392 - el antidoto al desanimo

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El antídoto al desánimo Diácono Sergio Nitsch Guatemala, 19 de octubre del Año de la Misericordia Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo. www.ebenezer.org.gt 1 Quienes hemos participado en algún maratón o carrera experimentamos esfuerzo, sacrificio, valor, perseverancia; pero a medida que se avanza, se empieza a sentir el cansancio, deshidratación y hasta deseos de rendirse porque no se llega nunca a la meta; inclusive hay quienes ya no siguen y se quedan sin terminar la carrera. Igualmente sucede en nuestra vida, porque cuando iniciamos nuestra carrera con el Señor los con mucha fe, ánimo, confianza; sin embargo, en algún momento nos hemos desanimado a causa de lo duro de la prueba o porque no vemos que nuestra situación cambie y queremos rendirnos. El desánimo puede llegar a cualquiera ya que vemos en la Biblia que hasta los discípulos del Señor se desanimaron. La palabra ánimo viene del Griego Anemos: que viene como soplo, alma, espíritu, valor, energía, trabajar con ánimo, bizarría, heroísmo, denuedo, temple, brío en la lucha. En el Dicc. Strong se define como: inspiración al servicio y a la esperanza. El ánimo es todo lo contrario al desánimo, que según el Diccionario Strong es una depresión del espíritu. También otros diccionarios lo definen como cansancio o abatimiento. El DRAE dice: Entorpecer la respiración, hacerla dificultosa, fatiga, acobardar, desalentar. Existen varias causas para el desánimo; una de ellas es la dureza del camino pues a veces sentimos que todo está en contra nuestra, que las puertas no se abren a nuestro favor y no vemos la salida, eso les sucedió al pueblo de Israel cuando iban por el desierto, luego de atravesar el mar Rojo; se impacientaron y se desanimaron a causa del viaje Núm 21:4 RV. Cuando llevamos una carga muy pesada nos puede producir desánimo, por eso es necesario que entreguemos al Señor nuestras cargas y sepamos que Él tiene el control de nuestra vida, porque de lo contrario estaremos luchando con nuestras propias fuerzas y, al no ver la solución, llega la queja y la murmuración. En Núm 11:1 RV dice que el pueblo comenzó a quejarse de la adversidad y cuando el Señor escuchó lo sucedido, Su ira se encendió y el fuego del Señor ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento. Otra de las causas por las que nos puede venir el desánimo es cuando se tienen problemas en la familia. Debemos aprender a sobrellevarnos unos con otros en nuestro hogar. En las Escrituras vemos que Rebeca estaba cansada a causa del comportamiento de sus nueras, Gn 27:46 RV. Cuando llega el desaliento muchas veces las personas tienden a alejarse y lo único que se consigue es volverse presa fácil para el enemigo de nuestras almas porque él aprovechará cualquier momento para atacarnos si estamos solos. Cuando una persona está desanimada no quiere escuchar consejo, por eso cuando Moisés habló a los hijos de Israel ellos no le escucharon a causa del desaliento de la ardua servidumbre, Ex 6:9 LBLA, porque las pruebas de la vida nos desaniman; por eso debemos fijar nuestra mirada en el Señor confiando plenamente que Él nos sacará de cualquier situación difícil. Es necesario entender que si estamos atravesando un desierto es para que nuestro corazón sea purificado y alcancemos la estatura a la cual hemos sido llamados; que nuestro corazón cobre ánimo porque no para siempre se trilla el trigo, nuestra prueba tiene tiempo de caducidad; veamos a Job quien era un hombre considerado principal entre todos los del pueblo, ofrecía sacrificios por todos sus hijos, pero cuando vino la prueba se desanimó, Job 3:20 22 RV. En el tiempo que estamos viviendo recibimos noticias a diario de la violencia que se vive alrededor nuestro, de injusticias a nuestro alrededor y eso nos produce preocupación y nos puede llegar a desanimar, Ecl 4:2 RV; esas situaciones nos causan desesperanza pero nosotros debemos comprender que cualquiera que sea la situación que se esté viviendo alrededor del mundo, nosotros dependemos de nuestro Dios, Él es nuestro Padre que no nos dejará, Él puede dar vida incluso a los huesos secos como dice la Palabra en Ez 37:11 RV. Así que cualquiera que sea nuestra situación en donde vemos sólo huesos secos, el Señor tiene el poder para cambiarla y restaurar todo lo que esté perdido o muerto, Él es Todopoderoso y es nuestro Padre, aunque sintamos que nuestra barca se hunde no debemos temer porque Él va con nosotros y nos llevará al otro lado, Él lo prometió y no miente ni se arrepiente. Aunque sintamos que no alcanzamos la victoria, no debemos sentirnos derrotados, pues el Señor nos llama más que vencedores y Él está siempre con nosotros. El profeta Elías había dado muerte a los profetas de Jezabel, pero después de esa gran victoria él huyó a causa de las amenazas de Jezabel en su contra, a tal punto que él pidió morir 1Re 19:3-4 RV. El rey Saúl también enfrentó el temor a ser derrotado y temía que se burlaran de él por lo que pidió que lo mataran 1Sa 31:4 RV. Muchas veces los problemas traen desesperación, y más a quienes no conocen al Señor, pero nosotros que sabemos que Él es fiel y cumple Sus promesas, no debemos desanimarnos sino que debemos confiar. Una de las causas principales de la desintegración familiar es la traición, pero recordemos que nuestro Señor también fue traicionado por Judas, Mr 14:10-11 LBLA. Es necesario que nuestro corazón esté lleno del amor del Señor para poder perdonar con facilidad, que al igual que nosotros fallamos y el Señor nos perdona, podamos perdonar a los que nos ofenden y traicionan. También nos podemos cansar cuando estamos trabajando y no vemos el fruto de nuestro trabajo, eso le sucedió a Nehemías cuando muchas personas hicieron planes para desanimarlo cuando estaba reconstruyendo la ciudad de Israel, Neh 8:10 RV. Nosotros debemos ser

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El antídoto al desánimo Diácono Sergio Nitsch Guatemala, 19 de octubre del Año de la Misericordia

Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.

www.ebenezer.org.gt

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Quienes hemos participado en algún maratón o carrera experimentamos esfuerzo, sacrificio, valor, perseverancia; pero a medida que se avanza, se empieza a sentir el cansancio, deshidratación y hasta deseos de rendirse porque no se llega nunca a la meta; inclusive hay quienes ya no siguen y se quedan sin terminar la carrera. Igualmente sucede en nuestra vida, porque cuando iniciamos nuestra carrera con el Señor los con mucha fe, ánimo, confianza; sin embargo, en algún momento nos hemos desanimado a causa de lo duro de la prueba o porque no vemos que nuestra situación cambie y queremos rendirnos. El desánimo puede llegar a cualquiera ya que vemos en la Biblia que hasta los discípulos del Señor se desanimaron. La palabra ánimo viene del Griego Anemos: que viene como soplo, alma, espíritu, valor, energía, trabajar con ánimo, bizarría, heroísmo, denuedo, temple, brío en la lucha. En el Dicc. Strong se define como: inspiración al servicio y a la esperanza. El ánimo es todo lo contrario al desánimo, que según el Diccionario Strong es una depresión del espíritu. También otros diccionarios lo definen como cansancio o abatimiento. El DRAE dice: Entorpecer la respiración, hacerla dificultosa, fatiga, acobardar, desalentar. Existen varias causas para el desánimo; una de ellas es la dureza del camino pues a veces sentimos que todo está en contra nuestra, que las puertas no se abren a nuestro favor y no vemos la salida, eso les sucedió al pueblo de Israel cuando iban por el desierto, luego de atravesar el mar Rojo; se impacientaron y se desanimaron a causa del viaje Núm 21:4 RV. Cuando llevamos una carga muy pesada nos puede producir desánimo, por eso es necesario que entreguemos al Señor nuestras cargas y sepamos que Él tiene el control de nuestra vida, porque de lo contrario estaremos luchando con nuestras propias fuerzas y, al no ver la solución, llega la queja y la murmuración. En Núm 11:1 RV dice que el pueblo comenzó a quejarse de la adversidad y cuando el Señor escuchó lo sucedido, Su ira se encendió y el fuego del Señor ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento. Otra de las causas por las que nos puede venir el desánimo es cuando se tienen problemas en la familia. Debemos aprender a sobrellevarnos unos con otros en nuestro hogar. En las Escrituras vemos que Rebeca estaba cansada a causa del comportamiento de sus nueras, Gn 27:46 RV. Cuando llega el desaliento muchas veces las personas tienden a alejarse y lo único que se consigue es volverse presa fácil para el enemigo de nuestras almas porque él aprovechará cualquier momento para atacarnos si estamos solos. Cuando una persona está desanimada no quiere escuchar consejo, por eso cuando Moisés habló a los hijos de Israel ellos no le escucharon a causa del desaliento de la ardua servidumbre, Ex 6:9 LBLA, porque las pruebas de la vida nos desaniman; por eso debemos fijar nuestra mirada en el Señor confiando plenamente que Él nos sacará de cualquier situación difícil. Es necesario entender que si estamos atravesando un desierto es para que nuestro corazón sea purificado y alcancemos la estatura a la cual hemos sido llamados; que nuestro corazón cobre ánimo porque no para siempre se trilla el trigo, nuestra prueba tiene tiempo de caducidad; veamos a Job quien era un hombre considerado principal entre todos los del pueblo, ofrecía sacrificios por todos sus hijos, pero cuando vino la prueba se desanimó, Job 3:20 22 RV. En el tiempo que estamos viviendo recibimos noticias a diario de la violencia que se vive alrededor nuestro, de injusticias a nuestro alrededor y eso nos produce preocupación y nos puede llegar a desanimar, Ecl 4:2 RV; esas situaciones nos causan desesperanza pero nosotros debemos comprender que cualquiera que sea la situación que se esté viviendo alrededor del mundo, nosotros dependemos de nuestro Dios, Él es nuestro Padre que no nos dejará, Él puede dar vida incluso a los huesos secos como dice la Palabra en Ez 37:11 RV. Así que cualquiera que sea nuestra situación en donde vemos sólo huesos secos, el Señor tiene el poder para cambiarla y restaurar todo lo que esté perdido o muerto, Él es Todopoderoso y es nuestro Padre, aunque sintamos que nuestra barca se hunde no debemos temer porque Él va con nosotros y nos llevará al otro lado, Él lo prometió y no miente ni se arrepiente. Aunque sintamos que no alcanzamos la victoria, no debemos sentirnos derrotados, pues el Señor nos llama más que vencedores y Él está siempre con nosotros. El profeta Elías había dado muerte a los profetas de Jezabel, pero después de esa gran victoria él huyó a causa de las amenazas de Jezabel en su contra, a tal punto que él pidió morir 1Re 19:3-4 RV. El rey Saúl también enfrentó el temor a ser derrotado y temía que se burlaran de él por lo que pidió que lo mataran 1Sa 31:4 RV. Muchas veces los problemas traen desesperación, y más a quienes no conocen al Señor, pero nosotros que sabemos que Él es fiel y cumple Sus promesas, no debemos desanimarnos sino que debemos confiar. Una de las causas principales de la desintegración familiar es la traición, pero recordemos que nuestro Señor también fue traicionado por Judas, Mr 14:10-11 LBLA. Es necesario que nuestro corazón esté lleno del amor del Señor para poder perdonar con facilidad, que al igual que nosotros fallamos y el Señor nos perdona, podamos perdonar a los que nos ofenden y traicionan. También nos podemos cansar cuando estamos trabajando y no vemos el fruto de nuestro trabajo, eso le sucedió a Nehemías cuando muchas personas hicieron planes para desanimarlo cuando estaba reconstruyendo la ciudad de Israel, Neh 8:10 RV. Nosotros debemos ser

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persistentes y confiar que nuestro trabajo no es en vano y a su tiempo veremos los frutos. Algo que puede causar amargura y desánimo es cuando llega alguna enfermedad. En Is 38:15-16 LBLA el Señor envió a decirle al rey Ezequías que moriría, pero él clamó y el Señor le otorgó quince años más de vida; cualquier enfermedad que estemos atravesando no es de muerte, el Señor es nuestro sanador y tiene cuidado de nosotros, no permitamos que la enfermedad nos desanime; confiemos y veremos la gloria de Dios en nuestra vida. La prosperidad de los malos nos puede causar desánimo, ante todo cuando nosotros no logramos avanzar y vemos como el impío prospera y alcanza sus metas, Sal 73 2-3 RV. Nosotros sabemos que la verdadera riqueza proviene del Señor y no añade tristeza, debemos ser agradecidos por todo lo que Dios nos ha dado, no veamos lo que aún no hemos alcanzado, nuestro Señor tiene planes de bien para nosotros pero si no hemos recibido la promesa del Señor aún, será porque nos falta madurar para poder aprovechar la bendición que el Señor nos dará. Seamos agradecidos y disfrutemos pues pronto veremos nuestra respuesta cumplida, la esperanza que se demora es tormento del corazón, pero árbol de vida es el deseo cumplido, Pr 13:1 RV. Habiendo ya conocido algunas de las causas del desánimo veremos ahora los antídotos al desánimo, y uno de ellos es la misericordia del Señor que es nueva cada mañana, Sus bondades nunca se terminan. Debemos abrir nuestro corazón para recibir esa misericordia, que en nuestro corazón haya esperanza de saber que Dios es fiel para cumplir Sus promesas en nuestra vida Lm 3:21-33 LBLA. El Señor es quien nos sostiene y nos ayuda, Is 41:3 RV. El es nuestro Padre amoroso y es el Dios Todopoderoso, nadie nos puede arrebatar de Su mano y Él está por nosotros, Él es quien nos salva de la angustia y abre camino donde no hay. En Ex 14:13 RVA, vemos como el Señor libra a Israel de sus enemigos cuando iban saliendo de Egipto y se encuentran con el Mar Rojo, debió ser un momento de mucha angustia, pero el Señor mostró una vez más Su poder y los enemigos de Israel murieron ahogados en el mar y se cumplió la promesa que dijo que esos enemigos nunca más para siempre los verán, Ex 14:13 RVA. Cualquier enemigo que nos ha estado persiguiendo tengamos la certeza que el Señor lo derrotará y nunca más volveremos a verlo, porque Él es fiel, que nuestro corazón se llene de ánimo, Hch 27:22 RV, porque nuestro Señor ha prometido bendecirnos a nosotros y a nuestra descendencia, Gn 26:24 RV, no desmayemos porque veremos la gloria del Señor en nuestra vida. Sus promesas son de bendición y se cumplirá Su propósito en nosotros. El nos proveerá en medio de cualquier escases, tal como lo vemos en 1Re 17:13-14 RV, cuando el profeta Elías llega a casa de una viuda que no tenía más que un poco de haría y aceite y después que ella obedeció al profeta le fue multiplicada la harina y el aceite y nunca sería escasa porque Dios se lo prometió. Él es nuestro protector en medio del peligro, Él envía a sus ángeles que nos guarden en todos nuestros caminos, porque hemos puesto nuestro amor en Él. Cada uno de nuestros cabellos están contados por Él, Mt 10:30-31 RV. Nosotros valemos la sangre preciosa del Señor Jesucristo, no menospreciemos el sacrificio que hizo porque fue perfecto, Él pagó por nuestra vida para que vivamos la vida plena, Él nos rescató del pozo de la desesperación, no nos desanimemos, El está con nosotros, llenémonos de Su amor. El cual hecha fuera todo temor, y busquémosle de todo corazón.

Redactado por: Hna. Patricia Villagrán