. La chica simple que, al pasar el tiempo, pudo perdonar al bello Lucas, repitiéndose in-cansable que tal vez ese hombre era un amigo, que eran sólo amigos hombres que se dejaban querer bajo la sombra otoña y bisexual de un parque.

(Este texto está basado en la canción “Lucas” de Rafaella Carrá)

M I C R O C U E N T O

por: Rony Vásquez Guevara

La pulga

Familia invisible

Eterno retorno

Hace una hora, una pulga está en la mesa observando a todos almorzar.

El padre empezó a insultar a la madre y ella le respondía: el caos

familiar se produjo.Al fin del almuerzo, la pulga se puso a llorar y luego saltó de la

mesa al abismo. Intentó suicidarse.

“El hombre y la mujer invisible hacen cosas nunca antes vistas”.

Salí con Dios, si no regreso me fui con él.

Sabiduría del esclavo

Esta vez, el esclavo, dudó: no entregaría la carta.

14MILLENNIUM

M I C R O C U E N T O

Comprendo que en un par de días me olvidarás, quizás meses, exagerando un año, de ahí no pasa, con otro hombre o mujer. Es lo que hace todo el mundo

¿no?, lo más natural, lo más probable: olvidarse, olvidarnos, olvidarte, olvidarme.En lo que a mí respecta te amé hasta el instante de tu despedida, por ese amor a lo

humano, a lo que ya no se posee, a lo imposible, lo negado.Pero, te odié en ese instante de motivos, por qué no: la

tienes muy chica, no tiras bien, prefiero el sexo tradicional, roncas, siempre mojas el borde de la taza, o algo más fácil, porque jamás mueves un dedo para hacerme feliz.

Pero por Dios mujer, por qué clase de tonto me has tomado para burlarte de mí con, “me duele más a mí que a ti” y para maquillarte con lágrimas.

En lo que a mí respecta, no te ofendas, sólo hice lo más prudente: olvidarte.

Mientras mi curandera de cabecera que me bendice, te hizo su asunto urgente.

Esta noche espérame en el hotel trébol, a las 11 de la noche habitación 702, para liberar a los

felinos que habitan mi corazón.He visto y escuchado entre estas paredes a todos

los demonios que habitan en un solo ser, no me re-gocijo con el aullido estremecedor ni siento vanidad por mi tersa piel.En el hotel trébol están todos los amantes y los que

no, miran desde afuera fragmentados, tan cierto es que en esta ciudad hay miles de casas pero sólo, dos… o tres fami-lias.

por: Efer Soto

Sobre la ciudad

No te ofendas si te olvido

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M I C R O C U E N T O

por: Juan Onzer

Ella mintió como quien dice una verdad, ese fue el ablativo. Me aterrorizó el hecho de saberla embustera, vil, canalla. Más que eso fue la manera en que

asumí su confesión - tambaleó el rostro hacia los hombros, sin dejar de mirar la vera, como buscando lentamente sacarse un poco de agua, de mí, de su oído. - Ahora estoy muy lejos de allí, aunque ayer pensé que hoy en la noche pasaría por ella, nuevamente. Como el té en las manos, impulsados hacia la temperatura precisa entre cuerpo y cuerpo de vasos, desde esta mesa; donde la casualidad de un matrimonio no tiene su parte en ninguna de las sillas y esperar nada, como en otras, mientras sigo recordando tu mirada

con la palabra mentira y los juramentos que rechazamos, con los dedos cruzados, creyendo en vano que el otro cum-

pliría su palabra, cumpliría este asiento que te apunta porque él no ha reservado el lugar para ustedes solos; como yo lo habría hecho, para estar, como estoy con-tigo ahora.

Cuando desperté sobre esos arbus-tos oscuros lo primero que se me

vino a la mente fue estar sobre las hojas de un pacae carbonizado. Dada mi desnudez

abalancé mi cúbito dorsal sobre la superficie con una paciencia de gato; mis brazos se enrama-

ron entre esas hojas como sobre sábanas, sobé mi rostro entre las perpendiculares de su planicie como si trata-

se de agua y mi cuerpo entero respiró de su textu-ra de forma tal que, cerrados los ojos, me imaginé un mono oscuro sucumbido en la profundidad de

anocheceres -Dos inmensos ojos de la estirpe de las manzanas esperaron que separara las pestañas- Varios años atrás alguien me había di-cho que sólo un abanto puede esperar largas horas que un cuerpo despierte antes de despedazarlo.

Mientes

Vértigo

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M I C R O C U E N T O

por: Armando Alzamora

La apariciónÚltimamente me acometen pensamientos con una mujer que yo considero un

fantasma. Las ideas irrumpen de improviso, solas, con una suave violencia. Y yo no sé las razones por las que la mujer me aparece, en mitad de la noche, silenciosa, ladeando una leve sonrisa.

La miro a los ojos con asombro e intento preguntarle el porqué de su visita. Lenta, la mujer fantasmal me hace un gesto apacible, yo me callo y sólo nos quedamos contem-plándonos, callados. Luego me pasa. Sigue un día intranquilo en que no queda tiempo ni para pensarla. Mas luego regresa, nocturna, su oscura aparición silenciosa. Paso la noche con ella, me duermo en sus ojos, preguntándome con razonable impaciencia cómo es posible amar un cuerpo que ni siquiera existe.

¿Es real ese espectro? A veces me inquieto al recordarla, al pensar que quizás la mujer ya pasó por mi vida y que su imagen no es más que el reflejo de un tiempo ahora deshecho.

Evangelio

“Mi reino no es de este mundo’’, dijo El Profe-ta. La concurrencia aplaudió, excitada, creyendo

hallar en esas palabras los principios de su devoción. Un hombre joven que escuchaba atento en la sinagoga, preguntó: ‘’Entonces, mi señor, ¿no existe solución?, ¿los pobres seguiremos siendo pobres hasta llegar a ese otro reino? ¿Debemos resignarnos?’’.

‘’Es parte del sacrificio -replicó El Profeta-, yo he sido enviado para daros el ejemplo’’.

El hombre -que era pobre, pero so-ñador-, desconsolado ante esa respues-

ta, decidió desde ese día no creer más en Dios. Fue la primera rebelión que inicia-ron los hombres.

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POESIA

al vendar los ojos de los pájaros les propuse seguirme y todos empezaron a caer u n o a u n o c a n s a d o s por el tiempo con ojeras alrededor de sus ojos m i s i o n e r o s

de cualquier modosignificaba que cada uno había cumplido con su deberellos por seguirme entusiasmados me imaginaron r e y d e e s t e s i g l opero no eran más que unos infelices por el gusto a la gloria anhelaban en sus corazones devorarse mi reino sin saber que siempre hay u n d í a n e g r o encendido c o m o h o y

pronto te llevarás la hora del mar el instante maternal de los árboles atestados de pájaros

el movimiento de mi corazóny solo recordaré la patria roja

disparada por cascos sin calorías

diré rojo a mi corazóny a g i t a r é s o l e m n e m e n t e

la llama de todos los semáforoshasta que determinemos el orden

si aún nos quedan anhelos azules en la memoria

venid hoy es el último día para morar en la barcaporque no existe ningún signo ni vocablo

que nos revele la luz postrera

XIV

V

Reino Interiorpor: César Quispe

Del poemario ganador del Premio Internacional de Poesía: “Carlos Ernesto García”, en El Salvador.

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POESIA

Vengo de una muerteuna muerte espantapájarosuna muerte que sacude a todosde los cabellos más débilesde los cabellos más canosuna muerte peor que la muerteuna muerte que nunca expiraque no tiene fecha de caducidady aspira las vidas con su furiade animal salvaje e incomprendidouna muerte que exhibe su doloroso gobiernosu aposento de cenizas y maresuna muerte tragasombrasuna muerte hacedora del miedo a medianoche a mediodía a mediavidauna muerte-bala que nunca llega al cuerpouna muerte-bala-vigía que dispara sin manos sin arma sin sonido sin sentidocuando alguien intenta robarle una palabra un tiro de gracia una mancha de sangre una tristeza.

Vengo De Una Muertepor: Walter Toscano

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POESIA

mi abuelo es la explicaciónde volver a la voz del ordenporque despierta en los rinconesde un zapato disfuncional,porque la humedad de su cuerpo era la huella suave de la sonrisa que respira sobre el placer natural.

mi abuelo es el unicornio azulque dio sentidoa las flores de mi madre,sentimiento en virtudque respira lo anteriora los tiempos enfermos,

Teo es arte en su edad porque agoniza en mi vozcada vez que lo enumero, porque bailando un fox-trotes un sismógrafo sin fronteras, porque el miedo proclamadoen su antiguo dolorera una herida crecienteque mordió la eternidadcuando nadie lo anunció, porque era silenciosola armoníade cabellos blancos, porque la flor de los abismoseran ilusos a partir del sol.

¡abuelo, te molesta la flor?

Explicacion para Teopor: John López

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CRITICA

La musicalidad de

Nostalgia de barropor: Carlota Yauri

Hace pocos días tuve la suerte de recibir en mis

manos el más reciente poemario del poeta Robert Jara, titulado Nos-talgia de barro.

Apenas lo abrí sentí que se trataba de una lírica diferente. El secreto para saborear su poesía y sentir el ritmo de los versos que componen su libro es leerlo en voz alta y no en silencio como acostumbramos a hacer. Esta sensación me llevó a pensar: La lectura es en verdad una aven-tura que despierta a todos los sentidos.

La parte titulada “Nostalgia de barro” es el poemario que le da el título al libro, el cual está compuesto además por otras dos partes: “Cantata al silencio” y “Los abuelos de mis abuelos”. En “Cantata al silencio”, Robert Jara se inunda de una musicali-dad tan llena de dulzura que al principio da la impresión que se tratara de una rima jugueto-na para niños: “pueblito/ pol-vorientas callecitas/ sombre-ritos de enea/ sombreando/

hileras de adobes/ de caña/ y de barro”.

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Este ingrediente (la dulzura), se encarga de llevar el compás de todo el poema des-de el principio hasta el fin. Poema en el cual presenta a su terruño natal, en donde vivió su infancia. A la vez, a su pueblo lo convierte en su segunda madre: “me pei-nabas/ pueblito/ igualito que mamá”.

El hombre, es un animal de costum-bres y todos amamos el hábitat en el que hemos nacido, pues ahí no solo encontra-mos consuelo, paz, cobijo sino que tam-bién sentimos que es nuestro territorio y esa sensación fortalece y engrandece a nuestro espíritu, lo cual es de vital impor-tancia para el ser humano. ¿Quién en el mundo no ama a su suelo natal?

En “Los abuelos de mis abuelos”, el autor escribe cargado de brío para home-najear a nuestra identidad nacional, al aba-nico de razas que conforma nuestra pa-tria; y hace alusión a la obra de José María Arguedas: “urjo/ que tu oreja sea chacra / de viejos caracoles/ y pronto relinche/ por todas las sangres/ cholo soy/ son mis venas ríos profundos/ de aguas anchas y

plurales”. Más adelante, le pide prestado a Julio Ramón Ribeyro su palabra del mudo para pedirles a todos aquellos que viven en silencio que se decidan a hablar: “ven hermano/ húndete en mi pellejo/ tu pe-llejo al fin/ y no sufra más la palabra del mudo”.

Por último, la parte final, titulada “Nos-talgia de barro” es una evocación a la me-jor etapa de la vida de todo ser humano, la infancia. Sus versos representan al hogar paterno a través de imágenes grabadas en su memoria y en la memoria de su hogar: “abuela escoge el trigo/ o juega con sus trenzas/ o rumia ronquidos/ tanteando y saboreando ayeres en su boca desgasta-da”. Escucha la voz de su madre mezclada a su voz de niño: “ve hijito, anda, juega/ no, mami, no quiero”.

Por eso, Nostalgia de barro es un poe-mario cargado de imágenes, sonidos y un ritmo fuerte y acompasado desde el prin-cipio hasta el fin. Leerlo ha sido en verdad una gratificante experiencia.

Occoro, pueblito ubicado en Huancavelica, es el lugar de nacimiento de Odón Gamboa, un niño que nace

con una maldición muy peculiar: “ser hermoso”. Maldición que le marcará su vida, la de su madre y de todo aquel que le rodease. Al principio Odón va teniendo un crecimiento preso de la pobreza de su madre, con el tiempo, aprovechan-do su “hermosura”, va mejorando su situación económica que al final se verá marcada por las misteriosas muertes de algunas muchachas de Occoro en la puerta de su casa. El relato refleja el intento del narrador por experimentar con el lenguaje de la tradición oral, adquiriendo aspectos del rela-to fantástico que se hace presente en el conflicto narrativo, produciendo un híbrido que tiene la disposición exacta de caracteres en los personajes y la descripción precisa del espacio narrativo.

La maldición de OdónEfer Soto

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CRITICA

La última morada del silencio o la ausencia

alfabéticaLa última morada del silencio

(LUMDL) de Pablo Mo-reno es un artefacto poético que rejuvenece las palabras y desen-traña su íntimo significado. Lue-go de leído este libro, las palabras volverán a ser vasculares; pro-nunciar lluvia nos emparará y de-cir sol nos tostará hasta la som-bra. LUMDL debe leerse con el cinturón de seguridad abrocha-do al alma. Quien ha vivido y no la guerra interna perpetrada desde ambos bandos terroristas (el que atentó contra el Estado y el que atentó desde el Estado) se verá identificado con la so-ledad polvorienta y la ignomi-nia salvaje, pero también con la esperanza que calienta en el fogón y las caricias vesper-tinas de mamá. Sin embargo, este temor inconsolable (“Ya es tarde, el grito de tu madre no es suficiente”), se puede

por: César Alberto Sánchez Lucero

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interpolar a la urbe sin esfuerzo cuando este nuevo terrorismo callejero, esta racha demencial de muerte, nos atrapa camino al trabajo, como a Luis Sánchez Colona, Lucho, quien murió abatido como un héroe sin, aún, certera razón. Su cuerpo, hecho de carne y sueños, yacía temprano por la mañana en la acera (“La muerte ha decidido tu destino, ya no verás los cam-pos florecer”).

El siglo pasado, el filósofo alemán Theodor Adorno, sentenció que escribir poesía después de Auchwitz era un acto de barbarie: ¿qué imagen pues podría re-presentar lo irrepresentable? No obstante DidiHuberman reflexiona sobre las po-sibilidades de la imagen en relación con nuestro pasado, retomando el término de “redención a través de la imagen” para pensar en una ética de las imágenes des-pués de Auschwitz. Es por eso que la poe-sía, contra toda prohibición y pronóstico de Adorno, es justa y necesaria para ima-ginar lo inimaginable, pues como Huber-

man nos recuerda, “la noción de imagen – tanto en su historia como en su antro-pología– se confunde precisamente con la tentativa incesante de mostrar lo que no puede ser visto”. El olvido de casi 70 mil compatriotas muertos y miles de desapare-cidos nos confirman la postura de Huber-man; esta necesidad por decir lo indecible, esta resignificación simbólica urgente a través de la memoria del horror.

Pablo Moreno no deja pasar poema, en este libro organizado alfabéticamente (cada letra pertenece a los nombres de los miles de muertos y desaparecidos que dejó la guerra interna), sin mencionar una ke-yword (palabra clave) para contextualizar geográficamente el texto: máchica, taita, chullo, etcétera; pero no seamos ingenuos, Pablo usa estas palabras como si fueran cero kilómetros, como si por primera vez usadas sobre la tierra, como recién salidas de la fragua del dolor; balbucea para escri-birlas, porque sospecha lo que se esconde detrás de ellas: el Perú.

Los amores y desamores, las derrotas, las pe-queñas victorias, son parte medular de toda

obra lírica y narrativa. El escritor hace más resisti-ble la realidad y propone un prototipo donde nos podamos reconocer, nos identifiquemos y tome-mos conciencia de nuestros procesos.Los cuentos y poemas seleccionados en Besos volados nos mues-tran como una fotografía la acción de personajes reflexivos, ansiosos por conseguir lo imposible, pero que temerosamente se aventuran en un viaje a la ternura, al amor secreto o al anhelado pri-mer amor.Los textos aquí seleccionados ponen de manifiesto que para llegar a gozar del amor hay que luchar, sufrir, enternecerse, no pecar de inocentes y ser hábiles en el arte de amar.

Besos volados - cuentos y poemas de amorSelección de Juan López

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CRITICA

El toque

por: Laly García

La primera noticia sobre un libro la hemos tenido

casi siempre gracias a las fábulas o a esos compendios de historias mitológicas que nuestros papás nos leían cuando éramos peque-ños; aquellas historias donde los animales y las plantas conspira-ban entre ellos y al final, siempre una moraleja nos trasmitía ese mensaje que debíamos apren-der de memoria, y era curioso porque creíamos que de verdad el mundo se regía por la pre-sencia de dioses que se enamo-raban de mortales y que cada fuerza de la naturaleza tenía su propia esencia mística.

Con el transcurrir de los años fuimos olvidando poco a poco estas historias y las labores cotidianas confabu-laron para que día a día nos alejemos de los libros, por supuesto eso es algo que aún esas labores no han conse-guido, y qué bueno que aún ahora podamos encontrar en

de magia

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algunos libros la magia de esas fábulas que nos leían cuando éramos niños.

Ingresar en Fic y la rebelión de los niños (Altazor. Lima, 2009), la novela de Jorge Tume ha sido un viaje al que invito a to-dos quienes tengan la oportunidad de te-ner el libro entre sus manos.

FIC tiene el toque de magia de los li-bros a los que me referí al principio, Tume nos coloca frente a una inquietante fábula donde los animales se humanizan para, a través de ellos, entregarnos una lección de orden y de historia a lo largo de toda la trama.

Lo curioso es que como sucede con las obras clásicas escritas para niños, la novela empieza con un acto de desobediencia del personaje principal: aquí FIC, el pequeño zorrito, como ocurre con Blancanieves, Pinocho o Pulgarcito, también desobede-ce y sale en busca de su propia aventura; y es gracias a eso que nos enteramos de un sinnúmero de mitos y leyendas de las costas del Pacífico con las que Jorge Tume hace de su obra un documento que alec-ciona desde cualquier interpretación valo-rativa, crítica o literaria.

Y hay un elemento vital que le da con-sistencia a esta novela: los niños, los niños y su rebelión contra los adultos por liberar al personaje de la trampa en la que cae. En esos capítulos Tume le devuelve a los seres

humanos la inocencia y los hace partícipes de un amotinamiento por la solidaridad y la libertad que pone en evidencia el senti-do social que debe tener la literatura.

Jorge Tume ha construido con Fic, una fábula que nos retorna no al niño sino a los niños que llevamos dentro, desde don-de los límites no existen y lo ingenuo se torna esa fortaleza que nos permite mirar sin sobresaltos este mundo que los adultos no aprendemos aún a proteger, y esto es algo que hace que su lectura sea impres-cindible, cuando estén embarcados con la historia se darán cuenta sobre lo impor-tante de nuestras tradiciones orales, sobre lo valioso de salir a la calle sin el límite de llamarle a los árboles: árboles, sino Mateo, o Alana; o a los animalitos con quienes nos cruzamos a diario. Quizá y ellos sí en-tendieron su rol sobre el planeta.

Estoy segura que disfrutarán con las aventura de este zorrito, felicito a su au-tor por entregarnos este hermoso relato, quienes no hemos olvidado algunas de las actitudes de cuando éramos niños, te agradecemos por dedicar tu tiempo a la construcción de esta fábula que ha hecho que recuerde aquellos años cuando creía que cada elemento de la naturaleza tenía sus propios dioses.

La aventura empieza en la primera pá-gina: atrévanse a cruzarla.

MILLENNIUMREVISTA DE LITERATURA

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Walter Lingan (Cajamarca) Reside en Colonia (Alemania). Ha publicado las novelas: Por un puñado de sal (1993), El lado oscuro de Magdalena (1996), Un pez en el ojo de la noche (2009). En cuento: Los tocadores de la pocaelipsis (1999), La danza de la viuda negra (2001 - 2008), Oigo bajo tu pie el humo de la locomotora (2005).

Rony Vásquez Guevara (Lima, 1987) Direc-tor de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana. Miembro de la Internacional Microcuentista y de la Asociación Literaria David Lagmanovich. Miembro honorario de Editorial Micrópolis.

Ricardo Ayllón (Chimbote, 1969) En poesía ha publicado: Almacén de invierno (1996), A la sombra de todos los espejos (2003) y Un poco de aire en una boca impura (2008). En narrativa, los vo-lúmenes de crónicas y cuentos: Monólogos para Leonardo (2001), Baladas del ornitorrinco (2005) e Imberbes (2005). Como periodista ha publica-do: Solo el puerto lo sabe (2005) y Las preguntas del Ornitorrinco (2010). Dirige el sello Ornitorrinco Editores.

Pedro Lemebel (Santiago de Chile, 1955) Ha publicado: La esquina es mi corazón (1995), Loco afán, crónicas de sidario (1996), De perlas y cicatrices (1998), Zanjón de la aguanda (2003); también ha escrito la novela Tengo miedo, torero (2002) y el libro híbrido Adiós mariquita linda (2005).

Efer Soto (Huancavelica, 1989) Tiene dos li-bros publicados en narrativa Retorno a la semilla y La maldición de Odón. Periodista de profesión.

Juan Onzer, natural de Santa María de Onetti. Murió el 20 de abril del 89.

Armando Alzamora (Lima, 1982) Escritor. Militante del Movimiento Egoísta. Próxima-mente se publicará su libro Hábitos de la crueldad (Colmena editores).

César Quispe Ramírez (Chimbote, 1977) Ha publicado los poemarios: El vuelo de la mosca (2009) y Una piedra desplomada (2010). Ha obte-nido el I premio internacional Bonaventuriano en Colombia 2009 y I premio internacional de poesía: “Carlos Ernesto García” El Salvador 2011.

Walter Toscano: Artista plástico, caricaturista, ilustrador, historietista, performer, realizador de muñecos de trapo y poeta. Dirige las revis-tas Piel de Kamaleón (literatura) y PerroKalato (arte gráfico internacional). Ha obtenido premios y distinciones en pintura, caricatura y poesía a nivel nacional e internacional.

John López (Chimbote, 1983) Egresado en Derecho por la UNASAM. Ha publicado el poemario Inicio del Mundo (2006). Es organiza-dor del Festival Internacional de Poesía Cielo Abierto. Coordinador del Colectivo Cultural Cielo Abierto. Ha sido incluido en la selec-ción de Poesía Prima Fermata Literaria de la UNMSM (2006).

Carlota Yauri (Lima, 1971) Ha publicado Bufi, doctor corazón - El niño y el mar (1995) Osita, flor y sol (1998), Rescatando a Espadita (2008) El baile del Alacrán y otros cuentos (2009).

César Alberto Sánchez Lucero (Chimbote) Egresado de la carrera de Administración de Empresas. Ha publicado en diversas revistas y tiene varios trabajos inéditos.

Laly García (Lima, 1978) Ha publicado el libro de poemas Hiperestesia (2008). Actualmente se dedica al diseño publicitario, es jefa del Dpto. de Marketing y Publicidad de DIEMPRESA. Es pintora. Actualmente prepara la edición de su primer libro de cuentos. Administra un blog en RPP.

De los colaboradores