38 · en oppiano licario se encuentran mu ... nó la casa; josé ramiro, el ... logró el salto...

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porque parece que el vocabulario de la literatura resulta por lo menos banal. Si se quiere la objetividad hay que hablar tanto de sus limitaciones (debilidad de los perso- najes secundarios en actuantes, acarto- namiento de las atmósferas, una inseguridad expresiva que, a veces, no logra pasar como deseo de evitar lo "literario") como de sus intrigantes virtudes: su limpieza contagiosa y natural, su sinceridad sin urdimbres, emo- cionalmente compartible, su riguroso desa- pego en el autoanálisis y la valentía de su especulación interior. Si la coda del princi- pio anuncia el texto subsecuente, éste, a su vez, parece anunciar otro que, con un poco de malicia y oficio, seguramente ha de llegar, ya madurado, pronto. G. Sheridan * La mañana debe seguir gris, de Silvia Moli- na, "Nueva narrativa hispánica", Joaquín Mortiz, México, 1977. Oppiano Licario* Quizá no exista poeta latinoamericano tan \ centrado y confiado en los poderes que encierra la "imagen" como el escritor. cuba- no José Lezama Lima (1910-1976). La imagen poética, e incluso histórica, fue para él una alquimia capaz de descubrir un misterio en lós más evidente y palpable. Por eso, Lezarna crea imágenes amparadas bajo eternas verdades cristianas. El cristia- nismo le dio una resurrección tanto cotidia- na como teológica. Cotidiana porque el poeta vive en un mundo de plena y "vigente significación"; resurrección coti- diana porque en el catolicismo se encuen- tran actos "incomprensibles pero razona- bIes". Por lo tanto, el poeta debe rastrear , todo lo oculto" lo inaudible, lo inasible y lo evanescente, a fm de crear un poema de similares potencialidades que la naturaleza. De una o de otra manera, esta actitud está presente en toda la obra poética de Lezama -Lima, en su novela Paradiso (1967) y en su novela póstuma e inconclusa Oppiano Li- cario; previamente titulada "Inferno", "El reino de la imagen", "La muerte de Oppiano Licario" y "Fronesis". Oppiano Licario es la continuación de Paradiso. Lezama Lima siente un verdadero terror a quedar atrapado en una realidad carente de sentido. Si no existe un "misterio", la 38 Libros _vida se vuelve un resumen de actos incom- prensibles. En Oppiano Licario, Gabriel Abatón Awalobit reconoce este misterio gracias al Eros del conocimiento: "Si no fuera por ese Eros del conocimiento, Cemí, usted y el mismo Licario, seríamos una mueca grotesca de enajenación. Si no fuera por ese Eros del conocimiento ... seríamos locos y no mitos para ser cantados por los efímeros venideros". Esta apresurada resu- rrección, confiesa un tremendo miedo a vivir en ,un mundo que prodiga situaciones banales y tediosas. Por eso, Lezama Lima siempre utiliza una especie de gongorismo que recolecciona, de la cotidianeidad, los sucesos y los encuentros capitales. En Oppiano Licario se encuentran mu- chos personajes de Paradiso. Están José Cerní, Fronesis, Ynaca Eco Licario -herma- na de Oppiano-, Lucía y Foción. Pero también están presentes los pintores Luis Champollion y Margaret McLean, el homo- sexual Cidi Galeb, el arquitecto Gabriel A.batón Awalobit (esposo de Ynaca) y Fo- cioncillo, hijo de Foción. En todos ellos la presencia de Oppiano Licario, muerto en Paradiso, resulta importante. Como los personajes de Julio Cortázar, los de José Lezama Lima se abocan a integrar grupos de personas escogidas y a congregarse en reuniones elitistas. Sus acti- vidades y temas frecuentes: la poesía, pin- tura (discusio nes en torno a El Ad uanero Rousseau), el descubrir una vivencia más profunda, excursiones colectivas y discusio- nes fIlosóficas, y, sobre todo, la paternidad. En Oppiano Licario este es el leit motiv: Lucía, embarazada, va en busca de Fronesis a Francia; Foción aparece con su hijo reco- rriendo los museos europeos; Ynaca Eco Licario va a tener un hijo de Cerní, a pesar de que se acuesta con Fronesis; Margaret McLean, en cada cuadro que pinta, evade las imágenes de sus padres; el doctor Ricar- do Fronesis recuerda a su hijo que abando- nó la casa; José Ramiro, el alzado, constata cómo han matado a su hijo. En cierto sentido, la paternidad es una especie de resurrección y una continuidad de nosotros mismos. La trama de Oppiano Licario es mínima. Todo lo que existe se subordina a la resu- rrección de Fronesis y esta se consuma totalmente cuando se conoce la paternidad y se trasmite el secreto de Oppiano Licario. Es muy revelador que el destino de Cerní y de Fronesis sean diametralmente opuestos. José Cerní conoce primeramente el se- creto de la naturaleza (que le revela Licario en Súmula, nunca infusa, de excepciones morfológicas) y después lo preña a Ynaca Eco Licario. Mientras que Fronesis primero embaraza a Lucía y luego -por medio de Cemí- descubre el secreto de la sobrenatu- raleza. Al finalizar Oppiano Ucario Fronesis oye, de la vieja Editabunda, esta resurrec- ción de la que hemos venido hablando: "Ya a qué has venido a Europa, a conocer a tu madre y a repetir por el conocimiento de la gesta de Oppiano Lica- rio, según las palabras de él que Cerní repetía. Crees que esa gesta debe engendrar una tradición para tradición y la leyenda... Lo que no pudieron alcanzar ni el tío Alberto, ni el Coronel, lo alcanzarán Cerní y tú. Los dos alcanzarán al unirse al Eros estelar, interpretar la significación del tiem- po, es decir, la penetración tan lenta como fulgurante del hombre en la imagen. Pero también has venido a conocer a tu madre. Pero eso también forma parte de tu vida en la que ya está la de Oppiano Licario". Tanto en Paradiso como en Oppiano Licario, los personajes actúan y meditan por medio de semejanzas, transferencias, sustitutos, referencias y equivalencias. Un ejemplo. En Oppiano Licario Margaret McLean, Champillon, Fronesis y Cidi Galeb, se convierten en fumadores de opio y en discutidores de todo. En plena ebriedad Margaret y Champollion se acuestan. Frone- sis comprende que se acostará con Cidi Galeb, en la única cama disponible. El homosexual tunecino lo trata de excitar explorando sus genitales; Fronesis se levan- ta y se va de la casa. Poco después sueña que Foción lo masturba. Por medio de recurrencias, Fronesis se da cuenta de esta situación: "¿Qué hacer entre la realidad, la

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Page 1: 38 · En Oppiano Licario se encuentran mu ... nó la casa; José Ramiro, el ... logró el salto fmal de su energía en la momentánea claridad del éxtasis"

porque parece que el vocabulario de laliteratura resulta por lo menos banal. Si sequiere la objetividad hay que hablar tantode sus limitaciones (debilidad de los perso­najes secundarios en tant~ actuantes, acarto­namiento de las atmósferas, una inseguridadexpresiva que, a veces, no logra pasar comodeseo de evitar lo "literario") como de susintrigantes virtudes: su limpieza contagiosay natural, su sinceridad sin urdimbres, emo­cionalmente compartible, su riguroso desa­pego en el autoanálisis y la valentía de suespeculación interior. Si la coda del princi­pio anuncia el texto subsecuente, éste, a suvez, parece anunciar otro que, con un pocode malicia y oficio, seguramente ha dellegar, ya madurado, pronto.

G. Sheridan

* La mañana debe seguir gris, de Silvia Moli­na, "Nueva narrativa hispánica", Joaquín Mortiz,México, 1977.

Oppiano Licario*Quizá no exista poeta latinoamericano tan

\centrado y confiado en los poderes queencierra la "imagen" como el escritor. cuba­no José Lezama Lima (1910-1976). Laimagen poética, e incluso histórica, fue paraél una alquimia capaz de descubrir unmisterio en lós más evidente y palpable.Por eso, Lezarna crea imágenes amparadasbajo eternas verdades cristianas. El cristia­nismo le dio una resurrección tanto cotidia­na como teológica. Cotidiana porque elpoeta ~tólico vive en un mundo de plenay "vigente significación"; resurrección coti­diana porque en el catolicismo se encuen­tran actos "incomprensibles pero razona­bIes". Por lo tanto, el poeta debe rastrear

, todo lo oculto" lo inaudible, lo inasible y loevanescente, a fm de crear un poema desimilares potencialidades que la naturaleza.De una o de otra manera, esta actitud estápresente en toda la obra poética de Lezama-Lima, en su novela Paradiso (1967) y en sunovela póstuma e inconclusa Oppiano Li­cario; previamente titulada "Inferno","El reino de la imagen", "La muerte deOppiano Licario" y "Fronesis". OppianoLicario es la continuación de Paradiso.

Lezama Lima siente un verdadero terrora quedar atrapado en una realidad carentede sentido. Si no existe un "misterio", la

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Libros

_vida se vuelve un resumen de actos incom­prensibles. En Oppiano Licario, GabrielAbatón Awalobit reconoce este misteriogracias al Eros del conocimiento: "Si nofuera por ese Eros del conocimiento, Cemí,usted y el mismo Licario, seríamos unamueca grotesca de enajenación. Si no fuerapor ese Eros del conocimiento... seríamoslocos y no mitos para ser cantados por losefímeros venideros". Esta apresurada resu­rrección, confiesa un tremendo miedo avivir en ,un mundo que prodiga situacionesbanales y tediosas. Por eso, Lezama Limasiempre utiliza una especie de gongorismoque recolecciona, de la cotidianeidad, lossucesos y los encuentros capitales.

En Oppiano Licario se encuentran mu­chos personajes de Paradiso. Están JoséCerní, Fronesis, Ynaca Eco Licario -herma­na de Oppiano-, Lucía y Foción. Perotambién están presentes los pintores LuisChampollion y Margaret McLean, el homo­sexual Cidi Galeb, el arquitecto GabrielA.batón Awalobit (esposo de Ynaca) y Fo­cioncillo, hijo de Foción. En todos ellos lapresencia de Oppiano Licario, muerto enParadiso, resulta importante.

Como los personajes de Julio Cortázar,los de José Lezama Lima se abocan aintegrar grupos de personas escogidas y acongregarse en reuniones elitistas. Sus acti­vidades y temas frecuentes: la poesía, pin­tura (discusiones en torno a El AduaneroRousseau), el descubrir una vivencia másprofunda, excursiones colectivas y discusio­nes fIlosóficas, y, sobre todo, la paternidad.En Oppiano Licario este es el leit motiv:Lucía, embarazada, va en busca de Fronesisa Francia; Foción aparece con su hijo reco­rriendo los museos europeos; Ynaca EcoLicario va a tener un hijo de Cerní, a pesar

de que se acuesta con Fronesis; MargaretMcLean, en cada cuadro que pinta, evadelas imágenes de sus padres; el doctor Ricar­do Fronesis recuerda a su hijo que abando­nó la casa; José Ramiro, el alzado, constatacómo han matado a su hijo. En ciertosentido, la paternidad es una especie deresurrección y una continuidad de nosotrosmismos.

La trama de Oppiano Licario es mínima.Todo lo que existe se subordina a la resu­rrección de Fronesis y esta se consumatotalmente cuando se conoce la paternidady se trasmite el secreto de Oppiano Licario.Es muy revelador que el destino de Cerní yde Fronesis sean diametralmente opuestos.

José Cerní conoce primeramente el se­creto de la naturaleza (que le revela Licarioen Súmula, nunca infusa, de excepcionesmorfológicas) y después lo preña a YnacaEco Licario. Mientras que Fronesis primeroembaraza a Lucía y luego -por medio deCemí- descubre el secreto de la sobrenatu­raleza.

Al finalizar Oppiano Ucario Fronesisoye, de la vieja Editabunda, esta resurrec­ción de la que hemos venido hablando:"Ya sé a qué has venido a Europa, aconocer a tu madre y a repetir por elconocimiento de la gesta de Oppiano Lica­rio, según las palabras de él que Cernírepetía. Crees que esa gesta debe engendraruna tradición para tradición y la leyenda...Lo que no pudieron alcanzar ni el tíoAlberto, ni el Coronel, lo alcanzarán Cerníy tú. Los dos alcanzarán al unirse al Erosestelar, interpretar la significación del tiem­po, es decir, la penetración tan lenta comofulgurante del hombre en la imagen. Perotambién has venido a conocer a tu madre.Pero eso también forma parte de tu vida enla que ya está la de Oppiano Licario".

Tanto en Paradiso como en OppianoLicario, los personajes actúan y meditanpor medio de semejanzas, transferencias,sustitutos, referencias y equivalencias. Unejemplo. En Oppiano Licario MargaretMcLean, Champillon, Fronesis y Cidi Galeb,se convierten en fumadores de opio y endiscutidores de todo. En plena ebriedadMargaret y Champollion se acuestan. Frone­sis comprende que se acostará con CidiGaleb, en la única cama disponible. Elhomosexual tunecino lo trata de excitarexplorando sus genitales; Fronesis se levan­ta y se va de la casa. Poco después sueñaque Foción lo masturba. Por medio derecurrencias, Fronesis se da cuenta de estasituación: "¿Qué hacer entre la realidad, la

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mano rechazada, y lo inexistente, la manoaceptada en el sueño?.. Su pensamientose anegaba, pero su energía comenzó adilatarse hasta alcanzar su plenitud, peroera ahora su propia mano la que empuñabasu realidad y su sueño; ya no había querechazar ni que aceptar. Era, por el contra·rio, una aceptación cósmica. Retardaba laexpresión de su energía, se avanzaba hastael éxtasis, pero allí retrocede, hasta que selogró el salto fmal de su energía en lamomentánea claridad del éxtasis".

En esta reunión de lo existente (la manode Cidi Galeb, pero que se sustituye) y delo inexistente (la mano de Foción) seencuentra la sobrenaturaleza que OppianoLicario había condensado en una fábula. Lafábula es: cuando una marta copula con ungato, no se engendra un gato de deslum­brantes cerdillas, ni una marta de ojosfosforescentes, surge un "gato volante",pues la marta y el gato al saltar el escalónse ven obligados a volar. Entonces, lo queperdura no es la yuxtaposición, sino laimagen que se crea...

El anterior ejemplo puede considerarseraro, en lo que respecta a la sobrenatura­leza. Pero lo que l.ezama Lima trataba derealizar era un espacio poético que noestuviese condicionado ni por la naturaleza,ni por la cultura.

Oppiano Licario, como Paradiso, es unanovela iniciática en donde se da, a un héroepredestinado, una educación constante. Enel apartado 50 de "Sucesivas o Las coorde·nadas habaneras", escrito entre 1949 y1950, arroja luces sobre esta educaciónpoética que consiguen tanto José Cernícomo Fronesis: "Así el garzón adquiere,rodeado de mitos, el misterio de un alimen­to poético, Quien de niño se acostumbró aese misterio no perderá ya la alegría. Padree hijo volverán siempre a lo que Goethellamaba la justicia poética. Ese misteriorecibido desde los primeros años bastarácolmarlo, alejándolo siempre de las defini­ciones entecas, de todo causalismo sin ima­ginación y sin gracia. Para que el hombrellegue a expresar un esplendor tiene quenutrirse de misterio".

Este "nutrirse de misterio", que afanosa­mente buscan multitudes de gentes, sólo lohan encontrado José Cerní y Ricardo Fro­nesis...

Miguel Angel Morales

* 'José Lezama Lima. Oppiano Licario. Edito­rial Era,México, 1977. pp.

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Libros

De cómo Guadalupebajó a la montañay todo lo demás*

La literatura de Onda en México tuvo unaimportancia enorme en los autores de losaños sesenta, pues marcó, en forma definiti·va, la ruptura con el anquilosamiento de laprosa académica; abrió las posibilidades deestablecer nuevos rumbos a partir de cons­truir o destruir textos donde la palabracoloquial estaba presente y era condiciónnecesaria dentro de la renovación.

Así pues, la estructura de esas obraslogró literalizar formas de expresión que enapariencia no era posible integrar al con­texto de la creación literaria. La literaturade la Onda tuvo su auge y sus caídas, desdelos logros de José Agustín, Juan rovar ytantos otros, hasta las obras abortivas deParménides García Saldaña o de Jesús LuisBenítez. Lo importante fue el afán porrecapturar la palabra dentro de una verosi­militud casi sociológica que se torna aúnmás vívida y política frente a los movi­mientos estudiantiles y obreros reprimidos,hostigados y desacreditados. Ante esto, laliteratura joven encuentra un bastión queda coherencia a un espíritu contestatario enbúsqueda constante con una ubicación polí­tica.

Dentro de esos prosistas se encuentraIgnacio Betancourt, un autor de treintaaños, que observa el espacio literario comouna tribuna donde se dirimen las contradic­ciones surgidas en un régimen autoritario ydevastador.

Su libro De cómo GUildalupe bajó a lamontaña y todo lo demás (ganador delPremio Nacional de Cuento, en San LuisPotosí, en 1976) es una ramificación de lasobras de la Onda; en ella también aparecenlos vocablos donde el calemburo y el alburcaminan en forma paralela, son parte de

/ una significación de clase (proletaria o lum­pen) que inventa su propia retórica paraconjurar la crisis ante la aspereza de lo real.Los sonidos, los ritmos de la prosa deBetancourt no desdeñan el humor y elerotismo, pero siempre precedidos por elsello característico de una posición quequiere condicionar las acciones de los per­sonajes. Porque Betancourt entiende que lascosas tienen sus resortes en una culturadegradada o destruida por los detentadoresdel poder y del orden público.

En la serie de relatos de De cómoGúadalupe bajó a la montaña y todo lodemás, destaca notablemente un texto muydivertido llamado: Razones que demuestranfehacientemente por q~é la palabra intro­ducción es una palabra de las de acá. Enesta prosa la influencia de Paz de ¿Aguil(l oSol? es muy clara, sobre todo por losjuegos y requiebros con las palabras. El'regusto por un conceptismo cuya concre·ción está en la inmediatez ante el hablapopular y el escarnio de las voces cultas.Oposiciones que se entrelazan co'n un pro­digioso sentido del ritmo, con el regodeoen las asonancias de las palabras. 'El siguien·te fragmento puede ilustrar lo anterior:

"La demanda en cuestión aguarda laintroducida (así se puede llamar al órganosexual masculino, o si se prefiere miembroviril; verbigracia: 'aguas con la introducida'o 'agárrame la introducida'). Entre hígadosy buches, de codos en un tronco de aplanarcarne, nalgas al aire, calzones a los tobillos,enaguas a la cintura, palpitante el menjurje,ya lubricada la esa cosa, los vellitos a unlado, sin presentar obstáculo. La mesa pues­ta al amor, 'como dice el tango".

Los nexos con ¿Aguila o Sol? se ob­vian, se advierten de primera instancia, porel desenfado de Ignacio Betancourt ante locoloquial y su afición a las piruetas verba­les, que nunca molestan. Fraseo desenfrena­do que erotiza la atmósfera y acaba porrelatar una anécdota donde un coito preci­pitado y adúltero justifican el despliegueverbal.

En otro de los cuentos (De cómo s~

quedó huérfana la hija mayor), se nota lainmadurez del escritor, porque toma ele·mentos josé agustinianos y de Cabrera In·